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Hasta el último de mis días ✅ #1 ¡PRONTO EN

FÍSICO! by Andrea1174
Category: Teen Fiction
Genre: amoreterno, amorjuvenil, depresiónadolescente, honesto,
nomequieroir, novelajuvenil, wattys2021
Language: Español
Status: Completed
Published: 2020-04-02
Updated: 2022-04-24
Packaged: 2022-06-13 18:48:02
Chapters: 39
Words: 62,377
Publisher: www.wattpad.com
Summary: Puedes querer y hacer que te quieran, pero si esa
persona está rota por dentro no puedes hacer mas que dejarla ir.
Duela lo que duela. Charlie es una chica adolescente con problemas
familiares y de depresión, alejada del mundo y concentradas en su
arte. Luego llega Jace, su amigo de la infancia, enamorado de ella,
dispuesto a ayudarla a pesar de todo. Conoce más sobre esta linda
historia de amor... ~🏳🎨🏈. Historia registrada en Safe Creative,
todos los derechos reservados. 0 SPAM BORRADOR HISTORIA
CORTA.
Language: Español
Read Count: 3,964,602
SINOPSIS
Puedes querer y hacer que te quieran, pero si esa persona está rota
por dentro no puedes hacer mas que dejarla ir. Duela lo que duela.

Ella está tan apartada del mundo, de todo a su alrededor, es


hermosa y bien podría ser la chica más popular, pero está tan
cerrada en su mundo. Así ha sido desde que estamos en
secundaria, de un día a otro se apartó sin dar razones.
No es una nerd inadaptada, no se viste con ropa holgada, no es
otro de esos clichés.

Simplemente quiero su confianza y su amor. Quiero ser su


héroe en este mundo tan destruido, quiero cumplir sus sueños
y más grandes deseos, quiero darle lo mejor de mí.

Intento acercarme porque me gusta, y todos lo saben, eso es lo


único que quiero.

Gracias y disfruten.

Yamilet Cázares.

~🏳🎨🏈.

IMPORTANTE
Por las confusiones que se presentan, Charlie Hans es la chica y
Jace Grey el chico. También les explicaré unas cosas que les
confunden: Jace, Charlie, Leo, Ken y Daph, eran amigos en
secundaria, después Charlie se separó de ellos por cosas que verán
en los capítulos, y los otros cuatro siguieron siendo amigos hasta el
último año de preparatoria que es donde se ambienta la historia.
Jace llega a mencionar que no habla con Charlie pero se refiere a
que ni hablan desde secundaria.

Personas que están releyendo, por favor no den spoilers, para así
poder dejar a las personas nuevas disfrutar la lectura tal como
tú la primera vez. Gracias 🤍

Hay faltas de ortografía.


Faltas de redacción.
Incoherencias.
Etc.

Que están siendo editadas.


1. Hola.
CHARLIE HANS

El camino al instituto es tranquilo. Como de costumbre llego 10


minutos antes para estar lista a las 8 en punto en mi pupitre. Entro a
la escuela y camino hasta mi casillero para poder sacar los libros de
las próximas clases. Después de hacer esa simple tarea, camino
hasta el salón de clases, al entrar me dirijo hasta la zona del centro,
ahí se ve perfectamente la clase y puedo escuchar a la perfección.

Estoy cursando mi último año de instituto, el que más tengo que


disfrutar, participar en más actividades que nunca, crear lindos
recuerdos, etc...

Ugh.

El timbre suena y me apresuro a sacar mi libreta y cartuchera para


poder comenzar mis apuntes a tiempo y de forma limpia.

El profesor entra después de unos cuentos alumnos más, entre ellos


está mi anterior mejor amiga, Daphne. Ella me dedica una sonrisa
tímida, pero yo solo bajo la mirada tratando de evitarla a toda costa.
Me alejé de ella tan repentinamente que me da vergüenza mirarla.

Éramos las mejores amigas, hacíamos todo juntas, bailábamos,


cantábamos, jugábamos, hablábamos de chicos, etc. Pero un día
eso desapareció por completo. Y fue de las situaciones más
dolorosas que he vivido.

Soy Charlie, una chica asocial, tímida, y cohibida, es mejor así.


Sola, sin nadie a quien lastimar o alguien que me lastime a mí...

JACE GREY.

Cuando entro al salón lo primero que hago es mirar al centro, donde


cada día está sentada ella.
Charlie Hans, castaña de ojos café claro, labios rosados y gruesos
por naturaleza, su nariz perfilada y pequeña, además de unas cejas
delgadas. Esa bella chica que se roba mis sueños desde hace
tiempo, ella tan solo se sienta y luce hermosa. Siempre. Sí tan solo
pudiera acercarme y decirle lo que siento. Ojalá fuera así de fácil.

Paso hasta la parte de atrás donde habitualmente me siento, saco


mis cuadernos y me pongo a pasar apuntes de las clases
siguientes. La miro por unos segundos, es tan bella. A simple vista
puedes decir que por su vestimenta muy a la moda es una chica
popular, rodeada de hombres, sale a fiestas cada día y es porrista.
Pero realmente es todo lo contrario, es una chica apartada, no deja
que ningún chico se le acerque, pero debo decir que le gusta a más
de uno, solo que ninguno de nosotros vemos posibilidades. Ella no
sale de su casa, y prefiere no hacer actividades que lleven a cabo
interactuar con mucha gente. Así que nuestras oportunidades son
nulas.

Aún así me encanta y enamora todos los días.

Y este soy yo, Jace Grey, un chico castaño, deportista, alegre, social
y perdidamente enamorado.
2. Me miró.

(Jace Grey en multimedia)

CHARLIE HANS

Las clases han terminado ya, por fin podemos entrar a nuestras
actividades extracurriculares, la mía es la clase de arte. Me encanta
el arte, en el puedo plasmar lo que tengo dentro de mi corazón y
cabeza. Es muy relajante poder pintar y expresarme sin decir una
sola palabra, poder darme a conocer a alguien sin siquiera mostrarle
mi cara o hablar con esa persona, con tan solo ver una pieza de mi
arte ya puede saber cómo es que me siento.

Soy artista, o algo parecido.

Camino a mi casillero para tomar mis pinceles, en sentido opuesto a


mi viene caminando Daphne, mi ex-mejor amiga, me dedica una
sonrisa amable y yo solo vuelvo a bajar la mirada, supongo que ella
va a sus entrenamientos de porristas. Recuerdo perfectamente que
siempre hablaba de eso, de querer animar y ser novia de un jugador
de fútbol americano.

Era divertido hablar de eso con ella.

Entro al salón donde se imparte el taller de arte, ahí tenemos todo lo


necesario, pinceles, pinturas, maniquíes de nieve seca, plumas,
telas, todo con lo que se puede hacer arte. Me dirijo a un banquillo
sin hablar con alguien, dejo caer mi mochila y libero el aire del
estrés.

Me toma unos pocos segundos sentir la inspiración, rápidamente


comienzo con mi nueva pintura antes de que se me olvide ese
sentimiento. Esto sin duda me relaja. Me hace feliz estar aquí, es de
los pocos lugares en los que puedo decir y expresar todo de mí.
Y eso es agradable. Es como mi lugar feliz.

JACE GREY

—¿Cuándo dejaron de ser mejores amigas?— pregunta Kenneth a


Daph.

Uno de mis amigos, un castaño de tez blanca, alto, de complexión


fornida, amable, carismático y muy deportista.

Daph es mi mejor amiga, ella es castaña, tez blanca y ojos azules,


es bajita y delgada, ella es amable, divertida, y te trasmite mucha
felicidad.

—En secundaria, ella simplemente un día se alejó de mí, sin darme


razones, cuando intentaba hablar con ella se alejaba, desde ese día
su sonrisa desapareció, y sinceramente me dolió mucho—dice ella
en un tono triste.

Eso fue muy raro, éramos el mejor grupo de amigos, y de un día


para otro nos faltaba la risa de Charlie. Dejamos de ser cinco.
Ninguno lograba comprender la razón de su alejamiento, y aún
tenemos esa duda.

—Deberías hablarle, Jace— propone Daph picándome las costillas


con su codo.

Tengo que estar loco para hacer eso.

— ¿Estás loca?— digo acomodando bien la mochila de


entrenamiento en mi hombro.

—Vamos, ¿qué puedes perder?— pregunta Leo.

Mi otro mejor amigo, castaño de ojos del mismo color, solo que más
claros, es alto de complexión delgada, pero a la vez con músculos,
es amable y muy explosivo, además de bromista, y al igual que Ken
y yo, es deportista.
—Pues la dignidad idiota.

—Llevas enamorado de ella desde el año pasado, ya es hora de


que al menos le digas hola—menciona Daph.

Mi enamoramiento por ella es un tanto secreto para toda la escuela,


nadie se puede enterar, mucho menos ella. Puede ser vergonzoso
para mí y mi existencia.

—Ya cállense, como ustedes están enamorados de personas


abiertas al mundo se les hace fácil, ella está cerrada en su mundo,
jamás estaría conmigo.

—Pero te gustaría que viviera en "JaceLand"—bromea Ken.

Suelto una risa de nervios. Me encantaría que ella me notara, que al


menos pudiera decirle un "hola", de que puedo, puedo, pero con una
gran posibilidad de ser rechazado y recibir un completo silencio

Paso. No quiero una escena de vergüenza en mi vida, prefiero ser


otro enamorado más de las sombras

En ese momento llegamos al campo, Daph se va con las porristas, y


Kenneth, Leo y yo vamos a los vestidores.

— ¿Qué tanto le habrá pasado a Charlie para que se alejara?, en


secundaria era una chica tan abierta, divertida y popular, realmente
no comprendo— digo con un poco de confusión.

Entramos al vestuario, una clase de cueva varonil para todos los del
equipo, aquí somos libres de hablar de cualquier tema. Los tres
caminamos a nuestros espacios designados por el entrenador, para
nuestra suerte, estamos juntos.

Me saco la playera y comienzo a tomar el equipamiento para


entrenar.

—Algún día saldrá a la luz ¿no?— dice Leo.


Podría ser, o también que siempre sea un secreto.

[...]

Vamos saliendo del entrenamiento, estamos más cansados que


nunca, bañados en sudor y tomando agua como si fuese la última
del mundo. Caminamos por los largos pasillos de la escuela para
poder ir a la salida e ir a casa después del largo día que hemos
tenido, hacemos bromas sobre cosas absurdas y que solo nosotros
logramos comprender, para así poder distraer a nuestra mente del
cansancio que nos inunda.

De la puerta donde trabajan los de arte sale Charlie, me freno de


golpe, como si su presencia fuera un freno en mis piernas, la miro
desde la lejanía, observo sus gestos delicados y sus movimientos
torpes. Trae un cuadro, pinceles, libretas y su mochila, todo en sus
brazos, de un momento a otro todo se cae, provocando un ruido
estruendoso por los pasillos solitarios.

No sé si ayudarla o seguir por si le molesta. Parece que Leo y


Kenneth leen mis pensamientos, porque me empujan hasta llegar a
ella, me detengo como puedo para no chocar contra su cuerpo y
hacer una vergüenza más de la que ya voy a hacer.

Me agacho rápidamente para ayudarla, tomo el cuadro que traía en


sus brazos hace poco, de verdad esta hermoso, es una chica con
lágrimas y una luna reflejada en sus ojos. Wow es una artista
magnífica. Tomo los pinceles junto con el cuadro y me levanto a la
vez que ella.

— ¿Tú lo hiciste?— pregunto para liberar el ambiente. Con todas las


fuerza del mundo trato de que mi voz salga normal y no temblorosa.

Que alguien me dé un pellizco, estoy frente a Charlie Hans.

Ella asiente con una expresión tímida y vergonzosa.

—Es muy lindo— digo tendiéndole este.


—Gracias—dice en un tono casi inaudible.

Coloco los pinceles en un compartimento en su mochila, después


ella se marcha sin más.

Y ahí va, mi amor adolescente.

Vuelvo con los chicos y me hacen una bulla como si hubiese ganado
un Grammy. Total, son mis mejores amigos, ese es su trabajo.

—Uuuh eso fue más que un hola—vitorea Leo.

—Ni siquiera fue uno—respondo entre una sonrisa.

—Que avance, Jace—felicita Ken.

Yo solo me limito a sonreír el resto del tiempo que nos queda de


camino al estacionamiento, por que he hablado con ella de nuevo ,
aunque solo me dedicó un gracias, pero es un gran avance. Me miró
al menos, y lo malo, es que apesto y estoy sudado.

Tal vez por eso se fue rápido...

No tiendo a ser un chico tímido a la hora de hablar con una chica,


pero con ella es diferente, me sudan las manos, mi garganta se
seca, las palabras de atoran en mi garganta. Es tan difícil ser yo
mismo cuando está cerca.

Soy un hombre perdido en el mundo del amor.


3. Gritos.

CHARLIE HANS

Esos chicos son Leonardo Evans, Kenneth Fallon y Jace Grey. Los
conozco desde la secundaria, hablábamos y éramos amigos, pero
cuando decidí alejarme, ya no más, éramos cinco, ellos, Daph y yo.
Los inseparables 5.

Son buenos chicos, no son "mujeriegos", y eso es bueno, nunca han


jugado con alguna chica, ni apostado el amor de alguna, ellos
respetan mucho a las mujeres. Eso les da puntos, y los extras son
que son muy guapos, tres castaños, amantes del fútbol americano, y
populares, denominados como los chicos perfectos.

Salgo de la escuela y corro al autobús escolar, me siento por la


parte media y espero a que se llene, al hacerlo, el conductor
comienza el recorrido de todos los días. Mientras el autobús hace
sus paradas, yo voy observando mi obra de arte del día de hoy,
tengo siempre tantas ideas que no me alcanza el día para
ejecutarlas. Me encanta el cuadro, solo quiero llegar y colgarlo en
algún lugar.

Después de unas cuantas calles, mi parada llega. Tomo mis cosas y


bajo del autobús. Camino por la banqueta de la tranquila calle
mientras voy pisando las líneas.

Me divierte pisarlas en vez de saltarlas.

A los pocos minutos llego al frente de mi casa. Llegar a casa


después de un día largo es lo que necesitaba. Como de costumbre
mi madre no está, siempre trabajando o en algún lugar donde no
exista yo.

No me gusta cuando ella está.


Entro a casa y dejo mis cosas a un costado de la puerta. Camino a
la cocina para buscar algo de comida, me estoy muriendo de
hambre, solo comí una barra de frutas en el receso de hoy. No sé
cocinar muy bien, siempre lo intento y la casa termina oliendo a
quemado por varias horas, así que espero mi madre haya hecho
algo. Ella sabe que no soy buena en la cocina.

En la puerta de la nevera me encuentro una nota amarilla pegada


con una cinta de colores, me acerco y la tomo. Esta dice:

~Hay comida en el microondas.MAMÁ~.

Una comida más sola. Siempre es así, y no creo que vaya a cambiar
pronto, ni quiero que cambie, prefiero ver alguna serie o escuchar
música, a escucharla a ella.

Decido ir a colgar mi nuevo cuadro en mi habitación, eso me divierte


más, creo tener algún espacio por ahí, con todos los que ya tengo
se me hace difícil acomodarlos. Tomo el cuadro y subo las escaleras
para llegar a mi habitación.

Observo las paredes blancas de este, buscando un lugar adecuado


para mi nuevo arte. Decido colgarlo junto a mi ventana, un lugar
iluminado y perfecto para esta belleza de arte. Para mi suerte ya
había un clavo ahí.

Así me siento, como la chica de mi pintura, vacía, donde lo más


interesante es observar la luz de la luna.

Doy un par de pasos hacia atrás y observo como hace contraste con
las otras obras. Sonrío por haber creado algo nuevo y que de
verdad me ha gustado.

Me giro y tomo de la mesa de noche uno de mis libros favoritos


"Wonder", me lanzo a la cama y comienzo a leer, sin interrupciones,
con música melancólica de fondo y las cortinas cerradas. Pará mí
ese es el mejor ambiente para una lectura.
Otra cosa que me encanta, la lectura. Una acción tan simple que te
puede llevar a tantos mundos diferentes, en el momento que quieras
desaparecer de tu feliz o triste realidad. Las palabras escritas por un
autor que te hacen sentir cosas que lamentablemente nunca podrás
vivir, es lo que me encanta de este hobby.

Pasan unas cuantas horas sin darme cuenta. Son alrededor de las
siete de la tarde cuando la puerta principal se escucha. Es mi madre
acompañada de unos gritos, los gritos que odio y he vivido y
escuchado la mitad de mi vida.

— ¡No, Mike!, ¡ella no quiere ir contigo entiéndelo, se lo pregunté, no


tendrás a la niña esta semana y punto! —genial, otra pelea por mí,
por ver quién me tendrá, estúpida custodia compartida. Mi madre
nunca me preguntó si quería ir con mi padre, es solo que ella lo odia
tanto que quiere hacer como si yo lo odiara también. Realmente me
gustaría verlo, él me pone más atención que mi madre. —Charlie,
llegué ya, baja cariño — dice con "su voz dulce".

Mentirosa.

Dejo el libro con el separador y salgo de mi habitación, bajo a paso


lento hasta llegar a ella. Me mira con una sonrisa, aparentando que
no pasó nada.

—Hola— musito.

No me apetece hablarle. En realidad nunca es gusta hacerlo.

— ¿Cómo te fue? — pregunta como una verdadera madre, eso


pasa siempre que pelea con papá y sabe que lo he escuchado, es
dulce que me pregunte por mi día, como si le importase, pero ambas
sabemos que no es así, ella simplemente trabaja y hace sus cosas,
no le importa mucho lo que yo haga o no. Sí me voy de casa tal vez
lo nota una semana después.

—Bien— digo por lo bajo. Al no querer hablar más con la mujer que
se hace llamar mi madre, decido irme de nuevo a mi habitación para
hacer tarea.

La tarde es aburrida después de que mi madre me interrumpió mi


paz, como de costumbre, solo puedo pintar, ver videos, leer,
escuchar música, tocar mi violín y contemplar la naturaleza por mi
ventana.

Una vida muy aburrida.

Esto no es disfrutar mi adolescencia como lo hablaba con Daphne.


Que lamentable.

JACE GREY

—Vaya, hombre, ya quita esa sonrisa—dice Leo riendo.

—No puedo, acabo de hacer contacto visual y hablar con mi amor


platónico— menciono para después soltar un suspiro, de esos
cargados de sentimientos cursis.

Es verdad, Leo, déjalo que sueñe un poco más — dice Ken en mi


defensa.

Me pregunto... ¿qué está haciendo ahora?, ¿se está divirtiendo?, ¿o


está pensando en lo raro que soy?, o ¿si tal vez recuerda quién
soy?

¿Le mando un mensaje?, ¡no! definitivamente me vería como un


maldito psicópata acosador. No puedo ser más ridículo, tal vez lo
menos que quiere es que el chico apestoso le hable. No le diré a
nadie sobre ese pequeño detalle.

Pero a quien sí le contaré con lujo de detalles es a mi madre y sin


duda a Daph, ella son las fans número uno de mi loco
enamoramiento, sé que ellas se emocionan tanto como yo, y eso es
lindo.

[...]
—Sí, Daph, le ayudé y después le dije un cumplido a su pintura,
no tenía idea de que tuviera tanto talento en el arte— digo
mirando al techo, mientas estoy acostado en mi cama. Llevo
una sonrisa estúpida enamorada mientras relato el suceso.

Y es que no la puedo quitar, lo recuerdo y la sonrisa vuelve a atacar


mi rostro.

—Es genial Jace, ella por fin nos volvió a notar, algún día ella
volverá a ser la misma Charlie de antes, y nunca te rindas ¿okay?

—Te prometo que en lo que menos he pensado es en rendirme


a mi amor por ella.

—Te quiero Jace, me tengo que ir, Karl ha llegado para irnos al cine.

—Te quiero Daphne, salúdame a Karl, y recuerda, vas a comer


palomitas no bocas—suelto una risa.

Cuelgo la llamada y bajo a la cocina, le cuento todo a mi madre, tal


como dije, con lujo de detalles, hasta el más pequeño e
insignificante. Ella se emociona mucho con cada palabra que logro
articular, está más feliz que yo.

—No entiendo por qué se distanció tanto de nosotros—digo


mientras como un poco de fruta.

—Sus padres se separaron cuando estaban en secundaria cariño,


tal vez fue eso—explica.

Es la razón más obvia, supongo. Pero... ¿nosotros que culpa


teníamos?, pudimos apoyarla.

[...]

La clase de historia para mí es la más aburrida de todas,


simplemente no me puedo aprender las fechas, ni siquiera recuerdo
que cené ayer, ¿Cómo rayos piensan que voy a aprenderme todas
esas fechas y personas importantes?
La profesora logra que todos guardemos silencio y comienza a
explicar lo que sea que tenga planeado.

—Okay chicos, para este proyecto voy a hacer grupos de cinco


personas. Tendrán que hacer una exposición sobre los presidentes,
sus biografías y logros. Los grupos son 3, Lia, André, Luca, Hannah
y Julia, van a ser uno; Karl, Gilbert, Victoria, Kelly y Harry, son otro, y
Kenneth, Leo, Daphne, Jace y Charlie, otro.

Jodete, estoy con Charlie en un trabajo por primera vez desde que
me ha comenzado a gustar. Nunca he tenido tanta suerte como hoy.

Tal vez la historia ya no sea tan aburrida.

Daphne me mira emocionada y le sonrío aún más emocionado. Será


como en los viejos tiempos, todos juntos en un solo lugar, tal vez no
sea bromeando y riendo, pero el recuerdo es lindo.

—Espero tengan un lindo día chicos— se despide la profesora


después de la hora que hemos tenido.

Todos comenzamos a levantar nuestras cosas para poder ir a clase


de deportes, pero nos detenemos cuando escuchamos la voz de la
profesora nuevamente.

—Recuerden que el trabajo es en computadora, y tienen que traerlo


un USB—explica.

Asentimos todos al mismo tiempo.

Salimos los chicos, Daph y yo, la última en salir es Charlie, va en su


mundo como siempre, con la cabeza baja y sin mirar a nadie a los
ojos.

Me priva de ese privilegio, poder ver sus bellos ojos.

—Estamos con Charlie—vitorea Leo picando mis costillas.


—Es genial chicos, puedo estar con ella, convivir con ella después
de años.

—Tal vez podremos volver a ser mejores amigas, o tan solo hablar
de nuevo—menciona Daph con una sonrisa, le paso el brazo por los
hombros y la aprieto un poco en una especie de abrazo.

Ya nadie dice nada porque llegamos más rápido que de costumbre a


los vestuarios, ahí es cuando nos separamos. Todos nos
cambiamos rápido ya que al profesor no le gusta esperar.

Ya en el campo el profesor decide que podemos hacer el deporte


que queramos, después de dar dos vueltas a la pista, nunca pueden
faltar esas tontas vueltas. Aunque no son problema para mí, soy un
chico que toda su vida ha girado al rededor del deporte, soy
competitivo y muy centrado. Un par de vueltas no son obstáculo
para este chico.

Leo, Ken, y yo, terminamos antes que Daph. Nos separamos de la


pista para poder recobrar el aliento, ellos miran sus celulares
mientras yo miro a la dueña de mis sueños. Corre a un buen ritmo y
si miro a mi alrededor estoy seguro de que no soy el único
mirándola, así que retiro la mirada y voy hasta donde mis amigos.

—Bueno, vamos a jugar algo de futbol, acosador— dice Leo.

Giro los ojos al escuchar tanta verdad de su boca.

— ¿No vamos a esperar a Daph? — pregunto mirando que ya le


falta poco.

—Daph dijo que jugaría vóley con las chicas—anuncia Ken


acercándose a nosotros.

Asiento y con un movimiento de cabeza les indico que me sigan


hasta el campo de futbol soccer, en cuanto el balón toca el suelo y
ya estamos los equipos completos, comenzamos el mini partido. La
cancha de vóley está junto a la nuestra, por lo que se escuchan
nuestros gritos junto a los de ellas, las chicas son muy competitivas.

Miro a las gradas donde está Charlie viendo el juego de las chicas.
No comprendo por qué no juega, en secundaria era muy buena,
pero la verdadera duda en mi cabeza es: ¿Por qué no mira en juego
de futbol?

El de soccer es más interesante para mirar...

— ¡Charlie!— grita Daphne captando la atención de todos, como sí


pronunciando su nombre parara el mundo— ¿quieres jugar con
nosotras? —pregunta con un poco de nervio y miedo. Se le nota en
la cara.

Sonrío por su pregunta, y más por que las demás chicas animan a
Charlie a decir "sí". Aunque podría sentir presión.

Ella vacila un poco pero finalmente termina diciendo que sí con un


simple movimiento de cabeza, sus mejillas parecen dos tomates. Se
ve tan perfecta aún avergonzada.

Daph va corriendo a ella para tomarle la mano y colocarla en su


equipo. Sabía que no perdería la oportunidad.

Me quedo mirándola un buen rato, parece avergonzada,


constantemente toca sus dedos, es algo que hace desde que la
conozco, siempre cuando tiene miedo, nervioso o vergüenza.

Algo que amo tanto de ella. Es como algo muy Charlie, podría notar
su presencia a distancia con solo ver ese movimiento.

El balón llega hasta ella, impacta con su mano haciendo un perfecto


golpe con el que hace un punto. Es la primera vez en mucho tiempo
que veo a Charlie convivir con más gente. El balón de vóleibol
vuelve al aire, una chica impacta el balón y el juego comienza de
nuevo.
Estoy tan concentrado en el juego, hasta que el balón de futbol
impacta contra mi brazo. Me giro mirando a los chicos con
desaprobación.

—Auch— dramatizo

—No hay otra forma de sacarte de tu mundo llamado CharlieLand—


explica Karl riendo.

Sí... el mundo en el que vivo todo el tiempo. Además de


competitivilandia.

— No estoy más de acuerdo— apoya Leo.

Yo solo giro los ojos para después continuar el mini partido, y


disimuladamente mirar a Daph y Charlie. Hablan de vez en cuando,
y lo mejor es que Daph no deja de sonreír, igual que yo.

Vaya día tan... fuera de lo común.


4. Te Quiere Mamá.
(LEO MULTIMEDIA)

JACEPOV

La última clase termina al fin, hora de ir a casa, pero... tenemos un


proyecto que hacer, nunca me he emocionado más por un proyecto,
y no soy del tipo estudioso, pero ahora estoy dispuesto a hacer lo
que sea, hasta leer un libro de historia del mundo.

—Chicos, ¿a qué hora nos vemos para el proyecto? —pregunta


Daph abriéndose paso entre Ken y yo.

— ¿Les parece a las cinco en mi casa? — propongo con una


sonrisa.

Linda estrategia me he armado.

—Me parece bien—afirma Leo, al igual que mis otros dos amigos—
tenemos que mencionarle a Charlie.

—Que Jace lo haga— propone Ken mirándome.

No, no, mala idea.

—Será mejor idea que lo haga Daph— digo rascándome la nuca.

Parece pensárselo unos segundos y luego dice:

—Bueno, pero solo sí me acompañas.

Asiento con firmeza y la sigo. Caminamos hasta ella, está


guardando unas cosas en su casillero, mientras más nos
acercamos, más nervios de estar cerca de ella me dan.
Finalmente llegamos hasta ella, solo estamos ahí parados como
tontos. Codeo a Daphne para que hable y no seguir perdiendo la
dignidad.

—Amm... Charlie— Daph llama su atención—Jace te va a decir algo


— dice y me empuja a ella.

Maldita mejor amiga.

Estoy muy cerca y eso me pone nervioso. Al menos no estoy


sudado.

—Bueno, nos reuniremos en mi casa a las cinco, para el proyecto,


¿sabes dónde es, verdad?

Asiente. Wow, recuerda mi dirección.

—Okay—susurra bajando la mirada y yéndose hasta la salida.


Prácticamente huyó.

Regreso con los chicos que me miran sonrientes y burlones.

—Eres una excelente amiga Daphne—reclamo con una cara de muy


pocos amigos.

—Lo siento, Jace, me puse nerviosa— se disculpa bajando la


mirada.

Bueno, tengo que comprenderla, hubiera hecho lo mismo en su


lugar.

—Tranquila, solo hay que olvidarlo— le digo pasando mi brazo por


sus hombros y dándole un pequeño abrazo para después revolver
su cabello.

CHARLIE POV.

~Salí de casa para ir a comer con unas amigas, en la cocina hay


cosas para comer.
Te quiere mamá.

Sí claro, se nota su maldito amor, algunas veces preferiría estar con


papá, él sí se preocupa por mí, y por mi bienestar.

Voy hasta la cocina para buscar comida, no me apetece nada de lo


que mamá ha hecho, su comida favorita, la cual es mi comida más
odiada, así que opto por solo comer una manzana verde. A fin de
cuenta comida es comida.

Subo hasta mi habitación para cambiarme y descansar un poco, el


tiempo pasa rápido y tengo que ir a casa de Jace Grey.

Es bastante extraño volver a convivir con ellos, y con todos, tal


como sucedió en clase de deporte. Hace tiempo que no jugaba en
esa clase, tengo que decir que de verdad me he divertido. Es raro
estar juntos en un trabajo porque hace mucho no hablo con ellos, no
sé si son igual que antes, si tiene los mismos gustos o todo ha
cambiado. Ya no tengo idea.

Entro a la habitación y le doy una mordida a la manzana, la pongo


sobre el escritorio y camino hasta el closet, saco unos jeans, un top
holgado de color azul marino, y unos tenis blancos con negro. Soy
alguien callada pero jamás fuera de moda.

Mi estómago comienza a rugir, la manzana no es suficiente para mi


pobre cuerpo. Tomo la manzana y le doy otro mordisco.

Tal vez papá me ayude. Tomo mi celular y marco el número.

Un timbre...
Dos timbres...
Y...

— ¿Bueno?—.
— ¡Hola papá!—.
— ¡Hola, Princesa! ¿cómo estás? —.
—Muy bien, ¿tú cómo estás? —.
—Muy bien, princesita—.
—Te llamo porque mamá se ha ido a comer, y me ha dejado a mi
suerte—.

—Esa mujer..., llego en veinte minutos por ti cariño, te llevaré a


comer como en los viejos tiempos—.
—Gracias papá, eres el mejor—.
—Todo por ti—.

Por fin después de un tiempo podré volver a pasar tiempo con mi


papá. Bajo las escaleras y me siento en el sofá, esperando con
ansias su llegada. Pasan esos minutos hasta que por fin suena el
claxon de su auto. Abro la puerta y corro hasta él para abrazarlo
fuerte.

— ¡Papá!

—Hola, Princesa— dice dejando un beso en mi cabello—hoy te


llevaré a comer a tu lugar favorito, ¡Peter Piper Pizza! —dice
emocionado mientas subimos a su auto.

–Papá, era mi lugar favorito a los 11, ahora tengo 16— digo con una
sonrisa.

—Me siento mal padre— dice con una sonrisa a medias.

Suelto una risa ligera.

—Eres un gran papá, para mí eres la única persona que me quiere...

—Eso es una vil mentira, muchas personas te quieren en esta vida,


claro que yo soy tu fan número uno, nadie me quita ese puesto.

Eso hace que suelte una carcajada.

Adoro a mi padre.

— ¿Cómo van con... ya sabes qué? —pregunto con una media


sonrisa.
Eso me tiene muy distraída y me quita el sueño durante las noches.
Es estresante tener que pensar en asuntos que no deberían ser mi
problema, o ni siquiera tendrían que ser uno.

—El proceso se hace lento, pero verás que pronto va a pasar todo
esto...

Arranca el auto y coloca mis canciones favoritas, supongo que para


distraerme de la pregunta que acabo se hacer y las próximas que
tengo en la cabeza.

Después de unos quince minutos llegamos a un Peter Piper Pizza,


bajamos del auto y entramos a este, recuerdo cuando mi madre, mi
padre, y yo jugábamos hasta que la pizza llegara. Tiempos que
nunca volverán a pasar, en ese momento éramos una familia real,
ambos me demostraban el mismo cariño y entre ellos se notaba el
amor que un día se juraron.

Era lindo.

—Llenemos la tarjeta de dinero para jugar—propone mi padre


emocionado.

Lo sigo a donde él va.

Mi padre es simple de comprender, guapo, amable, honesto,


bondadoso y cariñoso. No puedo estar más feliz de que encontró a
Jess, su nueva esposa, ella es amble, no como mi madre. Así
comprendí que el primer "amor verdadero" no siempre es el
indicado, o no siempre se queda.

Después de rellenar la tarjeta con dinero electrónico, caminamos


hasta el primer juego.

—Ayer vi en internet una universidad con cursos de arte donde


hacen una galería con las obras de los alumnos, ¿no te gustaría
aplicar ahí?
— ¿Enserio me dejarías ir a una universidad de arte?—pregunto
con sorpresa.

Me encanta que le interesen mis actividades y sobre todo mi futuro.

—Claro que sí, es lo que te gusta, no te pondría a estudiar ciencias


biológicas cuando lo que te gusta es el arte. No soy tan malo. Si
aplicas, estoy seguro que entrarías, he visto algunas de tus pinturas,
son otra onda, como dicen los jóvenes de ahora.

—Ya nadie dice eso—digo entre risas.

—Entonces yo haré que vuelva a la moda. ¡Sí, diez puntos!

De ser un día del asco, este hombre ha hecho que cambie a ser un
lindo recuerdo. Y vaya que hace tiempo no creo este tipo de
recuerdos y pensamientos.

Después de gastar todo el dinero y ganar nada más que puros


dulces, la pizza llegó, así que entre los dos comimos una pizza de
tamaño mediano. Estoy muy llena, y mi padre parece que también lo
está.

No creo poder comer hasta mañana, estoy muy llena.

Tomo mi celular para mirar la hora.

Oh, oh, las 5:27

Voy a llegar tarde a casa de Jace.

—Papá, ¿podrías llevarme hasta la casa de un compañero?

—Claro, tú me das las indicaciones y yo seré tu taxi.

Asiento con una sonrisa y vamos hasta la salida para ir al auto.

Bueno... no voy tan tarde, ni debe haber mucha paranoia.


JACE POV

—Llegará pronto, Jace— asegura Leo mientras juega con un cubo


de rubic.

—Tal vez no quiera estar aquí— digo mientras camino de un lado a


otro.

Estaba tan emocionado, Charlie siempre se caracterizó por ser


puntual, y ahora ya van veintisiete minutos de retardo. Eso me
carcome, porque obviamente como pude pensar que de un día a
otro ella querría volver a ser social y compartir momentos con
nosotros.

Soy un maldito paranoico.

—Jace, ella ven...— comienza a hablar Ken, pero el timbre de la


puerta lo interrumpe.

¡El timbre de la puerta principal!

Corro hasta la puerta, me detengo frente a ella, sacudo mi playera


para eliminar todo tipo de arrugas y paso las manos por mi cabello
para acomodarlo, okay, estoy listo. Abro cuidadosamente y ahí está.
Uff, sabía que vendría, aunque estaba por colapsar, algo muy dentro
de mí lo sentía.

Ella gira hacia el auto y se despide con la mano.

—Adelante, Charlie— le digo haciéndome a un lado para que pase.

—Gracias, Jace—susurra.

Mi nombre es arte cuando ella lo menciona...

Ella está en mi casa, oh cielos, creo que moriré. Normalmente no


soy alguien que se pone nervioso fácilmente, ¿pero qué más puede
pasar cuando tengo semejante belleza frente a mis ojos?
Vaya, soy un cursi...
5. Recuerdos Buenos Y Recuerdos Malos.
(KEN MULTIMEDIA)

JACEPOV

—Hola— saluda Charlie con un tono de nerviosismo.

—Hola, Charlie—saludan en diferentes tiempos.

Toma asiento en el sofá al lado de Daphne. Mi mejor amiga


inmediatamente se pone roja. Y creo que yo estoy igual.

— ¿Comenzamos? — pregunto y todos asienten.

Me quedo de pie esperando que telepáticamente Leo comprenda


que yo quiero sentarme junto a Charl. Me hago un poco tonto para
no parecer un desesperado, Leo me mira confundido hasta que
comprende y se hace un lado con la excusa de buscar algo. Tomo
asiento junto a Charlie, obviamente tomando distancia.

—Bueno, Leo, Ken y yo vamos a sacar las cosas más importantes,


Jace, tú escribes en la computadora y Charlie le dicta lo que le
pasamos nosotros— demanda Daph asignando las tareas de cada
uno.

Asiento al igual que todos. Bendito sea el plan de trabajo de mi


amiga.

Charlie y yo tenemos que esperar a que todos saquen a un


presidente para poder comenzar nuestra parte. Es realmente
incómodo porque quiero hablarle, al menos decirle que se ve muy
linda hoy, pero no sé cómo hacerlo.

Eres idiota Jace. La tienes sentada junto a ti y hasta se te olvidaba


que decir.
—Toma, Charlie— Leo le pasa una nota que saca del libro donde
tenemos que investigar todo.

Ella la toma y comienza a dictarme.

Okay... yo puedo.

Comienzo a teclear y escuchar su voz, mis manos comienzan a


fallar y tecleo cosas que no tienen sentido. Estoy muy nervioso.
¿Qué rayos me pasa?, yo no soy así.

—Alto— digo para después liberar todo el aire que llevo reteniendo
sin ni siquiera darme cuenta.

— ¿Qué pasa? — dice mirándome a los ojos.

Que mirada tan preciosa.

—Amm, se me pasó un poco del dictado.

— ¿Voy muy rápido?—pregunta por lo bajo.

—No, solo que no estoy en este mundo...

Suelta una pequeña risa que me hace sonreír a mí. Vuelve a


dictarme, pero esta vez trato de concentrarme y no quedar como
idiota. Estaré bien.

El tiempo se me pasa rápido, entre dictados, presidentes, nervios,


risitas, y mejillas rojas, por fin terminamos el trabajo. Tecleo las
últimas palabras y doy en guardar el documento.

—Y... listo, trabajo terminado.

Todos soltamos un suspiro de cansancio. En espacial yo, cansado


de escribir cosas aburridas sobre presidentes, y de tener que
demandarle a mi cabeza ser normal junto al amor de mi vida.
—Hola, chicos— dice mi madre entrando a la sala interrumpiendo
mis pensamientos y lo que sea que estuvieran haciendo los demás.

— ¡Hola señora Grey! —saludan todos, menos Charlie.

Mamá les sonríe y luego mira a la chica callada a mi lado.

—Y mira, pero sí es la pequeña Charlie— dice mi madre con una


sonrisa.

Ella se remueve en el sofá y luego le sonríe ligeramente.

—Hola— responde la castaña a mi lado, con ese tono nervioso otra


vez.

—Estás hermosa, tal como te recordaba.

Mi madre tiene toda la razón del mundo, está hermosa. ¿Cómo


puede existir alguien tan perfecto?

—Muchas gracias, señora Grey, usted igual sigue hermosa y joven.

—Muchas gracias. Bueno, los dejo para que hablen sus cosas de
adolescentes. Sale de la sala y se va a la cocina a hacer sabe que
cosa.

—Saben chicos, ayer recordé las famosas carreras de la secundaria


—dice Ken con una sonrisa.

— ¡Sí!, todos llegábamos de los primeros lugares, y Daph de los


últimos— suelto una carcajada.

Ella me suelta un golpe en el brazo que no me lastimó ni un


centímetro.

Esas carreras eran diversas, había de atletismo, matemáticas, la


pintura más linda, y la más divertida, ver sí había más mujeres o
hombres en la escuela. Los premios eran puntos extras, una hora
libre o un día sin clase, depende en que compitieras y que lugar
ganaras.

—Oh cuando en los exámenes de matemáticas hicimos una


estrategia, Charlie hasta el frente porque ella entendía todo, detrás
de ella Daph para que le pasara las respuestas, luego yo, detrás de
mí Jace, y después Ken— nos recuerda Leo.

Éramos unos tontos en matemáticas, siempre nos estábamos


riendo, y a la hora de un examen no sabíamos nada, solo Charl, que
ella parecía que ya venía con un chip matemático en su cerebro.

Todos reímos al recordar, incluso Charlie.

Era ahí cuando nuestro lema era el famoso "todos para uno y uno
para todos". Poco original pero muy beneficioso.

—Recuerdan cuando Jace entró por accidente a los baños de


chicas— habla Daph entre risas.

—Tú entraste dos veces al de chicos— contraataco.

Todos reímos por todas las anécdotas que nos ha tocado contar,
que buenos tiempos. Hubiera deseado que nunca hubieran dejado
de pasar.

Eran momentos sumamente divertidos.

La noche llega poco a poco y todos comienzan a irse, Leo se va en


su auto, Ken llevará a Daph a su casa, y Charlie se va en un auto
que supongo es de alguno de sus padres.

Después de que todos se van entro a la casa y me encuentro con mi


madre mirándome con una sonrisa. Ella sabe que esa tarde ha sido
perfecta, al menos para mí.

—Esta tarde fue genial—suspiro y me tiro en el sofá.


—Uy, el amor anda por los aires en esta casa—bromea, luego deja
un beso en mi frente.

No puedo dejar de sonreír, y tampoco tengo planeado hacerlo. Soy


un chico cursi y cariñoso, pero se ponerme un límite con las
personas, pero con ella... con ella podría ser más dulce que la
azúcar.

CHARLIE POV

— ¿Cómo te fue cariño?– pregunta papá.

—Muy bien.

Realmente la he pasado bien con ellos, recordando esas anécdotas


de mi última época feliz. Desde entonces, y sin bromear o exagerar,
nunca he vuelto a reír tanto.

Papá sonríe y coloca música para ambientar el camino. Poco tiempo


después llegamos a casa de mi madre, su auto está estacionado
fuera, eso solo va a traer problemas. Y muy grandes.

Miro a mi padre preocupada y buscando alguna respuesta, él sabe


que me preocupa la situación, incluso me da miedo.

—Tranquila—murmura después de soltar un suspiro cansado.

Apaga el auto y baja del auto para acompañarme hasta la puerta.

Saco la llave de mi bolsillo y abro la puerta con lentitud. Lo primero


que veo es a mi madre parada frente a la puerta con una mirada de
enojo y los brazos cruzados.

—¡¿Te crees que te puedes llevar a Charlie cuando se te de la


jodida gana, Mike?! — grita mi madre, el nudo en mi garganta
comienza a aparecer.

No de nuevo. Solo eso me puedo repetir. Han pasado años desde


que no estoy en medio de una pelea, desde que se divorciaron solo
las he escuchado, pero creí que nunca más volvería a verlos pelear
y gritarse en la cara. Y mucho menos que yo lo volvería a
presenciar.

—Sí, es mi hija también, tengo derecho de verla, ¿olvidas la


custodia compartida? — responde con tranquilidad.

— ¡Pues estás mal!, ¡ella vive conmigo y bajo mis reglas! — Se gira
a mirarme— ¡vuelves a salir con tu padre sin mi consentimiento,
Charlie, y estarás castigada de por vida! — me grita.

Siento mis ojos picar y mi respiración acelerarse. No me gusta que


me griten, escucharlos desde pequeña me causó una clase de
miedo, entro en pánico.

—Deja a mi hija en paz—advierte mi padre con calma, pero sé que


la está perdiendo.

—¡¿Escuchaste, Charlie?!— vuelve a gritarme.

— ¡Que la dejes!, ¡no tienes ni un maldito derecho para gritarle! —


Grita esta vez mi papá, las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos,
está pasando otra vez— Charlie, por favor ve a tu habitación— me
dice tranquilo, sus ojos transmiten enojo, pero sé que no es mi
culpa, sino la de mi madre.

Obedezco y corro hasta mi habitación, cierro la puerta con seguro,


me tiro a mi cama a llorar, los gritos de mis padres cada vez son
más fuertes. Puedo escucharlos desde la lejanía. Se gritan
diferentes cosas, se escuchan algunas cosas caer y luego más
gritos.

Me acurruco contra una almohada y trato de pensar en otras cosas.


En recuerdos buenos, no malos como este.

No me gusta vivir esto, desearía haber tenido otra familia, una feliz...
6. Abrazos.
(DAPHNE MULTIMEDIA)

CHARLIEPOV

Bajo del segundo piso para poder irme a la escuela, estoy tan
tranquila bajando las escaleras, pero en cuanto piso el último
escalón mi madre comienza a gritarme, haciendo que toda la
tranquilidad se esfume de hasta el más pequeño rincón. Me dice
cosas sobre mi padre, sobre lo estúpido que es él, y que yo soy tan
parecida a él que a veces me llega a odiar igual. Cosas tontas llenas
de odio hacia alguien que no soy yo pero de alguna manera recaen
en mí.

Si tanto me odia, que me deje ir con mi padre y fin. Podrá hacer su


vida de nuevo, tomar el camino que quiera, volver a hacer una
carrera profesional o qué sé yo. Ella puede hacerlo, no sé qué está
esperando, que más necesita de mí.

Mi mamá es muy hermosa, buen aspecto joven, buena figura, pero


creo que su humor lo arruina todo. Es capaz de volver a hacer una
familia, pero no, está estancada en hacer de mi vida y la de mi
padre, una miseria.

Salgo lo más pronto posible de la casa para no seguir


escuchándola. Lagrimas salen y salen de mis ojos vidriosos, no lo
puedo controlar, estoy tan dañada mentalmente que cualquier cosa
me duele. Por más mínima que sea. Y mucho más si viene de ella.

Durante el camino trato de controlar mis sentimientos, de ocultarlos


como siempre lo he hecho, aprendí a apagarlos. Al principio fue
difícil, pero ahora me sirve demasiado. Logre hacerlo cuando tenía
14 años, estaba cansada de llorar, me dolían los ojos, la cabeza, las
mejillas y el pecho, así que decidí apagarlos, y vaya que me ha
funcionado.
Poco tiempo después llego a la escuela, limpio mis ojos para
eliminar todo rastro de lágrimas, seguro están un muy rojos e
hinchados. Observo a mi alrededor, a la gente contenta, riendo,
siendo amigables, y felices. Un extraño sentimiento vuelve a mí y
hace que vuelva a llorar. Quisiera ser una de esas personas.
Camino rápido hasta las gradas del campo de americano para estar
sola y desahogarme lo más que pueda.

¿Por qué no puedo tener una vida normal como todo adolescente?

Ir a fiestas, divertirme, tener un novio, ser porrista o algo parecido.


Al menos tener felicidad en mi día a día.

JACE POV

Estoy platicando con Ken y Leo sobre si Bob Esponja es más


amarillo queque los Simpson, pero nuestra discusión absurda pasa
a segundo plano cuando Charlie se cruza frente a mis ojos, camina
de forma apresurada con dirección al campo de americano, trata de
cubrirse la cara, pero lo poco que pude ver fueron... lágrimas. Y no
es buena señal.

