U CC I Ó N

CO NS TR
N S F OR M A
D
D O
A D
R A

TRA V E R. C .
E L A O TÁ D
D EN
G BO
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.

Presidente Nacional de Redepaz

Luis Emil Sanabria Durán

Coordinador
Iván Mauricio Luna Navarro

Autores:
Juan Sebastián Avella Dallos
Ángela María Parada Sarmiento

Investigadores asistentes:
Laura Giraldo
Ismael Rodríguez

Asistentes:
Jimena Ferreira
Stella Pardo
Tania Lugo Castro

Comunicaciones:
Caroline Bustos

Fotografía:
Dr. Victor de Currea-Lugo

Diseño y diagramación:
Alejandro Nariño

Marzo de 2021
ISBN: En proceso

Construcción Transformadora de la Verdad en Bogotá D.C. Informe para la Comisión de la Verdad sobre las experiencias del conflicto
armado en la ciudad de Bogotá, D.C. y sus alrededores.

© Redepaz es la Red Nacional de Iniciativas Ciudadanas por la Paz y contra la Guerra que articula las experiencias y prácticas que múltiples
agentes sociales desarrollan en las dimensiones local, interlocal, regional y nacional. Somos un escenario abierto para el encuentro y coo-
peración entre personas, grupos, y organizaciones para proponer iniciativas, desarrollar prácticas y acompañar procesos para contribuir a la
construcción de una paz estable y duradera en Colombia. Así como el proceso dinámico para el fortalecimiento y posicionamiento coordi-
nado de expresiones civiles de reconciliación. https://redepaz.org.co/

El presente informe fue elaborado por la Corporación para la Paz y los Derechos Humanos – REDEPAZ en cooperación con el Programa de
las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
3
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.

4
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.

TABLA DE
CONTENIDO

ABREVIACIONES Y ACRÓNIMOS

RESUMEN

INTRODUCCIÓN (preámbulo)

Capítulo 1. BALANCE HISTORIOGRÁFICO SOBRE

BOGOTÁ D.C. Y EL CONFLICTO ARMADO –
CONTEXTO HISTÓRICO

1.1 Hacia el conflicto armado urbano: 1958-1979

1.2 Bogotá escenario de conflicto: 1980-2016

Capítulo 2. RELATOS: EXPERIENCIAS DEL

CONFLICTO ARMADO EN BOGOTÁ D.C.

a. Organizaciones Comunitarias y Barriales:

Una Perspectiva Desde los Liderazgos Sociales,
Políticos, Étnicos y Comunales

b. Organizaciones Sociales y Políticas

c. Organizaciones Sindicales

d. Movimientos y Liderazgos Estudiantiles

e. Movimiento Campesino – Sumapaz

f. Grupos Armados

CONCLUSIONES

BIBLIOGRAFÍA

5
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.

6
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.

ABREVIACIONES Y
ACRÓNIMOS
ADO Movimiento Autodefensa Obrera

AUC: Autodefensas Unidas de Colombia

ANAPO: Alianza Nacional Popular

BACRIM: Bandas Criminales

CIDH Comisión Interamericana de Derechos Humanos

CNMH: Centro Nacional de Memoria Histórica

D. C. Distrito Capital (Bogotá)

DDHH: Derechos Humanos

DIH: Derecho Internacional Humanitario

ELN: Ejército de Liberación Nacional

EPL: Ejército Popular de Liberación

FARC: Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia

FARC-EP: Fuerzas Armadas Revolucionarias de

Colombia Ejército del Pueblo

JEP: Jurisdicción Especial para la Paz

ONG: Organización No Gubernamental

PCC: Partido Comunista Colombiano

SIVJRNP: Sistema Integral de Verdad, Justicia, Repa-

ración y No Repetición

M-19: Movimiento 19 de Abril

MP: Magistrado ponente

UNEES: Unión Nacional de Estudiantes de Educación

Superior

UP: Unión Patriótica

7
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.

8
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.

RESUMEN
Esta investigación hace parte de los esfuerzos que
la sociedad colombiana, liderada por la Comisión de
Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la
No Repetición (CEV), viene realizando por recuperar
las memorias del conflicto armado en Colombia. En
particular se apoya en las memorias de liderazgos
sociales, organizaciones barriales y comunales, orga-
nizaciones sociales y políticas, organizaciones sindi-
cales, movimiento campesino, movimiento estudiantil
y en general de los sujetos que guardan memoria en
las dinámicas del conflicto armado en Bogotá D.C.,
Soacha y Sumapaz; memorias que son contrastadas
con otras fuentes primarias y secundarias, así como
con los registros de bases de datos de luchas sociales
y políticas, y de violación de Derechos Humanos cons-
truidas para esta investigación.

9
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.

10

INTRODUCCIÓN
En el imaginario colectivo el conflicto armado no tocó
Bogotá más que en algunos hechos puntuales y en sus
zonas marginales. La mediatización de eventos como
la toma del Palacio de Justicia en 1985, el atentado
al Departamento Administrativo de Seguridad (DAS)
en 1989, la desaparición forzada y posterior asesinato
de los jóvenes de Soacha y Bogotá, presentados
como guerrilleros muertos en combate en Norte de
Santander en 2008, etc., sugiere un carácter excep-
cional de estos sucesos, articulados con dinámicas
exógenas a la ciudad. Por otra parte, las altas tasas
delincuenciales en algunos sectores de Bogotá han
sido atribuidas a dinámicas delictivas propias de una
urbe de grandes dimensiones. El resultado es la in-
visibilidad de los efectos sociales y territoriales pro-
ducidos por el conflicto armado en la capital del país
(Restrepo, 2013). Esta tendencia ha sido amparada por
el hecho de que el conflicto armado en Bogotá no ha
sido considerado como un tema de estudio serio por
la academia colombiana, tal como lo señala Restrepo
(2013), aspecto que contradice las realidades de los
habitantes directamente afectados por la violencia.
En su artículo para El Espectador, Arturo Charria
(2017) critica el abordaje del conflicto en Bogotá
como “espectáculo”, descuidando la cotidianidad en
su comprensión, la consecuencia inmediata ha sido el
desconocimiento de los sectores sociales afectados,
así como de las modalidades de victimización sufridas
durante el conflicto interno. Por ello, el presente
informe ´Construcción Transformadora de la Verdad
en Bogotá D.C.`, pretende recoger las memorias y ex-
periencias del conflicto armado en Bogotá, Soacha, y
Sumapaz; un conflicto con particularidades, marcado
por periodos de baja intensidad y encuadrado en una
guerra “post-nacional”, recientemente (Torres, 2011).
En este sentido conviene establecer qué se entiende
por conflicto armado para de allí fundar la base con-
ceptual del informe.
1. Véase en: https://ihl-databases.icrc.org/applic/ihl/ihl.nsf/vwTreaties1949.xsp
Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
Definir el conflicto armado no es una tarea sencilla.
Siguiendo las Convenciones de Ginebra1, se puede
hablar de conflicto armado cuando los actores en
contra y afines al gobierno poseen una fuerza militar
organizada. También se considera conflicto armado
cuando el gobierno de una de las partes firmantes
de las Convenciones, moviliza fuerzas militares para
hacer frente a grupos insurgentes a su vez recono-
cidos como tal. Así mismo, cuando las estructuras in-
surgentes tienen en el centro una organización que se
asemeja a las funciones de un Estado. Estas indicacio-
nes pueden dar luces para aventurar una definición de
conflicto armado, teniendo en cuenta que estas Con-
venciones advierten que las especifidades de cada
caso pueden implicar la adecuación del concepto.
Del mismo modo, el documento ¡Basta Ya!, Colombia:
Memorias de Guerra y Dignidad, tampoco brinda una
definición precisa de conflicto armado y se centra en
la manifestación más visible de este: las modalidades
de violencia. El informe señala que el conflicto armado
en Colombia no tiene una modalidad de violencia
definida y que es producto de estrategias militares y
políticas de los actores involucrados. Al mismo tiempo,
las diferentes violencias han tenido como caracte-
rística estar dirigidas a la población civil mayoritaria-
mente. Por ejemplo, de las 220,000 víctimas fatales
estimadas para el periodo 1958-2012, el 81,5% de ellas
fueron civiles mientras que el 18,5% fueron comba-
tientes (Grupo de Memoria Histórica, 2013). Así, el
estudio del conflicto armado en Colombia se centra en
el proceso histórico de la evolución de las violencias y
en los cambios estructurales que presentan. Como tal,
estos estudios utilizan el término “conflicto armado” al
abordar el estudio de la violencia, casi como si fuesen
términos similares.
Mientras que la violencia es una característica funda-
mental de cualquier conflicto armado, en este informe
se prefiere una definición más cercana a lo consignado
en las Convenciones de Ginebra. Esto quiere decir, que
11
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
se considera conflicto armado la confrontación de uno o
más grupos estructurados, incluyendo el aparato estatal
en esta categoría. Si bien, ciertos tipos de violencia
anteceden a la aparición del conflicto armado en Bogotá,
esto no quiere decir que no existiera en el país antes que
se configurara en la capital. Este escrito sigue la hipótesis
del “desplazamiento del conflicto a las áreas urbanas” de
Ávila & Núñez (2010), se analiza en detalle cómo modalida-
desde violencia con niveles de organización simple, junto
al desarrollo particular del Estado colombiano, proporcio-
naron las condiciones necesarias para el desplazamien-
to urbano del conflicto armado. Interesa en este sentido
señalar el tránsito de estructuras violentas relativamen-
te simples a grupos organizados con arquitecturas cuasi
estatales. Ávila & Núñez (2010); los “Grupos Armados
Ilegales (GAI), se definen en función de intereses nacio-
nales o regionales, y que disponen de efectivos armados,
identificados y con armas largas. En buena parte tienen
un proyecto político o, al menos, manejan discursos refe-
rentes a propuestas de tipo nacional. Su capacidad bélica
es sustancialmente alta con respecto a otras estructu-
ras armadas y manejan numerosos efectivos” (p.49). El
conflicto armado en Bogotá no implicó la movilización de
contingentes en combate abierto; este, exceptuando las
fuerzas estatales, fue librado en su mayoría por grupos
más simples que tenían funciones específicas dentro de
los GAI. A este tema referiremos más adelante.
Recopilar las percepciones, memorias e historias del
conflicto armado en Bogotá implica, de antemano, una
visión controversial de la evolución de la violencia urbana
en Colombia a finales del siglo XX y comienzos del XXI. La
hipótesis principal que direcciona este informe propone
que, al contrario del discurso dominante, el conflicto
en Bogotá, Soacha, y Sumapaz, se inserta y solo se
comprende en las dinámicas de la violencia y del desarro-
llo histórico del Estado en el país. Por ello, es de interés
para este análisis las explicaciones del conflicto urbano
desde los inicios del Frente Nacional (1958) hasta la firma
del Acuerdo de Paz entre el Gobierno colombiano y las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia -Ejército
del Pueblo (FARC-EP) en el 2016. Es decir, la periodiza-
12 ción del estudio inicia con el tránsito de la “violencia bipar-
tidista” a la “violencia insurgente”, hasta el “reacomodo del
conflicto armado”, y la aparición de nuevas dinámicas te-
rritoriales del mismo (Grupo de Memoria Histórica, 2013).
Durante las décadas abarcadas por este estudio, hubo
diversas variantes que caracterizaron el conflicto interno,
así como las condiciones sociales, políticas y económicas,
este hecho explica la tendencia a analizar separadamen-
te las dinámicas rurales y urbanas del conflicto. Medina
(1989) estudia las expresiones urbanas del conflicto
armado y propone que, a pesar de registrarse diferen-
cias cualitativas que sustentan la división de los estudios
rurales y urbanos, existe una necesidad de emprender un
examen de los rasgos comunes de las diversas violencias.
De este modo, la escisión en el estudio rural-urbano del
conflicto solo es superada analizando las causas estruc-
turales e históricas del desarrollo del conflicto armado en
Colombia y ubicando en sus tendencias las razones por
las cuales las ciudades se transformaron en escenarios
de disputa.
El presente informe brinda una breve mirada a las expli-
caciones causales sobre el conflicto armado en Bogotá,
Soacha, y Sumapaz. La segunda sección presenta una
revisión de literatura, con la intención de poner en discusión
las distintas hipótesis de cómo en Colombia se pasó de un
conflicto esencialmente rural a abarcar las zonas urbanas.
Como objetivo secundario de este apartado, se formula
un contexto explicativo que permita ubicar las narrativas
sobre el conflicto armado. La tercera sección presenta
los resultados del análisis de las entrevistas realizadas
en el marco del presente proyecto. Allí, se evidencian las
vivencias y percepciones del conflicto armado en Bogotá
por personas de distintos sectores; los relatos y sus re-
latantes se convierten en fuentes directas, presentando
información como aporte al esclarecimiento del conflicto
armado en la capital del país y, especialmente, al debate
de las tesis negacionistas de dicho fenómeno histórico. El
cuarto y último segmento tiene como finalidad recoger
los principales hallazgos del informe y ubicarlos en las dis-
cusiones académicas y mediáticas en torno al conflicto
armado en Bogotá, Soacha, y Sumapaz, así como señalar
vacíos y posibles rutas para investigaciones futuras.
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.

Capítulo 1.
BALANCE HISTORIOGRÁFICO SOBRE
BOGOTÁ D.C. Y EL CONFLICTO
ARMADO – CONTEXTO HISTÓRICO

13
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
1.1.Hacia el conflicto
armado urbano:
1958-1979
Para entender la etapa del desarrollo del conflicto
armado en Bogotá, Soacha, y Sumapaz, durante este
período, es fundamental vincular las dinámicas locales
del conflicto con el desarrollo socioeconómico del
país y las tendencias de la política económica de los
gobiernos del Frente Nacional, así como los avances
o retrocesos en material social. Es preciso subrayar el
cambio cualitativo que registró la economía nacional
con sus correlatos sociales si se compara con las
décadas de 1930-40. El cambio más significativo fue
el franco retroceso del sector primario de la economía
que, para el año de 1940, representó alrededor del 40%
de la actividad económica del país, para pasar al 23%
hacia finales de la década de 1970 (Ocampo Gaviria et
al., 2018). Dicha transformación fue impulsada por un
proyecto intervencionista en el sector secundario que
como resultado incrementaría su participación en la
economía de un 15% a un 23% para el mismo periodo
(ibíd.). A pesar de que la intervención estatal fue
dirigida hacia la industria y las manufacturas, el sector
terciario fue el gran ganador del período, registrando
un crecimiento del 8% al 17% en la participación en la
economía colombiana; esta tendencia se profundiza-
ría en las décadas siguientes (Neira, 2003; Ocampo
Gaviria et al., 2018). Así mismo, las fallidas reformas
agrarias de los gobiernos de López Pumarejo (1934-
1938), Lleras Camargo (1958-1962), y la impulsada
decididamente por Lleras Restrepo (1966-1970), agudi-
zaron la presión sobre el pequeño y mediano productor
–campesinado-, y afianzaron la dinámica de expansión
de la frontera agrícola y posterior acaparamiento de
las tierras ya transformadas por colonos por parte de
terratenientes, no pocas veces apoyados por bandas
de seguridad privada (Neira, 2006). Si se suman a esto
14
las tensiones heredadas de la violencia en las áreas
rurales del país, se entiende cómo los sectores secun-
dario y terciario pudieron expandirse debido a la dis-
ponibilidad de capital humano en las ciudades (entre
otras razones), a pesar de que la incorporación de esta
nueva mano de obra fue parcial (Tobón Sanín, 2020).
Estos desarrollos desplazaron las tensiones sociales
del campo a la ciudad, aunque entre 1958-1980, el
conflicto armado mantendría su protagonismo en las
zonas rurales.
El Frente Nacional logró contener la violencia biparti-
dista, aunque los reiterados esfuerzos de sus gobiernos
ahondaron otras tensiones e inequidades que fueron la
base de la violencia insurgente, siguiendo el “ritmo del
mesianismo revolucionario” de un lado, y las estrate-
gias anticomunistas del otro, típicas del periodo de la
Guerra Fría (Gómez, 1990; Grupo de Memoria Histórica,
2013; Tobón Sanín, 2020). Por esta razón, conviene
repasar los elementos que indujeron los cambios en el
conflicto armado, con el objetivo de comprender cómo
Bogotá se transforma en un lugar de disputa por es-
tructuras con niveles de organización complejas y con
fines no exclusivamente económicos.
La coalición bipartidista, ratificada con el Pacto
de Benidorm, se caracterizó por ser un período de
exclusión política y de esfuerzo por recuperar la le-
gitimidad y control territorial del Estado, con diferen-
tes grados de éxito en dichas empresas. En efecto,
durante los gobiernos del Frente Nacional (1958-1974),
e incluso en los años que siguieron a su desaparición
formal, pocas fueron las manifestaciones políticas que
rivalizaron seriamente con el bipartidismo por el control
del Estado, siendo tal vez la Alianza Nacional Popular
(ANAPO), el movimiento más sobresaliente en este
respecto (Tobón Sanín, 2020). Esto, por supuesto, tuvo
como causa una estrategia de exclusión política desde
la coalición, apoyada dentro de los lineamientos de la
Alianza para el Progreso del Gobierno estadouniden-
se, en el contexto de la Guerra Fría. La herencia de la
violencia bipartidista fue tratada durante los primeros
gobiernos del Frente Nacional, con un despliegue
militar y político diseñado para contener la amenaza
comunista (Grupo de Memoria Histórica, 2013). Si bien,

