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Borrador Crisipo
Borrador Crisipo
En las
Categorías, Aristóteles habla como si ello fuera siempre una proposición verdadera,
[2] pero ahora duda acerca de los contingentes futuros. Pues si proposiciones
acerca del futuro, tales como «mañana habrá una batalla naval», son o verdaderas
o falsas, arguye, entonces todo es «necesario», es decir, determinado. Una
conclusión particularmente ridícula de ello, continúa, es que no habría ninguna
razón para deliberar (boυλεύεσθαι) o preocuparse uno de nada, porque lo que va a
ocurrir ha de ocurrir necesariamente. Este argumento es lo que más tarde se conocería
como el Argumento Perezoso (ƒpγòς λóγoς), y fue refutado por Crisipo,
Crisipo llamaba a la «rodabilidad» del cilindro una causa básica del movimiento
del cilindro cuando realmente se mueve. El hombre que empuja el cilindro se dice
que suple la causa «próxima
la definición de Crisipo de
destino como «series continuadas de causas»[29] como de su deseo de separar el
destino de la necesidad mediante un examen de la naturaleza de las causas
Crisipo
quería distinguir destino de necesidad,
Hay entonces una diferencia entre necesidad y destino, pero el destino parecerá
necesidad si el hombre no acepta la situación en la que ha nacido. Obviamente,
todos los hombres morirán; está predestinado para ellos. Lo que será, será. A la
larga, no es bueno rechazar la muerte; el rechazo es desesperanzado. Tal y como
Zenón y Crisipo lo presentan, el hombre es como un perro atado a un trineo; si no
camina será arrastrado;[43] pero si hay que arrastrarlo es que es un mal hombre
Hay una hueste de otras cosas que serán y que no podemos saber. Pero la
Razón del mundo conoce lo que está predestinado; por ello, tal y como insiste
Crisipo, todo lo predestinado es providencial.
la cuestión de si Crisipo
consiguió reconciliar su teoría de las cadenas causales con su otra teoría de que, a
pesar de todo, algunos cursos importantes de acción están «dentro de nuestras
capacidades» y que por tanto somos moralmente responsables. Ciertamente, es la
opinión de Cicerón, quien sin duda se hace eco de Carnéades, que Crisipo habría
fracasado al intentar impedir que el libre albedrío (voluntas libera) se sumergiera
en un sistema rígidamente determinista.[46]
al igual que Aristóteles, Epicuro considera una acción libre como
una acción realizada por el individuo como resultado de su carácter, no de su
«destino» al nacer o antes de nacer