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Michel Butor SOBRE LITERATURA Estudios y conferencias 1948- 1959 Traduccién de JUAN PETIT BIBLIOTECA BREVE EDITORIAL SEIX BARRAL, S. A. BARCELONA 2 1960 BALZAC Y LA REALIDAD . rT Me es tanto mis agradable hablar de Balzac cuanto que In mayoria de las veces se Je utiliza como wna 65 pecie de espantajo para probar a intimidar toda de renovacién o de invencién-en 1am - rane: es decir, a todas las obras importantes del siglo es un juego de‘nifios demostrar ¥ que los tinicos herede- ros verdaderos de éste gran hombre en los.cineuenta iiltimos aiios son Proust, Faulkner, etc. Por desdicha; ‘los erfticos que blanden el’ nombre de Balzac como si thera un escudo, los novelistas reaccio- narios que pretenden “hacer Balzac”, manifiestamente no le conocen mAs que muy poco; han leidé dos o tres de los capitulos “nis manidos de La Comedia Humana, como por- ejemplo Hugénic Grandet o Le 'Curé de Tours, ¥ se-han contentado con ello; lo malo ‘esté en que, a ‘veces, ciertos espfritus bastante abiertos y?adelantados se dejan intimidat por esa propaganda y nos declaran querer sacudie 14 tiranfa de Balzac y asplrar a hacer “antiBalaae”, oponiéndose a una nocién dé denlamente insufciente. ete Cierto es quid se trata de una obra tan‘ enor resulta extrematiamente dificil darle la vuelt: me que a, como 125 suele decirse; cada ‘uno clige en ella, hasta cierto pun- to, Io que Je conviene. Finalmente, son muiy ‘escasos quienes han lefdo a} todo Balzac, lo cual es, sin! embar- 80, indispensable para valorarle debidamente.: Por for- tuna, cada vez se encuentran menos personas| que pre- tenden juzgar la obra de Proust después de leer de ella dos o tres volimeries} pero es todavia muy ‘frecuente . tropezar entre personas bastante cultivadas ton la si- gulente reaccién: (Balzac, oh, naturalmente, jo lo he lefdo entero.—Clato, no ha lefdo usted las obras de Juventud de que él renegé, probablemente tninpoco ha leido los Contes Drolatiques ni el teatro, pero por 10 menos, ya que hablii usted de Balzac, ya que hos opone & Balzac o que se opone a si mismo a Balzaciidebe ha- ber. lefdo todos Jos‘ fragmentos de esa gran novela in- acabada que es Le Comedia Iumanc.— He lefdo por lo menos cinco o seisit~{ Como? ¥ habla usted Ye Bal- zac, y tiene teorfas:golre Balzac? Eso no es serio; :ha- blarfa usted de Bakdelaire si s6lo hubiese Ieidoleiuco 0 seis poemas sin saber :ni siquiera si estén bién o mal “f elegidos?” Por desdicha, sucede asf. Generalmente a del Ex algo ai jeomo si dijeran: la iglesia de la Magdalena de Véiélay es un admirable monumento, pero todas las piedtas que 1a componen no sou igual- mente interesantes.. Muy pocos lectores, ni siquiera hoy, ‘aon eapaces de eaptar el conjunto, y por consigujente In justificacién, de esas partes que, consideradas aislada- mente, no son sin duda m4s apasionantes que las pie- dras reunidas en las columnas o las paredes de Vé- zelay. . Pero esa eleccién, en el interior de La Cowiédia Hu- mana, que aisla dos’o tres elementos para rechazar el resto como estéticamente inferior, se ha revelado en el transcurso de la historia literaria-de Ios cien tltimos afios como algo extremadamente contingente:ila linea 126 0 bueno y Jo malo en La Comedia Humena no pasaba eft absoluto por Tos mismos puntos ra Paul Bourget, pongames por caso, que Pars | Te x para Baudelaire o para Albert Begun a Megado de dejar de c ues, sobradamente, el momento Jrobra de Balzac por pequefios fragmentos, 7 tarse con ella en su movimiento general de separacién entre Ii casi al azar, de caduco; guiente, La obra de Balzac es incomparablemente mAs revo- lucionaria de lo que parece a una lectura superficial y fragmentaria; entre las novedades que aporta, algunas fueron explotadas sistemGticamente en el transturso del siglo xxx, y otras no han encontrado eco mag que en las obras mas originales del xx, y esa fecundidad esté todavia muy lejos de haberse agotado. IL empezar, hi ue observar, que tiene de su originalidad como novelista, y hasta qué punto considera su técnica y su invencién técnica como abiertas y susceptibles de sorprendentes cambios radicales, muy