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To cite this article: Femmie Juffer, Marinus H. van Ijzendoorn & Jesús Palacios (2011)
Recuperación de niños y niñas tras su adopción, Infancia y Aprendizaje, 34:1, 3-18, DOI:
10.1174/021037011794390102
Resumen
Los niños y niñas adoptados suelen tener antecedentes de adversidad. Antes de su adopción, muchos fueron
objeto de negligencia, maltrato y malnutrición, pasando además un tiempo significativo en instituciones. La
investigación ha analizado los retrasos a su llegada y las posteriores posibilidades de recuperación en aspectos de
desarrollo tales como el crecimiento físico, la vinculación afectiva, el desarrollo cognitivo y el rendimiento esco-
lar, la autoestima y los problemas de conducta. Mediante una serie de meta-análisis de más de 270 estudios
que incluyen a más de 230.000 niños, adoptados y no adoptados, se puso a prueba un modelo de recuperación.
Aunque la recuperación respecto a los compañeros actuales sea incompleta en algunos aspectos de desarrollo (par-
ticularmente, del crecimiento físico y la vinculación afectiva), los adoptados superan ampliamente a sus compa-
ñeros institucionalizados y muestran una recuperación enorme en prácticamente todos los ámbitos de desarrollo.
Los datos de esta comparación se contrastan con la información procedente de la investigación sobre adopción en
España.
Palabras clave: Meta-análisis, adversidad temprana, adopción, recuperación
Agradecimientos: El Proyecto Metanálisis Adopción (ADOPTION MAP) recibió apoyo económico del VSB-
fonds, Fonds 1818, Fonds Psychische Gezondheid, y Stichting Kinderpostzegels, Holanda, asignado a F. J. y
M. H. vIJ en colaboración con Adoptie Driehoek Onderzoeks Centrum (ADOC; www.adoptionresearch.nl).
La doctora. F. Juffer recibe financiación de Wereldkinderen y el doctor M. H. van IJzendoorn a través del pre-
mio Spinoza de la NWO (Netherlands Organization for Scientific Research). Las investigaciones españolas en
que está implicado el tercer autor y citadas en el artículo han recibido financiación del Ministerio de Trabajo y
Asuntos Sociales y de la Gerencia de Servicios Sociales de la Junta de Castilla y León, así como del proyecto
I+D SEJ2006-12216 y del Instituto Nacional de Suecia para la Salud y el Bienestar Social. Este artículo se
escribió durante la estancia del tercer autor en el Departamento de Psicología Social y Evolutiva de la Universi-
dad de Cambridge, Reino Unido, con financiación del Ministerio español de Ciencia e Innovación (PR2008-
0291)
Correspondencia con los autores: En inglés: Dra. Femmie Juffer, Centre for Child and Family Studies, Leiden Uni-
versity, P.O. Box 9555, 2300 RB Leiden, Holanda. E-mail: juffer@fsw.leidenuniv.nl. En castellano, Jesús
Palacios, Facultad de Psicología, Universidad de Sevilla, 41018 Sevilla, España. E-mail: jp@us.es.
© 2011 Fundación Infancia y Aprendizaje, ISSN: 0210-3702 Infancia y Aprendizaje, 2011, 34 (1), 3-18
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Un gran número de niños son adoptados todos los años. En adopción interna-
cional, la cifra mundial de las últimas décadas se aproxima con seguridad a los
40.000 niños por año (véase Selman, 2009). En algunos países europeos la adop-
ción internacional tuvo un importante crecimiento hace algunos años, y luego
conoció una cierta disminución. El caso español presenta la peculiaridad de que,
habiéndose incorporado relativamente tarde al auge de las adopciones interna-
cionales, el incremento de su número fue exponencial durante varios años, aun-
que ese crecimiento parece haberse lentificado algo recientemente. Los niños
adoptados internacionalmente proceden de países tales como China, Rusia,
Ucrania, Etiopía, Colombia, India… Los motivos de estas adopciones pueden
abarcar desde cuestiones políticas (política de un solo hijo en China), hasta socio-
económicas (pobreza extrema) y culturales (el tabú de las madres solteras), pasan-
do por casos de maltrato infantil (negligencia o cualquier otra forma de maltra-
to). A veces, se trata de niños abandonados o entregados a los servicios sociales
por sus padres biológicos; en otros casos, se trata de niños y niñas retirados a sus
padres por abandono o maltrato de otra índole. Con muy elevada frecuencia,
estos niños y niñas pasan por instituciones u orfanatos antes de ser adoptados.
