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Pon Tu El Título A Tu Vida
Pon Tu El Título A Tu Vida
Hace mas de 25 años que comencé a dedicar mucho tiempo y atención a la parte espiritual que somos.
En ese periodo de tiempo he impartido clases de meditación en diferentes ciudades. Como fruto de ello,
se produjo en mi una abertura hacia la sanación y me dedico a ello profesional y vocacionalmente.
La escritura, en especial la poesía de la cual ya tengo un poemario completo, siempre ha formado parte
de mi vida.
Si deseas escribirme para cualquier información adicional al respectó puedes contactar conmigo en
e-mail; josecarrascoferrer@outlook.com
Introducción:
Quisiera que leyeses esta historia como quien disfruta de un buen vino, despacio, saboreándola, releyéndola,
imaginándola e integrándola, como si fuese tu propia historia o la posibilidad de esto mismo.
No la leas apresuradamente, ni en un entorno inadecuado.
Debo advertirte que esta historia tiene instrucciones previas de uso, como si de algo nuevo, desconocido o
medicamentoso se tratase.
Esta historia posee su propia dinámica de funcionamiento, su propio desarrollo, su propia historia dentro de
la misma historia. De modo que si este no es el momento más adecuado, si no te puedes o deseas permitir el
momento de calma adecuado para leerme, te aconsejo que no me leas, que me dejes para cuando sea el mo-
mento oportuno, para tu propio momento.
No trato que estés en calma, inspirado o feliz. Puedes leer está historia incluso en uno de tus peores momen-
tos de vida, en tu propio túnel o en tu propia Luz. Pero debes hacerlo reservándote el momento adecuado
para mí. Esta historia es como el amante celoso que solo desea al ser amado para sí mismo.
Como ese buen vino que se puede compartir en compañía, pero que nadie más puede saborear por ti.
En este caso te invito a que si lees esta historia para ti, no la compartas con nadie más, incluso no se la
aconsejes a nadie que no creas que esté lo suficientemente preparado para la misma, pues la historia contiene
elementos que pueden ser adictivos, incluso nocivos si no se sabe leer entre líneas.
Esta no es una historia cualquiera, no es una historia más. Es un desafió a tu mente, una nueva apertura, una
locura, o una tomadura de pelo o sandez, si no has sabido leerla con todo tu Ser.
No voy a defender esta historia como mía, pues no me pertenece, tan solo soy el altavoz que repite aquello
que le es transmitido al oído, en susurros, en voz baja, y a menudo con el agravante de nocturnidad. Es la
vida a través de la historia que desea salir a la luz, no para impresionar o ser valorada. La historia no necesi-
ta de esto.
La historia afirma tener voz propia, estar más allá de la crítica o el ensalzamiento, de lo favorable o desfavo-
rable.
La historia es la propia historia de la vida, de tu vida, de la mía, o de la de cualquier otro. Es la historia que
se adapta a cualquier talla. Que se ciñe a la misma, y sin embargo, no está limitada, va mucho más allá de
cualquier cintura.
Por ello te recomiendo que si eres adulto, la leas con la inocencia de un niño. Sí eres niño, con la madurez
de un adulto y si eres anciano con la sabiduría del tiempo. Si eres un joven, con la intrepidez de alcanzar lo
inalcanzable y si eres un incrédulo, con la única premisa de dejar esta noche una puerta entre abierta en ese
corazón cerrado, porque cuando la leas, si dejaste la puerta entre abierta tú ya no serás el mismo.
Muchas de las cosas que creías se caerán, otras serán puestas en tela de juicio, se abrirán nuevas ideas, nue-
vos caminos y caerán muros que habías construido, se levantaran barreras donde antes se paseaban alegre-
mente los miedos y te tacharan de loco e insensato aquellos a quienes les parecías de lo más cuerdo. Por ello
te advertí que esta no es una historia cualquiera, sino que tiene sus propias advertencias. Si eres una persona
muy cuerda, sensata, con las ideas muy claras, esta historia no es para ti en este momento, pero aun así, la
vida es una gran caja de sorpresas de modo que si te sientes atraído por ella, aunque solo sea por curiosidad
o para reírte de la misma, adelante hazlo, léeme entera, devórame y luego haz conmigo aquello que estimes
oportuno, pues mi valía no se vera afectada.
Como historia viva que soy, no deseo presentarme más, no vaya a ser que dé la impresión de arrogancia.
La próxima página que abras será la puerta que estarás abriendo hacia otra dimensión.
¿Si es seguro leer esto? Te diré que como la vida misma, todo aquello que parece seguro no lo es, y lo que
parece una locura acaba siendo en ocasiones lo más acertado, todo está bajo control, salvo los imprevistos.
Dedicatoria
Este libro esta escrito desde el corazón del buscador, el filosofo, el místico, el monje....Y de todos
aquellos que buscan la esencia del ser, el sentido y la belleza de la vida. A todos ellos les ofrezco el
mismo.
Quiero dedicar especialmente el libro a mi compañera de camino Mai,
(María del Carmen Rodríguez García ) que desde el inicio del mismo me acompañó, disfrutó y com-
partió conmigo las emociones que le suscitaban las páginas que iban saliendo a la luz, a ti Mai, gra-
cias por tu valioso apoyo.
Sin ti, este libro no hubiera sido quien es.
Y así mismo, a mi hija Lorena, luchadora incansable, capaz de hacer camino en la adversidad, mente
inquieta y corazón guerrero.
Índice
India
El empresario
Los contrastes de la India
La determinación
El jardín del Edén
Mi vida en India
El Suicidio
El imbécil
La vuelta al mundo
El Monzón
El sexo y yo
Mis visitas guiadas
Una Boda
La guerra
Lo cotidiano de la magia
Un Camino de encuentro
Hablar con los muertos
El Enamoramiento
Mi vuelta a casa
Camino a Santiago
El Sanador
En el camino
Llegada a Santiago
La llamada
Entre dos aguas
Chaman
Una experiencia trascendental
Hilando Fino
Mi primera experiencia con la muerte
El sistema
Exorcistas
La Nueva Era
Un día cualquiera
Indígenas
Causalidad, sincroinicidad y cuántica
Un Amor tan grande
Una ECM
Falsos Gurús
Covid-19
Sordos y mudos
Gracias
Un presente
India
Son las 6,15 de la mañana y está amaneciendo, me despierto con tanta confianza y gratitud hacia la vida que
no puedo dejar de sonreír todo el día.
Curiosamente es cuando más debiera estar preocupado, pero me es imposible estarlo, si algo aprendí en la
vida es que el sentimiento de preocupación es totalmente improductivo e innecesario. Desde hace dos años,
cuando me levanto no sé cuando comeré, no tengo residencia fija, no tengo creencias limitantes, no me defi-
no con ninguna nacionalidad, no tengo familia, no creo en la política, no profeso ninguna religión determina-
da, no le temo a la muerte. No le temo a la vida. Aún sin ingresos, ni residencia, ni familia, sigo vivo. Como
y duermo cada día, aunque no todos con la misma fortuna, sin embargo, debo admitir que estoy en paz. No
robo, no miento, no tomo ninguna sustancia tóxica, no causo daño a ningún ser vivo.
Mi vida es sencilla, mi lema también. Si todo esto que sé, lo hubiera sabido antes cuántas cosas cambiarían.
Esta creencia me la repetí durante mucho tiempo, hasta que un buen día de golpe entendí.
Todo cuanto has vivido era absolutamente necesario para que entendieses lo que ahora entiendes, nada de lo
que te has creado es gratuito.
Nada ha sido por error o por azar, nada por casualidad.
Cuándo entendí esto, cuando realmente lo entendí, quede en paz.
Una enorme Paz y una profunda gratitud. Nada que objetar. Humanamente un cierto sentimiento, de si lo
hubiera entendido antes, ja ja.
Los seres humanos somos así, !!Tan tozudamente humanos ¡¡
El empresario
Hace ya muchos años comencé con una idea empresarial que se fue desarrollando con los años y expandien-
do hasta alcanzar un volumen de cierta importancia. En esa importancia yo me sentía importante y en ese
sentirme importante me comportaba como tal.
Años después entendí que en esa época era un joven con una estupidez importante. Hoy sé que tenía los
mismos anhelos, las mismas ideas y los mismos miedos que millones de personas, y sin duda la misma valía
humana, por lo tanto, ya no me veo como ese joven con su importante estupidez, sino como el ser humano
que simplemente ha extraviado el guión, e intenta trazar un camino sin ser siquiera consciente de su con-
dición de viajero. Viajamos a través de la vida por un sendero del que apenas sabemos nada, no tenemos el
valor de hacernos las preguntas correctas, por no tener o por tener las respuestas adecuadas. Y viajamos repi-
tiendo el mismo patrón que la mayoría de los viajeros, viajar por viajar, sin poner consciencia en ello.
Tenía 28 años cuando monte una empresa de marketing, comenzamos mi socio y yo, y en dos años éramos
19 personas trabajando.
Hoy me produce una enorme sonrisa aquella tarea. Presentar productos de forma que parezcan imprescindi-
bles, cuando en realidad son precisamente lo contrario, y lo mejor de todo es que hasta yo creía en ello. Nos
decían que era un valor agregado al producto, pero ¿cómo se le puede agregar valor alguno? a algo que en
realidad no se precisa. Posiblemente haciéndolo que sea necesario. En ello consistía nuestra tarea, en hacer
necesario lo innecesario, en identificar que productos parecían necesarios y presentarlos más atractivos toda-
vía.
En resumen, si tienes la oportunidad de desembarazarte de todo y vivir de forma ermitaña, pronto descubri-
rás que el marketing es rizar el rizo.
Pero si vives rodeado de tecnología, modas, consumo y demás, sin duda el marketing estará muy presente en
tu vida.
En esa época, yo consumía de todo, consumía dinero, relaciones, modas, marketing, y un saldo de valioso
tiempo en todas estas tonterías.
A los 28 años no se sabe más. Muchos años después, la sociedad sigue valorando a estos jóvenes emprende-
dores como ejemplos a seguir.
Hoy veo lo peligroso de esta creencia, seguir a un ciego, un ciego que guía a otros ciegos. Ahora es cuando
valoró todo ello como parte imprescindible del camino. Sin ello no habría llegado aquí.
Quisiera haber llegado antes y ¿para qué? esto no es una carrera, ni una cuestión de tiempo de disfrute, cuan-
do se ha comprendido, se ha comprendido y en esa comprensión el tiempo es irrelevante. Pues todo es obser-
vado con absoluta gratitud. No puede ser de otra forma.
Un segundo de absoluta comprensión, es una eternidad en la tierra.
Me levanto de mi esterilla y mi lugar improvisado de descanso, amanece en el río Ganges, los primeros ri-
tuales espirituales tienen lugar.
Ascetas, monjes, ermitaños, sabios, turistas, locos, crédulos e incrédulos, y todo tipo de personajes llenan un
paisaje de lo más pintoresco.
La muerte y la vida entrelazándose de forma amistosa. Muchos vienen aquí para conseguir algo, más espiri-
tualidad, más luz, más paz, más sabiduría,
Yo no quiero conseguir nada, no quiero ser diferente a lo que soy.
Las diferencias entre lo bueno y lo menos bueno se van diluyendo.
Ante mí el despliegue de la vida en toda su magnitud, en todo su esplendor, en toda su sencillez y en toda su
controversia.
Unos familiares llevan a un difunto por las calles, encima de una camilla improvisada, lo que servirá de pipa
funeraria.
A su lado, la vida ni se inmuta.
Es como conjugar la vida y la muerte en una sola mirada, hoy estoy aquí, en este preciso instante, viendo
desfilar todas las preguntas y respuestas juntas en un mismo escenario, en una misma escena, en un solo ins-
tante.
Para los hindúes el río Ganges es sagrado, al igual que la meca lo es para el mundo islámico, o Jerusalén
para los cristianos. ¿Qué puedo decir? Ante tanta diversidad no queda más que enmudecer. Este amanecer y
este escenario me hacen sentirme más vivo de lo que lo estuve jamás.
Dos horas después, subo a un autobús local, hace una de sus paradas a pie de carretera, y suben tres niños,
el mayor está intentando venderme a sus dos hermanas pequeñas. Si realmente estuviera interesado, podría
comprar a estos niños sin que nadie del país me preguntara nada jamás. Pues para la familia son una carga
económica insostenible, y que un extranjero los acoja supone una bendición familiar para todas las partes.
Cuando llegué a India y vi esto por primera vez, me escandalice, cualquiera podría comprar estos niños y ha-
cer con ellos lo que quisiera; no quiero entrar en debate mental sobre esto, solo sé que la vida humana es lo
que es, y todo obedece a una causa mayor, de modo que acepto lo que acontece como parte natural del pro-
ceso. Trato de paliar el daño que puedo y no intento cambiar forzadamente aquello que esta más allá de lo
visible. Le hablo al hermano de una ONG que está recogiendo niños de la calle, pero el niño quiere dinero,
un dinero que no tengo, y no puedo convencerle para que me acompañe a esta ONG. India también es todo
esto, tengo que aceptar la vida tal como sucede en su propio escenario. Nosotros los occidentales no tenemos
un sistema precisamente perfecto, cualquiera puede ser padre y hacer vivir a sus hijos traumas que les dañen
de por vida.
Continúo mirando por la ventanilla del autobús, siguiendo con la mirada el recorrido de estos niños que aca-
ban de apearse, y rezo para que den con una buena familia. Un par
de kilómetros más allá, están despedazando en la cuneta un animal muerto a golpe de machete para vender
la carne en el mercado. Este país es el país de los contrastes más insólitos
La determinación
India:
Cuando tenía la empresa de marketing, jugaba a ser el dueño del mundo, tengo que reconocer que mi mundo
era un mundo pequeño, pero a esa edad deslumbraba a las mujeres, era la envidia de muchos hombres y el
referente de algunos jóvenes de la Universidad. Tenía dinero, sabía vender un producto, y sin darme cuenta
estaba construyendo mi vida como otro producto, que estaba siendo sostenido por toda esa artificialidad.
A veces, cuando me levanto en la mañana a practicar yoga en mi esterilla, sin residencia, ni ingresos, ni nin-
guna pertenencia, me pregunto
¿qué le diría este joven que fue, al hombre maduro que hoy soy?
Tengo 54 años, me siento en el momento más importante e interesante de toda mi vida. Me siento con una
madurez que no había alcanzado hasta ahora. Una sonrisa que no me abandona, y tengo las mismas inclina-
ciones a vivir de forma intensa, como a morir en paz llegado el momento.
Me case cuando tenía 32 años, ahí quería que fuera para siempre.
Ese para siempre duro cinco años y fue él para siempre más largo que he vivido jamás. Discutíamos cada
día, y si algún día no lo hacíamos, al día siguiente lo hacíamos con más fuerza, para recuperar los silencios
perdidos.
Yo tenía mi empresa de marketing, ella era periodista, y entre los dos formamos un dúo que después del pri-
mer año sonaba muy estridente.
Montamos juntos otra empresa, una brillante idea de su hermano que yo seguí sin saber bien¿ por qué?.
Montamos un parque infantil, donde los niños podían jugar libremente sin normas. La única norma era que
nadie podía hacer algo a otra persona forzadamente
Excepto eso, todo era permitido.
Le llamamos el parque de la libertad y la inocencia. Mi esposa tenía la idea de que si dejábamos que la na-
turaleza inocente hiciera su papel, descubriríamos cosas sorprendentes, y así lo vendíamos a los padres.
Los cuales también tenían su propio espacio.
Duro dos años, quince denuncias, seis niños que se escaparon y hubo que localizarlos con policía incluida.
Peleas entre niños sin que nadie interviniese cuando ambos decidían pelear.
Denuncias entre adultos. Un vocabulario grosero entre los niños mucho más amplio del que ya traían de se-
rie.
Padres hippies que venían a conocer a mujeres similares, y se acostaban en la zona que llamamos el jardín
del edén, mientras sus hijos se escapaban del parque buscando a sus padres.
El jardín del edén era la zona de la primera inocencia del ser humano.
Era requisito imprescindible andar desnudos y todo estaba permitido.
Lo que se concibió como el primer contacto inocente entre un hombre y una mujer, acabo siendo el contacto
entre hombres y mujeres casados con otras parejas, que en ocasiones llegaron a encontrarse ambos miem-
bros del matrimonio allí mismo.
En el jardín del edén lo más similar a la paz, era una calma tensa donde nadie quería ser visto por otros co-
nocidos.
Niños jugando a imitar a sus padres en las escenas que veían cuando estos aún seguían con gestos cariñosos
a la entrada y salida del edén.
En fin que puedo decir !sorprendente! Salíamos a menudo en la prensa, no necesitábamos anunciarnos. Te-
níamos grupos propios de seguidores de las diferentes escuelas y religiones más conservadoras de la ciudad,
que con sus pancartas rodeaban el parque y nos hacían publicidad continuamente.
Tiempo después entendí que efectivamente la naturaleza esencial del ser humano es la inocencia. Y la bon-
dad como resultado de ella. Sin embargo, cuando esta naturaleza ha sido afectada, ensuciada o tocada, para
volver a retomar la naturaleza esencial, se requiere de un profundo entendimiento. La moralidad, lo que su-
ponemos correcto o incorrecto no tiene valor, pues carece de fuerza y autenticidad. En la naturaleza esencial
no hay pecado, no hay vergüenza, no hay moral, pues nada es inmoral, vergonzoso o incorrecto. Las leyes,
las normas, el sentido del bien y del mal es para aquellos que se han desviado. Cuando se está en la corriente
natural de la vida, todo esto no existe. Por ello, que pretender enderezar lo que ha sido doblado, es a lo sumo
una corrección dentro de la propia incorrección.
Pues solo volviendo a una profunda comprensión de esa naturaleza y asumiéndola e interiorizándola como
inherentemente propia, es cuando se obtiene de forma natural el fruto deseado. Que por otro lado esta más
allá del deseo o el esfuerzo, es el fruto que se da naturalmente desde la visión correcta; pues ninguna otra
cosa puede darse sino eso.
Por sus frutos les conoceréis.
¿Y vosotros quién decís que soy yo? Cualquier cosa que la mente dijera era errónea. Pues no es alguien a
quien se le pueda etiquetar con nada conocido, ello es eso, y eso es lo que es. Es la vida expresándose y ma-
nifestándose a sí misma
Estela mi exmujer, hizo lo que tenía que hacer, en ese momento no sabía más, al igual que mi cuñado y yo
mismo. Todos estábamos representando un papel dentro de una gran función. La función es funcional cuan-
do sirve a un propósito humano y tiene un objetivo. Cuando la funcionalidad se da sin servir absolutamente
a nada más que a lo que sucede, entonces es una verdadera función que funciona y se retroalimenta de ello.
Ahí no hay finalidad, ni objetivo. Es una función producto de un no hacer y sin embargo, lo que se da, no
puede dejar de darse.
Mi vida en India
India no es un País, India soy yo en todas sus formas, soy sus colores, sus aromas, su caos, su orden dentro
del caos. Su confianza en lo imprevisto. Hoy soy India y mañana soy África, salvaje e impredecible. Otro día
soy Antártida, un continente sin explorar, o Europa, organizado y predecible. Yo no me expreso a través del
país, tal como estuve creyendo durante años, hasta que entendí, que era el país quien se expresaba a través
de mí.
En él veía todo cuanto soy yo. Lo que aceptaba y lo que rechazaba.
Las sombras y las luces. Cuando entendí esto deje de expresarme a través del medio y me convertí en un
medio para que todo cuanto sucedía se expresara a través de mí
India está significando para mí descubrir algo que ni siquiera sabía que existía. Estoy descubriéndome de
una forma tan misteriosamente mágica y profunda que lamento los años que no estuve viviendo aquí. Pero
como digo, lamentarse no sirve de nada, y creer que esto se podía haber dado en mí anteriormente es estúpi-
do. Todo es cuanto debe SER, y ello incluye espacio y tiempo.
Estoy absorto en el río Ganges, miro a las diferentes castas hindúes acercarse al río con todo lo que son.
Cada uno de ellos representa aquello que entiende que es su papel, su destino, su Dharma y su karma.
Nosotros siempre estamos replanteándolo todo, una y otra vez.
A menudo, los occidentales no queremos ser lo que somos, no sabemos siquiera quienes somos y siempre
nos parece que el jardín del vecino es mejor.
Son las 11,15 de la mañana, estoy en uno de los mercados más pintorescos del mundo, los colores y los aro-
mas son intensos, la vida parece haberse desparramado. Desde hace un tiempo me muevo en bicicleta, es
increíble, no hay normas de circulación, paso cuándo puedo y siempre hay un hueco, aunque sea mínimo.
Pensar que esto es peligroso lo hace peligroso.
Sentirte libre, vivir feliz y que todo fluya, hace que las cosas funcionen por sí mismas. Si tuviera que decir,
que ha quedado de mí, de aquel que fui en otro tiempo, no sabría bien que decir, pero todo lo vivo con in-
mensa gratitud.
Detengo mi bici frente al puesto de un comerciante conocido.
Le compro piel para trabajar diferentes manualidades, las cuales intercambio a otros comerciantes que a
cambio me entregan comida.
Ahora estoy aprendiendo a trenzar sandalias. También imparto clases de yoga a diferentes alumnos de todo
tipo. Los locales me compensan las clases por comida.
A menudo, recibo visitas de turistas occidentales y les sirvo de guía por un precio acordado, en especial en
temporada alta me dedico a ello, la familiaridad de su cultura hace de mí un guía demandado. Vivo muy li-
bre, no tengo horarios definidos, ni obligaciones impuestas. Trabajo lo razonablemente equilibrado para vivir
de forma sencilla y dejo que la vida vaya trazando sus propios planes.
El Suicidio
Cuando el parque cerro, yo me arruine y entre en una profunda depresión. Tuve que volver a vivir con mis
padres a mis 37 años.
Cada día que amanecía solo quería morir, no quería vivir.
La vida era lo más espantoso que alguien podría haber diseñado.
No tenía dinero, no tenía amigos y los pocos que tenía se fueron alejando.
Era el ejemplo más vivo del fracasado. Un día estaba mirando por la ventana y veía como los padres estaban
llevando a sus hijos al colegio y se despedían allí de ellos, y pensé que la vida era una auténtica mierda, una
broma de mal gusto. Que esos niños lo máximo a lo que podían aspirar era a aprender un oficio que les man-
tendría encadenados al mismo toda su vida. Trabajando por pagar una vivienda y compartirla con cualquier
hombre o mujer que al poco tiempo se convertiría en su peor pesadilla.
Esos mismos padres tarde o temprano se convertirían en el estereotipo de los clientes y anti clientes de nues-
tro parque, liberales que no se ocupaban de nada más que de si mismos, jodiendo la vida de todos aquellos a
los que se acercaban, o ultra conservadores que vivían completamente amargados intentando convencerse de
que sus normas o religión los salvarían de su mierda de vida. Las únicas personas sensatas que vi en el par-
que, eran los que realmente creían en algo diferente, en una educación libre, en unos valores humanos más
allá de las normas o los estereotipos. Que trataban de ser mejores personas, con mentalidades más abiertas, y
aun estos, siempre estaban a la búsqueda de su propia felicidad a través de un sistema diferente.
Mientras pensaba todo esto, yo miraba por la ventana a los futuros desgraciados del colegio, y quise arrojar
la toalla. Estaba tan profundamente deprimido. No veía ninguna salida, debía mucho más dinero del que
sería capaz de reunir en toda mi vida.
No confiaba en el ser humano, y en mí, menos que en nadie. Todo era tremendamente oscuro y sin senti-
do. Me fui a mi cuarto, cogí el primer bote de pastillas que vi, y me lo trague entero junto con dos vasos de
whisky.
No llame a nadie, estaba decidido. Mientras miraba hacia el techo, todo comenzó a darme vueltas, muchas
vueltas, taquicardia, respiración entre cortada, sudores fríos y sentí que perdía el conocimiento.
Cuando abrí los ojos estaba en el hospital, vi a mis padres junto a mí cama muy preocupados y molestos, y
les dije, que por favor, salieran de la habitación. No quería ver a nadie.
Me fui a incorporar y estaba atado a la cama, me puse a gritar y llego el personal sanitario.
Les ordeno que me desaten, soy un ciudadano libre.
Me pincharon un calmante y me dormí. Cuando volví a despertar no podía repetir la misma historia, pues no
quería estar siempre dormido.
Llame a la enfermera y le dije que quería hablar con mi médico inmediatamente. A los pocos minutos entro
mi médico, me dejé de formalismos y buenas maneras.
—Si lo soy
— No funciona así
—Como cojones no funciona así, funciona que o me da el alta o me fugo a la primera de cambio.
—Váyase a la mierda usted, el psicólogo, el hospital y todo este puto sistema sanitario.
—No
— Pues calmase y hable con respeto, yo me voy.
Si se altera volveré y le administraré un calmante. Usted ha intentado suicidarse, no está en una buena salud
mental. Vamos a tratar de ayudarle.
Pero en ningún caso nos vamos a saltar el protocolo, o vamos a permitir que nos insulte o nos agreda.
Cuando este mejor pida que venga su psicólogo y hable con él, cualquier cosa que necesite para mejorar su
estancia dígamelo y le ayudaré.
— Doctor desáteme
Tras la primera semana, comencé a hablar con alguno de ellos, especialmente con el género femenino, solían
tener más sensibilidad, pero estaban muy mal. Hable con una chica que creía, que todas las noches los ex-
tra-terrestres la contactaban y que ella era del planeta Orión. Un hombre que decía ser Napoleón en su vida
anterior y exigía que le quitasen el pijama y le trajesen su traje de general francés.
Una ninfómana en grado máximo; una noche traté de llegar hasta su cuarto, pero la tenían muy vigilada. Un
policía retirado que pedía su arma reglamentaria. Un hombre que decía que estaba muerto y todos los que le
veíamos también. Otro que se tragaba todo lo que encontraba.
Estuve dos meses y medio ingresado, fue un capítulo muy duro en mi vida, y cuando salí apenas había en-
tendido nada. Solo que estaba con un ánimo tan indiferente que se me habían quitado las ganas de vivir y las
de morir.
Ya me daba igual, solo quería salir de allí. De modo que dije a todo que sí.
Salí con medicación y seguimiento y no hice ni una cosa ni la otra.
El imbécil
India:
Estoy viendo el atardecer en el Ganges y cuando recuerdo el capítulo del psiquiátrico ahora puedo decir que
lo entiendo todo perfectamente.
Veo en el ser humano esa fuerza inherente de vida, donde la propia vida se expresa. Siento la enorme varie-
dad de formas de expresión y veo que cuando esa vida se reprime o se juzga, o se intenta encauzar a la fuer-
za en otra dirección, la fuerza se pervierte.
¿Qué ocurriría si a cualquiera de estas castas tan marcadas en India les dijeran que no es necesario compor-
tarse como tal, que son libres?, que lo de las castas es un sistema social como podría serlo cualquier otro.
Posiblemente a muchos de ellos les generaría una verdadera crisis de identidad.
Lo que trato de decir, es que siento que a veces un deprimido debe permitirse estar deprimido y dejarse de-
primir hasta el fondo sin que nadie le juzgue por ello. Sentir que lo está, y permitirse estarlo para tener el va-
lor y la fuerza de salir de su depresión cuando lo estime oportuno. Porque su vida se ha roto, se ha perdido,
resquebrajado, y no siempre es bueno que traten de tirar de ti a la fuerza. Cuando la etapa del psiquiátrico y
la posterior perdida de Alba, todos trataban de que rehiciese mi vida a la fuerza. ¿Qué tipo de vida se puede
rehacer así?
Es cierto que a veces se necesita ayuda para salir de un profundo agujero, pero en muchas ocasiones todos
pretenden ser maestros de vida, todos saben que hacer con tu vida y curiosamente esos mismos no saben que
hacer con las suyas propias. A veces estamos tan mal, metidos en una realidad mental y emocional, que la
salida más rápida es tocar fondo.
Pues cuando tratan de mantenerte a flote, te quedas entre dos aguas, ni subes, ni bajas. Y no acabas de apren-
der la lección que esa realidad te intenta mostrar. Cuando me tome las pastillas había tocado fondo, antes no
hubiera podido salir de esa realidad.
A veces no sé que realidad es más real, si la de los locos o la de los llamados cuerdos. Desconozco que es o
no real.
Posiblemente todo lo es con la misma fuerza y lo más conveniente es seguir aquella que te hace feliz y no
causa daño a nadie. Pero la sociedad se empeña en alienarnos, en seguir una única forma de pensar o vivir.
Si dices que no eres de ningún país y te sientes ciudadano del mundo, te suelen llaman antipatriota. Si no
eres de ninguna religión, te llaman agnóstico o ateo. Si no trabajas lo estipulado te llaman vago. Si no eres
de ningún partido político te llaman pasota. Si no estas a favor ni en contra del matrimonio te llaman liberal,
y así con un sin fin de estipulaciones sociales.
Yo debo ser todo eso que llaman, pero francamente no me importa en absoluto, lo que además me convierte
en un antisistema. Si el sistema es todo lo que viví hasta ahora debo proclamarme como tal. Pero como estoy
más allá de cualquier etiqueta, me proclamo el imbécil más grande del mundo, así al ser tan imbécil, no ten-
go que debatir nada con nadie.
No tener nada que debatir es profundamente liberador. No hay un ego que intenta apropiarse de una opi-
nión sobre una cuestión, que en realidad a la VERDAD le importa una mierda. Tu verdad y mi verdad, a la
VERDAD le importa una auténtica mierda. Porque la VERDAD no está constreñida a una verdad relativa.
La gran VERDAD es la vida misma expresándose en toda su magnitud y potencial, el resto son pequeños
puntos de vista que se asoman a través de diminutos agujeros en la gran red, intentando entender algo mu-
cho mayor que sobrepasa cualquier capacidad intelectual. Por lo que expresar cualquier verdad relativa
que intente encajonar a la VERDAD es el disparate más enorme que podemos cometer. Es por ello que la
VERDAD no suele expresarse en palabras sino más bien en silencios. Puede hacer uso de cualquier medio,
incluido el lenguaje para intentar acercarte a ella. Pero es imposible abarcarla desde ahí. De modo, que soltar
nuestros impresionantes puntos de vista, esos a los que estamos tan estrechamente ligados, es un ejercicio
profundamente liberador. Cuando sabes que tu punto de vista es tan sostenible como el punto de vista total-
mente opuesto, pues ambos están sostenidos desde la misma cuerda floja, no puedes más que fijar tu aten-
ción en lo absurdo de todo ello. Y ello provoca una enorme sonrisa en la estupidez humana que ha sostenido
esto.
La vuelta al mundo
Cuando salí de la planta de psiquiatría, me daba todo igual. No tenía planes, ni rumbo, ni dirección, ni sitio
alguno a donde ir.
A los pocos días estaba tumbado sobre el césped de un parque, viendo las nubes pasar y ahí tuve una reve-
lación. No tenía nada que perder, podía hacer lo que me diera la gana, ya no tenía reputación ninguna, nadie
creía en mí, ni siquiera yo mismo. De modo que me iba a dar la vuelta al mundo como mochilero. Preparé
una ruta que pasaba por todos los continentes. Me saqué el pasaporte, cogí la mochila y me despedí de mis
padres. No tenía dinero, pero había visto unos videos en you tube de como viajar sin apenas dinero. Lo bue-
no de cuando se ha tocado fondo es que ya no puedes bajar más. Solo queda subir. Peor que estaba no podía
estar. Salí de Barcelona un trece de febrero y martes, para poner a prueba al elemento superstición.
Y me puse a caminar y hacer autostop en dirección a los Pirineos.
Dormía con mi saco en cobertizos, graneros, iglesias o casas abandonadas semi derruidas de pueblos o al-
deas, refugiándome del frío y sin molestar a nadie ni ser visto.
Pedía comida en los mercados y si me salía algún trabajo de pequeña chapuza, lo realizaba. Ser manitas
siempre se me dio bien, de modo que cuando llegaba a pequeñas empresas de carpintería, pintura, reforma…
ofrecía mis servicios temporales, (muy temporales) como la desconfianza era la norma, les ofrecía que si el
trabajo no les gustaba, que no me pagasen.
Nunca me ocurrió eso. Ese pequeño dinero me daba para algún transporte o duchas, que en ocasiones nece-
sitaba.
Mientras viajaba conocí a personas muy singulares.
Conocí un hombre que viaja como yo, iba recorriendo el mundo hacia donde la vida le llevaba. Hablaba 5
idiomas, tenía dos carreras y lo había dejado todo porque tuvo una ECM, una experiencia de casi muerte,
fue tan profundo y revelador, que le hizo replantearse todo el significado de la vida y pronto descubrió que la
vida que llevaba no tenía sentido.
De modo que decidió recorrer el mundo, ver otras culturas, disfrutar, vivir. Y lo que más le estaba causando
sorpresa, era que su mentalidad se estaba abriendo de forma exponencial. Antes hubiera juzgado muchas
conductas, muchas culturas y formas que él consideraba inapropiadas, pero ahora le era imposible. Vivió
con muchas de esas culturas y entendió diferentes procesos, formas de relacionarse, de vivir, de compartir
y también de llevar a lo violento la rivalidad entre algunas tribus. Cuando le pregunte por sus conclusiones
me dijo: No tengo ninguna, solo vivimos, respiramos, nos movemos y buscamos la felicidad basándonos en
nuestro concepto sobre ella, mientras tanto la muerte nos ronda.
Me pareció la conclusión más enriquecedora del mundo, tan simple, directa, profunda y sencilla que me era
imposible añadirle algo a la misma que resultara de beneficio.
Y luego concluyo diciendo: Eso en cuanto a nuestro concepto de la vida, pero te diré algo, aquello que cree-
mos que es, no tiene valor, y lo que no vemos, no conocemos, y no
prestamos atención es lo que realmente cuenta.
Si tienes que saltar, salta, pero salta con conciencia. Quería hacerle ¡tantas preguntas!, y él puso sus dedos
sobre mis labios y añadió: Mejor así.
Lo que ibas a decirme no tiene valor. Pon conciencia; cogió su mochila y marcho
El Monzón
India:
Ha llegado el monzón, mientras un torrente de agua descarga sobre nuestras frágiles cabañas, los hindúes
corren a refugiarse bajo cualquier tejado de semejante aguacero. Frente a mí, dos bueyes pacen alegremente,
ni se inmutan. A unos metros, unos niños jugando a deslizarse sobre un plástico por el río de agua que baja
por las calles.
Quizás sea esto la vida, esa que tantas preguntas arroja.
Dos bueyes paciendo alegremente bajo un fuerte aguacero, unos niños jugando con lo que la vida les regala
y nuestras mentes desbocadas.
Mientras nuestras mentes buscan desesperadamente el significado de la vida, la vida se pasea frente a mí ig-
norando y despreciando por completo mi búsqueda sobre el sentido de la vida. Esto es lo mas paradójico de
todo. Nosotros intentando descubrir el significado de una vida que se despliega ante nosotros de forma inde-
pendiente, trazando su propia hoja de ruta
Nuestro planeta gira sobre sí mismo a 1700 km hora y a más de 100.000 km hora alrededor del sol, gravi-
tando en un espacio de dimensiones infinitas junto a otros tantos planetas.
Y mientras todo esto sucede simultáneamente, nuestras pequeñas mentes tratan de descifrar el misterio de
la felicidad humana. Sin duda, ante esto no cabe más que reírse de nuestra absurda estupidez. Tan solo nos
queda una rendición absoluta ante lo infinito, ante el verdadero misterio de la vida. ! Cuántas veces intente
desde la parte mental que mi vida encajase!, me case, luego me arruine, me separe, ingrese en un psiquiátri-
co, entre en adicción y más tarde perdí a mi nueva compañera de camino.
¿Qué más puedo decir? he aprendido a entregarme a lo que la vida me regala. A intentar leer en otra clave el
significado de sus propios planes.
Porque estoy llegando a la conclusión de que la Vida es un ente inteligente que posee su propio trazado,
ante cual no cabe más que rendirse y admirarse.
Cuando era joven, quería disfrutar de todo aquello que el sistema nos había vendido como felicidad, así fue
hasta que la vida tuvo sus propios planes y todo lo que ello produjo después de forma desencadenante. Ahí
entendí la diferencia entre lo bueno, lo placentero, y lo realmente importante. Y la diferencia entre lo impor-
tante y lo imprescindible.
Hoy soy capaz de ver con nitidez, si para conseguir aquello que me resulta agradable he de renunciar en al-
guna medida a lo importante, y si esta renuncia me puede ocasionar perder parte de lo imprescindible.
Siento que tener lo necesario para vivir de forma sencilla sin depender de nadie, es algo que considero im-
portante, como imprescindible entiendo ser feliz haciendo lo que hago y estar listo para vivir en esa felici-
dad, y morir con la misma naturalidad en cualquier momento que la vida lo decida.
El resto de cosas, son las mil y una cosa que se mueven entre este abanico de lo agradable, lo importante y lo
imprescindible.
Todos somos buscadores de algo, buscadores de la propia felicidad, solo que cada cual entiende la misma
de forma diferente y trata de lograrla basándose en su propio entendimiento. ¿Qué es ser espiritual? No es
lo contrario de nada, es la naturalidad y sencillez de lo ordinario, viendo en ello la fuerza y belleza de lo
extraordinario. Ir de Maestro en Maestro o de enseñanza en enseñanza, o diferentes escuelas espirituales
buscando la verdad, es tan entendible como el que va de negocio en negocio buscando su prosperidad. Como
dice el Maestro: Cada cual tiene su propio Tao y lo mejor para él es seguirlo. No podemos forzar una flor a
crecer por el hecho de estirarla.
A veces sucede, que después de haber estado con un interminable recorrido espiritual, vuelves al mundo de
forma sencilla, natural, como si no hubieras encontrado nada, y sin embargo, no es así, En apariencia puedes
estar haciendo las cosas más cotidianas y sencillas, pero aquel que las desarrolla ya no es el mismo. En su
interior hay otro motor, otra fuerza, otra guía.
Es sencillo cuando lo hacemos sencillo y complejo cuando lo complicamos. Al final, vivir no debería ser tan
engorroso. Al fin y al cabo, tan solo se trata de vivir y si algo me está enseñando India, es que hasta en las
condiciones más austeras, somos capaces de adaptarnos al medio.
La vida es un baile de unas pocas canciones.
Eliges que tipo de música quieres bailar y las canciones son las circunstancias de la vida. Si crees que la
música que está sonando no es para ti, cambia el disco. Recoge con cariño la música que sonaba y trata de
aprender lo que intentaba mostrarte. Pon tu nuevo disco, y aprende un nuevo baile. Realmente es así de sen-
cillo, basta con cambiar de disco.
A menudo no lo vemos, y volvemos repetir el mismo disco una y otra vez intentando que el baile sea dife-
rente y eso es imposible. El disco son los pensamientos y las creencias que tenemos sobre nosotros y la pro-
pia vida, y las canciones son las circunstancias a través de las cuales se va reproduciendo la música elegida.
En ocasiones, las circunstancias serán más o menos facilitadoras, porque intentan mostrar algo relevante, sí
sabes que estas con el disco correcto, (la creencia correcta y el pensamiento adecuado) no temas, aprende la
lección que te muestra y continúa adelante.
Replantearse la vida y darle una vuelta completa no es para todo el mundo.
Se precisa da de una fe inconmovible, dé una fuerza importante y de una confianza absoluta, pues avanza-
mos sin ver. Soltamos todo aquello que nos proporciona seguridad y comodidad y ello hace que se tambalee
el suelo firme que pisamos. Mientras se establece el punto de confianza sobre aquello que estamos haciendo,
hay un tiempo en que se permanece entre dos aguas. Quieres dar este paso, pero a menudo afloran los mie-
dos, las inseguridades, la fragilidad y la vulnerabilidad humana se hacen más notorias.
La mortalidad se hace más presente, y cuando afloran las primeras dificultades serias, te planteas si esta bús-
queda se puede realizar sin ser tan radical.
Si existe un punto medio que te proporcione una cierta comodidad y un tiempo para ti, donde explorar tu
mundo interno, tu anhelo.
