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Bernard Pottier De la complejidad del mensaje lingtiistico Profesor emérito de la Universidad de Paris- Sorbona Signgsssefia Numero 7 Junio de 1997 1. Perspectivas Como cualquier ciencia, la historia de la lingitistica se divide en varios periodos caracterizados por corrientes dominantes que tratan de sustituir a las anteriores. Dicha historia es probablemente el capitulo mas dificil de la disciplina. Piénsese en los dltimoé -ismos (el estructuralismo, el distribucionalismo, el guillaumismo) o’en las distintas versiones de la gramética generativa: los creadores, y sobre todo los seguidores, creen que realizan una “revolucién”, Pero luego aparecen otras tendencias, como el cognitivismo que vuelve a introducir conceptos e instrumentos graficos que ya existian hace cincuenta afios pero que no habian llegado al pais donde residen los autores’. A todo lo que vamos a exponer aqui ripidamente se debe afiadir la dimensi6n diacr6nica, ya que el tiempo lo domina todo, lo’ modifica todo constantemente, siendo la sincronia una facilidad metodolégica que se otorga el lingitista. La historia de las ideas, la epistemologia, dentro del cuadro de la historia del pensamiento humano, deben ayudar a la comprensi6n de la reflexi6n del hombre sobre su propio lenguaje y. sobre las lenguas que Jo realizan. 1. Para una presentacién global del tema, véanse: Pottier, Bernard (1992), Teoria y andlisis en la lingtiistica, Madrid, Gredos (ed. francesa, Paris, Hachette, 1987); Pottier, Bernard (1993), Semdntica general, Madrid; Gredos (ed. francesa, Paris, P.UF., 1992). 27 Berard Pottier 2. Afinidades El estudio del lenguaje es el punto de convergencia de muchas dis- ciplinas. la mis antigua es probablemente la /dgica, preocupada por la caracterizaci6n de las relaciones predicativas y por los valores de verdad que se pueden atribuir a los modelos frasticos y a las condiciones de existencia de las entidades. Con estas bases se construye una filosofia del lenguaje que varia segdn las areas culturales y que muchas veces va acompaiiada de consideraciones mitolégicas y religiosas. Asi que en ese Ambito de las ciencias humanas se recorre un amplio camino desde lo més abstracto (y verdadero por definicién) hasta lo nias pragmatico (y sometido a los usos diarios). En cuanto a los estudios psicoanaliticos que presentan como do- minantes las relaciones de significante, sus autores suponen recorridos mentales hipotéticos y establecen motivaciones insospechadas, de modo que llegan a eliminar el concepto de homonimia. La segunda orientaci6n es la de las'“ciencias exactas”. A pesar de no tener una’ relaci6n directa con el lenguaje, las matemdticas son un sistema semiol6gico general y complejo que, en sus variedades algebraica y geométrica, pueden ofrecer modelos de comportamientos para la com- binatoria de elementos y para la representaci6n visualizada de*propie- dades y relaciones’. Hasta la guimica de las valencias atomicas' fue utilizada para simbolizar las afinidades actanciales de los lexemas de una lengua. 3. Acompanamiento En la mayoria de los casos, la comunicaci6n lingiiistica viene acom- pafiada de semiologias paralelas. Seria excepcional una comunicaci6n realizada Gnicamente a través de los recursos de la lengua. En la comunicacién escrita, la tipografia y sus variaciones inten- cionales (la maydscula, la bastardilla, la disposicin sobre el soporte grAfico, el tipo de letra, el color de la tinta, 1os “blancos”...) son elementos 2, Thom, René (1974), Modéles matbématiques de la morphogenése, Paris (reed. 1980), y muchos articulos posteriores. 28 De la complejidad del mensaje lingatistico que afiaden algo al contenido del mensaje. El texto también puede ir acompafiado de dibujos, graficos, fotos, etc., cuyas interacciones son miltiples. En la comunicacién oral, la entonaci6n y sus variedades intencionales (la modulacién, la rapidez, la fuerza de la voz, los silencios, etc.). Si los interlocutores se ven, hay que afiadir el papel posible de las mimicas, de las actitudes gestuales, de la proxémica, y hasta del modo de vestirse o de las posiciones corporales en el momento del habla (sentado, de pie...). 4. Conocimientos Si nos acercamos més al mensaje, notamos que incluye necesaria- mente elementos de su entorno, el cual puede relacionarse por,una parte con factores individuales y por otra con condiciones socioculturales. Los factores individuales s6lo se pueden tener en cuenta cuando Jos interlocutores se conocen o imaginan algo en relaci6n con el otro. Un. didlogo, en medio de una novela, se entiende’si el lector recuerda la psicologia que se ha ido construyendo para cada\uno de los personajes. Saber, por ejemplo, quién firmé la carta que se recibe es esencial para su interpretaci6n. También hay estudios de tendencia psicganalitica que han tratado de explicar ciertos comportamientos. Los factores socioculturales interesan a toda una colectividad. Un haiku japonés o un soneto del siglo dieciséis implican un tipo de lectura condicionado por largas tradiciones culturales. Lo mismo pasa con las plegarias 0 con los discursos politicos: cada época tiene sus habitos re- t6ricos. La critica literaria “inmanente”, preocupada tinicamente por las estructuras internas de una obra, s6lo puede llegar a revelar un esqueleto descamado. Estos factores reGinen el sper enciclopédico y la Memoria cultural, cuyas relaciones con la lengua estudia, en particular, la etnolingdistica. A este respecto, cabe sefialar que ningin pensamiento es el esclavo de las formas y categorias de una lengua, sino que en cada lengua hay aciertos para expresar ciertas categorias (ser/estar, alius/alter, el dual, la posesi6n alienable, etc.). Pero en cualquier lengua se puede expresar cualquier diferencia, aun cuando se necesite de una larga perifrasis. Por eso la traducci6n es siempre posible y.siempre imperfecta. 