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INTRODUCCION Vida de Antonio Machado. «Campos de Castilla»... BIBLIOGRAFIA................ Prélogo de Antonio Machado... CAMPOS DE CASTILLA A orillas del Duero. . Por tierras de Espaiia. . El hospicio. .... EI Dios ibero “ Orillas del Duero. Las encinas. . . En abril, las aguas mil Unloco.......... Fantasia iconografica. . Un criminal. ..... Amanecer en otofio. En tren. . i Noche de verano. Pascua de Resurreccién. Campos de Soria... . La tierra de Alvargonzalez Aun olmo seco..... Recuerdos....... Al maestro Azorin por su libro Castilla. Caminos........:ssseeseeeeeeees Sefior, ya me arrancaste lo que yo mas queria. Dice la esperanza: un dia. Alla, en las tierras altas. Sofié que tii me Ilevabas. Una noche de verano........ Al borrarse la nieve, se alejaron En estos campos de la tierra mia. A José Maria Palacio Otro viaje... Poema de un dia. Meditaciones rurales. Noviembre 1913 La saeta. 0 Del pasado efimero. Los olivos. Llanto de las virtudes don Guido La mujer manchega. . El mafiana efimero. . Proverbios y cantare: Parabolas Mi bufon. y coplas por la muerte de ELOGIOS A don Francisco Giner Al joven meditador Jo: A Xavier Valcarce. Mariposa de la Sierra Desde mi rincén.. , Una Espajia joven, Espajfia, en paz eeenne . Esta leyenda en sabio romance camp Al maestro Rubén Dario...... A la muerte de Rubén Dario. . A Narciso Alonso Cortés, poeta de Mis poetas..............,.. A don Miguel de Unamuno. A Juan Ramén Jiménez. . . 5 Castilla . Mh M1 112 114 116 118 124 125 126 128 132 135 137 139 153 158 159 161 162 164 165 169 171 174 175 176 177 179 180 182 Vida de Antonio Machado En un apunte autobiografico recuerda Antonio Machado la casa donde nacié: «Naci en Sevilla una noche de julio de 1875, en el célebre palacio de las Dueifias, sito en la calle del mismo nombre.» Hay que aclarar que la familia Machado habitaba una de las casas que formaban parte del palacio, cuyos duefios, los duques de Alba, las tenian alquiladas a familias modestas. El padre del poeta, Antonio Machado Ivarez, era un notable folklorista que consagré muchas horas de su vida a coleccionar cantares po- pulares andaluces. Hombre de ideas liberales, amigo de Joaquin Costa y de don Francisco Giner, se habia casado en 1873 con Ana Ruiz, hija de un confitero de Triana, y de ese matrimonio nacieron varios hijos, siendo el segundo de ellos Antonio, quien muchos afios después, ya poeta, evocaria a su padre en estos versos: Esta luz de Sevilla... Es el palacio donde naci, con su rumor de fuente. Mi padre, en su despacho —la alta frente, la breve mosca, y el bigote lacio—. _ Mi padre aiin joven. Lee, escribe, hojea sus libros y medita. Se levanta; va hacia la puerta del jardin. Pasea. A veces habla solo, a veces canta. Siempre recordaria Antonio aquella amplia casa sevillana, con su huerto o jardin, su fuente dormida, Sus arboles frutales —un naranjo, un limonero— y W las macetas de yerbabuena y albahaca que cuidaba su madre. En los versos de su poema Retrato evocé el poeta aquellos recuerdos infantiles: Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, y un huerto claro donde madura el limonero... Alli aprendié a leer en el Romancero general com- pilado por su tio abuelo don Agustin Duran, que reedito su padre en la Biblioteca de Tradiciones Po- pulares. Pero estos recuerdos sevillanos s6lo reviven su infancia, porque a los ocho afios su familia se traslada a Madrid, donde Antonio ingres6 como alumno en la Institucién Libre de Ensefianza. A los profesores de la Institucion, especialmente a don Francisco Giner y a don Manuel Bartolomé Cossio, guardaria siempre «vivo afecto y profunda gratitud». La familia se ha instalado en un espacioso piso de la calle de Claudio Coello. Antonio y su hermano Manuel estudian juntos, leen a Bécquer, a Dickens, a Shakespeare... y aprenden de memoria versos del Romancero. Pronto nace en él la aficién al teatro junto con una incipiente vocacién literaria. Sus pri- meros trabajos en prosa los publica, con seudénimo, en el periddico La Caricatura, que dirigia un poeta y periodista, Enrique Paradas, amigo de los dos hermanos. Junto con su inseparable hermano Manuel y dos jévenes amigos, Ricardo Calvo —hijo del actor Rafael Calvo— y Antonio de Zayas, poetas ambos —y el primero futuro actor—, solia Machado acudir a las representaciones de nuestros clasicos que daban sus idolos teatrales, que eran entonces Antonio Vico y Rafael Calvo. Pero también acudian los cuatro amigos a los tablaos flamencos, como el del café de la Marina, o a la tertulia literaria del café Fornos; y a ver torear al Guerra, a Bombita © a Reverte, Fueron ajfios felices de bohemia madrilefia, de apren- dizaje de la vida, para nuestro futuro poeta. Pero esa 12 bohemia no podia durar much padre, en 1893, y la del abuelo, caters ae! Universidad Ceniral, en 1896, la’ situacion de fp milia Machado casi lleg6 a rondar la pobrera, Anos, y Manuel deciden trabajar en