—Jace...— me llaman los chicos mientras mueven repetidas veces


sus manos frente a mis ojos, pero yo solo quiero saber por qué ella
está en ese estado emocional.

Afirmo la correa de la mochila en mi hombro y comienzo a caminar


con sigilo para poder ver si el lugar a donde va es el que pensé. Su
paso sigue siendo apresurado, casi al punto de trotar, camina con
las manos hechas puños y repetidas veces las sube a su rostro para
después bajarlas con frustración.

La gente gira para mirarla, pero no con rareza, sino con


preocupación. Tal vez Charlie cree que nadie se da cuenta de su
presencia, pero al contrario, muchas personas la quieren, aún
cuando ella los alejó, aun cuando hay años sin hablar. Pero no se da
cuenta de ello. No se da cuenta de que hay mucha gente que la
queremos y procuramos siempre.
"Las gradas", un buen lugar para estar solo durante las primeras
horas. Ahí es donde se detiene. Ella sube las gradas con pasos
pesados hasta llegar a la penúltima hilera, toma asiento abrazando
sus rodillas y escondiendo su rostro entre ellas.

Tal vez yo pueda... subir.

Dudo un poco en hacerlo, parece que quiere estar sola, que está
frustrada, pero también parece que necesita apoyo. Así que opto por
hacerlo, por subir y arriesgarme.

A paso lento me acerco, con miedo a ser rechazado u odiado, pero


con una gran seguridad. Me siento junto a ella haciendo un poco de
ruido para que me note, levanta la cabeza y me mira asustada y un
poco avergonzada a la vez. Su rostro está ligeramente rojo y sus
ojos igual. Solo quiero darle un abrazo en este momento, para que
sienta que no está sola. Porque realmente nadie merece estar solo
en los momentos que el corazón está roto, sea por lo que sea.

Soy muy cursi, pero no lo demuestro a menudo. Tiendo a ser


divertido en los momentos difíciles de la gente para hacer que
olviden sus problemas con una risa, pero no creo que sea la mejor
situación para hacer un chiste. Sería muy idiota de mi parte.

Ahora que me está mirando, tengo un bloqueo. ¿A qué venía?

—Vete, Jace— murmura y mira al lado contrario a mí.

¿Qué si me dolió?, sí, pero no me iré, me puede odiar todo lo que


quiera, podemos quedarnos en silencio durante todo el horario
escolar, pero algo muy dentro de mí me dice que no me vaya, que
es mi momento, que ella me necesita.

—N-no es bueno estar solo cuando estás triste—titubeo.

Genial, me ha temblado la voz frente a la chica que me gusta. Qué


pena he pasado.
Siento un hormigueo de nervios, estoy hablando con ella más que
un simple hola o un dictado. Tengo que estar tranquilo para
transmitirle tranquilidad. Pero es muy difícil.

Vamos, Jace, eres un Grey, tú puedes hacerlo.

— ¿Cómo sabes que estoy triste?

—Te vi llorar, ¿quieres contarme la razón? — pregunto en voz baja.


Ella niega aún sin mirarme—está bien, pero sí te quieres desahogar
en algún momento del día, semana, mes o año, ahí estaré.

Me quedo en silencio después de decirle eso, porque mi


nerviosismo parece quemar todo lo que siempre pienso decirle.
Pasan unos diez minutos en los que solo se escuchan los pájaros
volar por el campo, los aspersores, y los autos que pasan a las
afueras de la institución.

Ella gira nuevamente y me mira con sus aún rojos ojos.

—Creí que te habías ido —dice en un tono de confusión.

Auch. Tal vez debería irme. Pero no, nuevamente me opongo a la


idea de mi cabeza.

—No voy a dejarte aquí sola y triste, no sé qué te tiene tan triste,
pero estoy seguro de que necesitas a alguien como apoyo
emocional, y aquí estoy yo...

Mis palabras son como una pequeña gota que derrama el vaso, su
labio inferior comienza a temblar, su nariz a ponerse roja, y sus ojos
comienzan a cristalizarse. Ella rompe el llanto de nuevo. Extiendo
mis brazos esperando que acepte el abrazo, y afortunadamente lo
acepta.

Mi corazón va a mil, estoy abrazándola.

Quisiera festejar, sonreír y gritar, pero no es la situación adecuada,


así que retengo y guardo mis sentimientos para después.
Aprieto más su cuerpo al mío, ella llora silenciosamente, solo se
escuchan unos pequeños sollozos. Mientras tanto, yo hago leves
círculos en su espalda, esperando que se calme un poco.

Esto parece un sueño, abrazarla, podría estar en esta posición


siempre y nunca me aburriría, el sentimiento de emoción seguiría
siendo el mismo, pasen los minutos, horas, días, o hasta años; mi
felicidad seguirá siendo la misma al recibir un abrazo, un hola, o
hasta un miserable movimiento de cabeza, viniendo de ella todo me
parece perfecto y real.

Así duramos un rato, abrazados en las gradas de la escuela. Como


en todas esas escenas de películas y libros clichés.

Parece que se tranquiliza un poco, ya que ya no se escuchan


sollozos. Entonces ahora solo estamos abrazados porque sí, podría
decirse que solo estamos disfrutando de la presencia del otro, y eso
es tan loco, mi mente no logra procesar tantas situaciones y
sentimientos a la vez. Voy a tener un colapso.

Todo está tranquilo entre nosotros, yo sigo con mi abrazo, ella


escondiendo su rostro en mi pecho, y un tranquilo paisaje sin ruidos
que nos es interrumpido por los estúpidos timbres de entrada a
clases.

¿Tanto fue?, yo lo sentí como un parpadeo.

Se separa de mí y limpia sus ojos.

—Te mojé la playera— dice señalándola.

La tomo de un extremo y la miro, efectivamente está un poco


mojada.

Sss, no la lavaré.

—No te preocupes, se va a secar.


Sin mirarme toma su mochila y se pone de pie. Hago lo mismo y nos
miramos a los ojos por un rato. Parece que quiere decir algo pero
duda un poco, abre y cierra constantemente su boca, como si las
palabras se quedaran atoradas en su garganta.

—Gracias, necesitaba de un abrazo— agradece en voz baja.

—Charl, puedes contarme lo que quieras, sí te sientes triste o


enojada, aquí estoy para ti, como en los viejos tiempos. Recuerda
que Súper J, siempre estará para ti.

Sonríe ligeramente con la boca cerrada, tal vez por el vago recuerdo
de Súper J, un niño de 11 años con una cobija amarrada al cuello,
jurando salvar a todo aquel que esté en peligro.

—Gracias, de verdad, muchas gracias—susurra.

Me esquiva para poder bajar las gradas lentamente, tomo mi


mochila y le sigo por detrás. Entramos a la escuela nuevamente
para poder ir al salón de clases.

Solo quiero que nunca acabe ese día, por favor, quiero que me den
un pellizco, porque no me lo creo. Me ha aceptado un abrazo,
hemos hablado un poco más. Simplemente soy feliz. Hay muchas
cosas que logran mi felicidad, está el fútbol, ganar cualquier cosa, el
pastel de mi mamá, mi familia, amigos, etc. Esas cosas y personas
hacen que mis días sean de mucha felicidad. Pero ahora Charlie les
ha llegado en caballo de Troya y se colocó en la cima. Ahora mismo
no hay nada que me vaya a hacer más feliz; a menos que sea
castaña, le guste el arte y lleve por nombre Charlie Hans.
7. Confianza.
JACE POV

Regreso a clases con una pequeña sonrisa que trato de ocultar. A


pesar de querer guardar mis sentimientos, no puedo, nunca he sido
bueno con eso, es muy fácil leerme. Tiendo a expresar sin miedo
todo lo que hay dentro de mi corazón y mente. A excepción de los
sentimientos de amor que siento por ella.

Entro al salón y miro al centro, ahí está ella con la mirada en la


butaca, juega con sus dedos y mueve repetidas veces su pierna.

Camino hasta la parte de atrás y me siento junto a Daph como de


costumbre.

— ¿Pasó algo?— me pregunta. Su rostro es de preocupación, por


un momento pienso en decírselo, pero me contengo y niego ante su
pregunta. No puedo contárselo, Charlie me ha tenido confianza
como para tirarla por la borda minutos después.

—Está bien—me limito a decir y sonreír para que no se preocupe.

—Buenos días chicos, por favor entreguen su USB y mientras los


reviso quiero que hagan un escrito sobre su presidente favorito, o el
que crean que ha sido el mejor.

Saco dicho dispositivo de mi mochila, me pongo de pie y voy a


entregar la USB, de regreso a mi lugar tengo que pasar a su lado
nuevamente, así que la miro, está haciendo ya su trabajo, se ve ida
del mundo y centrada en ese papel. Quiero ser el papel...

Me siento en mi banca y suelto un suspiro, saco mi cuadernos para


hacer el trabajo y terminarlo rápido.

Veamos..., mi presidente favorito..., puede ser Obama, o Charlie


Hans, ella es la presidenta de CharlieLand, el lugar donde vivo, sus
mejores hazañas han sido nacer y enamorarme.

No me puedo concentrar para hacer lo que le pidieron, no puedo, las


mariposas en mi estómago lo impiden cada que recuerdo las
gradas. Y es culpa de ella.

De Charlie Hans... la chica de mis sueños.

[...]

Saliendo del entrenamiento camino a la par de Leo y Ken. Los tres


vamos hablando sobre el próximo juego, jugadas, y tratando de
averiguar las debilidades de nuestros oponentes, todo va normal en
mi mente y cabeza, hasta que nos encontramos con Charlie; mi
garganta deja de producir sonidos, y mi corazón se acelera
demasiado.

Ella sale del salón de arte con una media sonrisa en su rostro, ahora
trae un nuevo cuadro, pero parece que no está terminado, parece
ser una silueta de un rostro. La verdad es que aun así sin terminar
se ve excelente. Comienza a caminar a la salida, va sumida en sus
pensamientos, ni siquiera giro a mirar su alrededor, solo siguió su
rumbo.

—Ve con ella, Jace—propone Leo.

—Sí, es tu momento—le sigue Ken.

Esta vez no le hablaré, aunque los chicos me dicen que me


acerque, no quiero que parezca que me lanzo sobre ella y mucho
menos quiero incomodarla.

—Mmm, no, dejaré que piense o lo que sea.

Ellos asienten respetando mi dura decisión y continuamos


caminando a la salida. Ya fuera de la escuela me despido de Ken y
Leo, los cuales se van a sus respectivos autos, yo camino hasta el
mío, el cual no está muy lejos, solo unos cuantos pasos para llegar
a el, al llegar abro la puerta y subo, lanzo mi mochila normal y la de
entrenamiento al asiento trasero, meto la llave en su respectivo
lugar y enciendo el motor. A lo lejos veo a Charlie caminando por la
banqueta, alejándose de la escuela a paso lento. Levanto la mirada
y con dificultad miro el cielo, parece que va a llover.

Puedo... no, ella probablemente quiere estará a sola. Cuando


desaparece de mi vista recargo la cabeza en el volante, tomo un
bocado de aire y luego lo suelto en un suspiro pesado.

CHARLIE POV

Voy caminando a casa mientras piso cada una de las líneas que
aparecen en mi vista, como de costumbre. Mi madre no piensa venir
por mí, así que me ahorro la espera y mejor camino a casa. Llevo mi
mochila en mis hombros y mi lienzo en mis brazos.

Observo el cielo y veo como comienzan a caer las pequeñas gotas


en el suelo. Con fuerza abrazo el lienzo para evitar que le caiga
agua y la pintura se corra. Apresuro el paso para poder hacer
menos tiempo, pero el claxon de un auto hace que me detenga. Giro
a ver de qué auto proviene el sonido, es un auto rojo con un Jace
Grey dentro. Observo como duda en hablar pero finalmente logra
formular una frase.

— ¿Quieres que te lleve?— pregunta con una media sonrisa.

—N-n gracias, estoy bien—titubeo, pues está comenzando a darme


frío.

—El cielo no se ve tan bien— dice alzando una ceja.

¿Qué puedo perder?, en realidad no conozco la nueva etapa de


Jace, no se sus gustos o fetiches...

Pero tengo mucho frío y aún me faltan algunas cuadras. Camino al


auto, abro la puerta y entro, acomodo mis cosas, y luego cierro la
puerta de nuevo.
—Gracias— susurro.

Él me dedica una media sonrisa. Tiene una linda sonrisa. No


siempre ha sido así, cuando estábamos en secundaria utilizaba
frenillos, le daba pena reír, los utilizó durante dos años, pero vaya
que valieron la pena.

El camino a mi casa es silencioso, solo nos acompañan un par de


canciones que se reproducen de la lista de Jace, me quiero reír del
nombre que tiene la lista, pero me aguanto.

"Canciones para campeones".

Al estar frente a mi casa después de unos diez minutos, me doy


cuenta que no está mi madre, gracias al cielo. Abro la puerta
dispuesta a salir pero me detengo cuando habla.

— ¿Por qué? — comienza a preguntar Jace.

No sé exactamente a que se refiere.

— ¿"Por qué" qué?

— ¿Por qué te alejaste de nosotros?—pregunta con una expresión


de confusión y vergüenza.

Ni siquiera yo lo tengo 100% claro.

—Amm, en la secundaria... mis padres se separaron, eso me afecto


mucho, no quería afectarlos a ustedes también, tenía actitudes
negativas, no quería contagiarles esas vibras malas— digo bajando
la mirada.

Es parte de la verdad, cuando mis padres se separaron me hice una


adolescente negativa, no quería hacer nada, no quería comer,
dormir, jugar, leer, ni siquiera quería pintar. Veía a mis amigos ser
felices y reír, pero cuando yo llegaba enojada con el mundo, sus
sonrisas se borraban. Así que me alejé.
Siento su mano colocarse sobre la mía. Eso me sorprende un poco
haciéndome subir la cabeza y mirarlo.

—Estaré para todo, Charlie— dice con una mirada que irradia
mucha sinceridad.

—Gracias, Jace, me has ayudado mucho este día, no sé cómo


podría agradecerte—digo sonriéndole un poco.

—No hay de qué... pero hay una manera.

Sonrío y alzo una ceja. Intriga es lo que siento.

—Bueno, me preguntaba... ¿si tú quisieras ir a una fiesta mañana?,


es en casa de Ken, va la escuela, y será divertido...

Mmm, una fiesta...

—Creo que no sería buena idea, hace mucho que no hablo con
alguien, sería raro y algo estúpido.

—Hablas conmigo, un poco con Daph, ya somos dos— dice


mirándome a los ojos como un niño a punto de conseguir algo que
quiere.

Lindos ojos.

—Amm, mañana es mi fin de semana con mi padre, tendría que


preguntarle a él.

— ¿Pero si se lo dirás? —pregunta rascando su nuca.

Se ve tierno así nervioso.

—Sí, yo te avisaré.

— ¿Yo podría pasar por ti?

—Lo pensaré— sonrío —me tengo que ir, adiós.


—Nos vemos mañana entonces—sonríe.

—No es seguro...

—Tampoco imposible...

Sonrío ligeramente y me despido con la mano, entro a casa rápido


para evitar mojarme, subo a mi habitación e inmediatamente me
siento frente al lienzo, tomo pinturas de todos los tonos de azul que
tengo y me pongo a pintar algo, estoy sintiendo algo que no puedo
hablar con alguien.

Necesito pintar la confianza.


8. Mensajes Que Emocionan...
JACE POV

Llego casa con una enorme sonrisa que ha sido imposible borrarla
en todo el camino de regreso a casa. He avanzado un escalón más,
solo subí uno, pero peor es nada. Al estacionar el auto bajo de este
casi corriendo, entro a casa presuroso y emocionado, me dirijo a la
cocina donde siempre está mi madre preparando algo o leyendo
alguna receta nueva, al verla parada cerca del refrigerador me
detengo con un salto.

—Hola, cariño—me saluda mientras se sirve un poco de jugo —


estoy preparando la comida, así que pronto estará.

Arrugo la nariz tratando de identificar el olor, creo que está haciendo


mi comida favorita, mini hamburguesas. Pero ni siquiera eso le quita
el puesto a la castaña.

Me siento en la silla de la barra, recargo mi codo en la antes


mencionada, y una de mis mejillas en la mano. Suelto un gran
suspiro acompañado de una gran sonrisa.

— ¡Mamá, llevé a Charlie hasta su casa, la invité a una fiesta, me


dijo que tal vez iría, pero lo más importantes es que ella finalmente
me nota, mucho más que antes! —sonrío y suspiro de nuevo. No
puedo estar más más feliz que hoy.

Ella apaga la estufa y camina hasta la barra para quedar frente a mí.

— ¿De verdad?—pregunta con sorpresa e interés en el tema.

Asiento frenéticamente como niño pequeño feliz por aprender a


atarse las agujetas. Ella da unos brincos de felicidad y me abraza.

—Es genial, Jace, lo ves, te dije que nunca perdieras las


esperanzas, sigue siendo honesto y tú mismo.
—Eso haré...

Ahora más que nunca siento que una pequeña luz me ha iluminado.
He abierto el camino para mí, después de un año amándola desde
las sombras, por fin me di a notar, y lo mejor, ella me aceptó.

Aún no al 100%, pero lo hizo.

CHARLIE POV

Pongo en la mochila mi laptop y mis cargadores, la cierro y la coloco


en mi hombro, tomo la mochila de ropa y todo lo que necesito. Bajo
las escaleras con rapidez, al pisar el último escalón corro a la puerta
principal y la abro. Ahí está él, recargado en su auto, con una
sonrisa. Mi papá.

— ¡Princesa!— dice abrazándome.

— ¡Papá!

—Iremos a casa, ahí está Jess y Camill—el nuevo matrimonio de mi


papá, Jess intenta ser una mamá para mí, incluso es mejor que mi
madre, y Camill es mi hermana, hija de Jess y papá, llevan casados
cinco años, Camill tiene justo cuatro, casi cinco—y Jess hizo tu
pastel favorito, chocolate con betún de fresa.

Sonrío por el menú que me espera en casa. Jess se ha esmerado


en hacerme sentir como su propia hija, en hacerme sentir querida y
comprendida. Y eso es lindo.

¿Mi madre no habría podido ser igual?, sé que es malo comparar a


la gente, pero a lo que realmente me refiero es a... que sea una
buena madre y ejemplo a seguir. En ningún momento horneamos
juntas, no bailamos por la casa, hacemos noche de chicas con
películas y palomitas, no tenemos confianza, no puedo decirle nada
porque ella siempre encuentra un defecto para burlarse, es tan
frustrante.
Ambos subimos al auto, dejo mis cosas en el asiento de atrás y
coloco una canción que nos gusta a ambos para poder cantarla
juntos, y así es, damos un concierto a las personas imaginarias. A
esto me refiero, poder ser cómplice de uno de tus padres debe ser
genial.

Después de un tour por el mundo de la música, llegamos a casa de


mi papá, en la puerta me espera Camill, la cual juega con carritos
rojos en el pasto, junto a Jess, la cual lleva en sus manos un pastel
y una gran sonrisa.

Que desde la lejanía se ve delicioso.

Grandes y agradables bienvenidas, que te hacen sentir amada por


alguien y que siempre hay alguien que te extraña.

—Chali—corre Camill a mí.

Chali, mi nombre pronunciado desde alguien que acaba de


comenzar a aprender la "r".

La abrazo con fuerza y después me acerco a saludar a Jess.

— ¿Cómo estas, Charlie?, ¿qué tal la escuela? —pregunta Jess con


amabilidad mientras entramos a casa. Qué suerte tiene Camill. Le
tengo envidia a mi hermana de cuatro años.

—Normal, solo escuela aburrida—rio un poco.

—Me alegra que tengas un día aburrido—bromea —yo tuve uno


mega aburrido, lo más divertido fue hacerte éste pastel para
celebrar que vuelves a visitarnos.

—Gracias por hacer mi pastel favorito. Subiré para dejar mis cosas y
después bajó por una rebanada.

Ella asiente con una sonrisa y yo me apresuro a subir para no


hacerla esperar. Abro la puerta blanca y dejo mis mochilas sobre la
cama, antes de salir mi celular vibra dentro de mi bolsillo indicando
que ha llegado algo. Lo saco del miro la notificación más reciente,
un mensaje de las noticias, los únicos que se hacen presentes todos
los días en mi celular.

Con esta notificación me ha llegado a la mente Jace y su propuesta


sobre la fiesta, debería darle una respuesta, tal vez ya no recuerde
lo que pidió, pero la respuesta...

Es difícil para mí ir a una fiesta, con todo lo que pasa en mi vida se


me dificulta confiar en las personas o ser social, no sé muy bien
iniciar una conversación porque siempre he estado sola.

Mejor le pregunto a papá. A fin de cuentas lo prometí.

Bajo las escaleras a paso lento y entro a la cocina.

—Papá... — llamo su atención.

— ¿Pasa algo, princesa?

— ¿Me dejarías ir a una fi-fiesta mañana?—pregunto con


nerviosismo.

Sé que él tampoco espera alguna pregunta de ese tipo. Es obvio, a


mis dieciséis años no he ido a ninguna fiesta. Solo a las fiestas de
pastel que organizaba Leo cuando éramos niños, estas consistían
en que le tenías que llevar una rebanada de pastel, porque era el
rey, y ya, era todo, y no tengo idea porque tantos niños íbamos a
esas fiestas y realmente le llevábamos pasteles. Éramos ingenuos,
y Leo muy astuto.

—No lo sé... — vacila haciendo una mueca.

—Anda, Mike. Charlie merece un poco de diversión, desde que me


casé contigo nunca la he visto salir, se lo merece—lo alienta Jess.

Parece pensarlo por unos segundos, hace muecas raras, juega con
sus dedos (ahora sé de donde lo he sacado), pero finalmente dice:
—De acuerdo, pero tendrás que llegar a la 1:30, no más.

—Te lo prometo— digo con una sonrisa. Me emociona y a la vez no,


es como estas cosas que te causan mariposas en el estómago,
quieres que pasen y a la vez no.

Continúo platicando con mi papá, Jess y Camill, sobre cosas de


moda en la que papá se ve muy interesado, aunque no comprende
por qué no puede llevar calcetas con sandalias, no entiende la
diferencia entre una blusa y una playera, o que hay muchos más
colores variantes del rosa, pero al menos Intenta.

Esto es una verdadera familia, una con quien me gustaría estar


todos los días.

Un mensaje ilumina mi celular. Es Jace por mensajes de Facebook.


Tomo el celular y lo desbloqueo para así abrir el mensaje.

—Hola, Charlie—

—Hola, Jace—

— ¿Y bien?, ¿Nos veremos


mañana?

—Sí, iré—

— ¡Genial!, ¿puedo yo pasar


por ti?

—Mmm... —
—Prefiero que me lleve papá—

—Está bien, no hay ningún problema, con saber que iras es


suficiente, nos vemos mañana—

—Claro. Adiós —

—Adiós, Charlie, que te diviertas en lo que resta del día—


Que platica tan cruda, pero no habría más tema de conversasen, tal
vez al otro lado del teléfono él esta relajado, pero yo estoy nerviosa.
No hablo con mucha gente, ni siquiera por mensajes, como lo dije
antes, las noticias es mi más fiel admirador.

Bueno... iré a una fiesta después de tiempo sin ir a una, y tengo que
admitir que tengo miedo, y mucho...
9. Fiesta...

JACE POV

¡DIJO QUE Sí!

Me siento como un niño pequeño cuando tiene una excursión al


zoológico. No puedo dormir de la emoción. Es genial, ella irá,
aunque no me dejó ir por ella, pero tenerla en la fiesta será
suficiente para mi corazoncito. Después de rechazar a todas las
chicas en anteriores fiestas por serle fiel a mi amor platónico, por fin
podré pasar tiempo con la única que me importa.

Siento que he avanzado mucho, me abraza, le hablo, la llevé a su


casa, etc; son cosas pequeñas, pero para mí es el más grande paso
para acercarme a ella. Poco a poco, así como van pasando las
cosas, lentamente, no necesito apresurar nada, todo está siendo
perfecto.

[...]

Mientras me alisto para la fiesta estoy hablando con Daph en manos


libres. Obviamente surgió el tema de Charlie, y es de lo que
hablamos ahora.

—Me dices, que Charlie Hans Dillar, ¿irá a la fiesta?—.


—¡Sí!, ella lo dijo, lo confirmó, me siento muy bien, he avanzado
mucho, Daph, nunca creí llegar así de lejos—.
—Espero que sigas avanzando, Jace, yo creo en ti —.
—Gracias, Daphne, eres la mejor amiga del mundo—.
—Me voy, Karl ya llegó por mí, nos vemos en la fiesta, te quiero—.
—No se diviertan tanto antes de la fiesta, te quiero, adiós —.
—Eso no es de su incumbencia señor Grey—.
Sonrío y cuelgo la llamada. Hablar con Daphne sobre estas cosas
es divertido, ella de alguna manera siempre me da ánimos para no
echarme para atrás respecto a decisiones que incluyen a Charlie,
siempre que pierdo la confianza ella me alienta a seguir. Es la mejor
de las amigas.

Me acerco al espejo para inspeccionar cada cosa de mi vestimenta


y me quedo parado justo al frente, admirándome detalladamente,
hoy más que nunca tengo que estar guapo, mucho más que todos
los días, porque... soy guapo todo el tiempo. Llevo unos vaqueros
negros, una playera negra que queda más apretada de mis brazos y
unos tenis blancos. Peino mi cabello con mis dedos y... ya, estoy
listo para poder enamorar a Charlie, o ser el enamorado.

Salgo de la habitación, bajo las escaleras y me detengo en el


penúltimo escalón para que los presentes me admiren. Mamá y mi
papá están sentados en el sofá mirando tv, desde donde están me
pueden admirar perfectamente, a mí, su bella creación, pero no lo
hacen, así que aclaro mi garganta para que me miren. Ambos giran
al escucharme, sonríen al comprender que es lo que estoy
intentando hacer.

—Que guapo—vocea mamá con una sonrisa grande y cariñosa.

—Uuuh tengo un casanova por hijo, seguro que sí, miles de chicas
detrás de él—asegura mi padre chocando los puños.

Casanova... nada de eso.

—Solo hay una chica que mueve mi mundo, papá.

Y es la reina de CharlieLand.

—La pequeña Charlie— susurra mamá.

Nadie más y nadie menos que la dueña de mis sueños más


profundos, de la chica que me quita la voz, me hace quedar en
blanco y me hace entrar en trance.
Mi padre abre los ojos y yo sonrío cuando siento mis mejillas
calentarse.

—Que genial, hijo, es una linda chica.

Linda, amable, honesta, inteligente, y muchas cosas más, podría


decir todas sus bellas cualidades, todos sus bellos defectos, y nunca
me cansaría.

—Ya me voy, dejaremos este tema de lo bello que me han hecho,


no quiero llegar tarde— digo despidiéndome de ambos.

Obviamente tengo que llegar primero para estar listo cuando ella
llegue, no puedo permitir que llegue primero, no me encuentre, le dé
un ataque de pánico y se vaya antes de poder disfrutar su
compañía.

—No más de las dos de la madrugada, Jace, o tendrás problemas—


advierte papá apuntándome con su dedo.

Problemas, vaya problemas que me ponen, la última vez que llegué


después de mi hora acordada tuve que lavar el auto de papá por
dos semanas, y él a propósito pasaba por las calles llenas de
charcos que quedaron de lluvias recientes en ese tiempo. Fue una
tortura, quedé con manos de viejito por cuatro días después del
castigo.

Desde ese día, estoy frente a mi casa diez minutos antes.

—Okay, llegaré temprano, no se preocupen—digo y salgo de casa


para después subir mi auto y comenzar el camino a casa de Ken.

Estoy nervioso, tan solo un veinte por ciento, el ochenta restante es


mera emoción y mariposas en el estómago. Esta puede ser una
noche inolvidable o desastrosa, espero sea la primera y que ella
siempre la recuerde con una sonrisa, porque estoy seguro que yo
así lo hare.
CHARLIE POV

Termino de alistarme para la fiesta y me miro en el espejo. Supongo


que estoy bien. Estoy nerviosa, hace tiempo que no comparto
tiempo con muchas personas, no hablo con nadie más que con
Daph, un poco con Jace y casi nada con Leo y Ken.

Pero lo intentaré, hice una... ¿promesa?, algo parecido, Jace


parecía feliz, así que no quise arrebatarle su sonrisa, no me gusta
hacerle eso a las personas.

En fin, elegir mi ropa para un lugar en el que nunca he estado fue


difícil, no sé qué se lleva, si hay un código o ese tipo de cosas
absurdas de hoy en día, pero finalmente me he decidido por una
blusa negra de mangas largas, unos jeans del mismo color que la
blusa y unos tenis blancos. Mi cabello está suelto y muy poco
maquillaje como siempre. Seré yo misma, no voy a aparentar
alguien que no soy. La sencillez es mi segundo nombre.

Salgo de la habitación y bajo hasta la sala, ahí están mi papá y


Camill, viendo un libro de cuentos, ambos están sentados en el sofá,
al verlos siento que me veo a mí de pequeña con mi papá, pasando
bonitos recuerdos que se quedaron congelados en mi mente,
utilizándolos como artículos de emergencia en caso de tristeza
extrema.

— ¿Y Jess? — pregunto.

—En la cocina, ¿estás lista? — pregunta papá.

Asiento no tan convencida. Comienzo a arrepentirme con el simple


hecho de tener que convivir con mucha gente después de no
dirigirles ni las buenas tardes.

Mi papá se levanta y carga a Camill.

—Te dejaremos con tu madre mientras yo llevo a tu hermana.


La pequeña sonríe abrazando su cuello.

Salgo de casa para subir al auto mientras papá deja a Camill y viene
también al auto, me coloco el cinturón y lo ajusto, respiro profundo y
suelto el aire con lentitud. Estoy nerviosa, y estoy dudando en
quedarme en casa.

Creo que a Jace no le importaría mucho sí no voy a esa fiesta, no es


como que me esté esperando, dando vueltas en círculos,
tomándose el cabello repetidas veces, qué sé yo.

Me voy a bajar del auto, pero mi papá entra a este y detengo mi


acción.

—Creo que mejor me quedo en casa—murmuro mirándole con


angustia.

—No tengas miedo, Charlie, sé que no hablas con mucha gente,


pero esta es una forma para poder socializar más, todo va a estar
bien, lo prometo, y sí no, puedes llamarme y yo iré de inmediato por
ti.

Le sonrío, cierro la puerta y comenzamos el camino a casa de Ken.


Esas palabras me han dado un poco de confianza. Estoy más
tranquila. Después de unos cuantos minutos ya estamos parados
frente a la casa de Ken, está tal como la recordaba, no ha cambiado
desde secundaria, recuerdo que siempre veníamos a su casa
porque él tenía una cama elástica mucho más grande que las de los
otros.

—Nos vemos más tarde princesa, ten cuidado, si quieres que venga
por ti antes lo hago— me da un beso en la frente.

Bajo y él se aleja lentamente. Camino insegura hasta la puerta que


está abierta para que salgan y entren a su placer, el ambiente desde
afuera es ruidoso y muy alocado. Para nada mi tipo. Cuando entro
inmediatamente me siento asustada. Hay demasiada gente, todos
chocan contra mí, hasta que me jalan del brazo a un lugar más
apartado. Es Jace. Gracias al cielo es él. Si no lo era iba a morir del
miedo, vergüenza, pánico y todo tipo de cosas.

—Sí viniste— dice sonriendo.

—Mjm, he venido—sonrío con pequeñez.

Sonríe y suspira mirando alrededor.

— ¿Quieres ir con Daph y los chicos? —pregunta. Jace siempre ha


sido así, educado y atento, buscando la comodidad de todos.

Asiento ya que no hay más personas con las que puedo llegar a
"socializar", más que mis antiguos amigos, y creo que aun así me
será un poco difícil.

Caminamos entre la gente hasta que nos topamos con unos sofás
más apartados de toda la gente, donde solo están ellos.

Luce muy VIP.

—Miren quien llegó— anuncia el chico a mi lado con una gran


sonrisa.

— ¡Hola, Charlie! — dice Daphne, Leo y Kenneth. Ya se les nota un


poco la felicidad en su sistema.

—Siéntate ven.

Jace me dirige a un sillón, él se sienta junto a mí y me tiende un


vaso de limonada. No bebo alcohol, no me siento lista para hacerlo,
aunque mi edad es donde la mayoría comienzan a experimentar con
el, yo paso de eso, prefiero antes estar bien emocionalmente para
no llegar a abusar de la bebida.

—Oigan, el sábado anterior en la fiesta de Dylan...—comienza a


narrar Kenneth.
Todos lo escuchan y dan sus opiniones, o cuentan otras anécdotas,
pero yo no, yo solo estoy sentada escuchando sin entender ni una
sola cosa, es muy incómodo, porque no he dicho ni una sola
palabra.

Suelto un suspiro silencioso y continuo "escuchando".

Pasa más o menos una hora y media, en la que las anécdotas y


chismes no faltan en nuestra burbuja, y fue una hora y media en la
que no comprendí absolutamente nada. Aún me siento incomoda,
ellos hablan de cosas recientes en las que obviamente no estoy
integrada al cien por ciento. O ni siquiera un porcentaje.

Me remuevo en el sofá por cuarta vez, llamando la atención de Jace


por accidente. Me ira con extrañez y se acerca a mi oído.

— ¿Estás bien?— pregunta en un susurro.

No...

—Me siento sofocada, es mucha gente—murmuro comenzando a


jugar con mis dedos.

Siempre lo hago con los nervios.

— ¿Quieres ir afuera?—pregunta con preocupación.

Definitivamente lo necesito, así que asiento. Un poco de aire fresco


me vendrá bien. Ambos nos levantamos atrayendo las miradas de
los tres adolescentes frente a nosotros.

— ¿Ya te vas? — pregunta Leo.

Niego.

—Vamos afuera—explico. Ellos asienten con una pequeña sonrisa.

Jace toma mi muñeca y me va guiando detrás de él, apartando


gente por mí, lo cual agradezco, porque conociéndome, me
detendría minutos hasta que esa persona se diera cuenta por
telepatía, que quiero pasar.

Mientras nos detenemos unos segundos, miro el reloj de mi celular


rápidamente, son las 11:32...

Aún tengo un poco de tiempo y estoy bien, sigo bien, y estaré bien
mientras que Jace no me deje.
10. Palillos Chinos.
JACE POV

Llegamos hasta el patio y nos sentamos en unas sillas que están


junto a la alberca, aquí no hay nada de gente, Ken nada más nos
deja salir a nosotros, ya que aquí están las flores de su madre y si
les pasa algo podría meterse en problemas.

— ¿Mejor?— pregunto con preocupación. Sí ella está a gusto, yo


seré feliz. Sé que le insistí en traerla a un ambiente que
evidentemente no es el suyo, pero aun así vino, entonces mi único
trabajo aquí es hacerla sentir cómoda y feliz. Es una de mis
cualidades que nunca he podido cambiar, lugar o situación, esté a
cargo o no, siempre tengo que hacer sentir cómodos a todos, que
estén felices y tratando de hacer sus días un poco mejor.

—Sí, gracias—murmura jugando con sus dedos y mirando al frente.

¿Estará nerviosa porque estoy aquí?, ¿le incomoda mi presencia?

— ¿Quieres que me vaya?

Lo último que quiero hacer es incomodarla y si para no hacerlo me


tengo que ir y desaparecer, lo hare.

—No, no te vayas por favor—suplica mirándome a los ojos por


primera vez desde que llegamos aquí afuera.

Sus ojos brillan más por la luz de la luna, se ven simplemente


hermosos, tan lindos que son capaces de hipnotizar a cualquiera.
Me siento tan malditamente afortunado de poder mirar esos ojos
hermosos, si por mí fuera no los dejaría de mirar nunca hasta
quedar en un shock.

—Entonces aquí te haré compañía—me recuesto en la silla y


recargo mi cabeza en mis manos.
—Creo que no fue muy buena idea venir.

Me giro a mirarla, su rostro es de angustia, tal vez siente que me


arruinó la noche, o qué sé yo. Pero es todo lo contrario.

— ¿De qué hablas?, me hiciste compañía, es agradable tener a


alguien con quien pasar un rato tranquilo, esa persona eres tú.

Sonríe un poco y luego mira sus manos, como dudando de algo.

—Llamaré a mi papá para que venga por mí. No me siento muy


cómoda, pero gracias por tratar este tiempo de hacerme sentir bien.

No...

Esa simple frase me ha desganado, pero inmediatamente se me


ocurre algo.

—Yo te llevo, claro, sí tú quieres—me siento de inmediato en la silla.


La miro con una esperanza de que diga sí.

— ¿Podrías hacer eso?—pregunta mirándome con ¿vergüenza?

Yo podría manejar por ella hasta sí son las tres de la madrugada, a


donde sea.

—Claro—le sonrío. Me levanto y le tiendo la mano, ella la toma y


después la suelta.

No me dolió, entiendo que aún no tiene confianza conmigo, no la


suficiente, eso podía tomarme meses, o días, nunca se sabe.

Entramos a la casa y esquivamos a toda la gente hasta llegar a la


puerta principal. Hay demasiadas personas ahí dentro y solo puedo
pensar en el desastre que tendremos que limpiar nosotros después.

Al llegar al auto, me apresuro para abrir su puerta de copiloto, me da


una sonrisa de boca cerrada como agradecimiento y sube, cierro la
puerta y luego rodeo el auto para subir al asiento de piloto. Mi
corazón parece que va a salir de su lugar, esto es demasiado, pero
nunca lo cambiaría por nada, de verdad nada.

—Puedes colocar la dirección en el GPS—señalo la pantalla.

Ella se acerca y comienza a teclear la calle y avenida. Podría


colocarla en favoritos.

No, eso sería muy acosador, o tal vez no tanto, no, no,
definitivamente no hare eso.

Finalmente coloca la dirección y comienzo a manejar. El viaje es


tranquilo y silencioso. Agradable en general, la miro por unos
segundos en un semáforo, admirando toda su belleza, es hermosa,
daría todo porque ella pensara en mí de otra manera, más que
amigos, no digo que en novios rápidamente, pero que se comiencen
a desarrollar sentimientos, mutuos, obviamente. Eso sería casi
imposible, tiendo a soñar mucho y demasiado rápido, y al final
quedó decepcionado o triste.

A veces me gustaría saber en qué piensa, saber que siente, poder


ayudarla en todo lo que le pasa. Ser su héroe, su apoyo, ser esa
persona en la sabe que tiene confianza...

Simplemente quisiera ser su todo.

Después de un camino tranquilo y únicamente con la voz de la


señorita del. GPS, finalmente llegamos a su casa.

—Perdón por arruinar tu noche de fiesta— susurra bajando la


mirada y jugando con sus dedos de nuevo.

— ¿Arruinarla?, la mejoraste al 100%.

Levanta la mirada incrédula de mis palabras, pero es la verdad. Que


mejor compañía que ella, me puso nervioso toda la noche, incluso le
tomé la mano. Eso es suficiente para morir feliz.
— ¿De verdad?

Asiento con una sonrisa. No pudo ser más perfecto.

—Sí, no pude haberla pasado mejor contigo—sonrío un poco.

Ella sonríe con la boca cerrada, yo le dedico una igual, nos


quedamos mirando por unos segundos más, hasta que finalmente
rompe el contacto. Rayos.

—Adiós, Jace—susurra.

—Espera...—la detengo del brazo con delicadeza, como si tocar su


piel fuera un delito. Y si lo fuera no me importaría pudrirme en la
cárcel.

—Yo... yo conozco, bueno, todos aquí en la ciudad conocen el


mirador, ahí es muy lindo, tranquilo y se pueden ver las estrellas.
¿Quieres ir?, sé que ya estamos frente a tu casa pero la noche aún
no termina. ¿Quieres?

Mira el reloj de su celular, después la puerta de su casa y luego a


mí. Sube al auto nuevamente y cierra la puerta. Me ha elegido. O
algo así.

Me mira con una sonrisa haciéndome sentir un revoltijo de


mariposas en mi estómago. Comienzo el camino hasta el mirador. El
pequeño viaje es tranquilo, relajado, y lleno de mis vibras nerviosas.

Estoy tan feliz por este momento.

— ¿Te gusta la comida china?—pregunto.

—Sí, es una de mis favoritas... de hecho.

— ¿Quieres que compre un poco?

— ¿Hay lugares abiertos a esta hora?


—Sí, de hecho mi lugar favorito lo está.

—Entonces la comida china me parece perfecta.

Sonrío y tomo la desviación para pasar al autoservicio del lugar.


Solo son minutos los que tomamos para pedir nuestra orden.

— ¿Quieres algo de beber?—pregunto.

—Mmm, sí, me gusta la soda de manzana.

—Eso será entonces.

Pido las bebidas y rápidamente me las dan junto con una bolsa con
nuestra comida. La coloco entre los asientos y salgo del autoservicio
para continuar manejando al mirador.

De este punto al mirador no quedan más que minutos, manejar por


la autopista es fácil por la escasez de tráfico.

— ¿Sabes qué quise hacer siempre?

—Soy todo oídos— digo mirándola por segundos.

—Gritarle a la ciudad nocturna, como en las películas.

¿Quién son yo para negarle un deseo?

Levanto la mano hasta el botón que abre el quemacocos y lo


presiono, este se abre lentamente dejando entrar una brisa
acogedora.

— ¿De verdad puedo hacerlo?

—Grítale al mundo, Charlie.

Se quita en cinturón de seguridad con una sonrisa y saca la mitad


de su torso, pasan unos segundos de silencio y luego se escucha un
grito lleno de diversión, luego otro, y otro. Quisiera poder mirarla y
ver su rostro, porque estoy seguro que lleva una gran sonrisa, pero
estoy feliz con tan solo pensar que he sido participe de este
momento.

Entra nuevamente al auto, como dije, lleva una sonrisa, además de


su cabello ligeramente revuelto.

—Ha sido lo mejor, me he sentido viva, feliz y serena. Gracias.

—De nada.

Se coloca el cinturón nuevamente y suspira. Pasa un largo silencio


acogedor, pero por fin detengo el auto en el mirador. Ambos
bajamos, ella lleva las bebidas y yo la bolsa con la comida.

Charlie se detiene junto a la baranda y respirar profundamente.

—Es muy tranquilo—susurra.

—Tranquilo, fresco, y la vista es muy linda—digo mirándola.

Ah, y la ciudad también es linda...

—Qué ganas de estar aquí todo el tiempo—murmura.

Sé que ella sería feliz en un lugar tan tranquilo y silencioso como


este.

—Sería genial, pero por el momento solo podemos sentarnos en el


pasto, cenar y mirar las estrellas.

Me mira con una ligera sonrisa y me sigue cuando empiezo a


caminar hasta el pasto, nos sentamos en el suelo, saco las cajitas
blancas con la comida dentro, le doy la suya y le tiendo una bolsita
plástica que contiene un tenedor, servilletas y un juego de palillos.
Abrimos la comida que inmediatamente suelta un delicioso olor.
Abro mi paquete de palillos y comienzo a comer.
—Nunca supe utilizar los palillos—confiesa cuando abre la bolsa
con estos dentro.

—Es sencillo. Mira, tienes que colocar tus dedos de esta manera—
lo hago para que pueda comprenderlo pero no logra acomodar sus
dedos.

Dejo mis palillos dentro de la caja y le ayudo. Con mi mano muevo


sus dedos hasta lograr acomodarlos. El tacto con su mano me ha
derretido. Soy patético. Un patético enamorado.

Intenta tomar un poco de comida con los palillos hasta que lo logra.

—Lo logré—celebra.

— ¡Sí, Charlie logra comer con palillos!—celebro con ella.

Suelta una risa y continúa comiendo.

—Mira...—señalo una brillante estrella en el cielo...—es muy


brillante.

Ella la mira y se queda pensando unos segundos para después


decir:

—Es Evangeline.

— ¿Ah?

¿Quién es Evangeline?

—Evangeline es una estrella que... —deja las palabras al aire—...es


de la película "La princesa y el sapo".

—Nunca la he visto.

—Deberías verla, así comprenderás quien es Evangeline y su lindo


significado. Esa película es mi favorita.
Ver "La princesa y el sapo", directo a mis tareas. Sin duda veré esa
película, quiero comprenderla y darle importancia a sus gustos, no
solo pasar por encima de ellos, si me confiesa esa pequeña cosa es
porque de verdad me tiene confianza para decirme algo personal,
por más mínimo que sea.

— ¿Te gustan las zanahoria cocidas?—señalo una dentro de mi caja


—yo las odio.

Ella asiente repetidas veces. Comienzo a notar el cambio de


comportamiento de Charlie, cuando hay mucha gente es muy
tímida, pero cuando está sola con alguien o con pocas personas,
toma más confianza. Es raro y a la vez tierno.

— ¿La quieres?

Vuelve a asentir, así que acerco mi caja, ella acerca sus palillos y lo
toma. En cuanto lo toma lo come.

Sonrío y continúo comiendo de mi caja.

—Oye, estamos vestidos iguales—dice con un poco de sorpresa.


Miro mi ropa y luego la suya, y es verdad. Wow, esto es otro tipo de
conexión.

—Vaya, no lo había notado.

—Que conexión tan rara—agrega mientras mira el cielo.

Suelto un suspiro y asiento sin dejar de mirarla.

Sí... que conexión.

Estoy tan feliz de estar aquí. Solo espero que cuando nuestro
momento junto se termine, pueda llegar a casa y emocionarme con
ella, sonreír como idiota todo lo que resta de la noche, soñar con
ella y crearme historias ficticias sobre un "nosotros".

Sí, estoy muy enamorado...


11. ¿La Invitaría?, ¿Me Invitaría?
CHARLIE POV

Lunes.

Muchos lo odian porque es el día en que volvemos a la escuela, yo


lo odio porque tengo que irme de casa de mi papá. Es como si fuera
subiendo a la cima de la felicidad, y los lunes llegan y me empujan
hasta el suelo de nuevo.

Papá acababa de dejarme en la puerta de la escuela, entro a esta y


camino por el pasillo hasta llegar a mi casillero, coloco la clave y lo
abro, saco los libros de mis siguientes horas, los guardo en la
mochila y finalmente me miro en un pequeño espejo que tengo
pegado en la puerta. Mis ojeras, labios pálidos y el ligero rojo en mis
ojos no me gustan para nada. Son características que casi siempre
trato de ocultar, cuestiones de la depresión en la que entre desde
muy temprana edad.

