Reporte 3-Angie Vega

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PS-1081 Cognición y Matemáticas I CICLO-2019

Prof. Bradly Marín Picado Angie Vega Vega B78240

Reporte # 3

El ser humano tiene la característica de ser curioso por naturaleza, de plantear


teorías para explicar los fenómenos, de buscar respuestas a todas las preguntas
que pasan por su mente y de cuestionarse todo lo que ocurre a su alrededor y en él
mismo. Debido a esto, desde épocas antiguas varias personas se han interesado
por saber qué son los recuerdos y cómo funciona nuestra mente. A través del
tiempo, cada vez se han llegado a tener más herramientas para estudiarlo, sin
embargo, todavía existe mucho camino por recorrer.

El primer acercamiento que tuve con los estudios realizados respecto a este tema
se dio en el curso de Didáctica de la Matemática I, en el cual se nos mostró un video
acerca de Wilhelm Wundt en el que se mencionaban datos interesantes sobre sus
estudios, como por ejemplo que investigó los sentimientos y la oposición entre el
placer y el displacer, la excitación y la calma, la tensión y la relajación. Además,
según mencionan Smith y Kosslyn (2008), Wundt y sus aprendices “demostraron
que la actividad mental puede descomponerse en operaciones más básicas (…) e
idearon métodos objetivos para evaluar la actividad mental, como medir cuánto
tiempo se necesita para tomar decisiones” (p. 5). Ambos temas son muy
interesantes, debido a que los sentimientos son sumamente abstractos, pues no se
ven y no es posible saber si lo que yo siento cuando amo, por ejemplo, sea lo que
los demás experimenten con el mismo sentimiento. Con respecto al tiempo durado
para tomar ciertas decisiones, las investigaciones sobre esto me llaman
increíblemente la atención, pues hay personas con una capacidad de tomar
decisiones de manera rápida, mientras que otros duramos un poco más
cuestionando cada aspecto y su consecuencia.

Además, luego de estudiar sobre William Wundt, en el curso de Didáctica de la


Matemática I se nos habló sobre el conductismo, estudios que dejan de lado los
esfuerzos para comprender lo que pasa en el interior de la mente del sujeto y se
concentran en la manera en que este actúa con base en estímulos. Estas ideas
fueron apoyadas durante muchos años y tuvieron una gran influencia en la
educación de nuestro país, pues los docentes esperaban que por medio de
estímulos (positivos o negativos), los estudiantes realizaran las acciones que se les
solicitaba.

Al estudiar un poco sobre el conductismo, me di cuenta de que mi educación estuvo


basada en esta corriente de pensamiento, debido a que constantemente se
premiaba a aquellos estudiantes que obtenían buenas notas, con reconocimientos
como medallas o títulos y se castigaba a los que no lograban producir los resultados
esperados por el docente. Incluso recuerdo a un compañero que tenía muchos
problemas para concentrarse en la lección y estaba constantemente conversando y
levantándose de su lugar. Debido a esto, la profesora siempre lo enviaba hacia la
esquina, lo regañaba y hasta le quitaba minutos de recreo, pues creía que al hacer
esto iba a lograr que mi compañero cambiara su manera de comportarse y fuera un
buen estudiante, lo cual se encuentra completamente acorde con el conductismo.

Sin embargo, gracias a la revolución cognitiva, se difundió la idea de que “estudiar


los estímulos y las respuestas es solo el comienzo; una comprensión exacta de lo
que está ocurriendo, (…), requiere ir al interior, en busca del mecanismo subyacente
a lo que se puede observar directamente” (Smith y Kosslyn, 2008, p. 9). Lo que
permitió que cada vez más personas buscaran entender lo que ocurre en nuestra
cabeza de diferentes maneras: muchos comparando la mente humana con una
computadora y las actividades mentales con los programas informáticos, poco a
poco el ser humano intenta comprender la manera en la que las mentes funcionan.

Con respecto a esto, cada vez existe una mayor cantidad de instrumentos que
permiten estudiar lo que ocurre en la mente de cada persona, un ejemplo de esto
es que, luego de unos años, cuando estaba en quinto grado de la escuela, a mi
compañero lo llevaron donde un especialista y gracias a múltiples estudios y
exámenes lograron determinar qué era lo que ocurría en su mente y su cerebro que
no le permitía concentrarse, lo cual demuestra la importancia de esta revolución,
pues los estímulos y respuestas no son suficientes para entender la complejidad de
nuestros cerebros.

Si bien todavía no se puede decir que se conoce todo sobre la mente y el cerebro,
los avances en el estudio de estos han sido importantes y cada vez hay más teorías
y maneras de verificar qué tan acordes son con la manera en que se comporta la
mente y el cerebro. Además, descubrir cada vez más sobre estos temas es
importante para la educación, pues permite buscar maneras adecuadas de enseñar
y de actuar en casos especiales, tal como el caso de mi compañero de la escuela.

Estos descubrimientos sobre la manera en que pensamos son trascendentales


especialmente para disciplinas como la Educación Matemática, pues este suele ser
un campo en el cual los estudiantes tienen una gran dificultad de comprensión, en
el que muchos necesitan un mayor tiempo para entender y en el que se presentan
gran cantidad problemas emocionales como miedo y ansiedad que afectan el
desenvolvimiento de los alumnos, debido a esto, un verdadero educador
matemático debe tener conocimientos sobre las representaciones y los procesos
mentales, es decir, sobre las diferentes maneras de simbolizar un objeto y la
transformación de la información recibida por medio de esta representación, para
obtener un resultado específico (Smith y Kosslyn, 2008). Esto debido a que el
docente debe ser capaz de utilizar los conocimientos adquiridos gracias a la
psicología cognitiva, para diseñar e impartir clases que aumenten la posibilidad de
que los estudiantes comprendan verdaderamente los diferentes conceptos
matemáticos y que sean capaces de relacionarlos de manera adecuada.
Referencias

Smith, E.E., Kosslyn, S.M. (2008). Procesos cognitivos. Modelos y bases neurales.
Madrid: Pearson.

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