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BOLÉRO- PAPRIKA

LA OPERACIÓN CONTRA LOS REPUBLICANOS COMUNISTAS ESPAÑOLES


EN FRANCIA EN LA GUERRA FRÍA

1
ÍNDICE

PRÓLOGO……………………………………………...……………………………….4

I PARTE

1-EL GOLPE POLICIAL………………………………………………………………………….10

2-LOS VAIVENES DE FRANCIA ANTE EL EXILIO ESPAÑOL……………….……………..23


1945-1947: LA GRAN ILUSIÓN…………………………………………………………………………………………………..23
1947: EL DESENGAÑO………………………………………………………………………………………………… ………...30
LAS PROTESTAS FRANQUISTAS………………………………………………………………………………………………31

3-LA COLONIA ESPAÑOLA ANTE LOS DESAFIOS INTERNOS DE FRANCIA………………


37
AUGE DE LA COLONIA ESPAÑOLA. EL PROBLEMA DE LOS CLANDESTINOS………………………………………...
…..38
LAS HUELGAS EN FRANCIA……………………………………………………………………………………………..…….
…..46
EL ANTICOMUNISMO CRECIENTE………………………………………………………………………………………….……56
LOS COMUNISTAS ESPAÑOLES EN LA POLÍTICA INTERNA FRANCESA…………………………………………………..59

4-EL PCE EN FRANCIA …………………………………………..………...…65


LA REORGANIZACIÓN DEL PCE TRAS LA GUERRA CIVIL…………………………………………….
……………………..65
EL RETORNO DE LOS DIRIGENTES Y LAS DEPURACIONES EN EL PCE……….………..…………………………………73
EL ABANDONO DE LA LUCHA ARMADA…………………………………………………………………………………….
….78

5-LOS MILITANTES COMUNISTAS EN FRANCIA Y SUS ORGANIZACIONES………….


….82
L´AMICALE DE ANTIGUOS GUERRILLEROS……………………………………………………………………………………
85
LOS CHANTIERS………………………………………………………………………………………………………………...…..85
LA SOCIEDAD FERNÁNDEZ VALLEDOR Y CÍA………………………………………………………………………………..87
EL HOSPITAL VARSOVIA…………………………………………………………………………………………….…………....91

2
6-LA OPERACIÓN BOLÉRO-PAPRIKA, UN PLAN QUE VENÍA DE
LEJOS…………………..97
LA CONFECCIÓN DE LAS LISTAS………………………………………………………….……………………………………101

7- LA EXCUSA PERFECTA…………………………………………………………………...….110

II PARTE

1-DESPUÉS DE BOLÉRO-PAPRIKA………………………………………………….………....115
LAS REACCIONES………………………………………………………………………………………………………...……….115
EL PCE EN FRANCIA VUELTA A LA CLANDESTINIDAD…………………………………………...………………………..119

2- HACÍA UN NUEVO EXILIO.……………………………………………………………….


….126
DESTINO: CÓRCEGA Y ARGELIA…………………………………………………………….……………………………...….129
DE NUEVO LAS MALETAS A CUESTAS…………………………….………………………………………………………….136
LOS PAÍSES DEL ESTE, ¿LA TIERRA PROMETIDA?.......................................……………………………………………..
…..137

3- BOLÉRO-PAPRIKA NO ES EL FIN……………………………………………………………
143

EPÍLOGO………………..………………………………………………..…………………..……...….148
BIBLIOGRAFÍA……...........……………………………………………………………………………150

3
PRÓLOGO

Esta es la historia de la persecución que los comunistas españoles tuvieron que sufrir en
Francia apenas unos años después del final de la Segunda Guerra Mundial y que
culminó, el día 7 de septiembre de 1950, con una redada que condenó a sus víctimas a
un nuevo exilio: 177 españoles fueron enviados en residencia vigilada a Córcega y a
Argelia, o bien expulsados y trasladados a la frontera del Este.

Supe de la operación Boléro-Paprika cuando estaba investigando y escribiendo sobre


José Calviño Ozores, un agente de compras de la República durante la Guerra Civil. El
nombre me sedujo sin remedio. Pero, bromas aparte, no me podía creer que algo así
pudiese haber sucedido a mediados del siglo XX y ¡en Francia! Analizar el contexto,
buscar las causas, las consecuencias, cómo se desarrollaron los hechos, quiénes fueron
los que planificaron la operación, quiénes fueron las víctimas… Todo ello me llevó a
sumergirme en muchas lecturas sobre ese periodo, sobre el contexto internacional, sobre
las relaciones entre Francia y España, sobre la historia del PCE, sobre la política interna
en Francia, etc.

4
Es una historia sorprendente porque la mayoría de las víctimas de la operación eran
republicanos españoles que habían luchado en la Resistencia y participado en la
Liberación de Francia y por ello habían sido condecorados por el propio gobierno
francés. Apenas unos años después, habían pasado de ser héroes a enemigos y, aunque
el contexto internacional y el inicio de la Guerra Fría explican en buena medida el giro
que se produce en el país vecino para con los comunistas españoles, no es factor
suficiente para entender cómo Francia llegó a tomar una medida tan radical y arbitraria.
Porque es bajo la República francesa, un sistema democrático y una nación con una
larga tradición como país de acogida, orgullosa de abanderar la libertad, la igualdad y la
fraternidad, donde se produce esta operación ignominiosa contra unos refugiados que
llevaban años sufriendo lo indecible, y que, de nuevo, ven truncadas sus vidas, cuando,
por fin, mal que bien, las tenían encarriladas. Parecía una broma pesada.
La percepción general que ha primado a lo largo del tiempo ha sido la de considerar la
redada como un “efecto colateral” de la Guerra Fría, expresión que siempre me hace
sonreír ya que detrás de ella, o al amparo de la misma, se esconden siempre grandes
atropellos y atrocidades. Si bien comparto esta visión, mi objetivo ha sido tratar la
operación Boléro-Paprika, no como un asunto secundario y por lo tanto menor, sino
como el epicentro y protagonista de mi historia.
La lectura de La República perseguida de José Guixé Coromines, un libro maravilloso
que recomiendo fervientemente leer a todo aquel que le interese la persecución que los
republicanos españoles sufrieron en el país vecino por el régimen franquista, ha sido un
fundamental para esta obra. José Guixé sea probablemente el historiador español que
más haya estudiado, investigado y analizado los hechos que acontecieron aquel 7 de
septiembre de 1950. Pero la importancia que Guixé da al papel jugado por Franco, a
quien considera en parte el precursor y artífice de la redada, no es del todo fiel a la
realidad. Franco fue sin duda un colaborador privilegiado para las autoridades francesas,
que alentó y animó a llevar a cabo la operación Boléro-Paprika proporcionando
información valiosa sobre los comunistas españoles que fueron víctimas de la redada.
No en vano la España franquista tenía un conocimiento exhaustivo de los republicanos a
quienes llevaba persiguiendo con saña desde que se inició la Guerra Civil. Pero los
acontecimientos internos que vivía Francia sin duda son fundamentales para explicar y
entender cómo se fue gestando la operación. No se pueden obviar.
Al inicio de la posguerra, Francia se enfrentaba a una crisis política, social y económica
sin precedentes. Tiempos de crisis, tiempos de nacionalismos, de culpar y rechazar a los

5
extranjeros que quitan el pan y el sustento a los franceses, que entran clandestinamente
en el país y roban. Desgraciadamente, nada nuevo que no conozcamos. En este
contexto, el descontento social se expande y en 1948 y 1949 Francia sufre dos olas
huelguísticas sin parangón. El país se paraliza y algunos hablan incluso de guerra civil.
La participación de los españoles en los graves conflictos sociales que sufre el país
vecino es un factor clave en la historia que nos ocupa. Porque quienes lideran las
huelgas y protagonizan los violentos disturbios sociales que se generalizan por todo el
territorio francés son principalmente los comunistas. Las medidas contundentes del
gobierno francés contra ellos serán dramáticas, sobre todo para los extranjeros,
colectivo más vulnerable y ya de por sí estigmatizado. A partir de ese momento, los
españoles comunistas se verán sometidos a una caza de brujas en toda regla. Por razones
de seguridad nacional y al amparo de la excepcionalidad y de la “urgencia absoluta”, las
autoridades francesas establecen los mecanismos legales que permitirán llevar a cabo
las primeras expulsiones.
Boléro-Paprika no fue una operación improvisada. Tuvo una preparación previa, no solo
para predisponer y convencer a la opinión publica de su necesidad, sino también para
establecer los mecanismos legales que la hicieran posible.

Un libro fundamental para explicar por qué los comunistas españoles constituían un
peligro para la seguridad nacional en Francia es el libro Jours de Gloire, jours de honte
de David Wingeate Pike, historiador de referencia para explicar la historia del PCE en
Francia de 1939 a 1950. Aunque muy interesante y primordial, sus fuentes son bastante
imprecisas e incompletas y su deseo de justificar la operación motiva una lectura
cautelosa del libro. Pero también deja claro que para entender las causas de la operación
Boléro-Paprika es fundamental adentrarse en la historia de los comunistas españoles y
con ello también de los republicanos.
Los trabajos de Fernando Gil y Fernando Hernández han sido igualmente esenciales en
este libro ya que en sus obras dedican un capítulo importante a la operación y su
contexto. En La guerra no ha terminado de Javier Cervera Gil, las fuentes consultadas
son inagotables y muy atinadas e interesantes para explicar y documentar
minuciosamente cómo, después de la Segunda Guerra Mundial, la lucha contra Franco
no había terminado para los republicanos españoles en Francia que, después de haber
sido apoyados y vistos con gran simpatía por el país vecino tras la liberación, poco a
poco fueron convirtiéndose en elementos incómodos hasta convertirse en indeseables.

6
Por supuesto a la historiadora Geneviève Dreyfus es inexcusable no leerla si uno está
interesado en seguir los pasos de los republicanos españoles en Francia desde 1939
hasta los años setenta. Su obra, L´exil des républicains espagnols en France es ya un
clásico ineludible para saber sobre el exilio español en el país vecino. La frontera
salvaje, de Fernando Hernández Sánchez, centrado su segunda parte del libro en la
situación de los comunistas españoles en Francia desde 1945 hasta 1950, también
constituye una obra esencial para entender y comprender los avatares de los comunistas
en Francia y cómo, en el contexto de la Guerra Fría, se fue gestando hacía ellos un
clima hostil que desembocó en la ilegalización del PCE, así como en la expulsión de los
comunistas españoles, el asunto que nos ocupa. El libro es una delicia.
Numerosos artículos específicos me han ayudado a redondear e indagar en ciertos
aspectos concretos: Pigenet Pryné, Aurelie Denoyer para la operación en sí, Juan Ortiz,
Michele d´Angelo, Serge Buj, José Cubero para las organizaciones y actividades de los
comunistas españoles en Francia; Pablo Molanes, Joseph Ducuing para el hospital
Varsovia; Margot Peigné, Nadia Bouzekri, André Bachout para acercarme a la vida de
los deportados en Argelia; Matilde Eiroa para los que fueron expulsados tras el telón de
acero, y un sinfín de estudios y obras de historiadores que han analizado las huelgas
mineras, el estatus de los extranjeros en Francia, las relaciones franco-españolas, la
Guerra Fría, sin olvidar los libros testimoniales de Manuel de Azcárate, Manuel
Tagueña, Irene Falcón, Jorge Semprún, Sebastià Piera, etc. Especial atención me merece
el documental realizado por Joël Janin, “Opération Boléro-Paprika”, centrado en la
suerte que corrieron las víctimas españolas deportadas en Córcega. Para la historia del
PCE han sido fundamentales las obras de Gregorio Morán y de Joan Estruch y, de
forma más indirecta, L´exil communiste espagnol de Enrique Líster, El Zorro Rojo de
Paul Preston y Transición. Historia de una política española (1937-2017) de Santos
Juliá, entre otros.

Las consecuencias de la redada constituyen la segunda parte de esta historia. A pesar de


las protestas y el apoyo de las organizaciones de derechos humanos a las víctimas, el
gobierno francés no se retractará, salvo en casos puntuales y excepcionales. Además, se
producirán más expulsiones. Para los comunistas españoles que quedan en Francia se
inicia un nuevo un periodo donde la clandestinidad, el aislamiento y la marginalidad
condicionarán sus actividades políticas y que no cambiará hasta bien entrados los años
sesenta. Para las víctimas, protagonistas de nuestra historia, las consecuencias fueron sin

7
duda dramáticas. Se encontrarán de nuevo ante el reto de rehacer sus vidas, ya de por sí
marcadas por el sufrimiento, guerras y exilios. La mayoría eran militantes comunistas
de base, sin poca o ninguna responsabilidad política, que tendrán que volver a adaptarse
a un nuevo exilio en países y lugares desconocidos. No tenían otra.
Un aspecto al que también dedico una especial atención, sin querer por ello adentrarme
de forma exhaustiva, es el proceso interno de depuraciones, expulsiones y hasta
asesinatos, que se produce en el seno del PCE y en sus partidos allegados. Resulta
terrorífico. Pero, además, sus consecuencias en Francia servirán como excusa para
justificar la operación Boléro-Paprika.

Cuando comencé a escribir este libro, en 2019, desconocía la tesis que lleva por título L
´exil comme patrie. Les réfugiés communistes espagnols en RDA (1950-1989).
Trajectoires individuelles, histoire collective, de Aurélie Denoyer. Después de unos
años dedicada a otros menesteres, hace un año retomé este trabajo, corrigiendo
ampliando e investigando de nuevo en distintos aspectos que se me habían quedado en
el tintero. Hasta entonces conocía el trabajo de Denoyer por algunos artículos, pero no
su tesis. Fue un regalo de última hora porque en ella encontré los mismos análisis y
argumentos que sostengo en mi libro. Su tesis me ha ayudado a completar y redondear
algunas partes de este trabajo, pero, sobre todo, ha supuesto un espaldarazo.

Mi reto, como siempre, ha sido contar esta historia de la forma más fiel posible, sin
dejar de lado ningún fleco. Boléro-Paprika fue un acontecimiento triste cuyas víctimas,
vapuleadas por la historia desde el inicio de la Guerra Civil en España, sufren un último
mazazo del todo inmerecido y lamentable.

Este libro no hubiera sido posible sin la ayuda inestimable de María Fontanilla y Juan
Mingot que, gracias a sus correcciones meticulosas y comentarios atinados, han
mejorado y pulido el texto final de esta obra.

A Jorge M. Reverte le debo el intentar, por encima de cualquier consideración,


entretener al lector y relatar este hecho histórico sin perder de vista a las personas
implicadas en él.
A Jorge M. Reverte le dedico este libro. Siempre estará en mis pensamientos.

8
I PARTE

9
1-EL GOLPE POLICIAL

El jueves 7 de septiembre de 1950, los franceses desayunan con la siguiente


comunicación del Ministerio del Interior, publicada en primera página, en todos los
periódicos nacionales y en grandes titulares:

“Amplia operación de la policía contra los comunistas extranjeros en Francia. Más de


doscientos arrestos, especialmente entre los ciudadanos españoles.”

“Esta mañana, una operación policial se ha iniciado en las regiones de París, del norte, del
suroeste y del sureste de Francia. El objetivo es decapitar a las quintas columnas constituidas
por los partidos comunistas extranjeros instalados en Francia. Esta operación, la más importante
desde la liberación, ha concluido con la detención de doscientos ocho extranjeros, la mayoría
españoles, pero también yugoslavos, checoslovacos, polacos y rumanos. Diferentes documentos

10
de naturaleza política y folletos han sido incautados. La mayoría de las personas apresadas
estarán sujetas a una orden de expulsión”.1

Las autoridades francesas llevaban varios meses antes preparando minuciosamente la


operación. El objetivo final: disolver todas las organizaciones comunistas extranjeras en
suelo francés y desmantelar sus estructuras. El punto de mira está puesto en el Partido
Comunista Español y sus militantes ya que es el partido mejor organizado y, a ojos del
gobierno francés, está provisto de una estructura militar potente preparada para entrar en
acción en cualquier momento. En definitiva, el PCE es considerado como una amenaza
para la seguridad del Estado. Son un total de 404 extranjeros a los que se quiere
localizar, detener y expulsar del país. En principio, todos ellos son de afiliación
comunista. Pertenecen a doce nacionalidades diferentes, pero el grupo más numeroso es
el español, compuesto de 251 individuos.2
La redada policial, que comienza de madrugada, es bautizada por las autoridades con el
sugerente nombre de Boléro-Paprika. Aparte del evidente toque de inspiración del que
hacen gala los agentes franceses a la hora de elegir el nombre clave de la operación,
desplegando ironía y clichés culturales a raudales, el nombre escogido hace también
referencia a la forma en la que se desarrolla la operación, puesto que la policía la ha
subdivido claramente en dos: Boléro, por la parte que atañe a los comunistas de
nacionalidad española y Paprika, por el resto de los comunistas extranjeros,
principalmente originarios de los países del Este.

La madrugada del jueves 7 de septiembre es de una actividad frenética para todo el


personal que va a estar implicado en la operación, aunque, cuando la víspera se
acuestan, ninguno lo sabe. Quien dirige la operación es Eugène Thomas, secretario de
Estado del Ministerio del Interior. Socialista desde muy joven, en 1936 comienza su
carrera política como diputado de la SFIO del norte. En la Segunda Guerra Mundial es
movilizado y será miembro activo en la Resistencia. A pesar de haber sido detenido
varias veces, de haber sufrido tortura y deportación, ahora no le tiembla la mano a la

1
Le Monde, 7 de septiembre de 1950.
2
Las discrepancias en las cifras arrojadas por los distintos historiadores consultados (Phyrné Pigenet,
Aurélie Denoyer, Jordi Guixé Coromines, David Wingeate Pike, etc.), sin duda son fruto de los distintos
informes y recuentos oficiales manejados. Por otra parte, hay que tener en cuenta que la operación
Boléro-Paprika se prolongó varios días después de la fecha del 7 de septiembre (e incluso un año después
con la operación Nevada) con lo cual, dependiendo de la fecha de los informes y recuentos, las cifras
varían.

11
hora de perseguir y expulsar de Francia a los que han sido sus compañeros en la lucha
contra el nazismo.
Desde su despacho en París, situado en la Place Beauvau, Eugène Thomas moviliza a
todas las fuerzas policiales con las que cuenta. Según el plan diseñado, el grupo de
agentes de la gendarmería nacional3 será el encargado de efectuar las detenciones, de
transportar a los detenidos y de llevarlos a los distintos centros previamente establecidos
para su reagrupamiento. En esta fase, los agentes de la policía irán acompañados de
inspectores de la Dirección de la Seguridad Territorial,4 cuya misión será la de notificar
las órdenes de arresto a los individuos que hay que detener.
En los centros de acogida, los funcionarios de la policía judicial que han sido llamados
con urgencia pocas horas antes para esta misión especial, y sin duda excepcional, se
encargarán a su vez de la organización técnica, de supervisar e identificar a los
arrestados, así como de gestionar las fórmulas administrativas requeridas para su
detención. Para ello contarán también con la ayuda de varios cientos de policías de los
Renseignement Géneraux 5
y de otros cientos de inspectores de la Dirección de
Seguridad Territorial que les ha tocado en suerte, como a ellos, interrumpir sus sueños y
salir precipitadamente de sus camas para participar en la operación.
Además, varios agentes de las Compañías Republicanas de Seguridad, los CRS, 6 habrán
de proteger los centros, y asegurarse en todo momento de que todo se desarrolla según
lo convenido. También serán ellos los encargados de organizar el transporte y de

3
La gendarmería nacional francesa, Gendarmerie Nationale française, es un instituto armado de
naturaleza militar, con misiones fundamentalmente de policía dentro del territorio nacional francés, así
como misiones de carácter militar en aquellos países donde sean desplegadas las Fuerzas Armadas galas.
4
La Dirección de la Seguridad del Territorio, Direction de Surveillance du Territoire, (DST) era un
servicio de inteligencia dependiente del Ministerio del Interior, dependiente de la dirección general de la
policía nacional, encargado del contra-espionaje y, desde la Guerra Fría, de la lucha antiterrorista.
5
La Direction Centrale des Renseignements Généraux, a menudo llamada Renseignements Généraux
(RG) a secas, era el servicio de inteligencia de la policía francesa, dependiente de la Dirección General de
la Policía Nacional y, en última instancia, del Ministerio del Interior. Creado en 1907 con este nombre, el
objetivo principal del RG era informar al gobierno sobre cualquier movimiento que pueda dañar al
Estado. A sus agentes les correspondía identificar a los residentes extranjeros sospechosos de participar
en actividades de espionaje y terrorismo, así como, en caso de arresto de un sospechoso, de preparar los
interrogatorios. Sus acciones secretas y la vigilancia que practicaban llevaron al RG a ser acusado de
constituir una policía política.
6
Las Compañías Republicanas de Seguridad (Compagnies républicaines de sécurité) (CRS) son una de
las fuerzas de seguridad de la Policía Nacional francesa. Sus agentes son utilizados principalmente en
misiones de seguridad general, pero la tarea por la que son más conocidos es el control de disturbios y
manifestaciones. En principio, las siglas "CRS" designan una compañía, pero en el lenguaje común
francés un CRS es, por metonimia, un agente destinado en una Compañía Republicana de Seguridad.
Las Compañías Republicanas de Seguridad fueron creadas en 1944 y reorganizadas en 1948. Conforman
un cuerpo entrenado en las técnicas antidisturbios y son herederas de los Groupes mobiles de réserve
(GMR) (Grupos móviles de reserva), creados por el gobierno de Vichy y reorganizados en CRS después
de la liberación de Francia.

12
escoltar a los convoyes de los detenidos hasta Estrasburgo y Toulon, desde donde se
efectuarán las expulsiones. Por último, algunos escuadrones de la Guardia Republicana 7
son llamados a reserva por si se producen incidentes. No se ha dejado ningún fleco,
hasta el mínimo detalle ha sido contemplado y cada unidad movilizada tiene una misión
concreta que cumplir.
El calendario marcado para la operación es muy exigente y ajustado en tiempos, lo cual
requiere una gran precisión y eficacia por parte de los agentes implicados. Se ha
establecido así para que la operación sea todo un éxito, por ello hay que llevarla a cabo
con el mayor secretismo y a horas intempestivas. El factor sorpresa es fundamental. A
las tres de la mañana se envían los avisos correspondientes al personal del cuerpo
urbano de la policía. A las tres y quince los furgones salen de las comisarías para
recoger en sus domicilios a los agentes que van a participar en la operación. A las cuatro
en punto, una vez todos los agentes reagrupados, se organizan los equipos y se
distribuyen las listas de las personas que hay que detener.
Muchos de los policías que van a participar en la operación están ya familiarizados con
los extranjeros incorporados en las listas: algunos ya están fichados, controlados y
vigilados desde hace años. Además, son los mismos agentes los que, en cada
departamento, han ido elaborando previamente los dosieres de información sobre las
actividades de los ciudadanos extranjeros que son ahora objetivo de la operación. Estos
informes llevan años realizándose periódicamente.
A las cuatro y quince los policías reciben las consignas. Todos se sincronizan para que
las detenciones se inicien en todos los departamentos al mismo tiempo. A las cuatro y
media los furgones de policía se dirigen a los distintos domicilios de las personas que
figuran en las listas. A las cinco se inician las detenciones. A los afectados se les insta a
vestirse y se les permite coger algo de dinero y alguna muda, pero nada más. En esta
fase de la operación, la más complicada y delicada, hay que proceder rápidamente. No
hay que dar tiempo a que los ciudadanos a los que se va a detener o sus familiares
manifiesten ningún tipo de oposición y compliquen la detención. 8 Pero, a pesar de las
directrices dadas a la policía, no faltan casos en que los arrestos se complican.

7
La Guardia Republicana es una rama de la Gendarmería Nacional que lleva a cabo misiones de honor y
seguridad en beneficio de las más altas autoridades estatales de Francia, así como misiones de seguridad
en beneficio del público.
8
Jordi Guixé Coromines, La República perseguida, Valencia, Universidad de Valencia, 2012, p. 442,
basado en los informes de la policía de Renseignements Généraux de Toulouse.

13
A Josep Fibla, originario de Badalona y nacido el 26 de octubre de 1913, vienen a
buscarlo de madrugada, con un Citroën negro, en un pueblo de Toulouse. Dos agentes
bajan del coche y se dirigen a la bodega, otros dos más se encaminan a la entrada. Josep
y su mujer, Augusta, tienen el sueño ligero y ya los han oído. Intuyen que algo anómalo
está pasando. Están acostumbrados a vivir en alerta, y no solo porque tienen un bebé de
un año que les desvela. Josep, junto a su mujer, lleva a sus espaldas un largo periplo
vital, y no precisamente apacible. Pepito, que es así cómo le llaman, fue primero
anarquista y luego comunista. Después de luchar en la Guerra Civil y exiliarse en
Francia, conocerá primero el campo de concentración de Argelès, y después,
combatiendo en la Resistencia durante la Segunda Guerra Mundial, el campo de Vernet
en Ariège, desde donde será deportado por los alemanes a Treblinka. 9 Increíblemente,
logró escapar de una muerte segura.
Josep, sin dudarlo, intenta salir por la ventana de su habitación para huir por el patio,
por detrás de la casa. Pero antes de que pueda saltar, uno de los policías le advierte: “No
salgas, estamos aquí”. Todo sucede muy rápido. Josep, flanqueado por dos agentes,
sube al coche. En ese momento no sabe qué le deparará el destino, no sabe que no
volverá a ver a su mujer en meses y que lo hará en otro país que ninguno de ellos
conoce: Checoslovaquia.10
Mientras tanto, en otro lugar que desconocemos, otro detenido anónimo es sacado de su
casa. Los policías que vienen a detenerle le instan a que se vista y coja un plato y una
cuchara para desayunar. Esto último no lo hizo, solo se vistió. Pensó que no tardaría en
regresar y les dijo a los policías que prefería desayunar en casa.11
En Languedoc-Rosellón, al sur del departamento de Aude, la familia Lafuente se
encuentra esos días vendimiando en una zona llamada Les Corbiéres. A las cinco y
veinte de la mañana, cuando todos los miembros de la familia están desayunando, la
policía secreta y los agentes de las CRS irrumpen en su casa. Vienen con una orden de
arresto para el padre y el primogénito de la familia, los dos llamados Manuel.
Cuando estalla la Guerra Civil en España, Manuel Lapuente padre, originario de
Honrubia, un pueblecito de Cuenca, se encuentra en Madrid con su mujer y sus tres
hijos. Sin dudarlo se une al ejército republicano y se afilia al partido comunista. Perdida

9
Le Journal, 22 de noviembre de 2019: Entrevista de Stéphane Alesi a Yves Fibla, hijo de Josep Fibla.
10
Joël Jenin, documental “Operation Boléro-Paprika”, France, 2014: Entrevista a Augusta Fibla, viuda
de Josep Fibla.
11
Manuel Martorell, “Histórico reconocimiento a las víctimas de la Operación Boléro contra el exilio
español” en www.cuartopoder.es, 8 de enero de 2017.

14
la guerra, Manuel se exilia a Francia donde, después de pasar por los campos de
concentración de Argelès y de Bram, consigue reunirse con su familia e instalarse en
Lézignan. Pero pronto, con el inicio de la Segunda Guerra Mundial, Manuel, junto a su
hijo mayor de tan solo quince años, se une a las FFI 12. Ahora, ningún miembro de la
familia sabe lo que les aguarda porque no es la primera vez que se presenta la policía en
su casa y piensan, quizás, que volverán a casa en breve, que será, con suerte, otra mera
detención rutinaria. Pero se equivocan. La familia Lapuente no volverá a reunirse hasta
mayo de 1951, en Dresde. 13
Entretanto, en otras ciudades y pueblos de Francia la policía irrumpe y despierta a
muchos comunistas extranjeros de a pie. En Port-Marly, un pueblo al norte de Versalles,
a 20 km de París, otra brigada de la policía se dirige a un barrio residencial burgués
situado en el borde del río Sena. La dirección a la que han de acudir corresponde a una
villa, situada en una gran finca, propiedad de un alto cargo de la Sociedad de Naciones,
Pablo de Azcárate y Flórez. En septiembre de 1950, está instalado en ella toda la tribu
Azcárate: familiares que han venido de México, hermanos, primos, hijos, cuñados… Sin
embargo, el alma mater de la familia, Pablo de Azcárate, no se encuentra en París. El
que fuera embajador en Londres del gobierno de la República ha sido nombrado
recientemente secretario de la Comisión de Mediación sobre Palestina, en la Sociedad
de Naciones, y se encuentra en El Cairo donde sus obligaciones no le permiten en estos
momentos estar con su familia.
El jueves 7 de septiembre, de madrugada, un coche de policía se detiene a la entrada de
la villa y del mismo salen tres policías. Ester, la mujer de Manuel Azcárate, uno de los
hijos del ex embajador de la República en Londres, ve cómo se dirigen a la puerta
principal y despierta a su marido. Para ninguno de los dos esta inesperada visita es una
verdadera sorpresa. Llevan varios días oyendo rumores sobre la inminente ilegalización
del PCE y la posible detención de sus dirigentes. Todos en la casa se despiertan. Manuel
y una prima suya, Teresa, salen a recibir a los policías y les amenazan con llamar al
presidente del gobierno, Jacques Pleven, y al ministro del Interior, Jules Moch, ambos
amigos de Pablo Azcárate. También Patricio de Azcárate, hermano de Pablo y tío de
Manuel, sale al encuentro de los policías. Militar de carrera y coronel de Ingenieros del
12
Las Fuerzas Francesas del Interior, FFI, denominan al conjunto de organizaciones clandestinas de
carácter militar que operaban en Francia frente a la ocupación nazi y el gobierno colaboracionista de
Vichy.
13
Aurélie Denoyer, L´exil comme patrie. Les réfugiés communistes espagnols en RDA (1950-1989).
Trajectoires individuelles, histoire collective, Universidad París-Este y Universidad de Postdam, 2012,
pp. 86, 435 y 436.

15
Ejército Republicano durante la Guerra Civil, vive exiliado en México desde 1940 y a
sus sesenta y cuatro años no tiene pelos en la lengua. Los agentes traen una orden de
arresto para Luis de Azcárate Gutiérrez, sobrino de Pablo de Azcárate que,
efectivamente, vive ahí. Pronto se ven rodeados por toda la extensa familia que ocupa la
vivienda. Entre ellos aparece Patricio, el padre de Luis, que, presumiblemente
indignado, exclama, chapurreando como puede en francés: “¡La mismísima República
francesa viene a detener a mi hijo!” Ante tales reacciones, los policías franceses se
muestran desconcertados. Dudan, vacilan, titubean, no saben cómo proseguir con la
labor que tienen encomendada. Se cercioran de que el domicilio en el que están es el
correcto, porque las características de la vivienda y la clase de personas que en ella
habitan no les encaja con el tipo de operación que tienen que llevar a cabo. Aturdidos,
renuncian a registrar la casa. Y es un alivio para sus moradores, porque, el día anterior,
dos responsables del PCE han llevado un par de maletas con documentos a la familia
Azcárate, confiando en que en su residencia estarían a buen recaudo. No es la primera
vez que el partido dispone de esta casa para sus actividades. De hecho, en más de una
ocasión, se han celebrado en ella reuniones del Buró Político. Pero el objetivo final de
los policías nadie consigue evitarlo: vienen a llevarse detenida a una de las personas que
figura en su lista, Luis de Azcárate Gutiérrez, y así lo hacen.
Luis de Azcárate es miembro del Comité Ejecutivo de la Unión Internacional de
Estudiantes y está en Francia desde agosto de 1947. Vino desde su exilio en México con
la misión de ayudar y dar apoyo a los estudiantes republicanos españoles detenidos o
perseguidos, y esto le está obligando a realizar numerosos viajes, sobre todo a Praga, ya
que es en esta ciudad donde se encuentra la sede de la UIE. Ahora desconoce que sus
viajes han alertado a los servicios de información franceses y que son el principal
motivo de su arresto. Sin embargo, su primo Manuel, que también se encuentra esta
noche en la casa familiar, no figura en la lista de las personas a las que hay que detener
a pesar de ser también un militante comunista destacado. Durante la Segunda Guerra
Mundial, había sido uno de los responsables de la organización del PCE en la zona
ocupada en Francia y se había dedicado así mismo a reorganizar las Juventudes
Socialistas Unidas. Ahora colabora en las publicaciones comunistas de Mundo Obrero y
Nuestra Bandera, ocupándose tanto de la edición como de la distribución. Días después
irán a buscarle, pero para entonces Manuel ya habrá tomado sus precauciones y estará

16
viviendo a salto de mata, aquí y allá, en la clandestinidad. Hasta 1975 no volverá a vivir
legalmente en Francia.14
Los miembros de la familia Azcárate no son los únicos militantes comunistas de
renombre
que reciben una visita de la policía. A Irene Falcón, secretaria personal de La
Pasionaria, también la busca la policía, para detenerla y expulsarla del país. Nacida en
1908 en Madrid, su verdadero nombre es Irene Lewy Rodríguez. Hija de un
comerciante polaco judío y de una asturiana, su formación y trayectoria vital nada
tendrán que ver con la de la mayoría de las mujeres de su época. Irene estudia en el
colegio alemán y, conocedora de cuatro idiomas, consigue su primer empleo a la edad
de quince años como traductora y bibliotecaria para Santiago Ramón y Cajal. Poco
después contrae matrimonio con un periodista peruano, César Falcón, veinte años
mayor que ella, con el que se casa y se instala en Londres y del que tomará su apellido.
Allí empieza Irene su carrera como periodista y escritora, colaborando con diversas
revistas y periódicos españoles desde donde aboga por la emancipación de la mujer. A
su regreso a España, unos días antes de la proclamación de la Segunda República, Irene
participa en la fundación de la Unión de Mujeres Antifascistas y del Partido Izquierda
Revolucionaria y Antiimperialista, así como en la creación del Teatro Proletario. En
1932 ingresa en el PCE y conoce a Dolores Ibárrubi, con la que empieza a trabajar,
convirtiéndose en su colaboradora más estrecha hasta la muerte de la líder comunista en
1989.
El 7 de septiembre Irene está en casa de la hermana mayor de Dolores Ibárruri,
Bernardina, en Campigny. Hace escasamente unos meses que ha regresado a Francia
desde Moscú. Aunque lleva instalada en París desde el final de la Segunda Guerra
Mundial, unos meses antes se había desplazado a la capital soviética para estar al lado
de La Pasionaria que iba a someterse a una operación de vesícula. El postoperatorio,
más largo de lo previsto, ha retenido a Irene prácticamente un año entero en Moscú y
ahora que Dolores está medianamente recuperada y fuera de peligro, Irene ha vuelto a
París, clandestinamente, y se ha instalado en una chambre de bonne15 alquilada
apresuradamente.

14
Manuel Azcárate, Derrotas y esperanzas, Barcelona, Tusquets, 1994, pp. 332 y 333; Entrevista a
Carmen de Azcárate Giménez: http://7imig.org/imatges/galeria200505Azcárate/Exilio.htm y Autorretrato
de Luís de Azcárate, Revista Digital Fronterad, 2010: http://www.fronterad.com/?q=luis-Azcárate .
15
Nombre con el que se designa a las habitaciones destinadas a las criadas, situadas en las buhardillas de
las casas burguesas de París.

17
Vive en precario, pero relativamente segura, ya que la policía desconoce su paradero.
Pero, unos días antes de la redada policial, un accidente imprevisto trastoca su rutina.
Será su perdición porque, cuando estaba manipulando el hornillo de alcohol para
hacerse la comida, Irene se ha chamuscado literalmente la cara. Las quemaduras han
sido tan serias que ha de pasar varios días en el hospital, y, al salir, decide alojarse unos
días en su antiguo domicilio, en Champigny, donde ahora vive la hermana de Dolores,
con su sobrina María Luisa. Allí piensa que estará a salvo y bien cuidada a pesar de que
es consciente del ambiente que se vive en Francia y del peligro que corren todos los
militantes comunistas. Antes de su accidente, su amiga de partido, Teresa de Azcárate,
miembro del ejecutivo del PCE, le había puesto en preaviso de que algo gordo se estaba
preparando contra ellos. Sin saber nada en concreto de la operación policial que ya
estaba en ciernes, juntas habían hecho la limpia de documentos y posibles papeles
comprometidos, tanto en casa de Bernardina como en su chambre de bonne.
Aún así, cuando a eso de las cinco y media de la mañana la policía irrumpe en
Champigny, las tres mujeres se sobrecogen y el miedo las paraliza. Nadie puede
acostumbrarse a las visitas de la policía, aunque sean previsibles. Después de un
infructuoso registro que dura todo el día, los agentes se llevan finalmente a Irene que
habrá de sufrir un “horrible interrogatorio”, según sus palabras, por parte de la Interpol.
Sin duda su figura y relevancia bien merecen un trato distinto que el que afrontan sus
compañeros. De hecho, en una celda provista de una cama sin colchón y sin sábanas,
Irene pasa la noche sentada en una silla, torturada por una luz que, cada diez minutos,
proyectan sus carceleros por la rejilla de la puerta. A la mañana siguiente, la suben en
un coche y, acompañada de tres policías, tendrá que soportar sus burlas durante todo el
camino hasta llegar a Alemania. Allí coincidirá con otros españoles que han sido
expulsados como ella. A todos les subirán en un autobús para proseguir el camino hasta
la frontera con el límite de la RDA, tras el telón de acero.16
Irene Falcón no es la única mujer a la que detienen porque la operación Boléro-Paprika
no hace distinciones de sexo. Son pocas, bien es verdad, como reflejo de una época en
las que apenas un puñado de mujeres se dedican a las actividades políticas. No más de

16
Irene Falcón, Asalto a los cielos. Mi vida junto a Pasionaria, Madrid, Temas de hoy, 1996, pp. 266 y
267. Mantengo mis reservas sobre la versión que Irene Falcón realiza sobre su propia detención ya que,
según ella, venían a detener a Santiago Carrillo y sin embargo su nombre sí figura en el listado de la
policía de las personas que se quería detener.

18
unas veinte mujeres son objetivo de la operación, la mayoría procedentes de países del
Este; cinco se librarán de ser expulsadas y solo una de ellas evitará su arresto.17

Para efectuar la operación Boléro-Paprika, solo en el departamento del Sena se han


llegado a movilizar sesenta coches de la policía y ciento cincuenta inspectores de la
DST. En los departamentos del Midi francés, varios centenares de policías de la RG
entran en acción. Las brigadas de Toulouse (Alta Garona), Perpiñán (los Pirineos
Orientales) y París (departamento del Sena) son las que más trabajo tienen ya que allí se
concentra la mayor parte de los comunistas extranjeros. Esta noche la policía consigue
detener a 288 personas en total, aunque en el propio estadillo elaborado por la policía
los datos no cuadran a la hora de sumar la cifra de los detenidos por nacionalidades:
figuran detenidos 177 españoles, 59 polacos, 14 soviéticos, 6 húngaros, 5 checos, 4
rumanos, 1 búlgaro, 13 italianos, 4 griegos y 4 apátridas, es decir, 284 en total. 18
El
agente al que le tocó en suerte recopilar los datos, lo hizo a las once de la mañana del
mismo día 9 de septiembre y se ve que el cansancio, las prisas y las malditas
matemáticas le jugaron una mala pasada.
En el suroeste de Francia, principalmente en Toulouse y Perpiñán, es donde se logra
apresar al grueso de los comunistas españoles objetivo de la operación Boléro: 166. En
París, 11 más corren la misma suerte. De los 251 españoles que se encuentran en las
listas, 75 consiguen escapar.

Desde principios de año, los comunistas españoles eran conscientes de que las
autoridades francesas estaban tramando algo contra el PCE. Además, el 26 de agosto el
gobierno francés había prohibido la circulación, venta y distribución de Nuestra
Bandera y, el día 1 de septiembre, de la revista Lluita, ambas del PSUC. La amenaza de
que se extendiera pronto la prohibición a todas las publicaciones comunistas españolas y
de que se tomaran medidas drásticas contra los militantes y sus organizaciones era cada
día más patente. A principios de verano, todos los militantes habían recibido la consigna

17
Aurélie Denoyer, L´exil comme patrie. Les réfugiés communistes espagnols en RDA (1950-1989).
Trajectoires individuelles, histoire collective, op. cit., p. 82: La autora en su tesis, contabiliza a 13
mujeres, y de ellas 3 que se libran de la expulsión. Pero consultando el doc. original elaborado por la
policía francesa de todos los detenidos, el número de mujeres que aparecen y las que efectivamente son
detenidas y extraditadas difieren de las cifras arrojadas por Denoyer.
18
Cuadro recapitulativo de la operación Bolero-Paprika, Archives Nationales de France, CARAN, París,
document F/7/16114 en Jordi Guixé Coromines, L´Europa de Franco, Barcelona, L´Abadia de
Montserrat, 2002, p. 202.

19
de no dormir en sus casas. 19 Pero, aunque todos se mantendrían en alerta, fueron pocos
o ninguno los que siguieron a rajatabla las órdenes. Demasiados días para estar fuera de
casa, sin saber a ciencia cierta qué peligro real corrían o cuándo vendrían efectivamente
a por ellos.
Por el contrario, la mayoría de los dirigentes más relevantes del PCE y del PSUC o los
miembros del Buró Político y del Comité Central consiguen salvarse de una detención
segura. Los contactos con sus compañeros franceses han sido claves. Privilegios del
poder. Concretamente, unos días antes de la redada, se estaba preparando en París la
tradicional Fiesta de l´Humanité que, como todos los años, estaba previsto celebrarse el
segundo fin de semana del mes de septiembre, es decir, el sábado y el domingo 9 y 10,
justo dos días después de la fecha establecida para llevar a cabo la operación Boléro-
Paprika. Esta popular fiesta venía celebrándose desde 1930 ininterrumpidamente,
exceptuando los años de la Segunda Guerra Mundial. La fiesta de L´Huma, como
popularmente se la llama, nació con la idea de difundir el diario L´Humanité, recolectar
fondos para financiar el periódico y apoyar a los obreros en caso de huelga. Como
siempre, la fiesta requiere de una previa organización: hay que montar los stands de los
diferentes partidos y organizaciones comunistas, preparar las infraestructuras para los
conciertos, las actividades deportivas, las charlas y los mítines previstos para la fiesta,
sin olvidar los puestos de comida y bebida para los asistentes. Por lo tanto, una semana
antes de la fiesta, muchos dirigentes del PCE y de organizaciones afines al partido
acuden al Bois de Vincennes para preparar el evento, coincidiendo con sus homólogos
franceses que les avisan del día en que la policía tiene planeado efectuar la inminente
redada. El famoso militar comunista, Enrique Líster, que se encuentra en Francia desde
febrero de 1945, acude a los preparativos y, alertado por Jacques Duclos, presidente del
PCF, se refugia en casa de Prosper Mocquet, un diputado del PCF.20 El resto de los
dirigentes del PCE buscarán esos días otro alojamiento que no sea el suyo propio para
evitar así ser localizados. De los miembros del Buró Político solo uno de ellos caerá.
Cuando se produce la redada, Dolores Ibárrubi y Fernando Claudín están en Moscú, y
Vicente Uribe y Antonio Mije, en Praga. Santiago Carrillo, Francisco Antón, José Moix

19
Phyné Pigenet, “La protection des étrangers a l'epreuve de la guerre froide: L'opération Boléro-
Paprika” en Revue d´Histoire Moderne et Contemporaine, Avril-juin, 1999, p 309. Según las entrevistas
realizadas por el autor a los afectados por la operación Boléro, todos ellos manifestaron ser advertidos de
antemano de la eminente redada. A principios de verano, todos ellos recibieron la consigna de no dormir
en sus casas.
20
David Wingeate Pike, Jours de gloire, jours de honte, París, Société d´édition d´enseignement
Supérieur, CDU-SEDES, 1984, p 20.

20
Regas, Ignacio Gallego, Enrique Líster y Ángel Álvarez sí que se encuentran en
Francia, concretamente en París. Todos están en las listas, es decir, en busca y captura,
salvo la Pasionaria que nadie ignora que está en estos momentos en la URSS
recuperándose de su intervención quirúrgica. De todos ellos, solo Ángel Álvarez es
localizado y detenido. Con él también caen otros dirigentes destacados: Aparte de Irene
Falcón, todo el personal del Hospital Varsovia y también jefes y antiguos guerrilleros de
la empresa Fernández Valledor. Pero la mayoría de los españoles comunistas que la
policía consigue detener son militantes de base o jefes de células locales y
departamentales comunistas, con una actividad política poco decisiva para el partido.
Muchos de ellos son antiguos combatientes que han luchado en la Resistencia y en la
liberación de Francia y que pertenecen a la Amical de Antiguos Resistentes y F.F.I.
Españoles creada en 1945.21 Condecorados después de la Segunda Guerra Mundial por
el gobierno francés con la Cruz de Guerra, con la medalla de la Resistencia o incluso
distinguidos con la Legión de Honor, no se librarán por ello de ser expulsados de
Francia o deportados.
Una vez realizadas las detenciones, los arrestados son reagrupados en distintos puntos
acordados según la zona en que se realizan las operaciones. Los que han sido apresados
en las zonas del Haute-Garonne y del Midi francés llegan a las nueve y media a su
destino: el campo de Sables en Narbonne. Allí, la cosa no pinta bien para los recién
llegados. La veintena de barracones que forman el campo está protegida por soldados y
agentes de las CRS que, armados con fusiles y metralletas, permanecen apostados,
imperturbables, cumpliendo con su deber. El sitio impresiona, no en vano fue éste un
antiguo campo de concentración utilizado por los nazis durante la Segunda Guerra
Mundial y aunque muchos de los detenidos han conocidos sitios iguales o aún peores, o
precisamente por eso, están lejos de permanecer impasibles. Escoltados por una hilera
de agentes de policía que bien podrían compararse con las SS, los detenidos son
repartidos en grupo y subidos a distintos camiones después de ser debidamente
esposados. A las nueve menos cuarto de la tarde salen los camiones del campo de
Sables pasando por Carcasonne y recogiendo allí, en el recinto de la Cité, al segundo
grupo de detenidos que lleva allí concentrado desde la una y media de la tarde. Unos
21
La Amical de Antiguos Resistentes y F.F.I. Españoles creada en 1945 y presidida por Luis Fernández,
estaba formada por los antiguos guerrilleros que pertenecieron durante la Segunda Guerra Mundial a la
Agrupación de Guerrilleros Españoles (AGE) y que lucharon en la Resistencia. Su objetivo principal era
luchar por el reconocimiento de sus miembros y gestionar las indemnizaciones otorgadas por el gobierno
francés, principalmente, alemán o español. En 1976 pasaría a llamarse Amical de Antiguos Guerrilleros
Españoles en Francia - F.F.I.

21
tendrán como destino Toulon o Marsella, para ser enviados en barco a Córcega y a
Argelia. Los que son expulsados por Estrasburgo llegarán allí dos días después de la
redada, el sábado 9 de septiembre, a las dos y media de la tarde. Aunque las autoridades
francesas se felicitan porque todo ha salido a pedir de boca, sin ningún contratiempo, los
detenidos denunciarán el trato recibido porque los estrategas de la operación no han
previsto nada para cubrir, mínimamente, sus necesidades vitales. El primer tramo del
trayecto lo hacen en ayunas, un día y medio sin nada que comer, y algunos detenidos
han tenido que hacer sus necesidades en lo alto del camión. 22
De los 177 españoles
detenidos, 33 o 34 son directamente expulsados del país y enviados a la frontera en el
Este; 69 o 65 tendrán como destino Córcega, y entre 78 y 81, Argelia. A uno de ellos se
le anulará la extradición por problemas de salud.23

Entre las autoridades francesas implicadas en la operación hay satisfacción: La policía


francesa ha conseguido cumplir su cometido en un 74%. No es un mal balance si nos
ceñimos a las cifras. Concluida la operación policial, la persecución a los comunistas
extranjeros no acabaría aquí. En el marco de la operación, el gobierno francés declara
ilegales al Partido Comunista de España y a sus partidos homólogos, catalán y vasco,
así como todas sus asociaciones y órganos de prensa. 24
Es decir, que los comunistas
españoles en Francia pasan a ser clandestinos y seguirán siendo perseguidos y objeto de
detención por parte de la policía. Los setenta y cinco individuos que consiguen escapar
el jueves 7 de septiembre permanecerán aún en busca y captura. Luego incluso se
elaborarán nuevas listas y otras redadas, como la llamada operación Nevada en 1951,
aunque de menor envergadura.