serio, y en 1899 con, sigue Manuel un empleo de traductor en Paris en la casa Garnier. En marzo ya esta en la capital fran. cesa, y en junio le sigue Antonio. Ambos se hospedan en el hotel Medicis —que en otro tiempo habité Verlaine—, en pleno Barrio Latino. «Paris —recor- dara mas tarde nuestro poeta— era todavia la ciudad del “affaire Dreyfus” en politica, del simbolismo en poesia, del impresionismo en pintura, del escepti- cismo elegante en critica. Conoci personalmente a Oscar Wilde y a Jean Moreas. La gran figura lite- raria, el gran consagrado, era Anatole France.» Aparte el trabajo en la casa Garnier y la frecuentaci6n de las tertulias literarias en los cafés de Paris, Antonio y Manuel no descuidaban su obra. Antonio tra- bajaba en su primer libro, Soledades, y Manuel er el primero suyo, Alma. Ambos leyeron sus poe- mas a Enrique Gomez Carrillo, quien, critico de gusto, reconocié la calidad de la poesia de los dos hermanos. Terminado el verano del ultimo afio del siglo, Antonio sintié la nostalgia de Madrid y decic re- gresar a la villa y corte. En Madrid encontré a sus viejos amigos Ricardo Calvo y Antonio de Zayas, ¢ inicié nuevas amistades: Villaespesa, Valle-Inclan; Azorin, Juan Ramén Jiménez, que lego a Madrid en abril de 1900, «para luchar por el modernismo». Rubén era ya el idolo de los jovenes poetas espafioles, y Antonio, uno de esos jovene: § que admiraban al autor de Azul y Prosas profanas. Cuando aa las primeras revistas modernistas, Electra (190 ), He- lios (1902), dirigida esta iltima por Juan Eamon Jiménez, uno de sus colaboradores sera Antonio Machado. 13 En 1902 tiene lugar un segundo viaje de Antonio Paris, para ocupar un puesto de funcionario en a Paris, Pp é el consulado de Guatemala, cargo que le habia conseguido Enrique Gomez Carrillo, a la sazén consul de su pais. Fue en este segundo viaje cuando Antonio conocié a Rubén Dario, a quien le ley los poemas de Soledades. Rubén no ocult6 la impresion favorable que le causaron, elogiandolos con su adjetivo favorito: «jadmirable!». Desde entonces, mostr6 siem- pre Dario admiracion y afecto por Antonio Machado, para quien escribié la insuperable Oracién por An- tonio Machado, que va al frente de las Poesias com- pletas de éste. Esta segunda estancia de Antonio en Paris fue ain mas breve que la primera. Pronto esta de nuevo en Madrid, preparando la edicién de su primer libro, Soledades, que aparece a fines de enero de 1903, formando parte de la coleccién de la Revista Ibérica. El libro fue recibido con elogio por la critica, y Juan Ramon Jiménez le consagré un encendido articulo en el periddico El Pais. Pero como de poesia no se vive, el poeta decide hacer unas oposiciones a catedras de Instituto de Lengua Francesa, aprovechando su conocimiento del francés, y obtiene la vacante del Instituto de Soria, adonde llega en mayo de 1906. La vieja ciudad castellana da un rumbo nuevo a su vida: «Cinco afios en la tierra de Soria —confesara alli pone wo para mi sagrada —alli me casé; mmis ojos ami esposa, a quien adoraba—, orientaron En elec, 7 corazén hacia lo esencial castellano.» de 1909, i on tres afios de Ilegar a Soria, en julio fine sortanite ado se casa con Leonor Izquierdo, a pension ee afios, hija de los duefios de verano en gers le vive. Los recién casados pasan el curso regresan lorte, y antes de comenzar el nuevo joven espox. a su hogar. El poeta es feliz con su Termina un nd consagra muchas horas a la poesia. uevo libro, Campos de Castilla, que 14 entrega a Gregorio Martinez Sierra para su editorial Renacimiento, y en 1910 consigue de la Junta para Ampliacion de Estudios una pensién de 250 pesetas mensuales Para ampliar estudios de filologia francesa en Paris, acompafiado de su mujer. Asiste el poeta a los cursos de Bédier y de Bergson en la Sorbona, y goza ensefiando a su mujer los muchos atractivos de la capital. Pero esta dicha se interrumpe tragicamente. El 14 de julio, en que Paris entero se echa a la calle para celebrar su fiesta nacional, Leonor sufre, ines- peradamente, un ataque de hemoptisis. Machado la conduce rapidamente a una Maison de Santé del Faubourg Saint-Denis, cuyos médicos —que han diagnosticado tuberculosis grave—, le aconsejan que Heve a su mujer a Soria, cuyo clima puro y alto con- venia mejor a la enferma que el aire viciado y hi- medo de Paris. Y como atin no ha recibido el dinero de la pensién y el poeta no tiene para el viaje, es su amigo Rubén Dario, a quien Machado pide ayuda, quien le presta el dinero necesario. En Soria, Machado se convierte en enfermero de su mujer, cuya salud es lo unico que le Preocupa. Tras una aparente mejoria, Leonor vuelve a agravarse, pero antes de morir, aun tiene un momento de alegria al recibir de manos de Antonio el primer ejemplar de Campos de Castilla. Pocos dias después, el 1 de agosto, muere Leonor en brazos del poeta. La muerte de su esposa hunde a Machado en un dolor tan hondo que el éxito de Campos de Castilla —cuya publicacion