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Rosa M.a Santamaría Conde Alfonso Navarro jurado
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Prólogo
Objetivos
1.1. Introducción
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2. La escuela como organización educativa
Objetivos
2.1. Introducción
Objetivos
3.1. Introducción
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3.2.2. La comprensividad en la necesaria modernización del sistema educativo
Objetivos
4.1. Introducción
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4.6.3. Equidad en la educación
Objetivos
5.1. Introducción
5.4.1. El tiempo
Objetivos
6.1. Introducción
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6.2. Influencia del liderazgo en la organización y planificación escolar
Objetivos
7.1. Introducción
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8. La organización escolar diferenciada
Objetivos
8.1. Introducción
Objetivos
9.1. Introducción
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9.5. Actividades para la reflexión
Bibliografia
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Las circunstancias educativas actuales, - incorporación de los grados en la universidad
española y reciente aplicación de la Ley Orgánica de Educación (LOE, 2006) en los
niveles escolares no universitarios-, exigen a los profesionales de la educación, por una
parte, adaptarse a los nuevos enfoques funcionales y organizativos que conlleva la puesta
en práctica de la mencionada Ley, y por otra, enfocar la enseñanza superior hacia el
dominio de competencias básicas, necesarias para desenvolverse en la sociedad del
conocimiento.
Esta obra, sin relegar a segundo plano muchos aspectos de la política educativa,
focaliza su atención al campo de la organización escolar. Representa una contribución
científica y práctica para las instituciones dedicadas a la formación del profesorado,
incorporando temáticas extrapolables a otros ámbitos formativos. El contenido de la obra
permite que el lector pueda conocer los fundamentos y trayectoria normativa de la
organización y planificación escolar para afrontar con un mayor conocimiento el nuevo
enfoque organizativo que preside la nueva Ley de educación. Su estructura se atiene a
los principios a que debe ajustarse un buen texto y se acomoda a la flexibilidad
metodológica que presiden los nuevos estudios de grado, incorporando una serie de
actividades que favorecen el desarrollo de competencias, exigencia reflejada en los
documentos relativos al proceso de convergencia de las universidades al Espacio Europeo
de Educación Superior.
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avalan un concepto de escuela, como cultura y ámbito consistente de aprendizaje.
Asimismo, los dos autores delimitan los vínculos existentes y complementarios entre la
Organización escolar, la Política educativa, Administración educativa y Legislación
escolar, estableciendo las interrelaciones existentes entre las mencionadas disciplinas.
Tomando como referencia el lugar que ocupa la Organización escolar dentro de las
Ciencias de la educación, los autores se detienen en las distintas teorías de la
organización y la incidencia que tienen en las organizaciones escolares, los paradigmas
emergentes y corrientes escolares que han promovido su consolidación como ámbito
científico.
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capacidades y competencias en los individuos.
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estatal.
El capítulo séptimo nos acerca a la realidad organizativa del centro, ya que delimita y
describe aquellos documentos que garantizan una cierta estabilidad en la planificación
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institucional e intentan garantizar la máxima calidad en los centros, tanto en su dimensión
organizativa como didáctica. Se trata de conseguir una articulación entre ambas
dimensiones y una acomodación a la realidad concreta de una escuela y al entorno donde
se encuentra ubicada. Los autores distinguen entre los documentos propiamente
organizativos y programáticos, cuya vigencia es relativamente larga, y los contingentes,
de carácter anual. Entre los primeros, se encuentran: el proyecto educativo de centro
(PEC), el reglamento de régimen interior (RRI) y el proyecto curricular de centro/etapa
(PCC). Por otro lado, los documentos que se realizan en cada curso son: las
programaciones de aula (PA), la programación general anual (PGA), el proyecto o
presupuesto económico del centro y la memoria anual. A estos hay que añadir los
documentos con carácter voluntario, como el plan anual de mejora, que está teniendo
muy buena acogida, y el modelo europeo de excelencia, una de las últimas iniciativas que
se está potenciando desde el Ministerio de Educación y las respectivas Consejerías
autonómicas, si bien su diseño, implementación y evaluación resulta complejo, lo que
está originando ciertas reticencias en su aplicación.
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educación.
En suma, esta obra representa una excelente contribución y ayuda para las
instituciones dedicadas a la formación del profesorado de los distintos niveles educativos,
proporcionándole una visión actual y profunda pero al mismo tiempo clari ficadora del
vasto campo de la organización y planificación escolar. Si, por una parte, el contenido de
los nueve capítulos goza de cierta autonomía, por otra, mantiene un carácter integrador
que permite encontrar el hilo conductor del discurso y avanzar desde los aspectos más
genéricos a temas y contenidos de carácter más específico. Asimismo, la estructura
formal de los capítulos, les confiere un carácter didáctico, con un apartado específico de
actividades para la reflexión, que huye de la enseñanza memorística y apuestan por el
aprendizaje por competencias.
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Objetivos
1.1. Introducción
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en el que los límites de los campos de conocimiento no están claros, ya que los
elementos que inciden en el proceso de enseñanza-aprendizaje y en la escuela tienen
múltiples relaciones entre sí, de modo que en ocasiones llegan a suplantarse unos
elementos sobre otros. Para Gimeno (1981), la Organización escolar tiene una
conformación anular, que impregna, aglutina y rodea en un sistema propio las exigencias
planteadas por los demás elementos didácticos y por los imperativos de orden
psicológico, a través de una sistematización coherente. Es evidente que Didáctica y
Organización escolar se complementan, pero no se establecen relaciones inclusivas en
ninguno de los dos sentidos: ni la Didáctica es parte de la Organización escolar, ni
viceversa; se trata de dos ámbitos teóricoprácticos diferenciados aunque concurrentes.
Mientras para Benedito (1987) se establece una dependencia mutua, aunque subordinada
la Organización escolar con respecto a la Didáctica, para Santos Guerra (1987) la
Organización ha de considerarse de forma paralela a la Didáctica, no dependiente.
Por otro lado existe una cierta confusión terminológica en torno a algunas disciplinas
que resultan afines y se complementan. Es evidente que en la organización del centro
escolar confluyen una serie de variables que son difíciles de delimitar como propias de
una u otra disciplina. Los contextos socio-cultural, político, administrativo y legislativo
condicionan la ordenación escolar en muy diferentes formas. En relación a la Política
educativa, es palpable la ósmosis que se produce entre el sistema escolar y la opción
político-educativa. La Política educativa se refiere, por un lado, a la actividad específica
del poder público dirigida a solucionar los problemas sociales de la educación y, por otro,
al "deber ser" referido a la Organización escolar; en ambos casos pretende ser un servicio
al bien común de una colectividad. Así pues, la Política condiciona las posibilidades
educativas de los centros escolares, al establecer de una forma más o menos precisa las
líneas directrices por donde debe desarrollarse el proceso educativo en el contexto
general de la sociedad; en este sentido incide sobre las propuestas propias de la
Organización escolar (Batanaz, 1998). La manera en que actúa en general el poder
político para solucionar los problemas que plantea la convivencia en sociedad se reduce a
regular las conductas para la solución de dichos problemas (Legislación escolar), y
también a realizar las intervenciones que juzga necesarias, siendo competencia de la
Administración. En el ámbito educativo, esta Administración tiene normalmente un
carácter jurídico-político ligado a las líneas de acción de la Política educativa y referido
principalmente a las acciones macroestructurales del sistema. De todo ello se deduce que
la Organización escolar se encuentra vinculada con la Política educativa, Administración
educativa y Legislación escolar desde diferentes puntos de vista pero complementarios,
estableciéndose diversas interrelaciones entre dichas disciplinas. La siguiente figura
resume la vinculación que existe entre las disciplinas:
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Figura 1.1. Vinculación entre las disciplinas.
Tomando como referencia el lugar que ocupa la Organización escolar dentro de las
Ciencias de la educación, abordaremos las distintas teorías de la organización y la
incidencia que tienen en las organizaciones escolares, así como los contenidos y
paradigmas que se derivan del desarrollo de dicha disciplina.
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ámbitos y situaciones; así por ejemplo: ¿se puede decir que existe una Organización
escolar rural diferente a la urbana, o una Organización aplicada a la educación infantil
diferente a la de otros niveles?... Hay un hecho palpable, y es que la legislación
educativa, salvo algunas excepciones, no contempla la ubicación de los centros, ni el
tamaño de los mismos, ni las circunstancias socioeconómicas que podrían incidir en su
organización; da la impresión de que se da por supuesto que todos los centros de una
determinada etapa deben tener las mismas características y por lo tanto se deben
organizar de un modo similar. Ante este planteamiento podemos decir que, lo mismo que
sucede en el campo de la Didáctica, cada una de las ciencias o ámbitos de conocimiento
tiene una fundamentación común, al tiempo que unas dimensiones específicas de cada
ciencia.
Pero parece evidente que las escuelas, como organizaciones que son, tienen muchas
cosas en común con otras organizaciones, sobre todo si están situadas en el mismo
ámbito social. Ello viene justificado por la influencia que han ejercido las teorías
procedentes del campo industrial, comercial y de la administración pública en la
Organización escolar. A este respecto, Santos Guerra (2000) cree que esta circunstancia
no ha sido beneficiosa, ya que las escuelas tienen una entidad propia, a la que no siempre
son aplicables los rasgos de las organizaciones de otros campos.
Tal y como expresan Levine y White (1987), en la medida en que una teoría general
pretende explicar todas las realidades concretas, se hace más difícilmente aplicable a cada
una de ellas. Esto lógicamente afecta a la Teoría general de las organizaciones y su
influencia en la escuela como organización. Sin embargo, para que se produzca una
adecuada integración entre la teoría general y la Organización escolar es preciso huir de
dos tendencias opuestas (Santos Guerra, 2000: 70):
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-Perspectiva autónoma versus perspectiva heterónoma. Las organizaciones tienen un
cierto componente de autonomía y autorregulación que se contrapone a la
dependencia que muestran respecto a la regulación externa.
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-Naturaleza problemática de su actuación.
A lo largo de los años se han ido desarrollando una serie de corrientes que han explicado
y normativizado las organizaciones, en un intento de analizar las relaciones que existen
entre la teoría y la práctica dentro de dichas organizaciones. Lógicamente, estas
corrientes o modelos han incidido en la teoría organizativa de las instituciones escolares,
y de un modo especial en la descripción de su estructura y funcionamiento. A este
respecto, Bush (1986) sugiere que la mayor parte de las teorías sobre organización
presentan unas características comunes, resumiéndose en las siguientes: 1) tienden a ser
normativas en la medida en que reflejan las creencias sobre la naturaleza de las
instituciones educativas y la conducta de los individuos en ellas; 2) tienden a ser
selectivas al enfatizar ciertos aspectos de la institución a expensas de otros; y 3) están
basadas frecuentemente en la observación de la práctica de las instituciones. Lo cierto es
que las organizaciones en general, y más concretamente las organizaciones escolares, se
han ido haciendo cada vez más grandes y complejas, adoptándose fórmulas organizativas
mucho más diversificadas al amparo de las distintas teorías sobre organización.
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A) La teoría de la organización científica o management científico
Surge en los últimos años del siglo XIX y principios del XX, siendo Taylor el pionero
de lo que se llamó "movimiento para el control y gestión científica en la empresa", cuyo
objetivo principal es la racionalización del trabajo para conseguir mayores beneficios.
Pero las principales críticas que ha recibido esta teoría se fundamentan sobre todo en
lo siguiente:
-Se centra en el hombre como un ser individual, aislado, pero ignorando su dimensión
social.
-Los principios de esta teoría tienen escaso rigor y casi nula fundamentación
científica, al carecer de comprobaciones rigurosas de sus proposiciones y
principios.
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A pesar de todo ello, para los que consideran que la escuela es una empresa, apoyan
la aplicabilidad de esta teoría a la organización de centros educativos, si bien es cierto que
dicha teoría no está pensada teóricamente para la escuela, aunque pueda ser discutible la
aplicación de algunos de sus principios. A este respecto, Martín-Moreno Cerrillo (1989:
25) señala que "el modelo de racionalización de trabajo de Taylor influyó notoriamente
en la organización de los centros educativos, desde la publicación de su célebre obra The
Principies of Scientific Management (1911), manteniéndose incluso su influencia en la
segunda mitad de nuestro siglo. Como consecuencia de esta influencia se empieza a
concebir el centro educativo como una empresa, se insiste en la clasificación homogénea
de los escolares, se realizan análisis para determinar el número rentable de alumnos por
profesor...".
Por último, tampoco debemos olvidar las aportaciones de Fayol (1916) que vinieron a
complementar los trabajos de Taylor. Plantea la existencia de elementos organizativos
comunes y polivalentes en su aplicación, que posibilitan una mejor racionalización del
trabajo, lo cual supone planificar, organizar, ordenar, coordinar y controlar. Analizó el
contexto organizativo desde una perspectiva más amplia que el taylorismo, apostando por
la división del trabajo, la autoridad, la disciplina, la unidad de mando y de dirección, la
subordinación del interés individual al general, la centralización, el orden, los
departamentos especializados, etc. Así pues, tal y como expone Martín-Moreno Cerrillo
(1996: 107), "es evidente la complementariedad entre los enfoques micro y macro-
organizativos de Taylor y Fayol". En cualquier caso, podemos decir que la corriente
taylorista-fayolista no ha pasado desapercibida en el ámbito educativo.
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racional e imparcial que evite subjetivismos y sea eficaz. Para ello, Weber (1947)
propone la burocracia entendida como una forma de organización humana que se basa en
la racionalidad, es decir, en la adecuación de los medios a los fines pretendidos. Por ello,
las características de esta burocracia se concretan en (Santos Guerra, 2000: 170):
-Jerarquía de autoridad.
-Especialización de la administración.
Con ello, se pretende que se establezca una relación dinámica entre los medios y
recursos utilizados y los objetivos alcanzados por las organizaciones.
Sin embargo, tampoco podemos obviar las limitaciones que presenta esta teoría, y
que Chiavenato (1982) las resume en las siguientes:
-Resistencia al cambio.
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-Exhibición de señales de autoridad.
Los últimos estudios realizados en nuestro país (Arribas, 1983; Lázaro, 1984;
González-Anleo, 1985; Gairín y Darder, 1995) demuestran que esta visión burocrática
está subyacente en muchas de las actuaciones educativas que se centran en el desarrollo
minucioso de numerosos aspectos legales y reglamentarios, y que puede contradecirse
con la autonomía de los centros escolares que se reconoce formalmente.
Así pues, este movimiento mantiene que las relaciones humanas constituyen un factor
determinante en la productividad de cualquier organización, de ahí que se defiendan una
serie de postulados, tales como que el trabajador es un ser humano con una dimensión
individual y social, y como tal en sus actuaciones no siempre influyen elementos
estrictamente racionales, sino también actitudes, motivaciones, etc. Este planteamiento
dio origen a distintos estudios en tomo a la dinámica de grupos, el liderazgo, las actitudes,
la motivación... A este respecto, tal y como exponen Miller y Form (1951) esta teoría de
las relaciones humanas aportó una nueva visión de las organizaciones, cuyos rasgos
principales se centran sobre todo en:
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-La atención a la relación y comunicación de individuos y grupos en las
organizaciones.
Sin embargo, ante estas aportaciones no están exentas las críticas que se centran
sobre todo en el enfoque manipulativo de las relaciones humanas, que condiciona a los
individuos para que hagan cualquier cosa sin que su participación sea realmente libre. En
el fondo, admite como supuesto natural la división entre trabajadores y empresa, cada
uno con sus metas y sus intereses (Batanaz, 1998).
Por otro lado, hay que recordar que el movimiento de las relaciones humanas tuvo
una línea de continuidad posterior, destacando entre otros los trabajos de McGregor
(1960) sobre las teorías X e Y.Así pues, según la teoría X el hombre es por naturaleza
indolente, que le disgusta el trabajo, que no tiene aspiraciones ni quiere
responsabilidades, que es un ser egoísta al que le importan poco los objetivos de la
organización y se opone sistemáticamente al cambio; por el contrario, la teoría Y
defiende que el esfuerzo mental y físico en el trabajo es tan natural como el juego y el
descanso, que el hombre no es pasivo por naturaleza, siendo capaz de trabajar con
autodirección y autocontrol hacia los objetivos que se propone, al tiempo que considera
que la imaginación, el ingenio y la creatividad están bastante repartidos entre la
población, pudiendo ser utilizadas al servicio de la organización. En los años ochenta
Ouchi intentó superar ambas posturas con su teoría Z, defendiendo que la implicación de
las personas en una organización se consigue con el reconocimiento de su trabajo, así
como por la buena relación entre sus compañeros y entre superiores y subordinados
(Rodríguez Serrano, 2001).
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logro de metas. Dicha teoría se fundamenta en tres premisas básicas (Santos Guerra,
178: 179): 1) los sistemas existen dentro de sistemas; 2) los sistemas son abiertos; y 3)
las funciones de un sistema dependen de la estructura.
Para Bertalanffy (1976), todo sistema posee una estructura y una forma de funcionar
en su medio, tendente al equilibrio y al mantenimiento de la identidad, de forma que los
elementos de dicho sistema - los objetos, las relaciones entre ellos, el medio en el que se
encuentra y su estructura - no tienen sentido en sí mismos, sino en función del todo. A
este respecto, si la organización es un sistema abierto se establece que: las organizaciones
son dependientes de sus entornos, las fronteras entre una organización y su entorno son
permeables y variables, y las entradas (inputs) y las salidas (ouputs) tienen profundos
efectos en las funciones organizativas. En definitiva, existe una red de interacciones entre
las fuerzas internas y externas a la organización (Martín-Moreno Cerrillo, 1996). Un
reflejo de ello es la estrecha interacción que se produce entre la escuela y su entorno más
inmediato.
Por otro lado, Griffiths (1964) expone el enfoque de la institución escolar desde el
punto de vista de los subsistemas sociales, produciéndose una mutua interacción con un
entorno (suprasistema) y entre sí: el centro escolar (subsistema organizativo), el distrito
escolar (comunidad local) y la comunidad social, son necesarios para alcanzar los
objetivos.
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entorno de las organizaciones escolares, y el desarrollo de modelos lógicos y matemáticos
para representar a las organizaciones escolares y a sus componentes e interacciones. Por
ello, para Gómez (1996: 43), la aplicación de la teoría general de sistemas a la
Organización escolar no ha hecho más que empezar, si bien es previsible que incremente
su presencia en este dominio científico en la medida en que esta disciplina pedagógica
pase a tener como objeto propio el estudio de un tipo peculiar de organizaciones
escolares, y deje de ser considerada una mera sistematización de saberes acerca de cómo
disponer los elementos materiales y personales de los centros de enseñanza.
Surge en los Estados Unidos en los años sesenta, en tomo al desarrollo planeado de la
organización, o lo que es lo mismo, cambio planificado. Según Achilles (1983), el
desarrollo organizativo "es un proceso dinámico, dialéctico y continuo de cambios
planeados a partir de diagnósticos realistas de situación", para ello se analizan cuatro
variables fundamentadas en los conceptos de cambio y capacidad adaptativa: 1) el medio
ambiente: turbulencia ambiental, explosión de conocimiento, tecnológica, de la
comunicación...; 2) la organización, para sobrevivir en un ambiente dinámico y mudable;
3) el grupo social, considerando aspectos de liderazgo, comunicación, relaciones
interpersonales, conflictos y luchas de intereses; y 4) el individuo, resaltando sus
motivaciones, actitudes, necesidades, intereses, etc. (Santos Guerra, 2000: 175).
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-El Desarrollo organizativo es una respuesta a los cambios.
-Un conocimiento profundo y real de sí misma y sus posibilidades, así como del
medio ambiente en el que opera.
-Una planificación adecuada, así como la realización positiva de las relaciones con el
medio y con sus participantes.
Sin embargo, esta teoría no está exenta de críticas, las cuales se centran sobre todo en
lo siguiente: 1) Considerarla esencialmente terapéutica, alejada de los reales objetivos de
la organización, a costa de los intereses económicos. 2) Impulsa el entrenamiento de
habilidades en las relaciones humanas, pero no abarca técnicas de dirección y
entrenamiento, ya que hace hincapié en los aspectos emocionales de la conducta. Y 3) las
aplicaciones del Desarrollo organizativo no han sido contrastadas científicamente en
cuanto a la capacidad que tienen para facilitar el logro en la consecución de objetivos.
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(1996: 173-174), la meta del desarrollo organizativo es la institucionalización del cambio,
desarrollando la capacidad del centro escolar para la resolución de problemas, según un
enfoque organizativo flexible que aborde las siguientes fases: el diagnóstico de los
problemas, la respuesta a los problemas, y la evaluación de las respuestas a los
problemas. En definitiva, el cambio propuesto debe resolver o, al menos, reducir los
problemas de la organización, de lo contrario perderá valor.
Como puede deducirse de todo ello, las distintas teorías generales presentadas sobre
organización tienen algunos aspectos que son más o menos aceptados, y otros que
lógicamente son debatibles, criticables, e incluso rechazables. Lo que sí es cierto es que
dentro de estas teorías no todos los principios o planteamientos son válidos para
cualquier tipo de organización, hay aspectos que tendrían cabida en el ámbito puramente
empresarial y no en el ámbito educativo. Por ello, en general la aplicabilidad de dichas
teorías a la organización de centros educativos se encuentra condicionada por la
posibilidad de adaptación a estas organizaciones, que tienen unas peculiaridades muy
concretas.
-Planificación de actividades.
-Instrumento para lograr unas metas que mejoren el rendimiento y calidad de los
centros.
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escolar como objeto de conocimiento. Podemos decir que, en términos generales, la
Organización escolar puede entenderse como "una noción técnica y administrativa que
trata de reagrupar y articular los diversos elementos que concurren en el funcionamiento
interno de un sistema escolar" (Diccionario de Ciencias de la Educación. Santillana,
1993). Sin embargo, en función del criterio que se tome como referencia, se establecen
distintas definiciones del concepto de Organización escolar. Veamos algunas de ellas:
Pedro de Alcántara (1900: 8) entiende por Organización escolar "el conjunto de las
disposiciones oficiales de carácter general y los medios particulares de acción por cuya
virtud se establecen y aplican los principios, las leyes y las prácticas por las que se rigen
las escuelas en general y particularmente consideradas".
García Hoz (1964) decía que "la Organización escolar será la ordenación de los
distintos elementos de la escuela hecha con el fin de que todos concurran adecuadamente
a la educación de los escolares".
Arribas (1977) señala que "la Organización escolar tiene por objeto ordenar todos los
elementos que inciden en la función educadora hacia un objetivo claro y concreto:
estimular y facilitar el desarrollo de la personalidad de todos los elementos de la
comunidad en que está localizada".
Moreno (1984) la define "como disciplina pedagógica que tiene por objeto el estudio
de la realidad compleja de la escuela para establecer un orden en dicha realidad, orden al
servicio integral de los estudiantes".
Martín Bris (1991) señala que "la Organización escolar facilita la ordenación de los
elementos que configuran la organización y propone fórmulas para establecer las
relaciones entre ellos, sirviéndose de instrumentos técnicos de planificación".
Gairín Sallán (1993) afirma de la Organización que es "la disciplina que estudia la
interrelación más adecuada de los elementos que intervienen en una realidad escolar con
vistas a conseguir la realización de un proyecto educativo".
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Lorenzo Delgado (1994) alude a que "la Organización escolar recoge el estudio de ese
escenario ordenado, organizado, organizable que es la escuela".
Batanaz Palomares (1998: 61) contempla que "la Organización escolar es la rama
científica de la Pedagogía que tiene como objeto propio la búsqueda y estructuración
sistemática de conocimientos interrelacionados coherentemente entre sí y obtenidos por
métodos idóneos sobre la institución escolar, entendida ésta como organización compleja
y dinámica, con la doble finalidad de explicar la realidad de la escuela en el contexto
social en el que se inscribe y de promover dinamismos racionales de predicción en orden
al progreso de la misma, estableciendo principios básicos de acción orientados a la
mejora de la realidad escolar".
Cantón Mayo (2004: 35), teniendo en cuenta las distintas definiciones sucedidas a lo
largo de los años, entiende que la Organización escolar es "la Ciencia de la Educación
que estudia e interviene integradamente en todos los aspectos concernientes a los centros
educativos considerados en las múltiples dimensiones de empresas educativas, de
mecanismos de control y poder social, en su dimensión estructural, en sus aspectos
ocultos, en su posibilidad de intervención y en su necesidad de mejora".
En función de ello, la Organización escolar implica una serie de aspectos que pueden
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resumirse en los siguientes:
-El término organizar sugiere tanto la acción de organizar - sentido dinámico - como el
efecto de organizar - sentido estático-.
Pero por otro lado, Santos Guerra (2000: 63-64) se muestra más crítico, al constatar
que algunos elementos sustantivos a la Organización escolar pasan más desapercibidos,
como por ejemplo: el carácter ético de la organización, el entramado cultural que
constituye la organización en funcionamiento, la influencia de la contextualización en un
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momento y en un entorno determinados, el carácter holístico, la dimensión ideológica,
etc.
En definitiva, son numerosos los autores que han intentado definir, en la medida de lo
posible, el concepto de Organización escolar, ajustándose a la evolución que ha ido
experimentado la escuela y las implicaciones que se han derivado a lo largo de los años;
este hecho está condicionando que continuamente se esté revisando la definición y
alcance de la Organización escolar, de ahí que muchas de las definiciones puedan ser
válidas y a la vez debatibles.
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A este respecto, no debemos olvidar el estudio realizado por Martín-Moreno Cerrillo
(1996: 65-69), que entiende la organización de los centros educativos como: ciencia
aplicada (un saber), como un arte (un hacer) y como una práctica reflexiva (un saber
hacer). Para ello argumenta lo siguiente:
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En una primera aproximación, la Organización escolar como disciplina delimita que
sus fundamentos básicos se centren en: 1) la Teoría de la organización, que posibilita
modelos de análisis e interpretación de lo que ha de ser una organización y su
funcionamiento; y 2) la Teoría de la escuela, en cuanto define el marco al establecer los
fines y presupuestos que deben orientar el proceso de organización. Así pues, la
Organización escolar mantiene relaciones con las Ciencias de la organización y con las
Ciencias de la educación, aunque ello no impide que esté claramente definida y
concretada en el marco educativo, ya que sólo en éste adquieren sentido sus
planteamientos, aunque no por ello hay que obviar la incidencia de otros modelos ajenos
al marco escolar.
Por otro lado, Martín-Moreno Cerrillo (1996: 478) concluye su estudio afirmando
que: "la organización de centros educativos es una disciplina pedagógica de carácter
científico-aplicado y reflexivo artístico que estudia el conjunto de dimensiones, cuya
interrelación versátil permite configurar tanto el marco institucional como entornos para
los procesos de enseñanza-aprendizaje (educación formal y no formal), con el objetivo
de planificar y desarrollar de forma coherente proyectos de centro educativo
contextualizados en la comunidad".
-Se entiende el término escuela como referido a una realidad delimitada para la
educación sistemática, implicando tanto a los procesos de educación formal como
no formal e informal.
Así pues, la Organización escolar tiene entidad propia y como tal debe ser tratada,
aunque lógicamente esto no resulte fácil, máxime cuando los centros educativos están en
una constante evolución, confluyendo una serie de factores sociales, económicos y
culturales difíciles de controlar.
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1.4. Evolución histórica y contenidos de la Organización escolar
Tal vez la primera sistematización del conocimiento pedagógico en nuestro país sea en
1854, cuando Mariano Carderera elaboró el primer Diccionario de Pedagogía
(Diccionario de educación y métodos de enseñanza), en el cual la Organización escolar
aparece diluida y fusionada con la Didáctica, al indicar que la didáctica o arte de enseñar
comprende "los métodos de comunicar la instrucción y los medios de organizar y dirigir a
los alumnos". Al mismo tiempo se esbozan los contenidos de Organización de las
Escuelas, referidos a mobiliario, material escolar, clasificación y agrupamientos,
admisión, distribución del trabajo y el tiempo, y programas.
Tras esta primera etapa, que según Lorenzo Delgado (1995) denomina de
Alumbramiento, la evolución histórica de la Organización escolar se centra en tomo a tres
metáforas o etapas que corresponden a diferentes visiones o teorías, algunas de las cuales
se han dado simultáneamente en el tiempo:
Desde este planteamiento, veamos los aspectos más representativos de cada una de
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estas etapas y cuál ha sido la concepción que se ha tenido respecto a la Organización
escolar y su incidencia en la escuela, teniendo en cuenta la influencia de las
circunstancias políticas, sociales, económicas y culturales en dichas instituciones
educativas.
Uno de los máximos exponentes de esta etapa es Rufino Blanco y Sánchez que, a
través de sus obras: Bibliografía Pedagógica (1909), Teoría de la enseñanza (1912) y
Organización escolar (1927), concibe la escuela como un organismo complejo cuyos
elementos son órganos, estableciéndose una estrecha dependencia entre Organización
escolar y Didáctica, como corrobora su definición de la Organización escolar y de clara
influencia herbatiana: "la buena disposición de los elementos para educar a los niños por
medio de la instrucción".