la existencia de ´grupos de autodefensas campesi-
nas de corte comunista´ está registrada, estos grupos
armados obedecían a dinámicas locales con un bajo
componente ideológico. Ciertamente, la organización
de comunidades rurales, en lo que Gómez Hurtado
denominó “Repúblicas Independientes”, tuvo como
fundamento la estructura bipartidista de la época, en
el sentido que la identidad partidaria se definía más
por el lugar de origen que por razones ideológicas,
tal como lo define Tobón Sanín (2020): “… hasta bien
entrada la década del 60, en Colombia no se era liberal
o conservador, se nacía liberal o conservador y las
lealtades partidarias, sobre todo a nivel popular, eran
muy fuertes.” (Tobón Sanín, 2020). Tanto el Plan LASO
como el sectarismo político de la coalición, añadieron
ímpetu al desarrollo de los grupos de autodefensas
campesinas en estructuras subversivas con un com-
ponente ideológico y político en su base (Grupo de
Memoria Histórica, 2013). Así, el proyecto pacificador
del Frente Nacional logró desmilitarizar el conflicto bi-
partidista, aunque en parte, dio vía libre a la “militariza-
ción de la polarización social” (Gómez, 1990).
A pesar de la baja intensidad de la confrontación
armada de las décadas de 1960 y 1970, durante este
período se asistió a la reconfiguración del conflicto in-
surgente con el nacimiento de las principales guerrillas
y la respuesta estatal con el Estatuto de Seguridad,
al finalizar los años 70 (Gallego, 2008). Los gobiernos
del Frente Nacional, a pesar de intentar activamente
mantener el control sobre las fuerzas armadas para
apaciguar cualquier intento golpista, vieron aumentar
su autonomía con el artículo 121 de la Constitución de
1886, que mantuvo un estado de sitio endémico, jus-
tificado bajo la estrategia anticomunista de la Alianza
para el Progreso (Tobón Sanín, 2020). Esta fue una
de las tantas contravenciones del Frente Nacional,
siendo el gobierno de Lleras Restrepo (1966-1970),
el momento cumbre de dichas contradicciones. En
efecto, mientras avanzaba el control central en materia
económica con los planes de desarrollo para el sector
secundario y terciario (paralelo al intento de reforma
agraria que solo fortalecería a los terratenientes), se
Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
dieron los primeros pasos hacia la autonomía regional
con la reforma de 1968 que dinamizaría el conflicto
dos décadas más tarde, aunque insertadas en una
agenda a simple vista centralista (Ocampo Gaviria et
al., 2018). El fracaso del bipartidismo por poner fin a
las tensiones rurales, se vería representado por la per-
vivencia de las confrontaciones armadas en el campo,
mientras que el gran crecimiento urbano de la década
de 1970, fomentaría la aparición de nuevas tensiones
en las ciudades principales del país; tensiones funda-
mentalmente materiales pero articuladas poco a poco
a diferentes proyectos políticos. Es preciso explorar las
explicaciones de las dinámicas de la violencia en esta
época en Bogotá y sus alrededores.
Si bien las guerras entre mafias esmeralderas pueden
ser rastreadas en Bogotá desde la década de 1960
(Bromberg, 2018), solo hasta finales de los años 70
diversos grupos armados ilegales (GAI) con estruc-
turas jerárquicas, reorientan el uso de la violencia
para perseguir fines más allá de los materiales (Ávila
& Núñez, 2010). Por lo tanto, la violencia registrada
en Bogotá en este período no coincide con la defini-
ción de conflicto armado consignada al inicio de este
estudio. Sin embargo, en las regiones de Sumapaz,
Tequendama, y el occidente de Cundinamarca, no
asombra la aparición de frentes insurgentes desde
finales de los años 60 y comienzos de los 70, debido
a que allí operaban bandas armadas campesinas
herederas de época de La Violencia que darían con-
tinuidad a las guerrillas (Benítez, 2006; Peña, 1997).
Por otra parte, de las guerrillas rurales que aparecieron
en la década de 1960, las Fuerzas Armadas Revolu-
cionarias de Colombia (FARC) y el Ejército Popular de
Liberación, se desplegarían varios frentes en Bogotá
y Cundinamarca (Torres Aranguren, 2011), mientras
que las acciones en Bogotá del Ejército de Liberación
Nacional (ELN) serían excepcionales. No obstante, la
capacidad bélica y política de los frentes de las FARC
se mantuvo limitada hasta bien entrada la década de
1980, llegando casi a su desaparición a inicios de los
años 70 y siendo solo revitalizada como respuesta
15
inesperada al Estatuto de Seguridad del gobierno de
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
Turbay (Gallego, 2008). Así mismo, los dos frentes del
EPL en la capital no registraron un despliegue de las
dimensiones de las FARC, aunque sí fueron enclaves
ideológicos que organizaron la estrategia de guerra en
otras regiones del país.
El otro movimiento guerrillero que surge en este
período, el Movimiento 19 de Abril (M-19), concentró
su accionar en la capital y solo más tarde se volcaría a
las zonas rurales con su desplazamiento hacia Nariño
y Cauca. Siguiendo a Benítez (2006), el M-19 se nutre
de la crisis de las guerrillas a inicios de los años 70
y, contrario a estas, asume la confrontación directa
contra las instituciones estatales y “apunta a estar
en el centro de la acción política” (p.183). De esta
manera se entiende por qué el M-19 se concentra en
las zonas urbanas al tiempo que escala a intensidad de
la violencia. Contrario a las FARC, con su estrategia
guerrillera de largo plazo, el M-19 replanteó el conflicto
armado y apuntó a generar espacios de interlocución
con la población urbana mediante su trabajo bélico
y político en el centro del país. Para Benítez (ibíd.)
esto fue posible en tanto la explosión urbana de los
años 60 originó nuevos problemas en materia social
(principalmente asociados a la vivienda), e hizo viable
un proyecto que pretendía cambiar el orden esta-
blecido. En efecto, el crecimiento de la masa obrera
en las grandes ciudades del país, el surgimiento del
fenómeno del narcotráfico, así como la aparición de
presiones sociales ocasionadas por la brecha de des-
igualdad y los cordones de pobreza que emergieron en
las periferias de las ciudades, permitieron reorientar el
conflicto armado y convertir a Bogotá en un lugar de
disputa. Es preciso repasar otras de las expresiones de
estas tensiones para evidenciar cómo el bipartidismo
fracasó en dar soluciones a la reconfiguración socioe-
conómica del país e intensificó la presión institucional
contra sectores de la población que demandaban so-
luciones a la cuestión social.
Una de las consecuencias de las expansiones del
sector secundario y terciario, así como del auge urbano
de los 60, fue la incorporación de mano de obra rural
16
en la industria y servicios. A su vez, este flujo de tra-
bajadores incrementaría el número de afiliaciones a
sindicatos, lo que haría de la década de 1970 los años
dorados del sindicalismo colombiano (Ocampo Gaviria
et al., 2018). Si bien hasta los años 80 las principales
demandas de las protestas fueron materiales (servicios
básicos, mejoras salariales y, sobre todo, vivienda), la
represión contra movimientos sociales, especialmente
sindicalistas y estudiantiles en las ciudades y campe-
sinos en las zonas rurales, caracterizaron el período del
Frente Nacional (Bromberg, 2018; Neira, 2006).
Ya se ha mencionado que el Frente Nacional controló
los efectos de la violencia bipartidista, pero profundi-
zó otras tensiones sociales con contenidos políticos
enmarcados en el contexto de la Guerra Fría (Neira,
1997). Por ejemplo, mientras los movimientos estu-
diantiles fueron clave para la caída de la dictadura
militar, no tardaron en ser denunciados desde el primer
gobierno del Frente Nacional; años más tarde, al ciclo
de protestas de 1969-1972 se respondió con la ins-
tauración del estado de sitio. Así mismo, los sectores
sindicales de servicios públicos (magisterio, salud,
bancarios), para quienes estaba vetada la protesta
social, fueron los más activos durante este período, sin
implicar un declive en la protesta de la industria manu-
facturera, pero relativamente bajo en el contexto lati-
noamericano. Por otra parte, solo el 15% de la protesta,
durante el Frente Nacional, se desarrolló en la región
Central del país, siendo la Costa Atlántica la más
activa, aunque Bogotá concentraría la mayor cantidad
de protestas entre las capitales (Ibíd.). Esto indica
que la hipótesis de la ausencia estatal para explicar
las disputas de origen social, no aclara todas las
tensiones del país. Allí donde hay mayor presencia del
Estado, otro tipo de problemáticas relacionadas con la
desigualdad y la persecución a expresiones políticas
por fuera del bipartidismo -al menos hacia finales de
este período- alimentaron el descontento. La incapa-
cidad de los gobiernos del Frente Nacional y sus in-
mediatos sucesores por resolver el problema social en
Bogotá -y en todo el territorio nacional-, además de
tomar medidas represivas frente a la protesta y limitar
la participación en política de otros sectores, posibilitó
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.

la expansión de GAI mucho más estructurados que las res, con él asociados, inyectaron nuevas dinámicas
bandas criminales y las mafias esmeralderas ya existen- violentas. La rápida transformación de un país fun-
tes. damentalmente rural a uno urbano, la incapacidad
de los gobiernos de turno de resolver el problema
El Paro Cívico Nacional de 1977 ejemplifica la actitud
social en las ciudades, así como la represión a la
de los gobiernos del período frente a la protesta.
protesta y movimientos políticos por fuera del bi-
Así, cuando la Central Sindical de Trabajadores de
partidismo, sirvieron de antesala a la expansión de
Colombia (CSTC) convocó un paro cívico para el 14 de
los GAI a finales de los años 70. Bajo estas condi-
septiembre, el gobierno de López Michelsen, lejos de
ciones se puede hablar de conflicto armado urbano
suponer una ruptura con el Frente Nacional, no tardó
para el caso de Bogotá al finalizar este período, sin
en tachar dicha acción como subversiva, enmarcán-
subestimar el impacto humano de otras manifesta-
dola en el lenguaje anticomunista de la Alianza para el
ciones violentas antes de la aparición de estructuras
Progreso. El Paro Cívico fue rápidamente apoyado por
armadas complejas. Conviene ahora examinar con
otras centrales obreras, así como el magisterio (enca-
más detalle cómo evolucionó el conflicto armado en
bezado por la Federación Colombiana de Trabajadores
el país en las décadas siguientes, y en este marco, el
de la Educación, FECODE), movimientos estudiantiles,
papel de Bogotá y sus alrededores.
curiosamente, organizaciones barriales (Toro, 2016).
En ciertos barrios de la capital, la protesta derivó en
confrontaciones con la fuerza pública, siendo las rutas 1.2. Bogotá
de acceso los principales blancos de los manifestan-
tes. Importantes vías como la Caracas, la Avenida 68, escenario
sectores de Soacha y Bosa, y la Avenida Primera de
Mayo, fueron bloqueadas desde la mañana del 14 de de conflicto:
septiembre hasta las horas de la tarde; solo hasta el
día siguiendo las protestas terminaron (Ibíd.). El saldo 1980-2016
en vidas es debatido, pero se cree que alrededor de
En este período hay una reconfiguración estratégica
treinta personas murieron durante las jornadas de
de las zonas urbanas del país para ciertas estructu-
manifestación. Los sindicatos obtuvieron importan-
ras armadas con niveles de organización complejos.
tes avances –del Paro Cívico-, y salieron fortalecidos.
El fenómeno del narcotráfico por momentos direc-
No obstante, las oligarquías vieron en esta acción un
ciona ofensivas contra el Estado, a medida que este
simulacro de revolución y adoptaron posturas represi-
presiona a los principales carteles, mientras bandas
vas más serias; se cree que el Paro Cívico del 77 fue la
de seguridad privada ilegal van siendo captadas por
principal razón que posibilitó la adopción del Estatuto
proyectos paramilitares antisubversivos de carácter
de Seguridad del gobierno de Turbay (Ibíd.).
nacional. La delincuencia común y las bandas or-
El fin formal del Frente Nacional no significó un quiebre ganizadas dentro de la ciudad y sus alrededores
respecto a la implementación de políticas neoliberales y se constituyen como satélites de los GAI, así como
de descentralización, así como tampoco vio el colapso extensiones de apoyo logístico y bases sociales de
inmediato de los partidos tradicionales. En el plano del estos, sin implicar la desaparición de las bandas de
conflicto armado, ya en la década de 1970 hubo una delincuencia independientes a estos GAI (Ávila &
transformación de los actores involucrados en la con- Núñez, 2010); tanto grupos complejos como simples
frontación. Las capitales del país fueron convirtiéndo- coexistieron y determinaron las dinámicas violentas
se en lugares de disputa, mientras fenómenos como en Bogotá. Por otra parte, el rol del Estado en la 17
el narcotráfico y la proliferación de grupos paramilita- expansión urbana del conflicto se debe leer tanto
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.

en materia de política económica como en acciones resultado inmediato fue un retroceso del sector se-
concretas de sus fuerzas armadas y la responsabili- cundario, al tiempo que el sector servicios se posicio-
dad de estas, sobre todo en la lucha contra los grupos naba como la principal fuerza de la economía nacional.
subversivos y sus bases sociales (Grupo de Memoria Aunque la informalidad no fue un fenómeno nuevo de
Histórica, 2013). esta etapa, su crecimiento suplió la demanda laboral
insatisfecha por el empleo formal. Para finales de
Mientras la irrupción de estructuras armadas y la pro-
este período, el sector terciario ocupó el 64,3% de
liferación de bandas satélites en Bogotá y sus alre-
los empleos formales en el país, mientras los sectores
dedores está bien documentada para este período, la
primario y secundario continuaron en franco retroceso
forma particular en que estos actuaron en la ciudad
(Ocampo Gaviria & Romero Baquero, 2018). Esto se
ha llevado a académicos y medios de comunicación
debe al abandono de la política antes mencionada y al
a poner en tela de juicio la existencia del conflicto
fin de la dependencia de la exportación del café en el
armado en la capital. Como veremos, el conflicto
ámbito agrario. Por otra parte, la inversión extranjera
armado en Bogotá presenta una evolución histórica
se concentró en el sector servicios desde 1994 hasta
definida y tiene rasgos particulares. La caracterís-
el 2003, pero desde el 2004 en adelante la minería
tica más sobresaliente de este conflicto es que no
recibiría el grueso de la inversión. Así, Colombia vivió
involucró la movilización de contingentes, más que en
un periodo de auge exportador basado en la minería,
las operaciones de las Fuerzas Armadas del Estado,
siendo los productos agrícolas los grandes perdedores.
siendo este hecho uno de los argumentos para justifi-
Los ciclos económicos del país siguieron tendencias
car las tesis negacionistas. Por ahora, se abordarán los
similares a la región y serían determinados por el fi-
principales procesos en materia política y económica
nanciamiento externo y el gasto público impulsado por
del país, en esta etapa, para entender el desplazamien-
la Constitución de 1991. Adicionalmente, este cambio
to del conflicto hacia las zonas urbanas.
en el enfoque de los modelos de desarrollo fue acom-
Este ciclo se distingue por un proceso contradicto- pañado por el crecimiento más lento del PIB, desde
rio en materia de desarrollo económico y ampliación comienzos del siglo pasado, presentando dos des-
estatal. Por un lado, la apertura neoliberal que inicia aceleraciones importantes a inicios de los años 80 y
decididamente en los años 60, es consolidada en la finales de los 90 (Ocampo Gaviria & Romero Baquero,
década de 1990 junto a un proceso de descentraliza- 2018).
ción política (1986-88), al tiempo que la Constitución
Aunque el crecimiento demográfico mantuvo un alza
de 1991 establece la expansión del Estado para hacer
significativa, esta fue menor a la presentada en el
frente a la inestabilidad de las décadas precedentes
período anterior, debido principalmente a bajas tasas
(Ocampo Gaviria & Romero Baquero, 2018). La am-
de natalidad y a la paulatina integración de las mujeres
pliación estatal se vio representada en el aumento
al mercado laboral. A pesar de que la fase más impor-
del gasto público, mientras se exigía la apertura de la
tante de migración rural-urbana ya había terminado, el
economía a las fuerzas del mercado, proyectos con-
grueso de los desplazados que llegaban a la ciudad
tradictorios que fueron difíciles de llevar a cabo con-
(Bogotá recibió la segunda migración más grande,
juntamente. La planeación de la política económica
antecedida solo por Medellín) se ubicaron en las
se diferencia drásticamente del período anterior en la
zonas más marginadas sin que el Estado central o la
medida que esta es dominada por un debate ideoló-
Alcaldía pudieran solucionar los problemas heredados
gico (liberal) y no por un proyecto pragmático de sus-
en materia social. Estas tensiones serían organizadas
titución de importaciones. Como tal, este proyecto
por nuevos actores y movimientos sociales, especial-
fue abandonado y abrió las puertas de las empresas
18 mente del sector público junto a otros movimientos
públicas al capital privado (Tobón Sanín, 2020). El

