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Infancia y Aprendizaje

Journal for the Study of Education and Development

ISSN: 0210-3702 (Print) 1578-4126 (Online) Journal homepage: http://www.tandfonline.com/loi/riya20

Recuperación de niños y niñas tras su adopción

Femmie Juffer, Marinus H. van Ijzendoorn & Jesús Palacios

To cite this article: Femmie Juffer, Marinus H. van Ijzendoorn & Jesús Palacios (2011)
Recuperación de niños y niñas tras su adopción, Infancia y Aprendizaje, 34:1, 3-18, DOI:
10.1174/021037011794390102

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Recuperación de niños y niñas tras su


adopción
FEMMIE JUFFER1, MARINUS H. VAN IJZENDOORN1
Y JESÚS PALACIOS2
1
Universidad de Leiden, Holanda; 2Universidad de Sevilla, España

Resumen
Los niños y niñas adoptados suelen tener antecedentes de adversidad. Antes de su adopción, muchos fueron
objeto de negligencia, maltrato y malnutrición, pasando además un tiempo significativo en instituciones. La
investigación ha analizado los retrasos a su llegada y las posteriores posibilidades de recuperación en aspectos de
desarrollo tales como el crecimiento físico, la vinculación afectiva, el desarrollo cognitivo y el rendimiento esco-
lar, la autoestima y los problemas de conducta. Mediante una serie de meta-análisis de más de 270 estudios
que incluyen a más de 230.000 niños, adoptados y no adoptados, se puso a prueba un modelo de recuperación.
Aunque la recuperación respecto a los compañeros actuales sea incompleta en algunos aspectos de desarrollo (par-
ticularmente, del crecimiento físico y la vinculación afectiva), los adoptados superan ampliamente a sus compa-
ñeros institucionalizados y muestran una recuperación enorme en prácticamente todos los ámbitos de desarrollo.
Los datos de esta comparación se contrastan con la información procedente de la investigación sobre adopción en
España.
Palabras clave: Meta-análisis, adversidad temprana, adopción, recuperación

Children’s recovery after adoption


Abstract
Most adopted children have experienced early adversity. Before their adoption, many experienced neglect,
abuse and malnutrition, spending also a significant amount of time in institutions. Research has analysed
these children’s delays at arrival and later recovery in areas such as growth, attachment, cognitive development
and school achievement, self-esteem and behavioural problems. In order to verify a model of recovery, a series of
meta-analyses was performed with more than 270 research studies including more than 230.000 children,
both adopted and non-adopted. Compared to their current peers, adopted children’s recovery was incomplete in
some areas (in particular, head circumference and attachment), but adopted children out-performed their non-
adopted peers who remained in institutions and they showed a dramatic recovery in practically all areas of
development. Data of these comparisons are contrasted with available information from adoption research in
Spain.
Keywords: Meta-analysis, early adversity, adoption, recovery.

Agradecimientos: El Proyecto Metanálisis Adopción (ADOPTION MAP) recibió apoyo económico del VSB-
fonds, Fonds 1818, Fonds Psychische Gezondheid, y Stichting Kinderpostzegels, Holanda, asignado a F. J. y
M. H. vIJ en colaboración con Adoptie Driehoek Onderzoeks Centrum (ADOC; www.adoptionresearch.nl).
La doctora. F. Juffer recibe financiación de Wereldkinderen y el doctor M. H. van IJzendoorn a través del pre-
mio Spinoza de la NWO (Netherlands Organization for Scientific Research). Las investigaciones españolas en
que está implicado el tercer autor y citadas en el artículo han recibido financiación del Ministerio de Trabajo y
Asuntos Sociales y de la Gerencia de Servicios Sociales de la Junta de Castilla y León, así como del proyecto
I+D SEJ2006-12216 y del Instituto Nacional de Suecia para la Salud y el Bienestar Social. Este artículo se
escribió durante la estancia del tercer autor en el Departamento de Psicología Social y Evolutiva de la Universi-
dad de Cambridge, Reino Unido, con financiación del Ministerio español de Ciencia e Innovación (PR2008-
0291)
Correspondencia con los autores: En inglés: Dra. Femmie Juffer, Centre for Child and Family Studies, Leiden Uni-
versity, P.O. Box 9555, 2300 RB Leiden, Holanda. E-mail: juffer@fsw.leidenuniv.nl. En castellano, Jesús
Palacios, Facultad de Psicología, Universidad de Sevilla, 41018 Sevilla, España. E-mail: jp@us.es.