es recibida con entusiasmo por la critica madrilefia, Ortega y Azorin al frente— no logra atenuar. En algtin momento pensé suicidarse, segin le confiesa en una carta a Juan Ramon: «Cuando perdi a mi mujer pensé pegarme un tiro. El éxito de mi mero me salvé, y no por vanidad, ibien lo, sabe Dios!, sino porque pensé que si habia en mi una fuerza til, no tenia derecho a aniquilarla.» Y en otra carta, ésta a su admirado Unamuno: «La muerte de mi 15 mujer dejo mi espiritu desgarrado. Mi mujer era una criatura angelical, segada por la muerte cruelmente. Yo tenia adoracién por ella; pero por sobre el amor esta la picdad. Yo hubiera preferido mil veces mo- rirme a verla morir, hubiera dado mil vidas por la suya. No creo que haya nada de extraordinario en este sentimiento mio. Algo inmortal hay en Nosotros que quisiera morir con lo que muere. Tal vez por esto viniera Dios al mundo. Pensando en esto me consuclo algo. Tengo a veces esperanza. Una fe negativa es también absurda. Sin embargo, el golpe fue terrible y no creo haberme repuesto. Mientras luché a su lado contra lo irremediable me sostenia mi conciencia de sufrir mucho mas que ella, pues ella, al fin, no pensé nunca en morirse y su enfermedad no era dolorosa. En fin, hoy vive en mi mas que nunca y algunas veces creo firmemente que la he de reco- brar. Paciencia y humildad.» Huyendo del paisaje de Soria, donde fue tan feliz, pero que, muerta su esposa, aviva su dolor al recor- darle tantos momentos dichosos junto a ella, solicita Machado un traslado a otro Instituto, y le conceden la vacante del de Baeza, por Real Orden del 15 de octubre de 1912. Ya el curso empezado, llega Ma- chado a Baeza para tomar posesion el | de noviembre. En ese poblachén andaluz y moruno al que Ilaman —dice el poeta en carta a Unamuno— «la Salamanca andaluza», va a vivir seis largos afios, en los que, quiza para olvidar su tragedia, se entrega a las lec- turas filosdficas, y comienza a estudiar Filosofia y Letras, acudiendo a Madrid cada afio para examinarse. Su vida en Baeza transcurre monétona entre paseos y lecturas, el trabajo del Instituto y la tarea Cub Sus aficiones de entonces, segiin confiesa él ie en un esquema autobiografico fechado en Sie en 1917, son «pasear y leer». Pero también nacre a la poesia, y escribe una serie de conor ae poemas recordando a su amada muerta y 4 16 trafiable Soria. Leonor y el paisaje soriano estan ya inseparablemente unidos en su coraz6n, y juntos aparecen en esos poemas. Mantiene también una intensa correspondencia con Unamuno, y hace al- gunas excursiones, a las fuentes del Guadalquivir y a varias ciudades y pueblos andaluces, Sanlucar de Barrameda entre ellos. En 1917, un grupo de estu- diantes granadinos Ilegan a Baeza en viaje de estudios, acompaiiados de su profesor, don Martin Dominguez Berruete. Uno de ellos se acerca a Machado y charla con entusiasmo de poesia y de musica. Se llama ese desconocido joven Federico Garcia Lorca, que ya conocia y amaba la poesia de don Antonio. Ese mismo afio es el de la consagracion de Antonio Machado como poeta. En él se publican dos libros suyos: Poesias escogidas, editadas por Calleja, y un volumen de sus primeras Poesias completas, que edita la Residencia de Estudiantes en la coleccién literaria que dirige Juan Ramon Jiménez. Pero a Machado no le gusta el ambiente chato de Baeza, ciudad analfabeta en la que no encuentra «un atomo de religiosidad», pese a ser mas levitica que otras. En enero de 1915 le habia escrito a Juan Ramon Jiménez: «Yo sigo en este poblacho trabajando lo que puedo; pero en verdad deseoso de volver a Madrid. Llevo ocho afios de destierro y ya me pesa esta vida provinciana en que acaba uno por devorarse a si mismo. Muchas veces pienso en abandonar mi ca- tedra e irme a vivir de la pluma. Pero esto seria la miseria otra vez.» Su ilusibn es también ir a Sala- manca, al lado de Unamuno, que le ha anunciado una vacante en el Instituto salmantino. Pero la vacante no se produce, y atin ha de esperar varios afios hasta conseguir, en 1919, el ansiado traslado. Pero éste no es a Salamanca sino a Segovia, a cuyo Instituto se incorpora en noviembre de ese afio. Su vida en Segovia es tan mondtona como la de Baeza, pero tiene la ventaja del viaje semanal a Madrid, 7 donde pasa con su familia todos los fines de semana, y vuelve a encontrar a sus vicjos amigos, Ricardo Calvo, Antonio de Zayas, Juan Ramén Jiménez... Poco a poco se va aclimatando a la tranquila vida segoviana, y logra un circulo de amigos: don Blas Zambrano; el escultor Emiliano Barral, que le hard un busto; los profesores del Instituto, Manuel Car- denal y Mariano Quintanilla... Con ellos funda la Universidad Popular, en la que pronuncia alguna conferencia y da clases gratuitas de francés. En 1924 publica un nuevo libro, Nuevas canciones, en el que retine su labor poética desde 1917. En 1926 aparecen en la Revista de Occidente los primeros poemas de su Cancionero apécrifo de Abel Martin, y