Está en la página 1de 12

Módulo I: Introducción &

Fundamentos

Fundamentos de la Astrología

Dependiendo del paradigma o punto de vista aplicado,


la palabra “astrología” puede cobrar diferentes significados.
Lo que para algunos es considerado, prácticamente, un
objeto de fe, para otros constituye motivo de burla, del mismo
modo en que, en los mismos glifos en que algunos hallan
sabiduría y conocimiento, otros ven superstición y estafa.
Para comprender el funcionamiento de la fenomenología
astrológica, comenzaremos por indagar en su fundamento
teórico, considerando una serie de diversos prismas.

Nociones Básicas de Astrología

La palabra astrología, etimológicamente, puede


traducirse como “estudio de los astros”, considerando el
griego astrón, “estrella”, sumado al sufijo tradicional logos
que denota un estudio intelectual de la materia. Diversas
miradas proponen diferentes significados al concepto,
amparándose en el paradigma que las contiene, lo que
significa que resultaría imposible, en honor a la verdad,
establecer un significado absoluto para la palabra. No
obstante, tomando en consideración los elementos en común
que dichas miradas ofrecen, como también la propia
etimología de la palabra, comprenderemos por astrología el
estudio de los fenómenos celestiales en relación a las
circunstancias de la vida humana, definición tras la cual
logramos distanciarnos lo suficiente del abordaje
matemático de los mismos fenómenos, propuesto por la
astronomía.
Desde una mirada materialista y cientificista, la
astrología constituye, en el peor de los casos, una
superstición, muchas veces utilizada para la estafa de
personas ingenuas, y digna de otros objetos de fe y devoción
considerados obsoletos, categoría en la cual caben todo tipo
de religiones y credos. Un acercamiento ligeramente menos
severo, en relación a la falsabilidad de estas prácticas y
estudios, propondrá un significado psicológico a los símbolos
de la astrología, alejándose de la ciencia dura, pero sin
escapar del marco de lo oficialmente tolerable. Una
perspectiva aún científica, aunque más abierta y
actualizada, sería capaz de postular al marco conceptual
astrológico como un meta-lenguaje, utilizado para el
procesamiento de otra clase de información a nivel
neurológico. De todos modos, desde la aceptación
generalizada del método científico, la astrología es
considerada por el mundo científico como una pseudociencia.
La visión mágica, esotérica u holística, entiende a la
astrología, al igual que al Tarot, por ejemplo, como un
lenguaje mágico o esotérico, utilizado fundamentalmente
para la lectura, como sucede en las consultas adivinatorias,
pero también susceptible de ser utilizado para la escritura,
como suele suceder en muchos rituales mágicos de diversas
tradiciones. De cualquier modo, se comprende que este tipo
de lenguaje, como su nombre lo indica, posee propiedades
que trascienden los límites de lo normal, pudiendo
comunicar información que yace más allá del alcance de los
métodos científicos, como aquella que proviene del futuro o
del pasado, por ejemplo, lo cual constituye uno de los
principales motivos de la persistente existencia de este tipo
de estudios y prácticas. En última instancia, se vuelve
necesario aclarar que, desde una perspectiva estrictamente
mágica, no ligada a lo trascendental o religioso, la astrología
existe en virtud de la creencia en ella y no por sí misma o
independientemente de su percepción por parte de la
humanidad.
La visión trascendentalista, ligada a lo religioso, del
mismo modo en que sostiene la existencia objetiva de otro
tipo de realidades y consciencias, comprende a la astrología
como una suerte de lenguaje celestial o divino, es decir; los
fenómenos astrológicos eterna y constantemente
determinan o, al menos, influyen en los fenómenos
terrenales, en virtud de su propia naturaleza, la cual,
dependiendo de la época y del sistema de creencias, estará
vinculada a diversas divinidades, a la mecánica de una sola
gran potencia divina, o a un universo o realidad impersonal,
pero dotada de consciencia e interesada en esta clase de
asuntos. En otras palabras, la astrología se comprende como
el estudio de las manifestaciones visibles de potencias
superiores y, esencialmente, desconocidas, a las cuales se les
atribuye una naturaleza espiritual o trascendental.
Fuera de estos puntos de vista, existen también otras
perspectivas que incluirán a la astrología, o a algunas partes
de ella, dentro de estructuras de creencia más amplia, o bien,
que lograrán desarrollar nuevas perspectivas respecto a una
hipotética naturaleza auténtica y verdadera de la
fenomenología astrológica. De cualquier modo, la astrología
se comprenderá, en síntesis, como el estudio de la relación
entre los fenómenos astrológicos y los fenómenos
perceptibles en la experiencia humana, independientemente
de si esta relación es comprendida como una proyección
psíquica, como una estructuración material de la creencia,
como una sincronización con influencias objetivas e
independientes o como una forma de comunicación con lo
divino.