A lo largo de estos años se sucedieron una serie de estudios (referidos a Ruiz Amado,
Luzuriaga, Ballesteros Sáinz, o Sánchez Sarto), que fueron contribuyendo, aunque de
manera muy lenta, a la consolidación de un estatuto epistemológico sólido referido a la
Organización escolar, si bien es cierto que las aportaciones nuevas fueron escasas, ya que
se evitó profundizar en su clarificación y diferenciación epistemológica. Sin embargo, en
1954, Hernández Ruiz dirige su Organización escolar, en la que concibe la escuela como
un organismo integrado por la totalidad de sus miembros, incluyéndose los siguientes
contenidos: historia de la escuela, concepto y clases de escuelas, graduación y
clasificación de alumnos, Organización escolar diferenciada, edificio y material,
asistencia, coeducación, disciplina, calendario, obras circumescolares, evaluación,
orientación, dirección e inspección.
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sigan los pasos oportunos está garantizada la calidad. En definitiva, según Lorenzo Filho
(1965) la escuela se entiende como una empresa que "debe producir bien o rendir
utilidad". Esta visión empresarial de la escuela implica que la organización se centre en:
planear, instrumentar, seleccionar personal, dirigir, coordinar, informar y evaluar.
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sentido dentro del centro educativo al que sirve de escenario para llevarlo a cabo,
incidiendo claramente en la organización y gestión del mismo.
Realizado un breve recorrido por las distintas metáforas, es evidente que no podemos
hablar de etapas enmarcadas en un período de tiempo concreto, sino que en cada una de
ellas coexisten de una forma natural, aunque se incida en cada momento en una
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determinada concepción de la escuela, tomando como referencia el paradigma
funcionalista.
-Una realidad delimitada para la educación sistemática, abordando tanto los procesos
de educación formal como educación no formal.
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Organización escolar, reflejados en el Diccionario de Educación y Métodos de Enseñanza
de Mariano Carderera (1854). En él se determina que los contenidos correspondientes a
"organización de las escuelas" son: el mobiliario, el material escolar, la clasificación y
agrupamiento de los alumnos, la distribución del trabajo y del tiempo y los programas.
Lógicamente estos contenidos resultaron insuficientes, y progresivamente se han ido
ampliando, o mejor dicho ajustándose a los nuevos paradigmas; para lo cual, a lo largo
de los años algunos de los contenidos han caído en el olvido, mientras que otros se han
reforzado, todo ello con el objeto de configurar los contenidos propios de Organización
escolar.
a)Desde 1866 con Carderera hasta 1954 con Hernández Ruiz, en el que se abordan
los siguientes contenidos: mobiliario, material escolar, clasificación y agrupamiento
de alumnos, distribución del trabajo y el tiempo, programas, disciplina y edificio
escolar.
b)A partir de 1964 con García Hoz, los contenidos anteriores se integran en una
estructuración muy generalizada entre los autores y de naturaleza funcionalista.
Así pues, en este período los contenidos de Organización escolar se centran sobre
todo en: teorías de la escuela, Organización escolar diferenciada, elementos
personales de la escuela, elementos materiales de la escuela y elementos
funcionales de la escuela.
Actualmente, tal vez las propuestas más aceptadas sobre los contenidos de
Organización escolar se centren en autores tales como Sáenz Barrio (1985), Gairín Sallán
(1988), Zabalza (1990) o Lorenzo Delgado (1995), constituyendo todos ellos un buen
referente. No obstante, tampoco debemos desdeñar otras posibles clasificaciones de
contenidos referidas a la organización de centros educativos, ya que a este respecto el
hecho de que la escuela sea una organización compleja y multifacética, posibilita que la
incidencia mayor o menor de determinados contenidos se realice en función del punto de
vista que se tome como referencia. En cualquier caso, ninguna clasificación de
contenidos sobre Organización escolar debemos considerarla como algo cerrado e
inamovible. La delimitación de los contenidos propios de la Organización escolar es
variada aunque con unos referentes comunes que se concretan sobre todo en los
elementos humanos, materiales y funcionales; si bien es cierto que el enfoque adoptado
se encuentra condicionado por diversas circunstancias. A este respecto Gairín Sallán
51
(1996: 146-147) matiza lo siguiente:
-El estudio de los contenidos básicos propuestos puede abordarse como una sucesión
de tópicos o bien agruparse bajo unidades globales.
Por otra parte, el estudio de Cantón Mayo (2004) defiende que la selección de los
contenidos propios de Organización escolar ha estado condicionada por el contexto, la
priorización de posibles temas y condicionantes espacio-temporales, y la selección de
temas relevantes, de aspectos prácticos y concretos, así como de los distintos niveles de
profundización curricular. A la vista de todo ello, cabe concluir que la delimitación de los
conceptos de Organización escolar seguirá siendo objeto de estudio e investigación,
condicionada en buena medida por la evolución que experimente la escuela, como
organización dinámica que es.
52
concepciones epistemológicas o paradigmas; sin embargo, este concepto es algo complejo
y profundo. Así por ejemplo, Kuhn (1970) distingue entre teoría y paradigma,
argumentando que la primera se presenta ampliamente explicitada, mientras que el
paradigma sólo es parcialmente explícito, además de incluir el compromiso explícito de
una comunidad de científicos con un determinado cam po conceptual. No obstante,
Masterman (en Sáez Carreras, 1989) ha identificado hasta veintiún significados del
término paradigma en la obra de Kuhn.
Por otro lado, Gage (1963) ha definido los paradigmas como "modelos, pautas o
esquemas... maneras de pensar o pautas para la investigación que, cuando se aplican,
pueden conducir al desarrollo de la teoría". Y Ritzer (1975) elabora una definición más
amplia de paradigma, al considerar que "es una imagen fundamental del contenido de una
ciencia. Sirve para definir aquello que va a ser objeto de estudio, las cuestiones que se
van a formular, la forma en que van a formularse, y las reglas a seguir a la hora de
interpretar las respuestas que se obtengan. El paradigma es la unidad más amplia de
consenso dentro de una ciencia y sirve para diferenciar una comunidad científica (o una
subcomunidad) de otra. Recoge, define e interrelaciona los diferentes ejemplos
(generalmente, logros científicos reconocidos), las teorías, y los métodos e instrumentos
que existen dentro de ella".
En cualquier caso, no existe una definición de paradigma que sea totalmente asumida
por la comunidad de científicos; pero tomando como referencia las posibles
interpretaciones, podemos decir que existe un conjunto de paradigmas que han intentado
abordar la organización de los centros educativos, proporcionando diferentes
concepciones y clasificaciones de diversa índole. Sirva de ejemplo la división que
establecen Martín Moreno-Cerrillo y Mario de Miguel.
Por otro lado, Mario de Miguel (1989) divide los enfoques conceptuales sobre
53
organización en:
Veamos los rasgos más característicos de estos paradigmas, tomando como referencia
su proyección en la organización de centros escolares.
54
Según autores, también denominado: técnico-racional, racional, positivista, funcionalista,
tecnológico-positivista, tradicionalista, clásico, tecnológico, etc.
-El conflicto es un problema que hay que suprimir en cuanto surge. La buena
organización no tiene problemas.
-Se sustenta en una ética autoritaria. Sólo deciden "los de arriba", los técnicos: ellos
son por tanto los responsables éticos de opciones tomadas.
55
-Los directivos son técnicos.
Las críticas a este paradigma racional-tecnológico se centran sobre todo en que ignora
los rasgos específicos de la institución escolar como organización, en tanto en cuanto: sus
metas pueden caracterizarse de ambiguas y vagas, a lo que contribuye también la
complejidad de la persona y de sus relaciones, así como la vulnerabilidad de las escuelas
a la incidencia del medio externo (Gairín Sallán, 1996). A pesar de todo, las aportaciones
de este paradigma al desarrollo de las organizaciones ha sido importante; y es más, en
determinados ámbitos educativos ha proporcionado "un medio de trabajo estable,
ordenado, comprensible y previsible" (Lorenzo Delgado, 1995).
Pero tampoco podemos olvidar las distintas iniciativas o manifestaciones que han
surgido al amparo del paradigma racional-tecnológico que, en cierta medida, supone la
aplicación práctica del mismo, teniendo una clara proyección en la organización de los
centros escolares. Dichas manifestaciones se centran principalmente en:
Por su parte, Gento (1996) propone un modelo de gestión de calidad concebido por:
1) unos elementos predictores de calidad - disponibilidad de medios personales y
materiales, diseño de estrategias y gestión de recursos-; y 2) elementos identificadores de
calidad - satisfacción de todo el personal del centro y el efecto de impacto-. Todo ello se
fundamenta sobre el liderazgo, ejercido especialmente por la dirección.
56
Actualmente, la consecución de la calidad de la enseñanza (que afecta también a la
organización) se está convirtiendo en uno de los principales objetivos de los centros
escolares. Hoy se habla de círculos de calidad, en los que la organización se
"descompone" en grupos de trabajadores que se entienden, programan y desarrollan, tras
un análisis colegiado de los problemas, proyectos puntuales de organización (Lorenzo
Delgado, 2000: 37).
Son varias las definiciones en tomo a escuela eficaz, y tal vez una de las más
aceptadas se refiera al "grado en el cual cualquier organización, como sistema social,
dotada de ciertos recursos y medios, cumple con sus objetivos sin malgastar esos medios
y recursos y sin someter a sus miembros a un esfuerzo excesivo" (Cantón Mayo, 2001:
20). Por su parte, Martín-Moreno Cerrillo (1996: 158) haciendo alusión a Lipsitz (1984)
señala que el término de escuelas eficaces se viene utilizando para designar a un modelo
de centro educativo caracterizado por una fuerte estructuración y disciplina, que pretende
un adecuado rendimiento académico por parte del alumnado.
A este respecto, han sido numerosos los estudios y, por ejemplo, Davis y Thomas
(1992) consideran que la escuela eficaz se caracteriza entre otros aspectos por: un activo
liderazgo instructivo, un clima de orden y seguridad en la escuela, unas elevadas
57
expectativas sobre el rendimiento y un énfasis en las habilidades básicas (lectura,
escritura...). En la misma línea, en los trabajos de Purkey y Smith (1983) se proponen
una serie de variables organizativas y procesuales que contribuyen a la eficacia de la
escuela, destacando entre otras: gestión de la escuela, fuerte liderazgo del director,
estabilidad del profesorado, un programa con objetivos claros, participación y apoyo de
los padres, reconocimiento del éxito académico, maximización del tiempo de aprendizaje,
apoyo institucional externo, sentimiento colectivo de comunidad, control, orden y
disciplina en el ambiente escolar, etc. Si hacemos alusión a algunas de las investigaciones
realizadas en nuestro país, podemos destacar el estudio de Marchesi y Martín (1998) en
el que se determinan once factores que inciden en las escuelas eficaces: liderazgo
profesional, visión y metas compartidas, ambiente favorable de aprendizaje,
concentración en la enseñanza y el aprendizaje, expectativas elevadas, refuerzo positivo,
seguimiento del proceso, derechos y responsabilidades de los alumnos, enseñanza
intencional, una organización para el aprendizaje, y cooperación familia-escuela.
Ante todo ello, cabe la posibilidad de que puedan identificarse las escuelas eficaces
con las escuelas de calidad; sin embargo, hay importantes diferencias, tal y como se
demuestra en el siguiente cuadro (Cantón Mayo, 2001: 28):
Las últimas tendencias apuestan por una complementariedad entre eficacia, eficiencia,
calidad y mejora constante, convirtiéndose en las líneas directrices en la organización de
los centros escolares.
58
1.5.2. Paradigma interpretativo-simbólico
Podemos resumir los rasgos más sobresalientes de este paradigma en los siguientes
aspectos (Lorenzo Delgado, 2001: 29-30):
-Interesan también sus significados. Las "cosas" significan algo distinto para cada
miembro de la organización.
-La cultura que es la escuela está integrada por subculturas específicas y dinámicas.
59
-La ética sustentadora es relativista: depende de los significados personales o del
grupo.
Según Lorenzo Delgado (2001: 29-30), los rasgos definitorios del paradigma socio-
crítico se centran en los siguientes:
60
-La escuela es un campo de batalla y un escenario más de dominación.
Aunque no se trata de un paradigma "clásico", lo cierto es que en los últimos años está
teniendo, por sí solo, una cierta importancia en el ámbito de la Organización escolar,
precisamente en un intento por conciliar los planteamientos anteriormente expuestos.
Dicho paradigma, defendido y difundido sobre todo por Lorenzo Delgado (1995), nace
ligado al desarrollo de la ecología, cuyas aportaciones han trascendido a la escuela al
considerarla un ecosistema humano y social.
61
-Tiene un carácter interdisciplinar, al converger varias disciplinas.
-Estudia cualquier realidad de forma holística o global hasta llegar a una visión
integradora total.
-Lleva implícita una nueva concepción ética, una ética de la sobriedad que se
proyecta en valores tales como la interdependencia colectiva o la supervivencia
global. Es la ética del hombre autorrealizándose con otros hombres.
Analizados los paradigmas más representativos, es evidente que ante esta pluralidad
62
los distintos autores opten por alternativas diferentes que oscilan entre la integración o la
superación de dichos paradigmas. Mientras para unos, hay que intentar integrar los
distintos paradigmas, de forma que coexistan principios no incompatibles de cada uno de
ellos, para otros, es necesario que exista un paradigma que supere e integre a todos ellos
al poseer mayor capacidad explicativa. En general, la postura mayoritaria se centra en la
convivencia de los distintos paradigmas, argumentando que la aplicación de cada uno de
ellos puede ser especialmente apropiada en función de cada caso concreto, ya que en la
organización de los centros educativos - como sistemas abiertos y dinámicos - inciden
una serie de condicionantes difíciles de controlar. En cualquier caso, este es uno de los
aspectos más debatidos dentro de la Organización escolar, y lo cierto es que en los
últimos años se está haciendo un esfuerzo por acercar posturas en cuanto a la
integración-superación de paradigmas.
63
64
65
Objetivos
2.1. Introducción
En España el concepto de escuela se remonta a los primeros siglos, de ahí que en la Edad
Media se hablase de escuelas hispano-romanas, escuelas visigóticas, escuelas árabes,
escuelas judías, escuelas eclesiásticas, escuelas gremiales, escuelas palaciegas o de
formación del caballero, escuelas municipales y escuelas humanísticas. Posteriormente en
los siglos XVI y XVII se hablaría de las escuelas de la Reforma (escuela popular y
escuela de humanidades) y de las escuelas de la Contrarreforma (escuela elemental y
escuela de gramática). A partir del siglo XVIII se produce una importante renovación en
el ámbito escolar al empezar a intervenir el Estado en la planificación y dirección de la
enseñanza, de tal modo que fue a finales del siglo XIX principios del XX cuando la
escuela se constata que es una necesidad para el progreso del país, de ahí que
progresivamente se fuera ampliando la creación de escuelas al tiempo que se apostaba
por una enseñanza básica obligatoria y gratuita. Hoy en día en nuestro país la escolaridad
obligatoria y gratuita está garantizada para todas las personas de los seis a los dieciséis
años de edad.
66
Actualmente hay que destacar que las escuelas se han democratizado y ello ha
supuesto el derecho y el deber de que toda la comunidad educativa se implique en la
organización y funcionamiento de los centros, lo cual ha implicado cambiar mentalidades
y por tanto la escuela debe dar respuesta a estos nuevos planteamientos.
Podemos decir que la escuela, al día de hoy no tiene peligro de que desaparezca, pero
lo que sí es cierto es que la escuela en los últimos años está experimentando una serie de
cambios que están afectando directamente a su concepción. Atrás ha quedado la idea de
centros educativos cerrados al entorno y en los que sólo se impartía "materia"; ahora la
escuela está en una constante adaptación a las necesidades y demandas de la sociedad.
En esta línea Santos Guerra (2007) señala los cuatro pilares en los que se apoya una
organización que educa son: racionalidad, flexibilidad, permeabilidad y colegialidad. Todo
parece indicar que sobre esta realidad los docentes tienen que trabajar.
Etimológicamente, el término escuela parte de la voz griega skolé (que significa ocio,
tiempo libre y estudio); de ésta se deriva el vocablo latino schola, como lugar donde se
realiza la enseñanza, así como la doctrina que se enseña o aprende, añadiéndose una
acepción social, es decir, el conjunto de discípulos que siguen los mismos principios
doctrinales. Dicho vocablo latino es el antecedente más inmediato de escuela. Sin
embargo, a lo largo de la historia de la educación, la conceptualización de escuela ha ido
evolucionando conforme a las demandas socio-culturales del momento. La escuela surge
cuando la educación asistemática y difusa se revela como insuficiente para responder a
las nuevas exigencias sociales, de este modo la escuela se convierte en transmisora de un
67
gran bagaje cultural y de valores con la ayuda de especialistas más o menos preparados
para ello.
Son muchas las definiciones que se han vertido en torno a la escuela, algunas de ellas
son las siguientes:
-Trilla (1985) considera que la escuela "es una institución específicamente educativa,
es decir, un medio creado expresamente para cumplir alguna función pedagógica".
-San Fabián (1993) afirma que la escuela "es un contexto anticipador de la sociedad".
-Tedesco (1995) entiende que la escuela es una institución total, ya que "la escuela es
un producto del proceso de modernización y, como tal, siempre ha estado
sometida a la tensión entre las necesidades de la integración social y los
requerimientos del desarrollo personal".
-González González (2003) entiende el centro escolar como una organización para el
desarrollo del currículo y la enseñanza.
Por nuestra parte, entendemos que la escuela es una comunidad específica, abocada a
la virtualidad y versatilidad, dentro de la comunidad educativa, que actúa como situación
de aprendizaje formal y ámbito de convivencia democrática, donde maestros y discípulos
interfieren en su formación personal sistemática, promoviendo conocimientos y valores
individuales y sociales, y desarrollando aptitudes que permitan a la persona su autonomía
y criterios propios capaces de dirigir su compromiso conductual ético.
De todo ello se deduce que tras diversas concepciones de la escuela (como institución
familiar, religiosa, social, cultural...), hoy la escuela se considera que es una institución
específicamente educativa en la que confluyen múltiples elementos y relaciones entre los
mismos. A este respecto, Batanaz (1998: 226) propone una definición de escuela que
trata de aglutinar las distintas perspectivas: "la escuela es la institución social encargada
de organizar y realizar - de forma no excluyente sino compartida con otros agentes
personales y sociales - la educación sistemática, es decir, la que se planifica y realiza
conforme a principios, normas y pautas de acción preestablecidos, y que abarca las
68
dimensiones educativa, institucional y orientadora, en una situación en la que, tanto los
valores como los conocimientos y destrezas se construyen de forma compartida en un
contexto social determinado por antecedentes, intenciones y metas personales que
conducen a procesos de cambio".
Como puede deducirse, la escuela es algo más que una mera institución educativa e
implica una serie de condicionantes que va a determinar su conceptualización. En
principio la escuela como organización tiene (Gairín Sallán, 1996: 102):
69
mantenimiento de valores que atañen al modelo organizativo.
A todo esto hay que añadir otras características que la definen como: un modelo de
dirección no profesionalizado y participativo, una autonomía limitada, una inestabilidad
de personal, una falta de tiempo para la gestión, una diversidad de alumnado, etc.
70
3.Permeabilidad, referida al hecho de que la escuela debe permanecer abierta al
entorno, no sólo al próximo sino también a la sociedad en general.
-La cultura como algo que posee la organización, es decir, las organizaciones
escolares tienen cultura.
-La cultura como variable externa a la organización, esto es, la cultura del entorno
influye y determina sus prácticas internas.
-La cultura como variable interna de una organización, que viene a ser como una
sociedad con sus propios patrones culturales.
71
2.2.3. La escuela como burocracia
-Control autoritario.
72
-Aislamiento del exterior (sistema cerrado).
De todo ello se deduce que la burocracia tiene diversas acepciones: para algunos es
una forma de organización justa, racional y eficaz, mientras que para otros se identifica
burocracia con papeleo, retraso e ineficacia. Últimamente, se tiene la sensación de que la
escuela está excesivamente burocratizada, que son numerosos los documentos que de un
modo reiterado deben cumplimentarse, revisarse o modificarse, que existe un deseo
exagerado del cumplimiento estricto de la ley (legalismo), todo ello está condicionando la
organización del centro escolar.
-El docente tiene el campo de actuación acotado, pero no del todo. Ciertamente, sólo
él puede evaluar dentro del sistema, pero también son muchos los que pueden
enseñar.
-Los docentes sólo son autónomos parcialmente, tanto frente a las organizaciones
como frente a su público.
73
de trabajo, y tampoco tiene un campo específico acotado por las leyes.
e) Enfoque "managerial" versus enfoque del "déficit". San Fabián (1990) hace un
análisis del enfoque managerial contraponiéndolo al enfoque del déficit, dentro de la
perspectiva funcionalista. Así pues, el enfoque managerial estudia la escuela desde el
punto de vista de su correcta dirección, caracterizándose por ser: pragmática (busca la
eficacia inmediata), restrictiva (se centra en la eficacia, el control y la evaluación),
normativa (se refiere al deber ser) y selectiva (se dirige a directores e inspectores). Desde
esta perspectiva, es normal que los teóricos se centren en la productividad, eficacia,
74
disciplina, rendimiento, etc. Por ello, los principios de la organización tienen carácter de
estáticos, rigurosos, técnicos, indiscutibles y científicamente verificables. Por el contrario,
desde el enfoque del déficit, el análisis de las diferencias de rendimiento es el objeto de
estudio. Las organizaciones se presentan como deficitarias al ignorarse el contexto socio-
ideológico.
Los últimos estudios, destacando entre otros el de Lorenzo Delgado (1995), apuestan por
una concepción de la escuela en función de un ecosistema, lo cual se corresponde con el
paradigma ecológico de la Organización escolar. Así pues, la escuela como ecosistema:
-Posee los cuatro elementos exigibles a todo ecosistema humano según Duncam
(1959): una población, un medio ambiente, una tecnología y un nivel de relaciones
organizadas.
-El objeto de asimilación pedagógica por los alumnos con la mediación de profesores,
padres, etc.
75
-La razón de que las relaciones se estructuren de una u otra manera.
-El generador de una tecnología mediante la cual adquiere forma concreta la actividad
del ecosistema.
Pero no hay que olvidar que dentro de las instituciones educativas confluyen tanto el
currículo explícito como el implícito u oculto. Es decir, en la escuela se transmiten o se
enseñan una serie de conocimientos y destrezas, que forman parte de ese currículo
explícito u oficial que es asumido por toda la comunidad educativa y fácilmente
evaluable. Paralelamente, a través del currículo oculto se transmiten una serie de
actitudes y valores, difíciles de controlar y evaluar.
Tal y como señala Gairín Sallán (1996: 208), "hablar de currículum supone realizar
consideraciones didácticas y organizativas, en la medida en que, además de recoger
supuestos teóricos, contenidos y procesos instructivos, contempla de manera coherente y
relacionada el marco organizativo considerado como necesario para lograr determinadas
intencionalidades educativas". Esto explica la dependencia mutua que se establece entre
práctica curricular y la escuela como organización.
76
concepto nuevo respecto a la noción clásica de puesto de trabajo; este concepto, más
amplio y de mayor versatilidad, es el de ocupación (López Camps y Leal, 2002).
En la sociedad del conocimiento, las actividades de los profesionales van más allá de
las tareas operacionales estrictas, para situarse en la gestión de flujos de información.
Esta manera de entender las organizaciones asume que sus resulta dos dependen,
básicamente, de la calidad de las competencias de sus miembros y del aprendizaje de las
propias organizaciones. De aquí, la imposición de la mejora continuada de las
competencias de los profesionales, originada y generada por sistemas de gestión del
conocimiento. Estas organizaciones serán cualificantes: las personas aprenden mejorando
sus competencias y transmitiendo sus aprendizajes a la organización que enseña y
aprende al mismo tiempo. Es un doble camino de flujo y reflujo, de ida y de vuelta
(López Camps y Leal, 2002), donde las organizaciones disponen de personas con
recursos, más que de recursos humanos.
77
-Cambio del papel del formador y de los agentes formadores.
-El conocimiento deja de ser una posesión individual para convertirse, a través de
redes, en un activo de la organización.
Senge (1995) define la organización que aprende como aquella en la que las personas
están continuamente desarrollando su capacidad de crear el futuro, intercambiar el
conocimiento y aumentar la eficiencia de la organización. Pero la gestión del
conocimiento consiste, fundamentalmente, en la mejora de los recursos de conocimiento
existentes, "se trata de conseguir que un grupo de personas no extraordinarias produzcan
resultados extraordinarios" (Marina, 2000).
78
(Martín, 2001), la cultura de una institución está determinada por la misión que ha de
cumplir u objetivos mediales y finales, la visión o tipo de institución que se quiere y los
valores que regulan su funcionamiento. Misión, visión y valores conforman la cultura de
una organización.
O'Hara (1994) afirma que las estrategias deben aplicarse cuando se desee:
-Fijar unas señas de identidad propias, señalando unos valores internos, conocidos y
reconocidos por toda la comunidad.
79
-Descentralizar los objetivos, a fin de dar posibilidad al liderazgo global de la
institución.
Las estrategias que se originan desde la gestión del conocimiento o capital intelectual
conllevan la posibilidad de difundir, distribuir y utilizar el conocimiento en beneficio de la
institución educativa. Consecuentemente, los docentes habrán de adecuarse tanto a la
creación de cultura, distribución y utilización como al mundo laboral. Siguiendo la
propuesta de Martín (2001: 219-227), recogida del Club Gestión de Calidad (1998), los
requerimientos actuales reclamados a los profesionales de la educación en la gestión del
conocimiento son:
b)Trabajo en equipo.
b.2)Toma de decisiones, que incluye el para qué, qué, quién, con qué, dónde,
cuándo.
b.3)Relaciones interpersonales.
80
c.1)Habilidades para la adaptación del organigrama y la organización del
trabajo.
e.4)Captación de recursos.
81
g.2)Desarrollo del pensamiento inductivo.
h)Gestión de proyectos.
82
k.3)Conocimiento de los conceptos básicos de TQM y de las herramientas de la
calidad.
Como puede constatarse de todo ello, cada vez son más las exigencias que se
reclaman a los docentes, con el objeto de contribuir a la mejora y calidad de los centros
lo cual debe tener una clara repercusión en el proceso educativo del alumnado.
Cada vez son más las responsabilidades que se asignan a la escuela. Hoy ya no sólo se la
considera como una institución que enseña o transmite contenidos, es mucho más lo que
se le está pidiendo: en muchas ocasiones la escuela está asumiendo responsabilidades que
serían más propias de la familia, o al menos deberían producirse una corresponsabilidad.
Por ello, la escuela tiene unas funciones que paulatinamente se están ampliando y que
pueden resumirse del modo siguiente (Lorenzo Delgado, 2001: 50-51):
-La escuela está llamada a preservar y aumentar el acervo cultural de los pueblos, lo
históricamente acumulado (función histórica).
-La escuela satisface necesidades que van surgiendo en la sociedad en cada momento
histórico (función social).
83
En definitiva, la escuela cubre unas funciones que son explícitas y reconocidas
individual o socialmente (formar, socializar, instruir...), y otras funciones que están
latentes u ocultas (reproducción de la cultura dominante, servir a los intereses de grupos
de poder...). En cualquier caso, la escuela debe estar en una constante evolución con el
objeto de dar respuesta a las distintas demandas sociales, culturales y económicas.
En los últimos años, desde varios sectores, se ha hecho una reiterada alusión a la crisis de
la escuela. Esta pretendida crisis se encuentra condicionada por la inexistencia de un
modelo estable de sociedad, que por otro lado es lo normal, ya que en la sociedad actual
confluyen distintos modelos (rural, industrial, post-industrial) que lógicamente demandan
diferentes planteamientos educativos. Además, a esta circunstancia se añaden otros
factores, entre otros: la indefinición de políticas educativas coherentes y estables
derivadas de la falta de consenso, la democratización de la enseñanza, la resistencia al
cambio, la inadecuación de los medios o los planteamientos educativos que se formulan
para el mañana teniéndose que desarrollar con los medios de hoy (Gairín Sallán, 1996:
42-43). A este respecto tampoco hay que olvidar el rápido desarrollo de los
conocimientos científicos, así como la transformación técnica y la evolución continua de
determinantes sociológicos. En definitiva, la posible crisis de la escuela no surge por una
causa única, sino que viene determinada por la interacción de varias de ellas.
Han sido numerosos los estudios que han debatido sobre la crisis de la institución
escolar, aportando soluciones, dentro de las cuales nos encontramos con dos alternativas:
84
exclusivamente al servicio del actual sistema social que es injusto. Forman parte de
esta corriente de desescolarización autores tales como Goodman (1973) o Illich
(1974).
b)Los que defienden cambios para que la escuela pueda responder eficazmente a las
exigencias de la sociedad.
Esta última alternativa parece la más conveniente, ya que apostar por una
desescolarización supondría considerar a la escuela como la causa de todos sus defectos,
obviando la influencia de la sociedad. Esta posición no es la correcta, ya que escuela y
sociedad son dos realidades estrechamente relacionadas y complementarias. Así pues,
debemos entender la escuela como parte integrante de la realidad social. Para que la
escuela sea realmente eficaz es necesario que se concreten los objetivos que se esperan
de ella, teniendo en cuenta sus posibilidades y limitaciones.