al afio si- guiente es elegido miembro de ntimero de la Real Academia Espafiola, Ese mismo aiio, o el siguiente, viene un nuevo amor a inquietar, cuando menos lo esperaba, su coraz6n solitario. Como el mismo poeta nos dice en unos verso: Nel mezzo del cammin paséme el pecho la flecha de un amor intempestivo. Que tuvo en el camino largo acecho mostréme en lo certero el rayo vivo. La personalidad de este nuevo amor de Machado permanece alin en una discreta penumbra. Pero algo sabemos de ella por las cartas que le dirigio el poeta y que publicé —por desgracia, incompletas— Concha Espina en su libro De Antonio Machado a su grande ¥ secreto amor. Sabemos que esa amada, destinataria de las cartas del poeta, es la misma Guiomar de sus bellas Canciones a Guiomar, que aparecieron en la Revista de Occidente, en septiembre de 1929. Y por las mismas cartas deducimos que Guiomar era una mujer culta y sensible, ademas de bellisima. Pero Guiomar era casada, y ese amor hubo de mantenerse secreto. 18 La proclamacién de la Republica en Espaiia, en 1931, sorprendié al poeta en Segovia. «Fuimos unos cuantos republicanos platénicos —escribe a Guio- mar— los encargados de mantener el orden y ejercer el gobierno interino de la ciudad. He aqui toda la inter- vencién de tu poeta en el nuevo régimen, del cual he de permanecer tan alejado como del viejo.» Pero el cambio de régimen trajo una novedad agradable para Machado. Sus amigos, ahora influyentes en el Gobierno, consiguieron su traslado a un Instituto en Madrid: el Calderén de la Barca, al que se incor- pora en el mes de octubre. El poeta vuelve a su an- tiguo hogar, donde vive con su madre y hermanos. Su vida en Madrid en esos afios republicanos fue tan monotona como la que solia llevar en provincias: paseos y tertulias —con sus inseparables hermanos Manuel y José—, las clases del Instituto, la labor de colaboracioén con Manuel para el teatro, y de cuando en cuando los encuentros con Guiomar en- dulzando esa monotonia... En 1933 publica la terce- ra edicion de sus Poesias completas, y al afio siguiente aparecen en el Diario de Madrid las primeras prosas de su Juan de Mairena, donde esta lo esencial de su pensamiento filosfico y critico. El libro aparece, editado por Espasa Calpe, poco tiempo antes de estallar el levantamiento militar del 18 de julio, que soreprende a Machado en su casa de Madrid. El poeta, fiel a una tradicion familiar de republicanis- mo, se adhiere a la causa de la Republica. En no- viembre de 1936 es evacuado con su familia a Va- lencia, y al poco tiempo se instala en una casa con jardin —Villa Amparo— del pueblecito de Ro- cafort, cercano a la ciudad. Alli pasa todo el afio 1937, y aunque se siente enfermo y muy en- vejecido, escribe mucho —poesia y prosa— para las revistas y periddicos de la zona republicana. Ese afio se publica en Madrid su ultimo libro, La guerra, ilustrado por su hermano José. Las preocu- 19 paciones de la guerra no le impiden recordar a Guio- mar, de la que sdlo sabe que se encuentra con su familia en Estoril. Presiente que la guerra ha aca- bado con ese amor —su amor tardio—, y escribe este soneto: De mar a mar entre los dos la guerra, mas honda que la mar. En mi parterre miro a la mar que el horizonte cierra. Ta, asomada, Guiomar, a un finisterre, miras hacia otra mar, la mar de Espafia que Camoens cantara, tenebrosa. Acaso a ti mi ausencia te acompaifia. A mi me duele tu recuerdo, diosa. La guerra dio al amor el tajo fuerte. Y es la total angustia de la muerte, con la sombra infecunda de la llama y la sofiada miel de amor tardio y la flor imposible de la rama que ha sentido del hacha el corte frio. En abril de 1938, ante el avance del ejército nacio- nalista, Machado y su familia son evacuados a Bar- celona. El fin de la guerra se acerca, y en enero de 1939, perdida casi la guerra para la Republica, el poeta, muy debilitadas ya sus fuerzas, abandona Barcelona con su anciana madre, y tras un penoso viaje hasta la frontera, logra cruzarla, instalandose en el pueblecits marinero de Colliure, donde se alojé con su familia en el hotel «Bougnol-Quintana». En ese modesto hotel pasd Antonio Machado sus Ultimos dias, con el corazén lacerado, mas que por la enfermedad, por el dolor de haber perdido @ Espafia. El 18 de febrero su enfermedad del corazon se complicd con una gastroenteritis, y el 22 dejo de existir en su habitacion del hotel «Quintana». Tres dias después, moria su madre, dofia Ana, cuyos rH yacen, junto a los del poeta, en el humilde cementer! de Colliure. 