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Cuando hablamos de las estrellas, nos referimos desde luego a esos puntitos brillantes que

se observan en el firmamento cuando cae la noche. En realidad son grandes esferas


luminosas compuestas de plasma. A pesar de hallarse en continua combustión, conservan
su propia forma gracias a la enorme fuerza de gravedad que generan.

La estrella que mejor conocemos es el Sol, a la cual debemos la luz natural. Sin
embargo, existen en el universo observable miles de millones de estrellas, aparentemente
dispersas pero formando a su vez galaxias, orbitando un gran centro común de gravedad.

A pesar de que todas emiten distintos tipos de luz y de calor, apenas un pequeño porcentaje
pueden ser captadas por el ojo humano, incluso con la ayuda de un telescopio. Alrededor de
muchas de ellas también giran, como ocurre en nuestro Sistema solar, astros opacos
como planetas, meteoritos o cometas, enganchados en su enorme gravedad.

La humanidad ha observado las estrellas desde tiempos muy remotos, y ha querido ver en
ellas formas, mensajes ocultos o evidencias de sus dioses. Tanto así que las estrellas en el
firmamento se han nombrado según la formación de figuras mitológicas
llamadas constelaciones.K

Desde la antigüedad han servido para la elaboración de los primeros calendarios, así


como para la cartografía y la navegación. En tiempos mucho más cercanos, la
observación astronómica ha comprendido mucho más sobre ellas, clasificándolas y
aprendiendo sobre sus destinos, su constitución y sus diversas formas de emitir energ

Fuente: https://concepto.de/estrellas/#ixzz7kqen8sBJ

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