22
Testimonio de Pedro Burgaleta en Aurélie Denoyer, L´exil comme patrie. Les réfugiés communistes
espagnols en RDA (1950-1989). Trajectoires individuelles, histoire collective, op. cit., p.89 y Phyné
Pigenet, “La protection des étrangers à l'epreuve de la guerre froide: L'opération Boléro-Paprika”, op. cit,
p. 297.
23
Una vez más, las cifras difieren según las fuentes consultadas (Phyrné Pigenet, Aurélie Denoyer, Jordi
Coromines o David Wingeate Pike).
24
El PCE, el PSUC, el PC de Euskadi, Los Amigos del Mundo Obrero, la Amical de los Antiguos FFI y
Resistentes Españoles, las Mujeres Antifascistas, las Juventudes Socialistas Unificadas de España y
Solidaridad Española. Las publicaciones que quedan prohibidas son: Mundo Obrero, Culture et
Démocratie, Lluita, Nuestra Bandera, Mujeres Antifascistas, El Obrero Español, Juventud, Solidaridad
Obrera, Partidarios de la Paz y Euskadi Roja.

22
2-LOS VAIVENES DE FRANCIA ANTE EL EXILIO
ESPAÑOL

23
1945-1946: LA GRAN ILUSIÓN

Nada más acabar la Segunda Guerra Mundial, el sentimiento de repulsa ante el


fascismo, el nazismo y el franquismo es en gran medida compartido por todos los países
que salen vencedores de la contienda. Los partidos comunistas, que habían alcanzado
gran prestigio durante los años del conflicto por su participación destacada en la lucha
contra los nazis, tienen un auge considerable de militantes y simpatizantes desde las
primeras elecciones en muchos países europeos. En 1945-46 representan en
Checoslovaquia el 37,9%, en Francia el 26%, en Finlandia el 23,5%, en Islandia el
19,5%, en Italia el 19%, en Hungría el 16,9%., etc. 25 Por ello, los primeros gobiernos
que se forman en Europa lo harán con la participación de los partidos comunistas que
propugnan, junto a las urgentes medidas encaminadas en la recuperación económica,
programas sociales avanzados.
En Francia, desde octubre de 1946 y bajo una estrenada IV República, los gobiernos que
se suceden serán de coalición, el primero de ellos integrado por comunistas, socialistas
y democratacristianos (PCF, SFIO, MRP). Abanderando los principios democráticos, el
país vecino se muestra abiertamente hostil al régimen franquista y, por el contrario, se
siente en deuda con los republicanos españoles exiliados en su territorio que han
luchado en la contienda mundial contra el nazismo. Ya en 1945, el general De Gaulle,
en su nuevo papel como presidente del nuevo gobierno provisional, manifiesta
públicamente su deseo de que España emprenda el camino democrático.
Si en 1939 los refugiados españoles que se vieron forzados a huir de España tras perder
la Guerra Civil sufrieron el rechazo y tuvieron que hacer frente a un recibimiento
ignominioso y lamentable en el país vecino, ahora el importante papel que han jugado
en la lucha contra el invasor nazi les convierte en personas honorables. Francia se siente
en deuda con ellos y lo demuestra con gestos de apoyo y de reconocimiento a los
resistentes españoles. Aunque unos años después la memoria colectiva francesa olvidará
las hazañas de los españoles y su protagonismo en la Resistencia y en la Liberación:
serán relegados a un segundo plano hasta finalmente caer en el olvido.
En cuanto a la actitud ante los vencidos, Francia inicia, aún antes de acabar la guerra, su
particular y, aún hoy en día, controvertido proceso de depuración. Primero se condena y

25
Josep Fontana, Por el bien del imperio. Una historia del mundo desde 1945, Barcelona, Pasado y
Presente, 2011, p. 93.

24
juzga a los que sostuvieron y participaron en el gobierno de Vichy y luego a los
franceses que colaboraron con los nazis durante la Ocupación. Con ello las autoridades
francesas investigan y condenan también a los responsables que han perseguido con
saña a los refugiados españoles durante la guerra y devuelven a las instituciones y
partidos en el exilio sus propiedades incautadas. 26
Pero sin duda serán las medidas concretas relativas al estatus jurídico de los refugiados
las que tendrán mayor repercusión para la mayoría de los españoles que viven en
Francia. Si hasta ahora no gozaban de ninguna protección, el decreto del 15 de marzo de
1945 supone un cambio favorable para ellos y les permite normalizar su situación. En
aplicación del Convenio del 28 de octubre de 1933 se les concede el beneficio del
estatuto internacional de los refugiados y reciben un certificado de identidad y de viaje.
La mayoría de los extranjeros instalados en Francia desde antes de la Segunda Guerra
Mundial adquieren así un verdadero estatus de residente permanente. En 1947 se
conceden alrededor de 375.000 títulos de residencia: un 53% son de residencia
privilegiada (válidas para 10 años), un 20% de residencia ordinaria (válidas para 3 años)
y un 27% de residencia temporal (válidas para un año). De los 302.200 españoles
censados, unos 105.000 serán considerados refugiados políticos. (Estas cifras no
variarán sustancialmente hasta bien entrados los años cincuenta). 27
En el exilio español se vive con ilusión la estrenada paz. El final de la Segunda Guerra
Mundial es visto con gran optimismo y esperanza porque la victoria de los aliados frente
al nazismo bien podría ahora desembocar en el derrocamiento del régimen franquista.
Las noticias en el plano internacional así lo avalan: En junio de 1945, en la Conferencia
fundacional de las Naciones Unidas celebrada en San Francisco, a la que el gobierno
español no es invitado, pero sí están, cómo observadores, algunos líderes republicanos,
se aprueba, sin oposición, vetar la candidatura de la España franquista a la futura y
eminente ONU. El éxito de San Francisco se ve ratificado poco después en la reunión de
Postdam, celebrada el 2 de agosto de 1945: las tres potencias vencedoras de la contienda
mundial, Gran Bretaña, Rusia y Estados Unidos, condenan al régimen de Franco y se
comprometen a oponerse a su ingreso en la ONU, dado que, “por su origen, naturaleza e

26
En 1948, Pedro Urraca Rendueles, agente de policía de la embajada de España en París que participa en
la persecución y detención de destacados dirigentes republicanos, como Lluis Companys, Manuel Azaña
o Francisco Largo Caballero entre otros, es condenado a muerte por el gobierno francés. Tres años antes,
su colaborador más estrecho y homólogo francés, Victor Druillet, también es condenado a muerte. Los
dos logran huir refugiándose en España.
27
Alexis Spire, “La bataille pour un status des étrangers (1935-1945)” en Plein Droit, 2008/4 (n° 79), p.
39.

25
íntima cooperación con los países del eje, no cumple con las condiciones exigidas por la
organización.” 28

Ante esta perspectiva, los republicanos españoles inician una intensa actividad política
encaminada en preparar una alternativa a Franco y crear las condiciones para su
sustitución. El 17 de agosto de 1945, en México, el que fuera presidente de las Cortes de
la República al finalizar la Guerra Civil, Diego Martínez Barrio, es nombrado presidente
de la República en el exilio y encarga la formación del gobierno a José Giral y Pereira.
En él se incorporan socialistas, anarquistas, republicanos, nacionalistas vascos y
catalanes superando, aparentemente, sus diferencias partidistas e internas, con el fin de
obtener el reconocimiento internacional del nuevo gobierno.
Entre los políticos exiliados españoles, el entusiasmo por la nueva situación
internacional es compartida por muchos. En 1945, el socialista Indalecio Prieto
declaraba estar seguro de la caída de Franco para incluso antes de que finalizara el año y
apremiaba para estar preparados a hacerse con el gobierno en España. José Giral, en su
toma de posesión, señalaría que la República había sido la primera en luchar contra el
fascismo y ahora estaba “llamada a representar el último acto de la tragedia”. Por su
parte, el presidente del gobierno vasco, José Antonio Aguirre, afirmaría que la situación
internacional era cada vez más favorable y facilitaría la liberación de España. 29
Incluso
dos años después, los líderes comunistas decían estar convencidos de que el
derrocamiento de Franco era inminente. En un pleno del ayuntamiento de Montreuil, en
París, Dolores Ibárruri hablaría de “la agonía de muerte del régimen de Franco”.
En marzo de 1946, el gobierno republicano de Giral, no en vano también llamado “el
gobierno de la esperanza” se traslada a París y se instala en un hotel privado cedido por
el gobierno francés, en la Avenida Foch nº 35. La acogida a las instituciones
republicanas no puede ser más alentadora para los refugiados españoles. El 8 de marzo,
el gobierno francés ofrece una recepción en honor a Giral y a los miembros de su equipo
donde el recién nombrado presidente de la República francesa, Félix Gouin, que acaba
de sustituir al general De Gaulle en sus funciones, reconoce el error de la política de no
intervención puesta en práctica durante la Guerra Civil y proclama el “indudable
derecho de la República a instalarse nuevamente en España”.30 Lo cierto es que, a pesar
28
Alberto J. Lleonart y Amsélem y Fernando María Castiella, España y ONU I (1945-46), Madrid, CSIC,
1978, p. 58.
29
Louis Stein, Más Allá de la Muerte y del Exilio, Barcelona, Plaza & Janes, 1983, pp. 206 y 207.
30
Louis Stein, Más Allá de la Muerte y del Exilio, op. cit., p. 209.

26
de las buenas palabras y gestos hacia el gobierno de Giral, Francia se mantiene a la
espera de que se produzca un compromiso antifranquista a nivel internacional y, como
este nunca llegará, no reconocerá al gobierno de la República en el exilio. 31
Pero esto aún nadie lo sabe, así que los exiliados españoles, alentados por el respaldo
del país vecino hacía la causa republicana, reinician una intensa actividad política:
reorganizan sus partidos y sindicatos y se crean todo tipo de grupos y asociaciones de
españoles. Son más de ciento sesenta entidades que comparten muchas veces los
mismos afiliados y donde se entrecruzan diversas tendencias políticas. Entre ellas,
asociaciones de antiguos guerrilleros, de deportados, de antiguos residentes, de
profesionales, de ayuda a los refugiados, de emigrantes, y también culturales y
regionales que reafirman la cultura española. Aparecen junto a ellas un número
considerable de publicaciones, periódicos, revistas… hasta seiscientos cincuenta
títulos.32 “En este período, el gobierno y las autoridades francesas no nos ponían
obstáculo para nuestra actividad en Francia”, diría el comandante comunista, Enrique
Líster. 33“En el gobierno francés formado por socialistas, democristianos y comunistas,
así como en el británico, laborista, había una disposición favorable para ayudar al
pueblo español”. Era un momento en que el hecho de haber sido resistente aún causaba
impresión en los gobiernos europeos”, reflexionaría más tarde Manuel Azcárate. 34
Incluso el entonces joven militante comunista, Jorge Semprún, que acaba de
reincorporarse a la actividad política de su partido después de haber sobrevivido al
campo de concentración nazi de Buchenwald, hablaría de “normalidad cotidiana y
burocrática de la vida legal del militante” en la que está inmerso. Se aburre. El aún no lo
sabe, pero en unos años su vida dará un giro. No falta mucho para que se sumerja,
“gustoso y gozoso”, “con una especie de salvaje alegría vital” en la actividad
clandestina española.35

En cuanto a los franceses, una buena parte de ellos se siente antifranquista y no duda en
manifestar su apoyo a los refugiados españoles y en condenar al régimen de Franco.
Quizás la culpabilidad de no haber intervenido en la Guerra Civil y el paradigma

31
Abdón Mateos, Historia del Antifranquismo, Barcelona, Flor del viento, 2011, p. 58.
32
Geneviève Dreyfus-Armand, L´Exil des républicains espagnols en France, París, Albin Michel 1999,
p. 236.
33
Enrique Líster Forján, Así destruyó Carrillo el PCE, Barcelona, Planeta, 1983, p. 28.
34
Manuel Azcárate, Derrotas y esperanzas, op. cit., pp. 304 y 317.
35
Jorge Semprún, Autobiografía de Federico Sánchez, Barcelona, Planeta, 1977, p. 12.

27
reciente de la Resistencia expliquen la sensibilización creciente de los franceses y su
solidaridad con los republicanos españoles. En febrero de 1946, la condena a muerte en
España de diez guerrilleros antifranquistas en un juicio sumarísimo conmociona
Francia. Cristino García Granda, uno de los ajusticiados, era un activo comunista que
había luchado en la Guerra Civil y que, después, exiliado en Francia, llegó a ser
comandante del FFI, participando en la liberación de numerosas ciudades. Destacaría
especialmente por su participación en la liberación de los presos políticos de la cárcel de
Nimes, la toma de Foix o la Batalla de Madeleine. Ante la indignación nacional, el
gobierno francés acude a la ONU y aboga por su liberación, pero será en vano porque,
el 22 de febrero, el “liberador de tres departamentos de Francia” es fusilado junto a sus
compañeros. En el país vecino la ciudadanía se echa masivamente a la calle. El 25 de
febrero, en Toulouse, se concentran unas veinte o treinta mil personas, entre ellas
diputados y representantes franceses, para manifestar su repulsa ante la ejecución. 36
Incluso la Asamblea Nacional francesa afirmaría, en una declaración suscrita por
unanimidad, que los guerrilleros habían sido fusilados por el odio a la libertad que
profesaba la dictadura franquista y que habían defendido los republicanos españoles en
Francia e invitaba al gobierno a romper con el régimen de Franco: "La Asamblea
traduce la protesta de la conciencia francesa ante esta nueva aplicación de métodos de
represión condenados por el mundo civilizado".37
La movilización de la población francesa ante estas ejecuciones persuade al gobierno
francés de la necesidad de tomar medidas contundentes contra España: El 26 de febrero
de 1946, Francia anuncia el cierre de la frontera pirenaica. Con este golpe de efecto el
país vecino inicia una política internacional contra la dictadura franquista. No duda en
condenarla en los foros internacionales y aboga por su aislamiento. Pero Francia, único
país que ha ido más allá cerrando la frontera y abogando así por aplicar un bloqueo
económico a la España de Franco, no consigue que ningún Estado la secunde con
medidas similares. Intenta en vano que el caso español se estudie en el Consejo de
Seguridad de la ONU y que se considere que España constituye un peligro para la
seguridad internacional. Pero E.E.U.U. y Gran Bretaña no están por la labor: quieren
evitar un nuevo conflicto armado y temen que se produzca una revolución social que
provoque una victoria del comunismo en España. En cuanto a la URSS, aunque su
actitud está alineada con la de Francia, sus intereses en el plano internacional están

36
Fernando Hernández Sánchez, La frontera Salvaje, Barcelona, Pasado y Presente, 2018, p. 53.
37
Félix Población, “Honor a un jefe de maquis” en El Público, 24 de junio de 2011.

28
centrados en la región balcánica y de Oriente Medio y España está lejos de su área de
interés. Importa poco.38
Aún así las presiones de Francia no caen en saco roto: Estados Unidos, que quiere frenar
la posibilidad de que en la ONU se tomen medidas más drásticas contra España,
propone a Gran Bretaña y a Francia, excluyendo deliberadamente a la URSS, la firma
de una declaración conjunta condenando al régimen de Franco. La llamada nota
tripartita se firma el 8 de marzo de 1946 y, además, los tres países manifiestan en ella su
intención de “no interferir en los asuntos internos de España y que el mismo pueblo
español debe a la larga elaborar su propio destino”. 39 Con ello la postura promulgada
por los americanos y los ingleses que defienden la no-intervención se impone. 40
Los republicanos exiliados se sienten traicionados, una vez más, por las grandes
potencias. José Giral manifiesta “la penosa impresión” que le causa la declaración,
aunque agradece a Francia sus esfuerzos.41 En abril, José Giral incorpora a los
comunistas a su gobierno: Carrillo es nombrado ministro sin cartera, al mismo tiempo
que se incorpora Rafael Sánchez-Guerra, un republicano conservador. Con la
incorporación de los comunistas, el gobierno de la República consigue ser reconocido
por países europeos del bloque soviético, pero también se intensifica el rechazo de
E.E.U.U. y Gran Bretaña que apostaban por una solución monárquica para sustituir a
Franco. Ante este panorama, surgen de nuevo las divisiones y fricciones entre los
antifranquistas que no consiguen unirse para alcanzar una estrategia común.
Tristemente, nada nuevo.
Hasta la fecha seis países habían reconocido al gobierno republicano español en el
exilio: Guatemala, México, Panamá, Venezuela, Polonia y Yugoslavia; ocho no tenían
relaciones con Franco o las habían roto: la URSS, China, Checoslovaquia, Austria,
Hungría, Bolivia Bulgaria y Rumania; y cinco se lo estaban pensando: Cuba, Ecuador,
Perú, Uruguay y Francia.42 Pero, ni E.E.U.U., ni Gran Bretaña, ni Rusia, ni Francia

38
Fernando Hernández Sánchez, La frontera salvaje, op. cit., p. 174.
Cubero José, Les Républicains espagnols, París, Cairn, 2012, Cap. 9, “L´échec politique et militaire”: el
autor apunta una razón más prosaica: El reconocimiento de la URSS al gobierno republicano implicaría
que este último le reclamara el oro del banco de España que le había confiado durante la guerra.
39
A.J. Llebonart y Amselem y Fernando María Castiella, España y ONU I (1945-46), op. cit., p.63.
40
Louis Stein, Más Allá de la Muerte y del Exilio, op. cit., p. 229, Geneviève Dreyfus, L´Exil des
républicains espagnols en France, op. cit., p.200: La nota tripartita se firma a propuesta de los Estados
Unidos que quiere frenar la posibilidad de que en la ONU se tomen medidas más drásticas con España.
41
Sonsoles Cabeza Sánchez-Albornoz, “Posición de la Republica española en el exilio ante el ingreso de
España en la ONU” en Cuadernos De Historia Contemporánea, Universidad Complutense de Madrid,
Volumen 17, 1995.p. 152.
42
Louis Stein, Más Allá de la Muerte y del Exilio, op. cit., p. 316 nota 8.

29
habían reconocido al gobierno de la República y parecía difícil que lo hicieran. Aún así,
en diciembre de 1946, se alcanzaba la máxima expresión jurídica que condenaba a la
España de Franco, aislándola a nivel diplomático: la Asamblea General de la ONU
decidía, por mayoría absoluta, excluir a España de todos los organismos técnicos
establecidos en la ONU y recomendaba a sus países miembros la inmediata retirada de
sus embajadores de Madrid. Una victoria pírrica para los republicanos a pesar de que
muchos de ellos quisiesen pensar lo contrario.

En España, un día después, el régimen franquista respondía convocando una


manifestación masiva en la Plaza de Oriente en repulsa por la injerencia exterior.
“¡Franco sí, comunismo no!” gritaban los asistentes; setecientos mil, según las cifras de
la policía franquista. Probablemente, una exageración.43 Si con la victoria de los aliados
el régimen de Franco parecía estar seriamente amenazado, ahora la resolución de la
ONU consolidaba su supervivencia. En 1945 ya lo decía el asesor más cercano a
Franco, el almirante Carrero Blanco: “La única fórmula para nosotros no puede ser otra
que “orden, unidad y aguantar”. 44 Y a esta política de espera se aplicaron, confiando en
tiempos mejores. No tuvieron que esperar mucho: Los primeros indicios de la Guerra
Fría, el fracaso de la oposición española en construir una alternativa al régimen
franquista por medio de una transición pacífica y los intereses económicos y
geopolíticos de las principales potencias occidentales convertirían a la dictadura
franquista en un “mal menor”.

1947: EL DESENGAÑO

En 1947 todo empieza a cambiar. A raíz de las tensiones que se generan durante 1946
por la cuestión alemana e iraní entre la URSS y E.E.U.U., en marzo de 1947 los Estados
Unidos formulan la doctrina Truman, seguida en junio de la implementación del Plan
Marshall en Europa. Por su parte la URSS crea en septiembre la Kominform. A partir de
ese momento el mundo queda claramente dividido en dos campos, con dos áreas de
influencia que venían perfilándose ya desde los acuerdos de paz iniciados desde el final
de la Segunda Guerra Mundial. En los países del bloque occidental, la influencia del

43
Paul Preston, El Zorro rojo. La vida de Santiago Carrillo, Barcelona, Debate, 2013, p. 137.
44
Enrique Moradiellos, “La España aislada 1939-1953” en Cuadernos del mundo Actual 6, Madrid,
Historia 16, 1993, p. 26.

30
comunismo va a ir poco a poco disminuyendo. Los comunistas pasan, en un breve
lapsus de tiempo, de ser héroes a enemigos. Para la España de Franco el panorama
internacional que se vislumbra es sin duda prometedor. En cuanto a Francia, si en un
primer momento se resiste a alinearse en el bloque occidental, ahora no tiene dudas de
cuál es su sitio en el contexto geopolítico internacional. En 1947 se adhiere al Plan
Marshall, ayuda que le proporcionaría los fondos necesarios no solo para la
reconstrucción del país sino también para financiar las guerras coloniales que estaba
librando en Indochina y Madagascar.45 En el gobierno, las discrepancias entre los
comunistas y el resto de sus socios se muestran insalvables: el 4 de mayo, los
comunistas franceses son expulsados del mismo. Aislado del resto de las fuerzas
políticas del momento, el PCF no volverá a tener ningún tipo de responsabilidad
gubernamental hasta 1981. No son los únicos en Europa. Precedidos de los belgas, a
ellos les seguirán los italianos y, tres meses después, será el turno del gobierno de la
República en el exilio. Todos prescinden de los comunistas. La presión de E.E.U.U. y la
dialéctica de la Guerra Fría se imponen. En esta coyuntura Francia rectifica
gradualmente su política exterior con España. Si, finalizada la guerra, es quien
abanderaba la lucha antifranquista en el plano internacional cerrando la frontera
pirenaica y condenando al régimen de Franco en el seno de la ONU, ahora los intereses
económicos y geoestratégicos mandan y Francia se encamina a la normalización en sus
relaciones con España. En febrero de 1948 se reabre la frontera. Un gran alivio para el
país vecino porque el bloqueo comercial con España le estaba suponiendo graves
perjuicios económicos. Por un lado, no podía abastecerse de los productos agrícolas y
minerales españoles fundamentales para su reconstrucción. “No hay naranjas fascistas,
solo naranjas” dirá el ministro de Asuntos Exteriores del momento, Georges Bidault,
para justificar la reapertura de la frontera. 46
Por otro lado, la pérdida del mercado
español y el hecho de que otros países ya estaban sustituyendo a Francia como
proveedores configuraban un escenario que la economía francesa no se podía permitir. 47

45
Tony Judt, Postguerra. Una historia de Europa desde 1945, Madrid, Taurus, p. 153: “Francia recibió
1,3 billones en 1948 y 1,6 billones en los 3 años siguientes”.
46
Aurélie Denoyer, L´exil comme patrie. Les réfugiés communistes espagnols en RDA (1950-1989).
Trajectoires individuelles, histoire collective, op. cit., p.131 y Fernando Hernández Sánchez, La frontera
Salvaje, op. cit., p. 191.
47
Pedro Martínez Lillo, “Una aproximación al estudio de las relaciones bilaterales hispano-francesas
durante la posguerra. El “affaire” fronterizo en la perspectiva del Quai d´Orsay (1946-1948)” en Revista
de Estudios Internacionales, Vol. 6 Núm. 3. Julio-septiembre 1985, p. 591: En 1946, el Quai d´Orsay
valoraba en 4,370 millones de francos franceses los contratos industriales con España o en vías de
lograrse.

31
Francia reemprende por lo tanto sus intercambios comerciales con España: En mayo de
1948 y en junio de 1949 se firman diversos acuerdos comerciales y financieros. 48
Pero a nivel diplomático las relaciones tardarán aún un tiempo en normalizarse. Francia,
al igual que E.E.U.U. y Gran Bretaña, no enviará un embajador a Madrid hasta 1951.
Porque el giro en su política exterior con respecto a España no es fácil de asumir en el
país vecino y hay algunos sectores de la sociedad francesa que no están por la labor de
la nueva línea de normalización. Dentro del propio gobierno, a pesar de que los
comunistas ya no están en él, los ministros socialistas se oponen de forma rotunda a
toda iniciativa favorable a Franco.49 Aún así, es cuestión de tiempo, y no precisamente
largo, para que la lucha contra el régimen de Franco deje de ser una prioridad y con ello
se difumine el apoyo y la solidaridad a la causa republicana. Progresivamente, el
antifranquismo es reemplazado por el anticomunismo, arrastrando consigo una creciente
desconfianza hacia los comunistas españoles.

LAS PROTESTAS FRANQUISTAS

España, que lleva desde el final de la Segunda Guerra Mundial denunciando la actitud
permisiva de España con los exiliados españoles y su política de mala vecindad, poco a
poco es escuchada y consigue resultados tangibles en su cruzada contra los republicanos
españoles en suelo francés.
En el Quai d´Orsay no se da abasto con todas las protestas que reciben desde todas las
instancias españolas. El Ministerio del Interior en Madrid, la embajada en París o los
consulados en Francia inundan los despachos franceses de notas con reproches al
gobierno francés, “por la ayuda concedida por las autoridades francesas a los rojos
españoles“.50 Las autoridades franquistas protestan por todo, por cualquier actividad
política del exilio español: por la celebración de actos culturales o políticos, por la
libertad en la publicación de sus periódicos o revistas, por la libertad de emisión de sus
radios, por permitir que en la prensa francesa se publiquen artículos en contra del
franquismo, por la organización de encuentros y reuniones con personalidades del exilio
español, por homenajear a los republicanos españoles, por hacer declaraciones contra el
48
Florence Guilhem, L´Obsession du retour. Les républicains espagnols 1939-1975, París, Presses
universitaires de Midi, 2020, pp. 47 y 48: El acuerdo firmado en mayo de 1948 contemplaba la
adquisición de piritas españolas por parte de Francia a cambio de fosfatos procedentes de África del
Norte.
49
Manuel Azcárate, Derrotas y esperanzas, op. cit., p. 311.
50
Javier Cervera Gil, La Guerra no ha terminado, Madrid, Taurus, 2017, p.106.

32
régimen franquista… Entre 1948 y 1949 el Quai d´Orsay recibe al menos cincuenta
notas de protestas españolas relativas a las actividades de los refugiados españoles en
Francia. Hasta 1948 Francia apenas si se molesta en contestar, pero sobre todo a partir
de finales de 1949 se irá mostrando cada vez más discreta a la hora de manifestar su
apoyo a los demócratas españoles e intentará aliviar las tensiones con España
procurando poco a poco satisfacer sus demandas hasta tomarlas seriamente en
consideración.51
En mayo de 1947, Manuel Aguirre de Cárcer y de Tejada es nombrado delegado en
París. Aguirre de Cárcer había ejercido como embajador durante la República y por ello
sería apartado de sus funciones. Después de un largo proceso instruido por los
Tribunales de Depuración franquistas, en 1945 es reincorporado al cuerpo diplomático.
Sin duda un caso atípico. 52 Eso no le impedirá ejercer sus funciones sin fisuras, o quizás
incluso con más fervor que otros, por la cuenta que le traía.
Aguirre de Cárcer viene a Francia con la misión de negociar la reapertura de la frontera
y de denunciar el apoyo y la tolerancia que manifiesta el país vecino ante los exiliados
españoles. Ya incluso en ese mismo año, en octubre, se produce un conflicto en torno a
la reunión de las Cortes republicanas en suelo francés. A pesar de la previa autorización
del Ministerio del Interior francés para que las Cortes republicanas se reúnan en el
castillo de Blois, las protestas por parte de España surten efecto y finalmente lo harán
fuera de Francia para evitar las ya de por si deterioradas relaciones entre los dos
países.53 En agosto del mismo año, el alcalde de Toulouse ofrece un vino en honor a la
Pasionaria. Este pequeño homenaje es también motivo de queja por parte de las
autoridades españolas. En marzo de 1948, en una publicación editada por la presidencia
del Consejo de ministros francés, se cita al gobierno en el exilio como el “único
gobierno español”. La reacción desde Madrid es inmediata: el gobierno francés “no
puede alegar, ni de hecho, ni de derecho, ninguno de los títulos exigibles para tal
reconocimiento”.
Si bien el gobierno central francés tiene claro que los intereses económicos y
geopolíticos de Francia pasan por mantener unas cordiales relaciones con España, entre

51
Anne Dulphy, “La politique de la France à l'égard de l'Espagne franquiste, 1945-1949” en Revue
d'histoire moderne et contemporaine, tome 35 n°1, 1988, p. 136 y Geneviève Dreyfus-Armand, L´Exil
des républicains espagnols en France, op. cit, p. 268.
52
Marina Casanova Gómez, “El inicio de la Guerra Civil y sus repercusiones en los diplomáticos
españoles acreditados ante Quirinal y el Vaticano”, en Revista Espacio, Tiempo y Forma, S.V. Hª
Contemporánea, t. IV, UNED, Madrid, 1991, pp. 32 y 33.
53
Anne Dulphy, “La politique de la France à l'égard de l'Espagne franquiste, 1945-1949”, op. cit., p. 135.

33
las autoridades y cargos de la administración francesa, sobre todo del sur, la simpatía y
el apoyo a los antifranquistas no van en consonancia con la política que el gobierno
central pretende establecer y se generan fricciones entre los distintos poderes
administrativos.
En septiembre de 1948, el gobierno francés insta al prefecto de los Bajos Pirineos y al
subprefecto de Bayona a que se abstengan de participar en un acto organizado por la
Unión Nacional de estudiantes vascos. El 14 de abril de 1949, la presencia de algunos
ministros del gobierno francés en una recepción organizada por Martínez Barrio con
motivo del aniversario de la proclamación de la República española levanta ampollas
entre los franquistas.54 En octubre de 1949, el ministro del Interior francés anula las
mociones aprobadas contra el franquismo en algunos municipios del sur. 55 Es indudable
que Francia mantiene un difícil equilibrio y una actitud ambigua con relación al
problema español. Pero serán sobre todo las denuncias españolas sobre la existencia en
Francia de guerrilleros españoles las que empujarán al gobierno francés a tomar cartas
en el asunto. El miedo al comunismo y a un conflicto armado entre los dos bloques
proporcionarán los argumentos necesarios. Porque además de las quejas españolas al
Quai d´Orsay por incidentes concretos, la propaganda franquista no duda en exagerar el
peligro que supone la existencia de maquis en el país vecino inflando sin tapujos las
cifras y equiparando al territorio francés con un campo de maniobras de brigadistas
internacionales. La estrategia funciona porque, aparte de la indignación que provocan
estas noticias en el Quai d´Orsay, también llegan al comando militar americano donde
generan inquietud y preocupación por ver peligrar en Europa sus planes de defensa
militares.56 Antes incluso de que acabara la Segunda Guerra Mundial, los Estados
Unidos ya tenían claro el papel que España habría de jugar en el plano internacional: el
14 de febrero de 1945, en el New York Journal American se podía leer:

“Con el hundimiento inminente de Alemania y su destrucción como bastión contra el


comunismo, España y Portugal adquieren el papel de barrera contra el comunismo rojo” .57

Franco, por su parte, no ignoraba que congraciarse con las potencias occidentales era
fundamental para la supervivencia del régimen: “(…) destruida Alemania, a Inglaterra
54
Javier Cervera Gil, La Guerra no ha terminado, op. cit., pp.117, 124 y 129.
55
Geneviève Dreyfus-Armand, L´Exil des républicains espagnols en France, op. cit., p. 268.
56
Anne Dulphy, “La politique de la France à l'égard de l'Espagne franquiste, 1945-1949”, op. cit., p. 136.
57
Jordi Guixé Coromines, La República perseguida, op. cit., p. 337.

34
solo le quedará en Europa España. Nuestra amistad recíproca es deseable” le recalcaba
Franco al primer ministro británico Winston Churchill en octubre de 1944.58 Carrero
Blanco tampoco albergaba dudas sobre el papel futuro de España en la escena
internacional: “Nuestra posición es, pues, francamente sólida y puede sintetizarse en
estos dos aspectos: Inglaterra y Estados Unidos nos necesitan, conjuntamente, para
luchar contra el imperialismo ruso. Inglaterra y Estados Unidos se disputan nuestra
amistad con vistas al futuro, cuando, desaparecido el peligro ruso, sus intereses se
encuentren frente a frente”.59
Con el inicio de la Guerra Fría, Franco, consciente de las nuevas necesidades
estratégicas militares de los norteamericanos, ofrece públicamente a los Estados Unidos
facilidades logísticas y bases militares en territorio español. 60 En junio de 1948, se
establecen los primeros contactos entre E.E.U.U. y España encaminados a cooperar
militarmente. Un mes después, tres oficiales españoles viajan a Baltimore, invitados por
las fuerzas armadas americanas para realizar maniobras aéreas.61 En septiembre de ese
mismo año, el presidente de la comisión senatorial de las fuerzas armadas americanas,
el senador Gurney, visita Madrid y se reúne con Franco para debatir sobre la situación
europea y las necesidades militares españolas.62

A finales de los años cuarenta, quedaba claro que España, a pesar de tener un régimen
dictatorial, se había convertido en un aliado imprescindible para los Estados Unidos. El
miedo a ver peligrar sus planes estratégicos de defensa en España les lleva a estar muy
pendientes de las actividades guerrilleras de los comunistas españoles en Francia porque
con ello, no solo peligraba la posible estabilidad en suelo español para sus futuras bases
aéreas, sino también la paz mundial. 63
Por su parte Francia, alineada con la política de defensa de los países occidentales, se
afanará también en perseguir a los comunistas españoles. En ello coincide con el
gobierno franquista que llevaba persiguiéndolos con saña desde el golpe de Estado de
julio de 1936 sin importarle los límites fronterizos. Junto a E.E.U.U. todos colaborarán
58
Ídem, p. 347: Carta de Franco a Churchill firmada el 14 octubre de 1944.
59
Enrique Moradiellos, Franco frente a Churchill. España y Gran Bretaña en la Segunda Guerra
Mundial (1936-1945), Barcelona, Península, 2005, p. 418.
60
Moisés Rodríguez Escobar, “La estrategia diplomática de Franco en Estados Unidos. Lequerica y el
Spanish Lobby” en Jara Cuadrado (ed.) en Pasado y presente, 2019, p. 1276.
61
Anne Dulphy, “La politique de la France à l'égard de l'Espagne franquiste, 1945-1949”, op. cit., p. 138,
nota 61.
62
Enrique Moradiellos, “La España aislada” en Cuadernos del mundo actual, Historia 16, 1993, p. 30.
63
Anne Dulphy, “La politique de la France à l'égard de l'Espagne franquiste, 1945-1949”, op.cit., p. 136.

35
en la cruzada contra “los rojos españoles” y para ello el intercambio de información será
fundamental.
En septiembre de 1947 se crea la CIA, la Agencia Central de Inteligencia de Estados
Unidos, y sus agentes desembarcan en Europa. Vienen con la misión de combatir el
comunismo desde todas sus vertientes y no les faltan medios ni presupuesto. A través de
la prensa, la publicidad, el cine y con la ayuda y el apoyo de los gobiernos europeos,
inician sin tapujos una guerra psicológica contra la izquierda. Pero no se limitan a eso
porque también vienen con la misión de organizar la resistencia bélica en Europa en
caso de un ataque comunista. Tienen mano libre para realizar operaciones encubiertas
contra estados o grupos de extranjeros hostiles a E.E.U.U. 64 En Francia, como en el
resto de los países europeos receptores de las ayudas del Plan Marshall, la CIA pone en
marcha un servicio de información encargado de vigilar a los comunistas.65 Sus agentes
secretos estarán en contacto permanente con el resto de los servicios secretos europeos e
intercambiarán información valiosa sobre los militantes del PCE en Francia.
Los comunistas españoles son conscientes de que ahora han pasado a ser “los
enemigos”: “La historia se paró en 1948-49. Estábamos en plena Guerra Fría. E.E.U.U.
tenía ya un cierto predominio sobre Europa y los gobiernos europeos querían estar en
concordancia con E.E.U.U. cuyos enemigos eran los comunistas .”66 Aún así, la
propaganda comunista no cejaba en transmitir mensajes triunfalistas a sus militantes: El
29 de enero de 1948 en Mundo Obrero se seguía afirmando que la caída del régimen de
Franco era inminente.67
Pero la máxima preocupación de los comunistas españoles en Francia no gira en torno a
los acontecimientos internacionales que se están viviendo. Otras preocupaciones quizás
más prosaicas y cercanas acapararían su atención. En enero de 1948, un informe del
prefecto de Sète, Mr. Weiss confirmaba esta realidad:
“El partido comunista español es el más importante del departamento y su apoyo a los
antifranquistas está asegurado. La opinión publica es aún indiferente a las cuestiones
internacionales, pero cambiará a lo largo del año a causa de la inquietud creciente por la
violencia en las huelgas y la penuria, que dura demasiado. (…) La única cuestión internacional

64
Mark Mazower, La Europa Negra, Valencia, Barlin Libros, 2018, p. 332.
65
Fernando Hernández Sánchez, La frontera salvaje op. cit., p. 235.
66
Palabras del doctor Josepth Ducuing, que trabajaba en el Hospital Varsovia y fue deportado a raíz de la
operación Boléro-Paprika en Simon Lapatie, “Joseph-Ducuing-Varsovie: Un hôpital militant, résistant,
humaniste et innovant”, Universidad de Toulouse, 2015, p. 27.
67
Paul Preston, El Zorro rojo. La vida de Santiago Carrillo, p. 137.

36
que preocupa a los comunistas españoles y de la que hablan en sus tertulias es la reapertura de la
frontera franco-española”.68

En Francia, los comunistas españoles tienen muchas otras inquietudes, al margen de la


nueva situación geopolítica mundial. Además, “estábamos obsesionados con la traición
de Estados Unidos y Gran Bretaña a la causa democrática española y no prestábamos
gran atención a los cambios profundísimos que se estaban produciendo en la situación
internacional” reflexionaría más tarde Manuel Ázcarte.69 Aferrados a las consignas y la
disciplina del partido, viven un “vía crucis interno” con procesos de depuraciones que
se suceden provocando miedo y zozobra entre sus militantes, a semejanza de lo que
ocurría en el resto de los partidos comunistas en Europa y, por supuesto, en la U.R.S.S.
Además, andan inmersos en la guerra de guerrillas porque la idea de derrocar al régimen
de Franco por las armas sigue intacta en el PCE, a pesar del fracaso de la operación
Reconquista de España. Organizar el envío de armamento y de guerrilleros para reforzar
a los maquis en España, ayudar a los compañeros que están en peligro en España a
cruzar la frontera, coordinar la lucha armada y hacer llegar las directrices del partido a
los militantes del interior requiere de todas sus energías y desvelos. Por si fuera poco,
tampoco escapan de la carestía y de la penuria, ni de los graves conflictos sociales que
se viven en el país vecino.

3-LA COLONIA ESPAÑOLA ANTE LOS DESAFIOS


INTERNOS DE FRANCIA
68
Hélène Chaubin, “Étrangers ou agents de l´étranger?”, op. cit., p. 79.
69
Manuel Azcárate, Derrotas y esperanzas, op. cit., p. 305.

37
Dos años después de la liberación, Francia se enfrenta a una crisis política, económica y
social sin precedentes. En 1947, en el llamado “año terrible”, se vive una atmósfera tan
dramática que muchos no descartan que se desencadene una Guerra Civil. En el plano
económico, la situación que vive el país desde el final de la contienda mundial es
trágica: Durante los primeros seis meses de 1947, los precios de los alimentos aumentan
un 43%, mientras que los salarios apenas si crecen en un 11%. El nivel de vida es
inferior al de antes de la guerra y no deja de retroceder. La inflación ronda el 60%. 70

Han de mantenerse las cartillas de racionamiento instauradas durante la guerra que no


desaparecerán hasta 1949 y con ello el mercado negro se dispara. En 1947, las malas
cosechas y la crisis de aprovisionamiento de cereales y de carbón agravan la situación.
“La obsesión de la época de la guerra por el abastecimiento de comida no disminuiría
hasta como mínimo 1949”.71 El sentimiento de frustración y desesperanza se instala en
la población francesa y el optimismo tras la liberación se desvanece.
Ante esta situación, los gobiernos que se suceden desde el final de la guerra tienen como
principal objetivo la reconstrucción del país, la recuperación económica y la lucha
contra la inflación.72 Se nacionalizan las grandes empresas estratégicas del país (el
banco de Francia, el gas, la electricidad, las compañías de seguros...), se inicia una
reforma monetaria y se establecen impuestos sobre el capital destinados a combatir la
inflación. Asimismo se emprenden medidas destinadas a mejorar las condiciones de
trabajo instaurando un sistema de prestaciones sociales (se crea la Seguridad Social).
Pero a pesar de los esfuerzos gubernamentales para aliviar la situación, la coyuntura
económica del país es desastrosa y el descontento social pronto se convierte en
conflicto.
AUGE DE LA COLONIA ESPAÑOLA. EL PROBLEMA DE LOS
CLANDESTINOS

70
Kristin Eide, L´aspect politique des grèves de noviembre-décembre 1947, Varen, Universidad de Oslo,
2006, p. 24.
71
Tony Judt, Postguerra. Una historia de Europa desde 1945, op. cit., p. 351.
72
En diciembre de 1945, se crea el Comisariado de Planificación dirigido por Jean Monnet, un plan
quinquenal de modernización de la economía francesa. Es el llamado plan Monnet que tiene como
objetivo orientar las inversiones hacía los sectores de actividad prioritarios.

38
A raíz de la crisis económica, los sentimientos xenófobos y el rechazo a los extranjeros
en Francia no tardan en aflorar. Fenómeno social que nunca falla. Los españoles se ven
directamente afectados por ello, ya que constituyen el tercer contingente de la población
extranjera después de los polacos y de los italianos. En 1945, se estima que hay
aproximadamente 260.000 españoles viviendo en Francia. Están concentrados
principalmente en cinco departamentos: l´Hérault, los Pirineos Orientales, l´Aude, la
Gironde y el Sena. 73 Exceptuando París y sus alrededores, es decir el departamento del
Sena, la presencia más importante de españoles se halla en el sur de Francia. Por su
proximidad con España, esta zona lleva siglos acogiendo a sus vecinos que, por unas u
otras razones, tienen que abandonar su patria. Acabada la Segunda Guerra Mundial la
colonia española en el sur de Francia no dejará de aumentar. Por un lado están los que
retornan a Francia después de haber tenido que vivir en otros lugares de exilio durante
la contienda. Por otro, los que regresan después de haber sido liberados de los campos
de concentración alemanes, entre unos 4.000 y 5.000 españoles.74 Y, finalmente, nuevas
remesas de españoles llegarán a Francia desde España, bien para escapar de la
represión, bien para escapar del hambre. Estos últimos que atraviesan la frontera
clandestinamente, agudizan los problemas que genera la presencia de españoles en los
departamentos del sur, ya de por sí notable. Entre 1945 y 1949 el número de españoles
que cruzan la frontera se estima entre 21.500 y 25.000. Si en 1946 se contabiliza la
entrada de 3.500 o 6.000 españoles fugitivos, en 1947 y 1948 esta cifra se dispara
llegando a ser de 9.000 por año.75 Entre 1947 y 1949, el incremento de los clandestinos
españoles en Francia es espectacular. De ellos, según un informe interno del PCE de
1948, 15.000 se instalan en los departamentos del sur.
En la inmediata postguerra, los exiliados que se encuentran en Francia están en una
situación muy precaria. La mayoría lleva casi una década viviendo experiencias muy
duras, Guerra Civil, exilio, internamiento, persecución, clandestinidad, campos de
concentración alemanes…Tienen muchas secuelas, no solo psíquicas, sino también
físicas, y el regreso a la normalidad no es fácil: ni tienen un hogar al que regresar, ni
tienen trabajo y muchos están enfermos. Las organizaciones existentes que se encargan
de asistirles muestran su preocupación ante la triste situación de este colectivo. Las
73
Geneviève Dreyfus-Armand, L´Exil des républicains espagnols en France, op. cit., p. 198: “En cada
uno de estos departamentos se contabilizan más de 20.000 españoles”.
74
Javier Cervera Gil, La guerra no ha terminado, op. cit., p. 170.
75
Geneviève Dreyfus-Armand, L´Exil des républicains espagnols en France, op. cit., p.201 y Javier
Cervera Gil, La guerra no ha terminado, op. cit., p. 68: el autor contabiliza, desde 1946 hasta 1948,
21.657 españoles clandestinos. Las cifras varían entre unas fuentes y otras.

39
ayudas recibidas, que provienen principalmente del Comité Intergubernamental para los
Refugiados (el CIR), seguidas del recién creado Ministerio de Emigración del gobierno
de la República o de otras organizaciones benéficas, son insuficientes para atenderlos,
aunque las organizaciones hacen lo que pueden distribuyendo alimentos, ropa,
subsidios… 76
A pesar de que la mayoría de los republicanos tienen legalizada su situación y gozan de
un título de residencia, han de enfrentarse a la dificultad de rehacer sus vidas, aunque
solo sea temporalmente, hasta que puedan regresar a España. Con ello la búsqueda de
un trabajo se convierte en la máxima prioridad.

Lluís Montagut, catalán, nacido en 1912 en Castellar del Vallés, un pueblo cercano a
Tarragona, lleva desde el final de la Guerra Civil refugiado en Francia. Después de
luchar en el Ejército Republicano, de pasar por el campo de internamiento Le Barcarès
y por una Compañía de Trabajadores Extranjeros (CTE), 77 unirse a la Resistencia y
participar en la operación del Valle de Arán, ahora se encuentra desesperado porque no
encuentra trabajo. No es nada fácil porque no tiene “ninguna especialidad rentable”.
Pero gracias a una iniciativa colectiva de varios españoles que se encuentran como él,
trabaja primero en una fábrica de zapatos, para ir tirando, y después en una fábrica de
envasado de dátiles, las dos españolas, lo que le permite percibir un salario, “digamos
decente”, y pensar cómo traerse a la familia que ha dejado en España.78
Germán Arrué, nacido en Benaguacil (Valencia) en 1917, tiene algo más de suerte a la
hora de encontrar un trabajo. Después de las vicisitudes comunes a los republicanos
españoles que huyeron después de la Guerra Civil en España, Germán se incorpora a
una CTE y poco tiempo después a la Legión Extranjera. Enviado a Túnez a enfrentarse
contra las tropas aliadas, sobrevive a la batalla y deserta para incorporarse a la Segunda
División Blindada del Cuerpo Franco de África. Poco después, bajo su nuevo nombre,
“José Ortega, El Mejicano” parte con su división rumbo a Gran Bretaña, donde habrán
de preparase para entrar en acción y retomar la lucha contra los alemanes. En
Pocklington, un pequeño pueblo cerca de York, es cuando el Mejicano, aprende, sin
buscarlo, un oficio: el de peluquero. Primero empieza a cortar el pelo a algunos de sus
76
Javier Cervera Gil, La guerra no ha terminado, op. cit., p. 169.
77
Las CTE fueron creadas en abril de 1939 como compañías voluntarias para efectuar trabajos de interés
general o estratégicos de defensa. En septiembre de 1940, el gobierno de Vichy crearía las GTE,
sustituyendo así a las CTE, donde, con carácter obligatorio, los extranjeros trabajarían como mano de
obra.
78
Lluís Montagut, Yo fui soldado de la República, Barcelona, RBA, 2006, p. 449.