© 2011 Fundación Infancia y Aprendizaje, ISSN: 0210-3702 Infancia y Aprendizaje, 2011, 34 (1), 3-18
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Un gran número de niños son adoptados todos los años. En adopción interna-
cional, la cifra mundial de las últimas décadas se aproxima con seguridad a los
40.000 niños por año (véase Selman, 2009). En algunos países europeos la adop-
ción internacional tuvo un importante crecimiento hace algunos años, y luego
conoció una cierta disminución. El caso español presenta la peculiaridad de que,
habiéndose incorporado relativamente tarde al auge de las adopciones interna-
cionales, el incremento de su número fue exponencial durante varios años, aun-
que ese crecimiento parece haberse lentificado algo recientemente. Los niños
adoptados internacionalmente proceden de países tales como China, Rusia,
Ucrania, Etiopía, Colombia, India… Los motivos de estas adopciones pueden
abarcar desde cuestiones políticas (política de un solo hijo en China), hasta socio-
económicas (pobreza extrema) y culturales (el tabú de las madres solteras), pasan-
do por casos de maltrato infantil (negligencia o cualquier otra forma de maltra-
to). A veces, se trata de niños abandonados o entregados a los servicios sociales
por sus padres biológicos; en otros casos, se trata de niños y niñas retirados a sus
padres por abandono o maltrato de otra índole. Con muy elevada frecuencia,
estos niños y niñas pasan por instituciones u orfanatos antes de ser adoptados.
A través de la adopción se establecen lazos jurídicos y emocionales entre los
adoptantes y los adoptados, que gracias a la adopción vivirán nuevas y reparado-
ras experiencias. La adopción se caracteriza porque en ella se encuentran tanto
factores de protección como de riesgo. Según la teoría de los factores de protec-
ción y riesgo (Rutter, 1987, 1990; Werner, 1993, 2000), la acumulación de fac-
tores adversos (por ejemplo, abandono y maltrato en la infancia) menoscaba el
desarrollo infantil, mientras que la presencia de factores de protección (por ejem-
plo, relaciones de apego seguro con uno de los progenitores o con una figura
parental) puede amortiguar las negativas secuelas del riesgo, promoviendo pro-
cesos de recuperación en los afectados. Entre los factores de riesgo identificados
por la investigación se encuentran el abandono y maltrato infantil, las enferme-
dades mentales de los padres y la pobreza extrema. Sorprendentemente, a pesar
de haber tenido en su vida circunstancias de alto riesgo, algunos niños y niñas
presentan valores evolutivos normales (Werner, 1993, 2000), de la misma mane-
ra que los hay que mantienen adecuados niveles de competencia a pesar de estar
inmersos en circunstancias estresantes tales como el divorcio de sus padres, y
también los hay que logran recuperarse con éxito de traumas infantiles tales
como la guerra (Werner, 2000). En cada una de estas circunstancias, se supone
que están interviniendo factores de protección que amortiguan o mejoran la res-
puesta infantil a situaciones estresantes o de adversidad crónica, de modo que la
adaptación de los afectados resulta mucho más exitosa de lo que habría sido sin
esos elementos de protección (Masten, Best y Garmezy, 1990; Werner, 2000).
De esta forma, los factores de protección (por ejemplo, tener vínculos emociona-
les positivos con un cuidador sensible y eficaz, o disponer de estrategias de afron-
tamiento y solución de problemas adecuadas) pueden ser vistos como moderado-
res del riesgo y la adversidad que hacen más probable el desarrollo normal, sien-
do la recuperación el resultado de los procesos de amortiguación que permiten al
niño o la niña hacer frente de manera adecuada al estrés y la adversidad, lo que
pone de manifiesto su capacidad de resistencia y para salir adelante (resilience)
(Rutter, 1987; Werner, 2000).
Son muchos los niños adoptados que antes de su adopción han estado expues-
tos a graves riesgos: adversidad prenatal y perinatal, abandono y malos tratos,
institucionalización en condiciones muy deficientes (malnutrición, abandono,
maltrato). Como consecuencia de la adversidad acumulada, son muchos los
niños y niñas que en el momento de ser adoptados presentan importantes pro-
blemas, retrasos y dificultades. Sin embargo, la adopción funciona como factor
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de protección en la medida en que los adoptantes ofrecen a quien es adoptado los
recursos emocionales y cognitivos –tales como relaciones de apego seguro y esti-
mulación educativa (Gibson, 2009; Hamilton, Cheng y Powell, 2007; Palacios,
Román, Moreno y León, 2009; Stams, Juffer y Van IJzendoorn, 2002)– que se
necesitan para poder superar los retrasos evolutivos y las dificultades (véase Figu-
ra 1).
FIGURA 1
Modelo de oportunidades de recuperación tras la adopción (Van IJzendoorn y Juffer, 2006, p. 1229)

Nacimiento
Adversidad
inicial
Separación

Adopción Adopción

Crecimiento
Recuperación

Apego Desarrollo
cognitivo

Consecuencias
Auto-estima a largo plazo
Problemas de conducta

Madurez

En los últimos años, la investigación sobre adopción ha tenido un desarrollo


espectacular, particularmente en relación con la adopción internacional. Se ha
puesto así empíricamente de manifiesto cómo los niños procedentes de adopción
internacional han experimentado muchos riesgos en su primera infancia. Han
tenido experiencias de privación y adversidad, han sufrido la pérdida de sus
padres biológicos y, con mucha frecuencia, han estado en instituciones en las que
no siempre sus necesidades eran adecuadamente atendidas. Puesto que en esos
centros los niños y niñas han carecido de los cuidados y la estimulación necesaria,
la consecuencia son importantes retrasos por lo que respecta a su crecimiento
físico, su vinculación afectiva y su desarrollo intelectual (por ejemplo, Miller,
2005). ¿Qué ocurre con estos niños y niñas tras su adopción? ¿Logran recuperar
esos atrasos y mejorar su situación respecto a los compañeros que quedaron en la
institución? ¿Pueden las personas adoptadas desarrollarse adecuadamente a largo
plazo, desarrollando una saludable identidad adoptiva?
Son muchas las investigaciones que han tratado de responder a estas pregun-
tas. En los últimos años, los dos primeros autores y sus colaboradores han desa-
rrollado un amplio programa de estudios meta-analíticos para tratar de llegar a
conclusiones derivadas de las aportaciones de las investigaciones de las últimas
décadas (Juffer y Van IJzendoorn, 2009; Van IJzendoorn y Juffer, 2006). En este
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artículo se presenta un resumen de los resultados más destacados de esos meta-