20 «Campos de Castilla» (' Aparicién del libro. La primera edicién En junio de 1912 aparece en la editorial madri- lefia Renacimiento, que dirige Gregorio Martinez Sierra, la primera edicién de Campos de Castilla, por cuyo manuscrito cobr6 su autor la médica suma de 250 pesetas. Es una edicién sobria y modesta, yen la cubierta leva un dibujo representando un paisaje otofial de arboles y nubes. Contiene esta edicion cincuenta y cuatro poemas que se distribuyen asi: nueve poemas iniciales, nueve poemas bajo el titulo Campos de Soria (que constituyen en realidad un solo poema, que Ileva el mimero CXIII en las Poesias completas), el extenso romance La tierra de Alvar- gonzalez, veintinueve poemitas breves agrupados bajo el titulo Proverbios y cantares (que asimismo forman un solo poema, el CXXXI, en Poesias completas), cuatro poemas sueltos —con los titulos Humorada, Consejos, Profesién de fe y Mi bufén—, finalmente dos elogios: a don Miguel de Unamuno, y a Juan Ramon Jiménez por su libro Arias tristes. Contiene, ademas, el libro, dos dedicatorias: una al pintor Julio Romero de Torres, en el poema Amanecer de otono, y otra a Juan Ramon Jiménez, en La tierra de Alvargonzdlez. Algunos de los poemas de esta pri- mera edicién los habia publicado Machado anterior- mente en diversos periddicos y revistas, como La Lectura, de Madrid, y en El Porvenir castellano y Tierra soriana, de Soria. Después de publicado el libro, ya el poeta instalado en Baeza, siguid escribiendo poemas que fue incor- porando a Campos de Castilla, en las sucesivas ediciones de sus Poesias completas, donde, bajo el titulo de Campos de Castilla, figuran las fechas 1907- 1917. De este modo el libro fue enriqueciéndose nota- 21 paciones de la guerra no le impiden recordar a Guio- mar, de la que sdlo sabe que se encuentra con sy familia en Estoril. Presiente que la guerra ha aca- bado con ese amor —su amor tardio—, y escribe este soneto: De mar a mar entre los dos la guerra, mas honda que la mar. En mi parterre miro a la mar que el horizonte cierra. Tu, asomada, Guiomar, a un finisterre, miras hacia otra mar, la mar de Espafia que Camoens cantara, tenebrosa. Acaso a ti mi ausencia te acompaiia. ‘A mi me duele tu recuerdo, diosa. La guerra dio al amor el tajo fuerte. Y es la total angustia de la muerte, con la sombra infecunda de la llama y la sofiada miel de amor tardio y la flor imposible de la rama que ha sentido del hacha el corte frio. En abril de 1938, ante el avance del ejército nacio- nalista, Machado y su familia son evacuados a Bar- celona. El fin de la guerra se acerca, y en enero de 1939, perdida casi la guerra para la Republica, el poeta, muy debilitadas ya sus fuerzas, abandona Barcelona con su anciana madre, y tras un penoso viaje hasta la frontera, logra cruzarla, instalandose en el pueblecité marinero de Colliure, donde se alojé con su familia en el hotel «Bougnol-Quintana». En ese modesto hotel pasé Antonio Machado sus Ultimos dias, con el coraz6n lacerado, mas que por la enfermedad, por el dolor de haber perdido a Espafia. El 18 de febrero su enfermedad del corazon se complicé con una gastroenteritis, y el 22 dejo de existir en su habitacién del hotel «Quintana». Tres dias después, moria su madre, dofia Ana, cuyos restos yacen, junto a los del poeta, en el humilde cementerio de Colliure. 20 «Campos de Castilla» (' t UEC Aparicién del libro. La primera edicién En junio de 1912 aparece en la editorial madri- lefia Renacimiento, que dirige Gregorio Martinez Sierra, la primera edici6n de Campos de Castilla, por cuyo manuscrito cobr6 su autor la médica suma de 250 pesetas. Es una edicién sobria y modesta, y en la cubierta lleva un dibujo representando un paisaje otofial de arboles y nubes. Contiene esta edicién cincuenta y cuatro poemas que se distribuyen asi: nueve poemas iniciales, nueve poemas bajo el titulo Campos de Soria (que constituyen en realidad un solo poema, que Ileva el namero CXIII en las Poesias completas), el extenso romance La tierra de Alvar- gonzalez, veintinueve poemitas breves agrupados bajo el titulo Proverbios y cantares (que asimismo forman un solo poema, el CXXXI, en Poesias completas), cuatro poemas sueltos —con los titulos Humorada, Consejos, Profesién de fe y Mi bufon—, finalmente dos elogios: a don Miguel de Unamuno, y a Juan Ramén Jiménez por su libro Arias tristes. Contiene, ademas, el libro, dos dedicatorias: una al pintor Julio Romero de Torres, en el poema Amanecer de otono, y otra a Juan Ramon Jiménez, en La tierra de Alvargonzdlez. Algunos de los poemas de esta pri- mera edicién los habia publicado Machado anterior- mente en diversos periddicos y revistas, como La Lectura, de Madrid, y en El Porvenir castellano y Tierra soriana, de Soria. : Después de publicado el libro, ya el poeta instalado en Baeza, siguio escribiendo poemas que fue incor- Porando a Campos de Castilla, en las sucesivas ediciones de sus Poesias completas, donde, bajo el titulo de Campos de Castilla, figuran las fechas 1907- 1917. De este modo el libro fue enriqueciéndose nota- 21 blemente, y pas6 de las cincuenta y cuatro poesias de la primera edicién de 1912, a las ciento veintitrés que se incluyen en las Poesias completas. Los Pro- verbios y cantares, que en la primera edicién eran veintinueve, aumentaron a cincuenta y tres en las Poesias completas: Y asimismo los Elogios, que eran s6lo dos en la edicién de 