Pero por otra parte, en la actualidad nadie cuestiona la necesidad de que exista "una
escuela para todos", atendiendo a la diversidad de todo el alumnado, no sólo de los que
presenten deficiencias físicas, psíquicas o sociales (alumnos con necesidades educativas
especiales). A este respecto, Martín-Moreno Cerrillo (1996) señala que la organización de
un centro educativo debe fundamentarse en dos supuestos: 1) las deficiencias socio-
fisico-psíquicas entre los individuos se sitúan en un continuo, y 2) todo estudiante ha de
ser objeto de una atención individualizada didáctica y educativa dentro de un enfoque
normalizado. Para lo cual se ofrecen alternativas organizativas variadas y flexibles,
aplicables a la totalidad del alumnado, y que pueden concretarse en aspectos tales como:
aulas especializadas para alumnos con necesidades educativas especiales durante un
determinado espacio de la jornada escolar, apoyo al aula habitual por parte de
85
profesionales especialistas, una adaptación organizativa que incluya la programación de
estrategias coherentes y diversificadas, la potenciación de la acción tutorial como apoyo
continuado al proceso educativo, la elaboración de un proyecto educativo de centro
(PEC) para la diversidad o el desarrollo del pensamiento del profesorado, todo ello
dentro del marco de la normalización. Actualmente se habla de la necesidad de una
escuela inclusiva que garantice la igualdad de todos los alumnos dentro de un contexto
social amplio, de ahí que debamos entender la inclusión como una proyección más allá
de lo estrictamente escolar.
Por otro lado, cada vez es más frecuente que en los centros educativos confluyan
colectivos muy diversos: alumnado "normal", alumnado sociocultural y/o
económicamente desfavorecido, alumnado inmigrante o de minorías éticas, alumnado
con necesidades educativas especiales... A este respecto, en el preámbulo de la Ley
Orgánica de Educación (LOE, 2006) se explicita con claridad que uno de los principios
fundamentales de dicha Ley es "conseguir que todos los ciudadanos alcancen el máximo
desarrollo posible de todas sus capacidades, individuales y sociales, intelectuales,
culturales y emocionales para lo que necesitan recibir una educación de calidad adaptada
a sus necesidades. Al mismo tiempo, se les debe garantizar una igualdad efectiva de
oportunidades, prestando los apoyos necesarios, tanto al alumnado que lo requiera como
a los centros en los que estén escolarizados". Para ello establece como fines del actual
sistema educativo español los siguientes (art.2):
e)La formación para la paz, el respeto a los derechos humanos, la vida en común, la
cohesión social, la cooperación y solidaridad entre los pueblos así como la
adquisición de valores que propicien el respeto hacia los seres vivos y el medio
ambiente, en particular al valor de los espacios forestales y el desarrollo sostenible.
86
confiar en sus aptitudes y conocimientos, así como para desarrollar la creatividad,
la iniciativa personal y el espíritu emprendedor.
Partiendo de la idea de que la escuela es necesario que exista, a pesar de los defectos y
problemas que pueda tener, es bueno determinar cómo debe proyectarse hacia el futuro,
y más concretamente, qué objetivos persigue la educación a corto, medio y largo plazo.
87
a)Un nivel formal cuyo objetivo será la transmisión del saber (especialmente
lenguajes), introduciendo cambios importantes en la estructuración didáctica y en
el currículo.
Ante este panorama, se defiende la idea de que la escuela ocupa un lugar privilegiado
en cuanto a posibilitar aprendizajes, sin embargo no se reserva la exclusividad, dado que
se amplían los espacios especializados para propiciar distintos aprendizajes. Por otro
lado, Lobrot (1984) entiende que en un futuro habrá animadores más que maestros en el
sentido tradicional, y cuya función principal será ayudar al alumnado en su evolución
personal. Asimismo, García Garrido (1986), considera que la escuela, desde el punto de
vista de la estructura, debería ser:
Las distintas visiones que nos han aportado los autores señalados acerca de la escuela
del futuro tienen en común lo siguiente: la forma de enseñar y de aprender debe
evolucionar hacia modelos más abiertos y participativos, huyendo de los patrones
tradicionales. Por otra parte no podemos obviar que los centros escolares caminan hacia
la sociedad del conocimiento en la que la utilización de las tecnologías de la información
y la comunicación están adquiriendo un especial protagonismo, ante esta situación los
centros tienen un importante reto: introducir estos medios en la práctica educativa de
forma coherente de modo que realmente se garantice la calidad de la enseñanza. La tarea
88
no resulta fácil, y sería interesante que desde las distintas Administraciones se asegurase
1°) una adecuada formación por parte del profesorado, y 2°) una adecuada
infraestructura y dotación y actualización de material que conlleve metodologías
innovadoras y eficaces.
Actividad n° 2. Tomando como referencia los distintos conceptos de escuela que se han
presentado en el capítulo, elaborar una definición de "escuela" propia, destacando
cuáles son los elementos que se consideran básicos de la misma.
Actividad n° 3. Realizar un listado de los aspectos que son propios y exclusivos de las
organizaciones escolares donde se imparte la enseñanza básica: destinatarios,
temporalidad, objetivos, relaciones que se establecen entre los integrantes, etc.
Actividad n° 5. Determinar cuáles son los rasgos que caracterizan a la escuela como
institución educativa por excelencia y que la diferencia de otro tipo de
organizaciones. Realizar un "retrato robot" de un modelo de escuela "ideal".
89
¿afectan a todas por igual?...
90
91
Objetivos
3.1. Introducción
92
La evolución diacrónica del cometido de la escuela viene diseñada, preparada,
organizada y normativizada legalmente, bien atendiendo a principios de centralización o
de descentralización. En todo caso, la escuela se ha movido buscando mejoras para la
sociedad. Parece correcto pensar que las mejoras en educación siempre han estado y
estarán vinculadas a algo. Esta vinculación ha quedado asumida por (Navarro Jurado,
2005):
-El sistema de información, adaptación y control del proceso así como de los recursos
apropiados para su eficacia y eficiencia.
-La aplicación de referentes de calidad según descriptores facilitados por los clientes
internos y externos.
93
El desarrollo diacrónico de la escuela, hasta la actualidad, hace hincapié en constantes
educativas, siendo el contenido de esas constantes el que varía según los tiempos y las
exigencias sociales, económicas, políticas y culturales. Cuando la educación se convierte
en un bien social al que tienen acceso todos los ciudadanos en igualdad de condiciones y
sin discriminación alguna, se hace necesaria una educación comprensiva, congregadora,
integradora que busca el desarrollo de capacidades y competencias en los individuos.
94
básicas se introducen con fuerza en el currículo de educación primaria y educación
secundaria obligatoria, lo cual está teniendo una repercusión en la práctica educativa, así
como en la organización y planificación de los centros escolares.
Para el siglo XIX, la escuela era la "gran igualadora". Pero tanto la educación como la
escuela surgen desde la configuración política y social. El siglo XIX heredó el
pensamiento de los ilustrados y los ideales de la Revolución francesa, que ni la más
severa censura consiguió detener en España.
95
económicas se convertirían en el motor impulsor de la transformación y evolución social.
No obstante, el panorama educativo español era de baja consideración.
Durante más de la mitad del siglo XIX va a convivir la escuela antigua con los
primeros escarceos de la escuela contemporánea. El cambio afectaría desde los
contenidos a los métodos, desde las técnicas de enseñanza a los instrumentos de apoyo a
la misma, de la concepción del autor del aprendizaje al autor de la enseñanza. Se trataría,
no de un cambio sin más, sino del nacimiento de una nueva escuela.
96
Los supuestos antropológicos que subyacen en la nueva escuela, diseñada a mediados
del siglo XIX, parecen interesarse por las grandes finalidades a la que están abocadas las
concepciones de la sociedad del momento y sus propios intereses científico-técnicos,
toda vez que comienzan a primarse los conocimientos que preparan para la acción del ser
más que para aquellos que se detienen en el propio ser y estar del individuo. Objetivos y
técnicas, pedagogía y didáctica, estrategias y procedimientos convivían con cierta
armonía, pues el cambio desde la concepción de la escuela contemporánea fue paulatino.
La nueva dirección sociohistórica convertía las asignaturas en las autoras de los planes
de estudio, verdaderos ejecutores de la preparación científica que reclamaba la sociedad.
Comenzaba la enseñanza de lo diverso y desde diversas dimensiones: secularización,
convicciones económicas, sociales, políticas e ideológicas.
El Plan Pidal consideró y reconoció que los estudios de la enseñanza elemental y los
de ampliación quedaban englobados en los de segunda enseñanza. Por consiguiente, los
estudios de segunda enseñanza se regulaban con gran flexibilidad.
Con el Plan Pidal aún no podemos hablar de una enseñanza comprensiva al modo
como hoy la entendemos, pero en él quedan suscritos los primeros pasos, sobre todo
cuando refiriéndose al estudio de la enseñanza elemental lo denomina como
"indispensable a toda persona bien educada".
97
En 1833, Quintana redacta el "Informe de la Junta creada por la regencia para
proponer los diversos ramos de instrucción pública" donde expone que la instrucción
debe ser universal, uniforme, pública y gratuita. El ciudadano podrá elegir libremente la
persona que la comunique. Dividida la instrucción pública en primera, segunda y tercera
enseñanza, la más importante y necesaria es la primera, porque, "una nación compuesta
de individuos que sin excepción supiesen leer, escribir y contar, sería mucho más
ilustrada y sabría adquirirse más medios de felicidad".
98
población masculina y la totalidad del sexo femenino. Añádase a esto la separación
radical y absoluta de la educación y de la instrucción y el olvido completo de la primera.
Resultado de ello es que la enseñanza, tanto pública como privada, era una especie de
adorno del espíritu... De modo que el Estado, continúa exponiendo, apartado en general
de la tarea docente, de la que, por varias razones, se había encargado la Iglesia y los
particulares, no veía en aquélla, cuando le prestaba su apoyo, un interés general urgente,
ni sobre todo político, sino una obra de importancia moral que conservaba cierto carácter
de lujo y de esplendor" (Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, 1887).
Frente al racionalismo del siglo XVIII se alza el sentimiento romántico del XIX; frente
a la razón como medida del hombre, aparece el afecto; frente al encorsetamiento de la
lógica del intelecto se yergue la libertad del educando, libertad de ciencia y libertad de
conciencia; frente al dirigismo instructivo se alza la educación integral como objeto último
a conseguir; frente a la memorización para la evocación mecánica se proclama la
intuición como método expeditivo. Se inicia, pues, el activismo de la Escuela Nueva:
respeto a la naturaleza del niño (Rousseau) y a su desarrollo espontáneo; recreación de la
cultura; consideración de que la persona es esencialmente persona pero es
existencialmente cuando se convierte en persona, insertado en la comunidad social para
su desarrollo (Locke); confianza en el autogobierno (Kant); adecuación de la escuela y
sus programa al contexto ambiental y social y a la realidad psíquica del alumno;
99
subordinación de la instrucción a la educación; aceptación del principio de libertad de
enseñanza y énfasis en la coeducación.
En los años sucesivos verán la luz numerosos reglamentos sobre educación, sus
instituciones, exámenes, formación de los maestros, etc., hasta llegada la Institución
Libre de Enseñanza precedida de la creación de la cátedra froebeliana en la Escuela
normal central, en 1876, que renovarán la educación y darán cabida en las escuelas tanto
a niños como a niñas, aunque diferenciados en su currículo.
La primera mitad del siglo XX europeo se caracteriza por las tendencias de la Escuela
Nueva, marcadas por los principios pedagógicos y didácticos de la oficina internacional
de Escuelas Nuevas, fundada por Ferriere. La corriente de la Escuela Nueva, renovadora
de la educación, entendía la escuela como un laboratorio de pedagogía práctica, centrado
en la psicología del niño, que atendía sus necesidades psicobiológicas e intereses
espontáneos y administraba el cultivo del juicio y la razón, afanados en conseguir una
cultura general y una especialización, a través de los hechos y sus experiencias,
recurriendo al trabajo individual y colectivo de los alumnos, que tomarán sus decisiones
en asamblea general.
100
de 1953 que aprobaba el Reglamento general de centros de enseñanza media y
profesional, y significaría la dignificación de las clases laborales por medio de la cultura.
El ministerio de Lora Tamayo, 1962-1968, pondrá en funcionamiento cierta
modernización de la escuela y la enseñanza, que dará lugar a una gran explosión escolar,
campañas de alfabetización y maestros alfabetizadores, contemplados en la Ley de
educación primaria, de 1965, que reforma la de 1945. En definitiva, se estaba
preparando la reforma de 1970, expresada en la Ley general de educación (LGE). Entre
los puntos más destacados de la Ley de educación primaria, de 1965, subrayamos:
ampliación de la escolaridad obligatoria hasta los 14 años de edad y la posibilidad de
acceder al tercer curso de bachillerato al finalizar la enseñanza primaria.
101
según intereses y promoción del alumnado, que obliga a optar prematuramente a
los niños.
-La formación profesional sería una modalidad educativa más, que relacionaría el
mundo educativo con el laboral.
-Conocimiento del entorno del centro como elemento de influencia en el mismo, así
como la proyección del propio centro en la comunidad.
-En los centros habrá un consejo asesor en el que participarán los profesores y los
102
padres de los alumnos.
-La formación profesional de primer grado, que durará dos cursos, deberá continuar
la formación integral del alumno.
-Los alumnos tendrán que elegir a los 14 años de edad entre cursar bachillerato, los
que posean el título de graduado escolar, y los que tengan que dirigirse por
formación profesional.
103
enseñanza se mejora la calidad de vida. Este sería el objetivo fundamental del Libro
blanco para la reforma (1989). Al mismo tiempo, las aspiraciones sociales, económicas y
profesionales se hacen eco de la necesidad de mejora en la preparación instructiva y
formativa de los más jóvenes. De aquí la respuesta del sistema educativo ampliando la
educación básica hasta los 16 años de edad, continuando siendo obligatoria y gratuita.
104
enseñanza secundaria (1989) y en la Ley de ordenación general del sistema educativo
(LOGSE, 1990) son:
-Organización flexible.
-Atención personalizada.
105
Considerael currículo desde el paradigma cognitivo-contextual, con una visión
reconceptualista.
d)Aprendizaje permanente.
106
educativa.
-Segundo nivel: adaptación del primer nivel a la realidad de cada centro, realizado por
el equipo docente. Se denomina también proyecto curricular de etapa (PCE).
107
Pero la comprensividad plantea algunos interrogantes, tanto desde el plano teórico
como desde el plano de la práctica docente:
a)Plano teórico:
•¿La realidad de los centros y la actividad del profesorado cambia sólo desde las
leyes o desde el cambio individual?...
•Para que la población hasta los 16 años de edad reciba enseñanza de calidad,
los centros deberán disponer de los recursos e infraestructuras suficientes.
108
es realista, lejos de la labor inquisitorial o de penalización?...
•No ha conseguido que sea una escuela de todos, ni desde el punto de vista
social, ni en lo referente a las aptitudes, por el alto porcentaje de abandono
escolar.
•En los países donde coinciden escuelas comprensivas y las tradicionales, las
primeras cuentan con peores dotaciones de profesores, y los alumnos
obtienen resultados inferiores.
Sin embargo, la posible crisis del modelo comprensivo no afecta a sus principios. Se
discute la forma de configurarse tales principios. En este caso, la escuela comprensiva ha
de enfrentarse a sus propias contradicciones internas, pues parece continuar la tensión
entre un sistema selectivo y un sistema democrático que busca la igualdad real de
oportunidades.
109
1.Cuidar especialmente la educación infantil y primaria, evitando el retraso académico
y la desmotivación.
2.Establecer condiciones específicas para los centros con riesgo de fracaso escolar.
5.Ofrecer en los centros programas de diversificación para alumnos con retraso en sus
aprendizajes y para alumnos desmotivados, programas que compartirían algunas
áreas más instrumentales con sus compañeros.
Reivindicar una escuela igualitaria no debe ser sinónimo de reclamar uniformidad, sino
que debe suponer educar respetando las posibilidades de cada alumno. En tal caso, la
escuela habrá de ofrecer a cada estudiante la ayuda que necesita, ajustando la
intervención educativa a la individualización y personalización del alumno. La dificultad
aparece cuando se ha de asegurar el equilibrio necesario entre comprensividad del
currículo y la diversidad de escolares a quienes va dirigido, máxime cuando la escuela ha
de atender tanto a la inteligencia racional como a la inteligencia emocional y social.
110
el medio social inciden en el desarrollo de la persona y en su capacidad de aprender. De
aquí, que la ayuda pedagógica del profesor sea tan fundamental como las condiciones
requeridas en el alumno. Vigotsky (1992) destacó la importancia del triángulo educativo -
quién aprende, quién enseña y los contenidos que hay que enseñar y aprender - y, por
tanto, de las interacciones que en él se producen. Para el psicólogo soviético, lo
importante de las interacciones sociales es que permiten organizar la actividad del
aprendizaje. En este sentido, Vigotsky sustituye el sujeto epistémico por el sujeto
psicológico, lo que explicaría su teoría sobre el desarrollo del conocimiento social. La
característica central de las funciones elementales, afirma Vigotsky (1979: 69), es que
están directamente y totalmente determinadas por los estímulos procedentes del entorno.
Así pues, el desarrollo de las criaturas y los procesos de enseñanza-aprendizaje son
interdependientes, si bien, expresa, el aprendizaje escolar precede al desarrollo. Estas
ideas llevaron a Vigotsky a formular su noción más conocida: la "zona de desarrollo
próximo" (ZDP), esto es, la distancia que hay entre los resultados del aprendizaje
autónomo del alumno y los resultados con intervención pedagógica. Esta zona es
diferente para cada individuo, por lo que el tratamiento de la diversidad pretende que el
alumno alcance los mejores resultados dentro de su ZDP, lo que exige el ajuste de la
ayuda pedagógica a las necesidades de los alumnos. Desde este planteamiento, cobran
especial importancia los contenidos de procedimientos, junto a otros, en la enseñanza
formal, esto es, educar para desarrollar capacidades en las personas y que las hagan
competentes en un contexto social y cultural determinado.
¿Es posible tener en una clase alumnos con diferentes ritmos de aprendizaje?...; si
ponemos a todos los alumnos juntos, ¿es posible que baje el nivel de aprendizaje debido
a sus diferencias individuales?... Estas y otras preguntas más surgen cuando se efectúa el
tratamiento de la diversidad, pues los alumnos son diferentes, pero también lo son los
centros y las aulas y el profesorado. Veámoslo sucintamente:
111
imagen propia del cuerpo y diferencia la conducta psicosexual. Las relaciones sociales
cobran especial importancia, por lo que se busca la amistad fiel, reflejo de seguridad,
aceptación y reconocimiento, al tiempo que se acrecienta la necesidad de independencia,
la participación social, los valores y los ideales. En los aspectos cognitivos, el adolescente
incrementa la capacidad de generalización y de abstracción, el desarrollo de la
imaginación y el interés por los problemas no personales.
Los centros rurales mantienen estrecha relación con el entorno: los proyectos que
afectan al pueblo encuentran eco en el centro. Por el contrario, la sociedad rural atribuye
gran importancia a las actividades del centro. Entre los colectivos de estos centros existe
más diálogo y convivencia. El alumnado suele aparentar cierto déficit cultural.
Los centros urbanos que se nutren de las clase medias están menos integrados en el
entorno y no existe influencia mutua al no haber necesidad de corregir carencias
generales.
112
-Las aulas son diferentes:
113
educadores que temen perder el control sobre el contenido de la educación, a lo que
podría añadirse la cierta mecanización del proceder en el proceso de adquisición de las
mismas por resultar algo extraordinariamente mecánico y, posiblemente, desestructurado,
pues la relación entre los diversos elementos puede quedar muy debilitada o inexistente
en el tiempo de aprovechamiento y ejercicio de las competencias. Tal vez, los métodos
de competencia atomicen, por aislamiento, la demostración de saberes en la práctica. De
aquí, la desconfianza que algunos muestran sobre la educación basada en la competencia.
En consecuencia, después de una década de debates al respecto, el método de
atomización comienza a estar sustituido por modelos más holísticos (Barrer, 1995).
Podemos resumir que los grandes elementos motores del aprendizaje de las personas,
aún en los tiempos del progreso de la tecnología son:
-Se aprende para adquirir nuevas competencias para hacer cosas nuevas.
-Se aprende para mejorar el conocimiento propio - ser-, para conocer el medio en que
la persona se desenvuelve y para desenvolverse en ese medio - estar-.
114
-Se aprende para ser ciudadanos activos con voluntad de ser agentes sociales
comprometidos en la construcción del futuro.
Con los aprendizajes esbozados, las organizaciones podrán estar formadas por
personas que disponen de recursos, y no sólo de recursos humanos. Este nuevo
planteamiento tiene como efecto organizativo la ruptura de la imagen tradicional de la
escuela como un agregado de compartimentos estanco: dirección, jefatura de estudios,
jefaturas de departamentos o de seminarios, coordinadores de ciclo, tutores, profesorado,
para pasar a trabajar en equipo bajo una dirección participativa que estimule la
creatividad, la innovación, el intercambio de conocimientos y la interactuación en el
entorno. Asociado a este fenómeno irán surgiendo las comunidades de aprendizaje, en las
que las personas comparten sus conocimientos y adaptan sus aprendizajes de forma
continuada, es decir, la organización aprende (Senge, 1995).
115
La concepción del término competencia depende del contexto donde queramos
aplicarlo. Prieto ha identificado seis acepciones de competencia en el uso corriente del
idioma dentro del ámbito sociolaboral:
116
novatos tienen problemas al enfrentarse con el desarrollo de su profesión. De aquí, que la
organización educativa exija nuevos métodos curriculares, recursos apropiados y
agrupamientos coordinados, cooperativos y colaborativos. Uno de ellos es el currículo
basado en problemas, que va más allá de la concentración profesión/ocupación.
Habremos de preguntarnos, ¿cuál es la mejor práctica de aprendizaje competencial,
porque de la decisión de la respuesta depende la organización de los elementos que
coinciden en la enseñanza-aprendizaje basada en competencias. En todo caso, el
propósito ha de ser el practicante competente. Aunque tendremos que distinguir entre
experiencia como resultado y la adquisición de la experiencia, es decir, el mérito o el
requisito.
La Ley Orgánica de educación (art. 5.1) establece que "todas las personas deben
117
tener la posibilidad de formarse en competencias para su desarrollo personal y
profesional". Para la LOE (2006), ser competente es haber alcanzado y desarrollado las
capacidades expresadas en los objetivos de las distintas etapas educativas, pero aclara
que no existe una relación unívoca entre la enseñanza de determinadas materias y el
desarrollo de ciertas competencias, sino que todas y cada una de las materias se
complementan y contribuyen al desarrollo de diferentes competencias. A su vez, cada
competencia básica se alcanza a través de varias materias: el alumno ha de desarrollar la
capacidad de análisis, por ejemplo, y analizará, según métodos, el medio ambiente, y los
procesos químicos, y las relaciones matemáticas, y la evolución de la industria, y la
estructura sintáctica en el proceso comunicativo...
-Situar a los alumnos ante diversos contenidos, que pretenden los mismos objetivos
utilizando recorridos de aprendizaje distintos según la caracterización de los
propios contenidos.
118
-Integrar los aprendizajes formales, no formales e informales.
119
pensamiento, las emociones y la conducta. Los conocimientos y actitudes propios
de esta competencia permiten comprender y expresar lingüísticamente los
contenidos y aplicarlos a distintos contextos de la vida, formar juicios críticos y
éticos, adoptar decisiones, disfrutar escuchando, exponiendo, dialogando,
expresarse en forma oral y escrita, generar ideas, estructurar el conocimiento, dar
coherencia al discurso y a las propias acciones. En definitiva, la competencia de
comunicación lingüística es la herramienta específica de comprensión, expresión,
representación de la realidad y sirve para presentarse y representarse.
120
5.Competencia social y ciudadana. Esta competencia hace posible comprender la
realidad social en que se vive, adquirir hábitos de convivencia y vida social y la
solución de conflictos de forma pacífica, respetando derechos y deberes sociales y
ciudadanos. En síntesis, esta competencia supone la aceptación, respeto y
utilización de los valores democráticos para afrontar la convivencia pacífica y
tolerante.
Para la adquisición de las competencias básicas, la LOE (art. 18) dispone para
educación primaria las siguientes áreas:
•Educación artística.
•Educación física.
121
•Lengua castellana y literatura y, si la hubiere, lengua cooficial y literatura.
•Lengua extranjera.
•Matemáticas.
Asimismo, la LOE (art. 24) establece las siguientes materias que contribuyen en la
ESO al desarrollo de las competencias básicas:
•Ciencias de la naturaleza.
•Educación física.
•Lengua extranjera.
9Matemáticas.
•Música.
•Tecnología.
•Biología y geología.
•Física y química.
122
4. En el conjunto de los tres cursos, los alumnos podrán cursar alguna materia optativa.
•Educación física.
•Educación ético-cívica.
•Matemáticas.
•Biología y geología.
•Física y química.
•Informática.
•Latín.
•Música.
•Tecnología.
c)Los alumnos podrán cursar una o más materias optativas de acuerdo con lo que
establezca la Administración educativa.
123
Las distintas áreas o materias coadyuvan a alcanzar dichas competencias, sin tener
que haber una relación unívoca entre competencia y áreas o materias. A este respecto, el
Real Decreto 1631/2006 declara que "no existe una relación unívoca entre la enseñanza
de determinadas áreas o materias y el desarrollo de ciertas competencias. Cada una de las
áreas contribuye al desarrollo de diferentes competencias y, a su vez, cada una de las
competencias básicas se alcanzará como consecuencia del trabajo en varias áreas o
materias".
Detectar la manera y los modos como las personas aprenden es imprescindible para el
desarrollo competencial. Los expertos educativos se decantan por explicar que el
aprendizaje efectivo parte de la práctica y de la experiencia. Los individuos competentes
no aprenden exclusivamente a través de los mecanismos habituales de transmisión de
saberes. Para ser exitosas las organizaciones educativas en la actual sociedad del
conocimiento habrán de propiciar procesos formales de aprendizaje, a lo que tendrán que
unir lo que ya adelantara Dewey: se aprende mejor haciendo. De esta manera, se llega a
la formulación de los nuevos contenidos formativos, que han evolucionado de la mera
transmisión y consecución de cultura a la creación guiada o autónoma de la cultura, a
través de "aprender a aprender" o dotarse del instrumental que permita a la persona no
sólo la adquisición cualitativa, sino también poder atender satisfactoriamente las
demandas actuales y futuras. La nueva sociedad reclama introducir una formación
versátil y más centrada en proporcionar conocimientos elementales de base amplia y
emplear unas estrategias formativas coherentes con los conocimientos modernos de los
procesos de aprendizaje. En definitiva, la educación por competencias sienta las bases
instrumentales para que la persona pueda realizar continuas transferencias de saberes
para la adquisición de nuevos saberes, adecuación y afrontamiento de futuras situaciones
de aprendizaje.
Las ocho competencias dichas significadas por la LOE (2006) amparan las que son
atribuibles a grados de academicismo y las que pertenecen a atributos personales o
competencias personales. Es obvio que el conocimiento y las habilidades sobre algo son
generalmente visibles y relativamente superficiales o más fáciles de advertir en las
personas. Sin embargo, aquellas otras competencias que abarcan aspectos más centrales
124
de la personalidad, el concepto de uno mismo, las motivaciones, etc. son aspectos más
ocultos que pueden interferir en la demostración de las mismas, incluso más dificiles de
evaluar y de desarrollar.
125
decirse que el desarrollo de las competencias básicas en los centros escolares está
teniendo una clara repercusión en la organi zación de los mismos y en la práctica
educativa, todo ello con el objeto de mejorar la calidad de la enseñanza. Por otro lado,
hay que recordar que al finalizar el segundo ciclo de educación primaria y segundo curso
de educación secundaria obligatoria se realizará una evaluación de diagnóstico de las
competencias básicas alcanzadas por el alumnado (arts. 21 y 29 de la LOE, 2006), lo
cual supone una revalorización de este modelo competencial.
Puede decirse que la meta del aprendizaje, según los principios actuales de
enseñanza-aprendizaje, es ayudar a los estudiantes a que aprendan de forma significativa,
interioricen y asuman los aprendizajes y transfieran el conocimiento, esto es, que los
alumnos logren el desarrollo de su capacidad de autorregulación intrapersonal e
interpersonal dentro de una sociedad e intersocialmente.
Para las metas referidas, los profesores y la comunidad educativa en general deben
ser conscientes de sus conocimientos y creencias sobre qué enseñar, aprender, educar
enseñando y el papel que juegan los contenidos de las áreas materias, para que, en
conjunto y coordinadamente, coadyuven a que los estudiantes logren las competencias
diseñadas. Son, pues, los profesores los motores del cambio de metas de aprendizaje y,
como consecuencia, los facilitadotes del cambio de sus alumnos respecto a las metas del
aprendizaje. Todo ello exige, por un lado, el cambio conceptual de la enseñanza por parte
del profesorado y el cambio organizativo del intorno y entorno del aprendizaje.