lejos de estancarse en nad aca- demismo que se le atribuye a consecuencia de una! total at ible, ‘evidente- |. St papel en borroso, pero esa construccién inacal nGn asi, tiche tiempo para lanzar uwna_proclama en favor de und “novela nueva”. Se Name yeu Aa segunda parte de Les Illusions Perdues, Un grand homme de pi rovince @ Paris, encuentra al joven Lucien Ge Rubempré que Mega de Angulema: trayendo bajo el brazo su libfo de souctos Les Marguerites, pero tam: bién el manuscrito de una novela histérica: L’Archer de Charles 1X. Je. Lucien dal a leer su novela a D’Arther, y 6ste.le de- clara lo siguiente: “Eisté usted en un hermoso y excelente camino, pero le ha imitado. Empieza, como él, con lar- gas conversaciones para situar a sus personajes; luego que han hablado, vienen In descripcion y Ia accién, Et antagonismo ‘necesario a toda obra dramética Ilega al final, Invierta usted loa términos del problema. Susti- tuya esas difusas conversaciones, magntiicas. en Scott, pero incoloras en usted, por deseripciones, a las que nuestra lengua se presta bien. Procure que el didlogo sea la consecuencia esperada que corone sus preparati- vos. Entre desde luego.en Ja accién, tome el asunto unas veces de través, otras veces por el rabo; en fin, varie sus planes y no se repita jams... Cada reino auténtico, a partir de Carlomagno, requeriré por lo menos una obra, y a veces cuatro o cinco, como Luis XIV, Enri- 128 { haré usted una historia de los _trajes, los refle- que IV o Franeisco I. o ae ters ia pivtorgsca en Ia r 5 jando el espfrith, de a época, en lugar de narrar peno- samente hechos.conocides. (Tiene un medio de oe ginal desmintiendo los errores populares que ran ala mayoria de nuestros reyes. Atrévase en su prt mera obra a restablecer la grande y magnifica figura le Catalina, que ha sacrificado a los prejuicios que toda- via pesan sobre ella...” Sabemos que el propio Balzac se estorz6 por reali- sar el proyecto’ de D’Arthez en el asomprogo triptico Sur Catherine de Médicis. Es curioso obseryar en. ese texto que muchagjde las novelas calificadas qctualmente como balzacianas hubieran sido consideradgs por Bal- tae como serviles imitaciones de Walter Scott. Y es in- teresante subrayar en 61 lo que Mamaremos Pero la victoria definitiva de Balzac sobre sq, gran pri deeesor, su liberacién eon respe , S@ expresa por medio de uaa a que habri de transformar enteramente la estructura de, su obra, per- mitiéndole conyertir la novela al modo de ‘Walter Scott en un detalle o, wa capftu considera su novela. Se trata de Ja . En tm texto admirable cuya lectura es indispensable a todo aquel que desee, rebasar la concepciéa escolar que con demasiada frecyqneia se tiene de Balzac, el:avant-pro- pos de 1842, vuglve a las ideas que hi DiArthez, claborfndolas: — hee . “Walter Scott, elevaba por valor filos6fico de Ja historia... consiguiente la novela al Pero como, m4s que ima- sinar un ‘sistema, habia encont fuego del trabajo: o p. trado su manera en el or-medio de la légica, de ese tra. 12 2 a Al darme cuenta’ do csa falta de enlace, que, por otra parte, en nada epeque- fiece al escocés, vija Ia ver el sistema favorable a Ia cjecucién de mi obra y1a posibilidad de ejecutaila.” __En Walter Scottly en Jos demas novelistas ‘que con- sidera clésicos: Logo, Rabelais, Cervantes, el abate Prévost, Richardsgn, ‘Defoc, Lesage, Macpllérson, a quien considera como novelista, Rousseau, Sterne, Goe- the, Chateaubriand, ‘Madame de Staél, Benjamin Cons. tant y Bernardin de Saint-Pierre, descubre la ‘posibili: dad de representar‘una época de la historia por medio de un personaje noyelesco, y por lo tanto-de fepresen- tar toda la sucesién, de las 6pocas histéricas, por medio de una sucesién de personajes enlazados por détermina- das aventuras; tra) sone esa sucesién en una, simulta. neidad y descubre qué, e808 personajes no representan finicamente épocas, inp “especies” di 5 i tes, mundo cuya riqueza se desarrolla cada veq mis bajo sus ojos, y cuya, pintura se le hace posible gracias a la prictica do la reapari- cién de los personajes,’ técnica que tiene en primer tér moino la ventaja de ser en cierto modo una