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CHICAGO

Camila Cardeña Salazar


Surgió con los músicos que tocaban en esa ciudad en los años 1920 antes de que la
mayoría se radique en New York en los años 1930. Íntimamente relacionado con el
Dixieland este estilo tuvo como sus referentes al trompetista Jimmy McPartland , el
saxofonista Bud Freeman y al clarinetista Frank Teschemacher, integrantes de la Friar’s
Society Orchestra, una banda de músicos blancos que tocaban en la Chicago’s Friar’s
Society.
tuvo como gran protagonista al saxofón en los solos improvisados. El jazz de Chicago se
diferenció del Dixieland y del jazz de Nueva Orleans, en cuanto a la improvisación, ya que
tiende a ser consecutiva por los instrumentos de vientos, piano o inclusive cuerdas,
mientras el resto de fondo, va repitiendo partes. En Chicago se desarrolló un estilo más
crudo y dinámico, con una economía de recursos, sobre todo en cantidad de
instrumentos.
Se desarrolló principalmente como consecuencia de la unión de los músicos
afroamericanos que llegaron desde la ciudad de Nueva Orleans, y de jóvenes estudiantes
y aficionados blancos que primero los imitaban, y luego comenzaron a tocar con ellos.
Esto trajo algunos cambios importantes, sobretodo en la instrumentación del jazz clásico.
Un buen número de músicos de gran relevancia son representativos del estilo. El sonido
se ajustó a la afinación por influencia de los músicos blancos y se cambió el estilo de la
desincronización propia de la rítmica africana, dando paso al desarrollo mucho más
amplio del concepto de improvisación individual y las melodías paralelas.
En el caso del Estilo Chicago, los instrumentos más utilizados son la batería, el
contrabajo, el piano, la trompeta, el saxofón, la guitarra y el banjo.
Músicos del Estilo Chicago:

• Erskine Tate
• Eddie Condon
• Muggsy Spanier
• Wingy Manone
• Pee Wee Russell
• Bix Beiderbecke
• Coleman Hawkins
• Louis Armstrong
• Duke Ellington
• Joe King Oliver
• Alicia Medina Mart
Chicago es llevado al cine pero esta vez de mano de Rob Marshall, antiguo colaborador de
Bob Fosse, con Renée Zellweger como Roxie Hart, Catherine Zeta-Jones fue Velma Kelly,
Richard Gere el abogado Billy Flynn, Queen Latifah y John C. Reilly obteniendo el éxito por
todos conocido.
Así que vemos como un mismo tema ha dado mucho jugo en este musical que ya se ha
convertido en un clásico y que es el mejor que se ha producido en el siglo XXI. Muy superior
a Nine basado en el cine de Federico Fellini.
Aquí es donde las aventuras de Roxie Hart son mostradas con todo su esplendor con ese
punto de cinismo e ironía. Un musical que a nuestro público le podría parecer irreal pero
que no lo era, los hechos narrados ocurrieron aunque con las debidas licencias narrativas.
La realidad a veces es más disparatada que la misma ficción porque vivimos en un mundo
baste loco. Los números de Chicago son de muy buena calidad. William Flynn
presentándose con un grupo de coristas o moviendo los hilos de un teatro de marionetas
con la redactora de sucesos inspirada en la autora de la obra original, o aquel circo de tres
pistas en que se convierte el tribunal donde el abogado hará sus números de
prestidigitación. Excelente Richard Gere, un actor en el que nadie confiaba hasta que le
vimos en este musical ya maduro y lejos de su sex symbol de antaño.
Todo un clásico que los aficionados al género visionamos una y otra vez hasta rayar el
disco. Una de esas películas que formarán para siempre parte de nuestra vida.
La sombra de Bob Fosse y su Cabaret se hace presente. Rob Marshall incluye montajes
paralelos sobre las canciones, igual que en la película mencionada, y si en algunas
ocasiones es efectivo en otros resulta frustrante porque no nos deja ver los números
musicales que es lo que nos interesa.
Sorprende el cinismo en la película, al contrario de la versión muda de 1927 que contiene
tonos moralistas, naturalmente los tiempos han cambiado mucho en esos aspectos.
El adocenamiento popular convirtiendo en figuras mediáticas a unas mujeres sin escrúpulos
capaces de asesinar sus parejas por temas triviales. Por cierto la película no muestra
asesinos masculinos, sino la violencia de género que los medios actuales silencian por
considerarlos políticamente incorrectos.

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