Cierro la puerta del casillero y camino por el pasillo observando a las


personas, algunas ríen, otras estudian y algunas pocas solo están
solitarias. ¿Me pregunto por qué pasará ellos?, tal vez pasan por
algo peor que yo, o simplemente les gusta la soledad, porque para
ser sincera es muy buena, cuando estas solo nadie te juzga, nadie
se mete en tus asuntos y no das explicaciones, nada, todo es solo
para ti, y nadie sale lastimado.

Entro al salón y camino hasta mi asiento habitual, acomodo mis


libros y solo meto mi cabeza entre mis brazos, no quiero mirar a
nadie.

No me apetece el día de hoy.

La campana suena y todos, incluyendo el profesor, entran. El


profesor espera que todos se acomoden, se sienta en la orilla del
escritorio y luego habla.

—Chicos, solo para recordarles que en dos semanas tenemos


"prom", así que comiencen a idear sus formas de invitar a la chica o
chico con quien quieran ir, hagan y den todo, es algo que no se vive
muchas veces—sube y baja las cejas.

Un baile más al que no pienso ir. El año pasado por más que me
dolió, rechacé dos propuestas que fueron muy tiernas, una de Dylan
Wilson, mandó flores rojas con un signo de interrogación en flores
blancas, sencillo pero lindo, la otra fue de Asher Hudson, flores con
una cajita negra, ahí decía en una tarjeta blanca, "¿prom?, ni
siquiera hablaba con ninguno, así que no pensaba ir con ellos.

Obviamente me encantaría asistir a uno, vivir ese cliché de libros de


fantasía, pero me encantaría ir con alguien divertido, que recuerde
el momento junto conmigo, que al verme en un lindo vestido sus
ojos se iluminen. Tal como un libro de romance.

Todos comienzan a hablar del baile, de quien quieren invitar o quien


quieren que las invite, cual vestido se van a poner o el color de su
smoking. Y yo, yo solo me quedaré en mi cama como todos los
años, pintando algún cuadro, leyendo un libro o viendo películas.
Será una noche interesante...

—Hola— hablan a mi izquierda. Giro la cabeza y la mirada, es


Daphne, lleva una sonrisa grande y mucha emoción en su rostro.

—Hola—sonrío ligeramente.

— ¿Ya sabes con quién quieres ir? — pregunta con emoción y


mucho interés.

Obviamente con nadie, además de que por mi "fama" de rechazar


todas las propuestas anteriores, no creo que alguien me invite.

—No voy a ir.


— ¿No?, hay como diez chicos pensando en invitarte, ¿de verdad
nadie?—frunce el ceño.

¿A qué intenta llegar?

—No me gustan los bailes...

— ¿Y si te invitara Leo? ¿O Ken?

Junto el ceño.

¿Leo y Ken?, casi no hablo con ellos, así que no, sería un tanto
incómodo, no habría temas de conversación ni nada interesante,
nada de que reír o recordar en un futuro.

—No lo creo, no hablo nada con ellos.

— ¿Y si te invita Jace? —alza una ceja.

Jace.

Lo miro por unos segundos, habla con Ken y Leo. Con Jace
probablemente sí iría, comenzamos a ser buenos amigos de nuevo,
hay cosas de que hablar, cosas que recordar. Un par de bailes no
cambiarían mucho la confianza.

Además, ¿Quién no quisiera ir al baile con el mismísimo Jace


Grey?, es lindo y eso nadie lo puede negar.

—Poco probable—alzo los hombros.

Una sonrisa sale de la boca de Daphne, frunce el ceño y parece


pensar un par de cosas.

—Pero no imposible, ¿verdad?

Niego. No, no es imposible, pero sí poco probable que me invite.

JACE POV
— ¿A quién invitarás, Ken?— pregunta Leo.

—Estaba pensando en Sucy Ellen, es linda—sonríe— estaba


planeando dejarle un regalo en su casillero, cinco cupcakes, que
formen "Prom?", ¿les parece buena idea?, a ella le gustan mucho.

Leo y yo asentimos. Realmente es una deliciosa idea, y si a la chica


le gustan, entonces eso dará muchos puntos, porque es algo que a
ella le gusta, y a las chicas les agrada que las conozcan.

— ¿Tú, Leo?

—Había pensado en Melanie, ella me gusta un poco, y me agrada


como para llevarla al baile de promoción. He pensado en llevarla a
cenar, regalarle un ramo de rosas con una tarjeta que diga "Prom?",
no es tan original, pero a ella no le gusta llamar la atención en la
escuela, y tal vez pueda comenzar una nueva chispa de más de
amistad.

Y se supone que el único enamorado soy yo.

—Eso es muy lindo, eres un bebé— se burla Ken apretando sus


mejillas y ganándose un par de manotazos de Leito.

Al terminar su burla le echa una mirada a Leo, una de cómplices.


¿Qué estupidez planean decir o hacer?

— ¿Y Jace a quien invitará, Ken? — pregunta Leo.

Aquí van...

— ¡Oh!, no tengo ni idea, Leo— toca su barbilla y se hace el


pensativo—tal vez a una chica que casi nunca menciona, creo que
su nombre es Charlie, ¿o es Charlotte?

—Ni idea, es que casi no habla de ella...

Giro los ojos y suspiro pesadamente.


—Yo no iré al baile.

Se giran para mirarme de una forma tan anormal, abren sus ojos y
alzan las cejas.

— ¿Por qué no?, deberías invitar a Charlie, ella y tú hablan ¿no? —


murmura Ken para qué la chica que se sienta unas sillas adelante
no nos escuche.

—Sí, hablamos, pero no lo suficiente, no creo que acepte, y sí no es


con ella no quiero que sea con alguien más—respondo mirando
como habla de una forma tímida con Daph, mientras que mi mejor
amiga casi grita de lo emocionada.

— ¿Me vas a decir que te vas a rendir?, ese no es nuestro Jace.

Tienen razón, nunca me he rendido en nada, soy alguien que


siempre lucha por sus sueños, nunca dejo algo a medias.

—Está bien, está bien, voy a llevar las cosas normales, sí yo siento
un cambio, más confianza, etc. La invitaré, sí no es así, no me voy a
arriesgar a tirar todo mi pequeño avance por la borda.

—Me parece buena idea, ¿cómo se lo pedirías? —pregunta Ken.

—Mmm— gran pregunta—no lo he pensado realmente, me gustaría


pedírselo con algo referente al arte. A ella le gusta y tal vez siempre
lo recordaría porque es algo que le gusta— digo encogiendo los
hombros.

—Oww— es lo que sale de las bocas de mis dos mejores amigos.

Es arriesgado, pero me gusta el riesgo, sin duda podría morir en el


intento, pero acepto este reto llamado "Charlie&Jace4ever". Sí, he
pensado el nombre en un segundo.

Suspiro mirándola soltar una pequeña risa con Daph. Aparto la


mirada y me digo a mi mismo:
Deja que fluya con naturalidad. No apresures las cosas, solo llegan
en su debido tiempo, porque si las cosas o circunstancias están en
tu destino, aparecerán, las recibirás y serás feliz, sin tener que
agilizar nada...
12. Trajes De Prom

JACE POV

Camino solo por el pasillo mientras giro la argolla de las llaves en mi


dedo como distracción, a lo lejos veo una cabellera bastante familiar.
Es Charlie, camina a paso lento mientras mira el piso. Los nervios
me corren la sangre, quiero acercarme, quiero hablarle, y eso haré...

—Hey, Charlie.

—Hola, Jace.

Me acomodo a su lado y la miro.

— ¿Quieres que te lleve? — pregunto tratando de sonar tranquilo.

—No quiero ser molestia— murmura.

¿Una molestia?, ¿ella?, pff, para mí es un honor llevarla, que toque


mi auto, pode ser su chofer, hasta sería un completo privilegio
siquiera llevar su mochila.

—Pará mí nunca serás molestia, anda, está haciendo mucho calor


el día de hoy, ¿no prefieres el delicioso aire acondicionado de mi
auto?

Sonríe mirándome por primera vez, puedo ver sus ojeras marcadas
con un leve color rojo, y sus labios pálidos, hoy no lleva maquillaje, y
aun así se ve hermosa, aun así logra acelerarme el corazón, sin
importar que, estoy enamorado de todo su ser.

—Está bien, acepto.


Le quito el cuadro que tiene en sus brazos y también la mochila, le
tiendo el cuadro y coloco la mochila en mi hombro libre. Solo espero
que no se enfade.

—Gracias, es un lindo gesto de tu parte— bisbisea.

Su voz me relaja tanto, hasta con el susurro más inaudible que


puede llegar a pronunciar, es como colocar tu canción favorita
cuando estás triste, esa que te logra hacer sonreír y separarte de la
realidad, y te transporta a un escenario feliz. Eso siento cuando la
escucho reír, susurrar o rara vez alzar la voz.

Salimos del edificio donde impartimos clases llamada cárcel,


caminamos en silencio hasta mi auto, Al llegar le abro la puerta,
sube con cuidado de no dañar su arte, me agradece con una simple
sonrisa de boca cerrada y cierro la puerta con cuidado. Subo al
asiento de piloto, coloco la llave en la entrada y enciendo el auto.
Enciendo mi celular y hago el vínculo al auto.

—Ten, pon la que tú quieras—le tiendo el celular.

Toma el celular con cuidado, me da una mirada y luego comienza


una búsqueda.

—Gracias. Pondré algo neutro para disfrutar ambos.

Sonrío y casi quiero gritar de la emoción, pero obviamente los


retengo. Este momento tan insignificante para muchos, es muy
conmemoraba para mí, lo retendré en mi cabeza el tiempo que sea
necesario.

[...]

— ¿De verdad Daph? —.


— ¡Si Jace!, ella dijo eso—.
—Me haces el chico más feliz, aunque dudo de invitarla, no
creo tener esa confianza aun—.
—Solo espera a que tu corazón sienta que es el momento ¿sí?—.
—Sí, me tengo que ir, los chicos quieren ir a medirse trajes,
quieren ser los más guapos—.
—Con o sin trajes, ustedes son los chicos más guapos de la
escuela, los saludas de mi parte—.

Cuelgo el celular y lo meto a mi bolsillo. Tomo las llaves de casa,


camino a la salida y salgo para cerrar y subir al auto de Leo que ya
está afuera esperando.

—Seremos los más guapos de todo el baile— afirma Ken mientras


mira su celular.

—Definitivamente sí —sonrío mirándolos.

Ambos dejan sus celulares y giran sus cabezas hacia mí


lentamente, sus rostros parecen confundidos. ¿Qué?

—Alto— dice Leo — dijiste definitivamente sí, eso quiere decir que
tú irás, y eso quiere decir doblemente, que tú vas a invitar a Charlie.
¿Estoy mal?

Wow. Lo dedujo. No era muy difícil de saberlo, pero leo no es muy


bueno poniendo atención a lo que dice la gente, casi siempre se da
cuenta del sentido de una oración o chiste, tiempo después.

— ¿Cómo es que en comprensión lectora sacas siete y con dos


simples palabras que te dijo Jace sacaste una conclusión tan
verídica?— le pregunta Ken, y es verdad lo que dijo.

Por eso me he sorprendido tanto.

—Esto es importante.

—Daph me contó que ella le preguntó a Charlie que sí yo la invitaba


que diría, y ella le dijo que poco probable, Daph le dijo que no era
imposible y ella solo asintió, eso me da algo de esperanza.

—Ese es mi chico—vitorea Leo chocando puños conmigo.


Sonrío chocando los puños. Me dejo caer en el asiento y siento
como el camino comienza entre música y chicos riendo de chistes
sin sentido. Cada día soy más feliz.

—Quiero llevar algo que diga "Leo es un Dios griego dueño del
mundo y todos los corazones de las chicas".

Leo es... leo.

—Se lo diré a Melanie—comenta Ken.

—No, arruinarías lo que tenemos.

—No tienen nada.

Me mira por el retrovisor y achica los ojos.

—Tú y Charlie tampoco—pone su mano en la boca y hace como si


tosiera, pero realmente me dice: — idiota.

Eso me pasa por burlón.

Después de unos minutos llegamos al centro comercial. Los tres


bajamos, caminamos a la entrada y nos dirigimos a la tienda de
trajes elegantes. La tienda es grande, y un tremendo olor a hombre
de negocios inunda el lugar dándole ese ambiente elegante.

— Hola, sean bienvenidos, ¿en qué les puedo ayudar? — un


hombre de edad mayor y bien vestido se nos acerca.

—Queremos trajes para un baile.

—Síganme caballeros, los llevare a la sección perfecta para


personas de su edad.

Los tres le seguimos por detrás, mientras caminamos le tomo una


mano a Leo y Ken le toma la otra, esto para que no toque nada. Es
fan de pasarle la mano a toda la ropa, desacomodarla y arrugarla.
Un día que salimos a comprar unas simples calcetas de dos dólares,
terminamos pagando doscientos en ropa que manchó con queso de
cheetos.

—Aquí tienen toda una variedad, llámenme cualquier cosa que


necesiten.

Los tres comenzamos a observar cada uno de los trajes que hay.
Estilos, colores, elegancia, etc.

Ken toma un traje gris oscuro con el que se ha quedado sin siquiera
ver más opciones, es de su talla, le gusto el color y así de fácil.

Yo tomo uno negro y uno gris parecido al de Ken, me los he medido,


me han gustado, pero después de imaginar los posibles colores que
será el vestido de Charlie, me decido por el negro.

Ahora estamos sentados, sedientos y hambrientos, esperando a que


Leo se decida por un maldito traje. Ha tomado uno azul marino, uno
negro, uno gris oscuro y otro gris claro, un azul rey, un negro opaco,
un negro brillante, y uno blanco. Él es todo un divo de la moda, y
siempre es el que tarda más en elegir su ropa para cualquier
situación.

—Es una decisión difícil, me veo hermoso en todos los que me he


probado— admite con todo el egocentrismo del mundo en sus
palabras— me los mediré de nuevo.

Kenneth y yo nos miramos y giramos los ojos cansados o a punto de


sufrir un colapso.

Es un vanidoso.

CHARLIE POV

Estoy en la sala de mi casa viendo tv, una serie en especial, "Las


Chicas Gilmore", me encanta la trama y el estilo en la que se graba.
Desearía tener la relación que Rory tiene con Lorelai, es tan madre
e hija, con tanta confianza y como si fueran mejores amigas.
Escucho unos pasos acercarse. Mi madre

—Charlie, me voy a trabajar, y no vayas con tu padre, lo tienes


prohibido. Cuídate, vuelvo pronto.

— ¿Por qué no puedo verlo?, es mi papá.

—No lo puedes ver porque lo digo yo, vives conmigo, bajo mis
reglas, y una de esas reglas es que tú no ves a tu padre hasta los
malditos viernes— me dice de una mala manera. Toma su bolso y
se va azotando la puerta.

Hasta los malditos viernes, es tan injusto. Odio a mi madre, y eso se


lo ha ganado a través de los años, intentando hacer que yo odie a
mi padre, como si su guerra fuera mi culpa, o fuera un árbitro que
decide quién gana, siempre al centro de todas las discusiones, los
gritos, regaños, etc.

Es una mujer que no se merece llamarla mamá...


13. Propuesta K, Propuesta L.

KEN POV

Espero con ansias a que la chica del casillero junto a Sucy coloque
el maldito palito para evitar que se cierre, esta operación llamada
"deliciosa propuesta" es un riesgo, si soy descubierto en el acto
moriré de vergüenza, y también se arruinara la sorpresa, pero me
dará más vergüenza. Además le he tenido que pagar veinte dólares.

Pero... ella ha hecho lo acordado.

—Veinte—estira la mano.

—Cinco.

—Veinte.

—Diez.

—Veinte.

—Quince.

—Veinte o voy y le quito el palito.

Ay, que odiosa chica.

Saco la billetera y saco de esta un billete de cincuenta.

—¿Tienes cambio?

Toma el billete y sonríe.


—No.

Pero...

Bah.

Me acerco al casillero y lo abro tratando de no mirar nada muy


íntimo para ella, no quiero saber sus secretos, sino que ella algún
día me los cuente y sentir esa emoción de confianza.

Tomo con cuidado cada cupcake, acomodándolos estratégicamente


formando la pregunta "Prom?", está perfecta. Cupcakes de
chocolate con glaseado de vainilla y las letras de chocolate para
modelar color dorado. Susy es fan del chocolate con crema de
vainilla, estoy seguro que le encantaran. Si me acepta o no, al
menos tiene algo que disfrutar.

Que sea lo que el destino quiera.

Dejo una tarjeta con mi nombre. No vaya a ser que algún idiota se
aproveche de mi deliciosa idea.

Cierro el casillero y me dirijo de nuevo a mi clase, con la esperanza


de que no se derritan y diga que si, que nervios es hacer
propuestas.

— ¿Listo? —pregunta Jace.

Asiento con una sonrisa.

La clase comienza, una larga hora de matemáticas y cálculo mental,


en la que lo único que he podido pensar es en si la crema se ha
derretido y manchado todo su casillero.

Me podría odiar, y eso no me gustaría, es como mi chica ideal, como


para perderla en un santiamén. La clase se me ha pasado volando
con todos esos números que ahora no sé cómo han llegado ahí.
Pero al fin puedo salir, camino al lado de Leo y Jace, caminamos por
el pasillo, voy mirando el piso con tranquilidad, hasta que ambos
amigos a mi lado me dan un ligero golpe en el hombro, los miro sin
entender y me señalan al frente, así que eso algo. Ahí se encuentra
Sucy. Tiene en sus manos mi propuesta, lleva una sonrisa que solo
me dice que va a decir que sí, oh eso creo y espero.

Ella me ha comenzado a llamar un poco la atención desde el año


pasado, es una chica muy competitiva y muy buena en los deportes,
además de que es muy inteligente y linda. Para mí ella es la chica
perfecta de mi mundo.

—Sí, Ken—murmura cuando se acerca a mí.

—Me alegra que te gustaran, y que se encuentren bien, tenía los


nervios por el cielo.

—Gracias por invitarme.

—Gracias por aceptar.

Comenzamos a caminar hasta las gradas, mientras comemos los


pastelitos. Mi corazón está muy nervioso. Continuamos hablando del
baile y de otros temas nada importantes.

Que feliz me ha hecho un simple "sí".

—Espera, ¿Cómo abriste mi casillero?

Suelto un suspiro y como un poco de crema para después hablar.

—Todo comenzó con una oferta de veinte dólares...

LEO POV

Tu puedes Leo, puedes hacerlo.

Me dirijo hasta Melanie, está sola por primera vez en el día, así que
es ahora o nunca.
La invitaré a cenar para después hacerle la propuesta del baile. La
verdad estoy nervioso porque ella me gusta un poco, y esto puede
ser un paso para una posible relación, desde hace un mes estoy
perdiendo en conocimiento cada vez que pasa frente a mí, pero todo
es un secreto, no quiero la molestia de mis amigos como lo
hacemos Ken y yo con Jace.

Respecto a ella, es una chica tranquila, dulce, inteligente y muy


hermosa, es amable y sabe hacer pasteles. Perfecta en mi mundo.
Imagino cada día poder comer esos pasteles, a, también tomarle la
mano, pero esos pasteles...

Está en su casillero sacando sabe que cosas, me detengo detrás de


ellas y limpio el sudor de mis manos en mi pantalón, después de
sacar el aire que retengo, tocó su hombro con mi dedo, logrando
que me preste atención.

—Hola, Leo—dice son una sonrisa.

—Hola, Mel—rasco mi nuca con nerviosismo— ¿yo me preguntaba


si quieres ir a cenar conmigo hoy?

Solo que diga que sí.., es lo único que necesito...

No lo piensa pasar nada cuando ya estoy escuchando un:

—Claro que sí, Leo, será un gusto acompañarte.

— ¿De verdad?, ¿no bromeas?

Niega con una reluciente sonrisa en sus labios, que me hace


sonreír. Voy a tener una cita, y probablemente una cita para el baile.

—Entonces pasaré por ti a las ocho.

—Me parece perfecto joven Evans. Tengo coro, así que me voy,
adiós.
Sonrío como un Jace, o sea como idiota enamorado, mientras se
aleja, hasta que recuerdo que no tengo ni su dirección, ni su celular.

[...]

Ya estamos en el restaurante, sentados en una mesa exclusiva y


apartada de todas las demás personas que puede haber en el lugar,
para hacerlo privado y un recuerdo que solo nosotros recordemos.
Melanie se ve hermosa con ese vestido negro poco más arriba de
las rodillas, su cabello se ve mucho más lindo que de costumbre y
su rostro se ve muy feliz, indicando que está cómoda con mi
presencia.

Ahora mismo estoy sufriendo un colapso, el mesero encargado de


traer las flores está retrasado unos minutos, no logro concentrarme
en lo más importante de esta noche. Ella

— ¿Está todo bien, Leo?— pregunta tomando mi mano. Mis nervios


aumentan más al sentir esa corriente en mi cuerpo al hacer contacto
con el suyo. Ahora comienzo a comprender a Jace.

—Claro que sí, no hay de qué preocuparse—le dedico una sonrisa.

A lo lejos miro al chico encargado de mis flores, haciéndome señas,


dándome a entender que ya está listo. Suelto un suspiro y hago la
pequeña señal para que venga.

Camina hasta nuestra mesa, lleva el ramo de flores en las manos.


Dentro de este, hay una tarjeta, como lo mencioné con los chicos, y
una caja con un brazalete de Pandora. ¿Eso está bien, no?, es algo
sencillo.

—Mel—le llamo y señalo al chico detrás de ella que le entrega las


flores. Ella las mira con admiración sus ojos brillan y me mira con
una gran sonrisa. Saca la caja negra de terciopelo y la abre, me
mira con una sonrisa, su hermosa sonrisa.

—Está hermoso, Leo—dice mostrándomelo.


Lo quito de sus manos con delicadeza, lo coloco alrededor de su
muñeca y lo ajusto para que le quede muy bien.

—Se te ve precioso.

Se levanta y camina a lado de la mesa, me levanto y quedamos


cara a cara. Sin aviso o algo parecido, me abraza, antes de poder
abrazarla, se separa, toma mis mejillas y me da un pequeño beso.

Wow, me besó, y me ha dejado como un idiota.

Después de salir de mi trance, señaló la tarjeta de las flores.

—Saca la tarjeta ahora, es algo importante...—comento impaciente,


quiero saber su respuesta ya. Saca la tarjeta y después me mira
sorprendida.

—Claro que sí, como negarme a una ternura como Leo Evans—se
acerca y me abraza de nuevo. Ahora estaré listo si me besa de
nuevo.

—Gracias por no rechazar mi propuesta, estaba muy nervioso por


eso.

—No habría forma de hacerlo—me mira con una sonrisa.

No pude haber ganado más esta noche. Tengo cita para el baile, y
tal vez sea el comienzo de algo lindo.
14. Helados de chocolate y pistacho.
CHARLIE POV

Camino hasta mi casillero con la cabeza baja, he llorado la noche


anterior debido a que mi papá me llamó para decirme que todo se
había atrasado, y duraría un par de semanas más, eso me ha
frustrado tanto que me ha hechos llorar.

Yo no quiero un par de semanas más...

Tengo los ojos un poco rojo, por eso voy con la mirada baja, para
que nadie los vea. Lamentablemente la primera clase de este día es
deporte, por lo que después de dejar mi mochila en el casillero,
tengo que ir hasta los vestuarios.

Entro al salón lleno de chicas riendo y platicando mientras se


colocan el uniforme de deporte. Yo solo camino hasta el casillero
asignado a mí, me quito la ropa casual que llevo hoy, me coloco los
shorts de deporte, la blusa de la escuela, unos tenis negros, y para
terminar me hago una coleta.

Me acerco al gran espejo que hay y miro mí rostro, me veo fatal, mis
ojos... la hinchazón se ha bajado ya, pero aún se nota un poco. Y
este es el cuento de nunca acabar de mi mirada...

Salgo de los vestidores y voy hasta la cancha de baloncesto. Hoy


jugaremos este deporte del que no sé nada de nada. Simplemente
no soy mucho de deportes, prefiero libros y pinceles antes que
balones y pelotas. Me gusta imaginar escenarios, ser la protagonista
de todo tipo de tramas, poder ser una reina, una agente del FBI, o
una simple chica con una gran historia de amor. Eso es lo más
hermoso del mundo de la literatura. Apartar la realidad y vivir lo que
más sueñas.
—Chicos, hoy toca aprender baloncesto, y mañana lo jugaremos
cuando ya la mayoría comience a comprender sus bases—vocea el
señor delgado que tenemos por profesor— ¿Quién sabe jugar?—
todos los chicos de la clase y una que otra chica levantan la mano—
excelente, los que no saben hagan pareja con los que saben, y
comiencen con lo básico, ya saben, como lanzar, hacer entradas
para anotar etc. Tengo un asunto que resolver en dirección, así que
vuelvo pronto.

Todos asienten y comienzan a hacer sus parejas, en cambio yo, me


quedo parada sin saber a dónde, o mejor dicho, con quien ir.
Comienzo a jugar con mis dedos como un acto de nerviosismo, es
algo que no puedo retener, muchas personas, incluso mi madre,
creen que es para llamar la atención, pero siempre sale solo, es
difícil controlarlo.

— ¿Tienes pareja? — me pregunta Jace.

¿Cómo es que Jace aparece en los momentos que más necesito a


alguien?

Niego ante su pregunta y una sonrisa sale de sus labios. Sus


sonrisas son bastante pegadizas, por lo que me hace sonreír.

Es algo curioso, Jace es conocido por nunca estar enojado o triste, y


cuando sonríe simplemente te trasmite una felicidad que aunque
estés con el corazón hecho pedazos... siempre te va a hacer
sonreír.

—Ven— me hace un movimiento con la cabeza, indicando que


vayamos hasta la canasta vacía.

— ¿Sabes tomar el balón para anotar? — pregunta dándole vueltas


al balón con sus manos.

—No sé nada de este deporte—confieso jugando con mis dedos.

—Ven.
Me acomodo junto a él, se pone detrás de mí a una distancia
razonable. Me hace tomar el balón por los lados y pone sus manos
sobre las mías, puedo sentir su respiración en mi cuello, eso me
pone de nervios; acomoda mis manos bajo las suyas, brindándome
un calor acogedor, incluso puedo sentir la delicadeza de sus palmas
sobre el dorso de mis manos, después de calcular la distancia, lanza
junto conmigo hacia la canasta, logrando encestar.

—Es fácil ¿verdad?

Las palabras se me van de la mente y solo soy capaz de decir un


"mjm". Nos quedamos mirando, ahí parados, en el gimnasio
mientras los balones rebotando están de fondos, así no son las
escenas románticas en los libro que leo, pero tiene todas las vibras
de una. Él contacto visual no es vergonzoso o incómodo, es
agradable ver sus ojos llenos de alegría y brillo.

Rompe el contacto, mira al piso y luego vuelve a mirarme.

—Charlie, yo... yo ¿me preguntaba si quieres ir a comer un helado


hoy?— se rasca la nuca nervioso, que tierno que se ve.

—No lo sé, no soy mucho de salir...— tomo el balón y juego con el.

—Anda, Charl, ¿acaso no se te antoja un delicioso helado de


chocolate? —sube y baja las cejas constantemente.

—Claro que me apetece uno, solo que mi madre es algo... no sé


cómo decirlo.

—Le pediré el permiso yo, pero di que sí, hay que reanudar la
amistad de hace años—me quita el balón de las manos y
poniéndolo en el suelo.

No hay nada que perder...

—Está bien, pero... ¿el helado puede ser de pistacho?, ese es mi


sabor favorito.
—Podrás pedir el que quieras— sonríe.

Toma nuevamente el balón, apunta a la canasta y lanza el balón


encestando limpiamente. Me mira con sorpresa y una gran sonrisa.
Hace un baile de celebración haciéndome reír.

Jace es tan... bueno, es sorprendente la rapidez en la que te puede


hacer olvidar tus problemas, como se esfuerza por hacerte el bien,
sacarte una sonrisa y hacer que te olvides de tu alrededor. Es como
un personaje de un libro con final feliz...

[...]

Estoy en mi habitación sacando mis sentimientos, no llorando, sino


pintando. Cuando estoy frustrada suelo llorar, pero cuando me
canso de hacerlo, pinto, puede salir un retrato o simples líneas
desordenadas que aun así siguen siendo arte con una expresión y
un sentimiento plasmado.

Ahora me ha salido un retrato de papá, y la verdad voy bien, se me


da bien eso. Pintarlo me hace sentirme más cerca de él.

Cuando estoy por pintar una precisa línea la puerta suena


sacándome de mi concentración. Antes de levantarme a abrir, giro el
retrato a modo que mi madre no lo vea, seguro me haría un caos
por tener eso en su casa.

Abro la puerta y mi madre esta parada ahí esperando impaciente.


Como siempre.

—Hay un chico fuera, me acaba de pedir permiso para dejarte salir


por helados, le he dicho que sí, ¿estas lista? — pregunta
"interesada".

¿Desde cuándo le importan mis cosas?

— ¿Te parece que esté lista? —señalo mi ropa llena de pintura.


—No me contestes así, soy tu madre, y apúrate, ese chico es lindo
como para hacerlo esperar— dice y se va a su habitación. Mi madre
es una... Ugh.

Bajo las escaleras con rapidez para darle una explicación y no


hacerlo esperar sin que sepa que estoy haciendo. Abro la puerta y lo
miro

— ¿No tenía que venir tan arreglado, verdad?— cuestiona


señalando su ropa.

Unos vaqueros, una camisa azul marino con las mangas hasta los
codos, tenis negros y su cabello bien peinado.

—Te ves bien —murmuro inconscientemente. El color se sus


mejillas sube a unos cuantos tonos de rojo, pero creo que el rojo de
mis mejillas le ganan al suyo—yo-yo quise decir qu-que... mejor
espérame aquí y me cambio en cinco minutos — cierro la puerta sin
darle tiempo de contestar. Que boba.

Subo corriendo hasta la habitación, en cuanto entro me quito la ropa


sucia con torpeza, busco ropa decente en el closet, solo saco ropa y
más ropa que no me convence nada, pero finalmente me decido por
algo porque Jace ya debe estar desesperado y a punto de irse. Me
coloco unos jeans, una blusa blanca y unos tenis blancos, sobre
esta me pongo una chaqueta azul claro para hacer contraste;
camino al espejo y trato de arreglar mi cabellos de formato linda,
rizo mis pestañas y me coloco un poco de brillo labial. Creo que
estoy lista.

Bajo rápido y voy a la puerta, la abro y me encuentro con el chico


sentado en el escalón del porche. Se levanta de inmediato y me
mira con una sonrisa.

—Cambiando mi opinión de hace rato, en realidad tenía que


haberme venido más arreglado, a comparación tuya, quedo como
un total arenero de gato.
Sonrío y salgo de casa, tomo su muñeca y lo jalo para poder irnos.

Jace es bastante... divertido, atento, y guapo sobre todo...


15. Las gradas.

JACE POV

Estoy tan nervioso, mis manos sudan constantemente, mi cabeza va


de aquí para allá, y ni siquiera sé que decir.

¿A esto se le podría llamar cita?

Esa pregunta va de un lado a otro por mi cabeza mientras vamos al


lugar de helados. La verdad anhelo que ella piense que es una,
porque si así lo piensa puedo ser feliz toda mi vida.

Pongo un poco de música para clamar el ambiente, la canción que


se está reproduciendo en mi playlist es Stand by my. Charlie
comienza a tararear y chasquear los dedos al ritmo de la melodía
haciéndome sonreír por verla feliz y tranquila. Después de haberla
visto llorar es agradable ver su bella sonrisa relucir.

Pasan un par de minutos en los que solo hemos escuchando música


con tranquilidad, no porque no quiera hablar, sino porque no sé qué
decir.

—No bajes aún.

Bajo y corro hasta la puerta del copiloto, la abro y sonrío


extendiendo la mano esperando que la tome, la mira un par de
segundos, luego suelta una risa pequeña y toma mi mano como
apoyo para bajar del auto.

—Muchas gracias.

—Cuando guste su plebeyo estará a la orden.


Ríe y entra al local con una sonrisa. Nos acercamos a una mesa
cerca del gran ventanal con vista a una calle transitada. Quedamos
frente a frente mirando la mesa, un cambio de ambiente bastante
brusco.

—Buenos tardes, ¿qué sabores desean probar?— pregunta una


chica de forma amable.

—Uno de chocolate y otro de pistacho.

La chica anota en su libreta, nos da una sonrisa y se va.

Un silencio se apodera de la mesa, ¿qué digo?, le puedo decir que


se ve hermosa, que se veía hermosa incluso llena de manchas de
pintura. Pero simplemente las palabras no pasan de mí garganta,
tengo miedo de que algo le incomode, pero sorpresivamente ella
habla primero:

—No olvidaste mi sabor favorito.

—Nop, estaba feliz por esta ci... salida de súper compañeros, si eso,
y no me podía olvidar de tu sabor favorito.

—Qué lindo de su parte mi plebeyo—bromea haciéndome reír.

Utilizo "mi" refiriéndose a mí. Que emoción.

— ¿Tú tienes pensado ir al baile? —pregunto.

—No, no creo ir.

——¿Por qué?, ¿sabes que hay al menos un chico ahí afuera...— o


aquí adentro—... queriendo invitarte, probablemente ideando y
rompiéndose la cabeza por tener una propuesta lista?

—Aunque lo hubiera no iría con cualquier chico, me gustaría ir con


alguien de confianza, con quien pueda tener al menos un tema de
conversación, alguien que recuerde conmigo ese momento...
Yo, yo lo haría sin dudarlo, yo podría admirarla toda esa noche, para
poder recordar cada segundo de la noche con ella.

—Eso tiene sentido...

—Por ejemplo tú, iría contigo porque hemos comenzado a hablar de


nuevo, y no es incómodo...

Alto, alto, alto. ¿es indirecta o solo coincidencia?

—Te refieres a que...

—Aquí tienen sus helados, espero las disfruten—interrumpe la


amable mesera.

Charlie toma su helado y no vuelve a prestarle atención al tema del


que estamos hablando. Así que solo dejo que mi mente piense lo
que quiera y mi mente cree que es una indirecta.

— ¿Está bueno? — interrogo dándole un sorbo a lo más liquido de


mi helado.

Ella asiente con una sonrisa.

—Se nota, Charl, tienes un poco aquí— estiro mi brazo hasta su


mejilla y quito el líquido de ésta. Me quedo mirando sus hermosos
ojos. No sé cuánto tiempo va, pero es lo más lindo que me ha
sucedido, admirar la belleza de la chica de tus sueños debe ser un
privilegio que no muchos carecen, y aquí estoy yo, un simple chico
enamorado perdido en los ojos de la chica de sus sueños..

Quiero ser su pensamiento al levantarse, al dormir, al leer, pintar,


cantar, bailar, simplemente quiero que me vea como lo hago yo con
ella, quiero ser parte de su felicidad, incluso de sus lágrimas.

Vaya, estoy muy enamorado y perdido...

[...]
Al ver que Charlie entra a su casa, suelto un grito de felicidad
levantando los brazos y luego dejándolos caer junto a un suspiro.

Acabo de salir con mi amor de vida.

Me siento el chico más afortunado del mundo, ella por fin me nota,
me habla, me toma en cuenta, se podría decir que me tiene
confianza. Por fin después de un año en las sombras, por fin he
salido al sol, y me quiero quemar.

Emprendo el camino a mi casa con una sonrisa enamorada que me


es imposible eliminar.

¿Sería buena idea invitarla al baile?, ella dijo que probablemente lo


haría, pero lo pensaré, solo tengo esta semana para pedirlo, la
siguiente semana prácticamente es de comprar vestidos, trajes, etc.
Se me acaba el tiempo.

CHARLIE POV

Entro a casa con una pequeña sonrisa por la posible cita que hemos
tenido, tal vez no lo veía así, pero la salida de súper amigos parecía
una cita...

Como en mis libros.

No recuerdo haber sonreído hace poco con alguien más que no


fuera, papá, Camill, o Jess, y la verdad se siente bien agregar a
alguien a la lista de personas que me han hecho olvidarme de mis
problemas y dolores.

— ¿Ya se fue el niño guapito? — pregunta mi madre. Y ahí está el


motivo por el que no sonrío.

—Mjm...

—Tu padre llamó, te quería ver, pero... le dije que no, es un


testarudo, con suerte lo veras el viernes, aún tengo que tomar esa
decisión...
El nudo en mi garganta trataba de deshacerse y gritarle todo lo que
me he guardado desde los once años. Viviendo esta estúpida
historia desde secundaria. Y estoy por irme a la universidad. ¿Qué
hice para merecer esto?

Mi madre es tan capaz de quitarme la felicidad en cuestión de


segundos. Sé que ella preferiría no tener que cuidarme para así
poder ir a divertirse sin ningún tipo de responsabilidad, poder
rehacer su vida tal vez.

Desearía estar en estos momentos con mi papá. Tal vez estaría


jugando con Camill, o jugando juegos de mesa, riendo, siendo feliz,
pero el destino parece no tener deparado eso para mí.

[...]

Me siento ¿triste?, sí, muy triste.

Mi madre comenzó a gritar desde que me vio salir de mi habitación.


Solo aguanto las lágrimas hasta salir de casa, no seré tan
vulnerable a sus ojos, ya no más.

Salgo de casa, acomodo la mochila en mi hombro y en cuanto me


alejo unas casas de la mía, ya no aguanto las lágrimas y las dejo
salir. Cuatro cuadras hasta la escuela, y cuatro cuadras lloré. Odio
mi vida.

Al llegar al instituto me coloco el gorro de la sudadera, no tengo


ganas de ver a nadie, ni que nadie me vea. Eso creo...

—Charl— me llama la feliz voz de Jace. Viene corriendo a mí con


una gran sonrisas, no sé ni donde esconder la cara.

Al llegar hasta mí se percata de mis ojos rojos e hinchados, de mis


mejillas rojas y grandes ojeras. Tal vez le estoy dando asco por mi
aspecto desalineado.
— ¿Otra vez llorando?, ¿está todo bien? — pregunta mientras quita
las lágrimas de mis mejillas con ayuda de sus dedos.

Niego ante sus preguntas y decido abrazarlo sin pena de ser


rechazada. Él se sorprende pero me corresponde el abrazo. Solo lo
necesito...

—Vamos a las gradas—susurra y me tira de la muñeca con


delicadeza, mientras tanto yo trato de que no vean mis lágrimas,
aunque no debe de ser sorpresa, he llorado varias veces en la
escuela. Todas por culpa de mi madre.

Llegamos a las famosas gradas y subimos hasta la última fila donde


las pequeñas vistas son muy lindas. Miro mis manos al sentir su
mirada sobre mi pobre y adolorida persona.

— ¿Por qué llorabas?

Podría decírselo, siento la necesidad, necesito contarle aunque sea


lo más mínimo a alguien.

—Yo...—suspiro cansada—Lo que te voy a contar no es fácil para


mí. Como ya sabes, mis padres están divorciados desde que tengo
once, vivo con mi madre, pero es un total infierno para mí, mi papá
se preocupa siempre por mí, mucho más que mi madre, a él lo veo
pocas veces, mientras mi madre siempre me deja a mi suerte. Ella
tiene conflictos con papá, odia que lo vea. Siempre que pelea con mi
papá me termina gritando a mí, estoy acostumbrada a esos actos,
pero aun así me duele, no es lindo que la mujer que se supone que
te ama más en el mundo te grite, desde el secundario vivo esto de
su parte. Se acerca un juicio, donde decidirán a quien darle mi
custodia completa, yo solo anhelo que se la den a mi papá, para
poder irme con él y mi demás familia, mi madre está haciendo todo
lo posible para que yo no esté con mi papá, y no lo hace tanto para
lastimarme, sino para molestar a mi padre. Por eso siempre termino
llorando. Odio mi vida, odio vivir esto.
—Yo-yo no tenía idea de que vivieras todo esto, por fin tengo una
explicación que resuelve mis dudas desde secundaria. ¿Pero sabes
qué?, yo siempre voy a estar para ayudarte, apoyarte, y nunca te
voy a juzgar. No importa la situación. No importa nada, en los
momentos que me necesites solo me importará tu bienestar y
sacarte una sonrisa.

— ¿Por qué me ayudas?, hay como diez chicas que desean tu


atención, pero estas aquí tratando de hacer sonreír a alguien que
está deprimida — pregunto con una sonrisa melancólica.

Y no estoy mintiendo, de verdad hay como diez chicas o más


deseando que Jace Grey las voltee a ver. Él es guapo, educado,
humilde, inteligente, dedicado, y atento. Es como un chico perfecto,
de cuento de hadas, de libro cliché, de película de romance...

—Pero esas chicas a mí no me importan— sus ojos se vuelven más


serios al mencionar dichas palabras.

— ¿Eso quiere decir qué...? — me corta.

—Que quien realmente me importa está sentada a un lado de mí.

Los nervios comienzan a salir como fuegos artificiales, juego con


mis dedos nerviosa hasta que las manos de Jace detienen mis
movimientos y hace que lo mire a los ojos.

Puedo observar sus lindos ojos, unos ligeros mechones castaños-


rubios caer por su frente y los costados de esta, haciéndolo lucir
más atractivo que de costumbre.

Nuestros rostros se comienzan a acercar, los centímetros cada vez


son nulos y nuestras respiraciones se convierten en una sola.
¿Estoy soñando?, afortunadamente no. Nuestros labios se tocan
con un leve rose que me hace estremecer. Lo que sigue son
nuestros labios compartiendo un leve beso, uno realmente delicado.
Simplemente es perfecto, no necesito uno largo, incluso sí es uno
de un mini segundo, me parecería perfecto.
Me siento bien junto a él, y...

¡Besé a Jace Grey!

Nos separamos del beso, su mano aún está sobre la mía haciendo
leves círculos con su dedo y calmando mis nervios, lo que no está
funcionando porque solo me está poniendo más nerviosa, pero no
quiero que deje de hacerlo, también me relaja y hace sentir bien tan
solo tenerlo cerca.

—Yo lo siento, no quiero que pienses que me aproveché de la


situa... — le interrumpo con un leve beso, él se sorprende, pero aún
más yo.

¿De verdad he hecho eso?


16. ¿SÍ?

JACE POV.

— ¿De verdad?—pregunta mi madre mientras sirve el jugo en mi


vaso.

— ¡Sí, mamá, puedo morir en paz, sabiendo que ella me tuvo


confianza y me besó!

Después de salir de clases he venido lo más rápido posible para


decirle a mi madre los hechos, durante todo el horario de clase no
podía borrar mi sonrisa, y tampoco podía decirle a alguien, ni gritar
de emoción. Y era estresante.

—Estoy tan feliz, por ti, por ella. ¿Le pedirás ir al baile?

—Definitivamente sí, mañana es el último día, la siguiente semana


será para comprar vestidos, trajes, zapatos, etc. — bebo un sorbo
de jugo— me quiero arriesgar, quiero crear lindos momentos, sobre
todo darle bellos momentos que recordar.

— ¿Cómo se lo pedirás, cariño?—pregunta dándome la espalda, ya


que está haciendo comida para cuando llegue mi papá de trabajar.

—Pensé en algo de arte, tú sabes pintar mamá, ¿me ayudarías?,


porque quiero algo que llegue a su nivel, y mi nivel de arte es...
palitos.

—Obviamente, haremos un lindo cuadro para ella, cuando


terminemos de comer vamos a comprar todo lo necesario— dice
con emoción.

Suspiro y sonrío como idiota, mi corazón no ha dejado de latir desde


ese momento, no solo la besé, me besó, y puedo decir que fue
mágico y perfecto, el mejor beso de mi corta vida, sin duda es algo
que no voy a olvidar ni aunque me apunten a la cabeza.

No, nunca.

[...]

Estoy con los nervios de punta, el receso se acerca, será en ese


momento cuando se lo pediré, quiero hacerlo un poco más privado,
ya que a ella no le gusta ser el centro de atención, tal vez nos
apartemos de todos, para que así el momento solo lo podamos
recordar nosotros.

Ken lleva un ramo de rosas con un pequeño cartel, que dice,


"¿Prom?", y en mis manos tengo el cuadro que pinté ayer con
mamá.

—Estoy orgulloso de ti, Jace—murmura Leo chocando los cinco


conmigo.

—Yo igual, sí no te hubiéramos empujado aquel día, tal vez no


tuvieras pareja para el baile— comenta Ken entre sonrisas.

—Aún no la tengo—afirmo mientras camino de un lado a otro.

Estoy colapsando.

—Estoy cien por ciento seguro que ella dirá qu... — el sonido
aturdido de la campana resuena por los salones de la escuela.
Jamás he deseado que nunca llegue el receso. ¿Qué tal que dice
que no?, y sí lo hace... ¿terminaría con mi avance?, ¿ya no habría
más Jace&Charlie4ever?

—Jace— me llama Daph sacándome de mis pensamientos


absurdos. — ya es hora.

No, no es cierto, el timbre ha sonado un minuto antes.


— ¿Y si mejor Ken va y solo le entrega las flores?— propongo
mientras piro mis manos.

—Estás loco sí piensas que haré eso, tú dijiste esta mañana que tú
y tu mamá duraron toda la noche pintando ese cuadro, nosotros
creemos en ti.

Tomo un bocado de aire, limpio el sudor de mis manos y suelto el


aire antes tomado. Les dedico una sonrisa a todos y salimos directo
a la cafetería en busca de Charlie Hans.

Al entrar es fácil encontrarla, mesa alejadas de todos, junto a las


altas ventanas, sola. Ya cerca la visualizo en una mesa solitaria a
las orillas del edificio donde nos alimentan cada día. Tal como lo
deduje, es un poco predecible en ese aspecto.

—Con todo este ruido no me escuchará —el tono de mi voz sale con
preocupación. De verdad, la cafetería parece un concierto de los
mismísimos One Direction.

—No te preocupes, yo me encargo—murmura Ken. Aclara su


garganta y después pega un gran grito asustando a todos, y
sorpresivamente, hace callar a toda la maldita escuela que está
dentro de la cafetería. Todas, absolutamente todas la miradas están
sobre él. — ¡Jace tiene algo muy importante que decir... oh cantar,
así que cállense un maldito segundo—cuando mi nombre aparece
en su boca las miradas saltan se él a mí, excepto la de ella, la cual
está centrada en su celular.

—Quería hacerlo en privado—susurro a Leo y Ken.

Ambos se miran y luego miran alrededor.

—Te lo dije—reclama Leo a mi otro amigo — ¡se cancela la acción,


pueden seguir con sus cosas! —grita.

Y la gente lo obedece. Sorprendentemente.


Me acerco a Charlie y me siento a un lado de ella atrayendo su
mirada confundida, sonrío y luego hablo:

— ¿Vienes conmigo?—pregunto en un susurro.