A través de la adopción se establecen lazos jurídicos y emocionales entre los
adoptantes y los adoptados, que gracias a la adopción vivirán nuevas y reparado-
ras experiencias. La adopción se caracteriza porque en ella se encuentran tanto
factores de protección como de riesgo. Según la teoría de los factores de protec-
ción y riesgo (Rutter, 1987, 1990; Werner, 1993, 2000), la acumulación de fac-
tores adversos (por ejemplo, abandono y maltrato en la infancia) menoscaba el
desarrollo infantil, mientras que la presencia de factores de protección (por ejem-
plo, relaciones de apego seguro con uno de los progenitores o con una figura
parental) puede amortiguar las negativas secuelas del riesgo, promoviendo pro-
cesos de recuperación en los afectados. Entre los factores de riesgo identificados
por la investigación se encuentran el abandono y maltrato infantil, las enferme-
dades mentales de los padres y la pobreza extrema. Sorprendentemente, a pesar
de haber tenido en su vida circunstancias de alto riesgo, algunos niños y niñas
presentan valores evolutivos normales (Werner, 1993, 2000), de la misma mane-
ra que los hay que mantienen adecuados niveles de competencia a pesar de estar
inmersos en circunstancias estresantes tales como el divorcio de sus padres, y
también los hay que logran recuperarse con éxito de traumas infantiles tales
como la guerra (Werner, 2000). En cada una de estas circunstancias, se supone
que están interviniendo factores de protección que amortiguan o mejoran la res-
puesta infantil a situaciones estresantes o de adversidad crónica, de modo que la
adaptación de los afectados resulta mucho más exitosa de lo que habría sido sin
esos elementos de protección (Masten, Best y Garmezy, 1990; Werner, 2000).
De esta forma, los factores de protección (por ejemplo, tener vínculos emociona-
les positivos con un cuidador sensible y eficaz, o disponer de estrategias de afron-
tamiento y solución de problemas adecuadas) pueden ser vistos como moderado-
res del riesgo y la adversidad que hacen más probable el desarrollo normal, sien-
do la recuperación el resultado de los procesos de amortiguación que permiten al
niño o la niña hacer frente de manera adecuada al estrés y la adversidad, lo que
pone de manifiesto su capacidad de resistencia y para salir adelante (resilience)
(Rutter, 1987; Werner, 2000).
Son muchos los niños adoptados que antes de su adopción han estado expues-
tos a graves riesgos: adversidad prenatal y perinatal, abandono y malos tratos,
institucionalización en condiciones muy deficientes (malnutrición, abandono,
maltrato). Como consecuencia de la adversidad acumulada, son muchos los
niños y niñas que en el momento de ser adoptados presentan importantes pro-
blemas, retrasos y dificultades. Sin embargo, la adopción funciona como factor
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Nacimiento
Adversidad
inicial
Separación
Adopción Adopción
Crecimiento
Recuperación
Apego Desarrollo
cognitivo
Consecuencias
Auto-estima a largo plazo
Problemas de conducta
Madurez
Resultados
Crecimiento físico
El crecimiento físico de niñas y niños adoptados ha sido investigado en 33
estudios, abarcando a más de 3.500 adoptados internacionales. En el meta-análi-
sis se incluyeron investigaciones en las que: a) el crecimiento se hubiera medido
en términos de altura, peso, perímetro cefálico o de una combinación de medidas
de esos parámetros; b) se utilizara un grupo control de no adoptados o bien se
usaran medidas con puntuaciones estandarizadas corregidas en función de la
edad; c) hubiera suficientes datos como para hacer posible el cálculo de dichas
puntuaciones estandarizadas; d) hubiera suficientes datos como para hacer posi-
ble el cálculo de tamaños del efecto. Se excluyeron investigaciones que sólo
hubieran muestreado a adoptados con problemas clínicos, con exposición prena-
tal a drogas, con discapacidades físicas o mentales, o con otro tipo de necesidades
especiales.