29 Berard Potter Con el enfoque pragmdtico se consideran los elementgs del entor- no y de la intencionalidad ‘del mensaje para justificar la no explicitaci6n de muchos tipos de informaci6n. Si oimos el discurso siguiente: “Juan, por favor, cierra la puerta por- que me molesta el aire frio”, se nos ofrece un texto denso y coherente. El mismo enunciador podria haber dicho sencillamente: “jAy! jque frio!” 0 “No entiendo por qué dejan la puerta abierta”, con Ja misma intencio- nalidad pero en contextos distintos. Se trata del problema de las estra- tegias comunicativas. 5. Coberencia La lingitistica tradicional indoeuropea tuvo como objeto esencial el estudio de las palabras y de las oraciones. Los textos correspondian al cdmpo de la literatura. Incluso en el caso de las lenguas modernas tard6 en-aparecer el interés por la lingiiistica textual que, en la actualidad, ha tomado dos direcciones: la de la semiética general, que permite estruc- turar jos relatos, y la de la descripcién discursiva analitica, sobre todo cuando se trata de la lengua oral. También se podria construir una gramdtica téxtuala base de las secuencias textuales que ofrécen una utilizacién fina y acertada del uso de la lengua. Se sabe que existen pasajes “antolégicos”, que deberian aprovechar las buenas gramfticas descriptivas de la lengua. Para ilistrar la multiplicidad de las expresiones de la duda y de la imaginaci6n en el pasado (operaci6n onomasiolégica) citemos: “La Reina Cat6lica probibiria sin duda la seda, porque en su tiempo se entenderian las cosas de muy otra manera que en el dia, y ade- mis porque la seda costaria entonces un ojo de la cara y arruina- riaal pais. En fin, yo no sépor qué prohibié la reina la seda. Acaso no sea verdad que la prohibiese. Pero si lo es 0 no lo es, ¢a mi qué me importa?”, Quan Valera, Juanita la Larga, Madrid, Cl. Castalia, p.143) Es un buen ejemplo de la coherencia textual, en la que se mani- fiesta la isosemia o afinidad entre el contenido de varias categorias gra- 30 De la complejidad del mensaje lingitistico maticales que nunca-se ven reunidas en un mismo capitulo de las gra- miticas usuales. Cuando la coherencia se ensancha hasta la dimensién de un texto, se habla de isotopia. 6. Intencionalidad Si ahora se afiade el proceso del intercambio humano entre un YO enunciador y un TU interpretante se llega atos dos movimientos que deberian siempre considerarse: recorrido onomasiolégico aeeemn—=9@Ssnaaaeee YO TU recorrido semasiolégico Si consideramos,el aspecto descriptivo y diddctico cabe subrayar que existen pocas gramdticas onomasiolégicas mientras abundan las semasiolégicas.+ He aqui un ejemplo sencillo de los dos enfoques. Si el enunciador quiere expresar-una causa (concepto relacional), tendrd a su disposicién varias soluciones en su lengua: «B porque A+, «A es la causa de Bs, semiologias paralelas ©) Terminaré con tres citas que ya publiqué en otro lugar, pero que merecen una menci6n especial por la calidad de sus autores. J.L. Borges, en un pasaje muy conocido, aludié al cardcter drama- ticamente reductor del nombre comtin y al papel modificador inelucta- ble del tiempo: 37 Bernard Pottier Funes [...] era casi incapaz de ideas generales, platonicas. No sélo le costaba comprender que el simbolo genérico perro abarcara tan- tos individuos dispares de diversos tamaiios y diversa forma; le mo- lestaba que el perro de las tres y catorce (visto de perfil) tuviera el mismo nombre que el perro de las tres y cuarto (visto de frente). (Ficciones, “Funes el memorioso”) A. Einstein reflexioné sobre el funcionamiento de su propia mente y lleg6 a la siguiente conclusién: Las palabras y el lenguaje, escritos o hablados, parece que no de- sempefian ningtin papel en el mecanismo de mi pensamiento. Para mi, es evidente que en la mayoria de los casos funciona nues- tro pensamiento sin acudir a los signos (palabras) y ademas de un modo ampliamente inconsciente. (Carta a J. Hadamard, 17-6-44, y “Notes autobiographiques” en La Recherche, n° 96, p. 21) Finalmente, F. Garcia Lorca, como poeta, hablé también de la intuici6n y de la primacia del ver sobre el pecir. Este enfoque corresponde ala conceptualizaci6n, lo que justifica el uso de representaciones gréficas en ese nivel de abstracci6n: En mi escala de valores sitio en primerisimo lugar el sentido de la vista. Para mies el primero y mds importante en la creaci6én poética. Primero saber ver, luego, en segundo lugar, saber decirlo visto, en vigilia o suefio. (Boletin informativo, Fundacién Juan March, 93, p. 394)

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