— ¿A dónde?

— ¿Confías en mí?, crearemos un momento —pregunto


nuevamente con una sonrisa nerviosa.

Frunce el ceño pero aun así se levanta, toma sus cosas y espera
que yo haga lo mismo, así que lo hago. Comenzamos a caminar a la
salida de la cafetería, a paso lento, pero no hay prisa, con ella no
tengo prisa de nada, ni siquiera de que pase el tiempo.

Detrás de nosotros caminan mis tres mejores amigos, según ellos


sin ser vistos por la chica linda a mi lado, pero la realidad es que sus
susurros se escuchan como gritos, e incluso he notado un flash de
celular.

Continuamos caminando hasta llegar a las gradas. Subimos más o


menos a la mitad, por suerte no hay nadie, así será un momento de
solo Charlie y Jace, a, y tres mejores amigos ayudando.

—Linda chaqueta—comenta Charl mientras señala en mi chaqueta


azul.

Bueno, al menos le gusta algo que utilizo. No vendría mal que


también le gustara quien la utiliza. Yo solo digo...

—Aquí fue donde volvió a comenzar todo, así que aquí es el lugar
perfecto para pedírtelo...

Me mira con algo de cautela en sus ojos. Mis nervios se esfuman


como por arte de magia al no ver sus dedos jugar, ella está
tranquila, se siente bien a mi lado.

Aclaro mi garganta y comienzo a hablar.


—Sonará algo extraño pero te imagino con un vestido lindo y yo con
un traje a juego con el color de tu vestido, he pensado en cómo
sería bailar el vals contigo, creo que seríamos los mejores en la
pista, he pensado en como todos te mirarían y como me envidiarían.
Y por eso y muchas más razones es que te entrego esto, lo he
hecho con mucho cariño, pensando solo en ti. — saco el cuadro
envuelto en papel café y se lo entrego.

Estoy algo nervioso, espero le guste. El cuadro tiene a dos personas


bailando bajo la noche estrellada de Van Gogh, y con color amarillo
pintada la frase "¿prom?". Solo espero le guste, en realidad yo solo
ayudé rellenando algunos espacios, ya que no soy bueno con el
arte, pero como para mamá era importante, dijo que lo preferible era
que ni me acercara o metiera mucha mano. Y lo agradezco, sí no el
cuadro serían monos de palo, color café.

Abre lentamente el papel hasta que se encuentra con la pintura, se


queda mirándola unos segundos, antes de que pueda decir algo,
Leo se acerca para entregarle las flores. Ella las toma y luego él se
aleja. Una gran sonrisa sale de mis labios cuando la veo sonreír.
Nuestras miradas no se separan para nada, somos como el centro
del universo, de mi universo.

—¿Me regalas un "sí"?

Se levanta de su lugar, mira el ramo de rosas, el cuadro y después


asiente mirándome.

Una sonrisa se extiende por mi cara, me acerco para abrazarla y lo


acepta sin soltar ninguno de los regalos. Un abrazo sincero y lleno
de victoria.

¿Podría haber otro día más feliz que este?, la respuesta es sí. El día
que le pida ser mi novia, si es que logro ese objetivo, pero sin duda
ese día será el más feliz, en el que me sienta más afortunado y vivo
que nunca.
Nos sentamos juntos nuevamente y ella mira el cuadro, cada
detalle, cada trazo y cada color...

—Te quedó muy bien, no sabía que eras artista—comenta.

—No lo soy, me ayudó mi mamá, ella es igual de buena que tú, sí yo


lo hubiera hecho créeme que habrías visto palos de color café y
negros.

Suelta una risa y luego me mira.

—Aprecio el detalle. Ahora tendré que buscar un vestido, realmente


no quería ir al baile, pero como negarme a ti.

Eso último acelera mi corazón haciéndome mover mi pierna con


nervios. ¿Mis amigos están viendo esto?, porque estoy triunfando.

—Yo tampoco quería ir al baile, y aquí estoy, nervioso pero ahora


con pareja para el baile.

Sonríe y baja la mirada con vergüenza.

—Pensamos igual entonces.

— ¿Te digo un secreto?

Asiente y me presta atención.

—No quería ir si no era contigo...

—Pues yo habría dicho que no a cualquier propuesta, sí no era la


tuya, te tengo mucha confianza, como para bailar un par de
canciones, creí que no lo captarías en los helados.

Corazón nuevamente acelerado...

¡Voy a morir!
—Vaya, cuanta conexión, aunque me costó deducir tu indirecta, eso
no se nos da bien a los hombres, pero por suerte no lo he dejado
pasar.

Asiente mientras abraza el cuadro. Ambos nos quedamos mirando a


la nada, lentamente siento su cabeza recargarse en mi hombro,
haciendo que me ponga más nervioso, pero muy cómodo, y sin
duda más enamorado que hace un segundo.

Aquí estamos los dos, solos, en las gradas donde las cosas
volvieron a comenzar, mirando el cielo y sus nubes felices.

Wow, no tengo mucho aún pero me siento el chico más afortunado


del mundo. Está pasando todo lo que una vez soñé y creí imposible,
pero el tiempo decide por nosotros, y mi destino está siendo bueno
conmigo.

Muy bueno...
17. Vestidos.
CHARLIE POV.

Camino a mi casa sin dejar de mirar las flores ni un solo segundo,


bueno, solo en las paradas, no quiero ser arrollada por un auto
antes de mi primer baile. Sentí demasiadas coas con ese pequeño
cuadro que llevo ahora dentro de mi mochila, es como mi propuesta
deseada, algo con arte. Y él la cumplió.

Después de unas cuadras estoy frente a mi casa, mi mala casa. Si


por mi fuera me iría a cualquier otro lugar y solo vendría a casa para
dormir. Lamentablemente no tengo otro lugar por el momento.

Entro a mi casa y mi madre no está como de costumbre. Voy directo


a la cocina para buscar algo de comer, muero de hambre, porque
solo he comido una manzana en receso, y eso no me ha llenado
para nada. Antes de comenzar a buscar mi comida coloco las flores
en un florero con agua y las subo a mi habitación.

Mientras observo cada lugar para poder colocar las flores en el


mejor lugar junto con mi cuadro nuevo, un mensaje ilumina mi
celular. Dejo el florero y corro hacia el dispositivo para ver quién es,
algo muy extraño dentro de mí está emocionado porque piensa que
es Jace. Y esa sensación dentro de mi ocupa un 98%, el otro 2%
aun lo ocupa mi hambre.

Pero lamentablemente no es él, sino Daphne.

Aunque eso también me emociona.

Abro el mensaje e inmediatamente comienzo a leer.

— ¿Quieres ir a buscar vestidos mañana conmigo?—.


—Con gusto Daphne—.
—Me alegra volver a tener un poco de confianza, extraño a la
vieja Charlie—.
—Yo también te extraño Daphne, y créeme, yo también extraño a
esa Charlie—.

Ese es el último mensaje que envié durante toda la tarde, ya que


aún no hay mucho de qué hablar, incluso me da un poco de nervio ir
con ella a buscar vestidos, ¿de qué hablaremos?

Durante toda la tarde me dedico a pintar un par de paisajes que se


me han quedado en la cabeza en mi trayecto de escuela-casa, todo
esto me entretiene bastante, me relaja y me ayuda a liberar mi
estrés.

Amo lo que hago.

Por suerte mi madre no ha llegado desde que llegué del colegio, y


no tengo ni idea de la hora en la que pueda llegar, tampoco me
importa mucho.

Como he pintado todo el día me han salido cuatro pinturas, entre


ellas las flores que Jace me ha dado, no puedo dejar de pensarlas ni
mirarlas sin emocionarme un poco, tal cual como pasa en mis libros
clichés, ahora soy parte de uno, y mi coprotagonista me tiene
atontada...

[...]

VIERNES.

Llego del colegio corriendo como el mismísimo flash, al entrar


continuo corriendo pero ahora escaleras arriba para poder ir a mi
habitación, tomo todas las cosas necesarias de mi día a día para ir
con mi padre. Me ha tomado por sorpresa que mi madre me dijera
que puedo pasare el fin de semana con papá, así que en ese
momento solo me he limitado a sonreír para que no se arrepienta.

Bajo nuevamente corriendo las escaleras, provocándome casi una


caída en los últimos escalones, pero por suerte me he salvado. Abro
la puerta de la casa y observo el coche de mi padre estacionado en
la calle, incluso Jess y Camill están acompañándolo.

Corro hasta ellos y subo al auto para no hacerlos esperar más.

— ¡Hola! —saluda Camill con una pequeña sonrisa y moviendo su


mano frenéticamente frente a mi rostro.

—Hola, a todos.

—Una rica comida nos está esperando en casa, ¿están listas mis
tres princesas? — comenta mi padre con una gran sonrisa
reconfortante. Como siempre.

— ¡Si! — decimos las tres.

—Entonces andando que se nos enfría la deliciosa comida que ha


hecho Jess.

Lo adoro.

Después de llegar a casa y dejar mis cosas en mi habitación de


casa de papá, bajamos y nos sentamos todos juntos a cenar, como
la familia que somos, hablamos de muchas cosas, entre ellas el arte
y algunas escuelas a las que puedo aplicar cuando me gradúe. El
tema salió a la luz gracias a Jess que se interesa en mis gustos. Es
muy buen mamá.

Cuando termino mi comida voy al lavaplatos a poder limpiar lo que


he ensuciado, mientras tanto mi familia va a la sala, y cuando
termino los sigo, ahí están todos, con todos me refiero a mis padres,
sí, Jess es mi madre, y a mi hermana.

—Papá— llamo su atención.

— ¿Mande, princesa?

—Mmm, me invitaron al baile.


Frunce el ceño y cruza los brazos.

— ¡Que genial cariño!, ¿quién es él afortunado que obtuvo el "sí"?


— chilla Jess dando pequeños aplausos rápidos.

—Un compañero del colegio, se llama, Jace, Jace Grey...

Papá se queda callado probablemente asimilando la situación, pero


finalmente habla:

—Eso es fantástico, princesa. Necesitas un vestido, zapatos,


collares, maquillaje, ¿Quieres que te acompañemos a comprar
todo?, porque no hay ningún problema para nosotros, lo que te haga
feliz me hace feliz a mí

—En realidad, Daphne, ¿la recuerdas? — asiente—bueno, ella me


dijo que si quería acompañarla a comprar vestidos y zapatos, hoy,
¿puedo? —juego con mis dedos un poco.

—Claro que sí, ¿Cómo podría decirle que no a la princesa mayor de


papá?, nunca te quitaría estas experiencias de tu adolescencia.

Me gane la lotería con mi padre, envidia me tendría la gente si


supieran lo afortunada que soy al tenerlo a mi lado.

Iré a un baile, juré no ir al baile porque me parecía tonto fuera de un


libro, pero ahora que estoy viviendo la experiencia me emociona
muchísimo, además es imposible decirle que no a Jace Grey...

El perfecto y lindo Jace Grey.

La tarde se pasó lenta, todo el día estuve esperando las cuatro para
poder ir con mi amiga en busca de vestidos. Hasta que por fin se dio
la hora y un auto ya estaba frente a mi casa.

Papa me ha dado suficiente dinero para gastar, asi que al


despedirme y cerrar la puerta de la casa, subo al auto de Daphne.

—Hola, ¿lista para una tarde de chicas?


—Muy lista—sonrío.

Comienza a manejar al centro comercial más cerca.

—Estoy muy emocionada, ¿recuerdas que en secundaria


hablábamos todo el día de como seria nuestro primer baile?

—Sí, siempre dijiste que irías con Karl.

—Y tú dijiste que irías con uno de nuestros tres amigos con un


vestido verde, e iras con Jace. Que bien planeamos nuestras vidas.

Tan parlanchina como la recordaba. Extrañamente me siento en


casa...

Lo que me asustaba sobre la salida eran los temas de conversación,


pero sin duda eso no ha sido un problema, no hemos parado de
hablar en todo el camino, me ha estado poniendo al día de cosas
que no había escuchado por los pasillos.

Al llegar bajamos del auto y nos adentramos en el gran edificio lleno


de gente y tiendas. Buscamos la tienda de vestidos y entramos
topándonos inmediatamente con una chica como de nuestra edad.

— ¿Qué tipo de vestido buscan, chicas? — pregunta con una


sonrisa amable.

—Yo busco algo sencillo de color verde oscuro, si no es molestia.

—Y yo busco uno que diga "Daphne es una diosa del olimpo dueña
del mundo y de todos los corazones de los chicos", aunque el mío
solo le pertenezca a mi novio.

Tan vanidosa como siempre. Ella todo el tiempo se mira en el espejo


y espera tener el maquillaje y peinado en buen estado. Cuida su
imagen mucho más que a su propia tarea.

—Síganme, chicas, tengo algunos que les van a encantar, harán


que sus citas y todos los chicos suspiren.
La seguimos por detrás, observando y admirando todos los vestidos
a nuestro alrededor, si por mi fuera me probaría todos, me encanta
probarme ropa.

La chica en el camino toma vestidos verdes y otros de diferentes


colores para Daphne. Llegamos a un lugar de probadores con
grandes espejos en todos lados, para que puedas admirar cada
ángulo de ti y tomes la mejor decisión.

—Estos son para ti—me tiende tres vestidos— y estos para ti— le
da cuatro vestidos a Daphne.

Ambas nos miramos y entramos a los vestidores.

El primero no nos gustó, nuestra opción dos queda en posibles, pero


la tercera opción...

Al mirarnos la una a la otra nos señalamos con una sonrisa.

— ¡Ese! — decimos al mismo tiempo.

Tiene puesto un vestido negro con escote de corazón y una falda


abierta a los lados, la tela brilla y hace que su blanca piel resalte
junto con sus ojos azules. De verdad se ve muy hermosa, no deja
de admirarse en el espejo, creo que es tal como se imaginó, incluso
mejor

Mi vestido es verde oscuro, tiene escote en forma de uve con


tirantes delgados, en la falda tiene una apertura que muestra un
poco de pierna, me encanta y me veo totalmente hermosa con este
vestido, no puedo dejar de imaginarme con el bailando en la pista, y
tampoco puedo dejar de imaginarme peinados y maquillajes que
combinen.

— ¡Me encanta tu vestido!, lleva ese por favor, a Jace le va a


encantar este vestido, le vas a encantar de todas las formas
posibles, soñara toda una semana con este vestido, dirá: ¡Dios, soy
el afortunado de afortunados!
Mis mejillas se ponen como dos manzanas al escuchar las palabras
de Daphne, algo dentro de mí quiere que sean reales, y puede que
lo sean porque ella es su mejor amiga y lo conoce muy bien,
entonces... ¿es posible que Jace sueñe conmigo?

— ¿Tú crees que le guste? —murmuro mientras veo el vestido y me


muevo de un lado a otro.

—Claro que sí, se quedará impactado, no tendrá palabra alguna.

Entonces llevaré este, quiero sorprenderlo y acelerar su corazón


para que sepa que es lo que yo siento cuando se acerca. Pero la
principal razón es porque me veo genial en el.
18. Baile Soñado
CHARLIE POV

La semana ha pasado tan rápido en la escuela por todos los


preparativos del baile, tanto que ya se ha llegado el día antes del
baile.

Estoy tan emocionada porque poder compartir de esta experiencia


con mi padre. Mi madre al parecer cenará con la familia de su
"novio", por lo que me ha dejado quedarme con mi padre, y así lo
prefiero. Prefiero que mi papá conozca a Jace, a que llegue mi
madre y lo intimide por ser "el niño bonito".

Mientras estoy en mi habitación perdiendo el tiempo, un mensaje de


Jace se deja ver en mi celular. Con emoción lo abro y comienzo a
contestar.

- ¿Dónde pasaré por ti?-


-Estaré en casa de mi papá, ¿recuerdas el camino?-
-Claro que sí, llegaré a las 8 por ti, no puedo esperar que llegue
mañana, estoy tan emocionado-
-Opino lo mismo, será emocionante pasar la noche con súper J.

Sonrío al ver los mensajes y apago el celular porque si no lo hago


me quedare largos minutos mirando dichos mensajes.

— ¡Por fin baja mi princesa mayor!—grita papá abrazándome y


seguido de él, Camill.

—Solo he estado arriba una hora.

—Pero yo quiero disfrutar cada segundo de tu presencia.


Cambiando de tema, ¿cuándo conoceré al chico?

—Ya lo conoces, es Jace Grey, ¿lo recuerdas?, el pequeño niño que


se creía todos los súper héroes del mundo.
Hace una mueca de recordarlo y luego niega como si no supiera
quien es.

—Cariño, deja de hostigar a Charl-sale en mi defensa Jess— ¿ya


sabes cómo peinarte?—me pregunta mientas me aleja de mi papá.

—No soy muy buena con eso, así que no—confieso.

Por más que he tratado de imaginarme un buen peinado, no logro


visualizarme muy bien.

—¿Puedo hacerte unas ondas?, bueno sí tú quieres te puedo


ayudar—me regala una sonrisa cálida aquella pelirroja.

Asiento y me abraza con una sonrisa.

— ¡Que emoción!

—Dejen los peinados para más tarde, la cena esta lista y este
saltamontes y yo morimos de hambre. ¿Verdad que sí?

Camill niega mirándolo con extrañez.

—Yo comí galletas, solo tú tienes hambre.

Papá suspira derrotado y luego suelta una risa acercándose a


nosotras. Todos vamos al comedor y comenzamos una cena más en
familia, adoro estar aquí, desearía nunca irme de este lugar, aquí
soy completamente feliz...

[...]

Hoy es el día del baile, realmente mi primer baile, me emociona


mucho, es extraño, es una sensación de mariposas, y la mayoría se
producen al pensar en el famoso vals en parejas...

Mi momento de libro de romance ha llegado, por un día podre ser la


protagonista de mi vida, poder disfrutar cada uno de los momentos
con una sonrisa, al lado de mi coprotagonista.
Después de buscar un maquillaje por media hora, y durar una hora y
media ejecutándolo, por fin termino, y me encanta como me veo,
unas leves sombras, un delineado no muy exagerado, labial claro
con un poco de brillo. Todo bien.

Salgo de mi habitación y camino hasta la de mis padre, donde Jess


parece que ha montado un salón de belleza solo para mí. Tiene una
silla frente a su gran espejo, tiene pinzas, broches una rizadora,
cepillos, ligas, plancha, espejos pequeños, etc. Todo lo necesario.

—Te ves hermosa, Charl, ¿lista para peinar ese cabello?

Asiento con una sonrisa y me siento en la silla.

Comienza desenredando mi cabello con mucha delicadeza en cada


uno de sus movimientos descendentes, lo hace con una sonrisa
cálida en su rostro, porque disfruta hacerlo, tal como lo hacía mi
madre cuando era pequeña.

Gracias a esos pensamientos no puedo evitar que mis ojos se llenen


de agua, y es que hace tiempo que no comparto momentos así.

—¿Sucede algo cariño?— pregunta poniéndose frente a mí de


cuclillas.

—Hace mucho tiempo mi madre me cepillaba el cabello cada noche,


después dejó de pasar, y hacer tiempo no comparto momentos así
con alguien. Es una sensación extraña, porque no pasa hace mucho
tiempo...

—Charl, puedo no ser tu madre de sangre, pero si me lo permites,


podré aparentar serlo, te trato como mi propia hija porque te quiero
de esa forma, te quiero igual que tu hermana, y eso es emocionante,
siento que puedo ser tu madre y tu amiga al mismo tiempo. Me
siento tan feliz de que me dejes peinar tu cabello para un baile, es
tan emocionante para mi compartir estos momentos contigo, si me
lo permites, te puedo llamar hija sin tener miedo a que te enojes, ¿te
puedo llamar así, verdad?
Asiento reteniendo las lágrimas, me abraza y al separarse saca las
pocas lágrimas que escapan de mis ojos.

—Ya no llores, Charl, me harás llorar, y recuerda, maquillaje-señala


mi rostro con una sonrisa.

Suelto una leve sonrisa y asiento.

Por fin podre tener una verdadera madre, de nuevo podré sentir ese
amor...

— ¿Cómo están mis princesas?, aquí les traigo a una pequeña.

—Estamos comenzando, durante la noche busque algunos


peinados perfectos para esta bella chica—murmura Jess.

Comienza a tomar mechones de mi cabello y pasarlos por la pinza


rizadora. Por el espejo puedo ver a Camill jugar sobre la cama, y del
otro lado puedo ver a papá recargado en el umbral mirándonos con
una sonrisa.

—Desearía que estos momentos pasaran todos los días-susurra.

Yo también...

—Espero que sea pronto, porque yo también lo quiero—respondo


con una sonrisa.

Continuamos hablando y riendo de diferentes cosas mientras me


peinan, algunas carcajadas, quemones y disculpas después Jess
termina.

—¿Qué te parece?—me pregunta.

Las ligeras ondas caen por mis hombros como una cascada, en las
puntas se ven las lindas ondas y arriba se ve cepillado y
perfectamente controlado, ni un pelo de fuera. Se ve realmente bien,
me gusta mucho. Me siento linda.
—Me gusta mucho, Jess, muchas gracias—me levanto de la silla y
le doy un abrazo—¿Qué hora es?

Mira su celular.

—Siete con cuarenta—responde con tranquilidad.

¡¿De verdad?!, Jace no tarda nada en llegar y yo aun no tengo mi


vestido ni zapatos puestos.

Corro a mi habitación y tomo el vestido. No dejo que mi papá o Jess


lo vean, quiero que se sorprendan aunque sea un poco.

Meto la cabeza por la falda de vestido, obviamente cuidando el


peinado y que este no se manche de maquillaje. Ahora solo falta
subir la cremallera de atrás, tengo brazos largos y puedo alcanzar
fácilmente, por lo que no es necesario que Jess lo vea antes de
tiempo, busco los tacones en su caja donde los he resguardado
durante toda la semana. Estos no son muy altos, son de color negro.
Los coloco en mis pies y después los ajusto para que no pase nada
durante algún baile.

Me detengo frente a mi espejo, analizo todo, realmente iré al baile,


nunca he ido a uno o convivido con muchas personas, espero no
suceda lo que sucedió en la fiesta a la que Jace me invitó. No
quisiera decepcionarlo, él me ha ayudado tanto que no sería muy
lindo hacerlo sentir triste cuando él me ha hecho sentir tan feliz
estos últimos días.

Abro la puerta de la habitación, logro ver a mi papá, a Camill, y a


Jess al final de la escalera, tienen sus caras de emoción, excepto
Camill, creo que ella no sabe lo que sucede aún.

Comienzo a bajar las escaleras con las miradas de mi familia al final


de la escalera. Me siento en un cuento de princesas, cuando
nombran a la princesa en el baile, todos la miran y ella comienza a
bajar con elegancia.
—¡Una princesa, papá!, ¡mi hermana es una princesa!—grita Camill
dando brincos de felicidad.

Jess tiene una sonrisa gigante llena de orgullo, y mi papá los ojos
rojos y cristalizados.

Me detengo frente a ellos y les sonrío.

—No llores, papá, me vas a hacer llorar a mí—le digo aguantando


las lágrimas para no arruinar el maquillaje.

—Lo siento, Charlie, siento que te me vas de las manos, ya eres


toda una señorita, me pone nostálgico saber que algún día te irás de
mi lado.

Me acerco a abrazarlo, después se unen Camill y Jess. Y así


creamos un abrazo familiar digno de recordar este día también.

Duramos así un buen rato, hasta que el timbre de la casa suena.

Me separo con una sonrisa.

—Yo voy—se apresura Jess corriendo.

Abre la puerta y deja ver a Jace con un traje negro y un moño a


juego, su cabello está peinado como normalmente lo hace, y...
realmente se ve muy guapo. Parece todo un príncipe de cuento de
hadas, se ve tal como lo imag... como lo hubiera imaginado.

Una sonrisa sale de sus labios cuando me acerco a él.

—Tú... yo... yo me he quedado sin palabras, te ves perfecta—sonríe


mirándome de pies a cabeza.

Sonrío por sus mejillas rojas de nerviosismo. Creo que las mías
están exactamente igual.

—Muchacho—habla mi papá-te recuerdo como si fuera ayer que


estabas en mi patio jugando béisbol conmigo y unos pequeños Ken
y Leo. El rubio y pequeño Jace Grey está aquí-le saluda-ella es mi
esposa, y ella mi hija Camill—presenta a mi demás familia.

—Un gusto volver a verlo, señor Hans-le responde Jace mientras


estrechan sus manos— y un gusto también conocerla, señora Hans
—se pone de cuclillas frente a mi hermana—que linda, pequeña
Charlie— murmura revolviendo su cabello.

—Oye, mi mami me peinó.

Sonrío.

—Cuídala mucho, Jace, tiene el permiso de llegar hasta el final del


baile, o hasta que quieran volver, me refiero a si quieren volver
antes de que termine el baile, no hasta la madrugad. Pongo toda mi
confianza en ti, no me defraudes—sentencia papá mientras lo
señala con el dedo.

—No lo haré, señor, no se preocupe, nos tenemos que ir, nos están
esperando, gracias por permitirle ir. Con su permiso.

Salgo de casa y me despido de mi familia. Comienzo a caminar


junto a Jace hasta una camioneta negra, es como las que usan los
presidentes, es muy elegante.

Él se apresura a llegar a la puerta para abrirla por mí, toma mi mano


y me ayuda a subir para después subir el a mi lado. Ambos estamos
en la parte trasera esperando que comience el camino.

¯Ahora sí, papá, al baile— le indica el chico a mi lado.

+Buenas noches, señor Grey+ saludo con un poco de desconfianza,


hace mucho que no hablo con un miembro de la familia Grey que no
sea Jace. Es emocionante decir "señor Grey", siento que hablo con
Christian Grey.

—Buenas noches, Charlie. Aún recuerdo cuando eras una pequeña


chica, aunque eras más alta que el hombre a tu lado—suelta una
risa por el final.

Lo recuerdo a la perfección, Daphne y yo les ganábamos a Leo,


Ken, y Jace, por unos cuantos centímetros, hasta que meses antes
de alejarme de ellos, comenzaron a crecer como jirafas.

—Pero ahora no lo es—murmura Jace mientras me mira con una


sonrisa, haciendo que le sonría igual.

Comienza el camino al baile soñado, y ahí estamos nosotros, los


pequeños chicos que solían jugar escondidas, llenarse de lodo y
siendo solo amigos, ahora yendo a un baile, juntos...
19. Vals

JACE POV

No puedo creer que ella está junto a mí yendo a un baile y como


pareja. Un sueño para mí.

Ella se ve sumamente hermosa, su maquillaje delicado, su cabello


perfectamente arreglado, su piel blanca y levemente bronceada
hace un contraste perfecto con su vestido, y aunque lleva tacones
no me llega a alcanzar y eso me gusta.

Esta puede ser una noche perfecta, una que no voy a olvidar nunca,
no solo la voy a hacer inolvidable para mí, sino también para ella,
hare que siempre que piense en este baile piense en mí o viceversa.
De eso estoy seguro. Solamente quiero disfrutar todo de esta noche,
no desperdiciar ni un solo minuto. Por fin llegamos al salón que la
escuela pagó para el baile, la decoración tiene temática de los
Oscar's. Todo se ve tan elegante y moderno.

Mi padre se detiene frente a la que simula una alfombra roja, hay


cámaras y luces, como los mismísimos premios, todo esto nos hace
sentir como los perfectos seres humanos que somos, en especial
yo, me hace sentir como todo un famoso, como esos que salen en
revistas con la vida resuelta y sin problemas.

Bajo de la camioneta y los flashes comienzan a segarnos, sin


importar mi vista dañada extiendo mi mano para ayudar a Charl a
bajar.

El contacto de piel con piel es extravagante y mágico, tanto que me


ha puesto la piel de gallina y un choque eléctrico recorre mi espalda.

Tengo que respirar o me desmayare aquí mismo.


Caminamos hasta el inicio de la alfombra con su brazo entrelazado
con el mío, nos piden que hagamos alguna pose para una foto digna
de unos premios, así que pongo mi mano un poco arriba de su
cintura y ella pone una mano en mi pecho. Estoy tan nervioso
porque parecemos una pareja. Posamos con nuestras mejores
sonrisas y las personas toman sus fotografías haciéndonos ver
destellos aun después de las fotografías. Hacemos nuestro recorrido
a lo largo de la alfombra hasta llegar a la entrada, la música ya
resuena por el lugar, las bajas luces le dan un ambiente de fiesta y
diversión. Como en las películas.

Le ofrezco mi brazo a la chica a mi lado y gustosa lo acepta,


recorremos el lugar observando a todos y siendo observados, en el
lugar hay chicas bastante bonitas y bien vestidas, pero ninguna
logra hacer que no quiera separar la mirada como logra Charlie. Y
también hay chicos bien vestidos, pero ni uno solo supera a mis
amigos y a mí.

Nos dirigimos hasta la mesa donde están Leo, Melanie, Ken, Sucy,
Daph y Karl.

— ¡Chicos! — hacen un gritillo todos para saludar.

—Charlie, te ves muy bien— alaga Leo mientras sostiene la cintura


de Melanie. Que picaros.

—Gracias —agradece la chica a mi lado jugando con sus dedos—


todos también se ven muy bien.

Ken y Leo se miran unos segundos y después me miran a mí con


una sonrisa malévola.

Ay no...

— ¿Jace también se ve bien? — preguntan ambos al mismo tiempo,


tan sincronizados que dan cierto miedo.

Giro los ojos, pero aun así espero su respuesta con ansias.
—Sí, también se ve muy bien—murmura mientras juega con sus
dedos y bajando la mirada.

Una sonrisa inconsciente sale de mi boca y mis mejillas se calientan


de una manera muy rápida hasta para el mas enamorado del
mundo. Los demás sonríen mostrando los dientes mientras Leo,
Daph y Ken suben y bajan las cejas con picardía. Hago todos los
ademanes que me son posibles para lograr que dejen de hacer eso
pero me ignoran a toda costa. Charlie sube la vista y mis tres
mejores amigos se detienen reteniendo una carcajada.

Malditos.

—Sucy, Mel, Charl, vamos al baño, dejemos que los chicos hablen
de lo hermosas que nos vemos hoy— dice Daph sonriendo.

Charlie se suelta de mí brazo, levanta un poco su vestido y se va


con las chicas al baño, las cuatro abriéndose paso entre todos,
como si fueran las dueñas del lugar.

—Eh hombre, un sueño para ti y la envidia de muchos, no


cualquiera logra salir con Charlie Hans— dice Karl.

—Es que yo no soy cualquier de esos chicos. Estoy tan emocionado


de poder bailar el vals con ella, ensayé durante toda la noche con el
trapeador.

— ¿Trapeador? — preguntan los tres.

Asiento sin vergüenza.

—Es similar a la altura de una chica, es...

—Es un palo.

—Oh deberían intentarlo, es fácil aprender.

—Yo aprendí con mi mamá— comenta Ken.


—Yo con Daph.

—Y yo obviamente se bailar desde que soy un embrión.

Leo tenía que ser. Y se lo creo, es tan buen bailarín que en los
festivales musicales de prescolar siempre era el protagonista
mientras que Ken y yo éramos árboles y pastos.

—Solo espero con ansias el vals—murmura Leo—y sé que Jace lo


espera igual, siempre ha soñado con bailar con el amor de su vida,
decirle lo mucho que la ama, que se quiere casar con ella, tener dos
hijos y un perro, amarla hasta el fina... —le interrumpo cubriéndole
la boca porque las chicas se están acercando y no quiero que
Charlie escuche mis sueños. Seguro solo se tomaron alguna foto en
el espejo.

No es secreto entre mis amigos que sueño una vida con ella, pero
no lo puedo revelar hasta que ella sepa mis sentimientos y aún no
estoy muy seguro.

Cuando las chicas llegan a nuestro lado pasamos a sentarnos a la


gran mesa donde cabemos los ocho exactos. Los meseros entran
con las bandejas en sus brazos y comienzan a repartirnos la cena,
todo se ve delicioso. Antes de comenzar a comer colocamos una
gran servilleta de tela blanca en nuestras piernas para evitar
ensuciarnos, al menos ya nos han tomado fotos totalmente limpios.

Charlie comienza a comer con tranquilidad y sin hablar mucho, no


como nosotros que no paramos de hablar y reír de cualquier tontería
que sale de la boca de Leo.

Después de un gran rato por fin los meseros llegan a retirar todo
para dejarnos la mesa libre. Todos estamos totalmente llenos hasta
el tope.

—Muy bien, chicos, ya que han terminado sus cenas es hora de


bailar el vals con sus parejas, por favor, pasen a la pista— anuncia
el director por el micrófono.
El cambio de música se hace muy notorio, las luces bajan de tono y
la pista comienza a llenarse de las parejas. Me levanto de la silla y
le tiendo la mano, ella la mira y después la toma con la delicadeza
que la caracteriza.

Caminamos de la mano hasta la pista y nos colocamos junto a las


demás personas, justo en el centro como si fuéramos los
protagonistas. Coloco mis manos en su cintura atrayéndola a mí,
ella coloca las suyas sobre mis hombros logrando que un escalofrío
me recorra el cuerpo. Cuando sus hermosos ojos sostienen los
míos, la boca se me seca por completo pero aun así sostengo su
mirada y no tengo intención de soltarla ni un segundo.

La melodía leve comienza a resonar haciendo que comencemos a


mecernos de un lado a otro. Mis ojos no se apartan de su belleza,
sin importar los empujones y los pisotones de todas las personas
que no practicaron con sus trapeadores y escobas.

En este momento siento que solo somos ella y yo contra el mundo


cruel que nos rodea.

Bajo lentamente mi mirada a sus labios y me acerco poco a poco,


no estoy cien por ciento seguro, tengo miedo a ser rechazado, así
que solo me giro y ella al ver que no hago nada recarga su cabeza
en mi hombro. Aprisiono mas su cuerpo contra el mío siguiendo el
baile con tranquilidad.

¿La noche puede ser más perfecta?

Nos separamos del pequeño abrazo ya que sí seguimos mi corazón


se va a salir de su lugar. Lo siento muy acelerado.

—Te ves hermosa—le digo acariciando su mejilla, miró sus ojos con
la misma intensidad con la que me gusta.

—Tú te vez muy bien con tu moño...— lo toma por un extremo


—...traje...—pasa su mano por mis hombros haciéndome suspirar
—... tu cabello...—acaricia un mechón—... y tus ojos...— acaricia mi
mejilla—...brillan mucho—sonríe ligeramente.

—No dejarán de hacerlo mientras tú estés cerca, mientras estés


frente a mí mi persona no dejara de suspirar.

Sus mejillas se ponen rojas y sus ojos más brillosos. Se acerca


pasando un brazo por mi cuello y el otro toma un extremo de mi
traje, se coloca de puntitas y besa mi mejilla con delicadeza.

Me deja como tonto suspirando.

Este momento lo voy a recordar hasta que me haga viejo, se lo


contaré a mis hijos, sí tengo un futuro con ella o con otra persona,
podre contarles aquella mágica noche de baile al lado de la chica
que me gusta, contarles como su abuelo era un loco enamorado sin
remedio alguno.
20. Hasta El Final.

CHARLIE POV

A veces una sola persona puede ayudarte a reconstruir tu vida y


hacerte olvidar lo malo que te atormenta. Durante toda mi vida
nunca me di cuenta que esa persona para mí era Jace, el chico con
el que estoy bailando. El simplemente me ha hecho sonreír en mis
días malos, me ha sacado un poco del pozo en el que estoy, me ha
sacado de mis problemas familiares y hace que me olvide de todo.
Es el chico perfecto, solo hace falta mirarlo para darte cuenta, es
atento, cariñoso, sabe escucharte, es tierno, guapo, humilde y te
ayuda demasiado.

Un chico ideal.

La melodía del vals termina y el director toma el micrófono de


nuevo.

—Hora de cambiar de parejas— dice este.

Leo se acerca con Melanie de la mano y nos ofrece el cambio de


parejas. Miro a Jace y él me da una sonrisa reconfortante que me da
una ligera confianza para poder ir con Leo.

Hace mucho tiempo no hablo con Leo, desde secundaria para ser
exacta. Él ha sido un chico carismático y feliz desde siempre,
ademas e que nunca me olvidaría de él, porque fue mi primer beso y
yo el suyo. Eso ocurrió en secundaria, estábamos en casa de Jace,
irónico, jugábamos a la botellita y ya, fue un beso insignificante.
Nunca hubo sentimientos, solo la vergüenza de dos
preadolescentes experimentando los besos.

—Creí que me rechazarías el baile— confiesa colocando su mano


más arriba de mi cintura.
—No tengo motivos para hacerlo.

—Es solo que con Jace te ves más segura que con cualquiera de
nosotros.

—Jace me da cierta calma, y me ha demostrado que le puedo tener


confianza, por eso los cambios notorios—sonrío ligeramente.

— ¿Hay algo más además de amistad y confianza? — me pregunta


alzando una de sus cejas.

Subo mis hombros y esto le provoca una sonrisa.

Ni yo misma se si hay más que amistad y confianza, y si lo supiera


no se lo diría, Leo es su mejor amigo, obviamente se lo diría, y no
pienso correr ese riesgo.

Después de esa pregunta no vuelve a decir ni preguntar sobre ese


tema, de ves en cuando suelta unos chistes que me hacen reír y
saber que su humor sigue bastante roto pero sigue siendo divertido.

[...]

La fiesta está en grande dentro del salón, hay personas bailando


como locos, algunos lograron meter alcohol al baile, otros se besan
como si no hubiera mañana, y Jace y yo encontramos un pequeño
balcón para hablar en paz.

Desde aquí se pude ver una de las partes más iluminadas de la


ciudad. Es como una linda escena de mis libros clichés que decoran
mi librero y me hacen suspirar.

—Nunca imaginé que sería tan destructiva— dice el chico a mi lado


con una sonrisa.

—Tampoco yo.

—Por cierto, gracias por aceptar venir al baile conmigo.


—De alguna manera tenía que pagarte, ya sabes, me has ayudado
demasiado en tan poco tiempo.

El cambio de una sonrisa a una fina línea en sus labios ha sido muy
notable.

— ¿Entonces por eso aceptaste, solo para "pagarme"?, yo creí


que...

—Es una de las razones. Vengo por voluntad propia, porque...


quiero estar aquí, porque quiero que esta noche inolvidable sea
contigo— la sonrisa que hace unos segundos desapareció vuelve a
salir acompañada de sus perfectos dientes.

Se acerca a mí con lentitud colocando una de sus manos en mi


mejilla haciendo leves círculos. Su mirada no se aparta de la mía,
esos ojos que en este momento brillan mucho. Su mano de mi
mejilla pasa a mi cuello crenado un choque electico, así que yo
coloco una mano en su nuca para crearle la misma sensación.

Mirándonos bajo la luz de la luna nos comenzamos a acercar, sé


que se aproxima un beso, uno inolvidable y dign...

Cuando ya estamos bastante cerca la puerta del balcón se abre de


par a par dejando ver a Leo con cara de sorpresa.

Uff, que vergüenza que tengo ahora. Me alejo de Jace.

—Iré con Melanie —digo y salgo del balcón casi corriendo de la


pena.

Qué vergüenza, pero de verdad ese beso seria de película


romántica, digno de recordarlo toda mi vida.

JACE POV

Por poco.

Charlie sale del balcón y Leo entra.


Lleva el cabello despeinado, la playera arrugada y un poco de labial
en la cara, seguro ya pasó por algún lugar apartado de todos junto a
Melanie.

— ¿Se iban a besar? — pregunta mi buen amigo mientras entra al


balcón conmigo.

— ¿Tú que crees?— digo con ironía.

—Lo siento mucho hermano, ese beso iba a ser tu primer beso con
ella y lo he estropeado.

—Siéntelo mucho, Leo, además, ese no iba a ser mi primer beso


con ella.

Me mira sorprendido. Parpadea un poco y se acerca.

— ¿Qué dices?

—Ya nos habíamos besado antes.

—¡¿Qué?!, ¿cuándo?, ¿por qué Ken y yo no nos enteramos?—


mientras habla me hace unos ademanes medio extraños que no
entiendo.

Tampoco es para tanto.

¿O sí?

—Sucedió antes de la propuesta a prom—explico recargándome en


el barandal del balcón y mirando a la calle.

—Estoy orgulloso de ti, Jace, y no porque la besaste, sino porque


estás consiguiendo conquistarla de una manera tan simple, no
necesitas coquetear descaradamente con ella, decirle que eres un
guapo cada segundo, quitarte la camisa, o tener que darle celos,
eres la persona que logró acercarse a Charlie de una manera tan
oportuna, eres el chico.
Nunca he tenido intenciones de ganarme su atención con ese tipo
de acciones, no soy ese tipo de chico, prefiero lo sentimental, mis
padres me han educado tan bien, para ser un caballero con
cualquier chica, ni se hable de la chica de mi vida, ella se merece el
cielo, y con todos sus problemas lo menos que pude hacer es darle
otro más.

—Sí... creo que lo he logrado— digo con una sonrisa.

— ¿Te digo algo? — pregunta con un sonrisa.

— ¿Qué cosa?

Se acerca a mí y se recarga en el balcón.

—Cuando cambiamos de pareja le pregunté algo a Charlie. Yo le


pregunté que si había algo más que amistad en su relación, no me
dijo nada concreto, pero alzó sus hombros en signo de "no sé, pero
sí", sé diferenciar entre uno que diga "meh" otro de "no lo sé" y otro
de "vergüenza que te grita un sí", definitivamente fue el último.

— ¿Tú crees que ella sienta algo por mí?— le miro con cautela.

—Charlie no se la pasa dejando que la besen, y mira, les interrumpí


uno y me dices que ya se besaron, aparte te tiene la maldita
confianza de todo el mundo, se siente segura a tu lado, Jace, creo
que deberías comenzar a subir el siguiente escalón, pero recuerda,
mientas más rápido subes más peligroso de caer, hazlo lento y
seguro— me da una sonrisa y unas palmadas —vamos dentro, que
como tú hay más de cinco chicos tratando de bailar con Charlie.

—Sabes que no soy una persona celosa sí no hay motivos gigantes


por lo que estarlo— digo relajado mientras salimos del dichoso
balcón.

—Algún día estarás tan celoso que te vas a desconocer, Jace Grey,
algún día.
Mientras caminamos hasta la mesa donde estaban las chicas miro
mi celular, es la 1:50 am. Es hora de llevar a Charlie con su padre,
tal como prometí.

—Charl, es hora de irnos— le digo mientras tomo mi saco y lo


coloco en mi brazo.

—De acuerdo—se levanta y para junto a mí.

Nos despedimos de todos y salimos del gran salón. Al final de la


alfombra nos entregan nuestras fotos. Subimos a la camioneta
donde nos espera mi papá, seguro se fue a algún lugar a gastar el
tiempo mientras salíamos.

Charlie y yo quedamos en que cada quien se quedará con un foto


de recuerdo. Esta foto vivirá en mi habitación siempre.

Después de unos cuantos minutos llegamos a la casa del padre de


Charlie, abro la puerta y la ayudo a bajar, para después comenzar a
caminar hasta la puerta y poder dejarla sana y salva. Tocamos el
timbre y esperamos unos segundos.

—Gracias por darme esta noche tan...linda— murmura Charlie


jugando con sus dedos.

—Fue linda por ti—digo deteniendo sus movimientos nerviosos. En


ese momento la puerta se abre dejando ver al padre de la chica a mi
lado.

— ¿La cuidaste, muchacho?— pregunta mientras alza una ceja.

—Todo el tiempo, señor Hans.

Ella se gira a mi persona y me besa la mejilla para despedirse.

—Entra, Charlie—le da el pase—gracias por cuidarla, Jace, veo que


sigues siendo ese niño caballeroso— me dice una vez que ya no
está Charl.
—La cuidaré todo el tiempo, hasta el final—digo con una leve
sonrisa. —Buenas noches—me despido.

—Buenas noches, mándale saludos a tus padres de mi parte.

—Claro, señor Hans.

Retrocedo y me doy la vuelta para comenzar a caminar a la


camioneta de papá con una sonrisa. Abro la puerta de copiloto y
subo, después de cerrar la puerta me deslizo por el asiento con una
sonrisa de idiota enamorado.

—Suelta ese suspiro hijo— dice mi padre.

Y tal como lo dice lo hago. Estoy tan enamorado de ella, de sus


virtudes, defectos, talentos, fallas, de absolutamente todo. No hay
algo en ella que no me logre enamorar cada jodido día de mi vida.

Estoy totalmente perdido en esta loca vida que lleva una persona
enamorada.
21. Tan Sensacional.

JACE POV

Despierto con una sonrisa que estoy seguro nadie me va a quit...


retiro lo dicho, mi sonrisa se desvanece al no ver mi foto con
Charlie. ¿La perdí?, eso sería imposible y sí fue así, seré un idiota
por perder la primer foto que tenemos sin parecer unos mocosos.

Me levanto de la cama y salgo de mi habitación, bajo las escaleras


para poder buscar la foto, yo estoy seguro que entré a casa con ella
en mi mano.

Muevo como loco todo en la sala, busco bajo las cosas, cojines,
sofás, detrás de la tv, dentro de la chimenea, y nada, entonces
camino a la cocina. Y es ahí cuando respiro con alivio, la foto está
sobre la isla de la cocina, pero ahora está decorada con un marco
negro. La tomo entre mis manos y la admiro una vez más.

—Sé que esa foto es muy preciada para ti, así que la puse en un
marco, entonces la podrás presumir a cada persona que entre a tu
habitación—dice mi madre mientras se acerca.

Y tiene toda la razón, es un tesoro, un simple pedazo de papel me


va a poder recordar una de las mejores noches de mi adolescencia
y probablemente de mi vida.

—Gracias, mamá—sonrío. Es que no hay otra persona que sea fan


número uno de mí enamoramiento.

—Toma, tienes que desayunar, tu padre se ha ido temprano, así que


solo somos tú y yo.

Tomo el plato y comienzo a desayunar sin dejar de admirar la


fotografía frente a mí.
—Cuéntame cómo te fue— dice emocionada.

Fue perfecto.

—Fue genial, bailamos el vals y fue tan perfecto que es imposible


describirlo, también bailamos canciones con los chicos, platicamos,
hubo más confianza, ella se veía aún más perfectas de lo que se ve
cada día, fue mágico, me volví a enamorar una vez más, volví a
sentir lo que sentí el primer día que la mire y la adrenalina en mi
cuerpo subió como espuma.

Cada maldito día que la vuelvo a ver es como la primera vez que
sentí algo por ella, me vuelve a llegar ese chispazo al corazón que
me pone la piel de gallina. Y me encanta.