En esa etapa, muchos son los que tratan de encontrar ese punto intermedio y se establecen en él. Reducen
sus necesidades, su tiempo de trabajo, su vida social y bucean en esa introspección. No puedo decir que es
lo más conveniente. Sin duda cada cual tiene su camino, su tiempo, sus miedos y sus certezas. Lo que sí es
cierto, es que a mayor radicalidad, mayor claridad en aquello que se muestra. Es como la época del psiquiá-
trico, o la de la ruina, o cuando me enganche al sexo. Fueron épocas muy fuertes donde aquello que vivía,
era muy notorio
El sexo y yo
En mi viaje por el mundo, cuando estuve en Italia, conocí y comencé una relación con Andrea, algo muy
físico, muy pasional. Andrea mantenía una relación abierta con la que era su pareja. Algo que no entraba
dentro de mi denominación pareja, pero que a mí me iba genial que tuviera esa disposición y mentalidad.
Teníamos sexo todos los días. Todo era muy fuerte, muy pasional, muy de probar cosas nuevas, aunque para
ella había pocas novedades que descubrir. Ella hacia de maestra y yo de alumno aplicado.
Un día organizaron una orgía, yo jamás había participado en algo así, pero estaba más que dispuesto a ha-
cerlo. Comenzaron a llegar los primeros invitados. Al cabo de una hora éramos un total de 19 personas, 10
hombres y 9 mujeres, ya se había previsto así para que fuera equilibrado. La música sonaba, la bebida corría
y lo que no era la bebida también. Las drogas no iban conmigo, los penes tampoco.
Pronto comenzaron los primeros tocamientos, las primeras prendas de ropa en caer y a los pocos minutos no
había nadie que permaneciera vestido.
Era tal el grado de excitación que tenía, que no sabía dónde estar, quería estar en todas las batallas, todas las
vaginas, todas las bocas y todos los juegos.
Había todo tipo de juguetes sexuales, de geles, de películas porno que se proyectaban en una pantalla enor-
me. Y todos estábamos dándolo todo.
Era lo más excitante que había vivido nunca, salía de una vagina e inmediatamente entraba en otra. Las ma-
nos y las bocas se buscaban y movían con total soltura. Tras dos horas caí rendido, y como yo el resto fueron
cayendo. Al finalizar la fiesta me sentía exhausto pero completamente eufórico, feliz, con ganas de volver a
quedar. Al día siguiente cuando me levante vi a Andrea en la terraza
—¿Te gusto?
—Me encanto.
—Lo repetiremos. Cada cierto tiempo organizamos algo así y también asistimos a fiestas similares, inter-
cambios, sado, cabinas… de todo un poco
—Esto me va a encantar
—Lo sé José, lo vi en tu mirada, eres muy sexual
—No tengo nada que lo tome como personal, pregunta lo que quieras
__Puedo entender estos juegos, esta pasión, este sexo, pero no me encaja como Javier y tú sois pareja y com-
partís todo esto, esta forma de vida
—Así es
—Javier y yo tenemos una relación de confianza, de amistad, de sinceridad,. Es más de lo que tienen muchas
parejas que dicen practicar la monogamia y que en realidad están siendo mentirosos e infieles
—Andrea ¿de veras crees que todas las parejas son infieles?
—Creo que sí, hasta ahora a todos los hombres casados a los que les he entrado, en un altísimo porcentaje
han sucumbido y decían ser fieles a sus parejas. Francamente prefiero lo mío
—¿Te refieres al amor que establece la monogamia exclusiva entre las dos personas?
—Si a ese mismo, a ese que ambos forman un fuerte vinculo amoroso donde la sexualidad es exclusiva entre
ellos
—Y ¿por qué ha de ser ese modelo de amor un modelo más real o comprometido que el que Javier y yo te-
nemos?
—¿Andrea de veras crees que se puede establecer el mismo vínculo afectivo entre dos personas cuando ellas
comparten un aspecto tan íntimo con otras personas?
—José te puedo responder que Javier y yo nos queremos, somos muy sinceros el uno con el otro, nos senti-
mos libres y lo que él y yo compartimos, no lo compartimos con ninguna otra persona
—Andrea voy a contarte algo. Mis abuelos maternos permanecieron juntos 59 años, hasta que uno de ellos
murió, el otro murió tres días después de dolor emocional por su gran perdida. Iban juntos a todos los sitios,
se cuidaron, apreciaron y valoraron más de lo que he podido conocer en ningún otro matrimonio. Yo para mi
deseo algo similar.
Me cuesta mucho creer que algo así podía haber crecido en una relación tan libre.
—José te das cuenta de que has empleado la palabra libre en nuestra relación, lo que significa que las otras
las defines como menos libres
—No, en las relaciones monógamas ambos son libres para irse o quedarse, ambos libremente han decidido
no tener sexo con nadie más, al ver este aspecto como algo intimo, como una vía de comunicación muy es-
trecha, donde existe algo mucho más profundo que lo físico. Lo físico es el resultado de este amor natural
entre dos personas de sexualidad complementaria. Y esto sirve para cualquier orientación sexual
—Bueno, menos mal que tu mentalidad se va abriendo, pensé que no incluirías al mundo lésbico u homo-
sexual
—Porque es muy difícil mantener relaciones sexuales sin que se pueda mezclar ningún otro tipo de emoción
vinculante. En alguna ocasión se puede sentir algo por alguien con quien estás manteniendo sexo
—Pero José, eso también puede ocurrir sin mantener nada sexual
—Lo sé. Pero si el amor que tienes a tu pareja es tan profundo, no dejaras que ningún sentimiento similar
entre, no habrá lugar para que se desarrolle. Y el sexo es una puerta abierta a que algo de eso pueda surgir.
—Cuando esa parcela esta tan llena, ese vínculo es tan fuerte, no es posible que algo así suceda. Lo máximo
que puede suceder es una atracción momentánea, de ahí la importancia de no darle salida a través de ciertas
puertas como el sexo. Hasta ahora he conocido a parejas que tenían una relación de amor y no había nada
sexual entre ellas, ni con ninguna otra, por diferentes circunstancias no había sexo y la pareja y el amor se
mantenía cuando ambos estaban bien así. Sin embargo, no conocí a ninguna pareja que cuando solo había
sexo y atracción física, se mantuviera si no había amor profundo entre ellos. El sexo es un producto del
amor, mientras que el sexo jamás produjo amor, lo máximo que puede producir el sexo es una puerta abierta
para que el amor se desarrolle, pero no es un producto natural del mismo
—Andrea, cuando la energía se dispersa entre otras personas, el vínculo amoroso entre dos no puede arraigar
con la fuerza intensa que lo haría de no haberlo dispersado sexualmente con otras
—José creo que le estás dando demasiada importancia al sexo, lo vives como excluyente y no crees en las
relaciones inclusivas
—La historia de la humanidad demuestra que aun en el caso de las sociedades polígamas, siempre había dos
personas que su vínculo era más íntimo e intenso que con el resto. Aunque podamos sentirnos polígamos por
naturaleza impulsiva sexual, el vínculo afectivo fuerte entre dos personas no arraigara con la misma fuerza e
intensidad que si practicamos sexo con otras fuera de esta unión.
—¿Andrea tú tendrías hijos con Javier y seguirías manteniendo esta relación abierta?
—¿No te sentirías más vulnerable, con más posibilidades de que Javier en algún momento se fuera?
—Supongo que no, aunque nuestra relación fuera monógama, muchas parejas han roto al conocer a otras
personas
—Ahí quería llegar Andrea. El primer requisito para establecer un fuerte vínculo, es establecerlo
Para ello, algo de naturaleza tan fuerte como lo sexual no puede tener cabida. Es una de las puertas de acce-
so a la ruptura de ese vínculo. Has dicho que no os habéis planteado tener hijos, y seguidamente has utiliza-
do la palabra supongo. Cuando lees todo esto en el mismo contexto, existe un denominador común que dice
claramente que Javier y tú habéis establecido un acuerdo y relación, donde ambos en esta etapa de vuestra
vida estáis bien así, y ello no lo pongo en duda. Pero esta relación carece de la fuerza necesaria para estable-
cer algo fuerte, donde el compromiso entre ambos para sostener eso es insuficiente
—En este momento de mi vida no deseo pareja, me siento libre y abierto a experimentar esto, si en mí vida
surge una persona, cuando lo haga, esto lo dejaré de inmediato. Andrea esperó no haberte molestado, si es
así por favor discúlpame, no era mi intención. No soy quien para juzgarte, solo quería preguntarte y hablar
sobre esto
Andrea salió de la terraza algo afectada, note que se sentía contrariada, algo molesta, pensativa….
Al cabo de unos días habíamos quedado unas cuantas personas en un sex shop, con cabinas compartidas, y
agujeros gloriosos, cuartos oscuros, divanes y todo tipo de artículos de correas para atarse y colgarse.
Nos mezclamos con las personas que subían a las mismas y comenzaron los juegos, tal como se le dan ini-
cio a las olimpiadas. A los minutos asomaban penes por los diferentes agujeros, que eran deseados por las
diferentes bocas y vaginas, y hasta por los anos de algunos hombres. Mujeres que eran folladas por varios
hombres a la vez, que además jugaban entre ellas. Semen que salía disparado sin contención en cualquier
dirección, gemidos, gritos de placer, sonidos de pequeños cachetes. Folladas salvajes en el pasillo fuera de
las cabinas, lluvia dorada… y cualquier imaginación que hubiera con relación al sexo, allí se llevaba a cabo.
Yo estaba tan enganchado a todo eso, que no contemplaba otra forma de diversión mayor. Excepto los penes,
me iba cualquier tipo de juego, entraba a todo. Me corría hasta quedar exhausto. En ocasiones éramos un
grupo tan numeroso y frecuente que el local abría para nosotros fuera de horario comercial y desarrollába-
mos nuestros juegos en las escaleras, en el mostrador y donde la lujuria nos llevaba. Todo era impresionante-
mente real, imaginativo y divertido.
Un día me desperté con una terrible sensación de vacío, de haberme perdido por el camino, de no encontrar-
le sentido a nada, salvo al sexo.
Solo que esta vez la sensación de vacío era tal, que quería morirme allí mismo. Comencé a sentir punzadas
en el corazón, angustia, taquicardia y a los minutos tenía un ataque de ansiedad en toda regla. Fui a urgen-
cias y me administraron un calmante, me derivaron a psicología y comencé tratamiento. A las dos sesiones
había sido diagnosticado como adicto al sexo.
Ni siquiera era consciente de mi grado de adicción, sabía que el sexo estaba desbordando mi vida; en los úl-
timos meses solo prestaba atención a ello.
Todos los días tenía que mantener sexo con alguien, de lo contrario me encontraba con mucha ansiedad,
dormía mal, estaba irritado y deseaba que llegase el próximo encuentro, cuanto más salvaje y desbordante
mejor.
Tras los encuentros, la ansiedad e irritación se calmaban y dormía mucho mejor. Pero al comenzar el día se
activaban de nuevo progresivamente con las ganas de otro encuentro. A mí mismo, me decía que esto no era
tan malo, mi mente estaba despejada, no tenía adicción a droga alguna. Solo era sexo, algo natural en el ser
humano y que todos practican. No estaba siendo infiel a nadie, y por primera vez me permitía disfrutar del
sexo en toda su variedad. Pero este argumento no escondía la verdad de mi adicción, y las consecuencias de
la misma. Solo era medianamente feliz cuando practicaba sexo, el resto del tiempo, o estaba recuperándome,
o con ansiedad del siguiente encuentro, el resto de actividades eran irrelevantes.
Hasta en los trabajos que me salían rendía poco. Pero esa sensación de vacío, de abismo, de profunda tris-
teza y asco sobre mí mismo, eran tan punzantes que no sabía como mitigar eso. Esta vez no era la sensación
de ansiedad por tener más sexo, era algo muy diferente, era el desbordamiento sobre aquello que me estaba
llevando a un callejón de difícil salida. Me encontraba completamente confuso, deprimido, asqueado y sin
ganas de vivir.
Incluso cuando estaba teniendo sexo, las últimas semanas, ni siquiera eso me calmaba como antes, lo tenía
de forma automática, compulsiva, obsesiva, y al finalizar, la sensación de vacío era cada vez mayor. Trataba
de no escuchar esa sensación, de ponerme a rellenar el tiempo con cualquier otra cosa, y centrarme en la
calma relativa que sentía momentos antes del encuentro. Mi terapia de desenganche duro siete meses y tuve
que continuar asistiendo regularmente durante tres años más. Porque cuando tenía pareja, no era posible, ni
saludable apartarse de las relaciones sexuales normales, ya que estas se consideran sanas y necesarias entre
una pareja. No es como el alcohol o las drogas, aquí hay que reconducir al paciente a una sexualidad sana
sin apartarlo de la misma y esto en ocasiones me era muy difícil de llevar. Pues me venían muchas imágenes
y recuerdos de los encuentros sexuales tan desbordantes que había mantenido. Pero finalmente lo conseguí,
y cuando me sentí desenganchado de esa conducta, mi sensación de libertad, plenitud y felicidad aumento
de forma notable. Ahí entendí por primera vez lo que es una adicción, lo fácil que es caer en la misma y lo
difícil que es salir. No todo es para todos. Quizás diferentes personas pueden relacionarse de otro modo con
diferentes prácticas o sustancias, pero cada cual ha de saber a quien esta sirviendo. Si lo que tomas o realizas
te esta convirtiendo en una persona mas completa, humana y libre, o por el contrario mas dependiente. No se
puede servir a dos amos a la vez.
India:
Estoy realizando una visita guiada a unos italianos, todos vienen con sus cámaras de video y filman todo
cuanto ven, preguntan todo cuánto les inquieta y se aventuran a dar sus propias explicaciones sobre la espiri-
tualidad. Son capaces de distinguir los gurús falsos de los verdaderos, las enseñanzas auténticas de las imita-
ciones y hasta las diferentes escuelas de yoga. Me han preguntado si entiendo algo de esto, y no he querido
manifestarme al respecto, me limito a ser el guía. Cuando tu vaso está tan lleno, ningún otro líquido tiene
cabida, de que serviría que le dijera que todas esas ideas mentales suyas solo son ideas y que a los pies de un
maestro realizado solo sirven para perder el tiempo. No lo entendería, seguro que me lo debatiría y hasta le
tocaría su ego. Y solo tendría dos opciones, o darle la razón porque no me importa lo que piense, o presen-
tarle a uno de esos maestros a que le desmontase toda su teoría.
Eso sin duda podría ayudarle mucho.
Cuando pasamos por un Asram donde reside un gran maestro les sugerí visitarlo, me preguntaron de qué
escuela era, y cuando les dije que aunque profesaba el advaita no se pronunciaba sobre nada en particular, se
río y añadió, así no se llega a ninguna parte. Con lo cual seguí enseñándoles la India que ellos querían ver,
los maestros y las escuelas filosóficas que querían conocer y apoyar con ello toda su
teoría sobre como se alcanza la iluminación. Yo prefería mostrarme ignorante al respecto.
Al finalizar la visita se dirigió a mí y me dijo:
Que lástima que usted no se interese lo suficiente por nada de esto viviendo aquí, sí siguiera los maestros
que nosotros seguimos podría alcanzar la iluminación en unos años. Como ya me había pagado, no pude
contenerme más y le pregunte: ¿Cuánto se tarda en alcanzar la iluminación viviendo en Italia? Al principio
se quedó mudo y luego añadió, usted no lo entiende, hay que leer mucho para llegar a saber de esto. Nos
despedimos amistosamente y así aumenté mi grado de tolerancia por no decirle lo que realmente pienso de
su teoría.
Muchos de los turistas que acompañaba como guía, venían a hacer turismo de curiosidad, otros a validar sus
propias teorías sobre la iluminación y otros decididos a intentar descubrir la verdad, pero para eso hay que
tener una mente abierta y un corazón dispuesto, y dar además con el tiempo justo, porque hay un tiempo
para cada cosa.
Hay un tiempo para el amor, y un tiempo para la duda, un tiempo para el miedo, y un tiempo para el ensayo
error. Hay un tiempo para la vejez, y otro para la juventud, un tiempo para volar y otro para reposarse, hay
un tiempo para cada cosa, y cada cosa requiere su tiempo. Por ello, cuando se hace algo fuera de tiempo, no
produce los efectos esperados. Cada cosa tiene su tiempo, su momento, pasado ese tiempo no se puede vol-
ver.
Si te anticipas, creas inquietud, ansiedad, estrés, fuerzas las cosas.
Si te retrasas, creas desinterés, ya nadie te espera, la esperanza se perdió, la oportunidad se fue, la ventana
se cerró. En el primer caso, aún no estaba del todo abierta, en el segundo caso, ya esta cerrada. En ambos, la
acción no da en el blanco. Por ello es importante preparar bien el terreno, observar los detalles, valorar las
circunstancias, serenar el fuero interno y actuar desde ahí. Si todo ello se da, la acción no puede errar. Es lo
mismo que se da en el arte de la guerra y el amor.
Si yo hubiera sabido todo esto antes, cuántas acciones innecesarias fuera de tiempo me hubiera evitado.
Cuando decidí dar la vuelta al mundo estaba en un cruce de caminos del que ni siquiera era consciente de la
importancia de ese punto.
En ese tiempo estuve divagando sobre cuál era mi lugar, y digo en ese tiempo, porque esa fue una constante
en mi vida. Sin embargo, recuerdo que en esa etapa la duda era mayor. Era una etapa a la que denomino cru-
ce de caminos. Cuando un camino se ha agotado o se está agotando y el siguiente aún no se vislumbra, ni se
intuye, quizás tan solo se proyecta; y a menudo no tiene nada que ver con lo que realmente se va a presentar.
Eso es lo que denomino cruce de caminos.
Antes de tomar cualquier dirección, es imprescindible tomar conciencia de la propia realidad, del propio
sentir de uno mismo, y de lo que habita en lo más profundo de su corazón. Y digo esto, porque en un carác-
ter impulsivo, un cruce de caminos puede dar lugar a abandonar precipitadamente el camino que aún no se
ha agotado, porque todavía queda aprendizaje en él, y forzar otro rumbo para el que no se está preparado.
Por ello, llegado este punto, lo más importante es tener la capacidad de entregarlo todo en manos de Dios,
que sea Dios mismo quién mueva ficha. Tomar la postura de recipiente dispuesto, entregado y confiado,
resuelto, decidido y abierto a la escucha. Cuando realmente un camino se ha agotado entregándolo todo en
manos de Dios, el camino por sí solo sin hacer nada al respecto, quedara cerrado y se abrirá uno nuevo. Ello
no significa inhibirse o ser excesivamente dubitativo, inseguro, o sin interés alguno. El hombre espiritual es
un hombre fuerte, arrojadizo, humanamente calificado de temerario. Lo que trato de resaltar, es que debemos
mantener un corazón realizado y una confianza absoluta en los caminos de Dios. Porque nuestra mente no
sabe, nuestros deseos no saben, nuestras ideas no saben. Y todo aquello que hagamos impulsivamente, o por
el contrario, seamos incapaces de tomar acción alguna decidida, son los dos extremos que debemos evitar.
Aun así, es importante resaltar que no solo se trata de estar en el centro psicoemocional, sino de estar en el
centro de Dios, siendo uno con Dios. Ahí no surge la duda, ni la inquietud, ni el forzar, ni la inhibición. El
hombre de Dios es un hombre de acción, a menudo de carácter, pero en ambos casos decidido. Solo que sus
movimientos no son guiados por una mente inquieta, o no preparada, son movimientos sencillos y firmes,
pasos decididos, corazón realizado y dispuesto.
Una Boda
India:
De vuelta a casa presencié los preparativos de una boda, una boda india es todo un evento donde no se casan
dos personas, sino que se unen dos familias. Están envueltas en una fuerte tradición cultural, de castas, ritos,
y los múltiples significados de cada acto, desde la fecha elegida, la cual se consulta a través la astrología más
propicia, hasta el más mínimo detalle. Viendo esto, me viene a la mente la escena más surrealista y diverti-
da que he contemplado en mi vida, cuando estaba dando la vuelta al mundo, entre a una iglesia donde se
celebraba una boda, necesitaba pedir permiso para pasar allí a la noche. La iglesia estaba llena y pensé salir
para volver luego, pero por temor a que el párroco se fuera, decidí esperar a que se terminara la celebración.
Junto a mí un hombre me dirigió la palabra.
— ¿Usted no es de la boda verdad?.
Era fácil adivinar esto por mi indumentaria, la cual contrastaba mucho con los allí presentes.
—No, no lo soy le contesté.
—Me llamo David, estoy decidido a cometer un acto inesperado.
—Mientras no sea nada violento y crea que está haciendo lo correcto le respondí
—Así es, no me queda más tiempo. La que se está casando es mi exmujer y quiero recuperarla ¿Tiene algún
consejo para mí?
—David no sé bien que decirte, pero en ocasiones de los actos más absurdos e inesperados, se hallan las me-
jores respuestas.
—Gracias me has ayudado mucho. ¿Cómo te llamas?
—Me llamo José.
—Me has ayudado mucho José. Deséame suerte, allá voy
—De modo que allí estaba yo, David, el día de la boda de mi exmujer.
Me colé entre la gente de la iglesia, hacia las últimas filas, y cuando el cura dijo si alguien tiene algo que
decir en contra de este matrimonio, que lo diga ahora o calle para siempre. Levante la mano y grite con fuer-
za, yo tengo algo que decir. Todo el mundo se giró hacia mí; al reconocerme mi ex mujer casi se desmaya,
se hizo un silencio enorme en la iglesia y dije, me llamo David, yo soy el marido de Sara, se oyó un sonoro
oooohhh en toda la iglesia. Sara llorando y gritando desde el altar con una fulminante mirada, me dijo !men-
tiroso!, te envié los papeles del divorcio hace tres años y los firmaste,; a lo que yo respondí. Sara la firma no
era mía.
Todos quedaron estupefactos. Vi la copia de los papeles en mi ordenador, y cuando lo supe, los papeles ya
habían salido hacia su destino, no sabía que alguien los había firmado por error. Al no ponerte de nuevo en
contacto conmigo, creí que desistías de tu petición, hasta el día de hoy, donde me he enterado de tu boda.
—Maldito cabrón, gilipollas, grito Sara, firma ahora mismo.
Redactaremos un borrador con dos testigos y firmarás aquí y ahora.
—¿De verdad quieres que consienta que este pobre hombre y tú seáis infelices?. ¿No te basta con un marido
infeliz?.
Su actual novio gritando me llamo varias cosas a lo que le respondí:
—Agradéceme que hoy esté aquí. Sara es bipolar, además tiene un hijo secreto que vive en Sudamérica y
probablemente tampoco te ha contado de su adición al sexo con otros hombres.
A lo largo de estos años había aprendido que las personas somos adictos a los culebrones, de modo, que tal y
como me iban viniendo todas estas ideas las iba soltando.
Sara enfureció, corrió hacia mí y me lanzo un puñetazo. Su casi marido, salido disparado de la iglesia, todos
corrían y gritaban de un lado a otro.
Y al cabo de media hora la iglesia se había vaciado, y Sara y yo estábamos solos ante el cura.
Le pedí al sacerdote si nos podía dejar solos unos minutos. Sara accedió, y después de escucharle lanzar to-
dos los improperios existentes hacia mí, le dije:
—¿Sara de verdad te ibas a casar con ese tío?, pero si tiene pinta de estirado. Es un aburguesado hindú con
delirios de grandeza
¿Que le harás le cena a las diez y el desayuno a las ocho?.
¿No querías recorrer el mundo en bicicleta?, he vuelto y tengo dos bicicletas nuevas. Tengo una pequeña
propiedad en Australia, coge tus maletas y salgamos mañana, deja todo esto, vámonos, por fin he vuelto.
Desde la última fila yo observé toda esta escena, era el único en la iglesia.
Sara estaba en shock, su futuro marido se habita marchado, la boda se había disuelto, los invitados desperdi-
gados y discutiendo entre ellos, y no sé, si por una de esas misteriosas cosas del azar, Sara salió corriendo de
la mano de David, y efectivamente en la puerta había dos bicicletas, las cuales utilizaron al más puro estilo
de comedia norteamericana.
Al salir, David me dirigió una mirada de complicidad y yo sonreí abiertamente. Jamás hubiera imaginado un
desenlace así. Lo que pudiera ocurrir meses después, lo desconozco y poco importa. lo importante, es la ca-
pacidad humana de identificarse con un miedo, o cualquier otra emoción derivada o antagónica, y actuar de
forma radical hacia la misma.
La vida siempre te sorprende, en el momento más inesperado se saca un as de la manga y es capaz de dar un
giro de 180 grados a las situaciones más difíciles, o de la forma más inesperada.
Si algo he aprendido, es que aquello que hemos venido a aprender en está vida humana, se va a dar, para
que seamos capaces de verlo; y en caso de no verlo, desearlo o creerlo, poco importa, la lección se dará
igualmente para que seamos capaces de aprenderla, y repetiremos la lección tantas veces sean necesarias.
Si realizamos una acción con una intención poco sana, eso mismo que causamos, nos será devuelto para que
podamos entenderlo, abrazarlo y amarlo, para poder así trascenderlo.
Buscamos la seguridad a través de las relaciones estables, del amor incondicional, de las circunstancias
adecuadas, y todo esto es solo una posibilidad entre numerosas posibilidades. La mente crea una serie de
posibles realidades que el escenario despliega. Somos los actores principales de nuestra propia obra, y los
secundarios del resto de obras de teatro. La vida es fugaz, un solo instante de tiempo en toda una eternidad
de no tiempo.
Un ligero sueño, desplegándose en un sueño profundo y sin límites, de espacio tiempo. Somos como nuestro
amado planeta tierra, el cual nos parece tan importante; vivimos olvidándonos casi por completo que hay
otros muchos planetas en un espacio de límites desconocidos; y aquellos que podemos observar desde los
más potentes telescopios, nos hablan de miles de años Luz. Eso somos, una minúscula gota de agua en un
océano inmenso.
Pero debemos recordarnos, que somos de la misma cualidad de gota de agua que contiene el resto del océa-
no. Somos de la misma cualidad, que del resto de todo cuanto existe bajo nuestra mirada. Somos la materia
del polvo de estrellas, y la consciencia consciente que observa y engendra todo cuanto existe.
La guerra
Cuando estuve viajando por el mundo, conocí a un pueblo guerrero del que por deseo expreso del mismo
guardo anonimato, y el testimonio de uno de sus jefes me hizo cuestionarme muchas cosas, muchos juicios y
prejuicios.
Esto es lo que me contó:
Me hizo ver que es muy fácil catalogar moralmente, que actitudes son consideradas inaceptables, y cuáles
no, y que sin embargo, las consideradas como inaceptables, pueden conllevar dentro de sí, una convicción de
respeto y honor.
Era en menor proporción, lo mismo que ocurría en culturas, donde la mujer, no era considerada para mu-
chos quehaceres como relevante, y se le menos valoraba o discriminaba en muchos de ellos. Aun así, ocupa-
ba un lugar donde si era considerada imprescindible, y donde a menudo, ella misma se valoraba y era muy
valorada desde ese lugar. Resulta muy fácil, que vengamos nosotros con nuestra moralidad y mentalidad
occidental a eliminar todo eso, pero no resulta tan fácil que veamos en nuestra mentalidad un patrón de ab-
soluta dureza económica, donde la lucha y la desigualdad son nuestra forma de vida. Es más fácil ver la paja
en el ojo ajeno. Las culturas, con sus creencias van y vienen, pero la firme convicción del deber, el honor y
la lealtad es otra cosa. Esa convicción genera una fuerza energética que está mucho más allá de cualquier
debate. Cuando se tiene esa fuerza, el sistema se despliega por sí solo. No se materializan posibilidades de
duda o juicio. Con la firme y absoluta convicción inquebrantable, todo cuanto se despliega, es para actuar
desde el centro. Entrar en guerra por un absoluto convencimiento del deber y la defensa de la propia tribu y
el territorio, es tan entendible, como trabajar doble turno para sacar a tu familia adelante. El entorno y sus
circunstancias generan diferentes acciones.
Lo Cotidiano de la magia
India:
Al llegar a casa, me descalzo y entro a la misma agradeciendo ser acogido. Una sensación de paz y gratitud
recorren mi espalda.
Me dispongo a tomar un almuerzo en silencio
El silbar de la cafetera anunciando su café, el olor del café esparciéndose en la casa. El sonido de la tostado-
ra al saltar la tostada. Él deslizar de la mantequilla en el pan recién tostado. Lo aromas, y los sabores siendo
disfrutados por mis sentidos. La mente centrada, aquietada, disfrutando de todos estos placeres, el comienzo
de un nuevo día asomado a mi ventana. Mientras disfruto todo ello observo el canto de los pájaros, los ár-
boles mecidos por un suave viento y la lluvia que empapa la tierra y moja mis cristales. Mi mente que se
detiene en este presente absoluto, que contiene un mundo ilimitado dentro de un pequeño espacio y una su-
cesión de actos mágicos. Quizás esto por cotidiano pueda pasar desapercibido, y la mente se vaya más allá,
mucho más allá, más lejos de las tostadas, los aromas y el café. ¿Qué será de ella cuando la traiga de vuelta,
a que lugar volverá?. Una mente centrada es una mente feliz. Una mente inquieta es una mente hostil, que
pelea con la vida en lugar de fluir, que va más allá de lo presente, y se pierde en una serie de lugares que ja-
más existieron, ni existirán. Lo que nos ocurrió ya forma parte de un pasado que no volverá, ni tan siquiera
un instante del mismo. Lo que está por llegar es una incertidumbre absoluta, de la que imaginar sobre ello
resulta cómico
Este instante del café y las tostadas es un instante santo, que contiene al Universo mismo. Todo cuanto es,
está aquí y ahora.
Fuera de este preciso instante, no existe absolutamente nada.
Dios está entre las tostadas y el café, deslizándose en la lluvia sobre esta tierra húmeda.
El resto, es este invitado de carne y hueso, que se esfuerza por creer que posee una identidad separada de
todo esto. Sonrió abiertamente a este instante santo, del resto no sé nada.
Un Camino de encuentro
India:
Amanece un nuevo día ¿cómo será el primer amanecer que no veré con estos ojos físicos?. ¿Desde qué lugar
lo observaré?
De nuevo estoy aquí, sentado frente a un paisaje que me evoca otro tiempo.
A menudo, subo a este lugar, es una montaña que nace a pocos kilómetros de mi casa, cuando inicio la subi-
da a la cima y recorro sus caminos, comienzo a soltar todo cuanto soy y me convierto en alguien que anda.
Simplemente en alguien que anda, no tengo identidad, solo ando. Me fundo en el paisaje de la montaña.
Cuando llego a la cima, solo llego, nada más.
Me siento en la misma, y observo el valle. Solo observo el valle, no tengo ninguna otra expectativa. Disfruto
enormemente del paisaje y sus sonidos, de sus colores y sus olores. Todo ello recorre mis sentidos.
Como si todo se hubiera detenido, y solo estuviera yo o mi sensación de yo.
Tras un largo rato de ausencia mental, la mente interviene de nuevo, y crea nuevas emociones, pensamientos
ligados, y extrañas sensaciones.
A veces tengo esa sensación incomoda de vacío, de pisar en el aire, en tierra de nadie. Donde no crecen flo-
res, ni arraiga la tierra.
Esa sensación de tiempo fugaz que corta el aliento. La sensación de impermanencia, de futilidad, de un sin
sentido existencial. De no acabar de encontrar mi lugar. Posiblemente me hago demasiadas preguntas exis-
tenciales, para las que no existen respuestas fáciles. Buscamos la plenitud a través de la mente, de las emo-
ciones, de las circunstancias idóneas. Y esto es como jugar a la ruleta rusa, tarde o temprano la bala sale dis-
parada. No podemos preguntarle al ignorante lo que solo sabe el sabio. Eso es la mente, la loca ignorante de
una casa revuelta, una casa en caos. La máxima felicidad que la mente nos puede proporcionar, es una vida
de estabilidad económica y circunstancias cómodas. Eso implica no hacerse preguntas que pongan en riesgo
todo esto. No es porque la economía saneada esté reñida, con la espiritualidad integrada. Se trata, de que en
la mayoría de los casos, el mundo es un escenario económico hostil, donde reunir esas condiciones a través
de la mente, suele implicar renunciar a vivir desde el Ser.
El mundo solo te puede ofrecer respuestas desde su mundanidad. El vacío existencial del que hablo, se da
de forma destacada en los buscadores espirituales, donde tienen que atravesar el desierto y la noche oscura
del alma, descender hasta el fondo del pozo, y encontrarse con la propia sombra, entenderla, sanearla e inte-
grarla. El resto de personas suelen vivir esos vacíos de forma más o menos fugaz o esporádica. Algunas de
ellas, tan fugaces que apenas lo perciben. Y cuando lo viven, no son capaces de entender que se trata preci-
samente de eso, de un vacío existencial, al que el mundo no tiene respuesta y guarda silencio. Un gran silen-
cio. Estas personas creen que se trata de un vacío circunstancial, mental, emocional, y buscan acallar ese va-
cío, enfocando su atención en las mil y una cosas, o buscando otras circunstancias que traten de reparar los
mismos. Es como buscar comida sana en un cubo de basura. Para el buscador espiritual, este vacío es muy
doloroso, pues sabe que el cubo de basura solo contiene basura, y el otro cesto, el de la plenitud existencial,
es un largo camino de vuelta al hogar.
Esta frase me la dijo Santiago, un buscador Chileno en su lecho de muerte, al que conocí en mi recorrido. Y
lo que pudiera parecer de lo más extremo, absurdo o desproporcionado, en realidad tenía mucho sentido.
A la caída de la tarde, en la última etapa de la vida, nos sentimos defraudados, estafados, engañados. Como
si todo cuanto queríamos lograr, no tuviera demasiado sentido.
¿A quién le importa?
Generaciones que me siguen, desgraciados que siguen mis pasos, y me recuerdan lo estúpido que fui trayén-
doles al mundo. Hubiera sido más sensato finalizar sin descendencia.
Como decía Jean-Paúl sastre, el hombre está condenado a ser libre. Somos responsables de esa libertad. Si
al menos hubiéramos sido esclavos, no tendría nada que reprocharme.
Y continúo añadiendo:
Es desolador marcharse preguntándote si has desperdiciado tu vida, si la has entregado a causas en las que
no creías.
Si nada de lo que has hecho te motivaba, si te dejaste llevar siendo uno más en el rebaño, y te perdiste en
él. Si no te atreviste a saltar al vacío sin paracaídas, si todo cuanto hiciste llevaba un seguro puesto. Quizás
parezca fácil hablar ahora que estoy en mis últimos momentos, ahora que no tendré que preocuparme por
nada de este mundo. Pero es precisamente este instante, el que le confiere veracidad a lo que hoy te digo;
vive como si aquello que haces fuera lo más importante en tu vida. No busques grandes cosas, pero haz de
lo pequeño lo más grande, lo más relevante. No tengas miedo a saltar cuando así lo sientas. No hagas planes
a largo plazo, tan solo confía, y pon en el horizonte tu mirada, pero no te cierres a las sorpresas del camino.
No te rindas, pelea hasta tu último aliento. Y si te rindes, que sea a la gracia divina, entregándote a la más
absoluta providencia, pero no te rindas ante lo humano y lo absurdo. Porque la vida no te va a ofrecer nada
de ello. Ama como si jamás te hubiesen dañado, confía, sonríe como un niño frecuentemente, y no pierdas la
inocencia. Si consigues todo esto, el resto déjalo en manos de Dios.
Había oído cosas muy similares en las enseñanzas maestras, pero oírlo de un moribundo le daba una fuerza
mucho más grande. En sus palabras había una total y absoluta certeza en aquello que me estaba diciendo.
Si este hombre no hubiera estado en sus últimos instantes de vida, su creencia era tal, que hubiera vivido y
muerto por ella con total coherencia, gracia y honestidad.
A quién mejor para preguntarle por el sentido de la vida, que aquellos que han sobrevivido a las más duras
pruebas, y esto les ha hecho mejores personas, a los moribundos, a los ancianos sabios, a los grandes maes-
tros. Porque la vida no se mide en años, se mide en experiencia y sabiduría.
Y lo que unos aprenden en unos años, a otros les lleva toda una vida o varias de ellas.
La fugacidad de la vida es tal, que solo aciertas a verlo cuando estas hacia el final de la misma. Entonces
miras atrás, y sientes el vertiginoso vacío de todo lo no vivido. No te preguntas demasiado por lo que hiciste,
sino por lo que dejaste de hacer. Lo que hiciste se valora en relación a ello.
India:
Estaba cayendo la tarde e inicie el regreso a casa, por el camino sentía en mi piel la enorme belleza de este
país, tan lleno de vida y contrastes. Por el arcén de la carretera, por llamarla de alguna manera, bueyes, bú-
falos, vacas, cabras, burros y diferentes carretas tiradas por algunos de estos animales transportaban cargas
de hambruna y miseria. Mujeres con cántaros de agua y ropa. Autobuses locales con personas subidas en el
techo y colgadas en sus laterales. Sadhus que llevaban sus escasas posesiones, y andaban en busca de la ilu-
minación. Niños muy pequeños que deambulaban solos.
Bicicletas que transportaban cargas desproporcionadas. India es un País de locura, y para vivir en el tienes
que saborear y participar de esa locura.
En medio de este derroche de contrastes y sentidos recordé a Irene, una española que conocí en Alemania
cuando estaba dando la vuelta al mundo. Irene se dedicaba a entablar dialogo y responder preguntas entre los
clientes vivos que iban a su consulta y los que habían fallecido, y tenían algo que ver con los mismos. Me
pareció tan surrealista, que cuando me lo dijo no pude evitar una sonrisa y mi cara de asombro e increduli-
dad.
-¿Qué ocurre, acaso crees que estoy loca o me lo invento? me dijo Irene
Irene te seré franco, soy consciente de que existen muchos planos y dimensiones que no podemos ver con
los sentidos habituales y que ello no significa que no estén ahí. Del mismo modo, creo que cuando morimos
entramos en otro plano, otra dimensión, que no desaparecemos sin más. Pero de ahí a que puedas establecer
una comunicación directa entre los muertos y los vivos de forma voluntaria me cuesta algo más de creer.
No quiero decir con ello que me estés mintiendo, pero sin que te moleste, me inclino más a pensar que pue-
des estar imaginando cosas que en realidad no están sucediendo.
—José te contaré algo. Hace unas semanas vino a verme una chica joven que había perdido a su madre y le
estaba costando mucho retomar su vida.
Desde entonces todo lo que iniciaba le salía mal. Trabajos, parejas, proyectos, economía, salud, absoluta-
mente todo. Yo siempre grabo en video las sesiones que suceden en la sala. Si te apetece le puedo pedir per-
miso a esta clienta para enseñarte esta grabación.
— Perfecto, hoy mismo me pondré en contacto con ella y mañana te digo algo.
—Pasa José, por respeto a la procedencia de la grabación te la voy a reproducir en mi consulta. Esto es solo
una muestra de mi trabajo. En todos esto años he tenido comunicaciones que te asombrarían muchísimo,
y de las que no te cabría la menor duda de la veracidad de ello. A menudo me hacen saber sobre lugares y
cosas a los que el familiar vivo debe acudir a recoger un objeto, o ponerse en contacto con una determinada
persona; algo que es relevante y significativo para ambas partes.
—¿Para ambas partes?
—Por supuesto, los muertos en muchas ocasiones sienten que han dejado asuntos pendientes por resolver, y
dan instrucciones exactas para finalizar los mismos.
—Así se le conoce
—Que es una invocación directa al mundo de los espíritus del inframundo, y que a través de este portal han
sucedido cosas muy extrañas. y muchas de ellas malignas
La sesión duró 30 minutos. Quede impactado, el supuesto espíritu de Clara, la madre de su clienta dijo lite-
ralmente refiriéndose a si misma, y a su hija:
Hija cuando te traje al mundo, viniste con una mentira que cargue toda mi vida.