históricos como los de estudiantes y campesinado. La
Constitución de 1991 redirigió la protesta a demandas
encuadradas en los derechos humanos, al tiempo que
la tutela haría superfluas muchas manifestaciones
(Grajales, 2017b). El impacto de la violencia y, particu-
larmente, el narcotráfico fue relativamente leve en la
economía; se calcula que entre el 2 y el 3% del PIB se
debe a este fenómeno, aunque las cifras son altamente
debatidas (Ocampo Gaviria & Romero Baquero, 2018).
Estos cambios en los contextos económico (apertura
liberal) y político (descentralización) dinamizarían el
conflicto armado en las regiones, ya que el traslado de
las administraciones locales y la apertura del mercado
interno brindarían nuevas oportunidades de movilidad
social, aprovechadas por los actores violentos, en no
pocas ocasiones amparados por la institucionalidad
(Grajales, 2017a).
Desde 1980 hasta el 2016, hay un paulatino despla-
zamiento del conflicto armado a las capitales regio-
nales y ciudades intermedias (Ávila & Núñez, 2010).
En específico, las estructuras armadas con niveles de
organización complejos van viendo en las ciudades la
posibilidad de expandir sus intereses políticos y eco-
nómicos, logrando niveles de control diferentes. La
evolución del Estado colombiano en esta época es
clave para entender este proceso; la descentraliza-
ción que se consolida en estas décadas posibilita el
acceso político y administrativo en muchas ciudades
intermedias. Por ejemplo, grupos insurgentes lograrían
un control político (consolidado en las elecciones re-
gionales) e indirectamente económico, en sectores del
Magdalena Medio y Urabá en los 80, solo para perder
esta hegemonía años más tarde frente a proyectos
paramilitares de “disidencia relativa” (Grajales, 2017a).
Para Duncan (2015) la expansión de los “señores de
la guerra” hacia las ciudades solo es posible en tanto
estas ofrecen un entorno propicio para la regulación
de actividades económicas legales e ilegales, al tiempo
que las élites urbanas colombianas, debilitadas ante el
avance de estas estructuras, son absorbidas o elimi-
nadas en el proceso. Los grupos insurgentes logran
niveles de infiltración menores a los logrados por los
Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
señores de la guerra, especialmente en ciudades como
Bogotá, pero lograron establecer células que servirían
de apoyo logístico para los frentes rurales y para
presionar al Estado en momentos clave de apertura de
negociaciones (Bromberg, 2018).
Se mencionó previamente cómo el M-19 se inserta en
el centro del poder político y administrativo del país,
cambiando la estrategia de guerrillas de los grupos in-
surgentes surgidos en la década de 1960. Pues bien,
el período en cuestión inicia con la toma a la embajada
de República Dominicana en 1980 donde el M-19 logra
mantener como rehenes a 14 embajadores, incluyendo
al embajador de Estados Unidos. Este grupo escalaría
sus acciones en Bogotá, siendo la toma del Palacio
de Justicia en 1985 la más recordada de estas y cuya
violenta retoma por las fuerzas armadas inyectaría un
nivel de sevicia a un conflicto que hasta la fecha había
sido de baja intensidad (Grupo de Memoria Histórica,
2013). El M-19 concentra sus acciones y su base social
en Bogotá, sobre todo en las localidades marginales
con vías de acceso a la ciudad; esta tendencia sería
mantenida por otros GAI. Hacia el final de los años
80 el M-19 desplaza su centro de operaciones y sus
bases sociales al sur del país, concretamente a los de-
partamentos del Cauca y Nariño, presuntamente por
presiones a sus bases en la ciudad. Interesa en este
punto el redireccionamiento estratégico de las guerri-
llas rurales que habían adoptado, desde sus inicios, una
guerra de guerrillas de larga duración.
La VII Conferencia de las FARC (1982), desde ese
momento Ejército del Pueblo, recoge las experiencias
acumuladas y proyecta la reorganización de la guerrilla
para la toma del poder político (Peña, 1997), aunque
algunos autores sugieren que el verdadero cambio
estratégico ya se había producido con la VI Confe-
rencia en 1978 (Bromberg, 2018). Lo cierto es que
esta organización insurgente pasó de contar con 10
frentes en 1980 a 60 en solo catorce años. El avance
en Cundinamarca fue sin duda notorio y registra
presencia de alguno de sus frentes en alrededor del
60% del territorio en la década de 1990, sin olvidar 19
su presencia histórica en regiones como Sumapaz y
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
Tequendama (Peña, 1997). Es conveniente señalar que
de los siete frentes y otras tantas columnas existen-
tes en Cundinamarca, la mayor parte se concentraron
en las vías de acceso y municipios aledaños a Bogotá,
tendencia que se prolongaría hasta entrado el nuevo
milenio. El valor estratégico de Bogotá era evidente:
no solo es el centro político del país, sino que su
posición y conectividad permitían el tránsito de per-
trechos, así como facilitaban el lavado de dinero pro-
veniente de actividades ilegales. En este último rubro,
las FARC-EP practicaron el secuestro e imponían
“impuestos” a individuos con cierto capital, además de
controlar centros de comercio legal, actividades que
no tardaron en antagonizar gran parte de la población
e incluso viejos aliados como José Gonzalo Rodríguez
Gacha (Peña, 1997). La VIII Conferencia de FARC-EP
en 1993 afianza la tendencia de la década anterior,
consolidando el cerco en la capital, en preparación a
una insurrección que nunca llegaría. En esta década el
conflicto armado en el país se desborda y alcanza sus
valores máximos de víctimas fatales; los años 1993 y
1997 registran picos particularmente altos en la ciudad
(Bromberg, 2018). Aunque estas cifras no son explica-
das únicamente por el avance de FARC-EP, sí es perti-
nente mencionar que esta guerrilla añadió al secuestro
y extorciones, nuevos métodos de presión al Estado;
el ataque con explosivos en 1995 a una estación de
policía en Kennedy y el carro bomba en 2003 al Club
El Nogal son ejemplos de ello. Contrario del M-19 y
FARC-EP, el ELN tuvo una presencia esporádica en la
capital, aunque lograría atraer a un número importante
de intelectuales a sus filas. El ELN no contaría con una
base social asentada en Bogotá o sus alrededores y
sus acciones se limitarían a atentados para presionar
al gobierno central, ejemplo de ello el carro bomba a la
Dirección de Investigación Criminal de la Policía DIJIN
en 1997 (Bromberg, 2018).
Por su parte, la consolidación de los señores de la
guerra y de un proyecto paramilitar (con un alto nivel de
organización) en Bogotá, se pueden entender en dos
momentos clave. Es común en el imaginario colectivo
20 vincular los orígenes del paramilitarismo en Cundina-
marca con las bandas de esmeralderos. También se
considera que la irrupción del narcotráfico en el país
y la constitución de grupos narcotraficantes fueron
los antecesores inmediatos del paramilitarismo en
Bogotá. Sin duda, tanto esmeralderos como narcotra-
ficantes, especialmente Rodríguez Gacha, se mezclan
con los ejércitos privados de Cundinamarca, Boyacá, y
los llanos orientales (Bromberg, 2018), pero tanto las
bandas de esmeralderos como los narcotraficantes,
constituyen procesos con orígenes propios. Si bien,
organizaciones con estructuras de un bajo nivel de in-
tegración se multiplican desde finales de la década de
1970 en la capital, proyectos mafiosos urbanos con una
organización compleja son en realidad un fenómeno
tardío en la evolución del conflicto armado colombiano
(Duncan, 2005).
Ya se mencionó cómo el avance de las FARC-EP en
Bogotá inicialmente no contempló ataques terroristas
hacia la población civil, pero en la medida que estos
se incrementaron, más sectores comenzaron a orga-
nizarse para responder a estas acciones. Así, grupos
como Muerte a Secuestradores (MAS) y bandas
de seguridad privada comandadas por el Cartel de
Medellín, Rodríguez Gacha, Víctor Carranza, etc., no
tuvieron dificultad en expandirse en Cundinamarca
donde encontrarían sectores de la población dispues-
tos al proyecto contra insurgente. Sin embargo, no es
sino hasta finales de los años 90 cuando estructu-
ras paramilitares con altos niveles de organización se
consolidan en la capital. Dos organizaciones de este
tipo coexistieron y se enfrentaron en Cundinamarca
entre los 90 y la primera década del presente siglo. Por
una parte, las Autodefensas Campesinas del Casanare
(ACC) fueron consolidadas por narcotraficantes y
ganaderos de Casanare en los 80 y, para la muerte de
Héctor Buitrago (El Viejo) en 1998, su zona de influen-
cia llegaba hasta Bogotá. La unificación de estructuras
en el Meta y Guaviare por los Castaño y las Autode-
fensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU), se
consolidó por la adquisición de la estructura armada
por parte de Miguel Arroyave (El Químico). A pesar de
estar suscrito a las Autodefensas Unidas de Colombia,

el Bloque Centauros (como se denominaría) gozó de
cierta autonomía siguiendo los intereses personales de
Arroyave. De hecho, es debatible hasta qué punto las
AUC fueron una estructura jerarquizada con proyectos
políticos y militares unificados, ya que en realidad
funcionaban más como una federación de ejércitos
privados. Lo cierto es que tanto las ACC como el
Bloque Centauros (que por sí mismo recogió muchas
estructuras, incluyendo el Bloque Capital), inician una
ofensiva contra el cerco insurgente en Cundinamar-
ca alrededor del año 2001 (Bromberg, 2018). Con la
llegada a la presidencia de la República de Álvaro Uribe
Vélez en 2002 y la política de la “Seguridad Democrá-
tica”, las Fuerzas Armadas emprenden varias ofensivas
en la región contra los reductos de las FARC-EP,
siendo la Operación Libertad I, la más recordada de
ellas. De esta manera se configura el contra cerco
que extinguiría cualquier presencia importante de las
FARC-EP de los alrededores de la capital.
Como se señaló, las AUC funcionaron más como una
federación de señores de la guerra que como una es-
tructura unificada como las FARC-EP o el ELN. Esto
fue un hecho a pesar de los esfuerzos en la otra
dirección de Carlos Castaño. Las franquicias armadas
compradas por privados a las AUC estaban conde-
nadas a hacer fracasar el proyecto político de unas
autodefensas de carácter nacional (Grajales, 2017b).
En tanto no se reconociera un proyecto político a la
federación paramilitar, no era posible avanzar en ne-
gociaciones con el Gobierno Central a la imagen de
lo hecho con los grupos insurgentes en los 80 y en el
Caguán. Por esta razón, las AUC intentaron organizar
las franquicias regionales y sus correlatos políticos
(senadores, representantes, alcaldes, etc.) en el Pacto
de Ralito en el 2002, el cual derivó en los Acuerdos de
Santa Fe de Ralito al año siguiente. El grado de éxito
de los líderes paramilitares para ser reconocidos como
movimiento armado con fines políticos es debatido.
Grajales (2017a) plantea que este fracasó no solo por
el descalabro del fallido proceso de desmovilización de
gran parte de las fuerzas paramilitares, sino por los es-
cándalos políticos que involucraron a representantes
Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
del Estado con altos cargos y su estrategia para poner
fin al problema paramilitar: extraditar a sus líderes a los
Estados Unidos. Esto ilustra la imposibilidad de unificar
bajo la bandera de las AUC, la federación paramilitar
en Colombia.
En muchos casos la unificación del proyecto paramili-
tar derivó en tensiones entre franquicias que seguían
objetivos personales diferentes o incluso que se dispu-
taban territorio. Este es el caso de las ACC y el Bloque
Centauros (2003-2004). Formalmente, Arroyave y los
Butragueños escalaron las tensiones por la negativa
de estos últimos, de entrar en el proceso de Santa Fe
de Ralito. Castaño ordenó la eliminación de este grupo
para consolidar la imagen de estructura unificada
que pretendía traer a la mesa de negociaciones con
el Gobierno Nacional. No es claro si esta fue la razón
principal de la guerra intestina, pero Arroyave tomó
la oportunidad para capturar territorios en el Meta
y Casanare, al tiempo que consolidó su dominio en
Bogotá, apoyado por las Fuerzas Armadas quienes
solo atacaron las bandas satélites de las ACC (Torres
Aranguren, 2011). Además, la guerra entre las dos es-
tructuras se libró por el control de mercados legales e
ilegales (Duncan, 2015), así como en ciertos sectores
de Ciudad Bolívar, Soacha, y Bosa, principalmen-
te (aunque no exclusivamente), el Bloque Centauros
consolidó el monopolio de la violencia “vendiendo”
seguridad y eliminando a competidores e ´individuos
indeseados` en las comunidades (personas “afines” o
“colaboradores” de las FARC-EP, lideresas y líderes
comunales, trabajadoras sexuales, jíbaros y bandas
locales, etc.).
Ya se ha mencionado cómo las fuerzas del Estado par-
ticiparon activamente en la contienda entre las dos
estructuras paramilitares o, concretamente, concen-
traron las acciones sobre una de estas en beneficio
de la otra. Esta no fue la primera vez que el Estado
sería protagonista de la contienda en la ciudad, se
pueden rastrear este tipo acciones hasta las primeras
décadas del siglo XX. Todavía se debate hasta qué
punto las Fuerzas Armadas participaron directamente 21
en la persecución y eliminación de opositores, siendo
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
probablemente el caso más emblemático el Genocidio
de la Unión Patriótica (Centro Nacional de Memoria
Histórica, 2018). Durante las operaciones del contra
cerco son notorias las persecuciones a presuntos co-
laboradores de la guerrilla en los barrios marginados de
la capital, siguiendo estrategias similares a las de los
empresarios de la seguridad que se venían consolidan-
do en esta época. La doctrina de la Seguridad Demo-
crática desbordaría el uso de la ´violencia legítima` para
derivar en prácticas condenadas en la opinión pública
local e internacional.
La proliferación de crímenes de Estado por parte de
las Fuerzas Armadas debe entenderse en el contexto
de expansión del conflicto armado tanto en la capital
como en las regiones del país. La intercalación del uso
de la fuerza legítima con estrategias y grupos ilegales,
demuestra un hecho ya bastante estudiado en la
historia del país: el Estado colombiano nunca pudo
consolidar el monopolio de la fuerza. Para Grajales
(2017a), el Estado ha fluctuado entre el gobierno por
la violencia y el gobierno en medio de la violencia, de-
pendiendo de las condiciones y características de las
tensiones internas. En este sentido, la violencia no
apunta a un desmoronamiento del Estado, tal vez la
tesis más popular para explicar el conflicto armado
interno. De hecho, el fenómeno es más complejo.
La descentralización de la administración en 1986
ofreció la posibilidad de consolidar proyectos econó-
micos y políticos en las regiones. Ya se ha mencionado
cómo los GAI regionales se expandieron a los cascos
urbanos, lo que esto señala es que el recrudecimiento
del conflicto ha sido antecedido, muchas veces, por la
ampliación del Estado y en medio de una cuestionada
legalidad -el caso obvio fue las CONVIVIR-. No solo
son las Fuerzas Armadas sino el aparataje estatal el
que se ha servido de la violencia ejercida por estruc-
turas de alto nivel de organización. Esto quiere decir
que no es el fracaso del Estado la explicación del des-
plazamiento del conflicto armado a las ciudades, sino
que es la utilización que hace el Estado de los actores
violentos, en medio de su incapacidad para mantener
22 el monopolio de la violencia, la fuerza histórica que
puede brindar una nueva interpretación al conflicto.
Por ahora basta con señalar esta tesis -se requiere una
investigación exhaustiva que desborda los propósitos
del presente proyecto-.
Finalmente, contrario a las tesis negacionistas del
conflicto armado en Bogotá, las percepciones y
vivencias de la población difieren en su mayoría y
reconocen la agencia de estructuras armadas con
altos niveles de organización en la ciudad (Restrepo,
2013). Como se señaló en este contexto explicativo,
la reconfiguración de la ciudad en la estrategia de
este tipo de estructuras, es un fenómeno relativamen-
te reciente. En efecto, se puede hablar de la existencia
de un conflicto armado en Bogotá desde finales de la
década de 1970, aunque dar una fecha exacta para su
inicio es un tema para futuras discusiones. Así mismo,
el conflicto armado en la capital ha visto cambiar sus
dinámicas internas. La expansión urbana del conflicto fue
posible en tanto las estructuras con altos niveles de or-
ganización en las regiones vieron en la descentralización
una oportunidad para infiltrar, en diferentes niveles, a las
instituciones estatales y avanzar sus programas políticos.
Esta dinámica, en años más recientes, ha retrocedido en
beneficio de la regulación de ciertas actividades econó-
micas legales e ilegales. La configuración de los actores
en la evolución del conflicto armado parece alinearse con
las descripciones del paradigma de las “nuevas guerras” o
“guerras postnacionales” discutidas en gran parte de la
literatura. Por lo pronto, el presente texto propone una
mirada general sobre las memorias y percepciones del
conflicto por miembros de diferentes sectores de la
población capitalina. Mientras es de interés incluir tes-
timonios con la mayor variedad de sectores posibles,
las limitaciones de un proyecto de esta envergadura
no permitieron incluir una lista extensa de sujetos. Aun
así, se espera que la muestra recogida en las siguien-
tes páginas sirva para arrojar pistas sobre qué tipo
de conflicto armado se produjo en Bogotá y sus al-
rededores. También se espera que estos testimonios
sirvan para convencer a los escépticos del conflicto
y motiven ulteriores investigaciones que llenen los
vacíos señalados en el presente informe.
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.

Capítulo 2.
RELATOS: EXPERIENCIAS
DEL CONFLICTO ARMADO EN
BOGOTÁ D.C.

23
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
La presente sección tiene por objetivo presentar
los relatos y experiencias de personas de diferentes
sectores sociales, quienes fueron entrevistadas con
el fin de comprender las características de las violen-
cias en Bogotá, Soacha, y Sumapaz, y analizar si estas
presentan los rasgos del conflicto armado descritos
en los apartados anteriores. Con este fin, se realizaron
treinta y nueve (39) entrevistas a personas de organi-
zaciones sociales, políticas, comunitarias-barriales, sin-
dicales, LGBTI, afrodescendientes, etc., que dan cuenta
de las dinámicas violentas que han experimentado en
las últimas décadas en la capital y sus alrededores. Las
entrevistas se realizaron en los meses finales del año
2020 y a inicios del 2021. Las transcripciones preser-
varon la esencia de las discusiones con el fin de ser
fieles a las vivencias que nos compartieron todas y
todos los participantes de este informe.
En primer lugar, se señalan algunos de los hallazgos
generales sustraídos de estas fuentes primarias. Las
siguientes subsecciones exponen diferentes narrativas
que, en algunas ocasiones, identifican patrones de vio-
lencias adscritas al microtráfico, delincuencia común,
discriminación e intolerancia, que son experimentadas
por las víctimas en el transcurrir de sus cotidianida-
des, debido a esto y a que las mismas víctimas están
inmersas en estos procesos, gran parte de los relatos
agotan las explicaciones de las causas de las violen-
cias en los responsables inmediatos, es decir, la delin-
cuencia común y los agentes estatales corruptos por
estas. Por otra parte, no son escasos los relatos que
señalan la presencia de estructuras armadas con un
mayor nivel de complejidad que paralelamente deter-
minan el carácter de las violencias. La reconstrucción
del proceso histórico del conflicto armado en Colombia
y su expansión hacia las áreas urbanas indica que, en
su etapa más reciente, las estructuras armadas con
altos niveles de complejidad han privilegiado acciona-
res que los ocultan de la opinión pública, mientras con-
solidan mecanismos para la regulación de mercados
legales e ilegales. Es decir, los escenarios donde antes
ejercían su poder grupos insurgentes y paramilitares
24 con proyectos nacionales fueron ocupados por nuevas
estructuras “neoparamilitares”, donde estos últimos
priorizaron el uso sistemático de grupos satélites
con niveles de organización más bajos para afianzar
su dominio en la capital. Este rasgo distintivo de la
etapa más reciente del conflicto armado en Bogotá,
ha comenzado a ser reconocida por las personas
que experimentan la violencia cotidiana tal y como lo
demuestran los relatos aquí reunidos; en esta dirección,
las narrativas recogidas en esta sección presentan evi-
dencias empíricas que respaldan la hipótesis consigna-
da a lo largo del informe.
A continuación, se presentan las experiencias recopi-
ladas desde diferentes sectores, acompañadas de un
análisis dirigido a evidenciar las dinámicas del conflicto
armado en Bogotá, Soacha, y Sumapaz.
A. Organizaciones comunitarias y
barriales: Una perspectiva desde
los liderazgos sociales, políticos,
étnicos y comunales
Esta sección presenta los relatos de las organizaciones
comunitarias y barriales, y expone algunas de las carac-
terísticas del conflicto armado en Bogotá, dinámicas
en las que se mezclan diferentes actores como la de-
lincuencia común, redes de mafia, mercados de crimi-
nalidad, narcotráfico, así como la presencia de grupos
armados ilegales y legales en la capital. Entre los prin-
cipales protagonistas reconocidos en las descripcio-
nes se encuentran estructuras insurgentes como las
FARC-EP, el M-19, y diferentes grupos paramilitares.
Bogotá ha sido una de las principales receptoras de
víctimas del conflicto armado y centro de la violencia
generalizada del país. Es un referente sobre la forma en
que se articulan de manera progresiva la crisis humani-
taria y la crisis social histórica; en las zonas periféricas
conviven víctimas y pobres urbanos, la confluencia de
violencia económica y sociopolítica no es la excepción
sino la regla.
Es importante resaltar que en la ciudad de Bogotá el
desplazamiento intraurbano se presenta con más fre-
cuencia en las localidades de San Cristóbal, Rafael Uribe
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.