40
compañeros y como parece que lo hace bien, acaba cortando el pelo a toda la tropa,
incluido al general Leclerc. El Mejicano todavía no sabe que, gracias a ello, podrá
encontrar un empleo rápidamente acabada la guerra, en una peluquería, en la calle
Rivoli, en París para más señas.79
Los antiguos combatientes tienen dificultades para encontrar trabajo. Salieron muy
jóvenes huyendo de España y no han tenido tiempo de formarse profesionalmente en
nada: “¿qué tenemos delante de nosotros? Ni oficio ni beneficio, nada, el orgullo de
haber luchado tres años en España y de haber ganado la guerra en Francia. […]”,
reflexionará años después Luis Menéndez, nacido en Asturias en 1916. Como muchos
otros, se empleó en la construcción, “porque era entonces donde había más trabajo”. 80
Aunque la mayoría de los refugiados españoles consiguen un empleo en sectores donde
los franceses no quieren trabajar, como en las minas, en la agricultura o en la
construcción, una parte de los franceses considera que les están usurpando sus puestos
de trabajo. Además, el hecho de que sean republicanos, es decir, gente politizada,
genera suspicacias entre los patronos que ven en ellos a trabajadores conflictivos en
potencia.
Emilio Álvarez Conesa, nacido en Madrid en 1915, tendrá mejor suerte a la hora de
encontrar trabajo en Francia. Bueno, suerte es mucho decir teniendo en cuenta que
trabajará de minero durante treinta años. El que fuera comandante de la 46ª División
durante la Guerra Civil, huye a Francia con lo puesto, junto a su mujer, Carmen Martín
Belinchón y su primogénito. Con una intensa actividad política a sus espaldas y
miembro del PCE desde los dieciséis años, a su llegada a Francia, y después de pasar
por diversos campos y centros disciplinarios, trabaja de minero en Salsigne y luego en
Gréasque. Allí, bajo el apodo de Pinocho y junto a su mujer, Pinocha, entran los dos en
la Resistencia en la que tendrán un papel destacado. Al finalizar la guerra, Emilio
recibirá la Cruz de Guerra con palma en rojo y será nombrado Caballero de la Legión de
Honor. A las mujeres todavía les faltan años para ser consideradas iguales que los
hombres: Carmen no recibirá ninguna medalla a pesar de haberse jugado la vida en la
Resistencia. Los dos también participan en la operación Reconquista donde Emilio
habrá de enfrentarse ante un consejo de guerra por ordenar la retirada de su brigada por

79
Evelyn Mesquida, La Nueve. Los españoles que liberaron París, Barcelona, Ediciones B, 2008, pp.169
y ss.
80
Alicia Alted, La voz de los vencidos: el exilio republicano de 1939, Madrid, Aguilar, 2005, p. 101.

41
propia iniciativa. Rompe entonces con el partido comunista y regresa con su familia a
Gréasque. Allí todos ellos, incluida Carmen, se reincorporarán al trabajo en la mina. 81

En 1946, el cierre de la frontera con España agudiza el problema de los refugiados


españoles porque la afluencia de clandestinos registra magnitudes alarmantes que no
remitirán hasta dos años después. A pesar de la empatía que la sociedad francesa
manifiesta hacía los antifranquistas, los franceses que viven cerca de la frontera están
cada vez más molestos con la presencia creciente de los españoles y los prefectos del
sur trasladan a las autoridades su deseo de “no tener demasiados españoles en su
territorio”82 Reclaman también ayudas económicas para atender y hacer frente a los
gastos que les genera la llegada de tantos extranjeros.
De cara a afrontar el problema, las autoridades francesas establecen centros de acogida
para los recién llegados con el principal objetivo de identificarlos y proporcionarles los
primeros auxilios: comida, cobijo, atención sanitaria, etc. y determinar el estatus
jurídico y legal de cada individuo. En 1946 se abre el centro de Haras, en Perpiñán, pero
en breve resulta insuficiente y poco a poco se van abriendo otros como el campo de Noé
(Toulouse), la villa de Don Quichotte, en Récébédou (Toulouse), el Tivoli, en Bouscat
(Burdeos), o más tarde en Mérignac (Burdeos). La idea inicial es que los fugitivos
permanezcan en los centros unos pocos días hasta que un comité examine caso por caso
y los clasifique como refugiados políticos o económicos. Pero la entrada masiva de
españoles ilegales y el atasco administrativo que se deriva alargan la estancia de los
acogidos hasta incluso varias semanas.
En el campo de Haras (Pirineos Orientales), de agosto a octubre de 1946 se registra la
entrada de 1.067 personas, de ellas 105 niños menores, 332 mujeres y 49 hombres de
más de sesenta años.83 En el mismo año, el centro de Mérignac acoge a 968 refugiados,
y un año después a 2.341. Allí, los funcionarios denuncian que “Las condiciones de vida
son lamentables, la higiene brilla por su ausencia y el reparto de víveres es insuficiente”.
84
Las instalaciones improvisadas, sus pésimas condiciones y su precariedad recuerdan
inevitablemente a los campos de internamiento que Francia instaló en el 39 para acoger
a los republicanos en la Retirada. Por ello, poco a poco, los centros de acogida serán
81
Evelyn Mesquida, Y ahora, volved a vuestras casas, Barcelona, Ediciones B, 2020, pp. 246 y ss. y pp.
264 y ss.
82
Fernando Hernández Sánchez, La frontera salvaje, op. cit., p. 216.
83
Ibídem, p. 205.
84
David Wingeate Pike, “L´immigration espagnole en France” en Revue d´Histoire Moderne et
Contemporaine, tome 24 n° 2, 1977, p. 288.

42
desmantelados y sustituidos por oficinas especiales que se situarán cerca de la frontera,
en Bayona, Hendaya, Pau, Toulouse, Perpiñán...

En un primer momento y dado que los clandestinos son poco numerosos, el gobierno
francés se muestra favorable a considerar a todos como refugiados políticos. De hecho,
entre 1946 y 1947 solo un 6% de los clandestinos son devueltos a España. 85 Pero la
creciente llegada de fugitivos españoles cambia las cosas. Por un lado, debido al
contexto internacional, Francia se encamina a la normalización de sus relaciones con
España y, por otro, la crisis económica que golpea el país dificulta la inserción
profesional de los recién llegados. Ante esta nueva coyuntura, el gobierno francés se irá
mostrando cada vez más reacio a acoger a nuevos extranjeros en su territorio.
En diciembre de 1946, la Organización Internacional para los Refugiados, la OIR,
sustituye a la CIR. A partir de ese momento será el organismo encargado de determinar
quiénes de los recién llegados podían ser considerados refugiados políticos y quiénes
no. Teniendo en cuenta que tener el status de refugiado aportaba mayores beneficios
legales, la mayoría de los fugitivos alegaría entrar en Francia por razones políticas y
demostrar lo contrario era harto difícil. Por ello, el papel de la OIR fue muy pronto
cuestionado por las autoridades, que consideraban que este organismo no hacía bien su
trabajo. La OIR hacía lo que podía, pero la cifra de refugiados políticos españoles no
dejaba de crecer: En 1945, eran 94.069 y en 1949 pasaron a ser 125.000, siendo con
mucho el número más importante de refugiados extranjeros en Francia.86
Los prefectos del sur eran los que más sufrían y se quejaban por esta situación. En 1948,
el prefecto de los Pirineos Orientales informaba a París de que solo un 10% de los
españoles que cruzaban la frontera por su departamento eran verdaderos refugiados
políticos, entre un 30 y un 40% venían para reunirse con sus familiares y el resto, o sea
el 50%, eran emigrantes económicos. Aún así, no es partidario de devolver a ningún
clandestino a España porque, aunque hubieran escapado por razones económicas,
devolverlos suponía ponerlos en riesgo. Francis Blanchard, el jefe del tercer bureau de
la dirección regional de extranjeros, opinaría lo mismo: “Humanamente no podemos
devolverlos a las manos de un gobierno de opresión”.87

85
Geneviève Dreyfus-Armand, L´Exil des républicains espagnols en France, op. cit., pp. 202 y 203.
86
Javier Cervera Gil, La guerra no ha terminado, op. cit., p. 70.
87
Ibídem, pp. 191 y 195.

43
Aunque inicialmente muchos sectores de la sociedad francesa se muestran solidarios y
dispuestos a acoger a los clandestinos que cruzan la frontera, el creciente número de
españoles en los departamentos del sur genera problemas y no solo económicos o
legales, sino también de convivencia.
Ni los refugiados políticos ni los emigrantes económicos escaparán de los recelos y
prejuicios de algunos franceses. Según informes de los Renseignements Généraux, los
españoles empleados en empresas forestales viven aislados y no se mezclan con la
población francesa, cosa que no gusta. Se quejan de su “poco gusto por el trabajo” y de
que los chantiers88 son utilizados por los españoles para regularizar su situación. Son
una mano de obra imprescindible, pero sus actividades y su modo de vida molestan. En
diciembre de 1945, en un informe policial elaborado a raíz de un homenaje a la
Pasionaria celebrado en un cine de Toulouse, se hacían las siguientes reflexiones:
“[…]Ver a tres mil holgazanes, parados voluntarios al parecer, dedicarse en nuestro
suelo a manifestaciones, cualquiera un día laborable, en un día en el que todo ciudadano
francés se dedica a sus ocupaciones cotidianas. ¿De qué viven estas tres mil personas?
¿Quién subvenciona las necesidades de su familia? ¿De qué ayuda son ellos a nuestra
economía nacional?” 89
Si sus reuniones, mítines y celebraciones generan recelo, el
rechazo hacia los españoles se agudiza cuando parte de ellos se involucran en la política
francesa. Las autoridades se mostrarán inflexibles en este punto y, paulatinamente, irán
tomando medidas severas contra los extranjeros que, “abusando de la hospitalidad que
les brinda la República francesa, ponen en peligro la seguridad nacional”. Este sería el
argumento definitivo para lo que vendría después, con la operación Boléro-Paprika.
Pero a los españoles también se les acusa de muchos delitos: robos, ajustes de cuentas,
crímenes… En febrero de 1948, el prefecto de los Bajos Pirineos, Gabriel Delaunay,
remitía un informe a la Dirección General de la Seguridad Nacional en el que, además
de manifestar su rechazo hacia los nuevos españoles que llegaban de forma clandestina,
les acusaba de cometer delitos. Aunque no a todos, menos mal:

“hay que destacar que no existen muchos delitos de derecho común en los que no estén
comprometidos algunos españoles. Algunos viven del tráfico y del contrabando. Los

88
En los años cuarenta, los llamados chantiers hacían referencia a las explotaciones forestales o mineras
dirigidas por refugiados españoles. Para conocer más en detalle la historia de los chantiers, ver p. 84 en
este mismo libro. (La traducción literal de chantier es “tajo”).
89
Fernando Hernández Sánchez, La frontera salvaje, op. cit., p. 215.

44
clandestinos que desde unos meses cruzan la frontera son, en su mayor parte, aventureros de los
90
que es imposible conocer sus antecedentes”.

Para solucionar el problema, reclamaba que los prefectos tuviesen atribuciones para
poder echar de su departamento a los extranjeros que no fueran verdaderos refugiados
políticos, a los que no tuvieran razones familiares que justificasen su entrada en Francia,
a los que hubieran cometido algún delito o, por último, se implicasen en la política
interna francesa.91 En ese mismo mes, el prefecto de Haute-Garonne, Émile Pelletier,
trasladaba al ministro del Interior su preocupación por los delitos comunes que se
estaban produciendo en la ciudad de Toulouse y, además, afirmaba que la mitad de los
crímenes eran cometidos por los españoles.92
Émile Pelletier aún no lo sabe, o quizás sí, pero unas semanas después será nombrado
inspector general de la Administración en misión extraordinaria de la 5ª Región militar
de Francia, lo que le convertirá en un super-prefecto, con poderes civiles y militares. La
5ª región militar coincidía con la zona donde la colonia española tenía más presencia, es
decir, los departamentos de Haute-Garonne, Tarn, Tarn-et-Garonne, Aveyron, Aude,
Pirineos Orientales, Ariège, Gers, Altos y Bajos Pirineos y las Landas. Por eso Émile
Pelletier muy pronto se convertirá en alguien clave para los republicanos españoles, y ni
qué decir para el destino de los comunistas que se encontrarían bajo su jurisdicción.
Nacido en febrero de 1898 en Saint-Brieuc (Bretaña), Émile Pelletier tiene a sus
espaldas una larga carrera en la administración, solo interrumpida durante los años de
Ocupación en la que fue apartado de sus funciones por el gobierno de Vichy y se unió a
la Resistencia. Finalizada la guerra, retoma su carrera profesional y desde 1947 es
prefecto de Haute-Garonne después de haberlo sido en Sena y Marne y en Somme. A
pesar de su paso por la Resistencia, por la que será condecorado con la Legión de Honor
y con la Cruz de Guerra, lo cierto es que sus ideas conservadoras y anticomunistas son
bien conocidas por todos.

En una Francia recién salida de la guerra no resultaba difícil hacerse con armas y
algunos jóvenes, acuciados por la necesidad, protagonizarían incidentes violentos contra
la población civil para hacerse con algún que otro botín que les proporcionase
90
Javier Cervera Gil, La guerra no ha terminado, op. cit., p. 194.
91
Geneviève Dreyfus-Armand, L´Exil des républicains espagnols en France, op. cit, p. 61.
92
David Wingeate Pike, Jours de gloire, jours de honte, op. cit., p. 224 y Javier Cervera Gil, La guerra
no ha terminado, op. cit., p. 195.

45
fácilmente un sustento. La prensa amarilla francesa también propagaba la idea de que
los extranjeros eran los principales responsables de la delincuencia y esto fue calando
paulatinamente en algunos sectores de la sociedad a pesar de que las cifras no
acompañaban esta percepción: “de 301 crímenes atroces castigados con la pena de
muerte entre octubre de 1944 y diciembre de 1950, solo 11 (el 3,6%) son cometidos por
españoles; de 351 implicados, únicamente 23 son españoles (un 6,5%). Con 117.824
compatriotas catalogados como refugiados, suponían 19,5 de cada 100.000”. “Ser
español fue rápidamente sinónimo de violento”. 93

En marzo de 1948, un mes después de la apertura de la frontera franco-española, el


prefecto de Haute-Garonne, Émile Pelletier, toma las riendas del asunto y convoca una
reunión para el día 15, en Toulouse, en la Dirección General de la Seguridad Nacional.
El objetivo: discutir y tomar medidas conjuntas para abordar el “problema español” y
limitar la presencia de los españoles en los departamentos más cercanos a la frontera. A
la reunión asisten todos los prefectos del suroeste y algunos más de los departamentos
de la zona de París, representantes del gobierno y algunos subprefectos y jefes de la
policía. En total, 36 personas. La mayoría de las personalidades presentes en la reunión
lo son desde hace tiempo. En concreto, de los quince prefectos que acuden a la reunión,
trece ya lo eran antes de la Segunda Guerra Mundial, aunque durante la Ocupación parte
de ellos habían interrumpido sus funciones incorporándose a la Resistencia. 94 Por lo
tanto, todos conocen bien las teorías etno-racistas de Georges Mauco con respecto a la
emigración, ideas que se asentaron en el periodo de entreguerras en el cuerpo
prefectoral y que muchos comparten. Experto en temas de emigración y subsecretario
del Estado encargado de los servicios de emigración y de extranjeros bajo el gobierno
de Daladier, Mauco defendía que los refugiados políticos eran emigrantes indeseables
porque habían venido forzados a Francia por las circunstancias y, por lo tanto, no hacían
esfuerzos por integrarse. Aunque ahora son otros tiempos, esta desconfianza hacia todo
lo extranjero, y especialmente hacia los refugiados políticos, no es ajena a la mayoría

93
Fernando Hernández Sánchez, La frontera salvaje, op. cit., p. 218.
94
Phyné Pigenet, “La protection des étrangers a l'epreuve de la guerre froide: L'opération Boléro-
Paprika”, op. cit., p. 299.
Luc Rouban, “Les préfets entre 1947 et 1958 ou les limites de la République administrative” en Revue
française d´Administration Publique, nº 108, 2003, p. 556: Datos globales para Francia: “De los
trecientos tres prefectos bajo la IV Republica, ciento uno lo eran bajo el gobierno régimen de Vichy,
ciento cuarenta y siete han estado en la Resistencia, y durante el proceso de depuración que se llevó tras
la liberación, catorce de ellos fueron revocados de sus funciones, aunque luego, reintegrados en sus
funciones”.

46
del cuerpo de funcionarios franceses.95 Y esto en la reunión se nota porque de ella
saldrán las primeras medidas importantes contra los refugiados: A partir de ahora los
prefectos del suroeste que lo consideren podrán dirigir a los clandestinos españoles a
otros departamentos del interior, evitando así que en los suyos la población española
crezca. Pero también, y es algo que traerá consecuencias, se establece la estrecha
vigilancia para todos los refugiados extranjeros que ya residen en Francia. ¿Y basándose
en qué argumento?96 Pues no se trata de intimidar a todos los refugiados, pero sí de
impedir que “algunos agitadores que están a las órdenes de algunos partidos o de ciertas
naciones vengan a turbar la paz en Francia. Es necesario “reaccionar contra los
elementos que constituyen una categoría de gentes que han venido a Francia huyendo de
la justicia en sus países y que se presentan como refugiados políticos […]”, diría en su
informe el principal instigador de la operación Boléro-Paprika, Émile Pelletier. 97 Para
estos extranjeros indeseables se abría la posibilidad de expulsarles de Francia o bien de
asignarles una residencia vigilada.
Dos años antes de la redada, ya se estaban asentado las bases legales para echar de la
metrópoli a los comunistas extranjeros. En cuanto estas circulares se aprobaron, se
empezaron a aplicar y ponerse de inmediato en práctica. Había prisa por parte de los
prefectos, máxime con los conflictos sociales que se estaban produciendo y en los que
estarían implicados algunos extranjeros.

LAS HUELGAS EN FRANCIA

El 25 de abril de 1947, en los talleres de Renault de Boulogne-Billancourt, empresa


nacionalizada después de la Liberación, un grupo de trotskistas, apoyados por militantes
anarquistas, llama a la huelga. El bloqueo de los salarios impuesto por el gobierno
tripartito para contener la inflación, junto al anuncio, un día antes, de reducir la ración
de pan de 300 a 250 gramos, enciende la chispa. Es el comienzo de una primera ola de
movilizaciones sociales en todo el país que durará hasta principios de 1948. En un
primer momento los comunistas, como el resto de los socios de gobierno, condenan el

95
Patrick Weil, “L´ordannace de 1945: l´aboutissement d´un long processus” en Revue Plein Droit nº 22-
23, 1993 y Aurélie Denoyer, L´exil comme patrie: les réfugiés communistes espagnols en RDA (1950-
1989). Trajectoires individuelles, histoire collective, op. cit., p. 64.
96
Javier Cervera Gil, La guerra no ha terminado, op. cit., pp. 120 y ss.
97
Informe del prefecto de Haute-Garonne del 3 de marzo de 1948 en Phyné Pigenet, “La protection des
étrangers a l'epreuve de la guerre froide: L'opération Boléro-Paprika”, op. cit., p. 299.

47
paro, fieles a su consigna de priorizar la recuperación económica del país, es decir,
“producir primero, luego revindicar”. Pero en vista de la magnitud de la huelga
modifican su postura poniéndose a la cabeza del movimiento y hacen suyas las ahora
“legítimas reivindicaciones” de los metalúrgicos.98 Su supervivencia depende ello.
En el gobierno las cosas no pintan bien. Las discrepancias entre los comunistas y el
resto de las formaciones políticas se van acumulando y algunas parecen insalvables. Las
tensiones internacionales provocadas por la Guerra Fría y las duras críticas de los
comunistas a la línea de actuación del gobierno ante los conflictos en Indochina y la
represión francesa ante la revuelta malgache en Madagascar exacerban aún más si cabe
el ambiente.99 Cuatro días después del estallido de la huelga, el gobierno francés, a cuyo
mando se encuentra el socialista Paul Ramadier, deja claro que no está dispuesto a
negociar con los trabajadores ningún aumento de salario ni ninguna de sus
reivindicaciones sociales. El conflicto entonces se agrava y se va expandiendo a otros
centros de la factoría. A finales de abril, de los treinta mil trabajadores de Renault, diez
mil están en huelga.100 El apoyo de los comunistas franceses a las huelgas provoca la
expulsión del PCF del gobierno el 5 de mayo de 1947. A pesar de ello, el secretario
general del PCF, Maurice Thorez, alberga esperanzas de volver al poder por la vía
democrática y descarta la vía revolucionaria. Aboga por una “vía francesa hacia el
socialismo”. Pero su postura no convencerá y el miedo a que los comunistas franceses
tomen el poder por las armas irá arraigando.

Santiago Carrillo reflexionaría años después sobre este periodo:

“En 1947 los comunistas abandonan los gobiernos de los países occidentales y pasan a la oposición,
sin intentar mantener por la fuerza sus posiciones. En Italia y Francia los comunistas constituyen una
fuerza potente y si el partido hubiese lanzado un llamamiento a la lucha armada para recuperar el
poder, sirviéndose de las armas enterradas durante la Resistencia, los comunistas lo hubieran hecho y
se habrían batido. Sin embargo, prefirieron luchar en el marco democrático”.101

Ramadier forma entonces un nuevo gobierno. La llamada “Tercera fuerza”, que


sustituye al “Tripartismo” anterior, es también una coalición. Compuesta por socialistas,

98
Kristin Eide, “L´aspect politique des grèves de noviembre-décembre 1947”, op. cit., p. 21.
99
Fernando Hernández Sánchez, La frontera salvaje, op. cit, p. 250.
100
Kristin Eide, “L´aspect politique des grèves de noviembre-décembre 1947”, op. cit, p. 27.
101
David Wingeate Pike, Jours de gloire, jours de honte, op. cit., p. 162.

48
demócratas-cristianos y radicales (SFIO, UDSR y MRP) comparten su hostilidad hacia
los comunistas y a el nuevo partido de de Gaulle.102
A mediados de mayo, la huelga en Renault toca a su fin con gran éxito para los
trabajadores que han conseguido que gran parte de sus reivindicaciones sean
escuchadas.
En otros sectores, quizás animados por el éxito alcanzado en Renault, los trabajadores
reclaman igualmente una subida de salarios para hacer frente a una inflación que el
gobierno no logra frenar. Para presionar, proceden a lo mismo, convocan huelgas. En
junio es el turno de los panaderos, seguida de los transportistas de carburantes de la
región de París, de los empleados de la banca, de los ferroviarios, de los trabajadores de
los astilleros, de los mineros…103 Los problemas de avituallamiento se hacen sentir y la
tensión social no deja de crecer.
Los comunistas franceses, ahora en la oposición, apoyan abiertamente las
movilizaciones obreras y sus reivindicaciones económicas y se alinean con las
consignas de la recién creada Kominform. Rechazan de plano el Plan Marshall, la
política de colaboración llevada hasta el momento con los socialistas y la cooperación
con el sistema capitalista, ideas que vinculan a las luchas obreras. Para Andréi Zhdánov,
secretario del PSUC y principal exponente de la recién creada Kominform (Oficina de
Información de los Partidos Comunistas y Obreros), es evidente que el mundo está
dividido en dos campos irreconciliables, las fuerzas imperialistas y antidemocráticas
dirigidas por los Estados Unidos, y las anti-imperialistas y las democráticas
representadas por la URSS y los países del Este. No descarta un conflicto militar y
critica duramente a los partidos comunistas de los países occidentales, particularmente
Francia e Italia, por colaborar con los burgueses y socialdemócratas. Ahora toca luchar
contra el imperialismo americano con todas las fuerzas disponibles. Es la respuesta a la
doctrina Truman, proclamada unos meses antes, en la que el presidente de los E.E.U.U.
declaraba su apoyo a los gobiernos que resisten frente al comunismo. Los comunistas
franceses no escapan a esta dialéctica y adoptan una nueva línea política basada en el
enfrentamiento. Ya no aspiran a volver a formar parte del gobierno y se proclaman

102
SFIO: La Section française de l´Internationale ouvrière (socialistas).
UDSR: L´Union démocratique et socialiste de la Résistance (demócratas-cristianos).
MRP: Le Mouvement républicain populaire (radicales).
RPF: Le Rassemblement du peuple français, partido político fundado por De Gaulle en abril de 1947.
103
Kristin Eide, “L´aspect politique des grèves de noviembre-décembre 1947”, op. cit, p. 31.

49
como el único partido que defiende la lucha del proletariado contra la burguesía. Ahí es
nada.

Comienza el otoño y la tensión crece. En el mes de noviembre las huelgas alcanzan su


punto más álgido. El conflicto se desencadena en Marsella por la decisión del reciente
gobierno municipal gaullista de subir en un 42% el precio de los tranvías. El 10 de
noviembre, en protesta por la medida, la CGT convoca una manifestación que acaba en
enfrentamientos violentos entre los asistentes y las fuerzas del orden: un joven obrero
muere y cuatro sindicalistas comunistas son arrestados. La situación se desborda y
muchos marselleses se echan a la calle. Invaden el Palacio de Justicia y toman el Hôtel
de Ville, sede del ayuntamiento, donde alguien, sin duda comunista, consigue izar una
bandera soviética. Esa misma noche, un joven obrero, Vincent Voulant, muere tras
recibir varios tiros de la policía. 104 Se declara entonces la huelga general que se extiende
rápidamente por el resto de Francia: los metalúrgicos, los mineros, los ferroviarios, los
trabajadores del textil, los obreros de la construcción, los profesores… se unen al paro.
En la prensa comunista se insiste en el aspecto reivindicativo de las huelgas y se hace
particularmente hincapié en la situación económica del país y en la subida continua de
los precios: “¡Basta de miseria! ¡nuestro 25%!” . “Marsella en pie contra la carestía”.
105

Hay llamadas masivas a la solidaridad: “Extensión y fortalecimiento de la lucha en el


país”. “Impresionante y conmovedora solidaridad de todo un pueblo”. “El movimiento
reivindicativo y las protestas contra la carestía de la vida aumentan de hora en hora”.
Pero si en un principio el detonante de las movilizaciones parece ser puramente
económico, el deslizamiento hacía una lucha política también se hace patente: “No
podemos vivir así y el alineamiento con los precios americanos continúa”. “Contra la
política del hambre del partido americano”. 106
Para los servicios secretos
norteamericanos, la explosión social es fruto de la inflación galopante que vive el país:
“La desfavorable inflación que atraviesa (Europa occidental) provoca gran parte de
estas huelgas, incluso si no son los comunistas quienes las convocan”. Es una
apreciación que les honra, aunque eso no les impedirá impulsar en Europa una cruzada
contra los comunistas. Desde algunos sectores de la Iglesia, también se preguntan por
las motivaciones de las huelgas: “¿Huelga política, dicen? ¿La huelga es solo política?
104
Danille Tartakowsky, Les manifestations de rue en France, (1918-1968), París, Publications de la
Sorbonne, 1997, pp. 552 y 553.
105
La Vie ouvrière, noviembre de 1947.
106
L´Humanité, noviembre y diciembre de 1947.

50
¿Se ha examinado el presupuesto de que disponen las familias obreras? ¿Puede el
trabajador con su salario alojar, calentar, alimentar y vestir a su familia?” se interrogaba
el obispo francés de Tarbes y Lourdes.107
En las cuencas mineras del Norte y de Pas-de-Calais, las reivindicaciones económicas
se mezclan de inmediato con las políticas. Porque el 14 de noviembre, el comunista y
dirigente sindical de la CGT, Léon Delfosse, es despedido de sus funciones como
administrador de las Houillères por votar contra la política gubernamental en el consejo
de administración. Victorin Duguet, comunista y presidente del consejo de las
Houillères, dimite de su puesto. Al día siguiente el paro es secundado masivamente por
los trabajadores: más del 70% de los mineros se suman a la huelga. El paro es ahora
total en toda la industria minera y se extiende con fuerza al resto de los sectores: la
industria metalúrgica, la del textil, la construcción, el transporte, la enseñanza, los
servicios públicos…
En noviembre de 1947, ante la imposibilidad del gobierno de hacer frente a la situación,
Paul Ramadier dimite y es sustituido por Robert Schuman que inmediatamente adopta
medidas urgentes para reprimir las huelgas. El socialista Jules Moch es nombrado
ministro de Interior. Nacido en París en 1893 en el seno de una familia burguesa y judía,
Jules Moch lleva tras de sí una larga trayectoria en la política. Hijo de un oficial de
artillería, estudia ingeniería naval y se afilia en 1924 a la SFIO después de hacer un
viaje a la URSS del que vuelve desencantado. Inicia entonces su carrera parlamentaria
siendo elegido diputado sucesivas veces, hasta que en 1938 es nombrado ministro de
Obras Públicas y Transporte en el gobierno de su compañero de partido, Léon Blum.
Tras la invasión de Francia por los alemanes, fue uno de los ochenta parlamentarios que
votó en contra de la concesión de plenos poderes al mariscal Pétain por lo que fue
arrestado y encarcelado. Unos meses después de ser liberado, se unirá a la Resistencia
incorporándose a las fuerzas navales de la “Francia Libre” en 1942. Después de la
guerra ocupará de nuevo la cartera de ministro de Obras Públicas y Transportes hasta
ahora, en noviembre de 1947, cuando es nombrado in extremis ministro del Interior para
hacer frente a la crisis social que vive el país. Seguramente sabe que no lo tendrá nada
fácil.108 Además es un puesto muy poco agradecido.

107
Fernando Hernández Sánchez, La frontera salvaje, op. cit., p. 254: palabras del obispo francés de
Tarbes y Lourdes.
108
Gilles Morin, “Les communistes et Jules Moch, representations et pratiques en temps de Guerre
froide”, en Philippe Buton, Olivier Büttner y Michel Hastings (dir.), La Guerre froide vue d'en bas,
CNRS, pp.247-271, 2014. https://halshs.archives-ouvertes.fr/halshs-01262871.

51
Mientras, los enfrentamientos no paran de crecer y provocan nuevas víctimas. La noche
del 2 al 3 de diciembre, en Arras, los huelguistas, pretendiendo desviar un convoy que
transportaba fuerzas antidisturbios, provocan el descarrilamiento del tren París-Lille,
accidente que se salda con dieciséis muertos y más de treinta heridos. El día 4, en la
estación de Valence, en el Sur-Rhône, tres manifestantes mueren cuando los huelguistas
intentaban recuperar la estación bajo las balas de la policía.
Son ya dos millones y medio de trabajadores movilizados. 109 La huelga es total y
Francia está prácticamente paralizada. Ante la magnitud del conflicto, el recién
nombrado ministro del Interior, Jules Moch, envía reservistas y material militar a las
zonas más conflictivas del país, especialmente a las cuencas mineras del norte y a la
región de Marsella. Las instrucciones emitidas a los prefectos son contundentes: “Si la
persuasión no funciona para evacuar todos los lugares ilegalmente ocupados por los
huelguistas, habrá que hacerlo empleando la fuerza”. 110
Ahora las fuerzas de la policía
no dudan en disparar o en emplear gases lacrimógenos con el fin de acabar con la
resistencia obrera. Tienen el respaldo de su nuevo jefe, Jules Moch, cuyo lema se hará
famoso: “Primero reprimir, luego negociar”. 111 Ante esta declaración de principios, el ex
ministro comunista de trabajo, Ambroise Croizat, responde: “Si Hitler no ha conseguido
doblegar al pueblo, no serán Jules Moch y sus esbirros quienes lo consigan”. 112 A
comienzos de 1948 el cansancio por la situación de parálisis que vive el país es general.
Los trabajadores, cada vez más desencantados, no pueden resistir por más tiempo las
consecuencias de la huelga y desean llegar a un acuerdo y retomar el trabajo. “La huelga
es muy bonita, pero si no hay trabajo, ¿quien dará de comer a mis hijos?” dicen con
gran sabiduría las mujeres de los barrios obreros. A principios de diciembre de 1947 el
gobierno y los dirigentes sindicalistas inician las negociaciones para el cese de las
huelgas. “Con la rabia en el corazón, los ojos llenos de lágrimas por la pena de no haber
visto cumplidas nuestras reivindicaciones, con el duelo de nuestros camaradas
asesinados por las fuerzas policiales, retomamos el trabajo”, diría Carles Biancheri, un
destacado sindicalista francés de la CGT.113 El gobierno ha cedido ante algunas
109
Fernando Hernández Sánchez, La frontera salvaje, op. cit, p. 255.
110
Kristin Eide, “L´aspect politique des grèves de noviembre-décembre 1947”, op. cit., p. 42, nota 191:
Circular del 24 de noviembre de 1947 del ministro del interior a los prefectos.
111
Jean-Louis Vivens “Conflit social ou affrontement politique? La grève des mineurs en France en
1948 sous les angles de la solidarité et de la répression”, París, Universidad París 1 Panthéon-Sorbonne,
2015, p. 57, nota 227: Conferencia a los prefectos, 6 de noviembre de 1947.
112
Michel Etiévent, “Mai 1947, exclusión des ministres communistes et répression des grèves” en L
´Humanité, 2 de junio de 2017.
113
Kristin Eide, “L´aspect politique des grèves de noviembre-décembre 1947”, op. cit., p. 42.

52
reivindicaciones: concede una prima mensual de mil quinientos francos para los que se
reincorporan a sus puestos, se establece un nuevo salario mínimo y las ayudas familiares
se incrementan. Pero la revisión trimestral de los salarios reclamada por la CGT no es
atendida y muchos trabajadores albergan un sentimiento de fracaso y rabia.
A ello hay que añadir la respuesta represiva del gobierno: 1.375 personas han sido
detenidas, de las cuales 112 por actos violentos y 57 por posesión de armas. Aunque la
mayoría de las sanciones son económicas, también algunos huelguistas, en su mayoría
dirigentes sindicales y comunistas, sufren penas de prisión; por ejemplo, Léon Delfosse
es condenado a cuarenta días de prisión y ocho mil francos de multa. Hay despidos en la
Administración y en las fábricas para los trabajadores que han secundado la huelga y
entre los políticos electos, ochenta y cinco disputados y alcaldes comunistas del PCF
han de hacer frente a solicitudes de desafuero. 114
Las llamadas huelgas “Molotov” han
terminado, pero la frustración y la rabia entre los trabajadores franceses, no. Hay
hambre y se carece de todo.
Robert Schuman y Jules Moch son conscientes de ello, están convencidos de que el
descontento en la población francesa persiste y que es muy posible que surjan nuevos
conflictos. Teniendo además en cuenta el contexto de la Guerra Fría, están persuadidos
de que los comunistas preparan una amplia agitación internacional capaz de poner en
peligro la paz mundial. Temen lo peor. En sus memorias, Jules Moch diría: “[…] Tenía
la seguridad de que el PCF iba a desencadenar un verdadero complot para poner en
peligro la República, y, quién sabe, dar un golpe como el de Praga. […] Sabía que una
acción violenta se produciría, esta vez en el sector minero”. 115
En septiembre de 1948,
Jules Moch siente que el conflicto no va a tardar en estallar: “informaciones bastante
numerosas y concordantes me confirman que la huelga en las minas está a punto de
desencadenarse”. Por su parte, Robert Schuman, dirigiéndose a sus ministros de
Asuntos Exteriores y del Interior, dirá: “La evolución de la situación internacional no
permite descartar un eventual conflicto armado en el cual Francia se vería inmerso. […]
El territorio metropolitano no podrá escapar de una invasión”. En cuanto a Vicente
Auriol, presidente de la República, declarará: “se dice incluso en los medios comunistas
que estamos en los albores de una acción revolucionaria tendente a instaurar una

114
Kristin Eide, “L´aspect politique des grèves de noviembre-décembre 1947”, op. cit., p. 93.
115
Pierre Outteryck, “La grève des mineurs de 1948”, op. cit., p 10.

53
democracia popular […] Parece que el PCF busca transformar esta huelga en un
movimiento insurreccional, todo esto motivado por la política internacional”.116

Considerando y juzgando que la situación en Francia es de extrema gravedad, el


ministro del Interior francés decide prepararse para lo que parece que viene:
Reestructura las fuerzas de seguridad nacionales y prepara un plan de defensa nacional
para garantizar el aprovisionamiento del país en caso de un conflicto bélico entre el
bloque comunista y el occidental. Crea una nueva figura: los inspectores generales de la
Administración en misión extraordinaria (IGAME) que detentarán a la vez poderes
civiles y militares. Los generales de las regiones militares, los cuerpos antidisturbios y
la policía, así como los prefectos departamentales, quedan subordinados a ellos con el
fin de coordinar las acciones necesarias para mantener el orden en caso de huelgas,
movimientos revolucionarios o disturbios. Los IGAME, o también llamados super-
prefectos, controlarán cada una de las nueve regiones militares francesas, cada una de
las cuales abarca varios departamentos.
En los cuerpos antidisturbios, las llamadas Compañías Republicanas de Seguridad
(CRS), se encuadraban numerosos agentes procedentes de la Resistencia. Muchos de
ellos, en los conflictos que se producen en Marsella en noviembre de 1947, se habían
negado a reprimir a los manifestantes. Por ello, el primer objetivo de Moch será depurar
las CRS y eliminar de sus filas la presencia de comunistas. Al menos once compañías
son disueltas y el derecho a la huelga en las fuerzas policiales se suprime. Jules Moch
tenía previsto incluso enviar fuerzas de defensa a las fronteras belga e italiana si fuese
necesario, pero las insurrecciones no desencadenaron un enfrentamiento internacional y
no hizo falta poner en práctica estas medidas.117

En octubre de 1948 los pronósticos del gobierno se confirman. Una nueva ola de
huelgas arranca, esta vez en las minas del norte del país. El origen: los decretos del
ministro de Industria, Robert Lacoste, que pretenden suprimir las garantías sociales
conseguidas por los mineros tras la Liberación recogidas en el estatuto de los mineros,
firmado en junio de 1946.118 El 84% de los mineros vota ir a la huelga y 380.000
116
Jean-Louis Vivens, “Conflit social ou affrontement politique? La grève des mineurs en France en
1948 sous les angles de la solidarité et de la répression”, op. cit., p. 49.
117
David Wingeate Pike, Jours de gloire, jours de honte, op. cit., p. 212.
118
Marion Fontaine y Xavier Vigna, “La grève des mineurs de l´automne 1948 en France” en Revue d
´histoire Vingtième siècle, nº 12, Presses de Sciences Po, 2014, pp. 24 y ss.: Los decretos Lacoste prevén
traspasar la gestión de los accidentes de trabajo y enfermedad de las cajas de socorro mineras a la

54
trabajadores la secundan. Enfrentarse a los mineros no es poca cosa, son hombres duros,
verdaderos héroes, bregados en mil batallas. La sociedad francesa no ha olvidado la
huelga que desencadenaron en 1941 contra el régimen de Vichy y los nazis, considerado
el primer acto de Resistencia en Francia. No en vano fue llamada “la huelga patriótica”.
De inmediato los mineros se disponen a ocupar las cuencas y paralizan la producción.
Es el detonante y la excusa perfecta para la intervención firme de las fuerzas del orden
que, en nombre del interés nacional, van a ir desalojando a los huelguistas de los pozos,
cuenca a cuenca. Por su parte, el PCF ha ordenado a los antiguos francotiradores y
partisanos franceses119 asumir la dirección del movimiento. Antiguos combatientes que
lucharon en la Resistencia organizan en cada pozo la defensa. La respuesta del gobierno
es contundente. Ahora están mejor preparados para hacer frente a los huelguistas. El
ministro del Interior envía a 60.000 hombres de las Compañías Republicanas de
Seguridad (CRS), a militares procedentes de las tropas de ocupación francesas en
Alemania y a reservistas, dotados de carros blindados, ametralladoras, cócteles
“Molotov” y ácido sulfúrico. Tienen órdenes de despejar los pozos al precio que sea,
incluso disparando si hace falta.120 “¡Es la Ocupación como en los tiempos de los
Boches!” les gritan los mineros. Exhiben también pancartas con el retrato de Jules Moch
luciendo una cruz gamada. El ministro del Interior encarna el mal absoluto, es el traidor
socialista y, a pesar de haber perdido un hijo en la guerra, ser de origen judío y haber
luchado en la Resistencia, sus métodos y él mismo son equiparados a los nazis en
tiempos de la Segunda Guerra Mundial. “Jules Moch tiene sangre en las manos” “Jules
Moch en la escuela de Goebbels” “Es el aparato de Hitler lo que Jules Moch está
poniendo en marcha”.121 La lucha también es psicológica, aunque ésta también los
mineros la perderán.
El 16 de octubre, en vista de que el gobierno no quiere negociar, la CGT da la orden de
suspender las actividades de mantenimiento de los pozos durante veinticuatro horas. Es
patronal, con reducciones de personal, de las pensiones e indemnizaciones por enfermedad y sanciones
más severas al absentismo laboral. El estatuto de los mineros, firmado en junio de 1946, fue obra de los
sindicalistas comunistas León Delfosse y Victorin Duget, director general y presidente de Charbonnages
de France, respectivamente. En noviembre de 1947, el nuevo gobierno de Robert Schuman les cesa en sus
funciones, generando malestar y protestas entre los mineros.
119
Los Francotiradores y Partisanos Franceses (FTPF), llamados comúnmente Francotiradores y
Partisanos (FTP) es el nombre del movimiento de resistencia armada creado por el Partido Comunista
Francés (PCF) en Francia a finales de 1941, durante la Segunda Guerra Mundial.
120
Marion Fontaine y Xavier Vigna, “La grève des mineurs de l´automne 1948 en France”, op. cit, pp.21
y ss.
121
Gilles Morin, “Les communistes et Jules Moch, representations et pratiques en temps de Guerre
froide” en Philippe Buton, Olivier Büttner y Michel Hastings (dir.), La Guerre froide vue d'en bas,
CNRS, 2014, p. 263.

55
una decisión sin precedentes. Apagar los hornos de coque significa el cierre definitivo
de las minas, parar la producción e hipotecar el futuro inmediato de los mineros.
Muchos se oponen y bajan clandestinamente para alimentar los pozos enfrentándose a
los compañeros fieles a las consignas recibidas. La situación se desborda. En los barrios
mineros, los contrarios a secundar el paro incendian casas y sedes sindicales. 122 El 21 de
octubre, en la cuenca del Gard, los CRS se enfrentan a unos mineros dispuestos a todo y
el conflicto se salda con 14 heridos graves y 56 hospitalizados entre las fuerzas del
orden. Jules Moch da órdenes a los prefectos para que detengan a todos los violentos. El
mismo día, en los pozos Cambefort, un policía es golpeado con una barra de acero que
le arranca la mandíbula. Un día después, un comando de huelguistas al mando de Théo
Vial-Massat, un antiguo partisano de los FFT, dirige una ofensiva para retomar el pozo
Camberfor en el Loire. Se intercambian tiros, muere un minero y hay numerosos
heridos. Las escenas se repiten en casi todos los pozos. El 22 de octubre, en los pozos de
Montceau-Les-Mines, en Saône-et-Loire, los huelguistas toman como prisioneros por
un día a un centenar de CRS, entre ellos a un coronel y a un comandante. Instalan
barricadas, lanzan granadas y utilizan el arsenal militar del que algunos disponen. Pero
ante el despliegue extraordinario de las fuerzas del orden, no hay nada que hacer. A
primeros de noviembre la reconquista de los pozos por parte de las fuerzas de seguridad
está prácticamente ultimada. El día 20 la huelga ha totalmente finalizado. Finaliza con
un doloroso fracaso para los mineros. No han conseguido derogar los “Decretos
Lacoste” y, además, la represión contra ellos ha sido implacable: seis muertos, tres mil
detenidos y tres mil despidos.123 Se viven momentos dramáticos porque los detenidos
son muchos y esperan la sentencia en los calabozos, que están abarrotados. Algunos
presentan denuncias de malos tratos y muchos de los mineros que pierden su trabajo
también perderán sus casas y tendrán vetado el acceso a un nuevo empleo en la
región.124 En la Asamblea Nacional, los políticos de derechas piden la ilegalización del
PCF, pero a pesar de que Jules Moch es un ferviente anticomunista, no lo cree oportuno.
Piensa que es hacerles el juego y se opone a ello.125

122
Georgette Elgey, Histoire de la IVe République: La République des illusions (1945-1951), París,
Fayard, 1965, p. 399.
123
, “La grande grève des mineurs de 1948” en Revolution, Tendance Marxiste Internationale, 31 de
octubre de 2011 en https://www.marxiste.org/theorie/histoire-materialisme-historique/727-la-grande-
greve-des-mineurs-de-1948.
124
Fernando Hernández Sánchez, La frontera salvaje, op. cit, p. 334.
125
Gilles Morin, “Les communistes et Jules Moch, representations et pratiques en temps de Guerre
froide”, op. cit., p. 250.

56
EL ANTICOMUNISMO CRECIENTE

Para el gobierno no hay duda de que los instigadores de los conflictos sociales son los
comunistas. El miedo, alentado por los medios de comunicación y, en última instancia,
por los partidos que forman la Tercera Fuerza, va calando poco a poco en la opinión
pública. La prensa no comunista refuerza esta idea. Los periódicos alineados con la
política del gobierno generalizan los mensajes anticomunistas: “El partido comunista
moviliza sus efectivos contra el régimen republicano”. “Mientras el gobierno examina
con urgencia el problema de los salarios, el PCF desencadena nuevos conflictos
respondiendo a las órdenes y consignas del Kominform”. “La ofensiva comunista contra
la economía francesa, contra la Francia mism, está cerca de alcanzar su clímax”. “Se
espera una insurrección de un momento a otro”. 126 Los rumores sobre una posible toma
del poder por parte del PCF circulan por todo el país. Incluso los servicios secretos
franceses advierten de ello: “Los comunistas preparan una acción para la toma de poder
precedida de una huelga general de transportes entre el 1 y el 15 de diciembre de
1947”.127
Cuando estalla la huelga en Renault, Paul Ramadier se muestra convencido de que los
comunistas son los instigadores y cumplen órdenes de Moscú a pesar de que la CFTC,
el sindicato socialista, también la apoya. El presidente del gobierno habla de un “jefe de
orquesta clandestino” que dirige las huelgas y su ministro del Interior, Depreux, no duda
en calificarlas de insurreccionales.128 En 1948 los numerosos actos de solidaridad en
apoyo a los mineros y los fondos recibidos por la URSS y otros países del Este son
suficientes para que Jules Moch vea en ellos “la mano de Moscú”. En los informes de
los servicios de información exterior y contraespionaje franceses, el SDECE, se afirma
la existencia de brigadas internacionales y de depósitos de armas soviéticos en territorio
francés.129Además, por las mismas fechas, Jules Moch tiene acceso a un informe secreto
de la Kominform en el que, ocho días antes de morir, Andréi Zhdánov había dado
instrucciones al PCF para provocar una insurrección en Francia con vistas a hacer

126
Le Populaire, (órgano oficial de la SFIO), 18 y 21 de noviembre de 1947 y Dêpeche du Midi, de
tendencia radical, 22 de noviembre de 1947.
127
Informe del Servicio de Documentación Exterior y de Contraespionaje francés, SDECE en Kristin
Eide, “L´aspect politique des grèves de novembre-décembre 1947”, op. cit., p. 77.
128
Phyné Pigenet, “Les gréves de 1947-1948” en Histoire sociale et mémoire ouvrière, Société
Populaire-Villefranche-sur-Saône, 22 de diciembre de 2017.
129
Kristin Eide, “L´aspect politique des grèves de noviembre-décembre 1947”, op. cit., p. 97.