elipsis nove lesea, un medio de gcortar considerablemente ‘tn relato que de otro modo seria desmesuradamente largo. Balzac pla yblema como sigue: Es evidente, en primer lugar, que ese sociedad in cluye mis de tres o cuatro mil personajes, y acto se guido, que seria imposible estudiar en detalle tres 0 a ‘i uae Si se necesita, para presentar un de terminado drama; por ejemplo a un notario, es inttil 100 ‘or o au vida conyugal; by deseribir de nuevo su interi fe eae 7a ve tard coa reforirse a alguna ot Me petaetglo de In reaparieién de los personajes! es, pues, ante todo, un principlo de economia, pero ae de tener consécuencias extraordinarias que, por a6: tirlo, transformaréa fundamentalmente Ja naturaleza misma del trabajo noveles: los perso om tal 0 cual novela, lejos de estar encerrados en ¢lla, enviarén al lector a otras novelas en 1a que encontra- 108 informaciones complementarias acerca de ellos. 3 ¥ Nos seré posible més lejos gracias a Ia lectura de los dem4s libros ex.los cuales aquellos mismos personajes aparecen; de tal suerte que 1a estructura y el alcance de una noyela individual se transforman segGn el nimero de otra velas que hayamos leido; una historia que nos habr& parecido, lineal y algo fatilona a nuestra primera ‘lec- tura, cuando ignorébamos el mundo balzaciano, resul- tar& ser més tarde algo asi como el punto de conver- gencia de un conjunto de temas ya explorados en otras obras. Nos hallamos, por consiguiente, ante cierto néimero de facetas ligadas unas a otras y entre las cuales pode. mos pasear. Se trata de algo que puede Namarse algo asi como w } e8 decir, un conjunto formado de Geno nine den partes que podemos bordar casi l orden que nos plazen; cada lector clegiré en el uni, verso de La Comedia Humana un trayecto diferente ¢4 como una espera o un recinto con miltiples puert Como se ve, la reaparicién de los personajes o ee at dado en Hamat “novela xfo%, Perdu, por ejemplo, en In en secundarias, los dive 8e sigue 1 den del éalendario ‘mauisn le lumen se encuentran Jos personajes en el mismo punto y momero ae sn vide en que se les hab{a_dejado en el yolumen anterior. un: , caso particr ‘ar magnificamente ilustrade por esa especie de espina dorsal de La Comedia Humana que constituye la serie: ilusions Peridues, Splendeur et Misdre des Courtisanes y La Derniére Incarnation de Vautrin. Pero como se sabe, para saborear verdaderamente Splendeur et Mi- séré, eq necesario beneficiarse de la iluminacién obli- cua que lé da Le Pére Goriot, y de Ja lateral que le da La Maison Nucingen. 5; Por lo que con-~ cierne al lector, es imposible encontrar una forma de lectura de La Comedia Iumana que satisfaga a una cronologia sencilla; por lo dems, ya sabemos que, en las novelas individualmento consideradas, Ja secuencia temporal presenta siempre complejidades. Si —— los personajes prineipales del wniverso balzaclano, ve remos que, chalguiera que sea el orden de lectura adop tado, sus aventuras se prosentarén segin secuencias di- ferentes, corno decia D'Arthez: unas veces de través, otras veces por ¢l rabo. E1 “Libro” con ue to a Tarmé, y que no loge6 realizar en el plano de 1a poeafa Mriea, Balaae lo logré de un modo prodigioso en el pla, no novelesed: 132 Es conveniente ver e6mo los personajes balzacianos se separan progresivamente de los personajes redles y sémno on Balnae fa Sccisn se constituye metédicamente en el interior dé/in estudio de Ja realidad. !3 Al'pretender situar un determinado epi- sorio, le es necesario hablar de Napole6ii, por ejeniplo, de-Luis XVIII, y uno y otro son referencias tan co- munes, tan conocidas, que no hay que pensar siquiera en reemplazarlad, Se trata de personajes Nistéricos enya historicidad seiekpresa por el hecho de ‘qué’ no s6lo es posible, sino inevitable encontrar inforimacién acerca de ellos fuera aaa novela particular o dellmunds no- velesco de La Comedia Humana. ub Esta caracteristica tie me desventaja: ara el novelist una enor- Eto, y atin, en'los! casos mis graves, de verse mentira 0 de difamacién; ae como son finfeos, no puede 133 baut f bens a con otfo nombre, so pena de defdrniar Ja si ss rererecishaente debian caracterizat,’ clases de indivi a eno, ae It escala social, encontramot poe eran inti ant intercambiables: Jos ‘porteros, i © 108 no) . Entonces es sum ; e sia Gl novella inventar un aaclo tad to de ‘gistro civil, ‘pero que a pesar de toilo, sea per. Tenemos, pues; como los reves por una parte}'los Por ello mismo,iél novelista ((Bustituibles, porqué siempre son varios y pordiie es pet. A 1 Cr _eularmente intereshnte: la de la gente célebire, quiero decir los personajes cuya celebridad desempefiai apel en el_relato) co1 i 8 le de ellos, un peraonaje “de clave”. ‘As{, cuando Balzac habla del mundo literario de su época, se ve obligado a mencionar a Lamartine; a Vie. tor Hugo, ete., ya que, de Io contrario, el lector no re Conoceria aquel mundo; pero si quiere hablar de un poeta individual, no puede tomar directamente por mo- delo a Lamartine, mi, para hablar de una novelista, a George Sand, ya que correria el riesgo de verse ncusn- do de mentiroso al atribuirles tal o cual aventura. Por 14 z lis o ello los reemplaza por UNOS representantes: Canal Maupin. ors bien, estas copias, mente de separarae cada Ver a medida que éstos se bagan TH saa gean mas conocidas del pal Tat rontemente, distintas de aquellas a! yen en La Comedia Humana. ‘Pueden, pues, seialarse ie tet ‘un poeta como Jos demas, Un poeta ordina- rio, del mismo modo que tenemos un notario ordinario; pero como el poeta posee justamente und individualidad reconocida, como el poeta ordinario seria precisamente un poeta mediocre, es necesario atribuirle una origina- lidad que al principio se modela segfin una originalidad existente: 5. ine; pero muy pronto, eee ‘a medida que Canalis se separa de La- martine hasta el punto de poder aparet Jado en una enumeracién, dobles, habrén f2 She de ‘sus modelos reales, fa eélebres, sus aventil~ plico y, cada ver mis, ue se Jes atribu- eolmando una ausencia que descubre en lo rea con 1a particularidad de ser mucho mAs claro y mucho ms revelador que sus colegas existentes. Asi, en varios pasajes de La Comedia Humane, Balzac, en las nueva ediciones, substituiré a Lamartine por Canalis, perso- nalidad que ha Megado a ser todavfa mejer conocida, nombre euyo signifieado es mucho més preciso. : Balzac escribe: “Al ver reaparecer en Le Pere Go. riot # algunos de los personajes ya creados, el piblico ha comprendido una de las més audaces intenciones del autor: In de dar vida y movimiento a todo un mundc Atiio cuyos personajes eubsiatiréa quiréa tocevia cuando Ie canndo Ie mayor parte de lot modelos estarén mcr: 135 Asf, en una de 1; a Jos’ personajes nesaee Owes tomada individuatmente es se ref wand prei leren a toda i ri uma pre rapa conversacion, y tos personajes eee erature meres £6 teeren a otra noveey eee " Préxima; estas ¢ 0 E 5 estas dos e To noms forman como dos esferas eonstnisee a i © més amplia, en In que son extremada, mos a Vautrin, Rastignac, Canalis, etc. Con referencia @ cada una de las caras de los esndjos sociales, el eo, Junto constituye, por consiguiente, una especie de rea. lidad mds préxima: ye que la relacién de lo que se dice de un personaje ficticio en una novela con lo que se @ice en las demés cs exactamente la misma entre lo que se dice de un personaje real en La Comedia Humana y lo que se dice en otra parte. w: Esag relaciones internovelescas son muy, complejas. Les personajes ficticios no pueden representar grupos de personajes reales mis que en cuanto, en Ia renlided misma, los individuos y los objetos guardan entre si relaciones de significado. Los -poetas imaginarios de Belzne aélo pueden nacer porgne en Ia realidad misma, fa través de la celebridad, los poetas se representan unos ‘a otros; Canalis s6lo puede representar y suplantar a Jamartine porque ya n su vez Lamartine representa y suplanta a toda una categoria de poctas, dejando 0 un Indo que también representa a muchos otros hombres, ‘a quienes, desde cierto punto de vista, desu nombre. Way, pues, toda wna organizacién de Ja realidad cou] xespecto a su representaci6n, toda una organizacia que 136 ar més lejos: I J interior de loa transposicion al novelista no hece sino Hev: alzae introdujo en é Aaibled vienen