Los datos meta-analíticos mostraron que, cuando llegan a su familia adoptiva,
niñas y niños tienen graves atrasos en estatura, peso y perímetro cefálico (Van
IJzendoorn, Bakermans-Kranenburg y Juffer, 2007). La edad media a la llegada
en estas investigaciones era de 30 meses en la valoración de la talla y de 23 meses
en la del peso. En términos de d de Cohen, los retrasos eran muy elevados (Figura
2), con valores entre d = -2.39 y d = -2.60.
FIGURA 2
Recuperación de los retrasos en crecimiento de niños y niñas adoptados internacionalmente, después de vivir
aproximadamente ocho años con su familia adoptiva
Vinculación afectiva
En el meta-análisis sobre las investigaciones que se ocuparon del apego (Van
den Dries, Juffer, Van IJzendoorn y Bakermans-Kranenburg, 2009) se incluye-
ron 17 estudios empíricos que abarcan a más de 750 niños adoptivos con los que
se utilizó la situación del extraño (Ainsworth, Blehar, Waters y Wall, 1978) o
bien algún otro de los procedimientos observacionales habituales para valorar las
relaciones de apego en edades posteriores a la primera infancia, como el Q-sort
(Veríssimo y Salvaterra, 2006), el procedimiento de Cassidy y Marvin (1992) o el
de Crittenden (1992). Se excluyeron investigaciones que evalúan las relaciones
de apego pero en las que: 1) la muestra es clínica, 2) la relación de apego evaluada
no es con los adoptantes, sino con otra persona (por ejemplo, con profesores en la
infancia o con iguales en años posteriores), 3) la información no era suficiente
para calcular tamaños del efecto, 4) no había grupo de comparación de no adop-
tados. Esta última restricción no se aplicó en el caso de investigaciones en las que
hubiera datos normativos de la población disponibles, como ocurre, por ejemplo,
con la situación del extraño.
Los datos pusieron de manifiesto que los niños adoptados durante su primer
año de vida habían desarrollado apegos seguros en proporción similar a la de los
no adoptados; sin embargo, entre los niños adoptados después de su primer año
de vida se encontró una vinculación insegura con mayor frecuencia que entre los
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Problemas de conducta
Uno de los meta-análisis más amplios tuvo como objeto de estudio los
problemas de conducta. Se basó en más de 100 estudios que abarcan a más
de 25.000 adoptados y más de 80.000 niños y niñas de grupos normativos
(Juffer y Van IJzendoorn, 2005). Se trata de investigaciones en las cuales los
autores se han servido de alguna de las técnicas diagnósticas habituales (la
más frecuente, CBCL) para determinar si existen problemas de conducta y
de qué tipo son. Se trata, sin duda, de uno de los aspectos más estudiados en
la investigación sobre adopción, lo que explica la abundancia de material
disponible.
A través del meta-análisis se pudo comprobar que los adoptados muestran
más problemas de los llamados exteriorizados o hacia afuera (por ejemplo, agre-
sión) y también más problemas interiorizados o hacia adentro (por ejemplo,
miedo o depresión), así como más problemas totales. Sin embargo, el valor de la
diferencia debe considerarse bajo (entre d = -0.16 y d = -0.24). Estos resultados
no difieren en función de que la adopción haya ocurrido antes o después del pri-
mer año de vida. Lo que este dato implica es que la gran mayoría de los adopta-
dos no presentan diferencias significativas respecto a sus compañeros actuales en
problemas de conducta, aunque hay una minoría que sí lo hace. Además, niñas y
niños adoptados son llevados con más frecuencia que los no adoptados a consul-
tas profesionales tanto médicas como psicológicas, siendo en este caso la diferen-
cia de un valor considerable (d = -0.72).