1912, pasan a ser doce en las nuevas ediciones. Pero el espiritu y la honda verdad poética de Ma- chado estan ya en esa primera edicién, tan sobria sencilla. Su visién severa y noventayochista de los campos y el paisaje de Castilla —campos de Soria, orillas del Duero— traia un acento nuevo, austero, a la poesia espafiola, que impresioné a lectores de la calidad de Unamuno, Ortega y Azorin. Unamuno escribid al poeta felicitandole y anuncidndole que hablaria del libro en La Nacién, de Buenos Aires. Azorin le consagré un bello articulo en ABC, y Ortega le dedicé un comentario en Los Lunes de El Imparcial, viendo en Campos de Castilla el comienzo de «una novisima poesia, ya superada la retorica modernista». Los poemas de Machado —escribe Ortega— son «lo mas fuerte que se ha compuesto muchos afios hace sobre los campos de Castilla», «Campos de Castilla» en la evolucién de la poesia de Machado (Qué representa Campos de Castilla en la evolucién de la poesia machadiana? Recordemos las fechas en que Machado sitia los poemas de este libro: 1907- 1917, Anteriormente, Machado ha publicado sola- mente dos libros, 9 mas propiamente uno solo, Soledades, que aparece en 1903, ya que Soledades, galerias y otros Poemas, que se publica en 1907, 00 ¢s, en realidad, sino una segunda edicion aumentada del primero. El Machado de Soledades (1903) es un 22 Machado con influencias simbolistas y modernistas, aunque ya con un acento personal, de un intimismo trémulo y espiritualmente rico. En la época de ese primer libro suyo pensaba Machado que la poesia «no era la palabra por su valor fonico, ni el color, ni la linea, ni un complejo de sensaciones —alude aqui Machado claramente al modernismo—, sino una honda palpitacion del espiritu; lo que pone el alma, si es que algo pone, o lo que dice, si es que algo dice, con su voz propia, en respuesta animada al contacto del mundo». Pero ese intimismo, esa poesia vertida hacia dentro, tejida en gran parte de suefios y re- cuerdos —galerias del alma, fanales misteriosamente iluminados por el amor y la esperanza—, iran poco a poco cediendo en Machado a otra poesia mas objetiva y realista, que ha de encontrar su cauce en Campos de Castilla. (Qué motivd esta evolucién esencial de la lirica machadiana? En primer lugar, la estancia en Soria, el contacto con el campo y el paisaje castellanos, in- fluyen profundamente en el poeta. En 1917 nos con- fiesa Machado: «Cinco ajios en la tierra de Soria, hoy para mi sagrada —alli me casé; alli perdi a mi €sposa, a quien adoraba—, orientaron mis ojos y mi corazon hacia lo esencial castellano.» En efecto, el poeta, en contacto diario con la tierra y el paisaje de Castilla, empapa su alma de ellos, hasta identi- ficarse con su materia y su espiritu, y necesita can- tarlos en sus poemas. Su poesia tiende ahora, pues, a ser descriptiva y realista. Machado no dejé de re- ferirse a esa evolucién de su lirica. En 1917 declara su orientacién hacia una poesia objetiva, incluso &pica: «Pensé —escribe en el prologo a sus Poesias completas— que la mision del poeta es inventar nuevos poemas de lo eterno humano, historias ani- madas que, siendo suyas, viviesen, no obstante, por si mismas, Me parecié el romance la suprema expre- sin de la poesia y quise escribir un nuevo Romancero. 23 Aeste proposito responde La tierra de Alvargonzélez. Pero la experiencia no debié de satisfacerle del todo puesto que no volvié a intentarla nunca. im Castilla y Andalucia La mayor parte de los poemas de Campos de Castilla estan escritos en Soria de 1906 a 1912. Pero a partir de este ultimo afio, en que muere Leonor, y Machado se incorpora a su nuevo destino en Baeza, muchos poemas estan fechados en esa ciudad an- daluza, y en otros pueblos de Cordoba o Jaén!. La linea divisoria entre poemas castellanos y andaluces la marca el poema Recuerdos, fechado en el tren, en abril de 19132, camino de Baeza. Es un entrajfiable adiés a su amada tierra soriana: iAdiés, tierra de Soria; adids el alto llano cercado de colinas y crestas militares, alcores y roquedas del yermo castellano, fantasmas de robledos y sombras de encinares! En la desesperanza y en la melancolia de tu recuerdo, Soria, mi coraz6n se abreva. Tierra de alma, toda, hacia la tierra mia, por los floridos valles, mi coraz6n te lleva. En los primeros tiempos de su estancia en Baeza, el recuerdo de Soria y sus campos, ligado al de Leonor, Ilena atin el corazon de Machado, inspl- randole una serie de poemas conmovedores. muerte de Leonor es evocada en un breve romance, Una noche de verano, de un patetismo punzante 1 Nos referimos a la edicién aumentada de Campos de Castilla tal como figura en las Poesias completas, y en nuestra edici@® 2 Asi esté fechado en la edicion de Poesias completas 4°17" aunque en las ediciones posteriores aparece la fecha de 1917 24 por la misma sencillez del poema. Allé en las tie- rras altas y Sofé que tu me llevabas son otros breves y bellos poemas en que el recuerdo conmovido