126
juega el docente en el aula, qué tarea es la oportuna. Todo ello actúa como
filtro de la declaración y asunción de intenciones educativas y decisiones en el
aula.
127
significados, resuelvan problemas y conflictos, se enfrenten a las novedades y a los
fracasos, recreen creencias, valores, supuestos relativamente o com pletamente
implícitos, códigos y normativa explícitos, patrones rutinarios de acción... En definitiva,
se impone la generación de determinados modos de comprender los acontecimientos y
actuar en relación con ellos, configurando una nueva manera de ser y hacer organización
o cultura organizativa particular.
Diversos análisis (Evans, 1996, Hargreaves, 1996, Stoll y Fink, 1999) sobre los
procesos de cambio revelan aspectos como los siguientes:
•Los cambios se producen no por mandatos externos, sino por los cambios
experimentados individualmente por los miembros de la comunidad educativa. La
práctica educativa cambia procesualmente a medida que las nuevas actuaciones
vayan dejando obsoletas las habituales.
Podemos cambiar algo cuando conocemos las claves para interpretar lo que ocurre en
una organización, pero no es posible transformar algo sin conocer lo que queremos
transformar desde dentro de la organización, y el grado de afectación individual o grupal
de los cambios. En el centro escolar coexisten alumnos, profesores, directivos, padres y
personal de administración y servicios, que exponen su particular perspectiva de lo que
ha de ser la vida organizativa del mismo. Se trata de una particular interpretación de una
128
misma realidad y de una diferenciada forma de asumirla o refutarla. El mayor peso recae
en la cultura de los profesores, verdaderos reconstructores del clima y cultura
organizativa.
Fullan (1996), argumentando sobre los procesos complejos que intervienen en las
organizaciones que cambian porque aprenden, plantea ocho lecciones para poner en
práctica:
129
implica la puesta en marcha de medidas organizativas y funcionales; a este respecto, en
los Reales Decretos de enseñanzas mínimas de educación primaria y educación
secundaria obligatoria se destaca la necesidad de: organización y funcionamiento de los
centros y de las aulas, participación del alumnado, normas de régimen interno, uso de
determinadas metodologías y recursos didácticos, organización y funcionamiento de la
biblioteca escolar, la acción tutorial permanente y la planificación de las actividades
complementarias y extraescolares. Así pues, se debe apostar por un cambio cultural en
las escuelas que favorezca el desarrollo de competencias.
Actividad n° 1. Analizar las relaciones con los aprendizajes que tienen las características
de la educación comprensiva.
Actividad n° 2. Analizar las relaciones con los aprendizajes que tienen las características
de la educación por competencias.
130
Actividad n° 10. Recogidas las conclusiones derivadas del punto anterior, diseñar la
organización de un centro y un aula requerida para la educación por
competencias.
Actividad n° 13. Analizar los avances que suponen las leyes sobre educación, desde la
LGE (1970) hasta la LOE (2006), en materia de mejora y calidad de la
educación.
131
132
Objetivos
4.1. Introducción
En España podemos decir que fue con la Ley Moyano de 1857 cuando se consolida el
sistema educativo, implantándose los principios básicos de gratuidad para la enseñanza
primaria, uniformidad, secularización y una relativa libertad de enseñanza.
Posteriormente en 1970 se aprobó la Ley general de educación y financiación de la
reforma educativa (LGE) que supuso una reforma integral del sistema educativo español,
fundamentada en los siguientes aspectos: igualdad de oportunidades para todos,
flexibilidad, apertura pedagógica, reforma de los planes de estudio, calidad de la
enseñanza, formación del profesorado y educación y empleo. Pero la promulgación de la
Constitución española de 1978 tuvo un efecto inmediato en el ámbito educativo, ya que
en su artículo 27 se recoge entre otros aspectos el derecho a la educación y a la
participación de la comunidad educativa en el control y gestión de todos los centros
sostenidos por la Administración con fondos públicos. En esta línea hubo un primer
intento de regular el derecho a la educación y a la participación en 1980 a través de la
Ley Orgánica del estatuto de centros escolares (LOECE), sin embargo no llegó a entrar
en vigor debido a que fue recurrida.
133
Posteriormente en 1985 se promulga la Ley Orgánica 8/1985, de 3 de julio,
reguladora del derecho a la educación (LODE), y con ella se garantiza la participación de
la comunidad educativa (como un derecho y un deber) en el control y gobierno de los
centros a través de la constitución de los consejos escolares. Fue con la Ley Orgánica
1/1990, de 3 de octubre, de ordenación general del sistema educativo (LOGSE), cuando
se produce una importante trasformación en nuestro sistema educativo, suponiendo la
derogación de buena parte de la LGE de 1970. Complementando a la LOGSE, en 1995
se promulga Ley Orgánica 9/1995, de 20 de noviembre, de la participación, la evaluación
y el gobierno de los centros docentes (LOPEGCE), en la que entre otros aspectos, se
reconoce la autonomía organizativa, pedagógica y de gestión económica de los centros
escolares no universitarios. Tras una aparente calma en la política educativa, en el año
2002 se aprueba la Ley Orgánica 10/2002, de 23 de diciembre, de calidad de la
educación (LOCE) que apenas llegó a desarrollarse porque en el 2006 se promulga la
Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de educación (LOE), actualmente en vigor, junto
con la modificación de algunos aspectos de la Ley Orgánica 8/1985, de 3 de julio,
reguladora del derecho a la educación.
En definitiva, hoy en día el ámbito educativo viene regulado por una serie de leyes
orgánicas de las cuales se derivan un elevado número de reales decretos, órdenes y
resoluciones, sin olvidar la extensa legislación que a nivel autonómico contribuye a
desarrollar la normativa estatal. Con todo ello se pretende consolidar nuestro sistema
educativo, al tiempo que cada vez surgen más voces que reclaman un consenso entre las
distintas fuerzas políticas que aporte estabilidad, y en la medida de lo posible se
desarrollen plenamente las distintas leyes que afectan al ámbito educativo, que en los
últimos años ha sido prácticamente imposible por la prolija cantidad de normativa que se
ha ido sucediendo en función de los vaivenes políticos.
134
Figura 4.1. Trayectoria legislativa.
Como podemos constatar, durante las cuatro últimas décadas se han ido sucediendo
una serie de leyes que no han logrado consolidar definitivamente nuestro sistema
educativo. Cierto es que la mayor reforma se produjo en 1990 con la LOGSE,
introduciéndose importantes cambios con respecto a la Ley general de educación de
1970, sin olvidar la enorme repercusión que tuvo en su tiempo esta Ley del setenta,
resultando ser un gran avance en materia educativa.
Desde 1990 la estructura básica del sistema educativo se ha ido manteniendo, aunque
sí que ha habido modificaciones en aspectos concretos, sobre todo en lo que se refiere a
la educación secundaria.
4.2. Ley Orgánica 8/1985, de 3 de julio, reguladora del derecho a la educación (LODE)
135
Dicha Ley basa su justificación en el artículo 27 de la Constitución española, aceptando
como fundamentos de nuestro sistema educativo los siguientes principios:
-Pluralismo y equidad.
-Libertad de enseñanza.
-Control social.
Para ello la Ley contempla una serie de fines que han servido de referente hasta hoy,
concretándose en los siguientes (art. 2):
136
a las características del medio en que estén insertos, adoptar métodos de enseñanza y
organizar actividades culturales escolares y extraescolares". De esta forma los centros
escolares tienen un margen de autonomía en cuanto al desarrollo del proceso de
enseñanza-aprendizaje.
-Aprobar y evaluar la programación general del centro que con carácter anual elabore
el equipo directivo. -- - - -- - - - - - -- - - - --
-Establecer las relaciones de colaboración con otros centros con fines culturales y
educativos.
Como puede deducirse, a través del consejo escolar la comunidad educativa conoce,
valora y aprueba aspectos propios de la organización escolar referidos tanto a la actividad
docente como a la no docente (administración, economía...). Así mismo, estas
atribuciones del consejo escolar están en consonancia con lo establecido en su artículo
19: "en concordancia con los fines establecidos en la presente Ley, el principio de
participación de los miembros de la comunidad escolar inspirará las actividades
137
educativas y la organización y funcionamiento de los centros públicos".
Por último, conviene destacar que la LODE (1985) realiza otras dos aportaciones
significativas: por un lado, dentro de la tipología de centros docentes diferencia entre
centros públicos, centros privados y centros privados-concertados mediante régimen de
conciertos; y por otro, la participación en la programación general de la enseñanza a
través del consejo escolar del Estado y el consejo escolar de la Comunidad autónoma.
4.3. Ley Orgánica 1/1990, de 3 de octubre, de ordenación general del sistema educativo
(LOGSE)
Promulgada tras un intenso debate, dicha Ley constituye el eje fundamental en tomo a la
cual se desarrolla toda la política educativa española durante casi dos décadas.
138
para ejercer de manera crítica y en una sociedad axiológicamente plural, la libertad, la
tolerancia y la solidaridad".
139
la evaluación del sistema educativo (art. 55). Lógicamente, este nuevo planteamiento
educativo va a afectar a la organización de los centros educativos, reflejándose en lo
dispuesto en los diferentes artículos.
Para empezar, hay que señalar que la autonomía institucional está garantizada tal y
como se expone en el artículo 57.4: "las Administraciones educativas fomen tarán la
autonomía pedagógica y organizativa de los centros y favorecerán y estimularán el
trabajo en equipo de los profesores". A ello hay que añadir lo expuesto en el artículo
59.1: "las Administraciones educativas fomentarán la investigación y favorecerán la
elaboración de proyectos que incluyan innovaciones curriculares, metodológicas,
tecnológicas, didácticas y de organización de los centros docentes". Esta autonomía
institucional se considera que es el fundamento de la calidad de la enseñanza.
Pero tal vez una de las circunstancias que más directamente haya influido en la
organización de los centros escolares sea la referida a la autonomía en la gestión
económica, y sobre todo la autonomía pedagógica, que se concreta en la elaboración del
proyecto educativo de centro (PEC), el proyecto curricular de centro (PCC) y la
programación general anual (PGA). La elaboración de dichos documentos ha supuesto
primeramente una extraordinaria labor de coordinación entre todo el profesorado del
centro, especialmente en la elaboración del PCC, así como una implicación de toda la
comunidad educativa a través del PEC en el que se reflejan las grandes líneas
organizativas del centro.
140
el agrupamiento flexible del alumnado para actuaciones concretas, como pueden ser las
sesiones de apoyo, refuerzo o ampliación. En definitiva, no se puede plantear la
institución escolar como una estructura cerrada, sino que debe dar respuesta a las
necesidades del alumnado, para lo cual se procederá al tipo de organización que
garantice, en la medida de lo posible, una enseñanza eficaz y de calidad.
Tomando como referencia la LOGSE (1990) establece los principios de actuación con el
objeto de garantizar una enseñanza de calidad para todos, y para ello se propone (art. 1):
141
Así pues, dicha Ley refuerza la idea de la participación de la comunidad educativa en
la organización de los centros educativos sostenidos con fondos públicos, sobre todo a
través del consejo escolar de centro, el claustro de profesores y las respectivas
asociaciones. Esta participación supone que dicha organización debe ser algo
consensuado por parte de toda la comunidad educativa, al tiempo que debe considerarse
como algo abierto y flexible, adaptándose en cada momento a las distintas circunstancias
que se deriven. La organización del centro escolar deja de ser algo exclusivo del equipo
directivo y del profesorado, para implicar también a los padres, alumnado, e incluso a la
representación municipal, precisa mente porque la organización escolar condiciona todo
el proceso de enseñanzaaprendizaje.
A ello hay que añadir, la autonomía que tienen los centros en una doble vertiente: por
un lado, la autonomía organizativa y pedagógica mediante los proyectos curriculares, las
normas de funcionamiento y los proyectos educativos; y por otro, la autonomía de
gestión de los recursos económicos de los centros públicos. Todo ello ha supuesto, en
general, un cambio de mentalidad en cuanto a la dinámica del centro escolar, influyendo
directamente en su funcionamiento y organización.
Tal y como se refleja en la exposición de motivos de esta Ley: "deben reforzarse las
propias funciones encomendadas al consejo escolar, de modo que pueda afrontar con
éxito las tareas complejas que se le encomiendan, entre las que destacan, por su
trascendencia, la elección del director, el ejercicio de una mayor autonomía de
organización y gestión y la determinación de las directrices para la elaboración del
proyecto educativo del centro, desde la concreción de los objetivos que pretenden las
enseñanzas impartidas hasta la oferta específica que el alumnado recibe". A la vista de lo
expuesto, da la impresión que la organización y gestión del centro se encuentra
condicionada por las decisiones que se aprueben en el consejo escolar, lo cual es cierto
pero hay que hacer una matización: en la mayoría de los casos, debido a la composición
de estos consejos, en los que la representación del profesorado junto con el equipo
directivo (que también son profesores) son mayoría, las decisiones adoptadas dependen
en buena medida del claustro de profesores. Además, no siempre es posible llevar a cabo
fórmulas organizativas que se consideran teóricamente eficaces, dado que en aspectos
organizativos, los elementos humanos y materiales juegan un papel determinante.
142
horarios del profesorado y alumnado, espacios, tutorías, distribución de recursos
materiales, gestión económica, reuniones de coordinación, entrevistas con las familias,
actividades complementarias y extraescolares, etc. A este respecto, en ocasiones desde
las distintas Direcciones provinciales de educación se procede a emitir algún tipo de
instrucción o normativa. Sin embargo, el Real Decreto 82/1996, de 26 de enero, por el
que se aprueba el Reglamento Orgánico de las escuelas de educación infantil y de los
colegios de educación primaria, y el Real Decreto 83/1996, de 26 de enero, por el que se
aprueba el Reglamento Orgánico de los institutos de educación secundaria, constituyen
dos textos legislativos de enorme valor para el funcionamiento y organización escolar. En
ellos se reflejan aspectos tales como: competencias del equipo directivo, régimen y
funcionamiento del claustro de profesores, composición y funcionamiento de los órganos
de coordinación docente, autonomía pedagógica y de gestión económica, evaluación, etc.
143
reguladora del derecho a la educación (LODE, 1985), la Ley Orgánica de ordenación
general del sistema educativo (LOGSE, 1990) y la Ley Orgánica de la participación, la
evaluación y el gobierno de los centros docentes (LOPEGCE, 1995), y afectando entre
otros aspectos a la educación obligatoria (sobre todo en lo que se refiere a la secundaria
obligatoria), y a la organización y dirección de los centros escolares. A este respecto
podemos resumir algunas de las propuestas más destacadas:
a)La educación preescolar (0-3 años) tiene una finalidad de atención educativa y
asistencial (art. 10).
e)Al finalizar la educación primaria (6-12 años), compuesta por seis cursos académicos,
se realizará una evaluación general de diagnóstico, con carácter informativo y
orientador para los centros, las familias y los alumnos (arts. 14-19).
d)En educación secundaria obligatoria (12-16 años) se introducen una serie de itinerarios
formativos: en tercero se optará entre el tecnológico y el científico-humanístico; y en
cuarto, los itinerarios posibles serán: tecnológico, científico y humanístico.
Asimismo, se oferta un programa de iniciación profesional, para el alumnado que no
desee cursar ninguno de los itinerarios anteriores. Cualquiera de los itinerarios
conduce al título de graduado en educación secundaria obligatoria. Por otro lado, al
finalizar dicha etapa también se realiza una evaluación general de diagnóstico, en los
mismos términos que en educación primaria. (arts. 20-32).
144
70).
h)Otros aspectos que se tratan en dicha Ley se refieren a: los principios de calidad, los
derechos y deberes de padres y alumnos, las becas y ayudas al estudio y de los
premios y reconocimientos, la introducción de la educación preescolar (hasta los 3
años) con carácter educativo-asistencial, las enseñanzas para las personas adultas,
la función docente y la apuesta por la formación inicial y permanente del
profesorado, la evaluación e inspección del sistema educativo...
Lo cierto es que de esta Ley se ha desarrollado una mínima parte, ya que el cambio
político provocó su paralización y la posterior promulgación de la L.O.E. (2006).
La LOE mantiene en vigor la Ley Orgánica 8/1985, de 3 de julio, reguladora del derecho
a la educación (LODE), con algunas modificaciones tal y como se recogen en la
disposición final primera de la LOE. Quedan derogadas la Ley Orgánica 1/1990, de 3 de
octubre, de ordenación general del sistema educativo (LOGSE), la Ley Orgánica 9/1995,
de 20 de noviembre, de la participación, la evaluación y el gobierno de los centros
docentes (LOPEGCE), y la Ley Orgánica 10/2002, de 23 de diciembre, de calidad de la
educación (LOCE).
Tres son los principios fundamentales que presiden esta Ley, tal y como se refleja en
el preámbulo:
145
todos los niveles del sistema educativo.
3)Un compromiso decidido con los objetivos educativos planteados por la Unión
europea para los próximos años, lo cual supone mejorar la calidad y la eficacia de
los sistemas de educación y de formación, facilitando el acceso generalizado a
dichos sistemas, abriéndolos al mundo exterior.
A partir de estos principios se regulan los 157 artículos que constituyen esta Ley
marco, destacando las siguientes cuestiones:
Entre los fines de esta Ley el primero de ellos es garantizar "el pleno desarrollo de la
personalidad y de las capacidades de los alumnos", a partir de lo cual se derivan todos los
demás: la educación en el respeto de los derechos y libertades fundamentales, la
educación en el ejercicio de la tolerancia y de la libertad, la educación en la
responsabilidad individual, la formación para la paz, el desarrollo de la capacidad de los
alumnos para regular su propio aprendizaje, la formación en el respeto y reconocimiento
de la pluralidad lingüística y cultural de España, la adquisición de hábitos intelectuales y
técnicas de trabajo, la capacitación para el ejercicio de actividades profesionales, la
capacitación para la comunicación en distintas lenguas, la preparación para el ejercicio de
la ciudadanía, etc. (art. 2.1.).
146
-La orientación educativa y profesional.
- La inspección educativa.
-La evaluación.
A) Educación infantil
147
la lengua extranjera, una primera aproximación a la lectura y a la escritura, así como
experiencias de iniciación en habilidades numéricas básicas, en las tecnologías de la
información y la comunicación y en la expresión visual y musical (art. 14.5.).
B) Educación primaria
Comprende tres ciclos de dos cursos académicos cada uno (de los 6 y los 12 años de
edad). Durante esta etapa se proporcionará a todos los niños una educación que permita
afianzar su desarrollo personal y su propio bienestar, adquirir habilidades culturales
básicas relativas a la expresión y comprensión oral, a la lectura, a la escritura y al cálculo,
así como desarrollar las habilidades sociales, los hábitos de trabajo y estudio, el sentido
artístico, la creatividad y la afectividad (art. 16.2.). Para ello, en todas las áreas se
trabajará la comprensión lectora, la expresión oral y escrita, la comunicación audiovisual,
las tecnologías de la información y la comunicación y la educación en valores.
Por otra parte, respecto a los principios pedagógicos, en esta etapa se incidirá en la
atención a la diversidad, en la atención individualizada, en la prevención de las
dificultades de aprendizaje y en la puesta en práctica de mecanismos de re fuerzo en
cuanto se detecten las dificultades (art. 19.1.). Por ello, cobra un especial sentido la
acción tutorial que orientará el proceso educativo individual y colectivo del alumnado.
Por último destacar que la evaluación será continua y global, teniendo en cuenta su
progreso en el conjunto de las áreas. El alumno sólo puede repetir un curso en toda la
etapa. En esta misma línea, la Ley establece la evaluación de diagnóstico de las
competencias básicas (al finalizar el segundo ciclo), con un carácter formativo y
orientador para el centro y las familias.
Comprende cuatro cursos, que se seguirán ordinariamente entre los 12 y los 16 años
de edad. El cuarto curso tendrá un carácter orientador, tanto para los estudios
postobligatorios como para la incorporación a la vida laboral. La finalidad de esta etapa
se centra en los siguientes aspectos: lograr que el alumnado adquiera los elementos
básicos de la cultura, especialmente en sus aspectos humanístico, artístico, científico y
tecnológico; desarrollar y consolidar en ellos hábitos de estudio y de trabajo; prepararles
para su incorporación a estudios posteriores y para su inserción laboral; y formarlos para
el ejercicio de sus derechos y obligaciones en la vida como ciudadanos (art. 22.2.). Para
ello se prestará especial atención a la orientación educativa y profesional del alumnado.
Por otra parte, también se establece que las Administraciones educativas regularán las
148
medidas de atención a la diversidad, organizativas y curriculares, que permitan a los
centros una organización flexible de las enseñanzas. Entre estas medidas destacan (art.
22.5.):
149
competencias correspondientes al Catálogo nacional de cualificaciones profesionales; 2)
módulos formativos de carácter general; y 3) módulos de carácter voluntario para la
obtención del título graduado en educación secundaria obligatoria.
D) Bachillerato
Con una duración de dos cursos se establecen tres modalidades de bachillerato: artes,
ciencias y tecnología, y humanidades y ciencias sociales (art.34), en las que el alumnado
cursará materias comunes, materias específicas de cada modalidad y materias optativas.
Tiene como finalidad proporcionar a los alumnos formación, madurez intelectual y
humana, conocimientos y habilidades que les permitan desarrollar funciones sociales e
incorporarse a la vida activa con responsabilidad y competencia.
Por su parte, la evaluación será continua y diferenciada según las distintas materias,
promocionando el alumno de primero a segundo curso cuando haya superado todas las
materias, o tenga evaluación negativa en dos materias como máximo (art. 36).
E) Formación profesional
F) Otras enseñanzas
150
Dicha Ley también contempla las enseñanzas artísticas, las enseñanzas de idiomas,
las enseñanzas deportivas y la educación de personas adultas. Resumidamente podemos
destacar los siguientes aspectos:
b)Las enseñanzas de idiomas tienen por objeto capacitar al alumnado para el uso
adecuado de los diferentes idiomas, al margen de las etapas ordinarias del sistema
educativo, organizándose en los niveles de básico, intermedio y avanzado (art.
59.1.).
c)Las enseñanzas deportivas tienen como finalidad preparar a los alumnos para la
actividad profesional en relación con una modalidad o especialidad deportiva, así
como facilitar su adaptación a la evolución del mundo laboral y deportivo y a la
ciudadanía activa (art. 63.1.).
d)La educación de personas adultas tiene la finalidad de ofrecer a todos los mayores
de 18 años la posibilidad de adquirir, actualizar, completar o am pliar sus
conocimientos y aptitudes para su desarrollo personal y profesional (art. 66.1.).
-Respecto a los centros, contar con al debida organización escolar y las consiguientes
adaptaciones y diversificaciones curriculares.
151
alumnado con necesidad específica de apoyo educativo.
Se señala que dentro del alumnado con necesidad específica de apoyo educativo se
encuentran: alumnado que presenta necesidades educativas especiales, alumnado con
altas capacidades intelectuales y alumnos con integración tardía en el sistema educativo
español, apostando en cualquier caso por la escolarización que mejor se adecue a sus
características, intereses y necesidades.
A través de los cuatro capítulos que constituyen el título V se regulan los principales
documentos y órganos que condicionan la organización y funcionamiento de los centros
educativos.
152
c)Respecto a los órganos de participación, destacar que el consejo escolar y el
claustro de profesores se vuelven a considerar órganos colegiados de gobierno.
Recordemos que con la LOCE (2002) se entendía que sólo eran órganos de
participación en el control y gestión de los centros. El consejo escolar se considera
el órgano de participación por excelencia en el que está representada toda la
comunidad educativa: profesorado, familias, alumnado, personal de administración
y servicios, representante del ayuntamiento, etc. Por otra parte, el claustro de
profesores es el órgano propio de participación de los profesores en el gobierno del
centro, con la responsabilidad de planificar, coordinar, informar y decidir sobre los
aspectos educativos (arts. 126-130).
Por lo que se refiere a la inspección educativa, destacar que se realizará sobre todos
los elementos y aspectos del sistema educativo, a fin de asegurar el cumplimiento de las
leyes, la garantía de los derechos y la observación de los deberes de cuantos participan
en los procesos de enseñanza y aprendizaje, la mejora del sistema educativo y la calidad
153
y equidad de la enseñanza (art. 148.3.). Para ello se indica que la inspección del sistema
educativo se realizará a través de la Alta inspección del Estado, así como de la inspección
educativa de cada Administración formada por inspectores de educación.
En los últimos años, ha sido bastante numerosa la normativa estatal y sobre todo
autonómica que se ha derivado de la promulgación de la Ley Orgánica de educación
(2006). A continuación se desatacan los principales aspectos que están siendo regulados a
nivel estatal:
154
-Evaluación en educación secundaria obligatoria: Orden EC1/2572/2007, de 4 de
septiembre (BOE de 6 de septiembre de 2007).
-Requisitos mínimos de los centros que impartan las enseñanzas de segundo ciclo de
educación infantil, educación primaria y educación secundaria: Real Decreto
132/2010, de 12 de febrero (BOE de 12 de marzo de 2010).
Artículo 27
155
respeto a los principios democráticos de convivencia ya los derechos y libertades
fundamentales.
3.Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus
hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias
convicciones.
9.Los poderes públicos ayudarán a los centros docentes que reúnan los requisitos que
la ley establezca.
Actividad n° 2. Respecto a los fines del sistema educativo español, analizar la evolución
experimentada desde la LODE (1985), pasando por la LOGSE (1990), la LOCE
(2002) hasta llegar a la LOE (2006).
156
Actividad n° 5. En estos momentos está en vigor la LODE (1985) con algunas
modificaciones. Localizar el texto y analizar dichas modificaciones.
157
158
Objetivos
5.1. Introducción
En este capítulo nos centraremos en una realidad concreta y actual: la organización del
centro escolar, y por consiguiente de sus distintos elementos y condicionantes que
interactúan y que caracterizan a dicha organización, teniendo en cuenta el marco socio-
económico en el que se desarrolla, así como la legislación vigente que determina y facilita
la organización de nuestros centros educativos en los niveles de educación obligatoria y
post-obligatoria. A este respecto hay que señalar, que las líneas directrices de la
159
organización de centros viene marcada por la normativa, sin embargo, esto no es
incompatible con el grado de autonomía que tienen dichos centros en el ámbito
organizativo, pedagógico y de gestión económica.
i)Abiertos a su entorno.
Así pues, partimos de la idea de que los centros educativos como organizaciones
presentan unas características comunes, sin embargo, tampoco podemos obviar que cada
centro tiene unas peculiaridades muy concretas que le diferencian de otro. A modo de
ejemplo, cabe preguntamos: ¿se organiza de igual modo un colegio rural agrupado que un
colegio en la zona urbana?..., ¿la organización es igual en centros urbanos situados entre
160
poblaciones marginales y los situados en zonas de cierto poder adquisitivo?..., en función
del número de matrícula, ¿la organización es la misma en centros que agrupan al
alumnado por ciclos que en centros que los agrupan por cursos?... Lógicamente, la
organización de cada cen tro educativo debe ajustarse a unos principios generales y a
otros particulares, en cualquier caso debe responder a los intereses y necesidades de un
alumnado muy concreto.
161
participativa en cuanto a la gestión.
En el actual sistema educativo se contempla cuáles son las funciones del profesorado,
destacando entre otras: la programación y la enseñanza de la materia, la evaluación del
proceso de aprendizaje y de los procesos de enseñanza, la tutoría y orientación de los
alumnos, la atención al desarrollo intelectual, afectivo, psicomotriz, social y moral del
alumnado, la promoción, organización y participación en las actividades
complementarias, la coordinación de las actividades docentes, de gestión y de dirección
que le sean encomendadas, la investigación, la experimentación y la mejora continua de
los procesos de enseñanza, etc. (art. 91.1. de la LOE, 2006).
Por otra parte, existe una variada tipología de personal docente tanto en los centros de
educación infantil y primaria como en los institutos de educación secundaria. Así pues,
podemos hablar de maestros generalistas (que trabajan en primaria), de maestros o
profesores especialistas, itinerantes, compartidos con otros centros..., a esto hay que
añadir la designación entre todo el profesorado de tutores, coordinadores de ciclo, jefes
de departamento, e incluso equipo directivo. Ante esta variedad y especificidad del
docente se producen unas estructuras organizativas complejas que intentan regularse de
acuerdo a la normativa vigente que existe a este respecto, respetando la autonomía
organizativa. A través de la LODE (1985), LOGSE (1990), LOPEGCE (1995), y ahora
con la LOE (2006) se ha ido incrementando las necesidades de coordinación interna, lo
cual ha supuesto una nueva organización del profesorado basada en: el trabajo en equipo,
la coordinación pedagógica y el desarrollo profesional, todo ello encaminado a conseguir
una enseñanza de calidad. Tampoco podemos obviar que es a través de los órganos de
gobierno y de coordinación docente como se regulan las líneas directrices de actuación de
todo el proceso educativo, que surgen de la participación democrática y del consenso,
favoreciendo de este modo la organización del centro escolar, y especialmente de los
recursos humanos.
Actúan en una triple línea: 1) velando por el cumplimiento de las leyes y la calidad de
la enseñanza, 2) garantizando los derechos de alumnos, padres y profesores, y 3)
favoreciendo la participación de todos los miembros de la comunidad. El director, jefe de
estudios y secretario constituyen el equipo directivo, que a través de una actuación
coordinada es el máximo responsable en la organización del centro educativo, siendo el
162
ejecutor de las líneas de trabajo y organizativas.
