fl Sabado 9 de julio de 2011 | DiarloLibre. |.-15
LECTURAS BREVE HISTORIA ECONOMICA POR ANTONIO ESPIN
Recuerdo de un crash financiero
1634.
EL CRASH DE LOS TULIPANES -1637
hora que el mundo esta
viviendo una profunda
crisis financiera que co-
‘menzara en el afio 2008 y que
ha producido profundas y di-
versas turbullencias financie-
ras, tanto en los Estados Uni-
dos, asi como en el viejo conti-
nente eturopeo, es bueno
recordar los acontecimientos
que més han producido una
“euforia especulativa” que han
concluido en desastres finan-
ieros y de bolsa de valores en
la historia econémica. El pri=
‘mer gran crash financiero que
se tenga registrado fue lo que
se llam6 el Crash de los Tulipa-
nes 0 Fiebre de los tulipanes
en Holanda, en 1637, donde ya
para esa época, se habia insta-
Jado la primera botsa moderna
del mundo. El objeto de la es-
peculacién, aunque usted no
Jo crea, fueron los bulbos de
tulipan, cuyo precio alcanz6
niveles desorbitados, dando lu-
gar a una gran burbuja econs-
mica y una crisis financiera.
E] tulip fue introducido
‘en Jos Paises Bajos en 1559,
procedente de la actual Tur-
{quia (en aquel tiempo, el Im-
perio Otomano), donde tenia
connotaciones sagradas, tan
asf era su distincin, que ador-
naba los trajes de los sultanes.
De hecho, la palabra tulipan
procede del franoés turban, de-
formacién del turco tillbent,
que significa turbante.
Aparentemente, fue un des-
tacado botanico de nombre Cx
tolus Clusius que dej6 su tra-
bajo en los Jardines Imperiales
para tomar un cargo de profe-
sor de botiinica en Leiden, Ho-
anda, donde llev6 una colec-
ci6n de bulbos de tulipanes
que desataron un gran interés
y entusiasmo. Los jardineros
holandeses apreciaban los tuli-
anes por su belleza, y mu-
cchos pintores preferian pintar
una de esas flores antes que
un cuadro.
Elrelato mis acertado de es-
tos acontecimientos se lo debe-
mos al periodista escocés
‘Charles Mackay, que lo reflej6
‘en su libro Memorias de extraor-
dinarias iusiones y de la locura de
las multitudes (1841). La especu-
lacién comenzé en 1634,
‘cuando inversores holandeses
comenzaron a arrebatarse bul-
bos de tulipanes raros ya co-
mercializarlos hasta que sus
precios fueron extravagantes y
alcanzaron niveles de verda-
dera locura. En el pico de ese
furor, un solo bulbo de Semper
Augustus se vendié por el equi-
valente a 33,000 délares de
hoy en dia. Se han documen-
tado casos de que otros bulbos
se vendieron por lo que co:
taba una buena casa, segtin los.
datos de la época.
las variedades mis raras
eran bautizadas con nombres
de personajes ilustres y almi-
antes de prestigio. En la d&
cada de los afios veinte del si-
glo XVII el precio del tulipan
comenz6 a crecer a gran velo-
idad. Se conservan registros
de ventas absurdas: lujosas
‘mansiones a cambio de un
s6lo bulbo, o flores vendidas a
cambio del salario de quince
aiios de un artesano bien pa-
gado. Fn 1623 un sélo bulbo
podia llegar a valer 1,000 flori-
nes neerlandeses: para que se
tenga una idea de lo irracional
del valor de un bulbo, para esa
época una persona normal en
Holanda tenia unos ingresos
medios anuales de 150 flori-
nes. Durante la década de
1630 parecia que el precio de
Jos bulbos crecfa ilimitada-
mente y todo el pais invirtis
‘cuanto tenfa en el comercio es-
peculativo de tulipanes. Los
Deneficios Megaron al 500%.