análisis y se comparan con los datos de investigación españoles sobre el desarrollo
de los adoptados.
La investigación española sobre niños y niñas de adopción internacional es
reciente y aún limitada en número. La adopción internacional tiene poco más de
diez años de presencia significativa entre nosotros y, en lo relativo al estado al lle-
gar y la recuperación posterior de los adoptados, sólo ha habido tres estudios de
cierta envergadura que hayan dado lugar a publicaciones, no existiendo ningún
estudio sobre adopción nacional publicado que haya seguido esa estrategia de
comparación. Tras un estudio centrado en adopción nacional y en el que la lógica
no fue la de la comparación estado inicial-recuperación posterior, sino la compa-
ración adoptados-no adoptados (Palacios, Sánchez-Sandoval y Sánchez, 1997), el
primer trabajo sobre adopción internacional, realizado ya con esa lógica, fue lle-
vado a cabo por Palacios, Sánchez-Sandoval y León (2005) sobre una muestra de
181niños y niñas que habían sido adoptados en los que en aquel momento repre-
sentaban los países de origen del 80% de los adoptados internacionales en Espa-
ña (China, Colombia, Guatemala, India, Rusia y Rumanía); en este caso, las
familias adoptivas participantes en el estudio vivían en Andalucía, Madrid o
Comunidad Valenciana. Poco después se llevó a cabo un estudio semejante en
Castilla y León, con una muestra de 108 sujetos (Palacios, Sánchez-Sandoval,
León y Román, 2007). Al haberse utilizado una misma metodología y seguido
los mismos criterios para la composición de la muestra, fue posible luego combi-
nar los datos de las dos muestras, con 289 sujetos, en una sola publicación (Pala-
cios, Sánchez-Sandoval y León, 2007). Una explotación posterior de algunos de
los datos físicos y evolutivos referidos a la llegada y a la recuperación posterior
puede encontrarse en Palacios, Román y Camacho (en prensa). Los datos de que
se informará en este artículo proceden del trabajo de integración de 2007. Más
recientemente, Loizaga, Louzao, de Aranzábal y Labayru (2009) han publicado
los resultados de un estudio que sigue la lógica estado al llegar-recuperación pos-
terior, con 434 familias residentes en el País Vasco y Navarra que habían llevado
a cabo adopciones en algún país asiático (con preponderancia de China), de Euro-
pa del este (con preponderancia de Rusia) y de América Latina (con preponde-
rancia de Colombia). Finalmente, un estudio aún en marcha, pero que ya ha
dado lugar a alguna publicación (Palacios et al., 2009; Palacios, Moreno,
Román, Sánchez-Sandoval y León, en preparación) se ha centrado en el estado al
llegar y la recuperación posterior en temas que tienen que ver con apego y com-
petencia social.
Respecto a la investigación internacional, como se ha indicado, el resumen de
las muy numerosas publicaciones ha sido posible gracias a la utilización de la
metodología meta-analítica. En un metanálisis se reúnen sistemáticamente, se
analizan y se agrupan cuantitativamente todos los estudios empíricos disponi-
bles sobre un determinado tema (por ejemplo el crecimiento físico de niños
adoptados). Un meta-análisis tiene más “potencia” que una investigación empí-
rica normal porque se refiere a un número mucho más elevado de casos. En nues-
tra investigación (ADOPTION MAP: Proyecto Metanálisis Adopción) hemos
incluido en una base de datos meta-analítica más de 270 estudios empíricos (N
> 230.000) sobre el desarrollo de niños adoptados. Los estudios empíricos de
base incluyen a niños adoptados a todas las edades, tanto adoptados a una edad
temprana (antes del primer año) como a una edad más tardía (después del primer
año). Las investigaciones utilizadas se refieren tanto a niños y niñas de adopción
internacional, como a los de nacional. En un meta-análisis verificamos si diversos
factores (como la diferencia entre adopción internacional y nacional o la diferen-
cia de edad en el momento de la adopción) han tenido influencia en la adapta-
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ción de los niños y niñas adoptados. En las investigaciones empíricas incluidas
en los meta-análisis se comparó a los niños y niñas adoptados con sus compañe-
ros actuales no adoptados o con datos normativos. Además, gracia a las investi-
gaciones disponibles, se pudo también comparar a los adoptados con sus compa-
ñeros y compañeras no adoptados que permanecieron en instituciones. Por otra
parte, se ha podido verificar la influencia de factores tales como la edad en el
momento de la adopción o la diferencia entre adopción nacional e internacional.
En todos los meta-análisis de que luego se hablará, se siguieron idénticos pro-
cedimientos para recoger, codificar y analizar los datos. De cara a identificar las
publicaciones relevantes para las comparaciones meta-analíticas, se siguieron
tres métodos diferentes (Cooper y Hedges, 1994; Mullen, 1989). En primer
lugar, una búsqueda en bases de datos informatizadas (tales como WoS, ERIC,
PsychINFO, Medline). Para esa búsqueda se usaron las palabras clave (en inglés)
adopt*, adopted children and adoption, combinadas con el sustantivo correspon-
diente al ámbito que en cada caso se tratara (apego, CI, rendimiento académi-
co…). En segundo lugar, se analizaron las referencias seleccionadas para identifi-
car los estudios relevantes. En tercer lugar, se contactó con los investigadores
pidiéndoles los datos empíricos relevantes de sus estudios en el caso de que los
que aparecieran en la publicación respectiva no fueran suficientes para algunos
de los análisis.
En los distintos meta-análisis se usaron también procedimientos de codifica-
ción similares, con un énfasis especial en la homogeneización de las característi-
cas del diseño y de las muestras. Las características del diseño incluían, en todos
los casos, el tamaño de la muestra, el tipo y año de publicación, y el tipo de
grupo de comparación. Se codificaron la edad del niño en el momento de la
adopción, la edad en el momento de la recogida de datos, el género y si se trataba
de una adopción nacional o internacional. Se codificaba también cuando había
constancia de malnutrición, abandono y/o maltrato, o una combinación de esas
circunstancias, así como si los niños habían crecido en orfanatos o en familias
biológicas o acogedoras y durante cuánto tiempo, cuando tal información estaba
disponible. De cara a garantizar la replicabilidad de los meta-análisis, en todos
los casos se partía de un acuerdo entre los codificadores en al menos el 20% de las
investigaciones incluidas.
Los meta-análisis se llevaron a cabo utilizando el Comprehensive Meta-Analysis
(CMA) de Borenstein, Rothstein y Cohen (2000). El CMA permite computar
tamaños del efecto combinados por medio de modelos de error fijos o aleatorios.
La homogeneidad de cada conjunto de tamaños del efecto se analizó a través de
estadísticas Q (Borenstein et al., 2000). En función de lo homogéneo que fuera el
conjunto de estudios, los intervalos de confianza se basaron en estimaciones fijas
o aleatorias. En los modelos fijos, los tests de significación y el análisis de los
moderadores deben entenderse como referidos exclusivamente al conjunto de
estudios de que se trate (Cooper y Hedges, 1994). En los modelos de efectos ale-
atorios (Hedges y Olkin, 1985), la generalización se aplica a la población de las
investigaciones de las que se extrajo el conjunto de estudios concreto con que se
trabaje (Rosenthal, 1995). En algunos meta-análisis, en la función de pondera-
ción se recortaron algunos tamaños muestrales muy grandes para impedir que
una sola investigación concreta tuviera una influencia excesiva sobre los resulta-
dos (Hampel, Ronchetti, Rousseeuw y Stahel, 1986). En todas las bases de datos
meta-analíticas se analizaron los tamaños del efecto extremos (z < -3.26 o z >
3.26, Tabachnick y Fidell, 2001), una vez convertidos en z de Fisher (Mullen,
1989), y, en caso necesario, se recortaron o se corrigieron.
Los resultados de los meta-análisis son presentados en d de Cohen (d = tama-
ño del efecto) (Cohen, 1988), que permite calcular el valor de la diferencia media
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tipificada entre el grupo de adoptados y el grupo de comparación. Según los cri-