Uribe, Ciudad Bolívar, Kennedy y Bosa como localida- violencia en el territorio:

des que expulsan población desplazada y son recibidas
(…) el frente de los guerrilleros y los paramilita-
en localidades como Suba, Candelaria, Barrios Unidos
res existen acá, y anteriormente en el año 94.
y Mártires2. De igual forma, se plantea que continúan
Nosotros llegamos acá en el 93, en el año 93-94
las denuncias relacionadas con amenazas a líderes y
fue cuando hubo la toma guerrillera del CAI de San
lideresas de población desplazada y organizaciones
Joaquín que mataron al soldado e hirieron a una
de derechos humanos. Las amenazas provienen ge-
chica de cerros del sur (…), eso sucedió en nuestro
neralmente de grupos armados, estructuras insurgen-
territorio, esa fue la toma guerrillera que hubo en
tes y grupos asociados con bandas criminales como
el CAI de San Joaquín, eso fue en la noche y en
“Las Águilas Negras”3. Como se evidencia, la mayoría
el día porque ellos empezaron a incursionar en
de las personas entrevistadas corroboran la agencia
el transcurso de la noche y nosotros sentíamos
de estructuras con alto nivel de organización, paralelo
mucho movimiento, en especial los perros y ya
a las expresiones de violencia generadas por grupos
en algunas casas entraron, dijeron a qué venían,
menos organizados ligados a la delincuencia común y
ellos en sí lo que querían era acabar con el CAI
microtráfico.
y empezar una toma guerrillera aquí en Bogotá.
Ciudad Bolívar es un territorio que ha sido histórica- (Anónimo, localidad Ciudad Bolívar, Bogotá)
mente receptor de población víctima del conflicto
Nosotros acá toda la vida hemos estado acompa-
armado, lugar donde las huellas de las vivencias indi-
ñados de ellos porque uno no los puede divulgar
viduales del conflicto en el pasado hacen parte hoy
de frente porque corre el riesgo la vida de todos
de su identidad como localidad en donde asociaciones
y aquí en nuestro territorio desafortunadamente
juegan un rol central en la construcción de memoria
tenemos la presencia de ellos, pero ellos se saben
colectiva (Madrigal, 2013). Entre las organizaciones
camuflar, saben cómo trabajar, tanto así que ellos
presentes y activas en Ciudad Bolívar se encuen-
reclutan a nuestros niños, a nuestros jóvenes para
tran organizaciones como la Asociación Mutual de la
que hagan diferentes clases de tareas en donde
Mujer por un Mejor Vivir – Asomumevir, esta nace a
se ven involucrados ellos por la situación socioe-
partir de la integración de madres cabeza de familia,
conómica de la familia. (Anónimo, localidad Ciudad
el 18 de mayo del 2001, buscando mejorar sus con-
Bolívar, Bogotá)
diciones de vida, además de promover oportunidades
a partir de la capacitación y la construcción de tejido (…) En el barrio Divino Niño hay cualquier cantidad
social, para ayudarse a sí mismas y a las mujeres de de historias, hay cualquier cantidad de proble-
la comunidad que se encuentren en un mayor grado máticas de violencia tanto de género como de
de vulnerabilidad. Asomumevir es una organización sin violencia sexual, como de violencia por drogas,
ánimo de lucro creada con fines sociales, culturales y reclutamiento; desafortunadamente lo que yo les
económicos, que responde a las grandes necesidades dije al principio, entre nosotros no podemos hablar
de sus asociados, los cuales, apoyándose mutua y so- muy duro, pero por ejemplo acá hay fábricas que
lidariamente en el desarrollo creativo de sus proyectos se camuflan haciendo una cosa y hacen otra (…),
integrales, logran obtener una vida digna. Desde su en especial acá hay una fábrica de calzado que
perspectiva en el territorio se toman diferentes expe- son todos de una sola familia y ellos reclutan a los
riencias y perspectivas sobre el conflicto armado y la chicos, mandan a ganchos ciegos. Hace poquito

2. Auto 383 de 2010, emitido por la Corte Constitucional en seguimiento al cumplimiento de la sentencia T-025 de 2004. M.P Manuel
Cepeda Espinosa.
3. Corte Constitucional. Sala Especial de Seguimiento a la Sentencia T-025 de 2004. Auto 383 de 2010. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva 25
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.

yo me enteré esta semana que uno de ellos cayó Ejército, confío más en el Ejército que en la misma
porque la persona que estaba de gancho ciego policía.
le dio coronavirus y no pudo hacer el mandado
(…) Luego de la firma del Acuerdo de Paz, la
y otro muchacho fue y lo hizo y cayó fue esa
violencia ha persistido, antes ha empeorado y
persona, lo cogieron, y pues bendito sea el señor
más por la situación socioeconómica y cultural de
porque es un papito que si desafortunadamente
las poblaciones y la gran confluencia de mucha
caía afectaba a muchas personas porque él tiene
población de otros territorios a nuestras comuni-
un niño especial y uno a veces dice que la gente
dades. Tanto los reinsertados como los desmovili-
juega con la necesidad de los otros y desafor-
zados, como la población desplazada. Entonces a
tunadamente eso lo vemos aquí a diario, o sea
veces uno se desplaza de un territorio a otro y se
cualquiera vienen van y roban y atracan porque
encuentra con el mismo enemigo que era de uno,
uno acá ya conoce cómo están trabajando, qué
aunque estamos en una época supuestamente
hacen. Uno no puede decir mucho porque pues
de Acuerdo de Paz, siempre existen los conflic-
uno corre peligro acá (…), pero desafortunadamen-
tos y existe el temor, y existe el resentimiento de
te ellos siguen haciendo lo mismo y no hay nadie
lo que nosotros hemos vivido en el pasado en
quien los pare y acá está involucrada la policía.
nuestros territorios, los que fuimos desplazados
Entonces uno no puede decir muy duro porque
de los territorios donde teníamos ya una vida (…),
no falta que esto y por lo menos hace dos años
dice el Acuerdo de Paz que no habrá conflictos
cuando hubo los enfrentamientos entre venezo-
armados de parte y parte, pero es que el Gobierno
lanos y población colombiana que decían que los
es el primero que está afectando al pueblo porque
venezolanos estaban robando los niños, a mí me
no hay unas garantías que cubran, no hay unas
amenazaron. (Anónimo, localidad Ciudad Bolívar,
garantías que nos den la satisfacción de vivir tran-
Bogotá)
quilamente en una calidad de vida adecuada para
Bogotá como epicentro de conflicto armado: Sí, la comunidad. (Anónimo, localidad Ciudad Bolívar,
todos los días, porque estamos en la sobreviven- Bogotá)
cia, todos los días, todo el mundo está buscando
Los relatos de organizaciones comunitarias como
cómo sobrevivir y desafortunadamente Bogotá
Asomumevir dan cuenta de diferentes dinámicas de
es el acopio de todas las sobrevivencias a nivel
conflicto armado dentro del territorio, en donde a
nacional, porque los venezolanos ¿a dónde llegan
diario persisten hechos victimizantes, tales como re-
primero?, a Colombia y ¿a dónde? a Bogotá,
clutamiento, amenazas, torturas, entre otros. Por otra
porque según ellos Bogotá es donde le da la opor-
parte, líderes y lideresas comunales como Octavino,
tunidad a todo mundo. En su gran mayoría llega
Luz Marina, Fidel muestran los diferentes patrones
la población desplazada. Por ejemplo, los que
de violencia que se vive en Ciudad Bolívar, así como
son los reinsertados o los desmovilizados, entre
hechos victimizantes a líderes y lideresas en el ejercicio
comillas porque hay muchos que se dicen ser re-
de sus labores.
insertados o desmovilizados, pero siguen ejercien-
do esa labor en los territorios. No sé quién hacía unos panfletos que decían: “el
que no se acueste a las 6, a las 6 lo acuestan”,
Ahora, frente a los actores armados percibidos
pero eran organizaciones clandestinas que lo
en el territorio, acá tenemos los tierreros, que son
hacían. Sí hubo mucho para los jóvenes que han
los que invaden terrenos y los presentan acá; está
matado en Ciudad Bolívar (…), jóvenes que hoy
la guerrilla, los paramilitares, los reinsertados y
26 en día los matan y que uno no sabe ni por qué,
la misma policía. Acá a veces cuando vemos el

aparecen muertos pero uno no sabe a qué viene
esa violencia y más en ese sector, sabiendo que
es un sector vulnerable, un sector de gente que
es muy vulnerable a todo, a los que más matan
es a los pobres (…), por ejemplo, la banda de “Los
Conejos” era una banda que maneja droga, Los
Escárraga era otra banda que inclusive al que no
le caía bien lo iban desechando y había otro, pero
eso todo era por la droga, por disputarse el sector
para ellos distribuir esa droga, entonces eso venía
así entre jóvenes; si un joven no vende o si otro
no consume, entonces ya no es amigo y le van
dando, como dicen hoy en día, “le van dando piso”.
(Octavino, Ciudad Bolívar, Bogotá)
(…) Nos ubicamos en el año 1980 (…) aspectos im-
portantes que marcaron mi vida en esta época; de
un momento a otro empezaba un escándalo, un
pregonero avisaba que había un muerto y todos
salíamos corriendo, yo no entendía pues para
dónde va toda esta gente porque yo la verdad
nunca había vivido esta situación en el barrio de
donde nosotros veníamos, nunca se me había pre-
sentado una situación así y pues ahí hay un potrero
que era un basurero y ahora es la bomba, creo
que eso es Protecho, eso eran las ladrilleras pero
se había cogido de basurero pues todavía no se
prestaban los servicios primarios, no había servicio
de aseo. (…) al principio aparecían, pero también
había intervalos en los que los mataban ahí cerca
de nosotros, eso era muy normal escuchar una
balacera, demasiado normal escuchar la balacera
y todos salían corriendo y pues como el pánico
colectivo, la curiosidad colectiva entonces -vamos
a ver qué pasa con nuestros hermanos-, uno de los
primeros muertos que vi nunca lo olvido, tenía el
tiro en la frente, el viento le movía el cabello, estaba
totalmente blanco, era un muchacho muy joven
yo lo miré con tanto detalle: sus manos blancas,
sus zapatos, su pantalón, era un muchacho alto,
joven; me quedé tan impresionada mirándolo, para
mí fue impactante ese momento yo podría hacer
un retrato con todos los detalles de ese momento.
Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
(…) eran muy seguidas las muertes, ahí cerca muy
cerca a una cuadra, a dos cuadras después otro
muerto; también hay algo que me llama tanto la
atención y es lo común de las muertes, que eran
muy jóvenes y eran hombres, eso era muy raro ver
la muerte de una mujer.
(…) Ya como en dos años mis hermanos empiezan
de alguna manera a ser involucrados y ellos nos
traen las razones reales, habían grupos organiza-
dos de secuestro, de robo a empresas grandes
con armas y bien estructurados, y captaban a
cualquiera de nuestros vecinos y en este caso
pasamos el riesgo de que también fueran nuestros
hermanos, pero pues mis padres reaccionaron in-
mediatamente cuando empezaron a percibir esta
situación y los sacaron del barrio y los mandaron
para otra ciudad y con eso lograron que se prote-
gieran. (…) Ellos se empezaban a organizar y pues
era más rápido, más fácil y entonces atentaban
contra las personas. Conozco un caso cuando
fue secuestrada una viejita, una abuelita famosa
y los delincuentes fueron cogidos por la DIJIN y
los cogieron con un cortauñas y les quitaron… o
sea fue un trabajo grande y especial que hicieron
y los cogieron, los mataron, los desaparecieron y
ellos aparecieron muertos, también por violencia
por parte del Estado. (Luz Marina, localidad Ciudad
Bolívar, Bogotá)
Experiencias como la de Luz Marina, quien ha sido
docente de diferentes colegios de la localidad, de-
muestran ejemplarmente cómo la juventud del territo-
rio se ve inmersa en las dinámicas violentas donde sus
protagonistas inmediatos son bandas criminales con
niveles de organización bajos. De la misma manera, el
relato advierte cómo la violencia al interior de la insti-
tución, que al parecer era un fenómeno endógeno de
la localidad, estaba determinado por la regulación que
ejercían estructuras con altos niveles de organización
de las bandas y grupos locales.
Yo en el colegio San Francisco ya llevo 20 años, pero sí
quisiera contar también mi experiencia antes de llegar 27
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
al colegio. Trabajé en el colegio Compartir en San
Francisco más arriba de Juan Pablo. (…) Y es cuando
vivo más de cerca la vida de la juventud, ellos alrededor
de una historia. Voy a tratar de que lleguen a la com-
presión de tan alta violencia que se vivía en este sector,
que se vive. En un curso de quinto de primaria, había
muchachos con un pensamiento ya adulto y un fin de
semana de regreso el lunes, dos muchachos de quinto
asesinados, dos estudiantes míos, desgarrador. El papá
descubre, el papá de uno de los asesinados, descubre
quién fue el que atentó y atacó a los muchachos,
mata a los muchachos que atacan a los estudiantes,
que fueron otros dos estudiantes que también hacían
parte de mi curso; el hermano mayor que tenía como
20 años mata al papá de los segundos implicados y a
él lo mata el jefe de una pandilla donde ellos pertene-
cían, era narcotraficante, eso fue una cadena sucesiva
de asesinatos, hace 6 meses muere un estudiante de
esa época que estaba sentado en las laderas de la ins-
titución un fin de semana y estaba sentado con cuatro
muchachos y les dieron bala y solo él quedó vivo, eso
fue un milagro pero de todas maneras le marcó su vida
para siempre y la muestra es que ya no soportó, él es
un muchacho joven que murió hace seis meses; yo me
enteré porque la mujer es una alumna también mía y
siempre me venían informando de la situación.
(…) Nosotros la leíamos como delincuencia juvenil
y más allá nosotros teníamos los temores de que
fuéramos agredidas por empezar a investigar y
consultar. En izadas de bandera las balaceras se
escuchaban, estábamos en el patio haciendo la
izada de bandera y allá la balacera en cualquier
momento o sea era un barrio bastante peligroso.
Hace cuatro años uno de otro curso fue el líder
de una banda narcotraficante grandísima aquí en
Bogotá y él está en la cárcel a él no lo mataron,
pero lo capturan; las fotos de mis estudiantes de
esa época, las fotos que mis estudiantes llevaban
al aula de clase eran de sus hermanos en el ataúd
y eran unos lazos de sangre bien allegados y esa
cadena se fue repitiendo, entonces después el
28 hermano y el otro hermano y madres con sus tres
o cuatro hijos asesinados. (Luz Marina, localidad
Ciudad Bolívar, Bogotá)
Según la Corporación Nuevo Arco Iris, en las localida-
des de Bosa y Ciudad Bolívar, el control por las salidas
de la ciudad ha sido objeto de disputas por diferentes
organizaciones ilegales tales como Águilas Negras, el
ERPAC, algunas estructuras que mantienen redes de
las antiguas Autodefensas Campesinas del Casanare,
así como efectivos de la Oficina de Envigado (Corpora-
ción Nuevo Arco Iris, 2010, p. 55). La pelea en especial
se da por los accesos a la ciudad desde Soacha por
la autopista sur y el sector de Caracolí, entre Ciudad
Bolívar y Soacha, el cual representa una de las entradas
a Bogotá a través del barrio “El Paraíso”. (G. Bazante,
entrevista personal, 22 de octubre de 2014)
Por otro lado, localidades como Rafael Uribe Uribe
cuentan con un alto nivel organizativo barrial, con un
total de 107 Juntas de Acción Comunal, se destaca
el funcionamiento de nueve instancias de participa-
ción: Consejo Local de Gobierno, Consejo Local de
Política Social - CLOPS -, Consejo Local de Mujeres
y Equidad de Género, Consejo Local de Discapacidad,
Consejo Local de Envejecimiento y Vejez, Consejo
Local de Planeación Local, Normativa Consejo de Pla-
neación Local, Mesa Local de Población Diversa (Mesa
LGBTI), UAT Unidad de Apoyo Técnico. Así mismo, allí
se reconocen grupos étnicos quienes tienen historias
de vida, desde su llegada hace 1, 10 o 30 años.
Es el caso de la Corporación Afro Indígena Mi
Colombia, organización social que promueve la cons-
trucción de caminos de paz y convivencia a través de
la etno-educación, el acompañamiento psicosocial y el
fortalecimiento del tejido colectivo en grupos étnicos
y víctimas del conflicto armado. La Corporación Afro
indígena Mi Colombia es una entidad sin ánimo de lucro
que trabaja en pro del fortalecimiento, el bienestar y
la resignificación cultural de la comunidad del barrio
Molinos II- Sector Los puentes de la Localidad Rafael
Uribe Uribe; esta organización es liderada principalmen-
te por mujeres de la localidad, entre esas su fundadora
Elizabeth quien es una lideresa comunitaria y social