de Leonor esta presente. Y en otro, aiin més breve. Machado exhala toda su tristeza en cuatro versos desesperados: Sefior, ya me arrancaste lo que yo mas queria. Oye otra vez, Dios mio, mi corazén clamar. Tu voluntad se hizo, Sefior, contra la mia. Sefior, ya estamos solos mi corazon y el mar. El encuentro con su tierra andaluza le inspira tam- bién algunos jugosos poemas, tales como Caminos y Los olivos. Pero tiene razon Damaso Alonso cuando observa que Machado ya no es capaz de cantar el campo andaluz con la belleza y hondura con que ha cantado el de Castilla. Es mas, algunos de los me- jores poemas que Machado escribe en Baeza estan escritos sofiando con las tierras de Soria, en las que tan feliz fue junto a su amada. Tal, por ejemplo, el que escribe 4 José Maria Palacio4. Yes que, como el mismo Machado confiesa en otro poema: En estos campos de la tierra mia, y extranjero en los campos de mi tierra —yo tuve patria donde corre el Duero por entre grises pefias y fantasmas de viejos encinares, alld en Castilla, mistica y guerrera, Castilla la gentil, humilde y brava, Castilla del desdén y de la fuerza...— en estos campos de mi Andalucia, _ joh, tierra en que naci!, cantar quisiera... Gredos, Madrid, 1962. el libro de Vicente Guadarrama, 3 En su libro Cuatro poetas espaiioles, 4 Véase un fino andlisis de este poema en el Gaos, Temas y problemas de literatura espanola, Madrid, 1959, 25 Y en uno de sus mejores sonetos: Mi corazén esta donde ha nacido no a la vida, al amor, cerca del Duero... {EI muro blanco y el ciprés erguido! El tema de Espaiia La evolucién hacia una poesia menos subjetiva e intima, mas abierta a un realismo temporalista, se muestra también, a partir de 1913, en la inclinacion a cantar los temas de la patria: el destino de Espafia. Aludiendo a la tematica de Campos de Castilla, nos dice Machado en 1917: «A una preocupacién pa- triética responden muchas de sus composiciones; otras, al simple amor de la Naturaleza, que en mi supera infinitamente al del arte. Por Ultimo, algunas rimas revelan las muchas horas de mi vida gastadas —alguien dira: perdidas— en meditar sobre los enigmas del hombre y del mundo.» Cierto que esa preocupacién patridtica por el destino de Espaiia la comparte Machado con otras grandes figuras de la generacion del 98 —Unamuno, Valle-Inclan, Azo- rin—, pero acaso nadie como él ha sabido cantar el tema con versos tan hondos. Al igual que Unamuno, vio pronto Machado en las tierras de Espafia la «sombra errante de Cain»: ..un trozo de planeta por donde cruza errante la sombra de Cain. (Por tierras de Espaia) Y en algunos poemas —sobre todo en El mafana efimero— nos da Machado una imagen de la Espafia inferior, torpe y rutinaria, de espaldas al futuro. Una Espafia que Machado desdefia. Pero junto a es Espafia inferior; Machado supo cantar una Espafia Sofiada, una Espafia futura: 26 Mas otra Espaiia nace, la Espafia del cincel y de la maza, con esa eterna juventud que se hace del pasado macizo de la raza. (El maiiana efimero) El drama de Espajia, la lucha entre la Espafia que muere y la que nace, sangra en algunos de los poemas que Machado incluye en la serie de sus Elogios, ultima parte de Campos de Castilla, sobre todo en el poema-homenaje al libro Castilla, de Azorin. Hay en este poema, junto a una hermosa evocacién nostal- gica de Castilla y su paisaje, una afirmacion de fe en el futuro de Espafia, escrita desde la andaluza Baeza: iOh ti, Azorin, escucha: Espaiia quiere surgir, brotar, toda una Espafia empieza! iY ha de helarse en la Espafia que se muere? @Ha de ahogarse en la Espafia que bosteza? Para salvar la nueva epifania hay que acudir, ya es hora, con el hacha y ei fuego al nuevo dia. Oye cantar los gallos de la aurora. La preocupacién filoséfica A los ajios de Baeza corresponde también la ma- yoria de una extensa serie de poemas breves que Machado agrupé en su libro bajo el titulo Provervios J cantares, y en la que, junto a la copla popular o la tima sentenciosa —al modo de don Sem Tob—, en- Contramos el poemilla filoséfico de expresion muy Concisa, cruzado a veces por una veta ironica y burlona. Fue en Baeza donde empezé a sentir Ma- chado serias inquietudes filosdficas, que ya no le abandonaron nunca. La serie de los Proverbios y cantares fue continuada en su libro siguiente, Nuevas canciones, publicado en 1924, y al mismo tiempo 27 Machado escribia las prosas meditativas y fllosoniag de su Juan de Mairena. Damaso Alonso. a sostenudg la tesis de que en Machado el aprendiz i Osofo perjudicé al poeta, que ya no cuajd otro libro tan tedondo e intenso como Soledades 0 como Campos de Castilla. En todo caso, esos breves poemillas, de denso ¢ incisivo pensamiento, no deben desdefiarse en la lirica de Machado, y constituyen el contra- punto filosdfico y meditador al lirismo intenso y a los fanales transparentes de la primera €poca del poeta. Campos de Castilla es el libro capital de Antonio Machado. Nadie ha cantado el paisaje castellano —tierras de Soria, orillas del Duero— con la hondura e intensa espiritualidad con que lo ha hecho Machado en este libro. Porque Machado no se limita a descri- birnos. con expresivo y poderoso pincel, el Ppaisaje de Castilla —campos, montes. nos revela el alma de esi Castilla. ntes, rboles—, sino que © paisaje, el alma de la austera 28 Bibliografia Obras de Antonio Machado Soledades, Revista Ibérica, Madrid, 1903. Soledades, galerias y otros poemas, Pueyo, Madrid, 1907. Campos de Castilla, Renacimiento, Madrid, 1912. Paginas escogidas, Calleja, Madrid, 1917. 