terios de Cohen, los valores de d hasta 0.20 se deben considerar tamaños del efec-
to pequeños, los d hasta aproximadamente 0.50 como tamaños del efecto media-
nos y los d hasta 0.80 o más como tamaños del efecto elevados. Una d negativa
significa que los niños adoptados presentan puntuaciones más bajas que sus
compañeros actuales, mientras que una d positiva indica una ventaja entre los
adoptados y el otro grupo de comparación (compañeros de institución no adop-
tados, en este caso).

Resultados
Crecimiento físico
El crecimiento físico de niñas y niños adoptados ha sido investigado en 33
estudios, abarcando a más de 3.500 adoptados internacionales. En el meta-análi-
sis se incluyeron investigaciones en las que: a) el crecimiento se hubiera medido
en términos de altura, peso, perímetro cefálico o de una combinación de medidas
de esos parámetros; b) se utilizara un grupo control de no adoptados o bien se
usaran medidas con puntuaciones estandarizadas corregidas en función de la
edad; c) hubiera suficientes datos como para hacer posible el cálculo de dichas
puntuaciones estandarizadas; d) hubiera suficientes datos como para hacer posi-
ble el cálculo de tamaños del efecto. Se excluyeron investigaciones que sólo
hubieran muestreado a adoptados con problemas clínicos, con exposición prena-
tal a drogas, con discapacidades físicas o mentales, o con otro tipo de necesidades
especiales.
Los datos meta-analíticos mostraron que, cuando llegan a su familia adoptiva,
niñas y niños tienen graves atrasos en estatura, peso y perímetro cefálico (Van
IJzendoorn, Bakermans-Kranenburg y Juffer, 2007). La edad media a la llegada
en estas investigaciones era de 30 meses en la valoración de la talla y de 23 meses
en la del peso. En términos de d de Cohen, los retrasos eran muy elevados (Figura
2), con valores entre d = -2.39 y d = -2.60.
FIGURA 2
Recuperación de los retrasos en crecimiento de niños y niñas adoptados internacionalmente, después de vivir
aproximadamente ocho años con su familia adoptiva

No se encontraron diferencias en magnitud de retraso entre los niños que


habían sido adoptados antes o después de su primer año de vida. Aproximada-
mente ocho años después de vivir con la familia adoptiva, los adoptados mostra-
ban una notable recuperación de su atraso en talla y peso. Los adoptados antes de
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su primer año lograban una recuperación total en la estatura y la recuperación en
peso no difería significativamente en función de la edad en el momento de la lle-
gada. La recuperación en el tamaño del perímetro cefálico fue también muy
notable, pero claramente menor que la recuperación en estatura y peso (ver Figu-
ra 2). En el caso del perímetro cefálico, la escasez de estudios impide llegar a con-
clusiones claras respecto al papel de la edad en el momento de la adopción. La
más incompleta recuperación del perímetro cefálico puede interpretarse en fun-
ción de la afectación temprana del cerebro y tal vez como indicador de que se
necesita más tiempo para la recuperación total, si es que se logra (Rutter, O’Con-
nor y The English and Romanian Adoptees Study Team, 2004).
Los datos de la investigación española son plenamente coincidentes con los
expuestos en el párrafo anterior, particularmente los del trabajo de Palacios et al.
(2007), en el que en torno al 35% de los adoptados internacionalmente estaban
al llegar por debajo del percentil 3 en talla, peso y perímetro cefálico y un 40%
adicional se encontraba entre el percentil 3 y el 25. Es decir, que en la parte baja
de una distribución normal, en la que esperamos encontrar el 25% de la muestra
(el primer cuartil de la distribución), entre los adoptados internacionalmente se
encontraban, al llegar a España, un 75%, lo que da idea de la magnitud y la
generalización del problema. Los datos de que informan Loizaga et al. (2009) son
claramente menos negativos, con menos del 10% de los sujetos por debajo del
percentil 3 al llegar, diferencia que los autores interpretan por la utilización de
criterios de valoración diferentes, por la mejora en las condiciones de vida en los
orfanatos de origen y por la menor edad de los adoptados en el momento de su
incorporación a la familia. Por lo que a la recuperación posterior se refiere, los
datos de las dos investigaciones coinciden plenamente con los resultados del
meta-análisis respecto a talla y peso, y los datos de Palacios et al. (2007) son ple-
namente coincidentes con los del meta-análisis respecto al perímetro cefálico (la
investigación del País Vasco y Navarra no da cuenta de este dato). El patrón bási-
co que se repite, pues, es el de una recuperación total o prácticamente total en
peso y talla, pero más limitada en perímetro cefálico (Palacios et al., en prensa).

Vinculación afectiva
En el meta-análisis sobre las investigaciones que se ocuparon del apego (Van
den Dries, Juffer, Van IJzendoorn y Bakermans-Kranenburg, 2009) se incluye-
ron 17 estudios empíricos que abarcan a más de 750 niños adoptivos con los que
se utilizó la situación del extraño (Ainsworth, Blehar, Waters y Wall, 1978) o
bien algún otro de los procedimientos observacionales habituales para valorar las
relaciones de apego en edades posteriores a la primera infancia, como el Q-sort
(Veríssimo y Salvaterra, 2006), el procedimiento de Cassidy y Marvin (1992) o el
de Crittenden (1992). Se excluyeron investigaciones que evalúan las relaciones
de apego pero en las que: 1) la muestra es clínica, 2) la relación de apego evaluada
no es con los adoptantes, sino con otra persona (por ejemplo, con profesores en la
infancia o con iguales en años posteriores), 3) la información no era suficiente
para calcular tamaños del efecto, 4) no había grupo de comparación de no adop-
tados. Esta última restricción no se aplicó en el caso de investigaciones en las que
hubiera datos normativos de la población disponibles, como ocurre, por ejemplo,
con la situación del extraño.
Los datos pusieron de manifiesto que los niños adoptados durante su primer
año de vida habían desarrollado apegos seguros en proporción similar a la de los
no adoptados; sin embargo, entre los niños adoptados después de su primer año
de vida se encontró una vinculación insegura con mayor frecuencia que entre los
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no adoptados. No se hallaron diferencias significativas entre adoptados naciona-