57
fracasar el Plan Marshall.130 En este contexto, el PCE y sus organizaciones satélites
también formarían parte de la supuesta insurrección que se estaría organizando en
Francia. Para Ramadier, el PCF estaría planificando una insurrección en toda regla al
dictado de Moscú, y contaría con el respaldo del PCE y su estructura armada, dispuesta
a intervenir en el momento oportuno. Un informe de los Renseignements Généraux iba
más allá en dar detalles: en el caso de que se desencadenara una huelga general en
Francia, el PCE tenía un dispositivo militar preparado y coordinado con el PCF para
entrar en acción. Los guerrilleros españoles situados en la zona fronteriza de los
Pirineos tendrían que aguantar cuatro días hasta que la Armada Roja acudiese con
refuerzos en su ayuda.131
Los rumores sobre una posible estructura militar clandestina no eran una novedad.
Desde el final de la Segunda Guerra Mundial se habían llevado a cabo operaciones de
desmantelamiento de viejos depósitos de armas de exguerrilleros en suelo francés. Ya
existía entonces el rumor de que las armas pudieran ser utilizadas en caso de una
insurrección, pero los informes franceses al respecto no les daban en realidad demasiada
importancia al no considerar que pudieran constituir “un aporte digno de tenerse en
cuenta”.132 Sin embargo, a partir de 1947, con el desarrollo de la Guerra Fría y los
conflictos sociales que se estaban produciendo, la percepción de las autoridades
francesas cambia. Comienzan a considerar probable la existencia de un potencial militar
clandestino y con esta premisa se disponen a valorarlo. Con ello, vigilan muy de cerca a
los comunistas españoles. Sobre todo en los departamentos del suroeste de Francia, las
autoridades se aprestan a elaborar fichas y listas de extranjeros y elaboran informes
minuciosos de sus actividades. Para ello no dudan en efectuar controles y registros para
localizar depósitos de armas, escuelas de entrenamiento o bien interceptar planes
militares... El contexto lo permite y el gobierno les respalda. En octubre de 1947, la
policía francesa descubre un pequeño arsenal de armas en Perpiñán. En Céret, tras un
registro en una habitación del Hotel Garretta, la policía se incauta de un par de pistolas,
cartuchos, granadas y explosivos y detiene a los dos comunistas españoles que ocupan
la habitación, Antonio Carrillo e Isidoro Leivas, que trabajan en una explotación forestal
de la zona. Los dos declaran poseer las armas para utilizarlas en España, pobre
130
Georgette Elgey, Histoire de la IVe République: La République des illusions (1945-1951), op. cit., p.
398, David Wingeate Pike, Jours de gloire, jours de honte, op. cit., p. 212 y Fernando Hernández
Sánchez, La frontera salvaje, op. cit., p. 330.
131
Phyné Pigenet, “La protection des étrangers à l'epreuve de la guerre froide: L'opération Boléro-
Paprika”, op. cit., p. 305, nota 51.
132
Fernando Hernández Sánchez, La frontera salvaje, op. cit., p. 281.

58
argumento para las autoridades francesas. En Haute-Garonne, entre el 6 y el 9 de
diciembre de 1947, se llevan a cabo, a horas intempestivas, veintisiete visitas
domiciliarias. El resultado: seis españoles en situación irregular detenidos y la
incautación de diferentes armas. En Toulouse, en ese mismo mes, siguiendo órdenes del
Ministerio del Interior, la policía lleva a cabo controles sistemáticos, dos por semana,
tanto en la vía pública como en domicilios u hoteles o en sedes de organizaciones
sospechosas. De las 3.630 habitaciones registradas en 170 hoteles no se produce
ninguna detención.133
El 29 de octubre de 1948, coincidiendo con la segunda ola de huelgas, las fuerzas de
seguridad francesas lanzan una operación en los despachos del PCE. No encuentran
nada. Sin embargo, en Toulouse 150 militantes son detenidos y algunos de ellos pasan a
disposición judicial. 134
La idea de una quinta columna roja en Francia iba tomando cada vez más fuerza entre
las autoridades francesas. Para muchos políticos y funcionarios, los comunistas
españoles se convierten en una obsesión. El prefecto de Haute-Garonne, Émile Pelletier,
anticipándose a los acontecimientos, envía una nota a todas las organizaciones políticas
extranjeras para recordarles que han de mantenerse al margen de la política y de los
conflictos sociales franceses. Todo un detalle. Un mes después, los generales
republicanos Luis Fernández y Enrique Líster son detenidos en París. Por aquel
entonces, Luis Fernández viajaba con asiduidad a las democracias populares en
representación de la Federación Mundial de la Juventud Democrática. Aquello le
convertía en alguien sospechoso. Después de que las autoridades sopesaran enviarle a
Córcega, le retiraron su documentación de identidad y le deportaron a Noisy-le-Grand,
un pequeño pueblo situado a 700 km al norte de Toulouse. A Líster le detuvieron en el
aeropuerto justo en el momento en el que aterrizaba de un viaje a Praga. Tuvo más
suerte y fue liberado poco tiempo después. Todo aquello generó un gran revuelo entre la
militancia y tanto el PCE como el PCF manifestaron su indignación.135
Sin duda los comunistas debían andarse con cuidado. Para el PCE y sus militantes,
moverse en la clandestinidad y en peligro constante no era nuevo. La experiencia, ya se
sabe, siempre es un grado. A partir de enero de 1948, el PCE y el PSUC dejan de existir
nominalmente en Francia. Aprovechando el hecho de que muchos miembros comunistas

133
Fernando Hernández Sánchez, La frontera salvaje, op. cit., pp. 291 y 294.
134
David Wingeate Pike, Jours de gloire, jours de honte, op. cit., p. 213.
135
Fernando Fernández Sánchez, La frontera salvaje, op. cit. pp. 326 y ss.

59
tienen la doble militancia, se benefician de ello para proseguir sus actividades políticas
al amparo del PCF. Aún así, toman sus precauciones. Siguiendo los consejos de sus
homólogos franceses, proceden a la destrucción de archivos y de papeles
comprometedores. Al parecer, los principales responsables del PCE se habían hecho con
documentos falsos y pasaportes soviéticos. El nº 8 de la avenida Mathurin Moreau en
París, donde se encontraban unas oficinas del partido, se convierte en el domicilio
oficial de muchos dirigentes, aunque, obviamente, nadie residía en él. 136 En cuanto a los
militantes de base, reciben instrucciones del partido para deshacerse de documentos que
les identifiquen como comunistas y proceden a realizar las reuniones de células por la
noche, en pequeños grupos y cambiando de lugar, para evitar levantar sospechas. Pero
algunos de ellos confían plenamente en la protección que les brinda su doble militancia
y además piensan que falta muy poco para que se produzca en Francia un golpe similar
al que se había producido en Praga. Un acto de fe que a algunos afiliados les costaría
caro.

LOS COMUNISTAS ESPAÑOLES EN LA POLÍTICA INTERNA FRANCESA

Aunque los comunistas españoles en Francia están ocupados con sus problemas internos
y tienen la vista puesta en España no han perdido de vista que militan en un movimiento
internacional y, por lo tanto, lo que ocurre en Francia a nivel político y social también
les incumbe. Apoyar a sus homólogos franceses está fuera de toda duda, máxime
cuando muchos comunistas españoles militan al mismo tiempo en el PCE y en el PCF.
En el Quai d´Orsay se acumulan los informes y las denuncias sobre la implicación de
los comunistas españoles en los disturbios sociales que acontecen por todo el país. En
uno de ellos se afirmaba que el Comité Francia-España estaba colaborando en las
huelgas. A finales de 1947, otro informe centrado en dar cuenta de las actividades de los
socialistas y de Izquierda Republicana, subrayaba que “solo los hombres del PCE toman
parte activa en las huelgas y movilizaciones”. Asimismo, en otro documento, se hacía
alusión a la relación existente entre los comunistas españoles y franceses asegurando
que los militantes del PCE estaban preparados para entrar en cualquier “acción violenta
desencadenada por el PCF”. Lo cierto es que cuando se produce la primera ola de
huelgas, en 1947, Santiago Carrillo, encargado de la acción y propaganda en el Comité
136
Javier Cervera Gil, La guerra no ha terminado, op. cit., p. 547.

60
Central del PCE, da instrucciones precisas a los militantes del partido para que
participen en una campaña de agitación en los medios obreros junto a los camaradas
franceses. 137

Jorge Pérez Troya, nacido en Torre de Juan Abad (Ciudad Real) en 1916, combatió con
el grado de sargento en la Guerra Civil. Después de huir de España, es llevado al campo
de Saint-Cyprien, donde ingresa en el PCE porque “allí, los comunistas son los que
estaban mejor organizados”. Al estallar la Segunda Guerra Mundial, Jorge elige, dentro
de lo malo lo que considera menos malo, o sea que se enrola en una CTE. Después de
ser enviado a trabajar en diferentes sitios, arreglando carreteras, trabajando en las viñas
o en lo que tocase, su compañía es destinada a la base submarina de los nazis en Brest.
De allí consigue escaparse y se une a la Resistencia donde dirigirá un grupo de guerrilla
urbana y llevará a cabo diferentes operaciones de sabotaje y ataque a los alemanes. Pero
en 1942 es detenido y enviado al campo de concentración de Mauthausen. Cuando
estalla la huelga en los talleres de Renault, Jorge vive en París, en el hotel Lutecia,
donde trabaja clasificando a todos los deportados que van llegando. Siguiendo las
consignas del PCE, acude a las fábricas, junto a otros compañeros, a apoyar y a dar
mítines a los trabajadores españoles que secundan las huelgas. 138

En 1947, unos meses previos a la celebración de las elecciones municipales francesas de


mediados de octubre, los comunistas españoles participan en la campaña junto a sus
camaradas franceses. Asisten a los actos y mítines organizados por los distintos partidos
franceses, donde, según los informes franceses, interpelan a los oradores provocando
incluso altercados. En un acto en Toulouse, las discusiones entre los allí presentes
acaban a golpes. La intervención de la policía se salda con varios arrestos, entre ellos
dieciséis españoles. Un informe de los RG (Renseignements Généraux) señalaba
también que, en muchos mítines, la presencia de los españoles era incluso superior a la
de los franceses. Otro informe diría que el PCE había colaborado en la campaña
electoral francesa aportando 700.000 francos.139
En noviembre de 1947, muchos españoles procedentes de Toulouse se unen a las
movilizaciones que se producen en Marsella y provocan la indignación de las
137
Javier Cervera Gil, La guerra no ha terminado, op. cit., p. 570.
138
Entrevista de la autora a la viuda de Jorge Troya, militante comunista. 11 de febrero de 2018.
139
Javier Cervera Gil, La guerra no ha terminado, op. cit., p. 547 y Fernando Fernández Sánchez, La
frontera salvaje, op. cit., p. 256.

61
autoridades que trasladan su deseo de efectuar controles para identificar a los
extranjeros y expulsarles del departamento o incluso del país. El prefecto de los Bajos
Pirineos, Gabriel Delaunay, constata este hecho, comenta que no está en condiciones de
precisar el papel que juegan los militantes del PCE en la lucha clandestina en España
pero que supone que el campo de su actividad se encuentra, por el momento, más en
Francia que en España, aunque no precisa las razones. 140 Probablemente porque no las
tiene. Tres meses después, denuncia la injerencia de refugiados españoles en la política
francesa en su departamento y pide medidas duras, básicamente de expulsión. Sus ideas
no le salvarán de caer en desgracia en junio de 1948, cuando reciba a los manifestantes
en la prefectura de Clermont-Ferrand. El ministro del Interior Jules Moch valorará
entonces revocarlo de sus funciones por ser demasiado blando, pero finalmente decidirá
trasladarlo a otro departamento.141 Probablemente para Delaunay, su actitud, lejos de ser
contradictoria es coherente: al fin y al cabo, no es lo mismo ser francés que extranjero.
El mismo mes, el ufano prefecto Émile Pelletier estaba elaborando un censo de todos
los extranjeros y, a pesar de no tener aún autorización del gobierno, se vanagloriaba de
haber expulsado a alguno de ellos de su departamento. Parece que el prefecto de Haute-
Garonne carece de escrúpulos. De hecho, así lo confirmaba el cónsul franquista, Manuel
García Moralejo: Pelletier podría haber actuado fuera de la ley en más de una ocasión y
estaba convencido de que contaba con “apoyos importantes”.142
Los prefectos del sur estaban muy pendientes de los españoles y les tenían vigilados.
Por el lado de los clandestinos no tenían problema, el dispositivo de acogida permitía
identificarles, mal que bien, y completar así datos valiosos sobre cada uno de ellos. En
cuanto a los que ya vivían en Francia, también existía información sobre ellos, aunque
había que ponerla al día, cosa en la que se esmeraron todos los prefectos del suroeste.
Tenían experiencia en ello, no en vano durante la Ocupación habían perfeccionado sus
métodos en tales lides. La circular del 26 de marzo de 1948 supondría un espaldarazo
para que los prefectos pudiesen llevar a cabo estas prácticas: los censos exhaustivos y la
elaboración de listas de extranjeros se convierten en requisito indispensable para
identificar y expulsar a los indeseables:

140
Aurélie Denoyer, L´exil comme patrie. Les réfugiés communistes espagnols en RDA (1950-1989).
Trajectoires individuelles, histoire collective, op. cit, p. 122.
141
Georgette Elgey, Histoire de la IVe République: La République des illusions (1945-1951), op. cit., p.
399.
142
Fernando Hernández Sánchez, La frontera salvaje, op. cit., p. 237.

62
“Cuando un refugiado cuya actitud justifica alejarlo de los departamentos prohibidos tiene la
categoría de residente privilegiado, conviene proponer su expulsión, sin consulta previa a la
comisión del departamento de expulsiones, porque se establece que el refugiado en cuestión
realiza una actividad política incompatible con la estricta neutralidad que se le impone a todo
extranjero”, decía explícitamente la circular del 26 de marzo emitida por Jules Moch a los
prefectos. 143

En otoño de 1948, en las cuencas mineras, aproximadamente entre un tercio o un cuarto


de los trabajadores son de origen extranjero. Entre ellos se encuentran muchos
españoles, casi todos, republicanos. Su participación en las huelgas les pondrá en el
punto de mira de las autoridades. Ante el inicio de los paros, los militantes comunistas
reciben órdenes de aportar 50 francos para socorrer a los mineros. El comité del PCE
también entrega 50.000 francos a la CGT francesa.144

En octubre, en las Hulleras de Cévennes trabajan 5.500 mineros y entre ellos se


encuentran los asturianos Ángel Álvarez Fernández y su hermano Amador. Hijos de un
minero socialista emigrado a Francia en 1928 y fallecido en la Guerra Civil en el frente
de Aragón, los dos cruzan la frontera al finalizar la contienda con su madre y sus
hermanas, Camilia y Arlette. Después de pasar por los campos de internamiento
franceses, todos ellos consiguen reunirse e instalarse en Alès. Allí, todos ellos se unirán
a la Resistencia. Ángel Álvarez escapa por muy poco de la deportación, pero su
hermano Amador, su hermana Arlette y su madre no tendrán la misma suerte y
conocerán los tres el campo de exterminio de Dachau. Cuando estalla la huelga minera,
Ángel y Amador, comunistas los dos desde que tienen uso de razón, se ponen a la
cabeza del movimiento. Tienen una larga experiencia como guerrilleros, o sea que se
manejan con las armas y explosivos con suficiente soltura como para hacer frente a
cualquier CRS francés que se les ponga a tiro.145
El 29 de octubre de 1948, en los pozos cercanos de Saint-Étienne y de Alès, mueren dos
hombres cuando los CRS intentaban desalojar a los mineros parapetados en los pozos.
El presidente de la República acusa directamente a los españoles de ser los causantes de
las muertes. Al parecer eran una multitud y habrían atacado a la policía con granadas y
143
Aurélie Denoyer, L´exil comme patrie. Les réfugiés communistes espagnols en RDA (1950-1989).
Trajectoires individuelles, histoire collective, op. cit, p. 92.
144
Fernando Hernández Sánchez, La frontera salvaje, op. cit., p. 258.
145
Ferrán Sánchez i Agustí, Maquis y Pirineos Maquis y Pirineos: La gran invasión (1944-1945),
Barcelona, Milenio, 2001, p. 78.

63
armas incautadas a los alemanes durante la Liberación.146 Alguna buena fuente de
información tendría.
A pesar de que el gobierno y las empresas mineras presionan a los extranjeros mineros
para que vuelvan al trabajo bajo la amenaza de expulsarlos, la mayoría no lo harán. Por
ejemplo, se tiene constancia de que, en el pozo de Decazeville y Aubin en noviembre de
1948, solo el 14,8 % de los españoles habían vuelto al trabajo. En un informe elaborado
por la dirección de las minerías que se encuentran en la región de Tarn se señalaba que
“el absentismo es netamente más sensible entre los trabajadores extranjeros que entre
los franceses. Los más decididos son sin duda los españoles que no trabajan más que en
una proporción del 30%”. Algunos extranjeros que participan en las huelgas son
condenados penalmente y otros llegan incluso a ser expulsados del país. En enero de
1949, el balance realizado por el Ministerio del Interior arroja la cifra de 135 extranjeros
expulsados, entre ellos 58 polacos, 22 italianos, 18 españoles, 9 alemanes y 8
yugoslavos. (En estas cifras van incluidas también las expulsiones temporales u órdenes
de alejamiento cursadas a los detenidos, por lo tanto, no sabemos cuántos de los 18
españoles fueron realmente expulsados de la metrópoli francesa).147 Un dato más preciso
es el que proporciona el prefecto de Aveyron al ministro del Interior: en su
departamento, el 8 de mazo de 1949, 9 españoles son expulsados y enviados a Córcega
en residencia vigilada, aunque solo 4 de ellos irán, ya que el resto escapa. En septiembre
de 1950, un informe del Alto Comisariado de la República francesa en la RDA da
cuenta de que, durante ese mismo año, 836 extranjeros habían sido llevados a Kehl
expulsados desde Francia sin el conocimiento expreso de las autoridades alemanas. 148
Desde la Liberación, Juan Prieta, nacido en Níjar en 1905, trabaja como minero en
Cabardes. Cuando se inician las huelgas en las minas de Salsigne, participa en ellas y se
pone, sin el saberlo, en el punto de mira de la DST. Aunque es un comunista
convencido, Juan no participa en la operación Reconquista y desde la Liberación
abandona la lucha guerrillera. Tampoco ostenta o ha ostentando ningún cargo de
responsabilidad y, sin embargo, en 1948 es expulsado por “falta leve” del partido. Esto
no evitará que dos años después su nombre aparezca en la lista de los extranjeros

146
David Wingeate Pike, Jours de gloire, jours de honte, op. cit., p. 213.
147
Jean-Louis Vivens, “Conflit social ou affrontement politique? La grève des mineurs en France en
1948 sous les angles de la solidarité et de la répression”, op. cit., pp. 142, 144 y 145.
148
Aurélie Denoyer, “L’opération Boléro-Paprika: origines et conséquences” en Résonances françaises
de la guerre d’Espagne, d’Albret, 2011, p. 305.

64
comunistas que hay que detener. Será expulsado a la RDA, donde solicitará su reingreso
en el PCE. En 1952, por fin podrá volver a lucir el carné de afiliado.149 Un rara avis.

La operación Boléro-Paprika no fue por tanto un hecho aislado o nuevo ya que


existieron expulsiones previas de comunistas españoles en Francia, principalmente por
su participación en las huelgas de 1947 y 1948. Un preludio de lo que vendría después.

4-EL PCE EN FRANCIA


149
Aurélie Denoyer, L´exil comme patrie. Les réfugiés communistes espagnols en RDA (1950-1989).
Trajectoires individuelles, histoire collective, op. cit., p. 152.

65
LA REORGANIZACIÓN DEL PCE EN FRANCIA TRAS LA GUERRA CIVIL

Después de la Guerra Civil, la mayoría de los republicanos españoles que han podido
huir de la represión franquista se encuentran en Francia, viviendo un auténtico infierno.
Mientras los más privilegiados, con mayores contactos y recursos, han podido exiliarse
a otros países o están en ello, la gran mayoría de españoles se encuentra en los campos
de refugiados que el gobierno francés ha instalado para acogerlos cerca de la frontera.
Son los llamados campos de la vergüenza, donde miles de españoles hacinados morirán
de hambre, frío, enfermedades…A pesar de las dificultades y de la dramática situación
en la que se encuentran, los hombres que hasta apenas unos meses pertenecían al
Ejército Republicano siguen cohesionados y bajo la autoridad de sus oficiales, con las
vistas puestas en seguir la lucha contra el fascismo y contra el nazismo. Entre ellos, los
comunistas destacan muy pronto por su capacidad de organización. Son los primeros en
tejer una red de comunicación entre sus militantes y crear las bases para reanudar y
encauzar la labor política del partido. En octubre de 1940, en el campo de Argelès, tiene
lugar la primera reunión oficial del PCE. Allí se decidirá asentar las bases para luchar
junto a los franceses contra el nazismo y organizar políticamente a los refugiados.

Cuando se inicia la Segunda Guerra Mundial, el gobierno francés ya había decidido


hacía apenas unos meses vaciar los campos y “transformar esta masa desorganizada y
pasiva que constituyen los refugiados en elementos útiles a la colectividad nacional”. 150
Forzados a elegir entre ser contratados a título individual por patronos agrícolas o
industriales, apuntarse a una Compañía de Trabajo Extranjera (CTE), incorporarse a la
Legión Extranjera o alistarse en los Batallones de Marcha de Voluntarios Extranjeros, la
mayoría de los españoles se enrolan en las CTE. Una parte de ellos son destinados a
trabajos de fortificación y defensa de las fronteras francesas. 12.000 españoles serán
enviados a la línea Maginot y otros 30.000 a la zona comprendida entre la línea Maginot

150
Alicia Alted, La voz de los vencidos: El exilio republicano de 1939, op. cit., p. 83.

66
y el río Loire.151 O sea que, apenas unos meses después de luchar en la Guerra Civil,
miles de republicanos españoles toman de nuevo las armas para ir a luchar a otros
frentes. 5.000 de ellos morirán y 7.200 serán hechos prisioneros por los alemanes y
enviados a campos de concentración en Alemania.152
En 1940, unos 150.000 españoles se encuentran incorporados en las 245 compañías de
trabajo existentes.153 Voluntarios primero y obligados después, trabajan principalmente
en la agricultura y en empresas forestales o carboneras diseminadas por todo el territorio
francés. Después de un breve paréntesis de gran desconcierto entre las filas comunistas
a consecuencia del pacto de no agresión firmado entre Hitler y Stalin en agosto de 1939,
el ataque de Alemania a la URSS, en mayo de 1941, clarifica las cosas. Porque, durante
ese periodo, las consignas recibidas eran las de permanecer al margen de la guerra y
abstenerse de colaborar con los aliados. Los más fieles comunistas lo tuvieron más fácil
y meridianamente claro: “Lo ha hecho Stalin, lo ha hecho el Partido Bolchevique, bien
hecho está. Por fuerza tiene que ser favorable a nuestra causa”. 154 Pero una parte de los
militantes estaban a favor de la guerra contra Hitler, no entendían este viraje que se
había producido y, a pesar de las órdenes recibidas, saldrán de los campos para luchar,
de una manera u otra, contra el nazismo. La sorpresa y la desorientación fue común a
todos los partidos comunistas. Quizás entre los españoles fue menor debido a la no
intervención de Francia a Inglaterra durante la Guerra Civil que muchos aún no
perdonaban. Pero incluso entre los dirigentes políticos hubo algunos que se opusieron al
pacto y abandonaron el partido. Otros, al menos cuarenta, serían expulsados. 155

Fuera de los campos, un cuadro medio del PCE llamado Jesús Monzón toma las riendas
del partido. Nacido en 1910 en Pamplona, Jesús Monzón Reparaz venía de una familia
acomodada navarra profundamente conservadora y católica. Después de estudiar en un

151
Alicia Alted, La voz de los vencidos: El exilio republicano de 1939, op. cit., p. 85 y Jordi Guixé
Coromines, La República perseguida, op. cit., p. 135.
152
Ibídem, op. cit., p. 91. En agosto de 1940, 7.685 españoles procedentes de la Francia ocupada son
destinados al campo de concentración de Mauthausen. Entre los prisioneros de guerra, grupo mayoritario,
también hay niños y mujeres. Forman parte de uno los primeros grupos en ser deportados. Por esta razón
Mauthausen pasará a ser conocido como el campo de los españoles ya que principalmente lo construyeron
albañiles españoles. Un superviviente francés dejará dicho: “cada piedra de Mauthausen representa la
vida de un español”.
153
Fernando Hernández Sánchez, La frontera salvaje, op. cit., p. 615.
154
Nuestra Bandera, junio -julio 1948.
155
Joan Estruch Tobella, El PCE en la clandestinidad 1939-1956, Madrid, Siglo XXI, 1982, pp. 34 y 35
y Manuel Azcárate, Derrotas y esperanzas. La República, la Guerra Civil y la Resistencia, op. cit., pp.
209 y 233.

67
colegio de jesuitas en Tudela, Jesús se traslada a Madrid. En la capital inicia la carrera
de derecho y entra en contacto con las ideas marxistas ingresando entonces en el PCE,
donde muy pronto pasa a ocupar el cargo de secretario general del partido en Navarra.
Durante la Guerra Civil es nombrado fiscal del Tribunal Popular del gobierno vasco y
luego gobernador civil de Alicante y Cuenca. En marzo de 1939, es propuesto por
Negrín para ocupar la secretaría general del Ministerio de Defensa, pero no le dará
tiempo a tomar posesión del cargo.156 Jesús Monzón era un tipo atractivo, carismático y
con buena planta. Causaba gran impresión a todo aquel que se relacionaba con él.
Elegante, amante de la buena mesa, extrovertido, “sin estreches mentales” y con una
cultura sólida, era un buen conversador y, además, sabía convencer. O sea que tenía
madera de líder. No era un militante al uso, era práctico y directo y, lo que resultaba
más desconcertante, no utilizaba los “comodines ideológicos que solían utilizar los
comunistas para sus análisis políticos”.157
Cuando Jesús Monzón decide reorganizar el partido, lo hace a expensas del Buró
Político porque, para entonces, con la ilegalización del PCE y del PCF y el comienzo de
la Segunda Guerra Mundial, todos los líderes que quedaban en Francia habían huido. El
último dirigente comunista español en salir de Francia es Francisco Antón, que está
encarcelado en el campo de Vernet, de donde saldrá gracias a las gestiones de las
autoridades soviéticas, y quién sabe si de Dolores Ibárruri, de quien se había convertido
en su amante. El que fuera el máximo responsable del partido en Francia apenas si tiene
tiempo de designar a Carmen de Pedro, una mujer de 22 años, hasta ahora secretaria del
Comité Central y de total confianza, para que le sustituya. Para entonces, Carmen había
iniciado una relación sentimental con un compañero de partido, Jesús Monzón. A
Carmen el puesto le venía grande y, aunque conocía bien la organización, carecía de
iniciativa política y de las herramientas necesarias para liderar un partido en el contexto
tan difícil en el que se vivía. Jesús Monzón no dudará en echarle una mano supliendo
con creces las carencias de su pareja.
Mientras, los acontecimientos bélicos se precipitan. El avance de la Wehrmacht parece
imparable. En abril de 1940, Alemania ocupa Dinamarca y Noruega, y un mes después
es el turno de Europa occidental: Bélgica, Holanda, Luxemburgo y Francia. El 22 de

156
Manuel Martorell, Jesús Monzón, el líder comunista olvidado por la Historia, Pamplona, Pamiela,
2000, pp. 21 y ss.
157
Santos Juliá, Transición. Historia de una política española (1937-2017), Barcelona, Galaxia
Gutenberg, 2018, p. 141 y Manuel Azcárate, Derrotas y esperanzas. La República, la Guerra Civil y la
Resistencia, op. cit., p. 218.

68
junio, Francia firma el armisticio con Alemania y el país se divide en dos: el norte y la
costa atlántica es ocupado por el ejército alemán, el sur y la costa mediterránea, la
llamada “zona libre”, queda bajo el gobierno colaboracionista de Vichy. Del casi medio
millón de españoles que habían cruzado la frontera en febrero de 1939, 80.000 se
encuentran en la zona libre y 50.000 en la zona ocupada. 158 La gran parte están
incorporados en las compañías de trabajo de extranjeros y trabajan principalmente en la
agricultura y en empresas forestales o carboneras, diseminadas por todo el territorio
francés. Son unos 50.000 o 60.000 españoles, encuadrados en las 245 GTE existentes.

Entre tanto, Jesús Monzón, junto a Carmen de Pedro, se instala en Marsella. Allí
consigue formar un equipo del que será el líder indiscutible. Gabriel León Trilla,
Manuel Gimeno, Jaime Nieto, Manuel Azcárate serán sus más allegados y jugarán un
papel indispensable para la tarea de reorganizar el partido y dirigir a los cerca de 8.000
o 9.000 comunistas españoles que se encuentran dispersos por Francia. Desde la Unión
Soviética, la Internacional Comunista lanza una proclama dirigida a todos los militantes
y a la clase obrera a que “concurran con todas sus fuerzas y con todos sus medios a la
victoria sobre el fascismo alemán”.159 Por su parte el Buró Político del PCE en Moscú,
con Dolores Ibárruri a la cabeza, 160 hace un llamamiento a todos los españoles para
“constituir un frente único y común contra Franco, los invasores germano-italianos y los
traidores”. Es el llamado manifiesto de Unión Nacional que propone un reagrupamiento
de las fuerzas democráticas para restablecer un gobierno de Unidad Nacional integrando
a monárquicos, católicos y conservadores.

¡En pie todos los españoles junto a la URSS, a Inglaterra, a China y a todos los aliados!¡En pie
por la reconquista de la República y de la Independencia Nacional! ¡Unión Nacional para
aplastar a Franco y expulsar a los invasores! El partido de cara a las masas para forjar la Unión
Nacional”, decía Mundo Obrero en la edición de agosto de 1941.161

158
Ángel Herrerín López, “Las políticas de ayuda y de evacuación de los refugiados españoles en Francia
durante la ocupación nazi” en Cahiers de civilisation espagnole contemporaine, 9, 2012, p. 3.
159
Santos Julia, Transición. Historia de una política española (1937-2017), op. cit., p. 132.
160
Desde 1932, el secretario general del partido era José Díaz, pero en 1941 se encontraba retirado en
Tiflis (Georgia), a consecuencia de un cáncer en estado muy avanzado. En 1942 se suicida, y Dolores
Ibárruri asume el liderazgo en el PCE aunque, de facto, ya lo ejercía.
161
Carlos Fernández Rodríguez, La reorganización y la oposición del PCE al franquismo (1939-1946),
Universidad Complutense de Madrid, 2017, p. 606.

69
En Francia, Jesús Monzón toma buena nota de ello y adapta la nueva línea política a
seguir a las circunstancias que viven los comunistas en Francia, con la vista igualmente
puesta en España. Las comunicaciones con los dirigentes del PCE, divididos entre
Moscú y México, son escasas, si no nulas: Monzón tiene que apañárselas solo y no
puede esperar a recibir instrucciones concretas del Buró Político para actuar. En agosto
de 1941, lanza el periódico Reconquista de España, órgano oficial de la nueva política
de Unión Nacional Española que Monzón pretende instaurar. Con un lenguaje sencillo y
directo, muy alejado del estilo farragoso, teórico y revolucionario que habitualmente
manejaban los dirigentes del partido, desempeñará un papel fundamental para difundir
las ideas de la UNE, no solo entre los comunistas, sino también entre el resto de los
republicanos antifranquistas. 162 Será el medio más eficaz para aglutinar y organizar a los
exiliados, creando una red clandestina con presencia en muchas regiones de Francia y
estructurada en comités locales y departamentales.
Pero la UNE nace con una vertiente no solo política, sino también militar. Para
entonces, la resistencia española contra los alemanes era aún muy incipiente. 163 Desde
1940, con el predominio de los comunistas, los republicanos españoles encuadrados en
las compañías de trabajadores habían organizado grupos clandestinos de guerrilleros
que realizaban todo tipo de sabotajes, atentados, ataques a los destacamentos alemanes,
así como evasiones de compañeros encarcelados. O sea que hacían todo lo que podían.
Si en un principio solo se trataba de acciones espontáneas e individuales de terrorismo,
poco a poco se fueron organizando los maquis, donde la experiencia bélica de los
españoles fue fundamental para formar también a los franceses que progresivamente se
iban uniendo a la Resistencia.
Con la idea de organizar la resistencia armada en Francia para luchar contra los nazis y
luego trasladarla a España para luchar contra Franco, en abril de 1942 se constituye en
Toulouse el llamado XIV Cuerpo de Guerrilleros del Ejército Republicano Español,
estructura militar que desempeñará un papel fundamental en la liberación de Francia.
Unos meses después, en Grenoble, tiene lugar la primera sesión de la Unión Nacional.
Presidida por Monzón, asisten principalmente representantes del PCE en Francia,
socialistas partidarios de Negrín, miembros de unidades guerrilleras y algún comunista

162
Santos Juliá, Transición. Historia de una política española (1937-2017), op. cit., p. 137.
163
Gregorio Morán, Miseria y grandeza del Partido Comunista de España (1939-1985), Madrid, Planeta,
1986, p. 79.

70
del interior.164 De esta reunión saldrá el primer manifiesto de Unión Nacional, en el que
se condensaba todo el proyecto político de Monzón, que no era otro que el de constituir
un único movimiento en el que se vieran representados todos los españoles
antifranquistas. Aunque no se alejaba en esencia de lo que propugnaban los dirigentes
del PCE en el exilio, sí que chocaría con los métodos sectarios y autoritarios del
partido.165
Entretanto, Monzón también avanza en su objetivo de asentar en España las bases de la
Unión Nacional en la clandestinidad y de las futuras organizaciones guerrilleras. Porque
la UNE no solo propugna luchar contra el nazismo, sino también contra el franquismo.
Para ello es indispensable establecer un foco de resistencia armada en España y servirse
de la estructura guerrillera creada en Francia para combatir en el interior. Con este fin,
Monzón, desde Francia, enviará a diferentes miembros del PCE a España, para conocer
de primera mano la situación de los comunistas en el interior y difundir la línea política
de Unión Nacional. En el otoño de 1943, él mismo cruza la frontera y entra en España.
Para entonces el PCE del interior se había desarticulado y reorganizado varias veces,
dados los numerosos fusilamientos y detenciones que sufrían los militantes desde el
final de la Guerra Civil. Monzón viene con el propósito de establecer las normas de
actuación y la orientación política a seguir plasmadas en el organismo de la UNE.
Ayudado por sus colaboradores que han ido llegando desde Francia, y por los que
vendrían después de él, se establece en Madrid desde donde despliega una actividad
febril. Mientras su mano derecha, Gabriel Léon Trilla, se ocupa de crear las futuras
organizaciones guerrilleras, Monzón concentra sus esfuerzos en la esfera política. En
septiembre de 1943, consigue reunirse con varios representantes de la UGT, de
Izquierda Republicana, de la JSU, de la CNT, del PSOE, nacionalistas vascos, de
Esquerra Catalana y del PSUC, creando así la Junta Suprema de Unión Nacional. A
pesar de este primer éxito, aún quedaba mucho por hacer porque, para que la Unión
Nacional fuera una realidad, era indispensable incorporar también a las fuerzas
monárquicas y a las organizaciones de derechas. Y a ello se aplica Monzón en los
siguientes meses, consiguiendo, a finales de 1943, la incorporación del partido Popular
Católico y de los Sindicatos Católicos Agrarios a la Junta Suprema de Unión Nacional.

164
No está claro si la reunión tuvo lugar en Grenoble o en Montauban (Toulouse): Gregorio Morán,
Miseria y grandeza del Partido Comunista de España (1939-1985), op. cit, p. 80: sostiene que fue en
Montauban y Carlos Fernández Rodríguez, La reorganización y la oposición del PCE al franquismo
(1939-1946), op. cit, p. 625: sostiene que fue en Grenoble.
165
Joan Estruch Tobella, El PCE en la clandestinidad (1939-1956), op. cit., pp. 85 y 86.

71
Aunque sus entrevistas no consiguen plasmarse en un acuerdo oficial, Monzón,
pletórico, sin duda excesivamente, afirmará haberlo alcanzado. 166 Lo cierto es que el
predominio del PCE en la organización no gustaba, y en noviembre de 1943 el resto del
exilio republicano en México crearía la Junta Española de Liberación (JEL), una
plataforma cuyo fin era contrarrestar a la UNE. Las dos organizaciones fracasarían y
serían disueltas en 1945.

En 1942, el transcurso de la guerra no parecía ser favorable a los alemanes. Si hasta


ahora su táctica militar, la Blitzkrieg, guerra relámpago, les había permitido cosechar en
Europa más éxitos que derrotas, ahora la resistencia del Ejército Rojo en el frente
soviético les obligaba a movilizar a todos sus hombres y a diseñar e implementar una
auténtica economía de guerra. Con ello, la Alemania nazi establece en los países
ocupados un servicio de reclutamiento de trabajadores para trasladarlos a Alemania y
suplir así la falta de mano de obra en su territorio. Se ve que las deportaciones en masa
o los esclavos forzados que trabajaban para ellos desde el inicio de la guerra no eran
suficientes.
En mayo de 1942, Fritz Saucker, el comisario general alemán del trabajo encargado de
reclutar mano de obra en toda la Europa ocupada y llevarla a Alemania, él también
apodado “el negrero de Europa”, exige al gobierno de Vichy reclutar a 350.000
trabajadores franceses. Los resultados son decepcionantes: solo 150.000 obreros
cualificados se presentan voluntarios. Ante la amenaza de Saucker de encargarse él
mismo de reclutar a los franceses, el presidente del gobierno, Pierre Laval, promulga en
septiembre de 1942 una ley que obliga a todos los franceses en edad de trabajar a
ponerse a disposición del gobierno para efectuar “todos los trabajos juzgados útiles en el
interés superior de la nación” bajo pena de sanciones.167 O sea que, a partir de ese
momento, los franceses llamados para ir a trabajar a Alemania se verán impelidos a ello.
Pero oficialmente no están obligados, lo hacen de forma “voluntaria”. Todo un ejercicio
de cinismo legislativo. A finales de 1943, se produce una nueva vuelta de tuerca porque,

166
Manuel Azcárate, Derrotas y esperanzas. La República, la Guerra Civil y la Resistencia, op. cit., p.
272: “La junta era en realidad una invención”; Santos Juliá, Transición. Historia de una política española
(1937-2017), op. cit., p. 138; Gregorio Morán, Miseria y grandeza del Partido Comunista de España
(1939-1985), op. cit., p. 82 y Carlos Fernández Rodríguez, La reorganización y la oposición del PCE al
franquismo (1939-1946), p. 636.
167
Julian Jackson, La France sous l´occupation, París, Edic. Flammarion, 2004, p. 267 y Vincent Viet,
“Vichy dans l´histoire des politiques françaises de la main-d´ouvre” en Travail et Emploi nº 98, DARES,
2004, pp. 77 y ss.

72
tras la Ocupación alemana de la llamada zona libre, en noviembre de 1942, 168 el
gobierno de Vichy pierde entonces la poca autonomía que tenía, quedando
completamente al servicio de la Alemania nazi. Este factor, unido a las necesidades
alemanas de mano de obra cada vez más acuciantes, fuerzan entonces a Pierre Laval a
instaurar el servicio de trabajo obligatorio, el STO. Sus efectos en la economía francesa
son catastróficos: entre 1942 y 1944, 650.000 civiles franceses serían reclutados para ir
a trabajar a Alemania. 169 Pero más allá de sus consecuencias económicas, la STO genera
un rechazo en la opinión pública francesa, no solo contra los ocupantes alemanes sino
también contra el régimen de Vichy que, desde ese momento, queda totalmente
desacreditado. Muchos franceses preferirán pasar a la clandestinidad y unirse a los
maquis antes que ser enviados a trabajar a Alemania. “Francia se convierte en una
sociedad de Resistencia, aunque esto no quiere decir que se transforme en una sociedad
de resistentes”.170
Además, en febrero de 1943, la derrota de Alemania en la batalla de Stalingrado había
supuesto un nuevo impulso para el ascenso de la Resistencia. Muchos pensaban ya que
los países del Eje perderían la guerra, y la Resistencia, dirigida principalmente por los
comunistas, se prepara para ello. En Francia, los líderes de los distintos grupos armados
acuerdan crear una estructura militar común. Si, por un lado, en la zona sur
predominaba la resistencia española, o sea, el XIV Cuerpo de Guerrilleros del Ejército
Republicano español, por el otro, en la zona ocupada, los comunistas franceses habían
creado distintos movimientos de resistencia armada: los Francotiradores y Partisanos
(FTP), y los FTP_MOI, estos últimos integrando a los extranjeros procedentes de la
Mano de Obra Inmigrada y que dependían directamente de la Internacional Comunista.
A finales de 1943, el PCE y el PCF deciden integrar al XIV Cuerpo de Guerrilleros del
Ejército Republicano Español en las FTP-MOI, uniendo así las dos organizaciones que
hasta entonces se habían mantenido independientes en una sola estructura.
A su vez, en febrero de 1944, las FTP-MOI pasan a formar parte de las recién creadas
FFI, las Fuerzas Francesas del Interior, y las unidades exclusivamente españolas son
reconocidas bajo el nombre de Agrupación de Guerrilleros Españoles (AGE). A pesar
de estar bajo el mando de las FFI, la AGE no perderá su independencia y mantendrá sus

168
En noviembre de 1942, los alemanes, respondiendo al desembarco de los ingleses y norteamericanos
en Argelia y Marruecos, invaden la llamada zona libre, quedando todo el territorio francés bajo el
dominio nazi, a excepción de algunas regiones orientales a manos de los italianos.
169
Julian Jackson, La France sous l´occupation, op. cit., p.23.
170
Ibídem, p. 567.

73
propios cuadros. Conseguirlo no fue fácil porque los dirigentes del PCF querían a toda
costa que los comunistas españoles quedasen supeditados a ellos. 171 Pero para los
españoles la lucha no terminaba con la liberación de Francia y no cederían ante las
presiones de sus camaradas franceses. El objetivo final: asegurarse el reconocimiento y
el apoyo posterior de los aliados con el fin de reconquistar España.

EL RETORNO DE LOS DIRIGENTES Y LAS DEPURACIONES EN EL PCE

En junio de 1944, cuando se inicia la liberación de Francia con el desembarco de


Normandía, Jesús Monzón se encuentra aún en España. Animado por los
acontecimientos, está convencido de que ha llegado el momento de pasar a la acción. En
toda Europa las guerrillas contra el ocupante son una realidad, así que bien podía ser el
momento para España de acabar con la dictadura organizando un ataque desde Francia y
provocando así la ansiada insurrección nacional. Parecía el momento oportuno dado que
en los Pirineos franceses estaba concentrado un verdadero ejército de guerrilleros
españoles. Entre ellos, los ánimos están exultantes porque han conseguido liberar a
muchas ciudades y departamentos franceses y expulsar a los nazis. Ahora que han
vencido al nazismo, toca acabar con el franquismo. Los guerrilleros se sienten
preparados.
El empuje definitivo llegará desde España: en agosto el PCE en Toulouse recibía una
carta de Jesús Monzón instando a la dirección del partido a organizar la operación
militar que todos esperaban: invadir España.172 Su idea era ocupar una parte del
territorio español para instalar un gobierno provisional de la Junta Suprema de Unión
Nacional, de forma que, con el apoyo de la población, se pudiera generar un
movimiento de resistencia importante y que las grandes potencias se decidieran a
apoyarles para acabar con el régimen franquista.173
Entre tanto Santiago Carrillo, desde Buenos Aires, había emprendido el viaje hacía
Europa porque tenía otro plan: organizar desde Argelia un desembarco de guerrilleros
en el sur de España y provocar la ansiada insurrección nacional. Para entonces ya era
miembro de pleno derecho d el Buró Político y entre sus responsabilidades estaba
171
Jean Ortiz, Sobre la gesta de los guerrilleros españoles en Francia, Biarritz, Atlántica, 2010, p. 67.
172
Gregorio Morán, Miseria y grandeza del Partido Comunista de España (1939-1985), op. cit., p. 86 y
Carlos Fernández Rodríguez, La reorganización y la oposición del PCE al franquismo (1939-1946), op.
cit., p. 742.
173
Manuel Martorell, Jesús Monzón, el líder comunista olvidado por la Historia, op. cit., pp. 140 y 141.

74
ocuparse de la organización del partido tanto en Latinoamérica como en España.174 La
secretaria general del PCE, Dolores Ibárruri estaba informada de los planes de Carrillo
así como de los preparativos del PCE en Francia. La idea de provocar un levantamiento
por medio de una invasión guerrillera era conocida tanto por las direcciones del partido
en México como de la URSS y contaba con el respaldo unánime de los dirigentes
soviéticos. Nadie pensaba que aquello fuera descabellado. Era tal el entusiasmo y la
confianza que tenían los comunistas en la llamada Operación Reconquista de España
que incluso se harían llamamientos para reclutar a guerrilleros desde Radio Toulouse y
Radio Pirenaica. ¿Nadie cayó en la cuenta de tal imprudencia? No es de extrañar que el
régimen franquista estuviese perfectamente al corriente de los planes comunistas y
actuara en consecuencia.
En septiembre de 1944, Carrillo se encuentra en Orán ultimando los preparativos para
su plan de adentrarse en España por el sur con un grupo de guerrilleros. Pero un
mensaje de
Dolores desde Moscú le obliga a abandonar sus planes y a dirigirse inmediatamente a
Francia: “No hacer nada. Prohibido. Vete a Francia”.175 Según lo previsto por la
dirección del PCE en Francia, el 19 de octubre 5.000 hombres divididos en pequeños
grupos empiezan a cruzar la frontera por Navarra (Valle del Roncal), Huesca (Valle del
Gállego), Lérida (Port Vell) y el bloque más numeroso por el Valle de Arán. Al
principio la entrada se realiza sin problemas, incluso pueden avanzar y tomar algunos
pequeños pueblos donde son recibidos con más sorpresa que entusiasmo, según algunos
testimonios de los protagonistas. Pero en el punto más importante, en el valle de Arán,
el avance se complica: los guerrilleros tienen que retroceder ante las tropas franquistas
dirigidas por el general Moscardó, muy superiores en hombres y armamento. El
objetivo central, la toma de Viella, se revela inalcanzable. Mientras, Carrillo ya llevaba
varios días en Francia y sabía que la situación era crítica. El 28 de octubre, acompañado
de Manuel de Azcárate, cruza la frontera para reunirse en el valle de Arán con los jefes
de las unidades y acordar entre todos la retirada. Al parecer no costó nada convencer a
todo el mundo. Incluso Vicente López Tovar, el responsable militar de la operación,
aseguraría después que esta decisión ya estaba tomada. Es plausible también pensar que
Carrillo fuera al Valle de Arán con la intención de apuntarse un tanto si la empresa salía

174
Paul Preston, El Zorro rojo. La vida de Santiago Carrillo, op. cit., p. 111.
175
Santos Juliá, Transición. Historia de una política española (1937-2017), op. cit., p 143.