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Edicion de Aurora de Albornoz y Guillermo de Torre, Losada, Buenos Aires, 1964, Es la edicién mas completa hasta la fecha de toda la obra en Prosa y en verso de Machado. _ Prosas y poesias olvidadas. Recogidas y presentadas por Robert Marrast y Ramén Martinez Lopez, Centre de techerches de L’Institut d'Etudes Hispaniques, Paris, 1964. 31 jcion critica y facsimil, con trans- ios. Edicion critica y ; cee corlemenendado de Domingo Yndurain, Taurus camera colle Edicién de Rafael Ferreres, Taurns, Masnd, 7. icadas por la Editorial : tas publicadas p% oe ae na son realmente completa se han eee cas ediciones: Madrid, 1928, 1933, 1941 y 1946, ie ea iiltima, algo aumentada, la publicada en 1965. También la Editorial Losada, de Buenos Aires, ha publi- cado ediciones populares de las Poesias completas de Ma- chado, en su Biblioteca Contempordnea, a partir de 1943, Algunos libros y estudios sobre Antonio Machado Barua, César, Libros y autores contempordneos, Victoriano Suarez, Madrid, 1935 CARPINTERO, Heliodoro, Soria en la vida y en la obra de Antonio Machado, en «Escorial», nim. 33, Madrid, 1943, AuseRTi, Rafael, Imagen primera de..., Losada, Buenos Aires, 1945, Ctaveria, Carlos, Cinco estudios de literatura espariola mo- derma, Universidad de Salamanca (1945). Lain ENTRALGO, Pedro, La generacién del 98, Editora Nacional, Madrid, 1945, ORTEGA y Gasser, Jo: Obras completas, tomo 1, Madrid, 1946. PEREZ FERRERO, Miguel, Vida de’ Antonio Machado, y Manuel, Rialp, Madrid, 1947, Tone Guillermo de, Triptico del sacrificio, Losada, Buenos PRADAL, Gabriel, Antonio Machado: vida » obra, Revista Hispanica Moderna, Nueva York, 1949, SaLINas, Pedro, Literatura espafiola. 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El Escritor y la 35 Prologo de Antonio Machado Campos de Castilla En un tercer volumen publiqué mi segundo libro, Campos de Castilla (1912). Cinco afios en la tierra de Soria, hoy para mi sagrada —alli me casé, alli perdi a mi esposa, a quien adoraba—, orientaron mis ojos y mi coraz6n hacia lo esencial castellano. Ya era, ademas, muy otra mi ideologia. Somos victimas —pensaba yo— de un doble espejismo. Si miramos afuera y procuramos penetrar en las cosas, nuestro mundo externo pierde en solidez, y acaba por disi- parsenos cuando Ilegamos a creer que no existe por si, sino por nosotros. Pero, si convencidos dela intima realidad, miramos adentro, entonces todo nos parece venir de fuera, y es nuestro mundo interior, nosotros mismos, lo que se desvanece. {Qué hacer entonces? Tejer el hilo que nos dan, sofiar nuestro suefio, vivir; solo asi podremos obrar el milagro de la generacion. Un hombre atento a si mismo y procurando auscul- tarse ahoga la unica voz que podria escuchar: la suya; pero le aturden los ruidos extrafios. Seremos, Pues, meros espectadores del mundo? Pero nuestros Ojos estan cargados de razon y la razon analiza y disuelve. Pronto veremos el teatro en ruinas, Y, al cabo, nuestra sola sombra proyectada en la escena. Y pensé que la mision del poeta era inventar nuevos Poemas de lo eterno humano, historias animadas que, 37 siendo suyas, viviesen, no obstante, por si mismas, Me parecié el romance la suprema expresion de la poesia y quise escribir un nuevo Romancero. A este proposito responde La tierra de Alvargonzdlez. Muy lejos estaba yo de pretender resucitar el género en su sentido tradicional. La confeccion de nuevos ro- mances viejos —caballerescos 0 moriscos— no fue nunca de mi agrado, y toda simulacién de arcaismo me parece ridicula. Cierto que yo aprendi a leer en el Romancero general que compilé mi buen tio don Agustin Duran; pero mis romances no emanan de las heroicas gestas, sino del pueblo que las compuso y de la tierra donde se cantaron; mis romances miran a lo elemental humano, al campo de Castilla y al libro primero de Moisés, llamado Génesis. Muchas composiciones encontraréis ajenas a estos propositos que os declaro. A una preocupacién pa- tridtica responden muchas de ellas: otras, al simple amor a la Naturaleza, que en mi supera infinitamente al del arte. Por ultimo, algunas rimas revelan las muchas horas de mi vida gastadas —alguien dira: perdidas— en meditar sobre los enigmas del hombre y del mundo. (Prélogo a la edicién de Paginas es- cogidas, Calleja, Madrid, 1917.) 38

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