— ¡Que emoción!, ¿cuándo la traes a cenar?

—Algún día le preguntaré, mamá.

—La quiero ver, quiero verla crecer, quiero verla feliz y a ti igual.

Sonrío mirándola.

—Te quiero, mamá— me levanto y le doy un abrazo.

La mejor mamá la tengo yo.

[...]

LUNES

La escuela de nuevo, no me quejo, es mi último año, mi último año


en el equipo de americano, tengo que disfrutar al máximo, ademas
de que puedo ver a Charlie.

Sobre americano, mañana tengo un juego importante y vamos a


pasar todo el día entrenando ya que es contra una escuela buena,
nos tenemos que preparar ya que no somos un equipo conocido por
perder, y esa escuela tampoco, tenemos que dar un espectáculo,
pero finalmente los dueños del circo seremos nosotros.

Camino a la par de Leo y Ken, vamos al campo a comenzar con la


tortura, el entrenador se apasiona demasiada, y cuando digo
demasiado, es porque así es, hace que las piernas nos duelan hasta
no poder mantenernos de pie, que los bazos ardan del dolor, que
mojemos las playeras de sudor, pero finalmente el esfuerzo rinde
frutos en cada partido, porque gracias a ese duro trabajo estamos
en los primeros lugares de nuestra liga.

No me apetece entrenar hoy, el día está muy soleado y eso cansa


mucho, te decae y hace que el cansancio llegue más rápido.
Desearía estar en las gradas donde si hay tejada que cubra de los
rayos ultravioleta.

—Jace, no mires a las gradas, porque...— me dice Ken por lo bajo.

Y como buen idiota lo hago. En las gradas están Daph y Charlie. La


segunda está mirando su celular constantemente. ¿Hablará con
algún chico?, no Jace, fuera impulsos de celos, no son nada, puede
hablar con quien se le dé su gana sí ella así lo que quiere, pero... si
está aquí debería ver el juego, a los jugadores, a...

—Te dije que no voltearas, idiota—me reclama.

—Me ganó la curiosidad.

—Parece concentrada.

— ¿Y? — pregunto cuando comienzo a correr.

—Y eso te mata —responde Ken.

Sí, es verdad, pero no lo aceptare.

No son celos en sí, pero el hecho de que está y no me mira me


pone un poco mal, porque no sé cómo reaccionar, no sé si darme a
notar, darle un poco de atención, sonreír, no sé que hacer.
—No, corran, ya basta de habladurías.

De vez en cuando volteo a ver que como está o sí me está viendo,


pero ella sigue mirando el celular. Tomo un bocado de aire, bajo la
mirada y continúo entrenando. Puede estar haciendo cualquier cosa,
no hay por qué molestarse, puede ser algo importante, o no...

—No pasa nada, Jace, puede tener motivos para no ver el


entrenamiento con atención— me dice Leo dando unas palmadas
en la espalda.

Solo alzo mis hombros restándole importancia. Aun así no tiene la


obligación de mirarme, no somos nada.

Después de un gran esfuerzo y los gritos de coach, por fin somos


libres. Todos vamos a los vestuarios para tomar nuestras cosas y
poder ir a casa. Tomo mi mochila de entrenamiento y meto todas
mis cosas con desgana, no la he pasado muy bien este
entrenamiento, solo mirando una y otra vez a las gradas.

Leo va en busca de Melanie y Ken de Sucy, yo voy caminando solo


por los vacíos pasillos de la escuela con la cabeza agachada.

— ¡Jace!—me gritan a mis espaldas.

Giro y la veo corriendo hacia mí con una sonrisa y su respiración


acelerada. Una vez llega me hace un ademan de esperarla un
segundo, coloca las manos en sus rodillas y trata de tomar aire.
Acaricio su espalda para darle un poco de apoyo en su
hiperventilación.

—Hey—digo con desgana cuando se recompone.

—Te falta algo—murmura extrañada. Sus dedos se mueven a la


comisura de mis labios y la suben creando una "sonrisa"— ¿qué
tienes?—susurra.
—Yo...—el sonido de un nuevo mensaje de su celular me corta la
palabra. Suelto un suspiro y pienso en si decirle o no—diré las
cosas claras, Charl, no me gusta darle vuelta al asunto ni ocultar mis
opiniones. Que estuvieras en mi práctica y no pasaras tu mirada en
mí ni un segundo me desganó, sé que suena tonto, pero realmente
tú me haces ponerle más empeño a todo, y hoy no fue así, sé que
no tienes la obligación de mírame porque no somos absolutamente
nada, pero... tú me entiendes...—paso mi mano por mi cabello y
luego la dejo caer.

—Estaba hablando algo importante con mi papá, lo siento si...—dice


en un susurro.

Idiota, Jace, eres un Idiota.

—Ahora me veo como un estúpido, ¿verdad?

Niega con una sonrisa de labios cerrados.

Sonrío ligeramente.

—Me alegra que no. Ven, te llevaré a casa, así platicamos un rato—
le quito la mochila y la pongo en mi hombro libre.

Caminamos hasta mi auto en silencio, uno a la par del otro mientras


nuestras manos se rozan pero nunca se entrelazan.

—Ahora te pregunto yo, ¿sucede algo?, estás más seria de lo


normal—le digo mientras subimos al auto.

Enciendo el motor, nos colocamos el cinturón y comienzo el camino.

Suelta un suspiro pesado, de esos que van cargados de estrés, se


recarga en el asiento y cubre su rostro.

—El sábado de esta semana es el juicio donde deciden cual de mis


padres se queda con mi custodia completa, eso me tiene nerviosa.
Sí se la dan a mi madre prácticamente me despido de mi padre para
siempre, estoy segura que ella no me dejaría verlo más, así que
estoy demasiado estresada y pensativa.

Quita las manos de su cara y me mira. Con un gran bocado de aire


y muchas agallas le tomo la mano. Ella me mira sorprendida pero no
protesta y refuerza nuestro agarre.

Sé que su familia es un tema delicado para ella, y pienso mostrarle


todo mi apoyo.

—Yo voy a estar a tu lado apoyándote, y no te dejaré en ningún


momento.

—Gracias, Jace, sé muy bien que cuento con tu apoyo, y me


encanta esa sensación, siento la confianza entera cuando estoy a tu
lado—me sonríe, lo siguiente que hace me sorprende mucho. Quita
su mano de la mía pero las entrelaza.

Miro nuestras manos por unos segundos y luego veo su rostro. La


corriente que nuestros cuerpos comparten es indescriptible. Hay
miles de palabras pero no encuentro las perfectas.

—Ojos al frente, Jace—me dice.

Sonrío y miro al frente.

Nuestras manos no se separan para nada durante el transcurso a su


casa. Estoy nervioso pero trato de actuar normal hablando con ella
durante el camino para hacerla olvidar el juicio, mantener su cabeza
ocupada con cosas divertidas y evitar pensar en mi nerviosismo.

Cuando finalmente llegamos a casa de su madre suelta mi mano,


siento un golpe de frío en mi palma como sí el color que creamos
juntos se vuelve un gris cuando nos separamos.

—Mi madre me gritará mucho, me da miedo entrar porque estará


como una loca porque se acerca el juicio, tomará su odio contra mí,
y eso no me gusta, y nunca me ha gustado—dice con preocupación
jugando con sus dedos.

—Sí eso sucede, no dudes en llamarme o mandarme algún


mensaje, siempre estaré ahí para distraerte de la realidad.

—Eres una fantasía...

—Tal vez, seré tan perfecto como una.

—Estoy segura de que ya lo eres.

Sonrío y ella igual. Baja de auto pero antes de que cierre la puerta le
hablo de nuevo.

— Charlie, ¿iras al juego de mañana?, ya sabes, es un juego


importante, y no exactamente puedes ir a apoyarme a mí, sino a
todo el equipo, pero tal vez un poco más a mí...

— ¿Quieres que lo haga?, ¿quieres que vaya a apoyarte?—


pregunta con una media sonrisa.

Asiento frenéticamente.

—Sí, en todos los idiomas para que quede claro.

—Entonces iré—sonríe—me tengo que ir, nos vemos mañana—se


acerca y me da un beso en la mejilla, cuando giro para mirarla se
acerca de nuevo y me da uno pequeño en los labios.

Todo mi cuerpo está en shock, me ha dejado como un Idiota.

Cierra la puerta del auto y corre a la puerta de su casa, sin dejarme


decir nada. Ella es tan sensacional...

CHARLIE POV

Entro a casa después de dejar a Jace anonadado. Ciertamente, yo


también he quedado así, no es algo que imagine hacer, pero con él
frente a mi es tan inevitable no querer darle un abrazo o un beso.

Mi madre está sentada en el sofá viendo un papel con una pila de


los mismos frente a ella, al escucharme se gira para verme.

—Qué bueno que llegas, ¿sabías que tengo al mejor abogado de la


ciudad?, dudo mucho que tu padre gane el juicio.

— ¿Por qué eres así?, ¿por qué me tratas a mí así?, los problemas
son tuyos y de él, yo no debería estar entre ustedes.

—Porque odio a tu padre, por eso lo hago, porque quiero molestarlo,


enfadarlo, destrozarlo, tú eres lo que más quiere, y no pienso darle
esa felicidad, es lo único que le falta, ya tiene a su otra hija y esa
mujer pelirroja, no te tendrá a ti, porque de igual manera yo me
quedaría sola.

—Esa mujer se llama Jess, y te aseguro que es mejor madre que tú


— murmuro con muchas agallas.

—Cállate, esa mujer no es nadie en tu vida, tu madre soy yo y así te


lo tendrás que aguantar. Y una vez más te lo digo, no dejaré que tu
padre sea feliz, porque lo odio, y eso nunca va a cambiar.

—Tú fuiste quien lo engañó, en su propia casa, con su amigo, tú te


buscaste que te dejara, quien debería odiarte es él...

Se pone de pie y camina hasta mí, su rostro es una mezcla entre


enojo y dolor. Sin dejarme reaccionar su mano impacta contra mi
mejilla, creando un ardor en mi cara.

Pongo la mano en mi mejilla que probablemente ya esté roja, la miro


con los ojos llorosos, su mirada es asustada y de alguna manera
arrepentida.

—Será mejor que no le menciones nada de esto a nadie, yo... yo


no...— no dice nada más porque sale casi huyendo de la casa.
Es la primera vez que mi madre me pone una mano encima, ni
siquiera de niña lo hizo, fue como un impulso, tal vez fue mi culpa
recibir ese golpe, la provoque.

El tono de llamada me saca de mis pensamientos de odio, el


nombre en mi pantalla me saca una sonrisa, contesto al instante y
me siento en el sofá para escucharlo hablar.

—Hola, ¿cómo te sientes? —Pregunta Jace al otro lado de la línea.


—Un poco mal supongo, mi madre y yo compartimos una que
otra frase mala—
—Esto te sacará una sonrisa, quien sabe, tal vez hasta una risa,
espera un momento—dice poniéndome en espera.

La notificación de que me ha mandado una fotografía me extraña.


Abro la foto y definitivamente me saca una pequeña risa, tal como lo
dijo. Es una foto de él con espuma de afeitar y un rastrillo, además
tiene un pequeño punto intencional de espuma en su nariz.

Su voz a través del celular me da a conocer que ya no estoy en


espera.

—A que te saque una risa—


—Estás en lo cierto—
—Charlie, mi madre me está insistiendo, literalmente estaba hace
un segundo a mi lado pidiéndomelo, ¿tú quieres venir a cenar
después del juego de americano mañana?, quiere verte y hablar
contigo. —
—Me encantaría, dile a tu mamá que iré a cenar con ella y con
tu padre—
— ¿Yo no estoy invitado a su cena?—
—No lo sé, es tu casa —
—Oh, es verdad— su dulce risa es como una melodía que me
calma de cualquier percance estresante.

Continuamos hablando hasta que se hace tarde para continuar con


la llamada. En realidad pasaron horas de risas, chistes, anécdotas, y
cosas muy insignificantes para recordar.
—Charlie, antes de que cortemos la llamada... te quiero—.

Te quiero... esas simples palabras llegan hasta mi corazón


haciéndolo acelerar, nunca he dejado entrar a mi vida a un chico, así
que nunca he experimentado el amor que no sea familiar, o el
intento de el.

—También te quiero, Jace—

Antes de poder escucharlo decir algo la puerta de mi habitación se


abre dejando ver a mi madre.

—Deja de hablar con ese niño bonito y baja a cenar— dice con un
tono frívolo que odio mucho.

—Se llama, Jace, y no tengo hambre—.

—He dicho que bajes, ahora— cierra la puerta muy fuerte haciendo
que caiga al suelo uno de mis cuadros.

Resiste Charlie, queda poco, poco para que vayas a vivir con tu
padre.

Vuelvo a la llamada.

— ¿Lo hizo de nuevo?


—Sí. Mejor bajo, no quiero volver a pelear.
—Está bien, nos vemos mañana, descansa, Charl.
—Descansa, Jace.

Cuelgo la llamada y bajo hasta el comedor, ahí está mi madre,


acomodando los platos de la cena, los plantones con comida,
ensalada, puré y pollo. Me siento frente a ella y me sirvo de la cena,
ella hace lo mismo, lo extraño es que no me mira, no habla en su
celular, no hace nada más que mirar su plato de comida. ¿Qué le
sucede?

—Así que el niño bonito en realidad es el pequeño Jace—habla con


un tono... normal, como si de verdad le interesara mi vida.
La miro con extrañez, pero ella sigue con su mirada baja.

—Sí, ¿lo recuerdas?

—Sí, un chico muy educado desde pequeño.

—Mjm, es...—aclaro mi garganta—... mi amigo.

Eso es lo último que decimos, de las conversaciones más civilizadas


que hemos tenido.

Extraño a mi mamá, a la cual jugaba conmigo, con la que veía


películas, me peinaba e íbamos de compás, ahora solo tengo a mi
madre, una mujer sedienta de venganza, que lo único que le importa
es hacer sentir mal a las personas por satisfacción propia.

Una mamá te quiere, te cuida y se divierte contigo, una madre solo


te manda, dicta y obliga, solo te tiene por legalidad, no por amor.

Esa es la gran diferencia entre mi mamá y mi madre. Al menos así


lo es para mí...
22. El Jersey.

CHARLIE POV
Parte 1/2

Hoy es el día del gran partido de americano del cual se ha hablado


durante mucho tiempo, todos los alumnos están vestidos con los
diferentes jersey's del equipo, yo no tengo ninguno, así que vengo
con mi ropa normal.

—Charlie, ¿y tu jersey?— pregunta Daphne cuando se acerca a mí


en la entrada de la escuela, ella lleva el jersey negro de Karl sobre
su uniforme de porrista.

Algo muy cliché, pero lindo a la vez.

—No tengo uno.

Alza ambas cejas con sorpresa.

—Lo vamos a solucionar luego, vamos a clases, lo mejor es que


solo tendremos dos de ellas y lo demás podemos ver la práctica pre-
partido—dice emocionada. Los partidos importantes siempre
vuelven loca a la escuela, le da un aire de felicidad a todo el
ambiente.

Entramos al salón y todos me miran como si fuera una inadaptada


por no llevar un jersey, literalmente todos llevan uno, hasta los
maestros. Los jersey llevan los colores de la escuela, amarillo, negro
y azul marino.

Me siento ignorando las miradas desaprobatorias de todos, al


menos me he puesto una blusa negra de mangas largas para estar
a tono con todos.
Daphne se sienta mi lado como si así fuera costumbre todo el
tiempo. Ella se gira hacia atrás y habla.

—Jace— lo llama Daphne—Charlie no tiene un jersey, ¿alguna


sugerencia? — dice con una sonrisa.

El castaño rubio me mira y sonríe ligeramente mientras asiente ante


la pregunta de su mejor amiga.

—Tengo uno en el casillero de los vestuarios, ¿lo quieres?

—Solo sí tú quieres que lo use—le digo jugando con mis dedos.

—Oh Charlie—comienza a hablar Leo—Lleva toda la mañana


diciendo que ojalá llevaras uno de sus... —no termina su frase ya
que Jace le cubre la boca. Lo mira con desaprobación y luego me
mira a mí con una sonrisa.

—Cuando termine la clase vamos y te lo doy— me dice con una


sonrisa y yo asiento regalándole otra sonrisa.

Pasa la primera hora que es español y luego la segunda de cálculo,


y después de toda la tortura por fin nos dejan libres para poder ir al
estadio y ver la famosa práctica pre-partido. Las personas se dirigen
al gran estadio de americano de la escuela, parecemos una colonia
de hormigas yendo a visitar a su reina, casi es imposible caminar
entre tanta gente.

Por suerte yo camino enseguida de Jace que me va abriendo


camino entre toda a multitud.

— ¿Te gusta el color azul rey?, porque de ese color es el jersey, por
cierto, lleva mi nombre y número, espero no te moleste.

—Sí me gusta, y no te preocupes por el nombre y número—


respondo restándole importancia a su preocupación.

En realidad me encantaría llevar su apellido.


Después de unos minutos tratando de llegar a los vestuarios lo
logramos. Aquí están todos los jugadores del equipo, me siento
nerviosa con todas sus miradas sobre mí, pero no son coquetas,
son de sorpresa.

—Ven, Charl.

Jace me toma de la mano y me jala hasta lo que parece ser su


casillero. De su espacio saca un gancho con un jersey azul rey, a las
orillas de este es de color amarillo, con letras amarillas bordadas
lleva el nombre de él y el número 11.

—Ten, todo tuyo— me lo tiende con una sonrisa.

Lo tomo t lo abrazo ligeramente.

—Te lo devolveré después del juego—digo mientras miro el jersey.

—No, es todo tuyo, te lo regalo, así podrás tener uno antes de cada
juego.

—Gracias, Jace, procuraré ver al número once—murmuro. ¿Me dio


vergüenza decir eso?, sí, mucha, pero no me arrepiento.

Las mejillas de él se tornan rosadas haciéndolo ver tierno, más de lo


que ya es.

—Yo trataré de darte un espectáculo bueno.

—Me iré ya, buscaré a Daphne.

Asiente y caminamos para salir de los vestuarios, cuando cruzamos


una pared que divide algunos casilleros, donde justamente están
todos los jugadores, estos se dispersan con torpeza para disimular
que no nos espiaban.

Graciosa escena para ser sincera.


Jace les hace una mirada que hace que todos se giren para dejar de
vernos. Salimos del vestuario y me mira.

—Nos vemos de lejitos entonces— bromea.

—Sí, te veo luego.

Ambos nos quemados quietos, tal vez tenemos la misma sensación


de que algo falta, entonces me acerco en puntitas hasta su mejilla y
le doy un beso.

—Suerte— susurro para después huir de la escena.

Y una vez más lo dejo en shock, él me deja un poco igual, pero yo


se controlarme más. Por suerte.

JACE POV.

Entro al vestuario de nuevo encontrándome con todas las miradas y


sonrisas de los chicos.

— ¿Qué pasa? — pregunto.

No entiendo que sucede.

—Charlie Hans pasa hombre, una de las chicas más lindas y


sencillas del colegio llevará tu jersey, que privilegio.

Todos alientan el comentario con un "¡sí!" a excepción de Leo y Ken,


estos solo miran la escena con una sonrisa orgullosa.

No es un secreto que Charlie es una de las chicas más lindas, con


más chicos detrás de ella, pero tampoco es secreto que
absolutamente nadie ha tenido suerte. Hasta ahora.

—Basta, parecen todo menos chicos— reprocho quitándome la


playera para ponerme el equipamiento de entrenamiento.

Parecen ese tipo de tías que viven de divulgaciones.


—Sabes que las chicas que llevan un jersey de alguno del equipo es
porque son hermanos o son algo más que amigos, y ustedes no
comparten apellido, así que— habla Fernando, un chico de tés
morena y ojos verdes.

— ¡Ustedes están saliendo! — gritan todos con emoción.

—Solo dejen el chisme y estén listos, lo que pase entre ella y yo es


entre nosotros dos.

— ¡Si capitán! —gritan a unísono para después comenzar a


colocarse el equipamiento de entrenamiento.

Pasan pocos minutos hasta que por fin salimos al campo, los gritos
de aliento resuenan por el estadio como si fuera el mismísimo
partido, todas las gradas están vueltas locas, si eso es ahora no
quiero verlo en el partido. Ganaremos hasta en la mejor afición.

Dirijo mi mirada a las gradas en busca de Charlie, por suerte la


encuentro rápido, está sentada a pocos metros de nosotros,
entonces levanto mi mano saludándola, cuando me mira levanta la
mano y me saluda con una sonrisa.

Sin poder regresar la sonrisa mis amigos me jalan para comenzar, y


lo agradezco, o me quedaría mil horas mirando en su dirección,
admirando su belleza y gritando internamente:

¡Charlie lleva mi jersey!

El entrenamiento comienza, como es un simple entrenamiento no


podemos dar un gran espectáculo, pero el de más tarde será genial
y sorprendente, digno del equipo de Jace Grey. Mi mirada de vez en
cuando se desvía a la chica portadora de mi jersey, y ella cumple su
palabra, sigue cada uno de mis movimientos y eso me gusta y
motiva, pero también me pone nervioso, logrando que mis pases
sean algo torpes por culpa de mis pensamientos.
Y es que hoy es la cena con mi madre, o sea que estará en mi casa,
y eso me pone feliz y los pelos de punta. Cuando le dije a mamá
que Charl aceptó dio unos cuantos saltos y aplausos, dijo que
prepararía las comidas favoritas de cada uno de nosotros y
prepararía la que recordaba ser la comida favorita de Charl. Dijo que
estará encantada de tenerla en casa, mi padre dijo lo mismo, y para
mentir no soy bueno así que yo estoy más que emocionado por eso.

—Hey, Jace, sal de ese mundo, te necesitamos cuerdo— me llama


Ken mientras se acerca a mí.

—Lo siento, pensaba en la cena de esta noche— digo sin parar de


pasarle el balón por el aire.

—Tenemos un juego importante... ¿y tú piensas en que cenaras


esta noche? —comenta Leo con una de sus cejas alzada.

—No en la comida, hoy mi madre invitó a Charlie a una cena.

Sus sonrisas se agradaron.

—Uuuh— hacen sonar con sus bocas.

—Basta, no necesito que incrementen mis nervios—digp entre


dientes mientras giro los ojos.

El entrenamiento más largo pero ligero de mi vida termina después


de tres horas, ahora es tiempo de ir a descansar, comer, recargar
energía, y volver a ganar otro partido.

En el vestuario me toca decir unas cuantas palabras como cada vez


que hay un partido, es mi papel como capitán.

—Muy bien chicos, quiero que recobren energías, quiero que en el


campo dejen todo de ustedes, quiero que estén concentrados en las
jugadas y en el balón, nunca en el tiempo. Ganaremos hoy porque
somos uno de los mejores equipos de nuestra ciudad, eso lo
tenemos que tener muy presente, ese equipo es bueno pero
nosotros somos mejores, y les tenemos que dejar en claro eso. Las
águilas se caracterizan por cazar, es lo que haremos con ellos hoy
— doy por terminado el pequeño discurso de motivación.

Todos asienten con una sonrisa ladina. Les doy salida y es cuando
todo se comienza a vaciar.

Espero ver a Charl fuera pero solo está Daph junto a Karl, asi que
me acerco a ellos para preguntar.

—Daph, ¿dónde está Charlie?

—Dijo que iría caminando a su casa, acaba de irse, no quiso que


Karl y yo le lleváramos— me señala el camino a la salida.

Asiento y me despido de ellos.

Corro por todo el pasillo para poder alcanzarla, cuando logro


visualizarla acorto el paso, ella va mirando su celular y no se percata
de que estoy a su lado.

—Charl— le llamo.

—Jace— sonríe.

— ¿Te llevo a casa?

Asiente con una sonrisa. Tomo su mochila y la pongo en mi hombro


libre. Caminamos hasta el auto que por suerte lo he dejado cerca de
la puerta, subimos y una vez que estamos asegurados comienzo a
conducir hasta la casa de su madre.

— ¿Cuando termine el partido quieres que te traiga a tu casa para


que te cambies y después nos vamos a la cena de mi madre?

—Si no es mucha molestia, no quisiera presentarme con el jersey—


me responde.
—No es molestia, y ese jersey es de la suerte, por eso te lo he
dado, por tu también me das suerte, ahora tendré el doble.

—Que buena jugada.

—Por eso soy capitán dese hace dos años, hay razones Charl.

—Eres bueno con las estrategias.

—Un poco, solo con las del juego, porque con las personas me
bloqueo, y por personas me refiero solo a ti.

—Te pongo nervioso.

—Un poco.

—Es bueno saberlo, así me creo mis estrategias para seguir


poniéndote nervioso.

Les sonrío con diversión y ella ríe para después mirar por la
ventana.

Si supiera que con tan solo pararse frente a mí yo ya me muero de


nervios con todos los ataques respiratorios posibles. Creo que no va
ser necesario decirle mis sentimientos, ella poco a poco los está
descubriendo, eso me lo hace más fácil, y más emocionante, porque
en el camino puede que se enamore tanto como to de ella.
23. Juego.
CHARLIE POV

Parte 2/2

Comer sola se hace costumbre tan rápido y de verdad a veces hace


bien. No hace falta tener compañía porque se siente mejor cuando
tienes un momento tranquilo en el que puedes pensar solo en ti.

Pero justamente ahora estoy comiendo sola y no me siento


tranquila. Mi madre está moviendo cielo, mar, y tierra, para poder
lograr quedarse con mi custodia y poder molestar a mi papá una vez
más. Estoy tan estresada de todo esto, solo quiero que termine de
una vez por todas. Yo solo espero que el juez sea justo y no uno de
esos que se deja influenciar por un par de ceros a la derecha.

El sonido del timbre de la puerta principal me saca de mis


pensamientos. Tal vez es Jace, ya casi es hora del juego y no puede
llegar tarde. Voy a la entrada corriendo para no hacerlo esperar
demasiado, abro la puerta y efectivamente es él, el buen Jace Grey
frente a mí.

Tengo que admitir que se ve muy bien. Lleva una playera de licra
negra, shorts grises y tenis negros, su cabello está algo despeinado
y con una banda negra en el para que no le estorbe en los ojos.

— ¿Lista?—pregunta con una sonrisa nerviosa.

Asiento mientras sonrío ligeramente.

—Sí, pasa, solo tengo que tomar mi celular y mi chaqueta.

Le doy entrada y corro hasta el comedor para tomar ambas cosas.


No me demoro mucho tiempo, pero cuando vuelvo lo encuentro
mirando un par de fotos que están sobre un estante.
—Te ves muy tierna en esta foto, ¿es cuando entraste a preescolar?

—Sí, estaba muy feliz porque quería hacer muchos amigos. Solo
hice una amiga.

Nos miramos y sonreímos.

—Daphne—decimos al mismo tiempo.

—Ella me dijo que quería hacer muchos amigos pero no había


logrado hacer ninguno, y yo le dije lo mismo, y boom, mejores
amigas al día siguiente, hasta secundaria.

—Sabes... Daph todavía te considera su mejor amiga, nunca ha


dejado de ser así...

—A veces sentía que me odiaba por haberme alejado.

—Créeme, nunca fue así, te lo dice la persona que ha sido su


hombro de lloriqueo durante todo un tiempo. Ella te quiere, y
siempre ha anhelado que vuelvan a ser amigas.

—Tal vez en algún momento volvamos a ser tan amigas como


antes, eso me encantaría.

Sonríe mientras se acerca a mí y pasa su brazo por mis hombros.

—A todos.

Sonrío y tomo su mano para jalarlo hasta la salida para poder irnos
al gran juego. Ambos caminamos hasta el auto, lo hacemos en
silencio, pero el silencio es tan cómodo que no dan ganas de
romperlo.

El camino hasta el estadio es muy divertido, Jace no para de hacer


bromas o decirme adivinanzas sin ningún sentido alguno, sus
anécdotas nuevas son aún más graciosas que las viejas. Parece
que Ken, Leo, y el, entre más crecieron se hicieron más aniñados.
Desde siempre han sido así, bromistas, divertidos, con una sonrisa
que nunca desaparece, son los chicos más felices que conozco, que
hasta me dan envidia de la buena.

Me hubiera encantado formar parte de todas esas anécdotas. Muy


tarde para el arrepentimiento, siempre llega cuando ya no se puede
hacer nada más que lamentarse.

— ¿Estas nervioso?

—Solo un poco.

— ¿Por qué?

— ¿No es obvio?, tengo publico importante al cual impresionar,


nunca he tenido a alguien en el publico portando mi jersey, tengo
que hacer un buen trabajo para que así no lo bote a la basura.

—Nunca lo tiraría, es más, le haría un altar.

Sonríe con las mejillas rojas cual tomate, pero no le digo nada más
para no ponerlo más rojo de lo que ya está. No soy tan mala.

Cuando llegamos a la escuela esta está más llena que de


costumbre, hay gente con los jersey de la escuela, algunos llevan
negro, otros azul o amarillo, y algunos llevan los que tienen todos
los colores, también está la otra escuela, esos se distinguen
fácilmente ya que sus jersey son de color rojo y plateado.

Toda la gente camina por todos lados para poder entrar y tomar el
mejor puesto para ver el partido que denominan como "el mejor del
año".

Creo que lo será.

—Hay mucha gente—murmuro. Y no exagero, sí es difícil llegar al


estadio de la escuela cuando somos solo los del colegio, ahora es
casi imposible con dos escuelas en una.
—Ven, nosotros entraremos por donde entran los jugadores y
porristas, así nos ahorraremos todo esto.

Me toma de la mano, pero no normal, entrelaza nuestros dedos y


afirma su agarre. No digo nada porque no me molesta, al contrario,
su tacto conduce una tranquilidad que no he sentido desde hace
años.

Comenzamos a caminar hasta una puerta negra de hierro, Jace la


abre y a lo lejos se puede ver el campo con ya varios jugadores
calentando sus cuerpos para evitar lesiones. Caminamos hasta ellos
en silencio, no nos miran hasta que ya estamos a su lado. Las
miradas de los jugadores se posan en nosotros y después en
nuestras manos, ese recorrido se repite unas cinco veces y en cada
uno sus sonrisas se hacen más notables. Dan algo de miedo y son
raros.

—En las gradas están Sucy y Melanie, sí quieres puedes sentarte


con ellas ya que Daphne está con las porristas.

—Está bien, nos vemos luego—murmuro. Nos miramos por un


segundo como en espera de algo, sé muy bien que es, pero la
mirada de intriga que todos tienen sobre nosotros me incomoda
tanto que solo logro darle un beso en la mejilla—adiós—me despido
con un ademán y un corazón acelerado por el nerviosismo.

Subo por las escaleras para poder llegar hasta las gradas junto a
Mel y Sucy.

—Hey Charl—me llaman ambas haciendo ademanes para que me


acerque y siente con ellas.

JACE POV

Camino hasta el círculo donde están calentando para comenzar el


mío. Comienzo con varios movimientos de cabeza, después algunos
en los brazos, los cuales detengo lentamente cuando me percato de
que nadie ejercita.
—Estas manitas—vitorea Ken mientras toma mis muñecas y las
mueve en el aire haciéndolas parecer dos espaguetis.

—Todos las vimos— dice ahora Leo.

Como no si no nos quitaron la mirada de encima desde que


llegamos.

—Basta, ya estoy lo suficientemente nervioso teniendo agarrada su


mano, no me hagan tener más nervios.

Tomar su mano no es algo que pensé, solo lo hice, y cuando me di


cuenta ya era muy tarde, mis nervios estaban por salir en gotas de
sudor. Por suerte pensé en gatitos con gafas de sol y mis nervios no
fueron tantos.

— ¿Ya está todo listo para la cena? —pregunta Ken.

—Mamá lleva desde que llegué de clases haciendo comida y


metiendo postres al horno, le entusiasma mucho la idea de tener a
Charlie ahí.

—Le entusiasma la idea de que su bebé Jace esté con la chica de


sus sueños—aclara Leo mientras aprieta una de mis mejillas.

—Aún no estamos en nada oficial, genio.

—Ya están en proceso, genio, lo sabes, ya no estás en zona de


amigos, ella te tiene confianza, se siente segura a tu lado, que es lo
más importante.

Tal vez sea verdad, acabo de huir de zona de amigos. Y no pienso


volver, es una zona en la que no quiero permanecer ni un segundo
más.

—Estoy subiendo al siguiente escalón, supongo—bajo la mirada


para ocultar mi sonrisa, es inevitable no pensar en algo más, en
darle todo mi cariño y amor.
—Mi amigo es un campeón que con trabajo honesto ganó—rima
Leo cuando comienza a hacer un baile extraño moviendo sus pies y
manos. — Aja, aja, aja.

Sonrió por las motivaciones de mis amigos. Es lo que más necesito


para poder concentrarme en ella y poder darle todo el amor que se
merece.

— ¡A cambiarse!—grito para todo el equipo. Todos me obedecen y


comenzamos a trotar hasta los vestuarios para poder estar listos y
aplastar a esas ratitas que se hacen llamar liebres.

Hoy ganamos.

El estadio cada vez está más lleno, las gradas se pintan de los
colores amarillo negro, azul, rojo y plateado, pero hoy solo un color
puede predominar. Y seremos nosotros. Después de colocarnos el
uniforme salimos al campo, atrayendo las miradas y los gritos de
nuestra escuela. Caminamos hasta el centro del campo listos para
patear traseros de insoportables liebres.

[...]

¿Hemos ganado?, obviamente hemos ganado, las ratitas no nos


hicieron ni un solo rasguño. Pero vamos, ¿Qué se esperaban?, sí,
anotaron un par de veces, pero mi equipo me tiene a mí y yo a ellos,
touchdown por aquí, touchdown por allá, gol de campo, uno que otro
safety. Acabamos de ganar un juego súper importante para el
equipo. La escuela está como loca, se abrazan, gritan, brincan,
celebran junto a nosotros, fue un juego reñido, pero creo que tenía
mucha motivación sentada en las gradas. Yo esperaba un juego
más emocionante, pero al menos logre darle espectáculo a la chica
que se robó mi atención durante todo el partido.

Corro para abrazar a Leo y Ken, los tres hemos hecho anotaciones,
así que por una parte ganamos gracias a nosotros.

Pero que conste que no somos competitivos.


— ¡Lo logramos!—festejo con una gran sonrisa.

Nos reunimos con todo el equipo y todos juntamos las manos al


centro.

— ¡Águilas!— gritamos todos después de hacer un conteo, haciendo


volver más loca a la escuela. Eso es lo que me gusta de mi escuela,
se mete tanto en el papel de afición que dan ganas de darles un
buen espectáculo.

Miro hacia las gradas, exactamente hacia Charlie. Esta sonriendo y


me saluda con mucha emoción, estoy un poco seguro que no querrá
tirar mi jersey. Le doy una última sonrisa y corro hasta los vestuarios
para no hacerla esperar demasiado.

Después de colocarme otro par de tenis y acomodar todo en mi


maleta, por fin estoy listo para irme.

—Ya me voy—le aviso a Ken y Leo.

—Qué todo salga bien en la cena, Jace. Espera— me dice Ken.


Saca un bote de desodorante y me lo rocía, levanta mi brazo y me
pone un poco, después se pasa al otro lado.

—Gracias. Apesto.

—Sí tu mamá hizo pastel de chocolate guárdame la mitad—me dice


Leo mientras me señala con su dedo.

—Claro. —Suelto una risa—Me voy ya, Charlie me está esperando


—me despido y salgo de los vestuarios oliendo exageradamente a:
"brisa del mar".

Mientras camino hasta ella trato de acomodar lo más que puedo mi


cabello, arreglar mi uniforme y quitarme las gotas de sudor. Quiero
lucir guapo aun así este todo sucio y apestoso. Charlie espera
recargada en los casilleros con la mirada puesta en mí. Me acerco a
paso lento fingiendo que los nervios no queman mi piel con cada
centímetro que corto.

Que bien se ve con mi Jersey, le regalaría todo ellos, sin duda los
luce mejor que yo.

—Hey—llamo su atención.

—Jace, felicidades, jugaste muy bien—me abraza con una sonrisa.


En ese preciso momento siento un calor en mis mejillas y un
corazón acelerado dentro de mí. Como acto reflejo yo también la
abrazo y finalmente le doy un beso en el cabello.

Nos separamos y la miro con una sonrisa.

—Gracias, tú fuiste una parte fundamental para hacerme ganar.

Sus mejillas se ponen rojas pero aun así no rompe el contacto


visual.

Con unas grandes agallas le tomo la mano entrelazando nuestros


dedos para hacerlo más firme. Por sorpresa ella no se opone, al
contrario hace más fuerte el agarre. Me acomodo la mochila y nos
vamos platicando del partido durante el transcurso a mi auto para ir
a su casa y después a la mía.

—Ese touchdown fue impresionante, definitivamente mejoraste


mucho desde secundaria.

—Creo que un poco.

—Y ese baile de celebración fue tan tierno, creí que ya no lo hacías,


pero me encanto verlo de nuevo.

—La cabalgata de la victoria es eterna.

Suelta una risa que me hace sentir bien conmigo mismo, sé que la
hago reír porque quiero caerle más que bien, pero también porque
quiero que olvide por un momento sus problemas. Y lo estoy
logrando.

Al llegar subimos al auto, nos colocamos los cinturones y le doy mi


celular para que coloque música.

— ¿Qué quieres escuchar?—pregunta.

—Lo que tú quieras escuchar.

—Esta vez el ganador elige.

Sonrío y pienso en una canción que sea una indirecta muy directa,
solo para ver si la capta.

—Okay. Coloca "Someone to you"

Se escucha como teclea mientras yo comienzo a conducir,


segundos después la melodía comienza a invadir el auto. Ambos
vamos tarareando la canción con una sonrisa en nuestros rostros,
nuestras manos entrelazadas, y una noche llena de estrellas
rodeándonos. Es tan raro como una acción tan simple como ir en un
automóvil puede convertirse en un gran momento.

Cada palabra cantada me hace acelerar el corazón, porque me


identifico tanto con ella, no sé si ella ha captado la indirecta directa,
pero con el simple hecho de que se la estoy dedicando sin que se
dé cuenta me basta.

Pasan aproximadamente cuatro canciones cunado por fin llegamos


a la casa de Charlie.

—Vendré en un momento.

Sale del auto y camina hasta la entrada de su casa.

Tomo un extremo de mi playera y la acerco a mi nariz. Iugh, apesto.


A pesar del medio bote de perfume que me echo Ken sigo
apestando, y aun así ella decidió abrazarme.
Pasan unos minutos hasta que la puerta del auto se abre dejando
ver a Charl con ropa semi formal. Lleva una falda de cuero negra, un
suéter delgado de color blanco, este está fajardo dentro de la falda y
algo bombacho, también lleva unos botines negros y su cabello
suelto.

Hermosa como siempre.

—Te ves muy bien—le digo sin poder dejar de mirar su belleza
natural cuando abre la puerta del auto.

—Gracias—dice sonrojándose. Sube al auto, cierra la puerta y se


coloca el cinturón.

— ¿No estaba tu madre?—pregunto. Es una pregunta tonta, sé que


el tema de su mamá es delicado y aun así lo acabo de mencionar.

—Mmm, no—responde con un tono cortante.

—Lo siento, ya sabes, por preguntar.

—No te preocupes, no es tu culpa que tenga una madre tan


despreocupada— suelta un suspiro.

— ¿Sabes que te subirá ánimos?— pregunto.

Ella alza una ceja.

Enciendo el auto y la miro.

—El pastel de chocolate de mi mamá, pero no puedes comer


mucho, Leo se ha reservado la mitad y cuando no la consigue se
pone de mal humor, tan insoportable que me hace comprarle uno
entero de su pastelería favorita.

Ella ríe y le vuelvo a sacar una sonrisa, la cual no se le borra en


todo el transcurso a mi casa.
Estoy tan nervioso por toda esta noche, si todo sale bien este día
será de mis favoritos.
24. Bajo La Luz De La Luna Y Las Estrellas,
Juntos.
CHARLIE POV

La linda y acogedora casa Grey. Igual a como la recordaba.

Bajamos de su auto y nos dirijamos hasta la puerta principal. Jace


revisa sus bolsillos y se da cuenta de que ha olvidado sus llaves, así
que toca el timbre dos veces. Me sorprende lo despistado que
puede llegar a ser a veces. Y siempre ha sido así, cuando éramos
niños siempre olvidaba sus lápices, lonchera, incluso perdía su ropa
de gimnasia.

Me sorprende como muchas cosas no cambian con los años.

En menos de un minuto la puerta se abre dejando ver al señor y


señora Grey.

—Bienvenidos, que bueno que llegan—dicen ambos

Sus sonrisas son grandes y muy sinceras.

La señora Grey es castaña rubia, ojos azules y con un aspecto muy


juvenil. El señor Grey es un hombre con facciones marcadas, es
castaño y al igual que su esposa está en forma.

—Hola— saludo con algo de vergüenza.

—Pasen—dice el señor Grey abriendo de par a par la puerta para


dejarnos pasar.

Nos adentramos y nos dirigimos a la sala de recibimiento. A veces


pienso que el señor Grey es el verdadero Christian, con el tamaño
de su casa nadie lo dudaría. Me parece mucha coincidencia entre
ficción y realidad.
Todos nos sentamos menos Jace, él se queda de pie.

—Iré a darme un baño rápido, apesto a campeón .

Me mira con una ceja alzada como preguntando: "¿estarás bien sí


me voy?" o al menos eso entiendo yo, así que asiento sin ningún
problema. Él se aleja y sube las escaleras perdiéndose entre las
puertas.

— ¿Cómo ha ido tu vida?— pregunta la señora Grey.

Pues me gustaría decirle la verdad, que mi vida es un completo


caos, mis padres pelean cada vez que se ven hasta en fotografía,
tengo ansiedad, tengo ataques de pánico, no me va muy bien en las
clases desde hace un tiempo, estoy triste la mayoría del día, etc.
Pero realmente no me gusta hablar sobre ese tema con la gente, él
único que lo sabe todo es Jace.

—De maravilla— miento con una sonrisa.

—Me alegra que así sea. Estamos muy emocionados de que


vinieras, mi esposa lleva todo el día horneado y cocinando—dice
esta vez el señor Grey.

—Espero te guste el pastel de chocolate, porque he preparado uno,


si no te gusta puedo hacer uno rápido, estará listo antes de que
terminemos la cena.

—No se preocupe, el de chocolate de hecho es mi favorito. Jace me


ha hablado sobre ese famoso pastel durante el camino, dijo que no
puedo comer mucho porque Leo se ha pedido la mitad.

—Leo está loco por mis pasteles de chocolate, siempre se pide la


mitad de todos ellos, Ken de los de zanahoria y Jace de los de
vainilla, tú los ves de lejos y piensas que no comen, ya sabes,
parecen palitos, siempre le pido a Jace que engorde más pero él
dice que le gusta estar en forma, supongo que son ondas de chicos
jóvenes.
Suelto una risilla por como la señora Grey descubre secretos de los
tres chicos sin ningún problema.

—Supongo que por la edad en la que pasamos todos queremos


tener cuerpos de revista, las chicas una pequeña cintura y los
hombres cuerpos delgados y musculosos, cueste lo que nos cueste,
así se han formado los estereotipos, que la verdad son muy tontos—
explico.

—En mis tiempos todo eso era natural, si nacías como un palo,
como palo te quedabas, si la nariz estaba grande como cual tucán,
le encontrabas el lado bueno y se quedaba así de por vida, todo es
tan extraño ahora.

Suelto una risa por el comentario del señor Grey. Había olvidado
que él siempre nos hacía reír de niños.

¿Por qué mis padres no pudieron ser así?

Tan unidos y felices...

Ellos tienen una vibra demasiado buena, llena de amor y cariño del
que carece Jace, se nota que todo lo que hacen es por él, que se
preocupan por su bienestar y su felicidad. Definitivamente no todos
tuvimos la buena suerte de formar parte de una verdadera familia.

—Jace se ducha muy rápido, y ahora más porque no va a querer


hacerte esperar, así que te diré antes de que baje. Por la tarde se la
paso dando brincos cual niño por toda la casa, por la única razón de
que llevarías su jersey. Créeme, sé cuándo mi hijo tiene la felicidad
hasta el copete, y siempre es cuando tu estas cerca o tu nombre se
menciona. Lo haces muy feliz.

Por mi bien voy a fingir que no me han dicho tal cosa, porque voy a
colapsar si comienzo a comprenderlo. Siento mi corazón latir con
fuerza, mis manos hormiguean, y estoy reteniendo un suspiro que
está luchando con salir.
Antes de contestar se escuchan pasos bajar por las escaleras, los
señores Grey me hacen un ademan de cerrar sus bocas como si
tuvieran un cierre, y yo hago lo mismo con una sonrisa.

—Listo— dice Jace. Lleva su cabello algo húmedo, tiene una


playera azul marino que se ciñe a él, unos vaqueros y tenis blancos.
Se ve lindo, como de costumbre. —A cenar, porque muero de
hambre, y no quiero hacer esperar a Charlie para que pruebe ese
pastel de chocolate.

Nos levantamos todos juntos y nos dirigimos al comedor. Los


señores Grey se sientan del lado derecho y nosotros del lado
izquierdo justo frente a ellos. La comida ya está en la mesa, con una
decoración bastante bonita, parece una foto de esas que te engañan
y parece que todo es perfecto, pero paree que en la perfecta familia
Grey todo es real. Que ganas tengo de quedarme para siempre
aquí.

— ¿Cómo les fue en el juego, Jace?, esas ratas de campo se han


quedado con ganas de más, es muy seguro—murmura su padre.

—De maravilla, estuvo algo reñido pero logramos sacar adelante el


marcador, por poco perdemos pero solo les dimos un poco de
confianza al principio para después darles en el talón de Aquiles, su
capitán, la liebre más escandalosa del mundo—responde el chico a
mi lado.

Egocéntrico con los deportes como siempre. Dudo que eso vaya a
cambiar algún día.

—Un deportista nato y muy competitivo —comenta su madre.

— ¿A ti te gusta el fútbol americano? — pregunta el señor Grey


dirigiéndose a mi persona.

—Sí, me llama la atención, me gustaba verlo con mi papá, él es un


gran fanático y siempre me sentaba con él a ver los juegos, aunque
antes no comprendía mucho, con el tiempo lo hice y me convertí en
una seguidora como él. Hace tiempo no veía un partido de futbol, no
hasta el día de hoy.

—Que interesante situación, nunca había conocido a una chica que


le gustara demasiado, sé que hay muchas pero yo nunca me había
topado con una—responde él.

— ¿Y aún haces arte?—pregunta la mujer frente a mí.