Pero por otro lado es evidente que cada uno de estos órganos de gobierno tiene unas
competencias que le son propias. Así por ejemplo, las competencias del director son de
carácter político-administrativo (al representar al centro, ordenar pagos, proponer
nombramientos de cargos...), de carácter técnico-ejecutivo (al dirigir y coordinar
actividades del centro, convocar y presidir las reuniones de los órganos colegiados,
procurar que se cumpla la normativa vigente...), y de carácter pedagógico (en la medida
en que coordina la participación de los diversos sectores de la comunidad educativa,
elabora la propuesta de la programación general anual...). Respecto al jefe de estudios y
secretario sus competencias se enmarcan en ámbitos muy diferentes; mientras el primero
se centra en la coordinación y control de la actividad docente del centro educativo
(coordina actividades de carácter académico, elabora los horarios, programa y coordina el
desarrollo de las actividades escolares complementarias...), el secretario desarrolla
funciones de gestión administrativa del centro (cumplimenta y custodia los documentos
administrativos, expide las certificaciones, levanta acta de las reuniones de los órganos
colegiados, elabora el anteproyecto de presupuesto del centro...).
B) Órganos de gobierno
Respecto al consejo escolar cabe decir que es el órgano en el que están representados
los distintos sectores que constituyen la comunidad educativa, ya que está compuesto
por: el director, el jefe de estudios, una representación del profesorado, representantes de
los padres de alumnos, un representante del personal de administración y servicios, así
como un concejal o representante del ayuntamiento del municipio en cuyo término esté
radicado el centro, y el secretario del centro con voz pero sin voto. En los institutos se
incluye una representación del alumnado, aspecto que no es obligatorio incluir en los
centros de educación primaria, que en tal caso tendría voz pero no voto. Esta
composición se encuentra condicionada por el número de unidades del centro,
manteniendo en todo caso una representación proporcional al número que cada uno de
163
los sectores ostente.
Según el artículo 127 de la LOE (2006), las competencias del consejo escolar pueden
resumirse en las siguientes:
-Fijar las directrices para la colaboración con las Administraciones locales, con otros
centros, entidades y organismos.
164
competencias:
-Aprobar y evaluar la concreción del currículo y todos los aspectos educativos de los
proyectos y de la programación general anual.
-Cualquiera otras que le sean atribuidas por la Administración educativa o por las
respectivas normas de organización y funcionamiento.
165
educativas, mejorar las destrezas de organización del aula y programar actuaciones
conjuntas. Por ello, la coordinación y colaboración se convierten en dos de los principios
básicos que caracteriza a la tarea del docente, que junto con la creación progresiva de
espacios de autonomía organizativa ha supuesto el desarrollo de unos órganos de
coordinación docente, con la intención de consolidar una estructura pedagógica funcional
y profesionalizada.
166
centros de educación infantil o educación primaria).
-Facilitar la cooperación educativa entre los profesores y los padres de los alumnos.
167
incidido mucho más en la formación del profesorado desde una perspectiva académica
que desde una perspectiva tutorial, por ello en los institutos el departamento de
orientación ha realizado una gran labor de apoyo a los tutores.
En función del número de matrícula y de las características del centro, los alumnos se
agrupan "físicamente" por ciclos o por cursos. En cualquier caso, el ciclo es la unidad
organizativa de referencia dentro de la educación infantil y primaria, cuyas principales
características se centran en los siguientes aspectos (Antúnez, 1994):
-La implantación del ciclo permite diseñar y desarrollar el currículo para un grupo
amplio de alumnos de edades diferentes, fomentando el trabajo en equipo por
parte del profesorado implicado.
-El ciclo constituye una plataforma útil para garantizar la continuidad de los
aprendizajes y los métodos de enseñanza.
168
Pero el agrupamiento del alumnado, teóricamente puede ser más o menos variado,
según el aspecto que se tome como referencia. Así por ejemplo, Antúnez y Gairín (1998)
diferencian entre organización vertical, horizontal, así como agrupamientos flexibles. A su
vez, la organización vertical puede adoptar tres modalidades: el sistema graduado, el
sistema no graduado y el sistema de ciclos o semigraduación.
Dicha organización tiene por objeto distribuir al alumnado que tiene unas
características comunes de edad y de años de escolarización en varios grupos en función
de diversos criterios, como pueden ser: por orden alfabético, aleatoriamente, por grupos
homogéneos... A este respecto no existe una alternativa concreta que garantice el éxito en
169
el proceso de enseñanza-aprendizaje. La disyuntiva entre homogeneidad y
heterogeneidad sigue debatiéndose sin llegar a una solución convincente; sin embargo,
hoy en día se considera que un factor decisivo en la eficacia docente es el referido a la
metodología, aptitud y actitud que muestre el profesorado ante el alumnado.
Varios han sido los estudios realizados en tomo a la organización horizontal del
alumnado. En esta línea Batanaz (1998: 296-300), diferencia entre distintas alternativas:
1) clase autónoma, en la que un maestro se responsabiliza del desarrollo de todo el
proceso de enseñanza-aprendizaje de un grupo de alumnos. 2) La departamentalización
(total o parcial), en la que cada maestro se responsabiliza de la programación y desarrollo
de la docencia en un área concreta. Y 3) la enseñanza cooperativa, en la que un grupo de
maestros asume una responsabilidad compartida en la programación, ejecución y
valoración del programa; para lo cual se diseñan planes flexibles de agrupación, así como
una programación en equipo del programa.
Otro de los estudios destacados, es el de Antúnez y Gairín (1998: 118), que establece
los criterios para la organización horizontal del alumnado, tal y como se refleja en el
siguiente cuadro:
170
otros grupos-clases, según momentos y necesidades concretas, son soluciones
organizativas al alcance de cualquier centro, de hecho es una práctica habitual en
momentos puntuales. Dicha flexibilización puede estar condicionada por una serie de
variables, destacando:
A este respecto, Alberico (1994: 256) señala según el criterio elegido las modalidades
de agrupamientos flexibles más frecuentes:
171
versátiles, variados (diversos), con coherencia didáctica, y que mantengan la unidad
tutorial, es decir, un seguimiento continuo. En definitiva, el sistema de agrupamientos
flexibles es abierto, con el objeto de dar respuesta a las características y necesidades de
los alumnos, lo cual supone aplicar una serie de soluciones organizativas que no siempre
es fácil llevar a la práctica, máxime cuando hay que tener en cuenta variables tales como
el tiempo, el espacio disponible, los recursos materiales o el desarrollo del currículo, por
ello en muchos casos se opta por este tipo de agrupamiento de forma más o menos
ocasional. Posiblemente sea en educación infantil donde esta flexibilidad presente menos
problemas, debido a la naturaleza de dicha etapa y a las características del alumnado.
a)Asistir a los padres o tutores en todo aquello que concierne a la educación de sus
hijos.
172
-Heterogeneidad del sector padres, en cuanto a intereses, tiempo disponible, situación
socio-económica, formación o nivel educativo, etc., que dificulta estrategias
comunes para atender a este colectivo.
De todo ello se deduce que no es fácil una participación efectiva de los padres en la
institución escolar. Sin embargo, son varias las propuestas en tomo al fomento de la
participación de los padres en los centros escolares que se quieren propiciar (Martín-
Moreno Cerrillo, 1996): los programas centro educativo-padres dirigidos a la mejora de
las condiciones académicas del hogar, la inclusión de los padres en las aulas, las visitas de
los profesores al domicilio del alumno, las escuelas de padres y las estrategias
intergeneracionales. A éstas cabe añadir otra propuesta que tal vez sea una de las más
desarrolladas en la actualidad: las reuniones - colectivas y/o individuales-, más o menos
regulares entre la familia y el tutor o profesores implicados en el proceso de enseñanza-
aprendizaje de sus hijos.
173
familias es un factor decisivo en la organización del centro educativo, a través de una
comunicación fluida entre familia-centro, y adoptando los procedimientos que se
consideren más adecuados en cada momento.
En este apartado se incluyen una serie de servicios, que bien de modo puntual o bien
permanente inciden en la organización del centro educativo. Así pues, podemos destacar:
los equipos de orientación educativa y psicopedagógica (EOEPs), los servicios de
inspección educativa, el personal no docente de administración y servicios (PAS), etc.
Otro de los servicios que tienen muchos de los centros es el referido al personal de
administración y servicios, que dependiendo de las características del centro puede contar
con: el secretario administrativo (que no se corresponde con el cargo de secretario que
forma parte del equipo directivo), conserjes, cuidadores de transporte y comedor escolar,
personal de la limpieza, etc. Este personal auxiliar facilita las tareas no docentes.
174
-Supervisar la práctica docente, la función directiva y colaborar en su mejora
continua.
-Emitir los informes solicitados por las Administraciones educativas respectivas o que
se deriven del conocimiento de la realidad propio de la inspección educativa, a
través de los cauces reglamentarios.
-Cualquier otra que le sean atribuidas por las Administraciones educativas, dentro del
ámbito de sus competencias.
Según Gairín Sallán (1994: 154) la organización del espacio incluye tanto la
ordenación de los elementos delimitadores del espacio físico (ubicación y edificio) como
los que conforman su interior (equipamientos y material didáctico). De este modo, el
espacio se considera un importante factor educativo ya que a través de él se favorece o
dificulta la actividad educativa. Sin embargo, también es cierto que en muchas ocasiones
la adecuación del espacio, así como la dotación de mobiliario y material didáctico se
encuentra condicionado por una serie de factores ajenos al propio profesorado. A este
respecto, Antúnez y Gairín (1998) señalan una serie de variables que determinan el
espacio escolar y que pueden resumirse en las siguientes: finalidades de la titularidad del
175
centro (políticas), variables económicas, sociales, pedagógicas y situacionales. De ello se
deduce que los espacios escolares pueden adoptar distintas modalidades en función de
cómo incidan dichas variables.
Por otro lado, la reforma educativa (1990) trajo consigo una serie de implicaciones en
cuanto a la concepción y aprovechamiento del espacio escolar, tal y como se refleja en el
siguiente cuadro (Fuente: Doménech y Viñas [1997: 52]):
176
anejos, en cualquier caso dependiendo de las partidas económicas. Con esto queremos
decir que no siempre es posible flexibilizar los elementos arquitectónicos. Hoy en día se
apuesta por espacios abiertos y polivalentes, de tal forma que sea posible racionalizar el
uso del espacio.
Ante este panorama, es bueno que el profesorado pueda adaptar lo mejor posible el
espacio a las necesidades y situaciones didácticas. Antúnez y Gairín (1998: 173-175)
entienden que en este caso deberían tenerse en cuenta:
-La edad de los estudiantes. Las aulas deben ir modificándose en función de la edad
del alumnado, estableciéndose una clara diferencia entre las aulas de educación
infantil, educación primaria y educación secundaria obligatoria. Así por ejemplo,
mientras el aula de infantil pretende ser casi autosuficiente, progresivamente se
desarrolla la tendencia de que el alumnado deba trasladarse por el espacio del
centro en función de las disciplinas, ya que el espacio-aula se especializa en:
biblioteca, aula de tecnología, aula de música, laboratorios, aula de idiomas, etc.,
perdiendo el aula de referencia parte de su identidad.
Así pues, las limitaciones físicas del espacio deben adaptarse, en la medida de lo
posible, a las nuevas demandas y necesidades educativas, ya que el espacio puede
considerarse como una variable decisiva de las situaciones organizativas de aprendizaje.
177
constituye una respuesta a la multiplicidad de fórmulas de trabajo conjunto
alumnado/profesorado que oscilan entre:
En definitiva, sería bueno que los centros educativos pudiesen implementar fórmulas
organizativas adaptables y compatibles dentro de un marco organizativo unitario, sin
embargo, es evidente que no es una tarea fácil.
178
En cuanto al material didáctico, puede ser entendido como "cualquier objeto
susceptible de utilización como medio para aprender algo o como instrumento para el
desarrollo de alguna función de la enseñanza" (Gairín Sallán, 1994: 169170). Desde esta
perspectiva, es necesario que dicho material cumpla una serie de requisitos, tal y como
expone García Requena (1997: 140):
Cuando hablamos de materiales didácticos se nos abre un amplio abanico que oscila
desde el habitual libro de texto hasta el programa multimedia más sofisticado. A este
respecto, García Hoz y Medina (1987) señalan que el material didáctico puede reducirse
a tres tipos: material audiovisual, material de lectura y estudio, y material de ejecución.
La utilización de uno u otro tipo de material depende entre otros factores: de las
características del alumnado, de los contenidos que se quieren transmitir, de los objetivos
que se pretenden alcanzar, de las actividades que se quieren realizar, de la metodología
que se quiere aplicar, y por supuesto, de los materiales disponibles. A ello hay que añadir
que en ocasiones se requiere la formación más o menos especializada del profesorado en
un determinado ámbito, tal es el caso de la informática a través de la escuela 2.0; hoy en
día muchos de los centros cuentan con un número determinado de ordenadores y
pizarras digitales, sin embargo, no siempre se rentabilizan lo suficiente, bien por una falta
de formación e información, bien por la dificultad en cuanto al mantenimiento y
actualización, bien por la falta de programas adecuados, bien por falta de unas adecuadas
infraestructuras, etc. En cualquier caso, la dotación de material didáctico y su
mantenimiento se encuentra condicionado, sobre todo, por el coste económico, así como
179
por la inquietud que muestre el profesorado hacia el uso de dichos materiales.
En términos generales, y tal y como señala Viñas Cirera (1994), los recursos funcionales
se refieren a aquellos aspectos que posibilitan y regulan el funcionamiento de los centros
docentes, haciéndose alusión al tiempo, presupuestos, normativa y Administración
educativa. En algunas ocasiones, también se incluyen dentro de estos recursos
funcionales a los documentos institucionales que cada centro elabora, sin embargo, a este
respecto no existe unanimidad. Ciertamente, el tiempo está considerado como el recurso
funcional por excelencia.
5.4.1. El tiempo
La organización del tiempo es algo que afecta, en mayor o menor medida, a toda la
comunidad educativa. A este respecto, Viñas Cirera (1994: 180) establece una serie de
180
principios a tener en cuenta en la utilización funcional del tiempo:
181
Por otra parte, estructurar el tiempo del alumnado exige considerar (Antúnez y Gairín,
1998: 144):
-El currículo que hay que desarrollar, sobre todo lo referido a objetivos, actividades y
metodología.
182
Expuestas algunas de las ventajas e inconvenientes de la jornada continua, en la
mayoría de las ocasiones suelen prevalecen las variables socioculturales sobre las
pedagógicas o las higiénico-biológicas; de esta forma, aspectos tales como el contexto
geográfico, las necesidades sociales o las características del alumnado, han "aconsejado"
optar por una u otra modalidad de escolarización - jornada continua/partida-. A este
respecto, cada vez son más los centros escolares que se están acogiendo a la jornada
continua, al tiempo que se está ampliando el número de horas que permanecen abiertos
dichos centros para la realización de actividades extraescolares e incluso asistenciales.
Por otro lado, los centros también deben contemplar la organización del tiempo del
profesorado, teniendo en cuenta que éste debe realizar otras tareas aparte de la docencia
directa, algunas de las cuales se realizan al margen del horario lectivo. En el estudio de
Domenech y Viñas (1997: 102) se recogen dichas tareas, concretándose en las siguientes:
183
-Labores de coordinación y planificación curricular.
Con todo ello, se deduce que la organización temporal de los centros escolares cada
vez se está complicando más, siendo necesario conjugar tres niveles: jornada escolar del
alumnado, jornada laboral del profesorado y jornada del centro.
Cuestiones:
184
Actividad n° 3. Según la LOE (2006), analizar las atribuciones que tiene el equipo
directivo en cuanto a la organización del profesorado. Prioridades que deben
contemplar.
Actividad n° 12. Realizar un listado de posibles actuaciones que las familias pueden
proponer al centro escolar, o viceversa, con el fin de favorecer la participación e
implicación mutua en el proceso educativo.
185
así como entre espacios característicos de cada una de las etapas educativas
(infantil, primaria y secundaria). Buscar la legislación referida a construcciones
escolares y hacer un comentario (Real Decreto 132/2010, de 12 de febrero, por el
que se establecen los requisitos mínimos de los centros que impartan las
enseñanzas del segundo ciclo de la educación infantil, la educación primaria y la
educación secundaria. BOE, n° 62, del 12 de marzo de 2010).
Nueve aulas.
Un gimnasio.
-Una biblioteca.
Un laboratorio.
Un despacho de dirección.
Una secretaría.
-Cuatro servicios-aseos.
Actividad n° 15. Elaborar un inventario acerca del material que se considere básico en un
aula del segundo ciclo de educación infantil o educación primaria (a elegir el
curso).
186
siguientes datos:
187
188
Objetivos
-Conocer las características que debería tener un líder y/o director para que los
centros escolares fuesen espacios de calidad.
6.1. Introducción
Por otro lado sería deseable que todo directivo tuviese un fuerte componente de líder,
conllevando este hecho un alto grado de aceptación por parte de los compañeros y
189
subordinados. Si se lograse que el grupo aprobase el rol de líder en el directivo, la
capacidad de influencia que existe en este caso se potenciaría afectando a los diversos
elementos y acciones del grupo u organización.
A pesar de ello hay que considerar que el líder frecuentemente no está integrado
dentro de estructuras organizadas ni reconocido por autoridades formales, con
excepciones, y tiene un papel esencial en el mantenimiento de la cohesión y satisfacción
de las necesidades del grupo. Por su parte el directivo tiene una posición jerárquica que
presupone una autoridad y, sus competencias y funciones están determinadas por esa
posición que encamina su actuación a la consecución de unos objetivos frecuentemente
condicionados por criterios de eficacia.
Hoy en día en los centros escolares se apuesta por un liderazgo pedagógico por parte
del equipo directivo en general, y por el director en particular. A lo largo de los últimos
años la elección del director se ha democratizado y ha ido evolucionando, pasando de ser
una de las competencias del consejo escolar con la Ley Orgánica reguladora del derecho
a la educación (LODE, 1985), a ser seleccionado mediante un proceso en el que participa
la comunidad educativa y la Administración educativa (Ley Orgánica de educación, LOE,
2006). Cabe destacar que entre los requisitos para ser director en ningún caso se hace
alusión a su capacidad de liderazgo, ni tampoco se considera a priori un mérito; tampoco
hay que olvidar que en algunos casos, ante la falta de posibles candidatos, es la propia
Administración educativa quien nombra a un profesor funcionario como director. Por
otro lado, la realidad viene a demostrar que el cargo de director de un centro escolar no
es muy demandado, de hecho existe un porcentaje elevado de directores nombrados
"forzosamente" por la Administración educativa, y de centros a los que en el concurso de
méritos sólo lo solicita un candidato.
Son muchas las definiciones de liderazgo que podemos encontrar; en términos generales
podemos decir que es la capacidad que tiene una persona (considerada líder) para influir
en los miembros de una organización con el objeto de que ésta funcione adecuadamente.
Ante esta definición podríamos hacemos la siguiente pregunta: el liderazgo, ¿es una
cualidad innata o adquirida?..., dar respuesta a esta pregunta no es fácil; así por ejemplo,
190
mientras la teoría de los rasgos sugiere que los líderes "nacen", de modo que el liderazgo
forma parte de la personalidad, la teoría de Fiedler defiende que el liderazgo se va
desarrollando en función de la situación y estilo de los líderes, con lo cual en cierta
medida se va adquiriendo y adaptando a las distintas situaciones, y Bolman y Deal
(1995) consideran que "la situación crea los líderes".
El estudio de Lorenzo Delgado (2002) concreta las características del liderazgo en las
siguientes:
-Es una función, por ello se habla más de liderazgo que de líder.
En cualquier caso el liderazgo está condicionado por factores tales como: el tipo de
organización, la actividad que se desarrolla, las características de los miembros del grupo,
etc.
A) Liderazgo clásico
-Liderazgo autoritario, con un líder que fija las actividades, las técnicas y las fases de
cada tarea sin contar con el grupo.
191
-Liderazgo democrático, en el que las decisiones se toman por votación y el líder
participa en las actividades del grupo.
A este respecto, el estudio de Owens (1983) señala que en cada uno de estos cinco
estilos de liderzazo, el líder puede elegir entre cuatro métodos clave para dirigir o influir
en el grupo, concretándolos en los siguientes:
-La fuerza que puede provenir de varias fuentes, y a veces viene por una imposición
oficial.
-Los recursos mutuos. A través de este método tanto el líder como el resto de los
integrantes de la organización tienen los mismos objetivos, con lo cual no es
necesario usar la fuerza y el poder para influir en el grupo.
Souza (1997) tomando como referencia los estudios de Robert Blake y Jane Mouton
(1964), hace un estudio sobre liderazgo en el que relaciona dos variables: el interés por
las personas y la preocupación por la tarea, de lo cual se derivan distintos liderazgos
192
condicionados por cinco factores: control, conflicto, toma de decisiones, creatividad y
compromiso. De este modo la "cuadrícula del liderazgo" se concreta en los siguientes:
Siguiendo el estudio de Lorenzo Delgado (2002), desde una visión monofocal se sirve
de una sola expresión para caracterizar al liderazgo. En esta línea, el estudio de Nieto
Díez (2002) entiende que más que hablar de una visión monofocal sería preferible optar
por un modelo comprensivo aglutinador de todo lo positivo de las distintas visiones
monofocales con el objeto de obtener un perfil más completo del líder actual. Hecha esta
consideración los distintos liderazgos "monofocales" se refieren a los siguientes:
-Liderazgo global, en el que los líderes deben ser capaces de desarrollar habilidades
globales.
193
-El líder como entrenador, es decir, como un facilitador en lugar de un controlador.
Como puede deducirse de todo ello, el liderazgo puede ser abordado desde
perspectivas diferentes, de ahí que se hable de distintos estilos de liderazgo, y todos ellos
puedan ser compatibles. El siguiente cuadro viene a ser un resumen de lo expuesto
anteriormente, cuya clasificación es simplemente una más de las muchas que hay.
194
Como recoge el estudio de Álvarez (2003), hoy ya se habla de un nuevo estilo de
liderazgo que se definirá por los siguientes principios: 1) liderazgo de subsidiariedad, en
donde el líder deberá delegar en sus colaboradores en función de la capacidad y de
resultados; 2) liderazgo de prestigio que proporciona el poder de la pericia, del
conocimiento y de la competencia; y 3) liderazgo del cambio, con la capacidad de
incentivar a los colaboradores para adaptarse a los ritmos de innovación. Siguiendo en el
estudio de Álvarez (2003: 65-66), éste hace alusión a las siete propuestas para liderar el
viaje hacia el futuro de Kouzes y Posner (1996), concretándose en las siguientes:
2)Tener una personalidad con atractivo que se expresa a través de una actitud sincera
ante la vida, competencia y credibilidad.
6)La credibilidad.
Parece evidente que la visión del liderazgo es algo que evoluciona en el tiempo y en el
espacio, pero en cualquier caso es incuestionable que para que las organizaciones
funcionen es necesario que haya un verdadero líder, que no siempre se corresponde con
195
el directivo, el gestor o el ejecutivo de turno.
-El liderazgo se ejerce por líderes y colaboradores, y la gestión por los gestores y
subordinados.
-El liderazgo no requiere una posición desde la que operar y la gestión sí.
Por su parte, dentro de la idea de la calidad total de los centros, el estudio de Álvarez
(2003) destaca tres tipos de liderazgo utilizados en el ámbito educativo: 1) el instruccional
o educacional, centrado en el proceso de enseñanzaaprendizaje en el alumnado y las
familias, así como en los procesos de la escuela, de modo que los profesores se
entusiasmen con su trabajo docente; 2) el transaccional, fundamentado en negociaciones,
intercambios y recompensas entre el líder y los colaboradores; y 3) el transformacional
que convence de la mejora de algunos aspectos y de los consiguientes beneficios en los
centros.
a) Liderazgo instruccional. Cada vez son más los autores que defienden el desarrollo
de este tipo de liderazgo en el modelo de dirección. Pascual y Villa (1993), Lorenzo
Delgado (1994), Gairín (1995) Gorrochategui (1997) o Álvarez (2003) hablan de las
cinco dimensiones que caracterizan al liderazgo instruccional o educacional,
196
concretándose en las siguientes:
-Dimensión del proyecto de dirección en el que se definen las líneas directrices que se
tienen de la enseñanza orientada hacia el aprendizaje.
-Se basa en el intercambio entre líder y seguidores para alcanzar las metas del grupo:
esfuerzo y lealtad a cambio de recompensas.
197
organizaciones en espacios de calidad total, adaptándose a las necesidades de sus
usuarios mediante la mejora constante de sus procesos. En esta línea en el estudio de
Alvarez (2003) se alusión al liderazgo transformacional como el rol que desarrolla un tipo
de líder capaz de que los demás tomen conciencia de sus posibilidades y capacidades,
liderando sus propias actividades dentro de la organización con el objeto de alcanzar su
crecimiento y desarrollo profesional. Siguiendo con el estudio de Álvarez (2003), éste
recoge los resultados de las distintas investigaciones realizadas sobre el liderazgo
transformacional, concretándose a continuación algunas de sus características en lo que
se refiere a este tipo de líder:
-Posee un prestigio ganado por su buen hacer, con lo cual entusiasma y transmite
confianza en los demás.
-Considera que el trabajo en equipo es la mejor estrategia para conseguir los mejores
resultados a la organización.
Pero dentro de este liderazgo transformacional los alumnos y los profesores son
considerados como los instrumentos clave de la educación, de ellos depende el éxito o el
fracaso del proyecto de dirección, por ello el líder transformacional se implica
activamente para favorecer la comunicación con dichos colectivos.
198
líder se centran en aspectos tales como: inteligencia, rapidez mental, creatividad,
autocontrol, competencia profesional, compromiso, motivación, etc., donde ello
enmarcado en el espacio virtual. Como se deduce de todo ello, el liderazgo ejercido en
cualquier ámbito en general y en el educativo en particular, seguirá siendo un aspecto
estudiado, debatido y a veces controvertido; en cualquier caso no debemos perder de
vista que el liderazgo tiene mucho que ver con el éxito o el fracaso de una organización,
y como tal debe ser objeto de estudio.
199
A continuación, se realiza un breve recorrido por la normativa más representativa que
ha contribuido a regular el ejercicio de la dirección en los centros escolares.
Pero fue con la Ley de educación primaria de 1945 cuando se impulsó y perfiló
definitivamente la dirección de los centros escolares, señalándose las competencias del
director y que recoge el estudio de Nieto Díez (2002): "el funcionamiento general
obedecerá a las normas de unidad y estrecha cooperación que fije su director. La
disciplina de conjunto, la ordenación económica, la utilización del material común y la
coordinación de instituciones complementarias, serán de iniciativa de dicho director, que
estará, no obstante, obligado a atender las propuestas de los demás maestros que con él
integran el consejo escolar de la graduada. El director es, por tanto, el representante
jurídico de la escuela y el superior inmediato de los restantes maestros".
200
alternativas: concurso de méritos, concurso-oposición, concurso por antigüedad, elección
por el claustro de profesores e inclusive en algunos casos se optó por los patronatos
escolares. En cualquier caso, el sistema de acceso a la dirección ha sido uno de los
aspectos más debatidos a lo largo de los años en nuestro país.
Pero tal vez lo más sobresaliente de esta Ley de 1970, en lo que se refiere a la
función directiva, sea que se elimina el carácter vitalicio del cargo, como consecuencia de
que se suprime el cuerpo de directores escolares creado en 1967, al tiempo que la
dirección lleva implícito la función docente, tal como se expone en su artículo 110.3.: "a
los directores de Educación General Básica, que desempeñarán en todo caso funciones
docentes, se les exigirá una especial formación educativa y un reentrenamiento periódico
(...)".
En 1980, la Ley Orgánica del estatuto de centros escolares (LOECE), que aunque no
se desarrolla sí sirve de anticipo a lo que posteriormente se promulgó en la Ley Orgánica
reguladora del derecho a la educación (LODE, 1985), establece como órganos de
gobierno unipersonales al director, jefe de estudios, secretario y vicedirector; y como
órganos de gobierno colegiados al consejo de dirección, claustro de profesores y Junta
económica. En dicha Ley, la selección del director se lleva a cabo por la Administración
mediante los principios de mérito, capacidad y publicidad (art. 25.2.). Con ello, se intenta
garantizar el carácter profesional del puesto directivo.
Pero fue necesario esperar a 1985, con la LODE, cuando realmente se desarrolla un
modelo democrático y participativo en cuanto a la selección del director. Así, en su
201
artículo 37 se establece que:
1.El director del centro será elegido por el consejo escolar y nombrado por la
Administración educativa competente.
2.Los candidatos deberán ser profesores del centro con al menos un año de
permanencia en el mismo y tres de docencia.