75
bien y poder atacar a Monzón si salía mal. 176
En todo caso, salió reforzado tras el
fracaso de la operación Reconquista. “De este modo Carrillo se convirtió de golpe en el
jefe indiscutible del partido ante los militares y todos los militantes”. 177 Despejada la
duda sobre quién era la máxima autoridad en el PCE, Carrillo inicia una operación de
control en el partido, tanto en Francia como en el interior de España.
Comienza entonces uno de los muchos procesos de limpieza que se viviría en el PCE: la
llamada “depuración monzonista” auspiciada por el nuevo dirigente del partido. El
objetivo: liquidar la dirección de Monzón y derrocar a la gente afín a él. Según Manuel
Azcárate, las intenciones de Carrillo eran perversas con respecto a Monzón: “Quiso
evitar como fuera el reconocimiento de los méritos indiscutibles que le correspondían
por la acción que había llevado a cabo […] El proceso que Carrillo desencadenó contra
Monzón y sus colaboradores seguía un modelo bastante frecuente en el movimiento
comunista: empezar con acusaciones de errores políticos y pasar luego a imputaciones
de traición.”178 En septiembre de 1945, Gabriel Léon Trilla, mano derecha de Jesús
Monzón durante los años de Ocupación en Francia, es asesinado en Madrid por sus
propios camaradas. En 1954, La Pasionaria, en su informe al V Congreso del PCE
justificaba así su persecución: “Como un viejo y experimentado provocador, Trilla
entregó a la policía la organización del partido y de guerrilleros... Monzón y Trilla
estuvieron ligados con el policía norteamericano Field, dándole la posibilidad de
reclutar para su trabajo a elementos vacilantes, aventureros y arribistas ...” 179
Jesús
Monzón, chivo expiatorio por la fallida invasión del Valle de Arán, huye a España
perseguido al mismo tiempo por los franquistas y por los enviados del PCE de Santiago
Carrillo. Finalmente será detenido por la policía española y, después de compadecer
ante un consejo de guerra, será condenado a treinta años de cárcel. Monzón, dentro de lo
que cabe, ha tenido suerte ya que, gracias a sus contactos con personalidades
franquistas, ha conseguido evitar la pena de muerte y probablemente también ser
asesinado por sus propios camaradas. Porque actuar con autonomía y convertirse en un
líder a espaldas de la dirección del partido eran motivos más que suficientes para que a
uno quisieran borrarle del mapa. Monzón era molesto y un obstáculo para las
ambiciones de Carrillo. Según Enrique Líster, “Si Monzón no hubiera sido detenido por
176
Secundino Serrano, Maquis, Historia de la guerrilla antifranquista, Barcelona, Temas de Hoy, 2001,
p. 137 y Paul Preston, El Zorro rojo. La vida de Santiago Carrillo, op. cit., p. 124.
177
Manuel Azcárate, Derrotas y esperanzas. La República, la Guerra Civil y la Resistencia, op. cit., p.
288.
178
Ibídem, pp. 285 y 289.
179
Jorge Semprún, Con motivo de un aniversario, artículo en El País, 23 de abril de 1980.

76
la policía, el PCE le hubiera asesinado al pasar la frontera, antes de llegar a la reunión
en Toulouse".180
Entre 1944 y 1945 otros colaboradores de Jesús Monzón fueron liquidados por sus
camaradas por orden de la dirección del partido: Alberto Pérez Ayala, Pere Canals o
Pascual Giménez Rufino, también llamado El comandante Royo. El propio Carrillo en
sus memorias reconocería su responsabilidad en la eliminación del equipo de Monzón:
“Líster nos ha acusado a Dolores y a mí de haber dado la orden de ejecución de Trilla.
En aquellos momentos no había que dar esas órdenes; quien se enfrentaba con el
partido, residiendo en España, era tratado por la organización como un peligro. Ya he
explicado que la dureza de la lucha no dejaba márgenes”. 181
Años después, estimaría en
2.000 las expulsiones llevadas a cabo en 1946.182 Pero para limpiar el partido, aún
quedaba “rebajar los humos de los que habían combatido al fascismo en Europa, en el
maquis, con las armas en la mano”. O sea que no solo los dirigentes que habían
destacado en el partido durante la Segunda Guerra Mundial eran “sospechosos” sino que
todo militante que hubiese luchado en la Resistencia era susceptible de ser apartado y
expulsado del partido. Luis Bermejo, teniente coronel del primer batallón de guerrilleros
durante la Resistencia, diría sobre ello:

“La lucha clandestina en Francia ha producido una hermosa pléyade de cuadros dirigentes en el
partido que, poco conformistas con las normas de la obediencia ciega que el Buró Político
exigía, eran un peligro a la santificación del mismo, sobre todo teniendo en cuenta que gozaban
de una autoridad dentro del partido altamente ganada. El Buró Político se plantea la necesidad
de tomar las riendas del aparato en sus manos, para lo cual son un estorbo todos los cuadros que
han surgido de la lucha. Y la primera operación consiste en ir eliminando a todos ellos”. 183

Con esta premisa los comunistas que regresan de los campos de concentración alemanes
serán igualmente objeto de vigilancia extrema. Sospechosos de poder ser agentes de la
Gestapo o de la Falange, se desconfía de ellos y se les interroga duramente hasta que
demuestren lo contrario. “La única manera de no ser sospechosos, de garantizar un
probo pasado, una biografía sin mácula consistía en haber pasado la guerra mundial en

180
Enrique Líster Forján, Así destruyó Carrillo el PCE, Barcelona, op. cit., p. 209.
181
Paul Preston, El Zorro rojo. La vida de Santiago Carrillo, op. cit., 2013, p. 132.
182
Fernando Hernández Sánchez, La frontera salvaje, op. cit., p. 277.
183
Joan Estruch Tobella, El PCE en la clandestinidad (1939-1956), op. cit., p. 105.

77
el exilio de América o en la URSS. Fuera de ahí no había garantías”. 184 La dinámica del
partido era endiablada y ser comunista en aquellos tiempos, una heroicidad.
Cuando Joan Martorell vuelve de Dachau, el 5 de junio de 1945, lleva a sus espaldas
una larga experiencia como recluso. Primero, en los campos de internamiento del
mediodía francés después de cruzar la frontera en febrero de 1939; luego en varias
prisiones francesas, por su participación en la Resistencia, hasta que finalmente es
enviado a Alemania. Vuelve a Francia vestido con un uniforme de las SS por
indicaciones de los norteamericanos, que habían despojado a todos los liberados de sus
trajes de prisioneros al temer que estuvieran contaminados. “Al llegar a Toulouse, a mí
me pareció normal que a cada uno de nosotros nos hicieran, caso por caso, un examen
de lo sucedido y de las causas de nuestra deportación, a pesar de que si habíamos sido
deportados era por haber combatido. Pero cuando en una reunión presidida por Dolores
en persona, celebrada en Toulouse, se nos acusó de sospechosos por no haber muerto
matando..., me pareció un tanto lamentable” relataría Joan Martorell años después.185

Abandonada la idea de reconquistar España con un ejército guerrillero desde el exterior,


el PCE apuesta por otra estrategia: constituir formaciones guerrilleras en el interior del
país que, con el apoyo de un levantamiento general de la población civil, llevara a una
insurrección nacional que pusiera fin al régimen de Franco. En definitiva, no se
abandonaba la vía armada como medio para luchar contra el régimen de Franco, pero sí
se modificaba el método. En 1945, el pleno del PCE celebrado en Toulouse ratifica la
lucha armada: “Una ola de huelgas, manifestaciones y acciones guerrilleras, combinadas
con sublevaciones militares, debe inundar todo el país de punta a cabo” diría La
Pasionaria.186 Para ello los militantes más preparados para el combate que se encuentran
en el exilio son enviados a España. Carrillo aprovecha esta circunstancia para mandar a
España a muchos de los antiguos cuadros del partido que no le eran afines, sabiendo
perfectamente cómo podían acabar. Era una forma de deshacerse de ellos mientras se
rodeaba de gente fiel a él.187 De los 5.000 o 6.000 guerrilleros que se enfrentaron en
España a la dictadura entre 1939 y 1952, las cifras oficiales sitúan el número de bajas en
5.560 para el periodo 1943-1952: 2.173 los muertos, 467 los heridos-detenidos, 546 los
184
Gregorio Morán, Miseria y grandeza del Partido Comunista de España (1939-1985), op. cit., p. 102.
185
Testimonio de Joan Martorell en http://bteysses.free.fr/espagne/martorell.htm.
186
Secundino Serrano, Maquis, Historia de la guerrilla antifranquista, op. cit., p. 144.
187
David Wingeate Pike, Jours de gloire, jours de honte, op. cit., p. 188: “El método seguido para
eliminar a los intratables consistió en encargarles misiones suicidas en España, sustituyéndolos por
comunistas más dóciles”.

78
presentados o entregados y 2.374 los detenidos.188 La mayoría caen a manos de la policía
franquista, sobre todo en el llamado “trienio negro” entre 1947 y 1949. A partir del
decreto-ley para la Represión del Bandidaje y el Terrorismo de abril de 1947, el
régimen franquista inicia una represión sistemática de la guerrilla, principalmente
dirigida por los comunistas. Franco, amparado por el contexto internacional que situaba
a España como baluarte de la lucha anticomunista, se emplearía a fondo en la
erradicación de los maquis hasta prácticamente eliminarlos. Algunos de los guerrilleros
detenidos por la Guardia Civil habían sido delatados previamente por sus propios
compañeros siguiendo las consignas de los dirigentes del PCE. Otros fueron
directamente eliminados por sus camaradas. Así caerían, por ejemplo, Víctor García
Estanillo, el Brasileño, y su subordinado Teófilo Fernández, asesinados por las ordenes
del Comité Central del PCE; Manuel Fernández Soto, el Coronel Benito, que antes de
caer en manos de sus camaradas de partido fue asesinado por la Guardia Civil;
Baldomero Fernández Ladreda, Ferla, que fue denunciado desde dentro del partido y
acabó ejecutado; a Antonio Beltrán, el Esquinazao, le enviaron a dos matones cuando
huía de España, en Bayona, aunque logró escapar; Luis Montero Álvarez, el Sabugo,
también logró huir y regresar a Francia después de haber sido mandado contra su
voluntad a luchar en España. Pero no logró salvarse y fue ejecutado en Bayona a manos
de “un escuadrón compuesto de leales a Carrillo”.189
La persecución a los militantes desafectos al partido no se limitaba por tanto al territorio
español, campo de batalla donde se desarrollaba la lucha armada. En Francia también
fueron víctimas de los métodos estalinianos que se empleaban en el PCE, a semejanza
de lo que ocurría en Moscú y en los países del Este. La vigilancia extrema, los
interrogatorios, las expulsiones y los asesinatos fueron una realidad hasta bien entrados
los años cincuenta.

EL ABANDONO DE LA LUCHA ARMADA

En 1948 se produce otro punto de inflexión en la estrategia a seguir en el seno del PCE:
el abandono de la lucha armada. A principios del año, el partido aún apostaba por las
guerrillas para derrocar a Franco. En febrero, los máximos dirigentes del PCE viajan a
Yugoslavia para pedir ayuda a Tito: quieren que éste les apoye con el lanzamiento de

188
Secundino Serrano, Maquis, Historia de la guerrilla antifranquista, op. cit., pp. 381 y 378.
189
Paul Preston, El Zorro rojo. La vida de Santiago Carrillo, op. cit., p. 148.

79
paracaídas en Levante. Pero Tito, “desconcertado”, solo les entregaría 30.000 dólares
instando a la comitiva española a viajar a Moscú y consultar allí. 190
Ocho meses
después, Dolores Ibárruri, Santiago Carrillo y Francisco Antón viajan a Moscú para
reunirse con Stalin. El secretario general del Comité Central del Partido Comunista de la
Unión Soviética les recomienda abandonar la guerrilla e infiltrarse en las instituciones
franquistas para luchar así contra el régimen. A estas alturas, en España, la represión
había acabado prácticamente con la guerrilla y la opción de la lucha armada parecía
agotada y sin futuro. Después de la visita, los dirigentes del PCE deciden seguir el
consejo de Stalin y trasladan a sus bases el nuevo cambio drástico de estrategia a seguir.
Pero en un primer momento las directrices del partido son confusas: En la revista teórica
del PCE, Nuestra Bandera, Carrillo oficializaba la nueva estrategia, pero no cerraba la
posibilidad de mantener algunos grupos armados de élite. Ahora la nueva consigna era
“convertir a los guerrilleros en instructores, políticos y organizadores de los
campesinos”.191 La orden oficial de la disolución de la guerrilla de la secretaria general
del partido, Dolores Ibárruri, no se haría explícita hasta 1951. Sea como fuere, el
cambio de estrategia que adopta el partido convulsiona a muchos activistas que no
conocían otro modo de vida que la lucha armada y se negaron a abandonarla. Con ello
el proceso de desmantelar las guerrillas fue complicado, doloroso para muchos, y
caótico. Los militantes del interior se sintieron abandonados y fueron pocos los que
pudieron pasar la frontera y escapar. 192 Aún se tardarían varios años hasa que los maquis
realmente desaparecieran en el interior de España.
En cuanto a los comunistas que se encontraban en Francia, la nueva estrategia adoptada
por el partido siguió requiriendo de militantes que viajaran a España, no ya para luchar
en las guerrillas, pero sí para coordinarse con los compañeros del interior, impartirles
las nuevas consignas y organizar la infiltración en los sindicatos verticales del régimen.
La decisión del PCE de abandonar la guerrilla no influyó en lo más mínimo en la
percepción que tenían la opinión pública y las autoridades de los comunistas españoles.
Por una parte, la nueva táctica anunciada por el PCE tardó algunos años en
materializarse y mientras, en Francia, algunos comunistas se implicaban en las huelgas
utilizando las infraestructuras y el material bélico del que disponían, factor que

190
Paul Preston, El Zorro rojo. La vida de Santiago Carrillo, op. cit., p. 145.
191
Gregorio Morán, Miseria y grandeza del Partido Comunista de España (1939-1985), op. cit., p. 137.
192
Secundino Serrano, Maquis. Historia de la guerrilla antifranquista, op. cit., pp. 287 y ss.

80
inquietaba, y mucho, a las autoridades francesas. 193 Además, la tensión entre los dos
bloques alcanzaba su punto más álgido y la psicosis de un enfrentamiento bélico
encabezado por Estados Unidos y la URSS era compartida tanto por las autoridades
galas como por gran parte de los franceses.
En febrero de 1949, el secretario general del PC francés, Maurice Thorez hizo una
declaración concluyente sobre la posición de los comunistas ante un eventual conflicto
armado entre las potencias occidentales y la URSS: “Si nuestro pueblo fuese arrastrado
a una guerra contra la Unión Soviética, y si en estas condiciones el ejército soviético,
defendiendo la causa de los pueblos, la causa del socialismo, persiguiese a los agresores
hasta nuestro suelo ¿por qué la actitud de los trabajadores, del pueblo de Francia, ante el
ejército soviético tendría que ser diferente a la actitud de los trabajadores y de los
pueblos de Polonia, de Rumania...?” Por su parte, Carrillo, en un acto celebrado en
Toulouse en 1947, dejaba también clara la postura del PCE en caso de un nuevo
conflicto mundial: “La obligación de los amantes de la paz, de los demócratas y de los
obreros de todos los países es estar junto a la Unión Soviética”. 194 Estas declaraciones
no harían más que reforzar la idea que tenía el gobierno francés del peligro que
suponían los comunistas en su territorio. De nada serviría saber que el PCE había
renunciado a la lucha armada. Los asuntos internos del PCE no interesaban, solo sus
consecuencias.

Este proceso coincidió con la ruptura de Stalin con Tito, y una nueva ola de purgas se
inició en el partido. Al parecer, en torno a 250 militantes se vieron afectados por esta
nueva depuración.195 Joan Comorera, dirigente del Partido Socialista Unificado de
Cataluña, PSUC, sería la cabeza más visible de esta nueva ola de purgas, la llamada
depuración titista. Su defensa por la independencia del PSUC frente al PCE le costó
caro. Tildado de “perro titista” o “reptil titista” por querer socavar la unidad del PCE, en
1949 es destituido como secretario general del partido y huye a España, ya que la cúpula
del PCE le había sentenciado a muerte. Perseguido por los compañeros encargados de
asesinarle, vivió escondido en Barcelona hasta que en 1954 fue detenido por la policía
franquista. Condenado a treinta años de cárcel moriría en 1958 en el penal de Burgos.
Con él caerían muchos otros compañeros del PSUC, como Juan Astigarrabia o
193
La injerencia de los comunistas españoles en la política francesa sería una denuncia repetitiva en los
informes internos elaborados por el Ministerio del Interior francés desde 1947.
194
Fernando Hernández Sánchez, La frontera salvaje, op. cit., p. 249.
195
David Wingeate Pike, Jours de gloire, jours de honte, op. cit., p. 187.

81
Ormazabal, y también sus hermanos vascos que, al haber defendido un partido
comunista vasco independiente, fueron considerados sospechosos y por ello
perseguidos. Entre ellos, el navarro Luis Bermejo, conocido también como el
excomandante “Tolosa”, que tuvo el reflejo de abandonar el partido antes de que le
echaran. Tenía todas las papeletas para ser expulsado: pertenecía al partido comunista
vasco, se había declarado admirador de Tito y no solo había destacado en la Resistencia,
sino que se había mostrado muy crítico con la nueva reestructuración del partido llevada
a cabo por Carrillo a su llegada a Francia en 1944.196 Es sorprendente que hasta 1948
siguiera siendo militante del partido.
Aunque probablemente sea difícil esclarecer muchas de las muertes y desapariciones
que se sucedieron en sospechosas circunstancias, no hay duda, según testimonios
posteriores de muchos militantes, de que existieron casos de camaradas comunistas que
fueron víctimas de las ejecuciones sumarias impuestas por la dirección del partido.
Entre 1944 y 1948 las purgas en el seno del PCE se fueron sucediendo hasta conseguir
eliminar a los traidores que, por unas u otras razones, “estorbaban”. En palabras de
Jorge Semprún, “bajo el pretexto de la vigilancia revolucionaria, lo que se introduce en
el partido es la suspicacia sistemática, el espíritu de delación y de sumisión”. 197 Los
asesinatos y las desapariciones de algunos comunistas considerados traidores por unas u
otras razones a manos de sus compañeros en territorio francés tendrán repercusiones
directas en el funcionamiento interno del PCE. Entre los militantes arraigó un
sentimiento de preocupación, inquietud y miedo por la posibilidad de caer en desgracia
en el seno del partido y las represalias que esto pudiera acarrear contra ellos. Esto se
tradujo en una caída paulatina del número de militantes. Pero, además, estos hechos
sirvieron de excusa para que las autoridades francesas siguieran acorralando a los
comunistas españoles. De hecho, el asesinato de Redempció Quirol en Barbazan en
febrero de 1950 por un supuesto ajuste de cuentas entre comunistas, junto con el
descubrimiento de un arsenal de armas en Barbazan, fue el detonante y la coartada
perfecta para que las autoridades francesas pusieran en marcha la operación Boléro-
Paprika, planificada y perfectamente planeada desde meses antes.

196
David Wingeate Pike, Jours de gloire, jours de honte, op. cit., p. 206.
197
Jorge Semprún, Autobiografía de Federico Sánchez, Barcelona, Planeta, 1977, p.112.

82
5-LOS MILITANTES COMUNISTAS EN FRANCIA Y SUS
ORGANIZACIONES

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, los comunistas representan en Francia la


tercera fuerza política entre el exilio español. Poco a poco irán perdiendo presencia y
afiliados. En 1946, el consulado español cifraba en 40.000 los anarquistas españoles
residentes en Francia, seguidos de los socialistas, 17.000, y finalmente de los
comunistas, 10.000.198 En 1949, un año antes de la operación Boléro- Paprika, la cifra
de los afiliados comunistas oscilaba entre 6.000 y 8.000. 199
Esta disminución del
número de militantes se debía en gran parte a las desafecciones, depuraciones y
expulsiones que se produjeron durante esos años: “quiñonismo”, “monzonismo”,
“titismo”, “trotskismo”, “espionitis”…200 Como la mayoría de los republicanos
españoles, los comunistas se encontraban principalmente en el sureste de Francia
(Gironde, Landes, Bajos Pirineos, Altos Pirineos, Alta-Garona, Ariège, Aude, Pirineos
Orientales, Lot y Garona, Tarn y Garona, Gers y Hérault.), aunque también existía un
núcleo de comunistas en el departamento del Sena.

A pesar de la pérdida de militantes y a diferencia del resto de las organizaciones


políticas españolas, el PCE en Francia no solo estaba organizado políticamente sino
también militarmente. En 1945, con la llegada de los dirigentes comunistas a Francia, se
lleva a cabo una restructuración del aparato militar que queda bajo el mando de Enrique
Líster, Luis Fernández, Juan Modesto, Antonio Cordón y Ramón Soliva del PSUC,
todos ellos jefes militares prestigiosos del ejército republicano. 201 Hasta 1950 las

198
Geneviève Dreyfus-Armand, L´Exil des républicains espagnols en France, op. cit., p. 237.
199
Joan Estruch Tobella, El PCE en la clandestinidad (1939-1956), op. cit., p. 174.
200
Alicia Alted, El exilio republicano español en Toulouse, 1939-1999, UNED, 2003, p. 152.
201
Juan Ortiz, Sobre la gesta de los guerrilleros españoles en Francia, op. cit., p. 77.

83
estructuras comunistas que perduraron conservaban en esencia la estructura jerárquica y
militar implementada en la Guerra Civil.
En el plano político, los militantes de base estaban repartidos en células urbanas o
rurales, compuestas cada una de ellas de seis a diez personas que dependían de uno de
los 55 comités departamentales existentes en el territorio francés. (Habrá 3 más en el
norte de África). Los comités departamentales estaban organizados en 6 regiones,
aunque en las zonas donde había menos presencia de comunistas los comités podían
englobar varias regiones. En ellos existían varias subdivisiones que se ocupaban de los
asuntos políticos, de agitación y militar. El comité departamental con más peso será el
de Haute-Garonne, teniendo como centro Toulouse. En 1944, Antonio Ferriz, secretario
de la región de Toulouse, afirmaba dirigir en su región a 7 comités departamentales, 56
comités regionales, 97 comités locales, 264 células y 4.083 afiliados. 202
Por último, en
la cúspide del partido, el control nacional del PCE estará en manos del Buró Político y
del comité central. Muchos de sus miembros estaban presentes en los dos órganos del
partido indistintamente e incluso algunos tendrán también algún puesto de
responsabilidad a nivel regional.
En cuanto a la organización militar del PCE, ésta estaría presente en todos los
escalafones del PCE y en coordinación con el PCF, el PSUC, el PC de Euskadi,
antiguos grupos de FTP y FFI y guerrilleros. A pesar de la desmovilización de las FFI
en 1945 y de la consecuente desmilitarización del brazo armado de la UNE, los
comunistas españoles no dejaron por ello de estar militarmente organizados. Hasta
1948, cuando el PCE abandonó definitivamente la lucha armada, la preparación práctica
era un objetivo fundamental para poder dar soporte a las guerrillas en España y estar
listos para un eventual conflicto internacional. El partido disponía de un Estado Mayor
Militar supeditado a la sección militar existente en el Buró Político. En cada comité
regional existía también un comité militar. Además de la presencia de jefes militares y
representantes del Estado Mayor, había unidades de combate, de 5 hombres cada una; 5
unidades de combate formaban a su vez un pelotón y 10 pelotones una compañía. El
Comité regional militar de Toulouse era el más importante. Controlaba la zona de los
Pirineos dividida en tres ejes: los Pirineos del este, del oeste y centrales. Esta área del
sudoeste de Francia coincidía más o menos con la 5ª región militar francesa situada en
el departamento de Haute-Garonne. Por último, estaban las células, que a su vez
también tenían relación directa con los comités departamentales militares. En ellas, todo
202
David Wingeate Pike, Jours de gloire, jours de honte, op. cit., p. 163.

84
militante de base podía ser llamado para ocupar una posición o puesto militar. Este
organigrama militar se complementaba con un servicio de información militar y una
comisión de emergencia que disponía de grupos de choque especiales, de entre 10 y 15
hombres, preparados para emprender misiones autónomas y que funcionaban como
pequeños comandos.203
Toda esta estructura era conocida tanto por las autoridades francesas como por la CIA,
el servicio de información inglés (SIA), y por supuesto, por los franquistas. Desde el
final de la Segunda Guerra Mundial, los E.E.U.U. se muestran interesados por la
situación de los comunistas españoles en Francia. Sus agentes secretos, muchas veces
infiltrados en las filas comunistas, realizan informes periódicos detallados sobre las
actividades del PCE y su organización donde aparecen identificados, con nombres y
apellidos, los militantes que ostentaban algún cargo en el partido, desde los miembros
del Politburó y del Comité Central hasta los jefes de cada célula. Algunos disidentes
comunistas o que discrepaban de las líneas políticas llevadas a cabo por su partido van a
colaborar con los servicios de información americanos, ingleses, franceses o españoles,
proporcionándoles información valiosa sobre el funcionamiento del PCE.
Este sería el caso de Félix Montiel Jiménez que, en un informe secreto de la CIA
fechado en marzo de 1951, es citado por ser la fuente principal de dicho reporte. 204

Montiel era un antiguo profesor de derecho administrativo de la universidad de Murcia


y había ejercido como diputado socialista hasta 1936, cuando abandona el PSOE e
ingresa en el PCE. Después de huir a Francia al final de la Guerra Civil, se exilia e
instala finalmente en Cuba y allí se desvincula del partido a raíz del pacto germano-
soviético. Pero una vez que la URSS entra en guerra después de que Alemania rompiese
el pacto, decide reincorporarse al partido. A finales de los años cuarenta regresa a
Europa y comienza a tener discrepancias con el partido. Después de la invasión
soviética de Checoslovaquia, abandona el Comité Central del PCE y se adhiere a la
corriente comunista de Tito.205

Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, los comunistas españoles, a pesar de ser
una fuerza minoritaria en el exilio español, tienen una presencia nada desdeñable en el
203
Jordi Guixé Coromines, La República perseguida, op. cit., p. 396.
204
Informe de la CIA. CIA-RDP82-00457R007100- Country: Spain/ Franco. Subjet: Dissident Spanish
Communist Activities. Date: 19/03/1951, en https://www.cia.gov.
205
Joan Estruch Tobella, El PCE en la clandestinidad (1939-1956), op. cit., p. 171, David Wingeate Pike,
Jours de gloire, jours de honte, op. cit., p. 197 y Diccionario biográfico de la Fundación Pablo Iglesias en
https://fpabloiglesias.es/entrada-db/13183_montiel-jimenez-francisco-felix/.

85
país vecino. Cuentan con el apoyo de sus homólogos franceses para desarrollar sus
actividades y mantener sus organizaciones, que van más allá de las meramente políticas.
A medida que la tensión entre los bloques se incrementa, la atención que prestan las
autoridades francesas a la posible capacidad militar del PCE se acrecienta, y por ello sus
organizaciones estrechamente relacionadas con posibles actividades militares o
guerrilleras constituirían un objetivo insoslayable en el marco de la operación Boléro-
Paprika. Prácticamente todos los comunistas que pertenecían a L´Amicale de los
antiguos guerrilleros, a la empresa Fernández Valledor y al Hospital Varsovia estarán en
las listas de las personas que detener y expulsar de la metrópoli en septiembre de 1950.

L´AMICALE DE ANTIGUOS GUERRILLEROS ESPAÑOLES

En 1945, tras la orden de la UNE de desmilitarizar las unidades españolas que habían
participado en la Resistencia y en la liberación de Francia, el general Luis Fernández,
crea en Toulouse el Amical de los Antiguos FFI y Resistentes Españoles. La
organización nace con el fin de encargarse de los guerrilleros desmovilizados, socorrer a
los mutilados y a las familias de los muertos en combate y así mismo asegurar la
integración de los antiguos combatientes españoles en la sociedad civil francesa. 206 Pero
para la Dirección General de la Seguridad Nacional (DGSN) el objetivo real de la
organización era la de montar un aparato clandestino destinado a esconder material
bélico y encubrir a los guerrilleros españoles. Lo cierto es que las conexiones entre la
Amical y el resto de las organizaciones comunistas, tanto políticas como militares, eran
una realidad.207 La mayoría de sus miembros serían víctimas de la operación Boléro-
Paprika.

LOS CHANTIERS

El origen de los chantiers se remonta a principios de la década de los cuarenta cuando,


en la zona libre, los republicanos españoles deciden organizar los primeros grupos de
Resistencia contra los nazis. Para ello van a utilizar las explotaciones forestales y
mineras, donde los españoles trabajaban encuadrados en las GTE, las compañías de

206
Jordi Guixé Coromines, La República perseguida, op. cit., p. 394.
207
Aurélie Denoyer, L´Opération Boléro-Paprika: origines et conséquences. Les réfugiés politiques
espagnols: de l’expulsion à leur installation en RDA, op. cit., p. 75.

86
trabajadores extranjeros. Gracias a la cobertura legal que proporcionaban y a su
situación geográfica, situados en zonas aisladas, de difícil acceso y lejos de las zonas
urbanas, constituían el marco perfecto para llevar a cabo actividades clandestinas y
escapar de la policía nazi y de Vichy. 208
Los chantiers funcionaban como tapaderas
donde se protegía a los republicanos y se albergaba a los clandestinos indocumentados,
se ocultaban armas, robadas a los alemanes o parachutadas por los ingleses, y
municiones, dinamita y explosivos que robaban los mineros o los que trabajaban en la
construcción de pantanos o centrales hidroeléctricas; se falsificaban salvoconductos y,
además, se instruía y formaba a los futuros guerrilleros. En definitiva, constituían la
base legal para la formación de los maquis, los grupos de guerrilleros que se
encontraban cerca de los tajos. No todos dependían del PCE, pero los comunistas sí que
destacarán y dirigirán muchos de ellos: eran los más disciplinados y los mejor
organizados. Poco a poco, los maquis se irán extendiendo y se integrarán en la
Resistencia francesa.
Los primeros chantiers aparecen en 1941 y serán dirigidos por los comunistas Luis
Fernández y José Antonio Valledor. Son el resultado de una idea inédita y original del
partido y, según Luis Fernández, anterior a la ruptura del pacto de no agresión germano-
soviético, aunque no se materializó hasta la entrada en guerra de la URSS. 209
Concretamente en la zona pirenaica del Aude y del Ariège, algunos camaradas
franceses, como el doctor Delteil y George Thomas, comprarán algunas hectáreas de
bosque para alquilárselas a los españoles. Así nacerían los primeros centros político-
militares comunistas donde se albergaban auténticas escuelas de cuadros para formar a
los futuros guerrilleros. Miguel Ángel Sanz, que fue instructor en varios maquis, dejaría
testimonio de ello: “[…] unos cuantos maquis, que subsisten gracias al sacrificio de
algunos camaradas que trabajan legalmente, eran en realidad escuelas político-
guerrilleras”.210
Cuando el bilbaíno Evaristo Luis Fernández, llamado por los franceses como “General
Luis”, y José Antonio Valledor Álvarez crean los primeros maquis en l´Aude, los dos
llevaban a sus espaldas una larga experiencia como militares. Valledor había nacido en
Asturias, en 1904. Militante del PCE y de profesión maestro, participó en la Revolución
de Asturias y durante la Guerra Civil llegó a ser jefe de la XV Brigada Internacional.
208
Secundino Serrano, Maquis. Historia de la guerrilla antifranquista, op. cit., p. 127.
209
André Balent, “Fernández Luis. Pseudonymes de Résistance: “Sergio”, “general Luis” en le
Dictionnaire biographique Le Maitron, 2009, https://maitron.fr/spip.php?article49768.
210
Miguel Ángel Sanz, Luchando en tierras de Francia, Madrid, Ediciones de la Torre, 1981, p. 118.

87
Luis Fernández era diez años más joven que Valledor, fue ferroviario, como su padre, y
durante la Guerra Civil luchó en el Ejército Republicano como sargento de artillería
antiaérea. Una vez exiliado en Francia, en el campo de internamiento de Gurs, se hace
comunista. Durante la Segunda Guerra Mundial, los dos participan activamente en la
Resistencia, aunque, a diferencia de Luis Fernández, Valledor, siempre se movería en
un segundo plano dentro del PCE. En mayo de 1944, Luis Fernández, después de haber
sido jefe del Estado Mayor del XIV Cuerpo de Guerrilleros, pasaría a ser jefe de la
AGE; Mientras, Valledor mandaba la 1ª división de la AGE. Terminada la contienda
mundial, Luis Fernández es condecorado por el gobierno francés con la Legión de
Honor, la Cruz de Guerra con Palmas y la Medalla de la Resistencia. También ocuparía
diferentes puestos importantes dentro del PCE: por un lado, formaba parte de la
comisión del PCE encargada del trabajo guerrillero, ejerciendo como profesor en la
escuela guerrillera de Toulouse, y por otro encabezaba la Agrupación de Antiguos
Guerrilleros.

Tras la liberación, las escuelas político militares comunistas y los depósitos de armas no
desaparecen, incluso según las autoridades francesas, se crearían algunas más. Al
parecer en 1948, se detectan algunas de ellas en Bélgica. Porque para el PCE la lucha no
había terminado y ahora tocaba reforzar a los maquis del interior de España con
guerrilleros experimentados y armamento. Los cursos, de entre uno y dos meses de
duración, eran impartidos por antiguos oficiales comunistas. En grupos de veinte o
veinticinco militantes, los alumnos recibían clases sobre distintas materias y se
preparaban para la lucha: teoría política, falsificación de papeles, técnicas para moverse
en la clandestinidad y, por último, formación militar.
En cuanto a los depósitos de armas, los más importantes se situaban en el norte de
Francia, en la región parisina y del valle del Rhône, y eran propiedad tanto del PCE
como del PCF. Pero los comunistas españoles también van a conservar depósitos de
armas propios en el sur, más pequeños y destinados a abastecer a la guerrilla en España,
a diferencia de los depósitos del norte que se guardaban para hacer frente a un eventual
nuevo conflicto internacional.

LA SOCIEDAD FERNÁNDEZ VALLEDOR Y CÍA

88
En marzo de 1945, José Antonio Valledor y Luis Fernández crean la empresa forestal
Société Forestière Française du Sud-Ouest, también llamada Fernández Valledor, cuyo
origen se remontaba a los años cuarenta cuando Valledor y Fernández crearon el primer
centro político militar comunista en una empresa forestal en Aude. “La agrupación
guerrillera fue transformándose en una gran empresa comercial dedicada al corte de leña
y a la repoblación forestal” diría Carrillo al respecto en sus memorias. 211 La empresa se
fundó con un capital inicial de 100.000 francos, aunque poco a poco se fueron sumando
varios socios tanto franceses como españoles. En enero de 1950, el capital social de la
empresa había alcanzado la cifra de 2.100.000 francos.212 Era totalmente legal e incluso
recibiría pequeñas ayudas y subvenciones del Estado francés. Los directores generales
de la sociedad eran Valledor y Fernández, y los vicedirectores técnicos, Juan Blázquez
Arroyo y Rafael Pérez Candela, llamados respectivamente “general César” y
“comandante Candela” durante la Resistencia. Domiciliada primero en Mirepoix, en el
departamento de Ariège, en 1948 se traslada a París, en la rue Trousseau. Según los
informes de las autoridades francesas, Fernández Valledor y Cía no dejó de crecer y
prosperar. En 1950 llegó a ser la primera empresa productora de traviesas de vía para la
Société Nationale des Chemins de Fer, la SNCF. Tenía también distintas delegaciones y
canteras de trabajo repartidas por distintos departamentos franceses. Trabajaban en ella
entre 500 y 700 trabajadores, fluctuando según las estaciones del año y, salvo 5
franceses, todos los empleados eran españoles. La empresa también disponía de una
flota de vehículos (10 camiones, 4 camionetas, 3 motocicletas y varios vehículos) que
servían para transportar la mercancía y para el desplazamiento de los trabajadores o
directivos. Tenían además un taller de reparación e incluso un centro de reposo, cerca de
Toulouse, para los trabajadores que sufrían algún tipo de accidente o caían enfermos.
Con ello la sociedad Fernández Valledor era un referente para los republicanos
españoles en el que encontraban trabajo, ayuda logística (sanitaria, alojamiento, etc.) y
apoyo moral. Sin duda también ayudaron a organizar la lucha clandestina antifranquista
y fue un centro de reclutamiento para las guerrillas. 213
Conocida desde su creación por las autoridades francesas y españolas, empezó a estar
particularmente vigilada a partir de 1948 cuando el anticomunismo se asentó en los
países occidentales y concretamente en los estamentos gubernamentales franceses.
211
Jordi Guixé Coromines, La República perseguida, op. cit., p. 414.
212
Fernando Hernández Sánchez, La frontera salvaje, op. cit., p. 377.
213
David Wingeate Pike, Jours de gloire, jours de honte, op. cit, p 182 y Jordi Guixé Coromines, La
República perseguida, op. cit., pp. 416 y 417.

89
Situada en el departamento de Haute-Garonne, Émile Pelletier, muy sensible al
problema de la colonia española y más aún de los comunistas, estaba muy atento a la
empresa y tendrá un buen conocimiento de ella. En uno de sus informes señalaba que la
empresa Fernández Valledor “estaba formada casi exclusivamente por ex guerrilleros
que pertenecían al PCE, estos habiendo entrado en Francia al finalizar la Guerra Civil
española, la mayor parte de los cuales participaron en el suroeste de Francia en los
combates de la liberación”.214 Pero esto no era suficiente, Pelletier ansiaba ir más allá y
se afanará en querer demostrar que la empresa era una tapadera de una red de espías
soviéticos. No pudo demostrarlo, pero ello no le impidió acusar a sus dirigentes y a los
españoles que trabajaban en ella de indeseables y peligrosos por realizar actividades
ilegales de tipo militar. El super-prefecto veía con gran desconfianza y preocupación
cómo la empresa forestal crecía y expandía su área de actividad. Pero lo cierto es que
Fernández Valledor y Cía no iba tan bien como las autoridades francesas pensaban.
Desde finales de 1946, las ventas del carbón y de la madera habían caído, pero
sobretodo la gestión de la empresa no era buena. Los criterios políticos pesaban más que
los financieros y no se valoraron los problemas de transporte e infraestructura que
acarreaba el abrir tantos tajos esparcidos por diferentes departamentos. Porque los
chantiers de la sociedad abarcaban diferentes bosques en Haute-Garonne, Ariège,
Lozère, Gard, Aude Aveyron, Tarn… La empresa no era rentable, máxime cuando había
muchos militantes liberados que vivían gracias a ella y los sueldos de los empleados
eran muy reducidos teniendo en cuenta que de ellos se deducían las cotizaciones
exigidas para el partido.215

Vicente López Tovar, nacido en Madrid en 1909, había luchado como teniente y capitán
durante la Guerra Civil y luego como coronel en la Resistencia, participando también en
la operación del valle de Arán. Una vez acabada la Segunda Guerra Mundial tuvo
problemas para sobrevivir. Como supervisor en la sociedad Fernández Valledor,
actividad que compaginaba con la de fotógrafo, consideraba que la realidad financiera
de la sociedad era bien distinta:

“Esta empresa no fue ni mucho menos un ejemplo de administración socialista (…) Los obreros
no estaban contentos (…) A medida que el tiempo pasaba los obreros desaparecían (…) Esta

214
Jordi Guixé Coromines, La República perseguida, op. cit., p. 416.
215
Fernando Hernández Sánchez, La frontera salvaje, op. cit., p. 278 y ss.

90
empresa murió por falta de mano de obra, malos salarios, muchas cotizaciones a pagar y sobre
todo por la mucha gente que comía de ella sin trabajar”.
“Los beneficios apenas daban para mantener a los propios gerentes. Valledor y yo mismo
teníamos una miserable habitación (…) Esto ocurría en los años 1946, 1947 y 1948”. 216

Poco a poco los beneficios fueron disminuyendo y, proporcionalmente, el descontento


entre sus empleados iba en aumento. Cuando se produce la operación Boléro-Paprika, la
empresa apenas si podía mantenerse y los hombres que trabajaban en ella, como en el
resto de las empresas forestales, buscaban ya nuevos horizontes y formas de subsistir.
López Tovar, a pesar de haber sido nombrado caballero de la Legión de Honor y tener
en su haber la Cruz de Guerra y la medalla de la Resistencia, estaría en las listas de las
personas a detener en la operación Boléro-Paprika. Tuvo suerte, no le localizaron.
Los informes de la CIA también recogían la mala situación económica de la compañía,
fruto de la crisis que vivía el sector en esos años. Pero Émile Pelletier estaba en otras.
Para él lo importante sobre la situación financiera de la sociedad era demostrar que
mantenía económica y materialmente a los guerrilleros españoles y más particularmente
al PCE:

“esta sociedad de explotación forestal podría ser un medio de acción alarmante en manos del
PCE y, por ende, del PCF. […] El PCE dispone en el suroeste de Francia de eventuales fuerzas
de choque que podrían servir para entrar en acción bajo las órdenes del PCF […]”. 217

El que fuera jefe contable de la empresa, José Chinchilla Gutiérrez, madrileño, nacido
en 1913 y conocido como Ricardito en la Resistencia, reconocería que parte de los
fondos iban a parar al PCE. También recordaría que en la empresa Fernández Valledor
se daba cobijo a los guerrilleros que venían de España. Fue deportado a Córcega en
donde permanecería hasta poder regresar a Francia en 1962.218
Aunque la sociedad Fernández Valledor no fue la única empresa en la que trabajaba un
gran contingente de comunistas españoles, ya que al menos existían una docena de ellas
situadas mayormente en los departamentos cercanos a los Pirineos, sí fue la más

216
Ibídem, pp. 379 y 380.
217
Aurélie Denoyer, L´Opération Boléro-Paprika: origines et conséquences. Les réfugiés politiques
espagnols: de l’expulsion à leur installation en RDA, op. cit., pp. 298 y 299.
218
Revista Bulletin d´information de l´Amicale des Anciens Guérilleros Espagnols en France nº 122,
Toulouse, 2011 y Jordi Guixé Coromines, La República perseguida, op. cit., p. 414.

91
importante y la que se vigilaría con mayor ahínco. 219 De hecho todos sus miembros
directivos, salvo José Antonio Valledor, que se encontraba en Checoslovaquia desde
1948, fueron víctimas de la operación Boléro-Paprika: Luis Fernández y Juan Blázquez
Arroyo no fueron localizados, pero Rafael Pérez Candela fue expulsado y deportado a
Córcega.220 Aunque Valledor había vendido sus propiedades a comienzos de 1950, él y
sus dirigentes no se libraron de estar incluidos en las listas.221

EL HOSPITAL VARSOVIA

Otro centro importante dirigido por los comunistas y que también se hallaba en el
departamento de Haute-Garonne era el hospital Varsovia. Situado en la calle Varsovia
nº 15 en Toulouse, -y que da origen al nombre del hospital-, ocupaba un antiguo castillo
requisado a los alemanes y abandonado. Creado en 1944, mientras se produce la
invasión del valle de Arán, su primer objetivo será atender a los heridos y enfermos de
la operación. Con la autorización pertinente de las autoridades francesas, fue un centro
legal que percibía ayudas y subvenciones del gobierno francés. De hecho, el
equipamiento médico inicial y las primeras medicinas procedieron del hospital militar
francés y del material requisado al ejercito alemán que se batía en retirada. Los primeros
pacientes del hospital ingresan en octubre de 1944. Son guerrilleros que han resultado
heridos en la operación Reconquista. En los tres primeros meses se atiende a unos 200
enfermos. En marzo de 1945, tras la disolución de las FFI, se convierte en un hospital
civil. A partir de ese momento la Amicale des Anciens FFI et Résistants Espagnols se
encargará de la gestión del centro y el doctor José Torrubia Zea, miembro del PSUC y
antiguo comandante de las FFI, de la dirección. Poco a poco, el centro irá siendo
dirigido mayormente por personal afiliado al PCE y al PSUC y los médicos, enfermeros
y personal administrativo no comunistas irán abandonando el hospital o bien serán

219
Los Renseignements Géneraux daban cuenta las siguientes empresas: Usine Commentry-
Fourchambaud-Decazeville-CDF; Usine Arielor, las dos en Pamiers; Sabart: AFC, Alès, Frogé y
Camargue; el grupo Péchiney de altos hornos, en Tarascón; Société de los Talcs en Lucenac; Mines du
Puymorens de hierro en Pymorens. Minas de Buocart en Sentein; Téxtiles Fonquernie en Laroque de
Olmes; Téxtiles Ricalens en Lavanet; JOB, fabrica de papeles de cigarrillos en Saint Girons, etc. en Jordi
Guixé Coromines, La República perseguida, op. cit., p. 419.
220
En la lista de las personas elaborada por les Renseignements Géneraux que fueron objeto de
persecución en la operación Boléro-Paprika, recogida por Jordi Guixé Coromines en L´Europa de
Franco, edit. L´Abadia de Montserrat, 2002, los nombres de José Antonio Valledor Álvarez y Blázquez
Arroyo Juan aparecen con errores tipográficos: Vallejo Álvarez, José Antonio y Basquez Arroyo, Juan.
221
Fernando Hernández Sánchez, La frontera salvaje, op. cit., p. 283.

92
expulsados del mismo.222 Convertido en un centro sanitario gratuito, los exiliados
españoles disponían de asistencia primaria (exámenes radiológicos, inyecciones,
vacunas, etc.) y de un servicio quirúrgico modesto pero eficaz que cubría así sus
necesidades. Años de sufrimiento, de guerras, de campos de concentración, de
exterminio, de trabajos forzados. Las secuelas para la mayoría de los españoles que se
encuentran en Francia son muchas: problemas derivados de la malnutrición,
enfermedades infecciosas, venéreas, tuberculosis, problemas respiratorios, de
circulación, del sistema nervioso… En 1948, el hospital disponía de tres salas para
acoger a los hombres y dos para las mujeres, con una capacidad de 53 camas en total. A
medida que aumentaron las consultas, el hospital se fue ampliando hasta llegar a
disponer de varios dispensarios, un laboratorio, una farmacia y un servicio de
odontología. No se disponía de muchos medios, así que el personal, con la ayuda de
muchos españoles que se acercaban a echar una mano, se las iba ingeniando para
habilitar el hospital y sus distintas dependencias en nuevos espacios que se iban
agregando. Si en 1946 el hospital registraba 14.692 visitas atendidas, la cifra llegaría a
26.529 en 1949.
El equipo médico estaba compuesto por unos 7 u 8 médicos, 2 farmacéuticos, un
fisioterapeuta, 2 practicantes y varias enfermeras. Estaban especializados según las
necesidades y su formación, es decir que algunos de ellos se ocupaban de varias
especialidades a la vez. Los pacientes que presentaban cuadros clínicos que no podían
atenderse eran transferidos a hospitales franceses gracias a las buenas relaciones que
mantenían los médicos del Hospital Varsovia con algunos colegas franceses.
También se cuidaba la formación del personal, había una biblioteca, se organizaban
conferencias, charlas, cursos e incluso se llevarían a cabo investigaciones médicas. 223 En
julio de 1948 se crea también una revista trimestral, Les Annales del Hospital Varsovia.
En su primer número dejaba claro el objetivo del centro: “velar por la salud de toda la
emigración española republicana en Francia”.224
La lista de las organizaciones, asociaciones y donativos que permitieron el
funcionamiento del hospital era infinita: ayuntamientos de distintos países, comités de

222
Simon Latapie, “Joseph-Ducuing-Varsovie: un hôpital militant, résistant, humaniste et innovant”,
Toulouse, Universidad de Toulouse, 2015, p. 19: “El Dr. Momeñe desaparece, el Dr. Torrubia ingresa en
la Cruz Roja Española de Toulouse, el Dr. Parra emigra a Venezuela”.
223
Simon Latapie, “Joseph-Ducuing-Varsovie: un hôpital militant, résistant, humaniste et innovant”, op.
cit., pp. 20 y ss.
224
Pablo Molanes, “El hospital Varsovia de Toulouse, un proyecto del exilio español” en Revista Cultura
de los Cuidados, nº 35, 2013 pp. 71 y 72.