No eres hija de al que tú llamas padre. Tu padre se llama Óscar, y sigue entre los vivos. He venido cargando
con esta mentira toda mi vida terrenal, y ahora aun me persigue. Dile a tu padre (el que siempre nos cuidó a
ti y a mí) que lo siento en el Alma. Debes eliminar este bloqueo energético que cargas con él por mi culpa.
No tuve fuerzas de decir la verdad.
Tu padre sabe de que Óscar te hablo, pues fueron amigos muchos años.
Por favor arregla esto por mí, di la verdad y siéntete libre.
Yo estoy bien, reparando los errores humanos con Amor.
—No entiendo nada Irene, ¿los errores de uno los paga toda la familia?
—No es un castigo o juicio José. La familia está vinculada por un karma común compartido que vienen a
sanar unos con otros.
—¿Cómo es posible que los muertos dejen asuntos pendientes y sean capaces de ponerse en contacto a tra-
vés de ti?
—José, esos asuntos pendientes, son lecciones no resueltas que deben aprender a entender e integrar en el
otro plano.
—La mayoría no tienen la oportunidad de establecer un contacto aquí que los vivos puedan percibir o enten-
der. A eso me dedico yo, pero yo solo soy una gota en un océano. Cuando lo hacen, el trabajo que les quedo
pendiente se acelera y alivia. Pero del mismo modo, esa comunicación abierta no es bueno invocarla sin
más. Ellos deben trabajar en sus propios planos.
—Cuando tuve esta experiencia de comunicación con los muertos a través de Irene, quede impresionado.
Algo que siempre creí que era producto de la imaginación o fraude, ahora no tenía la misma opinión. Estar
presente en una sesión así me dejo muy desconcertado.
No somos conscientes de hasta que punto nos influyen y afectan todas estas circunstancias energéticas que
se manifiestan en otros planos. Desde entonces, tengo menos prejuicios sobre estas cosas. Y guardo silencio
sobre lo que no puedo saber con certeza, y respeto para aquellos que tratan de ayudar a otras personas desde
el plano que sea.
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Sigo bajando por las pintorescas calles de India y al recordar este hecho, entiendo perfectamente que todos
estos planos que no conocemos o recordamos interactúan de modos que son totalmente sorprendentes para
nosotros los humanos.
Me detengo, está cayendo la tarde, y tal como cae el atardecer de la vida, me siento junto al río a observar
este instante santo
¿Cuándo será capaz la mente de estabilizarse en la serenidad? Siempre saltando como una loca inquieta,
pensando que la felicidad es conseguir algo más, o librarse de algo que nos sobra. Otra ciudad, otra pareja,
otro trabajo, otras circunstancias. Mientras tanto me muero, nos estamos muriendo todos. Creemos que la
muerte es algo que nos sucederá en un futuro, pero no es cierto. Arrastramos el cadáver que ya somos. En
realidad no importa demasiado si este es el río Ganges o cualquier otro. El paisaje y su entorno pueden ser
inspiradores y facilitadores o todo lo contrario. Pero la mente es la que crea la realidad que vivo. Sin embar-
go, tendemos a querer arreglar lo que nos sucede actuando fuera. Es como mirarse en el espejo, y peinarse
desde el mismo. Nos resulta más creíble, querer cambiar las circunstancias actuando sobre las mismas, que
sobre el generador de estas. Somos generadores de realidades simultáneas y paralelas. Al final, vivir o morir
no deja de ser una realidad más, creada desde una mente que cree estar separada y tener existencia propia.
Aun así, este cuerpo, y futuro cadáver que arrastro, cuando siente hambre quiere ser saciado. Cuando siente
frío busca cobijo, y trata de encontrar las mejores condiciones posibles para el mismo. Como si a la Verdad
le importase el sueño. Pero el sueño no conoce la Verdad, y trata de reparar desde el mismo sueño. Por ello
es que puedo resultar filosóficamente creíble, y lanzar una serie de hipótesis sobre la felicidad humana, y a
la verdad no le importa. La diferencia, la enorme y crucial diferencia, es que la Verdad no se ve alterada
por el sueño, y el sueño siempre está alterado, pues vive en la distorsión e irrealidad. De modo, que escriba
lo que escriba sobre el sueño, solo será eso, el sueño. Será como entrar en una pesadilla para hacerla más
dulce. Una vez despiertas, no importa demasiado, todo es irreal. Si tuviera que escribir sobre la Verdad, solo
guardaría silencio. Porque cualquier cosa que diga, no es más que una leve aproximación, que posiblemente
confunde más que aclara. Si estuviera completamente despierto, no tendría tantas hipótesis sobre la felicidad
humana, ni escribiría tantas líneas.
Tan solo habría un largo, sonoro, y vivo silencio que llena la sala. Mientras tanto, tendrán que conformarse
con este triste y deprimente sucedáneo. A veces tengo ratos de lucidez, el resto del tiempo creo que estoy
vivo.
Vivir en el presente sin dejar que la mente me saque del mismo y me lleve a lugares que solo existen en su
imaginación, es una tarea que requiere atención plena. Siempre tratando de alcanzar algo diferente a lo que
es.
Huyendo de lo que es y buscando lo que no es.
Me deslizo entre las calles del silencio y mi vida transcurre entre esos dos pequeños espacios de tiempo, el
nacimiento y la muerte. Y de esos espacios, la mente crea lugares que no existen e imagina posibilidades que
trata de evitar o llevar a cabo, y mientras tanto la vida sucede.
Cuando conocí las enseñanzas y los Maestros, creía haber encontrado la clave de la Vida, , y aunque me
siento profundamente agradecido por ello. La Vida es aquello que se despliega, crea y recrea instante tras
instante, en una serie de infinitos y diminutos sucesos cuánticos, los cuales dan apariencia de estabilidad y
realidad tangible.
El Enamoramiento
Cuando viajaba por Alemania conocí el Amor. Ese que tantos quebraderos de cabeza nos causa. Tantas subi-
das y bajadas emocionales, tantas locuras y por el que estamos dispuestos a entregarlo todo. Cuando enamo-
rarme no se encontraba entre mis planes, y estaba huyendo de mí mismo en la dirección más alejada posible,
allí estaba ella. Simplemente estaba allí.
Tal como la vi, no podía apartar la mirada de ella. Sus gestos, su forma de andar, de moverse, hasta de respi-
rar. Todo en ella me parecía especial, diferente. Era el último día del año, los últimos instantes para cerrar un
capítulo y abrir otro nuevo. Los típicos propósitos y los despropósitos.
Yo no tenía nada que pedir, nada que cerrar y nada que abrir, simplemente estaba allí. Nuestras miradas se
cruzaron, y durante un instante, hubo un reconocimiento. Cuando me dirigí a ella, y le hable, su voz, su tono,
su energía, su esencia, todo era especial, diferente, mágico.
Estuvimos varias horas hablando, y yo sentía que el tiempo se había desvanecido.
Era como ver mi complemento en femenino. A veces, ni siquiera era demasiado
consciente de lo que estaba diciendo. Yo estaba en shock, fuera de tiempo y hasta de lugar. Todo había des-
aparecido, excepto ella, que llenaba todo el tiempo y todo el espacio. La sala estaba llena de gente, y yo no
veía a nadie más. Podía haberse declarado el incendio más devastador en la sala, y yo ni siquiera me hubiera
movido. Una fuerza extraña me mantenía pegado a la silla frente a ella. Estaba convencido de que no exis-
tía ninguna fuerza mayor en el universo salvo la que me mantenía pegado a esa silla. Nos pusimos a bailar.
Cuando la rodee con mis brazos, mi respiración se detuvo
No era consciente de la misma, y si tuviera que decir cuánto tiempo estuve así, podría jurar que en ese ins-
tante ningún órgano vital mío funcionaba. Que era su fuerza la que me mantenía vivo. Cuando se celebró la
llegada del año nuevo, yo solo quería que pasara el bullicio para poder volver a hablar con ella. Tampoco
importaba demasiado, pues solo con verla, sentirla, me era suficiente. Podría haber vivido así el resto de mi
vida. Al finalizar la noche, y llegar el momento de la despedida, le dije que quería conocerla. Le pilló por
sorpresa, a ambos nos pilló por sorpresa. Ese encuentro era en sí mismo sorprendente. Nos conocimos, aun-
que debo decir que resulta absurda esta expresión, pues yo ya conocía todo cuanto había que conocer. ¿Qué
más podía conocer.? Dejar que la mente valorase las pequeñas absurdeces de la personalidad, o vivir lo que
realmente había sentido sin reparar en semejantes pequeñeces. Me lancé, como se lanza un niño ante sus
juguetes nuevos. Sin calcular nada, y así fue como sucedió, simplemente sucedió. Me sentía más enamorado
que nunca, más feliz y más pleno, de lo que cualquier deseo físico y no físico me pudiera proporcionar, el
mundo sexual con todos sus juegos, se había quedado pequeño, vació, impresionantemente vació.
Siento ese abismo como el lugar más vació de la tierra. Haber estado enganchado al sexo, y no volcar más
emocionalidad que la conexión física o a lo máximo, una compatibilidad agradable, no era comparable en
absoluto a esta enorme sensación de conexión. Si tuviera que cambiar todo aquello por este instante, lo ha-
ría sin dudarlo. Aunque él mismo, fuera solo eso, un instante mágico. La gracia de Dios, no solo me regalo
ese instante, sino que de ahí surgió una relación que duro dos años. Hasta que el destino quiso llevársela de
mi lado, y partió de este plano. Como lo hace una mariposa de enorme belleza. Silenciosamente, sin hacer
ruido. Un buen día sus alas no se desplegaron más. Así se fue Alba. No fue un partir por la puerta trasera,
avergonzada o atemorizada. Sabía que tenía que marchar, llego su hora. Abrazados en la cama, en una fría
mañana de invierno, al amanecer, Alba suspiro entre mis brazos. Yo quise retenerla, conservarle la vida abra-
zándola fuertemente. Tenía la extraña idea de que si lo hacía así, esto solo sería un mal sueño, y mi Amor por
ella, sería capaz de conservar su vida entre mis brazos. Al cabo de una hora sin soltarla fuertemente, rompí
a llorar sin consuelo. Alba había muerto. Fueron los dos años más felices de mi vida, doy gracias a Dios por
ello.
Un mes después, con las fuerzas apenas recuperadas, quise volver a casa. Necesitaba salir de Alemania, y no
sentía fuerzas para continuar mi vuelta por el mundo.
Vuelta a casa
Pensé que me sería más fácil, después de todo había nacido allí y vivido en esa ciudad muchos años. Pero
al bajar del tren, y pisar la que fue mi ciudad natal, todo me resultaba extraño. No me sentía de allí. Para ser
franco debo decir, que no me sentía ni de allí, ni de ningún otro lugar. Me sentía extraño, desarraigado de
cualquier lugar de pertenencia. Esto no tenía nada que ver con la ciudad, ni con está, ni con ninguna otra.
Después de haber estado viviendo en tantas ciudades, no sientes arraigo en ninguna de ellas.
Es una extraña sensación agridulce, de libertad, de soltura, de no pertenecer a ningún lugar. Y a su vez te
sientes extraño en todas partes.
Sin duda estaba afectado por la perdida de Alba. Tuve la extraña idea, de que volver a casa lo haría más fá-
cil.
Recorrer las calles de Barcelona, y sentirla extraña, era lo más parecido a volver a tu casa, y al abrir la puerta
sentirte incómodo. Estuve tres días sin decirles a mis padres que estaba en la ciudad, quería recorrerla sin-
tiéndola mía, descubriéndola por primera vez y sintiéndome acogido por su esencia.
Todo es por primera vez. Todo es nuevo. Todo se hace y se rehace continuamente bajo nuestra mirada. Es la
memoria la que intenta sostener la continuidad de todo ello. Nos movemos en un mundo que solo existe en
una imaginación que lo sostiene. Podríamos crear cualquier cosa, pero es la conciencia colectiva la que fuer-
za a crear una determinada realidad.
Cuando inicie mi relación con Alba, sentía el vértigo que se siente al asomarse a un precipicio. Un paso en
falso y estás abajo.
Sabía perfectamente que la mayor fuente de crecimiento, es a través del Amor. Del mismo modo, que sabía
que amar a Dios, sin hacerlo a través de todos sus personajes era camino de huida y engaño. Ya no podía
seguir huyendo. Tenía que enfrentarme a mis propios fantasmas en relación con los demás. A menudo, tene-
mos la extraña creencia de que amar a Dios, es aislarse del otro, y conectar con uno mismo, en una extraña
frecuencia de amor aislado. Esta sensación de paz o de amor, se derrumba cuando entras en conflicto con el
otro. Por ello, tenía la certeza absoluta de que amar a otra persona, y mejorarme a mí mismo, en el despren-
dimiento y la entrega era un camino adecuado. No sabría decir, cuál es el camino directo hacia la felicidad o
el paraíso, el nirvana o la conexión más absoluta.
Lo que sí sé, es que los atajos que tratan de enmascarar la sombra no son adecuados. Podía amar sin traspa-
sar mis propios límites humanos, mis heridas sin cerrar, y mis miedos sin sanar. Pero estaba dispuesto a dar
un paso más en cada herida, en cada miedo, en cada sombra. Y para ello necesitaba del otro. Es fácil creer
que estas en estado de gracia cuando nada te altera, pero resulta más complicado, cuando se trata de alcan-
zar el equilibrio en movimiento. Lo que me molesta del otro, aquello que me resulta intolerable, me habla
de mí, de mis sombras. De mis exigencias, de mis miedos, de mi falta de aceptación propia. La mayoría de
las personas, suelen salir corriendo en dirección contraria al conflicto. Mi experiencia me había dejado muy
claro, que vaya donde vaya, el conflicto está asegurado. De modo que no quería seguir huyendo, quería tra-
bajar con el mismo. Construir con él, y desde él. Separar la propia sombra, de la sombra del otro, y trabajar
con todo ello. No podía trabajar con la sombra ajena más allá de lo permitido, pero podía descubrir la mía a
través de la ajena. Podía descubrir mis límites, mis creencias, mis patrones mentales. Todo aquello, que aun-
que no pudiera catalogar como sombra, era un valioso material de autoconocimiento. Somos tan complejos,
que podemos cambiar de estado emocional en cuestión de minutos, e ir de un estado armónico a todo lo
contrario, sin que haya mediado ninguna circunstancia que haya provocado el cambio. Es cierto que el otro,
no es absolutamente imprescindible para alcanzar un estado de paz o alta frecuencia vibratoria. Podemos
conseguirlo de forma súbita, o trabajando en meditación. Pero salvo que se consiga una realización fuerte e
irreversible, nuestra paz será muy frágil.
Porque nuestra sombra no se habrá saneado, tan solo habrá desaparecido momentáneamente. Entre otras
muchas cosas, eso fue Alba para mí.
Una valiosa herramienta de autoconocimiento.
En cuanto a esas otras muchas cosas, Alba fue mi hogar, mi refugio, mi lugar de reposo. Era el Amanecer en
los días de invierno, la primavera, la brisa de verano y el agua fresca del arroyo. Era el descanso del guerre-
ro.
El orden tras el caos. Eran mis miedos al descubierto, mi fragilidad puesta encima de la mesa. Anclar mis
fortalezas, y sostener mis días grises. Alba en tan solo dos años, consiguió sacar más luces de mí, de lo que
cualquier terapia de crecimiento personal hubiera podido conseguir. Vi con claridad zonas oscuras que des-
conocía, fortalezas que no explotaba, y posibilidades que no contemplaba, y todo ello aderezado con una en-
rome explosión de alegría, confianza y desenfado. Me gustaría creer que yo logre sacar de ella algo similar.
Ambos estábamos hechos el uno para el otro. Cuando me pregunto por qué no pude conocer a Alba, en lugar
de conocer a Estela, al instante asoma la respuesta. Por aquel entonces no estaba preparado para Alba. Estela
era la lección que me tocaba vivir.
Es precisamente esa distorsión, la que hace que la luz se comporte de forma diferente, sobre los objetos
donde se proyecta. Esta luz humana, se proyecta sobre todo lo que cree, que es un no mismo, un otro. Otro
objeto, otra persona, otro lugar, otro espacio- tiempo. Ello no cambia el hecho de que todo es Uno, y solo
UNO.
Un espacio-tiempo, un presente continuo, un solo Ser. Pero el comportamiento diferente, hace que se mues-
tre diferente. Es como tener un Ferrari y no ir a más de 30 kms hora toda la vida del auto. No cambia el he-
cho de que es un Ferrari, pero se comporta como un ciclo. Y en las distancias que cubre y los recorridos que
hace, a efectos prácticos es un ciclo
Después de dos largas semanas en casa de mis padres, retome mi vuelta por el mundo. Al salir de casa, tuve
una sensación de escalofrío, sobre la certeza de volver a mis padres con vida. Aun así, no podía seguir allí,
tenía que marchar. Sentí vergüenza de mi actitud, y sin embargo, no era capaz de hacer otra cosa.
Otra vez con mi mochila a la espalda.
Esa que lleva una contabilidad exacta sobre las pérdidas y las ganancias.
Comprendo que mis padres no me entiendan, pues ni yo mismo lo consigo.
¿Qué busco con esta vuelta al mundo, reencontrarme?
¿Y a quién encontraré, a que personaje? ¿Cuál de todos ellos será el real?
Si fuera capaz de no hacerme tantas preguntas incómodas, posiblemente no necesitaría tantas respuestas difí-
ciles.
Cuando viajo en tren, y veo el transcurrir del paisaje, la belleza y la fugacidad del mismo en la ventana, no
me siento de ningún lugar; en ninguno de ellos me apetece apearme especialmente. ¿Y si hubiera un tren que
viajara sin descanso? Posiblemente, llegado un momento me gustaría bajar a recorrer caminos, respirar pai-
sajes, y subir de nuevo a viajar.
Eso es la mente inquieta, aquella que viaja constantemente de un lugar a otro.
Lo mejor de no tener una vida obligada a la que ceñirme, es que no me obligo a nada. Sé que esto puede
sonar muy tentador, pero hay que ser capaz de arrojarlo todo, y rendirte a la incertidumbre de la vida, y en
ocasiones uno quisiera poder reposar su cabeza.
Aquí entendí a que se refería la frase bíblica, el hijo del hombre no tiene dónde reposar su cabeza. Aquellos
que buscan la verdad en mayúsculas, no se pueden contentar con medias verdades, para ellos la verdad es
necesaria. Quizás cada cual tenga su verdad, pero la Verdad en mayúsculas es otra cosa. Lo triste de todo
esto, es que me he quedado entre dos aguas, no sé cuál es la verdad en mayúsculas, no me siento capaz de
alcanzarla y por otro lado, completamente incapaz de conformarme con las medias verdades. Me siento
diferente, diferente a los demás. No me atraen las mismas cosas, ni me motivan las medias verdades o las
medias mentiras. No me siento especialmente relacionado, aunque paradójicamente tenga momentos de ex-
clusiva relación ensimismada.
Esa que tanta Paz deja, y tantas respuestas aporta. Pero tras esos momentos, vuelve la vida a golpearme
donde más duele. A traerme estos amargos tragos de realidad cotidiana.
La pregunta sobre la felicidad es una pregunta comprometida. Requiere de mucho discernimiento. A menudo
contestamos según nuestras circunstancias actuales. Las cuales cambian constantemente. No tenemos la sufi-
ciente estabilidad mental y emocional. ¿Qué es esa felicidad que depende de causas y condiciones?
Camino a Santiago
Anochece y sentado en los peldaños que acceden a mi albergue, observo el transcurrir detiempo. No hay
nada que me indique lo que está bien o está mal, salvo mis creencias y conceptos. Ahora mismo, solo obser-
vo el transcurrir del tiempo. La luz natural se desvanece rápidamente, y la oscuridad toma el relevo. Llevo
un tiempo que mi estado de ánimo no es el más adecuado, y he decidido tomarme un respiro, y vivir un
tiempo como observador. Quiero observar todos estos estados de ánimo emocionales; los pensamientos que
disparan los mismos, las creencias que los alimentan, y los conceptos adquiridos sobre diferentes circunstan-
cias. Necesito descubrir con total detalle y transparencia, como funciona este sistema mental y emocional.
Como se activa, se alimenta, se refuerza, y crea un sistema sólido que dirige y configura nuestras vidas.
He iniciado el camino o a Santiago, realmente la belleza del paisaje es
sobrecogedora. Estamos en otoño, y ello hace que el contraste de colores sobre el campo sea espectacular.
La decisión de realizar el camino ha sido muy acertada. Me siento libre y a su vez todo me resulta familiar.
Es como estar en casa sin estarlo. Aquí todo habla mi idioma.
Ayer hablaba con un peregrino de edad avanzada sobre la necesidad regular de estos pequeños espacios de
retiro, y curiosamente me sorprendió con algo que no esperaba.
Me dijo: No realizo el camino por este motivo, ni por ningún otro en concreto. Hace un año me quede viudo
de Julia, mi compañera de viaje, con la que compartimos juntos 46 años de camino, eso sí era un camino.
Con todos sus altibajos, idas y venidas. Esto es más bien un agradable paseo por el campo., los últimos 6
años vivimos su enfermedad de Alzheimer como un intento de borrar lo que ambos sabíamos. Fueron años
muy duros. La mente de Julia intentando borrar a Julia. Quizás la mente no recuerde, pero el Alma si lo
hace. En ese tiempo mis hijos con la idea de ayudar, sin comprender lo que es estar con una persona 46 años,
quisieron que accediese a internarla. Pero eso no estaba en mi Ser.
Yo tenía entonces 73 años y mis fuerzas físicas no eran las de un chaval, pero mi corazón y determinación
superaban con creces cualquier limitación. Cuide de mi compañera con todo lo que soy, y ello significo la
lección más bella e importante de toda mi vida.
Haber internado a Julia, hubiera impedido el progreso espiritual adecuado para ambos. Pues mi ofrecimiento
en cuidado, amor y atención eran mi Sadhana en esa etapa de vida. La suya, desprenderse de todo lo superfi-
cial y rendirse a la gracia de Dios.
Y juntos recorrimos así 6 largos años. No fue fácil, hubieron largas noches, el físico y el mental llevados al
extremo. Pero el Alma rebosaba vida. Hoy estoy en Paz. Volvería a hacer lo mismo que hice sin dudarlo. Por
ello cuando me preguntan que es el Amor, no tengo nada más bello que decir al respecto.
Es cierto que durante todos esos años de matrimonio, en ocasiones ambos quisimos caminar solos y arrojar
la toalla, pero el amor era mayor que el miedo o el deseo a idealismos. Ahora que he de continuar el viaje
solo, me estoy reconciliando conmigo mismo.
Con mis heridas, mis miedos, mis fantasías, mis innumerables contradicciones. Ya no busco nada, solo ca-
mino. Mi final del camino esta cerca. Y tras esto, quedo en silencio.
En ese instante santo, sentí que este hombre era mucho más que lo que yo tenía por un simple peregrino. Se
convirtió en un mensajero de la Verdad. En un eco de lo que estaba siendo mi vida en muchos aspectos. El
relató fue bellísimo, pero lo que más me resonó fue la idea de reconciliarme conmigo mismo. Caminar tan
solo con la idea de caminar disfrutando el camino. Sintiendo cada sensación, cada idea que se asociaba con
la misma, y de dónde procedía esa idea.
Al día siguiente, muy temprano comenzaba una nueva etapa de camino. Aún no había amanecido, y ya esta-
ba saliendo del albergue. Oí cantar un gallo, y ello me trajo el recuerdo del pasaje bíblico donde Jesús le dice
a Pedro, antes que el gallo cante, me negaras tres veces. No sé de dónde sale este recuerdo así, sin más. Cojo
este pensamiento y voy a su origen.
Y pronto descubro que mi vida esta ligada a un fuerte sentimiento de un profundo sentido existencial de la
misma. En ese sentir, la Biblia había formado parte de mi camino. El pensamiento ha surgido inmediata-
mente al oír cantar al gallo. Lo que haga ahora con el, es cosa mía. Puedo dejarlo partir y no darle cuerda, o
puedo escuchar que viene a decirme a mí. No es un pensamiento que surja del miedo, ni de la preocupación.
De hecho la sensación de este cantar del gallo y el pensamiento asociado, me ha dejado una profunda Paz.
Continúo caminando con la intención de dejar este pensamiento como parte central del camino, trayendo el
mismo al presente. Tal como la hace la práctica de la filocalia o peregrino ruso.
Antes que cante el gallo, me habrás negado tres veces.
Dejo que el pensamiento entre en mi Ser de forma amistosa
¿A quién estoy negando?. Y la primera idea que surja inmediatamente es que me estoy negando a mí mismo,
una y otra vez, continuamente. Negando mis miedos, mis huidas, mis locuras, mis deseos obsesivos y com-
pulsivos. E intentando ser feliz, con toda una serie de marañas mentales y emocionales. Mientras tanto la
Vida se despliega, y se abre camino. El gallo sigue cantando, la noche da paso al día, y yo sigo caminando.
Esta es la única realidad presente que puedo atestiguar sin miedo a confundirme.
Todo lo demás solo son ideas que van y vienen. Me centro en la sensación de certidumbre que me ha dejado
esta idea de negación, y siento que viene asociada a diferentes estados de ánimo. La impotencia de no haber-
lo entendido antes, la confusión de no saber que hacer exactamente con ello. Tras unos segundos de silencio
mental, un estado de comprensión viene a mí. Si fuésemos capaces de abrazar toda nuestra fragilidad desde
el Amor incondicional, todo conflicto interno cesaría de inmediato.
Por el momento camino y solo camino. Todo lo que va más allá de este caminar en presencia es un error.
El paisaje ha cambiado por completo, todo tiene más luz, los olores y los colores son más intensos. Hasta mí
caminar es más ligero. Un enorme sensación de paz y gratitud me acompañan.
Tras dos horas de camino, llego a un punto de descanso. Justo cuando iba a entrar al pueblo, una casita de
piedra con una inscripción:
La casita del sanador. En el jardín de la casa, un hombre de mediana edad arreglando el jardín. Me detengo,
y sin pensarlo se siquiera le pregunto:
El Sanador
—¿Quiere usted pasar y tomar un té me responde? Será más cómodo que hablar a través de la verja.
—¿Y se curan?
—Imagino que las enfermedades llamadas raras o incurables son las que se resisten ¿cierto?
—José no existe tal cosa, esa es una creencia errónea, que los intereses creados, la ignorancia y el miedo in-
tentan sostener. El cuerpo humano es salud y solo salud
—No lo es. La enfermedad se manifiesta como resultado directo por un desequilibrio en las diferentes ener-
gías de las personas. Y estas pueden ser a nivel físico, mental, emocional, Almico, aurico, energético, espiri-
tual o Karmico.
—Entonces Saúl ¿quieres decir con ello, que si por ejemplo ingiero algo en mal estado, o estoy en contacto
con un virus, no he de enfermar necesariamente?
—Si tu estado de energías está completamente equilibrado en todos los planos y con una alta vibración, no
enfermaras. Aunque tomaras veneno, tu cuerpo lo expulsaría amistosamente.
---Para creer hay que ver, o saber. Si no sabes esto y nunca has visto nada similar, entiendo que no lo creas,
pero ello no lo invalida
—Y si por ejemplo tengo una caída o accidente de cualquier tipo, ¿esto no tiene nada que ver con energía
cierto? aquí no me negaras que el obstáculo físico no se produce o se puede evitar
—Lo de siempre Saúl, el famoso premio castigo de orden divino del que todos hablan.
—José no tiene nada que ver con eso, son lecciones por aprender para evolucionar, y volver al estado ener-
gético de equilibrio.
—Esa es la clave, depende de como lo veas y te relaciones con ello, puedes hacer de eso un verdadero cami-
no de evolución y sanación.
Todo ello sucede en un plano que no suele contener la visión adecuada y correcta.
—Vuelvo a decirte que esto no existe, todo se puede sanar. Lo que más acude a mi consulta es tema emo-
cional
—Tema emocional Saúl. ¿Les importa más eso que una enfermedad?.
—José, toda enfermedad esta ligada a un campo energético y emocional desequilibrado. Si armonizas esos
campos la enfermedad se sana. Lo que ocurre, es que la mayoría no acaban de creer en los sanadores, y vie-
nen a probar suerte, y de paso intentan compartir conmigo sus obstáculos emocionales
—¿Como cuáles?
—Todos son similares, sentimiento fuerte de soledad, abandono, inseguridad personal. Todo ser humano
viene con una herida original de soledad y necesidad de afecto. Independientemente de que tu infancia haya
sido de lo más placentera, traemos la herida original de la perdida de la conexión con la Luz Divina. Una
perdida que va aumentando con el paso de los primeros años. Ante una buena infancia, el dolor es menor,
porque otros afectos humanos calman ese vacío, y no se generan heridas nuevas sobre la que ya traemos.
Esa perdida en realidad no existe, pero nosotros la vivimos como tal.
—Saúl esto es demasiado para mí, prefiero centrarme si no te importa en lo tangible y en lo práctico.
—¿Qué hay más práctico que estar en perfecto equilibrio, donde todo está bien?
—Saúl he oído muchas enseñanzas y sé bien de que me hablas, respeto mucho todo ello, pero no lo alcanzo
de forma estable. Necesito enseñanzas prácticas donde pueda enfocar mi vida en Amor y felicidad
—Las relaciones humanas. Todas ellas. Aunque la pareja predomina sobre las demás
—Por nuestra cultura. En la mayoría de los países al contraer matrimonio, centras tu vida en tu pareja, y ello
hace que esa relación con todos los matices que conlleva sea especialmente delicada en equilibrio.
Le pedimos a la pareja cosas que nos puede dar. Le pedimos que nos complemente como si nosotros estu-
viéramos faltos de algo. Que sea un buen compañero/a en todos los ámbitos. Sexual, emocional, económico,
domestico, psicológico, divertido, ingenioso… y un largo etc.
—Así somos. En lugar de trabajar nuestras carencias, queremos actuar sobre las del otro
—Básicamente lo mismo. Pongo las manos, equilibrio la energía, oro y luego hablo con la persona de la
desarmonía predominante.
—¿Y ya esta?
—No podemos reparar lo que no existe en realidad. Toda desarmonía en este plano, solo se produce aquí. En
lo verdadero y profundo no hay nada que reparar. Aun así hablo con ellos, los abrazo al finalizar, y trato de
infundirles Amor y confianza
—¿Y se sanan?
—La mayoría solo comprenden en ese instante, se abren, se entregan y sueltan. Y al cabo de unos pocos
días, suelen volver a anudar la cuerda.
—Entonces no se sanan.
—Insisten en sostener toda esa realidad. Cuando la aceptan y la abrazan desde al Amor, y luego la sueltan.,
ahí sanan. ¿Qué quieres sanar tú José?
—¿Rara o incomoda?
—Bueno me incomoda un poco, me descoloca. ¿Desde dónde quieras que la busque? desde lo que yo soy
—Soy una persona como otra cualquiera que se ha perdido en el camino, ha sufrido, está cansado y no le
encuentra sabor a la vida. Me he caído, levantado, y camino sin rumbo. De dónde vengo no hay nada que me
interese.
—No puedes buscar la Verdad absoluta desde la parcialidad, e intentar meterla en esa caja. Buscamos la
plenitud desde la carencia. Lo no mental desde lo mental. En realidad, buscamos reunir una serie de condi-
ciones humanas, que nos permitan sentirnos plenamente felices, y eso es imposible. Las condiciones y las
personas cambian; esas realidades siempre están cambiando.
—Y cuando no nos vemos capaces de alcanzar esa plenitud incondicional de la que hablas.¿Qué debemos
hacer?
—No darle más atención y energía a la carencia y el miedo, verlo todo como una película desde los ojos del
Amor
¿Qué sentimiento predomina ahora en ti José?
— Coge ese sentimiento y acéptalo tal cual es, acepta tu vacío, tu miedo, tú sin sentido. No trates de cam-
biarlo. Pero acéptalo con los ojos del Amor. Ámate tal cual eres, tal cual estás sintiendo.
—José, si eres capaz de aceptarte así, y abrazar todo eso desde lo profundo del Amor, descubrirás algo enor-
memente grande.
—Saúl no sé como darte las gracias. ¿Puedo pedirte una última cosa?
—Sin duda. Todos estamos librando una gran batalla, acércate José
—Me arrodillé tal y como Saúl me indicó, y puso las manos sobre mi cabeza y pronunció estas palabras.
—En nombre de la gracia Divina yo bendigo tú ser, como tal lo reconozco e invoco a las fuerzas de la Luz,
para que predominen sobre ti.
Tras estas palabras me roció con agua bendita
—Sentí una sensación difícil de describir, pero mi piel se erizó y salí de la casa de Saúl dando gracias a Dios
por la simple razón de existir.
—Esa noche tuve muchas sensaciones de paz, y sentimientos de Amor y gratitud. Dormí como hacia años
que no dormía.
Son las 6 de la mañana y estoy preparando mi nueva etapa. Muchos de los peregrinos aún duermen y trato
de no hacer demasiado ruido. Esto forma parte de la idiosincrasia de los albergues públicos en el camino de
Santiago. Al salir a la calle con linterna en mano, observo que la persona encargada del albergue, un hom-
bre de mediana edad y pocas palabras, está cavando una fosa junto a un árbol. No me queda más remedio
que pasar junto a él, no puedo ir por ningún otro sitio. Me digo a mi mismo, que no es buena idea preguntar
nada, mejor saludar y seguir andando. Al pasar por su lado, veo un gato muerto a sus pies y aun así, me de-
tengo y le pregunto
—¿Era suyo?
—Lo siento
— Catorce, pero no maduran, estos jóvenes no maduran. Yo a su edad ya llevaba tres años trabajando y uno
fuera de casa
—¿Qué condolencia?.
Mi padre era un borracho de mierda que nos maltrataba a todos. Un día mi madre huyo con lo puesto. A
cambio, mi padre le prohibió volver a vernos y nos puso a trabajar la tierra como esclavos. Así, hasta que
nos fuimos escapando todos de casa. De madre no volví a saber de ella.
Me dijeron que conoció a un alemán y se fue con él
Eso es una condolencia. Lo demás son mariconadas. Y hoy tendré que aguantar el lloriquear de mi hijo
como si el jodido gato fuera una tragedia.
Se detuvo, clavo la pala en la tierra, se secó el sudor y cogió el gato por la cola y lo arrojo sin más a la fosa,
sin ningún miramiento lo echo en ella, le puso tierra encima y dijo Amen, solo Amen.
Fue la oración más breve y brusca que he oído jamás. y la ceremonia funeraria más ruda que he presencia-
do. Y tras esto añadió:
No le pongo cruceta ni nada, sino todo el mundo hará preguntas, y no estoy para gaitas. Que tenga buen ca-
mino me dijo, y se fue.
Me quede atónito, clavado donde estaba. En pleno camino Santiago, ruta de espiritualidad y peregrinos. El
hombre más rudo que he conocido entierra “por llamarlo de alguna manera” a su gato, y toda su oración es
Amen.
Si en estos momentos, alguna persona extranjera hubiera presenciado esto, posiblemente pensaría que mejor
no morir en estas tierras, y quizás se replantaría continuar el camino, o volver a casa en el primer avión. Este
hombre era como viajar a la cinematografía del viejo oeste americano.
A mi mente me viene el chico de este hombre, cuando despierte y sepa lo de su gato. ¿Qué es mejor para él?
No lo sé, francamente no lo sé.
No puedo asegurar que otra forma delicada de hacerlo y vivirlo hubiera sido lo mejor para el chico. Porque
no puedo saber con que circunstancias se encontrara este niño de mayor, y si necesitara haberse forjado a
fuego para resolver circunstancias difíciles.
Del mismo modo, que no puedo juzgar a este hombre por ello, porque su pasado le ha marcado y este es el
resultado; pero más allá de este hecho, desconozco si este hombre ha necesitado también de esta dureza de
vida, para resolver las situaciones más duras en las que pueda haberse visto involucrado.
Creemos que lo sabemos todo, que sabemos que educación es la mejor, pero no es cierto, a priori una perso-
na equilibrada es la mejor garantía de vida feliz. Pero ¿qué sé yo? quizás un hombre suave, este más cerca de
desmoronarse que uno rudo antes determinadas circunstancias. Si tuviera que hacer un viaje duro, lleno de
peligros ajenos ¿A quién me gustaría llevar por compañero?. En ocasiones, las respuestas más fáciles no son
siempre las más adecuadas.
Es hora de soltar al chico y continuar. La mente sostiene algo y lo alimenta con las mil y una cosas. Lo crea
y le da forma. Una mente rápida lleva consigo una vida acelerada y una menta lenta, deja a la vida sin empu-
je.
Podría continuar el resto de la jornada sosteniendo este suceso y estirándolo sin fin y ¿a dónde me llevaría
ello? al más absoluto absurdo.
Porque al final, haga lo que haga con ello, no voy a evitar que todo es como debe ser, aunque mi mente se re-
sista a ello. Si este suceso lo crea una mente rápida, le dará mil vueltas con las mil soluciones posibles, bus-
cará la salida para cerrar la angustia de lo que ella misma ha creado. Si el suceso lo sostiene una mente lenta,
se cerrara sobre el mismo, sin buscar soluciones, o las que puedan aparecer, le crearan duda, y continuara
sosteniendo el suceso como un problema irresoluble en un bucle infinito. En ambos casos, la mente soltará
todo ello cuando otro suceso le atraiga una mayor atención.
Este es el funcionamiento de la mente. Llamamos mente ágil a aquella, capaz de buscar soluciones rápidas,
mente creativa a la que busca soluciones e ideas que otros no ven, y mente torpe, lenta o embotada a la que
se centra en el problema y no ve más allá que los obstáculos que se le van presentando y se cierra en los mis-
mos. Pero estos diferentes funcionamientos son generados por la misma mente, la cual en relación con las
conexiones neuronales y el entrenamiento de la misma, opera de una u otra forma. Esta forma de operar va
dejando una huella en el cerebro que hace que ante determinadas circunstancias su comportamiento sea si-
milar. Pues es un comportamiento o respuesta aprendido. Pero podemos aprender a responder de otra forma
a través de un entrenamiento adecuado. Esto seria operar de forma creativa a través de la mente. Del mismo
modo, podemos aprender otras respuestas mucho más profundas, integradoras, reales y útiles, utilizando un
medio diferente a la mente, y dejar que la mente se ocupe de las pequeñas cosas. Como recordar dónde vivo,
la lista de la compra, y cosas similares. Si cojo este mismo suceso, me siento aquí y ahora bajo este árbol;
me pongo en postura de meditación y siento el hecho desde el amor más profundo, lo dejo sentir así con todo
mi ser. Sin dejar que la mente intervenga; sostengo el hecho con todo mi Amor, y hago de mi respiración el
eje central de la práctica. Respiro el suceso, pero no lo respiro de forma ansiosa, lo respiro con Amor. Tras
unos minutos de práctica, el conflicto cesa por completo. La mente no lo sostiene, lo ha soltado, y guarda
silencio ante esta respuesta. Es una respuesta de otro nivel, donde la mente no tiene nada que decir
La respuesta no es mental, es real. Todos somos inocentes, humanamente frágiles y esencialmente inmen-
sos. No hay conflicto, no hay problema, no hay nada que resolver. Simplemente hay, ES. Todo es un flujo de
energía consciente, de Luz, que impregna todo cuanto hay. Lo que hay es lo que es. El resto es solo una idea
mental. Cualquier cosa que alguien quiera debatir sobre la realidad del hecho, y que podamos o debamos
buscar soluciones a los hechos que nos suceden, es siempre una respuesta mental que aportara soluciones a
nivel superficial. Desplazara unos sucesos y creara otros
nuevos, pero siempre desde lo mental. Desde el Ser todo es aquí y ahora. Todo es Ser. Conciencia infinita
expresándose en las mil y una formas.
Dos días después de camino tuve otro encuentro interesante con un peregrino que fue juez, y ello me hace
ver las innumerables caretas escondidas bajo un laberinto mental. Esto era lo que juez me relato.