les e internacionales.
Otro meta-análisis (Van IJzendoorn, Schuengel y Bakermans-Kranenburg,
1999), basado en 11 estudios de adopción que abarcaban a más de 450 niños
adoptados, exploró el riesgo de apego desorganizado en niños y niñas adoptados.
El apego desorganizado es considerado el estilo de apego que comporta mayor
riesgo, considerándose un antecedente serio de posteriores problemas psicopato-
lógicos o perturbaciones conductuales. Los datos muestran que los niños adopta-
dos corren más riesgo de padecer apegos desorganizados, lo que parece ser cierto
tanto respecto a la adopción nacional como a la internacional, sea cual sea la edad
de la adopción. Hemos estimado que la presencia de apegos desorganizados
duplica en la población adoptiva lo que ocurre entre la no adoptiva (31% frente a
15%). Pero debe añadirse inmediatamente que los adoptados presentan una
impresionante recuperación, ya que la incidencia del apego desorganizado entre
los niños y niñas institucionalizados se ha estimado en un 66%. Puede, pues,
afirmarse que, en lo que al apego concierne, mientras que los adoptados presen-
tan una muy notable recuperación respecto a sus antiguos compañeros, presen-
tan también problemas mayores que sus compañeros actuales.
La investigación española no ha aportado datos que puedan ser comparados
con los anteriores. Utilizando una medida de valoración de uno de los problemas
de apego, conocido como sociabilidad indiscriminada, se observó que un 18%
de los adoptados internacionalmente presentaba a su llegada todos los indicado-
res de este tipo de problema, mientras que un 37% adicional presentaba un
número significativo de indicadores, pero no todos (Palacios et al., 2005). En un
estudio todavía en ejecución, en el que se exploran tanto la sociabilidad indiscri-
minada como el apego inhibido (conjuntamente, trastorno reactivo del apego),
se ha encontrado que el 50% de los niños de esa muestra, todos adoptados inter-
nacionalmente, presentaban altas puntuaciones de problemas de apego al llegar
a sus nuevas familias (Palacios et al., 2009), puntuaciones que, al menos en lo
que a los rasgos más preocupantes se refiere, se habían reducido muy significati-
vamente tras un promedio de tres años con la familia adoptiva. El alcance de la
recuperación está siendo estudiado en estos momentos. Por lo que se refiere a los
datos de la investigación de Loizaga et al. (2009), la comparación es más difícil,
ya que no se refieren tanto a la vinculación afectiva en sí misma, como a la expre-
sión de afecto y la reciprocidad por parte de los adoptados, aspectos ambos en los
que con el paso del tiempo se redujeron significativamente los problemas inicia-
les.

Funcionamiento intelectual, rendimiento académico, lenguaje


Los cambios tras la adopción en estos ámbitos se exploraron en otro meta-aná-
lisis (Van IJzendoorn y Juffer, 2005; Van IJzendoorn, Juffer y Klein Poelhuis,
2005). Los meta-análisis se hicieron sobre investigaciones en las que se hubieran
utilizado pruebas de CI para medir la inteligencia, o en las que constara el rendi-
miento académico según las calificaciones escolares o la valoración de profesores
y/o padres respecto a la competencia académica. En el caso de meta-análisis sobre
la evolución del lenguaje, se incluyeron investigaciones en que constara la utili-
zación de alguna prueba de valoración del lenguaje, o bien la valoración de
padres o profesores del nivel lingüístico. En relación con los problemas de apren-
dizaje, se usaron como criterios el fracaso escolar (repetición de curso) o bien la
presencia de dificultades de aprendizaje valoradas a través de las notas académi-
cas o de la participación del niño o niña en clases de educación especial.
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Por una parte, se comparó a los adoptados con sus compañeros de institución
gracias a los datos de nueve investigaciones que implicaban a más de 750 niños.
Comparados con sus antiguos compañeros institucionalizados, los niños y niñas
adoptados presentan una clara superioridad en cociente intelectual (d = 1.17) y
rendimiento académico (d = 0.55). Por otra parte, las comparaciones entre el CI
de los adoptados y el de sus compañeros actuales, basadas en 42 estudios que
implicaban a más de 6.400 niños y niñas, mostraron que no había diferencias
significativas (d = -0.13) (véase la Figura 3).
FIGURA 3
Recuperación (en comparación con anteriores compañeros) y retrasos (en comparación con compañeros
actuales) en temas relacionados con desarrollo intelectual

Respecto al rendimiento escolar y el lenguaje encontramos pequeños pero


significativos retrasos (véase la Figura 3). El retraso en rendimiento académico se
daba en niños adoptados después de su primer año de vida, pero no en los adop-
tados antes de su primer cumpleaños. También se constataron problemas de
aprendizaje específicos con más frecuencia entre los adoptados que entre sus
compañeros actuales (d = -0.55). Así, los niños adoptados acuden a educación
especial aproximadamente el doble que sus compañeros no adoptados. Y los
padres y madres adoptivos solicitan ayuda con más frecuencia respecto a proble-
mas de lengua, de cálculo y de aprendizaje en relación con sus hijos adoptivos
comparados con sus hijos biológicos.
Por lo que a los datos españoles se refiere, en el estudio de Palacios et al.
(2007) a su llegada a España, el 52% de los adoptados internacionales presenta-
ban retrasos evolutivos muy significativos, incluidos los retrasos en ámbitos
como la comunicación o la inteligencia. Respecto a su recuperación tras la adop-
ción, los mismos datos son de nuevo coherentes con los procedentes de los meta-
análisis recién citados, aunque permiten avanzar unos pasos en el análisis, debi-
do, fundamentalmente, a la frecuencia relativamente elevada en España de adop-
ciones por encima de los 4-5 años. Entre los adoptados más pequeños, se repite el
patrón encontrado en el meta-análisis: la mayor parte acaba obteniendo puntua-
ciones de desarrollo (incluido el desarrollo cognitivo) comparables a las de sus
compañeros actuales. Sin embargo, para aquellos que fueron adoptados por enci-
ma de los 4-5 años, aproximadamente la mitad acaban obteniendo puntuaciones
de CI semejantes a las de sus compañeros, mientras que en torno al 40% conti-
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núan presentando retrasos significativos tres años y medio después de su adop-


ción (Palacios et al., 2007). La otra investigación española que venimos citando
no incluyó una evaluación de la inteligencia.

