Entregando algunas cabritas
Profeta Erwin Cano
Hemos explicado en estudios previos que la mujer (Iglesia)
descrita en el Cantar de los cantares le pregunta a su amado
(Jesucristo) dónde apacienta el rebaño, dónde lo hace recostar a
la siesta; para ella ir y así no estar errante tras los rebaños de sus
compañeros. A lo que el Amado le responde diciendo: “sal tras las
huellas del rebaño, y apacienta tus cabritas junto a las cabañas de
los pastores” (Cnt 1:7-8). Vemos entonces que a pesar de ella ser
la Amada, la escogida, en su interior aun habían actitudes de
cabritas, las cuales no son del agrado de Dios; por tanto, era
necesario que pasara por un proceso de purificación en la tienda
de los pastores para desarraigar de su corazón este tipo de
conducta y que ella pudiera verse perfectamente hermosa ante
los ojos del Amado. Este es un proceso que nosotros, como
Iglesia de Cristo, debemos pasar para que podamos obtener la
bendición de Dios y seamos colocados a Su derecha, pues
claramente las Escrituras nos muestran que el Señor va a separar
las ovejas de las cabritas y a estas últimas las colocará a Su
izquierda y las echará al lago de fuego (Mt 25:32-41). En el
Antiguo Testamento se hace mención acerca de cabras peludas
(Is 13:21) y del macho cabrío o sátiro (Dn 8:21) el cual representa
al reino de Grecia. Quiere decir que para que nazca un cabrito, el
mismo primero tuvo que ser engendrado por el macho cabrío.
Interesantemente, satanás es representado en imágenes como un
macho cabrío; igualmente los espíritus inmundos. Esto quiere
decir que el macho cabrío es el encargado de reproducir estos
espíritus malignos en forma de cabritas recién nacidas, tanto en
nosotros como dentro de la Iglesia, y si no le ponemos un alto
desde ahora el mismo seguirá reproduciéndose en nuestro
interior.
Dios espera de nosotros que identifiquemos esas cabritas en
nuestro interior y se las entreguemos a Él. Interesantemente, en
Biblia se relata la historia de algunos siervos de Dios en cuya
alma había ciertas actitudes de cabritas, las cuales los condujeron
a ellos a hacer cosas que eran desagradables delante del Señor;
sin embargo, cuando reconocen su condición interna, ellos
vuelven su corazón hacia Dios y son restaurados. Por ejemplo,
vemos al rey David, quien comete adulterio con Betsabé (esposa
de Urías) y ella queda embarazada producto de esa unión. Mas
David, en su intento por encubrir su pecado, manda a buscar a
Urías, quien estaba librando batallas junto al ejército de David.
Una vez éste se presenta delante del rey, le es ordenado el
permanecer allí, esto con la idea de que fuese a su casa y se
reuniera con Betsabé, pero Urías no descendió a su casa. Por
tanto, David decide mandarlo a matar para así poder encubrir su
pecado, agravando de esta manera aun más su pecado (2Sam
11:1-27). Luego de esto, vemos en 2Sam 12:1-12 LBLA, que
Este estudio puede imprimirse y reproducirse por cualquier medio siempre y cuando se cite la fuente de donde se obtuvo.
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Guatemala, 25 de diciembre del Año de la Misericordia
Jehová envía al Profeta Natán a David, para que éste le
profetizara conforme a lo que David había hecho. Dios no puede
ser burlado; Él conoce todo lo que hay en nuestro corazón. Y Su
palabra nos enseña que Él ama la verdad en lo intimo y en lo
secreto nos hace comprender sabiduría (Sal 51:6). El adulterio es
una actitud de cabrita que debe ser desarraigada de nuestro
corazón y de nuestro pensamiento. Es necesario que nos
expongamos a la Palabra de Dios -la cual es sanidad para
nuestros huesos-, y permitamos que el Espíritu Santo nos revele
aquellas cosas que están alojadas en nuestro interior y que
debemos rendir. No podemos vivir una vida de apariencias;
necesitamos ser purificados en nuestro ser integral para que
podamos agradar a Dios.
Cuando David es confrontado por las palabras del Profeta, él
reconoce su falta delante de Dios; por lo que vemos en el Sal
51:7 LBLA que en su clamor él expresa: “Purifícame con hisopo,
y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve”. La Biblia
dice que sin santidad nadie verá al Señor; por tanto, debemos
procurar el que seamos purificados con hisopo y que en nosotros
se refleje el brillo de la santidad. Todo pecado oculto debe salir a
la luz para que podamos ser restaurados. La Biblia dice que
nosotros fuimos lavados, santificados, y justificados en el nombre
del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios, 1Cor 6:11
LBLA. Por tanto, la vida de pecado ha quedado atrás, ahora
somos nuevas criaturas, y debemos caminar y permanecer en la
santidad de Dios. Tengamos presente que es con el
conocimiento, la revelación y la enseñanza que las actitudes de
cabritas van a ser quitadas de nuestra alma; pues la Biblia dice,
que conoceremos la verdad y la verdad nos libertará. El consejo
ministerial es otra de las fuentes que Dios ha dejado para que
nuestras actitudes de cabritas puedan ser esquiladas. A parte del
adulterio, podemos ver que la violencia, la amargura, la
frustración, etc., pueden ser otras de las actitudes de cabritas que
podemos tener albergadas en nuestra alma y que debemos
entregar. A este respecto podemos tomar como ejemplo a Ana,
quien derrama su alma al Señor para hallar consuelo, pues ella se
encontraba amargada a causa de su esterilidad (1Sam 1:10-20).
Por tanto, mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la
gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, los
estorbe, y por ella muchos sean contaminados (Heb 12:15). Todo
lo que el Padre no sembró en nuestra vida, hay que cortarlo de
raíz. La Escritura dice que nosotros ya hemos sido limpiados por
la Palabra que Él nos ha hablado (Jn 15:3 LBLA); por tanto,
mantengámonos así.
Redactado por: Hna. Natalie Marie Figueroa
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