Fui juez de lo penal durante 17 años, en ese tiempo juzgué todo tipo de casos. Lo más curioso, es que pasa-
dos unos años comprendí que todo cuanto juzgaba, hasta los casos más crueles, cualquier persona era capaz
de cometer los mismos actos bajo similares circunstancias. Detrás de cada delincuente se escondía una per-
sona con todos sus traumas, miedos, delirios y enfermedades mentales. Alrededor del fuego del hogar, hay
un fuego interior capaz de arder la casa. Eso me decía mi abuelo. Un hombre rudo de campo, que había sido
soldado en la guerra. A menudo me contaba historias sobre los soldados sometidos al nivel más extremo de
miedo, odio y violencia. Curiosamente en un entorno así, no había nada que juzgar, todo está justificado.
Las luces del albergue se apagaron, la noche quedo sumida en un profundo silencio y las palabras de este
hombre no me dejaron conciliar el sueño.
¿Nos ganarán las fuerzas del mal la batalla? Estamos librando una guerra, una larga y terrible guerra. Arder
en la hoguera de la violencia es una posibilidad real. Cruzar el fuego bajo el escudo del amor, es para solda-
dos curtidos.
En el camino
El camino a Santiago comienza a agradarme. Trato de no tener demasiados apegos mundanos a nada. Pues
como dice el maestro, lo único que no cambia es que todo cambia. Hoy he vuelto a coincidir con una com-
pañera de viaje. Ayer estuvimos en el mismo albergue. No llevo idea de hacer demasiada amistad con nadie,
pero dejo que la vida fluya. Al instante se dirige hacia mí
-Ayer dormimos en el mismo albergue, ¿me recuerdas?
-Para serte franco no, disculpa. Últimamente ando muy centrado en mis cosas y no me fijo demasiado.......
No se porque le dije eso.
Si la recordaba, pero no me apetecía demasiado hablar
-- Me llamo Monet
-- Yo José, encantado de saludarte Monet
--Lo mismo digo
-- José te parece bien que compartamos un tramos del camino ¿ y nos conozcamos mejor?.
Nunca se me dio bien el evitar una serie de situaciones donde el otro pueda sentirse dañado en su autoesti-
ma.
--Si ese es tu deseo que así sea
--Lo dices como si me hicieras un gran favor, si te molesto lo dejamos
--No Monet, no se trata de eso, deseo hacer la mayor parte del camino solo en silencio, pero si algo me esta
enseñando la vida es a dejarme fluir con las circunstancias, de modo que será un placer compartir contigo
--Hecho, pero si en cualquier momento deseas tu soledad y silencio, por favor házmelo saber sin tapujos y
no me sentiré ofendida en absoluto
-- Ves Monet como no era tan difícil llegar a un acuerdo
--José ¿qué razón te ha traído al camino?
--No lo sé, después de darme todas las razones lógicas e ilógicas he descubierto que todas tiene el mismo
peso, de modo que no tengo un
porqué consolidado. Todos estamos confusos, extraviados.
--Me busco a mi misma. Hace poco que he salido de una relación y me siento muy tocada y esto últimamen-
te parece una constante en mi vida
--¿Qué le hace eso de especial? Yo te estaba contando mi vida y tú me sales con un arroyo que hace lo mis-
mo que todos los demás
--¿El arroyo?
--No sé, me descolocas. Si se detuviera no sería un arroyo, sería un lago, agua detenida, ¿qué sé yo? otra
cosa
--El arroyo siempre fluye hacia el mar, no se detiene en los obstáculos. Siempre va hacia adelante por el ca-
mino de menor resistencia
¿Monet donde te has quedado tú?
--Y dale con el río, perdona que te diga José, pero eres un poco raro.
--Monet tú quieres que entre en tu dinámica mental, que escuche todas tus teorías y que formule una que sea
más elocuente que las demás. Que no hiera tu sensibilidad y que la teoría que plantee se acomode a lo que tú
esperas de ella
--Quieres que te ayude a ver desde otro lugar ¿o prefieres el mismo lado al que ya le has dado mil vueltas?
--Bien dicho Monet, ¿dices que tu principal objetivo es encontrarte a ti misma y a tu modo de relacionarte en
el amor es así?
--Así es
--Adelante
Mientras tanto Monet y yo caminábamos bajo los impresionantes parajes que conducen a Santiago, llegar
no era tan relevante como descubrirnos en ese proceso. Senderos, riachuelos, peregrinos con sus mochilas,
pueblos sacados de otro tiempo y colocados ahí, todo tenía un encanto indescriptible.
-- Bueno, quizás debo aceptar que aquello que deseo pueda salir de otra forma.
--Pues no sé, lo que todo el mundo. tener una pareja que me ame…
--Necesitada no, pero sin duda sería deseable, ¿acaso es malo amar y ser amada?
-- ¿Entonces?
-- Distinto ¿cómo distinto?
--¿Cómo cuáles?
-- Sí a cambio de que te amen a ti también tal como tú deseas ser amada, ¿no es cierto?
-- El Amor.
--La mayoría de las personas leemos libros espirituales, devorándolos, al igual que las enseñanzas. No so-
mos capaces de detenernos, de sentirlos, de mascarlo, de integrarlo. Debemos detenernos en esta respuesta.
¿Quién es capaz de Amar sin esperar nada a cambio?
El Amor.
--Siéntelo, vívelo, medítalo, no le añadas ni le quites nada, permanece en silencio, sintiéndolo tanto tiempo
como sea necesario.
Si estas conversaciones llegan algúnn día a ser libro, a ti te lo digo querido lector.
Cierra ahora el libro, siente la respuesta, medítala en tu corazón varios días, hazla tuya. Porque de lo contra-
rio no te llegará. Seguirás leyendo devoradamente esperando encontrar una verdad cada vez mayor o un cú-
mulo de verdades y ninguna de ellas te cambiará la vida. Basta una sola respuesta como ésta para no seguir
leyendo jamás nada espiritual, para no seguir buscando, para detenerse.
Esta es la Verdad que contiene al resto de verdades parciales.
-- En esta respuesta está todo, desde ella podríamos resolver todos los problemas imaginarios humanos que
nos creamos, porque el Amor es la respuesta a todo.
--José sin duda es una gran respuesta que no acabo de entender en su totalidad, me la repito, pero no acabo
de integrarla.
-- Naturalmente Monet, si la tuviésemos 100% integrada, el mundo sería completamente distinto. Desde ese
estado de conciencia nada de cuanto hemos creado sería lo mismo.
Vivimos bajo el yugo del miedo y desde ahí nacen los países y sus fronteras, los ejércitos, el hambre, la vio-
lencia. El mundo es una locura colectiva y para un loco su locura es una acto normal. Hemos construido un
mundo sumamente dañado para intentar repararlo a parches. No podemos reparar lo que hemos creado mal
desde un estado de conciencia similar.
Por ello el verdadero cambio, la verdadera revolución es un cambio de conciencia. Solo aquel que ve, es ca-
paz de construir según lo visto.
El ciego construye a ciegas
-- Pero José existen muchas personas buenas que crean ONG, que ayudan a otras desinteresadamente, que
luchan por un mundo mejor.
-- Todo eso está muy bien Monet, pero créeme, sólo son parches. Tú has dicho la palabra correcta, luchan y
no se trata de luchar, sino de entender. Este maya como lo llaman los budistas, es una escuela de aprendizaje,
de evolución, creamos según creemos y vivimos según nuestras creencias, y luego desde ahí con los diferen-
tes niveles de conciencia tratamos de reparar lo que de base ya está mal construido. Por eso insisto tanto, en
que la única respuesta real y definitiva posible es un verdadero salto cuantitativo en la conciencia. Es saber
quiénes somos.
--Monet hablo como alguien que ha amado luchando, que ha perdido, o creía haber perdido. Que de la perdi-
da ha hecho ganancia
Me he caído, levantado. Tenido cientos de miles de procesos mentales y emocionales y estoy intentando
volver a casa
--Pero José no acabo de entender hasta que punto has respondido a mi pregunta. Me parece algo bello, pro-
fundo, pero a la vez genérico, abstracto, metafísico y demasiado espiritual
--Te equivocas Monet, debes meditar en tu corazón que el Amor es la respuesta. Ese Amor que solo Ama, sin
pedir nada a cambio. Lo que tú buscas solo existe en ti. Nadie puede ofrecerte tu felicidad, tan solo acompa-
ñarte en ella.
Te vuelvo a repetir que desde tu óptica solo podemos desplazar un problema para atraer otro similar. La raíz
seguirá intacta.
Estaba cayendo la tarde y habíamos cogido un albergue en una localidad muy transitada por el camino, Ar-
zúa era un cruce de caminos. Al día siguiente yo queria tener una etapa de descanso.
-- Monet yo mañana voy a descansar todo el día, no reanudo camino hasta pasado mañana, por lo que nos
despedimos aquí
--José yo mañana quiero ir a visitar a una especie de consejero espiritual que me ha aconsejado una amiga.
Vive muy cerca de aquí.
Me agradaría mucho que mañana me acompañases si no te es molestia.
Me sentiría más cómoda
--Gracias de veras
Al día siguiente después de desayunar iniciamos rumbo a la dirección que Monet tenía. Yo estaba abierto
a todo. Sin grandes expectativas ni demasiados prejuicios. Después de una hora caminando llegamos a un
sendero que discurría entre grandes árboles a ambas orillas del mismo. Al finalizar el camino una pequeña
explanada y unas pocas casas cercenando la misma.
--Hay dos que se llaman Manuel, imagino que preguntan por el que lo sabe todo
--Monet me miro y frunció el ceño, lo percibió como una falta de respeto, pero no era esa mi intención. Sim-
plemente la pregunta me hizo mucha gracia. Es como que te den a elegir entre ser agraciado o ser más bien
feo.
--Gracias Señora le respondí yo, ha sido usted muy amable, disculpe mi risa, no fue con ánimo de ofender a
nadie
Llamamos a la puerta y apareció un hombre con barba, delgado, de aspecto rudo y la vez muy cercano. Su
presencia resultaba agradable
--Yo iba a añadir el que todo lo sabe, pero como broma ya me pareció
suficiente
--Así es dijo él
--Manuel no me gusta presentarme así, sin avisar, si le viene mal vuelvo otro rato o mañana añadió Monet
Mónica me ha dicho que eres consejero espiritual. Necesito encontrar mi camino. José y yo hemos coincidi-
do un tramo del mismo y me ha ayudado mucho. Su visión, su forma de plantear las cosas ha hecho que me
esté replanteando todo desde otro lugar
Cuando Monet dijo esto, me quede sorprendido, no sabía que le había causado tan honda impresión
-- Cuando venía hacia aquí antes de conocer a José, en mi mente habían otras preguntas, al hilo de las con-
versaciones mantenidas en el camino, mi creencia está siendo reconsiderada, de modo que te voy a plantear
mis inquietudes Manuel
--Adelante Monet
-- Nosotros estamos hechos a imagen y semejanza suya, lo que significa que somos Uno con ÉL. Lo cual
quiere decir que tenemos sus mismas atribuciones.
-- Pero si somos UNO con Dios no deberíamos sentirnos diferentes a ÉL, ni diferentes entre nosotros, pues
de lo contrario ¿dónde está la unidad?
-- Precisamente Monet ese es el problema inicial y nuclear que crea todo el estado de confusión del ser hu-
mano, la división, el creernos separados de la Fuente.
-- Manuel cuando hablamos de que Dios es Amor incondicional, si nosotros no podemos amar así, nuestro
amor es sin duda alguna menor. Es un amor condicionado ¿cierto?
-- Cierto.
-- ¿Y a qué se debe que no podamos Amar tal como Dios Ama si somos uno con él?
-- En el estado de confusión, de división que hemos creado entra el miedo, y cuando entra el miedo el Amor
no puede mostrarse.
-- ¿Cómo es esto posible?, si la mayoría de las personas desean dejar el miedo a un lado y obtener la felici-
dad, el descubrimiento y la unión.
-- No es cierto, este deseo solo surge a nivel mental, como máximo a nivel emocional, pero no hay un verda-
dero compromiso, no hay unidad en este deseo humano.
Le falta fuerza, le falta coraje, convicción, le falta la gracia de Dios, que no puede instalarse si no se dan es-
tas premisas.
-- Soltar lo otro.
-- Todo cuanto creemos que es, todo cuanto el mundo nos ofrece; y saltar al vacío de lo desconocido, por
ello es por lo que tan pocos se aventuran.
Para dar este salto se precisa de esa gracia, cuya fuerza en la búsqueda al encuentro con Dios, con lo real,
hace que ello te empuje, te arrastre, te reclame y seas incapaz de vivir otra cosa.
-- Manuel tengo miedo de amar, de volver a entregarme, a desnudarme, de ser herida, tengo miedo de fraca-
sar y morir en el intento. También siento miedo de quedarme fría amando y no ser capaz de volver a sentir
amor de verdad por alguien
-- Monet cuando entregues algo por Amor, entrégalo tal cual es, por Amor, sin esperar recibir nada a cambio.
Pues todo aquello que des por Amor esperando recibir una respuesta o teniendo la sensación de sacrificio por
Amor, es un concepto erróneo y la consecuencia que tendrás no será la esperada. En el Amor no hay sacrifi-
cio, ni dolor, ni expectativa, en el Amor solo hay Amor.
Por ello las relaciones humanas se han vuelto tan difíciles, el mundo está enfermo. El hombre ha perdido su
tao y todo cuánto vemos está en decadencia. El ser humano, sí es capaz de dar Amor incondicionalmente,
pero a menudo es solo en pequeñas dosis.
Si tu Amor es capaz de sanar las heridas del otro, adelante, estás haciendo un gran trabajo.
En el momento en que tu Amor no sea lo suficientemente grande para esto, detente, pues corres el riesgo de
convertir una relación de amor en una de odio o rencor.
Sal de ahí y abandona la tarea con Amor, antes de que te gane la batalla el miedo. Más vale partir con Amor
que seguir con daño.
Pues así no eres de beneficio para nadie.
-- Gracias Manuel, qué revelador, todo aquello que llamamos Amor y lo vivimos desde el juicio, la compen-
sación, el miedo, no es Amor, es mente.
-- ¿Manuel tú crees que nuestro destino depende de nuestros pensamiento?, ¿ y el resto de factores y aconte-
cimientos?
-- Los acontecimientos son coadyuvantes para ver y entender con mayor claridad, por eso, que siempre nos
muestran todo desde los ojos del Amor, lo cual, para entenderlo se precisa verlo desde esa misma mirada, la
otra, la mirada del ego, del personaje y del juicio no sirve. Los pensamientos alimentan creencias y formas
de actuar, de sentir, y de atraer una serie de circunstancias. No podemos atraer lo que no somos, pues no sa-
bríamos que hacer con ello
--Quise intervenir en la conversación. Monet con tu permiso deseo hacerle una pregunta a Manuel.
-- José imagina por un momento que durante un solo día, con toda persona que te cruzases tan solo pudieses
ver su lado bueno, su bondad, su amor, o su necesidad de ser amado, reconocido, acogido y que desde esa
carencia comprendieses que cualquier actitud dañina es fruto de ello, ¿qué crees que sentirías?
-- ¿Incluso por aquellos dónde has visto su necesidad de ser amados y actúan de forma poco amorosa preci-
samente por su necesidad, sin ser conscientes de ello?
-- Por supuesto Manuel, no los vería responsables de ello ni culpables, los vería necesitados.
Eso y mucho más, pues Dios sabe que no somos seres separados de él, pero quédate solo con esto. Vivir el
mundo a través de los ojos amorosos de Dios. De ahí nace la gran pregunta ante cualquier duda
¿Qué haría el Amor?
Esa es la pregunta clave que resuelve de la mejor forma posible cualquier situación…
--No
-- Una cosa es conocer el camino y otra muy distinta, tener la valentía de recorrerlo.
-- ¿La gracia?
--Sí José, sí la Gracia. No es uno quién hace, ni quién consigue, ni quién alcanza.
Uno solo es el envase dónde la gracia se posa. Es la gracia quien vive a través de uno, a través de lo que
llamamos el personaje, sólo que el personaje a partir de ahí deja de ser tal y todo en él es gracia, es Don, es
Vida.
-- Pero Manuel, Mónica te sigue desde hace años y me dijo que vives casi en soledad, dedicado a la medita-
ción, la oración, ¿qué más se necesita?
-- No es cuestión solamente de reunir una serie de requisitos, además de eso debe haber este vacío total de
uno mismo para que Dios pueda entrar, de lo contrario lo obstaculizamos.
-- Pero Mónica me contó que has tenido diferentes experiencias espirituales y todo lo que consigues trans-
mitir a las personas, ¿acaso no es ello una gracia?
-- Sin duda lo es Monet y estoy profundamente agradecido por ello, pues no me pertenece, pero no es la gran
gracia de la que te hablo.
-- Pues si tú no lo ha conseguido, !qué pocas personas en el mundo lo conseguirán! debe ser sumamente difí-
cil, realmente no sé si merece la pena ir en busca de ello.
Tanto esfuerzo, tantos años y al final…
-- Monet estás confundida, si hay algo que merezca la pena vivir es ésto. Alcanzarla o no de forma estable
es una posibilidad entre muchas, pero vivir dedicado y entregado a Dios, ya es una gran gracia sin duda. El
resto…
-- El resto es mentira. Solo esto es, solo esto merece la pena. El resto es sencillamente mentira. Y jamás
debemos subestimar el poder de la Gracia. Es capaz de residir incluso en un envase inacabado. Nosotros no
somos buenos jueces para juzgar el estado espiritual de nadie, ni el nuestro propio. Nos basta con la entrega.
El resto no es cosa nuestra.
La Gracia tiene mil caras y no todas se presentan de igual forma.
-- Yo intervine de nuevo
-- ¿Y mientras la Gracia no llega, qué hacemos Manuel?. Porque posiblemente no llegue nunca.
Imagino que lo que quieres decir con ello, es cómo moverte desde el personaje para vivir de la forma más
apropiada posible si no se consigue llegar a la realización ¿es esto?
Y no solo eso Manuel, pues aunque consiguiera reunir todos esos requisitos de realización personal, puedo
seguir viviendo en el sueño, sin conseguir salir del mismo.
Mientras estamos en camino, en proceso, debemos poner en cuestión al personaje a través de los diferentes
medios, la meditación, el silencio, la oración y la continuada pregunta del ¿Quién soy yo, quién es este que
tiene todos estos pensamientos?. Estos medios contemplativos y silenciosos, se caracterizan porque son ca-
paces de observar al personaje de forma real y ecuánime y percibir la existencia del mismo, aunque solo sea
a nivel superficial e intuitivo, ello más la continuada pregunta, irán debilitando la creencia en el mismo. Eso
es lo que comúnmente se denomina ego en el argot espiritual
-- Bueno es lo mismo.
-- No, no lo es Monet, hemos de prestar mucha atención al lenguaje. El lenguaje puede confundir en lugar de
aclarar, el lenguaje desvela una idea, una creencia. Y es vital actuar con las creencias adecuadas
No basta con entender las cosas a nivel intelectual, esto no es suficiente, nuestro hábito nos arroja de nuevo
al abismo, debemos meditarlo profundamente el tiempo que sea necesario, días semanas, meses, detenernos
en ello y llega un momento que la comprensión profunda se abre.
Todo cuanto pensamos, cuánto creemos, cuánto proyectamos, lo hacemos como en un escenario, ahí colo-
camos los diferentes actores, asignamos los diferentes papeles, imaginamos las circunstancias y siempre lo
proyectamos en un tiempo futuro, condicionado a la creencia de ese personaje y su pasado. El cual a su vez
está viciado por la memoria que reside en él como un personaje y pasado reales.
Y todo en su conjunto, no es más que una función que desarrolla un personaje, nosotros no somos nada de
ello. Somos el espacio de consciencia ilimitada donde la misma se asoma a través de los ojos del personaje,
y en lugar de vivir esta experiencia como la presencia ilimitada, omnisciente, omnipresente y omnipotente,
que está teniendo lugar en esta experiencia humana, de sentidos, sensaciones, pensamientos y emociones,
creemos que somos el personaje real que vive las mismas. Sin reconocer a la presencia que se asoma a través
del personaje.
Eso cambia por completo la forma de relacionarnos con el mundo. Porque en ese caso el mundo pasa a ser
de un mundo real, tangible, a un mundo proyectado…
Lo que necesito que entiendas, que VIVAS, es que la presencia que nos habita es un continente mucho ma-
yor que el ser humano que creemos que somos, este es solo un envoltorio, una función, un personaje que el
ego, crea y refuerza constantemente.
Desde el personaje no podemos resolver las numerosas cuestiones de vida que el mismo personaje proyecta,
porque además de ser completamente irreales, para resolver de verdad, debemos resolver en un estado de
conciencia superior al que origina el problema.
-- Pero Manuel supongamos que por un momento, aunque no acabo de encajarlo, creo que soy una con Dios,
con la fuente, una presencia ilimitada, ¿es correcto expresarlo así?
--Lo que tú llamas tu vida real es justo al contrario. Monet es solo un personaje que no se sostiene en la
conciencia como individual, y separado de la fuente. Lo real es precisamente la consciencia que se asoma a
través de Monet ¿entiendes?
-- Entonces desde ahí y aún sabiendo que este personaje es solo eso, un personaje que vive a través de la
conciencia ¿Cómo debo comportarme?
-- Lo primero, recuerda la importancia del lenguaje. El personaje no vive a través de la conciencia, el per-
sonaje es un personaje soñado por la conciencia, creado por ella, por decirlo de otro modo, la conciencia es
eterna, no muere y no nace, solo el personaje abandona el cuerpo físico para tomar otra existencia en otro
espacio tiempo.
-- De acuerdo Manuel, pero aclarando esto, mi pregunta sigue en pie ¿cómo debo comportarme con el perso-
naje?
--Es lo mismo que comentábamos antes, debes repetirte continuamente las preguntas anteriores descritas o
similares ¿quién es este personaje que tan frecuentemente cambia de creencias y emociones? y hacerlo con
fuerza, con convicción; debes sentir la presencia que te habita y relacionarte con ella como lo más importan-
te de tu vida, y con ello, a través del
hábito comenzarás a realizar las acciones humanas necesarias para que el cuerpo físico viva según sus ne-
cesidades, pero sin implicarte en el personaje como real. Así irás desmontando la creencia de que tú eres el
personaje.
-- ¿Bromeas?, lo ganas todo. Te darás cuenta con total certeza, que el personaje es solo eso… un personaje
irreal que el ego refuerza y construye constantemente a través de las diferentes proyecciones y escenarios, y
lo hace, porque en realidad el personaje no se sostiene en sí mismo. Te darás cuenta, de que podrás vivir des-
de esa presencia infinita sin el miedo, ni la duda, ni el drama, ni nada que desarrolle el personaje como real.
Porque lo habrás desmontado. A partir de ahí, cumplirás tu función de experimentar esta vida humana llena
de sensaciones, de emociones, de vida, a través de la conciencia que se asoma a este envoltorio.
Desde ahí se acabarán todos los miedos! Créeme!...
Las dos grandes fuerzas que mueven al ser humano, son el Amor y el Miedo, cuando se vive en al Amor, el
Miedo no está presente, desaparece y cuando se vive desde el Miedo, el Amor no desaparece, porque es lo
que somos, pero se oculta su presencia.
Por ello cuando se vive desde el personaje, la presencia no la percibimos y cuando vivimos desde la presen-
cia el personaje desaparece, la mente se acalla y todo es conciencia.
-- Impresionante.
-- Así es Monet, impresionante. Aquí la mayoría de las personas se mueven entre estas dos franjas, entre el
Amor y el Miedo alternadamente, dándole más peso a uno u otro según sus circunstancias. A esto se le llama
dualidad, significa dos. Y la no dualidad, la Unidad, es vivir uno con la fuente, ahí es cuando las circunstan-
cias dejan de tener peso como reales, el personaje deja ser creído como real y a pesar de llegar a vivir cir-
cunstancias duras humanamente, quien alcanza esa unidad, todo lo vive confiadamente, serenamente y todo
lo pone en manos de Dios, de la fuente, tratando de ver qué significado se esconde detrás de las circunstan-
cias que se presentan en su vida. Utilizando todo ello como camino de aprendizaje y evolución.
A mi me pareció genial. Salimos fuera al jardín, mientras Manuel nos preparaba un té. Monet quería hablar
sobre ello, pero yo le indiqué que necesitábamos estar en silencio.
El ego, ese personaje falso construido, los pensamientos, las emociones, todo ello girando en torno a un per-
sonaje ficticio.
El Amor, el significado del mismo. Todo esto es más de lo que la mayoría de nosotros está dispuesto a tra-
bajar, soltar e integrar, y sin embargo, me suena tan auténtico, tan real, tan cercano.
No sé qué hacer con mi vida, no sé nada, de nada, ahora mismo lo único que sé,.es que este es mi mejor esta-
do, el estado del no sé. Dejarme empapar por este no sé, sin tratar de forzar respuesta alguna.
--Mira Monet, todo es Amor, absolutamente todo, fuera del Amor no hay nada, no existe nada.
Dios es Amor y se da siempre y en todo lugar sin excepción alguna.
La forma en la que nosotros podemos ver y vivir esto mismo es la forma que determina lo enganchados o no
que estamos al sueño, al personaje.
-- Aun así, lo que deseas es que te responda desde un personaje que elige seguir soñando un determinado
sueño. Pero te voy a responder.
-- O sea que esperabas que ¿alguien actuase hacia ti de una determinada forma, cierto?
-- Cierto
-- Resumiéndolo mucho, pero sin duda así es, ya que siempre no es odio, hay frustración, decepción, desen-
gaño, etc…
-- El Amor para mí es compartir, confianza, lealtad, comprensión, aceptación, perdón, entendimiento, ale-
grías, seguridad, comunicación…
-- Me podrías ahora decir cuando tú te frustras con alguien que no hace lo que tú esperas de él, ¿dónde está
la comprensión, la aceptación, el perdón, la tolerancia, etc?
-- Bueno cierto que ahí no están, pero ello no invalida el hecho de que esa persona en cuestión pueda estar
teniendo una serie de actos totalmente reprobables, donde además de la falta de arrepentimiento, incluso en
algunos casos, exista la intención de cometer una acto malvado hacia la otra persona ¿dónde metemos ahí el
amor?
-- Todo absolutamente todo es Dios, y todo absolutamente todo es Amor, (Dios es Amor) fuera del Amor no
existe nada que sea real. (es decir que tenga existencia propia en sí misma) desde el personaje se vive una
experiencia humana determinada de mayor o menor confusión.
En base a ella calificamos el Amor con una serie de requisitos, limitaciones y condicionantes. Y desde ahí,
desde el sueño del personaje puedo estar de acuerdo contigo en que hay una serie de condiciones que pare-
cen contradecir a lo que comúnmente llamamos Amor.
Si observas la evolución de la humanidad, te darás cuenta de que cada vez hay menos guerras, sé es más
tolerante, más comprensivo, y dónde antes se era incapaz de entender determinados situaciones como acep-
tables… (diferentes religiones, ideas, razas, orientación sexual, etc ) ahora el ser humano es cada vez más
consciente de la riqueza y naturalidad de la diversidad y de la ridiculez de esos conflictos.
Llegará el día en que el ser humano vivirá desarmado, y dónde antes se creía que habían buenos y malos,
según las posturas ideológicas, más tarde se respetarán las diferencias y se tratarán de reunir criterios en base
a las mismas. Incluso desaparecerán los países y las fronteras.
Todo eso caerá, créeme. Y lo hará por su propio peso, con naturalidad, sin violencia.
Cuando se alcance un nivel de conciencia mayor, eso ya no se sostendrá.
Mientras todo esto ocurre, cómo crees que calificaremos llegado ese momento lo que antes nos parecía in-
aceptable, desafiante y agresivo y, sin embargo, ahora nos dimos cuenta de que eso forma parte de la riqueza
del ser humano, y que eso es Amor.
Imagina tener un nivel de conciencia donde la fragilidad y la debilidad humana es vista con los ojos del
Amor.
Por ello te digo que aquello que nos parece totalmente condenable, inaceptable, dañino… todo ello, desde
los ojos del Amor, es Amor mal expresado.
No existe aquello que algunos dicen que la maldad es la ausencia del Amor o la sombra la ausencia de Luz.
La Luz o el Amor que es lo mismo, está siempre en todo lugar, revelándose y expresándose en perfecta ar-
monía. Es la materialidad humana como envase del Amor, la que no sabe recibirlo en su totalidad y lo ex-
presa inadecuadamente. Puesto que a generado la ilusión de separación, su confusión no le permite recibirlo
tal como es, y no entiende lo que recibe, por ello no sabe expresarlo. Y aun así no puede afectarlo, no puede
cambiar la perfecta y total armonía que realmente es . Una ilusión o sueño no puede cambiar una realidad,
solo puede confundir la forma de expresarlo o vivirlo. Pero al ser solo una ilusión, por más real que parezca
no afectará en absoluto a lo que es. Si no, lo que es, no sería perfecto, sería condicionando por lo que no es.
-- Manuel permíteme una pregunta. ¿entonces qué hacemos con los asesinos, los violadores, los violentos?
aquellos que no entienden nada que no sea violencia.
-- Sin duda en un sueño tan real como éste, no podemos dejar que cometan una serie de actos poco inteli-
gentes, dañando a otros seres humanos (a pesar de que la ley divina todo lo contempla y todo lo alcanza y lo
contiene) pero como estamos muy lejos de ver eso en nuestro sueño humano. Mientras tanto podemos apar-
tarlos del resto de humanos.
-- No Monet, como ahora no, ahora se les condena, se les juzga y se las aparta con odio.
En algunos países hasta se les condena a muerte.
Se trata de apartarlos por el bien de todos, incluido el suyo propio, y de no retirarles nuestro Amor, pues son
quienes más lo necesitan. Mantenerlos apartados hasta que logren entender su error.
Sólo el Amor sana.
El odio es incapaz de conseguir nada.
No mantenerlos apartados unos años según el error cometido, eso es absurdo, eso es castigo sin más. Se les
aparta hasta que comprendan. Pues una vez han visto, es innecesario y contraproducente mantenerlos aparta-
dos.
-- ¿Y de aquellos que sin cometer delito son incapaces de relacionarse de forma amorosa y sólo nos causan
daño y violencia?
--Monet deberás retirarte del entorno de esa o esas personas, pues sólo un nivel de conciencia total podría
permanecer junto a ellas sin ser dañado y siendo de beneficio.
El resto deberá apartarse, retirarse, pero retirarse con Amor.
Todo aquello que odias, juzgas, o dañas ¿a quién crees que se lo haces?
-- Así es.
-- Un Maestro completamente realizado, está en un nivel de conciencia que a pesar de vivir en un cuerpo
humano, su grado es tal, que influye automáticamente para el beneficio de todos cuantos le rodean. Sólo su
presencia ya es beneficiosa. Sin hablar palabra alguna.
Y además no puede recibir daño alguno, pues lo creas o no, no puede ser dañado por ningún ser vivo. Pero
ten presente que hablamos de Maestros de realización total y kármicamente sin ninguna lección pendiente.
-- Pero no entiendo.
-- Todo es espíritu.
-- Su cuerpo humano es materia humana como la nuestra, pero la energía que contiene es de tal elevación
que son capaces de influir en esa misma materia a su antojo.
A todos os suele interesar más lo metafísico que hacer un buen trabajo en vuestras vida.
No debemos despistarnos, me interesa mucho más, que seas plenamente consciente de que cada daño que
causas a otros te lo causas a ti misma.
No hay nada que lances a otro que primero no te haya alcanzado a ti.
Todo lo que parte de ti vuelve a ti. Absolutamente todo.
Y no hablo solamente a nivel metafísico de que todo es UNO y no hay dos.
Sino que también te hablo a nivel mundano, no existe experiencia alguna tuya de cualquier campo, mental,
emocional, psicológica, físico, verbal, que vaya dirigida a otros sin que primero seas tú afectada, pues parte
de ti. Pero además volverá a ti duplicada.
-- Así es Monet
-- No hay nadie mas ahí fuera. Todo es UNO, siendo UNO, no puede haber dos. La dualidad es mental y
todo lo que nos ocurre dentro de ella también lo es
-- Nos despedimos de Manuel, sin duda haberle conocido fue toda una bendición. Comencé bromeando so-
bre él y me voy profundamente conmovido
Llegada a Santiago
He llegado a Santiago, el casco histórico de la ciudad que respira historia. Junto a cientos de peregrinos re-
corro sus calles, un ambiente festivo de triunfo, se respira en la ciudad. Estamos en la plaza del obradoiro, en
la misma catedral. Accedemos a la misa del peregrino y los ánimos de triunfo se perciben hasta en las esta-
tuas de los santos.
Las colas para recoger la compostela son evidentes. No voy a recoger la misma, no me interesa. No hice el
camino para exhibir ningún certificado, ni colgar el mismo en ningún sitio. Una vez finalizada la misa, sa-
limos de la catedral y los ánimos de júbilo y exaltación van dando a paso a un cierto respiro y descanso, un
saborear el triunfo. ¿Que clase de triunfo es este? El ser humano necesita tener fijado un objetivo, un hori-
zonte, algo por lo que luchar y por lo que vivir.
Para que la vida no se diluya en la insignificancia. Hacer el camino de Santiago tiene un aire de trascenden-
cia espiritual, de ir más allá de lo tangible y la posibilidad de descubrirse en el camino.
De abandonarse a la providencia de lo que pueda surgir.
Cada peregrino es un mundo y cada camino también.
Lo triste de este planeta es que a la mayoría de sus habitantes no les preocupa, ni les importa la física cuánti-
ca con todos sus avances, experimentos y descubrimientos.
La teoría de las cuerdas, el multiverso y los universos paralelos.
Stephen Hawking, el físico que creció en la más dura adversidad, convirtiéndose en uno de los grandes ge-
nios contemporáneos, manifestó una vez que «Solo somos una raza de primates en un planeta menor de una
estrella ordinaria, pero podemos entender el universo.»
La absurdez de lo inmediato nos esclaviza e idiotiza hasta el punto, que a pesar de todas estas teorías bien
fundamentas y experimentos comprobados, lo que realmente nos importa es llegar a tiempo a recoger la ropa
de la tintorería, a que no se me acumule la tarea doméstica, no se me queme la comida, mis hijos estudien lo
que se supone que funciona bien para ganarse la vida. Mi trabajo me proporcioné suficiente economía, y las
mil y una cosas que giran alrededor de mi vida, todas ellas igual de importantes para mi, que funcionen bien.
Esta es la tiranía de la inmediatez. Donde lo inmediato es más importante que lo relevante y lo inmediato no
deja espacio para lo importante. El absurdo empapa esta inmediatez de la estupidez humana en un mundo
pequeño, que se asoma a través de una rendija en lugar de abrir la puerta de par en par. Solo los físicos estu-
dian física, los filósofos reflexionan sobre el sentido de la existencia, los místicos tratan de descubrir, y los
ciudadanos de a pie no nos importa todo esto, más de lo que nos puede importar no perder el metro.
Debiéramos denominar nuestro universo el absurdo de lo inmediato.
Este nombre es más clarificador que la tierra, porque define nuestra vibración.
La tragedia de todo esto, es que si prestásemos la suficiente atención a lo realmente relevante y pusiéra-
mos nuestra energía a ese servicio, nuestra percepción sería completamente diferente y por lo tanto nuestras
creencias también y nuestros actos darían testimonio de ello. Le sacaríamos partido a todo nuestro potencial
humano y nuestras vidas formarían parte consciente de un todo, y esa parte a la que denomino consciente se-
ría la que cambiaria nuestro pequeño mundo de esclavitud idiotizada, por un mundo nuevo. Resulta apa-
sionante adentrarse en ello y revelador hacerlo desde la mente aquietada, esa que es capaz de abrir nuevos
horizontes
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Este camino lleno de magia que he disfrutado no es diferente a cualquier otro camino hecho con la mis-
ma intención. Lo que la vida te depara se esconde en la esquina más inesperada. Los lugares nos resuenan
con mayor o menor fuerza y nosotros elegimos los mismos para transitar a través de ellos.
Pero la única certeza es que la muerte me acecha y no tengo el valor de detenerme para esperarla impasible.
No tengo la cordura suficiente ni la sabiduría necesaria para esperar a la muerte como fiel compañera de ca-
mino. Por ello, que iniciamos caminos, metas, propósitos, y nos lanzamos a repetir lo mismo que hicieron
nuestros ancestros y lo mismo que harán nuestros descendientes. Vivir de la mejor forma posible ignorando
la muerte, como si al ignorarla la pudiéramos esquivar
No me puedo permitir comportarme como si desconociera el hecho de mi propia mortalidad, . De modo
que aquí estoy, un mortal más en la plaza del Obradoiro, celebrando no sé bien que triunfo con cientos de
veinteañeros que respiran vida e ignoran este hecho. Somos mortales con aires de grandeza. Insignificantes
en lo que se refiere a las dimensiones del cosmos, y aun con todo, el mundo gira alrededor de cada uno de
nosotros.
Si mañana recibo una mala noticia, mi mundo se cae, se derrumba.
No importa que el planeta gire o no alrededor del sol, o si el cosmos es infinito, sus universos paralelos o si
voy a reencarnar, lo que me importa es que todo lo que planeo me salga bien. Sin embargo, la experiencia
me dice que a menudo la vida tiene sus propios planes.
El camino a Santiago para mí finaliza aquí
La llamada
Como decía el filósofo, el hombre es aquello que hace con lo que otros hicieron de él. Sin duda, sobre este
punto de vista no puedo estar más en acuerdo. Somos aquello que hacemos de nosotros, con lo que los otros
hicieron de nosotros mismos. Estamos influenciados y moldeamos por todas nuestras creencias transmitidas,
culturas recibidas y genes heredados. Y estoy completamente de acuerdo, en que según todas estas circuns-
tancias, se generan una serie de comportamientos que ya vienen predeterminados. Sobre ellos construimos
lo que realmente deseamos construir, o al menos lo intentamos. Es decir, conservamos la libertad de tomar
lo que deseamos tomar de toda esta cultura y herencia recibida, y soltamos lo que consideramos innecesario.
Pero todo ello solo sirve para navegar sobre la superficie de las aguas, no para sumergirse en sus profundi-
dades. Porque más allá de todas estas apariencias culturales y personales, existe aquello que ya traemos de
otras vidas. Tanto es así, que nuestros hermanos de sangre criados en las mismas condiciones y con los mis-
mos genes, en muchas ocasiones son totalmente diferentes a nosotros mismos, y no hablo de pequeñas dife-
rencias imputables a la diferencia de edad, y a lo vivido personalmente por cada uno de ellos, sino que entre
hermanos gemelos o mellizos las diferencias son las mismas. Traemos algo de serie que es innato, personal e
intransferible. Para aquellos que no creen en otras vidas, karmas adquiridos o misiones de vida, alegaran que
se trata de simples personalidades diferentes entre sí, ¿pero qué hace que estas personalidades tan similares
en educación y genética, se comporten de modo tan diferente?
Más allá del debate entre una u otra postura, existe la realidad de estas diferencias. No hablo de simples di-
ferencias ideológicas o de carácter. Hablo de diferencias profundas, en cuanto a sentirse llamado hacia una
u otra inclinación de vocaciones internas. Una persona puede sentir una fuerte llamada espiritual y existen-
cial, sobre la que formara el tronco del sentido de su vida, y sin embargo, su hermano gemelo, puede per-
fectamente no sentir ninguna inclinación hacia ello, y mostrarse de lo más superficial en este sentido. Uno
de ellos puede tener unas cualidades innatas hacia una determinada profesión o habilidad, y el otro ser un
torpe en la materia, cuando ninguno de los dos han tenido influencias externas sobre nada de esto. A ello me
refiero por navegar en las profundidades del océano. Si observamos a que se deben estas inclinaciones, no
tendremos más remedio que admitir que son innatas y connaturales en cada uno de ellos. No vienen determi-
nadas al azar. Ni son producto de la casualidad o el desarrollo del cerebro. Son miles de casos, de los deno-
minados niños prodigios o con llamadas y realizaciones espirituales o artísticas de alto nivel.