Problemas de conducta
Uno de los meta-análisis más amplios tuvo como objeto de estudio los
problemas de conducta. Se basó en más de 100 estudios que abarcan a más
de 25.000 adoptados y más de 80.000 niños y niñas de grupos normativos
(Juffer y Van IJzendoorn, 2005). Se trata de investigaciones en las cuales los
autores se han servido de alguna de las técnicas diagnósticas habituales (la
más frecuente, CBCL) para determinar si existen problemas de conducta y
de qué tipo son. Se trata, sin duda, de uno de los aspectos más estudiados en
la investigación sobre adopción, lo que explica la abundancia de material
disponible.
A través del meta-análisis se pudo comprobar que los adoptados muestran
más problemas de los llamados exteriorizados o hacia afuera (por ejemplo, agre-
sión) y también más problemas interiorizados o hacia adentro (por ejemplo,
miedo o depresión), así como más problemas totales. Sin embargo, el valor de la
diferencia debe considerarse bajo (entre d = -0.16 y d = -0.24). Estos resultados
no difieren en función de que la adopción haya ocurrido antes o después del pri-
mer año de vida. Lo que este dato implica es que la gran mayoría de los adopta-
dos no presentan diferencias significativas respecto a sus compañeros actuales en
problemas de conducta, aunque hay una minoría que sí lo hace. Además, niñas y
niños adoptados son llevados con más frecuencia que los no adoptados a consul-
tas profesionales tanto médicas como psicológicas, siendo en este caso la diferen-
cia de un valor considerable (d = -0.72).
Un resultado inesperado fue que los adoptados internacionales presenta-
ban menos problemas hacia fuera, hacia dentro y totales que los adoptados
nacionales. El resultado es inesperado porque lo esperable tal vez hubiera
sido lo contrario, dado que los internacionales pueden haber pasado por
mayores privaciones, han tenido que someterse a una adaptación cultural y,
frecuentemente, tienen rasgos físicos que los distinguen de las personas que
les rodean (Juffer y Van IJzendoorn, 2005). Lo que de hecho ocurre es que
los adoptados nacionales acuden en busca de ayuda profesional cuatro veces
más que sus compañeros no adoptados, mientras que los adoptados interna-
cionales sólo lo hacen el doble.
Los datos españoles coinciden en buena parte con los anteriores. En los
estudios de Palacios y colaboradores (Palacios et al., 1996; Palacios et al.,
2007) los problemas de conducta son más frecuentes entre los adoptados
(nacional o internacionalmente) que entre los no adoptados, siendo más fre-
cuentes los exteriorizados que los interiorizados. En coincidencia con los
datos meta-analíticos, la mayor parte de los adoptados no presentan conduc-
tas problemáticas, pero el porcentaje de los que las presentan es superior al
que se da en la población general. En estos estudios no se han encontrado
diferencias significativas entre adoptados nacionales e internacionales, lo
que no coincide con los datos meta-analíticos. Los datos de Loizaga et al.
(2009) muestran también la mayor incidencia de problemas hacia fuera (par-
ticularmente en el ámbito de la convivencia) que hacia dentro (con sólo un
pequeño número con problemas que más parecen tener que ver con auto-
estima), con una clara recuperación desde el momento de la llegada. Por lo
demás, la investigación española no ha comparado la utilización de servicios
profesionales entre adoptados nacionales e internacionales.
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Recuperación de niños y niñas tras su adopción / F. Juffer et al. 13


Autoestima
Por último, se ha estudiado la autoestima de los niños adoptados en un meta-
análisis basado en 88 estudios, con mas 10.000 adoptados y más de 33.000 com-
pañeros actuales suyos (Juffer y Van IJzendoorn, 2007). Las investigaciones
incluidas se habían servido de alguno de los procedimientos habituales para la
evaluación de la auto-estima (las pruebas de Harter, Rosenberg, Coopersmith,
Pier-Harris), o bien incluían evaluaciones más generales de la personalidad (por
ejemplo, el California Q-set) en las que se identificaba una sub-escala específica
de auto-estima.
Algunas circunstancias presentes en la adopción podrían llevar a prever una
menor auto-estima en los adoptados: se trata de niños y niñas que han tenido que
hacer frente a abandono y otras formas de maltrato, que tienen que elaborar su
estatus como adoptados y que con frecuencia tienen que aceptar las diferencias
físicas respectos a sus adoptantes y al resto de sus compañeros. En el caso de la
adopción internacional, está además toda la temática del contraste cultural y de
la integración en un mundo de costumbres desconocidas (Lee, Grotevant,
Hellerstedt, Gunnar y The Minnesota International Adoption Project Team,
2006). Además, por razones que antes se han analizado, los adoptados pueden ser
físicamente menos desarrollados que sus compañeros actuales, al menos al prin-
cipio.
Sin embargo, en contra de esas expectativas, el meta-análisis mostró que no
existen diferencias significativas entre la autoestima de los adoptados y la de sus
actuales compañeros no adoptados, siendo este resultado válido igualmente en el
caso de la adopción nacional e internacional, y con niños de la misma o de dife-
rente raza que la de su entorno de adopción. Tampoco se observaron diferencias
entre los adoptados antes o después de su primer año de vida. De acuerdo con lo
que se puede concluir a partir de tres investigaciones, con unos 300 sujetos en
total, los niños adoptados tienen una auto-estima significativamente más positi-
va que sus compañeros de institución no adoptados.
Los datos españoles son otra vez plenamente coincidentes con los que se aca-
ban de resumir. La autoestima de los adoptados parece comparable a la de sus
compañeros no adoptados, ya se trate de adopción nacional o internacional, al
tiempo que es significativamente superior a la autoestima de quienes podrían
haber sido sus compañeros si hubieran permanecido en instituciones para niños
(Palacios et al., 1997). Como se ha indicado, los datos de Loizaga et al. (2009)
también han puesto de manifiesto una muy positiva evolución en esta temática,
con tan sólo un reducido número de adoptados que siguen presentando dificul-
tades tras un tiempo significativo después de su adopción.

