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Miguel Peralta Primer Reporte de Lectura 2015-5659

El capítulo 2 del libro de Génesis es aquel que culmina con el proceso de la creación que
Dios estuvo haciendo durante siete días. En el capítulo 1, creó el Todopoderoso los cielos,
la tierra, el agua, la luz, los mares, la vegetación, y los animales. Ahora bien, inicia el
segundo capítulo con estos versículo: “Concluyéronse, pues, los cielos y la tierra y todo su
aparato, 1 y dio por concluida Dios en el séptimo día la labor que había hecho, y cesó en el
día séptimo de toda la labor que hiciera 2”. De acuerdo a mi parecer con lo expresado en la
Biblia, desde éste momento se establece que el séptimo día sería santificado y, además, dio
por concluido todo el proceso de la obra creadora, lo que resulta de mucha importancia.

Lo más importante de este capítulo es básicamente la creación del hombre, la regla


establecida y la creación de la mujer. Ambos son resaltados. Empieza primero con el
hombre, y dice la Biblia que “Entonces Yahveh Dios formó al hombre con polvo del suelo,
e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente 7” explicando
cómo lo creó. Sin embargo, también especifica cómo se preocupó por él, plantando un
jardín en Edén, y llevándolo allí. “Yahveh Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles
deleitosos a la vista y buenos para comer, y en medio del jardín, el árbol de la vida y el
árbol de la ciencia del bien y del mal9”. Es decir, Yahveh se encargó de darle al hombre
todo lo que necesitaría para poder vivir, cuidar y disfrutar de la creación que había hecho.
Incluyendo, a su vez, las reglas del juego en ese entonces. “Y Dios impuso al hombre este
mandamiento: «De cualquier árbol del jardín puedes comer, 16 mas del árbol de la ciencia
del bien y del mal no comerás, porque el día que comieres de él, morirás sin remedio. 17”.

Así pues, le dio el privilegio al hombre de nombrar todos los animales que había creado. Lo
permitió formar parte de la creación, nombrándolos. Pero no fue suficiente. Dios entendía
que el hombre sólo no debía estar. “Entonces Yahveh Dios hizo caer un profundo sueño
sobre el hombre, el cual se durmió. Y le quitó una de las costillas, rellenando el vacío con
carne.21 De la costilla que Yahveh Dios había tomado del hombre formó una mujer y la
llevó ante el hombre. 22”. Siendo esta la creación final (mencionada en el capítulo), le dio al
hombre la mujer, quien lo acompañaría y estaría con él mientras estén vivos. Le otorgó la
responsabilidad de cuidar su acompañante en la vida, con quien se volvería una sola carne.

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