Si fuésemos conscientes de la enorme influencia que traemos con nosotros de nuestras vidas pasadas, nues-
tro sistema karmico familiar, y nuestro plan de Alma, posiblemente nuestras vidas adquirirían un nuevo en-
foque.
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Desconozco que es exactamente aquello en mí que me hace sentirme diferente a los demás.
Siento que la vida no me encaja en ese esquema donde los demás parecen encuadrar todas sus cosas. Cuando
paso junto a un monasterio de contemplativos, no puedo evitar estremecerme.
Cuando llevo mis libros, escritos y apuntes, y me detengo en un arroyo, un bosque o un lugar con encanto,
me siento en unidad con la creación. Sin embargo, a menudo entre las personas me siento en soledad. No
comparto muchas de sus inquietudes, sus ideas, sus creencias y conversaciones. Me siento alejado. Alejado
de un mundo que me es extraño. Vivir entre dos aguas no resulta fácil. No soy monje ni aspiro a serlo. Pues
cuando lo intente, con todo el dolor de mi corazón, una respuesta clara, contundente, vino a mí, como viene
la brisa en el mar. No era la respuesta que esperaba. ¿Cuál es pues mi lugar?. Hubiera estado bien que la res-
puesta viniera con el resto de instrucciones sobre como seguir adelante, pero no fue así.
Cuando andaba por Francia llegue a un monasterio de contemplativos y entre a disfrutar del silencio y la
belleza del lugar. Los monjes estaban reunidos orando, al finalizar la oración, un monje se sentó a mi lado y
se dirigió a mí. Mi francés no era tan bueno como para entenderlo, y cuando supo que era español, le hizo un
ademán a otro monje, y este se acercó a mí y se puso a hablarme en español.
—No te preocupes por eso, mañana lo hablamos. Nos regimos por la regla de San Benito y no dejamos a
nadie sin brindar hospedaje. Un hermano te acompañará a tu habitación
—Por supuesto.
—En verdad no sé si fui yo quien la eligió, o alguna fuerza lo hizo por mí.
Un día normal como otro cualquiera, volvía del trabajo en el bus urbano como de costumbre, y al contem-
plar a todas las personas que andaban por la calle, y subían y bajaban del bus, tuve una extraña sensación de
vacío.
Era como si nada tuviera color. Como si la vida fuera en blanco y negro.
¿Esto es todo? me pregunté. Como si el significado de la vida no fuese más que eso, ir de un lado a otro sin
hacerse grandes preguntas. Al llegar a casa con esa inquietante sensación de vacío, en el buzón había un fo-
lleto de unas jornadas monásticas y fue como un flechazo. Pedí unos días en el trabajo y me fui. Al finalizar
las jornadas yo ya no era el mismo. Había tomado una decisión. Hable con el Abad e ingrese como postulan-
te, luego novicio, monje con votos temporales y años más tarde aquí estoy, consagrado a la vida monástica.
—O si muchas veces, y en ocasiones creí que no servía para esto y quise dejarlo
— Los monjes mayores me ayudaron mucho a discernir. Pero sobre todo me escuché con el corazón, sin de-
jar que la mente me engañase. Y había una verdad que asomaba con fuerza sobre todas las demás. Fuera de
aquí no había nada de interés para mí., Había vivido como laico 39 años, y conocía muy bien esa vida. Me
había casado, separado, con hijos, varias relaciones. Simpatizante de fiestas y alcohol, y un buen día cuando
toda esa etapa estaba en auge, sentí esa punzada en el corazón, ese inquietante vacío. Y en lo más cotidiano,
en ese bus urbano, esa pregunta asomo.
—Nada relevante
—Depende lo que entendamos por relevante. Todo lo que he aprendido es sencillo. Cada cual tiene su lugar,
su momento y su tiempo. No es bueno forzar las cosas. Cada fruta madura a su tiempo. La mía no es más ni
menos madura, que la de cualquier otro. Lo único que la hace diferente es que es mi fruta. Esta vida monás-
tica no es adecuada para todo el mundo.
Al igual que la vida fuera tiene mil caras, y cada cual ha de intentar encontrar aquello que mejor se le adapte
y le haga crecer; en el monasterio es lo mismo. No es diferente de la vida de fuera.
Cuando la religión, filosofía o grupo pretende coaccionar la expresión de aquello que se es, el resultado es
una mala imitación de lo que no se es. Un monje no se hace monje por habito, lo hace por convencimiento
propio. Todo lo que se reprime acaba pervirtiéndose y toma una forma desordenada. Cada persona tiene su
etapa, su evolución y su lección.
Por ello no debemos acelerar ningún proceso, ni tampoco pretender retrasarlo. Los monjes que ingresan al
monasterio de jóvenes, quizás sean monjes toda su vida o no, pero muchas de sus pasiones anhelos y pre-
guntas quedaran sin revelar. Es posible que la vocación de monje despierte en él con mayor fuerza que cual-
quier otra, y estas y otras preguntas y experiencias no vividas, no tengan la fuerza suficiente para provocar
en el una escisión. Si es así, esta bien, el monje vivirá centrado. Pero si su fuerza se divide entre el joven que
quiso ser y no fue, no será un monje completo.
En ocasiones llegan a los monasterios vocaciones que ya han completado todo un ciclo de vida y esta no les
ha colmado lo suficiente; la adaptación tampoco es fácil, pero el convencimiento de que nada dejas atrás si
lo es.
Y este hecho bien canalizado puede hacer de el un gran monje. Tristemente en la mayoría de los monasterios
no existe un verdadero discernimiento de la vocación, en el sentido de que va supeditado a la estructura mo-
nástica.
Y las grandes estructuras oprimen más que liberan. Es cierto que toda organización requiere de una estruc-
tura, una base, una regla. La regla de San Benito posee mucha sabiduría, pero aun así el monje ha de ceñirse
a la estructura y su regla. Nos ha faltado visión para crear otras formas validas de seguir a Cristo. Y en esa
escasa visión hemos dejado atrás a grandes vocaciones. Muchos de los seguidores de Cristo hubieran sido de
gran utilidad en una vida reglada de otro modo. Podríamos haber admitido al monje casado o al soltero no
célibe y ello no habría significado una iglesia débil . Hay tantas iglesias como formas de seguir a Cristo. Lo
único imprescindible es un corazón puro y entregado. Cuando era joven
Tenía que expresar lo que era, lo que sentía, lo que pensaba y lo que vivía. Fui hippie durante años, y viví
esa etapa con la misma fuerza y convicción con la que ahora soy monje, y ello no me hace menos monje. En
esa etapa había fuerza, convicción, coraje y alegría. Esas premisas son las mismas que ha de tener el monje.
En esa etapa me estaba descubriendo, ahora hago lo mismo desde otro ángulo. He visto mucha mediocridad
dentro de la iglesia, muchas falsas vocaciones y actos neuróticos y desordenados que rompen lo que se con-
cibe como monje. No quiero juzgar a ningún hermano pues no es mi tarea. Pero no puedo acallar una verdad
que clama por ser descubierta. Un iglesia abierta no solo ha de tener una visión amplia para acoger otras
formas vocacionales, sino que ha de posicionarse fuertemente en contra de todo aquello que es falso. Vestir
un habito de monje y actuar como un demonio es todo menos ser monje, Por sus frutos les conoceréis.
El Abad quedo en silencio. Fue muy directo y sincero. Y tras este silencio lance una inquietante pregunta
que me ardía por dentro
—¿Carlos yo podría probar esta vida?
—Por supuesto.
—Quédate hospedado unos días más, y si sigues con esta inquietud te pasaremos a la hospedería interna.
Así fue. Quince días después, me pasaban a la hospedería interna como posible postulante. Al cabo de un
mes aproximadamente, cuando me levante a la oración de la mañana, al cruzar el claustro oí una potente voz
que me dijo:
La vida monástica no es para ti. La voz fue clara, contundente. Me dejo una sensación de frustración y ra-
bia, pero a su vez, en lo más profundo de mí había paz, una extraña paz que no cuadraba con este sentimien-
to humano de frustración
Trate de no hacer caso a esa supuesta voz que había oído con total claridad. Y cada día estaba más cansado y
desanimado. Me faltaba alegría y vitalidad, de modo que solicite hablar con Carlos y le conté lo sucedido.
—José no puedo decirte con rotundidad lo que solo tu corazón sabe, pero te adelanto que es muy posible que
esa voz y las sensaciones que estás sintiendo tras haberla oído, sean el camino tuyo a seguir. Puedes quedarte
el tiempo que estimes oportuno hasta tener una mayor certeza, o puedes abandonar, y si en un futuro deseas
volver a intentarlo mi puerta está abierta.
No todas las voces o señales que creemos oír, vemos, u oímos, proceden de una fuente espiritual, ni siquiera
aquellas que animan a la vida mística. Hay mucha fuerza en la sombra operando. Hay que separar la huma-
no, de lo verdaderamente esencial y profundo. Solo siente en verdad, abandónate a la gracia divina y la pro-
videncia, y deja que sea ello lo que mueva ficha.
Al cabo de una semana de sentirme triste y vacío, abandonaba el monasterio. No lo hice por ninguna idea
mental, ni deseo, expectativa o rechazo. Simplemente me encontraba vacío, y no quise seguir descubriendo
más heridas en mí. No me veía preparado para ello en este momento.
Había estado viviendo como monje 33 días, una cifra curiosa. Al salir de la puerta principal del monasterio
volví a respirar.
Este episodio, sucedió antes de llegar a Alemania y conocer a Alba. ¿Quizás tenía que experimentar lo que
es el Amor en mayúsculas, y por ello la vida monástica no era para mí?
No lo sé. No tengo la respuesta. Porque ante esta pregunta, la mente replantearía otra serie de preguntas ra-
zonables del ¿por qué experimentar una herida tan dolorosa con la perdida de Alba?, si estaba viviendo en
Amor. La mente plantea preguntas, que desde su mismo nivel no pueden ser respondidas, tan solo enredarse
más en ellas.
Cuando una realidad tuya creada, va dejando de tomar consistencia y pierde fuerza, porque ya has aprendido
todo sobre ese plano o nivel, y comienzas a fijar la atención en otro nivel, con otra creencia y percepción de
modo consciente o inconsciente; ahí comienzas a crear una realidad diferente. Lo que ocurre, es que hasta
que se plasma esa otra realidad diferente, la inercia de lo creado anteriormente sigue su curso, y la realidad
anterior aun continúa manifestándose.
No se vislumbra el nuevo camino, y las dudas y los miedos aparecen.
Ese periodo es un periodo de tránsito, es estar entre dos aguas. Es como estar en tierra de nadie. Así me
siento yo, y por más que conozca como funciona todo esto, en ocasiones me cuesta seguir caminando.
Las cosas más sencillas, que parecen contentar a la mayoría de las personas, a mí producen rechazo o me
dejan indiferente.
Y siempre planeando en mi mente y corazón ese anhelo espiritual, esa inquietud sobre la unión de cuerpo,
mente y espíritu. He llegado a sentir desprecio por todo lo banal, por las innumerables estupideces de la vida
ordinaria. El pasar el tiempo, como si la vida no importase más allá del entretenimiento y los esquemas repe-
titivos. Quizás me haya equivocado de tiempo, y allá encarnado en el lugar de los estúpidos. No es que me
crea listo, o importante, pero tengo la suficiente inquietud para saber que mi vida se agota, el tiempo se aca-
ba, y necesito darle un profundo significado a la misma. No me basta lo que se espera de mí, casarme, tener
hijos. Una casa en propiedad, un trabajo fijo, y distraer mi atención con las mil variedades de estupideces y
modas. Hacer que siempre tengo treinta años, e ir sumando estupidez a mi vida. Así me siento.
O Soy el más estúpido de todos por preguntarme estas cosas y no encontrar la respuesta, o he visto algo que
no debiera haber visto. En cualquier caso, el sentimiento de desasosiego sigue ahí.
Camino porque no me queda más remedio que caminar y seguir adelante
Diferenciar entre una crisis profunda de identidad espiritual, o una depresión común, es sencillo con el dis-
cernimiento adecuado. Es lo mismo que para un exorcista diferenciar entre una posesión demoníaca real o
una esquizofrenia.
Chaman
No recordaba a mi padre llorando. La última vez que le vi llorar fue por Tom su perro fiel, su mejor compa-
ñero, cuando murió Tom, mi padre lo enterró llorando
-- Es Andrés tu hermano
-- Mi voz permanecía inalterada. ¿De qué se trata?
Estoy en un pequeño pueblo cercano a uno de los desiertos de México, en una cantina. En lo profundo
de México. Las grandes ciudades no me interesan, en la mesa de al lado un par de hombres hablan de
un chamán de la zona. Dicen que es muy bueno. Estoy muy atento a su conversación. Finalmente intervengo
-- Así es
-- ¿Su dirección? A donde cree que va, no es un médico con consulta y no le gustan las sorpresas y menos de
extranjeros. Por unos pesos le acercamos mañana.
-- Al día siguiente me acerque de nuevo a la cantina a la hora acordada y al poco tiempo aparecieron ambos.
Sabía que no era prudente subirme a la camioneta de dos desconocidos en el desierto de México. Pero mi
apariencia no era la de un hombre pudiente, de modo que tras acordar un precio moderado subí con ellos. En
el viaje me hicieron muchas preguntas y yo contestaba con respuestas cortas.
No me apetecía charla.
Media hora después la camioneta se detuvo
-- Bajamos todos de la camioneta y entramos en una pequeña parcela con una casa de construcción arcillosa,
cañas, y piedras de la zona.
Más que una casa parecía un cobijo improvisado.
-- !Juan! grito uno de ellos, asomándose a la abertura donde debiera ir una puerta; desde el fondo de la casa
se oyó una respuesta, ! Voy! Y salió un hombre alto, delgado, de tez morena quemada por el sol.
¿Quién me busca añadió?
-- Juan se dirigió a los dos hombres que me habían traído, se apartaron un poco y comenzaron a charlar entre
ellos. Por sus gestos y tonos intuí que hablaban sobre mí. Al cabo de unos minutos se despidieron y yo me
quede allí con Juan
--¿Es usted chamán le pregunté?
-- Necesito su ayuda
-- ¿Qué te ocurre?
-- Desde hace tiempo no siento amor por nadie, ni siquiera un atisbo de empatía. Hace un tiempo tuve una
fuerte crisis, tras recuperarme, mi pareja murió y continúe camino. Hace dos días murió mi hermano en un
accidente y apenas me inmute, ni siquiera he ido al entierro, y no me he interesado demasiado por el estado
emocional de mi familia. Estoy vacío, muerto por dentro, necesito de su ayuda.
-- Esto nos llevará unos días, debes alojarte aquí, trabajaremos juntos. Pero debes estar dispuesto a trabajar
en serio, de lo contrario es mejor que continúes camino
-- ¿Por dónde comienzo Juan?
-- Tengo que bajar al pueblo, vente conmigo y te coges lo que necesites para pasar unos días aquí. Yo te faci-
litaré comida y alojamiento. El resto es cosa tuya
-- Bajamos al pueblo y todos querían saludar a Juan, le paraban cada pocos metros y le solicitaban citas
Esto me tranquilizo mucho, sin duda había elegido bien.
Tras un par de horas regresamos a la casa.
-- Tú dormirás aquí
-- Era un catre en una zona ruinosa de la casa, con un fuerte olor a cuadra.
-- Se fue y yo quede tumbado en un catre, en una zona remota de México, con un chamán que había conoci-
do el día anterior.
¿Qué podía perder?, más insensible no podía acabar, ni más loco tampoco. Lo que hacia últimamente rozaba
mucho la locura
-- Al día siguiente, aún no había esclarecido y sentí una mano que movía mi hombro
-- Justo cuando comenzaba a dormirme, pues me había pasado toda la noche en vela.
-- Buenos días José, te he preparado esto
-- He estado con psicólogos y medicación de psiquiatría
-- Y no te has sanado
-- Descálzate
-- ¿Qué me descalcé?
-- Pon los pies en tierra y siente la tierra bajo tus pies. ¿Ves esos árboles? Ahora voy a hablar con ellos sobre
ti, cuando lo haga vengo a por ti y sales descalzo en silencio, y abrazas detenidamente a cada uno de ellos.
-- La deseo y la necesito
-- Pues no me hagas perder el tiempo, cuando te diga algo obedece. No te voy a explicar cosas que ni crees,
ni entiendes
-- Juan salió y se puso a hablar con cada árbol sobre mí, incluso me señalaba.
-- Al finalizar vino a por mí y me señalo para que comenzase a andar
-- Hazlo despacio, muy despacio. No hables con ellos. Solo abrázales con la mayor gratitud que puedas y
cuando sientas que has finalizado, vete al siguiente. Al acabar todos esos árboles, te tumbas en la tierra mi-
rando hacia el cielo y no te muevas hasta que yo vaya a buscarte
-- Cuando abracé a cada árbol, tratando de no clavarme nada en los pies desnudos, me tumbe en el suelo. Al
cabo de un buen tiempo Juan vino a por mi
-- Hoy te ancle a tierra. Tu hermano ha muerto, no le verás nunca más aquí en este plano. Algún día le echa-
ras de menos y el no volverá
-No sé porque me dijo eso así, me sentí vulnerable, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.
-- Cuando llegue a la mesa, Juan estaba preparando unos botes con brebajes.
-- José has de preparar una mochila con lo necesario para una semana, coge ropa de abrigo, si no tienes nada
de eso te presto una manta.
--¿A dónde iremos?
-- Solo en una montaña. Pero si no tengo nada, ni comida, ni tienda de campaña, nada.
-- Así es, no se trata de ninguna broma. Después del tercer día no tomarás nada y yo me alimentaré por ti.
Solo tendrás agua, porque no creo que estés con el nivel mental suficiente para que yo pueda beber por ti
-- Quiero que sanes. Alimentarse por otro no es nada extraño, sólo en tu cultura no sabéis nada . En cuanto
al frío, no te expondré más de lo estrictamente necesario. Tú eliges, o trabajas conmigo o te marchas. Yo no
trabajo con personas que cuestionan mi trabajo
-- Ya puedes bajar
-- Así es, en marcha
-- Tras una hora caminando y subiendo por la ladera de la montaña en forma espiral, llegamos a una planicie
donde había un círculo de rocas.
Juan preparo un fuego y saco una tienda de campaña que comenzó a montar.
-- Esta noche y solo por hoy yo dormiré aquí para velarte, el resto de días lo harás tú solo. Te visitaré algún
día para realizar ritual y lo demás tendrás que afrontarlo sin mi presencia física a tu lado
-- Pero Juan no tengo experiencia alguna en supervivencia, no se nada de la vida en naturaleza salvaje, nada
de animales, nada de nada. Soy de ciudad. Podría tener un contra tiempo y moriría aquí. Esto es puro desier-
to
-- Cuando te sientas en peligro entra al círculo de las rocas y recita este mantra secreto que te dejo escrito. Es
poderoso y las rocas también lo son. Si mueres serás afortunado, pocos mueren en condiciones tan favora-
bles. El resto no es demasiado importante
-- Al caer la tarde Juan recogió unas hierbas y comenzó a machacarlas en un cuenco hasta triturarlas, cuando
se hizo una pasta, me dijo
-- Hacia frío, pero no le podía andar con insignificancias, de lo contrario me exponía a ser abandonado a mi
suerte.
-- Comenzó a entonar unos cánticos que resonaban en toda la montaña y con el cuenco de preparado en la
mano se puso a danzar en círculos a mi alrededor. Al cabo de quince minutos los cánticos cesaron. El silen-
cio en la montaña fue completo, tan solo el chisporrear del fuego. Me señalo con un dedo de forma cons-
tante, hasta que me fui a tumbar junto al fuego. Una vez tumbado, se acercó a mí en silencio, cogió con sus
dedos el preparado que había hecho, e hizo con el mismo un círculo en mi pecho y otro en la frente.
-- Juan me quema
-- No temas yo te velo
-- Y me eché junto al fuego con la manta. Al rato estaba empapado de sudor. Estaba adiendo, tenía fiebre
alta. Juan tengo mucha fiebre
-- Tienes el demonio de la rabia en tu interior y ello te mantiene encerrado en ti mismo, separado de tú yo
verdadero
-- Juan se levantó y volvió a danzar a mi alrededor entonando esos cánticos, la montaña parecía iluminarse
en la noche. Yo estaba delirando y todo era muy surrealista.
Horas después abría los ojos, me dolía todo el cuerpo, tenía escalofríos, me sentía muy mal. Vi a Juan senta-
do en postura de meditación mirando hacia la montaña, estaba a unos metros de mí.
Yo apenas podía alzar mi voz y como pude pronuncie su nombre con las pocas fuerzas que te-
nía !Juan!. Me oyó, se puso en pie y vino hacia mí.
-- No vamos a volver, estás librando una batalla, el ritual de anoche y este lugar están de tu lado. No puedes
rendirte, si lo haces todo esto habrá sido en vano.
-- Antes tenías menos, aunque no eras consciente de ello. Tus anteriores fuerzas no eran reales, eran fuerzas
divididas, encontradas.
Ahora estás eliminado lo que sobra. Antes de llenar un envase con el adecuado elemento, debemos vaciar el
anterior.
-- No voy a dejarte, sé que no tienes fuerzas físicas ni mentales para ello. Permaneceré a tu lado y trabajare-
mos aquí. Este es un lugar adecuado. Si abandonas te llevo a casa y una vez recuperado te marchas. Piénsalo
bien
-- Aun con las pocas fuerzas que tenía, Juan me inspiraba confianza.
-- Cuando abrí los ojos habían pasado horas y ya estaba oscureciendo de nuevo. La frontera del día y la no-
che las estaba perdiendo. El tiempo transcurría de modo diferente para mi
-- Vi la silueta de Juan acercándose a mí, esteba vestido con una piel de animal y danzaba junto al fuego, se-
ñalaba los árboles, a la montaña, al cielo, y los nombraba con nombres desconocidos e ininteligibles para mí.
De repente se detuvo, se acercó al fuego y cogió un utensilio que humeaba. Vino hacia mí y me soplo el
humo en los ojos. Fue muy molesto, casi no podía abrirlos, y él me soplo hasta tres veces con fuerza y pro-
nuncio unas palabras.
-- Volví a caer en trance, imágenes, voces y cánticos resonaban en mi interior. No sentía mi cuerpo. Era
como un extraño para mi
-- Cuando abrí de nuevo los ojos no sabía cuanto tiempo había pasado, estaba amaneciendo. Juan no estaba a
mi lado y me asuste.
Grite cuanto pude y se presentó junto a mí de un salto, no vi desde donde venía
-- No grites, quieres que toda la montaña sepa que tienes miedo. Acaso crees que los espíritus de la sombra
no se aprovechan de ello.
Sé un guerrero. El miedo es un veneno que te corroe por dentro y te deja inservible.
-- Lo siento, no te vi y pensé
--Ya sé lo que pensaste, igual que lo saben todos los espíritus de alrededor, tu miedo huele de lejos.
-- Es curioso Juan, tengo ganas de morder algo, pero no siento hambre, quizás haya sido esta fiebre.
-- No se trata de eso, como te dije has estado limpiando, y ello conlleva expulsar mas que llenar, pero recuer-
da que yo estoy alimentándome por ti.
.-- Eso si me resulta extraño. te lo digo con respeto y afecto ¿como es posible que una persona se alimente
por otra?
- Esta noche dormirás colgado entre los árboles. Estarás solo, yo volveré mañana al amanecer
-- La idea no me seducía nada, pero Juan no era el tipo de hombre que cambiaba fácilmente de opinión sin
un buen fundamento. Y aparte de miedo, yo no tenía ningún otro argumento. Aun así lo intente
-- ¿Aguantar? Es solo dormir. No vas a la guerra. De modo que no lloriquees y ayúdame a confeccionar tu
cama
-Preparamos una hamaca con lienzos y hojas, la subimos a los árboles, la atamos y me metí dentro. La altura
hasta el suelo era de unos doce metros aproximadamente, una caída y estabas en el otro plano
-- ¿Juan porque tan alto?
-- Quiero que experimentes la delgada línea entra la vida y la muerte, la fragilidad y la vulnerabilidad huma-
na
-- Y comenzó a caer la tarde, finalmente anocheció y la sensación de estar suspendido en el aire era realmen-
te impresionante. Los sonidos de los diferentes animales se oían con total nitidez. Efectivamente comenzaba
a sentirme vulnerable, los zorros, coyotes y otras especies se acercaban al árbol a olerme. Por el resto de
fauna me sentía seguro estando aquí arriba, de repente vinieron a mi mente las serpientes y traté de pensar en
otra cosa. Juan había untado las hojas con un ungüento ahuyentador de insectos. A medida que avanzaba la
noche yo trataba de cerrar los ojos y dormir, pero me era imposible. Estaba solo en medio de la nada, a mer-
ced de cualquier depredador que pudiera subir a un árbol. Solo Juan sabía de mi paradero, si le ocurría algo a
el, yo moriría aquí de hambre. En mi caso la línea entre la vida y la muerte era muy delgada. Solo asomaba
mi cabeza, estaba totalmente envuelto y no podía sacar ningún brazo. Juan me dijo que era mejor así debido
a mi torpeza, si no me ataba bien, al moverme podía caer al suelo. Comencé a pensar en la posibilidad de
escorpiones, tarántulas y similares. No podía moverme, se me acercarían hasta la cara y yo estaba indefenso.
No le pregunté a Juan si el ungüento servía para todo esto.
La mente siempre nos lleva a callejones de difícil salida. Quise utilizarla para buscar una solución, pero esta-
ba atado y colgado entre árboles, en la más absoluta oscuridad. Gritar no era una opción válida.
Que fácil es morir y que esfuerzo nos supone permanecer vivos. Lo que damos por hecho es una pequeña
posibilidad que trata de abrirse camino en un sin fin de posibilidades convergentes. El hecho de creer que
mañana seguiremos vivos es solo una posibilidad entre muchas
A mi mente venían diferentes sucesos de mi vida, desde los mas cotidianos, hasta todas esas cosas que no
pude, quise, o supe hacer a tiempo. Resulta patético romper relaciones por cosas tan insignificantes, que a
menudo ni siquiera recuerdas que hecho lo desencadeno. Personas que perdí en el camino por mi extrema
estupidez. Quizás nadie sea imprescindible, pero sentirnos amados si lo es. ¿Si muriera aquí, a quien le dole-
ría en verdad?
Las lagrimas corrían por mis mejillas. Estaba emocionado.
Había vuelto a llorar, sentía pena por mi mismo, por mi insensibilidad, mi frialdad, mi estupidez. El miedo
se había esfumado, solo sentía un dolor agudo por haberme perdido en el camino
-- Bien dicho. Recuerda que la vida es una continua lección de aprendizaje. Un corazón realizado es tu mejor
maestro. Desconfía de todo lo que conlleve miedo, frialdad, inseguridad, odio... Todo lo que no provenga del
Amor. Yo he abierto tus caminos, pero solo tu puedes recorrerlos en plenitud.
-- Al llegar a casa, Juan me acerco a la estación de autobús.
-- Juan siempre te recordare con mucha gratitud. Continuare mi vuelta al mundo, no la detengo, pero ahora
debo regresar a casa y hacer una pausa. Y así fue como un chaman, de esos que solo hemos leído o visto en
películas, entro en mi vida y abrió un corazón cerrado
Una experiencia trascendental
Nota previa: Querido lector, te aconsejo que este capitulo que vas a comenzar a leer, lo hagas en un tiempo
continuado, ya que el mismo se compone de varios subcapítulos.
Y todos ellos forman parte de una única pieza. Estos finalizan cuando acabamos la lectura del subcapítulo
titulado resumiendo.
De no hacerlo así, es probable que debas volver a releerlo para retomar lo que trato de explicar en palabras.
India:
No sé que día es hoy, como si eso me importase. Me resulta divertido observar como conservamos la inercia
de lo vivido anteriormente, cuando el día en el que vivía era importante, tareas previstas, plazos que cumplir,
etc. Ahora mismo, saber el día en el que vivo me sitúa un poco, pero salvo las citas concertadas como guía,
por lo demás me es indiferente. La mayoría de días transcurren de forma libre. India es muy peculiar. Haber-
me venido a vivir aquí, es algo sorprendente para mi mismo. Después de recorrer medio mundo, al pasar por
India encontré mi sitio y no quise seguir caminando.
Este mes hace un año que tuve aquí en India, en esta misma cabaña, mi primera y única experiencia trascen-
dental que he tenido hasta ahora.
La experiencia trascendental es inefable, está más allá del lenguaje verbal, emocional, psicológico; más allá
de cualquier capacidad humana. Por lo tanto, la relataré brevemente, y a buen seguro que os dejará indife-
rentes.
Porque cuando la relatas y la escuchas, solo puedes hacerlo desde las capacidades humanas y estas experien-
cias no suceden en este campo. No os cuento la experiencia por el simple hecho de relataros la misma, sino
para realizar una reflexión a partir de ella, la cual, por consiguiente no me queda más remedio que relatar.
Las personas creen que la verdad es algo complejo o reservado a unos pocos. Ante tanta sencillez, naturali-
dad y belleza, se sorprenden tanto que son incapaces de aceptarlo, de ahí la no comprensión.
Además de eso, una experiencia trascendental, es algo que sucede en un campo de conciencia diferente al
habitual, pero de una frecuencia mucho más amplia, capaz de abarcar a cualquier frecuencia menor, y en esta
frecuencia, el hombre comprende con total certeza lo que no es capaz de entender en su campo habitual.
Había salido de meditación y me encontraba de pie, mirando hacia una montaña que tenía frente a mí, de
repente mi estado de conciencia fue absorbido por un estado de conciencia mucho más amplio, en el que el
yo como persona desaparezco dentro de la experiencia, siendo UNO con este nuevo campo de conciencia,
siendo UNO con esta experiencia.
No he querido adornar la experiencia, ni extenderme en ella, pues como te digo no se trata de esto. Cuando
digo que no lo has entendido, sé de lo que hablo, porque realmente desde la mente humana no se puede en-
tender. Y por entender me refiero, a comprender desde su totalidad.
En esta experiencia está todo cuanto puede haber, todo cuanto es, y todo cuanto puede ser.
“Todo está bien aquí y ahora, de una perfección absoluta, de una armonía total”
Es imposible e impensable que exista algo más allá de la misma que contradiga esto. Sin duda, otras perso-
nas han tenido experiencias de este tipo, y han vivido la misma con otra visión diferente, desde otro ángulo,
pero lo que todas tienen en común, es su carácter inefable e inconfundible. Todas llevan implícitamente el
descubrimiento de una armonía absoluta, y cada una de ellas contiene a su vez todas las cosas. Es muy im-
portante resaltar la absoluta validez de las mismas, pues su estado de comprensión es de tal naturaleza que
no solo no da lugar a dudas, sino que da respuestas de una magnitud inalcanzable para la mente humana.
Aun así, deseo hacer hincapié en que lo importante de una vida espiritual es vivir está experiencia humana
en completa armonía y conexión. Porque lo importante de una vida espiritual, es que sea de beneficio real
para todos, y que no nos quedemos enganchados con temas espirituales o metafísicos que no produzcan un
resultado tangible en cuanto a desarrollar un corazón realizado, una mente más centrada y una naturaleza
humana mucho más amorosa y compasiva. Muchos de nosotros nos sentiremos profundamente inclinados a
estos temas, estas vivencias, y todo lo que ello contiene. Y eso está bien, cada cual tiene su propia semilla,
camino e inclinación natural. Mi advertencia es en doble dirección. Tan poco recomendable es quedarse en-
ganchado a estas experiencias y temas metafísicos que puedan desnaturalizarnos como humanos en la tierra,
como tratar los mismos de forma banal, y tener solamente inclinaciones humanas triviales.
La vida es fugaz, el propósito de la misma es sin duda elevado, y si algo ha de marcarnos una buena direc-
ción, es que nuestro breve camino como humanos nos transforme en seres más compasivos, con mentes
más abiertas e inclinaciones naturales hacia lo espiritual; pues eso es lo que somos, esa es nuestra naturaleza
esencial. Sin olvidar, que si estamos viviendo esta encarnación como humanos, no debemos desvincularnos
de la misma. Debemos hacer de esta vida un verdadero ejercicio de Maestría.
Unas semanas después de esta experiencia, contemple la misma, y lo que podía significar en los diferentes
aspectos de contenido espiritual. Estas reflexiones que os comparto están realizadas desde la parte mental,
considerando todos estos aspectos y teorizando sobre los mismos. La experiencia no tiene nada que ver con
estas reflexiones mentales, pues ella es directa, breve, profunda, concisa y no añade ni quita nada más a la
experiencia en sí.
Sin embargo, me gusto realizar este trabajo, el cual realice casi de forma inevitable, pues es muy difícil no
preguntarse por las posibles implicaciones de lo vivido.
Este aquí y ahora que percibí en la experiencia no es un aquí y ahora en el tiempo tal y como nosotros lo
vivimos, sino que es un aquí y ahora en el no tiempo, algo que se sucede continuamente y se renueva cada
instante, lo que nosotros solemos llamar eternidad.
Algo que siempre ha sido, que siempre es, que siempre será, pues el tiempo siempre es, nunca se habla, se
vive o se percibe en un tiempo distinto.
Ello supone que si todo está bien aquí y ahora, mi concepto humano que contradice este hecho es erróneo.
Hipótesis primera:
La separación de Dios no ha tenido lugar jamás, no estamos separados de Dios, somos UNO con ÉL, con
la Fuente, por ello todo está bien aquí y ahora. Somos nosotros quienes nos creemos separados del mismo,
quienes creamos esta ilusión, esta irrealidad. Sin por ello afectar a lo real, a lo que siempre es.
En cuanto a esta teoría, las preguntas que se abren de ¿Por qué Dios puede permitir?, que no crear esta se-
paración, pues dejo claro que no es ÉL quien la crea, sino que nosotros la creemos, y por lo tanto en nuestra
ilusión la creamos y la vivimos. ¿Por qué Dios la permite en todo caso? esta podría ser la pregunta.
Nosotros como ego que vivimos, creemos en un Dios que impone, que resuelve, que hace, que ejecuta. Pero
posiblemente esta idea sea un error. Dios es todo, todo el tiempo, y en su perfección absoluta no hay error,
no hay confusión, por lo tanto, no hay dolor, no hay separación, no existe tal cosa, no hay necesidad de im-
poner nada sobre una irrealidad, pues como tal solo existe en nuestra imaginación.
Tan solo nuestra mente por naturaleza, posee la función de pensar, es una mente pensante y en ese pensa-
miento crea una individualidad que no existe, y se vive separada de la Fuente.
Esa separación es el famoso pecado original, la conciencia de la separación, la expulsión del paraíso. En
otro contexto se puede entender, que es la mente pensante la que se expulsa así mismo, en base a su creencia
errónea, cuando en realidad es una expulsiónn que jamás ha tenido lugar.
Iluminarse es darse perfecta cuenta de esto.
Es como cuando soñamos, podemos soñar los sueños más terroríficos, pero en verdad siempre estamos a sal-
vo durmiendo. Solo que en este caso el sueño nocturno sucede dentro de otro sueño.
Nuestra persona separada de la fuente, está siendo soñada por el personaje. Y aunque el cuerpo físico tiene
una realidad tangible, el espíritu inmortal que habita en él, no le da más importancia que la que tiene. Expre-
sarse, vivirse a través de un vehículo humano sin más. Esa sería su función. El cuerpo humano tan solo sería
un vehículo de expresión de la conciencia. Otro modo de expresarse, de manifestarse.
Lo que en realidad es, no se ve afectado para nada. Por ello, lo del reino de los cielos ya está entre vosotros,
la forma de mirar el mundo determina la realidad que vivimos, sin cambiar la esencia de la misma.
Es como el líquido que pasa de una a otra botella de diferentes colores, tamaños, etc. y el líquido cree que es
de la cualidad de la botella, pero en realidad jamás lo fue, poco importa creer algo erróneo, la botella se des-
truye o se transforma en otra botella. otra forma, otro color, pero el líquido es siempre el mismo.
Si mi concepto de separación es erróneo ¿En qué momento la percepción Real (Dios), del todo está bien
aquí y ahora, crea una percepción errónea, un YO separado distinto al YO real (Dios) que soy, y que todo lo
contiene?
Si este YO separado es una ilusión, pues en realidad todo está bien aquí y ahora.
¿Con qué finalidad el YO real (Dios) proyecta un yo ilusorio?
El YO real que esta más allá del error ¿cómo puede crear un yo erróneo? ¿Cómo y por qué surge este yo?
Si todo está bien aquí y ahora, el yo erróneo no tendría un sentido evolutivo, pues en realidad todo está bien
aquí y ahora.
(A partir de aquí vamos a sustituir la palabra del yo erróneo por el yo ilusorio, pues para este YO, su ilusión
es real, no existe error).
Por lo tanto, deduzco, que la proyección ilusoria del YO real no procede de Él, ya que ÉL (Dios) no tiene
ninguna carencia en sí mismo, ninguna necesidad evolutiva y ninguna necesidad de proyección ilusoria.
Si no procede de ÉL, solo puede proceder de una ilusiónn errónea, de una realidad que no existe, basada en
la creencia de la separación del YO real.
Teniendo en cuenta lo dicho, si la provoca, no se debe a ninguna carencia, ni necesidad, por lo tanto, quién y
¿por qué se provoca esta ilusión de un YO que en realidad no existe?.
La conciencia Unitaria que siempre ha sido, es la fuente, el origen y la finalidad de todo lo conocido. Esta
conciencia Unitaria es absolutamente perfecta en sí misma, pero ello no significa que esté estática, que esté
finalizada. En realidad nada en el Universo está quieto, pues lo estático muere sobre sí mismo. Esta concien-
cia está en expansión, en continua evolución, lo que supone que para evolucionar necesita implementarse a
sí misma con diferentes cualidades, no porque ahora no sea todo en todo los sitios, sino porque el todo de
ahora no es el mismo todo de mañana.
En realidad el todo siempre es el todo, y fuera de él no hay nada, pero la expansión continua de la creación,
necesita de nuevas respuestas, por ello precisamente el todo siempre es el todo, porque está actualizado. Una
creación es en sí misma creativa y recreativa, de lo contraria sería muerta.
Si partimos de esta reflexión, llego a la conclusión de que el Yo real y Unitario, la fuente de todo, DIOS o
como deseemos llamarlo, provoca una escisión sobre sí mismo para percibirse desde diferentes ángulos y
experimentar e implementar las diferentes cualidades que conllevan estas múltiples experiencias.
Esta escisión, somos nosotros mismos como hijos de Dios, Almas que creemos estar separadas de la fuente
y actuamos y experimentamos e implementamos todas estas experiencias a la fuente que somos y de la que
procedemos.
Para volver a reunir toda esta reflexión en síntesis, debemos partir de que la fuente está viva en sí misma, lo
que supone que está en constante evolución y esta evolución de un modo u otro debe implementar diferentes
experiencias sobre sí misma, a través de una serie de herramientas para estar en continua recreación.
Nosotros seríamos las herramientas de Dios.
Otra de las preguntas que asoman ante esta inconsciencia humana que se produce, como producto imagina-
rio de su división es, si el Divino al consentir o realizar la misma para percibirse e implementar cualidades
sobre sí mismo, no actúa de modo poco amoroso según nuestro concepto de amor, permitiendo que el huma-
no inconsciente sufra en este juego ilusorio.
Solo se me ocurre, que necesariamente para que el juego se dé, se ha de estar tan metido en el mismo, que
aquello que se experimenta, se experimente como real, de lo contrario no se entraría en el juego y todas es-
tas experiencias humanas inconscientes no se darían.
Viviríamos como Unidad y como parte de lo que realmente somos y de este modo todas estas experiencias
que se producen para ser implementadas no se producirían.
Ahora bien, el Divino a través de múltiples herramientas siempre está llamando a esta inconsciencia para
que despierte, para que se reconozca tal como es, y viva humanamente desde la Unidad, pues de este modo
implementará otra serie de experiencias también válidas para el desarrollo y la evolución del Divino.
Pues serían experiencias humanas de Unidad.