a ser un reejo 0 UTA : ecto, es imposible no dare cuenta de la apa- rencia arbitraria de esta ¢lasificacion: Mscenas de la Vida Privada, Hscenas de ta Vida Provinciana, Dscenas de la Vida Parisién, Bacenas de la Vida Pajitica, s- cénas de la Vida Militar, Escenas de la ride Camps na, ya que encontramos en las Escenas de Ia Vida Pri- vada pasajes que se sittian en Paris o en provincias, episodios tilitares 0 politicos, ete. Lo que ocurre es que cada una de esas regiones se halla evidentemente en comunicaeién eon todas las demis, y que los términos empleados designan ante todo el acento que se preten- de hacer cargar sobre un determinado tipo de relacio- nes que enewentran su’mejor ilustracién, en ambientes como el de provincias, e] de Paris o el del ejército. Ast, es féell yer quejlas Mscenas de 1a Vida Privada se diri- gen al lector dq la manera més sencilla posible y que por esta misma; taz6n Balzac las sit fia a la eabeza de au obra; como todas cllas giran alrededor del tema del matrimonio, tienen un alcance moral muy .clemental: intentan iluminar a la juventud y a ahorrarle fatales x, convenga a la anécdota narrada, Usta conveniencia del ‘escenario, de, 1a, geograft, », de, a, Balzar la accntuaré en las Bscenas de la Vide Provin ciana; que tienen por primer objetivo poner al lector parisién al corriente de una realidad que apenas cone. ce; pero ese aspesto documental viene acompafiado Ie Studio mucho mis profundo, ya que, cada mua de las eiudades de proyincia consideradas particularmentenracterfeticn de un apecle oe Com? a8 aT las . = oe 2, PoE consiguiente, cada wan es tomada a Ia convents int ciudad ordinaria y como Ia cluded que att sacle narrads, es dectr, aquglla en le ienganen ne rubiera podido tomar'su forma 7 ai ae de provincia se hallan en cierto modo Gece igualdad y se representan unas a otras, Hauite cada una de ellas individualice de un modo par. taplarmente claro un aspecto del funcionamiento de odas, Paris se halla con respecto a todas ellas en una situacién privilegiada: no es una ciudad como Ins de- més, no tiene con ellas esa relacion de significacién re- c{proca; es en cierto modo su multiplicacién, algo asi como la figura conéentrada del conjunto de stis relacio- } 8, en sus replicgues, ‘es lo novelesco real; en ella po- dr&n, pues, producirse acontecimientos inverosimiles, extraordinarios, no sélo para los extranjeros, como son extraordinarios para el parisién ignorante las Hscenas de la Vida Provinciana, sino para el propio parisién; después de haberse reconocido en las Escenas, de Ia Vida Privada tenia que verse trasladado a un mundo ex6tico por las Escenas de ta Vida Provinciana para poder enfrentarse con el exotismo todavia mayor que le copera on su propia ciudad. ‘Del mismo modo que Ia ciudad de Paris relleja a todas las ciudades de provincia y és finica para cada une de ellas, un hombre eGlebre representa a Jos demts hombres y e# “ico para cada uno de ellos; las Escenas de 1a Vida Polttice son, pues, el complemento necesario de las Escenas de la Vida Parisién (ya hemos visto con qué diGeuléades de principio tropieze esta parte de le Sbra); 7 del mismo modo que Ja ciudad de Paris es to Sélo la representaciGn, sino el ensueiio de 1is dems ciudades, hay existencias que son el ensuefio de las de- 138 ‘amplia pintura de 1s sociedad, Z 1 de aquello que las demas se Balzac declara: “Después de i da social, falta ido en estos tres libros 1a vi haber pintndo om Sitencing excepeionalet que resumen Yor intereses de varios o de todos, y que ae haltan en Mente vagy Buna aclu Dap oouline Se mynd Mex ZOE de la Vida Politica, Una ver acabada ¥ terminada esta no era necesario mos- aliendo de si misma, ra la conquista? De mts, el desoncedenamient yen forzadas a retener. trarla en su estado ids violento, yt sea para Ja.defensa, ya sea pa aqui las Hscenas de la Vids Militar”. : ‘Homos seguido un progresivo proceso de extrain- mignto desde las Jscenas de la Vida Privada hasta las ‘Breenas de 1a Vida Parisién, de la Vide Poltica y de le Vida Militar, desde las existencias habituales hasta existenclas cada vez mAs excepcionales, que suponen una‘complejided social