Un resultado inesperado fue que los adoptados internacionales presenta-
ban menos problemas hacia fuera, hacia dentro y totales que los adoptados
nacionales. El resultado es inesperado porque lo esperable tal vez hubiera
sido lo contrario, dado que los internacionales pueden haber pasado por
mayores privaciones, han tenido que someterse a una adaptación cultural y,
frecuentemente, tienen rasgos físicos que los distinguen de las personas que
les rodean (Juffer y Van IJzendoorn, 2005). Lo que de hecho ocurre es que
los adoptados nacionales acuden en busca de ayuda profesional cuatro veces
más que sus compañeros no adoptados, mientras que los adoptados interna-
cionales sólo lo hacen el doble.
Los datos españoles coinciden en buena parte con los anteriores. En los
estudios de Palacios y colaboradores (Palacios et al., 1996; Palacios et al.,
2007) los problemas de conducta son más frecuentes entre los adoptados
(nacional o internacionalmente) que entre los no adoptados, siendo más fre-
cuentes los exteriorizados que los interiorizados. En coincidencia con los
datos meta-analíticos, la mayor parte de los adoptados no presentan conduc-
tas problemáticas, pero el porcentaje de los que las presentan es superior al
que se da en la población general. En estos estudios no se han encontrado
diferencias significativas entre adoptados nacionales e internacionales, lo
que no coincide con los datos meta-analíticos. Los datos de Loizaga et al.
(2009) muestran también la mayor incidencia de problemas hacia fuera (par-
ticularmente en el ámbito de la convivencia) que hacia dentro (con sólo un
pequeño número con problemas que más parecen tener que ver con auto-
estima), con una clara recuperación desde el momento de la llegada. Por lo
demás, la investigación española no ha comparado la utilización de servicios
profesionales entre adoptados nacionales e internacionales.
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partida para muchos de estos niños y niñas, una tan notable recuperación indica
que la adopción ha sido una intervención muy eficaz para los implicados, cuyo
destino, de no haber mediado la adopción, es de suponer que habría sido mucho
más similar al de sus compañeros anteriores que al de los actuales.
FIGURA 4
Recuperación (en comparación con antiguos compañeros) y retraso (en comparación con compañeros actua-
les) en niños y niñas adoptados en diversas áreas (Van IJzendoorn & Juffer, 2006, p. 1235)
Compañeros de institución
1,5 Compañeros actuales
0,5
-0,5
-1
-1,5
-2
Talla Apego CI Auto-estima Problemas
conducta
Discusión y conclusión
Con frecuencia se afirma que los adoptados son niños difíciles, marcados por
un pasado de privaciones y retrasos y que, además, provenientes de otra cultura y
con otra historia personal, llegan a una familia en la que tendrán que luchar por
elaborar su propia identidad y tal vez por reencontrase con sus orígenes. ¿Es
correcta esta imagen problemática de los niños adoptados? Una investigación
meta-analítica es un medio muy apropiado para ofrecer una respuesta basada en
evidencias. En el proyecto de la Universidad de Leiden de investigación meta-
analítica sobre el funcionamiento de niños y niñas adoptados esta evidencia
resultó ser suficientemente amplia, basada en más de 270 estudios empíricos y
abarcando a más de 230.000 sujetos. Los meta-análisis muestran de forma con-
vincente que los niños adoptados logran una impresionante recuperación en
todos los aspectos del desarrollo infantil en comparación con la situación de la
que provienen. La adopción se puede considerar, pues, como una intervención
eficaz que proporciona a los niños adoptados una gran ventaja respecto a lo que
podría haber sido su vida de haber continuado institucionalizados.
Al mismo tiempo, en niñas y niños adoptados se constatan retrasos o dificulta-
des cuando su desarrollo se compara con el de sus compañeros actuales, si bien
tales retrasos y dificultades tienden a ser en general relativamente pequeños en
algunas áreas (problemas de conducta) y algo más significativos en otras (proble-
mas de vinculación, rendimiento escolar, lenguaje), con algunos ámbitos (peso,
altura, inteligencia, auto-estima) en que no se encontraron diferencias significati-
vas. Las diferencias encontradas en algunos ámbitos pueden ayudar a entender por
qué las niñas y los niños adoptados son llevados con mayor frecuencia a consultas
profesionales debido a problemas psicológicos, psiquiátricos o de aprendizaje.