Para que todo esto tenga sentido, debemos recordar que siempre poseemos lo que se llama capacidad de
elección, libre albedrío y desde ahí decidimos en qué lado jugamos, con mayor o menor consciencia, pero
decidiéndolo de todos modos.
Creo que realmente todo está orquestado desde el principio de la Creación, pero no de un modo prefijado
unilateralmente, sino abierto a una serie de posibilidades donde el juego se pueda desarrollar de una u otra
forma.
Finalmente, creo que es imposible estropear el mismo, a eso me refiero por orquestado, inducido o dirigido,
porque en realidad es un juego que se orquesta desde estas premisas de aceptación y libre albedrío, es un
juego que está vivo y sin embargo, digo que no se puede estropear, porque todo procede de la fuente y es
llamado desde la fuente para su vuelta, o mejor dicho para que tome consciencia de su no partida.
Aquí cabe añadir, que la vuelta sería como la del monje Zen que vuelve al mercado, una vuelta que imple-
menta un nuevo conocimiento de lo que en realidad se es, un conocimiento que al implementar expande,
evoluciona a la propia fuente que está viva.
Recordemos una vez más que la fuente es Omnisciente, Omnipresente y Omnipotente, es una fuente en
constante creación, expansión y evolución.
El sufrimiento humano que se experimenta aunque muy real para el humano inconsciente, en realidad no se
corre peligro alguno, todo está a salvo, todo está bien aquí y ahora.
Este no es un juego por pura diversión, sino por constante evolución, de ahí la necesidad del juego. Recorde-
mos el libre albedrío del que hablo sobre la elección del nivel de consciencia en el juego.
Y por último sugiero que juguemos, que elijamos un nivel de conciencia adecuado y juguemos.
Recomendaría jugar con consciencia, pues aunque el juego pierde gran parte de su realidad, el sufrimiento
humano del que hablaba desaparece.
Es decir, este sufrimiento es optativo e inherente al nivel de conciencia con el que entramos al juego.
A menudo, tropezamos con nuestros propios conceptos humanos de idealismo, sobre cualquier cosa que sin-
tamos, pensemos o reflexionemos, (sobre todo, cuánto vamos creando...), este idealismo sobre Dios nos lle-
va a creer que Dios ya es todo y que ese todo no se puede mejorar, que si no, no sería todo y podemos llegar
a pensar que esto es una blasfemia en sí misma.
Sin duda Dios ya es todo, todo el tiempo, pero precisamente porque siempre está creando y recreando, actua-
lizando y expandiendo.
Dios no está supeditado a nuestros pobres juicios humanos, no le reducimos porque pensemos de una u otra
forma. Somos Uno con la fuente, en nuestro estado de creencia separada, pensamos, experimentamos y re-
flexionamos; para eso estamos aquí, no para anclarnos en verdades transmitidas de las cuales se nos niegue
aportar, reflexionar e implementar.
Ello no reduce a la Verdad sino que la amplía, la expande, la hace más viva.
La Verdad jamás se remite a lo que está escrito como fuente única de validez, la Verdad te habla directamen-
te al corazón; la escritura (sin desmerecerla en absoluto) es para los que no pueden oír.
Voy a tratar de hacer una conclusión de todo ello. Esto así tan condensado puede resultar un empacho de
información y tendremos que ir asumiéndolo poco a poco. Observemos que estamos tratando un tema su-
mamente importante. Hablamos del origen del ego, de su realidad y funcionalidad, de su posible irrealidad.
De las experiencias trascendentales y del concepto humano de Dios. Esto es muy importante para nuestras
vidas,. Ya que como digo, somos mucho más de lo que creemos ser, y/o bien vivimos de modo acorde a ello,
o nos pasamos la vida dando vueltas alrededor del personaje.
Primero voy a abordar una pregunta importante sobre el tema de las experiencias trascendentales, ya que
estamos trabajando sobre ellas.
Es muy importante saber si estas experiencias quedan condicionadas o limitadas por la persona o personali-
dad que las vive. Pues ahí radica gran parte de su credibilidad.
¿Las experiencias trascendentales quedan condicionadas por la personalidad del que las vive?
La experiencia trascendental como tal, no queda condicionada por ninguna persona o personalidad, pues
esta experiencia tal como su nombre indica, trasciende cualquier concepto mundano y dualista que podamos
tener, es más; no existe persona alguna que viva o tenga una experiencia trascendental, pues en el momento
mismo de tener la experiencia, la persona que la tiene no está como tal, sino que la vive siendo parte insepa-
rable de la experiencia y por lo tanto, siendo todo experiencia, sin nadie separado de la misma. Sin embargo,
una vez finalizada la experiencia, la persona vuelve a su estado dualista y separado de cognición, y a partir
de ahí, es posible que al intentar relatar la experiencia, utilice términos propios de su concepto de Dios, por
lo que es probable que para un budista, la experiencia tenga manifestaciones de Buda, para un cristiano, de
Cristo y así sucesivamente, pero lo realmente cierto, es que la experiencia está más allá de cualquier religión
o condicionamiento; que lo incluye todo, que no deja ninguna duda de su autenticidad, ninguna pregunta sin
contestar, ningún cabo sin atar.
Sin embargo, cuando la persona vuelve como digo a su dualidad, comienza a transcribir la misma según su
propio condicionamiento, a plantearse preguntas que van más allá de la propia experiencia en sí, aunque ésta
contenga en sí misma todas las respuestas.
La persona es consciente como digo de la autenticidad e importancia de la experiencia, salvo que no exista
por su parte ningún trabajo previo al respecto y no entienda en absoluto lo que ha vivido, cosa poco frecuen-
te pero no imposible, pues la experiencia no se da por una serie de esfuerzos o técnicas, todo trabajo espiri-
tual previo es una preparación a la apertura de la conciencia, y por lo tanto a ser más proclive a tener estas
experiencias, pero ello no implica que un “no preparado” no pueda tener las mismas.
En realidad cualquiera que tenga esta experiencia es porque su nivel de conciencia se halla preparado a reci-
birla, lo que ocurre, es que si no ha habido un trabajo específico propio, no tendrá las herramientas disponi-
bles para transcribir la misma.
Estas experiencias, salvo para unos pocos Maestros no pueden ser recibidas a voluntad, tan solo estar más
preparados a ellas, entender las mismas es una gran ventaja en relación a tratar de vivir más en consonancia
a estas, más conscientemente, pues de otro modo todo sucede en un plano inconsciente.
Hilando Fino
La mayor diferencia entre un cristiano y un practicante no teísta, radica precisamente en ello, en la creencia
o vivencia de la existencia de un Dios separado. Pero lo primero y más importante a resaltar es el concepto
de Dios, porque a menudo la verdadera diferencia es precisamente esto, la dificultad de la definiciónn huma-
na de Dios.
Esta definición a menudo, se vive e interpreta a través de un marco en concreto que solemos denominar re-
ligión, y tanto este marco, como cualquier otro marco, definición o concepto se queda corto, limitado, para
definir qué es Dios.
Puesto que cualquier marco de referencia humano es limitado en sí mismo, y lo es limitado en todos sus ni-
veles, tanto psicológico, como verbal, emocional, conceptual, e incluso queda limitado bajo las leyes físicas
que conocemos en nuestro Universo.
Absolutamente todo se queda pequeño para definir a Dios.
Como personalidades que somos, solo tenemos este tipo de entendimiento, el cual para tener una experiencia
directa de Dios debe ser trascendido, lo que nos lleva a la paradoja de no poder definir a Dios desde estas
capacidades humanas, y lo que es aún más paradójico, una vez superadas estas y teniendo una experiencia
directa de Dios, también se hace imposible definir al mismo, pues una vez más, cualquier definición que ha-
gamos se ve limitada por nuestras capacidades humanas.
Posiblemente tanto teístas, como no teístas estemos hablando del mismo Dios desde perspectivas diferentes.
Para llegar a un consenso, es necesario remitirse a las experiencias no duales de los diferentes practicantes,
y sin duda, podemos observar que ambas poseen puntos en común más allá de cualquier idea o creencia pre-
concebida. Lo primero es que hablamos de un
“ DIOS” (utilizaré esta expresión por ser la más corta) que trasciende cualquier concepto y medida humana,
que todo cuanto se percibe, se percibe desde la totalidad y que todo está bien en totalidad.
Que esa totalidad percibida, lo hace desde diferentes aspectos de la misma, y sin embargo, cada uno de ellos
lo contiene todo en sí mismo, es decir las experiencias directas de Dios pueden ser diferentes en los practi-
cantes, pero cada una de ellas es perfecta y total en sí misma, no deja lugar a dudas, no deja espacios, ni pre-
guntas, ni cabos sin atar.
Cuando se vive la experiencia, se está mucho más allá de los límites humanos, sin embargo, y esto es una
hipótesis mía; al tener la misma, aunque nuestra personalidad no está ahí, pues no puede estarlo, nuestra ca-
pacidad, aunque exponencialmente aumentada sí lo está.
Lo que trato de decir es que, dentro de nuestra capacidad evolutiva vivimos una determinada experiencia,
posiblemente esto sea así, para que la misma se corresponda a nuestro nivel evolutivo de comprensión, y sea
digerida en nuestro ámbito humano y aprovechada por y para el mismo.
Resumiendo:
Lo importante es tener presente que somos mucho más que este envoltorio humano, que somos seres no dua-
les, que a través de milenios, diferentes culturas y tiempos han constatado esto mismo, viviendo todo tipo de
experiencia trascendentales.
Que las capacidades humanas se ven limitadas para describir o acoger en toda su magnitud este tipo de ex-
periencias, y lo más importante, que las mismas no son experiencias extrasensoriales producidas por ningún
tipo de fenómeno, físico o psíquico; sino que se dan desde todo tipo de circunstancias diversas.
Y todo apunta a que lo que se da, lo que se ve, es lo que realmente somos. Por lo tanto, mi teoría es que po-
siblemente esto no se da como hechos aislados, sino que se está dando todo el tiempo, ya que lo que es no
puede dejar de darse, dejar de ser; lo realmente insólito es que el hombre en su ceguera sea capaz de nublar
esta visión todo ese tiempo.
Como último apunte a esta inconsciencia en el juego del Divino en lo humano, y el humano en la ignorancia,
debo añadir una última reflexión:
Los iluminados hablan que una vez te das cuenta de este juego, es decir, te vuelves consciente, te iluminas,
comprendes de una vez por todas que no hay nadie en casa. Que nuestras vidas, nuestros nombres, nuestra
biografía, no es más que un personaje que se presta a un juego inconsciente, donde el Divino mora en él y
ve la vida a través de sus ojos.
Esto cuadraría con la hipótesis que apuntaba anteriormente sobre que somos esas herramientas de Dios que
se divide a sí mismo, para experimentar desde otros ángulos y aportar estas experiencias a la propia fuente
que siempre está viva y en continuo cambio, expansión y evolución. Donde no hay nada que temer, pues
como personaje suceda lo que suceda, no corremos peligro, es solo un sueño y los sueños, sueños son.
Por lo tanto, debemos diferenciar entre la no existencia de esta irrealidad, negando incluso el cuerpo físico
como tal, y la funcionalidad y el propósito de esta existencia humana, sin perder por ello nuestra realidad de
SER UNO con la Fuente.
Todo esto no son más que hipótesis sobre lo que la VERDAD es.
La verdad no se ve alterada por ellas. Y aunque las hipótesis puedan estar bien fundamentadas, no dejan de
ser hipótesis. Estoy convencido de que otras mismas hipótesis, con un argumento sólido también podrían
encajar. Mientras tanto la vida ni se inmuta.
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Estoy sentado en las escaleras del porche de mi cabaña, disfrutando de la caída de la tarde. Mi mente está
estable, no hay pensamientos agitados en ninguna dirección. Y los pocos que se suceden, están muy centra-
dos en la sensación de bienestar de este bello momento. Unos minutos después vienen a mi mente recuerdos
que acojo con mucha gratitud y una cierta sonrisa irónica de mi andar por el mundo en busca de lo que ya
traía de serie.
El camino a Santiago, las mil y una vicisitudes, anécdotas y aprendizajes en ese caminar peregrino. Las di-
ferentes etapas de vida que sucedieron en esos cuatro años de caminar. Mi compañera Alba, y las diferentes
personas que conocí en ese deambular. Desde este instante de calma, paz, sosiego y bienestar recuerdo agra-
decidamente todo ello.
Los nativos pasan frente a mi casa, el sol continúa descendiendo sobre el horizonte y mi esperanza de vida
es cada vez más corta. Cualquier otra idea, emoción o pensamiento se arrodilla ante la evidencia. Si esta
evidencia es menos real que la única realidad que produce todo el juego, no sé bien que decir, sin parecer
idiota o pedante. Pero sin que estas opiniones me preocupen, intento jugar con las mejores cartas que tengo.
A menudo me confundo de baraja.
Mi primera experiencia con la muerte
India:
Hoy hace una tarde especialmente calurosa, el calor no es mi predilección, pero como tantas otras cosas a las
que estoy consiguiendo acostumbrarme.
Anoche soñé con mi abuela, no recuerdo la última vez que soñé con ella.
Debía hacer muchos años. Ello me llevo a mi niñez. Quisiera recordar a mi abuela de otra forma., sin embar-
go la imagen de la noche en que murió predomina sobre cualquier otra.
La primera toma de contacto con la realidad de la muerte puede ser impactante.
Vi por primera vez un cadáver en la sala de estar de la casa de campo de mi abuela. Era ella, mi abuela. Esa
mujer a la que tanto amaba y a la que había abrazado la noche anterior, estaba allí, rígida, con las manos
puestas en cruz sobre el pecho.
Mi madre al verme despierto, sobrecogido, mirando la escena, se lanzó sobre mí y me alzo en sus brazos
para llevarme de nuevo a la cama. Yo pregunté ¿la abuela? Y me dijo, está en el cielo.
La muerte era un camino oscuro de olvido. Cuando preguntabas por alguien que resultaba haber muerto
siempre estaba en el cielo. Así que di por sentado que el cielo era un camino de ida sin retorno.
Con lo que no contaba era el día en que murió un compañero de clase. Se murió sin más. Ese día estába-
mos todos en clase y la profesora nos dijo:
Chicos he de dar una mala noticia, Pedro está en el cielo.
!Me quede atónito!
Como podía Pedro estar en el cielo si ayer estaba con nosotros jugando en el patio. Ese día solo hablamos de
eso.
Pedro no volvería más. Aquí sentí el escalofrío de que la muerte también se llevaba a niños. No importaba la
edad, si eso era así, cualquiera de nosotros podía morir. Comencé a interesarme que era el cielo exactamen-
te. Donde estaba, como viajaban allí y porque no regresaban más. Después de todo tipo de respuestas que
me dejaron absolutamente insatisfecho y confuso, pues nadie conocía el lugar exacto, nadie había visto el
cielo jamás, y cada uno lo describía de una forma diferente. Hasta que un día vino a mi casa un científico y
cuando mis padres no estaban le hable de mi terrible inquietud.
Le dije las respuestas que me habían dado y lo mal que me sentía. Era un hombre corpulento, de voz grave
y me dijo:
-- Me quede sin habla. Mirando fijamente a la mosca esperando que subiera al cielo. Pero la mosca se-
guía allí, bien muerta
Desde entonces me obsesione por todo lo referente al Alma y vi que habían muchos libros que hablaban de
ello. De modo que mi inquietud por el Alma, la muerte, la reencarnación y lo divino, me viene de lejos.
Ese hombre de un simple manotazo me hizo ver lo que no eran capaces de hacerme ver todos los demás con
sus extensas explicaciones.
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Hae unos días me presentaron a Marta una española que vino en busca de paz, de un lugar idóneo donde vi-
vír, y hoy quise invitarla a tomar té conmigo y compartir.
--¿Y tu Marta?
-- Solo dos meses, me encanta India, pero hay cosas que no me encajan. Algunas me están costando mucho.
Hay mucha diferencia social, pobreza, machismo,.. No se, creó que jamás voy a encontrar mi lugar
Estoy cansada José, muy cansada
--¿Cansada de qué ?
-- ¿Y qué esperabas Marta?
Somos productores, producimos economía. No importa la religión, la raza, el país, tus creencias. Eso no le
importa a tu gobierno. No le importa al sistema.
El sistema está diseñado para que seamos sus obreros. Un sistema cuanto más complejo, menos funcional
y más fácil de ser corrupto
-- Estoy pensando en irme a vivir a eco aldeas o algo similar. Estoy defraudada
-- Si, la hay
--¿ Qué me desarme?
-- Efectivamente Marta, mientras tengas emociones de baja vibración no hallarás la paz en ningún lugar
-- Porque las personas son las mismas, el mental es así en el ser humano.
No todos están igual de preparados, es un proceso.
Por ello te comento que primero te desarmes, de lo contrario vayas donde vayas verás un sistema fallido
-- Pero José no me negarás que hay lugares más fáciles que otros para que aflore el Ser
-- Sin duda, pero no puedo afirmar que lo que para unos es perjudicial, lo sea de veras. En ocasiones un am-
biente hostil hace florecer un fruto con mayor celeridad, en otras lo pervierte, depende de lo que estemos
dispuestos a hacer con ello.
-- José sigo creyendo que una eco aldea, con personas afines, o un proyecto como Auroville o similar es
lo más conveniente
-- No te estoy discutiendo eso Marta, yo también lo creo. Pero primero debemos amar lo que somos, una vez
nos amemos y nos conozcamos tal como somos.
podremos encajar en un lugar de vibración similar. El resto de lugares dejaran de resonar con nosotros y
simplemente partiremos en Paz.
Desde que hemos pisado el planeta como especie, estamos en busca de un sistema de acción social y huma-
nitaria a nivel global donde toda esta armonía sé dé, pero no pensamos en global, pensamos en local.
La realidad es que todo está dentro del mismo sistema. El sistema actual está obsoleto, ya no funciona y no
va a funcionar sustituyéndolo por otro similar.
Hay que hacer uno nuevo desde abajo. La riqueza de un pueblo no se mide por su oro o su petróleo.
Esto es absurdo. El oro es solo un mineral y el petróleo está siendo utilizado de forma contraproducente para
el sistema ecológico del propio planeta que lo produce.
Nosotros los humanos no estamos decidiendo a favor de nosotros mismos. Estamos ejecutando un programa
que contiene un virus de base
El sistema no puede ser sustituido de forma eficiente por una conciencia de bajo nivel. Por ello no es cues-
tión de parchear ideas. Solo un ser humano con conciencia elevada es capaz de organizar un sistema justo,
razonable, equilibrado, eficiente y amoroso. Más allá de cualquier interés partidista. El único interés ha de
ser el ser humano como una sola raza. Y el planeta como la tierra madre que lo acoge. Cuidar la casa y sus
habitantes es de puro sentido común. La propiedad privada es innecesaria en un reparto justo. No es necesa-
rio tener que conseguirla, hay suficiente tierra para todos.
Mientras un solo humano no tenga lo suficiente para vivir de forma digna, el sistema entero ha fallado y no
sirve. Y si no somos capaces de ver esto, seguiremos alimentando la caldera del infierno.
Es como un hormiguero cada hormiga tiene su función. Las hormigas reina, las obreras, las soldado. Los
humanos somos iguales. La diferencia estriba en que nuestro sistema de pensamiento es más complejo que
cualquiera de las especies del planeta. Sin embargo, no hemos conseguido diseñar un sistema donde no haya
población con hambruna, no necesitemos ejército, ni policía. No haya fronteras. Donde exista un solo idio-
ma. Lo que indica que no somos una especie tan inteligente.
No pensamos en distribución equitativa, pensamos en acumulación personal. Por alguna razón que desco-
nozco nos han hecho creer que todo esto es una utopía. ¿De verdad es tan difícil crear un sistema así?. Creo
firmemente que sostener el sistema que tenemos es mucho más complejo y menos eficiente. Nos han hecho
creer desde niños que esto es así. Que no hay suficiente para todos y que cada cual ha de ganarse el sustento
a basa de producir.
-- Estoy completamente de acuerdo José. Es hora de que los de ideas similares construyamos algo así
-- Marta no conozco todos los proyectos que existen a nivel mundial, ciertamente Auroville me parece de lo
más avanzado. Pero como cualquier proyecto humano tiene sus propios obstáculos. La solución no es el pro-
yecto, la solución es el ser humano que diseña y ejecuta el proyecto desde esa conciencia superior, porque
desde ahí, desde esa conciencia, se es incapaz de construir un proyecto hostil. Muchas veces no es necesario
un proyecto tan grande y se funciona mejor en pequeños proyectos.
No la acalles, revierte esa energía en acción amorosa, y luego busca algo que te cuadre. No te fijes si el pro-
yecto es perfecto o no, pues posiblemente desde ahí no lo verás. Fíjate si tu avance como persona es real.
Y ten muy en cuenta, que nosotros somos la raza que está preparando la venida de la nueva era (una nueva
raza habitara el planeta y un nuevo sistema le sustituirá)
-- ¿Qué quieres decir?
-- No práctico el cristianismo, pero me críe como tal y la Biblia la conozco poco, pero algo sé
Así es, eso somos todos nosotros, los de las preguntas sin respuestas y las búsquedas incansables. Nuestra
conciencia define nuestros actos y ambas cosas están preparando lo que ha de venir. Estamos bautizando con
agua.
Cuando venga una conciencia mucho más preparada, bautizara con fuego y será imposible no escucharle.
--Marta puedes pensar lo que quieras sobre eso, a mí no me importa, pero no abandones tu trabajo personal,
solo eso cuenta
-- Lo sé, suena a locos, pero a estas alturas de mi vida ya no me defino y no me importan las definicio-
nes ajenas, solo me importa mi trabajo interno. Ser feliz y coherente con el mismo. Si puedo comparto, si
no guardó silencio
-- Así será
Exorcistas
-- Es un placer José, pero debe comprender que tenemos mucha tarea y el vaticano no ve con buenos ojos
determinadas entrevistas. He accedido a recibirle porque no es periodista y su interés por lo oscuro es real
--Un exorcista es un sacerdote formado y habilitado por el vaticano, que a menudo, debido a una labor que
despierta muchos miedos e incógnitas, realiza su labor en soledad, del mismo modo que transcurre su vida.
Nos tratan de una manera distante, incluso nuestros propios hermanos de convento. No resulta fácil vivir tan
aislado.
--¿Qué señales inequívocas han de darse para que sepamos seguros que se trata de una verdadera pose-
sión demoníaca?
En una posesión real suelen ser varias las señales a tener en cuenta, dependiendo de la posesión: Cambios
de voz tan bruscos y diferentes, mantenidos en el dialogo, que son imposibles de ejercitar a voluntad. Cono-
cimiento de lenguas muertas como el arameo, y hablar otros idiomas con fluidez que anteriormente descono-
cía. Conocimiento del pasado de cualquier persona que esté en la sala, precogniciones sobre el futuro.
Levitación y movimientos corporales antinaturales o imposibles.
Pueden estar viendo sucesos en varios lugares a la vez
Mueven objetos a su voluntad con la mente.
Pueden escupir clavos o similares.
Notables cambios en su forma habitual de actuar, transformaciones en su cuerpo.
Fuerza muy superior a la que tenían. Aversión a lo religioso....
Profundo conocimiento de la Biblia, con todos sus pasajes pormenorizados.
Capacidad de leer la mente de cualquier persona en la sala y utilizarla
en su contra para su propio propósito. Pueden pasar desapercibidos si se sienten amenazados y manifestarse
con mucha crudeza cuando han sido descubiertos.
Sus conocimientos, capacidades y habilidades son sobrenaturales y no dejan lugar a dudas que esta-
mos más allá de cualquier explicación racional
--¿ Que hace que una persona sea poseída?
-- No tengo una respuesta categórica absoluta para esta pregunta. Podría decirte muchas cosas que he estu-
diado en el seminario y en la formación como exorcista, pero ninguna me convence en totalidad. Hay pose-
siones que la persona ha invocado al maligno, o ha hecho prácticas de rituales, o una vida demasiado mal-
vada donde es más fácil que una posesión sé dé, pero en cambio ha habido casos de personas muy religiosas
con vidas cristianas ejemplares y que sin embargo, han sido también poseídas.
No hay un único patrón.
Lo que puedo decir, es que en ambos casos existe un denominador común.
En el primero la llamada e invocación al maligno directa o de forma sugerente. En el segundo puede obede-
cer al profundo odio del maligno por la entrega a Dios y a su ministerio. Si entablas batalla en ambos bandos
la posibilidad de éxito es mayor.
¿Padre Antón que hace que este mundo este gobernado por estas fuerzas tan dispares? El bien y el mal en
continua lucha.
También me pregunto si Dios es omnisciente, omnipotente y omnipresente por ¿que consiente esto?,
-- Mi creencia personal es que todo es Dios, todo es Luz y todo es producto de la Luz. Incluso las tinieblas.
La capacidad de que la Luz posea diferentes manifestaciones no invalida las cualidades de omnipresencia,
omnisciencia y omnipotencia.
Lo que ocurre, es que vivimos en una dimensión donde las dualidades se manifiestan como antagónicos irre-
conciliables y sus manifestaciones actúan como tal, por lo que desde esta dimensión y capacidades comunes
humanas, somos incapaces de fusionar estas dos fuerzas en su origen dando por terminada su apariencia an-
tagónica.
Mi teoría es que cuando se alcanza un elevado estado de conciencia esto se ve, y por lo tanto, lo que se ve y
se vive hace que estas fuerzas duales pierdan fuerza en aquel que ha visto.
No en los denominados fervientes católicos o similares, sino en los que han visto y por lo tanto, comprendi-
do.
Pues esta comprensión actúa como una fuerza catalizadora donde los antagónicos se muestran ante el que
ve, sin embargo, han perdido su poder de control sobre el que ha visto.
Quizás por ello la Luz no interviene de manera directa para eliminar lo que nosotros consideramos control
“posesión,” porque en primer lugar es un aspecto de sí misma, y en segundo lugar actúa como controladora
sobre cualquier huésped no iluminado, sin invalidar que ese huésped es también hijo de Dios, producto de la
Luz. La fuerza de la sombra solo puede actuar en la zona que la Luz no ha iluminado. En el que no ha visto.
El Padre Pío, sanaba enfermos mediante su fuerza y carisma de sanador a través de Dios y este carisma no le
eximía de que el maligno le visitase frecuentemente y le propinase golpes físicos para mermar su labor. Pero
esta fuerza del Padre Pío fue tal, que no le impidió seguir con su tarea.
¿Hasta qué punto alcanzo el Padre pío alcanzo la iluminación? Lo desconozco, pero es evidente que su san-
tificación y entrega eran ejemplares, y su conocimiento asombroso, sin embargo, mi teoría sigue siendo la
misma.
Si su realización hubiera alcanzado un grado alto de iluminación, quizás su labor no hubiera sido de lucha
con el maligno como antagónico, sino de integración de ambas fuerzas. Posiblemente todas estas manifes-
taciones y ejemplos nos sirvan también para comprender que en la tierra existe esta lucha, que es real y se
manifiesta, y por lo tanto, mientras no seamos capaces de alcanzar un alto grado de evolución consciente,
debemos tratar a esta fuerza con la mesura correspondiente, siendo conscientes de su poder sobre todos los
que no hemos comprendido. Porque de lo contrario la fuerza actúa igual y trata de pasar desapercibida pues
esta es su mayor baza. Hacernos creer que no existe. Los casos evidentes de posesión, son una ínfima parte
sobre el control que ejerce esta fuerza en la mayoría de las personas. Ignorarla no sirve de nada. Posiblemen-
te estos casos tan evidentes nos ayudan a hacer visible lo invisible
-- Nadie lo esta
-- Todos son duros, pues anulan la voluntad de la persona como tal y operan a través de la misma en la ma-
yoría de los casos. Los más duro es precisamente esto, ver como las familias se sienten impotentes, con mie-
do, con mucho miedo.
Actuaciones por parte del poseído inesperadas, llegando los familiares a temer por sus propias vidas
--De todo tipo, un exorcismo sin los conocimientos adecuados del ritual, puede hacer que la posesión se
extienda a otros presentes en la sala o arraigue con mayor fuerza en el poseído. Esos son los más comunes.
Una cosa es un exorcismo probado desde hace años y con el personal cualificado, y otra son rituales con
fuerzas que desconocemos, las cuales se volverán en contra.
-- Para ti y para todos en general. No jueguen con fuerzas que desconocen y operan en esta dimensión. No se
les ocurra pensar que no existen y se manifiestan como tal. No subestimen su poder de actuación y a la vez
no tengan miedo. Sepan que son hijos de la Luz, y por lo tanto de su misma cualidad. En esa fuerza son in-
vencibles. Afiáncense desde ahí y traten todo con Amor.
-- Vaya Ud. con Dios.
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Aceptar que somos pequeñas vasijas tratando de acoger un misterio que nos sobrepasa,
y a su vez ser conscientes de que poseemos capacidades ampliadas en las que si somos suficiente vehículo
para tal magnitud.
A unos pasos por delante de mí, un anciano con dos bastones tratando de avanzar unos metros en las inme-
diaciones del coliseo, titubeando entre mantenerse en pie y entregarse al suelo.
-- ¿Necesita ayuda?
-- No gracias, vivo muy cerca, salgo cada día a dar este pequeño
paseo y con suerte regreso a casa
… ¿Con suerte?
-- Lo desconozco
-- Tratar de cruzar toda la plaza de una tirada sin sentarme, y luego volver haciendo lo mismo. ! Imagínese!.
Cuando era joven me imaginaba siendo gladiador, mis amigos y yo jugábamos a ello con espadas de madera
en el coliseo. Ahora mi mayor sueño es cruzar la plaza sin detenerme, ni caerme y regresar a casa vivo. Ten-
go 96 años. ¿Que más puedo pedir?.
Todos esos amigos de mi infancia ya murieron. Aceptar lo que no puedes cambiar y reconciliarte con ello es
una gran gracia
Que tenga Ud. un buen día
Y me fui cruzando lo más emblemático de Roma y habiendo cumplido la finalidad que me trajo hasta aquí.
Ser consciente de la fragilidad humana, de la belleza y grandiosidad de la misma. De la vida y la muerte en
un mismo acto de tiempo, donde el coliseo sabe mucho de ello. Voy a continuar mi viaje por diversas ciuda-
des del mundo. Roma ya me ha regalado sus mejores tesoros. Este encuentro con el anciano me ha recorda-
do la charla a la que asistí en Barcelona cuando regresaba de Alemania, me resulto muy interesante entender
la entropía como paralelismo similar a lo que los budistas denominan impermanencia.
Ese concepto de impermanencia y recordar la fuerza entrópica de todo cuanto existe, contiene mucha sabi-
duría de vida.
En un salón de actos de la ciudad anunciaban una charla gratuita, la nueva era, su titulo me produjo interés y
decidí asistir
La nueva era
Todos esos componentes ya estaban ahí físicamente, solo que en otro orden y de otra forma o estado. El pa-
pel estaba en el árbol, los materiales de construcción como los ladrillos, anteriormente eran arcilla, los cables
de electricidad en las minas de cobre, y así en cada uno de los materiales que utilizamos para construir otra
cosa y luego darle una determinada forma.
La ley de la entropía que siempre esta operando, en realidad no es una ley de caos, es una ley de probabi-
lidad, al igual que la física cuántica antes de que una partícula interaccione con otro medio. Lo que viene
a decir es que todo aquello que los humanos construimos con tanto esfuerzo, lo hacemos operando sobre
un sistema anterior al que nosotros consideramos menos útil. Sin embargo, el sistema siempre estuvo ahí
operando, y la fuerza del mismo busca por naturaleza inherente que todo vuelva a su lugar, es decir a lo que
nosotros consideramos desorden. Si hay un terremoto, la probabilidad de que un edifico en ruinas vuelva a
adquirir la misma forma que tenía cuando los humanos colocaron todos esos materiales en un determinado
orden y forma es muy baja, casi nula. Con el paso de los años, aun sin que intervenga una fuerza exterior
como el terremoto u otra de magnitud similar , todos los componentes del edifico se irán desintegrando has-
ta acabar en ruinas y el universo no volverá a colocar esos componentes tal como los humanos lo hicimos.
Todo lo que humanamente consideramos útil, debiéramos valorar el esfuerzo que nos supone en relación al
beneficio que nos aporta y ello para utilizar nuestra energía de la forma mas eficiente posible. Nuestra ener-
gía no es solo trabajo físico, también es mental, emocional., energético.
E implica que toda nuestra atención a una evolución espiritual mayor se disemine entre objetivos menores.
Si construimos con la menor alteración posible al medio ambiente y de la forma mas eficiente en coste y
tiempo, habremos entendido que nuestro sitio en el planeta no se consigue a base de forzar el mismo sino de
convivir en el de forma armoniosa. Por supuesto incluyo también lo que inventamos para desplazarnos.
Construimos con intención de que nuestras casas nos sobrevivan a nosotros y a nuestros descendientes. Qui-
zás si pusiéramos la intención de construcciones mas rápidas, sencillas y biológicas, están serían mas econó-
micas, integradas en el medio y racionales en cuanto a su tiempo de permanencia. No nos basta con ver los
vestigios de las civilizaciones antiguas, por alguna razón que desconozco, creemos que lo nuestro siempre
estará ahí; y algún día todo cuanto vemos y hemos construido formara parte del polvo, donde las civilizacio-
nes venideras tendrán que desenterrarnos para descubrirnos y estudiarnos. Trabajáis una gran parte de vues-
tras vidas para pagar un pequeño espacio construido con escasa inteligencia global.
Nuestro coste de desplazamiento es muy elevado y poco eficiente.
Nuestra producción alimenticia no está al servicio de la humanidad y la erradicación del hambre esta al ser-
vicio del capitalismo
-- La charla de presentación del proyecto finalizo, y tras la presentación del mismo en las diferentes áreas en
las que se estaba trabajando quise conocer al ponente e impulsor del mismo.
--- Gracias, seré breve. Todo este proyecto tan bien planteado y estudiado, cuando lo expone a los agentes
sociales y políticos de los diferentes países donde Uds. trabajan ¿que les responden?
-- José como norma general, buscan hacerse la foto y sacarle rentabilidad política a la misma. Si damos con
el momento adecuado para esta finalidad nos apoyan, si no es así, nos ponen mil excusas de todo tipo. Una
vez finalizado el apoyo que necesitaban, dejan de apoyarnos con otras mil excusas económicas
-- !Por supuesto! ya me ve aquí presentando proyectos, pero hacerlo publico no cambia las cosas a corto pla-
zo, a veces las empeora, pasas de ser ignorado con alguna posibilidad de colaboración, a ser enemigo decla-
rado. Los gobiernos elegidos democráticamente están ahí hasta agotar legislatura, los gobiernos impuestos
hasta el próximo golpe de estado, y nuestros proyectos se quedan entre los pasillos de ambos.
Solo un verdadero cambio de conciencia puede actuar desde otra base.
No se trata de política. Esta política a nivel mundial esta completamente agotada. Se precisan lideres mun-
diales con niveles de conciencia adecuados, entonces no tendremos que ir mendigando nuestros proyectos,
estos ya estarán incluidos de forma natural en los gobiernos
-- Gracias a ti José por creer en todo esto, la suma de todos al final dará el fruto deseado
Un día cualquiera
Todos los días a las orillas del Ganges el mismo ritual. India lleva muchos años repitiendo lo mismo; se
mezclan los rituales funerarios con las vacas, bueyes y búfalos en un mismo escenario; los despojos de ba-
sura, los niños que juegan, los que practican rituales sagrados de oración y los que simplemente se bañan.
Y todo ello mezclado con el devenir de turistas y los cientos de locales instigando a los mismos con todo
tipo de ofertas absurdas en busca de rupias. Lo sagrado, lo profano, lo inverosímil, la pobreza, y el fraude se
entremezclan de tal modo con el paisaje, que todo resulta de un contraste insólito. Es como si desde el cielo
hubiesen dejado caer un escenario caótico y absurdo donde nada esta en su lugar.
Como bien dicen: India o la odias o la amas, pero es imposible que te deje indiferente.
Estoy sentado en las escaleras que acceden al río, junto a este escenario tan singular y mis pensamientos es-
tán colapsando. Observo el devenir de los mismos y llego a la conclusión de que los diferentes pensamientos
sobre cualquier concepto o idea, tienen el mismo valor ante la mente lucida.
Si creo que este es el lugar donde debo estar porque así lo siento en mi vida tiene tanto valor como su con-
trario. Porque ambos pensamientos opuestos son creados por el mismo motor, la mente pensante. Y esta
es capaz de montar argumentos sólidos sobre cualquier pensamiento. Aun en el caso de los pensamien-
tos más extravagantes, la mente es capaz de argumentar desde su propia visión y momento la validez de los
mismos. Para mí es tan válido haber soltado todo y acabar aquí en India, como lo que podría ser para otra
persona en similares circunstancias haber regresado a casa y realizado lo que todos esperaban de él. Cuando
entiendes que los pensamientos opuestos tienen el mismo valor y que ambos pueden ser defendidos con ar-
gumentos sostenibles, el pensamiento se colapsa.
Porque deja de tener sentido pensar sobre cualquier concepto donde otra forma de pensamiento es igual
de válida. Ello puede suponer el no iniciar movimiento hacia ninguna dirección, puesto que ninguna tiene el
peso de lo sostenible, o en caso contrario tomar cualquiera de ellas sin reparar demasiado, puesto que ambas
son igual de inconsistentes.
Ahora puedo detenerme y pensar seriamente ¿qué hago aquí.?
En medio de una cultura ajena y un escenario dejado caer desde el cielo de forma caótica. O ver lo peligro-
so de una vida occidental centrada en el hacer y la producción. Puedo sostener y debatir con razonamientos
defendibles ambas posturas. Incluso puedo defender posturas de pensamientos y actitudes que la mayoría no
aceptarían por absurdos, pero que desde la postura y circunstancias de quienes los plantean resultan entendi-
bles. Porque al final, insisto en que la mente pensante con todos sus sistemas de creencias y condicionantes
culturales es la que crea y plantea los mismos. Si programo una máquina para envasar unas cajas de un de-
terminado tamaño, si a la cadena llega otra caja por error, la maquina no la envasara, no está en su programa.
O bien reprogramo la máquina o cambio la caja. El pensamiento es lo mismo. Puedo reprogramarlo desde
otra cultura y visión, verlo desde otras circunstancias o tratar de cambiar las mismas para que estas encajen
en mi modelo de pensamiento. Por ello si me mantengo en silencio, sintiendo este escenario en lo más pro-
fundo de mi ser, dejándome llenar por el mismo sin que la mente pensante intervenga; es muy posible que
haciendo este ejercicio, sienta lo mismo en el parque que está junto a la casa de mis Padres. El problema vie-
ne en el primer movimiento mental, cuando la mente interviene. Ahí se pone en marcha un movimiento que
desencadena el caos. Porque al margen del orden que pueda sentir en mi vida, la realidad es que ese orden o
desorden está dentro de un esquema que nada tiene que ver con observar desde el silencio mental. Y no pue-
do detenerme y no tomar ninguna dirección, porque he de mantener este cuerpo que está en continua deman-
da de ropa, cobijo y alimentos. Lo que supone que por más ensimismado que pueda estar en un lugar, tarde
o temprano he de levantarme del mismo y tomar una dirección, que aunque carezca de coherencia armónica,
es necesaria parea mantenerme vivo. Este es el principio de un sistema. Así nace un sistema de interac-
ción donde el ser humano inter actúa con su entorno para ser sostenible.
Porque desde la mente solo puedo plantear teorías, que entendidas o no, son incapaces de saborear la vida,
solo pueden teorizar sobre la misma.
Es como si los bueyes, búfalos y vacas que están en las mismas escaleras que yo junto al río, se planteasen
si tiene sentido para ellos estar aquí, o sería mejor irse a los pastos. Ellos se encuentran en armonía con lo
que son. Quizás el escenario que yo califico caótico caído del cielo, es solo para mi mente que los sitúa en
los pastos.