cada vex mayor; pero ea las Ba- cenas de la Vida Militar, particularmente, se encontra- rin acontecitientos que despojan al individuo de csa complejidad social para hacerle recaer en Ja tierra des- nuda; puede haber, a partir de la existencia habitual del lector, otro extraiamiento, que habr& de sumirtle en una generalidad mucho m4s profunda; en lugar de vol- ver a Paris, el camino que pasn por las Escenas de ta Vida Provinciana puede alejarse todavia m&s y Mevar- nos a una regién en relacin con Ja cual el mundo en que vive el lector es ya novela y ensueio; una tegion quo tendré por una de ous caracteristicas esencialen precisamente 1a de que en ella xo se lee; una regién, por consiguiente, a 1a cual Ia novela no podria en mede alguno dirigirse directamente, y que representa, pare aquélla una especte de “alteridad” absoluta, de|isure contra el cual choca y por ello mismo, base inampvisle do todos los juicios, referencia Gltima, realidad em ea fltima resistencia al Jenguaje; algo que, hee te cercano a nosot: ; ll peer lere 708, se halle mentalmente mda al gue todo; el salvaje con quien nos erusamos, ne.ca io 139 a. B : s te dar a conocer lo real, relata historias Dorscndjes rong Para hacernos comprender los i » inventa otros que se les arecen, que Tox Una muestra de su especie; pero esa — Tuede ‘gar a ser tan notable que constituya una especie nue. uy hos permita capter mucho m onamiento core . Asi es como en lds Bacenas de la Vida Parisién y Ina Bace- nas de la Vida Politica, uno de sus temas fandamenta- les, 0, a se pteftere, de sus instrumentos fundamentales, seré la sociedad secreta. Se ve, pues, de qué modo el uni- verso de los Wstudios Socialss va progresivamente ale- Jéndose de 1a| realidad para constituir un universo fan- thatico que 1d completa y 1a ilumina, Tn todas Jas novelas a que hemos aludido hasta aho- ra, el despegue con relacién a lo real se mantiene en el interior de ciertos Mmites. Por asombrosns que sean esas histori: por extrafio que sea el mundo o trasladan, siguen a pesar dot ara Balzac, todos esos acontecimientos se iuscriben en él inte- rior de la conversacién o del periodismo o de lng noti- cias que Jn gente se transmite, Hubiéramos podido sa- ber esa histori 1s ami- gos, Es decir, Pe ee elit oiw quelo-esotal i] 40 (Francia y, excepcionalmente, una pequefia parte de Suiza, en Al- bert Savarus), y estrechos asimismo histéricamente (en Mneas generales, a partir de 1a Revolucién). Pero del mismo modo que para hablar de‘los perso- najes reales a veces es mejor emplear personajes ficti- cios, para hablar do acontecimientos recientes es nece- sario hacer intervenir acontecimientos antiguos, y para que puedan captarse mejor ciertos aspectos de lo coti- diano, Jo mejor, wuchas veces, es instalarse en pleno mundo fantastico, Ciertos enlaces, cuyo detalle seria muy dificil y largo explicar, pueden exponerse en un escorzo impresionante. Y del mismo modb die un per- sonaje inventadé puede representar un gran'ntimero de personajes reales\'también un acontecimientd manifies- tamente inyentado puede resumir un estudio entero. Bsa contracciéh de la realidad que se produce en la primera parte dé'La Comedia Humana continta en 1a segunda, en los: Mstudios Filosdficos, que tienen como rasgo comin su distancia y su despegud niayores res- pecto a lo cotididino. au Nos hemos servido de 1d imagen de dos esferas con- eéntricas para tépresentar las relaciones dé! universo de La Comedia Humana con la realidad on ticdio de le cual eseribfa Balac, Pero esa relacién sé refleja en el interior de La Comedia Humana. ¥ el con Estudion Filosoficos es como una tercera éifer interior do Ia.deilon Estudiow Soctates, Taree ta cual desempefia el! mismo papel que ésta la realidad: actaracién y comtraceloas Teco com Ya hemos visto que los personajes arf pueblan los Estudios Sociater son une re eds clipsis; los acontecimientos, ya sean fantsticos ya le, janos, que encoatiamos en los Estudios Filoséfieos son también elipsis,'titcho més violentas. La'relacion onion Jos dos niveles de la obra resulta Particulaimente ele, 4, como es {acl comprender, si se cousideran los pen, Ta sonajes de artistas, ‘Fécilmen . te Be ve" Gambara, pintor y alae recom Frenhofer 0 ran y hasta cierto punto amplian, a los pintores Ga los i rimera. parte. | como, por ‘ejemplo, 1a! fisiog- avater o*la frenologin de Gall. Las ‘elipsia D, ‘es decir, En La Comedia Huhana, esos 1az0s obedzcer!