representante de las comunidades Afro indígenas.
No obstante, líderes y lideresas como Elizabeth se
han visto envueltas en dinámicas de violencia por su
trabajo social en la comunidad; su trabajo es una lucha
constante por dignificar a todas las personas que
vienen desplazadas por el conflicto armado, especial-
mente, afrodescendientes.
Mi fundación ha sido víctima del conflicto armado.
Sí, muchísimo. Mi fundación ha sido persegui-
da, acosada, ya que yo hago parte de algunos
espacios de participación y algunas mujeres de
mi fundación también de la Mesa de Víctimas.
Yo hago parte de la Mesa Local de Victimas de
Rafael Uribe Uribe y Mesa Distrital. (…) Mi nombre
ha salido mucho en panfletos de Águilas Negras,
de amenaza. Desde el 2015 he venido recibiendo
amenazas en panfletos, mi nombre en repetidas
ocasiones. Ahora salimos en septiembre [2020],
volvimos a salir ahora en noviembre que fue el
último que salimos, volvió a salir mi hija también y
otras compañeras y compañeros de Mesa también
salimos ahí nombrados en esos panfletos.
(…) A mí me han intentado matar; un día salía de mi
fundación y un señor de una moto me persiguió,
eso fue en octubre del año pasado, el 1 de octubre
a las 6:40 pm yo salí de la fundación, ya iba a
coger el taxi para mi apartamento y un señor me
estaba esperando como a unas tres cuadras de
la fundación (…), yo que doy el paso y voy bajando
cuando sale un señor que estaba como en toda
la esquina en unas vallas que estaban trabajando,
él estaba como escondido, estaba en la valla y el
señor sale de allá de la moto y cuando yo lo veo
y que él se tira la mano acá y venía un taxi y a mí
lo que me salvó fue el taxi porque el señor se me
tiraba así con la moto y la pistola. Cuando pasó el
taxi así que el señor se me iba a tirar, entonces él
no pudo porque el taxi pasó y yo llegué y me metí
a la fama y yo le dije a la señora de la fama -el
señor de la moto me iba a matar, no sé-, y ella me
dijo, -éntrese aquí porque el señor se devolvió-;
es que el señor se devolvió y me buscaba así y
Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
la fama tiene 3 puertas, entonces yo me entré al
lado de los congeladores y me acosté en el piso,
yo me tiré al piso y la señora se quedó ahí parada
y el muchacho también como si nada, ahí parado
así y el señor subió con la moto, miró por ese lado
de la puerta para la fama y no me vio, miró por el
otro lado y nada y luego subió y se subió por toda
la esquina por la otra puerta de la fama y se alzó
así de la moto a mirar así si me veía y no me vio.
(Elizabeth, localidad Rafael Uribe Uribe, Bogotá)
Otro de los casos de población afro desplazada
vinculada a procesos comunitarios y sociales es el de
Amalia, quien después de ser desplazada de Cande-
laria, Valle del Cauca, por la guerrilla de las FARC-EP,
fundó en el 2014 la Asociación Mujeres Afro Mujeres
Guerreras, una organización que nació con diez mujeres
víctimas de desplazamiento, quienes promueven la
movilización y la participación ciudadana en defensa
de los derechos. Generan capacitaciones, educación
formal y abastecimiento para las poblaciones. Amalia
afirma que el 80% de la población con que trabaja es
víctima de desplazamiento.
Nosotros fuimos acá, fuimos unas de las primeras
organizaciones cuando en 2015 que salieron las
mesas de participación de víctimas, fuimos las
primeras. Yo estoy desde el 2015, en el 2017 pues
comenzamos a salir ya en panfletos los nombres
de la organización, en Águilas Negras, ya pues fre-
cuentemente siempre salimos. En el 2017 también
a finales de septiembre salió ya mi nombre propio
y el nombre de la organización y siempre hemos
salido en los panfletos de las Águilas Negras. (…)
Pues en Bogotá, pues nosotros como delegados,
como mesas de participación pues nosotros y
somos representantes de organizaciones pues
salimos en los panfletos de Águilas Negras, el
grupo armado de Águilas Negras nos llega siempre
el aviso y siempre salimos y de modo de que pues,
llamadas. Por lo menos hace 15 días nos salió ya
en messenger personal, prácticamente porque
fue el personal de mi nuera, una amenaza de que 29
me iba a suceder algo a mí el sábado, pues gracias
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
a Dios no me ha sucedido nada pues siempre uno
anda con miedo porque nosotros acá siempre
somos amenazados y nosotros le decimos a la
Fiscalía que investiguen bien porque pues uno
anda con temor. (Amalia, localidad Rafael Uribe
Uribe, Bogotá)
En el marco del proceso de esclarecimiento de lo
ocurrido en el conflicto armado en Bogotá, existen
diversas miradas sobre los diferentes tipos de violencia
que se desarrollan en la urbe, pues, para algunos aún
no es claro si efectivamente existe o no un conflicto
armado en grandes ciudades como la capital. Es el caso
de líderes comunales como Rafael Duque de la localidad
Rafael Uribe Uribe, quien percibe que las causas del
conflicto no son de carácter político en todas las lo-
calidades. En su opinión, en Bogotá estos conflictos se
han presentado excepcionalmente en algunos sectores
de la ciudad. A su parecer, en la mayoría del territorio
las demandas de la ciudadanía se han podido gestionar
desde las instancias institucionales. Él atribuye los con-
flictos que se presentan a las redes de narcotráfico y de
comercio de estupefacientes.
Rafael Duque ha sido miembro de la Federación de
Acción Comunal de Bogotá, dirigente comunal en la
localidad Rafael Uribe Uribe, miembro de ASOJUNTAS
y de la Comisión Política Confederación Comunal.
Llegó desplazado de la ciudad de Montería porque su
padre, profesor y líder comunal, fue asesinado por el
paramilitarismo.
Es que uno no puede comparar los conflictos que
tienen por ejemplo los territorios, las regiones, con
lo que pasa en Bogotá. Porque en las regiones, por
ejemplo, a los comunales los matan es porque están
ejerciendo derechos ante el Estado y a esos derechos
el Estado no les da soluciones, esos derechos mismos
los ejercemos en Bogotá, pero con una gran diferencia
de que en Bogotá esos derechos se logran a través
de las autoridades en los territorios y se discuten a
través de las autoridades en los territorios.
No obstante, en Ciudad Bolívar, por ejemplo, sí había
30
conflictos de carácter político. En El Paraíso, nosotros
descubrimos que alguna gente que trabajaba para
el paramilitarismo le incomodaba que los comunales
ejercieran los derechos en el territorio. En Villaflor
querían destronar al presidente de la Junta que era
el que tenía el control del territorio para ellos con-
trolarlo (…) Por eso te estoy diciendo, pero eso tú
no lo puedes generalizar para toda Bogotá, eso no
ha sido para toda Bogotá una constante, pero sí en
Ciudad Bolívar, en San Cristóbal en la parte de arriba,
en el barrio Quindío, en Gaviota; allá sí se notaron
elementos de este tipo, en la parte alta de Usaquén
también se notaron elementos de ese tipo, en la parte
alta de Chapinero, pero uno no puede generalizar a
las 20 localidades con ese conflicto. (Rafael, localidad
Rafael Uribe Uribe, Bogotá)
La localidad de Usme cuenta también una historia
alrededor del entendimiento y el esclarecimiento del
conflicto armado en la capital. Usme es la localidad
número 5 del Distrito Capital, se encuentra ubicada en
el suroriente de la ciudad, colindando con la localidad
de Sumapaz, en donde se encuentra el páramo más
grande del mundo. Algo característico de esta localidad
es la lucha constante por la tierra y la vivienda, debido
a que una buena parte de los suelos de la localidad
aún corresponden al área rural, por lo que muchos
constructores e inescrupulosos han aprovechado
para realizar la compraventa de terrenos y viviendas,
de manera legal e ilegal; varios de estos casos han
sido controlados por los llamados “tierreros”, que son
bandas delincuenciales o delincuentes particulares
encargados de vender, de manera ilegal y con docu-
mentos falsos, terrenos o viviendas en lotes públicos
o privados, áreas de reserva forestal o zonas de alto
riesgo. Usme es una de las localidades de Bogotá con
mayor riesgo de venta ilegal de terrenos, especialmen-
te terrenos públicos, además de invasiones ilegales
por parte de personas en situación de vulnerabilidad.
(Rojas, 2010)
(…) nosotros salimos de nuestra tierra también por
el tema de la violencia, las FARC en ese entonces
allá en nuestra tierra, nosotros somos una familia
de cinco hombres y una mujer. Yo me acuerdo que

cuando yo iba a cumplir 10 años ya le pidieron a
mis padres que mi persona y dos hermanos que
me seguían a mi debíamos ingresar a las filas,
y por el temor y porque estábamos muy niños,
imagínese 10 años mi hermano, el otro 8 y el otro
7, ya en ese entonces se hablaba de una escuela
de cuadros que formaban y por eso vinimos a dar
aquí a esta ciudad.
Mucho tiempo después, yo inicié en la JAC -Junta
de Acción Comunal-, en el barrio Lucero Medio,
hice parte de un colectivo de jóvenes que era un
comité de jóvenes. En ese entonces existía una
vaina que se llamaba en Ciudad Bolívar la “Mano
Negra” y exterminaban, eso eran unas masacres.
Nunca se documentó pero en ese tiempo se
mataban muchos muchachos, inclusive ya había
una postura muy clara sobre digamos creencias
de algunos sectores de que Ciudad Bolívar estaba
tomado por la guerrilla y entonces acusaban a
todos los jóvenes. En fin, esa situación que se
presenta hoy en Colombia no es de ahora de
indilgar situaciones que a veces no vienen a lugar
y ahí participamos, andábamos era más guardados
que otra cosa con el tema de lo comunal pues
había mucha persecución ese tema de esa banda
que había en Ciudad Bolívar sobre todo en los
sectores de Lucero Alto, El Capri, Lucero Medio,
Lucero Bajo; asesinaron muchos hermanos,
inclusive un hermano mío perdió la vida allá en
esa situación. (…) digamos que muchos de esos
jóvenes entre estos quien les habla, claro que el
miedo también nos hacía volar porque ya le digo,
esa “Mano Negra” cogía combos de muchachos
que estuvieran en la calle y los iban asesinando sin
más. Por ejemplo, así fue el caso de mi hermano
que nunca se supo; situación que dio lugar a
que nosotros saliéramos de allá pero bueno. Ahí
digamos que Ciudad Bolívar comienza esa mirada
y ese encuentro con necesidades no solo de
seguridad sino sociales.
En cuanto a la presencia de actores armados
en la localidad [Usme], y todo el conflicto. Como
Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
todos sabemos para las FARC fue un corredor de
tránsito de comida para ellos y seguramente de
armas, pero aparte de eso comienza el desplaza-
miento en Colombia y comienzan a inundar porque
digamos que hasta el año 2000, digamos que la
gente llegaba, seguramente salía de su tierrita por
violencia en su tierra pero no venía tan marcado
eso del tema del desplazamiento y ya de la perse-
cución y todo este tema de tierras y el asesinato
y la gente a partir del 2000 ya es más evidente
y comienza la invasión, por eso nacen comunas
completas. Nosotros estábamos hablando ahorita
de ese auge, de esa fuerza y es que cuando les
contaba el tema de la maquinaria pero ellos tenían
presencia armada sobre todo en la ruralidad, ellos
tenían milicias y todo un mecanismo de seguridad
y de intervención pero pasan muchas cosas, ahí
inclusive fue utilizada la gente a algunos dirigen-
tes. (Nelson, localidad de Usme, Bogotá)
Otro territorio de gran importancia para este informe
es la localidad de los Mártires. Esta se encuentra en el
centro-sur de Bogotá, está completamente urbaniza-
da, salvo por parques y rondas de los ríos. Junto a las
localidades de La Candelaria, Santa Fe y Teusaquillo
conforma el centro de la ciudad. Pese a albergar varios
monumentos arquitectónicos e históricos, desde
mediados del siglo XX sus zonas oriental y norte han
sufrido un proceso de deterioro, presentando algunos
de sus barrios graves problemas de delincuencia y
criminalidad. De esta localidad se destaca el barrio
Santa Fe, allí personas víctimas de la guerra interna
de Colombia se han visto afectadas y han tenido
que desplazarse a este territorio para reubicarse y
encontrar nuevas oportunidades. Aunado a eso, una de
las mayores problemáticas de esta localidad ha girado
en torno al trabajo sexual que se ejerce en diferentes
puntos de la urbe. (Piñeros Santamaría, 2010)
Es un sector que se ha concentrado últimamente en
la prostitución y por lo tanto tiene una problemática
de índole social muy importante y bastante compleja.
Tiene que ver la misma delincuencia, la inseguridad, el 31
consumo y tráfico de drogas, problemas de relaciones
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
sociales con los vecinos y con los niños.
A pesar de las grandes problemáticas que cohabitan
en la zona de alto impacto de Santa Fe, el sector en
su totalidad es un barrio más de la capital colom-
biana que resguarda la actividad y vivencia diaria de
personas no involucradas a dichos inconvenientes.
Existen organizaciones que desarrollan actividades
sociales y políticas en favor de la comunidad, como
la Red Comunitaria Trans y la Organización Cuerpos
en Resistencia, las cuales se caracterizan por ser de
naturaleza comunitaria, política, artística, académica
y sin ánimo de lucro, luchan por la emancipación
sexual y corporal, desde una perspectiva libertaria, en
contextos populares y junto a personas históricamente
vulneradas. La Red Comunitaria Trans es un centro de
pensares y acciones colectivas, que surge como inicia-
tiva de mujeres trans trabajadoras sexuales del barrio
Santa Fe en Bogotá en el año 2011, aproximadamen-
te. Es importante mencionar que organizaciones como
Cuerpos en Resistencia también han desarrollado acti-
vidades que apuntan a la defensa y reconocimiento de
los derechos de la población LGBTI en el Barrio Santa
Fe. Desde su enfoque, estas organizaciones aportan
sus relatos frente al interrogante del conflicto armado
vivido en esta localidad y percibido por sus habitantes.
Tristemente la violencia que hay basada en género
hacia la población trans, sobre todo si son traba-
jadoras sexuales, por el perfilamiento que hace la
fuerza pública sobre todo tan hostil de las chicas,
entonces no solo hay que soportar las violencias
estructurales ya patriarcales, sino también ese
peso de que si las chicas están paradas en una
esquina, porque además son habitantes del barrio,
hay tensiones porque las ven paradas tomándose
un café; puede que la nena no esté puteando,
puede que ella esté compartiendo con las amigas
porque se levantó hace poco, pero hay problemas.
Entonces ellas tienen que pelear con la violencia
del cliente, con la violencia del perfilamiento de la
fuerza pública y la violencia paraestatal que está
presente y es parte del conflicto del barrio Santa
32
Fe, el hecho de que estructuras paracas sean las
que manejen las ollas y el control del microtráfi-
co y que ahorita por ejemplo la presión migratoria
sea un agravante, sin intención de estigmatizar a
las poblaciones, pero sí decir que esos fenómenos
impactan duro en la población. (Ammarantha
Wass, Barrio Santa Fe, Bogotá)
(…) Entonces, está esa violencia (…), es justifica-
da desde la sociedad civil que lo permite, por los
actores que la realizan y que se ven los cuerpos.
En julio de este año la Red Comunitaria Trans por
ejemplo, reportaba que hubo violencia policial
hacia trabajadoras sexuales, travestis de la zona
y entre eso está que le lanzan balas de goma al
culo y a las tetas, partes donde normalmente hay
operaciones y partes que ellas pagan muy caras,
por cierto. Esa denuncia que hizo la Red Comuni-
taria Trans, que es una violencia constante que es
validada tanto de la fuerza pública y ya la violencia
que vive todo el barrio y todas las zonas de tole-
rancia que normalmente la ejercen grupos paraes-
tatales.
(…)Frente a los actores del conflicto que se vive
dentro de la localidad, aparte de los ya mencio-
nados está la fuerza pública, que es un actor
constante y digamos que esa es una de las
fallas que tiene el Centro de Memoria Histórica
-CNMH- al ser del Estado y todas las Comisiones
y demás que igual pertenecen y están afiliadas
al Estado, porque pues obviamente la violencia
militar y de la fuerza pública es minimizada y más
con el director actual, pero eso es complicado, el
actor que más está presente en las ciudades, pues
porque estamos hablando de conflicto urbano es
la fuerza pública, porque el ejército en los pueblos
a veces no puede ni hacer presencia, en algunas
zonas que son controladas, pero acá en Bogotá
hay presencia porque los CAI quedan cerca y
demás y ellos son parte de todo. (Ammarantha
Wass, Barrio Santa Fe, Bogotá)
Es preciso mencionar, en toda su diversidad, Soacha;
este es el segundo municipio más poblado del depar-
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.

tamento de Cundinamarca, se dice que su población
pasó de 28.000 a 400.000 habitantes durante
los últimos treinta años. El municipio de Soacha se
encuentra ubicado al sur occidente del Distrito Capital.
Administrativamente está dividido en seis comunas y
dos corregimientos rurales, la Comuna 4 es un asenta-
miento urbano levantado sobre la ladera de dos cerros,
cuyas entrañas son diariamente devastadas por la ma-
quinaria de empresas dedicadas a la extracción de ma-
teriales para la construcción, en especial piedra, arenas
y gravilla; en la parte baja, se aprecian los despojos
de un antiguo embalse que surtía de agua a Bogotá,
conocido como la Laguna Terreros.
Desde su surgimiento, el poblamiento de la zona ha
tenido un carácter de “ilegalidad”, esto ha servido como
argumento para que los diferentes gobiernos que han
asumido la administración del municipio de Soacha
hayan evitado hasta ahora la obligación de asumir su
des-marginalización; por ello, cuarenta años después
de las primeras tomas de tierras, la zona sigue teniendo
grandes problemas de infraestructura, inversión y con-
vivencia, a pesar del esfuerzo puntual de una que otra
administración local; la gestión tesonera de algunos
miembros de la comunidad, el esfuerzo incansable
de las Juntas de Acción Comunal y el apoyo de las
ONG´s y las agencias de cooperación que desarrollan
programas de asistencia humanitaria, promueven la
restitución de los derechos de sus pobladores y po-
bladoras e incentivan el desarrollo comunitario. Así
mismo, el trabajo en terreno permite dar una lectura
de las dinámicas del conflicto armado y la violación de
los derechos de las comunidades asentadas en este
municipio.
Durante las últimas dos décadas, Soacha y Bogotá
han estado fuertemente ligadas a las dinámicas del
conflicto armado, entre otras razones, porque: 1.
Bogotá estaba en el centro del plan estratégico con
el que las FARC-EP pretendían propiciar un levan-
tamiento insurreccional y lanzar su ofensiva hacia la
toma del poder. 2. De acuerdo con CODHES, Soacha
y Bogotá han sido los principales centros receptores
de población desplazada en el país4. 3. De acuerdo con
las autoridades y los diarios capitalinos, en sus terri-
torios han operado diferentes estructuras de la insur-
gencia5 y de los paramilitares6. 4. Desde la segunda
mitad de los años 90´s las autoridades militares
han hablado de la necesidad de cortar o destruir un
“corredor de movilidad” de la insurgencia que opera en
el eje Sumapaz - Usme - Soacha - Ciudad Bolívar. 5.
Se dice que, en Bogotá, al igual que en Medellín, Cali o
Barranquilla, los paramilitares han operado “oficinas de
cobro” y que desde ellas planean asesinatos, sobornan
autoridades, cobran cuentas de terceros mediante el
uso de la fuerza y operan redes extorsivas que incluyen
tanto los mercados legales como los ilegales . 6. En
los últimos años, han sido escenario de actuación de
un sinnúmero de actores vinculados con el crimen
organizado que disputan al Estado el monopolio de
la coerción. De otra parte, y no menos importante,
dentro de los actores armados que puede percibir
la comunidad en este territorio, está que Soacha y
Bogotá han tenido como protagonistas a las guerrillas
(especialmente a las FARC-EP), el crimen organizado
(especialmente los traficantes de drogas y de armas);
los grupos paramilitares (el Frente Capital de las AUC,
las ACC y, más recientemente, algunas expresiones
de las llamadas BACRIM) y, por supuesto, a la Fuerza
Pública (Policía y Ejército Nacional).
Eso aquí hay de todo: pandillas, limpieza, gobierno.
Aquí una persona puede ver lo que vea pero no
dice nada porque créame que el peor error es abrir
la boca y decirle a la policía. Usted le dice a la
policía y al poquito tiempo usted ya está hasta…