—Ella es la mejor haciendo arte, mamá, sin duda tiene un don que
el mundo merece ver, su precisión, sus paletas de colores, su
imaginación para crear, es genial, es una artista nata que merece
ser vista —explica Jace con una sonrisa mientras hace ademanes
un poco extraños pero muy tiernos.

Como lo ha dicho. Definitivamente ha sido la forma con lo que lo ha


dicho. Fue un Wow, como si estuviera orgulloso de mí y mi arte, su
tono hacia tan claro el orgullo que siente por mí.

Me giro a mirarlo y él está haciendo lo mismo.

—Gracias—susurro.

—Solo es la verdad—susurra con una sonrisa muy tierna.

La cena continúa entre risas y preguntas. La comida de la señora


Grey es deliciosa pero al fin llega el tiempo de probar ese delicioso
pastel.

Entra a la cocina con el refractario en las manos, lo coloca al centro


de la mesa, toma el cuchillo y comienza a cortar primero la mitad y
luego parte una de las mitades en pequeños pedazos. Toma un
pequeño cartel con el nombre de Leo y lo pincha al centro de la otra
mitad.

No creí que fuera tan literal.

Jace me tiende el plato con el pastel y un tenedor. Cuando ya todos


tenemos nuestra posición comenzamos a comerlo. Tomo el tenedor
y tomo un trozo pequeño. El pastel está delicioso, el chocolate es
delicado, el pan es esponjoso y simplemente perfecto. De verdad
comprendo a Leo, esto es digno del cielo.

—Está muy rico, ahora comprendo a Leo.

—Muchas gracias, Charlie, cuando quieras te puedo preparar el


postre que tú quieras, a mí me encantaría hacerlo.

—Muchas gracias por su deliciosa oferta—bromeo haciendo reír a


Jace y sus padres.

Al terminar de comer pastel los señores Grey se levantan y nos


miran.

—Bueno chicos, nosotros iremos a terminar trabajos pendientes,


ustedes pueden ver alguna película o hablar— explica y propone el
señor Grey.

Salen del área de comedor y luego ya no los vemos más.

— ¿Quieres ir a mi cuarto?, digo, ahí hay privacidad, sé muy bien


que mi mamá no parará de mirarnos y tomar fotos para el álbum
familiar—explica mientras sus mejillas se ponen rojas.

Rio por su comentario y asiento. Nos levantamos y vamos hasta la


planta de arriba para ir a su habitación, antes de perdernos en el
pasillo un flash resplandece la casa que ahora mismo tiene varias
de las luces apagadas.

—Mamá—se queja sin mirarla.

— ¡Perdón! —grita entre risas.

Caminamos por un pasillo muy iluminado y con varias puertas, tal


vez alguna tiene un cuarto rojo, los Grey siempre tienen secretos en
sus casas. ¿En esta cual será? Nos detenemos frente a una puerta
color blanco y él la abre dejándome entrar primero.
La gran habitación es de color blanco con una pared pintada de azul
marino, el piso es blanco y muy brillante, al centro de la habitación
hay una cama de matrimonio con edredones blancos y azul marino,
hay una tv colgada en la pared que está frente a la cama, un
escritorio desordenado, un closet muy grande y un balcón que da
una linda vista al lindo patio de la casa.

—Linda habitación—digo mientras la miro. Obviamente ha cambiado


desde secundaria, antes era de color blanco con color rojo, estaba
llena de posters de videojuegos y una cama con cobijas de balones
de americano.

—Gracias, en realidad mamá la decoró de nuevo, yo me hubiera


quedado con mis cobijas de niño pequeño. Ya sabes, Cars y Star
Wars.

Suelto una risa, ciertamente no lo dudo.

— ¿Quieres ir al balcón?—pregunta señalándolo.

Asiento y nos dirigimos a las grandes puertas de cristal, él las abre y


salimos. Jace me ofrece sentarme en una de las sillas de madera
que hay ahí, ambos tomamos asiento y miramos el patio iluminado
por pequeñas lámparas solares.

— ¿Te agrada la vista? — pregunta.

Es un patio gigante, el césped bien podado, a las orillas hay flores y


arbustos, hay una alberca gigante y eso aún deja demasiado
espacio.

—Sí, es muy linda— murmuro admirando el patio bien cuidado.

—Me alegra que te guste, es mi parte favorita de la casa. Aquí los


chicos y yo venimos a comer pastel mientras vemos el patio,
imaginando que hay una enorme fiesta, pero mis padres tendrían
que estar locos para dejarme hacer una, así que por eso seguimos
soñando.
—Sería una gran fiesta, este patio es inmenso.

—Fue la razón por la cual la compraron mis padres, tenía tres años,
ya podía correr, saltar, andar en bici con rueditas de apoyo, querían
un lugar para mí. Entonces trabajaron duro y compraron esta casa
que algún día pasará a ser mía.¿ y tendrá lindos recuerdos.

Todo lo que dice lo hace con una sonrisa, como si


recordar esos momentos le hicieran amar más a sus padres y a su
casa.

Eso me pone nostálgica, aunque los primeros nueve años de mi


vida fueron geniales, pero los siguientes no, mis padres durante dos
años peleaban cada día sin parar, no hay un momento que recuerde
en esos tiempos en los que dejaron de pelear, ni siquiera cuando yo
estaba presente, después se divorciaron y dejaron de hacerlo un
año, luego lo volvieron a hacer cuando comenzaron los problemas
con las visitas de papá, y ahora estamos apuntó de un juicio. Me
hubiera gustado tener una familia unida y feliz. Pero estoy en el
mundo real, aquí nada es perfecto ni cumple nuestras expectativas,
excepto los Grey...

— ¿Estás bien?—pregunta sacándome de mis pensamientos.

—Sí...

Alza una ceja. Suelto un suspiro y digo:

—No, no estoy muy bien. El que tus padres sean un matrimonio


perfecto, que te quieran, te ayudan, y en general sean la familia
perfecta, me pone algo triste, porque eso nunca lo hicieron mis
padres, oh bueno, al menos por partes iguales, yo he sufrido
demasiado, lo único que yo quería era el amor de una familia, y
nunca lo tuve.

Se levanta se su silla y me ofrece su mano. Desconcertada el tomo,


él tira de ella y me jala a él para poder abrazarnos.
—Mis padres no son el matrimonio perfecto, y mucho menos somos
la familia de revista, peleamos de vez en cuando, tenemos nuestras
diferencias, de familia perfecta no tenemos nada. Estoy seguro de
que tu padre te ama y te apoya siempre, sé que tu madre también lo
hace aunque está enfrascada en molestar a tu padre...— mueve un
mechón de mi cabello para acomodarlo detrás de mi oreja y
después acaricia mi mejilla con las yemas de sus dedos—... el amor
que sientes que te falta te lo daré yo, estoy gustoso de hacerlo. Yo
te quiero y te apoyo en cada decisión que tomes, voy a estar a tu
lado para darte ánimos siempre— la pequeña sonrisa tierna que
sale de sus labios es la que hace que yo sonría.

¿Puede existir un chico más perfecto qué Jace?, un chico que te


apoye en todo, qué te aliente a hacer cosas, que te quiera, que te
ayude y te apoye en cada cosa que haces, que sea honesto contigo,
atento, cariñoso, y tierno. Dudo mucho que haya alguno. Y si hay
alguno similar, que suerte de la chica que disfrute de su presencia y
atención.

Nuestras miradas no dejan esa conexión, no hasta que Jace la


rompe para bajarla a mis manos, sube nuevamente la mirada, pero
esta vez la deja en mis labios. Nos acercamos con lentitud hasta
tener el contacto, uno delicado, lento, y de película. Mis manos
entrelazan las suyas y les dan un ligero apretón.

Me siento segura a su lado, me siento feliz y tranquila.

Nos separamos después de unos segundos y nos miramos.

—Te quiero... — digo haciéndolo sorprenderse—...te quiero de


verdad Jace Grey, eres la mejor persona que se pudo cruzar en mi
camino, llegaste para alegrar mis días malos, hasta el más oscuro
de mis días lo logras iluminar. Bien se me pudo haber cruzado un
patán interesado solo en sí mismo, pero parece ser que eso no
quiere el destino, hizo que nuestros caminos se cruzarán una vez
más y trajo a mi vida a un chico honesto, carismático y leal. Un chico
perfecto en mi mundo.
—Yo... yo me...—aclara su garganta y vuele a hablar— me has
puesto nervioso, Charlie, ahora de las millones de palabras que te
quería decir solo recuerdo una y es un "amm". Hasta las mejillas
rosadas me has puesto. Pero... también te quiero, y no cambiaría de
rumbo mi camino, porque en ningún otro sendero estás tú.

Sonrío por sus palabras. Creo que por fin es mi momento de vida, él
hace que quiera seguir viviendo y querer ser feliz, si todo sale como
está planeado, podría seguir adelante sin problema.

— ¿Quieres ir al patio?—pregunta.

Asiento con una sonrisa.

Toma mi mano y recorremos la habitación para salir de ella, bajamos


las escaleras y nos dirigimos a las puertas de cristal que dan al gran
patio. Salimos y lo primero que veo es un gran árbol. Estar aquí me
hace estar tranquila, el ambiente es relajante y obviamente sin gritos
de mis padres.

Jace jala ligeramente mi mano y llegamos hasta el árbol. Nos


recostamos uno al lado del otro en total silencio, solo estamos
observando el cielo, y es tan relajante. Tengo que admitir que mi
corazón está un poco acelerado, nunca había sentido esto pero creo
que Jace lo ha sacado a flote.

¿Jace Grey me gusta?

—Es tranquilo, ¿verdad?

—Demasiado.

Quiero escuchar una canción con él en este momento, tener algo


nuestro para recordarnos cuando no estemos juntos, alg que nos
haga sonreír.

— ¿Me prestas tu celular?—pregunto aun mirando al cielo.


Solo pasan segundos cuando el celular ya está frente a mí, lo tomo
y entro a la aplicación de música, busco la canción perfecta que
describa todo lo que hay dentro de mi corazón y le subo el volumen
al 100, coloco el celular en el pequeño espacio entre los dos y le
pongo play.

Se reproduce la bella obra de arte llamada still de Niall Horan.

Ahí estamos los dos, bajo la luz de la luna y las estrellas, recostados
en el césped mientras escuchamos una bella canción.

—Que buena canción—susurra.

—Sin duda alguna—susurro.

— ¿Sabes?, me siento identificado con la letra, siento lo que dice,


de verdad...

Sonrío un poco.

—Yo igual siento lo que dice...

Sus dedos rozan con los míos con pena, solo puedo escuchar
nuestras respiraciones un poco aceleradas, doy en último roce y
luego entrelazo nuestras manos.

—Entonces puede ser nuestra canción—susurra.

Siento mi corazón aún más acelerado que antes. Tengo mi propia


canción con un chico que me hace sentir querida. Con mi chico de
libro romántico.

—Entonces será la canción de Jace y Charlie.

—Me agrada la idea—aprieta más mi mano.

Sé que está sonriendo, porque yo estoy haciendo lo mismo.


Ahí estamos los dos, recostados en el césped mientras escuchamos
una bella canción. Nuestra canción, bajo la luz de la luna y las
estrellas, juntos
25. Arte
JACE POV
MIÉRCOLES

Ya ha pasado un día desde la cena y aún no puedo olvidar que me


dijo que soy un chico perfecto y que ahora tenemos una canción
para nosotros solitos. Estoy viviendo en un sueño, algo ficticio...

Me hace sentir lindo saber que siendo yo mismo pude conseguir lo


más difícil, el amor y aprecio de alguien temerosa. No necesité de
palabras falsas, actos malos, de nada, nada más que un cariño
sincero.

El arte del amor se hace presente en cada rincón a determinado


tiempo, y el mío ha llegado por fin.

Camino por los pasillos de la escuela para llegar al salón de arte.


Los pasillos están vacíos ya que ya terminó la escuela y es hora de
las extracurriculares. Charl me ha pedido ayuda para su proyecto de
artes.

Quiere que sea su "modelo", su chica francesa. No me negaría...

Abro la puerta del salón sin vergüenza y entro, aquí están alrededor
de 12 personas, seis artistas ya que llevan un mandil lleno de
pintura, y cinco modelos, que son seis ahora conmigo, yo seré el
mejor modelo artístico de todos.

Voy hasta donde Charlie y ella me mira con una sonrisa.

—Creí que no vendrías—murmura jugueteando con su pincel.

— ¿Por qué no lo haría?, voy a ser pintado por la artista Charlie


Hans, eso es un gran honor para mí, tal vez en unos años tu pintura
esté colgada junto a la Monna Lisa—bromeo haciéndola reír.
— ¿Tienes en cuenta que tardaremos un poco verdad?—me
pregunta alzando una ceja.

—Estás tú aquí, no creo sufrir, tal vez me puedas dar un pago


adelantado...

—No te voy a pagar.

—No hablo de efectivo, hablo de…

—No te daré un beso.

—Tenía que intentar.

Sonríe.

—Tengo que hacer dos cuadros, uno de tu rostro y otro únicamente


de una parte de tu rostro—me explica mientras coloca pintura en
una paleta blanca de plástico.

—Soy tu modelo, hago lo que quieras.

—Siéntate en ese banquillo y mira a un lado y después un poco


arriba— me indica. Hago lo que me pide, me siento, muevo la cara a
un lado y después un poco arriba. Son su dedo mueve ligeramente
mi mentón hasta que encuentra la pose perfecta.

— ¡Ahí!, no te muevas.

Ella comienza a pintar rápidamente con una sonrisa. Se nota que le


gusta lo que hace, y soy su musa. Tal como pide lo hago, no me
muevo, y no es muy difícil, soy alguien paciente y tranquilo, solo me
basta con respirar y eso me hace tener tranquilidad en todo mi
cuerpo.

No hablamos, y no es aburrido, tengo a alguien linda pintando una


obra de mí, casualmente es la chica que me gusta y de la que estoy
enamorado, así que estoy perfectamente equilibrado.
—Wow, Jace, tienes un perfil tan artístico, seguro fuiste tallado por
Miguel Ángel.

El rojo de mis mejillas ha sido imposible retenerlo.

— ¡No tengo rojo tomate!

Trato de no sonreír pero me parece imposible, me quedo en la


misma posición que antes pero ahora con una sonrisa.

Pasan como dos horas para que mi retrato esté concluido.

—Ven.

Me pongo de pie y camino hasta colocarme a su lado.

Wow, ella tiene mucho talento, parece una fotografía, tiene un poco
de relieve y eso lo hace mucho más interesante. El cabello está tan
alucinante, las cejas tan iguales, el brillo en mi cara y ojos, los
lunares, estoy impactado.

—Eres impresionante, tienes un don, parece una fotografía, lograste


plasmar todo en una pintura...

—Gracias por no moverte— me sonríe. Toma el cuadro con cuidado


de no estropearlo y lo lleva hasta la maestra de arte en un escritorio.

Yo sigo alucinado con la pintura. Esa chica es genial. Perfecta.

Charl vuelve un poco después y me vuelve a indicar que me siente,


lo hago sin oponerme y la miro con emoción.

—Voy a pintar tus labios ahora, solo quiero que las abras un poco—
me indica mientras cambia de pinceles y coloca otro lienzo.

Mis labios.

— ¿Por qué mis labios?—pregunto con algo de picardía.


Sus mejillas se ponen rojas al instante y comienza a titubear sin
darse a entender, pero finalmente responde en un susurro:

—Son bonitos, y rojos...

—Dijiste que no tenías tonos rojos.

—Es que no te daría un beso tan fácilmente.

—Eres mala.

—Poquito...

Sonrío y me acomodo en el banco para que comience a pintar mis


"lindos y rojos labios".

En este tarda un poco menos que el otro. Pasa una hora y media
cuando me dice que puedo verlo. Me levanto y me coloco junto a
ella nuevamente. Esto es tan fantástico, tiene un don para el arte, se
ven muy reales, es su vocación, nació para ser artista.

—Eres una artista y el mundo debe saberlo—digo mirando el


cuadro.

—No lo creo tanto, solo es un hobby.

—Lo digo de verdad, esto es genial, ¿cómo puedes lograr hacer


todo esto?, yo apenas puedo hacer monitos de palitos.

—Lo hago desde que estoy en kínder, obviamente antes era con
acuarelas y dibujos normales, flores, casas; conforme fui creciendo
fui perfeccionando la técnica, y esto es lo que soy ahora—señala su
cuadro con orgullo.

Estoy enamorado de su arte, compraría todo en su galería para


verla feliz y que siga haciendo lo que le gusta.

Toma el cuadro y lo lleva hasta la maestra. Tarda un poco en volver


ya que la maestra examina con admiración sus trabajos. Quien no lo
haría.

Vuelve a mí con una sonrisa y me mira alzando un poco su mirada.

—Ya te puedes ir, si quieres, ya hemos terminado—me dice


mientras comienza a limpiar su espacio.

—Te esperaré, te quiero llevar a un lugar.

—De acuerdo, solo tengo que terminar de limpiar mi área— explica.

—Te ayudo.

Comienzo ayudándola con un par de pinceles, tomando una franela


mojada y limpiando todo rastro de pintura húmeda. Ella limpia los
pinceles que le he pasado con agua. Así que ahora mismo somos
un equipo.

— ¿Alguna vez has pensado en llevar tu arte a alguna galería?

—Es... un sueño que tengo.

—Pues te digo que eres capaz de lograrlo.

—Mis pinturas no valen tanto como para estar en una galería de


arte. Unos veinte dólares si mucho.

— ¿Qué? Claro que no.

—El valor del arte aumenta una vez el artista ya no está.

—Pues ya te lo digo yo, tus pinturas valdrían mucho aun teniéndote


aquí vivita.

Sonríe y niega.

—Te lo juro, lo veras.

Suspira y cierra los ojos por unos segundos.


—Ya terminamos, nos podemos ir.

Toma sus cosas y luego sale del salón, le sigo por detrás.
Recorremos los pasillos vacíos en silencio, solamente varios
suspiros llenos de sentimientos desbordados.

Llegamos al auto y subimos, coloco música y ella mira por la


ventanilla, admirando los ya familiares edificios, parques, y árboles.

— ¿Qué es lo que te inspira? ¿Qué es tu musa?

Suspira y sonríe.

—Muchas cosas, me inspira el dolor, la melancolía, tristeza, el odio,


pero también el amor, el romance, y todo lo que me hace sentir bien.

— ¿Y por qué has decidido pintarme a mí?

—Porque me gusta plasmar mis sentimientos cuando no los puedo


decir, el sentimiento que siento cuando te veo es indescriptible, que
mejor que pintarlo.

— ¿Y cómo has llamado a las pinturas?

—Silencio romántico.

Gritar es una opción, pero una opción para mi casa, no me puede


pasar nada mejor, este día es otro de mis favoritos.

Silencio romántico...

Después de unos minutos de silencio estaciono el auto y ambos


bajamos.

La he traído a un parque muy poco transitado, pero es hermoso, sus


flores blancas y rosas le dan su toque agradable y pacífico. Es mi
lugar feliz además de mi patio y ella.

—Wow—murmura observando todos los árboles.


— ¿Te gusta?— pregunto mirando su rostro.

— ¡Sí!, me da una sensación de pureza.

Comenzamos a caminar por los senderos que tiene para poder


observar más del parque y sus árboles.

—Me gusta venir aquí cuando hay algo que me hace sentir cansado
o frustrado, siento como sí en cuanto pusiera un pie aquí me relajara
y me olvidara de todo, mayormente antes de un juego o cuando
perdemos uno, quiero compartir contigo mi lugar feliz, porque sé que
tienes mucho estrés en tu cuerpo.

Conforme vamos caminando nuestras manos chocan, el simple


contacto me pone nervioso, me da una corriente eléctrica por todo el
cuerpo.

—Gracias, Jace, nunca había tenido un lugar feliz, iba a decidir que
tu serías ese lugar.

Aclaro mi garganta y paso mi mano por mi cabello despeinándolo un


poco.

—Pues... no es mala idea, siempre se puede tener los lugares


felices que una quiera. Solo digo...

Sonríe y alza los hombros para hacerme sufrir.

Charl se saca el suéter con cuidado mientras esta hipnotizada por


los colores pastel de los árboles. No entiendo porque lleva uno en
primavera, hace calor...

Mi mirada se mantiene en el suéter cuando lo acomoda en sus


manos, pero después toda mi atención cambia a su brazo. Lo
enrojecida que esta su piel, las cicatrices, las heridas nuevas...

Me detengo en seco y ella me mira desconcertada.

— ¿Qué ocurre?—pregunta.
—No lo hagas...

Ella parece no entenderme a qué me refiero, me acerco a paso lento


hasta ella y tomo con delicadeza su brazo. Miro las pequeñas
cortadas, quita su brazo y lo esconde detrás de su espalda.

—Yo lo puedo explicar...

—No lo expliques, sé las razones, solo prométeme que no volverás


a hacerlo, es peligroso, Charlie, hay formas como el arte para quitar
el dolor, y hay otras miles, no te hagas más daño, hazlo
principalmente por ti, no por nadie, ni siquiera te lastimes por el
dolor que provocan los demás, no lo vale.

—Lo siento, es mi culpa, yo siempre me gano el dolor que me


provocan y esta manera me...— su respiración se acelera —... yo...
—hace una pausa —... perdóname, no quise hacerlo, no te enojes...

—Charlie, tranquila, respira. Está todo bien, no estoy enfadado. No


pasa nada, sé que estás en momentos difíciles.

Tomo sus hombros y la ayudo a que su respiración vuelva a la


normalidad. Sus ojo ya no están asustados, y sus manos ya no
tiemblan.

¿Fue un ataque de... pánico?, ella tenía miedo a que yo me enojara


y la lastimara, que le creara dolor...

Entrelazo los dedos de nuestras manos y le sonrío para que sepa


que todo está bien. Continuamos el camino hasta llegar a una banca
de madera blanca bajo un árbol.

—Eres la persona que más quiero en este preciso momento, nunca


había tenido a alguien cerca en un ataque de pánico, y no tenerla es
algo horrible— susurra mientras toca su pecho y trata de respirar
con normalidad.
Mi corazón de acelera pero trato de mantener la calma para que ella
pueda recomponerse. Tengo un poco de miedo porque no sé muy
bien que hacer en estos casos, pero lo oculto para no asustarla.

—Tú eres la persona que me hace feliz, y créeme, Charlie, si un día


te sucede de nuevo llámame, iré corriendo.

—Gracias por ayudarme, te mereces esto... —dice para luego


acercarse y darme un beso casto en los labios.

Sonrío por la acción, sin miedo a ser rechazado tomo ligeramente su


mentón y la acerco para besarla. Me acepta el beso sin problemas,
es lento y muy largo, muy perfecto para mí, digno de recordar.

—Te quiero—susurra cuando se separa y junta nuestras frentes.

Sus manos tiemblan aún, así que las acuno con las mías.

—Te quiero, en esta y todas las vidas que siguen estaré para ti, y te
recordare con mucho cariño si no nos volvemos a encontrar.

Parece que estoy viviendo un sueño, mi más grande expectativa, mi


sueño más grande con la chica que me gusta Realmente con el
amor de mi vida.
26. Galería
CHARLIE POV

VIERNES

Ya han pasado dos días que no voy a la escuela, me estoy


perdiendo clases importantes porque estamos a punto de entrar en
las últimas semanas de clases, pero mis ánimos no dan para más
que despertar. El día de ayer me sentía débil, muy débil en todos los
ámbitos, tanto física como mentalmente, no podía... mejor dicho no
puedo, no puedo parar de pensar en el juicio, me siento confiada
porque se supone que puedo dar un testimonio, solo que no me han
hecho llamado.

Durante esos días Jace me envió algunos mensajes, me dijo que


había estado anotando los apuntes con la mejor letra que podía
hacer para prestarme sus apuntes. Los traerá hoy ya que durante
estos días ha estado de día a noche entrenando para próximos
juegos.

Bueno, para variar mis días no han sido los mejores, tener a mi
madre enojada todo el tiempo no está a mi favor nunca, porque soy
la única persona cerca para desquitar su odio. Yo trato de no
toparme con ella, pero a veces es tan...

— ¡Charlie baja a comer! —grita mi madre.

...inevitable.

Con muy pocas ganas me levanto de la cama, a paso pesado voy


hasta las escaleras y bajo hasta el comedor, al entrar me encuentro
con ella, me mira y sonríe ligeramente, hay demasiada comida en el
comedor para solo ser nosotras dos, tal vez intenta ser una buena
madre, pero de eso no tiene nada.
—Tengo cosas que hacer, así que termino y me voy, pero te prepare
esta comida, hay muchas de las cosas que te gustan.

—Okay, de todos modos no tengo mucha hambre.

—Pero si no desayunas nunca, y llevas dos días sin comer bien


durante todo el día. Comes, o de aquí no te mueves.

—Jace vendrá a traerme los apuntes, y no tengo hambre para


comer todo esto—explico.

—Pues lo invitas a comer, pero tú no te mueves de acá sin haber


comido al menos una pieza de pan. Ya me voy porque no quiero
comenzar otra pelea por algo tonto, nos vemos por la noche.

La observo levantarse, tomar sus cosas, un montón de papeles, y


luego irse.

En la mesa lo platillos predominantes son mis favoritos, pero no


tengo apetito, ni hoy ni nunca. Por eso mi cuerpo siempre esta tan
débil.

¿Qué pasará si no le dan la custodia a mi papá?, ¿lo dejaré de ver


por cuánto tiempo? ¿Mi madre cambiara su forma de ser?

Son tantas las preguntas que me hago todos los días que me han
dado como tres ataques de pánico, y ha sido horrible porque he
estado sola, sé que Jace dijo que lo podía llamar, pero no quiero
molestarlo con cosas absurdas como mis ataques.

Todo esto me pone nerviosa, normalmente las custodias se las dan


a las madres, sí no es así es por actos muy malos. Mi papá también
ha estado de nervioso, se la pasa en su despacho y hablando con
su abogado. Nunca creí verme envuelta en este tipo de casos pero
todo en la vida es una caja de sorpresas.

El timbre de la puerta principal hace levantarme de la silla


rápidamente. Tal vez sea Jace. Voy hasta la puerta y la abro para
encontrarme con él, con Jace Grey. Lleva una sonrisa en su rostro
como de costumbre, y en sus manos lleva dos cuadernos negros
con manchas blancas.

—Hola—saluda sonriendo.

—Hola, pasa.

— ¿Cómo te sientes?— pregunta dejando los cuadernos en una


mesita.

—Nerviosa, y... ¿triste?

—Todo va a ir bien, Charl. Mañana estaré contigo cada segundo, y


no te dejaré sola.

Sonrío con la boca cerrada.

—Muchas gracias, eres justamente la persona que necesito en mi


vida, una que me ayude en las peores situaciones—me acerco y le
doy un pequeño beso en la mejilla. Creo que la vergüenza se me ha
quitado un poco.

— ¿Tengo que ir formal?, ya sabes, como adulto.

—Sí, tienes que llevar un traje o algo formal.

—Está bien. Estaré ahí con un traje como los de los cincuentas—
sonríe. — ¿Ya has comido?

Niego lentamente.

—Mi madre ha hecho comida, pero no tengo apetito.

—Pero mira las manchas en tu piel, Charl—acaricia mi mejilla—


deberías comer un poco, te vas a enfermar. Ven, yo te hare
compañía mientras comes.

—No... no tengo hambre.


—Por favor...

—De verdad, no tengo hambre, comeré por la noche, pero por el


momento no, lo juro.

—Está bien, te lo preguntare y de alguna manera sabré si es


verdad. Soy súper J, pero también soy el súper agente J de FBI

Me rio ligeramente haciéndolo sonreír.

—Por cierto, te traje dos cuadernos, los que he dejado en la mesita,


uno tiene todos los trabajos y están marcados de que materia son,
el otro tiene las tareas, contestadas por mí para ahorrarte tiempo.

—Siempre me ayudas mucho...

—Pará eso estoy, para ayudarte en todo—me sonríe con boca


cerrada.

¿Ya se tendrá que ir?, porque no quiero que lo haga.

— ¿Puedes salir?, bueno, ¿quieres salir?— pregunta mientras mira


como gira la argolla de sus llaves en su dedo.

Con él siempre.

—Supongo que mi madre no llega hasta tarde, así que sí puedo y sí


me gustaría.

—Perfecto— sonríe y toma mi mano —iremos a un lugar que te va a


encantar, te va a encantar tanto que no vas a querer salir del lugar.

—Entonces vamos, ahora tengo mucha curiosidad.

Salimos de mi casa hasta su auto para así poder ir al lugar


asombroso que me promete. El camino es tan tranquilo como de
costumbre, hay una canción tranquila de fondo y nosotros hablando
y riendo. Me siento... realmente feliz por primera vez en mucho
tiempo. Al pasar unos cuantos minutos llegamos a un gran edificio
con estructura de piedra y aspecto viejo.

Ambos bajamos del auto y caminamos hasta la entrada de dicho


edificio. Lo observo desde el suelo hasta lo más alto, haciéndome
doler el cuello de lo alto que es.

— ¿Qué es aquí?

—Una galería de arte, supuse que te gustaría ver algunas obras de


otros artistas.

Bajo la cabeza de golpe mareándome un poco, pero cuando me


recompongo lo miro con sorpresa y sin poder controlarme doy un
par de brincos, tal como lo hace Camill cuando le compran helado
de chocolate.

—Es un gesto muy lindo, me encanta ver arte y me relaja


muchísimo admirarlo. Vamos, no esperemos mucho — le tomo la
mano y hago que corramos hasta la taquilla. Jace le dice algo a la
señorita de la entrada logrando que nos dejen entrar sin una pulsera
especial.

Extraño.

Entramos al gran lugar que es inmenso. Sonrío observando toda su


arquitectura, el mismo edificio parece una obra de arte, su interior
debe de contener grandes inspiraciones de grandes artistas.

Continuamos caminando hasta que llegamos a una enorme puerta


gracias a todos los señalamientos. Al entrar me sorprendo mucho
más de lo que ya estoy, es un salón gigantesco con piso de mármol,
en todos lados puedes ver todo tipo de arte genial, hecho por
grandes artistas.

Jace me tiende la mano y yo con gusto la tomo. Comenzamos a


recorrer el lugar con calma, dándonos tiempo de observar cada una
de las obras de arte que se nos ponen enfrente. Me siento como
una niña en una dulcería donde te compran cada uno de los dulces
que ves. Esto es alucinante, por unos momentos olvido lo externo
porque ahora solo importa el arte, Jace, y yo, nada más.

—Mira esta pintura—murmura Jace apuntando un cuadro con un


rostro pintado. La pintura es tan precisa que parece una fotografía
pegada en un lienzo, sus tonos son veraniegos y tiene mucho
sentido porque se llama "Verano en el paraíso"

—Es una muy buena pintura, sus detalles son muy buenos—
comento admirándola a detalle.

—Es casi tan buena como la tuya.

— ¿Bromeas?, ya quisiera pintar con toda esa precisión.

—Aun así tú pintas muy bien, en unos años vendrás a alguna


galería de arte y verás tus pinturas en ella y a personas diciendo
"quisiera pintar como la artista Charlie Hans". ¿Sería genial verdad?

Tan genial como lo que él me hace sentir con cada acción que hace
para favorecerme.

—Sería un sueño que una de mis pinturas estuviera en una galería


—susurro.

Creo que mis ojos brillan por pensar tal cosa. Uno de mis propósitos
de vida es tener mi propia galería donde todas mis obras de arte
sean expuestas, poder dar grandes galas y que la gene ame tanto
mi trabajo que paguen un precio justo para llevarlas a sus casas.

— ¿Eso crees? — pregunta apretando el agarre de mi mano.

— ¡Sí!, que personas aprecien tu arte es como encontrar un Coca-


Cola en el desierto para los artistas en las sombras.

Su sonrisa se hace más grande, su agarre se aprieta más a mi


mano y después me jala, corremos por los lugares más tranquilos
de la galería haciendo que todos nos miren con extrañez, alteramos
la paz de muchas personas, y aunque trato de disculparme por cada
roce y empujón que hace Jace, no se detiene hasta que llegamos a
un lugar donde hay mucha gente hablando entre sí, tomando fotos,
etc. Abrimos paso entre las personas para poder llegar hasta
"primera fila", ahí es cuando me doy cuenta de lo que tramaba Jace
Grey.

Mi súper J.

Lo miro sorprendida y él me mira con una sonrisa.

—Una pequeña parte de tu sueño ha sido cumplido, muchas


personas observando y admirando el arte de una artista de las
sombras—me toma de ambos hombros y me sacude sacándome
del trance de sorpresa.

La pintura en exposición es la que hice de Jace en la escuela, esa


pintura con la que saqué un diez perfecto.

—Ahora les presento "Silencio Romántico". Esta pintura está hecha


por una chica local de nombre Charlie Hans Dillard, tan solo tiene 16
años y ya nos ha hecho entrega de una gran obra de arte, podemos
notar que sus trazos y detalles son muy precisos, como dato les
digo que esta bella obra fue hecha en un salón de clases para un
proyecto, pero esto merece mucho más que un diez. La obra estará
en exposición a todo el público a partir del día de mañana para que
puedan observarla y deleitarse.

— ¿Cómo hiciste que la colocarán aquí?, estamos alrededor de


grandes obras— pregunto en un susurro mientras veo como las
personas se amontonan para observar mi pintura.

Aun no comprendo todo esto.

—Ayer la maestra de artes pasó a entregar los trabajos del taller, y


como tú no estabas y yo era el modelo me los dio a mí. Cuando iba
a casa vi un letrero sobre la galería y dije "¿por qué no?, pensé en
que por ser un día antes del juicio te alegraría, sabía que estarías
triste y nerviosa, así que creí que esto te alegraría, solo hizo falta
que los de la galería vieran tu pintura, les encantó, les di un poco de
información y guala...— sonríe con nerviosismo y juega con sus
dedos.

Detengo sus movimientos con una mano y hago que me mire.

—Dos cosas. Uno, jugar con los dedos cuando hay nervios es lo
mío, no me lo robes. Dos, eres un persona que nadie merece, eres
una persona que no duda en ser un caballero, se da el tiempo de
pensar en los demás y ayudarlos sin pensar en lo grandes que son
sus problemas. Sin duda no te merezco en mi vida

—Daria lo que fuera para verte sonreír, lo único que quiero es que
seas feliz nuevamente. Este es un momento de disfrutar, y para
celebrar te llevaré por un helado, te comprare un bote gigante.

Lo abrazo con mucha fuerza haciéndolo reír, me separo un poco y lo


miro a los ojos.

— ¿Puede ser de pistacho?

—Claro que sí, pero antes te tomaremos una foto con tu obra de
arte.

Me coloco junto al cordón rojo de terciopelo y muestro mi mejor


sonrisa a la cámara del celular de Jace. Quedo embobada con él,
toma las fotos de diferentes ángulos, mueve el celular de izquierda a
derecha, de arriba hacia abajo, se agacha un poco, luego se pone
de puntas... y cada una de las fotos las hace con una sonrisa en su
cara.

Que chico...

— ¡Listo!, saliste perfecta en cada foto, tal vez coloque alguna de f...
— se detiene en seco y me mira con los ojos bien abiertos. Alzo una
ceja pero no dice nada, solo me tiende el celular para poder ver las
fotos.
Deslizo el dedo viendo cada una, hasta llegar a una selfie que se ha
tomado por accidente, sorprendentemente sale muy bien, y con una
sonrisa y brillo en sus ojos.

Suelto un suspiro pequeño y le sonrío a la pantalla.

Jace no para de enamorarme...

[...]

Doy otro sorbo a mi helado de pistacho y miro al chico perfecto


frente a mi hacer lo mismo.

—Jace... —llamo su atención—...siempre hemos hablado de mí y


mis problemas, ahora quiero saber cosas sobre ti, han pasado años
y tal vez algunas cosas han cambiado— le digo para después dar
otro sorbo.

—Bien. Uno, no soy hijo de Christian Grey. Dos, no me gusta perder


nunca. Tres, me encantaría estudiar bioquímica o ser cirujano en la
universidad de Ohio. Cuatro, odio cuando una persona hace menos
a otra. Cinco, también odio ver a los demás sufrir y no poder
ayudarlos. Seis, me encanta pasar tiempo en mi patio y con mis
amigos. Siete, me gusta estar contigo. Ocho, mi comida favorita es
la pizza con muchas aceitunas negras. Nueve, por si no lo
recuerdas mi cumpleaños es el veintinueve de abril. Diez, soy malo
en historia... y creo que es todo.

— ¿Solo eso?— pregunto.

—Creo que sí, normalmente cuando me preguntan cosas de mí se


me olvida hasta mi nombre.

Ambos reímos por su comentario.

El día cada vez se va más rápido y la noche nos alcanza. No quiero


que se acabe este día, ha sido uno de los mejores de mi vida como
para que una absurda pelea (que estoy segura que va a ser más de
una) me quite mi felicidad.

—Se hace tarde—habla Jace. —Hay que irnos, están a nada de


cerrar.

Jace se levanta así que yo hago lo mismo, salimos del lugar


después de pagar y subimos a su auto. Pasan minutos en los que
trato de sacar más cosas sobre su vida y conocer más sobre él,
pero veo que muchas cosas no han cambiado, y eso me alegra un
poco porque no me siento tan desubicada al hablar con él.

Después de minutos hemos llegado a mi casa pero aún no bajo del


auto, no quiero hacerlo.

—Charlie, sé que no quieres que sea mañana, pero las cosas se


tienen que afrontar con la cabeza en alto, también sé que tienes
miedo, pero no estarás sola, ahí estaré yo, y todo estará bien, lo
juro.

¿Por qué tiene que saber tanto?, ¿por qué siento que a veces no lo
merezco?, ¿por qué es tan perfecto?

—Está bien, voy a afrontar todo con la cabeza en alto. Gracias por
todo, me has alegrado el día, hiciste que olvidara todo lo malo, te
quiero mucho, de verdad aún creo que no te merezco pero tampoco
quiero que te vayas.

Me acerco y le doy un beso corto, cierro la puerta y corro hasta mi


casa. Aún no me acostumbro del todo a hacer eso. Aun sufro de
vergüenza al hacerlo.

Por suerte cuando entro mi madre no está, así que puedo disfrutar
de mi tranquilidad un poco. Subo hasta mi habitación para poder
darme una ducha y relajarme un poco. Comienzo a recordar el acto
de Jace, él es simplemente el chico perfecto. Hizo uno de mis
sueños realidad, colocó una de mis pinturas en una galería, una
galería a la que muchas personas van, fue uno de las mejores
sorpresas que me han dado.

Es una persona que el mundo no merece. Una persona que ni


siquiera yo merezco, porque en algún momento sé que lo terminare
lastimando...
27. Juicio
CHARLIE POV

Hoy es el juicio, hoy puedo ser feliz o considerarme totalmente


perdida.

Espero a Jace con impaciencia mientras miro por la ventana, le he


pedido de favor sí podemos irnos juntos ya que no tengo auto y mis
padres tienen que estar ahí antes que todos. Solo espero llegar y no
encontrarme con una pelea.

Observo llegar el auto del chico que espero y aparcar frente a mi


casa. Los nervios se hacen más grandes que antes, no quiero ir
pero a la vez sí. Es confuso.

Salgo de casa antes de que pueda bajar a tocar el timbre, no quiero


esperar ni un segundo más. Recorro el jardín y subo al auto, me
coloco el cinturón e inmediatamente suelto un suspiro pesado.
Siento que la respiración me falla, son muchos los sentimientos que
están ahora dentro de mí, siento que no puedo con todos juntos.

—Oye, oye, tranquila— toma mi mano y por alguna razón logra


tranquilizar mis nervios.

—Esta situación me pone de nervios, desde que desperté he


querido llorar, solo quiero que acabe ya.

—Vamos, que se hace tarde, todos estará bien, te lo prometo—


arranca el auto para ir hasta la corte del juez.

—Quiero llorar, Jace...

—Hazlo, no retengas tus sentimientos Charlie.

Mis ojos comienzan a aguarse sin poder controlarlo. Aprieto su


mano un poco cuando las lágrimas comienzan a salir. Por suerte
hoy no me he colocado maquillaje, por la misma razón.

—Tranquila...— susurra—... desahógate lo que necesites, y no


tengas miedo, yo nunca te juzgare por hacerlo...

Lo quiero tanto que me duele pensar que yo nunca podre darle todo
el cariño que él me da a mí, el que realmente merece. Lo puedo
lastimar tanto, no soy suficiente. Mis problemas y mi negatividad
terminarán consumiéndolo un día sí o sí.

Después de unos minutos me percato que estamos cerca del lugar,


así que limpio mis lágrimas y trato de mantener la calma. Al aparcar
mi intento por estar tranquila falla, comienzo a jugar con mis dedos
más de lo normal.

¿Qué tal sí mi papá no tiene los suficientes argumentos?, sí eso


pasa puede perder la custodia completa y lo perdería, tal vez no
para siempre, pero sin duda estos años sin él me afectarían
demasiado.

Bajamos del auto y doy la vuelta, ahí puedo ver completamente a


Jace. Lleva unos pantalones negros de vestir y un camisa blanca,
zapatos de vestir y su cabello normalmente peinado. Debo admitir
que se ve mil veces más guapo así vestido.

Dicho hombre se acerca hasta y detiene mi movimientos al


entrelazar nuestras manos.

—Quiero que te tranquilices, los nervios muchas veces hacen que


pierdas los estribos, no estás sola.

Asiento tratando de mantener mi respiración con normalidad, le doy


una sonrisa y me la devuelve. Comenzamos a caminar hasta el
lugar, al entrar hay un eco tenebroso, no quiero estar aquí, pero no
tengo de otra. Entramos a la sala y nos sentamos en las bancas que
hay detrás de los que pelean por dicha custodia. Nosotros nos
sentamos del lado de mi padre en la banca que está justamente
detrás de ellos, no hay mucha gente, solamente papá, mi madre, los
abogados de ambos, Jess, el enamorado de mi madre y otros
cuantos testigos.

—Princesa—me saluda con una sonrisa— chico.

¿Chico?

—Hola, papá.

—Hola, señor Hans.

—Todo irá con tranquilidad, ¿okay?, no te angusties tanto.

Ambos asentimos, voy a decir algo a Jace pero en ese momento


entra el juez a la sala, haciéndonos callar a todos. El juez es un
hombre de aspecto joven pero con un par de canas en su cabello
bien peinado, tiene anteojos de armazón y luce una sonrisa amable.

Su sonrisa logra relajarme un poco. Parece buena onda.

—Buenas tardes, soy el juez familiar Jasper Timothy y el día de hoy


yo atenderé el caso de Mike Hans Duncan y Marry Dillar Harries, los
cuales están aquí presentando sus argumentos para quedarse la
guarda custodia/custodia completa de la menor Charlie Hans Dillar.

Tengo miedo.

—Comenzamos con la señora Dillar— toca el pequeño martillo de


madera dando por comenzado todo.

El abogado de mi madre se pone de pie y comienza a hablar.

—Muy buenas tardes, soy Abis, soy abogado familiar y vengo en


representación de mi clienta. Señor juez, la chica vive con mi clienta,
y tiene una vida excelente en cuidados de ella, la deja en la escuela
y va por ella al terminar sus actividades, está presente durante las
comidas, ellas salen a divertirse durante los días libres de mi clienta,
de verdad son muy felices. Y mi clienta merece ser parte del
crecimiento de su hija porque es la madre... real.
Jace da un ligero apretón a mi mano mientras pone atención a todo
lo que se menciona.

Mentiras y más mentiras recorriendo los oídos del juez,


engañándolo con pruebas falsas. No entiendo que gana. Estoy
segura que ella viviría mejor si yo no estuviera...

— ¿Todo eso es verdad? —pregunta el chico a mi lado con una cara


evidentemente confundida.

Niego sin dejar de mirar al abogado.

—Absolutamente todo es mentira.

El abogado de mi madre termina de hablar y con una sonrisa


hipócrita se gira a sentarse al lado de mi madre. El juez le da la
palabra al abogado de mi papá y comienza a hablar con
tranquilidad.

—Yo contengo pruebas reales— le pasa un par de fotos en las que


desconozco el contenido, el juez las mira mientras el abogado
continua hablando— mi cliente alega que la señorita Marry Dillar
muchas veces no deja a la menor visitar a su padre, a pesar de que
ella lo exige y de la custodia compartida. Al contrario de las mentiras
del señor Abis, mi cliente y la familia salen a divertirse como se
muestra en las fotografías, cuando él trabaja hay una mujer que
cuida de la menor, y él sí la lleva a la escuela...

—Eso de las mentiras es una acusación muy grave, si usted está


mintiendo con sus pruebas puede haber una penalización, no se ven
muy reales— sentencia el juez al abogado de papá.

¿Qué? ¿Él cree que mi padre es el de las mentiras?

Antes de venir aquí leí que tengo un derecho de hablar para así
poder "ayudar" al juez, puedo decir como son cada uno de mis
padres, con quien me siento mejor y poder dar mi punto de vista de
cada uno. Se supone que debieron tomar mi testimonio pero nunca
hicieron algún llamado.

Me pongo de pie haciendo que todos me miren y con grandes


agallas hablo.

—Permiso para hablar—pido.

—Permiso denegado— toca el martillo.

—Tengo un derecho que me permite hablar en estos casos.

—Denegado, siéntese por favor.

—Pero...

—Denegado, siéntese o la puedo sac...

Jace se pone de pie de inmediato y mira al juez con la mandíbula


apretada.

—No la puede sacar.

—Claro que si, será mejor que se sienten ambos o los voy a sacar, y
hablo muy enserio.

De manera lenta me siento y jalo conmigo a Jace, el cual sigue


mirando al juez con el ceño y sus labios fruncidos. Pasa su brazo
por mis hombros y me da un abrazo para después separarse y
tomar mi mano.

Maldito hombre con poder.

El juicio se hace cada vez más largo entre argumentos de los


abogados y palabras de mis progenitores. Solo quiero que esto ya
acabe, quitarme la sensación pesada de la espalda.

—Tomaré la decisión analizando sus argumentos y pruebas. Un


receso de cinco minutos y volvemos— el juez toca el martillo y sale
de la sala.

Libero el aire que tengo retenido desde que me negó la palabra y


miro a Jace.

—Libera los nervios, Charlie—murmura. Aún no suelta mi mano, y


doy gracias por eso, porque seguro estaría temblando como un
cachorro chihuahua.

Mi papá se toma en cabello constantemente mientras habla con


Jess, se nota nervioso y estresado. Mientras tanto mi madre habla
con su abogado y su enamorado tan sin novedad, como si estuviera
segura de que ganará todo esto. Odio verla así de tranquila porque
sé que algo anda mal.