& loyes mis sencillas que ext Ja realidad; las generalizaciones de Gall y de Lavatér, que hoy nos parecen puramente pueriles o imaginaring, recobran precisamente todo sw valor en Ja obra de! Balzac en tanto que ciencia‘imagi- naria, por cuanto codifican los enlaces interiores de la novela, cuya aplicatién' a la realidad puede perfecta- mente no tener otro Valor que el de wna figura,:Lo mis- mo ocurre con Ja teorfa del magnetismo animal, Ia do An clectricidad o la del poder material del pensamionto. Todo ello posee un grado de aplicacién distinto segin In region de La Comedia Humana en que #0 encuentre. Wie facilisimo ver cémo esas cieneias imaginarias y la flosofia imaginaria de Swedenborg que corona los Bs. tudios Filosdficos en Séraphita, reflojan las particula- ridades del universo'balzaciano y constituyen una elu- cidacién provisional de sus relaciones con Ia realidad. Para quienquiera que so interese por le teorfa de Ia novela, todo ello constituye una enorme mina. de ejem- plos y de problemas casi inexplotade. a ‘osimiles, resumen, acla- vI 5 ‘ iento balzaciano no Pero el movimiento del pensamichio ot te fa i después de los ae detiene en esta reflexion ; ate loséficos vienen los Hetudion Anallticos. Ista es cieri y ello se expli- ca por wna razén muy sencilla: “Bn su prefacio de 1842, Balzac declara: “I'innlmen- te, después de haber buscado, pero no digo encontrado, esta raz6n del motor social, zno habfa acaso que ine- ditar sobre los prineipios naturales y ver en qué lias sociedades se alejan o se aproximan a Ja regla eterna, alo verdadero y a Jo bello?”. ¥, m4s adelante, después de haber nuevamente descrito los Hstudios Filoséficos : “Gneima de ellos, se encontrarin los Estudios Analtti- cos, de los que no diré nada, ya qué sélo’se ha publi- cado uno, la Fisiologia det Matrimonia. Dentro de algin tiempo, pienso dar al pdblico otras dos obras-de ¢ate género. En primer término, la Patologia de la Vida |So- cial y, luego, la Anatomfa de los Querpos Docentes ¥ 1a. Honografta de ta Virtud”. En el prospecto de 1845, afia- de un Diélogo Filoséfico y Politico sobre tas. Perfec- ciones det Siglo X1.X, De todo ello no hubo de publicar nada, ¥ s6lo poseemos otro Mstudio Analtico: Ths Pe. queiias Miscrias de la Vida Conyugal. Los titulos mis. mos nos indican que se trata de ebras muy distintas de 1 or te gig. crammariamente suelen Iamarse novelas. Las dos M3 Los dos ti Vida Privada, we que ahora tesulta ser i junto de lal obra enees tients, Ya que todo el con el ‘a entra en movimi Analiticas doben -apoyarse en Ine Maced alte i) 8 Filoséficos en las Usce- ¥ es perfectamente comprensible este parte e haya quedado en estado nbrionario me a de Ia |évolucién que se produjo en el interior del pensamientd de Balzac mientras se esforsaba por rea- iF ese fiadii Hisar ese plin a1 que siempre tenia que sfiadir nuevas Como righ su de- signio cra, gomo él dice, “un y sin ambages declara lo que para él son stos principios: “seribo ala Tus de dos verdades eter dos necesidades que los acontecimientos contempordncos proclaman y hacia las ‘cuales todo escritor sensato debe intentar traer de nue- vo nuestro pais”. Pero también sabemos que el cristianismo de Balzac, profundamente tefido por Swedenborg, tuvo cada vex fnenos que ver con cl de In Iglesia oficial, y que la mo- narquia, tal y como era, cnda ver le pareci6 menos s0- fistactoria, Su enorme obra novelesca’ tuvo por resul- tado discutir cada vez mAs a fondo esos principios a los que se declaraba vinculado y que se revelaron a 61 como Gada vez més alejadcs de esa verdad enya biisqueds ua habia emprendido. El inmenso movimiento de Ja ‘obra lucién de la provoca una especie de laboreo o de revo , imagen de la realidad que Je arrastra mucho mas lejos, politicamente, de Ia meta que al principio s¢ Dropus, La obra de Balzac bascula sobre si misma. Y puede deeirse que ha