A la vista de todo ello, y una vez que la Ley Orgánica de ordenación general del
sistema educativo (LOGSE, 1990) trata de función directiva de forma tangencial, la Ley
Orgánica de la participación, la evaluación y el gobierno de los centros docentes
(LOPEGCE, 1995) trata de superar las deficiencias detectadas en la LODE (1985). Por
ello, en su artículo 17.1. se establece que "el director será elegido por el consejo escolar
de entre aquellos profesores de centro que hayan sido previamente acreditados para el
ejercicio de esta función, y será nombrado por la Administración educativa competente
para un mandato cuya duración será de cuatro años". Con lo cual, como requisitos para
ser candidato a Director se establecen los siguientes (art. 18.1.):
202
a)Tener una antigüedad de al menos cinco años en el cuerpo de la función pública
docente desde el que se opta y haber sido profesor, durante un período de igual
duración, en un centro que imparta enseñanzas del mismo nivel y régimen.
Como se deduce de todo ello, las principales novedades con respecto a la LODE
(1985) se concretan en las siguientes:
-La duración del mandato del director pasa de tres a cuatro años.
-Se otorga a los directores más competencias organizativas y pedagógicas (art. 21).
Pero como está ocurriendo en España en los últimos años, nuevamente en el 2002, la
Ley Orgánica de calidad de la educación (LOCE) plantea un modelo de dirección
profesionalizada, recogiendo algunos de los aspectos que se vislumbraban en la LOECE
(1980), y en su artículo 86 establece que: "la selección y nombramiento de directores de
los centros públicos se efectuará mediante concurso de méritos entre profesores
funcionarios de carrera del los cuerpos del nivel educativo y régimen a que pertenezca el
centro", y añade que: "la selección se realizará de conformidad con los principios de
publicidad, mérito y capacidad". Con lo cual dicha selección es realizada por una
comisión constituida por representantes de las Administraciones educativas y
representantes del centro correspondiente (art. 88). En esta ocasión los requisitos para
participar en este concurso de méritos se concretan en los siguientes (art. 87):
203
b)Haber impartido docencia directa en el aula como funcionario de carrera,
durante un período de igual duración, en un centro público que imparta
enseñanzas del mismo nivel y régimen.
-La selección ya no la realiza el consejo escolar del centro, entre otras cosas porque
deja de ser un órgano de gobierno para pasar a ser un órgano de participación en el
control y gestión del centro.
-La comisión de selección valora los méritos académico y profesionales, "de modo
especial la experiencia previa en el ejercicio de la dirección" (art. 88.3.).
204
al menos dos años en la función directiva. Asimismo, el director propone los cargos de
jefe de estudios y secretario entre el profesorado de dicho centro para que la
Administración educativa proceda a su nombramiento.
De todo ello podemos destacar una serie de conclusiones: es evidente que todo centro
escolar debe tener un director (los cargos de jefe de estudios y secretario dependen del
número de unidades); sin embargo, la realidad ha puesto de manifiesto que en un elevado
número de casos, ante la ausencia de posibles candidatos, es la propia Administración
educativa la que procede al nombramiento "forzoso" de director. Tal y como se revela en
el estudio de Cantón Mayo (2004) parece evidente que en los últimos años se está
viviendo una crisis en la dirección de centros educativos; en esta línea, algunos autores
(Lorenzo Delgado, 1994, Gairín, 1998, Antúnez, 2000, Estruch, 2002, etc.) han
intentado vislumbrar cuáles pueden ser sus causas, de ahí que se hable, por ejemplo, de
falta de preparación, desinterés por parte del profesorado, el que no exista un cuerpo de
directores, la poca representatividad real, la poca motivación social y económica, el
desempeño de muchos roles complejos y variados, la escasez de tiempo, la falta de
liderazgo y de profesionalidad, o la falta de autonomía en la gestión. Cantón Mayo
(2004) sintetiza los factores de la crisis en la dirección escolar en: 1) endógenos
(inestabilidad, desinterés colectivo, excesivas y complicadas tareas, tensión y estrés...); 2)
exógenos (poco apoyo de la Administración y de los profesores, problemas familiares...);
y 3) contextuales, es decir, los propios de cada centro y lugar. En cualquier caso, la
situación real es que el cargo de director no es algo que sea mayoritariamente solicitado,
a pesar de que se ha intentado dar un nuevo impulso democrático a la gestión y
organización de los centros. Es indudable que algo falla, pero también es cierto que los
centros escolares cada vez son organizaciones más complejas, "tecnologizadas y
burocratizadas", y que el ejercicio de la función directiva en muchas ocasiones conlleva
muchos más perjuicios que beneficios, también a veces se aduce que no es un trabajo
reconocido ni por los compañeros ni por la comunidad educativa en general. En cualquier
caso, hay algo incuestionable, y es que todo centro educativo (independientemente de su
tamaño) debe tener un director.
205
seleccionado como director de un centro escolar.
Actualmente son las respectivas Comunidades autónomas las que anualmente realizan
sus convocatorias para cubrir las vacantes de director en los consiguientes centros,
estableciendo el baremo que se otorga a cada uno de los méritos profesionales,
formativos, de investigación, de elaboración de material..., y por supuesto se da una
puntuación al proyecto de dirección. Cada Comunidad autónoma determina cuál es el
contenido de dicho proyecto, es más, en algunas convocatorias se señalan los apartados
que debe comprender y cuáles son los criterios para valorar cada uno de dichos
apartados. En cualquier caso, la puntuación máxima que se confiere al proyecto varía de
una Comunidad a otra, y prácticamente en todas ellas se establece cuál debe ser la
puntuación mínima para superar el proceso de selección. Según el estudio realizado por
Montero Alcaide (2007), el porcentaje de la puntuación máxima del proyecto con
respecto a la puntuación total del baremo oscila entre el 30% de Ceuta y Melilla y el 70%
de Cataluña; la mayoría de las Comunidades lo establecen entre el 40 y el 50%.
Según lo expuesto, es evidente que cada candidato debe esforzarse por hacer un buen
proyecto de dirección, máxime cuando es imprescindible alcanzar una puntuación
mínima, y en muchas de las Comunidades además hay que saber defenderlo. La LOE
(2006) establece de modo genérico que dicho proyecto debe incluir al menos: los
objetivos, las líneas de actuación y la evaluación del mismo (art. 134.1.d). Tomando
como referencia lo regulado en la Ley, y siguiendo con el estudio de Montero Alcaide
(2007: 299-300): "el proyecto de dirección es un marco, explícito y sistemático, en el que
los candidatos a la dirección de un centro desarrollan previsiones bien fundadas para
situar el ejercicio de la misma. Con ese objeto, sus contenidos consideran como grandes
dimensiones o categorías la justificación y necesidad del proyecto, la naturaleza y los
objetivos básicos de la dirección que se pretende, un programa específico de intervención
en ámbitos relevantes, y estrategias y recursos de evaluación del propio proyecto. [...]
Por su carácter de programa institucional, además de guardar coherencia y atender a
otros proyectos institucionales del centro - con especial énfasis en los aspectos
curriculares y de organización-, se sostiene en la autonomía pedagógica y organizativa, en
la adaptación y ajuste a las realidades y en el refuerzo de la identidad. Adquiere, por
tanto, el carácter de propuesta pública y formal con la que los candidatos a la dirección
adquieren un compromiso ante la comunidad educativa".
206
se presenta un posible esquema para la elaboración del proyecto, teniendo en cuenta que
es sólo a modo orientativo. Así pues, se plantea la siguiente propuesta:
-Análisis del contexto del centro: características del entorno social, cultural,
económico, etc., y de la comunidad educativa (alumnado, profesorado y familias).
-Recursos humanos y materiales que se van a necesitar para llevar a cabo las líneas
de actuación.
207
se señala que la selección se realizará considerando, primero, las candidaturas de
profesores del centro, que tendrán preferencia, y en ausencia de candidatos del centro o
cuando éstos no hayan sido seleccionados, la comisión valorará las candidaturas de
profesores de otros centros. En cualquier caso, al día de hoy, es indiscutible que el
proyecto de dirección es decisivo para ejercer o no la función directiva, de ahí la
importancia que está teniendo.
A lo largo de los años, las competencias asignadas al director han ido variando, o mejor
dicho evolucionando conforme al modelo de dirección que se ha impulsado desde la
Administración educativa. Si nos centramos en el marco legislativo de la etapa
democrática, podemos constatar que en estos momentos las competencias del director se
han ampliado considerablemente con respecto a la LODE (1985), sobre todo en lo que se
refiere al ámbito pedagógico. Así se refleja en el siguiente cuadro:
208
209
Al margen de las competencias marcadas por la Ley, es evidente que las tareas del
director abarcan varios ámbitos. Así por ejemplo, Antúnez (2000) realiza una distribución
de los roles y las consiguientes tareas directivas en los siguientes términos: personal
(dirección de sí mismo); interpersonales (cabeza visible, líder, enlace formal y
negociador); de información y comunicación (gestor de información); actividades
centrales de la organización (técnico en organización, gestor del currículo, evaluador,
profesor); gestión de recursos (materiales y económicos); innovación (promotor del
cambio y de la cultura corporativa); y contingencia (gestor de anomalías/de imprevistos,
subalterno auxiliar). Asimismo, Santos Guerra (1994) clasifica las tareas que realiza el
director en: tareas pedagógicamente pobres y tareas pedagógicamente ricas. Respecto a
las primeras se refiere a: controlar al profesorado, atender la burocracia, asegurar el
orden, representar a la institución, exigir el cumplimiento, etc. Y pedagógicamente ricas
considera: coordinar el proyecto educativo, estimular al profesorado, propiciar el
perfeccionamiento, cohesionar al equipo, investigar sobre la práctica, favorecer un clima
positivo, impulsar el entusiasmo, etc. Por otro lado, el estudio realizado por Gimeno
(1995) establece las tareas que desarrolla o puede desarrollar el director escolar en torno
a las siguientes facetas: funciones pedagógicas de asesoramiento, funciones de
coordinación, facilitación del clima social, funciones de control, funciones de difusión de
información, funciones de gestión y funciones de representación.
A la vista de todo ello, es evidente que son muchas las clasificaciones que se pueden
hacer con respecto a las tareas que conlleva la función directiva. En términos generales
210
podemos decir que el director de un centro escolar debe asumir tareas que son de tipo
administrativo, pedagógico, organizativo, de gestión y de proyección institucional.
Teniendo en cuenta los requisitos para acceder a la dirección, el proceso de selección del
mismo y las tareas encomendadas, surge una pregunta: ¿es adecuado el proceso de
selección de los directores para realizar las tareas que se derivan de su cargo?... No es
fácil dar una respuesta, a este respecto Teixidó (2008) considera que una conducta
directiva exitosa depende en gran medida de los atributos personales del director, de las
exigencias del cargo y de las características del centro. Por su parte, San Fábián (1992)
entiende que los directores deben tener conocimiento de las personas, de la práctica
docente, de las teorías organizativas, y de los modelos y técnicas de organización. Ante
este panorama, y sobre todo teniendo presente que en un porcentaje elevado de casos
hay un solo candidato o inclusive ninguno, es evidente que las selección del director
recae en la "persona disponible" o en la que es obligada por parte de la Administración a
que ejerza como director.
En cualquier caso, las competencias atribuidas al director no sólo implican que tenga
conocimiento respecto a temas pedagógicos u organizativos, es necesario también que
sepa tomar decisiones, y esto muchas veces está vinculado a sus cualidades personales.
Asimismo, actualmente el director de un centro escolar no sirve sólo con ser un buen
gestor, es conveniente que ejerza un buen liderazgo entre toda la comunidad educativa,
de modo que afronte con decisión los cambios que se avecinan en los centros escolares,
creando un buen clima.
Actividad n° 2. Realizar un paralelismo entre las características que debería tener un líder
de un centro escolar y un líder de otro tipo de organización (a elegir). Justificar la
respuesta.
211
aspectos concretos pueden favorecer o perjudicar dicho liderazgo? Justificar la
respuesta.
Actividad n° 7. Tomando como referencia el artículo 132 de la LOE (2006) referido a las
competencias del director, señalar cuáles "deberían quitarse" y a quién se
asignarían, y cuáles habría que añadir. Argumentar la respuesta.
Actividad n° 8. Hacer una lista de tareas del director de un centro escolar, poniéndolas
según el grado de prioridad.
212
213
Objetivos
7.1. Introducción
En todo centro escolar bien de una forma consciente o bien inconsciente se adoptan
distintos modelos, desarrollándose distintas estrategias de planificación. Tal y como
señala Martín Bris (1996: 128), "podemos hablar de planificación técnica de centros en la
medida en que se haga de forma fundamentada y reflexiva, con un soporte teórico firme
y unas propuestas de realización técnica, sin olvidar la necesaria incorporación de los
preceptos legales que, en cada caso, sean de aplicación". Por todo ello, cada centro
escolar debe elaborar y utilizar una serie de instrumentos de planificación, es decir, unos
documentos institucionales - permanentes y contingentes-, con el objeto de facilitar su
tarea organizativa, así como de dar coherencia y favorecer la actividad educativa. La
vigencia de dichos documentos tiene una periodicidad variable, dependiendo de la
finalidad de los mismos, pero en cualquier caso deben ser funcionales.
214
-Se planifica para reducir incertidumbres, tanto en el desarrollo del trabajo como en
los posibles resultados.
215
documentos que se realizan cada curso son: las programaciones de aula (PA), la
programación general anual (PGA), la memoria anual, y a ello hay que añadir con
carácter voluntario el plan anual de mejora y el modelo europeo de excelencia, una de las
últimas iniciativas que se está potenciando desde el Ministerio de Educación y las
respectivas Consejerías autonómicas. A este respecto, hay que señalar que en la LOE
(2006) al hablar de la autonomía de los centros, de modo explícito sólo se hace alusión al
proyecto educativo (art. 121), proyecto de gestión de centros públicos (art. 123), normas
de organización y funcionamiento (art. 124) y programación general anual (art. 125). No
obstante, de un modo implícito sí que se contempla la elaboración de los documentos
institucionales que se han venido realizando durante los últimos años (sobre todo a partir
de la LOGSE (1990), por ello en esta ocasión y para facilitar su estudio optaremos por
abordarlos desde esta última perspectiva, entendiendo que es más una cuestión de forma
que de fondo.
-Los distintos documentos deben estar articulados entre sí, evitando las desconexiones
e incongruencias entre ellos.
También denominados organizativos. Son documentos a medio y largo plazo que deben
ser garantía de una cierta estabilidad en la planificación institucional. En cualquier caso
deben servir de referente a los documentos que se realizan anualmente.
216
7.2.1. Proyecto educativo de centro
El estudio de Antúnez (1998) resume las características que debe tener el proyecto
educativo de centro como documento marco:
-Se sitúa en una perspectiva realista con lo cual debe ser posible aplicarlo.
-Es el marco de referencia para el diseño y desarrollo del currículo del centro y de los
sucesivos planes y documentos.
-Por último, su elaboración y desarrollo debe estar centrado en las necesidades del
alumnado.
217
Así pues, el proyecto educativo - que debe ser elaborado por el equipo directivo y
aprobado y evaluado por el consejo escolar - es un documento del centro y para el
centro, es un instrumento y no sólo un fin, cuya elaboración debe ser de forma colegiada
y consensuada, al tiempo que debe ser un documento realista que se ajuste a la realidad,
características y situaciones de cada centro. En su planteamiento general debe responder
a las siguientes preguntas:
218
En cualquier caso, fruto de la reflexión y el consenso, el proyecto educativo de centro
debe ser un documento: claro, conciso, operativo, dinámico, abierto, flexible, basado en
la investigación-acción, y sobre todo coherente con las necesidades e intereses de la
comunidad educativa a la que va dirigido. Debe tener validez en la medida en que esté
adecuadamente contextualizado a ese centro concreto y tenga coherencia interna, de ahí
que no podemos hablar de la aplicabilidad de un proyecto educativo a cualquier centro,
ya que se trata de algo singular, propio y particular. Además, es importante señalar que el
proyecto educativo de centro, como documento revisable que es, debe estar sujeto a
posibles modificaciones cuando lo considere necesario la comunidad educativa,
introduciéndose las mejoras que se estimen oportunas con el fin de garantizar la calidad
de la enseñanza.
Por otro lado, la LOE (2006) entiende que el "proyecto educativo del centro recogerá
219
los valores, los objetivos y las prioridades de actuación. Asimismo, incorporará la
concreción de los currículos establecidos por la Administración educativa que
corresponde fijar y aprobar al claustro de profesores, así como el tratamiento transversal
en las áreas, materias o módulos de la educación en valores y otras enseñanzas" (art.
121.1); y añade que "dicho proyecto, deberá tener en cuenta las características del
entorno social y cultural del centro, recogerá la forma de atención a la diversidad del
alumnado y la acción tutorial, así como el plan de convivencia, y deberá respetar el
principio de no discriminación y de inclusión educativa como valores fundamentales, así
como los principios recogidos en esta Ley y en la Ley Orgánica 8/1985, de 3 de julio,
reguladora del derecho a la educación" (art. 121.2). De ello puede desprenderse que debe
existir una estrecha relación y por supuesto coherencia entre el proyecto educativo de
centro y las propuestas curriculares concretas que se reflejan en otros documentos como
por ejemplo el proyecto curricular de centro/etapa o las programaciones de aula. En esta
línea, Antúnez y otros (2003) entienden que el desarrollo curricular es un documento con
entidad propia y como tal es una concreción del proyecto educativo de centro. En
cualquier caso es evidente que el marco general de intervención educativa de un centro
incide directamente en la organización del proceso enseñanza-aprendizaje que se
desarrolla en dicho centro.
Atendiendo a lo expuesto por Ruiz Ruiz (2001), las finalidades del reglamento de
régimen interior se pueden concretar en las siguientes:
220
-Proporcionar un marco de referencia para el funcionamiento del centro en general y
de sus componentes en particular.
-Normas para el uso de las instalaciones, mobiliario y recursos materiales del centro.
221
7.2.3. Proyecto curricular de centro/etapa
Antes de nada hay que señalar que en 1989 se elaboró el diseño curricular base
(DCB) - como primer nivel de concreción curricular-, siendo un documento abierto y
flexible que surgió para el debate en el marco de la LOGSE (1990) y que posteriormente
se reguló a través de los respectivos Reales Decretos de enseñanzas mínimas de 1991.
Dicho documento pedagógico recogía el marco común en el que se formulaban en
términos generales: los objetivos generales de etapa, las áreas curriculares, los objetivos
generales de área, los bloques de contenido, y las orientaciones didácticas y para la
evaluación. En definitiva, recogía las líneas directrices del proceso de enseñanza-
aprendizaje con la intención de contribuir a:
222
nacional de cualificaciones profesionales, mediante el establecimiento de
determinadas cualificaciones profesionales, así como sus correspondientes
módulos formativos que se incorporan al Catálogo modular de formación
profesional (BOE n° 3, de 3 de enero de 2007).
223
Respecto a ¿qué, cómo y cuándo evaluar?, dicho proyecto debe recoger los criterios
de evaluación y promoción que se establece para cada ciclo o curso en cada una de las
áreas currriculares, a través de una evaluación inicial, formativa y sumativa, según se
desarrolle al comienzo, durante o al final de una fase de aprendizaje, respectivamente.
Por su parte, los criterios de promoción interciclos (en educación primaria), de un curso a
otro (en educación secundaria), o de una etapa a otra, deben basarse en la especificación
de los aprendizajes mínimos que se consideran imprescindibles para que el alumnado se
incorpore sin problemas al siguiente ciclo, curso o etapa. También hay que tener en
cuenta que la Ley Orgánica de educación (LOE, 2006), sólo permite repetir una vez en
educación primaria y dos en educación secundaria obligatoria.
De todo ello se deduce que los elementos básicos del proyecto curricular de
centro/etapa se refieren a:
-Definir los objetivos generales de ciclo o curso (según se trate de educación infantil y
primaria o educación secundaria) a partir de los objetivos generales de etapa.
224
-Establecer los principales materiales didácticos que se van a utilizar.
225
-Conocimiento social, analizando el marco en el que se encuentra la enseñanza
potenciar el conocimiento académico con la finalidad de análisis crítico y de
transformación y mejora social.
-La referencia primera debe ser el propio alumno que es el que construye su
aprendizaje.
226
-La planificación de las actividades de enseñanza-aprendizaje, teniendo en cuenta las
actividades de refuerzo y las de ampliación según el caso.
-La temporalización.
-La evaluación, destacando el tipo y la forma de llevarla a cabo, así como las medidas
adoptadas para la recuperación en el caso que se precise.
De todo ello, el núcleo central de la programación tal vez sea el referido a actividades,
así como la metodología que se deriva de las mismas. Realmente en lo que se refiere a
objetivos y contenidos están muy condicionados por lo aprobado en el proyecto
curricular de centro/etapa, cuando no por los libros de texto. Es en la propuesta de
actividades en donde se refleja el estilo de aprendizaje, la relación que se va a establecer
entre el profesor y el alumno, los recursos que se van a utilizar, la metodología que se va
a llevar a cabo..., en definitiva la dinámica de la clase. De ahí que a la hora de diseñar las
actividades o tareas en el aula se basen en el principio de actividad, presentadas de forma
ordenada con una secuencia lógica, capaces de adaptarse a cada circunstancia específica,
al tiempo que sean coherentes, variadas, significativas, etc. En el proceso de enseñanza-
aprendizaje se puede optar entre distintos tipos de tareas: de introducción-motivación, de
conocimientos previos, de desarrollo y comprensión, de consolidación, de refuerzo, de
recuperación, y de opinión y ampliación (Antúnez y otros, 2003).
Por último destacar que dentro de estas programaciones de aula deberá contemplarse
la posibilidad de que algunos alumnos precisen de adaptaciones curriculares, es decir,
ajustes o modificaciones de la propuesta curricular, por ejemplo: reformulación y/o
priorización de algunos objetivos o contenidos, o inclusive la supresión de alguno de
ellos; variaciones en cuanto a la secuenciación y temporalización, utilización de recursos
especializados, etc., hablando en este caso de adaptaciones curriculares individualizadas
(ACIs).
227
organizativa de un centro sobre su funcionamiento en un período determinado", y añade
que "constituye un hecho de gran trascendencia para el desarrollo y potenciación del
proceso educativo. Las exigencias de priorización que conlleva, en cuanto a los objetivos
y a la organización de recursos, obligan a la definición operativa de qué queremos y del
cómo, cuándo y de qué manera lo conseguiremos".
-El horario general del centro: horario del alumnado, del profesorado, tutorías.
228
Por otro lado, dentro de la programación general anual, en algunas Comunidades
autónomas también se incluye el plan del fomento de la lectura y el desarrollo de la
comprensión lectora, el plan anual de mejora, el programa de mejora del éxito educativo,
el plan de acogida para el alumnado de educación infantil y de nuevo ingreso, el plan
anual de funcionamiento de los programas "madrugadores" y "tardes en el colegio", etc.
-La designación de partidas en función de las necesidades que se detecten, una vez
que se hayan priorizado, teniendo en cuenta que hay gastos fijos y gastos
variables.
-La distribución de los ingresos según se trate de gastos fijos o de gastos variables.
229
-La prevención de desajustes económicos.
B) Plan de convivencia
En el informe del defensor del pueblo del año 2000 se recogía la necesidad de
planificar la convivencia en cada centro educativo, participando toda la comunidad
escolar e integrando medidas de carácter organizativo y pedagógico. Como consecuencia
de ello, a partir del 2005 las Comunidades autónomas comenzaron a aprobar distintas
normativas encaminadas a la elaboración de planes de convivencia en los centros
educativos.
Lo primero de todo es necesario hacer una precisión más de forma que de fondo: la
LOE (2006), al hablar del proyecto educativo dice textualmente que dicho proyecto
"recogerá la forma de atención a la diversidad del alumnado y la acción tutorial así como
el plan de convivencia..." (art. 121.2.). La mayoría de las Comunidades autónomas
entienden que la elaboración del plan de convivencia se debe desarrollar dentro del marco
general que determine el proyecto educativo de centro y el reglamento de régimen
interior, incorporándose a la programación general anual, en la medida que anualmente
debe ser objeto de evaluación, introduciéndose las modificaciones oportunas cada año. A
este respecto, el estudio de Arribas y Torrego (2008) entiende que en el plan de
convivencia incide por un lado una dimensión programática, a largo plazo, relacionada
con el proyecto educativo de centro; y por otro una dimensión práctica, a corto plazo con
una planificación muy detallada, formando parte de la programación general anual.
230
coherencia y su sistematicidad.
Tomando como referencia las líneas generales de actuación que rigen la convivencia
en un centro y que están recogidas en el proyecto educativo, la elaboración anual del plan
de convivencia podrá tener el siguiente contenido, a modo orientativo:
-El centro docente: características y entorno, analizando los aspectos que pueden
influir en la convivencia, la implicación de la comunidad educativa, y las
necesidades de formación y recursos.
231
Todo plan de convivencia lleva implícita una evaluación del mismo, que se realizará al
finalizar el curso, y como tal se incorporará a la memoria anual. Dicha evaluación se
centrará en aspectos tales como: el grado de consecución de los objetivos, las actividades
realizadas, los recursos utilizados, los resultados alcanzados, el grado de implicación de la
comunidad educativa, las modificaciones realizadas, y por último, las propuestas de
continuidad y de mejora para el curso siguiente.
En los últimos años desde las distintas Administraciones se está haciendo un especial
hincapié en desarrollar acciones formativas encaminadas al fomento y mejora de la
convivencia, pretendiéndose que toda la comunidad educativa (profesores, alumnos y
padres) se implique y asuma sus responsabilidades. Todo ello, está teniendo una
importante repercusión en los planes de convivencia, considerados como un instrumento
que favorece un adecuado clima de trabajo y respeto mutuo en los centros escolares.
Desde los años ochenta al finalizar cada curso escolar es necesario que los centros
realicen una reflexión sobre todo lo realizado durante dicho curso, tomando como
referencia la programación general anual en toda su amplitud. Martín Bris (2002) señala
que el verdadero sentido de la memoria está en el hecho de que se trata de un trabajo -
en equipo - de recogida de información, análisis crítico y síntesis, que tiene un enfoque
correctivo y prospectivo de las actuaciones del centro, siendo el punto de partida para la
elaboración de la siguiente programación general anual. Por su parte, Vidorreta (1996)
destaca como objetivos de la memoria anual los siguientes:
232
funcionado, bien para cambiar lo que así no ha sido.
-Actividades extraescolares.
En definitiva, con la memoria anual se pretende evaluar hasta qué punto se han
logrado las intenciones y compromisos que se plantearon a principios de curso, y si sirve
de marco para la planificación del curso siguiente. Así pues, consti tuve una evaluación
interna, que sólo tiene validez para el propio centro pero cuyos resultados pueden ser
decisivos para la organización de sucesivos cursos.
233
Figura 7.1. Relación entre documentos institucionales.
Para que sean viables y eficaces estos documentos, es imprescindible que todos ellos
sean coherentes con la realidad concreta del centro educativo. Si tuviésemos que destacar
dos características que deben reunir dichos documentos, diríamos que deben ser
contextualizados y también consensuados y asumidos por toda la comunidad educativa,
de lo contrario carecerían de valor.
En los últimos años estamos asistiendo a una mayor sensibilización en cuanto a la mejora
de nuestras escuelas a través de la gestión de calidad, una gestión que como señala
Rodríguez Serrano (2000) debe contribuir al "cambio para mejorar", incidiendo sobre
toda la comunidad educativa, así como en los recursos, los procesos y los resultados. A
este respecto, podemos decir que es con el desarrollo de la LOGSE (1990) cuando la
calidad de enseñanza se convierte en un objetivo prioritario, llegándose a hablar de una
gestión de calidad total aplicable a las instituciones escolares, como lo reflejan los
estudios de López Rupérez (1994) y Gento Palacios (1996).
234
Desde el Ministerio de Educación han sido numerosas las propuestas que han
intentado llevarse a la práctica con el fin de incrementar la calidad en los centros
escolares; así por ejemplo, en 1994 aparecen las 77 medidas para mejorar la calidad de la
enseñanza, que afectan a los siguientes ámbitos: la educación en valores, la igualdad de
oportunidades y la compensación de las desigualdades, la autonomía y organización de
los centros, la dirección y el gobierno de los centros, la formación permanente y
perspectivas profesionales del profesorado, y la inspección y evaluación. Sin embargo,
dichas mediadas en la práctica no llegaron a desarrollarse.
235
se implicase en dicho plan con el fin de hacer más viables los procesos de mejora.
Asimismo, en la Orden del 9 de junio de 1998 (BOE 13 de junio) se establecen cuáles
deben ser las características generales que ha de poseer el plan anual de mejora y que se
concretan en las siguientes:
-Debe explicitar los objetivos, los procedimientos y actuaciones previstas, las personas
responsables de su ejecución, los recursos y apoyos necesarios, un calendario para
su cumplimiento y un plan para su evaluación.
-Debe implicar a las personas, desde una orientación participativa y bajo el impulso
asociado a un liderazgo efectivo por parte de la dirección del centro.
De todo ello se deduce que un plan anual de mejora es un medio para incrementar la
calidad de los centros educativos, una herramienta para mejorar la gestión educativa, un
compromiso entre el centro y la Administración, y en definitiva un instrumento para
aprender como organización.