4. CONSULTORÍA PARA LOS DERECHOS HUMANOS Y EL DESPLAZAMIENTO –CODHES–. Op cit. Pág. 55.
5. Es de anotar que de acuerdo con las autoridades, a finales de la década del 90 operaban en Bogotá el Frente Urbano Regional Oscar
Fernando Serrano Rueda del ELN (el cual estaba integrado por los comandos Carlos Reyes Marino, Manuel Pérez y Ernesto Che Guevara),
la Columna Móvil Teófilo Forero y la Red Urbana Antonio Nariño de las FARC-EP, la cual tenía su centro de operaciones en las Localida-
des de Ciudad Bolívar, Kennedy, Bosa y Usme y San Cristóbal.
6. EL TIEMPO (2001). Se autodenominan Frente Capital. Enero 19, 2001. Págs. 1 y 5A. 33
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
Nada más con lo de la pandemia uno pasaba y
miraba allá arriba cuando no tenían tapabocas y
los hacían a un lado y les pedían dinero, con los
negocios era igual. Acá la policía hizo su navidad
adelantada y sacaron provecho de esta situación
y para nadie es un secreto que el negocio del
microtráfico y drogas acá también lo manejan
ellos. Aquí llegan y el primer mes funcionan bien
y después ya ellos saben en dónde están las ollas
y ellos colaboran para que les den su tajada. Por
eso la gente por acá procura no ir donde ellos.
(Mauricio, Soacha, Cundinamarca)
(…) Por ejemplo, a inicios de la pandemia hubo unos
asesinatos y encontraron muchos jóvenes muertos
en el parque. Hace poco, el 2 de noviembre, desa-
parecieron un muchacho y una muchacha. (Nanci,
Soacha, Cundinamarca)
(…) Pues yo personalmente como les digo he
escuchado muchísimas cosas, pues cuando era
pequeño, como algo que a mí me ha impactado
como joven es todo el tema de los grupos que se
organizan, como por ejemplo a la limpieza social.
Cuando yo era muy niño escuchaba mucho que
llegaban los panfletos a la casa, pues que los
jóvenes tenían que estar a las 9 o 10 de la noche
ya dormidos; tenemos un caso incluso de una
vecina cercana que se le llevan un hijo de la casa
y se lo asesinan por allá en un potrero. (Mauricio,
Soacha, Cundinamarca)
Mi esposo trabajo un tole en la JAC -Junta de
Acción Comunal-, y se retiró porque aquí se
robaban las tapas de las alcantarillas y era un
peligro para los niños, y mi esposo era uno de
los que cuando se inundaba la calle se metía allá
a ayudar. Él vivía muy pendiente de la carretera
porque decía que era importante en cualquier
emergencia. Entonces mi esposo se puso a inves-
tigar y cuando se dio cuenta qué era lo que estaba
pasando, un señor llegó aquí a mi casa y delante
34
mío le dijo -no investigue tanto porque el que
busca mucho, usted ya sabe cómo queda-, y mi
esposo le dijo: -lo que tenga que hacer hágalo de
una vez-, o sea, a este señor le dio vaina y consi-
guieron las tapas, pero no fueron compradas sino
que se las robaron en otro barrio. Yo le dije -salga
de eso, mire que usted tiene hijos-. (…) Aquí había
empresas de seguridad privada (…), eso estaba or-
ganizado por desmovilizados, particularmente en
el gobierno de Uribe, paramilitares, lo primero que
hacen es asentarse y plantearon lo de los grupos
de seguridad, pero eso generó otro tipo de violen-
cias porque se generaron panfletos diciendo que
los jóvenes debían acostarse a las 7 de la noche.
(Nanci, Soacha, Cundinamarca)
(…) Digámoslo con suma claridad. La mayoría de
estos muchachos –y tú lo sabes de sobra–, fueron
asesinados en “jornadas de exterminio”, protagoni-
zadas por el Frente Capital 100 de las AUC, o por
bandas de sicarios contratadas por ellos, bandas
que recibieron entre $400.000 y $600.000
por cada “trabajo” realizado. La razón, la instau-
ración de un modelo de control social y cultural
que distintas facciones paramilitares han tratado
de ejercer en los sectores populares urbanos de
varias ciudades del país y que aún se mantiene
la necesidad de crear en el sector un ambiente
de inseguridad que torne necesario el uso de los
servicios de seguridad que ellos ofertan. (Víctor,
Soacha, Cundinamarca)
De acuerdo con los registros de la oficina del Alto Co-
misionado para la Paz, el Frente Capital se desmovilizó
con el Bloque Centauros en el 2005; sin embargo, no
es un secreto que dicha unidad ha seguido haciendo
presencia en diversas localidades del Distrito Capital
sin que el gobierno distrital, ni el gobierno nacional,
hayan hecho nada para que los jefes paramilitares
que se han acogido a la llamada Ley de Justicia y Paz,
aclaren quiénes han estado al mando de dicha es-
tructura, que desmonten sus “oficinas de cobro”, sus
bandas sicariales y sus estructuras de extorsión y; que
respondan por la vida de los cientos de jóvenes, líderes
y lideresas populares asesinados en Soacha y en Loca-

lidades como Ciudad Bolívar, Usaquén, Santafé, Bosa,
Suba y, San Cristóbal, entre otras.
En ese sentido, en Soacha y en el sur de Bogotá se
habla de una zona bajo el control hegemónico de es-
tructuras ligadas, directa o indirectamente, al proyecto
paramilitar, lo cual permitiría suponer que el uso del
recurso de la violencia habría de ser selectivo y espo-
rádico, pero se ha visto que no es así. Allí el uso de la
violencia es selectivo y permanente (en promedio muere
una persona cada dos días). Ello se debe a que más que
suplir una necesidad de seguridad, la violencia ha sido
utilizada para crear dicha necesidad. El motivo: la ins-
tauración de un modelo de control de corte mafioso
que produce sumas exorbitantes de dinero a través de
la extorsión y el boleteo. (Torres Aranguren , 2011)
B. Organizaciones sociales y políticas
Las organizaciones abordadas en este acápite relatan
las diversas experiencias del trabajo organizativo en
su territorio, así como aquellas expresiones de lucha
barrial y resistencia ante un sinnúmero de violencias
desarrolladas en la urbe, aunado a una serie de hechos
victimizantes que han tenido que padecer, tales como,
persecución, estigmatización, amenazas, desaparicio-
nes, desplazamiento, tortura, entre otros; en donde
actores de origen legal o ilegal son los principales
causantes de este conflicto.
Es el caso de la Central Nacional Provivienda
(CENAPROV) nacida en 1959 como producto del
compromiso ciudadano, quienes acosados por la
violencia política de la época, la pobreza estructural
y la falta de una política pública de vivienda para los
sectores de menores ingresos, ocuparon terrenos y se
dieron a la tarea de construir sus propias viviendas;
dando solución al problema de falta de vivienda que
se dio como consecuencia al enorme desplazamien-
to a las ciudades, de habitantes rurales hostigados
por la violencia oficial. Los conflictos desarrollados
en los campos colombianos por la propiedad de la
tierra, tanto los de la época de la violencia como en
las décadas que le siguieron, crearon un ambiente de
desasosiego entre los campesinos, quienes despojados
Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
de sus tierras y víctimas de los actos bélicos, fueron
empujados a las principales ciudades de las regiones,
además de aquellos que decidieron huir de la miseria
rural en busca las oportunidades que decía ofrecer la
urbe. Esta dinámica generó que a mediados del siglo
XX el crecimiento urbano tomara una gran velocidad,
pero sin ningún orden y sin una eficiente intervención
del Estado. (Naranjo Botero, 2017)
CENAPROV en su momento en Bogotá fue la que
cogió y organizó a todo ese mundo de desplazados
que llegaron a esta ciudad huyendo de la guerra y
que el Estado no quiso asumir la responsabilidad
con ellos. (…) CENAPROV es producto de la lucha
popular, producto de las necesidades de la gente
y no de que se reunieron 4 o 5 y dijeron – bueno
vamos a crear esta ONG –, no, fue una lucha porque
además cuando nace CENAPROV en Bogotá en el
año 61 viene precedida de lo que hizo el compañero
Julio Rincón y Alfonso Albarena en la ciudad de
Cali, por eso nosotros decimos Provivienda nace
en Cali y aunque los compañeros que mencioné
anteriormente nunca hicieron parte de esta
CENAPROV que tenemos hoy, sí fueron fundado-
res de la primera Central Provivienda de Colombia
que es para nosotros la madre de Provivienda que
como producto de la lucha logró aglutinar, formar,
pero también donde llegaron muchos compañeros
con esas necesidades y dijeron: vamos a luchar por
nuestros intereses, nuestras familias . (Federico,
CENAPROV Bogotá).
Otro rasgo común de la Central, es la aspiración por
destacar el carácter político de la lucha social por la
vivienda digna, la educación política de sus afiliados
y la presencia en los cuerpos colegiados. Tanto en la
fase en que el afiliado es solo inquilino con aspiracio-
nes de terreno propio, como cuando ya lo ha conse-
guido y es poblador de un barrio de la Central. Además,
esta organización comunitaria brinda educación política
tendiente a que se ubique la lucha por el techo, no como
un fin sino como un medio para lograr otros fines “su-
periores”, como la organización política partidista para 35
la llegada al poder y la educación de sus allegados. De
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
esta manera, Provivienda creó y desarrolló una impor-
tante tarea política y social durante las últimas décadas,
con el grato resultado de 500 barrios fundados en
todo el país, lo que determina precisamente su origen y
auge como organización a favor de los intereses de los
pobres sin techo. (Torres Carrillo, 2013)
Yo digamos llevo en la organización aproximada-
mente ya 14 años. Ingresé al barrio Ciudad Latina
de Soacha. Nosotros tenemos centros en cada uno
de los lugares donde hay presencia de la organiza-
ción y yo empecé en el Centro Ciudad Latina (…),
empezó la recesión económica, las familias donde
habían 2 y 3 con trabajo ya no había sino 1, las
cuotas empezaron a subir demasiado, la gente a
colgarse en el pago de sus cuotas; entonces con los
compañeros del centro de CENAPROV de Ciudad
Latina se hizo una comisión para poder salvar a la
gente que estaban sacando por desalojo de sus
casas, estaban echándolos a las calles y bueno
ya ellos estaban rematando los bienes inmuebles
y nosotros pues nos hicimos una estrategia con
CENAPROV para poder salvar a todas estas
familias que eran 517 familias las que estaban ad
portas de botar a la calle. Entonces junto con ellos
hicimos un proceso de movilización, nos opusimos
con el ESMAD, eso cargaron a muchos de los
compañeros, y pues digamos que organizamos la
gente, evitamos los desalojos, tuvimos enfrenta-
mientos con la Policía, con el ESMAD y digamos
que salvamos 517 familias del desalojo y de perder
sus viviendas. (Edna, CENAPROV Bogotá)
El proceso de CENAPROV es particular por los lazos
solidarios que tejieron sus habitantes alrededor de la
organización comunitaria y política. En otros barrios
de invasión y autoconstrucción, dichas relaciones
vecinales o familiares se tendieron bajo el esfuerzo
de suplir necesidades comunes, siendo la principal de
ellas la construcción de una vivienda propia (Bejarano,
2018) Así relatan algunos de sus asociados:
(…) el mayor aporte de Provivienda no fueron las
36 50.000 soluciones que más o menos aproximada-
mente hizo en el país con los asociados. El mayor
aporte de Provivienda es que fue capaz de formar
hombres y mujeres como sujetos de derechos,
que no lucharon solamente por la vivienda sino
por la salud, por los servicios públicos, por la
educación, por eso en los barrios de Provivienda
de la generación que inició los procesos por toma,
hubo una movilización social porque los hijos y los
nietos de los fundadores de los barrios de Pro-
vivienda fueron profesionales, lucharon por esa
educación. Es un tema que hay que valorar, por
eso decimos que tenemos que ir más allá de la
vivienda, tenemos que ir en la posibilidad de lograr
realmente el bienestar de la familia, el crecimiento
de la familia y no en términos cuantitativos sino en
mejorar sus condiciones de vida. (…) Yo creo que lo
más importante que hizo Provivienda no fue haber
hecho 50 mil viviendas en todo el país. Lo más
importante para mí que hizo con sus asociados
fue que formó hombres y mujeres como sujetos
de derecho que no solamente lucharon por ese
derecho a la vivienda, sino que lucharon para la
educación, por la salud lucharon, por el derecho
al trabajo.
(…) Es muy bonito cuando uno escucha a la
compañera Mercedes Corredor contar cómo
llegó al Policarpa, ella llega con 7 hijos pe-
queñitos y apenas los compañeros vieron esa
cantidad de muchachitos, tenga su lote y ahí está
la compañera y en la lucha y no solamente eso,
formaron a Mercedes para hacer una dirigente
nacional después de venir siendo una mujer
campesina de Boyacá que venía huyendo de la
violencia. (Federico, CENAPROV Bogotá)
No obstante, el compromiso social y político transfor-
mador de la Central, trajo consigo una tensión por parte
de diferentes sectores, aunado a un rasgo particular
y común que compartían aquellos barrios fundados
por CENAPROV: la constante estigmatización contra
ellos, desde los partidos tradicionales y las adminis-
traciones locales, señalaban a dichos barrios como un
fortín de los comunistas y como un lugar que servía