93
ayuda a los republicanos españoles, centros sanitarios… de Montevideo, Zurich, Cuba,
Varsovia, México, Praga… 225
Al parecer hasta el mismo Pablo Picasso, presidente del
Comité de Ayuda a los Republicanos Españoles, apoyaría al hospital donando un cuadro
al mismo. Pero serán la Joint Anti-Fascist Refugee Comittee (JAFRC) de New York, un
comité organizado para brindar ayuda a los refugiados españoles vinculado a los
círculos socialistas y comunistas norteamericanos y que había participado en el
reclutamiento de brigadistas internacionales, y la Unitarian Service Commitee (USC),
que se centraría principalmente en distribuir ayuda médica para los refugiados
españoles, las principales organizaciones que sostendrían al hospital. Entre 1945 y 1947,
Edward Barsky, presidente de la JAFRC y antiguo médico de la Brigada Abraham
Lincoln, aportará 370.000 francos mensuales al hospital a través de la USC. 226 Esta
asociación de socorro creada en Boston tendría una acción determinante y directa ya
que era oficialmente la encargada del centro.
Desde 1945, tanto la JAFRC como la USC tuvieron que vérselas con las investigaciones
que se llevaron a cabo en Estados Unidos contra los comunistas o supuestos comunistas.
Tres años después sufrirían un verdadero golpe con la detención del comité de dirección
de la JAFRC acusado de actividades antiamericanas y comunistas. La JAFRC, así como
la USC, se vio obligada a retirar su apoyo al hospital Varsovia. En julio de 1950, en los
Anales del Hospital Varsovia, Howard Fast, escritor, guionista y comunista, que sufriría
personalmente la caza de brujas que se realizó en los estudios de Hollywood, dejaría
testimonio sobre las causas de la detención de los miembros directores de la JAFRC que
se produjo en E.E.U.U.:

“El Comité de Actividades No Americanas nos ha exigido darle los nombres de los republicanos
españoles que hemos ayudado, de suerte que al hacerlo nos hubiéramos convertido en criminales
asociados al abominable Franco. Y porque nos hemos negado a ello, vamos a la cárcel”. 227

Mientras, en Europa, la presión ejercida por Estados Unidos era ya notoria desde el final
de la guerra mundial. En 1946 y 1947, la USC, sospechosa de participar en actividades

225
Fueron muchas las asociaciones que aportaron ayudas al hospital Varsovia: desde los cuáqueros
americanos, hasta el Comité de ayuda los Republicanos Españoles de Montevideo, la Casa de Galicia de
Nueva York, el Spanish Refugee Appeal Committee de Vancouver, la Comisión de Ayuda al Hospital
Varsovia de México, la Comisión de Asistencia de Cuba, la Centrale Sanitaire Suisse de Zurich, los
Ayuntamientos de Glasgow, de Varsovia, de Zurich, de Toulouse, etc. en Jordi Guixé Coromines, La
República perseguida, op. cit, pp. 426 y 427.
226
Pablo Molanes, El hospital Varsovia de Toulouse, un proyecto del exilio español, op. cit., p. 68.
227
Jordi Guixé Coromines, La República perseguida, op. cit., p. 425.

94
secretas, es investigada por la policía francesa junto con los servicios de información
franquistas, pero no se encuentra nada que lo demuestre. En uno de sus informes, la
Prefectura de Policía de París comentaría al respecto:

“…según la información proveniente de la frontera española del Servicio de Información y


Policía Militar Franquista (SIPM)], esta asociación (refiriéndose a la USC) había sido
sospechosa en 1947 de servir de cobertura a agentes de información norteamericanos a fin de
228
facilitar sus actividades y desplazamientos”.
Pero no solo serán las principales organizaciones benefactoras del Hospital Varsovia las
que sufrirán persecución, también el propio centro, estrechamente vigilado desde su
creación, es acusado de ser una tapadera soviética y, los empleados, de ser agentes
comunistas. Los informes que realizan los servicios de la DST y les Renseignements
Généraux de la policía francesa sobre las organizaciones comunistas se suceden y ponen
el foco en el Hospital Varsovia. En un intento de aplacar dichos rumores, el hospital
reorganiza su personal y sustituye al director Dr. Torrubia por el madrileño Dr. Vicente
Parra Bordetas, anestesista, antiguo miembro de la Resistencia francesa y que había sido
deportado a Dachau. Pero Parra era demasiado independiente, honrado y leal para con la
ética médica y, sobre todo, no militaba en el PCE. Así que, en marzo de 1948, es
relevado de sus funciones y el hospital pasa a ser dirigido por el Dr. Francesc Bosch
Farjanés y el Dr. Josep Bonifaci Mora como director adjunto.

Tanto el Dr. Bosch como el Dr. Bonifaci eran catalanes, pero mientras el primero era de
origen humilde (su padre fue ferroviario), el Dr. Bonifaci, originario de Limana,
provenía de una familia burguesa y acomodada. Para cuando empieza la Guerra Civil,
los dos ya eran comunistas. Bosch militaba en el PCE y Bonifaci en el PSUC, y
llevaban a sus espaldas varios años ejerciendo la profesión: Bosch como neumólogo
especialista deenfermedades pulmonares, en tuberculosis y en el aparato respiratorio y
Bonifaci como especialista del aparato digestivo. Durante la Guerra Civil, Bosch, con el
grado de capitán de Sanidad Militar del ejército de la República, ejerce su profesión en
la Clínica Militar de Boltaña, en la provincia de Huesca; por su parte, Bonifaci, que ya
desempeñaba diferentes cargos en el seno del PSUC y de UGT, sería director General
de Asistencia Social del gobierno de la República. Mientras el primero se exilia en
Francia y luego se incorpora a las FFI, el Dr. Bonifaci se traslada a la URSS, donde

228
Ibídem, p. 426.

95
ejerce como médico en varios hospitales rusos, entre ellos el Hospital Central del
Kremlin, donde atenderá a personalidades del PCE como al entonces secretario general
del PCE, José Díaz, o a Dolores Ibárruri. Los dos eran médicos muy reputados y
escribirán asiduamente artículos en los Anales del Hospital Varsovia sobre temas
médicos, políticos o sanitarios.
Pero, a pesar de los cambios en la dirección del hospital el ambiente en 1948, como
consecuencia de la Guerra Fría, estaba muy enrarecido. El prefecto de Haute-Garonne,
Émile Pelletier, había puesto el foco en hospital, al igual que en el resto de las
organizaciones del PCE. Su afán era demostrar que se trataba de una tapadera soviética,
una sede del servicio de espionaje soviético en Francia destinada a dar cobertura militar
a la URSS. Según el prefecto, las donaciones que recibían eran desviadas al PCE.
Aunque las pesquisas e investigaciones realizadas por las autoridades francesas no
conseguían demostrar que el Hospital Varsovia tuviese relaciones con el Kominform, el
cerco al Hospital de Varsovia se iba estrechando. Émile Pelettier, en un informe de
febrero de 1950 al ministro del Interior Henri Queuille, concluía:

“[…]Es difícil aportar pruebas concluyentes, todo indica que el Dr. Bosch es uno de los agentes
principales de la rama española del Kominform y ciertamente en todo el mediodía francés. Si
bien el funcionamiento administrativo y técnico del hospital no levanta ninguna sospecha ni
mala información, no deja de ser un organismo inquietante bajo el punto de vista político.” 229

“[…] dirigido y administrado por personalidades con lazos con el PCF y el PCE- versus el
Kominform-, el hospital Varsovia representa un peligro para la seguridad nacional teniendo en
cuenta que sirve de cobertura para el Kominform. Los beneficios que genera el hospital van
directamente al PCE.”230

Unos meses después la persecución al Hospital Varsovia se consuma: El jueves 7 de


septiembre de 1950 es asaltado por la policía francesa que inspecciona hasta en las
habitaciones de los convalecientes en busca de documentación comprometedora o de
armas. No encuentran nada. Los doctores Bonifaci, Félix Bermejo, Daniel López Ramos
y Enrique Rovira Zuque son detenidos en sus domicilios y enviados a Córcega, junto al
contable del hospital Fermín Torralba Marín. Los doctores Joaquin Vinyes Espín, Pere

229
Informe del prefecto Émile Pelletier al ministro del interior con fecha 07/02/1950 en Jordi Guixé
Coromines, La República perseguida, op. cit., p. 430.
230
Informe del prefecto Émile Pelletier al ministro del interior con fecha 07/02/1950 en Aurélie Denoyer,
L´Opération Boléro-Paprika: origines et conséquences. Les réfugiés politiques espagnols: de l’expulsion
à leur installation en RDA, op. cit., p. 77.

96
Grau Sunyol y Lino Sánchez Portela y los farmacéuticos Guillem Viñas Escuder y Pau
Cirera Feliu, entre otros, no fueron localizados, pero estaban en las listas.
El hospital quedaría clausurado, pero, no obstante, conseguirá sobrevivir gracias un
grupo de médicos franceses y al apoyo del PCF.

Por su relevancia, los miembros de la empresa Fernández Valledor, el Hospital Varsovia


y la Asociación de Antiguos FFI fueron los objetivos principales de la redada que se
llevaría a cabo en septiembre de 1950, pero no fueron las únicos: los comunistas de
Amigos de Mundo Obrero, de Las Mujeres Antifascistas o de Solidaridad Española
fueron también perseguidos, al igual, claro está, que los miembros que pertenecían
directamente al JSU, PCE, PSUC o PC de Euskadi.

97
6-LA OPERACIÓN BOLÉRO-PAPRIKA, UN PLAN QUE
VENÍA DE LEJOS

Con la Guerra Fría como telón de fondo y la participación de los extranjeros en las
huelgas que se suceden en 1947 y 1948, las instancias gubernamentales francesas ponen
el foco en los comunistas españoles. Los prefectos del suroeste son los más afectados
por el “problema español” y su afán será transmitir al Ministerio del interior su
inquietud sobre los problemas que genera la colonia española en sus departamentos.
Desde el final de la guerra, los informes que envían al Quai d´Orsay reflejan las
diferentes cuestiones que se generan en sus diferentes departamentos: desde la llegada
de clandestinos hasta la injerencia de los refugiados españoles en la política interior
francesa. En este contexto, y a diferencia del resto del exilio español, los militantes del
PCE y sus organizaciones son identificados como los más peligrosos e indeseables, y
los prefectos concentran todos sus esfuerzos en demostrarlo y así mismo en
identificarlos.
1948 es el año clave en que las autoridades francesas materializarán ese temor que se ha
ido fraguando contra los comunistas extranjeros. De la reunión de prefectos convocada
por Émile Pelletier en marzo de ese mismo año en Toulouse, saldrán las primeras
medidas concretas que luego se usarán contra los comunistas españoles. Aunque el
objetivo central de la reunión era tratar de solucionar el problema de la gran afluencia
de clandestinos españoles que estaban cruzando la frontera, también en ella se debaten

98
las posibles medidas a tomar contra los exiliados extranjeros que constituyen un peligro
para la seguridad nacional, es decir, los comunistas. Todos los presentes están de
acuerdo en que es un partido muy activo, el mejor estructurado y organizado del exilio
español, y que su participación en la vida política francesa es evidente y supone una
verdadera amenaza. La tesis de que el PCE constituye el brazo armado de Moscú es
compartida por la mayoría. Políticos, funcionarios y una amplia parte de la sociedad
francesa están ya convencidos de ello o les falta muy poco para estarlo.
En la reunión se barajan distintas medidas posibles de dispersión y alejamiento a otros
departamentos para los considerados enemigos de la nación. Todos tienen clara la
necesidad de deshacerse de los comunistas extranjeros, aunque todavía no tienen
definido cómo ni cuál será su destino. El prefecto de l´Aude propone enviar a los
exiliados a residencia forzosa, incluso recluirlos en campos de concentración o de
internamiento.231 La idea de recluir a los extranjeros indeseables en campos de
internamiento es valorada por el Ministerio del interior, pero pronto se descarta. En
noviembre de 1948, se realizan contactos entre el director general de la Seguridad
nacional y el prefecto de Córcega para tantear la posibilidad de crear en la isla un campo
de internamiento y enviar allí a los españoles peligrosos. Pero la ley no lo permite y
además sale caro. No solo eso, sino que el escándalo en la opinión pública sería
monumental. En diciembre de 1949, el prefecto de la Haute-Loire considera que lo más
eficaz es expulsar a los extranjeros que no cumplen con las reglas de estricta neutralidad
que requiere todo asilado. 232
El año 1950 comienza sin que se haya puesto en práctica ninguna solución al problema.
Por ello, el 4 de enero, se convoca una nueva reunión de prefectos destinada a abordar
“el problema de la emigración española”, los problemas relativos al control de las
fronteras, las repercusiones sobre las relaciones franco-españolas y la actividad política
del PCE. Un mes después, Émile Pelletier insta a los prefectos de los departamentos
ubicados en la 5ª región militar que dirige para que le remitan propuestas concretas de
qué hacer con los españoles indeseables y así mismo elaborar una lista de los mismos,
con nombres y apellidos. Ya no se trata solo de solucionar el problema de los
clandestinos o de los españoles peligrosos en general, ahora el foco está puesto en los
comunistas españoles. La ecuación es muy simple: Ser comunista español significa ser

231
Phryné Pigenet, “La protection des étrangers à l'épreuve de la “guerre froide”: l'opération “Boléro-
Paprika”, op. cit., p. 307.
232
Aurélie Denoyer, L´exil comme patrie. Les réfugiés communistes espagnols en RDA (1950-1989).
Trajectoires individuelles, histoire collective, op. cit, pp. 63 y 64.

99
alguien peligroso, y por lo tanto su destino es ser expulsado. No existen más
contemplaciones ni matices, tampoco explicaciones. Todos los prefectos del suroeste se
afanan en cumplir con los objetivos marcados por Pelletier. En marzo de 1950, el listado
conjunto propone la expulsión a Córcega o la asignación de un domicilio en régimen de
vigilancia para 133 españoles. El prefecto de l´Aude, constatando la presencia en su
departamento de numerosos guerrilleros españoles pertenecientes al PCE dispuestos a
entrar en acción en caso de “altercados”, insistirá de nuevo en la necesidad de alejar a
los extranjeros del territorio francés.233 Únicamente los prefectos de los departamentos
de Lot y de Tarn-et-Garonne se abstienen de presentar ninguna lista. Siempre hay
excepciones. Por su parte, Émile Pelletier elabora su propia lista en la que están
incluidos 50 miembros que constituyen el Estado Mayor del PCE y 60 dirigentes
regionales de los departamentos de Haute-Garonne, de los Pirineos Orientales y de l
´Aude. Contempla igualmente la ilegalización del PCE y de sus organizaciones satélites,
así como de toda la prensa comunista española. Un mes después, el prefecto e inspector
general de la Administración en misión extraordinaria propone enviar a los comunistas
extranjeros a la Guayana:

“No internamiento en la metrópoli; es necesario elegir un departamento fuera y el indicado para


ello es la Guayana”.234

¿Se habrá inspirado de los nazis que barajaron la idea de enviar a los judíos a
Madagascar? En su caso, lo justifica: La Guayana está falta de mano de obra y con esta
solución podrían matarse dos pájaros de un tiro. 235 Pero existe un problema legal porque
los comunistas españoles gozan casi todos del estatus de refugiado político. Para
muchos políticos y altos cargos está claro que no merecen tener esta protección y
algunas voces, como la del prefecto de Pas-de-Calais, defienden una modificación de la
ley en este sentido. Pero retirar el estatus de refugiado a quienes ya lo tienen es
prácticamente imposible porque la Constitución deja bien claro en su preámbulo que
“toda persona perseguida por sus acciones a favor de la libertad tiene el derecho de asilo
en los territorios de la República”. No obstante, siempre hay una solución. La ley que
rige el estatus de refugiado del 2 de noviembre de 1945 también lleva consigo la
233
Aurélie Denoyer, “L’opération Boléro-Paprika: origines et conséquences” en Résonances françaises
de la guerre d’Espagne, 2013, p. 304.
234
Javier Cervera Gil, La guerra no ha terminado, op. cit., p. 582.
235
Aurélie Denoyer, L´exil comme patrie. Les réfugiés communistes espagnols en RDA (1950-1989).
Trajectoires individuelles, histoire collective, op. cit, p. 66.

100
posibilidad de expulsar con carácter excepcional o de “urgencia absoluta” a los
beneficiarios de dicho estatus. Bajo el amparo de dicho artículo, el ministro del Interior
Jules Moch había emitido la circular de marzo de 1948 que confería vía libre para
expulsar a los elementos extranjeros indeseables:

“cuando la actitud de un refugiado justifica el alejarle del departamento donde reside y


pertenece a la categoría de residente privilegiado, conviene expulsarle del territorio francés sin
consultar a la comisión departamental correspondiente puesto que la actividad política del
refugiado en cuestión es incompatible con la estricta neutralidad que se impone en esta materia
a todo extranjero”.236
D acuerdo con esta ley, las órdenes de expulsión tenían que seguir un procedimiento.
Solicitadas primero por las instancias administrativas, necesitaban del visto bueno y del
respaldo del Ministerio del interior para cursarse. Estaba también establecido que la
persona afectada por una orden de expulsión debía recibir una notificación bajo la forma
de un proceso verbal y que tenía asimismo la posibilidad de recurrir dicha orden en un
plazo de ocho días ante una “comisión de expulsión” formada a nivel prefectoral. 237 Sin
embargo, otra vía de urgencia prevista en la normativa permitía saltarse todo el
protocolo establecido. En la práctica, la excepción fue la regla: los españoles detenidos
fueron deportados y expulsados de la metrópoli sin recibir las explicaciones pertinentes
y sin poder defenderse de las acusaciones que se vertían sobre ellos. “El procedimiento
seguido se ajustaba a la ley, aunque era violada en su espíritu”.238
Pero la expulsión de los españoles tenía un problema añadido y específico diferente al
del resto de los extranjeros. Echar de Francia a los polacos, italianos, rusos, yugoslavos,
etc. y enviarlos a sus respectivos países de origen no generaba un conflicto de orden
moral o de carácter humanitario. Con los españoles la cuestión era bien distinta.
Repatriarlos a la España de Franco implicaba condenarlos, en el mejor de los casos, a
prisión, en el peor, a una pena de muerte. En noviembre de 1948, el presidente de la
República, Vicent Auriol reflexionaba sobre este problema y buscaba alternativas: “los
servicios proponen un campo de concentración o bien repatriarles. Todo esto está
descartado. Yo sugiero enviar a algunos a Córcega o a otros países del Este. Si
aplicamos la ley deberíamos enviarles a España, pero sería inhumano”. 239 Al respecto,
236
Phryné Pigenet, “La protection des étrangers à l'épreuve de la “guerre froide”: l'opération “Boléro-
Paprika”, op. cit., p. 307: nota nº 94.
237
Alexis Spire, “La bataille pour un statut des étrangers (1935-1945)”, op. cit., p. 39.
238
Jordi Guixé Coromines, La República perseguida, op. cit., p. 454.
239
Vincent Auriol, Journal du septennat 1947-1954: Tome II – 1948; París, Armand Colin, 1974, p. 517.

101
Jules Moch opinará sobre esta cuestión en el mismo sentido: “Un ministro socialista no
puede tomar la responsabilidad de enviar a los españoles a su país de origen”.240
Siguiendo con esta premisa, en septiembre de 1950, a la mayoría de los españoles se les
expulsará de la metrópoli a Córcega, a Argelia o tras el telón de acero.
Así quedaría resuelto y definido el marco jurídico y legal en el que se basaría la
operación Boléro-Paprika. Dos años antes de que ocurriera, todo estaba listo y
preparado.

Gracias a la iniciativa del super-prefecto del IGAME, Émile Pelletier, las altas
instancias del gobierno, más concretamente el Ministerio del interior, están convencidas
de que hay que hacer algo contra los comunistas españoles. El papel jugado por los
prefectos, con Émile Pelletier a la cabeza, ha sido fundamental y Pelletier no solo no lo
esconde sino que lo reivindica:

“Desde 1948 había provocado en mi gabinete una conferencia a la cual asistieron los prefectos
de toda la región del suroeste […] Desde esta fecha, y sobre todo desde que fui nombrado
inspector general de la 5ª Región, no ha habido ninguna conferencia regional donde el
reglamento sobre este problema no haya sido abordado”. 241

Faltaba identificar y establecer quiénes eran las personas a las que había que detener y
preparar y elegir el momento para expulsar a los comunistas extranjeros. A ello se
pusieron concienzudamente las autoridades francesas.

LA CONFECCIÓN DE LAS LISTAS

Meses antes de la redada, los principales representantes del gobierno francés no ocultan
cual es su intención respecto a los comunistas extranjeros. En enero de 1950, el ministro
del Interior, Jules Moch, hacía la siguiente declaración pública a un grupo de
representantes de la prensa de internacional:

240
Jean-Louis Vivens, Conflit social ou affrontement politique? La grève des mineurs en France en 1948
sous les angles de la solidarité et de la répression”, op. cit., p. 144.
241
Carta de Émile Pelletier al ministro del interior del 08/09/1950 en Aurélie Denoyer, L´exil comme
patrie. Les réfugiés communistes espagnols en RDA (1950-1989). Trajectoires individuelles, histoire
collective, op. cit, p. 67.

102
“No tengo derecho a tolerar que los emigrados trasladen sus luchas a nuestro territorio y aún
menos que se mezclen con las nuestras. No admitimos complots ni contra gobiernos extranjeros
ni contra el nuestro.” 242

Un mes después, el director de Reglamentación y de Extranjeros, Ernest Pagés, en un


informe secreto dirigido al director general de la Seguridad Nacional del Ministerio del
interior, concretaba de manera explícita las medidas a tomar contra “los refugiados
españoles que no se muestren dignos de la acogida que Francia les reserva, aquellos que
dieron pruebas de una actividad eminentemente nociva a los intereses de nuestro país”.
Señalaba directamente a los comunistas españoles: “Para hacer desaparecer los hogares
de agitación creados por el PCE, propongo tomar medidas de expulsión combinadas con
medidas de asignación de residencia contra los dirigentes de las organizaciones de las
que se trata, los responsables de los grupos, los cabecillas”. 243 Apenas unos días antes de
la redada, el 3 de septiembre, el diario L´Humanité recogía las declaraciones del jefe de
gobierno René Pleven, realizadas un día antes en Estrasburgo donde anunciaba
claramente que “el gobierno estaba listo para luchar contra las quintas columnas que
actúan en territorio francés, por todos los medios que permite la ley”. 244 La lucha
antifranquista que llevaban a cabo los comunistas españoles no era un problema para las
autoridades francesas. Lo grave es que pudiesen utilizar su estructura militar en Francia
en un conflicto internacional o en una Guerra Civil.

Llevar a la práctica el objetivo marcado implicaba poner en marcha todos los resortes y
medios para identificar a las organizaciones comunistas españolas y a sus militantes. No
solo se echará mano de las estructuras propias del gobierno, sino que las autoridades
francesas contarán con la inestimable ayuda de los servicios secretos y policiales de
otros países occidentales también preocupados por la existencia en Francia de una
posible estructura paramilitar y política bajo las órdenes del Kominform. La
colaboración con España destacará por encima del resto de los países y será la más
importante y fructífera. Las autoridades franquistas son las que mejor conocen a sus
compatriotas rojos. Interesadas en darles caza desde el final de la Guerra Civil, cuentan
desde hace tiempo con una estructura sólida y eficaz para alcanzar su objetivo y
manejan una documentación valiosa que compartirán gustosos con el país vecino. En
242
Jordi Guixé Coromines, La República perseguida, op. cit., p. 412.
243
Javier Cervera Gil, La guerra no ha terminado, op. cit., p. 576.
244
Ce Soir, 3 de septiembre de 1950.

103
enero de 1945, a pesar de que la victoria de los aliados no es propicia para el régimen
franquista, tiene lugar una reunión secreta entre las autoridades francesas y españolas en
el Castillo de Perelada, propiedad de Miguel Mateu i Pla, designado para ser el futuro
embajador español.

Perteneciente a la burguesía franquista catalana, presidente de la compañía española


Hispano-Suiza y también de la Caja de Pensiones, Mateu i Pla era además alcalde
Barcelona desde 1939. Amigo íntimo del Generalísimo, había sido designado para ser el
futuro embajador en Francia y encauzar las nuevas relaciones diplomáticas que no
pasaban por su mejor momento. Aunque era un falangista convencido, fue presentado
en el país vecino como alguien moderado y francófilo.
El objeto de reunión, presidida por Mateu, era tratar sobre todo el problema de las
actividades de los guerrilleros españoles en la frontera. A la reunión acudirán
principalmente militares de Francia y España. 245
Para no levantar sospechas, los
franceses vienen vestidos de paisano. Todos los militares coinciden en “el peligro que
representan los comunistas”. La operación del valle de Arán había generado gran
malestar en ambos países y se trataba de evitar futuras incursiones similares que
pudieran provocar nuevos incidentes en la frontera. Unos meses antes, ante las quejas de
los españoles, Francia había ordenado que los guerrilleros se retirasen a unos 20 km de
la frontera porque la preocupación era máxima, no solo en Francia y en España sino
también entre los norteamericanos que contemplaban incluso la posibilidad de ocupar
militarmente la zona. Por de pronto querían cerrar la frontera y ya habían desplegado en
la zona a sus propios servicios secretos de información sin consultar siquiera a las
autoridades francesas.246 El 8 de marzo de 1946, Philip W. Bonsal, 247
encargado de los
asuntos americanos en Madrid, informaba al departamento de Estado de su país en estos
términos:

245
Aparte del anfitrión Miguel Mateu i Pla, por parte francesa estarían presentes el general Caille, general
jefe de toda la región fronteriza hasta Tolosa, el teniente coronel Tessier, prefecto de los Pirineos
Orientales, el teniente Delon, jefe militar de la frontera del Perthus, el capitán y comandante de la frontera
en los Pirineos Orientales Mr. Fontaine y el cónsul de Barcelona, Mr. Coiffard. Por parte española, a parte
del anfitrión Mateu i Pla, estaban el general Martínez Campos del Estado Mayor los generales Ungria y
Madariaga, los tenientes coroneles Moyano y Montesinos, el comandante Castro, el capitán Maristany en
Jordi Guixé Coromines, La República perseguida, op. cit., pp. 354 y 355.
246
Jean Ortiz, Sobre la gesta de los guerrilleros españoles en Francia, op. cit., pp. 78 y 79.
247
Philip Wilson Bonsal (1903-1995) fue diplomático de carrera en el Departamento de Estado de los
Estados Unidos y embajador en Colombia, en Bolivia y en Cuba. Será recordado especialmente por su
labor al frente de la embajada estadounidense en Cuba en los primeros años del régimen de Castro.

104
“La URSS se esfuerza en desestabilizar las democracias occidentales y por ello ha puesto en
marcha importantes medios para infiltrarse en España. Uno de ellos, es la utilización del muy
disciplinado partido comunista francés y de los emigrantes españoles en Francia. La influencia
de Moscú sobre los comunistas franceses y los refugiados españoles es evidente desde hace
tiempo…. La dirigente del PCE, La Pasionaria, visita regularmente la embajada soviética en
Francia y trasmite las instrucciones recibidas a su partido y a sus organizaciones.” 248

Mientras, y a medida que las divisiones entre los dos bloques se iban perfilando, las
relaciones diplomáticas entre Francia y España mejoraban y con ello también los
contactos entre los dos países para garantizar la seguridad y el control de la frontera. En
1949 el ministro del Interior francés, Georges Bidault, considera que es tiempo de
colaborar discretamente con las autoridades españolas y cooperar conjuntamente para
luchar contra “el terrorismo comunista español” en Francia. 249 Los informes elaborados
por la embajada española en Francia y compartidos con el gobierno francés alertan de la
necesidad de intervenir y anular las actividades y organizaciones del exilio comunista
español. Sugieren desde fechas tempranas medidas de expulsión para los exiliados
peligrosos. A nivel policial, la colaboración entre los dos países es también una realidad.
Desde febrero de 1950 había en París una delegación de la Brigada Político Social de
Barcelona al mando del comisario Pedro Polo Borreguero que mantenía contactos
directos con el director de los Renseignements Généraux de Toulouse, M. Vidal. En
mayo de 1950, el cónsul general de Francia en Barcelona, J. Coiffard, daba cuenta al
ministro del Interior galo, Robert Schuman, de los encuentros oficiosos existentes entre
los responsables de la policía española y francesa, felicitándose por ello, y animando a
mantenerlos:

“La acogida cordial que él (Polo Borreguero) ha encontrado por doquier, ha dejado una
impresión de buena voluntad que se ha de procurar conservar. […] Sobre el plano más técnico,
la policía francesa tiene tanto interés como la policía española para establecer estas
colaboraciones”.250

248
Enrique Líster Forján, “L´interdition du parti communiste espagnol en France en septiembre 1950” en
Beiträge zur Geschichte der Arbeiterbewegung, no 3, 2003, nota 26.
249
Anne Dulphy, “La politique de la France à l'égard de l'Espagne franquiste, 1945-1949”, op. cit., p.
139.
250
Jordi Guixé Coromines, La República perseguida, op. cit., p. 409; Fernando Hernández Sánchez, La
Frontera salvaje, op. cit., p. 393 y Hélène, “Étrangers ou agents de l´étranger?”, op. cit., p. 84.

105
Es más, una vez realizada la operación Boléro-Paprika, en el mes de octubre y de forma
urgente, el gobierno franquista envía a Francia a agentes de información militar y al
capitán Guinda, un oficial que trabajaba para el servicio de información franquista en
los sectores de Navarra y Aragón, con la misión de coordinar la comunicación entre
Francia y España y de asegurarse de que la ejecución de la redada se había llevado a
cabo según las expectativas franquistas. Ya era tarde para supervisar la operación, pero
aún quedaba margen para proseguir con la elaboración de nuevas listas y dar así caza a
los comunistas españoles que se habían librado de la redada el 7 de septiembre.

Entre los países occidentales había miedo ante un posible conflicto armado con la
URSS. Por ello, se preparan: en 1949, a iniciativa de E.E.U.U., se crea un sistema de
defensa occidental, la OTAN. El estallido de la guerra de Corea en julio de 1950 agrava
la situación y la amenaza de un conflicto internacional se agudiza. En este contexto, los
Estados Unidos intensifican su interés en vigilar muy de cerca a la emigración
comunista española en Francia y sus relaciones con los medios diplomáticos del
Kremlin. En una carta de José de Erice, encargado de los negocios del Ministerio de
Asuntos Extranjeros español, al ya embajador español en Francia, Manuel Aguirre de
Cárcer,251 queda patente el intercambio de información entre los Estados Unidos y
España sobre los exiliados españoles:

“Te contesto sobre el informe pasado en el Franc-Tireur sobre la “Jornada internacional de la


Resistencia de la dictadura y en la guerra”, en la que veo que tomará parte una serie de
mandantes emigrados sobre los que debe haber amplios antecedentes. Convendría que se lo
comuniques a la Embajada de los Estados Unidos pues han pedido contacto entre la
representación americana y nuestra Dirección General de Seguridad para el intercambio de
fichas sobre esos agitadores […]”252

Los E.E.U.U. y Francia también colaborarían en la preparación de la operación Boléro-


Paprika. En los Estados Unidos, el Comité de Actividades Antiamericanas, la HUAC,253

251
En mayo de 1947, Manuel Aguirre de Cárcer es nombrado delegado en París. En febrero de 1951
pasará a ser embajador de España en Francia, función que ejercerá hasta abril de 1952.
252
Jordi Guixé Coromines, La República perseguida, op. cit., p. 450.
253
La HUAC (House Un-American Activities Committee) se crea en 1938 con el fin de investigar la
participación de estadounidenses de origen alemán en actividades nazis y del Ku Klux Klan. A partir de
1945, el comité se centraría en investigar a los comunistas o los que eran sospechosos de serlo. En 1947,
la HUAC se centraría en investigar posibles infiltraciones comunistas que desembocarían en la llamada
caza de brujas auspiciada por el senador McCarthy.

106
estaba centrado en las organizaciones americanas que financiaban el hospital Varsovia y
sin duda compartía información sobre ello con los franceses. Que los Estados Unidos
instaran a las autoridades franceses a vigilar a su vez a estas organizaciones en suelo
francés y propiciaran la investigación llevada a cabo al personal del centro es bastante
plausible. Aunque es difícil afirmar que los E.E.U.U. fueran los responsables últimos de
la redada de septiembre de 1950, para algunos comunistas, como Irene Falcón, no
existía ninguna duda:

“Sabíamos que los americanos habían empujado al gobierno a francés a expulsarnos de Francia
[…] El gobierno Pleven/Jules Moch recibió de Washington la orden de perseguir de manera
brutal a los combatientes de la libertad española y, contra todas las leyes, enviarlos al otro lado
de la frontera o abandonarlos en el desierto”. 254

Desde su creación, en julio de 1947, la CIA tenía el foco puesto en los republicanos
españoles en Francia. Sus informes secretos incluyen análisis detallados de las
actividades de los exiliados españoles y de sus organizaciones y revelan un
conocimiento pormenorizado de sus estructuras y de sus militantes, aunque no están a
veces exentos de errores. La mayoría de ellos serán víctimas de la operación Boléro-
Paprika. También los ingleses, a través de su red de información (SIA) seguían los
movimientos de los exiliados clandestinos comunistas y de los posibles guerrilleros en
Francia. La SIA tenía su sede en Foix (Ariège) y estaba dirigida por el comandante
inglés Hinma, el capitán Philips y un agente bajo el nombre de Marshall. 255
Incluso
Uruguay facilitó información a las autoridades francesas de comunistas españoles
considerados peligrosos y que serían incorporados en la lista definitiva de las personas a
detener en la redada de septiembre. 256 Con todo ello, la colaboración conjunta de los
países occidentales en la identificación de los militantes comunistas españoles en
Francia que fueron luego víctimas de la redada es innegable. Tanto los servicios
secretos americanos como los ingleses, españoles o franceses echaban mano de
anarquistas o antiguos comunistas expulsados o que se habían ido del PCE para elaborar
sus informes y señalar a los comunistas que había que detener. Esto explicaría en parte
que los miembros de las distintas organizaciones no comunistas de exiliados no fueran
254
Declaraciones de Irene Falcón en el Neus Deutschland, 20 de octubre de 1950, en Aurélie Denoyer, L
´exil comme patrie. Les réfugiés communistes espagnols en RDA (1950-1989). Trajectoires individuelles,
histoire collective, op. cit, p. 135.
255
Jordi Guixé Coromines, La República perseguida, op. cit., p. 411.
256
Ibídem, p. 442.

107
un objetivo para la operación Boléro-Paprika. Para el prefecto de, Émile Pelletier, los
anarquistas no eran peligrosos. No habían participado en las huelgas, cosa difícil de
afirmar, y además aseguraba que en su departamento había conseguido reducirlos.
Pelletier, a pesar de mantener lazos muy estrechos con algunas autoridades franquistas
que presentaban denuncias reiteradas contra los anarquistas españoles, se negaba a
perseguirlos. Según él, el Movimiento Libertario español (MLE) y la Confederación
General del Trabajo, la CNT, eran las únicas organizaciones capaces de rivalizar con los
comunistas españoles a quienes profesaban un odio persistente. En caso de conflictos
con los comunistas, los anarquistas intervendrían para neutralizarles. Así mismo
argumentaba que los principales dirigentes anarquistas habían aceptado someterse a un
control secreto de las autoridades francesas.257 El ministro de Defensa Nacional, Paul
Ramadier, compartía la misma opinión: los anarquistas no constituían ninguna amenaza
para la seguridad francesa. En caso de guerra contra la URSS, lucharían en primera
instancia contra los comunistas. Los anarquistas españoles no estaban a las órdenes de la
Kominform y por lo tanto no estarían incluidos en las listas negras de la Operación
Boléro-Paprika. Sus actividades delictivas e ilícitas eran un peligro para la España
franquista que los perseguía, pero no para Francia ni el resto de los países occidentales.
Es la obediencia a Moscú lo que cuenta como criterio de identificación de las
organizaciones y los individuos indeseables que hay que reducir. Por eso todo militante
que había viajado o vivido en la URSS era un objetivo incuestionable para las
autoridades francesas y estarían en las listas de los extranjeros a expulsar.
Siguiendo la lógica de la Guerra Fría, todos los comunistas eran peligrosos, incluso los
franceses. Entonces, ¿por qué no se tomaron medidas drásticas contra ellos como en el
caso de los comunistas extranjeros? En 1949, en el periódico L´Humanité, Maurice
Thorez y Jacques Duclos afirmaban abiertamente que, en caso de guerra, el PCF se
aliaría con el invasor soviético. Las consecuencias de tal declaración no se hacen
esperar y en febrero de ese mismo año se abre un debate político en la Asamblea
Nacional donde Pierre André, un diputado de derechas afín a De Gaulle, pide perseguir
judicialmente a los dirigentes del PCF. Sin embargo, los diputados del Congreso
acabarían votando por condenar moralmente las declaraciones de Maurice Thorez sin
llegar a mayores.258 La idea de que los comunistas en Francia formaban una quinta
257
Phyné Pigenet, “La protection des étrangers à l'epreuve de la guerre froide: L'opération Boléro-
Paprika”, op. cit., p. 300.
258
Pascal Girad, “La perception de la menace communiste en France et en Italie au début de la Guerre
Froide” en Philippe Buton, Olivier Büttne y Michel Hastings (dir.), La guerre froide vue d´en bas, CNRS,

108
columna y que eran los enemigos interiores a los que había que combatir incluía
también al PCF. Pero perseguirles e ilegalizarles en un Estado de derecho hubiera sido
un escándalo nacional de consecuencias incalculables. Por lo tanto, las autoridades
francesas se centraron en los comunistas extranjeros, colectivo mucho más vulnerable y
minoritario. En febrero de 1950, un informe de los servicios de información de los
Renseignements Généraux, señalaba que “los comunistas extranjeros son mucho más
peligrosos que los propios comunistas franceses”. Los comunistas extranjeros son
considerados como aliados potenciales de un futuro invasor, en complicidad con los
comunistas franceses.259 Esto no fue óbice para que el gobierno francés no estuviera
alerta y vigilara muy de cerca las actividades de los comunistas franceses. El PCF no
estuvo exento de problemas. En mayo de 1952, a raíz de una manifestación convocada
para protestar por la toma de posesión del mando de las fuerzas de la OTAN del general
Matthew Bunker Ridgway, Jacques Duclos, junto al secretario general de la CGT y
cuatro dirigentes más de las juventudes comunistas, es detenido. El PCF estuvo al borde
de la ilegalización: “parapetados en las fortalezas sindicales fue como los comunistas
franceses eludieron ser proscritos en los años cincuenta, cuando todos los demás
factores conspiraban en su contra”.260

Después de la operación Boléro-Paprika, las declaraciones del gobierno francés serían


contundentes respecto a la naturaleza de las personas detenidas. El presidente del
Consejo declararía: “todos los españoles afectados por esta operación pertenecen al PCE
o a sus organizaciones filiales y militan activamente; todos obedecen ciegamente a las
consignas promulgadas desde el exterior”.261 Pero la labor de identificar a los
comunistas entre el exilio español, separar el grano de la paja, no era tarea fácil e
inevitablemente se cometieron algunos errores. Máxime cuando en el PCE existían
diferentes tendencias políticas y se vivían persecuciones internas que provocaron la
expulsión o la desafección de muchos militantes. Las autoridades francesas no hacían
distinciones: entre los detenidos habrá muchos militantes del PSUC a pesar de sus
desavenencias con el PCE en ese periodo. Por el contrario, no consideraron peligroso al
órgano del partido escindido de Comorera y sus militantes no serían perseguidos.262

pp.41-53, 2014, p. 45.


259
Hélène Chaubin, “Étrangers ou agents de l´étranger?”, op. cit., p. 73.
260
Fernando Hernández Sánchez, La frontera salvaje, op. cit., p. 434.
261
Aurélie Denoyer, “L’opération Boléro-Paprika: origines et conséquences”, op. cit., p. 298.
262
Jordi Guixé Coromines, La República perseguida, op. cit., p. 405.

109
Un caso concreto de error cometido en las detenciones será el de Ángel Álvarez, que
había sido apartado del Comité Central del PCE en 1949, por “faltas ideológicas graves”
y sin embargo enviado a Europa del Este, víctima de la redada. 263
Había escrito un
artículo que no gustaba, y no fue informado de la operación Boléro- Paprika. Antonio
Beltrán, también conocido por “El Esquinazau”, expulsado del PCE desde 1947, es
detenido y enviado a Córcega, pese a sus intentos de explicar a las autoridades francesas
su condición de ex militante y el peligro físico en el que se encontraba ya que, al
parecer, militantes del partido habían recibido la orden de ejecutarle. 264
Acusado por
sus compañeros de ser un espía al servicio de los servicios secretos estadounidenses y
de ser un agente comunista peligroso por las autoridades francesas, no será hasta 1952
cuando pueda salir de la isla. Vicente López Tovar, antiguo militar republicano en la
Guerra Civil, guerrillero destacado en la Resistencia y uno de los organizadores de la
operación Reconquista, también estaría en las listas de los que había que detener, a
pesar de haber abandonado el PCE después de la Liberación. Según su propio
testimonio, logró escapar, escondiéndose. Antonio Ruiz, nacido en Córdoba el 3 de
agosto de 1913, también es detenido y enviado a la RDA a pesar de haber sido apartado
del partido previamente.265 Otro caso en el que se produjo un error judicial con su
detención, según el ex ministro republicano Fernando Valera, sería el del coronel José
Luis Fuentes Barrio que fue enviado a Argelia. 266 En cuanto a José Pueyo Montaner,
sería el único de la lista de detenidos en el que las autoridades francesas anularon la
orden de expulsión al verificar que era un militante anarquista y no comunista.267
Sin duda hubo inexactitudes en la elaboración final de las listas, aunque el margen de
error fue mínimo. La información que manejaban las autoridades francesas era en su
conjunto buena ya que permitió que el balance de la operación cumpliera con el objetivo
marcado: detener al máximo de comunistas extranjeros que se encontraban en Francia.

Desde marzo de 1950, las listas de los comunistas españoles a detener estaban cerradas.
Solo faltaba fijar una fecha, buscar el momento oportuno. El descubrimiento de un

263
Ibídem, p. 308.
264
Gregorio Morán, Miseria y grandeza del Partido Comunista de España (1939-1985), op. cit., p. 157.
265
Aurelie Denoyer, L´exil comme patrie. Les réfugiés communistes espagnols en RDA (1950-1989).
Trajectoires individuelles, histoire collective, op. cit., p. 245.
266
David Wingeate Pike, Jours de gloire, jours de honte, op. cit., pp. 229 y 230 y Enrique Líster Forján,
Así destruyó Carrillo el PCE, op. cit., p. 19: para el caso de Vicente López Tovar.
267
Jordi Guixé Coromines, La República perseguida, op. cit., p. 462. Dato verificado en la lista de los
detenidos transcrita en Jordi Guixé Coromines, L´Europa de Franco, op. cit., p. 203, anexos.

110
depósito de armas en Barbazan y la sucesión de asesinatos presuntamente derivados del
mismo fue la puntilla, la excusa perfecta para poner en marcha la operación Boléro-
Paprika.

7-LA EXCUSA PERFECTA

El 17 de febrero de 1950 la policía francesa descubre un depósito de armas en Barbazan,


en Haute-Garonne. Es el más grande descubierto hasta ahora y, al hallarse además en un
terreno perteneciente a la sociedad Fernández Valledor, inmediatamente las autoridades
francesas lo atribuyen a los comunistas españoles.
Alfred Coste-Floret, diputado demócrata-cristiano de MRP y alcalde de Luchon, declara
unos días después que “las armas no están destinadas a la lucha contra Franco sino a
apoyar a los comunistas franceses en caso de Guerra Civil”. 268
Por su parte, el
secretario de Estado de Interior de la época sostiene que el depósito hallado es
“suficiente para armar un batallón de combatientes”. 269 Sin embargo, los informes y el
inventario realizado por la policía francesa dicen otra cosa. Las ocho toneladas del
arsenal hallado proceden del final de la Segunda Guerra Mundial ya que en su mayoría
son de origen alemán, aunque también se identifica material inglés y americano. Por el
origen y la antigüedad de las armas parece discutible que pudieran servir para algo, pero
las autoridades francesas llevaban tiempo queriendo buscar pruebas de la peligrosidad
de los comunistas españoles en su territorio y el arsenal de Barbazan, por su magnitud,

268
Pablo Molanes, El Hospital Varsovia de Toulouse, un proyecto del exilio español, op. cit., p. 73 y
David Wingeate Pike, Jours de gloire, jours de honte, op. cit., p. 226.
269
Fernando Hernández Sánchez, La frontera salvaje, op. cit., p. 389.

111
constituye un argumento de peso. Sin embargo, no es el primer depósito de armas
descubierto: dos años antes, la policía había encontrado otro cerca de Quillan (Aude) y
un alijo de explosivos en casa de un antiguo guerrillero en Toulouse; en Carbonne, en
otro registro realizado, la policía francesa requisa material de radio que rápidamente es
atribuido a una red de espionaje soviética; en la aduana de Bayona, también en ese
mismo año, es interceptado un alijo de armas.
Pese a todos estos hallazgos, algunos informes internos dudan de la capacidad militar de
los comunistas en Francia y por tanto ponen en entredicho la tesis generalizada de que
los comunistas españoles son un peligro para la seguridad nacional. Un informe de la
policía francesa que llevaba por título, El PCE en Francia, elaborado en 1950, decía así:
“Estas actividades clandestinas diversas […] han estado sobredimensionadas por los agentes
franquistas y franceses para dar más valor a su trabajo de espionaje y contraespionaje, o bien
por otras razones que no vamos a exponer aquí”.270

Pero lo peor estaba por venir. Apenas un mes después del descubrimiento del depósito
de armas en Barbazan, el 5 de abril, el inspector francés encargado de la investigación,
M. Rouma, es secuestrado y asesinado. Tres días después, aparece en las aguas del Sena
el cadáver de Manuel Díez del Valle, un comunista perteneciente al PCE. El 10 de abril,
el cuerpo de Redenció Querol, descuartizado y en una caja, es descubierto por un
paseante en las orillas del lago Gironis, en Toulouse. Estos asesinatos conmocionan a la
opinión pública. La prensa francesa y española se hacen eco de los mismos y el asunto
acapara la atención de todos. El crimen de Redenció Querol es el que más impresiona.
Los franceses siguen con atención el macabro suceso, bautizado como “La caisse
sanglante de Girondis” (La caja sangrienta de Girondis). En los días posteriores, a
medida que avanza la investigación, distintas teorías circulan en torno a los sucesos
ocurridos. En España, el periódico La Vanguardia tilda el caso de crimen pasional.271 Se
barajan distintos móviles, pero finalmente se impone la versión de que se trata de un
ajuste de cuentas entre comunistas españoles y soviéticos para dar escarmiento a los
supuestos responsables del descubrimiento del depósito de armas de Barbazan. Pero
todo en realidad es más confuso y enrevesado. Las autoridades francesas abren distintas
investigaciones para esclarecer los hechos y, aunque hay muchos flecos que se quedan
sin resolver, relacionan el descubrimiento del depósito de Barbazan con los crímenes.