Visto así, una sonrisa se dibuja en mi rostro y una idea viene a mi mente, la entropía de este lugar es tal, que
si un terremoto asolase el lugar, las posibilidades de armonía del mismo sin que otra fuerza humana inter-
venga, no estarían tan lejos de lo que vemos ahora. Me levanto de este lugar e inicio un movimiento, pongo
en marcha una energía. De modo que suelto al filósofo, al místico y me dirijo al mercado. Me estoy murien-
do lo sé, es bueno insistir en ello, para no tomarme las cosas tan en serio.
Indígenas
Tuhan alzo la mano indicando silencio en el alboroto, e hizo señas para preparar al niño al otro lado. Así le
llaman los indígenas a la muerte
“el paso” Depositaron al niño en una pequeña fosa que cavaron en unos minutos; junto a Rohar, el gran árbol
que tenía nombre y al que solían venerar. Todos tocaron el árbol y le entregaron al niño. Le pintaron el rostro
con dibujos de aspirante a guerrero y le colgaron un colgante que simbolizaba eso mismo. El niño aún no
estaba en la pubertad, por lo que no era considerado hombre y guerrero, tan solo aspirante por su condición
de hombre., Minutos después descubrí que era uno de los hijos de Tuhan.
Otra de las cosas que aprendí de esta tribu, es la importancia de marcar los ciclos. Cuando una mujer estaba
embarazada, se celebraba un rito de prosperidad, un nuevo miembro a la tribu estaba al venir. La primera
noticia de embarazo era celebrada con cánticos, danzas y pinturas de celebración alrededor del fuego. El fu-
turo niño no era de la madre, era del poblado. Si era niña seguiría a la madre hasta la primera menstruación,
a partir de ahí pertenecía al clan de las futuras esposas, que eran preparadas hasta el mínimo detalle por la
responsable de ello. Salía de la casa materna para ingresar en esta otra casa. “otra cabaña y otras tareas “Al
ser desposada ingresaba en la casa de su marido. Y una vez desposada volvía a compartir tareas con las des-
posadas del poblado. Las solteras y las casadas no se juntaban, pues el poblado entendía que no era una bue-
na influencia sobre las futuras esposas hablar de temas conyugales con las desposadas.
Y estos cambios de ciclo también se celebraban en todo el poblado.
No existían mujeres solteras, pues los hombres podían desposar tantas mujeres como fuesen necesarias para
que todo fluya.
No existía el bien privado. Todo era de la comunidad, las tareas, la recolección, la caza, ya que todo se hacía
de forma común y pertenecía a la madre tierra nadie entendía la propiedad privada. Cuando una mujer era
desposada, si era la primera mujer que el hombre tomaba, el poblado construía una cabaña para esa futura
familia, marido, mujeres e hijos en edad infantil. Todo se entendía de forma común. Cuando había una dis-
puta se resolvía en el consejo de ancianos, estos escuchaban a las partes y dictaminaban una solución. Pro-
blema resuelto. Lo que decidía el consejo había que acatarlo, en caso contrario te expulsaban de la tribu. Un
día le pregunté como pude al anciano, que ocurriría si hubiera más hombres que mujeres, y me dijo que su
abuelo le contó que muchas generaciones atrás durante un tiempo ocurrió esto y los hombres al ser guerreros
podían vivir solos sin verse deshonrados, pero las mujeres se compartían en las noches. Esa tribu finalmente
resolvió atacar a otra tribu y traerse a las mujeres necesarias, por ello el gran espíritu les dio más hombres,
para entrar bien en batalla y conseguir aquello que les faltaba.
Si la embrazada traía un niño, una vez alcanzada la pubertad, salía de la casa familiar para entrar en el clan
de los futuros guerrero y era adiestrado como tal. Una vez superada la prueba de valentía, la cual consistía
en estar solo en lo profundo de la selva durante siete días, y traer suficiente caza al poblado a la vuelta. Entre
la caza debía traer un depredador, podía ser tigre, león, pantera, o similar. No podía volver al poblado hasta
no conseguir esto. Superada esa prueba se iba a cazar con el resto de los hombres y al día siguiente tomaba
esposa.
Los hombres medicina eran elegidos en sueños proféticos o preparados por su antecesor. El hombre medi-
cina vivía solo. Cada luna llena le llevaban una mujer en la noche. El resto de días no era conveniente pues
creían que perdía facultades. Al contrarío de lo que nos pueda parecer a los occidentales, la mujer era muy
respetada y valorada en la comunidad.
Si una mujer tenía una queja sobre el trato de su esposo, esa mujer era escuchada en el consejo de ancianos
y podían sancionar al esposo y obligarle a rectificar, pero esto era muy improbable que sucediera, pues el
hombre que ejercía fuerza o abuso sobre la mujer, no era valorado como buen guerrero. Más allá de lo que
a nosotros nos pueda parecer, debemos entender sus creencias y comportamientos, los cuales vienen de mu-
chas generaciones atrás para sobrevivir en terrenos hostiles. Yo no quise juzgar nada, al contrario, me sentí
profundamente agradecido por una experiencia tan enriquecedora. Y como decía al principio, el marcar los
ciclos indicaba los diferentes pasos, una cosa dejaba de ser y se convertía en otra.
Y el tiempo le acompañaba. Las fases lunares, las mareas, los ciclos de sol y las estaciones, todo era puesto
al servicio del poblado; marcado, festejado y actuando en consonancia con el tiempo.
Salgo de mi habitual intercambio de trabajos manuales con los comerciantes de la zona. Les he entregado
mis trabajos, y a cambio
ellos me pagan con comida de sus comercios.
Al ir a salir del comercio, dos mujeres se encuentran y se saludan efusivamente, y la una rompe a llorar en
los brazos de la otra.Después de intercambiar unas palabras se van juntas a hablar a un lugar menos concu-
rrido.
El comerciante me traduce la escena, parece ser que una de ellas, la más joven fue criada por la mujer con la
que se ha encontrado, ambas habían perdido el contacto entre ellas desde hace años por una serie de infor-
tunios. La joven se casa en unos días y se acordaba mucho de su niñera y cuidadora, pues su madre la aban-
dono de niña. Y la joven deseaba con todas sus fuerzas que su cuidadora asistiera a su boda. El comerciante
conoce a la joven, es clienta habitual y amiga.
Se encuentran estas dos personas en un país tan poblado como India, años después, en el preciso instante de
tiempo donde la joven la necesita como apoyo para que asista a su boda, se produce el milagro.
Y hoy me pregunto:
Para que esa entrevista sucediera, ella tuvo que hacerse periodista y yo emprendedor de éxito, y ambos
coincidir en un mismo marco de espacio tiempo. Para que todo esto se diera, tuvieron que darse una multi-
plicidad enorme de causas y efectos anteriores que se remontarían hasta el mismo nacimiento. Porque de no
haber sido quienes éramos con todas nuestras circunstancias personales, el hecho de encontrarnos no habría
producido el hecho de atraernos.
Podemos rastrear cualquier suceso hasta el origen y observaremos que su origen nos lleva hasta el mismo
nacimiento. Porque no importa si hoy voy en el metro y me encuentro a mi futura prometida y simplemente
achaco el hecho de probable, puesto que siempre voy en el metro a la misma hora, y la única coincidencia es
que ella también lo haya cogido a esa hora y en ese vagón. No se trata solo de eso.
Que yo viviera en esa ciudad y cogiera ese metro en el cual iba a la universidad de filosofía, es determinado
por una serie de causas efectos que se remontan al día en el que nací. Al nacer, mis padres se trasladaron de
ciudad y mis estudios fueron en un centro de mucha tradición teológica y filosófica. Podía haberme quedado
en mi ciudad natal y jamás hubiera cogido ese metro. O bien podía haber nacido aquí y estudiado otra rama
en otra universidad. También podía haber nacido con otros rasgos y características y a esta chica no le hubie-
ra resultado interesante nuestro encuentro.
Nuestras vidas están llenas de decisiones que van conformando nuestro presente y diseñando nuestro proba-
ble futuro. Un giro en las mismas, produce un cambio radical en las probabilidades hacia otras circunstan-
cias diferentes. Y tan solo se precisa un pequeño giro.
Si me detengo un solo minuto a la hora de coger el metro, este metro no lo hubiera cogido.
Si el año anterior hubiera cursado otra asignatura de libre elección, tampoco habría cogido este metro. Si al
nacer yo, mis padres hubieran tenido otras circunstancias económicas o ideológicas posiblemente no hubiera
estudiado filosofía. No habría conocido a esta mujer, ni me hubiera casado con ella y mi futuro sería diferen-
te.
Quizás similar, pero sin duda diferente.
Y todo esto es lo que llamamos, un mundo lleno de causas y efectos.
Podemos rastrear las causas que originan los efectos y predecir con una serie más o menos elevada de proba-
bilidades lo que se puede desplegar de las mismas al observar el movimiento que las origina.
Cada causa produce un efecto, el cual se convierte en causante de otro.
Y todo cuanto sucede en este binomio está influenciado por todo el conjunto psicoemocional que somos, el
cual se remonta hasta nuestro nacimiento. Siendo consciente de que mi nacimiento es efecto de la causa de
mis padres, los cuales lo son de mis abuelos, y así hasta el origen de la humanidad.
Lo que me lleva a decir, que para que un hecho suceda ha sido necesario que toda la humanidad haya cola-
borado en el mismo.
Para el resto de acontecimientos impredecibles y sospechosamente providenciales, una mente lógica lo de-
nomina azar.
Nosotros le llamamos sincronías.
Cuando dos hechos en apariencia inconexos entre sí, se relacionan entre ambos siendo adecuados en ritmo y
vibración, a esto; además de sus respectivas causas- efectos de cada uno de ellos, le denominamos sincroni-
cidad.
¿Qué hace que los elementos A y B aparentemente inconexos entre sí y relacionados tan solo por una serie
de proyecciones personales conscientes o inconscientes se encuentren entre ellos? Lo que comúnmente se le
ha venido denominando casualidad.
Con la casualidad no podemos trabajar porque solo respondería al hecho fortuito del azar.
Pero si estudiamos la sincronicidad observaremos que a menudo si estamos atentos, operan circunstancias
imprevisibles e inconexas, para las cuales no existen respuestas previsibles.
Una de las que se suele repetir más frecuentemente tiene a Anthony Hopkins como protagonista. Antes
de que comenzara el rodaje de La mujer de Petrovka el actor británico buscó por todas las librerías de Lon-
dres la novela de George Feifer en la que se basaba el guión, pero no consiguió encontrarla. Un día, en la
estación de metro de Leicester Square encontró precisamente ese libro en un banco. Un par de años más
tardes, durante el rodaje de la película, Hopkins tuvo ocasión de conocer al propio Feifer y le refirió la anéc-
dota. La sorpresa del escritor fue mayúscula porque el había perdido un ejemplar de la novela exactamente
por las mismas fechas. No fue difícil deducir que se trataba del mismo ejemplar, ya que Feifer había llenado
el libro de anotaciones en los márgenes.
El 28 de julio de 1900 el rey Humberto I estaba cenando en un restaurante de la localidad de Monza, don-
de se había dirigido para presidir una competición de atletismo. El dueño del establecimiento quiso darle
la bienvenida a su establecimiento y cuando salió a saludarlo todos los presentes quedaron sorprendidos al
ver que este hombre y el rey eran absolutamente iguales. Más que gemelos, dos gotas de agua, imposibles
de distinguir.
Intrigado por el encuentro el rey comenzó a preguntarle detalles sobre su vida. Las coincidencias iban más
allá del parecido físico: los dos se llamaban Humberto, habían nacido el mismo día en la misma ciudad (Tu-
rín), se habían casado el mismo día con una mujer que tenía el mismo nombre (Margherita), el hombre ha-
bía abierto su restaurante el mismo día que Humberto I había sido coronado rey. Todo esto divirtió mucho
al monarca, que invitó a su doble a que la acompañara en el palco de la competeción.
Al día siguiente el rey se extrañó de que la butaca reservada para su invitado especial permaneciera vacía.
Poco después se le comunicó que su alter ego había sido asesinado a tiros aquella misma mañana a las
puertas del estadio. Pocas horas después, cuando Humberto I abandonaba el estadio y se dirigía a su ca-
rruaje, fue tiroteado hasta la muerte por un anarquista italo-americano llamado Gaetano Bresci
La sincronicidad o sincronías podemos entenderlas como señales sobre algo que estamos madurando. Y por
madurando no me refiero solo a reflexionando, sino que en ese instante, y solo en ese precioso instante, es-
toy lo suficientemente maduro para que un hecho de una determinada magnitud en mi vida se produzca. Si
soy capaz de leer las señales y saber que hacer con las mismas, mi ventaja es importante. La respuesta desde
un corazón realizado y una mente abierta, es siempre una respuesta adecuada.
Desde una mente puramente lógica, nunca diríamos que es casualidad que alguien monte una empresa y se
enriquezca o se arruine, pues tanto la posibilidad de la ruina como la de enriquecerse, ambas están operando
simultáneamente en el hecho de trabajar con la empresa. Sin embargo, el hecho de montar la empresa y la
futura respuesta que se produzca a raíz del empobrecimiento o riqueza de la misma, está operando en mayor
grado bajo la ley de la atracción personal y evolutiva.
Yo no contemplo nada como casualidad, puesto que el Universo es un orden y no un caos, por lo tanto, todo
cuanto sucede en él, obedece a ese mismo orden. No puede existir un Universo ordenado con frutos desorde-
nados.
Si todo obedece a un orden y la casualidad no existe, todo cuanto sucede debe estar predeterminado. Pero
si yo puedo decidir en cada acontecimiento si cruzo o no la calle, si cojo o no el metro, si doy una respuesta
afirmativa o negativa ante una propuesta, y un sin fin de posibilidades más, quizás estoy invalidando el pre-
determinismo.
O quizás haga lo que haga ya estaba predeterminado.
Sin embargo, existe una tercera vía. El ser espiritual e inmortal que soy, llamado a la evolución y expansión
en el Universo consciente que habita y del que participa indisolublemente, precisa de una serie de experien-
cias personales acordes a su grado evolutivo, las cuales atrae hacia si como sujeto, de forma consciente e
inconsciente.
El libre albedrío que dispone diferentes respuestas ante una misma propuesta, no anula que esa atracción no
se vaya a producir en el siguiente encuentro. Puesto que el sistema de atraer, crear y cocrear una serie de rea-
lidades personales según las necesidades evolutivas siempre está operando. La posibilidad de haber conoci-
do a mi prometida en otro lugar que no fuera el metro sigue estando vigente.
Como todo esta entrelazado, los sucesos que me acontecen, además de operar bajo la ley de atracción evolu-
tiva, crean efectos que originan otras causas- efectos y sincronías, entre las personas que están implicadas en
los mismos; las cuales también forman parte indispensable e inseparable del Universo que soy.
Lo visible como fruto de lo invisible.
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Hoy mi mente esta inquieta y quiere jugar a enredarse, después de haber reflexionado sobre las causas-efec-
tos y sincronías, se va más allá y entra de lleno en la física cuántica. Querer entenderlo todo desde la mente,
es como tratar de meter el océano en un cubo.
Albert Einstein, al conocer la física cuántica quedo desconcertado. Una mente tan brillante como la suya,
al conocer el comportamiento impredecible de la cuántica dijo: Dios no juega a los dados y en otra ocasión
añadió: Quiero pensar que la luna sigue estando ahí cuando yo no la miro. Un científico tan brillante, era in-
capaz de asimilar como una física podía comportarse de forma indeterminada.
Siendo consciente de la importancia de los descubrimientos que se avecinaban, y quizás el sentir, que no
disponía de vida suficiente para estudiar los mismos.
En física cuántica se constata, que los miles de experimentos que se han hecho hasta ahora han resultado
irrefutables en su totalidad.
Es una ciencia muy testeada, y a su vez paradójicamente, totalmente desconcertante en cuanto a su compor-
tamiento. Pues la física cuántica estudia la comprensión de todos los fenómenos naturales a nivel microscó-
pico. Como interactúan entre si los átomos, las moléculas, su interacción con la luz y la materia, y la relación
e importancia que ello tiene en el mundo macroscópico.
Teniendo en cuenta que toda la materia que vemos está compuesta por átomos y moléculas, y ello incluye
también a las células de nuestro cuerpo.
Ese comportamiento que constatamos en el estudio de la cuántica, es fundamental para entender como fun-
ciona el universo.
Relacionar la cuántica con la conciencia que somos puede resultar para algunos cuestionable, pero este no
es un libro de física cuántica. Mi reflexión y alusión a la misma, y a las causas-efectos y sincronicidades, las
realizo para que seamos capaces de abrir nuestras mentes racionales, esas a las que tanta alusión hacemos en
cuanto a la única validez racional posible sobre la que definir nuestras vidas.
Podría omitir todas estas reflexiones y seguiría igual de admirado, apasionado y convencido de nuestra na-
turaleza espiritual y lo que ello significa. Pero he querido compartir reflexiones en las que mi mente alguna
vez también se preguntó y se enredó en las mismas; al igual que la filosofía.
Cuando la respuesta es de otra cualidad, no necesitas nada para argumentarla, la verdad es lo que es y no
precisa de nada más.
Ni siquiera, de tener que validarla. ¿Por qué ante quien debería hacerlo? Lo máximo que la mente racional
puede llegar a entender es que existe una realidad que es mucho más amplia, en la que nos movemos cada
día; pero ello no sirve de nada si no somos capaces de vivirla intensamente. Por esto es deprimente observar
como los experimentos más revolucionarios pasan de lado junto a nosotros, como si no tuvieran mayor rele-
vancia, que la que puedan aportarnos en determinados inventos que consideramos útiles.
Como el GPS o la resonancia nuclear magnética, por nombrar algunos. Viendo inútil el resto de preguntas
que dejan abiertas.
Estamos dormidos, casi muertos, y es triste ver como nos hemos dejado amansar. Por todo ello, expongo
este paralelismo con el mayor respeto a todas las partes, y especialmente aquellos científicos que trabajan
desde otros ángulos, para ver otras realidades.
Mi aproximación a ello es escueta e ingenua. Posiblemente resulte pobre, pero si sirve para que cualquier
lector investigue más a fondo en ello y se haga preguntas que hasta ahora no se había hecho, habrá merecido
mencionar todo esto. Porque también a la mente racional hay que darle su lugar. De la que se dice que es un
mal amo, pero un gran sirviente. Sirvámosle pues su comida
Cuántica:
Experimento 1:
El observador modifica lo observado según su observación, por el hecho de observar.
Nuestros pensamientos y creencias, son de la misma cualidad que del Universo del que formamos parte y
ello tiene tal implicación, que somos creadores y cocreadores simultáneos, de las realidades que vivimos y
con las que interactuamos
Experimento 2
Las partículas en la física cuántica no siguen trayectorias definidas o previsibles, tan solo se establece la mis-
ma, mediante una serie de probabilidades. No se pueden medir diferentes variables a la vez.
Cuando medimos una de ellas, por ejemplo la posición, la velocidad es inexacta. Quizás se deba a que lo que
medimos como partículas, a la hora de observar sus variables se comportan como ondas. Las partículas ten-
drían por lo tanto propiedades cuánticas. Y pueden estar en un estado de superposición hasta que interactúan
y colapsan con otro.
Cuando entrelazamos dos partículas y las separamos en distancia. Cualquier actuación que ejerzamos en una
de ellas, inmediatamente la otra partícula adquirirá las mismas propiedades. Y ello independientemente de la
distancia a la que estén y sin mediar tiempo alguno. No hay velocidad alguna en el suceso, este es inmediato.
Universos paralelos, multiverso, teoría de las cuerdas, y muchas otras teorías y experimentos cuánticos que
se están trabajando intensamente con rigor científico.
Actualmente la cuántica está preguntándose de forma seria si la realidad que vemos existe, o es solo una
proyección de nuestra mente. Lo mismo que los grandes maestros ya han dicho hace miles de años.
El universo es mental
Quise hacer esta aproximación de similitudes, para que todos seamos capaces de cuestionarlos la realidad
que percibimos con los sentidos habituales, y cuestionarnos desde donde percibimos esa realidad. Preguntar-
nos si existe por sí misma con independencia del observador.
Si muchos observadores entrelazados podemos crear una realidad consensuada. Todas estas preguntas son de
vital importancia, porque llegado el momento de la muerte, tendremos que enfrentarnos a lo que en realidad
es. Y cuanto antes sepamos quienes somos, mucho mejor.
He finalizado mi recorrido de vuelta casa, un recorrido cuántico diría yo. Pues inmerso en mis pensamientos,
el tiempo se ha desvanecido.
Dejo la bicicleta junto a la entrada y me siento en el porche a comer una de las frutas que me han dado.
¿Existe la manzana? No lo sé.
A ojos de este observador parece ser que sí. Si no hubiera ningún ser humano para describirla y saborearla,
no se llamaría manzana.
Lo que creamos y lo que creemos posiblemente no coincida.
Crear sin ver, es crear a ciegas y aun así creamos. Porque un creador lleva la cualidad de crear innata, ello le
define. Hace años mi tío tuvo un perro que se crío entre gatos y se comportaba como un gato.
Marta me ha invitado a su casa, y he aceptado encantado, deseo ver que lugar ha elegido para instalarse.
He cogido un bus local y subido mi bicicleta al techo del autobús, donde se comparte carga y viajeros. Des-
pués de dos horas de viaje esquivando todo tipo de fauna, y recorriendo caminos polvorientos, he llegado a
mi destino.
Quiero recorrer esta zona en bici. El paisaje es muy similar a la zona donde vivo, quizás algo más hogareño,
lo siento más acogedor, menos transitado por turistas.
-- Hola, Marta
-- El pueblo era fácil de encontrar, y la casa desde lejos advertí que la decoración no es Hindú
-- No había caído en ello, o sea que se nota que aquí vive una extranjera
Ambos salimos en bici, ello nos permitía recorrer mucha más distancia
-- Una de las cosas que más me ha llamado la atención es que en las casas viven muchas personas, me pare-
ce muy caótico, ¿qué sabes de eso José?
-- Las casa familiares en India suelen tener grandes dimensiones, pues varias generaciones viven en ellas. Su
modo de vida familiar, no es el nuestro. Las familias viven juntas por lo general, con la excepción de las mu-
jeres, que cuando se casan, se trasladan a vivir a la casa familiar de su esposo. El esposo también vive con
varias generaciones de su clan familiar y la esposa adopta el rol que por nacimiento familiar del esposo le
pertenece. La economía es común, y los mayores son venerados, escuchados y cuidados. Los problemas se
deciden y afrontan como familia, y nunca se toman decisiones si los mayores de la casa están en desacuerdo.
-- Nunca imagine que estuviera todo tan estudiado, creí que era una cuestión de economía
-- La economía es sin duda una de las razones, los mayores no tienen quien les sustente una vez no pueden
trabajar, ahora están trabajando en cambiar eso. Pero más allá de eso, la familia en India es muy valorada.
Cada uno de ellos tiene un rol que le corresponde por nacimiento y función.
Los hermanos mayores ostentan una posición diferente a sus hermanos menores, y lo mismo sucede con los
abuelos respeto a los Padres.
--No recuerdo haber sido más feliz en toda mi vida. Si tuviera que describir mi idea del cielo, esto sería lo
más próximo a ello. Mi infancia transcurrió con mis abuelos maternos. Mi padre siempre estaba fuera traba-
jando, apenas le conocíamos, y mi madre aunque trabajaba en la ciudad, se pasaba todo el día a ello. Éramos
familia numerosa. Teníamos que salir adelante. Pero la casa de mis abuelos era el hogar en mayúsculas.
Una casa de campo rodeada de naturaleza. Un pozo, un lavadero junto a la casa. Una hermosa chimenea en
el salón y aquellas ventanas de nuestras habitaciones, que cuando las abríamos para recibir un nuevo día,
el mundo venía a nuestro encuentro. Un sendero que conducía al río. Miles de flores, aromas a campo y un
paisaje lleno de múltiples colores. Las vacas, las ovejas, las gallinas, los conejos, los gatos, los perros, los
caballos y toda la fauna de granja pavoneándose ante mi.
Y mi abuela omnipresente, esa mujer que era capaz de elevarme al cielo sin decir siquiera una palabra. Su
mera presencia a mi lado, me hacía sentir segura, plena, radiante. Me sentía muy amada, por el simple he-
cho que yo era su nieta. Nada más. No tenía que hacer nada más, tan solo ser su nieta. Si me portaba mejor
o peor, podía cambiarle algo el humor, pero su amor hacia mi era el mismo. Jamás me cuestione si ese amor
podía finalizar algún día.
Era el Amor más grande que he conocido hasta ahora. Ella no esperaba nada de mí. Tan solo que estuviera
allí y fuera lo que yo era, una niña de cuatro años que siempre estaba haciéndole preguntas y más preguntas.
Su paciencia infinita y su amor incondicional hacia mí, me formo como persona. En ese lugar, me sentía a
salvo, feliz, plena, radiante, segura.
No había más mundo que ese, mi concepción del mundo era eso precisamente. El tiempo dejaba de existir
en ese lugar. También amaba mucho a mi abuelo, pero él era más rudo y silencioso. Con mi abuela íbamos
al río, cocinábamos juntas, me contaba bellas historias. Y cuándo me miraba y sonreía, mi corazón estallaba
de alegría. Mientras mis hermanos jugaban fuera, yo pasaba las horas junto a ella. Una niña de cuatro años y
una mujer mayor hablando el mismo idioma, la misma sintonía. Su corazón rejuvenecía junto al mío. Tenía-
mos un perro que se llamaba mosquito, nunca he conocido ningún otro perro con ese nombre. Mosquito era
libre, salía de casa e iba donde su instinto le llevaba y yo le amaba por ser lo que era. Mi altura no era supe-
rior a la suya.
-- Pasamos un tiempo en silencio, observando el corretear de los niños por las afueras de la casa y lo que
Marta me había contado, me alcanzo
-- Al volver a su casa, no recordaba nada del paseo en bicicleta y todo lo que hablamos después fue irrele-
vante ante un amor tan grande. Cuando volvía hacia mi casa, no podía dejar de pensar en ello. Marta era
muy afortunada, tenía una vivencia a la que agarrase con fuerza en el momento de su muerte.
El amor que sintió por su abuela le haría cruzar la otra orilla con una enorme sonrisa en sus labios y un pro-
fundo agradecimiento a la vida.
No debía dejarse llevar por ningún otro sentimiento que le contrariase; tanto si vivía un amor similar, como
si no, siempre tendría ese salvavidas.
Eso es lo que necesitamos en el momento de partir, un salvavidas infalible al que amarrarnos con fuerza para
cruzar la otra orilla. En ese momento no temáis, pues yo estoy con vosotros. La abuela y Dios eran uno.
Sin duda Marta prefería a Dios en versión abuela.
Recordando la conversación anterior con Marta, he de decir que
ante un Amor así no hacen falta sistemas. El amor se sostiene en sí mismo.
-- El momento de partir es un momento crucial, no os dejéis llevar por la tristeza, la ira o la preocupación,
centraos en el Amor más grande que hayáis tenido. Saborearlo, agradecedlo, sujetadlo con fuerza y partir
con el.
Porque el profundo sentimiento del Amor es capaz de derribar las murallas más grandes, cruzar los infiernos
más temibles, y cerrar todos los miedos. El momento de partir no es momento de lamentarse. Si hay algo
que te pesa en el corazón y estás arrepentido, hazlo, arrepiéntete con fuerza, coraje y convicción, y suéltalo
inmediatamente para volver a los brazos del Amor.
Que las personas seamos capaces de expresar un amor incondicional, no es algo frecuente. Existen personas
que tienen un Don natural para ello, su infinita paciencia y amor, su comprensión, la felicidad que rebosan y
la seguridad que transmiten, esta más allá de los roles y las relaciones establecidas. Son así, esa es su natura-
leza esencial, su don a compartir en la tierra. Y con ello, nadie les pregunta que cargo ostentan o cuan impor-
tantes son. Su divina presencia contagia a quienes les conocen. Si además tienes una relación especial con
alguien así, eres muy afortunado/a porque la vida te lo ha puesto en tu camino, es un ángel que te acompaña
y te sostiene.
Es Dios expresándose potencialmente. La niñez es la única etapa capaz de presenciar este milagro y vivirlo
en plenitud sin nada que objetar.
Una ECM
El hombre que me encontré en mi vuelta al mundo, el que había tenido una ECM, ese hombre tan parco en
palabras y con un magnetismo especial, no considero apropiado relatarme su experiencia de casi muerte, sin
embargo hizo algo sorprendente. Me escribió la misma y la dejo en un pequeño bolsillo de mi mochila. El
escrito lo encontré dos meses después, al vaciar por completo la mochila. Hoy deseo transcribiros el mismo.
José sé que querías hacerme muchas preguntas, pero no tengo tantas respuestas. La mente solo sabe de nu-
dos. Te escribo mi experiencia, tal cual fue, toma de ella lo que consideres y deja el resto en reposo. Afec-
tuosamente Dani
Mi cuerpo estaba en la cama del hospital, yo estaba flotando sobre el, por encima de la habitación, así lite-
ralmente, no era una simple sensación de flotar. Estaba flotando fuera del cuerpo.
Al momento un zumbido enorme, como ruido de motores, y salí disparado de la sala. Aparecí ante un portal
de enormes dimensiones. Era la frontera. Un dedo de grandes dimensiones me señalo y una cálida voz se
oyó.
Aún no ha llegado tu hora. Mira, fue todo cuanto dijo señalando hacia abajo, mire y vi a mi madre trayéndo-
me al mundo.
El reloj de la sala de partos comenzó a funcionar en ese momento.
Funcionaba hacia atrás, como iniciando una cuenta regresiva. Y mi vida comenzó a desplegarse ante mis
ojos con todo lujo de detalles, hasta los más insignificantes, o al menos eso creía yo; pero aquí todo era im-
portante. En unos instantes toda mi vida había sido revisada, el tiempo de allí, no es el tiempo que conoce-
mos aquí; cuando alcance el presente, me vi en la cama del hospital; Los sanitarios habían dejado de intentar
reanimarme.
Se abrió un portal y vi a todos mis seres queridos que habían fallecido.
Estaban esperando la decisión que se iba a tomar. Sentía una profunda vergüenza por muchos de mis actos,
todo había sido mostrado, nada permanecía oculto, ni el más minino error.
Una vez más la voz me hablo, aún no ha llegado tu hora, tienes tarea por finalizar, si decides quedarte, ten-
drás que finalizarla en otra encarnación. No sabía de que tarea me estaba hablando. La voz era firme, contun-
dente, no vacilaba. Pero un enorme e inmenso amor me estaba siendo entregado. No estaba siendo juzgado,
tan solo se me mostraba mi vida, los ojos, mis ojos, no eran adecuados para ver la misma con amor. De
modo que quise cerrarlos y no mirar más, pero eso no importaba, pues no era un ver desde los ojos humanos.
Una cálida Luz me envolvía, me acogía, me inundaba,
y una paz indescriptible se apropiaba de mí. Una vez más la voz me hablo.
Si te permito el paso y cruzas no podrás regresar, si vuelves te comprometes a finalizar aquello que viniste a
hacer en esta vida humana.
Quise preguntar en qué consistía esa tarea inacabada, pero me pareció inapropiado al ver todos los sucesos
de mi vida, era evidente mi falta de amor en la mayoría de ellos. Mis miedos, mis dudas, mi falta de fe, de
fuerza, de coraje y convicción.
Respondía como un humano ignorante y asustado. Mi personaje en la tierra se había adueñado del ser esen-
cial.
Al cruzar esa angustiosa sensación en mi conciencia, la voz volvió a hablar; No te he llamado para que re-
cordaras, tan solo para que seas consciente de que yo soy. Y que tú eres en mí .Tú decides. Te he mostrado
tus carencias tal como yo las veo, mi Amor por ti es infinito.
Conservas tu libre albedrío, te he traído hasta el paso y mostrado lo necesario para que decidas si te quedas
un tiempo más en la tierra y finalizas bien tu lección. Tu grado de evolución hay que aumentarlo.
Una certeza de tarea inacabada me quemaba el pecho.
El médico cirujano que soy, estaba en la camilla de un hospital declarado muerto, y la puerta que accedía a
casa estaba frente a mí. Todas las cosas que yo creía importantes, aquí no tenían valor, y aquellas pequeñas
cosas, los sencillos gestos de amor y el florecer del ser, era lo único válido.
Quería volver a casa, abrir la puerta y entrar, pero esa cálida Luz amorosa me estaba ofreciendo la posibili-
dad de enmendar mis errores. Esta vez fui yo quien señalo mi cuerpo en la camilla
Al despertar no podía dejar de llorar. Cuando regrese a mi cuerpo y tuve consciencia de ese regreso, era in-
capaz de contener mi llanto. Todos mis pecados, mis innumerables faltas, errores y acciones dañinas habían
sido reparadas. Yo no me sentía merecedor de ello en absoluto. Una profunda vergüenza me invadía, y a su
vez, un sentimiento de rabia e impotencia, por no creerme merecedor de un amor tan grande; y mi evidente
incapacidad de amar de forma similar. Esa voz y sus palabras me atravesaban.
Mi Armor por ti es infinito.
¿Por que no me castigas? era lo único que quería responderle,. Era como hablar con un Dios ciego. ¿Aca-
so no ves que clase de hijo soy.? Eso es lo que sentía tras volver a mi cuerpo. Un hijo ciego, ignorante e in-
grato y un Padre inmenso desbordado de Amor.
Haga lo que haga no podré llegar a un Amor tan grande. Decidí volver porque era indigno de cruzar la fron-
tera. ¿Mi tarea? Amar todo aquello que he sido incapaz de agradecer. Sobre la muerte y el morir, absoluta
paz y gratitud inundan mi Ser. Cuando tú quieras Padre, yo voy.
Esta es la carta más bella que he leído jamás, el testimonio más esperanzador y la noticia de él VIVE.
Por ello conservo esta carta, porque la vida me ha regalado un testimonio directo con una profunda declara-
ción de Amor.
Falsos gurús
Hoy se celebra un ritual de encuentro, existe una pequeña comunidad de españoles, con la que mantengo
contacto y trato de ayudarles en lo que puedo cuando vienen a instalarse, o a inspeccionar el País con idea de
hacerlo. Hoy recibimos a Verónica que viene de Madrid.
Nos despedimos del grupo que ya se estaba disolviendo e iniciamos ese paseo bajo las luces del anochecer
de la India.
--He hecho muchos retiros, talleres y convivencias y he visto actitudes en los Maestros que son de lo más
vulgares y hasta contradicen todo aquello que predican
-- Verónica Lo que si te puedo decir, es que en ocasiones no todos los que se hacen llamar Maestros lo son,
del mismo modo que aquellos que no aceptan ese nombre para sí mismo. no significa que no lo sean.
Hay muchos grados de Maestrías y todos somos Maestros, lo que ocurre es que con diferentes Maestrías
--¿Algo más?
--Demostrar que aquello que sabe, hace y dice, es más elevado que la mayoría de las personas y resulta de
beneficio para las mismas
--Eso que nombras son siddhis, se obtienen con diferentes realizaciones, pero has de saber que los verdade-
ros maestros no suelen mostrarlos, y ni siquiera le dan demasiada importancia. En ocasiones los muestran a
ciertos seguidores para que confíen en ellos y no abandonen. Pero obtener un siddhi no es el objetivo, es un
resultado.
--Como sabes, nada ocurre por casualidad, ni error. Si te encuentras con falsos maestros, gurús, profetas...
bendícelos y no pises esos senderos. Coge el camino opuesto. Te están mostrando el camino.
--El peligro de la espiritualidad radica en no tener una buena base. Muchas etapas suceden en torno a la bús-
queda. Hay espiritualidades que construyen un mundo mental, en el que no aceptan la contrariedad, y por lo
tanto no saben como trabajar con ella. Visualizar, meditar, creer y crear en una visión de vida idealizada, a
menudo se construye desde el miedo y la carencia, y desde ahí nada sólido puede crecer. Una espiritualidad
saneada y fuerte es aquella que crea desde la seguridad y primacía del espíritu inmortal y divino que somos,
yacepta todo como parte del camino. Construye con todo cuanto le es presentado. Y todo cuanto construye lo
hace con el mismo espíritu de confianza, entendimiento y gratitud. Si no integramos esta creencia, no podre-
mos dar salida a la práctica.
--A partir de ahora, veré a esos que denomino falsos maestros como parte de mi camino.
--Lo conozco, me gusto mucho. Cuando conocí el trabajo de Brian Weis, me resonó tanto que estuve remi-
tiéndome a trabajos similares de otros terapeutas.
Es una prueba evidente de que ciertos traumas vividos en vidas anteriores y no recordados en esta vida pre-
sente, son sin embargo, recordados por la memoria que guarda el alma y reproducidos como miedos, fobias
y otros en la vida actual. Este fascinante trabajo me hace plantearme una serie de preguntas inquietantes.
--Sin duda es fascinante, ¿qué te preguntas José?
--Si nuestra Alma guarda estas memorias sobre fobias, miedos y demás, es indiscutible que ha de guardar
memorias sobre el propósito de esta vida. Porque no migramos entre encarnaciones para tener una serie de
vicisitudes y personajes. Migramos con el propósito evolutivo. Hay diferentes libros y trabajos que hablan
sobre ello. El destino de las Almas, el plan de tu Alma.
--Lo realmente indiscutible, es que cuando realizamos un trabajo personal evolutivo con estas creencias y
esta intención, nuestra vida mejora notablemente y la vida de quienes nos rodean también.
Ello no quiere decir que transcurra entre algodones, existen baches, laberintos, pruebas de madurez,. deci-
siones. Pero nuestra vida adquiere significado y ello la hace mejorar notablemente.
Según dicen, entre encarnaciones trabajamos con nuestro grupo de Almas y guías espirituales, que es acor-
de a nuestro nivel evolutivo, y acordamos con ellos realizar voluntariamente aquellos trabajos que tenemos
pendientes. Para lo cual, decidimos libremente que encarnación tomar, y así mismo, el resto del grupo. Es un
trabajo grupal acordado, con el propósito de evolucionar.
--José ha sido todo un placer este encuentro. Me pongo a ello y te iré contando
-- Así finalizo nuestro encuentro. Toda está serie de trabajos honestos, con base y bien documentados; hacia
lo que desconocemos o no nos atrevemos a mirar. es del tal importancia, que no hacerlo me parece ignorar
una evidencia y un sentir poco humano. Tengo la certera sensación de que en ocasiones la resistencia del ser
humano a abrirse a lo desconocido es mucho mayor que el propio sentido común.
Pero como dice la frase, el sentido común, a menudo, es el menos común de los sentidos
Covid-19
Ha estallado una pandemia, el covid- 19 le llaman al virus. En medio del caos y la incertidumbre mundial,
cada cual lo lleva como puede.
Hoy un gran Maestro de la zona da una charla sobre esta etapa, el miedo y la muerte, le ha dado por título,
y he decido asistir. Se celebra al aire libre, en una gran explanada con megafonía. Somos más de cuatro mil
personas. Este gurú tiene muy buena reputación.
El gurú accede al altar que le está destinado, un fuerte aplauso y ovación le reciben. Él con gestos nos calma,
se sienta y se pone en silencio. En breves instantes, estos miles de personas entramos en absoluto silencio
Bienvenidos todos. Es un placer teneros hoy aquí. El mundo está viviendo una fuerte etapa de cambio. En-
tramos de lleno en la era de acuario, una era que traerá muchos cambios planetarios y durara más de dos mil
años.
Atrás hemos dejado a piscis. Júpiter y saturno están en conjunción.
Además coincide con la estrella de Belén, lo cual lo hace aún más espectacular. Ya que hay que remontarse a
casi 800 años para ver algo similar. Este evento traza un nuevo ciclo.
Sé que muchos de vosotros estáis asustados, otros buscáis respuestas más allá de lo visible. Y entre vosotros
también los hay que nada temen y viven en confianza y aceptación. Yo hoy quiero hablaros del camino. El
camino del yogui. Habéis venido hasta aquí esperando otra respuesta y esa es la respuesta que vais a tener.
En primer lugar, para todos aquellos que estáis sufriendo por haber perdido a seres queridos, no temáis, pues
debéis saber que vosotros no podíais hacer nada al respecto. Su tiempo en la tierra había concluido.