Tipos de Astrología

El estudio de los fenómenos astrológicos ha constituido


un punto en común entre las más diversas colectividades
conocidas en la historia humana. A diferencia de otra clase
de tradiciones y creencias ligadas al mundo esotérico, como
el Tarot o la Alquimia, la astrología se remonta hasta los
tiempos en los que consideramos que comienza lo que
llamamos “cultura”, perteneciendo a un legado común de la
humanidad. Dicho esto, resulta lógico suponer que, si bien
los fenómenos observados pertenecen a un cielo común, visto
desde la perspectiva del siglo XXI, cada cultura procesó la
relación de estos fenómenos con su experiencia de un modo
particular, del mismo modo en que es expresado por las
diferencias (y similitudes) entre las mitologías de los
distintos pueblos. A continuación, expondremos una breve
distinción de tipos de astrología, considerando los factores
culturales descritos.

Astrología Occidental

En la Astrología Occidental, se considera que los


cuerpos celestes principales, algunas “estrellas fijas” y otros
elementos influyen o determinan las fluctuaciones dentro
del mundo terrenal, subdividido en cuatro elementos,
siguiendo la física de Aristóteles. Se considera además que
las influencias de estos cuerpos sobre los elementos
sublunares no son absolutamente determinantes, sino que
pueden ser alteradas por otras influencias o intervenciones
posteriores, las cuales pueden atribuirse a distintas fuentes,
según la mirada que se utilice.
El énfasis de la observación astrológica en términos
occidentales está puesto en el movimiento de los cuerpos
celestes y similares a través de los 12 signos del zodíaco, que
corresponden a una división en 12 partes de la eclíptica1,
establecida siguiendo los parámetros del zodíaco tropical2,
como también a las relaciones entre dichos cuerpos. Además,
se considera una división en 12 secciones del espacio del
1 Eclíptica lleva por nombre a la línea curvada “recorrida” por
el Sol durante un año, desde la perspectiva geocéntrica, en
relación al fondo de estrellas “inmóviles”.
2 Se considera tropical al sistema zodiacal que establece al

equinoccio de primavera del hemisferio norte como el punto de


partida de la rueda de signos, al contrario de lo estipulado por
el sistema sideral.
cielo, llamadas casas. En general, de todos estos fenómenos,
la mirada mediática se posa sólo sobre la posición del Sol en
la carta, es decir, sobre el signo solar, correspondiente al
signo frente al cual el Sol se encontraba en el momento del
nacimiento.
Para el estudio de la astrología occidental se utiliza el
llamado horóscopo, radix y/o carta astral (o natal), conceptos
que, auténticamente, remiten a un mapa circular del cielo
en un momento determinado, en el cual se manifiestan la
totalidad de las relaciones entre los diversos fenómenos
celestiales en dicho instante, contemplando la posición de
planetas y otros astros respecto de los signos y las casas.
Finalmente, este instrumento revelará las relaciones de los
planetas y otros cuerpos entre sí, llamadas aspectos.
Junto al tarot, la astrología constituye uno de los
aspectos nucleares de la tradición esotérica occidental,
influenciando un sinnúmero de atribuciones de muchas
corrientes, sistemas y escuelas esotéricas de Occidente.
Gran parte del conocimiento esotérico en la actualidad pasa
por el estudio de la fenomenología astrológica, cuya
simbología frecuentemente es utilizada en muchas prácticas
esotéricas, místicas y mágicas.

Astrología China

La astrología china se vincula con la filosofía del mismo


origen, contemplando conceptos como las tres armonías, el
yin y el yang y los cinco elementos, entre otros. Este estudio
tradicionalmente fue utilizado para la definición de
momentos adecuados para la realización de diversas
actividades ligadas al mundo de la política.
En el estudio chino de la astrología, se utiliza una
división triple del cielo, sumado a una división de éste en 28
mansiones o recintos, subdivididas en 12 secciones menores.
Por otro lado, el zodiaco chino utiliza el ciclo de los años y
meses lunares, definiendo 12 signos alusivos a animales,
comenzando por la rata y finalizando con el cerdo o jabalí.