270
Geneviève Dreyfus-Armand, L´Exil des républicains espagnols en France, op. cit., p. 265.
271
Fernando Hernández Sánchez, La frontera salvaje, op. cit., p. 393.

112
Redenció Querol, así como su marido, Miquel Montané i Escalas eran militantes del
PSUC. Instalados en Toulouse, regentaban una tienda de ultramarinos propiedad de
Adrenne Garrigues, la mujer de Miguel Calvo Luna, también comunista y antiguo
miembro de la Resistencia. Al parecer, el establecimiento servía de tapadera para una
red de agentes secretos de la KGB. Manuel Díaz del Valle, que trabajaba en la empresa
Fernández Valledor y había luchado contra los alemanes en la Unión Soviética, era el
tercer componente de un grupo de enlace que se dedicaba a pasar refugiados en la
frontera pirenaica y a dar apoyo a los guerrilleros españoles que entraban o salían de
España. Díaz era el responsable del grupo, Montané, el pasante, y Calvo, el jefe de los
servicios de información del PCE en el Tarn-et-Garonne.
Miquel Montané, antes de su desaparición, se había dirigido, junto a otro compañero,
Joan Platé i Verges, a Barcelona para una misión clandestina del partido, pero ninguno
de los dos volvió. Redenció Querol, viendo que su marido no regresaba, empezó a
indagar y preguntar por el paradero de su marido. Al parecer acudió también a Miguel
Calvo Luna, que se dirigió a su vez al consulado soviético para averiguar qué les había
ocurrido a Miquel y Joan. Miguel Calvo tuvo que huir porque la policía francesa le
andaba buscando al ser uno de los implicados más directos en el asesinato posterior de
Redenció Querol. Él mismo se entregaría a la policía y pasaría dos años detenido en la
prisión Parísina de Fresnes. En 1952, fue deportado a Córcega donde permanecería diez
años. En cuanto a Manuel Díaz del Valle, éste al parecer había sido el delator del
depósito de armas de Barbazan, y por ello sus compañeros de partido le asesinaron y
tiraron su cadáver en el Sena, que fue descubierto el 8 de abril. Mientras, el 9 de abril,
los cadáveres de Miquel Montané y de Joan Platé aparecieron en suelo español, cerca de
la frontera. Nunca se supo si murieron a manos de la Guardia Civil o bien por miembros
de su propio partido. Las versiones posteriores de compañeros comunistas coinciden en
considerar que murieron a manos de la policía franquista, por una delación. En cuanto al
asesinato de Redempció Querol, la policía francesa dictaminó que había sido liquidada
por algún espía soviético por haber puesto en peligro la red de agentes secretos de la
KGB al intentar averiguar, preguntando aquí y allá, el paradero de su marido
desaparecido en extrañas circunstancias.272

272
Para todos estos sucesos, el descubrimiento del depósito de armas de Barbazan y la sucesión de
asesinatos que se producen: David Wingeate Pike, Jours de gloire, jours de honte, op. cit., pp. 226 y ss.;
Jordi Guixé Coromines, La República perseguida, op. cit., pp. 435 y ss.; Fernando Hernández Sánchez,
La Frontera salvaje, op. cit., pp. 388 y ss. No todos coinciden en cómo se sucedieron los hechos.

113
No cabe duda de que la investigación del “caso Girondis” se llevó a cabo con la
colaboración de los servicios de información franquistas. En marzo de 1950, el futuro
embajador español en Francia y delegado de la embajada en París, Aguirre de Cárcer, se
dirigía, por medio de una carta “personal y confidencial”, al ministro del Interior
francés, Robert Schuman, afirmando que la colaboración policial entre los dos países
había sido fundamental para esclarecer el caso:

“Gracias a los contactos establecidos por el intermediario e informador de los servicios


especiales de Barcelona con los servicios franceses, podemos aclarar el caso de Redenció”. 273
Además, alentaba al gobierno francés a tomar medidas drásticas contra los comunistas
españoles en Francia:

“El asunto Barbazan ha dejado bien claro hasta qué punto son justificadas las advertencias del
gobierno de Madrid sobre los peligros que pueden comportar las actividades de los extremistas
españoles en Francia si el gobierno de la República francesa no toma enérgicas medidas para
controlar y detener dichas actividades”. 274

En realidad, tampoco se pudo realmente demostrar que la muerte de Redempció tenía


algo que ver con el depósito de armas descubierto en Barbazan, pero el efecto mediático
que tuvo el caso convenció a la opinión pública francesa de la criminalidad de los
comunistas españoles. Estas informaciones divulgadas por la prensa, aunque con
diferentes versiones, relacionaban directamente al PCE con una red de espionaje
soviético y prepararon el terreno pero que la mayoría de los franceses aceptarán sin
problema las medidas drásticas que el gobierno francés iba a aplicar unos meses
después.275 El descubrimiento del depósito de armas de Barbazan y el caso Girondis
fueron la excusa perfecta para poner en marcha la operación Boléro-Paprika. Pero,
realmente, ¿fue la razón última? La existencia de distintos depósitos de armas a lo largo
de la frontera pirenaica no era algo nuevo para las autoridades francesas ni tampoco los
asesinatos y desapariciones que se estaban produciendo en el seno del PCE en el marco
de las distintas purgas internas. Cabe preguntarse qué hubiera pasado si estos sucesos no
hubieran ocurrido: la operación Boléro-Paprika, ¿se hubiera activado de todos modos?

273
Fernando Hernández Sánchez, La Frontera salvaje, op. cit., p. 393.
274
Jordi Guixé Coromines, La República perseguida, op. cit., p. 407.
275
Aurélie Denoyer, L´exil comme patrie. Les réfugiés communistes espagnols en RDA (1950-1989).
Trajectoires individuelles, histoire collective, op. cit, p. 73.

114
II PARTE

115
1-DESPUÉS DE BOLÉRO-PAPRIKA

LAS REACCIONES

Inevitablemente un acontecimiento como el que se produjo en Francia el 7 de


septiembre de 1950 es imposible que pasara desapercibido. Luego se olvidaría, pero en
el momento el gobierno francés no pudo eludir dar la cara, explicar lo ocurrido, hacer
un balance y justificar, claro está, la operación. El primer comunicado oficial se realiza
el 8 de septiembre y en él, el ministro del Interior, Henri Queuille, hacía la siguiente
declaración: la operación ha sido “contra las quintas columnas constituidas por los
partidos comunistas extranjeros”. “El gobierno está decidido a no tolerar a los
agitadores extranjeros que aprovechan la hospitalidad republicana y francesa para llevar
una labor de traición y de desmoralización”. Tres días después, se informaba a la prensa
del resultado de la redada: firmadas, 404 órdenes de arresto; notificadas, 288; la
búsqueda de los no detenidos y con orden de arresto prosigue.
Por su parte, el principal instigador de la redada, Émile Pelletier, se muestra satisfecho
con los resultados porque en la 5ª región militar que está bajo su mando, de los 224
individuos que estaban en las listas, 207 han sido localizados y detenidos, lo que supone
una tasa de éxito del 92%. “En conclusión, estimo que la operación decidida por el
gobierno ha sido un éxito porque con ella se ha conseguido asestar un duro golpe a los
comunistas en esta región y acabar con sus planes de acción subversiva que sobre todo

116
se escondían detrás del PCE, la organización más vigorosa y mejor organizada. La
opinión pública se siente aliviada”, concluye, no se sabe con qué fundamentos.276
En la prensa francesa, la noticia acapara las portadas. Los periódicos más conservadores
apoyan sin fisuras la acción del gobierno. France Soir recalca: “dirigidos por el general
Líster, los comunistas españoles ocupaban puntos estratégicos de los Pirineos con el fin
de controlar la frontera en caso de conflicto. […] Último aviso a los extranjeros que no
comprenden que la hospitalidad generosa que reciben de Francia les prohíbe dedicarse a
actividades anti-francesas”. Pyrénées Éclair titula: “Francia, siempre hospitalaria, no
puede tolerar que se aprovechen de ello para traicionarla.” 277 Le Figaro respalda y se
congratula de las medidas tomadas por el gobierno contra “la quinta columna” pero
reclama también medidas contra los comunistas nacionales porque “tanto los estalinistas
extranjeros como los franceses obedecen órdenes de Moscú y sirven ciegamente a
Moscú”. “La seguridad del país exige que se actúe también rápidamente contra ellos”.
El diario París-Presse, reflexionando sobre los militantes comunistas franceses, señala
que es muy complicado, si no imposible, despojarles de su nacionalidad, pero que, con
el golpe asestado a los comunistas españoles “ya están advertidos de que sus actos y
propaganda tendrán un límite”.278 Le Monde, más moderado, justifica igualmente la
operación, aunque semanas más tarde se preocuparía por las malas condiciones en las
que vivían los deportados. En cuanto a la prensa de izquierdas, desde el primer
momento reacciona indignada, denuncia rotundamente la operación y apoya a los
compañeros comunistas perseguidos. El titular de L´Humanité, el día después de la
redada, diría: “Con desprecio del derecho de asilo; cerca de 300 arrestos de
antifranquistas españoles y de demócratas inmigrantes” […] “Como en tiempos de la
Gestapo”. Un día después, Ce soir titulaba: “Esta noche, la caza al hombre ha
continuado contra los antifascistas extranjeros”. 279

En España, en los diarios más importantes la noticia de la deportación “de rojos


españoles por realizar actividades subversivas y trabajar para el espionaje soviético”

276
Aurélie Denoyer, L´exil comme patrie. Les réfugiés communistes espagnols en RDA (1950-1989).
Trajectoires individuelles, histoire collective, op. cit., p. 96: Carta de Émile Pelletier al ministro del
Interior con fecha 8 de septiembre de 1950.
277
Aurélie Denoyer, L´exil comme patrie. Les réfugiés communistes espagnols en RDA (1950-1989).
Trajectoires individuelles, histoire collective, op. cit., p. 109.
278
Fernando Hernández Sánchez, La frontera salvaje, op. cit., p. 417.
279
Aurélie Denoyer, L´exil comme patrie. Les réfugiés communistes espagnols en RDA (1950-1989).
Trajectoires individuelles, histoire collective, op. cit., p. 110.

117
aparece justo el día después de la redada. 280 Está claro que andan bien informados. Toda
la prensa franquista se congratula de las medidas tomadas por el país vecino. Un día
después, en el ABC, un artículo del corresponsal Luis Calvo, titulado La redada de
quintacolumnistas, analizaba los hechos desde su óptica, seguramente compartida por
muchos franquistas. Sus comentarios, en este y otros artículos, no tienen desperdicio:

“… El gobierno de M. Pleven ha empezado por aquello que más fácilmente tenía al alcance: por
los extranjeros; por los españoles. (…) Pues así como hay un tipo de español en Francia que es
laborioso, honesto, retraído y respetuoso con la ley y con los hombres, así también hay un tipo,
más numeroso de lo que podríamos sospechar, que vive, entregado desde 1939, al libertinaje, al
ocio y al crimen. Es frecuente leer en la prensa de París nombres españoles mezclados en delitos
de gangsterismo o de trata de blancas. Muchos así, hombres como mujeres, habían aprendido las
artes criminales en los laboratorios de la revolución española, y en Francia se encontraron
unidos y apoyados por las organizaciones celulares del comunismo”.
“Y hoy por hoy, les es más fácil al gobierno francés echar mano de extranjeros que de franceses.
Todo se andará. La máquina se ha puesto en movimiento y por mucho que tire, la fuerza de la
inercia no se podrá cambiar de rumbo”.281

Las protestas y acciones de apoyo a las víctimas de la redada tampoco se hacen esperar.
En el sur de Francia, un día después, se producen paros temporales en distintas fábricas
en solidaridad con los comunistas extranjeros. También se convocan mítines en varias
ciudades, como el del 8 de septiembre en París, en la sala Wagram, con la presencia
distintas personalidades del PCF, de la CFT o del comité de defensa de los inmigrados.
El PCF condena inmediatamente la operación, manda telegramas de protesta al ministro
del Interior y hace llamadas de solidaridad a favor de los detenidos promoviendo
acciones contra “la represión practicada contra la clase obrera.” En la Asamblea
Nacional, los diputados comunistas formalizan demandas de interpelación para pedir
explicaciones al gobierno sobre lo sucedido. Los debates parlamentarios serán
acalorados, pero el gobierno se mantendrá firme en sus argumentos defendiendo a
ultranza su actuación. Son muchos los diputados del PCF que piden explicaciones al
gobierno. El mismo día de la redada, el dirigente comunista, André Marty, envía una
carta al presidente de la Asamblea Nacional interrogándole sobre “las medidas
arbitrarias que se han tomado contra los republicanos españoles y otros antifascistas
280
Jordi Guixé Coromines, La República perseguida, op. cit., p. 458.
281
ABC, 9 de septiembre de 1950, pp. 8 y 9.

118
emigrados y amigos de Francia, despreciando el derecho de asilo y las tradiciones de
hospitalidad que son el honor de nuestro país”. 282 Dos días después, una delegación de
parlamentarios comunistas encabezada por Madeleine Braun se dirigirá al Ministerio del
Interior para aclarar e informarse de primera mano sobre los hechos ocurridos. Pero no
será recibida.
Madeleine Braun, una de las primeras mujeres diputadas en Francia, no era la primera
vez que defendía a los republicanos españoles. Durante la Guerra Civil, fue secretaria
del Comité Internacional de la Ayuda para la España Republicana y durante toda su
carrera como parlamentaria se mostraría muy sensible con la causa republicana.
Desde distintas asociaciones y así mismo a título individual, el Quai d´Orsay recibe
numerosas cartas, no sólo con críticas y reprobaciones sino también solicitando la
revisión de casos particulares y demandando que los familiares puedan reunirse con los
deportados. Algunas de ellas surtirán efecto: entre septiembre de 1950 y agosto de 1951
se revocan dieciocho casos de los cuales once son españoles.283 Desde la Liga de
Derechos Humanos se denuncia la aplicación abusiva de la ordenanza del 2 de
noviembre de 1945 en la que se han sustentado las expulsiones. La operación Boléro-
Paprika también tendrá repercusión internacional y las quejas y condenas provenientes
de distintos países se sucederán en los días siguientes a la operación. Vienen de muchos
lados, de asociaciones de exiliados españoles de Argentina, de Uruguay, de México, de
Checoslovaquia, de Hungría, de Gran Bretaña… A las que se suman además las
diplomáticas, emitidas por México y los países del Este. Destacarán también las de la
Corte Internacional de Justicia de la Haya y de la Comisión de Derechos del Hombre
que cuestionan la legalidad de las medidas de expulsión.
El gobierno republicano en el exilio también se vio forzado a pronunciarse. En su
comunicado oficial, avisaba a los exiliados españoles de la necesidad de respetar las
leyes del país que tan hospitalariamente les ha acogido y de no implicarse e inmiscuirse
en la política interna de Francia. Nada dirá de sus compatriotas comunistas,
desentendiéndose en cierta forma de ellos.284 En cuanto a los socialistas y anarquistas
españoles, oficialmente no quisieron significarse sobre la operación, pero al parecer

282
Aurélie Denoyer, L´exil comme patrie. Les réfugiés communistes espagnols en RDA (1950-1989).
Trajectoires individuelles, histoire collective, op. cit., pp. 100 y ss.
283
Javier Cervera Gil, La guerra no ha terminado, op. cit., p. 595 y Jordi Guizé Coromines, La República
perseguida, op. cit., p. 454: el autor precisa la fecha, 28 de junio de 1951 y detalla los nombres de los
afortunados.
284
Ibídem, op. cit., p. 592.

119
internamente apoyaron las medidas tomadas por el gobierno francés contra los
comunistas españoles.

Más allá del interés que suscita la operación Boléro-Paprika en los días posteriores a la
redada, lo cierto es que la opinión publica francesa iba ya perdiendo el poco interés que
tenía por los republicanos españoles y en la causa antifranquista. La prensa de derechas,
que en un primer momento cubre ampliamente la operación, aprovecha para atacar al
exilio español que considera dominado por los comunistas. La de izquierdas, si bien en
un primer momento muestra su solidaridad con las víctimas de la redada, poco a poco se
irá olvidando de ellos. A comienzos del año 1951, solo aparecerán breves notas en los
periódicos franceses referentes a la actividad antifranquista que, además, se encuentra
en sus horas más bajas. 285 En cuanto al PCF, la última vez que en las reuniones de su
comité central se hace alusión a las medidas de expulsión sufridas por sus camaradas
españoles es el 26 de diciembre de 1950. Más allá de esa fecha, los acontecimientos
internacionales, la guerra de Corea y el rearme de la RFA, acaparan su atención. 286 En
definitiva, los republicanos españoles dejan de ser noticia y las víctimas de la operación
Boléro-Paprika, también.

EL PCE EN FRANCIA, VUELTA A LA CLANDESTINIDAD

Un mes antes de la redada, se venía venir que algo gordo estaba preparando el gobierno
francés contra los comunistas españoles. El 26 de agosto, la revista teórica del PSUC,
Nuestra Bandera es ilegalizada. El 01 de septiembre, es el turno de Lluira, el periódico
de los comunistas catalanes. Y, finalmente, el 07 de septiembre son ilegalizados todos
los partidos comunistas extranjeros y sus asociaciones junto con el resto de sus
publicaciones.287 Una vez más, los comunistas españoles pasan a la clandestinidad. Esta
nueva situación sin duda condicionará su actividad y su funcionamiento en las próximas
décadas, aunque vivir en la ilegalidad y con el viento en su contra es algo que no les es
ajeno y para lo que están preparados. Ante esta nueva coyuntura, el PCE se reorganiza.
285
Javier Cervera Gil, “Ecos de la Guerra: el exilio antifranquista en la prensa francesa (1944-1953)” en
Historia y Comunicación social, vol. 19, 2014, pp. 133 y ss.
286
Aurélie Denoyer, L´exil comme patrie. Les réfugiés communistes espagnols en RDA (1950-1989).
Trajectoires individuelles, histoire collective, op. cit., p. 103.
287
David Wingeate Pike, Jours de gloire, jours de honte, op. cit., p. 233.

120
Los principales dirigentes que se habían salvado de la redada abandonan Francia:
Vicente Uribe y Antonio Mije se instalan en Praga, seguidos unos meses después por
Enrique Líster y el secretario del PSUC, Vicente Moix, mientras que en Moscú quedaría
La Pasionaria, gravemente enferma y recuperándose de sus operaciones. En el país galo,
se constituye rápidamente un comité clandestino de liberación de España dirigido por
Santiago Carrillo, que se encargará del aparato clandestino en España, y por Francisco
Antón, que asumirá la dirección del partido en Francia. Se inicia así un nuevo periodo
para el PCE con cuatro centros de dirección: México y París recibirán desde ahora las
directrices principalmente desde Praga, aunque también desde Moscú; España, las
recibirá a su vez de París. Esta situación será de nuevo propicia a divisiones y
discrepancias en la cúpula del partido ya que las dificultades a la hora de comunicarse y
coordinarse se harán evidentes.288 Desde la llegada de los dirigentes a Francia después
de la Segunda Guerra Mundial, Carrillo y Antón hacían tándem contra Vicente Uribe
que muchas veces estaba ebrio y al que acusaban de incompetente. Con la ilegalización
del PCE en Francia, Carrillo y Antón se enfrentarían con Uribe y Mije, instalados en
Praga. Y a su vez en Francia, Carrillo y Antón iniciarían una pugna por el control del
partido. Las divisiones personales se mezclaban con las ideológicas.289 Flaco favor a la
organización del partido que atravesaba uno de sus periodos más críticos.

Entretanto, en Francia los militantes de base del PCE viven sus horas más bajas. Los
acontecimientos internacionales, con el reconocimiento por parte de los países
occidentales del régimen franquista, la nueva situación de ilegalidad y las purgas
internas que sufren en el partido provocan desánimo e inquietud entre muchos de ellos.

La familia de Pepita lleva instalada en Francia desde el final de la Guerra Civil. Cuando
se produce el golpe de Estado, el 17 de julio de 1936, sus padres llevan apenas unos
meses casados. Viven en Lora del Río, un pueblo de Sevilla, donde su padre, José León
Muñoz, ejerce de pastor. Con la llegada de los franquistas, huyen a Albacete y José
León, con tan solo diecinueve años, ingresa en las Brigadas Mixtas. Durante la Guerra
Civil, luchará en distintos frentes y con gran orgullo aprenderá a leer y escribir. Algo
bueno ocurre a veces en las guerras. Vencido el ejército republicano, la familia León
Muñoz se exiliará a Francia. Campos de internamiento, cárcel, clandestinidad, lucha

288
Joan Estruch Tobella, El PCE en la clandestinidad 1939-1956, op. cit., p. 173.
289
Paul Preston, El Zorro rojo. La vida de Santiago Carrillo, op. cit., pp. 162 y 163.

121
contra los nazis en la Resistencia…a todo ello sobrevivirán. Después, el padre de Pepita
se irá a luchar contra Franco, a España, y participará en la operación del Valle de Arán.
A su regreso, en 1947, la familia se instala en Pamiers temporalmente, pero viendo que
el regreso a España no va ser inmediato, se trasladan a Brusties-le-Vernet con la
intención de echar raíces. José León adquiere incluso un pequeño trozo de tierra para
poder tener una huerta con gallinas, conejos e incluso algún cerdo. Pero en septiembre
de 1950, la familia Muñoz abandona su hogar y busca un nuevo destino donde poder
pasar más desapercibidos. Pepita comprenderá mucho más tarde el motivo: la operación
Boléro-Paprika a la que llamaran “la tercera no-intervención”. 290 José León no es el
único militante de base que tiene miedo y se siente desamparado, pero aún así, gracias a
sus fuertes convicciones comunistas, proseguirá con su actividad política en el partido.
Para ello va a ser vital el apoyo y la cobertura de los camaradas franceses. Es innegable
que los comunistas españoles en Francia, después de septiembre de 1950, van a tener
más difícil llevar a cabo su actividad y, aunque la reanudan, mantendrán un perfil bajo y
discreto. Las reuniones se hacen más esporádicas y con todo tipo de cautelas. Usan sus
propios domicilios donde acude un reducido grupo de militantes. No llegan a la decena
y cambian frecuentemente el lugar de encuentro según las consignas del partido. Tienen
también que abstenerse de participar en manifestaciones o actos públicos y evitar las
huelgas organizadas por el PCF y sus organizaciones sindicales.291 Algunos, además,
perdida la esperanza de regresar a España, se nacionalizan franceses y se afilian
directamente a las organizaciones comunistas francesas siguiendo el consejo de la
dirección del partido. Los militantes de base se integran en las células de sus camaradas
franceses y los dirigentes del partido reanudan su actividad. En París, se establecen
nuevos pisos francos como el domicilio del militante comunista, José Jové Blavi, en la
calle Traversière, donde Santiago Carrillo, ahora bajo la identidad falsa de M. Giscard,
preside las reuniones de la dirección del partido. 292
A nivel organizativo, se produce una fusión orgánica del PCE, el PSUC, el PC de
Euskadi, de las JSUC y de las organizaciones de mujeres. 293 El propio PCF, la CGT, La
290
Enfants de la mémoire. Trente-dux victimes de la guerre d´Espagne racontent, Bordeaux, Elytis, 2012,
p. 133 y ss.
291
Aurélie Denoyer, L´exil comme patrie. Les réfugiés communistes espagnols en RDA (1950-1989).
Trajectoires individuelles, histoire collective, op. cit., p. 119 y Michele D´Angelo, “El partido comunista
español en Francia, ¿partido de la protesta u organización para emigrados” en Revista Aportes, nº 92, año
XXXI (3/2016), p. 5.
292
Fernando Hernández Sánchez, La frontera salvaje, op. cit., p. 427.
293
Bulletin de l´Association d´études et d´informations politiques internationales (B.E.I.P.I.), París, nº 89,
16-31 de mayo 1953, p. 2.

122
Unión de mujeres francesas, los partisanos de la paz o el Comité Francia-España son
utilizados de cobertura por los comunistas españoles para mantener su lucha contra el
franquismo, pero han de ser precavidos y procuran que su participación no trascienda a
la esfera pública. En cuanto a sus publicaciones, estas se reanudan y alguna de ellas
reaparecen, aunque no todas consiguen editarse de manera regular. La policía sigue muy
vigilante con las actividades de los comunistas españoles y no cejan en su empeño de
interceptar y detener a los responsables que editan y difunden las publicaciones
prohibidas. En 1954, localizan varios ejemplares de Mundo Obrero en una oficina de
correos en Roen; en 1958, en Auxerres y en Sens; en 1959, en Toulouse y en Lyon. Las
detenciones prosiguen para los militantes comunistas que continúan con sus actividades,
ahora ilegales. Entre 1954 y 1960, se emiten unas sesenta medidas de expulsión. Los
afectados serán asignados a residencia vigilada. 294
El PCE en Francia, en cierto modo desorientado en cuanto a la estrategia a seguir en su
nueva situación de ilegalidad, se centra en la tensa situación internacional y en apoyar la
propaganda del PCF. Abandonada la idea de la lucha armada en España y, aislado
además del resto de las fuerzas políticas españolas, se lanza en la campaña por el
movimiento por la Paz. Promovido por el Kominform desde finales de los años
cuarenta, el movimiento se materializaría en marzo de 1950 con el Llamamiento de
Estocolmo que abogaba principalmente por el desarme nuclear. Aunque controlado por
los comunistas, el movimiento de partidarios por la paz no estaba circunscrito solo a los
comunistas, y a él se adhirieron masivamente personas de todas las ideologías.
Intelectuales de gran prestigio se suman al movimiento y, con el estallido de la guerra
de Corea en junio de 1950, la campaña en Francia es percibida como un éxito. La Unión
Soviética consigue además elevar su prestigio y legitimarse. Un mes después, los
americanos convocarían el Congreso para la Libertad Cultural en Berlín para
contraatacar la campaña comunista. La guerra ideológica entre los dos bloques no era un
asunto menor en el contexto internacional que se vivía.
Los comunistas franceses no dudan en proteger a sus compañeros españoles, pero
también tomarán sus distancias, temerosos de que las autoridades francesas inicien con
ellos una caza de brujas. Por medio de sus organizaciones se siguen celebrando actos
conmemorativos en fechas señaladas, como la proclamación de la II República el 14 de
abril o el cumpleaños de Stalin o de la Pasionaria. Pero poco a poco van perdiendo

294
Geneviève Dreyfus-Armand, L´Exil des républicains espagnols en France. Edit, op. cit., p. 266.

123
importancia y reduciéndose.295 El PCF pone el foco en recordar y glorificar la
Resistencia francesa o la historia de la URSS y el tema de la Guerra Civil o la lucha
antifranquista pasa a un segundo plano.

Para el PCE, la nueva situación de ilegalidad requiere proseguir con las depuraciones,
que ahora van a ser más rápidas y rigurosas si cabe. Hay que limpiar el partido de todo
militante desafecto, por titista, negrista, trostkista, camorista... La consigna de Stalin es
tajante: “el partido se fortalece depurándose”296 Ahora el miedo a la espionitis se instala
en todos los niveles del PCE y, a semejanza del resto de las purgas internas que se están
llevando a cabo en todos los partidos comunistas, se persigue a todo militante
sospechoso por acudir al consulado español y solicitar los permisos necesarios para
traerse a su familia de España, por viajar a España, por actitudes de derrotismo e
inactividad, por casarse con mujeres socialistas, por faltar a las reuniones, por retrasarse
en el pago de las cotizaciones, por vender pocos ejemplares de Mundo Obrero…297
Uno de los tantos militantes víctima de las depuraciones será Valentín Zaragoza Vergés,
originario de Castelltersol y miembro del PSUC desde 1934. “Ahora por mi debilidad,
por sentimentalismo, he sido separado del cargo de secretario de Agitación y
Propaganda del PCE. […]La causa de mi separación es debida en que recurrí al cónsul
franquista para la carta de llamada para hacer venir a mi familia de España. Reconozco
mi debilidad y falta de buen militante. […] Por lo tanto me considero también apartado
el PSUC hasta que el Comité Central lo crea conveniente”, declararía Valentín Zaragoza
ante sus camaradas de partido. Su fe por la causa es inquebrantable y acatará sin fisuras
el destino que su partido le tiene reservado. 298
Ignacio Gallego, miembro del Comité Central del PCE y que se había librado de la
redada a pesar de estar en las listas, será el encargado de “reforzar el núcleo de
miembros del Buró Político en Francia”. Según Gallego, el descenso del número de
militantes que se produce en el PCE en Francia a partir de 1950 no fue tanto el resultado
del terror policíaco como del proceso de depuraciones que sufría el partido. Eso sí, lo
reconoce algunos años después.299
295
Michele d´Angelo, “El partido comunista español en Francia, ¿partido de la protesta u organización
para emigrados” en Revista Aportes, nº 92, año XXXI (3/2016), p. 182: “el PCE disminuyó las
celebraciones a 8 por año mientras que en 1950 se habían organizado 30”.
296
Mundo Obrero, nº 199, 8 de diciembre de 1949.
297
Joan Estruch Tobella, El PCE en la clandestinidad 1939-1956, op. cit., p. 171.
298
Íbidem, pp. 168 y 169.
299
Gregorio Morán, Miseria y grandeza del Partido Comunista de España (1939-1985), op. cit., p. 186.

124
Del proceso de limpieza tampoco se salvan los dirigentes que quedan en Francia:
Carrillo y Antón son acusados de no prever la ilegalización del PCE y, sobre todo, de
emplear métodos autoritarios y sectarios en el seno del partido. Tendrán que hacer
frente a una oleada de incriminaciones y que explicar su actuación durante los últimos
años. Francisco Antón se convierte en la víctima principal. Después de dos años de
interrogatorios, cae en desgracia. Ya no tiene el apoyo de la Pasionaria, con la que había
mantenido una relación sentimental, y es sometido a juicio, retirado de sus funciones de
responsabilidad y enviado a Polonia como militante de base para su reeducación.
Durante el proceso, respondiendo a sus camaradas que le han pedido que confiese a
cuántos militantes ha expulsado del partido en Francia y por qué razones, arrojará la
cifra de 1.320, entre 1946 y 1950: 50, por mantener relaciones con la Segunda Bis 300 y
Servicios Extranjeros; 28, por trotskismo; 214, por tratos con consulados franquistas;
55, por marchar a España; 244, por inactividad, derrotismo; 179, por desviaciones
políticas; y 427, por razones varias (mercado negro, robo, inmoralidad, etc.).301 Antón no
será rehabilitado hasta 1957. En cuanto a Carrillo, después de hacer autocrítica al igual
que Antón, queda exonerado. Con ello, su poder en el partido se vio fortalecido.
Mientras, las depuraciones en el PCF también afectarán directamente a los camaradas
españoles. En 1952 la expulsión de André Marty del PCF, en el marco de las purgas
internas que se están llevando a cabo en todos los partidos comunistas, supone un duro
golpe para los españoles. André Marty, secretario del PCF junto a Maurice Thorez y
Jacques Duclos y considerado el número tres del partido, es una figura esencial para los
militantes españoles. Durante la Guerra Civil había dirigido las Brigadas Internacionales
y permaneció luchando al lado de los republicanos hasta el final de la contienda.
Siempre sensible a la situación de España, abanderará como nadie la lucha
antifranquista en el seno de su partido y en la Internacional comunista. A partir de su
salida, los actos de solidaridad organizados por los comunistas franceses para con los
republicanos españoles disminuyen considerablemente. 302
Después de Boléro-Paprika,
la protección de los compañeros franceses es vital para los comunistas españoles, pero
también será su límite.

300
Segunda Bis o la Segunda Sección Bis, nombre abreviado de los Servicios de Información del Ejército
de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, fue un servicio de información y contra-información militar
español.
301
Gregorio Morán, Miseria y grandeza del Partido Comunista de España (1939-1985), op. cit., p. 651,
nota 129.
302
Fernando Hernández Sánchez, La frontera salvaje, op. cit., p. 431.

125
En cuanto a las autoridades francesas, estas seguían vigilantes y continuarían
elaborando informes periódicos para valorar la situación de los comunistas españoles en
su territorio. Sabían que permanecían activos, aunque mucho menos que antes, y
toleraban sus actividades siempre que estas no trascendieran públicamente. Porque el
apoyo que recibían de las organizaciones de izquierda francesas limitaba la presión que
podían ejercer sobre los comunistas españoles. Los servicios de información franceses
coincidían en señalar que no había motivo para preocuparse por ellos. 303
En 1951, los
prefectos del sur coinciden en señalar en sus informes que la operación Boléro-Paprika
había conseguido desmantelar las estructuras del PCE en sus respectivos departamentos.
Respecto a las posibles estructuras militares comunistas, los informes franceses también
señalan que “ninguna organización paramilitar clandestina de antiguos guerrilleros ha
podido ser detectada”.304

Por su parte, las autoridades franquistas seguían quejándose al Quai d´Orsay de las
actividades de los republicanos españoles en territorio francés. Pero era evidente que la
atmósfera había cambiado. Entre otras cosas, la operación Boléro-Paprika había
supuesto un espaldarazo al gobierno de Franco que reclamaba medidas duras contra los
republicanos españoles y más particularmente contra los comunistas. Aún así, las
autoridades franquistas eran insaciables y pedían más: un mes antes de la reanudación
de las relaciones diplomáticas entre los dos países, recordaban al gobierno francés la
vigencia de los acuerdos Bérard-Jordana y la necesidad de que se actuara en
consecuencia.305 A la vista está lo que opinaba el gobierno de Franco sobre los derechos
inherentes a un sistema democrático como el de Francia…Sea como fuer, a principios
de 1951 quedarían restablecidas las relaciones diplomáticas entre los dos países después
de que E.E.U.U. enviase a Staton Griffis como embajador de España en noviembre de

303
Joan Estruch Tobella, El PCE en la clandestinidad 1939-1956, op. cit., p. 175 y Fernando Hernández
Sánchez, La frontera salvaje, op. cit., p. 427.
304
Fernando Hernández Sánchez, La frontera salvaje, op. cit., p.427.
305
Javier Cervera Gil, La guerra no ha terminado, op. cit., pp. 138, 289 y 608.
En los acuerdos Bérard-Jordana, firmados en febrero de 1939, Francia aceptada reconocer al gobierno de
Franco a cambio de que España se mantuviese neutral ante un futuro conflicto frente a Alemania e Italia,
Además en ellos se establecían las bases para solicitar las extradiciones de los republicanos por parte del
gobierno franquista, así como la restitución de todos los bienes evacuados por los republicanos en Francia
desde el inicio de la Guerra Civil.

126
1950 e Inglaterra hiciera lo propio a finales de diciembre del mismo año.306 Soplaban
nuevos vientos, y en Francia el tema de los comunistas españoles quedaba bajo control.

2-HACÍA UN NUEVO EL EXILIO

Una vez consumada la operación Boléro-Paprika y según los informen oficiales, las
autoridades francesas dan opción a los detenidos de elegir su destino: o bien son
expulsados del país con destino a la RDA o bien son enviados a Córcega o a Argelia en
residencia vigilada. Un comunicado emitido el mismo día de la redada por el prefecto
de Haute-Garonne da cuenta de ello:

“Por razones de humanidad, el gobierno francés ha dado la opción a los extranjeros arrestados,
teniendo en cuenta la coyuntura especial de sus países de origen, de elegir su destino: asignarles
una residencia vigilada fuera del territorio continental o encaminarse hacía un país del Este por
el que parecen sentir simpatía.”307

El 9 de septiembre, el periódico La Vanguardia también señalaba que algunos


comunistas españoles habían podido elegir su destino y que habían preferido evitar ser

306
Pedro Martínez Lillo, “La normalización de las relaciones diplomáticas hispano-francesas después de
la Segunda Guerra Mundial (septiembre de 1950-enero de 1951)” en Mélanges de la Casa de Velázquez,
tomo 29-3, 1993, p. 321.
307
Aurelie Denoyer, “L´Opération Boléro-Paprika: origines et conséquences. Les réfugiés politiques
espagnols: de l’expulsion à leur installation en RDA”, op. cit., p. 305.

127
expulsados a los países del Este, dato que aprovechan para arremeter contra el
comunismo, el mal absoluto:

“El furor de Radio Moscú se ha desatado contra las medidas adoptadas por el gobierno francés
con los comunistas extranjeros. (Por cierto, que ninguno de los detenidos que han podido
escoger han querido ir a los países situados tras el “telón de acero”. Sin comentarios). […] De
los ciento setenta españoles afectados por la operación política, sólo 29 han optado por su
expulsión hacia los países del otro lado del telón de acero. El resto prefiere el campo de
concentración antes que el delicioso régimen que propugnan implantar en España”. 308

Este sería el caso del Dr. Bosch que trabajaba en el Hospital Varsovia. Al parecer, le
ofrecieron ir a algún país del bloque socialista, quizás porque le consideraban un agente
de la Kominform. Indignado contestó que allí no se le había perdido nada y que él lo
que quería era quedarse en Francia. 309
Fue deportado a Argelia. Por el contrario,
Antonio Ruiz, nacido en Córdoba el 03 de agosto de 1913 y detenido en Toulouse,
elegirá ser enviado a la RDA porque no deseaba acabar sus días construyendo carreteras
o aeropuertos para los americanos.310
En todo caso, sus decisiones iban en contra de las consignas dadas por la dirección del
PCE que especificaban que debían evitar a toda costa ser arrestados y que, en caso de no
poder evitarlo, no debían formular ninguna demanda relativa a su destino. Pero muchos
pensaban que esta situación sería transitoria y preferían ser enviados a Córcega o a
Argelia, que al fin y al cabo seguía siendo Francia, para poder regresar a la metrópoli y
unirse con sus familias lo antes posible.311 Sólo una minoría decidió romper con la
disciplina del partido y elegir como destino Alemania. El caso más relevante será el de
Ángel Álvarez, miembro del Buró Político, que elegirá ser enviado a la RDA. En
consecuencia, el partido le expulsará del Comité Central y del Buró Político.312
Pero en septiembre de 1950 la mayoría de los detenidos no tendrán la opción de elegir.
Pocos días después de la redada, el mismo ministro del Interior francés, Henri Queuille,
corroboraba en la Asamblea Nacional el hecho de que solo algunos de los arrestados

308
La Vanguardia, 9 de septiembre de 1950.
309
Fernando Hernández Sánchez, La frontera salvaje, op. cit., p. 382.
310
Aurelie Denoyer, L´exil comme patrie. Les réfugiés communistes espagnols en RDA (1950-1989).
Trajectoires individuelles, histoire collective, op. cit., p. 143.
311
Phryné Pigenet, “La protection des étrangers à l'épreuve de la "Guerre froide": l'opération Boléro-
Paprika”, op.cit., p. 308.
312
Enrique Líster Forján, Así destruyó Carrillo el PCE, op. cit., p 23.

128
habían tenido esa posibilidad: “… los extranjeros españoles están obligados a residir en
una localidad, que a veces, ellos mismos han escogido…”313
Manuel Lafuente, secretario de la organización y propaganda en el seno del comité local
en Lezignan y presidente local de la UNE y de la UGT, es expulsado junto a su hijo
primogénito a la RDA. No supo a dónde iban hasta que las autoridades francesas les
dejaron en la frontera. Irene Falcón confirmaría igualmente que ni ella ni el resto de los
españoles que se encontraron en la frontera tuvieron elección.314
En cuanto al criterio que pudieran haber utilizado las autoridades francesas para
determinar quien iría a Alemania del Este, a Argelia o a Córcega, no sabemos nada, ni
siquiera si hubo alguno. Pudiera ser que dependiera únicamente del funcionario de
turno…

Contrariamente a la operación Boléro-Paprika, que fue perfectamente orquestada y


planificada, la recepción de los expulsados y deportados a sus nuevos destinos fue un
caos. Tanto en Alemania del Este como en Córcega y en Argelia, las autoridades no
fueron avisadas con suficiente antelación de la llegada de los comunistas extranjeros a
sus territorios.
Los enviados a Alemania del Este llegan a la frontera con Estrasburgo el 10 de
septiembre de 1950. Allí, para ser aceptados por las autoridades soviéticas tenían que
llevar consigo un documento oficial francés en el que se explicitaba que la razón de su
expulsión era de naturaleza política. Pero cuando llegan a Kelh, un pequeño pueblo a un
kilómetro de la frontera entre Alemania del Este y Francia, no todos llevan sus
documentos en regla. Según un informe expedido por el prefecto de la zona francesa,
veinticuatro españoles son obligados a permanecer en una barraca en la frontera hasta
resolver su situación. Porque, a pesar de que todos los expulsados van cantando La
Internacional cuando llegan a la frontera, las autoridades alemanas y soviéticas, viendo
que en sus certificados se mencionaba como motivo de expulsión “informes
desfavorables”, rechazaron encargarse de ellos considerando que se trataba de
condenados de derecho común y no de individuos expulsados por razones políticas. 315

Tardarán dos días en solucionar el problema.

313
Jordi Guixé Coromines, La República perseguida, op. cit., p. 452.
314
Irene Falcón, Asalto a los cielos, op. cit., p. 268.
315
Aurelie Denoyer, L´exil comme patrie. Les réfugiés communistes espagnols en RDA (1950-1989).
Trajectoires individuelles, histoire collective, op. cit., pp. 144 y 145.

129
Irene Falcón también recoge en sus memorias un incidente similar. Al parecer, en su
grupo hay españoles que no llevan los papeles en regla. Pero, gracias a su conocimiento
de la lengua alemana, el incidente se resuelve en un par de horas. Irene se ofrece para ir
andando hasta el puesto fronterizo francés situado del otro lado de la frontera y solicitar
a la policía unos nuevos documentos. Una vez acogidos en la RDA, un primer grupo es
enviado a Plauen, a cuatro o cinco horas de la frontera. Allí las autoridades tampoco
están avisadas de su llegada y les alojan provisionalmente en el hotel Bayerischer Hof,
en Schleiz. El segundo grupo es enviado directamente a Dresde (aunque Irene Falcón,
gracias a sus contactos, consigue irse a Berlín). Todos ellos reciben sin problema el
estatus de refugiado político. 316

En Córcega y Argelia, los prefectos reciben el aviso oficial de la llegada de los


comunistas deportados apenas unas horas antes de que abordaran. La carta emitida por
el ministro del Interior francés, Henri Queuille, explicaba:

“[…] he alejado del territorio metropolitano y he asignado en residencia dentro de vuestro


departamento a un cierto número de extranjeros que tienen calidad de “refugiados políticos” y
no pueden, precisamente por eso, ser enviados a su país, España. (…) Os ruego que os dirijáis
vos mismo o que hagáis que se dirija un alto funcionario de vuestra prefectura con toda
solemnidad un aviso a estos extranjeros, un último aviso, conforme tienen que abstenerse de
toda actividad contraria a los intereses del país que los acoge, y que el derecho de asilo conlleva
unos límites que ellos no pueden transgredir, sin que les comporte consecuencias muy
graves…”317

Es evidente que las autoridades tuvieron que darse bastante prisa para organizar y
decidir los destinos de los recién llegados. La improvisación fue inevitable.

DESTINO: CÓRCEGA Y ARGELIA

En Córcega, los cerca de 75 españoles deportados, a bordo del Samprieto Corso,


desembarcan en Ajaccio el día 9 de septiembre a las 14.30h. La policía les estaba

316
Irene Falcón, Asalto a los cielos, op. cit., pp. 267 y ss.
317
Jordi Guixé Coromines, La República perseguida, op. cit., p. 445.

130
esperando. Llevados a la base naval de Aspretto, son recibidos por el prefecto de
Córcega, Lucien Dévron y por el inspector general de la Administración en misión
extraordinaria, M. Boursicot, quienes se ocupan de asignar a cada uno de los detenidos
su lugar de residencia vigilada. Se les devuelven sus pertenencias incautadas y a los que
carecen de dinero se les dan mil francos.318
Probablemente los recién llegados se sienten desconcertados y abrumados por los
acontecimientos que se han producido en menos de cuarenta y ocho horas y que, sin
ellos saberlo, marcarán sus vidas. A casi todos se les ha asignado algún pueblo del
interior de la isla, situado en zonas montañosas y aisladas, rodeado de bosques, viñedos
u olivos.
Quizás el paisaje a alguno le impresionó gratamente por su belleza, aunque seguramente
no estarían para admirar nada. Por rutas escarpadas e imposibles, atravesando montañas,
muchas a más de dos mil metros de altitud y algunas con nieve durante todo el año,
llegarían a sus lugares de destierro: Calacuccia, Patrimonio, Castagniccia…Los tres
primeros meses, las condiciones de vida a las que se tienen que enfrentar van a ser
extremadamente duras. Todavía no hace frío cuando ellos llegan, pero pronto sufrirán
las inclemencias del clima del interior, con bajas temperaturas en invierno y sol de
justicia en verano. Pese a que los griegos llamaban a Córcega “La isla bonita”, lo cierto
es que la vida en la isla, y más en su interior, resultará muy dura e inhóspita. Además,
Córcega, uno de los departamentos más pobres de Francia, no tiene recursos naturales
destacables y ganarse la vida allí no parecía tarea fácil.
En la comuna de Patrimonio, en un pueblo de las montañas del interior, José Fibla es
acogido por unos campesinos: le dejan una pequeña habitación y trabaja en el huerto
recogiendo patatas. Jaime Rolda, gracias a la intervención del alcalde del pueblo de
Calenzana al que ha sido destinado, consigue un pequeño alojamiento con tres
habitaciones para él y sus dos camaradas. Al principio, a falta de camas, duermen sobre
paja y heno. Después, gracias al comité de inmigración de Calvi, consiguen colchones y
mantas. A Calacuccia llega el Dr. Josep Bonifaci acompañado por otros tres
compañeros del hospital Varsovia. Cuando llega a Córcega, Bonifaci, de edad más
avanzada que el resto de sus compañeros, tiene problemas de salud. Sufre de un
reumatismo crónico y de una angina de pecho que se agravan rápidamente debido a la
altitud donde vive confinado y a la precaria alimentación que recibe. No será el único
del grupo de españoles deportados que tiene problemas de salud. En noviembre de
318
Íbidem p. 462: informe del prefecto Dévron al ministro del Interior el 12 de diciembre de 1950.