—El juez esta comprado, ¿verdad? — pregunto a Jace en un


susurro.

—Lo más probable es que sí. Y no podemos decir nada porque ya


nos tiene amenazados con sacarnos.

—Quiero gritarle y patearlo.

—Yo quiero tirarle un puño en la nariz.

—Entonces solo puedo esperar tener suerte. Cinco minutos es muy


poco para tomar una decisión tan importante, solo espero que se
haya dado cuenta durante el turno de mi papá para saber que él es
el bueno de los dos.

Jace me mira con angustia pero me da una sonrisa de boca cerrada.

Los cinco minutos se pasan como el flash de una fotografía. El juez


entra de nuevo haciendo que todos tomemos asiento y guardemos
silencio. En este momento no puedo controlar mis nervios.

—Después de dialogar, analizar y pensar mucho, he tomado una


decisión. Pido a todo presente que se ponga de pie y escuche con
atención.
» Después de analizar dichos argumentos de la señora Marry Dillar
Harries y dichos argumentos del señor Mike Hans Duncan, para
conseguir la guarda custodia/custodia completa de la menor Charlie
Hans Dillar presente en la sala, doy por hecho que tendrá una mejor
vida con uno de sus dos padres también presentes en la sala. Hoy,
yo, Jasper Timothy, juez familiar en representación de la ley y los
derechos de Austin Texas y los Estados Unidos de América, le
otorgó la guarda custodia/custodia completa a la señora Marry Dillar
Harries, madre de la menor. Queda por concluido dicho juicio—toca
el martillo dando por terminado todo. Se pone de pie y sale de la
sala.

Mis ojos se llenan de agua y mis piernas flaquean. Mi padre acaba


de perder, yo acabo de perder, no volveré a verlo más sí mi madre
así lo decide.

Los brazos de Jace me sostienen con fuerza en un abrazo, lloro


silenciosamente mientras los aprieto a mí. Ahora es lo único que me
queda.

Mi papá se toma el cabello y se limpia las lágrimas mientras va con


Jess, mientras tanto mi madre celebra con una gran sonrisa, ni
siquiera ha volteado a verme. Tanto le importa mi felicidad...

Jace me abraza fuerte y me besa la coronilla mientras susurra cosas


en mi oído para tranquilizarme, no le presto mucha atención, dentro
de mí solo se extiende un chillido que evita que me concentre en
otras cosas. Él me hace caminar para salir de la sala. Nos
detenemos un poco lejos para esperar a mi papá y Jess.

Jace trata de limpiar mis lágrimas y tranquilizare, pero cuando lo ve


imposible se da por vencido y me deja llorar.

Mi papá sale junto a Jess y corro para abrazarlo, él me abraza más


fuerte que nunca, puedo sentir su dolor, su decepción, su ira. Nos
sentimos tan igual.

—Lo siento, hice lo que pude— susurra con la voz entrecortada.


—Todo esto está mal, tenemos que hacer algo porque yo me quiero
ir con ustedes y Camill... — mi abrazo se hace aún más fuerte.

—Charlie...— escucho la voz de mi madre a mis espaldas.

Suelto a mi padre y me giro para verla.

—Déjame estar un momento con mi hija, déjame pasar la tarde con


ella, Marry—ruega papá tomándome del brazo.

—Su custodia es mía, ya no la verás en mucho tiempo, Mike, mete


eso en tu cabeza.

Siento la mano de Jace ajustar agarre alrededor de mi brazo y


sacarme del centro de un próxima pelea.

— ¡Sabes que estás haciéndole un mal!, ¡ella no te prefiere, ella no


vive bien contigo y lo sabes! — los gritos comienzan a hacerse
presentes.

No, otra vez no...

—Díselo al juez que acaba de dármelo todo.

—Solo quiero que comprendas una cosa, no voy a dejar de ver a mi


hija, tampoco voy a dejarte ganar, y aunque ella no es premio en
esta pelea, ella merece estar conmigo, contigo no está a salvo,
como sí no me hubiera dado cuenta de que dijiste puras mentiras
ahí dentro o que el juez es tu ex compañero de universidad y está
más que vendido. Esto no se quedará así, porque voy a pelear lo
que tenga que pelear. Sé que odias estar sola, por eso no la sueltas,
pero al menos deberías tratarla mejor, se la madre que eras antes,
no lo que eres ahora. Ten por seguro que esto no se queda así.

Los gritos continúan y no paran.

Jace cubre mi oídos haciendo que deje de entender con claridad las
cosas que gritan, poco a poco y sin dejarme oír me saca del edificio
hasta llegar a su auto donde dichos gritos son inaudibles, abre la
puerta y me siento en el lugar de copiloto, rápidamente sube a su
lado del auto y me mira.

—Todo se acabó, todo está perdido—rompo en llanto, siento mi


corazón romperse cada segundo que pasa.

—No digas eso, tu padre no se dará por vencido— toma mis mejillas
y con su pulgar limpia mis lágrimas.

—Me quiero ir de aquí, ya no quiero estar aquí...

Enciende el auto con rapidez y sale del estacionamiento.

—Te llevaré a mi casa, mis padres no están y es el único lugar que


creo que será el más tranquilo.

No le contesto ya que mi voz no sale entendible, prefiero llorar y


desahogarme todo lo que pueda.

Creí que hoy sería un buen día, lo presentía...

JACE POV

Mientras conduzco hasta mi casa miro de vez en cuando a Charlie.


Está mirando a la ventana y los pequeños sollozos es lo único que
se escucha en el auto.

Me siento muy mal, a base de mentiras se decidió su "suerte",


realmente injusto, tenía unas grandes ganas de ir a patearle el
trasero a ese maldito juez.

Al llegar a mi casa ambos bajamos y caminamos hasta la entrada,


cuando le extiendo la mano para subir las escaleras siento como su
cuerpo tiembla, entonces la miro, sus ojos están rojos, sus mejillas
mojadas, su nariz igualmente roja, y parece que va a colapsar en
cualquier momento. No me agrada para nada verla así.
—Ven, será mejor que te acuestes.

Subimos las escaleras con dificultad, pero finalmente lo logramos.


Abro la habitación y entra. Se queda parada mirando todo y luego
cae de rodillas en el suelo cubriendo su rostro con sus manos.

Me arrodillo de inmediato a su lado y coloco mis manos sobre sus


hombros.

—Charl, no todo está perdido, yo te ayudaré a ver a tu padre,


ayudaré a tu papá, yo-yo haré algo, pero por favor no llores, siento
que te mentí al decirte que todo estaría bien y no fue así.

Ella gira rápido y me mira con sus ojos vidriosos.

—Tú no tuviste la culpa de nada, no tienes por qué sentirte mal, solo
intentaste subirme los ánimos, no tienes que hacer nada, pero
ayúdame, por favor, no puedo respirar, tengo... mucho miedo...

Sus ojos me duelen a mí, sus lágrimas de duelen, sus palabras me


duelen. Ella no merece nada de esto, Charlie puede ser callada,
pero sé que es de las almas más puras que hay en el mundo, es
pacífica y tranquila, no le hace daño a nadie, no se merece su dolor.

La abrazo con todas mis fuerzas.

—Gracias por no dejarme sola.

—Nunca te dejaré, siempre estaré, te lo prometo.

Comienzo a acariciar su cabello hasta que se tranquiliza y logra


ponerse de pie. Nos recostamos juntos en la cama sin separarnos ni
un segundo. Cae dormida entre mis brazos, mostrándose tranquila
por primera vez en un tiempo.

No he podido hacer mucho por Charlie, y eso es doloroso, me siento


inútil, siento que le falle y la he ilusionado, vuelvo a decir, ella no
merece nada de esto...
Merece ser feliz, y sé que ella lo lograra de algún modo.

El tiempo pasa rápido hasta que la noche se hace presente, ya es


muy tarde y ella sigue dormida, debería llevarla a casa para que no
se meta en problemas, no quiero que tenga mas problemas.

La muevo un poco para despertarla.

—Hey, tengo que llevarte a casa— susurro mientras quito mechones


pequeños de su cara.

—No me quiero ir— susurra.

—Sé que no te quieres ir, pero no podemos hacer las cosas más
difíciles, por ahora solo podemos hacer eso.

Asiente a duras penas y con mucha pereza se pone de pie, la sigo y


nos estiramos.

—Jace...—se acerca y me abraza—...te quiero

Sus palabras me toman por sorpresa, trato de retener una sonrisa


por la situación pero no puedo.

—Yo también te quiero— le doy un ligero beso en la frente y luego


uno en los labios.

De mala gana toma sus cosas y sale de la habitación, bajamos las


escaleras y subimos al auto en silencio, el camino hasta la casa de
la madre de Charlie es largo por la melancólica canción que pasan
por la radio. Ni una sola palabra mía y mucho menos una suya, es
tan triste.

Ella juega con sus dedos y así decido dejarlo así, algunas veces es
bueno tener un poco de nervios. Pero no siempre. Quiero dejarla
pensar, dejarla sentir y desahogarse, esta tan triste que retener eso
sentimientos le haría muy mal. Y no quiero eso, no quiero que se
lastime.
Llegamos a su casa, me fijo sí está su madre, y sí, ahí está su auto.
Estoy seguro que Charl volverá a llorar más tarde por culpa de su
madre, ella es mala madre, y odio que no se dé cuenta que lastima
demasiado a su hija.

—Oye... —llamo la atención de la chica a mi lado—... escúchame


bien, sí ella te grita o pelean, me llamas, me mandas mensaje o lo
que sea, estaré ahí, y sí no lo quieres hacer está bien, pero sí
necesitas desahogarte yo te escucharé el tiempo que necesites—
murmuro tomando su mano.

—Créeme que no lo dudaré— se acerca y me da un beso en la


mejilla derecha, baja del auto y se va a paso lento hasta la puerta de
la casa, sin mirar atrás entra a la casa.

Suelto un suspiro cansado.

CHARLIE POV

Entro a la casa en silencio y corro escaleras arriba para encerrarme


en mi habitación y evitar a toda costa a mi madre.

¿Qué hice para merecer esta vida?, ¿por qué?, ¿Qué tengo que
hacer para poder vivir una vida feliz?, he sido buena siempre, pero
la vida se esfuerza en no dejarme ser feliz, y me estoy cansando de
eso. Tal vez no pertenezco aquí, a la vida.

Tal vez sea la mejor manera de vivir feliz y sin problemas...


28. Pinturas.
CHARLIE POV

Pintar es tan relajante. La forma en la que me puedo expresar sin


decir ni una palabra es exultante para mi cuerpo.

Llevo tres pinturas en total, una de Leo, otra de Ken y la última de


Daph. Toda la mañana he estado sentada frente al lienzo con
diferentes imágenes en mi cabeza pero siempre con la misma musa.
El objetivo no cambia.

Mi madre llegó tarde ayer, ni siquiera vino a ver si estaba bien o


algo, aunque no mue hubiera gustado que lo hiciera, porque no
quiero verla, no por el momento. Hoy se fue muy temprano al
trabajo, y nuevamente no me dirigió la palabra, ni siquiera cuando
nos topamos en la cocina, prefiero que sea así, de esa manera no
peleamos ni gritamos, y mucho menos lloro, aunque no entiendo
porque lo hace, ha ganado, y es lo que ella quería, entonces me doy
cuenta de que lo único que quería era lastimar a mi padre, no volver
a comenzar conmigo.

Cuando fui a la escuela estuve todo el día al lado de Jace, el


siempre y trataba de asegurar mi comodidad, y ha sido un lindo
gesto. Trato de hacerme feliz durante todo el rato junto, incluso me
ha invitado a su casa mañana después de la escuela para comer
pastel casero, para que así pase una tarde tranquila y feliz con los
chicos. Obviamente he dicho que sí, prefiero todo lugar menos la
casa de mi madre.

Al terminar de secarse la pintura de Daph la tomo con cuidado y la


coloco sobre un papel café para envolverlo, cubro cada espacio con
delicadeza y luego tomo un listón color amarillo para que sea más
presentable. Así hago con cada uno de los cuadros que tengo para
regalar, cada uno con papel café y listón amarillo. En una tarjeta
blanca y con rotulador negro, escribo una dedicatoria en cada uno
de los regalos:

"Una pequeña parte de mi vida siempre estará a tu lado con


este regalo, siempre estaré contigo y tu conmigo, no importa
cuántos kilómetros o tiempo nos separemos, siempre
estaremos juntos al pensarnos".

C.H.D.

Después de colgar cada tarjeta en cada regalo busco una caja


grande, cuando termino de armarla meto todos los cuadros con
cuidado de no maltratar la envoltura. Los daré mañana en la casa de
Jace, porque no quiero que toda la escuela los veo al chismosear,
son significativos, y quiero que solo las personas importantes los
observen y le den el significado que ellos quieran.

Al terminar dejo todo mi trabajo de lado, pongo play a una canción


tranquila que tengo para leer, me recuesto en mi cama mirando al
techo.

Por ahora solo pensaré en algunas cosas que me están rompiendo


en mil pedazos. Desaparecer de la faz de la tierra a veces suena tan
tentador...

JACE POV

Me quiere y la quiero.

Por fin todo es mutuo, siento que ahora todo corre por el buen
camino, aunque está el bache del juicio, todo va bien respecto a
nosotros, porque ella me tiene y yo a ella, y nos hacemos bien.

No puedo creer que ella sienta lo mismo que yo, tal vez no en el
mismo nivel, pero he logrado que ella sienta lo mismo que yo sin
necesidad de comportarme como idiota. Y eso se siente genial, me
siento como un campeón, como un verdadero capitán que ha
llevado a su equipo a la victoria.
Mi madre me ha visto un poco pensativo, y me ha obligado a
contarle el porqué, no hay otra razón más que ella, entonces se ha
organizado y ha invitado a todos con un objetivo, animar a Charlie,
le he contado que su papá ha perdido el juicio y que se siente muy
triste, así que se puso a hacer los pasteles favoritos de todos.

¿Puede haber una mejor mamá que la mía?, no lo creo.

Quiero que ya sea mañana y poder compartir tiempo con mis


amigos como en los viejos tiempos, cuando la vida era más fácil
para todos, cuando nuestro único problema era no haber
conseguido la tarjeta dorada dentro de las frituras, o el esmalte de
uñas más chillante.

La edad lo cambia todo, y es triste, porque se supone que los años


te hacen más sabio, y yo siempre creí que lo eran por cada buena
anécdota que tenían cada año, pero la realidad es que las personas
más sabias son las que menos anécdotas buenas tienen, al
contrario, son las que más desgracias han vivido, por eso son
conocedoras de la vida y sus realidades.

Y es muy triste.

[...]

Creí que Charlie no podría sorprenderme más, pero lo hizo.

Fue casi imposible de creer para todos que Charlie habló con
nosotros, habló con Daph como sí nunca se hubieran separado, se
rio de todos los chistes de Leo, dio su opinión en cada una de las
anécdotas de Ken, y nunca soltó mi mano. En la hora de descanso
se ha sentado junto a nosotros y todo siguió igual, nunca dejó de
hablar, reír, compartir su opinión, y tomar mi mano. Debo decir que
me asusta, porque es muy extraño este cambio repentino, pero a la
vez me gusta esta nueva etapa de Charlie Hans.

Espero, de verdad, que sea una nueva etapa...


Al finalizar la última clase todos salimos directo a mi casa, cada uno
ha subido a su auto para ir a mi casa, mientras tanto Charlie me ha
pedido si podemos recoger algo en su casa y yo he aceptado, así
que estamos en camino a su casa. Ahora estoy doblemente
asustado porque su ánimo ha cambiado de nuevo, ha estado
callada y no ha tomado mi mano, ni siquiera ha querido poner una
canción.

La miro cuando hacemos alto en un semáforo, coloco mi mano


sobre la suya haciendo que me mire, me dedica una sonrisa de
labios cerrados. Esa sonrisa no está grande y contenta como la de
hace unas horas, aparte tiene ese toque melancólico que me parece
raro. Pero supongo que es por su padre, no han pasado los mil días
para sentirse bien después del juicio.

Esta triste y eso es entendible, así que no hago preguntas, solo la


dejo pensar.

Cuando llegamos a su casa sale del auto y corre hasta la puerta,


entra y cunado cierra la puerta yo miro al frente y sonrío con un
suspiro acompañando.

Me causa un poco de risa que ella ha cambiado tan repentinamente,


y sé que es una "cortina de humo" para ocultar todo su dolor, nadie,
sobre todo ella, cambia de esa manera después de tener un gran
problema, aunque el cambio de humor es extraño y no me molesta,
no quiero que aparente, ella sabe perfectamente que nosotros como
sus amigos nunca la juzgaríamos, pero creo que no quiere lastima o
piensa que sus problemas no nos importan. Cuando es todo lo
contrario, al menos para mí.

Quiero que ella sonría cuando esté sana, cuando sea feliz, cuando
esté bien y estable...

Unos cuantos segundos después sale con una caja grande llena de
algo envuelto en papel café y listones amarillos, pone la caja en el
suelo, abre la puerta trasera, carga la caja, luego la vuelve a poner
en el suelo, y cierra la puerta.
— ¿Qué es eso? — pregunto cuando sube al asiento junto al mío.
Arranco a auto y mientras se coloca el cinturón contesta a mi
pregunta.

—Regalos.

¿Regalos?

—Un muy lindo detalle—.

— ¿Crees que les gusten? — pregunta mordiendo la comisura de su


labio.

—Sí es lo que creo que es, obviamente les encantará— le dedico


una sonrisa.

Después de muchas canciones cantadas juntos, por fin llegamos a


mi casa, ambos bajamos y ayudo a Charl con la caja. Tocaos el
timbre de la puerta y en menos de un minuto mamá ya nos tiene
envueltos en sus brazos.

—Qué bueno que llegan, los pasteles recién han salido del horno,
vayan con los demás y en un rato voy a llevarles su rebanada.
Vayan, vayan.

Nos lleva hasta el patio donde los chicos ya están sentados en unas
sillas de campo bajo uno de los tantos árboles en el patio, en el más
grande que da la mejor sobra de todas.

— ¡Hey! — saluda Leo mientras mueve su mano con rapidez. Esta


extremadamente feliz porque va a comer pastel de chocolate.

—Espero que aún no coman pastel sin nosotros — dice Charlie


sentándose a un lado de Daph y una silla vacía que es mía.

—Estamos a punto—comenta Ken sonriendo.

—Leo, ya tienes con quien compartir el pastel de chocolate, a


Charlie también le encanta— digo mientras me siento y dejo la caja
entre la silla de Charl y la mía.

Leo coloca una de sus manos en su pecho y se hace el ofendido.


Muy típico de él.

— ¿Disculpa, Charlie?, la mitad del pastel de chocolate es mía, y


eso nadie me lo quita, ni aunque me metas una demanda.

—Ya no más, tendrás diez demandas de mi paste— le reta la chica


a mi lado.

—No se peleen, recuerden que sí le doy la mitad a uno queda otra


mitad— mi madre hace su aparición con una bandeja llena de
rebanadas de pastel de diferentes sabores y colores.

Nos hace entrega a cada uno de un platito blanco con nuestro sabor
de pastel favorito.

— ¡La adoramos!— exclama Daph tomando un trozo de pastel de


Vainilla.

Todos comenzamos a comer, hablar, reír, contar chistes, anécdotas,


etc. Me siento como en secundaria, cuando todos nos sentábamos a
comer paletas de hielo debajo del árbol más grande del patio de la
escuela, eran momentos realmente felices, momentos de
tranquilidad donde solo importaba que tu equipo favorito de
americano ganara.

— ¿Qué es eso? — pregunta Ken apuntando con su tenedor a la


caja.

Todos la miramos y luego a Charlie.

—Son regalos para ustedes.

Charlie deja su plato a un lado de la silla y coloca la caja frente a


ella. Toma el primer regalo y lee la etiqueta para saber de quién es.
Se levanta y se dirige a Ken.
—Este es tuyo. Aún no lo abras hasta que todos tengan el suyo.

El siguiente se lo da a Daphne la cual le sonríe con emoción, y


luego le da otro a Leo, quien lo toma y lo admira como un niño
pequeño recién levantado y con los pelos revueltos una mañana de
navidad.

—Ya los pueden abrir—anuncia.

Todos rompen el papel como niños. Al sacar los cuadros se quedan


asombrados. Me recuerda a la primera vez que vi una de sus
pinturas.

—Wow, esto es precioso— Daphne muestra su regalo, una pintura


de su cara que se centra en sus ojos azules, y con algunas
pinceladas de amarillo por algunos lugares.

—Eres asombrosa— alaga Leo mostrando el suyo. Una pintura de


una foto reciente que ha subido a instagram pero en la pintura es
blanco y negro, y esta también tiene detalles amarillos.

— ¿Cómo pudiste hacer esto?, es... hermoso —Ken muestra su


pintura, uno de cuerpo completo, es muy buena. Demasiado. E igual
que las otras, también tiene toques amarillos.

Todos admiran sus retratos mirando cada detalle. Charlie los mira a
ellos con dulzura y nostalgia, lo puedo notar porque sus ojos están
vidriosos pero aun así tenía una sonrisa en su rostro.

— ¿Qué ocurre? —pregunto en un susurro y tomando su mano.

Niega dando a entender que no tiene nada, cosa que no creo pero
decido dejarlo así, dejarla disfrutar el momento y darle el significado
que ella quiera.

La tarde se va yendo al igual que los chicos, solo quedamos Charlie


y yo, así que decidimos subir a la habitación porque el viento frío
molesta un poco. Ahora estamos recostados en mi cama viendo su
película favorita en el portátil. Todo es tranquilo y silencioso, hasta
que habla.

—Oye, Jace.

— ¿Qué pasa, Charl?

—Tengo otro deseo, por así decirlo, además de la galería.

— ¿Cuál es?, te ayudaré a cumplirlo.

— ¿Me dejarías pintar en tu espalda?, siempre he querido hacerlo,


es una nueva tendencia entre los artistas.

— ¿Y traes contigo tu pincel?— respondo como un "sí".

—Mmm, no pensé en eso, soy artista pero no siempre llevo conmigo


mi pincel.

—Eso no importa, mi madre tiene algunas cosas de arte en el


closet, iré a buscarlas, tú prepara lo que necesites, en mi escritorio
hay vasitos, si necesitas agua o algo para los pinceles ahí está el
baño. Vuelvo pronto— digo para después salir en busca de las
pinturas.

Bajo las escaleras rápido y voy al closet donde guardamos varias


cosas, en una caja de madera hay varias pinturas y pinceles de
varios tamaños, así que supongo que esto le servirá. Subo a paso
rápido para no hacerla esperar más. Entro a la habitación y dejo la
caja en una de las mesas de noche.

—He encontrado todo esto, tú eres la arista, tú sabes cómo


utilizarlos. Solo dime que hago, recuerda que soy tu musa.

—Sí-sí quieres quítate la playera y luego te tumbas boca abajo—


tartamudea mientras sus mejillas se ponen rojas.

Su tartamudeo me parece tan tierno que me hace sonreír.


Hago lo que me pide, me quito la playera y la doblo, noto como baja
la mirada con discreción, y cuando la miro la sube de nuevo. Me
siento como una chica francesa.

Camino a la cama y me acuesto boca abajo tal como me lo ha


indicado. Escucho movimiento en la habitación y luego un ligero
peso sobre mí.

—Te hará un poco de cosquillas pero será rápido y también te va a


relajar— advierte.

Unos segundos después siento el pincel y la pintura en mi piel, hace


un poco de cosquillas y da una sensación rara, pero a la vez es
como sí te hicieran masaje con una pluma.

Estos son momentos que nunca imaginé vivir y mucho menos con
ella. Mi vida desde el momento en que la ayudé se ha vuelto como
un libro de fantasía donde todo lo que sueñas se hace realidad.
Ahora tengo a la chica de mis sueños conmigo, y no dejaré ir tan
rápido esta historia, sí todo sale bien, he pensado en dar el siguiente
paso, incluso he aprendido una canción para pedírselo, pienso
hacerlo este fin de semana. Eso me pone nervioso, pero me siento
confiado, siento que es el momento perfecto, y no quiero esperar
más.

— ¿Estás cómodo?

—Bastante.

—Me alegra, porque yo lo estoy.

Sonrío.

— ¿Qué es lo que estas pintando?

—Es sorpresa.

— ¿Qué significa?
Suspira y responde.

—Mmm... en el arte cada persona le da un significado diferente, yo


podría darle uno y tu otro.

— ¿Y cuál es el tuyo?

—El fondo del mar me da mucho miedo, y cada vez siento que estoy
más cerca de el, algunas veces quiero alcanzar la superficie pero
por más que lo intento no puedo, porque entre más lucho más lejos
estoy del aire tranquilo, siento que aunque quiero dejar de sentirme
ahogada ya no hay vuelta atrás, y el destino está muy claro,
quedarme en el fondo para siempre, sin molestar a alguien en la
superficie, donde nadie puede ayudarme, porque por más que traten
de salvarme lo terminaría trayéndolo al fondo conmigo, y ahora
seriamos dos con sentimiento de ahogo, y no solo una.

Hago un silencio tratando de asimilar todo lo que dice, pero me


cuesta un poco, nunca he sido bueno con la comprensión lectora o
auditiva, y eso no está muy a mi favor en este momento. Quiero
comprender que pasa por su cabeza, que siente y que está
pensando hacer, pero...

—Listo...

Interrumpe mis pensamientos y ya no vuelvo a concentrarme más


en lo que me ha dicho, porque está soplando mi espalda, causando
una relajación exagerada en mí.

—Solo espera a que seque y lo podrás ver

—Está bien, espero lo que sea necesario.

Espero unos minutos y supongo que ya está seca porque deja de


soplar y hacer aire con su mano.

—Ya te puedes levantar— susurra, se levanta de la cama y corre


por su celular para hacer una foto antes de levantarme.
—Quiero esa foto— susurro al levantarme.

Teclea un poco en el celular y luego me mira con una pequeña


sonrisa

—Enviada— sonríe.

Miro mi espalda como puedo por el espejo. Un mar, una persona, la


superficie muy lejos, y un poco de oscuridad. Es una pintura
perfecta, no importa donde y cuando, ella no deja de ser genial en lo
que le gusta.

—Jace— me llama sacándome del trance de admiración que tengo.

— ¿Mh?— murmuro girando mi cuerpo hacia ella.

Se acerca, pone su mano en mi cuello y mira mis ojos con


intensidad.

—Te amaré hasta el último de mis días— dice en un susurro.

Hasta el último de mis días...

Sus ojos se cristalizan un poco pero no deja de sonreír.

—No llores por favor, odio verte llorar, me hace creer que no puedo
hacer nada o hago todo mal. ¿La frase también tiene un significado
profundo?

Ella trata de retener unas lágrimas, asiente y recarga su cabeza en


mi pecho. Siento mi corazón acelerarse por dos cosas, me ha dicho
que me ama, y estoy sin camisa frente a ella. Beso su cabeza y
aprieto más su cuerpo al mío, así estamos durante un buen rato, me
siento tranquilo, ella me hace bien, quiero pensar que causo el
mismo efecto en ella.

Se separa de mí mientras limpia sus lágrimas y toma uno de los


regalos.
—Este es tuyo— extiende sus brazos.

Lo tomo y comienzo a abrirlo lentamente.

Saco todo el papel y miro la pintura con una sonrisa. Dos personas
abrazándose, una de rojo y otra de azul, el fondo es azul verde, la
pintura es tan precisa, sin duda esta es mi favorita de todas las que
he visto. Y vuelvo a hacer la observación del color amarillo que está
pintada simulando pinceladas en el cuerpo de la chica.

—No hay nadie mejor que tú — dejo el cuadro en una silla y la


abrazo elevándola. Suelta una risa y eso me alegra. Su risa es
música para mis oídos. La bajo y tomo su mejilla para poder así
darle un beso en los labios. Nos separamos y junto nuestras frentes.

—Te amaré por toda la eternidad—susurro sonriendo y limpiando las


traicioneras lágrimas que salen de sus ojos.

No puedo pedir más ahora, lo tengo todo.

Pasando unas horas, la noche se hace mucho más presente. Así


que es hora de dejarla en su casa. Conduzco hasta la casa del papá
de Charlie, ya que me ha pedido como favor llevarla ya que los
últimos regalos son para ellos. Lleva una sonrisa melancólica en su
cara, mientras una de sus manos está entrelazada con la mía, mira
a la ventana y mueve constantemente su pierna.

Al pasar unos minutos llegamos a la casa del señor Hans y ambos


bajamos. Charlie lleva los cuadros en sus brazos así que yo toco el
timbre y esperamos a que abran. La puerta se abre lentamente por
el señor Hans, sus ojos se iluminan al igual que los de la chica a mi
lado, con cuidado le quito los cuadros para que pueda abrazar a su
papá. Y así sucede, se abraza por algunos segundos.

—Pasen, chicos— dice él con una gran sonrisa.


Entramos y nos dirige hasta la sala de estar, saludamos a la esposa
del papá de Charl y después saludamos a la pequeña Charlie.
Camill.

— ¿Tu madre te dejó venir?

—No, estaba en casa de Jace, me llevará a casa, pero quiero


entregarles esto antes.

Les tiende los regalos y ellos comienzan a abrirlos. Sus rostros son
iguales a los nuestros al ver una de sus obras. Es una pintura del
rostro de su padre y la otra es una familia de cuatro, el padre, la
madre, y dos hermanas, y el amarillo se hace presente nuevamente.

—Son preciosas—dice él papá.

—Las hice con mucho cariño. No quisiera irme nunca, pero tengo
que hacerlo papá, me gustaría quedarme pero no puedo, así que les
regalo esto para que cada vez que los veas me recuerdes.

Charlie se levanta y abraza a su familia, se separan y se para junto


a mí.

—Adiós, papá. Adiós, Jess. Adiós, Camill. Los quiero mucho, nunca
lo olviden, quiero que sepan que a pesar de que no nos vamos a ver
en mucho tiempo, yo los quiero mucho.

—Yo también te quiero, te aseguro que trataré de hacer todo lo


posible para que vengas conmigo. Todos te queremos aquí, y lo voy
a lograr.

Charl le sonríe ligeramente y asiente.

Después de una larga despedida salimos de la casa de su padre e


impartimos camino a casa de su madre. Charl va callada, un cambio
repentino, en la tarde feliz y horas después triste y callada, como sí
le hubieran vuelto bajar el interruptor.

— ¿Te sientes bien? — pregunto con la mirada en el camino.


—S-sí, estoy bien, no te preocupes.

Su respuesta me hace fruncir el ceño, pero rápidamente lo deshago


pensando que es por su papá y la despedida. Debe sentirse muy
cansada de todo, triste y ahogada como ella dijo, tal vez a eso se
refería, se siente cansada y piensa que ya no hay mucho que hacer.

Creo que ese era el significado de la pintura que aún está en mi


espalda.

Estaciono el auto frente a la casa de su madre y un silencio nos


inunda.

—Gracias por llevarme con mi padre—dice después de unos


minutos en silencio.

—Siempre para ti...

Me voltea a ver y hace un puchero con sus labios.

—No me quiero ir, Jace, porque sé que si lo hago y entro a casa no


habrá vuelta atrás para volver contigo — susurra con un tono
angustiado.

La miro por unos segundos, su nariz está roja, y su expresión me


hace saber que tiene mucho miedo.

—Sé que no te gusta la situación en este momento, pero no pasa


nada, mañana vendré por ti para ir a la escuela y volveremos a ir a
mi casa y comer pastel y nieve de pistacho, ver películas, lo que
quieras.

Me abraza y sus sollozos son más fuertes. Acaricio su cabello y le


doy un beso en este cuando aprieta mi camisa.

—Tengo miedo— llora.

—Tú eres la persona más fuerte que conozco en este mundo, el


miedo no existe en ti— acaricio una de sus mejillas cuando nos
separamos.

Trato de limpiar sus lágrimas y arreglar su cabello.

—Tengo que entrar ya, es tiempo, estoy cansada y quiero descansar


de todo.

—Adiós, Charlie, te amo, y te amaré por toda la eternidad— me


acerco y le doy un ligero beso en los labios.

—Adiós, Jace, te amo, y te amaré hasta el último de mis días—


murmura para después acercarse y darme un beso largo. Baja del
auto, cierra la puerta y corre a la entrada de su casa. Antes de
perderse gira a verme y se despide con un ademan.

Me ama...

CHARLIE POV

Dejó el último cuadro en la habitación de mi mamá y después me


voy a mi habitación. Ya es hora de descansar, estoy exhausta de
todo, y creo que el mundo ya está cansado de mí...

————————————————————————

PINTURAS DE CHARLIE.
Familia
Leo

Ken
Daph

Papá
Jace y Charlie
Mamá (señora Dillar)
29. 3 De Marzo.
(Escuchar la canción para una mejor experiencia al leer)

JACE POV

JACE POV

Duermo tan plácidamente como de costumbre, soñando cosas


tranquilas y relajando mi cuerpo para tener la suficiente energía y
poder levantarme por la mañana. Todo está bien, hasta que mi
profundo sueño es por mi mamá. Entra haciendo mucho ruido,
encendiendo las luces y moviendo mi cuerpo para que logre
despertar. Me despierto de golpe y lo primero que hago es mirar el
reloj digital al lado de mi cama, "2:54 am".

— ¿Qué pasa?— pregunto tallando mis ojos.

Es demasiado tarde para que mi mamá venga a despertarme.

—Es Charlie.

Me levanto rápido logrando que me maree un poco, pero cuando me


recompongo me acerco a mi madre.

— ¿Qué pasa con ella?

¿Qué ha pasado cómo para que me despierte?, ¿Qué tan


importante es?, ¿Qué le ha pasado a mi Charl?

Mi madre me mira con preocupación y eso es suficiente para saber


que algo anda mal. Tarda en hablar, tal vez está tratando de
encontrar las palabras correctas, pero yo necesito que me diga ya lo
que pasa.

—Quiero que guardes la calma...


— ¿Qué es lo que sucede?

—No quiero que te asustes, ella...

—Mamá...

Suelta un suspiro pesado y toma mi mano.

—Trató de suicidarse con sobredosis de pastillas, pero su madre la


encontró y ha llamado a una ambulancia, ahora está en el hospital.
Está un poco grave.

El alma se me baja al suelo y siento la respiración pesada de un


segundo a otro. ¿Cómo ha dicho?, ¿pero... por qué?

—Estás jugando.

Siento mi garganta secarse y mis manos comienzan a temblar tanto


que me dan ganas de comenzar a jugar con mis dedos.

—No, jamás jugaría con eso.

Yo... tengo que ir con ella, tengo que estar con ella.

— ¿En qué hospital está, mamá?

—Al David's South Austin Medical Center, pero tienes que...

—No esperare a la mañana, ella está mal, y me jure a mí mismo


estar con ella en sus malos momentos, tengo que ir.

A paso rápido me pongo calcetas y tenis deportivos. Mi apariencia


importa poco en estos momentos, solo me importa saber que ella
está bien. Esquivo a mi mamá y corro hasta la entrada para tomar
las llaves del auto e ir al hospital, sin escuchar los gritos de mi
madre diciendo que espere, o a mi padre preguntando que sucede,
subo al auto y enciendo, no dejo que se estabilice un poco porque
salgo rápido del garaje.
Siento un gran peso en mi corazón, mi pecho sube y baja sin
control. Ella tiene que estar bien.

Lo presiento, ella está bien...

Las calles están vacías y eso me hace manejar con tranquilidad,


porque si hubiera trafico seguro que provocaría un accidente. En
menos de diez minutos llego al hospital, aparco en el lugar más
cercano y bajo corriendo, entro al hospital encontrándome con su
madre en la sala de espera, ella está llorando desconsoladamente y
un hombre castaño que no conozco abrazándola.

—Señora Dillar—llamo su atención.

Levanta la vista y yo comienzo a acercarme hasta la silla libre a su


lado.

—Jace, perdóname...

— ¿Cómo está Charlie? ¿Qué fue lo que pasó?

—Y-yo llegué tarde a casa, y cuando subí e-ella estaba en su cama


desvanecida y con botes de pastillas en su mesa de noche, en-
entonces le llamé y ella no se levantaba y ahí comprendí que había
tratado de hacer, intentó suicidarse, y todo porque no fui una buena
madre la hice sufrir por venganza a su padre, todo es mi culpa y sí
la pierdo no me lo perdonare porque todo será por mi culpa—rompe
en llanto de nuevo y el hombre a su lado la abraza más fuerte
mientras le susurra cosas al oído.

Intentó suicidarse... ella realmente no estaba cambiando cuando


habló mucho con nosotros el día de ayer, cuando se reía con
nosotros, cuando me abrazaba y me decía que me amaba, sus
lágrimas, realmente se estaba despidiendo, lo había pensado ya,
por eso dijo que tenía miedo, llevaba ese pensamiento. Ella lo tenía
planeado, sólo intentaba despedirse con alegría y yo no disfruté lo
suficiente.
Tomo mi cabeza entre mis manos, quiero gritar. Si yo no la hubiera
dejado sola, sí la hubiera hecho más feliz, sí la hubiera ayudado
más, tal vez ella no estaría aquí.

No le puede pasar nada, no puede pasar nada, sí eso sucede me va


a destrozar por completo, me arruinaría...

Las puertas eléctricas del hospital se abren dejando ver al señor y la


señora Hans junto a la pequeña Charlie, Camill.

—¡¿Para esto querías alejarla de mí?!— grita el señor Hans


atrayendo las miradas de las pocas personas que estamos en la
sala.

—Mike... —dice apenas en susurro la madre de Charlie.

El señor Hans se acerca peligrosamente a ella, pero su esposa le


toma del brazo con una cara de temor.

— ¡Mi hija tenía que estar conmigo, sí así hubiese sido estaría bien!
— le grita nuevamente.

No ahora...

—Basta... —digo en un susurro.

—No le estés gritando—el hombre que está con la señora Dillar se


levanta en su defensa y se pone entre los dos.

—Tú no te metas, no es tu asunto—le responde el señor Hans. Sin


prestarle mucha atención al hombre se vuelve a dirigir a la mamá de
Charl.

—¡¿Querías a Charlie para esto?!, ¡¿Pará que ingresara al


hospital?!

No es el lugar...

—Basta... —vuelvo a decir.


—No le grites sí no te gustaría que yo le gritara a tu esposa, no es el
momento...

—Nuevamente no te metas, no es asunto tuyo, no es tu hija la que


está en peligro—deja al hombre con la palabras en la boca porque
se vuelve a dirigir a la señora Dillar— ¡contesta!—le grita de nuevo.

—Mike tranquilo, por favor...— suplica su esposa.

— ¿No comprendes que no le grites?—el hombre se acerca al señor


Hans y ambos se encaran.

— ¡Basta!—grito mientras me pongo de pie.

Todos me miran con sorpresa, y sorprendentemente se callan. Tal


vez el señor Hans me odie y todo lo que él quiera, pero tengo que
detener esto. No es momento de peleas.

—Ninguno de los dos se da cuenta que por estas estúpidas peleas


Charlie está aquí, por lo que llora cada maldita noche. Les aseguro
que ni siquiera sabían que se cortaba los brazos, ninguno ponía
realmente atención a los pequeños detalles, los pequeños guiños.
Los dos solo están enfrascados en su pequeña guerra por ver quién
es el mejor y Charlie es su arma de ataque, siempre lo ha sido,
Charl ha sufrido demasiado y miren hasta qué punto hemos llegado,
nunca hicieron realmente algo bien, si querían lo mejor para su hija
hubieran hecho algún acuerdo para hacerla feliz. Así que con mucho
respeto ahora les pido que se guarden sus palabras que no es el
lugar ni el momento—expreso con todas las agallas del mundo. Me
alejo de todos ellos y observó cómo se tragan sus palabras y se
sientan algo separados.

Al menos están reflexionado un poco.

Mando mensajes a mi madre para que sepa que estoy bien ya que
he salido muy agitado de casa, mando mensaje a Daph, Leo y Ken
para que sepan lo ocurrido, dudo que los vean hasta la mañana, son
las 3:20 de la madrugada.
La puerta se vuelve a abrir dejando ver entrar a mi mamá y mi papá.
Voy hasta ellos y los abrazo.

—Como dijiste, mamá, se intentó suicidar—no puedo evitar llorar, es


algo que me parte el alma, creí que la hacía feliz, creí que estaba
mejorando.

No fue así.

[...]

Hemos vuelto a casa alrededor de las 7am para poder darnos una
ducha y ponernos ropa decente. Me he negado rotundamente a ir a
la escuela, no pienso perder ni un segundo en la escuela mientras
ella está en el hospital, ni siquiera lograría concentrarme. Los
doctores no han salido en toda la noche a dar alguna información de
ella, y eso es frustrante, ni siquiera he podido cerrar los ojos porque
el miedo me abunda. Solo quiero verla pero solo a sus padres los
han dejado verla.

Cada vez que pienso en que ella se puede ir de mi vida y del mundo
se me salen algunas lágrimas. ¿Qué pasaría sí se va?, sencillo, me
quedo solo y roto, pero ella sería libre y feliz.

Daph, Leo y Ken me han dicho que vendrán después de las clases,
tal vez cuando lleguen no me sienta tan triste.

Llegamos al hospital y mis padres y yo bajamos, en la sala está la


madre y el hombre que la acompañaba ayer, los señores Hans y su
hija, hay más familias y después quedamos nosotros.

El ambiente del hospital es tenso y melancólico. Ya quiero que


termine esta pesadilla porque no me gusta para nada.

En cuanto nos sentamos sale un doctor de las puertas, todas las


familias presentes en la sala se ponen de pie esperando que den
noticias de su familiar, y yo solo espero que sean de Charlie, no sé
nada de ella desde que me fui, necesito saber que está bien, que
despertará en poco tiempo y podremos irnos de aquí.

—Noticias de la joven Charlie Hans Dillar—habla el doctor. Las


demás familias se sientan y nosotros continuamos de pie esperando
que hable.

El doctor se acerca a donde están los padres de Charl, y alrededor


de ellos estamos los demás.

—En hace unas horas hicimos un lavado estomacal, pero eso no


ayudó mucho porque la encontraron un poco tarde, ella está en un
estado muy delicado y grave, lamentable la joven está en peligro de
muerte, estamos haciendo lo más que podemos, pero...—el doctor
deja las palabras al aire cuando sabe que ya comprendemos lo que
quiere decir.

Los sollozos de todos los familiares presentes comienzan a


escucharse por la gran sala. La señora Dillar se desvanece en
sollozos silenciosos mientras el hombre que la acompaña la
consuela. El señor Hans se sienta en la silla de nuevo, coloca sus
brazos en sus rodillas, recarga su cabeza en ellos y se echa a llorar.

Puedo escuchar mi corazón bombear fuertemente. Miro a mi mamá


con los ojos vidriosos, camino a ella para abrazarla y luego suelto el
llanto.

—Ella no mamá, ella no puede estar en esta situación. La tengo que


ver de nuevo, la necesito ver y decirle que la amaré por toda la
eternidad—mi voz sale herida y casi no se me entiende.

—Tranquilo cariño, ella estará bien, es muy fuerte—mi madre me


abraza con fuerza.

No se puede ir, me quedaría solo, ella no me dejaría solo, no


ahora...
Después de calmarme me he mantenido sentado y alerta, y sin
darme cuenta ya han pasado tres horas desde las once que nos
dieron dicha noticia, y ya no ha vuelto a haber más, y quiero gritar
de la desesperación, no sé qué pasa detrás de esas puertas y esa
habitación, no sé qué pasa con su cuerpo, con su pensar...

Solo quiero gritar...

Los chicos no tardan en llegar, falta poco para la hora de salida, tal
vez ellos me alegren un poco. Mientras tanto yo estoy recargado en
el hombro de mi mamá, ella acaricia mi cabello para poder
mantenerme tranquilo ya que se me hace imposible retener mis
lágrimas, cada dos minutos siento un gran nudo en la garganta
imposible de aguantar.

Si ella se va... ¿con quién pasaré las tardes? ¿Con quién iré a
comer un helado de pistacho y chocolate? ¿Quién me pintaría en un
retrato? ¿Quién... quién me amaría hasta el último de sus días?

—Mamá— le llamo sin quitarme de su hombro.

—Dime, Jace.

— ¿Prometes hacerle un pastel de chocolate a Charlie cuando salga


de aquí?

—Te lo prometo, cariño, le haré un gran pastel de chocolate cuando


salga de aquí, y podrán comerlo debajo del árbol.

O en el mirador...

Una sonrisa sale de mi boca después de unas horas sin rastro de


alguna. Pará la gente que me conoce sería raro no verme sonreír,
soy un chico bromista y risueño, nunca falta una situación que te las
robe todas, hasta la más pequeña de las sonrisas.

Parece ser que mi discurso de hace unas horas les ha dado una
lección a los padres de Charl, no han peleado, no se han dirigido la
palabra para nada, ni siquiera se han mirado. El señor Hans ha
estado callado y distraído desde que nos llegó la mala noticia, la
señora Dillar no ha dejado de llorar y echarse la culpa de que
Charlie esté aquí. Mi siento muy mal por ellos, tal vez ahora estén
pensando en que sí hubiesen hecho las cosas bien y claras ahora
estaríamos todos en una situación diferente, ellos tranquilos, y yo
con Charlie comiendo pastel y nieve, viendo películas, tal como lo
prometí.

Miro el reloj en mi muñeca, mis amigos ya han salido de la escuela,


tal vez ya vengan en camino. Alumnos que logro reconocer que de
alguna manera son algo cercanos a Charlie en algún punto de su
vida comienzan a llegar. Daph me ha contado por mensaje que el
director explicó la situación a nuestra clase y los maestros, además
que les ha dado la idea de hacerle una carta. Eso explica por qué
hace poco llegó una caja con el nombre de la escuela y la pusieron
en recepción.

Antes de que pueda seguir pensando para distraerme la puerta de


donde salen los doctores se abre dejando a la vista al mismo doctor
de hace horas. Se acerca a nosotros y nos llama.

—Familiares y amigos de Charlie Hans Dillar—me pongo de pie


inmediatamente al escuchar su nombre— a las 2:30 pm del día tres
de marzo del 2017, la joven... —suelta un suspiro pesado y baja un
poco la mirada para después volverla a subir— la joven a fallecido,
su corazón de detuvo.

Su corazón se detuvo...

Esto tiene que ser una broma. Me quedo paralizado al escuchar la


noticia, siento mis ojos cristalizarse y mi corazón detenerse, no me
puedo mover, mi cuerpo no me lo permite.