de plataforma para el trabajo urbano de las guerrillas,
especialmente de las FARC-EP. Tales señalamientos
provocaron que las autoridades policiales y los fun-
cionarios públicos ejercieran una constante presión
contra los pobladores y dirigentes de Provivienda,
que en alianza con grupos armados legales e ilegales,
hicieron de CENAPROV una organización víctima del
conflicto armado (Bejarano, 2018). Con lo anterior,
son varios los relatos frente a las experiencias de los
asociados de la Central sobre el conflicto armado en
Bogotá y las dinámicas urbanas erosionadas alrededor
de las luchas políticas y sociales en lo organizativo y
lo comunal.
A partir del año 84 empieza la guerra contra esta
organización, nos matan al primer compañero
Humberto Morales en la ciudad de Villavicencio y
todo eso afectó nuestro trabajo en Bogotá. Fuera
de eso, todo el tema de la estigmatización desplazó
lo que se hizo de los barrios de CENAPROV, parte
de la dirigencia política y militar de este país que
barrios como el Policarpa, Nuevo Chile, El Quindío,
fueron señalados por el Estado colombiano como
los sitios donde salían los jóvenes para la guerrilla,
donde vivía la guerrilla. Fuimos estigmatizados,
ese es un tema que no podemos evadir porque
eso vamos a encontrar en muchas familias que
lo dicen. (…) Para Provivienda fue muy duro el
tema de la desaparición del compañero Vladímir
sobre todo digamos que ya estábamos en pleno
año 2000, lo grueso de lo que fue la arremeti-
da estaba quedando atrás por decirlo de alguna
manera, pero también ya sentíamos que la guerra
había llegado a Bogotá y lo podíamos sentir y eso
generó de alguna manera la desconfianza entre
los asociados. Se rompe ese proceso pues mucha
gente se queda quieta, se dejan de hacer las cosas
que normalmente hacíamos.
CENAPROV en Bogotá según la historia, según
la información que se me conoce y se posee, hay
aproximadamente 45 barrios en solo Bogotá y a
nivel nacional sí son como 500 barrios que fueron
construidos con el apoyo, el asesoramiento y la
Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
compañía de Provivienda. Hay que destacar una
cosa: CENAPROV no es una empresa comercial,
es una organización sin ánimo de lucro, lógica-
mente sin ánimo de pérdidas también, porque la
organización tiene que sostenerse, pero entonces
lo más importante de todos estos fenómenos es
que afortunadamente CENAPROV es la única que
todavía existe en Bogotá y en América Latina. Hay
que entender también, y por eso nos declararon
víctimas del conflicto armado, porque muchos di-
rigentes de CENAPROV y de otros procesos más
políticos como de la Unión Patriótica (UP) (…) -la
Unión Patriótica nace de los Acuerdos entre las
FARC y el Gobierno de Belisario Betancourt en el
año 85-, pero entonces en ese proceso con este
genocidio que se presentó con muchos dirigentes
de la Unión Patriótica cayeron muchos dirigen-
tes de CENAPROV asesinados, desaparecidos
y cualquier cantidad de inconsistencias. (Ángel,
CENAPROV, Bogotá)
Provivienda hoy ha perdido históricamente una
gran cantidad de dirigentes, yo te puedo decir yo
era de la seccional de Provivienda en la década
de los 90, llegué muy joven delegado del barrio
la Iguana y Provivienda de los 11 que éramos de
la Junta Directiva, hoy no habemos sino 4 com-
pañeros vivos, 7 fueron asesinados de todos los
centros de Provivienda, del barrio la Iguana yo me
salvé porque me desplacé 2-3 años del barrio en
el momento de la violencia, fueron asesinados
5 compañeros directivos del centro del barrio la
Iguana; del barrio Julio Rincón nos asesinaron 2
compañeros y hubo atentados contra el arquitec-
to que ayudó al desarrollo del barrio o atentados
contra el hijo del arquitecto lo mataron y hubo
atentados contra el Presidente del centro Provi-
vienda Guillermo Marroquín. (Manuel, CENAPROV,
Bogotá)
Yo llegué a CENAPROV en el año 2000 (…) Llevo
32 años de militancia en el Partido Comunista,
comencé a militar en mis épocas de juventud en la 37
Universidad de Córdoba donde estudiaba y poste-
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
riormente me trasladé a la Guajira; después de un
primer desplazamiento me toca irme de La Guajira
por temas del conflicto. Yo obviamente llego a
Bogotá, duré 20 años en la Juventud. (…) Para
nosotros Provivienda representaba el empuje de
la clase de desposeídos y a Provivienda de alguna
manera la sostuvo Bogotá y Soacha. Nosotros en
el año 2011, cuando llegamos, Provivienda tenía
13 centros en todo el país y 5 eran de Bogotá
y Soacha y el resto uno que otro en diferentes
partes, y el conflicto nos afectó en términos de la
dirigencia que nos quitó con la muerte de nuestros
asociados, de haber roto el tejido social de Pro-
vivienda. Yo creo que eso fue lo más duro del
conflicto para nosotros, que rompió ese proceso
de articulación social que se vive en Provivienda.
No negamos que en CENAPROV tenemos
visión de izquierda, somos izquierdistas de cierta
manera, nuestra formación además lo dice clara-
mente. CENAPROV en sus estatutos tradicional-
mente nunca se lo hemos quitado, en ninguna de
las reformas que hemos hecho, que CENAPROV
es una organización clasista, social y popular,
clasista que se identifica con una organización
que tiene conciencia de clase, que sus asociados
tienen conciencia de clase independiente de que
no todos militan en el Partido Comunista o en la
Unión Patriótica, otros en el partido FARC, otros
en el Polo, pero digamos que tú en CENAPROV
no encuentras a nadie que sea del Centro Demo-
crático y eso lo usó el Estado colombiano para
estigmatizar a CENAPROV. Parte de eso son
los allanamientos, también que nos colocan una
bomba en la sede nacional, afortunadamente no
murió nadie, pero nos colocaron una bomba en la
sede nacional, nos allanaban a nuestros amigos o
familiares en los barrios, cuando había una movi-
lización en Bogotá, había un paro, pasaba algo en
Bogotá y a los compañeros nos los allanaban, esa
estigmatización golpeó muy duro a CENAPROV.
(Federico, CENAPROV, Bogotá)
38
Todo ello, llevó a Provivienda a una angustiante
situación, donde su fuerza organizativa y su capacidad
de acción se fueron debilitando hasta el punto de su
extinción en algunas regiones y la reducción a sus más
mínimas expresiones en los lugares más emblemáticos
(Bejarano, 2018). CENAPROV empezó a experimen-
tar algunos cambios significativos que terminaron por
forjar el período de crisis de la organización, ubicado
por ella entre 1994 y 2005, el cual fue originado en el
plano nacional, por la violencia paramilitar que exterminó
la militancia de la UP, incluidos líderes de Provivienda,
la aparición de nuevas normas políticas que borraron
de tajo con los barrios por autogestión y fortaleció las
grandes urbanizadoras privadas, y algunos errores de
la dirección nacional de la organización, todo esto tuvo
efectos que debilitaron el tejido social y político de los
barrios y agotaron la fuerza y capacidad de acción de
Provivienda (Naranjo Botero, 2014). No obstante, hoy
la Central Nacional Provivienda es una organización
popular de carácter nacional que, a pesar de los seña-
lamientos, la estigmatización, la persecución política,
los asesinatos, se mantiene en la lucha por la tierra y
el desarrollo de proyectos de vivienda digna para los
excluidos y empobrecidos de Colombia.
Otra organización representativa para la capital es la
Corporación Nuevo Arco Iris, entidad sin ánimo de lucro
con personería jurídica, que nace como una institu-
ción orientada a apoyar la materialización del Acuerdo
Político Final de Paz suscrito entre el Gobierno Nacional
y la Corriente de Renovación Socialista -CRS-, el 9 de
abril de 1994, en la Plaza Central de Flor del Monte,
corregimiento del municipio de Ovejas, departamento
de Sucre. (Guerrero, 2014)
La Corporación Nuevo Arco Iris tuvo un proceso
que fue el siguiente, es decir, a raíz del proceso de
paz del Gobierno Nacional de Gaviria y la Corriente
Renovación Socialista -CRS-, que fue un sector
del ELN que le apostó a la paz en ese momento
(…), estaban los procesos de paz del M-19, el EPL.
Entonces sectores dentro del Ejército de Libe-
ración Nacional empezaron a dar una discusión
de las necesidades de que el camino no eran las
armas pues por esa vía no se podía llegar al poder

y se planteó la necesidad de hacer un cambio
hacía construir un proceso de paz.
Un sector importante que venía de luchar, de dife-
rentes movimientos, que venían trabajando con el
Ejército de Liberación Nacional inicia un proceso
de paz con el Gobierno de Gaviria y se acogen a
este proceso de dejación de armas y todo lo que
significó para todas estas personas que venían del
conflicto armado, que venían en armas, era como
hacer un proceso de proyectos productivos, de
entrada a la vida civil con sus derechos políticos
y entonces un instrumento que se constituyó y
que en ese momento era importante, era una or-
ganización no gubernamental que ayudara en ese
proceso a la reincorporación de estos ex comba-
tientes. Entonces por eso se funda inicialmente
lo que se denomina Corporación Arco Iris que
digamos que vale para la historia, eran dos sectores
realmente en ese momento, sectores dentro de la
corriente que terminaron en una discusión política
por términos ideológicos y en términos de cómo
se ejecutaría el proceso de implementación del
acuerdo. (Fernando, CNAI, Bogotá)
La Corporación Nuevo Arco Iris ha sido referente
nacional de investigación y acción colectiva para la
transformación social y política, formulación e imple-
mentación de políticas públicas y trabajo por la paz,
la reconciliación, la búsqueda de la verdad sobre lo
ocurrido en los años de conflicto armado interno, con-
tribuyendo junto con otras organizaciones, a la con-
solidación de espacios sociales y de la sociedad civil,
para exigir y promover los derechos humanos con una
mirada crítica de la realidad nacional. No obstante, la
CNAI y sus integrantes, han sido víctimas, en varias
regiones del territorio nacional, de amenazas, seña-
lamientos y estigmatización, atentados con armas
de fuego, intentos de homicidio, despojo y destierro,
desplazamiento forzado, exilio, secuestro, tortura,
asesinato, robo, desaparición de cadáveres y desa-
parición forzada de personas, allanamientos y hurtos
de equipos en oficinas y sedes corporativas en donde
Bogotá ha sido escenario y eje central en la prolife-
Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
ración de un sinnúmero de hechos victimizantes en
contra de la Corporación. (Corporación Nuevo Arco
Iris, 1996)
Desde el mismo inicio de la corriente en el mismo
proceso de paz, pues le fueron asesinados sus
principales líderes, asesinaron al líder en Montería,
luego una masacre en Cali asesinan a otra
cantidad personas, pues digamos que la Corpo-
ración se inaugura y parte de ese proceso es que
se inician todas las amenazas y todas las desapa-
riciones. (Fernando, CNAI, Bogotá)
(…) Entonces inicialmente cuando empieza a
actuar políticamente la corriente y empieza a
sonar la Corporación, pues a raíz de eso en las
diferentes regiones pues empieza la persecución
política. En el caso de Bogotá empiezan a llegar las
primeras amenazas, empieza a sentirse digamos
ese ambiente de amenazas. Por ejemplo, ya llega
la primera amenaza de Carlos Castaño diciendo
que nos daba un tiempo para que los líderes de la
corriente y de la Corporación se fueran del país.
Empiezan las primeras amenazas y ya pues los
asesinatos de todos los líderes que venían de ese
proceso
(…) Entonces ahí digamos siempre el proceso
estuvo amenazado y atravesado por amenazas y
estigmatizaciones, asesinatos y desapariciones y
masacres el caso de Cali, es decir no habíamos
fundado cuando ya estábamos en la mitad de las
amenazas.
(…) En Bogotá estaba pues toda la dirección,
tanto política como la dirección de la Corporación
Nuevo Arco Iris, la parte fundamental, los demás
directivos estaban en el regional pero en caso de
lo nacional en la sede de la Corporación, entonces
expresó inicialmente a través de las amenazas
que le comento de Castaño inicialmente, después
vinieron las amenazas de las Águilas Negras,
amenazas de las Autodefensas Unidas, llegaban
panfletos continuamente a Bogotá y en esa
39
primera etapa pues hubo el primer robo. Nosotros
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
teníamos una sede que fue la que compramos ini-
cialmente, que quedaba ahí al frente del parque
Teusaquillo y en esa casa se entraron y se llevaron
los primeros equipos de información que teníamos,
no se llevaron otra cosa y ahí también llegaron
las primeras amenazas; lo mismo a la sede de la
corriente que en ese momento quedaba ahí en la
décima con 26, entonces ahí fue digamos en que
el caso Bogotá se centraron mucho las amenazas
llegaban directamente a Bogotá otras amenazas a
través de correo o por debajo de la puerta.
(…) Bueno entonces digamos esa primera etapa
después a raíz de esas amenazas de Castaño que
le dio a la dirección de la corriente y la Corpo-
ración, la salida por lo menos que en ocho días
tenían que irse del país, ahí sucedió el caso del
IPC, los secuestros. Entonces se optó porque
algunos líderes se fueran de Bogotá. Algunos se
fueron para otras ciudades que no los conocie-
ran mucho, no para trabajar allá sino para exiliarse
fuera de Bogotá y algunos se fueron del país, se
fueron para España, otros se fueron para Uruguay,
el caso del León bueno y algunos otros líderes
nos quedamos aquí en Bogotá y continuamos ahí
en el proceso, pero en su gran mayoría les tocó
exiliarse, en cualquier momento no sabíamos lo
que podía pasar.
Fueron momentos difíciles, inclusive se envió una
comisión a hablar con el señor Castaño pero él
seguía acusando a la corriente y a la Corpora-
ción que era una avanzada del ELN y que estaban
acá en función de eso. Siempre esa estigmatiza-
ción. No solo la hacían los paramilitares, lo hacía
el mismo Gobierno Nacional, lo hacían algunos
ministros y otras personas que decían que eso
era cierto y los mismos organismos de inteligen-
cia de la Policía y el Ejército sostenían que esta
era una avanzada del ELN a Bogotá y que por lo
tanto éramos objeto de persecución y amenazas.
(…) Esto sucedió más o menos en el año 95.
(Fernando, CNAI, Bogotá)
40
En el proceso de la CNAI, se pueden identificar cuatro
períodos relevantes, que a su vez guardan relación
con los daños colectivos sufridos en la organización:
el primero desde 1994 hasta el 2004, fecha en la cual
se da punto final al proceso de reinserción; el segundo,
desde el 2005 hasta el 2012, etapa en la cual se pro-
movieron apuestas por la paz con procesos de desa-
rrollo territorial, además de su producción investigativa
en torno a la parapolítica; el tercer período, desde
2013 hasta 2016, en donde se mantiene la persecu-
ción, amenazas, y se evidencia un cambio estratégico
de la organización hacia la territorialización como es-
trategia de resistencia a la victimización; y un cuarto
momento, ligado a la reparación colectiva, producto
de su reconocimiento como organización víctima, en
el marco de la Ley 1448 de 2011. (Corporación Nuevo
Arco Iris, 1996)
El tema de la parapolítica (…), con un equipo im-
portante logran evidenciar una cuestión que venía
sucediendo lo que se llamaba resultados atípicos
en algunas regiones donde históricamente
algunos sectores nunca habían sacado ese nivel
de votación. Empieza a visibilizarse una votación
altísima de personas que vienen del narcotráfico,
de alianzas con paramilitares y es así como se
empieza a evidenciar la denominada parapolítica.
A raíz de estas investigaciones, se publican libros,
instancias, lo cual hace que se denuncien políticos
que tienen relaciones con los paramilitares. A raíz
de eso entonces se inicia un nuevo proceso de
amenazas y estigmatización. En este caso por el
lado del primer gobierno de Álvaro Uribe Vélez,
en donde inicia toda una arremetida y amenaza
contra la Corporación y concretamente, pues la
corriente ya ha dejado de existir como un partido
y está en el Polo Democrático. Entonces todo se
encaminan hacia la Corporación Nuevo Arco Iris,
entonces vienen nuevas amenazas de las Águilas
Negras.
Viene otro robo a la Corporación, roban de nuevo
computadores, toda la información, algunos fun-
cionarios nuestros que están trabajando con

temas de víctimas en Bogotá reciben acoso
en Bogotá. En el caso de Ciudad Bolívar son
acosados por paramilitares, por actores armados
que robaron el computador y los amenazan para
que no vuelvan por Ciudad Bolívar. Más adelante,
en la última etapa hacen el tercer robo a la Cor-
poración, que también es robo de información, se
roban los equipos de comunicaciones, se roban el
computador donde teníamos la contabilidad y este
fue el último robo que hicieron, pero antes de eso
a través del Director en ese momento de la Unidad
Nacional de Protección, nos llama urgentemente,
nos dice que hay serios indicios de investigación
de que nos van a poner un carro bomba en la sede
de la Corporación, en la 16 con 39, por el caso
de Kiko Gómez, él prometió vengarse, entonces
nos iba a meter un carro bomba en la sede de la
Corporación. Hicimos una reunión con el Director
de la Unidad de Protección, se comprometieron a
entregar -no sé-, entregarnos alguna protección,
pero eso o sea no sucedió, ni blindaron la sede,
solo las cámaras y en el caso mío solo me dieron
un chaleco y un celular.
Realmente del Estado no hemos recibido mayor
protección, cabe decir que una parte de las
amenazas se trancaron durante un tiempito,
digamos a raíz de una reunión que se tuvo con
el Embajador Norteamericano es cuando las
amenazas estaban a raíz de la investigación sobre
la parapolítica, se convocó una reunión con el
Embajador Norteamericano, es donde uno dice
que es extraño en donde se les dijo cuál es el
papel de la Corporación e inclusive el Embajador
estuvo en la sede de la Corporación, como un
mensaje de que esta institución no tenía ninguna
relación con los actores armados, que creo que
eso inicialmente como que frenó un poco el tema
de las estigmatizaciones y las acusaciones y las
amenazas, pero después fue entonces lo que les
comento el segundo robo de la sede, el tercer
robo y las amenazas del carro bomba. (Fernando,
CNAI, Bogotá)
Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
Como bien relatan algunos miembros, la Corporación
Nuevo Arco Iris sufrió ataques sistemáticos a sus
miembros y a sus derechos colectivos, muchos de ellos
sucedidos en la ciudad de Bogotá. Desde sus primeros
años de creación, es expuesta y sufre asesinatos,
desapariciones forzadas, amenazas, estigmatización
pública y hostigamientos a asociados provenientes y
no provenientes del proceso de paz. Cabe resaltar que
entre los años 2002 y 2010 -en el que se coincide con
los dos períodos presidenciales de Álvaro Uribe Vélez-,
la Corporación Nuevo Arco Iris publicó una serie de in-
vestigaciones sobre nexos entre políticos y paramilita-
res “parapolítica”, en varias regiones del país, las cuales
incrementaron los hechos victimizantes en contra
de la organización, por ejemplo, hubo declaraciones
estigmatizantes por parte de funcionarios públicos
como el Presidente de la República de ese momento,
aumento de los allanamientos y escuchas ilegales
(chuzadas), amenazas y hostigamientos presuntamen-
te de autoría de miembros de grupos paramilitares y
agentes estatales. Hechos ocurridos principalmente
en la ciudad de Bogotá. (Corporación Nuevo Arco Iris,
2008)
El Gobierno jugó un papel de no apoyar los procesos
de la Corporación a través de la estigmatización.
Por ejemplo, el nivel de contratación nuestro se
bajó, pues el Presidente en sus discursos dijo que
la Corporación era la gran contratista del Estado,
cosa que eran mentiras. Uribe salió a decir que
la Corporación era la gran contratista del Estado
y bueno una serie de acusaciones a raíz de una
investigación que se hizo en ese momento, que
fue solicitada inclusive por el mismo Ministerio
del Interior a través de Vargas Lleras, de cuáles
eran los peligros en ese momento en el proceso
electoral y pues mostrando la raíz de esa inves-
tigación que fue inicialmente interna, es decir, el
requisito era que no podíamos publicar esa in-
vestigación que solamente era para el Ministerio
del Interior. Se mostraba cómo había peligros en
algunas regiones por parte de actores armados,
41
en el caso paramilitares de que estaban obligando
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.

a la población a votar por ciertos candidatos y la Corporación Nuevo Arco Iris, presuntamente por
obstruyendo el proceso democrático; Entonces, grupos paramilitares; (vi) el 10 de octubre de 2013, en
después a raíz de eso sale el señor Presidente la ciudad de Bogotá, Edwar Álvarez Vacca, es víctima
a hablar sobre la Corporación y para no decir de de estigmatización y hostigamiento por el grupo gue-
algunos funcionarios que no lo atendían a uno, rrillero FARC-EP; (vii) el 29 de octubre de 2013, en
decía: no, estos son unos guerrilleros. Es decir, una la ciudad de Bogotá, la Corporación Nuevo Arco Iris
estigmatización contra la Corporación. recibe amenazas y hostigamientos por presuntos
miembros del Bloque Central/grupos paramilitares;
(…) La Corporación en el tema estigmatización,
(viii) el 4 de mayo de 2017, a causa del reconocimien-
repito, se fue sumando a muchas actuaciones
to como organización sujeta de reparación colectiva
de los funcionarios públicos, también víctimas
por parte de la Unidad Nacional de Atención y Repara-
de chuzadas; hay serios indicios y en diferentes
ción Integral para las Victimas – UARIV, llegan nuevas
investigaciones de escuchas a diferentes líderes
amenazas de muerte por parte de un actor descono-
como el caso de León Valencia. (Fernando, CNAI,
cido, a través del correo institucional en contra de la
Bogotá)
CNAI y de miembros de la dirección. Esta denuncia fue
Hay un sinnúmero de hechos victimizantes y ataques radicada en la Fiscalía General de la Nación el 15 de
sistemáticos contra la Corporación Nuevo Arco Iris, junio de 2017, sin tener resultados hasta el momento
entre los más distintivos y ocurridos en los últimos de creación de este documento.
años en Bogotá, se encuentran: (i) El 27 de septiem-
Otra organización relevante para este informe es el
bre de 2002, en la ciudad de Bogotá́, allanaron ile-
Grupo Distrital de Seguimiento e Incidencia al Auto
galmente y hurtaron la Sede Nacional de Nuevo Arco
092 “Mujer y Desplazamiento” (GDSA 092), integrada
Iris, donde fueron sustraídas 16 CPU, con información
por mujeres lideresas y delegadas de organizaciones
de vital importancia para la organización, en materia
sociales, que fueron víctimas del conflicto armado,
administrativa y de su actividad investigativa; (ii) en
principalmente de desplazamiento forzado. Este GDSA
enero de 2003, hubo un intento de agresión de un
092 nace como iniciativa política, social y civil de in-
grupo armado a la residencia de Fernando Hernández
cidencia, orientada a la exigibilidad de los derechos de
Valencia; (iii) el 20 de enero de 2003, en Bogotá, La
las mujeres en el marco del efectivo cumplimiento del
Corporación Nuevo Arco Iris recibió por correo electró-
Auto 092 de 20089, por parte de las instituciones del
nico una amenaza de presuntos grupos paramilitares;
nivel nacional y distrital. El GDSA 092 fue constituido
(iv) el 2 de febrero de 2003, en la ciudad de Bogotá́,
en octubre de 2008 y desde un principio ha contado
integrantes de la dirigencia de la Corporación Nuevo
con el acompañamiento de organizaciones defensoras
Arco Iris, entre ellos León Valencia, José Aristizábal
de derechos humanos de las mujeres. Sin embargo, en
y Edgar Ruiz, son amenazados de muerte presunta-
el desarrollo de las actividades propias del grupo, estas
mente por grupos paramilitares; (v) el 18 de septiem-
mujeres han sido revictimizadas de diversas formas por
bre de 2013, en la ciudad de Bogotá́, son hurtadas
lo que se les considera sujeto de reparación colectiva,
las instalaciones y equipos de la Sede Nacional de
en el marco de la Ley 1448 de 2011.