131
1950, una asistente social contabiliza 13 enfermos crónicos. 319 Según otro informe
elaborado en diciembre, en los primeros tres meses 8 españoles reciben tratamiento
médico y alguno de ellos tiene que ser hospitalizado. 320 En un primer momento, el Dr.
Bonifaci es alojado en una vivienda con dos habitaciones, sin muebles y en muy mal
estado, según la descripción de un informe policial. Pero pronto corre la voz de su
presencia en la isla y los comunistas de Córcega se movilizan para ayudarle. Organizan
una colecta para llevarle mantas, ropa y alimentos. Ambroise Franchini y su hermano
Nöel, militantes comunistas que ejercen como médicos en Adajaccio, escriben al
prefecto solicitándole poder trasladar al Dr. Bonifaci a una casa de su propiedad en
Tavera, pueblo que se encuentra algo más al sur de la isla y que posee un clima más
benigno. Se trata de una masía, construida en piedra, que consta de dos plantas y que
está situada a las afueras del pueblo. Allí, aunque su estancia durará apenas unos meses,
la gente que le conoció se acuerda aún de él y del Dr. Bermejo. Angèle Maroselli vivía
con su familia en las inmediaciones y era aún una niña cuando los doctores del hospital
Varsovia se instalaron en la comarca, pero recordaría siempre al Dr. Bonifaci ya que la
atendió cuando cayó gravemente enferma de bronquitis.321
La situación de los españoles varía de un pueblo a otro, a veces son acogidos por
particulares y otras se alojan en casas gratuitas puestas a su disposición por las
autoridades locales. Pero todos ellos viven en condiciones muy precarias, aunque la
solidaridad de los habitantes de la isla mitiga un poco su situación y, probablemente, les
reconforta. Dos tercios de los españoles que aterrizan en Córcega son obreros y se
reinsertan como pueden a la vida laboral, pero los que ejercían profesiones liberales en
Francia tendrán más difícil encontrar trabajo. En el valle de Asco, los españoles trabajan
de leñadores en una explotación forestal. Otros trabajan en el campo o en la
construcción. Eladio Palma, otro de los deportados, es destinado a Pastricciola, donde
trabaja arreglando carreteras. Sebastià Piera, deportado en diciembre 1951 junto con su
mujer y cuatro compañeros más, permanecerá en Ajaccio, encadenando distintos
trabajos: desbrozando los bosques en las laderas de Monte Salario, descargando en el
muelle, trabajando en una fábrica de ladrillos, de peón en un taller de madera…En

319
Phyné Pigenet, “La protection des étrangers a l'epreuve de la guerre froide: L'opération Boléro-
Paprika”, op. cit., p. 308: Informe de los asistentes sociales del 25 de octubre de 1950.
320
Jordi Guixé Coromines, La República perseguida, op. cit., p. 463: Informe realizado por la asistente
social Mlle. Pain en diciembre de 1950.
321
Joël Jenin, documental “Operation Boléro-Paprika”. France, 2014.

132
cuanto a su mujer, Trinita Revoltó, encontraría un trabajo de modista en una casa
particular. 322

Los cerca de 80 españoles destinados a Argelia llegan a la capital el día 11 de


septiembre a las 2.30h, a bordo del barco Georges Leygues. Al día siguiente, seis
personas más, que han venido en avión, aterrizan en el aeropuerto Maison Blanche, a 17
km. de Argel y se unen al grupo.323 El prefecto de Argelia, Máxime Roux, avisado
apenas unas horas antes de la llegada de los deportados, moviliza urgentemente a la
gendarmería para acogerlos y establecer dónde enviarles. Se fija así una residencia para
cada uno de los recién llegados, procurando dividirlos en pequeños grupos y enviarlos
preferentemente a localidades pequeñas. Pero inmediatamente se alzan voces
rechazando la presencia de los expulsados en la colonia francesa. Según el cónsul
español, Luis Morello, su llegada provoca una “vivísima indignación en todos los
sectores argelinos”. La prensa argelina no comunista inicia desde los primeros días una
campaña para devolver a los indeseables a la metrópoli.
Los partidos anticomunistas estiman que con esta medida el gobierno francés está
insultando a Argelia a la que considera ser “el vertedero de la escoria que no quiere
conservar en la metrópoli”.324 Las autoridades locales también manifiestan su
indignación a la administración prefectoral. Temen que la presencia de los comunistas
pueda agudizar el tenso clima social y político que vive la colonia. Algunos alcaldes,
como el de Aumale o Berrouaghia, se niegan a admitir a los deportados en sus
localidades. Por su parte, la prensa y los medios comunistas piden que los recién
llegados sean establecidos en el norte del país donde podrían tener mejores condiciones
de acogida y evitar también que sean enviados a los campos de internamiento o
concentración del sur. Ante todas estas presiones, la administración prefectoral de
Argelia toma cartas en el asunto y reclama al gobierno central que intervenga para
solucionar este asunto. Se decide entonces cambiar de residencia a los deportados, hacer
un nuevo reparto de los destinos y dar a los municipios instrucciones de obligado
cumplimiento para que acojan a los comunistas españoles. El Ministerio del Interior
francés manda además a un administrador con la misión de instalar a los deportados en
las condiciones idóneas, buscándoles trabajo y vivienda. Por último, el gobierno central
322
Ricard Vinyes, El soldat de Pandora, Barcelona, Proa perfils, 1998, pp. 191 y ss.
323
Jordi Guixé Coromines, L´Europa de Franco, op. cit., p. 179.
324
Nadia Bouzekri, Derrotados, desterrados i internados. Españoles y catalanes en la Argelia colonial.
Barelona, Universidad Autónoma de Barcelona, 2011-2012, p. 207.

133
concede a Argelia un crédito de un millón de francos para sufragar los gastos que
acarrea la acogida de los españoles.
Después de toda la polémica suscitada, las autoridades reorganizan y asignan nuevos
destinos a los deportados, todos ellos situados en el norte de Argelia: al departamento de
Aumale irán 27 españoles dispersados en diferentes comunas (d´Ain Bessem (3),
Aumale (17), Bou Saada (7), Maillot (4), Sidi Aissa (1) y Tablat (2); al departamento de
Medea (la Comuna d´Ain Boucif), 7 españoles; al departamento de Miliana irán 27
españoles (Comuna de Sersou (11), comuna de Teniet el Haad (6), Comuna de TRolard
Taza (10); y por último al departamento d´Orleansville, Comuna de l´Ouarsenis
(Molière) (8).325
Al igual que en Córcega, las condiciones de vida para los españoles variarían en función
del destino, aunque en general mejorarán un poco con el nuevo reparto. En Maillot, los
4 españoles destinados allí viven en habitaciones decentes en un anexo a un hotel y
tienen asegurado un trabajo. En Trolard-Taza, los 10 españoles que aterrizan encuentran
todos trabajo, pero sin embargo el tema de la vivienda será un problema para ellos:
primero son alojados en un hangar, luego en una casa en construcción y finalmente en
casa de un argelino donde tienen que dormir en el suelo durante los tres primeros meses.
En Teniet el Haad, los españoles viven en un hotel, pero del grupo de 6 sólo 2 trabajan.
En Aumale, donde se halla el grupo más importante de deportados, 10 españoles viven
en un edificio abandonado, con goteras, sin camas, en condiciones muy precarias. Sólo
uno consigue trabajo.
En Argelia no hubo tanta colaboración ciudadana como en Córcega para ayudar a los
deportados recién llegados, pero aún así el Partido Comunista de Argelia se moviliza
para socorrer a los españoles. Sidi Bel Abbés y Orán fueron las poblaciones donde más
éxito tuvieron las colectas. El Comité Argelia de Ayuda a la España Republicana sería
prácticamente el único organismo que se ocuparía de ellos. Aún así, informes de los
asistentes sociales elaborados en marzo de 1951 señalan las graves deficiencias de los
alojamientos asignados a los deportados. Del colectivo de españoles que llega, 4
deberán ser rápidamente hospitalizados.326 Al menos todos, tanto en Córcega como en
Argelia, tendrán asegurada la cobertura social y sanitaria gracias a su estatus de
residentes privilegiados.

325
Jordi Guixé Coromines, La República perseguida, op. cit., pp. 182 y 183.
326
Phyné Pigenet, “La protection des étrangers a l'epreuve de la guerre froide: L'opération Boléro-
Paprika”, op. cit., p. 308.

134
A falta de un proceso judicial, tres meses después de su llegada cada uno de los de
españoles deportados en Córcega y en Argelia es convocado por las autoridades para
realizar una declaración verbal en la comisaría que tienen más cerca. Allí, se les abrirá
una ficha individual donde figura el nombre, el lugar de nacimiento, la profesión, etc.
Todos declaran ser inocentes y no comprender las razones de su deportación. Así
mismo, dejan constancia de su deseo de volver a Francia, pero todo será en vano. La
declaración verbal es una simple formalidad que no cambiará en nada su situación.
Todos los domingos tendrán que acudir regularmente a la comisaría para fichar. Lo
harán ¡hasta mediados de los años sesenta!
Pese a que las autoridades han prohibido terminantemente a los deportados españoles
tener ningún tipo de actividad política con la amenaza de aplicarles sanciones mucho
más duras, lo cierto es que, tanto en Córcega como en Argelia, los recién llegados
contactan con relativa facilidad con las organizaciones comunistas locales y se
organizan prontamente en células del partido comunista. En Argelia, los recién llegados
que se unen al Partido Comunista Argelino, el PCA, se encuentran con un tema
principal y prioritario: la lucha por la independencia de la colonia. Desde finales de los
años cuarenta, el PCA venía apostando por “la formación de un frente nacional
democrático argelino “por la libertad, la tierra y el pan”. 327 Con la vista puesta en
alcanzar la ansiada república argelina, el PCA mantiene contactos con los nacionalistas
argelinos y emprende acciones conjuntas de protesta, cada vez más enérgicas, para
defender sus ideas. No cabe duda de que el clima de tensión y la situación política en la
colonia francesa resulta más complicada que en Córcega. Los comunistas españoles
tendrán quizás por ello un seguimiento más estricto por parte de las autoridades que sus
compañeros deportados en Córcega.

En Córcega, los comunistas gozan de gran prestigio y simpatía por su papel jugado en la
liberación de la isla. El partido comunista corso, apoyado por prácticamente la mitad de
la población de la isla durante la Segunda Guerra Mundial, fue uno de los primeros en
organizar la Resistencia y la isla sería liberada un año antes que el resto del territorio
327
Sadek Hadjerès, “Un témoignage essentiel 1955-1957: la participation du parti communiste algérien à
la lutte armée d’indépendance et le rôle de Maurice Audin” en https://histoirecoloniale.net/1955-1957-la-
participation-du-parti-communiste-algerien-a-la-lutte-armee-d.html y Larbi Bouhali, “En avant pour une
Algérie libre, unie et démocratique” en Rapport au 4e congrès du PCA, 17-19 avril 1947, Argelia,
"Liberté", 1947, pp. 9 y ss.

135
francés. Pero los comunistas poco a poco irán perdiendo representación tanto en la
Asamblea de Córcega como en las elecciones municipales (en 1951 sólo conservan ya
un cantón de los 30 que hay en la isla). Aún así, a principios de los años cincuenta
siguen presentes en las instituciones de la isla. En el ayuntamiento de Ajaccio, los
comunistas gobiernan en coalición con el partido conservador corso y el Comité Central
Bonapartista (CCB). La influencia y el peso del PCF en Córcega es, por tanto,
importante y su apoyo a los deportados españoles es más efectivo que en Argelia.
Políticos comunistas destacados se movilizarán para ayudar a los recién deportados. Por
ejemplo, Arthur Giovoni, dirigente destacado de la resistencia insular, miembro del
Comité Central del PCF y diputado en la Asamblea Nacional, denunciará la situación
lamentable en la que se encuentran sus compañeros españoles deportados en la isla. Así
mismo su compañero de partido, Albert Ferracci, llevará a debate parlamentario la
cuestión de los deportados españoles.328
En 1952, Sebastià Piera, pese a las consecuencias que podía acarrearle involucrarse en
la vida política francesa, organiza una huelga en su lugar de trabajo, promovida por el
PCF, para protestar por la detención de Jacques Duclos, acusado de hacer espionaje para
los soviéticos con palomas mensajeras. Se basaban en el hecho de haber encontrado en
su coche una radio y ¡unos pichones! Jacques Duclos tenía fama de gourmet, bien
podría ser que aquellas aves estuvieran destinadas a morir en una cazuela… Sebastiá
Piera perdió así su trabajo.329 En Ajaccio, la policía intervendrá en los locales del partido
comunista en búsqueda de documentación comprometida que pudiera justificar la
ilegalización del partido.
La prensa local y las organizaciones comunistas también se hacen eco de las
condiciones de vida de los deportados. En 1951, aparece en un periódico local de
Bastia, la Nouvelle Corse, un reportaje en el que se denunciaba la situación lamentable
en la que vivían los españoles y se criticaba duramente al gobierno por las medidas
adoptadas contra ellos. Fue tal la repercusión que el prefecto de la isla, Lucien Devron,
se vio obligado a pedir perdón al Quai d´Orsay por permitir la publicación de dicho
artículo. 330 A finales de 1950, M. Brandon, abogado y miembro del Comité Francés de
Defensa de los Inmigrados, viaja a Córcega para evaluar las condiciones en las que

328
Jordi Guixé Coromines, La República perseguida, op. cit., p. 451.
329
Ricard Vinyes, El soldat de Pandora, op. cit., p. 194 y Fernando Hernández Sánchez, La Frontera
salvaje, op. cit., p. 433: “El complot de los pichones trajo consigo la detención de varios dirigentes del la
CGT y de la UJRF (Juventudes comunistas). El PCF estuvo al borde de ser ilegalizado”.
330
Fernando Hernández Sánchez, La Frontera salvaje, op. cit., p. 456.

136
viven los deportados. A su regreso a París, publica sus conclusiones en un reportaje en
el diario Ce Soir con el un título impactante: “Vuelvo de los campos de la muerte lenta”.
Los franceses reaccionan conmocionados e inmediatamente se genera una gran
polémica. A raíz de ello, los más importantes periódicos nacionales se interesan por el
asunto y envían a sus periodistas a la isla para dar su visión de los hechos. Pocos días
después, el periódico Le Figaro contraataca y edita un artículo cuyo titular hablaría por
sí sólo: “Vuelvo de Córcega donde no existen para los españoles ni campos de
concentración ni muerte lenta”. Las autoridades francesas, sabedoras de que la
repercusión mediática sobre este asunto puede poner a la opinión pública en su contra,
vigila de cerca a los españoles en Córcega y evita que tengan contactos con los
periodistas. Pero aún así, se ven obligados a tomar medidas porque la presión en los
medios, junto con la ejercida por las asociaciones internaciones y las intervenciones de
los diputados en la Asamblea Nacional y corsa, no cesan y se teme que cale entre los
franceses. En diciembre, el gobierno francés insta al prefecto de Córcega a elaborar un
informe sobre las condiciones de vida de los deportados. Será el primero. Ese mismo
mes, un asistente social viaja a la isla para entrevistarse con los deportados y evaluar su
situación. Concluye en su informe que, en todos los aspectos analizados: hábitat, trabajo
y alimentación, todo es mejorable pero no muy distinto a las condiciones de vida del
resto de la población corsa. Eso sí, propone ayudas económicas y la autorización para
reagrupar a las familias.331

DE NUEVO LAS MALETAS A CUESTAS

Desde la llegada de los españoles tanto a Córcega como a Argelia, las autoridades
locales intentarán por todos los medios deshacerse de ellos. Se suceden las quejas ante
las instituciones centrales por el coste económico y logístico que supone hacerse cargo
de ellos. Pero el gobierno francés venía denegando los visados necesarios para que los
españoles pudieran acogerse al derecho de asilo en algún país del Este. Por su parte el
PCE, teniendo en cuenta las condiciones en las que vivían los militantes deportados en
Córcega y Argelia, va a intentar conseguir transferirlos, poco después de la redada, a

331
Jordi Guixé Coromines, La República perseguida, op. cit., p. 461 y Matilde Eiroa, Españoles tras el
Telón de Acero, Madrid, Marcial Pons, 2018, pp. 463 y 464.

137
otro país más amigable, o sea, a algún país del bloque comunista. Desde finales de
1950, Dolores Ibárruri en persona toma las riendas del asunto y se dirige los presidentes
de Polonia, Checoslovaquia y Hungría para que acepten acoger a las víctimas de
Boléro-Paprika. En Francia, el PCF también se moviliza e insta a las familias de los
deportados para que escriban y soliciten al Ministerio del Interior francés los permisos
necesarios para que sus familiares puedan salir de Córcega y Argelia y dirigirse a algún
país socialista.
Por su parte Francia, pese a que no todos en su gobierno apoyan la idea de facilitar la
salida de los deportados ya que temen que regresen clandestinamente a Francia como
agentes soviéticos, acepta finalmente esta solución que, al fin y al cabo, supone
desembarazarse de unos indeseables que no le generan más que problemas.332
Coordinadas las embajadas de las tres democracias populares con el Ministerio de
Asuntos Exteriores francés, el PCE y el PCF, se inician las gestiones para hacer posible
la salida de los deportados. Los dirigentes comunistas franceses y españoles tenían prisa
en cerrar el proceso, quizás temerosos de que la derecha ganase próximamente las
elecciones en Francia y decidiese extraditar a España a los deportados. Había que evitar
esto a toda costa.333
Las negociaciones se realizan con éxito y en junio de 1951 el gobierno francés ofrece a
los deportados la posibilidad de asilarse en Polonia, Checoslovaquia o Hungría. Con el
beneplácito de sus dirigentes de partido y, teniendo en cuenta las condiciones en las que
viven, la mayoría acepta esta opción. El 19 y 21 de junio, dos barcos polacos, el Piast y
el Czech son fletados a Córcega para recoger a los interesados. Previamente han tenido
que firmar la renuncia a su demanda de quedarse en Francia y aceptar la oferta de asilo.
El prefecto de Córcega procura que la salida se realice lo más discretamente posible
pero no puede evitar que simpatizantes y comunistas se concentren en el puerto para
despedirlos. 8 han elegido ir a Polonia, otros 8 a Hungría y 39 a Checoslovaquia. En
total son 57 los españoles que deciden irse y sólo se quedarán en la isla, 12. En Argelia,
los deportados salen el 2 de julio en el barco polaco Walter. Son 54 españoles de los
cuales 29 optan por quedarse. Todos, tanto los que han salido de Córcega como los que
lo han hecho desde Argelia, son llevados a Gdynia y desde allí en tren hasta Varsovia.

332
Phyné Pigenet, “La protection des étrangers a l'epreuve de la guerre froide: L'opération Boléro-
Paprika”. op. cit., p.309: Cartas del ministro de Asuntos Exteriores francés al Ministerio del Interior. 20
de diciembre de 1950 y 8 de febrero de 1951.
333
Aurelie Denoyer, L´exil comme patrie. Les réfugiés communistes espagnols en RDA (1950-1989).
Trajectoires individuelles, histoire collective, op. cit., pp. 116 y ss.

138
40 se quedarán en la capital de Polonia y el resto seguirá el viaje hasta su lugar de
destino: Praga, Budapest, Dresde...334

DESTINO: LOS PAÍSES DEL ESTE, ¿LA TIERRA PROMETIDA?

Los españoles expulsados de Francia en septiembre de1950 tras el telón de acero, lo


hacen en su mayoría vía Estrasburgo. Son 33, pero ocho meses después, a ellos se
unirán más de cien compañeros destinados a Córcega y Argelia que optan por asilarse
en los países del Este, más los familiares que irían llegando a partir de mayo de 1951. A
todos les espera una vida similar, independientemente del destino último de cada uno.
Todos ellos dependerán, por parte del PCE, de Enrique Líster, responsable de un total
de ocho colectivos de españoles repartidos entre Praga y Ústi nad Labem en
Checoslovaquia, Varsovia y Latowice en Polonia, Budapest en Hungría o Berlín en la
RDA. En cada país de acogida un organismo estatal se ocupa de los españoles, de
instalarles, buscarles vivienda y trabajo, proporcionándoles las primeras necesidades
cotidianas: escolarizar a sus hijos, conceder ayudas económicas o asistencia médica a
quienes lo necesitan, etc. Gracias a las autoridades y a los partidos comunistas de cada
país de acogida, al PCE y a las asociaciones de carácter solidario o humanitario como la
Cruz Roja, los españoles consiguen poco después de su llegada traerse a sus familias de
Francia.335

Cuando Manuel Lafuente y su hijo primogénito, también llamado Manuel, son


detenidos en septiembre de 1950 mientras vendimiaban, Fernando, su hermana y su
madre no sabrán del destino de los dos Manueles hasta meses después. Cuando por fin
conocen su paradero, inician los trámites para poder unirse a ellos. En mayo de 1951
tomarán un avión desde París a Berlín, junto con otras familias de deportados, para

334
Jordi Guixé Coromines, La República perseguida. Universidad de Valencia, 2012. p. 461 y Matilde
Eiroa, Españoles tras el Telón de Acero, op. cit., p. 86. Hay discrepancias en cuanto a las cifras: mientras
que Jordi Guixé contabiliza 111 deportados que se encontraban en Argelia y Córcega y que reciben asilo
político, Matilde Eiroa contabiliza 108.

335
Joël Jenin, documental “Operation Boléro-Paprika”. France, 2014.

139
finalmente llegar a Dresde donde toda la familia se reencontrará de nuevo. Todos ellos
echarán raíces en la RDA y, mal que bien, se integrarán en el país.336

Antonio y Enrique tienen 14 y 8 años respectivamente cuando detienen a su padre,


Pedro Burgaleta, en su domicilio en Toulouse. Huérfanos de madre y sin ningún
familiar que pueda hacerse cargo de ellos, serán acogidos por unos vecinos, amigos de
la familia, hasta su salida de Francia, ocho meses después. En mayo de 1951 se reunirán
con su padre, en Dresde, después de viajar acompañados por la familia de otro
deportado, Joaquín Rodríguez, y gracias a la ayuda de los camaradas comunistas que,
junto con la OIR, sufragan el coste del viaje a los dos chicos.337

El proceso de reunificación de las familias de los deportados no es fácil: algunos


familiares tendrán que esperar varados en medio del viaje hasta conseguir los permisos
necesarios para reunirse con el padre y/o el marido. Este será el caso de la mujer y la
hija de Ángel Álvarez, Enriqueta y Mercedes, que tendrán que pasar varias semanas en
Praga antes de poder obtener el visado para entrar en la RDA. Ellas han venido por su
cuenta, sufragándose los gastos del viaje. 338
En Dresde, el grueso del colectivo compuesto por 94 españoles es alojado en la calle
Arndstrasse, pero en 1952 este edificio es requisado por las fuerzas de ocupación
soviética. Además, con la llegada de los familiares no hay sitio para todos y el partido
comunista de la RDA, la SED, se encarga entonces de trasladarlos al barrio de Neustadt,
en la calle Hechtstrasse, donde tendrán a su disposición dos casas completas más seis
apartamentos. Es un buen cambio porque disponen de más espacio y no tendrán que
compartir habitaciones con otras familias. En el noroeste de Dresde, en la ciudad
industrial de Radebeuld, cinco familias son instaladas en la calle Bohrstrasse. Los
hombres son empleados en las fábricas del entorno y resulta más cómodo albergarlos
cerca de su lugar de trabajo.339 En Hungría, los 113 españoles que se encuentran allí son
repartidos igualmente en función del lugar del trabajo: fábricas textiles, de confección
de industria pesada, etc... Un grupo quedará en Budapest y el resto se repartirá por

336
Aurelie Denoyer, L´exil comme patrie. Les réfugiés communistes espagnols en RDA (1950-1989).
Trajectoires individuelles, histoire collective, op. cit., pp. 435 y 436.
337
Ibídem, p. 206.
338
Ibídem., pp. 205 y 206.
339
Aurelie Denoyer, L´exil comme patrie. Les réfugiés communistes espagnols en RDA (1950-1989).
Trajectoires individuelles, histoire collective, op. cit., pp. 211 y 212.

140
distintas ciudades. En muchos casos, las familias tendrán que compartir los pisos.340 En
Polonia, los que viven en Varsovia son instalados por el comité central del partido
obrero unificado polaco (POUP), que se encarga de ellos, en la Colonia Praga II y en la
colonia Muranów. Los primeros trabajaran en la fábrica de coches de turismo y, los
segundos, en la radio polaca. Aunque la llegada de casi todos los españoles es muy dura,
lo cierto es que son unos privilegiados. El acceso a la vivienda no es fácil en Varsovia
ya que la ciudad ha quedado destrozada después la Segunda Guerra Mundial. Otro
contingente de españoles residirá en Katowice, donde se concentran fábricas de
industria pesada, destino laboral de los hombres enviados allí. En 1954, un total de 144
españoles residen en Polonia. 341
Finalmente, en Checoslovaquia es donde vivirá un mayor número de españoles: cerca
de 200, repartidos entre Ústi nad Labem, una ciudad industrial y Praga. En Praga las
víctimas de la operación Boléro-Paprika coincidirán con otros militantes de mayor
rango que se habían exiliado unos años antes, escapando del ambiente enrarecido que se
respiraba en Francia.
La mayoría de los españoles deportados de Francia tienen muy poca formación. Con
tantas guerras, no han tenido tiempo de especializarse en nada o estudiar. Obreros en
Francia, encuentran mayormente trabajo en el sector de la industria, empresas
metalúrgicas, de la construcción, del automóvil… Además, el desconocimiento que
tienen del idioma del país de acogida hace muy difícil que puedan ascender
profesionalmente. Solo unos pocos, con formación, podrán acceder a empleos mejor
cualificados. Es el caso del Dr. Bonifaci que trabajará de médico en el Hospital de
Praga. Sin embargo, los hijos tendrán más suerte porque podrán estudiar y encontrar
mejores trabajos que sus padres. Los españoles se enfrentan a un nivel de vida inferior
al que han dejado en Francia. En todos los países de acogida aún funcionan las cartillas
de racionamiento y, pese a que algunos son alojados en barrios burgueses, con las
necesidades básicas cubiertas y con unas condiciones de vida mejores que la mayoría de
los polacos, checoslovacos o húngaros, lo cierto es que a casi todos les pesan mucho las
carencias materiales a las que se enfrentan.
Para las autoridades de los países de acogida, como para el PCE, la formación política
de los españoles es una prioridad. Organizados en grupos, clubes o “círculos de
estudio”, acuden obligatoriamente a cursos semanales donde estudian la historia, la

340
Matilde Eiroa, Españoles tras el Telón de Acero, op. cit., pp. 156 y ss.
341
Ibídem, pp. 100 y ss.

141
construcción del comunismo y textos de Marx, Lenin, Stalin… El objetivo es adoctrinar
al colectivo español. Regularmente son sometidos a una evaluación en la que se hace un
balance de los conocimientos adquiridos. Tienen también la posibilidad de acudir a
cursos de idiomas, así como a cursos de formación profesional. Los españoles disponen
también de locales donde organizan y celebran actividades lúdicas: conferencias,
festejos, salidas culturales… Tienen todas sus necesidades cubiertas, pero a cambio
están férreamente vigilados. Carecen de privacidad y de libertad de movimiento y más
vale que no critiquen abiertamente algún aspecto de la sociedad en la que viven porque
les puede acarrear serios problemas. El control ejercido hacia el colectivo español, tanto
por las autoridades del país de acogida como por el propio PCE, es inflexible. Nada más
llegar, todos tienen la obligación de entregar su pasaporte, completar un cuestionario
con sus datos personales y describir minuciosamente su trayectoria política y personal.
Cualquier indicio de desviación, ya sea pasado o presente, será motivo de investigación.
Algunos sufrirán detenciones y serán acusados de traición, o de burgueses o de
espionaje; otros, de ser trotskistas o titistas.
Entre 1952 y 1953 principalmente, todos los exiliados españoles se ven enfrentados a
sesiones de autocrítica donde se analizan el pasado de cada uno y sus posibles faltas.
La familia de Ángel Álvarez sufre las consecuencias de la difícil situación que tenía éste
con el PCE: apartado del Buró Político por “faltas graves políticas”, no se pudo
beneficiar de los alojamientos puestos a disposición del partido para los deportados y a
su hija Mercedes no la autorizaron a estudiar.342 Los hermanos Burgaleta tendrán
también problemas cuando, a finales de los años cincuenta, soliciten su deseo de
abandonar la RDA.343
Celestino Castellví, de origen madrileño y deportado a Argelia en la redada, tendrá que
vérselas, a su llegada a Checoslovaquia, con la Comisión Investigadora de la Conducta
y Actitud política” del partido. Después de un largo proceso de interrogatorios, en 1952,
acabará autoinculpándose y confesando que efectivamente había dudado y desconfiado
en el pasado de la Unión Soviética y Stalin. Evita así su exclusión, no solo del partido
sino de todas las prestaciones que reciben los comunistas españoles.344 Castellví es sin
duda un pragmático.

342
Aurelie Denoyer, L´exil comme patrie. Les réfugiés communistes espagnols en RDA (1950-1989).
Trajectoires individuelles, histoire collective, op. cit., pp. 143 y 202.
343
Ibídem, pp. 419 y 431.
344
Matilde Eiroa, Españoles tras el Telón de Acero, op. cit., p. 118.

142
El coronel y héroe de la Resistencia, Juan Blázquez, se había librado de la redada en
Francia por los pelos, ya que, dos años antes, a sugerencia del partido, se había
trasladado a Praga junto a su mujer, Lola Clavero. En Praga, el matrimonio forma parte
de un grupo de españoles “de nivel”: Blázquez trabaja como profesor de lenguas
románicas en la Universidad Carolina y como traductor en Radio Praga, mientras que su
mujer ejerce como odontóloga. Acusados de burgueses, desleales y traidores, se irán
alejando del partido o les irán arrinconando, y en 1958 conseguirán finalmente salir de
Checoslovaquia. No son los únicos. Sus amigos y conocidos, José Vela Díaz, exaviador
de la República e hijo del famoso dirigente del partido José Díaz, y su mujer, Petra
Inciarte, trabajan los dos como traductores en la agencia de prensa CTK y en Radio
Praga. En 1954 José Vela es también acusado de burgués y de actitudes deshonestas.
Unos años después, él y su mujer volverían a España. 345
El PCE es quien decide expulsar a los “díscolos” del partido o por el contrario
reintegrarlos. Por su parte, el Ministerio de Seguridad de cada país vigila a los
españoles.346
En Dresde, Domingo Villanueva, que había sido apartado del partido en Francia, es
rehabilitado, en un primer momento, por el partido. Pero durante el proceso, la dirección
del PCE cambia de opinión porque Domingo mantiene relaciones con un industrial
alemán, es decir, con un “capitalista, reaccionario y poco amigo de la RDA”. Se le exige
entonces que cese de frecuentar a su amigo, pero Villanueva no sigue las consignas y en
1954 es expulsado del partido por “falta de vigilancia revolucionaria grave”.347 Los
partidos comunistas no se andan con chiquitas.

Los españoles en los países socialistas tienen que tener mucho cuidado con la actitud
que adoptan ante los acontecimientos que se suceden en los países que les acogen. La
Primavera de Praga, la invasión de Hungría, los juicios sumarísimos en Yugoslavia no
sólo acarrean persecuciones y procesos de depuración entre la población local, sino
también entre el colectivo español. El temor y la incertidumbre serán una constante para
ellos. A cambio podrán vivir dignamente, aunque a muchos no les compense. Además,
la mayoría de las víctimas de la operación Boléro-Paprika tienen dificultades para
aprender el idioma del país y les cuesta adaptarse al clima y al estilo de vida del país
345
Ibídem, p. 109.
346
Aurelie Denoyer, L´Opération Boléro-Paprika: origines et consequences, op. cit., p. 309.
347
Aurelie Denoyer, L´exil comme patrie. Les réfugiés communistes espagnols en RDA (1950-1989).
Trajectoires individuelles, histoire collective, op. cit., pp. 246 y 255.

143
que les acoge. Muchos desean volver a España o bien a Francia y se sentirán
defraudados por no encontrar el país que tenían mitificado. Algunos echarán raíces,
condicionados por sus hijos que se integran más fácilmente en el país de acogida. Otros,
regresarán a España o a Francia donde les será también muy difícil volver a adaptarse.
Errantes, hombres y mujeres de ninguna parte, los republicanos españoles serán
víctimas una y otra vez de los acontecimientos históricos que les ha tocado vivir. Una
vida nada fácil.

3- BOLÉRO-PAPRIKA NO ES EL FIN

En Francia, la persecución a los comunistas extranjeros no termina en septiembre de


1950. De los 251 comunistas españoles que estaban en las listas, 75 habían logrado
escapar de la redada y ahora estaban en busca y captura. Aquellos que las autoridades
francesas consiguen detener serán expulsados a Córcega o conducidos hacia a los países
del Este, tras el telón de acero. Argelia ya no es una opción porque sus reiteradas quejas
a las autoridades de la metrópoli y el rechazo social de la población han surtido
efecto.348 Pero no todos los expulsados después del mes de septiembre estaban en las
listas: también habrá nuevos comunistas extranjeros que, por investigaciones posteriores

348
Aurélie Denoyer, L´exil comme patrie. Les réfugiés communistes espagnols en RDA (1950-1989).
Trajectoires individuelles, histoire collective, op. cit., p. 112.

144
o por insistencia de algunos prefectos o de las autoridades españolas, serán objeto de
persecución, detención y deportación. Incluso seis años después de la operación Boléro-
Paprika, los prefectos del Midi seguían elaborando nuevas listas de comunistas
extranjeros susceptibles de ser expulsados de la metrópoli. 349 Las causas y los motivos
serán los mismos y el procedimiento también.

Leandro Carro no estaba en las listas de la operación Bolero-Paprika y, sin embargo, un


mes después, el 18 de octubre de 1950, las autoridades francesas le detienen. Para
entonces tiene 60 años y lleva a sus espaldas un largo historial político, de lucha y
numerosas vicisitudes. O sea que no es un militante cualquiera: había sido fundador del
PCE, diputado por Vizcaya en 1936, miembro del comité central del PC de Euskadi, y
escasamente dos años antes de su detención, consejero de obras públicas del gobierno
vasco en el exilio. Según los informes de las autoridades francesas, a Carro se le invitó
cortésmente a irse de Francia junto a su mujer, y no llegó a ser detenido. Sin embargo,
la versión de Carro es algo distinta y denunciará, a su llegada en la RDA, haber sufrido
violencias físicas y vejaciones por parte de las autoridades francesas. Entonces no se
imaginaba que él y su esposa, Teodora, tendrían que sufrir aún dos meses de infierno.
Porque a su llegada a Kehl son entregados a las autoridades de ocupación francesa que a
su vez les remiten a las autoridades americanas y éstas, a su vez, a las autoridades de
Alemania del Este. Nadie quiere hacerse cargo de ellos. Como un mes antes con sus
camaradas, nadie en la RDA había sido informado previamente de la llegada del
matrimonio Carro, así que, después de ser debidamente interrogados, la policía alemana
decide detenerles. Trasladados a pie, aquí y allá, recorren varios puestos de policía por
diferentes pueblos situados cerca de la frontera. Interrogados una y otra vez, pasan las
noches en celdas donde son tratados como delincuentes. Las declaraciones de Carro no
ayudan a mejorar su situación ya que en uno de los interrogatorios menciona a un tal
Paul Merkel, comunista y sionista. ¡En buena hora! Obviamente Carro ignoraba que
Paul Merker estaba en el punto de mira de los servicios policiales de la RDA por su
defensa a ultranza del Estado de Israel, y en aquellos tiempos lo que primaba era la
política antisemita de Stalin seguida a pies juntillas por los países socialistas. De hecho,
en 1955, Paul Merkel que era miembro del politburó del partido comunista de la RDA,

349
Phyné Pigenet, “La protection des étrangers á l'epreuve de la guerre froide: L'opération Boléro-
Paprika”, op. cit., p. 309.

145
el SED, sería juzgado en un proceso secreto y condenado a ocho años de prisión. 350
Además, en otro intento por congraciarse con la policía alemana, Carro afirmaría que su
mujer había vivido varios años en la URSS. Sin embargo, la policía de la RDA pudo
comprobar que Teodora no sabía ruso y aquello no hizo más que incrementar la
desconfianza que las autoridades profesaban hacia el matrimonio. Finalmente, la policía
alemana consiguió identificarles y el matrimonio fue puesto en libertad. Leandro Carro,
que ya venía con una salud muy deteriorada, fue ingresado en un hospital en Plauen. El
24 de diciembre, después de ser intervenido quirúrgicamente, Carro y Teodora parten
hacía Malchow donde se unirán al grupo de españoles instalado allí. Vivirán el resto de
sus vidas en la RDA.351
Con el matrimonio Carro, también es expulsado Eliseo Plaza Bueno. Nacido en
septiembre de 1917 en Briones, la Rioja, él sí que estaba en las listas de la operación
Boléro-Paprika, pero pudo escapar. Las autoridades francesas le tenían fichado:
trabajaba en la empresa Fernández Valledor y además sospechaban que estaba
implicado en el asunto del depósito de armas de Barbazan. En su momento le
detuvieron, pero no pudieron demostrar nada. Ahora, localizado y detenido, las
autoridades francesas no necesitan justificar nada para expulsarle.352
En 1951 las autoridades francesas prosiguen con las expulsiones. En abril, es el turno de
dos conocidas comunistas españolas: Elisa y Josefa Úriz Pí son detenidas y llevadas al
otro lado del telón de acero. Elisa Úriz Pí, nacida en 1893 en Tafalla, Pamplona, muy
pronto se traslada con su familia a Madrid, donde cursa los estudios de Magisterio, al
igual que su hermana mayor, Josefa Úriz. Aprovechando las becas de la Junta de
Ampliación de Estudios (JAE), Elisa se instala en Ginebra, para proseguir sus estudios,
y Pepita, en Bélgica. Las dos entrarán en contacto con las nuevas vanguardias
pedagógicas que estaban surgiendo en Europa, con nuevos métodos de aprendizaje que,
a su vuelta a España, intentarán poner en práctica, no sin dificultades. Abogan por las
escuelas mixtas y participan en los primeros movimientos en defensa de la mujer. En
1934, las dos hermanas fundan la Asociación Mujeres Antifascistas Españoleas (MAE),
así como la Unió de Dones de Catalunya, donde entran en contacto con Dolores Ibárrubi
y con Irene Falcón, ingresando en el partido comunista de Catalunya (PSUC). Durante

350
Andrea Grunau, “La RDA apoyó la política antisemita de Stalin” en El Mundo, 13 de mayo de 2015.
351
Aurélie Denoyer, L´exil comme patrie. Les réfugiés communistes espagnols en RDA (1950-1989).
Trajectoires individuelles, histoire collective, op. cit., pp. 198 y ss.
352
Aurélie Denoyer, L´exil comme patrie. Les réfugiés communistes espagnols en RDA (1950-1989).
Trajectoires individuelles, histoire collective, op. cit., p. 201.

146
la Guerra Civil, ambas hermanas se implican de lleno ayudando, atendiendo y
evacuando a miles de niños para alejarlos de la guerra. Exiliadas en Francia después de
la Guerra Civil, formarán parte de la Resistencia. El 7 de septiembre Elisa y Pepita Úriz
no se encuentran en las listas de las autoridades francesas, pero en abril de 1951
recibirán su orden de expulsión “de urgencia absoluta” y, unos meses después, el 16 de
agosto, se hará efectiva. Vivirán el resto de sus días en la RDA. 353
En diciembre, se producen más expulsiones, esta vez se trata de una redada llamada
operación Nevada, o “cake-za”, como así la denomina el director de la DST, Roger
Wybott, en un informe fechado en enero de 1952. Según Wibott, la operación es todo un
éxito: de los 9 comunistas españoles que se quiere expulsar, 6 son deportados a
Córcega. Las víctimas son Arturo Caro, Antonio Roca, Antonio Gargallo, Sebastià Piera
y su mujer Trinidad Revoltó, y Charles Rosich que, aunque ha nacido en Francia, es de
origen español. Todos ellos son acusados de llevar a cabo actividades clandestinas y de
espionaje. Lucio Losa y Natividad Ibañez evitarían ser deportados por problemas de
salud y a Antonio Estévez no le localizarían. 354
El caso de Sebastià Piera Llobera y su mujer, Trinitat Revoltó Cervelló será
especialmente cruel y tendrá cierta repercusión mediática, cosa que a estas alturas no
ocurría con ninguna de las expulsiones que el gobierno francés seguía llevando a cabo.
Sebastiá Piera, natural de Lleida, era un comunista histórico del PSUC que cuando
estalló la Guerra Civil, estaba estudiando derecho en Barcelona. Después de luchar en el
Ejército Republicano siguió haciéndolo en Rusia en el Ejército Rojo. En 1947 regresa a
Cataluña para incorporarse a la Resistencia, después de casarse con Trinitat y ser
enviado por el partido a Francia, al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Tres meses
después sería detenido y torturado brutalmente por la policía franquista hasta el punto
de provocarle una parálisis facial de por vida. Condenado a tres años de prisión, Piera
tiene un golpe de suerte porque, un año después, se le conmuta la pena y es puesto en
libertad. El PCE le ordena entonces regresar a Francia. Allí le esperara la desconfianza,
las sospechas y los interrogatorios, está vez a manos de sus camaradas. El peor calvario
de su vida, remarcará Piera años después: “Lo que más me ha hecho sufrir en la vida no

353
Manuel Martorell, “Hermanas Úriz. Dos pedagogas navarras en el «maquis español” en Revista
Gerónimo de Uztariz nº 30-31, 2014-2015 y Manuel Martorell, “Histórico reconocimiento a las víctimas
de la Operación Boléro contra el exilio español” en www.cuartopoder.es, 8 de enero de 2017.
354
Jordi Guixé Coromines, La República perseguida, op. cit., p. 467.

147
han sido los combates, ni los sacrificios ni las torturas; ha sido la desconfianza. El
estalinismo ha sido el cáncer del socialismo”.355
Cuando detienen a Piera y a Trinitat en su domicilio de París, acababan de ingresar a su
hijo Serge de dieciocho meses en un centro de salud de Banyuls. Su detención no fue
una sorpresa, llevaban meses sabiéndose vigilados. Inmediatamente el matrimonio es
conducido a declarar a la prefectura de París. Son acusados de espionaje, pero ninguno
de los dos se declara culpable y niegan todos los hechos que les exponen. La policía
francesa exhibe un exhaustivo conocimiento de sus vidas. Y no es de extrañar porque,
después de la operación Boléro-Paprika y la reanudación de las relaciones diplomáticas
entre España y Francia, la colaboración policial entre los dos países va viento en popa.
Carentes de escrúpulos y empecinados en que Piera y Trinitat confiesen ser espías
soviéticos, los agentes de la policía francesa amenazan al matrimonio con no
devolverles a su hijo. Después de tres días de interrogatorios, son acusados de espionaje
y, sin juicio ni sentencia, llevados a Marsella, camino de Córcega. Cuando desembarcan
en la isla lo hacen sin su hijo. Desesperados, no se rinden y hacen lo imposible por
buscar apoyos y poder así recuperar a Serge. Gracias a una campaña mediática, el
matrimonio Piera consigue unos meses después de su llegada traerse de la metrópoli a
su primogénito. Tendrán aún dos hijos más y aunque en 1965 sus órdenes de expulsión
y de asignación a residencia forzada son derogadas, sus vidas ya no cambiarán: seguirán
viviendo en Córcega el resto de sus días.356

355
Francesc Valls, “Sebastià Piera, histórico del PSUC y soldado de élite” en El País, 12 de marzo de
2014.
356
Jordi Guixé, La República perseguida, op. cit., pp. 465 y ss. y Ricard Vinyes, El soldat de Pandora,
Barcelona, Proa, 1998.

148
EPÍLOGO

La operación Boléro-Paprika fue sin duda un punto de inflexión para los comunistas
españoles afincados en Francia. Significó la ilegalización de su partido y
organizaciones, con todo lo que ello conllevó para el desarrollo de sus actividades en
Francia. Pero no significó el fin de su lucha contra el franquismo ni de su
funcionamiento, sino que cambió el contexto en el que siguieron haciendo frente a sus
ideales y objetivos. La caza de brujas francesa no se puede entender como un fenómeno
aislado, fue consecuencia directa de la Guerra Fría y alcanzó a muchos países de
occidente, con E.E.U.U. como precursor de este acoso y persecución que se desplegó en
Europa contra el comunismo, el nuevo enemigo al que había que combatir.

149
Con la redada, el gobierno francés pretendía acabar con la estructura de base del PCE y
el resto de los partidos comunistas extranjeros en Francia, pero eso no lo consiguieron,
aunque sí sirvió de aviso para los comunistas franceses y también para que el PCE se
moviera en Francia con mucha más cautela y más discretamente. Sin duda las
autoridades francesas no eran tan ingenuas como para pensar que deteniendo y
expulsando de la metrópoli francesa a un puñado de comunistas extranjeros se iba a
conseguir acabar con una ideología que tendría aún gran influencia y apoyo en los años
venideros.

La lucha de los comunistas españoles tenía como prioridad el derrocamiento del


franquismo, objetivo que, más allá de recibir el apoyo y la solidaridad de una parte de
los franceses y particularmente de sus compañeros militantes del PCF, era
esencialmente de los exiliados españoles. El antifranquismo estaba circunscrito al
colectivo español y además los comunistas sólo eran una parte del mismo pese a que, en
Francia, en el contexto de la Guerra Fría, primara, bien por ignorancia, bien por interés,
la percepción de que los republicanos españoles estaban dominados y dirigidos por los
comunistas.
En cuanto a la estructura militar de los comunistas españoles, es muy discutible que
realmente tuviese capacidad para poner en peligro la seguridad nacional en Francia en
ningún momento, argumento primordial para llevar a cabo la operación Boléro-Paprika.
Ni siquiera ya, a esas alturas de los años cincuenta, suponía un peligro para Franco. La
operación fue más bien un golpe de efecto orquestada por una Francia que andaba
deseosa, y quizás necesitada, de reafirmar su anticomunismo. Es evidente que el
régimen franquista ayudó y alentó al país vecino a perseguir a los comunistas españoles
en su territorio y aprovechó la tensión internacional para seguir cumpliendo con su
cruzada particular contra los rojos.

La trayectoria de las víctimas de la operación Boléro-Paprika fue dramática.


Compartieron el sufrimiento de todos los republicanos que tuvieron que exiliarse a
Francia tras perder la Guerra Civil en España. Allí padecerían los campos de
concentración habilitados por el país vecino para recibirles, los avatares de una Segunda
Guerra Mundial en la que muchos se implicarían luchando contra el fascismo en la
Resistencia o en las filas de los ejércitos aliados. Pero cuando por fin se alcanza la paz y
se vence al nazismo, aún no se imaginaban que el destino les depararía tantas

150
desesperanzas y amarguras. Con sus mochilas ya cargadas de experiencias duras,
dolorosas y terribles, tendrán que enfrentarse de nuevo a un vía crucis que pocos
imaginaban. Porque instalados nada menos que en Francia, país que abandera los
valores democráticos por encima de todo, condecorados y reconocidos por sus méritos
en la lucha contra el nazismo durante la contienda mundial y ya integrados y asentados
en el país vecino, un último revés cambiará de nuevo sus rumbos.
Resulta admirable e innegable su capacidad de resiliencia, quizás en parte por todo lo
que han vivido. Quizás su ideología comunista, con esa fe ciega y dogmática
inquebrantable, fue esencial para ayudarles a soportar este último golpe de tuerca que
les supuso la operación Boléro-Paprika y que les condujo a un nuevo y doloroso exilio.

Finalizado 12 de mayo 2019.


Revisado y ampliado el 1 de junio de 2022.

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WINGEATE PIKE David, “L´immigration espagnole en France” en Revue d´Histoire Moderne et


Contemporaine, tome 24 nº 2, 1977.

PRENSA
El País,

El Público
Nuestra Bandera

Le Monde

L´Humanité

Le Journal

La Vie ouvrière

Le Populaire

Dêpeche du Midi

Revolution, Tendance Marxiste Inernationale (Rvta Digital): https://www.marxiste.org

Revista Bulletin d´information de l´Amicale des Anciens Guérilleros Espagnols en France

Bulletin de l´Association d´études et d´informations politiques internationales (B.E.I.P.I.)

ENTREVISTAS, MEMORIAS
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Entrevista a Carmen de Azcárate Giménez: http://7imig.org/imatges/galeria200505Azcarate/Exilio.htm

Testimonio de Joan Martorell en http://bteysses.free.fr/espagne/martorell.htm.

Entrevista de la autora a la viuda de Jorge Troya, militante comunista. 11 de febrero de 2018.

OTROS

Archivos de la CIA en https://www.cia.gov.

Diccionario biográfico de la Fundación Pablo Iglesias en https://fpabloiglesias.es/entrada-db/

Dictionnaire biographique Le Maitron, https://maitron.fr/spip.php?article49768, 2009.

JENIN Joël, documental “Operation Boléro-Paprika”. France, 2014.

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