arrastrado en esta subversion o toda la novela posterior y que todavia seguimos hallindonos en su estela, Es un trampolin s6lido sobre el que podemos apoyarnos y hay pocas invenciones actuales que no puc- dan encontrar en ella su anuncio y su justificacion. Po- cas lecturas existen, por lo tanto, tan enriquecedoras actualmente para,un novelista y que mejor introduzean al lector en los problemas de 1a novela contemporfnea; pero, euidado, no hay que equivocarse: he dicho: Balzac. (1959) MS oposicién a los otros; evocar figuras Tan ‘como una vegelacién esponténea que trots del enpediato de esta calle o de la otra, como elementos en contraste tan dra- mitico con aquélas que se produzcan cetaclismos en cadena; hacer de modo que en cada momento cambiante fa verdadera protagonista sea ‘a ciudad viviente, su continuidad biolégica, el monstruo-Paris: ésta es la empresa a la que se sic do Balzac en el momento en que empieza a escribir YY decir que habia partido:con una idea completamente Gistinta in mente: el habil dominio ejercido por personajes misterioses a través de la red invisible de 1as sociedades se- cretas; més aun, fos micleos.de inspiracién que le importa- ban y que queria fundir en un tinico ciclo novelesco eran dos: el de las sociedades secre‘as y el de la omnipotencia ‘oculta de un individuo al margen de la sociedad. Los mitos que darén forma a Ja narrativa tanto popular como culta durante més de un siglo pasan todos por Balzac. El Super- hombre que se venga de la sociedad quo lo ha excluido, trans- forméndose en un demiurgo inssible, recorreré bajo las ape- riencias proteiformes de Vautrin los tomos de La comedia humana y se reencarnaré en :odos los Montecristos, los «fantasmas de la Opera y tal vez los «padrinos» que los no- velistas de éxito pondrin en circulacién. La conspiracién Tenebrosa que extiende sus tenldculos por todas partes ob- sesionarf tin poco en brome, un poco'en scrio~ a los m: Fefinados novelisias ingleses cnlre fines y comienzog de siglo y resurgick en nuestro tiempo en la produccién en serie de brutales aventuras de espionaie. 6 todavia en plena ola romantica Con Fenogus estamos todavia on Piers tot rr de byroniana. En un nimero de mari a Parls (publicacién semanal a In que Balzac debla prosesiss por contralo 40 paginas measuales, entre continuss protest Gel editor por los retrasos en 1a enirega de los manuscritos ¥ fas excesivas correcciones en las galeradas), sale el prefecio de le Histoire des Trelze [Historia de los wece] en la que et autor promete revelar Joe secrotos de loa trece atrevidos de- - fincuentes ligados por un pacto secreto de ayuda mutua que los hacia invencibles, y anuncia un primer episodio: Ferra- ‘gus, chef des Dévorants. (La palabra dévorants 0 dewirants, de- ‘signaba tradicionalmente a los miembros de una asociacion profesional, «Compaiieros del Deber», pero sin duda Balzac juega con Ia falsa elimologia de dévores, mucho més sugesti- ‘va, y quiere que entendamos «devoradores».) Bl prefacio esté fechado en 1831, pero s6lo en febrero de 1833 Balzac se pone a trabajar en el’ proyecto y no cdasi- gue entregar a tiempo el primer cap{tulo para fa ssmana que sigue a la publicacién del prefacio, de modo que dos sema- nas después la Revue de Paris publicard los dos primeros ca- pitulos juntos; el tercer capitulo retrasaré-la'salida de la entre~ £8 siguiente; y el cuarto y la conclusion aparecerin en un fasciculo suplementario en el mes de abri. Pero Ja novela tal como se publica es muy diferente de Ja que anunciaba el prefacio; el viejo proyecto ya no interesa al autor; e! que le importa es otro, que le hace sudar sobre sus manuscritos en lugar de lanzar paginas al ritmo exigido Por la produccién, y que lo impulsa a constelar de correccio- nes y afiadidos jas galeradas, mandando al demonio la composicién de tos tipégrfos. La trama.que sigu ogee embargo de Ins que cor ° * Y wobes de teatro de To mis nesperedoe yo a et sonde de ariostesco nombra de dimen nd acl en ella una parte central, pero, las aventuras.a. las cue debe su secreta autoridad asi lica i i (deaKis. ¥ en cuanto sT0¥

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