Ocupaos más bien del vuestro, que también llegara.
Ahora debemos demostrar Maestría de Vida, de nada sirve temer, pues ello alimenta a la sombra que ope-
ra oculta. Entregaos a la fuerza del espíritu que os habita, manteneos serenos, confiados y alegres. ¿Acaso
creéis que podéis cambiar lo que está escrito? Lo máximo que podemos hacer es honrarlo.
Esta mañana me levante temprano como de costumbre. Y tras mi sesión de meditación, hice el decreto de
servir a la fuerza luminosa en este tiempo.
Venero al cuerpo sagrado que soy y honro al de mis hermanos.
Lo trato con respeto, cariño y confianza. Elevo mi vibración al máximo y no dejo que la fuerza del miedo lo
secuestre.
Hoy me preguntaba uno de mis discípulos si debía tomar todas las medidas prescritas por el gobierno.
¿Tiene miedo tu gobierno le pregunté? Si lo tiene me respondió
¿Qué medidas podrá tomar desde ahí? Yo no puedo incitaros a una u otra actitud. Debéis meditarlo desde
vuestros corazones. Quizás halla que darle al cesar lo que es del cesar, sin dejar que nos arrebaten lo que es
de Dios.
No deseo incitar a nadie a la rebelión. Pero hoy tengo presente a Gandhi…
Mi coherencia no me permite tomar una actitud de miedo preventivo, pues no tengo miedo. Puedo entender
el miedo de mi hermano, pero no dejaré que su miedo me contagie. El virus del miedo es el más letal que
conozco.
Hoy me he puesto en pie y he alzado mi voz. Yo traigo un cántico nuevo de esperanza, es el canto del amor
y la fe. Si mañana he de partir de aquí, con o sin covid, no creáis que aquello que hoy os predico es erróneo.,
Llegada mi hora, estoy listo. Mientras tanto trabajo en mi Sadhana. Trabajad vosotros en la vuestra.
Cantad mantras, recitad oraciones, elevad la energía. Estad en contacto con la naturaleza y dad gracias al
Divino en todo momento. Hace tres días mi madre marcho de este plano. No pude acompañarla físicamente
porque estaba aislada por protocolo covid.
Pero al partir me visitó en la noche. Ella sonreía y yo sonreí. Esto es todo cuanto tengo que deciros. Que el
Divino guíe nuestros pasos. Danos sabiduría para entenderlo, fuerza para seguirlo y un corazón bondadoso
para amarlo.
Desde la mente tendréis muchas preguntas. Desde lo científico muchos argumentos. Pero yo tengo la fe, la
confianza y la alegría. El Divino guía mis pasos. Os amo a todos y os confío a sus manos.
Sordos y mudos
Conozco a un guía de montaña muy bueno. No trabaja demasiado debido a su problema de comunicación.
Es sordomudo, y ello hace que muchos interesados no le contraten. Sin embargo, a mí no me importa y me
parece incluso más adecuado, pues mi idea de recorrer la montaña, no pasa precisamente por un parloteo
continuo.
Son las 5,30 de la mañana, la hora acordada de encuentro.
Mukul ya está esperándome. Su nombre significa Alma. Mukul es hindú. Es muy difícil calcular su edad,
quizás 60 años diría yo, pero su agilidad y esbelta figura no se corresponden en absoluto.
En principio me parecía muy mayor para esta tarea, pero lleva en ello 40 años según me dijeron en la agen-
cia de viajes organizados. Conoce la montaña a la perfección y es capaz de predecir cualquier cambio de
tiempo no anunciado, así como orientarse en la noche, o en las condiciones climatológicas más adversas. Ha
escalado durante años los Himalayas y ahora se dedica a viajes más sencillos, pero que también requieren de
experiencia. Hoy vamos a ascender al pico de una montaña de media altura, Meesapulimala es el nombre de
esta montaña. Mukul me señala la dirección a tomar, invitándome a iniciar la marcha. Asiento con la cabeza
e iniciamos el ascenso bajo una débil lluvia. Él camina unos pasos más adelantados y adapta su paso al mío.
Al llegar a la falda del ascenso se detiene y se postra en oración y reverencia. Le está pidiendo permiso a la
montaña para acceder a la misma.
Mukul no necesita de más permisos.
La noche da paso al día, y en silencio iniciamos camino.
Mukul es silencioso, se mueve con soltura, parece un felino observando mis pasos.
Tras una hora de camino, ni un solo gesto, ni un ligero ruido. Nada.
Se detiene, saca su cantimplora y me hace una seña para que haga lo mismo. Conoce los peligros de la des-
hidratación. Solo pequeños sorbos me indica.
Cerramos la cantimplora y seguimos. En una hora de caminata esta ha sido la única interacción entre am-
bos.
Mi mente está sosegada, mi físico en forma. No siento la necesidad de hablar. Me siento cómodo. muy có-
modo. Como Mukul no habla, ni oye, no existe entre nosotros ningún silencio incómodo. Estoy en presencia.
No tengo una mente parlante que esté generando charla sobre lo que voy a decir y escuchar.
Solo silencio. Algún intervalo de pensamientos asociados a la caminata, que desecho con soltura para volver
al estado de presencia. Los olores son más profundos, los colores más intensos. El oído está agudizado.
Un sentimiento profundo de bienestar arraiga en mí. Mi rostro ha rejuvenecido. Dos horas después de iniciar
el camino, llegamos a un alto. Mukul se detiene, se sienta frente a un paisaje sobrecogedor y me invita a ha-
cer lo mismo. Su mirada es profunda, tengo la certeza de que conoce a la perfección mi estado de ánimo y
mis pensamientos.
Ser consciente del fugaz paso del tiempo me mantiene vivo, me mantiene lucido, despierto. Reconozco que
me resulta placentero ver la fugacidad del instante presente, el transcurrir de los acontecimientos, y las per-
sonas que nos encontramos en nuestro camino. Envejezco, tal como lo hace cualquier otro ser vivo en este
planeta. Mi muerte está escrita, cada día que transcurre me acerco más a la misma. Pero ello no me turba, ni
me importa demasiado.
Cuando parta de aquí, la frenética actividad mundana continuara su curso, el planeta seguirá girando sobre
su órbita, las plantas creciendo y el sol saliendo por el este. No serán estos ojos quienes contemplen todo
esto, pero otros ojos y miradas nuevas recién llegadas al planeta, contemplaran este espectáculo. Nuevas
generaciones poblaran la tierra, y posiblemente se organizaran nuevos sistemas, y también creerán que les
sobra tiempo.
Y todo cuanto hagan, lo harán bajo la creencia de una larga vida, porque estamos diseñados para pensar así.
Pero en realidad, cuando miren atrás, se verán ancianos, y todo aquello que creían importante habrá perdido
valor. Otros valores les sustituirán, y no importa cuanto traten de inculcarles a sus hijos, pues ellos se com-
portaran con la respectiva necedad juvenil.
El mundo seguirá girando y las generaciones desapareciendo y emergiendo de nuevo.
La tierra es ese gran cementerio sobre el que han desfilado cientos y cientos de generaciones que quisieron
conquistar el mundo. Pero fue el tiempo quien conquisto a todas ellas. Pues bajo la tierra yace la historia de
la humanidad. Desde la mirada del infinito, y de la inmensidad del espacio, somos una pequeña y diminuta
tierra que gravita en el mismo.
Sus habitantes, desde el comienzo hasta el final, no son más que un pestañeo en un tiempo sin fin. Preguntar-
se por el significado de la vida y buscar lo trascendente es parte de nuestro diseño humano. Hagamos lo que
hagamos, no vamos a cambiar lo que realmente somos. Como dice el sabio, cada hombre tiene su tao y lo
mejor para él es seguirlo.
Las lecciones evolutivas que cada uno de nosotros hemos venido a integrar, son tan personales, que juzgar
cualquier vida resulta patético.
Cada cual avanza a su debido tiempo.
Todos los ríos acaban confluyendo en el mar. Yo vivo en India, después de haber vivido de otra forma y en
otro en lugar, porque todo está bien, y todo es como debe ser. Igual que el adicto, el asesino, o el loco ocu-
pan el lugar que les está reservado. Un lugar necesario en un puzzle complejo. Porque lo que la mente no
entiende, Dios lo abarca. Esperaré a la muerte aquí en India, al fin y al cabo, este lugar es tan bueno como
cualquier otro para recibirla. Mis brazos están abiertos, mi corazón dispuesto y mi mente sosegada. Solo
siento gratitud, una inmensa y profunda sensación de gratitud, por lo que ha sido mi vida en todo su conjun-
to. Nada esta de más.
Si estoy iluminado o no, ahora mismo no me importa demasiado.
Tengo tanta gratitud por la persona que fui, como por la que soy hoy.
Desde mi ancianidad, miro al joven que fui, al hombre de negocios, al suicida, al idealista y al buscador,
y no sabría decir a quien de ellos amo más. Pues todos buscaban lo mismo. Hoy es mi aniversario, mi gran
aniversario.
Hoy hace 20 años que llegue a este País. Tengo 74 años.
Atrás he dejado tantas cosas, y cada vez que soltaba algo me encontraba con un regalo mayor. Solté toda esa
enorme montaña de ego disfrazada con sus múltiples personajes. Y me he encontrado a un hombre sencillo,
natural, espontáneo y sin ninguna meta que alcanzar más que liberarse de sí mismo.
Podría compararme con una vaca, que come, duerme y caga, pero saldría perdiendo, porque aquí son sagra-
das. Estoy logrando una reunificación de todos los niños que fui, de todas mis edades y todos los personajes.
Cuando me miro al espejo, veo un rostro trabajado por el paso del tiempo..
Me siento listo para recibir a la hermana muerte como decía San Francisco. Dicen de ella, que es puntual y
jamás llego tarde a una cita, pero no he anotado en mi agenda la misma. Confío que ella si lo tiene presente.
Tenemos tantas marañas mentales que somos incapaces de apreciar una buena muerte. Casi siempre nos pa-
rece pronto, o la recibimos deprimidos con ganas de marchar. ¿Quién recibe así una gran cita?. Quiero estar
alegre y dispuesto para ella. Volveré a casa, a reunirme con mi Ser. No sé que más me puede quedar por ha-
cer. He debido perder mi capacidad inventiva.
No siento que esté progresando espiritualmente, salvo esta liberación propia. Quizás sea esto ¿quién sabe?.
El mundo sigue girando, mi corazón latiendo y continuo respirando. Ahora mismo las cosas cotidianas tie-
nen tanta importancia como las trascendentales, en ocasiones hasta son más urgentes. Estoy aprendiendo a
sonreír a la vida, a desdramatizar, o a tratar de buscarle una misión singular, única y relevante. Cuando por
las mañanas suena el despertador y abro los ojos, preparar una buena taza de café, tiene tanta importancia
como mi sadhana. ¿Será esto el tao?.
Un buen hombre es todo cuanto se precisa para que el mundo sea mundo y cada cosa ocupe su lugar.
Un verdadero ser humano que conecte con las sombras y las luces, con los abismos y las elevadas montañas.
Porque no hay nada más bello y profundo que pasar por la vida haciendo el bien.
Ese hacer el bien, que no entiende de naciones, religiones, ideologías, y que mira a todos por igual. Ese
hacer el bien que no pasa desapercibido, no seremos recordados por nuestras ideas o nuestras palabras, si
nuestras acciones les contradicen. Porque no hay mayor inteligencia y sabiduría que la de hacer el bien y ser
feliz con ello. Sentirse Uno, connatural a la bondad de la vida y dejarse fluir en esa corriente que no conoce
sujeto.
El bien se sustenta y sostiene a sí mismo. Cuando lo hacemos desde lo profundo del ser y disfrutamos con
ello, quizás la mente no acabe de entenderlo, pero a la acción no le resta valor.
Ni todas las teorías, ni todos los posibles discursos y descubrimientos contienen la belleza del bien en ac-
ción. Y si algo he aprendido, es que jamás me arrepentiré de haber realizado una auténtica acción de bien.
Esa que se realiza desinteresada y profundamente con todo nuestro ser.
Esa que nada espera y pretende, salvo ser.
Si tienes la filosofía más profunda, las reflexiones más bellas y la mística más conectada y no tienes un buen
corazón, de nada te sirve.
Es cierto que cada hombre posee su tao, y cada camino es único e irrepetible. Pero en todos ellos esta Dios.
Definir a Dios sería encasillarlo, pero de lo que no me cabe duda es que Dios ama. Místico, monje, ermitaño,
filosofo o loco no importa si todo cuanto haces lo haces con Amor. Del mismo modo que no importa si eres
un genio, y tu genialidad esta exenta de ese amor. Quizás todos recordaran tus aportaciones, pero no habrá
un Alma a la que hayas tocado en lo profundo de su ser.
A ti Universo, Dios o el que esta más allá de los nombres y las formas, gracias, gracias y gracias. Estoy listo
Un Presente
Ser tibio para alguien radical es la muerte, ser radical para alguien tibio es imposible.
Un abrazo a tiempo debería arreglarlo todo, cualquier otra cosa que añadamos no lo va a mejorar.
Todos los caminos son caminos para Dios, pues de todos ellos se sirve Dios.
Somos infieles, que llevamos el nombre de Dios en los labios y la maldad en el corazón.
La razón no es un conjunto de leyes, sino de circunstancias, donde todas han de ser valoradas y actuar siem-
pre en consonancia con los designios del tiempo y los mandatos del cielo.
Poco importa si la razón está de nuestra parte, si está nos ha arrojado al abismo, sin duda hemos perdido el
camino.
Actuar a gusto de todas las partes es imposible, hacerlo a través del espíritu es irrenunciable.
Dios utiliza el lenguaje adecuado para cada uno de nosotros, pero aún Dios precisa de un oído dispuesto.
No se trata de desvelar el misterio, sino de vivir el misterio como la magia que es en sí.
Finalmente el monje no vive la vida de monje porque es la mejor opción, sino porque en su vida no cabe otra
cosa.
Realizar una tarea de Dios desde el hombre, sólo se puede realizar desprendiéndose del hombre.
No debemos buscar algo extraordinario fuera de nuestra normalidad, debemos ver nuestra magia dentro de
lo que entendemos como ordinario.
A veces siento que tengo ratos de lucidez, que no estoy completamente loco.
El gran equilibrio no es forzado. Es natural espontáneo, libre y responde a cualquier circunstancia con la ar-
monía propia que le corresponde.
El sentido de la vida es una pregunta latente y permanente en todo Ser Humano, no se puede escapar de ella
y tarde o temprano debemos afrontarla.
Todo nos hace madurar, todo es una oportunidad en el camino. Los grandes fracasos abren grandes claros.
Todo encaja a la perfección. Tan sólo debemos permanecer atentos y ser pacientes.
Vivimos tal y como entendemos la vida, así lo vemos todo, así creemos que es todo.
Llegado el día no se nos juzgará por lo que dimos, sino por lo que dejamos de dar.
Seguimos siendo infieles desde el comienzo de los tiempos, la apuesta de Dios por el hombre, sólo puede
hacerla Dios.
Debemos convertirnos en Maestros de nuestras vidas si no queremos pasar a ser rehenes de las mismas.
Las personas somos un múltiple conjunto de cosas, pero lo que predomina en nosotros son aquellas que for-
man parte de nuestro continuo mental.
Existen cosas que son verdad y otras que son grandes verdades.
A Dios no se le Ama porque nos dispense en adversidad, sino por lo que nos otorga en el Amor.
Dios habita en todos nosotros con o sin nuestro conocimiento, aunque para percibirlo se precisa de cierto
consentimiento.
El hombre moderno lo quiere todo y lo quiere ya, aunque lo que persiga sea el mismo infierno.
El propósito de la vida es que caigamos en cuenta de la ridiculez de propósito que le hemos otorgado a la
misma.
Quizás lo único bueno de llevar vidas absurdas, es que podemos aceptar la muerte de buen grado, para poner
fin a esta pesadilla.
Detrás de nuestros arrebatos y reacciones se esconde un niño asustadizo que teme ser descubierto.
El hombre mundano nada quiere saber de Dios, le basta su afán, el hombre de Dios nada quiere saber del
mundo, le basta su Dios.
El hombre se enreda en sus propios nudos, con su propia cuerda.
El mal se filtra por cualquier grieta, sellarlo es una labor de constancia, atención y determinación.
En la juventud iniciamos un viaje de proyección hacia fuera, que llegada la madurez debemos iniciar un sa-
bio retorno.
El ser humano ha de buscar vivirse plenamente para conocerse profundamente y afrontar la vida desde ese
conocimiento superior.
El fuego del mal siempre arde con fuerza, sólo el Amor es capaz de sofocarlo.
Cuando el amor es condicional, las condiciones a menudo cambian y luego hay que encajar demasiadas co-
sas.
No soy mejor Maestro para nadie, de lo que alguien pueda serlo para mí.
El Hombre es un cúmulo de deseos inacabados que jamás podrá alcanzar pues siempre está deseando.
El mal es una fuerza muy poderosa con la que no debemos bromear y a cada cual le ataca según su debili-
dad.
Cualquier suceso externo que nos suceda y nos afecte deberemos trabajarlo y sanarlo internamente.
Cada situación es única y por lo tanto requiere de una única e irrepetible respuesta.
Cuando empleamos la fuerza de la razón para ganar la batalla y la dejamos exenta de compasión, esta fuerza
se torna maligna.
Podemos llegar a creer que la vida se ha confabulado en contra nuestra o por el contrario que todo cuánto
sucede nos favorece, en cualquier caso creamos lo que creamos estaremos en lo cierto.
Somos hijos de Luz, con grave riesgo de caer bajo el poder de la sombra.
El hombre jugó a ser Dios y en su juego se olvidó de incluir la nobleza, la sencillez, la profundidad, y se tor-
nó en un Dios soberbio.
Ante la vida cada cual responde con lo que es, no podemos responder de otro modo.
Las grandes preguntas implican respuestas coherentes, por ello el hombre común no suele hacérselas.
Aquellos que perseguimos la verdad corremos el riesgo de creernos poseedores de ella.
Quisiéramos alcanzar la Verdad lo antes posible y no tomamos en cuenta que la verdad se toma en pequeñas
dosis.
Aquel que ha visto, abandona la lucha mundana. Los que no vieron le tratan de loco y sectario, cuando en
realidad lo único que hizo fue dejar de luchar.
No resulta fácil caminar cegado cuando se ha visto, no resulta fácil caminar viendo entre ciegos.
Posiblemente un asceta pueda alcanzar las cotas más altas de realización; pero sin duda aquel que esté pre-
parado para batallar en el mundo, tendrá en sus manos una valiosa herramienta de autorrealización.
Las heridas que sufrimos pueden ser muy diversas, pero la raíz es siempre la misma. En nuestras manos está
el entenderlas como caminos de Dios.
Lo que calificamos de santidad, aquellos que la poseen, sin duda se sienten arropados, ensimismados, agra-
decidos, pero no son conscientes de su santidad.
Es más, lo que realmente sucede es que son más conscientes de sus pecados.
Los que nos hacemos preguntas trascendentales insistentemente, corremos el riesgo de salir a buscar las res-
puestas y no encontrar el camino de vuelta y aún así sentimos la necesidad de ir.
Personalizar a Dios es tan peligroso como despersonalizarlo en el concepto de una simple fuente de Energía.
Nada puede quedar fuera de la Luz, porque todo es Luz, podemos ignorar que estamos en ella y vivir desde
esa ignorancia, pero no podemos vivir fuera de la LUZ.
No somos los que éramos hace unos años, ni los que seremos años más tarde, somos el río que fluye hacia el
mar.
El mundo no sólo necesita buena simiente en buena tierra, sino que también hay que esparcirla en tierra ári-
da, ¿quién sabe? quizás recojamos algo.
Durante toda nuestra vida luchamos por conseguirnos unas condiciones de seguridad. Condiciones que un
viento cambiante pueden arrebatarnos de un sólo soplo.
El estado mental dónde todo sucede es lo que colorea el suceso, lo que le da forma, lo que lo crea y lo único
que es capaz de disolverlo.
Intentar conseguir un objetivo espiritual, con las mismas herramientas con las que intentamos desprendernos
de aquel que desea conseguirlo, no es tarea fácil.
El corazón de Dios hacia nosotros es invariable, siempre está abierto, es el nuestro el que no siempre lo reci-
be.
Si nuestra práctica espiritual no va conformando un corazón más dispuesto, es mejor que practiquemos otra
cosa.
El camino es un trabajo personal, serio, profundo, que trata de rescatar al hombre de sí mismo.
Para alcanzar a Dios tendremos que atravesar las puertas mismas del infierno.
El hombre se hace a su medida, por ello es importante saber qué medida vamos a utilizar para hacernos.
Siempre es mejor decidirse a atravesar la tormenta, que permanecer gravitatoriamente en torno a ella.
Nuestros hermanos son la vía más rápida para alcanzar a Dios, ellos son la herramienta más valiosa de la que
disponemos.
La persona que juzga y la que todo lo acepta puede ser la misma persona, pero quien actúa en él es diferente.
Siempre vamos un paso por delante, sin conocer siquiera en dónde se encuentran ahora nuestros pasos.
A Dios debemos amarle a través de la aceptación de lo que hay y del anhelo del monje que se es.
Dios es todo en todas las cosas y todas las cosas son todo en Dios.
Si está vacío de Dios, esta vacío de Vida, por lo tanto, no es, no está, no puede ser.
Iniciamos un largo camino, para alcanzar un punto del que en realidad no partimos jamás.
Creemos que es a Dios a quien servimos, cuando en ocasiones lo hacemos a nosotros mismos.
La capacidad de Amar a través de Dios, ha de venir junto con la más absoluta confianza en sus caminos, de
lo contrario se pervierte en una fuente de sufrimiento.
Una sola llave entre un millón es suficiente para abrir la puerta necesaria.
El hombre común no se hace preguntas trascendentes para evitar respuestas que ni conoce ni desea conocer.
Trabajar sobre el propio concepto de Dios es importante, pues desde el concepto de otros quizá no lleguemos
a entender.
No os dejéis seducir por el mal, pues el mal no entiende de juegos, nos tiene medidos y sabe bien por dónde
entrarnos.
El Amor no se va nunca a ningún sitio porque siempre estuvo ahí. Es el origen de todo. Es el miedo, la co-
bardía y la ignorancia quienes a menudo lo ocultan.
Todo cuánto sucede, sucede para bien e intenta mostrarnos algo que no es posible desvelar desde el lenguaje
común.
Una vida sencilla llena de pequeños placeres sencillos, es parte del camino hacia el cielo.
Si somos capaces de entregarnos sin reservas, seremos capaces de descubrirnos sin secretos.
El camino no es fácil ni difícil. En su manifestación es lo que tiene que Ser, porque no puede ser de otro
modo.
Así son nuestras vidas, barcos de vela que trazan rumbos sin timón.
Si supiésemos ver el verdadero corazón de las personas ignorando sus faltas, seríamos incapaces de amarles.
Lo más triste no es observar el paso del tiempo, sino dejarse morir a través del mismo.
Hubiese bastado una frase para andar todo un camino. Una mirada oportuna, un hecho puntual. Pero hemos
sido tan duros de corazón que vamos a necesitar cientos de libros, millones de miradas oportunas y un sinfín
de hechos adecuados.
El payaso cree que todo es circo, el contemplativo que todo es Dios, ambos tienen razón.
Las enseñanzas son múltiples y variadas, más todas ellas reunidas no van más allá de unas pocas líneas.
Los Maestros suelen hablar por medio de parábolas y entre líneas, pues si pusieran todas las cartas boca arri-
ba no habría lugar a descubrimientos.
Pocos son los que realmente siguen a Dios, la mayoría se sigue a sí mismo, utilizando el nombre de Dios.
Al final, la vida es un ejercicio de equilibrio donde cada cual elige su propia cuerda floja.
La religión no es moralidad. La moralidad se produce como acto natural de expresión de la práctica espiri-
tual, y no al revés.
La vida es un conjunto laberíntico de caminos. Para encontrar la felicidad debemos recorrer personalmente
todos los caminos que nos seducen para ir descartando.
Debemos Ser de una sola pieza y albergar en nuestro corazón una sola emoción.
Necesitamos del laboratorio de la vida, para experimentar las enseñanzas del sabio.
Para que seamos seguidores de Jesús, primero debemos poner el dedo en nuestras llagas.
Aquellos cercanos que nos conocen, no confían tanto en nuestro mensaje espiritual, porque nosotros lo des-
virtuamos. Ellos no entienden que nosotros sólo somos mensajeros.
Al final de nuestras vidas todos tendremos muchas cosas de las que arrepentirnos.
Se trata simplemente de ser un buen matemático y que el balance final sea claramente positivo.
Nuestro cerebro es como nuestro disco duro, hemos de formatearlo para ver la vida con ojos nuevos.
Para crear un mundo justo, no se necesitan grandes mentes, sino grandes corazones.
A través de entender la vida como una continúa lucha, nos volvemos luchadores.
Encontrar a Dios es como estar continuamente enamorado. Todo sucede en un marco de conciencia alterado.
El que no tengamos todas las respuestas, no significa que no debamos hacernos todas las preguntas.
Es imposible abandonar el camino aunque nos lo propusiésemos, tan sólo cambia la forma de andarlo.
Aquel que no se detiene y se contempla a sí mismo está condenado a vagar huyendo y persiguiéndose conti-
nuamente.
Si todo el camino espiritual no consigue librarnos de nosotros mismos será un pasatiempo más.
Debemos relacionarnos con el mundo no como campo de batalla, sino como nuestro único medio de vivir y
de adorar a Dios, sólo así la lucha cesará.
Abrirnos y entregarnos a Dios sin reservas es todo cuanto se precisa para que todo sea realizado.
La constancia es clave, el rumbo es primordial, saber cambiar, adaptarse, rectificar, es de sabios; pero cons-
tancia y rumbo no han de cambiarse jamás.
En todo camino, hay multitud de senderos y dentro de cada uno de ellos, multitud de opciones.
Antes de comenzar a andar por la vida deberíamos estudiarnos profundamente. Después una vez comence-
mos a andar, debemos hacerlo con soltura, Amor y valentía, sin pensar en ello demasiado.
Los grandes cambios no suceden bruscamente sino paulatinamente, suavemente, son cambios observables
sólo a través del tiempo. Son los sucesos los que suceden bruscamente y provocan cambios. Pero tanto los
sucesos como los cambios, ambos comparten el mismo germen.
Al final cada cosa ocupa su lugar. El abismo es un oscuro pozo sin fondo que todo lo engulle y que por algu-
na extraña razón que no alcanzo a comprender todos giramos en torno a él.
Aquel que ha comprendido aún no está a salvo, pues aún le falta ver.
Aquellos que ofrecen Amor condicionalmente, no dan Amor sino préstamos con elevados intereses.
Aquello que no hemos sabido vivir como semejantes hermanos, deberemos vivirlo como rivales a espada.
Porque nos hemos dado la espalda, no hemos sido capaces de vernos de frente.
Se puede ser budista con tintes cristianos o cristiano con tintes budistas o musulmán, hindú o cualquier otra
cosa, lo esencial es que nuestro corazón esté volcado y comprometido.
Al final todo acaba bien, porque nunca estuvo mal, pero sería bueno verlo cuanto antes.
Aquel que esté preparado para batallar desde el Amor con el mundo, posee una buena herramienta en sus
manos.
Si la vida no tuviese un sentido bello, atemporal y trascendente, estaríamos viviendo una broma funesta de
dimensiones grotescas.
No siempre sabremos actuar de la manera más adecuada posible, pues ello es circunstancial. Pero siempre
tendremos la posibilidad de actuar de un modo noble.
La tierra gira sobre su eje y alrededor de Dios, así debe ser el monje, girar sobre sí mismo alrededor de Dios.
La conciencia es una vigilante incansable que nos persigue allá dónde vamos. Que se alegra por las peque-
ñas acciones desinteresadas que llevamos a cabo en beneficio de los demás y que nos censura por el resto.
Puede una persona que actúa con dos caras ¿Orar libre y profundamente? Es por ello que en ocasiones mis
oraciones tienen tanto valor.
Debemos tener mucho cuidado, la línea que separa el bien del mal, la locura de la cordura, lo correcto de lo
incorrecto es muy, muy delgada.
Si uno no se detiene frecuentemente a observar su obra, corre el grave peligro de no saber lo que está cons-
truyendo.
El hombre en ocasiones siente su vida tan vacía, que ha de llenarla incluso de tragedias.
Si para alcanzar a Dios nos esforzásemos tanto como para alcanzar nuestras infantiles metas, todos le alcan-
zaríamos en una sola vida.
El Amor es una herramienta tan poderosa que puede actuar en el más absoluto silencio y no perder ni un ápi-
ce de su magnífico esplendor.
El Amor es tan libre, bello y espontáneo, que cualquier otra cosa a su lado juega en desventaja.
Ya somos todo cuánto necesitamos Ser y nada nos hará más perfectos o imperfectos de lo que ya somos en
esencia. Sólo es cuestión de abrir los ojos y caer en la cuenta.
No somos capaces de relacionarnos profundamente con la vida porque estamos miserablemente relacionados
con nuestros pensamientos.
En ocasiones el hacedor se descuida unos instantes y ahí se cuelan preciosos momentos de belleza y eter-
nidad que nos descubren quiénes somos. Pero al instante el mal se filtra haciéndonos creer que soñábamos
despiertos.
La vida se presenta con muchos disfraces pero todos son parte del mismo carnaval.
Desear lo mejor para uno mismo olvidándose del resto es el camino más seguro al infierno.
Cuando alcanzamos la vejez manifestamos sin máscaras aquello que más predominó en nuestra vida. Por
ello es vital que tomemos la dirección correcta cuando aún estamos a tiempo.
Conseguir lo que se busca no es tan difícil. Saber si lo que buscamos es lo más conveniente no es tan fácil.
Si no somos capaces de escucharnos a nosotros mismos, ¿cómo vamos a pretender escuchar a alguien más?.
Mientras unos filosofan cómo hacer una tortilla, otros la hacen y aún otros se la comen. Lo mismo sucede
con el camino espiritual.
Jugamos a ser adultos cuando somos jóvenes y jugamos a ser felices el resto de nuestras vidas.
El hombre vive a su propia imagen y semejanza, creada con gran ignorancia y sorprendido por los resulta-
dos.
La vida es un camino laberíntico que siempre nos empeñamos en recorrer del mismo modo. Por ello es tan
difícil encontrar la salida.
El ser humano ha de buscar vivirse plenamente para conocerse profundamente y afrontar la vida desde ese
conocimiento superior.
Cuando interiormente uno se ha liberado, aún en medio de la batalla los proyectiles ya no le alcanzan.
Lo que soy, lo que creo ser y lo que quiero Ser, son una sola y misma cosa.
La dualidad sólo existe en nuestra enfermiza imaginación.
Todos somos actores de nuestra propia obra teatral. La nuestra es la más importante, la única, la real. El resto
no nos preocupan, salvo que sean capaces de desbaratar nuestra función. Porque no tenemos capacidad de
vislumbrar la gran Obra.
El mayor logro del Mal es hacernos creer que no existe. Así eliminamos al centinela de la puerta y todo es
caos y desorden y nadie sabe¿ por qué.?
Estamos tan condenadamente ocupados con el caótico mundo que hemos creado que nos resulta imposible
ocuparnos de lo verdaderamente esencial.
Cada hombre está librando una gran batalla, pero a menudo la libra en el bando equivocado.
Somos pequeños Dioses jugando a crear y creamos nuestra obra según nuestro limitado entendimiento.
Las puertas del infierno están abiertas de par en par, tanto para entrar como para salir.
Aquellos que buscan el camino con total sinceridad y valentía son dignos de un profundo respeto. El resto lo
son de una profunda compasión.
El corazón se emponzoña con facilidad, debemos darle espacio y tiempo, limpiarlo con regularidad y ali-
mentarlo debidamente.
Somos tal cúmulo de circunstancias, que resulta curioso poder reunir unas cuantas de ellas que hagan soplar
vientos favorables con una cierta constancia.
Podemos perdonarnos muchas ofensas, muchos errores, pero que no aprendamos de ellos, que no les demos
una dirección correcta es casi imperdonable.
Si no nos tomamos los votos muy en serio, siempre encontraremos tras las tentaciones motivos razonados
para quebrantarlos.
Somos nosotros quienes tropezamos contínuamente con nuestros ideales, con nuestros prejuicios y nuestros
condicionamientos, y pretendemos que el mundo se ajuste a nuestra limitada visión que tenemos de él, noso-
tros somos nuestro mayor obstáculo.
Aún me cuesta comprender que no soy yo quién busca, sino aquel que habita en mí, que clama por manifes-
tarse.
En ocasiones podemos incluso llegar a creer que estamos luchando contra el mal, pero en muchos casos es
una lucha contra Dios mismo.
Chocamos con la vida cuando intentamos guiarla a nuestra imagen y semejanza, una imagen creada a menu-
do en la ceguera y la ignorancia.
Aquello que el corazón no acoge por medio del Amor, el cuerpo tendrá que experimentarlo por medio del
dolor. Porque la vida siempre se abre camino.
A lo largo de la vida intentamos rodearnos de todo tipo de anclajes y seguridades, para ocultarnos del terrible
miedo que anida en nuestro interior. Y en ello radica precisamente su Poder.
Debemos descubrir lo que Somos a través de lo que no somos. Mientras tanto, todo es camino, todo son
puertas. Todo nos sirve y nos guía.
El hombre toma medidas para configurar su destino y Dios le facilita aquello que realmente necesita.
Un buen monje es aquel, que aún no siendo tal como condición, mantiene un corazón monástico y una vida
fraternal.
Es nuestra memoria la que adquiere la ilusión de transcurrir del tiempo y es nuestro cuerpo quien parece
confirmarlo. Sólo nuestra Alma es capaz de desvelar este error.
La vida es un ejercicio para ir desprendiéndose de las múltiples, complejas y engorrosas cosas e ir seleccio-
nando y amando las pequeñas y sencillas.
Aquellos que no entreguen su vida a una tarea trascendente quedarán presos de la banalidad.
Hay ocasiones en las que el Alma no es capaz de soportar el peso del cuerpo.
Si tan sólo fuese capaz de transmitir plenamente lo poco que conozco a unos cuantos, sería magnífico. Si tan
sólo fuese capaz de absorber plenamente todo cuánto me ha sido transmitido sería un milagro.
Dios nos Ama a todos sin medida, sin distinción, sin condición pues no conoce otro modo de Amar.
Siempre estamos inmersos en mil batallas. Estamos entrenados para el combate. Si deseamos alcanzar a
Dios debemos desarmarnos total e incondicionalmente.
Aquel que tras conseguir la sabiduría y la compasión sea además bendecido con el Don de la palabra utiliza-
rá ésta como tal. El resto utilizarán la virtud del Silencio.
El hombre es libre en la misma medida que renuncia a sí mismo para entregarse a los demás.
A menudo, al hombre si le dan a elegir entre la Verdad y sus ideas sobre la verdad, suele quedarse con sus
ideas.
Si sé es una persona espiritual, se debe dar la imagen de alguien cercano, sencillo y no sentirse preso de nin-
gún cliché.
El hombre que no tiene el coraje de vivir según sus propias convicciones, vivirá bajo las convicciones de
otros.
La vida transcurre veloz, un buen día despertamos y somos ancianos, la muerte llama a la puerta y no esta-
mos listos para recibirla.
Estamos donde debemos estar porque no podemos habitar una casa que no vemos ni entendemos.
Las relaciones con los demás son los espejos de nuestras sombras.
Existen caminos erróneos, hechos con el fin de hallar el verdadero camino en el momento adecuado.
A menudo lo más adecuado para todas las partes, incluye demasiado de nosotros mismos.
Siempre esperando una señal, algo especial que nos diferencie del resto.
Mantén una tierra adecuada, una buena semilla y siembra sin pensar en el fruto, solo así lo lograrás.
Debemos ser cada vez más conscientes de Dios en lo humano y de lo humano en Dios.
Que la energía que ambos proyectamos el uno en el otro; Dios nos la devuelva por duplicado a ambos. Con
el único fin de alcanzar la restauración el equilibrio y la Unidad lo antes posible.
Namaste
El ser humano es el único animal capaz de tropezar sobre la misma piedra incansablemente. La constancia y
el hábito sin sabiduría no son buenos compañeros de viaje.
Cada día se nos regala una Vida nueva y no es para que la escupamos.
Cada día se nos presentan innumerables situaciones para hacer aquello que debemos hacer. Para Ser aquello
que debemos Ser. Y cada día, debido a nuestra ignorancia somos arrojados de nuevo al fuego del infierno.
Ser una buena persona no tiene demasiado mérito, ser una mala persona requiere más esfuerzo.
La vida es una espléndida lección de Amor que muy pocos estamos dispuestos a aprender.
Todo Hombre es un alma herida, sedienta, que a menudo busca apaciguar su sed en terrenos áridos.
El mundo es tan perfecto que sólo una mente retorcida podría haberlo deformado tanto.
Actuar acorde a las preferencias variadas y cambiantes de todas las partes es imposible. Hacerlo bajo la guía
del espíritu es irrenunciable.
El hombre gris vive en su mundo gris y todo es grisáceo, sólo Dios es de colores.
El hombre es como un barco en alta mar, en ocasiones un gran barco, seguro, confiado, orgulloso de sí, y sin
embargo, tan expuesto al oleaje.
La forma habitual del hombre al tratar los problemas es desplazar a unos para dar cabida a otros.
Detrás de la mentira no se esconde ninguna Verdad, detrás de la Verdad no se esconde ninguna mentira.
A menudo, las personas están más dispuestas a compartir su dolor que su alegría.
El Ser humano es una morada sagrada que en la mayoría de los casos queda desvirtuada por desconocimien-
to.
Bastante locura tenemos ya con nuestras vidas, como para cargar con las demás.
Si en este plano material en el que nos manifestamos y la forma del modo en cómo lo hacemos, descubriése-
mos la gran verdad. Este plano pasaría de ser una experiencia humana traumática a ser una bella experiencia
celestial.
La iluminación es más una cuestión de quitar lo que nos sobra que de añadir lo que nos falta.
La vida trata de nosotros, va de nosotros, no hay nadie ahí afuera que no seamos nosotros.
En la vida todo es camino, no hay nada que no sea camino ni sirva al camino.
No se construye un camino de Dios con piedras históricas, no son agua viva, el camino es nuevo y se cons-
truye cada día.
El Dios personal y milagrero deja de ocuparse de nuestras infantiles demandas, para ocuparse de nuestra
evolución.
Todo es por, con y para. En el Universo todo sucede por, con y para nosotros como protagonistas.
Vigilad vuestros pasos, recorred bien los mismos, para que llegados a ancianos éstos se hagan cargo de voso-
tros.
Las apariencias externas pueden resultarnos superficiales o sin sentido. Pero si las observamos desde su mis-
ma raíz, descubriremos que en la naturaleza todo es un mecanismo complejo de perfecto orden superior.
En ocasiones arrojamos una bella luz que al racionalizarla deja tras de sí oscuras sombras.
Sólo a través de la continua presencia de Dios, todo cuánto haces se convierte en Dios mismo haciendo las
cosas.
Conocer el destino o el azar no es importante. Lo verdaderamente importante es conocerse a fondo uno mis-
mo, pues desde ahí el azar es secundario.
Cada uno tiene un camino único en Dios y Dios un camino único para cada uno.
Pocos son los que viven la vida con la muerte como maestra y a Dios como escudo.
No te lamentes ahora, ésta es tu tumba. Quizás no la reconozcas así, aunque tú mismo la cavaste.
Deberíamos sentirnos felices por estar al servicio del cesar con el corazón rebosante de Dios. Este servicio
nos permitirá comer, el otro nos traerá la salvación.
Queríamos vernos con los ojos de Dios, pero no era posible porque los nuestros estaban cegados.
Un remolcador crea la necesidad de un remolcado y ambos quedan unidos por la necesidad que los creó.
Las vidas que no vivimos, las idealizamos, las que vivimos las cargamos a cuestas.
No deberíamos traer expectativas, pues éstas señalan un camino y cierran todos los demás.