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menos graves que otros padres. Otra explicación es que si los adoptantes piden
ayuda con más frecuencia es porque hacen frente a más dificultades, y que, en
parte gracias a que buscan ayuda y la obtienen, los retrasos de los adoptados no
llegan a ser más significativos (Juffer y Van IJzendoorn, 2005).
Los niños y niñas de adopción internacional no parecen tener más riesgo que
los de adopción nacional de padecer retrasos e incluso parecen tener alguna ven-
taja sobre estos últimos en relación con los problemas de conducta, al menos en
los estudios meta-analíticos. Una posible explicación puede ser que la adopción
internacional es más visible que la adopción nacional y por tanto más difícil de
mantener oculta, lo cual facilita la comunicación sobre el estatus de adoptado, lo
que es favorable para su ajuste. Otra explicación puede ser que los niños interna-
cionales con mayor frecuencia se liberan de la pobreza o de un tabú socio-cultural
(por ejemplo, madres solteras), mientras que los niños de adopción nacional a
menudo son adoptables porque sus padres padecen problemas psiquiátricos o de
toxicomanías. En este último grupo, el riesgo genético y prenatal de problemas
podría ser mayor (Juffer y Van IJzendoorn, 2005).
En resumen, niños y niñas adoptados realizan una impresionante recupera-
ción y logran con ayuda de sus padres adoptivos superar muchos de sus atrasos.
Así, la adopción muestra la plasticidad en el desarrollo infantil y la flexibilidad
de los niños y niñas adoptados: los atrasos sufridos pueden ser del todo o en gran
medida superados con la ayuda de la familia adoptiva. Para ello, quienes adoptan
deben tener la oportunidad de disponer de ayuda adicional, así como de apoyo
profesional respecto a la crianza y educación de sus hijos. A su vez, los profesio-
nales de la adopción deben estar bien informados sobre los antecedentes y las
oportunidades de recuperación de los niños y las niñas adoptados, así como sobre
los elementos de continuidad que hacen que las huellas del pasado no desaparez-
can por completo, sino que se integran en las nuevas y positivas experiencias que
la adopción trae consigo.
No puede pasarse por alto que la metodología meta-analítica tiene enormes
ventajas, pero también algunas limitaciones. Los datos de un meta-análisis depen-
den de los estudios empíricos en que se basan, con lo que reflejan tanto sus forta-
lezas como sus debilidades. La investigación sobre adopción está dominada por
investigaciones descriptivas y correlacionales, siendo muy escasas las investiga-
ciones con grupos de control aleatorios. Los chicos y chicas a que se refieren todas
las investigaciones aquí analizadas, ¿son seleccionados para ser adoptados por
algún criterio (son los que están mejor dentro de los orfanatos, por ejemplo) o
representan una selección aleatoria que permite llegar a conclusiones más gene-
ralizables? Los datos de los escasos estudios con grupos de control aleatorios
(como en el caso del Bucharest Early Intervention Project, por ejemplo, Nelson
et al., 2007) parecen ir más en dirección de la selección aleatoria, lo que haría los
datos sin duda más representativos y válidos que si se tratara de muestras sesga-
das por sus características. Por otra parte, las investigaciones sobre adopción
tienden a ser muy heterogéneas en cuando a muestras, instrumentos de investi-
gación utilizados, grupos de comparación y análisis estadísticos. Eso implica que
los meta-análisis tienen que hacerse partiendo de una notable heterogeneidad en
la información de base. Es cierto que esto tiene la ventaja de permitir estudiar la
varianza mejor que cuando se usan estudios aislados, pero tiene el inconveniente
de que los tamaños del efecto combinados son menos precisos. Los modelos
meta-analíticos de efectos aleatorios tratan precisamente de responder a esta pro-
blemática.
Por lo demás, la limitación fundamental de los datos españoles que se han
usado como contraste y comparación nos parece radicar en su escasez. Compara-
do con el panorama internacional reflejado en los estudios meta-analíticos, la
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