En general, el resultado de esta experiencia ha sido positivo, ya que son varios los
centros que han podido desarrollar las propuestas de mejora que plantearon a través de
estos planes (sólo en la primera edición participaron 268 centros); es más, en algunas
ocasiones han recibido una cuantía económica por parte del Ministerio de Educación o de
las respectivas Consejerías que han favorecido su puesta en práctica. No obstante, a este
respecto el estudio de Cantón Mayo (2004) plantea una serie de propuestas de mejora
que se derivan de la trayectoria que han seguido dichos planes, destacando las siguientes:
-Es necesario hacer una reflexión crítica conjunta sobre los planes de mejora y la
calidad en general.
-La formación en calidad es aún muy deficitaria, por lo que habría que incluir dicha
formación entre el profesorado.
236
-Deben procurarse los recursos humanos y materiales necesarios.
-La evaluación, asesoría y valoración de los planes de tipo externo debe ser
compartida por expertos y técnicos.
-Mejorar la financiación.
En cualquier caso, es evidente que los planes de mejora han contribuido a que los
centros se impliquen más en los procesos de calidad; la tarea no es fácil, pero sí que es
muy loable que al menos desde los centros educativos esta experiencia haya suscitado
cierto interés, centrándose en medidas concretas que favorecen un cambio hacia la
mejora.
237
1.Sirve para cualquier tipo de organización y actividad.
4.Es un marco de referencia que otorga una base conceptual común a todo el
personal de un centro educativo.
El modelo europeo de gestión de calidad (EFQM) fue revisado durante el curso 2001-
2002, lo cual supuso introducir algunas modificaciones que se adaptan mejor a las
peculiaridades de los centros educativos (por ejemplo, se ha facilitado su aplicación). A
partir de dicha revisión se ha pasado a denominar "modelo europeo de excelencia", en el
que se subraya la importancia de la innovación y el aprendizaje en la propia lógica interna
del modelo. Dicho modelo se estructura en dos grandes bloques que aglutinan a nueve
criterios:
238
Figura 7.2. Modelo europeo de excelencia.
Las ventajas del uso de la autoevaluación según el modelo europeo de excelencia para
un centro educativo pueden resumirse en las siguientes (MECD, 2001):
-Abarca todos los aspectos importantes de la organización y las relaciones entre ellos.
-Es un marco de referencia que otorga una base conceptual común a todo el personal.
-Es cerrada en cuanto a los criterios y los subcriterios que trata, pero abierta en
cuanto al número y la naturaleza de las áreas o indicadores que despliegan el
significado de cada subcriterio.
-Descubre las áreas críticas en las que se debe mejorar y, en consecuencia, facilita la
elaboración y la corrección de la programación general anual del centro y de los
demás proyectos institucionales.
239
-Muestra cuál es la evolución de la situación del centro en su proceso de mejora a lo
largo del tiempo, y hace posible la conducción inteligente de la institución.
A pesar de todo, podemos decir que en general, a diferencia de la buena acogida que
han tenido los planes anuales de mejora, el modelo europeo de excelencia está
considerado como un instrumento complejo y difícil, lo cual está ocasionando ciertas
reticencias en su aplicación. Por todo ello, tal vez sea pronto para hacer una evaluación
de dicho modelo, aunque sí se constata, entre los profesionales, una mayor inquietud por
mejorar la gestión y calidad de los centros escolares.
Hasta aquí hemos realizado un análisis de los documentos institucionales que facilitan
la regulación de los elementos organizativos, pedagógicos y de gestión de los recursos del
centro educativo. En cualquier caso se trata de documentos singulares, propios y
particulares de cada centro que deben surgir a partir de la participación y el consenso de
la comunidad educativa, sólo de esta forma se puede garantizar su eficacia y viabilidad.
No podemos, obviar la dificultad que en ocasiones tiene su elaboración y posterior
desarrollo y evaluación; sin embargo, debemos considerar que dichos documentos son
imprescindibles para el buen funcionamiento del centro escolar.
240
Actividad n° 7. Realizar un estudio comparativo entre dos o tres programaciones
generales anuales y sus respectivas memorias anuales de diferentes centros.
Actividad n° 12. Elaborar las líneas directrices de un posible plan anual de mejora,
destacando cómo se va a realizar el seguimiento del mismo.
241
242
Objetivos
-Analizar y valorar algunas de las iniciativas que inciden en el ámbito rural: educación
compensatoria y centros rurales de innovación educativa (CRIE).
-Conocer los requisitos mínimos, en cuanto a su organización, que deben tener las
escuelas infantiles.
8.1. Introducción
Respecto a la escuela rural, destacar que es a partir de los años sesenta cuando se
produce una importante transformación en la estructura demográfica de la población del
medio rural en la mayor parte de España, debido a un desplazamiento masivo a las zonas
urbanas, como consecuencia del desarrollismo, así como por el proceso de emigración,
principalmente a países europeos. Esta situación se ha visto acelerada en los últimos años
por el progresivo envejecimiento de sus habitantes, consecuencia de una baja tasa de
natalidad general pero especialmente grave en unos núcleos con escasa población joven
con tendencia a dejarlos semidesiertos, sobre todo en ciertas provincias con unas
localidades rurales de tamaño reducido. Todas estas circunstancias han incidido en el
243
ámbito educativo. En un principio, la Ley general de educación y financiamiento de la
reforma educativa (LGE, 1970), al establecer la obligatoriedad y gratuidad de la
educación general básica - de los seis a los catorce años de edad-, defendió un modelo de
organización basado en centros de ocho unidades como mínimo; si a ello añadimos, la
promulgación de la Constitución española de 1978, en la que en su artículo 27 establece
con contundencia que "todos tienen el derecho a la educación", es evidente la
repercusión que tuvo en el ámbito rural, y de un modo especial en zonas de poblamiento
disperso, aplicándose una política de concentraciones escolares en centros comarcales, y
como consecuencia el cierre de numerosas escuelas pequeñas y la consiguiente utilización
del comedor y transporte escolar. A pesar de ello, muchas escuelas no pudieron ser
concentradas y siguieron funcionando como centros incompletos e incluso como escuelas
unitarias. Hoy muchas de las escuelas rurales están debatiéndose entre la supervivencia y
la supresión, siendo el número de alumnos el factor decisivo para permanecer o para
desaparecer.
244
Por lo que se refiere a las escuelas infantiles tomaremos como punto de partida la Ley
general de educación de 1970, analizando la evolución experimentada hasta nuestros
días. Actualmente la LOE (2006) en su artículo 111 determina que "los centros públicos
que ofrecen educación infantil se denominarán escuelas infantiles. [...] Los centros
públicos que ofrecen educación infantil y educación primaria se denominarán colegios de
educación infantil y primaria". A este respecto conviene destacar que el segundo ciclo de
educación infantil mayoritariamente está integrado en los centros de educación primaria,
y a pesar que no es una enseñanza obligatoria sí hay una normativa referida a enseñanzas
mínimas y las respectivas Comunidades autónomas han regulado sus currículos. Por lo
que se refiere al primer ciclo de educación infantil, éste mayoritariamente se está llevando
a cabo en instituciones privadas, lo que suelen llamarse "guarderías", con una normativa
específica de cada Comunidad autónoma e inclusive local. Podemos decir, que en
términos globales es escaso el número de centros que imparten de modo exclusivo toda la
educación infantil (primero y segundo ciclo).
Por otro lado, conviene destacar que debido sobre todo a la incorporación de la mujer
al ámbito laboral, cada vez es más necesario este tipo de escuelas infantiles, de ahí que
en los últimos años haya aumentado considerablemente su número, tanto públicas como
privadas. Sin embargo, en estos momentos sólo se contempla la gratuidad para el
segundo ciclo de educación infantil (de tres a seis años de edad), y no para el primero (de
cero hasta tres años).
Por su parte Boix (1995: 7) entiende que la escuela situada en el ámbito rural "es una
institución educativa que tiene como soporte el medio y la cultura rurales, con una
estructura organizativa heterogénea y singular (en función de la tipología de escuela) y
con una configuración pedagógico-didáctica multidimensional".
Sauras (2000: 31) simplifica la cuestión entendiendo como escuela rural "aquella que
245
está ubicada en un ámbito rural"; que haciendo alusión a la aportación de Sánchez
Jiménez (1975) considera que rural hace alusión a "una población máxima de unos
10.000 habitantes, con una densidad de población inferior a 60 habitantes por kilómetro
cuadrado y con un índice alto de población dedicado a actividades agrícolas - superior al
50%-, teniendo en cuenta siempre una flexible y adecuada interpretación de los datos
sobre la realidad".
Por su parte, el estudio de Corchón Álvarez (2005: 75), tomando como referencia los
distintos estudios, resalta como indicadores de la escuela rural los siguientes: única en la
localidad, multigraduación en las aulas, escuelas unitarias y pequeñas graduadas
incompletas, y situadas en pequeños núcleos de población con pocos habitantes.
En definitiva, todas estas aportaciones parecen indicar que tal vez sea más adecuado
hablar de escuela en lo rural o escuela en el medio rural, más que de escuela rural como
contrapuesta a escuela urbana. A este respecto, Ortega (1995) señala que no existe una
categoría específica de escuela, lo que existe es un determinado emplazamiento, que
lógicamente va a condicionar una determinada organización, que en el caso del ámbito
rural es al menos peculiar.
A pesar de que España ha sido un país eminentemente rural hasta bien entrado el siglo
XX, resulta curioso que apenas haya existido una política educativa que desarrollase
plenamente la educación en el ámbito rural. Es cierto que con la Ley Moyano (1857)
hubo un intento de disminuir el analfabetismo en estas zonas, así en su artículo 100 se
establecía que: "en todo pueblo de 500 almas habrá necesariamente una escuela pública
elemental de niños y otra, aunque sea incompleta de niñas. Las incompletas de niños sólo
se consentirán en pueblos de menos vecindario"; a ello hay que añadir lo expuesto en su
artículo 102: "los pueblos que no llegan a 500 habitantes deberán reunirse, a otros
inmediatos para formar juntos un distrito donde se establezca escuela elemental
completa, siempre que la naturaleza del terreno permita a los niños concurrir a ella
cómodamente; en otro caso cada pueblo establecerá una Escuela incompleta; y si aún
esto no fuera posible, la tendrá por temporada", (MEC, 1995). Pero la realidad vino a
demostrar que tales intenciones no se llevaron a la práctica de un modo generalizado,
siendo las escuelas rurales escasas y de baja calidad. Durante la primera mitad de siglo
XX asistimos a un incremento del número de escuelas en el medio rural, contemplán
dose algunas alternativas que favorecían la formación en estas zonas, como fue el caso
de la creación del Patronato de misiones pedagógicas (Decreto de 29 de mayo de 1931),
encargado de "difundir la cultura general, la moderna orientación docente y la educación
246
ciudadana en aldeas, villas y lugares, con especial atención a los intereses espirituales de
la población rural" (art. 1°). A este respecto el estudio de Corchón Álvarez (2005) señala
que en 1931 el número de escuelas había incrementado en 23.346, lo cual supuso un
avance importante aunque todavía estaban muy infravaloradas, sobreviviendo en malas
condiciones.
Pero fue en los años ochenta cuando existe una normativa específica para centros
ubicados en la zona rural. Así pues, el Real Decreto 1174/1983, de 27 de abril sobre
educación compensatoria y el Real Decreto 2731/1986, de 24 de diciembre sobre
constitución de colegios rurales agrupados, han intentado desarrollar diferentes
alternativas con el fin de potenciar la educación de calidad en el medio rural.
Posteriormente, la LOGSE (1990), la LOCE (2002), y en estos momentos la LOE
(2006) en su artículo 82, al hablar de la igualdad de oportunidades en el mundo rural
establece que "las Administraciones educativas tendrán en cuenta el carácter particular de
la escuela rural a fin de proporcionar los medios y sistemas organizativos necesarios para
atender a sus necesidades específicas y garantizar la igualdad de oportunidades" (art.
82.1.). Continúa diciendo que "en educación básica, en aquellas zonas rurales en que se
considere aconsejable, se podrá escolarizar a los niños en un municipio próximo al de su
247
residencia para garantizar la calidad de la enseñanza. En este supuesto las
Administraciones educativas prestarán de forma gratuita los servicios escolares de
transporte y, en su caso, comedor e internado" (art. 82.2.).
En estos momentos dos son las alternativas que se presentan como viables en la
organización de la escuela rural:
-En segundo lugar, la posibilidad de acercar al alumnado, donde éste se encuentre, los
recursos humanos y materiales necesarios para su formación. Para ello, se
propone que las escuelas rurales permanezcan abiertas en el mayor número de
localidades y que puedan agruparse en tomo a colegios rurales agrupados.
248
integral del alumnado. El debate sigue abierto y los interrogantes se suceden: ¿es bueno
que el alumnado, y especialmente los más pequeños, se trasladen a diario al colegio
comarcal de referencia?, ¿compensa que el alumnado afectado esté fuera de su entorno
inmediato buena parte del día (transporte-horario lectivocomedor escolar)?, ¿es adecuado
que el alumnado permanezca en la escuela de su localidad aunque estén en un mismo
aula niveles diferentes?, ¿dónde se rentabilizan mejor los recursos didácticos: en la
escuela comarcal, en la escuela unitaria o en el colegio rural agrupado?, ¿qué es más
aconsejable, que los maestros especialistas se trasladen diariamente o que permanezcan
ubicados en un solo centro?, etc. Las respuestas a éstas y otras preguntas no resultan
fáciles de contestar; en la mayoría de los casos, las circunstancias ambientales y
contextuales pueden determinar la opción por una u otra modalidad, de ahí, por ejemplo,
que cuando se configuró el mapa de las concentraciones escolares o de los colegios
rurales agrupados, hubo que adoptar diferentes criterios en función de cada uno de los
casos.
a)Ventajas:
249
-Se amplía el campo de las relaciones personales de los niños, la socialización y
la convivencia.
b)Inconvenientes:
-Escasa preparación del maestro. Tiene que trabajar con diversas culturas.
-El pasar de uno a varios maestros puede ser peligroso para el niño. El contacto
más directo, personal y familiar lo pierde.
-La relación tutorial de los padres con el profesorado se sus hijos no es fácil, así
como tampoco lo es la participación de aquéllos en la vida del centro.
-Contribuyen al desplazamiento.
250
Expuestas las ventajas y los inconvenientes, y por tanto justificadas las
concentraciones escolares en unos casos y en otros tal vez no, lo cierto que las
consecuencias más inmediatas fueron el cierre de numerosas unidades rurales. Así por
ejemplo, el estudio de Grande Rodríguez (1981) pone de manifiesto que en Castilla y
León entre 1969 y 1979, de 5.226 escuelas unitarias existentes, se pasó a 674, de forma
que más de 700 municipios se quedaron sin escuela.
En estos momentos, desde las distintas Administraciones hay una inquietud por
fomentar la calidad de todos los centros educativos independientemente de donde están
situados. A este respecto, Boix (1995: 14-15) distingue tres dimensiones referidas a la
escuela rural:
-Calidad física. Desde el punto de vista de la riqueza que nos proporciona el entorno
rural. El medio rural nos permite conocer in situ determinados procesos, elementos
y fenómenos naturales y sociales que acontecen en dicho medio
Con el objeto de favorecer la calidad en los centros rurales, cabe destacar que en el
curso 1997-1998, desde el Ministerio de Educación y Cultura, se promovió el proyecto
"aldea digital" con el objeto de favorecer la integración de las tecnologías de la
información y la comunicación en la escuela rural. Dicho proyecto tuvo una repercusión
importante en los años sucesivos y contribuyó en cierta medida a evitar el aislamiento
que sufrían algunas zonas. A partir del año 2000, que es cuando las últimas Comunidades
autónomas adquieren las competencias en materia educativa, son las respectivas
Consejerías las que desarrollan los distintos programas en cuanto a la utilización de
nuevas tecnologías, y a este respecto existe una gran diversidad.
251
Pero aunque las concentraciones escolares fue una práctica muy habitual en los años
setenta en España, lo cierto es que, debido sobre todo a condicionantes de
infraestructuras, dicha política no pudo llevarse en la totalidad de las escuelas rurales, de
ahí que fuesen todavía numerosas las escuelas unitarias e incompletas que jalonaban el
medio rural, apreciándose importantes desigualdades con respecto a otros tipos de
centros que se encontraban en lugares más favorecidos. Ante este panorama, a través del
Real Decreto 1174/1983, de 27 de abril, el "Ministerio de Educación y Ciencia
desarrollará a partir del año 1983 un programa de educación compensatoria en beneficio
de aquellas zonas geográficas o grupos de población que por sus especiales características
requieren una atención educativa preferente" (art. 1°); ello implica poner en práctica
medidas que van desde la constitución de servicios de apoyo escolar y centros de
recursos hasta la realización de inversiones en obras y equipamientos, pasando por el
estímulo de la per manencia del correspondiente profesorado. Este Real Decreto tuvo
una especial incidencia en el ámbito rural, ya que intentó subsanar en parte las
desigualdades existentes; los centros de recursos facilitaban material didáctico y
profesionales especialistas que asistían a los centros escolares incompletos.
252
realiza en los centros escolares de las zonas rurales y, al mismo tiempo, la convivencia de
alumnos de las escuelas rurales dispersas", para lo cual el grupo de alumnos permanece
en régimen de internado, normalmente durante una semana al año.
En cualquier caso, tal y como se expone en el artículo 4°. 1. del Real Decreto
2731/1986: "la constitución de los colegios rurales agrupados se realizará de oficio, a
propuesta de la correspondiente Dirección provincial del Ministerio de Educación y
Ciencia o a instancia del órgano competente de uno o varios de los centros preexistentes.
En todo caso, será preceptiva la consulta a los padres de alumnos, profesores y
Ayuntamientos implicados". Posteriormente en la Orden del 20 de julio de 1987 se regula
el procedimiento para la constitución de colegios rurales agrupados, acogiéndose los
centros interesados y que cumpliesen los requisitos que la Ley estableciese.
En la creación de los CRA se ha tenido en cuenta entre otros aspectos los siguientes:
la localización geográfica de los centros, las características de dichos centros, los recursos
materiales y humanos disponibles, el número de alumnos matriculados, etc. En general,
las propuestas que se siguieron para constituir estos centros fueron principalmente dos:
253
-centros incompletos que se agruparon designando la sede administrativa en la
localidad mejor ubicada con respecto a las otras.
Esta nueva política educativa en el ámbito rural (consolidada a mediados de los 90) ha
supuesto una importante inversión por parte de la Administración, que ha contribuido a
una mayor y mejor dotación de recursos materiales y humanos.
Por otro lado, en los últimos años, desde algunos sectores se está reclamando una
legislación más específica para la organización de estos centros que tienen unas
características muy especiales, y que no es siempre aconsejable aplicar una normativa
general. A este respecto, los reglamentos orgánicos no han sido muy explícitos.
254
especialidades (música, educación física...) en una misma localidad, siempre que el
número de alumnos lo permita.
c) Los recursos materiales pueden ser compartidos por todo el alumnado del CRA lo
cual implica que deben operativizarse dichos recursos de forma racional, llevando un
control exhaustivo de los mismos. Pizarras, vídeos, ordenadores, material bibliográfico,
juegos, material deportivo, etc., son recursos habituales que suelen estar en los centros;
sin embargo, la ubicación de este material, en un CRA, está distribuido entre los centros
de las distintas localidades. Partimos de la idea de que el material es común, que debe
estar disponible para todo el alumnado; pero la realidad viene a demostrar que esta
disponibilidad es difícil que sea efectiva, sobre todo cuando se trata de material muy
voluminoso o delicado para su transporte: aparatos de educación física, ordenadores,
instrumentos musicales... En cualquier caso, es necesario que los recursos didácticos se
encuentren adecuadamente organizados e inventariados en cada uno de los centros,
habilitando para ello los espacios más adecuados que garanticen su conservación y buen
uso.
255
que apenas se utilizan, bien porque su conservación y mantenimiento es deficiente, bien
porque el número de alumnado es tan reducido que no es preciso utilizar todas las
dependencias del centro. Ante esta situación, en algunos centros se ha procedido a la
habilitación de algunas aulas, que en los últimos años han quedado libres, para música,
gimnasio, biblioteca, laboratorios, medios audiovisuales, informática, etc. Por otro lado,
también es bastante usual que en las escuelas unitarias exista una sola aula "para todo",
adaptándose a las necesidades del momento.
256
g) Por otro lado, existe una total unificación en cuanto a los órganos de gobierno y
órganos de coordinación docente. Tal y como establece la normativa, en estos centros
existe un equipo directivo, un claustro de profesores y un consejo escolar único, lo cual
implica una serie de condicionantes que hacen que la organización de estos centros sea al
menos peculiar: los miembros del equipo directivo (director, jefe de estudios y secretario)
pueden estar ubicados en distintas localidades, e incluso ser maestros itinerantes. En este
sentido la actual normativa no especifica cómo deben estar distribuidas las plazas del
equipo directivo en un CRA, aplicándose el mismo proceso de elección que se sigue con
el resto de los colegios, lo cual supone que en ocasiones los equipos directivos ejerzan
sus funciones "a distancia". La realización de sus competencias se complica, entre otros
aspectos, por la dispersión geográfica del profesorado, alumnado, familias, así como por
la multiplicidad de ayuntamientos, asociaciones de padres y otras instituciones que se
encuentran ubicadas en distintas localidades.
Como podemos deducir de todo ello, la escuela rural presenta unas peculiaridades
organizativas que en general la normativa no contempla; es decir, querer organizar un
CRA o colegio comarcal lo mismo que uno situado en la zona urbana no es fácil.
Ciertamente desde las distintas Administraciones se ha hecho y se está haciendo un
esfuerzo por dotar a la escuela rural de mayores recursos humanos y materiales; sin
embargo, la tendencia a la disminución de alumnos es una amenaza constante, sobre todo
en algunas zonas de España, está propiciando que cada vez más pueblos se queden sin
escuela.
En los casos en que el segundo ciclo de educación infantil está incorporado en los
colegios de primaria, la organización se lleva a cabo teniendo en cuenta las características
del centro a nivel general, y de cada una de las etapas a nivel particular. En cualquier
257
caso, sí hay diferencias en cuanto al planteamiento organizativo según se trate del
primero o segundo ciclo de educación infantil.
Tomando como punto de partida la Ley general de educación de 1970, destacar que en
ella, en su artículo 13 se hace alusión a la educación preescolar que comprende: jardín de
infancia (para niños de dos y tres años), y escuela de párvulos (para niños de cuatro y
cinco años). Los centros que imparten exclusivamente toda la educación preescolar se
denominan "centros comprensivos de ambas etapas" (art. 58 de la LGE, 1970). Como
podemos constatar en 1970 se aprecia una omisión: los niños de cero a dos años, que
parecen estar al margen del sistema educativo. Fue necesario esperar a 1990 con la
LOGSE cuando se establece que la educación infantil comprende dos ciclos: 1) de cero
hasta los tres años, y 2) desde los tres hasta los seis años de edad (art. 9.1.). Es a partir
de esta Ley cuando se generaliza la denominación de escuelas infantiles para referirse a
centros que imparten educación infantil.
258
contemplado como voluntaria. El tema de la gratuidad para todos los centros se aplica de
los tres a los seis años de edad desde la LOE (2006), aunque bien es cierto que la LOCE
(2002) ya lo incluía.
Por otro lado, una constante de los últimos años es garantizar una enseñanza de
calidad, de la que no están exentas las escuelas infantiles. A este respecto el estudio de
Zabalza (1996) propone diez aspectos clave de una educación infantil de calidad:
6.Rutinas estables.
259
9.Sistemas de evaluación que permitan el seguimiento global del grupo y de cada uno
de los niños.
Como se deduce de todo ello, la educación infantil constituye la primera de las etapas
educativas con entidad propia, integrada totalmente en el sistema educativo.
Antes de nada conviene hacer una precisión terminológica: para que un centro que
atiende a niños de cero a seis años de edad pueda denominarse "escuela infantil" es
necesario que tenga una propuesta pedagógica con objetivos, contenidos educativos,
principios pedagógicos y criterios de evaluación para cada uno de los ciclos que se
imparta; además debe cumplir con los consiguientes requisitos respecto a sus
260
instalaciones, equipamiento y personal que la respectiva Administración educativa
determine. Por lo tanto, los centros que no tengan una propuesta pedagógica, y se
centren sólo en el ocio, atención y cuidado de los niños, no se denominarán como tal
escuela infantil.
-La organización de los espacios y del tiempo de modo coherente y tomando siempre
como referencia el niño.
-En cualquier caso, el centro de educación infantil debe ser un espacio para la buena
261
convivencia.
Pero por otro lado no podemos obviar que la educación infantil abarca un amplio
tramo de edad (de los cero a los seis años), con lo cual es evidente que los objetivos,
contenidos a trabajar y estrategias metodológicas están directamente relacionadas con la
edad, de ahí que inclusive dentro de un mismo ciclo haya importantes diferencias en
función de dicha edad; por ello la referencia siempre debe ser el niño con sus necesidades
e intereses.
En el Real Decreto 1004/1991, por el que se establecen los requisitos mínimos de los
centros que impartan enseñanzas no universitarias, aparecen por primera vez expresadas
las condiciones que deben reunir los centros que acogen a alumnos de cero a tres años.
En su artículo 10 se concreta un mínimo de tres unidades, salvo en localidades que no
superen los 1.700 habitantes que podrán tener menos unidades. Además se detallan las
condiciones de sus instalaciones y que se concretan en las siguientes:
-Una sala por cada unidad con una superficie de dos metros cuadrados por puesto
escolar, con un mínimo de treinta metros cuadrados. Las salas destinadas a niños
menores de dos años dispondrán de áreas diferenciadas para el descanso e higiene
del niño.
-Un espacio adecuado para la preparación de alimentos, cuando haya niños menores
de un año con capacidad para los equipamientos que determine la normativa
vigente.
-Una sala de usos múltiples de treinta metros cuadrados, que podrá ser usada de
comedor.
-Un patio de juegos por cada nueve unidades o fracción, de uso exclusivo del centro,
con una superficie que no podrá ser inferior a setenta y cinco metros cuadrados.
-Un aseo por sala, destinado a niños de dos a tres años, que deberá ser visible y
accesible desde la misma sala, y contará con dos lavabos y dos inodoros.
-Un aseo para el personal, separado de las unidades y de los servicios de los niños,
que contará con un lavabo, un inodoro y una ducha.
262
Por otro lado, también se contempla la ratio máxima por aula: 8 alumnos en unidades
de menos de un año, 13 alumnos en unidades de uno a dos años, y 20 alumnos en
unidades de dos a tres años; aunque en algunas Comunidades autónomas estas ratios
varían algo.
Pero resulta curiosa la escasa alusión que la LOE (2006) dedica al primer ciclo de
educación infantil. Puede resumirse en los siguientes aspectos: "las Administraciones
educativas determinarán los contenidos educativos del primer ciclo de la educación
infantil de acuerdo con lo previsto en el presente capítulo. Asimismo, regularán los
requisitos que hayan de cumplir los centros que impartan dicho ciclo, relativos, en todo
caso, a la relación numérica alumnado-profesor, a las instalaciones y al número de
puestos escolares" (art. 14.7.). "De acuerdo con lo que establezcan las Administraciones
educativas, el primer ciclo de la educación infantil podrá ofrecerse en centros que
abarquen el ciclo completo o parte del mismo. Aquellos centros cuya oferta sea de al
menos un año completo del citado ciclo deberán incluir en su proyecto educativo la
propuesta pedagógica [...]." (art. 15.4.). Respecto al profesorado de educación infantil
señala que: "la atención directa a los niños del primer ciclo de educación infantil correrá a
cargo de profesionales que posean el título de maestro con la especialidad en educación
infantil o el título de grado equivalente y, en su caso, de otro personal con la debida
titulación para la atención a las niñas y niños de este caso" (art. 92.1.). En el Real
Decreto 132/2010, por el que se establecen los requisitos mínimos de los centros que
impartan las enseñanzas del segundo ciclo de la educación infantil, la educación primaria
y la educación secundaria, se concreta que "la atención educativa en el primer ciclo de
educación infantil correrá a cargo de profesionales que posean el título de grado que
habilite para el ejercicio de la profesión de maestro de educación infantil, el título de
maestro con la especialidad de educación infantil, o el título de técnico superior de
educación infantil regulado en el Real Decreto 1394/2007, de 29 de octubre" (art. 8.1.).
En definitiva, en este primer ciclo son las Comunidades autónomas las que
determinan el currículo y la consiguiente ordenación. En esta ocasión queremos hacer
alusión a la Orden ECI/3960/2007, de 19 de diciembre de 2007, por la que se establece
el currículo y se regula la ordenación de la educación infantil, con vigencia para los
centros que pertenecen al ámbito de gestión del Ministerio de Educación, y que en mayor
o menor medida también se corresponde con lo regulado por las respectivas
Comunidades autónomas. No en vano, el estudio de Lebrero y Caparrós (2009: 52)
señala que "puede ser considerada ésta la más importante de todas las normas que
desarrollan la educación infantil contemplada en la LOU. De esta Orden, y en lo que se
refiere exclusivamente al primer ciclo, cabe destacar lo siguiente:
263
-Los contenidos (para los dos ciclos) se organizarán en las siguientes áreas:
conocimiento de sí mismo y autonomía personal, conocimiento del entomo y
lenguajes: comunicación y representación (art. 5.1.). Para ello la Orden señala
unos objetivos y criterios de evaluación de etapa comunes para los dos ciclos por
cada una de las áreas, a partir de lo cual los contenidos están divididos por ciclos.