La adopción como intervención eficaz


Como se muestra en la figura 4, los niños y las niñas adoptados logran una
impresionante recuperación en todos los aspectos del desarrollo comparados con
sus compañeros de institución no adoptados, lo que da una idea de su progreso
desde que llegaron a sus familias adoptivas. Como se observa en el gráfico, la
diferencia es claramente positiva respecto a los niños y niñas que quedaron en
instituciones (es decir, que los adoptados están claramente mejor que ellos). La
comparación con los compañeros actuales muestra que la recuperación es total en
algunos aspectos (en los que no hay diferencias, como ocurre en el caso de la
auto-estima) y muy elevada en todos los demás aspectos (en la mayor parte de los
casos en que hay diferencias significativas, el tamaño del efecto es bajo), aunque
los compañeros actuales de los adoptados tienden a presentar puntuaciones algo
mejores que las de ellos. Teniendo en cuenta la magnitud de la adversidad de
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partida para muchos de estos niños y niñas, una tan notable recuperación indica
que la adopción ha sido una intervención muy eficaz para los implicados, cuyo
destino, de no haber mediado la adopción, es de suponer que habría sido mucho
más similar al de sus compañeros anteriores que al de los actuales.
FIGURA 4
Recuperación (en comparación con antiguos compañeros) y retraso (en comparación con compañeros actua-
les) en niños y niñas adoptados en diversas áreas (Van IJzendoorn & Juffer, 2006, p. 1235)