En 1635 se vendieron 40 bul-
’bos por 100,000 florines. A
‘efectos de comparacién, una
tonelada de mantequilla cos-
taba 100 florines, y ocho cer-
dos 240 florines. Un bulbo de
tulipdn llegé a ser vendido por
el precio equivalente a 24 to-
neladas de trigo. El récord de
venta lo batié el Semper Augus-
tus: 6,000 florines por un solo
‘bulbo,en Haarlem. Como dice
el afamado economista John
Kenneth Galbraith: “Ia especu-
laci6n se da cuando la imagi-
nacién popular se centra en
algo que se tiene por nuevo en
el campo del comercio 0 de las
finanzas
En 1636 se declar6 una epi-
demia de peste bubénica que
diezmé a la poblacién holan-
esa. La falta de mano de obra
multiplicé atin mas los pre-
ios. y se gener6 un irresistible
mercado alcista. Tal fue la fie
bre especulativa, que se creé
un mercado de futuros, a par-
tir de bulbos atin no recolecta-
os. Ese fendmeno fue cono-
cio de aire”. y se populariz6
sobre todo en las tabernas de
las pequeiias ciudades, a pesar
de que un edicto estatal de
1610 habia prohibido el nego-
cio por las dificultades de eje-
cucién contractual que gene-
aba. Pese a la prohibicién, los
negocios de este tipo continua-
ron entre particulares. Los
compradores se endeudaban y
se hipotecaban para adquirir
las flores, y Heg6 un momento
‘en que ya no se intercambia-
ban buibos sino que se efec-
tuaba una auténtica especula-
ci6n financiera mediante no-
‘a5 de crédito. Se publicaron
‘extensos y bellos catdlogos de
ventas, y los tulipanes entra-
ron en ia bolsa de valores. To-
das las clases sociales, desde la
alta burguesfa hasta los artesa:
nos, se vieron implicados en el
fenémeno. Entre tanto, la
siempre poderosa fuerza de la
moda mantenia alta la de-
‘manda. Adornar los vestidos
de las mujeres con tulipanes
se habfa vuelto chic” y los pre-
cios subieron de manera irra-
ional. En resumen, los tulipa-
nes equivalfan a las actuales
pashminas, los chalés de ca-
chemira que son tiltimo grito
en las capitales occidentales.
Charles Mackay cuenta una
historia de la época: Un rico
mercader habia pagado 3.000
florines por un raro tulipan
Semper Augustus, y éste desapa-
reci6 de su depésito. Tras bus-
carlo vio a un marinero (que
habfa confundido el bulbo con
‘una cebolla) comiéndose el tu-
lipén. El marinero fue dete-
‘nido de inmediato y conde-
nado a seis meses de prisién,
Final de la burbuja
Pero el 5 de febrero de 1637
(tres afios después de que co-
‘menzara la especulacién irra-
ional) los bulbos cayeron en
picada hasta el precipicio. El
Colapso de los tulipanes, segrin
dice la historia, arrastré al
resto de la economia en su
(caida Ese dia de febrero, un
lote de 99 tulipanes de gran ra
reza se vendi6 por 90.000 flo-
rines: fue la tiltima gran venta
de tulipanes. Al dia siguiente
se puso a la venta un lote de
medio kilo por 1.250 florines
sin encontrarse comprador.
Entonces la burbuja estall6.
Los precios (no solamente de
los tulipanes, sino de todos los
bienes transables en la bolsa)no hubo manera de recuperar
Ja inversi6n: todo el mundo
vendia y nadie compraba. Esta
actitud se contagié répida-
mente y el panico se apoderé
del pais.
Se habian comprometido
enormes deudas para comprar
flores que ahora no valfan
nada. Las baneatrotas se suce-
‘dis afer
rantias de ese curioso mercado
financiero, la imposibilidad de
hacer frente a los contratos y
‘el pénico llevaron a la econo-
mia holandesa a la quiebra, La
situacién no era mejor para
los que habian comprado me-
diante un contrato de futuros:
se vefan obligados a comprar a
un precio que ya no era el del
mercado.
Como en todo mercado espe-
culativo hubo vencedores y
vencidos. Ganaron los que se
salieron antes de que ocu-
rriera la explosién, acumu-
Jando grandes beneficios. Per-
dieron tos que habian liqui-
dado su patrimonio para
apostar a la Tulipanfa y al fi-
nal se quedaron con tulipanes
pero sin casa. ¥ perdié el pais,
Holandg, el cual tuvo que li
iar con esa debacle financiera
que arrastré a todos los secto-
Tes sonnel gg
mica,
El autor es Consultor Financieeo.
Cualquier observacién drigirse a
aespinn@gmeilcom