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LA OVEJA PERDIDA

Cierta vez, Jesús estaba hablando a una multitud, explicando sobre el amor de
DIOS, los sacerdotes y fariseos se burlaban de Jesús, diciendo: Miren, ese
hombre es amigo de los pecadores, hasta come con ellos. Jesús no discutió con
aquellos hombres orgullosos y egoístas, solo les conto esta parábola.
Un pastor tenía cien ovejas que conocía por su nombre. Él amaba mucho a sus
ovejas; todos los días por la mañana las llevaba a comer pasto y beber agua, y por
la tarde las traía al corral para dormir. Diariamente al traer a las ovejas el contó
para ver si estaban completas, sin embargo, un dia cuando termino de contar se
dio cuenta que faltaba una; muy preocupado, porque estaba oscureciendo, el
pastor dejó las noventa y nueve en el corral y salió a buscarla a su ovejita.
Después de buscarla por mucho tiempo encontró su ovejita en un barranco,
enredada en las espinas. El bajó donde estaba la ovejita y con amor y con cuidado
la llevo al redil. Llegando a su casa, reunió a sus amigos, vecinos y les dijo:
alegraos conmigo, porque encontré a mi ovejita que estaba perdida.
Jesús uso los símbolos del pastor y sus ovejas para describir el amor de Dios
hacia los hombres que se pierden a causa del pecado, pero también tiene un
significado más amplio: la oveja perdida representa también, al mundo que ha sido
arruinado por el pecado. Entonces Jesús dejo el cielo y vino a esta tierra a
salvarnos.
La Biblia dice que todos nos descarriamos como ovejas; cada cual se apartó por
su camino y tú y yo hacemos cosas malas, somos egoístas y seguimos nuestros
propios caminos, pero el Señor Jesús es nuestro pastor que nos Busca para
llevarnos al redil. ¿DEJAS QUE EL HAGA ESO?
Si hoy aceptas a Jesús como tu Pastor las promesas de este salmo son para ti:
Salmo 23:
Jehová es mi pastor; nada me faltará.
En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo
me pastoreará. Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por
amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré
mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán
aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores;
Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
Y en la casa de Jehová moraré por largos días.

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