Los gritos desconsolados de su madre, los sollozos de su padre, los


llantos de la familia y los murmuros de los demás, se vuelven un
chillido en mis oídos, todo desaparece a mi alrededor.
Ella... se fue...

Las puertas del hospital se abren una vez más dejando ver a Leo,
Ken, y Daph. La última mira la escena y sus ojos se llenan de agua,
me mira asustada y niega con la cabeza, con todas mis fuerzas por
sacarme del trance le digo que sí con la cabeza y mis ojos se
humedecen aún más, comienza y llorar y vuelve a negar, las
lágrimas se desbordan de mis ojos y vuelvo a asentir.

Corre a mí y me abraza, lo hago con toda la fuerza que me queda.


No puedo evitar llorar.

Ella se ha ido, el amor de mi vida se ha ido.

—Por favor, Jace, dime que no, ella está ahí y... puedo entrar a
decirle que es la mejor amiga de todas y que eso nunca ha
cambiado—llora en mi pecho.

—Quisiera que fuera así, Daph, pero ella se ha ido— mi voz apenas
sale audible.

Leo y Ken se acercan hasta nosotros y nos abrazan.

Se fue y me dejó roto, la peor de mis pesadillas se ha hecho


realidad.

Es horrible, me siento vacío, siento que me acaban de quitar el


corazón, me siento incompleto y acabado.

Lo tenía todo y no necesitaba nada, ahora no tengo nada y lo


necesito todo. La necesito a ella.
30. Bajo La Luz De La Luna Y Las Estrellas, Solo.
(Escuchar la canción para una mejor experiencia del capitulo)

JACE POV

El fondo del mar me da mucho miedo.

Me detengo frente al espejo y veo mis ojos rojos y las ojeras debajo
de ellos. He llorado toda la noche, dormí mal y tuve pesadilla que
desgraciadamente era real al despertar.

Me siento vacío. Sin propósito.

—Jace, ¿estás listo?, ya nos tenemos que ir—la voz de mi madre


me saca de mis pensamientos.

Está parada debajo del umbral de la puerta, lleva un vestido negro.


Para la ocasión...

—Sí, pero pueden adelantarse, quiero estar solo un tiempo— digo


aun mirando mis ojos en el espejo.

— ¿Estás seguro de poder manejar? — pregunta esta vez mi papá.

—Sí— mi voz sale cortada.

—Está bien, nos vemos allá. Ten cuidado al manejar—indica mamá.

Los pasos alejándose y la puerta cerrarse me dan a saber que se


han ido y me he quedado solo.

¿Qué hice para merecer este dolor?, ¿Acaso hice todo mal?, ¿No la
amé lo suficiente?, ella se fue para siempre, nunca podré volver a
escuchar su preciosa voz, su sonora risa, no podré ver más sus ojos
hermosos, sus besos, no volveré a abrazarla, nunca más podré
tomarle la mano o limpiar sus lágrimas, llevarla a casa y ayudarla
con su mochila, ya no pasará, se acabó.

Camino por la habitación mirando el cuadro que hizo, su delicada


forma de despedirse de mí, me siento tan mal, quisiera que alguien
me despertara de este horrible sueño. Dejo el cuadro de lado y tomo
nuestra foto del baile, la mejor noche de mi vida, nuestras sonrisas,
ojalá se pudieran mantener así por toda una eternidad pero es más
que imposible.

Siento que no disfrute de su compañía lo suficiente.

Siempre creemos que no tenemos que dar todo de nosotros por


miedo, pero no sabemos qué pasará al día siguiente, si esa persona
nos seguirá queriendo, o si esa persona se quedará.

Por ejemplo yo, esperé mucho para decirle lo que siento, y ahora no
podré estar frente a ella y decírselo. Pude decirle hace mucho
tiempo pero sentí que era muy apresurado, y tal vez lo era pero no
habría perdido nada en decirle todo.

Dejo la foto en su lugar y voy hasta mi escritorio, tomo un papel, un


pluma de gel color negro y comienzo a escribir. Unas cuantas
lágrimas se escapan de mis ojos por cada palabra que escribo,
haciendo que la hoja se moje y se ponga delicada en algunas
pequeñas partes.

Aquí me voy a despedir como se debe porque creo que no podré


hacerlo luego.

Termino la carta y la doblo a la mitad para después ponerla en un


sobre color amarillo. La meto en el bolsillo interno de mi saco, me
levanto, me miro una última vez en el espejo y luego salgo de la
habitación.

Bajo lentamente las escaleras y luego salgo de casa, subo al auto y


coloco música, específicamente "Angel" de Kodaline.
Es hora de dejarla ir.

Conduzco por las calles de la ciudad mientras la canción describe


tan bien la situación, paso por el puesto de helados donde Charlie y
yo íbamos, la preparatoria donde comenzó nuestro pequeño amor,
mi lugar feliz que quise compartir con ella, y la secundaria donde la
conocí, hasta llegar al cementerio donde está.

El día está soleado y todo se ve muy feliz alrededor, y es obvio,


¿quién no estría feliz de recibir a Charlie?, es un privilegio tener
ahora quien pinte a detalle los cielos.

Después de conducir un poco distraído por fin llego al lugar, un


enorme campo verde con miles de lápidas grises.

Detengo el auto junto a la acera y quito las llaves, tomo un bocado


de aire y luego lo suelto, abro la puerta y salgo del auto, meto las
manos a mis bolsillos y camino hasta el espacio designado a
Charlie. Hay una carpa color blanco y muchas personas vestidas de
negro. Los gritos de la señora Dillar diciéndole a su hija que vayan a
casa juntas me quiebran. Dejando de lado lo que hizo o no hizo,
debe ser horrible perder a tu hijo y supongo que duele más al estar
consciente de que hiciste muchas cosas mal.

Me detengo junto a Leo, dicho chico me mira y me percato que sus


ojos están un poco rojos, trato de retener el nudo en mi garganta
pero me es imposible sostenerlo. Me abraza y es cuando me
derrumbo.

—Lo siento, Jace—susurra dando unas pequeñas palmadas en mi


espalda.

—Yo no quiero que me deje— sollozo.

—No hay nada más que hacer, solo dejarla descansar— se une
Ken. También tiene los ojos rojos.

—Gracias—susurro.
Me acerco a Daph que está abrazando a Karl, está sollozando y no
deja de mirar el ataúd hasta que estoy a su lado.

—Hola—murmura la chica, deja de lado a su novio y ahora me


abraza a mí.

—Hola. Me duele el pecho, me siento horrible, acabado, incompleto,


infeliz, triste, enojado. Tengo tantas emociones...

—Me siento igual, no puede hacer nada por mi mejor amiga y eso
me enoja mucho. ¿Ya te despediste de ella?

Niego.

—Eso es lo que planeo hacer...

—Anda, mejor ahora que nunca.

Ojalá me hubiera dicho lo mismo hace unos días.

Me separo de ella y camino a paso lento por el espacio entre las


sillas hasta llegar al ataúd donde está ella. Comienzo a llorar
silenciosamente cuando la veo, con los ojos cerrados, lista para irse
y ser libre.

—Disfruta de tu tranquilidad...

Saco la carta del bolsillo y la escondo para que nadie la tome.


Donde quiera que ella esté la leerá.

—Tomen asiento por favor—pide el señor Hans por el micrófono.

Me separo de ella y tomo asiento en la segunda fila, mis amigos


vienen a mi lado y se sientan.

—Estamos todos aquí reunidos para darle una buena despedida a


mi princesa, nuestra Charlie. Mi niña alegre, entusiasta y creativa se
fue de nuestro lado para pasar a una mejor vida. No saben lo mal
que me siento al saber que el día que nos dio un regalo a mí y a mi
familia lo hacía como acto de despedida, cuando lo comprendí no
paré de llorar y abrazar el cuadro que ella había pintado. A su
alrededor pueden ver algunas de sus obras que tenía en su
habitación, uno de sus sueños siempre fue que apreciaran su arte, y
obviamente se lo cumpliremos. Sin duda será difícil olvidarla, y no
creo poder hacerlo nunca, mi niña de dejo y eso nunca lo voy a
superar, ella siempre estará en mi corazón, siempre... —su voz se
corta y toma un bocado de aire. — ¿Marry, quisieras hablar? — le
pregunta.

La madre de Charlie hace una seña dando a entender que no podrá


hacerlo, su cara roja y sus ojos rojos lo hacen ver.

— ¿Jace? — me llama. Me levanto y camino hasta él, lo abrazo y


después tomo el micrófono.

—Que les puedo decir, tengo tantas cosas que no sé qué decirles.
Bueno, la conocí en secundaria, éramos buenos amigos hasta que
se separó de nosotros, y realmente nunca entendimos el porqué,
después pasamos a preparatoria y estos últimos días comenzamos
a hacer una nueva amistad todos, llegamos a creer que volveríamos
a ser los cinco, pero al final quedamos nuevamente solo cuatro...—
tomo un bocado de aire y continúo hablando... —me enamoré de
ella, nunca pensé que llegaría tan lejos, pero aun así lo hice. La
ayude, la apoyé y la hice feliz cuando lo necesitaba, sin dudarlo un
segundo. La noticia me tiene roto, ¿tienen idea de lo que es perder
al amor de tu vida?, se siente horrible y no se lo deseo ni a mi peor
enemigo. Un día antes de todo yo recibí una pintura como otros
creyendo que era un regalo, nunca pensé que lo usaría como una
despedida, también dijo que tenía miedo, nunca creí que sería por
esto, me arrepiento tanto de no haberme quedado con ella. Dijo que
me amaría hasta el último de sus días, y así fue, y yo también le
hice una promesa, le dije que la amaría por toda la eternidad, y así
va a ser—trate de que mi voz sonara bien—nunca le dije lo que
sentía por ella, planeaba hacerlo este fin de semana, pero...
evidentemente no puedo hacerlo, pero me gustaría decirle que es el
amor de mi vida, la chica de mis sueños, la dueña de mi corazón y
de todo mi ser. La voy a amar siempre, y nunca dudé en amarla.
Gracias por hacerme el chico más feliz Charl—la voz se me corta al
final y no puedo evitar llorar. Ya no puedo hablar más.

Regreso a mi lugar y soy abrazado y consolado por Daph. No puedo


más con este dolor.

—No puedo—niego lentamente.

—Sí, verás que sí, yo te ayudare, nos ayudaremos mutuamente—


balbucea mientras me abraza.

Claro que lo haremos...

Pasan dos horas cuando el padre de Charlie se acerca al micrófono


de nuevo. Limpia sus lágrimas y luego vuelve a habar.

—Te extrañaremos, tus sonrisas, tu risa, tus bellos ojos, y tu arte,


pero es hora de dejarte ir.

No, no estoy listo.

—Te amo y te amaré por toda la eternidad, Charlie— susurro desde


mi lugar.

Comienzan bajar su cuerpo en el ataúd lentamente, cada vez es


más difícil verlo. Me duele, me duele hasta el último centímetro de
mi corazón, duele mucho.

Los gritos y sollozos se los padres de Charl me parten el alma, mis


amigos lloran, y yo... yo me desmorono poco a poco conforme su
cuerpo se va yendo. Me siento tan mal de que se fue, ella se fue y
no volverá a mi vida para hacerme feliz, ya no hay nadie que me
ame hasta el último de sus días, esa persona se ha ido, y me ha
abandonado. Pero eso no es todo, me quedo con la felicidad de que
hice que se sintiera feliz sus últimos días, le cumplí uno de sus
sueños, y eso me tranquiliza un poco.
Al no ver más el cajón comienzan a echar la tierra y arreglarlo para
que se vea igual a los demás. Aunque ahora su lugar se ve igual
que todos siempre habrá algo que la caracterice de todos, ella
nunca será igual que nadie, era peculiar y siempre será así.

Se acabó. Siento como todo se apaga para mí, no creo poder ser
feliz como antes. Ella se llevó toda mi felicidad. Todos nos
quedamos unos segundos mirando al lugar donde ahora está.

Siento mis piernas flaquear y todo yo romperse, me siento en una


silla y rompo el llanto, no silencioso, lloro con todo el dolor que tengo
acumulado.

Mis tres amigos se acercan y se ponen en cuclillas frente a mí.

—No voy a poder, es que ella no se pudo haber ido—digo entre


sollozos.

—Jace, todo estará bien, estaremos para ti todo el tiempo,


apoyándote para que salgas adelante.

Niego mientras escondo mi rostro en mis manos.

—No, no podré. Se los juro, no voy a poder.

Ya no me dicen nada, y es que no hay nada que decir, y prefiero que


sea así, no quiero que me digan cosas como que conoceré a
alguien, porque eso no pasará, y si pasa no creo que sea en mucho
tiempo.

Pasa un rato cuando la gente se comienza a ir, incluyendo sus


padres que aún se hunden en lágrimas. Las personas de los
funerales comienzan a llevarse las cosas hasta que no queda nada,
solo nosotros cinco.

—Vamos, Jace—me llama Leo.

—Me quedaré un rato.


— ¿Seguro?—pregunta Ken.

Asiento lentamente.

Ellos asienten y se alejan. Cuando finalmente ya no los veo caigo en


cuenta de que solo quedamos nosotros dos.

Miro la lápida y me siento a un lado de ella justo en el pasto. Suelto


un suspiro y la miro.

—No estoy enojado... —susurro—... no puedo decir que estoy cien


por ciento feliz, pero al menos ahora eres libre y estarás tranquila.
Estoy seguro que no te voy a superar nunca, eres la chica de mis
sueños, la dueña de mi corazón. Nunca te dije lo que sentía, no creo
que no te dieras cuenta, pero me hubiera encantado decírtelo frente
a frente, en aquel balcón que pensaba reservar para decírtelo y
hacerte la pregunta importante. Solo faltaban unos días, pero está
bien, ¿quién dice que no puedo decírtelo todo ahora?—digo en un
tono bajo.

Dejo pasar un gran silencio, esperando poder calmar mi respiración

—Te amo, me encantas, me pareces perfecta, me gustas...—suspiro


—...para mi eres y serás la mujer más preciosa de todas,
simplemente me encantas, cada vez que te veo se me acelera el
corazón, mariposas pasan por mi estómago, mis ojos brillan y mis
pupilas se dilatan tanto que casi cubren todo el café de mis ojos.
Estoy seguro que ese día que se convertiría en mi día más feliz te
verías hermosa. Como todos los días. Te cantaría una canción,
específicamente "Can't Take My Eyes Off You", esa canción dice
todo lo que pienso de ti, pero ahora te cantaré lo siguiente, que
también dice lo que siento, espero la escuches...

>All I want is nothing more, to hear you knocking at my door. Cause


if I could see your face once more, i could die a happy man I'm sure,
but if you loved me, ¿why'd you leave me?... —tomo más aire y
vuelvo a cantar—... take my body, take my body.
All I want is, and all I need is. To find somebody, i'll find somebody.
Like you, oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh
You, like you, but if you loved me, ¿why'd you leave me?, take my
body, take my body, all I want is, and all I need is, to find somebody,
i'll find somebody. All I want is, and all I need is, to find somebody, i'll
find somebody... like you, oh, oh—termino con apenas un hilo de
voz.

Me quedo mirando al suelo por unos segundos, siento las lágrimas


recorrer mis mejillas. Levanto la mirada y me levanto del suelo,
sacudo mi pantalón y miro a Charl.

—Te amo, vuela libre y feliz, pero sobre todo, demuéstrales que es
el arte en persona. Te amo Charlie, te amaré siempre y para
siempre, por toda la eternidad.

Comienzo a caminar a mi auto, la noche se está acercando y ya es


hora de regresar a casa y dejarla ir, solo en espíritu pero nunca de
mi corazón.

Voy conduciendo con un poco de más tranquilidad, porque acabo de


hablar con ella y decirle lo que siento, no es lo que me hubiera
gustado que pasara, pero al menos ahora lo sabe. Pasan unos
cuantos minutos hasta que llego a casa. Las luces están apagadas,
supongo que mis padres están dormidos o simplemente en su
habitación. Entro a casa y voy a la cocina que es de donde viene la
única luz encendida.

En la isla hay un plato pequeño color blanco con una rebanada de


pastel de chocolate y un mini tenedor.

Sonrío ligeramente y lo tomo. Me dirijo al patio, me siento debajo de


aquel árbol grande. Me recuesto en el pasto y pongo el pastel a mi
lado. Me quedo mirando las estrellas y hay una en particular que
brilla más que las otras, sé que es mi Charlie, mi Evangeline, tal
como en su película favorita.

Mírenla el cielo encender, mi bella Evangeline.


Suelto un suspiro y tomo mi celular de mi bolsillo. Entro a la
aplicación de música y coloco Still, pongo el celular a un lado del
pastel y escucho la canción sin apartar la mirada de la brillante
estrella.

Y ahí estoy, escuchando nuestra canción bajo la luz de la luna y las


estrellas, solo.
31. Para Ti...
(ESCUCHAR LA CANCIÓN PARA UNA MEJOR EXPERIENCIA)

De: Jace Grey.


Para: Charlie Hans.

Hola Charlie, ahora que te haz ido me es difícil despedirme, no


lo puedo creer, aún no lo creo, ni mucho menos logro asimilar
que el amor de mi vida se fue de mis manos, aún no quiero que
te vayas, pero yo no lo decido así.

Te escribo esta carta para poder despedirme, no creo que lo


pueda hacer en persona, me rompería por completo y ni
siquiera podría hablarte mientras te miro a través del cristal que
nos separaría, sería como apuñalarme.

Es tan jodido saber que la persona que más amas se va, que
está por despedirse del mundo para pasar al mundo de las
ilusiones verdaderas e irse del mundo con el precipicio del las
falsas esperanzas. Ahora que quiero meter a mi cabeza la idea
de que te vas, solo me llegan los pocos recuerdos que creamos
juntos y que por suerte tengo para no olvidarte.

¿Recuerdas el primer hola después de años sin hablar?, bueno


creo que no fue un hola es sí, ese día lo recuerdo todos los
días, tú llevabas un desastre en tus brazos, te ayudé a levantar
todo, solo me dijiste un gracias casi inaudible, pero para mí fue
muy diferente, te juro que no podría dejar de sonreír y pensarlo,
en pensarte a ti, sentía mi corazón acelerado, era algo que me
emocionaba tanto y no podía dejar de ser feliz.

¿Recuerdas nuestro primer beso?, yo lo recuerdo a la


perfección, ese día me tuviste mucha confianza, me contaste
cosas que te llevabas guardado años, cosas que nadie más que
tú sabías, me sentía tan malditamente especial, y después se
dio, nuestro primer beso, corto y perfecto. Me sentía tan
emocionado que fui casi corriendo a casa a contárselo a mi
mamá. El sentir tu confianza, eso me tenía sin sueño, no podía
dejar de pensar en el momento, parecía un loco pero... estaba
tan enamorado, lo estoy aún, lo estaré siempre.

¿Recuerdas nuestra primera salida?, creo que fuimos a comer


helados, me pediste sí tu helado podía ser de pistacho, fue algo
mágico para mí, espero también para ti, tener mi primer cita con
la chica de mis sueños, uff, simplemente me sentía el chico
más afortunado pisando la tierra, teniéndote sentada frente a mí
con la dicha de mirarte aunque fuera por segundos, poder decir
que yo, Jace Grey, disfruté de tú presencia... era la envidia de la
escuela, al menos así me sentía, me sentía la persona más
envidiada por los chicos, y era muy buena esa sensación,
sentía que mi amor de hace tiempo daba frutos.

Compartimos tantos momentos buenos como malos, por


ejemplo, el baile, ese donde te veías tan perfecta que era
imposible dejar de mirarte, el partido importante al que me
acompañaste, la cena con mis padres, cuando pintaste en mi
espalda. Esos momentos los quiero recordar siempre, tenerlos
en mi corazón y mente cada segundo. Tengo que decir que me
voy a marcar la piel permanentemente con tu pintura, quiero
tener algo de ti siempre a mi lado, algo que pueda mirar y
pensar instantáneamente en ti, en mi amor, mi falsa ilusión.

Y como dije, también vivimos momentos malos, como el juicio,


y la peor noche de mi vida, la noche en que más miedo tuve, la
noche en que te fuiste y me dejaste aquí, con un dolor
insufrible. Simplemente no podía dejar de pensarte, quería
entrar y mirarte, besar tus labios, limpiar tus lagrimas, tomar tu
mano, acariciar tu cabello. Quería verte y despedirme, quería
decirte lo mucho que te amo y lo feliz que me hiciste.

¿Pero sabes qué? Creo que fue lo mejor, porque aunque me


dejaste solo y destrozado, tú ya no sufrirás, ya no lloraras más,
y eso me alegra, estarás tranquila ahí arriba, serás el ángel más
precioso de todos, y sé que te hice feliz, o al menos eso creo
yo, así lo siento. Sé que cuidaras de mí. No me importa sí lloro
por meses, se que tú ya no lo volverás a hacer un día más, eso
me deja tranquilo.

Te extraño ya.

Siempre quise ser un foco en tu habitación oscura, quería ser


tu héroe, iluminar tu vida, creo que me faltó voltaje, porque
cuando la habitación comenzaba a iluminarse, todo se apago
lentamente, el foco se fundió y la habitación se cerró.

Nunca te lo pude decir en persona. Me gustas. Me gustas desde


hace un año, decía que era imposible que me quisieras, y creo
que lo logré. Había aprendido una canción que sería perfecta
para nosotros, te llevaría a un lindo balcón a la luz de la luna,
nosotros dos teniendo una linda cita para después dar el
siguiente paso. Me hubiera gustado subir la escalera con
rapidez y arriesgarme a caer o llegar a salvo.

Para finalizar y despedirme:

Te quiero dar gracias por hacerme el chico más afortunado, el


más feliz del colegio, el más envidiado por tener a una chica
honesta y hermosa a mi lado.

Me hiciste el hombre más feliz, nadie te quitará ese puesto.


Siempre serás el amor de mi vida.

Eres lo mejor que me ha pasado en la vida y no cambiaría por


nada en el mundo nuestra pequeña historia.

Y dónde quiera que estés recuerda que te amaré siempre y para


siempre por toda la eternidad.

Con amor y mucho dolor : Jace Grey.


EPÍLOGO
JACE POV

Todo marcha bien, todos parecen recuperarse, excepto yo. Sigo con
un gran dolor en mi pecho, ya no hay una chica que se siente al
centro de la clase, ni una chica que tome de mi mano, que coma
helado conmigo, que coma pastel en mi casa, ya no está, me siento
vacío sin su presencia.

Simplemente siento que mi vida perdió su sendero, salió del camino,


era tan difícil para mí pensar que cada vez que regresara al salón de
clases, no podría verla, disfrutar y deleitarme de su belleza. Eso se
acabó.

Respecto a otras personas...

Los padres de ella ya no volvieron a pelear, ni hablar. La señora


Dillard y su esposo se fueron a otro estado para comenzar una
nueva vida y que a ella ya no le hiciera mal la partida de Charlie.

Ella simplemente se derrumbó, se culpó de todo, y no es por ser


cruel pero creo que la tenía, nunca fue una buena madre para mi
pequeña Charl, nunca hizo o le demostró algo de amor maternal,
nunca pasó nada. La señora Dillar cayó tan bajo en su depresión
que lloraba todos los días, iba a la escuela y simplemente se paraba
a ver la entrada, con los ojos cristalizados y una mirada de
esperanza, un día me acerqué y le pregunté qué hacía, simplemente
me dijo que ella tenía la esperanza de ver a Charlie salir y poderle
dar un abrazo, ese abrazo que no pudo darle nunca, decirle el te
quiero que jamás salió de su boca, o simplemente ser una buena
madre.

Pero ya era muy tarde para reparar los errores que cometió.
El señor Hans, él y yo seguimos en contacto, sé que él extraña a
Charlie tanto como yo, promete proteger a Camill como siempre
quiso hacerlo con Charl.

Daph llora a veces, simplemente le llega el sentimiento y lo hace,


siempre dice que le duele no haberla ayudado, no estar para su
mejor amiga, no decirle que la ama y extraña, que siempre estaría
con ella. Ella no pudo decirle nada.

Yo, además de lo débil que quedé a su falta, también estoy feliz,


porque sé que ella está ahí arriba cuidándome y preparando algo
grande para mí, y me siento tan afortunado de tener a alguien
cuidando mis pasos, también sé que ya no ha llorado más, no ha
sufrido, no se ha sentido sola, frustrada, enojada, o triste, ella
simplemente no está, eso es bueno, por más que me duele entiendo
su dolor, porque eso lo que siempre quise evitar, que ella sufriera.

Pero también siento que no fue suficiente y eso me frustra tanto que
me llego a odiar a mí mismo.

No tengo palabras, nos graduarnos sin Charl, no fui al baile con


ninguna chica, no era lo mismo y solo me estaría obligando a
olvidarla, la olvidaré cuando tenga que pasar y estoy seguro que
para eso pasarán años.

En la escuela cada día a las 12 pm dábamos un minuto de silencio


por Charlie y todos los compañeros que se han ido.

Porque el mundo es tan malditamente cruel que a cualquier lado al


que gires hay una persona sufriendo por dentro, distanciado del
mundo ocultando su dolor entre sudadera en verano, risas y
sonrisas, ojos felices, o simplemente sentándose en las gradas
admirando el mundo tranquilo que quisieran estar viviendo.

No solo era Charlie, eran muchos más, hombres, mujeres, de primer


año, intermedio o último, populares o solitarios. No hay un límite.
Con un dolor gigante trato cada uno de mis días imaginar que esto
terminará. Qué es un sueño y lo que vivo solo es producto de mi
imaginación mientras estoy en un trance admirándola mientras
escribe algo en su libreta en el asiento del centro, pero no funciona
de esta manera, ella no está, sólo queda afrontarlo sin esperar
nada, sin esperar un todo estará bien porque la realidad es que
nada lo está desde que se fue.

Desde que me dejó solo y desamparado en este mundo de falsas


ilusiones, donde nada es perfecto y lo que parece serlo termina en
un vacío de ilusiones falsas.

Esto me quiebra y no creo poder volver a ser él mismo, el feliz Jace,


porque ella se llevó toda mi felicidad cuando se fue de mi lado.

No espero poder ser feliz con alguien más, ni pido a alguien más, no
lo exijo, solo quiero que ella vuelva por mí para que ninguno sufra, y
como eso es un poco imposible, lo único que me queda es amarla,
por toda la eternidad.

FIN.
EXTRA. 911
MARRY DILLARD.

2 de Marzo del 2017.

—Marry, todo estará bien—dice Julián mientras toma mi mano.

—No lo sé, he hecho muchas cosas mal con Charlie.

—Lo sé, pero ahora que tienes su custodia puedes comenzar a


reparar todas esas grietas que se formaron entre ustedes.

—De verdad eso espero, yo quiero mucho a Charlie, es mi hija,


obviamente lo hago, pero me he cegado por muchas cosas, el odio
a su padre, el que él logró ser feliz muy rápido, que él tenga todo el
amor de Charlie, y es justo, se lo ha ganado. Pero ahora que tú y yo
nos casaremos podemos reparar ese lazo y ser una familia, o algo
así.

—Eso espero, haré todo lo que quede en mis manos para caerle
bien a Charlie.

Suelto una risa.

—Me voy a divertir viéndote intentarlo, solo no le hagas creer que


quieres remplazar a su padre, se como otro amigo para ella.

Julián asiente con una sonrisa. Se ve feliz por todo esto, por el
compromiso, la boda, poder ser una familia, tener una hija a quien
cuidar. Él nunca pudo tener hijos en su antiguo compromiso, su
esposa al saber que la culpa era de él, decidió divorciarse. Pero si
yo trataré de hacer más fuerte mi lazo con Charlie, él también puede
intentarlo.

—Ya debemos irnos, se supone que nos iríamos hace veinte


minutos—menciona Julián.
Ambos nos levantamos de nuestros lugares, dejamos el dinero de la
cena dentro de la cartera negra y salimos del establecimiento.

Llegamos al auto que está justo frente al restaurante, subimos a


este y comenzamos el camino a mi casa.

—Deberíamos llegar a una pastelería, para llevarle a Charlie una


rebanada de su pastel favorito. Podría ser un buen comienzo para
mejorar—comento.

—Esa es una excelente idea. Hay una repostería a la vuelta de la


próxima calle.

—Está bien, espero y lo acepte.

Llegamos a la repostería y ambos nos bajamos para después entrar.

—Buenas noches, me da una rebanada de pastel de… —me corta


la palabra.

—Yo sé, yo sé. Un pastel de… —piensa mientras mira al techo—…


chocolate con… crema de ¿vainilla?

—Fresa. Una rebanada de pastel de chocolate con crema de fresa.

La señorita detrás del mostrador trae una rebanada tal como la he


pedidio, la coloca en una cajita de cartón color café con el logo de la
repostería.

Lo tomo y lo pago.

Salimos de local y volvemos a auto para volver al camino.

—Por poco te aceras a la crema que le gusta.

—Sí lo sabía, pero me puse nervioso. También sé que le gusta


pintar, leer todo tipo de historias, y creo que también dijiste que hay
un chico…
—Sí, lo hay, eran amigos en secundaria, se llama Jace, y es un
buen chico, educado y amable. Parece que se quieren, pero cuando
me interesé en el tema Charlie no me dejó entrar.

—Un día se sentirá con bastante confianza para contarte sus


problemas o sus situaciones.

De verdad espero eso. Arruiné la relación con mi hija, a pesar de


que siempre la he querido, ella cree qué no, pero obviamente
siempre me he preocupado por ella, por sus gustos, lo que no le
gusta, y tratar de involucrarme en su vida. Pero también he fallado
en varias cosas.

Ella cree que no voy por ella a la escuela porque no quiero, pero la
realidad es que mi trabajo no me lo permite. No estoy mucho en
casa por asuntos de trabajo, y cuando salgo con mis amigas es
porque no las veo en mucho tiempo.

Yo he creado una mala imagen mia para Charlie, pero quisiera


cambiarla. Quisiera ser una mamá con la que puede hablar, cocinar,
reír, ir de compras, todo ese tipo de cosas.

Y estoy dispuesta a intentarlo para que sepa que de verdad me


importa.

No pasa tanto tiempo hasta que estamos frente a mi casa. Miro


hacia arriba, exactamente a la ventana de Charlie, la luz está
apagada. Supongo que está dormida porque ya es muy tarde.

—¿Quieres entrar?—pregunto con normalidad mientras tomo mi


bolso y el pastel.

—Ya es tarde, deberías descansar, mañana puedo venir temprano


para desayunar juntos, y si tenemos suerte con Charlie.

—Está bien.
Le doy un beso corto y camino a la entrada, abro la puerta y entro,
me giro para despedirme con un ademán y verlo alejarse.

Todo mejorará…

Cierro la puerta y me dirijo a la cocina para dejar el pastel en la isla,


para que así Charlie lo vea en la mañana que despierte. Una leve
música se escucha desde el segundo piso, exactamente desde su
habitación.

Debió dejarla encendida y quedarse dormida.

Subo las escaleras en silencio y me dirijo a mi habitación para


quitarme el abrigo, saco una pijama y la dejo tendida sobre la cama,
levanto las cobijas para poder acostarme inmediatamente después
de ponerme pijama.

Me quedo escuchando desde lejos la música de Charlie, tal vez


debería ir a apagarla, y también desearle buenas noches. Hace
tiempo no lo hago, y ahora que quiero mejorar, debería hacerlo más
seguido.

Salgo de la habitación y camino por el pasillo cada vez escuchando


más fuerte la música, tomo el pomo de la puerta y la abro
lentamente para no despertarla.

Entro con lentitud…

En silencio…

Calmada…

—Charl… —dejo las palabras al aire al mirarla.

Su mano está llena de pastillas, sus ojos cerrados, los labios rojos
alrededor y… y…

—Charlie—se acerco con rapidez, me pongo de rodilla y retiro el


cabello que le cubre el rostro—no, no, no, Charl.
Siento un nudo en la garganta, no sé que hacer.

—Charlie, aguarda, por favor…

Corro hasta mi habitación y tomo mi celular para marcar con mucha


dificultad el celular. Pongo el celular en mi oreja y voy de nuevo con
mi pequeña mientras atienden.

—¿Qué pasa, olvidaste algo?

—Julián, regresa rápido, por favor.

—¿Qué ocurre?, ¿por qué lloras?

—Por favor, ven rápido, no sé que hacer.

—Okay, tranquila, voy de inmediato, estoy muy cerca aún, mantente


tranquila.

Cuelgo la llamada y me agacho nuevamente junto a ella.

—Todo estará bien, Ju-Julián es doctor, él nos va a ayudar, solo


aguarda un poco, vamos a estar bien, tú estarás bien, no pasa nada,
¿me escuchas?, lo sé—sollozo mientras acaricio su rostro.

No puede estar pasando esto, no a mí, no hay ella. Solo es una


niña, alguien que lastimé, sí, pero estoy dispuesta a repararlo, para
que pueda ser feliz, vivir su vida, reír, sonreír…

Ella estará bien, lo sé, mi hija es muy fuerte…

—Quedate, prometo ser una mejor madre, prometo que nuestra vida
mejorará, te prometo que buscaremos soluciones, haré todo para
que seas feliz. Quedate, Charlie…

Unos pasos se escuchan por la madera del segundo piso, hasta que
veo a Julián parado en la entrada de la habitación mirándonos con
sobrepasa.
—Por favor, Julián, ayúdala, yo no sé que hacer. Por favor, te lo
ruego—lloro sin separarme de ella.

Él rápidamente se acerca y toma su brazo para tomarle el pulso y


luego hace lo mismo en su cuello.

—Llama 911, tiene el pulso muy rápido, las quemaduras al rededor


de sus labios… su respiración acelerada, sólo indica sobredosis de
pastillas, ¿qué tipo son?, debemos saber la magnitud que tiene cada
pastilla en el cuerpo y cuantas tomó, creo que son pastillas para
dormir, esto necesita receta médica, ¿cómo las consiguió?, necesita
llevar tratamiento para conseguirlas…

Marco con dificultad los tres números, teniendo varios intentos por
mis manos temblorosas, pero finalmente logro marcar el número.

Un tono…

Dos tonos.

Tres tonos.

Cuatro tonos.

Cinco tonos.

Nada…

—¡¿Como rayos el 911 no contesta las malditas llamadas?!

—Tranquila…

—Lo intentaré de nuevo.

Vuelvo a marcar el número y vuelve a pasar lo mismo.

—Nada, ¿cómo puede pasar esto ahora?


—Toma—me da las llaves del auto—la llevaremos nosotros, no hay
tráfico y llegaremos más rápido.

Julián carga en los brazos a Charlie, en cuanto deja de tocar la


cama todo se desvanece en ella, haciéndome doler el corazón.

Salimos de la habitación, bajamos rápido las escaleras y salimos de


casa. Abro la puerta del auto de atrás y Julián la deja dentro, yo me
siento junto a ella para no dejarla sola.

Ya no…

—Si algo pasa meteré una demanda, ¿por qué el 911 no atiende
dos llamadas?

—Tranquila, veré si me dejan entrar en turno para asegurarme que


esté bien.

Asiento mientras acaricio el cabello de Charlie con la mano


temblorosa.

Siento una horrible presión en el pecho, porque no he podido hacer


nada, y cuando podía… tampoco lo hice.

Rápidamente llegamos al hospital por la falta de tráfico. Julián baja


del auto y abre la puerta trasera para tomar a Charlie en brazos. En
cuanto pisamos el suelo del hospital, un par de enfermeros llegan
rápido con una camilla en la que recuestan a Charlie.

—Doctor Salk—habla una de las enfermeras refiriéndose a Julián.

—Sobre dosis de pastillas. Pastillas para dormir que no deben


tomarse juntas.

La cara de los enfermeros es de sorpresa, solo miran


constantemente a Julián y a Charlie.

—Necesita lavado estomacal urgente, un electrocardiograma e


intravenosos; no sabemos cuantas pastillas se ha toda ni hace
cuanto tiempo, pero la combinación es peligrosa para su salud.
Ahora, vayan, andando, no hay tiempo que perder.

—Sí, doctor.

La camilla con Charlie se pierde entre dos puertas y Julián camina al


mostrador con las enfermeras.

Charlie va a estar bien, porque es muy fuerte. Lo sé.

Julián se acerca y se sienta a mi lado, me mira serio y suspira.

—No me han dejado entrar en turno porque ya estuve 62 horas y


debo descansar antes de comenzar nuevamente la guardia, pero yo
me aseguraré que los mejores doctores de este hospital siempre
estén al tanto de ella.

—Muchas gracias. No sé qué haría sin ti.

Pone su mano sobre la mía tranquilizandome solo un poco, hasta


que una duda viene a mi cabeza.

—¿Lo qué… lo qué hizo fue… accidente?, ya sabes, tal vez estaba
muy cansada y…

—Mary, la cantidad de pastillas que se tomó juntas para terminar así


y la mezcla que hizo solo indica que no fue accidente, ella sabía
perfectamente lo que hacía.

—Entonces…

—Intento de suicidio con sobredosis.

El escalofrío que ha producido mi cuerpo ha sido la sensación más


horrible, mi garganta se seca, mi mandíbula se aprieta, y mis ojos
arden.

Yo lo he provocado, y para colmo la he podido salvar y llegué tarde.


—Todo estará bien. Lo mejor que puedes hacer ahora es llamar y
avisar a su padre.

Asiento y saco el celular para avisarle lo ocurrido por mensaje, cosa


que se ha tardado en ver. Y creo que también debería avisar a Jace,
él lo tiene que saber…

El tiempo ha pasado tan lento con la falta de noticias, ya son las dos
de la madrugada, Jace ya está aquí con su familia, Mike está más
tranquilo por un pequeño discurso que ha dicho Jace, un discurso
lleno de verdad.

Estamos cegados de venganza que nunca nos dimos cuenta que


lastimabamos a Charlie, que estaba mal, triste, enojada, rota…

No puedo dejar de llorar al pensar en ella.

Sí ella sale de aquí la dejaré ir, dejaré que haga lo que quiera, si
quiere estudiar arte, dejaré que lo haga, sí quiere ir a una fiesta,
dejaré que lo haga, sí quiere ir a vivir con su padre, dejaré que lo
haga…

Pero tiene que dejarnos verla crecer.

Verla graduarse de la preparatoria.

Verla triunfar en el arte.

Verla graduarse de la universidad.

Verla caminado de blanco al altar.

Verla cumplir sus sueños…

[…]

Creo que la noticia más difícil para una madre es que uno de sus
hijos está en peligro de muerte. Cuando la noticia ha llegado a mis
oídos simplemente he sentido mi mundo caerse, porque soy muy
culpable de cada cosa que le está pasando a la niña que durante
muchos años trajo alegría a mi vida, hasta que me dejé apoderar del
odio. Ella está en peligro, está luchando por su vida en este
momento, sólo me han dejado entrar por pocos minutos y verla con
sus ojos cerrados y los cables, con sus grandes ojeras, labios
pálidos y partidos, su palidez en el rostro, las manchas en la piel por
no comer bien.

Y todo es mi culpa.

Debí buscar una alternativa sana para mi hija y para mí, ser una
buena madre sin importar el odio y la venganza.

Me arrepiento tanto de haber buscado ayuda desesperada con el


juez, de haberle puesto la mano encima, de irme sin verla, de no
ponerle la suficiente atención como para notar su ausencia en la
vida, su depresión, su ansiedad…

La puerta de donde salen los doctores se abre dejando a la vista al


mismo doctor de hace horas. Se acerca hasta nosotros entonces
deduzco que hay noticias sobre Charlie.

—A las 2:30 pm del día tres de marzo del 2017, la joven... —suelta
un suspiro pesado y baja un poco la mirada para después volverla a
subir y mirarnos a Mike y a mí — la joven a fallecido, su corazón de
detuvo…

Su corazón se detuvo…

Y eso solo quiere decir que… mi hija se ha ido. Y todo es mi culpa.

Me tiemblan las piernas, así que me arrodillo en el suelo y Julian


inmediatamente me abraza y comienza a susurrar cosas que no
logro comprender muy bien por el chillido de mis oídos.

Esto debe ser un sueño.


—¡No, mi hija no, por favor, es un sueño, ella está en casa pintando!
—grito entre el llanto.

—Marry…

—¡Es mi culpa!

—No, no, no digas eso…

Asiento.

—Lo es, es mi culpa que Charlie ya no esté aquí.

Me abraza con fuerza sin soltarme ni un segundo.

Ya no veré a mi hija crecer.

Ya no veré a mi hija graduarse

Ya no veré a mi hija triunfar en el arte.

Ya no veré a mi hija graduarse de la universidad.

Ya no veré a mi hija caminar de blanco al altar.

Ya no veré a mi hija cumplir sus sueños.

Ya no la veré nunca…

Le he arruinado la vida durante tanto tiempo, le he provocado


depresión, ansiedad, miedo, terror, odio…

Le he arruinado una vida feliz.

Y ahora me he arruinado mi vida.

Después de un rato más en el hospital donde hemos tenido que


hacer trámites, ya hemos llegado a casa, una noche de 3 de marzo,
donde mi hija no está en su habitación pintando, leyendo o
simplemente viendo las estrellas. Ahora es una de ellas.

La casa siempre está callada, pero este silencio no me gusta para


nada, porque se siente la ausencia, la melancolía y tristeza en el
ambiente.

Se siente el dolor de alguien cansado de vivir, el terror de alguien


valiente, la desilusión de alguien con ganas de ver la luz…

—¿Ya te vas?

Julián niega.

—No me iré, no te voy a dejar sola.

Mis ojos se cristalizan de nuevo y camino hasta él para tomarle la


mano. Juntos subimos hasta la habitación para descansar y tener
fuerzas para el día de mañana.

Al entrar a la habitación lo primero que veo es una de las pinturas de


Charlie. Cuando llegué ayer la vi de reojo pero no me detuve para
mirarla…

Expresa tanto.

Es un retrato mío con lágrimas en el rostro. Una pintura que expresa


tan bien el dolor, la agonía y el arrepentimiento que siento en este
momento. Sé que muy en el fondo ella me quería, y sabía que yo
también la quería.

Las pequeñas pinceladas de amarillo…

Las acaricio con las yemas de los dedos, mientras las lágrimas
recorren mi rostro.

—¿Sabes que quiere decir el color amarillo?—le pregunto a Julián


con una ligera sonrisa.
—No, ¿que quiere decir?

—Que alguien ya luchó lo suficiente, con todas sus fuerzas hasta su


ultimo aliento. El color amarillo representa a alguien que decide
suicidarse en un momento de gran sufrimiento. Y en este caso uno
que yo he provocado.

—Marry…

Tomo el cuadro entre mis brazos abrazándolo con fuerza, me


arrodillo y comienzo a llorar en silencio.

Ahora este cuadro es lo más cercano ha ella, lo más cerca que


estaré de abrazarla.

Ahora solo me queda el arrepentimiento en las manos.

El pensamiento atormentado.

El dolor insoportable.

Y el deseo de volverla a abrazar.

—¿Qué dice ahí? —señala una pequeña frase.

La acaricio con una sonrisa y la leo.

Te amaré hasta el último de mis días.

Recuerdo que siempre le decía esa frase: Te amaré hasta el ultimo


de mis días. Esta frase solo se le dice al amor de tu vida, a la que
más amas, a la personas de las cual no te quieres separar, pero
aunque lo digas y sientas todo su significado, no hay que tener
miedo de irnos y ser felices en otro lugar.

Y ella obviamente será más feliz el otro lugar…

Nunca olvidó la frase, y sé que le ha utilizado tal y como se lo dije,


con las. personas que más quiere
Sollozo aún más fuerte mientras abrazo su esencia con fuerza, en
medio de la habitación, la oscuridad, el dolor, el arrepentimiento y
unas ganas de recuperar a mi hija con nulas posibilidades…
🤍

La depresión es un trastorno emocional que se caracteriza


básicamente por alteraciones del humor, tristeza, disminución de la
autoestima, inhibición, fatiga, insomnio, pensamientos negativos y
que tiene como consecuencia la disminución de la actividad vital, es
decir, le impide desarrollar con normalidad las actividades de la vida
diaria.

La depresión y la ansiedad se consideran entidades autónomas en


las diferentes clasificaciones diagnósticas actuales, pero en la
práctica clínica ambas coexisten con frecuencia. La distinción de
estos cuadros no resulta fácil, ya que ambas entidades cursan con
trastornos del sueño, alteraciones del apetito, déficit de atención y
concentración, cansancio, astenia, irritabilidad.
A Ti.

Para ti. Pará ti que te sentiste identificad@ con Charlie.

No estás solo en esto. Estoy aquí para lo que necesites...

No sé cómo te sientes, no sé que estás pasando, no se quién o qué.


Pero puedo simpatizar.
No tengas miedo de buscar apoyo, siempre hay alguien.

Nunca estarás solo.

Te quiero.
Dedicatoria.

Este libro está dedicado a todas aquellas personas que lucharon


con todas sus fuerzas, todo su aliento, y hasta su ultimo suspiro,
pero aún así no lograron ganar la batalla.

También a los que lograron salir adelante.

Para todas aquellas personas que llevan una pincelada de color


amarillo en su cuerpo.

A todos los adultos, jóvenes, adolescentes y niños.

Pero sobre todo, a todas las personas que dijeron hasta el ultimo
de mis días y decidieron irse para ser felices.

-Yamilet Cázares Montes.


🏳PLAYLIST🏳
Older-Sasha Sloan.
Can't Take My Eyes-Frankie Valli.
Surrender-Natalie Taylor.
All i want-Kodaline.
Changes-XXXTENTACION.
Flicker-Niall Horan.
Through the dark-One Direction.
Brillas-Leon Larregui.
18-One Direction.
Wherever You Are-Kodaline.
Still-Niall Horan.
Fourth Of July-Sufjan Stevens.
Moments-One Direction.
Life Could Be A Dream-Sh-Boom.
First Man-Camila Cabello.
Don't Forget Me-Narhan Wagner.
Sin Despedir-Carla Morrison.
Listen Before I Go-Billie Eilish.
TheWispSings-WinterAid.
Nuestra Canción-el último de mis días.
Saturno-Pablo Alborán.
Angel-Kodaline

Link de spotify en mi perfil de twitter, link en bio de instagram y


wattpad.
Libro 2. SPOILER
Pueden encontrar la sinopsis del segundo libro de esta Dúologia "te
amare", em mi perfil encontrarás "Por toda la eternidad", la cual va a
relatar la vida de Jace después de Charlie.

Lo unico publicado ha sido la sinopsis, el primer capítulo aún tiene


fecha indefinida para su publicación.

Yamilet Cázares.

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Vayan a seguirme en twitter, ahí subiré cosas de los libros,


fechas, personajes, etc. @YamiletCzares3.

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