A la vista de todo ello, destacar que tal vez se eche de menos una normativa estatal
que desde el propio Ministerio de Educación regulase las enseñanzas mínimas del primer
ciclo como sí ocurre con el segundo ciclo de educación infantil. El hecho de que este
primer ciclo dependa en gran medida de las respectivas Comunidades autónomas,
algunos lo ven como una ruptura de planteamientos pedagógicos entre los dos ciclos de
educación infantil.
-Deberán contar con un mínimo de tres unidades, salvo que se trate de centros que
atiendan a poblaciones de especiales características sociodemográficas.
-Un aula por cada unidad, con un mínimo de dos metros cuadrados por puesto
escolar.
-Un patio de juegos, de uso exclusivo del centro, con una superficie adecuada al
264
número de puestos escolares autorizados y nunca inferior a ciento cincuenta
metros cuadrados para cada seis unidades o fracción, con horario de utilización
diferenciado en el caso de que se escolaricen alumnos de otras etapas educativas.
El Real Decreto 132/2010 también establece la ratio de alumnos por unidad, fijándolo
en 25 alumnos. Asimismo, establece que este segundo ciclo "correrá a cargo de
profesionales que posean el grado en educación infantil, o el título de maestro, por la
especialidad de educación infantil. Cuando las enseñanzas impartidas lo requieran, el
grupo podrá ser atendido por maestros de otras especialidades" (art. 8.3.). Esto último se
refiere sobre todo para impartir conocimientos específicos de lengua extranjera, música,
o para realizar tareas de pedagogía terapéutica o de audición y lenguaje.
265
pedagógica entre todo el profesorado de un CRA.
Actividad n° 3. Imaginar que eres maestro de una escuela unitaria en la que hay 12
alumnos: 5 de educación infantil y 7 de educación primaria, ¿cómo podría
organizarse el aula? Justificar el planteamiento que se proponga.
Actividad n° 4. Buscar en alguna revista especializada o libro una experiencia real que se
haya llevado a cabo en la escuela rural. Hacer una reflexión crítica de dicha
experiencia: objetivos planteados, actuaciones, planteamientos organizativos, etc.
-Respecto al profesorado:
Generalistas (12)
266
llevado a cabo en educación infantil. Hacer una reflexión crítica de cada una de
ellas y ponerlas en común.
Actividad n° 9. Organizar un aula de educación infantil (elegir ciclo y nivel). Para ello,
realizar un plano del aula, hacer la relación de material que se considera
indispensable y su posible ubicación, etc.
Actividad n° 11. En muchos casos, el segundo ciclo de educación infantil está junto con
educación primaria en un mismo centro. Ante este hecho, ¿qué tipo de
actividades podrían llevarse conjuntamente entre las dos etapas? Justificar la
respuesta.
267
268
Objetivos
-Analizar los factores que pueden favorecer o entorpecer la mejora de los centros
escolares a través de la autoevaluación.
9.1. Introducción
269
que acogen, el entorno, el propio centro y los recursos de que dispone. Asimismo, las
Administraciones educativas apoyarán y facilitarán la autoevaluación de los centros
educativos. Tomando como referencia la legislación vigente, la evaluación de los centros
se considera que es una necesidad dentro el proceso de mejora de dichas instituciones.
A lo largo de los últimos años se han desarrollado distintos modelos de evaluación con
más o menos éxito. En los años noventa, desde el Ministerio de Educación se diseñó el
plan EVA (plan de evaluación de centros docentes no universitarios), con el objeto de
mejorar el funcionamiento y organización de los centros, tomando como referencia un
modelo de evaluación externo e institucional. últimamente, se está apostando por el
"modelo europeo de excelencia" que promovido desde el Ministerio de Educación
constituye un instrumento sistematizado y estructurado que favorece la autoevaluación
en los centros educativos, y cuyo objetivo último es la gestión de la calidad y la mejora
de los centros. Por otro lado, los centros docentes al finalizar el curso deben realizar una
memoria anual que supone una autoevaluación de todo lo desarrollado durante el curso,
tomando como referencia la programación general anual.
270
ser clarificador:
La evaluación es la "cola que menea el perro" del currículo (Hargreaves, 1989); incluso,
la cola del perro que va siempre corriendo detrás de él. A menudo la evaluación ha sido
considerada así: aparece después de la enseñanza y como algo que, obligatoriamente, ha
de seguir al aprendizaje. Consecuentemente, predispone la formulación de unos objetivos
educativos, para verse reflejada en los mismos objetivos. Es en esa secuencia,
formulación-reflejo de objetivos, donde debería residir la configuración del currículo. De
donde se desprende que la evaluación ha de formar parte de la enseñanza, incluso le es
inherente.
271
del escolar y para el mayor número de escolares. Es decir, su actitud habría de ser útil, al
tiempo que justa y ética. Por esta razón, el profesor tendrá que especificar los bienes
educativos que desea maximizar en el alumno, adelantándose a comprender plenamente
las consecuencias de sus acciones.
Para Bloom (1970), los aspectos finales de la labor del que examina son: la medición,
la valoración y la evaluación; estos tres aspectos han de considerarse complementarios y
no excluyentes, y han de acompañar todos los procesos y resultados que describen la
enseñanza-aprendizaje de los estudiantes, aunque hay autores (Word y Power, 1984) que
separan el término "evaluación" del de "medición". En todo caso, es razonable que los
implicados en el proceso educativo quieran saber sus resultados, para comprenderlos,
luego de interpretarlos. La evaluación incluye, pues, la consideración constatable de
resultados o productos, pero se le añade la explicación del proceso de adquisición de los
mismos y la bondad o no de los elementos intervinientes.
272
concreta, al determinar el grado de consecución de los objetivos por el alumnado se pone
el acento también en los efectos del programa llevado a cabo y, por tanto, la evaluación
comienza a considerarse, además de como producto, como proceso (Stuflebeam y
Shinkfield, 1987). Aparece, al mismo tiempo, la diferenciación entre "evaluar" y "medir"
objetivos, si bien no hay acuerdo sobre qué acción engloba a la otra.
273
-Determinar si la evaluación es realista, útil y necesaria.
Desde los puntos señalados por Cronbach (1980), el valor de los objetivos, las
intenciones de los agentes y la toma de decisiones han de tomarse como consideraciones
multivariadas, entendidas no como certezas cerradas, sino como imperfecciones abiertas,
expuestas procesualmente a reelaboración y cambio. La evaluación así entendida se
convierte en la vía para mejorar todos los intervinientes en la actividad educativa:
recursos materiales del centro educativo, número, disposición, uso y efectividad,
contexto, recursos humanos, su interacción y dinamicidad, recursos funcionales y
acciones educativas derivadas de los mismos, junto a sus resultados, relaciones
institucionales, infraestructuras, legislación, servicio y apoyo de la inspección técnica,
intervención de elementos exocentro... Es evidente que la realidad se ha transformado,
pasando de ser estática a dinámica, de cerrada a abierta, de inflexible a flexible, de
productual a procesual, de cuantitativa a cualitativa, de unimórfica a polimórfica, de
unidimensional a multidimensional, de unidireccional a multidireccional. Como efecto de
este cambio, la evaluación y la investigación evaluativa incorpora elementos sistémicos, al
tiempo que elementos para mantener el propio sistema. Fruto de esta conversión ha sido
la afluencia de variados "modelos cualitativos" de carácter cultural, interpretativo y
crítico: la evaluación respondiente (Stake), la evaluación iluminativa (Parlett y Hamilton),
la crítica artística (Eisner), la evaluación democrática (McDonald), el modelo de retrato
(Lighfoot, Ferresres y González Soto, 2006).
274
evaluadora ha cundido implantándose en todos los territorios del país y ofreciendo los
frutos de su actividad. Dar cuenta sociopolíticamente de lo que se está haciendo y
aplicando en el sistema educativo y escolar y sus resultados tienen como consecuencia,
cuando menos, la colaboración, compromiso y corresponsabilidad de todos los
implicados en la educación. Por consiguiente, la evaluación ha de considerarse, no sólo
como rendición de cuentas, sino como parte integrante de la actividad de enseñar y de la
actividad de aprender. En tal sentido, la evaluación le sirve al profesional de la
enseñanza, a las instituciones, al sistema educativo en general y a los consumidores del
mismo, para ofrecer datos resultantes, al tiempo que como instrumento de formación, es
decir, la nueva evaluación nos enseña y aprende, nos forma, en definitiva, hasta crear
hábitos que, ineludiblemente, podrán justificar la toma de decisiones y su inferencia en el
aprendizaje (Guba y Lincoln, 1989).
275
que fueran emergiendo.
-que puedan propiciar el contraste de resultados con los criterios establecidos y los
que fueran emergiendo,
-a fin de emitir juicios fundamentados que orienten la calidad y excelencia del objeto
afectado por la evaluación,
276
a su propio esquema de las cosas y le es inteligible.
277
278
¿Es posible detectar si la evaluación planificada, diseñada y desarrollada ha estado
acorde al objeto de la misma?... Recogiendo la terminología empleada por Scriven
(1997), la evaluación, en general, ha de ser formativa, tanto en el proceso de preacción
como en el de acción y el de posacción; es en esta última fase donde podemos enmendar
la pregunta formulada más arriba. La posacción exige lo que también Scriven incorporó
con el término de "metaevaluación", es decir, la evaluación de la evaluación.
a)El control del proceso de planificación, diseño y aplicación, realizado por los
evaluadores internos o externos.
Una evaluación debe ser creíble y tiene que aportar juicios de credibilidad. De aquí,
que el evaluador haya de perseguir un conocimiento nomotético del hecho o de la cosa
evaluada. Describir y explicar el fenómeno es tanto como seguir las pautas del método
científico, cualquiera que sea el modelo utilizado. La naturaleza procesual y sistémica de
la evaluación hace pensar que no estamos ante el último componente de los
organizadores de la actividad educativa. Así es, pues se trata de contrastar el proceso y la
globalidad del mismo junto a la globalidad de una situación de enseñanza y de
aprendizaje acaecida en "un aquí" y en "un ahora" sobre una realidad - ser del alumno -
que aspira a una idealidad - deber ser del alumno-.
279
mejorar la enseñanza y el aprendizaje del currículo y el rendimiento institucional en su
conjunto.
Toda acción educativa es una empresa legitimada, legalizada y normativizada que está
sujeta a criterios de valor y mérito, y no puede haber evaluación posible sin una
concepción de lo educativamente valioso y meritorio.
Hoy día, parece muy común referirse a la importancia de los centros educativos, de
las escuelas eficaces, de las escuelas de calidad, excelentes y también de los
planteamientos educativos a cualquier nivel. De igual manera, abunda la literatura
referente a los factores escolares que inciden en los resultados de los aprendizajes y, en
ello, ocupa más espacio la evaluación de los centros educativos. Es de reconocer que
hasta hace no mucho tiempo no ha comenzado a reconocerse que el logro académico no
depende, exclusivamente, de condiciones socioeconómicas. Investigaciones educativas
recientes vienen demostrando que la labor operativa del propio sistema escolar alcanza
un considerable peso al margen de los aspectos socioeconómicos, principalmente, en la
explicación de la integración, inclusión e igualdad.
a)Valoración de la calidad.
En cualquier caso, debemos entender que la calidad y mejora de los centros escolares
es una constante a lo largo de los últimos años; en este proceso es nece san a la
implicación de toda la comunidad educativa y de la Administración educativa.
280
El concepto de calidad se extrapola a la educación desde el campo de la industria y de la
mano del desarrollo industrial. La concepción inicial hacía hincapié en el producto
terminado, posteriormente se incluyó la acomodación a los consumidores del producto, a
los que se les denominó, en fechas más cercanas, clientes internos y clientes externos
(Teener y Detor, 1992).
Gento Palacios (1996) resume los enfoques conceptuales sobre calidad en los
siguientes apartados:
-Enfoque de mercado. Los productos son reclamados por los consumidores, por lo
que tiene en cuenta las necesidades de los clientes, sus exigencias, consumo y bajo
precio.
-Actitud positiva ante la calidad, mostrada en los desarrollos de los sucesivos planes
de mejora, lo que hace necesaria la implicación de todos los trabajadores de la
institución.
281
-Prevención de posibles errores.
-Mejora continuada.
c)Eficacia, esto es, capacidad que el sistema educativo obligatorio tiene para lograr
que los alumnos alcancen, al menos, los objetivos básicos y los mínimos
aceptables. Este concepto incluye el justiprecio del currículo aprendido y la
promoción del alumno desde una consideración de la globalidad de su evolución
personal y social.
Desde los componentes expresados, la educación se entiende como un bien social que
tiene su encuentro en un servicio que se extiende a toda la sociedad. Conceptuar los
resultados es harto difícil, pues la educación afecta al conocer, al ser y al estar del ser
humano. Por su multidimensionalidad, no existe una teoría capaz de explicar
holísticamente la eficacia de la actividad educativa, máxime cuando se quiera constatar la
inferencia de la actividad intelectiva y volitiva de los sujetos que se educan. Si
282
consideramos que el profesor es un investigador que diseña libremente sus hipótesis de
trabajo, expuestas en los organizadores de la programación didáctica, el campo de la
calidad educativa se diluye aún más, pues en esa programación se reflejan las intenciones
de cada profesor y, de acuerdo con ellas, los modelos docentes y métodos elegidos
individualmente y desde la libertad de cátedra y la libertad pedagógica. En definitiva, es
necesario reconocer la multicausalidad de la calidad educativa.
Sintetizando los factores que las investigaciones educativas detectan sobre la calidad
de la educación, los agrupamos en:
1.La demanda educativa, que puede incidir en los resultados. Uno de los factores más
importantes es el capital cultural de la familia. Es evidente que la capacidad
educogénica de los padres y su capital cultural influyen, decisivamente, en la
búsqueda de la calidad educativa o de una determinada calidad formativa. Unido al
capital cultural podemos colocar el nivel socioeconómico, que puede explicar, en
parte, la permanencia en el sistema educativo, la transición de unas etapas a otras,
los resultados del aprendizaje, los efectos sobre el empleo y la profesionalización,
el fracaso escolar...
283
La expansión de la noción de eficiencia ha desembocado en el planteamiento de: ¿cuál
es una buena escuela?... En términos de resultados, una buena escuela sería aquella en la
que los egresados hubieran alcanzado un alto desarrollo cognitivo y, por tanto, tuvieran
éxito escolar. Sin embargo, los indicadores de la eficacia pueden aparecemos siempre
como variables dependientes del concepto de educación, que sería en última instancia el
indicador potencial de los resultados de las instituciones educativas.
-Consolidadas estrategias para que los alumnos consigan los aprendizajes por
descubrimiento, bien guiado, bien autónomo.
-Trabajo colaborativo.
284
•Paradigmas educativos centrados en el aprendizaje.
•Liderazgo instruccional.
•Aprendizaje activo.
285
•Tiempos diarios para la lectura, comunicación, comprensión e interpretación.
En cualquier caso es cierto que la calidad en las organizaciones educativas tiene una
clara repercusión en la calidad y mejora de la enseñanza y viceversa.
Hasta hace pocos años, los centros escolares vivían ajenos a su éxito o a su fracaso.
Parece claro que tampoco tuvieran definido en qué consiste el éxito, porque es
impensable que la calidad de un centro descanse, exclusivamente, en las calificaciones de
los escolares. Si así fuera, todo consistiría en repartir calificaciones altas sin tener más
horizonte que la consideración de un falso rendimiento escolar calificado de excelente. Es
286
el propio centro el que ha de demandar su evaluación interna.
La Ley de ordenación general del sistema educativo (LOGSE, 1990) concede especial
protagonismo a la evaluación de centros. Cita como factores que, especialmente,
favorecen la calidad de la enseñanza los siguientes:
-La evaluación del profesorado, del alumnado, de los centros y de los procesos
educativos. T 1 1 1 A 1
Pero es sabido que los centros no parten de situaciones homogéneas. Se impone pues
interrogamos sobre: ¿qué sabe el centro sobre su propia actividad educativa?, ¿cómo lo
sabe?, ¿cómo lo utiliza?, ¿qué transfiere a las actuaciones por desarrollar?, ¿qué ayuda
recibe del contexto?, ¿qué relación mantiene con las instituciones, con la propia familia?,
etc. Estamos ante el metaconocimiento del centro, pero también ante su propia
287
metaignorancia. Al conocimiento propio o la ignorancia contribuyen tanto las propias
instituciones como aquellos otros factores externos a tales instituciones. Los predictores
de calidad, por tanto, habrán de referirse:
288
De aquí, la necesidad de realizar una evaluación que sea:
-Funciona y aplicativa.
-Realista y consistente.
-Rigurosa y no arbitraria.
- Comprensiva de la realidad.
- Conocida y no subrepticia.
-Libre y no impuesta.
-Comprometida y documentada.
Los puntos expresados exigen, al mismo tiempo, una secuencia que garantice el rigor
y consistencia de las respuestas, esto es:
289
A la vista de todo ello, es evidente que la evaluación de los centros educativos es
necesaria e imprescindible; en términos generales podemos decir que sería bueno que
existiese una complementariedad entre la evaluación externa y la interna.
Calidad, calidad total, gestión de calidad total, son términos usados sin distinciones claras
por los directivos de organizaciones. Nosotros emplearemos el término calidad total
(CT), entendido como una actitud o una filosofía de gestión de una organización, sus
fines, sus procesos y las personas relacionadas con ella y sus interacciones (North,
1997). Por tanto, nos referimos a un enfoque global de la calidad y a sus componentes
estructurales y funcionales.
-Prestaciones de la empresa.
-Relaciones entre las personas y en los distintos puestos de trabajo. Clima de trabajo.
Los ámbitos de la organización, en general, según autores, a los que se puede aplicar
la GCT, asumibles por las organizaciones educativas, se exponen en el siguiente cuadro:
290
¿Cuáles son los clientes de la empresa educativa?...; Gento Palacios (1996) comenta
que los alumnos, primeros clientes externos, podrían considerarse como clientes internos,
ya que son "coagentes del producto educativo". No obstante, el cliente externo es aquel
que invierte o facilita recursos para recibir algo satisfactorio a cambio. ¿Es la satisfacción
de los estudiantes el objetivo de la educación?..., quizás no, porque el objetivo de la
educación es que los estudiantes aprendan, independientemente del grado de satisfacción
que les produzca, si bien sus valoraciones han de estar presentes en la toma de decisiones
del centro educativo. Gento Palacios, (1996: 83) aclara que "la satisfacción de los
alumnos ha de basarse en la atención a sus propias necesidades educativas, en sus
diversas manifestaciones, y al logro de las expectativas que se le planteen en este
terreno".
En cuanto a los clientes internos, habremos de concluir que son todos los agentes de
la educación del centro, aunque son los profesores los agentes medulares. El último
cliente de una organización educativa es la sociedad, puesto que ha de ejercer influencias
en su entorno social, al tiempo que tales influencias han de ser percibidas.
291
han de ser las personas las comprometidas en la calidad de los procesos de su actividad,
dentro de la propia organización.
El plan anual de mejora parte de un diagnóstico situacional del centro, que pondrá de
manifiesto las áreas objeto de mejora. Diseñados los objetivos, procedimientos y
actuaciones previstas, las personas responsables establecen un calendario para su
cumplimiento y evaluación. El equipo directivo impulsará la participación y liderará las
actuaciones.
292
Figura 9.2. Modelo europeo de gestión de calidad total.
293
b)De quién o de dónde recoger la información.
Tanto la evaluación interna como la externa tienen dos facetas: la formativa, que
orienta procesos o ayuda para la realización de la enseñanza; la sumativa, que controla
internamente la institución o sirve como rendición de cuentas (accomtability).
294
El diseño de la evaluación de centros es el efecto de la utilización de un paradigma
cuantitativo o de un paradigma cualitativo. Generalmente, se utiliza un paradigma
integrador.
Los diseños de corte experimental sostienen que existe relación entre el producto de
un centro y las variables independientes que lo determina, dependiendo del tipo de diseño
utilizado. Conocidos los resultados cuantitativos se puede predecir la cuantificación de
variables independientes o viceversa.
295
Santos Guerra (1993) alude a los siguientes problemas que vician los proyectos de
autoevaluación:
Ruiz Ruiz (1999) agrupa los problemas derivándolos de la jerarquía, autoridad, poder
por niveles, territorialidad, privacidad. Tomando como referente el contexto del centro, la
evaluación puede organizarse en torno a nueve grandes variables:
7. El profesorado.
296
9.Relaciones con otras instituciones.
-Participante y conocido.
-Participante y no conocido.
- No participante y no conocido.
- Son dinámicos.
Parte del diagnóstico de una situación, a fin de reorientarla, por tanto, tiene un
297
carácter terapéutico. Es aconsejable su contraste, además del uso de la triangulación, por
evaluadores externos. Para la recogida de datos se emplean entrevistas y conversaciones,
la observación participante, notas de campo, diarios, etc.
c) Evaluación etnográfica. Tiene parte común con el estudio de casos. Los agentes de
la educación son dinamizadores de las interacciones del centro surgidas por el clima y
cultura del centro o impulsadas por las fuerzas sociales, políticas o culturales. Se trata, de
darle interpretación - enfoque de investigación interpretativo-simbólico - a la vida social
del centro, describiéndola en los fenómenos que en él se desarrollan, por qué se
producen y cuáles son sus repercusiones. El proceso de planificación ha de contemplar
los siguientes momentos (Santos Guerra, 1990):
Puede decirse que existen varios modelos de evaluación interna; en cualquier caso los
centros al finalizar el curso (en el mes de junio) realizan una evaluación interna a través
298
de la memoria anual.
Una descripción más detallada, aunque no completa, de estos tres tipos de variables,
nos lleva a la clasificación siguiente:
1. Variables antecedentes
•edificio
•instalaciones
•material
•ambiente interno
•titulación
•experiencia profesional
•otros méritos
299
•dedicación
Equipo directivo
•composición
•representatividad
•titulación
•experiencia
•otros méritos
Alumnado:
•preparación previa
•nivel social
•aptitudes
•actitudes
•expectativas
•autococepto
•departamentalización
•servicios
•gabinetes
300
•adecuación al entorno social
•textos
•material didáctico
•asociaciones de padres
•ex alumnos
•asociaciones profesionales
•asociaciones de distrito
2. Variables de proceso
Interacciones:
•entre profesores
•profesorado-equipo directivo
•interdepartamentales
•profesorado-servicios
•profesorado-alumnado
•entre alumnado
•alumnado-servicios
•centro-familias de alumnado
•centro-contexto social
Desarrollo de programas:
•actividad intra-aula
301
•actividades extraescolares y complementarias
•actividad de seminarios
Funcionamiento administrativo.
A partir de este esquema básico se hace preciso delimitar si se deben medir los tres
tipos de variables y determinar después cuáles son sustantivas y determinantes y cuáles
son marginales y no predictivas (MEC, 2010).
-Evaluación formativa
-Evaluación sumativa
-Evaluación cuantitativa
-Evaluación cualitativa
-Evaluación criterial
302
Actividad n° 6. Plantear la evaluación del proyecto educativo de centro, partiendo de un
supuesto y diseñando las fases para su análisis y desarrollo.
Actividad n° 10. Plantear una hipotética sesión del claustro de profesores, acotando una
parcela del funcionamiento del centro y analizarla. Elaborar la planificación, fases,
concernidos, tiempos, seguimiento e informe de la parcela acotada.
Actividad n° 11. Hacer un estudio de casos sobre algún aspecto de la vida del centro,
siguiendo el esquema siguiente:
-Quién lo ha planteado
Soluciones previsibles
Procesos de rectificación
303
-Informe sobre influencias en los procesos de calidad educativa del centro
Actividad n° 12. Elaborar un informe analizando los datos obtenidos a través de métodos
de exploración de la realidad, y exponer las decisiones pertinentes para la mejor
racionalidad de la práctica educativa.
Actividad n° 13. Diseñar y planificar la recogida de datos para el análisis del clima de
centro como lugar de convivencia y trabajo.
304
305
Nota bibliográfica: Con el propósito de poner en práctica unos principios ecológicos,
económicos y prácticos, el listado completo y actualizado de las fuentes bibliográficas
empleadas por los autores en este libro se encuentra disponible en la página web de la
editorial: www.sintesis.com.
Las personas interesadas se lo pueden descargar y utilizar como más les convenga:
conservar, imprimir, utilizar en sus trabajos, etc.
Alberico, J.J. (1994): Las agrupaciones flexibles y la escuela para el progreso continuo.
PPU. Barcelona.
Arribas Álvarez, J.M. y Torrego Seijo, J.C. (2008): "Cómo elaborar y desarrollar el Plan
de Convivencia", en Torrego Seijo, J.C., El Plan de Convivencia. Fundamentos y
recursos para su elaboración. Alianza Editorial. Madrid, pp. 96-166.
306
Cantón Mayo, 1. (2004): La organización escolar normativa y aplicada. Biblioteca
Nueva. Madrid.
Gaziel, H.; Warnet, M. y Cantón Mayo, 1. (2000): La calidad en los centros docentes del
siglo XXI. Propuestas y experiencias prácticas. Madrid. La Muralla.
307
Gómez Dacal, G. (1996): Curso de organización escolar y general. Escuela Española.
Madrid.
Gordó i Aubarell, G. (2010): Centros educativos: ¿islas o nodos? Los centros como
organizaciones-red. Graó. Barcelona.
MECD (2001): Modelo Europeo de Excelencia. Adaptación a los centros educativos del
Modelo de la Fundación Europea para la gestión de calidad. Guía de Autoevaluación
y Caso Práctico. Secretaría General Técnica. Madrid.
308
Ortega, M.A. (1995): La parienta pobre. Significante y significados de la Escuela Rural.
Ministerio de Educación y Ciencia - C.I.D.E.Madrid.
Santos Guerra, M.A. (2000): La luz del prisma. Para comprender las organizaciones
educativas. Aljibe. Málaga.
Vera, J.M.; Mora, V. y Lapeña, A. (2006): Dirección y gestión de centros docentes. Guía
práctica para el trabajo diario del equipo directivo. Graó. Barcelona.
309
Índice
Prólogo 16
1. Marco conceptual de la Organización escolar 23
1.2. La Organización escolar y la Teoría general de la organización 27
1.1.2. Teorías generales sobre organización 29
1.3. Aproximación al concepto de Organización escolar 39
1.3.1. La Organización escolar como práctica y tecnología 42
1.3.2. La Organización escolar como disciplina 43
1.4. Evolución histórica y contenidos de la Organización escolar 45
1.4.1. La etapa de la escuela como organismo 47
1.4.3. La etapa de la escuela como comunidad 49
1.5. Los paradigmas de la organización de los centros escolares 52
1.5.1. Paradigma racional-tecnológico 54
1.5.2. Paradigma interpretativo-simbólico 58
1.5.3. Paradigma socio-crítico 59
1.5.4. Paradigma ecológico 61
1.6. Actividades para la reflexión 63
2. La escuela como organización educativa 64
2.2. Concepto y evolución histórica de escuela 67
2.2.1. La escuela como organización compleja 69
2.2.2. La escuela como sistema ritual 70
2.2.3. La escuela como burocracia 71
2.2.4. La escuela como organización paradójica 73
2.2.5. La escuela como ecosistema social y humano 75
2.2.6. La escuela como espacio del currículo 76
2.3.1. La organización de la institución educativa diferente 78
2.4. Hacia una nueva conceptualización de escuela 83
2.4.1. La escuela en la actualidad 84
2.4.2. La escuela del futuro 87
310
2.5. Actividades para la reflexión 89
3. De la comprensividad a la concepción de capacidades y
90
competencias en la organización del centro
3.2. La escuela antecesora de la "reforma comprensiva" 94
3.2.1. El germen de la educación comprensiva 96
3.2.2. La comprensividad en la necesaria modernización del sistema
100
educativo
3.2.3. De la comprensividad a la calidad educativa en la reforma
103
del sistema educativo
3.3. La respuesta educativa ante la diversidad del alumnado en la
109
escuela comprensiva
3.4. La formación por competencias 113
3.4.1. ¿Qué se entiende por competencias e individuo competente? 114
3.4.2. Significatividad y trascendencia de las competencias básicas
118
formuladas en la legislación
3.5. Construcción de entornos organizativos en el desarrollo de
126
competencias
3.6. Actividades para la reflexión 129
4. Incidencia de la legislación en la organización y planificación
131
escolar
4.2. Ley Orgánica 8/1985, de 3 de julio, reguladora del derecho a la
135
educación (LODE)
4.3. Ley Orgánica 1/1990, de 3 de octubre, de ordenación general
138
del sistema educativo (LOGSE)
4.4. Ley Orgánica 9/1995, de 20 de noviembre, de la participación,
141
la evaluación y el gobierno de lo
4.5. Ley Orgánica 10/2002, de 23 de diciembre, de calidad de la
143
educación (LOCE)
4.6. Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de educación (LOE) 145
4.6.1. Aspectos preliminares 146
4.6.3. Equidad en la educación 151
311
4.6.4. Participación, autonomía y gobierno de los centros docentes 152
4.6.5. Evaluación e inspección del sistema educativo 153
312