Compañeros de institución
1,5 Compañeros actuales

0,5

-0,5

-1

-1,5

-2
Talla Apego CI Auto-estima Problemas
conducta

Discusión y conclusión
Con frecuencia se afirma que los adoptados son niños difíciles, marcados por
un pasado de privaciones y retrasos y que, además, provenientes de otra cultura y
con otra historia personal, llegan a una familia en la que tendrán que luchar por
elaborar su propia identidad y tal vez por reencontrase con sus orígenes. ¿Es
correcta esta imagen problemática de los niños adoptados? Una investigación
meta-analítica es un medio muy apropiado para ofrecer una respuesta basada en
evidencias. En el proyecto de la Universidad de Leiden de investigación meta-
analítica sobre el funcionamiento de niños y niñas adoptados esta evidencia
resultó ser suficientemente amplia, basada en más de 270 estudios empíricos y
abarcando a más de 230.000 sujetos. Los meta-análisis muestran de forma con-
vincente que los niños adoptados logran una impresionante recuperación en
todos los aspectos del desarrollo infantil en comparación con la situación de la
que provienen. La adopción se puede considerar, pues, como una intervención
eficaz que proporciona a los niños adoptados una gran ventaja respecto a lo que
podría haber sido su vida de haber continuado institucionalizados.
Al mismo tiempo, en niñas y niños adoptados se constatan retrasos o dificulta-
des cuando su desarrollo se compara con el de sus compañeros actuales, si bien
tales retrasos y dificultades tienden a ser en general relativamente pequeños en
algunas áreas (problemas de conducta) y algo más significativos en otras (proble-
mas de vinculación, rendimiento escolar, lenguaje), con algunos ámbitos (peso,
altura, inteligencia, auto-estima) en que no se encontraron diferencias significati-
vas. Las diferencias encontradas en algunos ámbitos pueden ayudar a entender por
qué las niñas y los niños adoptados son llevados con mayor frecuencia a consultas
profesionales debido a problemas psicológicos, psiquiátricos o de aprendizaje.
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Los datos de la investigación española son coincidentes, en términos genera-
les, con los anteriores. No obstante, al haber incluido en su muestra a chicos y
chicas más mayores en el momento de la adopción (y, consecuentemente, en el
momento del estudio), Palacios et al. (2007) han documentado una mayor inci-
dencia de problemas intelectuales en los adoptados más mayores, aunque tam-
bién es muy notable la proporción de estos que normalizan sus puntuaciones en
este aspecto.
La impresionante recuperación y los valores normativos prácticamente nor-
males en los adoptados que los diversos meta-analísis han puesto de manifiesto,
pueden explicarse a través de la teoría de los factores de protección y riesgo (Wer-
ner, 1993, 2000). Aunque son muchos los adoptados que antes de su adopción
han tenido experiencias traumáticas y de gran adversidad, los factores de protec-
ción que encuentran en el contexto familiar tras la adopción pueden actuar como
moderadores, amortiguando las negativas secuelas de los factores de riesgo y
favoreciendo la mejora y la recuperación. Algunos adoptados fueron capaces de
sobrevivir a circunstancias extremadamente adversas, quizá por una predisposi-
ción genética que les permitía superar graves deprivaciones (cf. deVries, 1984).
Pero están además los factores de protección que se dan en las familias adoptivas,
que invierten más esfuerzos en la crianza y educación de sus hijos (por ejemplo,
Gibson, 2009; Hamilton et al., 2007; Schwartz y Finley, 2006; Stams et al.,
2002), y que suelen poner a su disposición un ambiente que, comparado con su
experiencia institucional previa, supone un gran enriquecimiento emocional y
cognitivo ( Van IJzendoorn y Juffer, 2006).
No obstante, aunque la recuperación sea tan importante, conviene no olvidar
que la adopción no supone un “borrón y cuenta nueva” con el pasado, que no
desaparece sin más por el hecho de que la adopción se produzca. Al mismo tiem-
po que una muy notable recuperación respecto a los problemas iniciales, todos
los datos de la investigación sobre adopción tienden a converger en el hecho de
que, junto a esa impresionante recuperación, se da también una cierta continui-
dad, de manera que quienes llegaban con puntuaciones peores, incluso si las nor-
malizan, tienden a mantener posiciones más bajas posteriormente (Palacios et al.,
en prensa).
Por lo que a la edad en el momento de la adopción se refiere, entre los que fue-
ron adoptados después de su primer año de vida, encontramos que o no hay nin-
gún retraso o que los que hay son modestos, como ocurre el caso de la estatura, el
apego y el rendimiento académico. Lógicamente, como muestra la comparación
con algunos datos españoles, cuanto más aumente la edad tras la adopción, más
probable es que esos retrasos estén presentes, aunque eso no signifique que afec-
tarán inevitablemente a todos, sino sencillamente que serán más probables. Se
recomienda, por tanto, prever la posibilidad de ayudas adicionales para este
grupo de adoptados. También parece recomendable ofrecer ayuda adicional a
todas las familias adoptantes debido al riesgo mayor de apego desorganizado, de
peor rendimiento académico y de la ligera mayor incidencia de problemas de
conducta. La investigación ha mostrado la eficacia de programas breves, de tipo
educativo y haciendo uso del video-feedback (filmar y luego observar con los
padres la interacción familiar); estos programas pueden ser recomendados como
parte de los apoyos post-adopción (Juffer, Bakermans-Kranenburg y Van IJzen-
doorn, 2005, 2008).
Los padres adoptivos solicitan más a menudo apoyo para sus hijos en relación
con problemas psicológicos o de aprendizaje y los niños adoptados reciben con
más frecuencia educación especial. Estos hechos pueden interpretarse de diversas
maneras. Tal vez, como ha mostrado Warren (1992), los padres adoptivos se
sientan más inclinados a pedir ayuda, a pedirla antes y a hacerlo ante problemas
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menos graves que otros padres. Otra explicación es que si los adoptantes piden
ayuda con más frecuencia es porque hacen frente a más dificultades, y que, en
parte gracias a que buscan ayuda y la obtienen, los retrasos de los adoptados no
llegan a ser más significativos (Juffer y Van IJzendoorn, 2005).
Los niños y niñas de adopción internacional no parecen tener más riesgo que
los de adopción nacional de padecer retrasos e incluso parecen tener alguna ven-
taja sobre estos últimos en relación con los problemas de conducta, al menos en
los estudios meta-analíticos. Una posible explicación puede ser que la adopción
internacional es más visible que la adopción nacional y por tanto más difícil de
mantener oculta, lo cual facilita la comunicación sobre el estatus de adoptado, lo
que es favorable para su ajuste. Otra explicación puede ser que los niños interna-
cionales con mayor frecuencia se liberan de la pobreza o de un tabú socio-cultural
(por ejemplo, madres solteras), mientras que los niños de adopción nacional a
menudo son adoptables porque sus padres padecen problemas psiquiátricos o de
toxicomanías. En este último grupo, el riesgo genético y prenatal de problemas
podría ser mayor (Juffer y Van IJzendoorn, 2005).
En resumen, niños y niñas adoptados realizan una impresionante recupera-
ción y logran con ayuda de sus padres adoptivos superar muchos de sus atrasos.
Así, la adopción muestra la plasticidad en el desarrollo infantil y la flexibilidad
de los niños y niñas adoptados: los atrasos sufridos pueden ser del todo o en gran
medida superados con la ayuda de la familia adoptiva. Para ello, quienes adoptan
deben tener la oportunidad de disponer de ayuda adicional, así como de apoyo
profesional respecto a la crianza y educación de sus hijos. A su vez, los profesio-
nales de la adopción deben estar bien informados sobre los antecedentes y las
oportunidades de recuperación de los niños y las niñas adoptados, así como sobre
los elementos de continuidad que hacen que las huellas del pasado no desaparez-
can por completo, sino que se integran en las nuevas y positivas experiencias que
la adopción trae consigo.
No puede pasarse por alto que la metodología meta-analítica tiene enormes
ventajas, pero también algunas limitaciones. Los datos de un meta-análisis depen-
den de los estudios empíricos en que se basan, con lo que reflejan tanto sus forta-
lezas como sus debilidades. La investigación sobre adopción está dominada por
investigaciones descriptivas y correlacionales, siendo muy escasas las investiga-
ciones con grupos de control aleatorios. Los chicos y chicas a que se refieren todas
las investigaciones aquí analizadas, ¿son seleccionados para ser adoptados por
algún criterio (son los que están mejor dentro de los orfanatos, por ejemplo) o
representan una selección aleatoria que permite llegar a conclusiones más gene-
ralizables? Los datos de los escasos estudios con grupos de control aleatorios
(como en el caso del Bucharest Early Intervention Project, por ejemplo, Nelson
et al., 2007) parecen ir más en dirección de la selección aleatoria, lo que haría los
datos sin duda más representativos y válidos que si se tratara de muestras sesga-
das por sus características. Por otra parte, las investigaciones sobre adopción
tienden a ser muy heterogéneas en cuando a muestras, instrumentos de investi-
gación utilizados, grupos de comparación y análisis estadísticos. Eso implica que
los meta-análisis tienen que hacerse partiendo de una notable heterogeneidad en
la información de base. Es cierto que esto tiene la ventaja de permitir estudiar la
varianza mejor que cuando se usan estudios aislados, pero tiene el inconveniente
de que los tamaños del efecto combinados son menos precisos. Los modelos
meta-analíticos de efectos aleatorios tratan precisamente de responder a esta pro-
blemática.
Por lo demás, la limitación fundamental de los datos españoles que se han
usado como contraste y comparación nos parece radicar en su escasez. Compara-
do con el panorama internacional reflejado en los estudios meta-analíticos, la
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investigación española es aún limitada. Por otra parte, la demografía de la adop-
ción está cambiando continuamente, de manera que las edades a la llegada, los
perfiles psicológicos con que los niños se incorporan a sus nuevas familias, los
países de procedencia, etcétera, se van modificando. Serán necesarias más investi-
gaciones para determinar si los datos de las investigaciones aquí expuestos se
confirman o se modifican en la misma medida en que lo hacen los cambiantes
perfiles de quienes son adoptados.

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