Astrología Hindú

La astrología tradicional védica o hindú, también


llamada Jyotisha, comparte un sinfín de similitudes con la
astrología occidental, probablemente a causa de la raíz
compartida de estos dos estudios, la cual yace en la
astrología helénica, según lo propuesto por muchos
estudiosos de la materia a lo largo del tiempo, lo cual
también ha sido rebatido por otros, quienes postulan un
hipotético desarrollo autónomo de este estudio, quizás
influenciado más tarde por lo griego.
La Jyotisha es considerada una de las 6 disciplinas
auxiliares para la realización de rituales védicos, motivo por
el cual puede ser considerada como una forma de astrología
eminentemente trascendentalista o religiosa, que incluye,
en sus orígenes, alusiones a demonios causantes de eclipses
y otra clase de conceptos similares. Siguiendo la ideal del
bandhu, la conexión entre lo micro y lo macrocósmico,
análoga al principio hermético de “correspondencia”, la
práctica de la astrología védica reposa sobre el sistema
zodiacal sideral3, a diferencia del zodiaco tropical occidental.
Añadiendo conceptos originales como el de las mansiones
lunares o Nakshatra, no fue sino hasta el contacto con la
astrología helénica que se fijó el orden planetario en función
de la semana de siete días, del mismo modo en que también
fueron añadidos desde el mundo griego los 12 signos
zodiacales, desde Aries en adelante, y las 12 casas
astrológicas, desde el ascendente.

Astrología Maya

En la visión del pueblo Maya, coexisten varias cuentas


dentro de su calendario, tales como el sagrado tzolk’in, de
260 días, el solar haab, de 365 días, la rueda de 52 años, la
“cuenta larga” de 5200 años y la cuenta lunar de 18 meses,
entre otros cuantos.
El sistema calendárico tzolk’in o tzolk’ij cuenta con 260
días o kin, organizados en 20 signos, también llamados kin o
nawal, análogos a los 12 signos occidentales, cruzados con
13 “tonos” o “ritmos”, asociados a los ciclos lunares. De este
modo, cada kin o signo posee 13 “versiones” o

3 El sistema zodiacal sideral estipula el punto de partida de la rueda


anual de signos en relación al movimiento de retroceso aparente de
las estrellas fijas, desde la perspectiva terrenal, utilizando
correcciones sistemáticas para la integración del fenómeno de la
precesión de los equinoccios, distanciándose así por siglos respecto
del zodiaco tropical.
manifestaciones de su esencia, combinándose en total 260
expresiones distintas de estas mezclas, número que se
conecta con el ciclo de gestación humana. Esta cuenta se
atraviesa con la del calendario solar haab, creando las
manifestaciones astrológicas y astronómicas más
avanzadas.
En términos estrictamente astrológicos, se utiliza como
referencia principal el sistema simbólico propio del tzolk’in,
desde el cual se estipulan los momentos adecuados para la
realización de ceremonias religiosas, el pronóstico de la
llegada y duración de la estación pluvial, los períodos
correctos para la pesca y la cacería y también para el
pronóstico del destino de las personas, funciones
tradicionalmente asociadas a lo astrológico.

Usos Prácticos de la Astrología

Una extenuante faena constituiría el intentar resumir


en un solo cuerpo de texto el inmenso espectro de utilidad
que puede otorgársele a los estudios astrológicos, no
obstante, en un honesto intento por enumerar lo central,
podríamos definir algunos de sus usos del siguiente modo:

- Estipulación de las fases de trabajo agrícola; una de sus


primeras y más concretas funciones.
- Estipulación de los períodos adecuados para la
realización de actividades especiales, como viajes y
traslados, encuentros sexo-reproductivos, movimientos
de corte bélico, etc.
- Estipulación de tiempos “sagrados” o de dedicación
especial a actividades religiosas y/o espirituales.
- Estudio de las condiciones originales, presentes y/o
futuras de personas humanas u otra clase de entidades.
- Comprensión de la fenomenología natural considerada
actualmente “azarosa” (fenómenos climáticos;
circunstancias “astrales” o “etéricas”; etc.).
- Como sistema de adivinación; análogo al tarot.
- Como lenguaje esotérico o mágico, con usos tanto
adivinatorios como de encantamiento (generalmente en
contexto ritual).
- Como lenguaje psíquico, siguiendo las teorías
junguianas.
- Como lenguaje de apoyo a la psicoterapia.
- Comprensión de la fenomenología interna del
individuo.
- Procesos de autodescubrimiento y de desarrollo
personal y transpersonal.
- Como lenguaje divino, trascendental o sobrenatural.
- Estudio de relaciones globales a nivel de estados,
potencias y mercados mundiales.
- Como claves de acceso a las realidades ulteriores,
propias del misticismo y de la Alta Magia.
Esta lista no pretende ser exhaustiva y, seguramente,
excluye un sinfín de nuevos y viejos usos dados a este campo
de estudios, los cuales suelen actualizarse junto a los
tiempos que le amparan. Se propone al estudiante una
indagación propia en nuevas utilizaciones posibles de estas
comprensiones.

También podría gustarte