9. Corte Constitucional. A092-08. M.P Manuel José Cepeda Espinosa. Dentro de las órdenes derivadas del Auto 092 y por las que aún
se lucha para superar la impunidad, se encuentra: la creación de 13 programas específicos para colmar los vacíos existentes en la política
pública para la atención del desplazamiento forzado desde la perspectiva de las mujeres; órdenes individuales de protección concreta
para seiscientas (600) mujeres desplazadas en el país; comunicación al Fiscal General de la Nación de numerosos relatos de crímenes
sexuales cometidos; determinación de dos presunciones constitucionales: (i) que el desplazamiento forzado en las mujeres constituye una
situación de vulneración acentuada y (ii) la prórroga automática de la ayuda humanitaria de emergencia a favor de las mujeres desplazadas
42 a prórroga automática de la ayuda humanitaria de emergencia a favor de las mujeres desplazadas. Bogotá D.C. catorce (14) de abril de dos
mil ocho (2008)
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.

El GDSA 092 se dedica específicamente a desarro- Bogotá no tiene quién le haga exigibilidad para
llar acciones de incidencia política como presentación que se cumpla el Auto 092 y se decide crear el
de informes de incumplimiento a los mandatos cons- Grupo Distrital y lo crean ellas.
titucionales y elaboración de documentos y agendas
Una de las primeras organizaciones que hacemos
de discusión pública, acciones de carácter social y
parte de ese grupo es la “Red de Mujeres en Acción
político, mediante la ejecución de talleres, y activida-
Hacia el Futuro”. Después se empieza un proceso
des formativas orientados a la difusión y comprensión
bien interesante de incidencia, en ese entonces
del Auto 092 de 200810, así como el empodera-
Sanguino estaba en el Concejo y nosotros con
miento de género y en general de exigibilidad de los
Sanguino, con Ángela Benedetti, con varios con-
derechos de las mujeres desplazadas. En este proceso,
cejales empezamos un proceso ahí de mover el
han sido protagonistas de la participación ciudadana
tema y pues con varias de las secretarías, entre
en diferentes espacios autónomos e institucionales,
eso en ese entonces la Subsecretaría de Mujer,
y han participado en la articulación de acciones con
Género y Diversidad Sexual, se llamaba entonces,
otras organizaciones sociales, realizando reuniones
decidieron ellas que era importante convocar
de seguimiento a políticas públicas con entidades del
a más organizaciones de mujeres desplazadas.
Estado, han elaborado derechos de petición y tutelas
(Maritza, GDSA 092, Bogotá)
para el cumplimiento de los derechos por parte de
las entidades responsables, documentando casos de En el marco de las situaciones de violencia y hechos
mujeres, a quienes se les han vulnerado sus derechos, victimizantes cometidos contra el GDSA 092 se
por medio de denuncias públicas, movilizaciones y visi- registran múltiples afectaciones y situaciones de
bilización del trabajo del grupo. violencia alrededor de sus integrantes. Hay una sis-
tematicidad de hechos que afectan de forma directa
(…) nosotras creamos una cosa que se llamó
la vida y la dignidad de mujeres defensoras de los
la “Red de Mujeres en Acción Hacia el Futuro”,
derechos humanos, quienes se agruparon para darle
y empezamos a trabajar cosas, a seguir como
seguimiento al cumplimiento de las ordenes emanadas
mirando qué era lo que pasaba con las mujeres
de la Corte Constitucional a través del Auto 092 de
desplazadas y en ese proceso nosotras como Red
2008. Las afectaciones que ha sufrido el Grupo por
de Mujeres en Acción Hacia el Futuro, entrega-
los hechos de violencia vividos, denotan el empleo de
mos un informe de Bogotá, de la situación de las
violencias basadas o profundizadas por el género, oca-
mujeres en Bogotá, en la audiencia que hizo la
sionando impactos individuales y colectivos que han
Corte Constitucional de donde sale el Auto 092.
imposibilitado la potenciación de las capacidades de
Entonces a partir de que sale el Auto 092, las orga-
las mujeres en la agencia de acciones políticas en torno
nizaciones de mujeres, las organizaciones defen-
al seguimiento de los 13 programas que se enuncian en
soras de los derechos de las mujeres, ¿quiénes?,
el Auto 092 de 2008, transformando o retrasando sus
pues Casa de la Mujer, SISMA, Sinergia, CIASE,
procesos políticos colectivos, por la preservación de la
bueno una cantidad de organizaciones deciden
vida y la de sus familias.
conformar el Grupo Distrital, o sea, sale el Auto,
se crea la Mesa Nacional de Seguimiento a los Nosotras a partir de la implementación de este
13 programas, y ellas pronto se dan cuenta que programa piloto es que empezamos a recibir

10. Corte Constitucional. A092-08. M.P Manuel José Cepeda Espinosa. El Auto 092 es conocido como una de las providencias más
importantes en materia de protección a las mujeres víctimas del desplazamiento forzado por causa del conflicto armado. Sus anteceden-
tes se remontan el 14 de abril de 2008 cuando la Sala Segunda de Revisión de la Corte Constitucional Colombiana emitió el Auto con el
fin de proteger los derechos fundamentales de las mujeres afectadas por el desplazamiento forzado por causa del conflicto armado, en
el marco de la superación del estado de cosas inconstitucional declarado en la sentencia T-025 de 2004, y después de haber convocado
43
una sesión de información técnica el día 10 de mayo de 2007 con la participación de las voceras de las mujeres desplazadas.
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
amenazas y persecuciones, y para más o menos
2012, el Grupo Distrital tiene un bajonazo muy
grande, nosotras estábamos en la sede de CIASE
y hubo un atentado y a una de las de las secreta-
rías técnicas que le han asignado al Grupo Distrital
se la exilia, se va del país y nosotras terminamos
sin lugar donde encontrarnos.
(…) Nosotros estuvimos un día en lo que es hoy la
Plaza Logística de Ciudad Bolívar, ahí en el Lucero
Bajo, fuimos al Centro de Atención a hacer un
taller con mujeres, estuvimos harto rato con la
Alta Consejería. Yo al final me retiré porque yo ese
día no era la que iba a dictar taller y me fui de
allí como al mediodía, y bueno más tarde como a
las 2 de la tarde nos llamaron que habían llegado
unos manes y que las compañeras que estaban
allí estaban completamente rodeadas. Llamaron
a la Alta Consejería, la Alta Consejería tuvo que
enviar carros para sacar a las compañeras que
estaban allí y esas cosas generaban mucho miedo
dentro del grupo.
(…) varias compañeras reportan situaciones en
Transmilenio, como que a algunas las chuzaron con
una jeringa y fueron muchas cosas que pasaron
en ese momento. Efectivamente les aumentaron
la seguridad, a algunas de las compañeras que
nosotras tenemos dentro del Grupo Distrital, siete
compañeras que tienen medidas cautelares por
la Comisión Interamericana. Entonces eso fue
bastante traumático lo que le digo, yo realmente
con el tema de las amenazas, a pesar de que hoy
en día mis amenazas son muy significativas, pues
yo también siempre lo he hecho más o menos
como autoprotección porque pues yo no creo en
las instituciones del Estado. Entonces como no
creo, no me dedico a pasar reportes ni nada de
eso, entonces yo nunca lo he hecho. Tanto que
nosotras en el 2012 llegó un panfleto supuesta-
mente de la guerrilla de las FARC, del bloque 48,
donde nos invitaban a una reunión al Parque (v)
una vaina toda rarísima, eso es en el Meta.
44
(…) En ese entonces se fue Esperanza para España,
le mataron el hermano a Claudia que también
se fue para España y varias de las compañeras.
Yolanda terminó por fuera del país y así, o sea fue
mucho lo que pasó con las compañeras. (Maritza,
GDSA 092, Bogotá)
La sistematicidad en las amenazas y persecuciones son
para las integrantes del GDSA 092 hechos planeados,
encabezados por estructuras presuntamente legales
o ilegales, y generadores de hechos victimizantes en
contra del Grupo en la ciudad de Bogotá. Así mismo,
los impactos diferenciales y desproporcionados que en
dicho Auto se enuncian, tanto en términos cuantitati-
vos y cualitativos, son vividos de nuevo por este grupo
de mujeres, recrudeciéndose formas de violencia y
profundizándose patrones históricos de discrimina-
ción por razones de género. Para este informe se han
aportado varios relatos de las vivencias del GDSA 092
en el marco del conflicto armado en Bogotá, como
territorio en donde interactúan diferentes actores
armados:
Claro que sí. Bogotá ahorita se ha convertido en
una bomba de tiempo, para nadie es un secreto
que ya vemos que hay grupos y desde el mismo
gobierno también es una forma de amedrentar,
de atacar, porque a ellos no les conviene que
nosotras estemos visibilizando y denunciando
y protestando, y eso es una forma también de
opacarnos y callarnos y claro que sí; en distintas
localidades hemos tenido vecinos, vecinas, lo
que pasa es que, pues uno tiene que en ciertos
momentos manejar la situación con cautela, yo
inclusive tuve muchos problemas en la localidad
con la Policía, por denunciar y aquí en mi casa
me hicieron disparos, me dejaban mensajes su-
bliminales; en una ocasión me dejaron popo de
ser humano con tapabocas en blanco y la misma
fuerza pública y el mismo gobierno pues esa es
una forma también de callarnos y sí hay grupos
armados. (Lorena, GDSA 092, Bogotá)
(…) después de superar y afrontar un poco todo

el tema de la persecución, como decía Lorena de
todas las diferentes violencias que hemos sufrido
a través del liderazgo y a través del ejercicio que
hemos hecho y todo esto, claro que hay grupos
armados en Bogotá. Claro que tenemos nuestros
enemigos volteando la oreja porque nosotros
hacemos un trabajo, y creo que la mayoría
estamos acá un trabajo reconocido, dedicado,
hemos entregado toda nuestra vida después de
haber sufrido y de haber enfrentado la guerra
en los territorios en nuestra vida, en nuestros
cuerpos, en nuestras familias; acá nuevamente
por el hecho de apoyar el Acuerdo de Paz somos
estigmatizados, el acuerdo debe decir que hay un
criminal que tiene mal el país y que nos ha hecho
tanto daño, somos señaladas, somos juzgadas y
esto nos pone mucho en evidencia cuando de-
nunciamos la corrupción, todos y todas saben del
tema tremendo de lo que fuimos víctimas. (Gladys,
GDSA 092, Bogotá)
(…) Porque de hecho la seguridad en Bogotá
también creo que es acceder a una vivienda que
con una mínima seguridad también es protec-
ción y todo esto es complicado, porque si usted
va a los territorios sabe dónde hay paramilitares o
dónde todavía hay guerrilla o dónde está la guerrilla
y cuántas cosas se manejan en los CAI. La gran
mayoría de la fuerza es corrupta, no voy a decir
que todos, pero la Policía se vicia, dicen: es que
soy amigo de la Policía, y allá está en microtráfico
y uno que trabaja en el territorio sabe cómo es la
situación y eso se convierte en amenazas; muchas
veces, por ejemplo, como nos pasó en Suba la
Gaitana donde el CAI proveía de armas a los pa-
ramilitares que eran los que cogían a la población
allá y los extorsionaban con las ayudas humanita-
rias, el gota a gota. Todo esto hizo parte de más
amenazas porque allí había una invasión y en esa
invasión los paramilitares eran los que estaban y
ellos le cobraban las vacunas y le cobraban todo
el gota gota a las a las personas, a las víctimas, y al
denunciar todo esto nos dimos cuenta en la inves-
Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
tigación que el mismo CAI también la Policía era
quien dotaba las armas a estos grupos. Entonces
claro que hay bandas organizadas, claro que hay
delincuencia y pues, sino que en la ciudad si nos
asesinan o nos agreden fue por robarles el celular
o pues porque tenía problemas personales o tenía
líos de faldas, claro de faldas, de montañas, del
río de derechos humanos, en ese cuento estamos.
La violencia sigue y continúa y en el ejercicio del
liderazgo y de la defensa derechos humanos es
peor. (Gladys, GDSA 092, Bogotá)
Pues siempre se ha hablado de los paramilitares,
sí, y digamos pues los panfletos que llegan casi
siempre tienen como las famosas Águilas Negras,
del Bloque Capital y todo esto que, pues siempre
se ha estado denunciando. Pero digamos no ha
habido una investigación clara desde las entidades
para decir si realmente son o no son, creemos.
Nosotras creemos que es una cosa organizada
que viene de dentro de las instituciones, porque
nosotras no nos reunimos con actores armados,
nosotras nos reunimos con las instituciones y son
las instituciones las que conocen nuestro accionar,
son las que conocen los datos, nuestros lugares
en donde nos encontramos. Entonces yo sí creo
que esté dentro de las instituciones de donde sale
la información y de donde se puede observar a las
organizaciones. Entonces yo creo que dentro las
instituciones de alguna manera están infiltradas,
no puedo decirte exactamente quién, pero yo digo
que es de las instituciones porque mi experiencia
muy personal es que la información que ha llegado
en los panfletos las han sacado de las institucio-
nes, ¿cómo o quién las ha sacado?, no tengo ni
idea, pero de las instituciones de donde ha salido
la información para que lleguen a nosotras en
las persecuciones, en las amenazas y todo eso.
(Maritza, GDSA 092, Bogotá)
(…) Lo otro que se hacía era dejar de salir a las
reuniones, fue lo que las entidades como que
propusieron, sí como que bueno, si usted está 45
sufriendo mucho por las amenazas pues deje ese
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
liderazgo y pues de alguna manera pues algunas
lo hicimos, como dejar de salir a tanta reunión
y mermar un poco y decidir a qué reuniones sí
íbamos, a cuáles mejor no íbamos para evitar
como estar tanto tiempo en la calle. (Maritza,
GDSA 092, Bogotá)
Por ejemplo, en Bosa una vez me estaban
atacando, venía un carro persígame y persígame,
entonces yo como conozco Bosa me metí por una
calle que esa calle es peatonal, o sea, es contravía
para los vehículos. Entonces ellos siguieron y
se encontraron con una patrulla y cuando los
cogieron tenían armas y eso lo pasaron por las
noticias. Acá en Santa Isabel también un día yo vi
me venían siguiendo, entonces como ya sé cómo
van las vías y ellos tal vez no saben, entonces yo
me meto en contravía para los carros y ahí también
los cogieron y eso también lo pasaron por noticias,
que tenían un arsenal y hasta con silenciador,
arma silenciadora y que uno de los que venían
en el carro con las armas era retirado del ejército,
pero como yo no tengo el poder entonces yo dejo
eso así. (…) En la misma Fiscalía un secretario me
dijo: vea paisana dese por bien servida que hoy
yo la estoy atendiendo, pero acá mismo están los
paramilitares. Entonces uno qué puede deducir de
allí, y que los casos de nosotras nunca han sido in-
vestigados, nunca han agarrado a nadie. Entonces
uno se queda perplejo, pero cómo sí a otros per-
sonajes le hacen y rapidito consiguen y judicia-
lizan la gente y cómo es que los casos que se
han denunciado nunca le han hecho nada y nunca
han conseguido a nadie y ellos lo que hacen es
archivar y lo ven a uno como tonto cada vez que
uno va a colocar denuncia y una cosa y otra.
Se me había olvidado contarle que el actor armado,
el que me cogió cuando me iban a meter a la
camioneta, que me iban a secuestrar. Yo viajo a
Cartagena y dejo acá en Bogotá, supuestamente
estábamos en eso de medidas cautelares y había
un subintendente que era el que llevaba mi caso,
46
yo le informo solo a él, pues mis compañeras pues
algunas sabían que yo iba a viajar a Cartagena
en ese diciembre del 2010 y viajo el 1 de enero a
Cartagena, y estoy en un centro comercial y veo
que me van siguiendo, entonces yo me escondo
y me meto un local y cojo a uno de los tipos, se lo
entregó a la Policía y supuestamente la investiga-
ción ni siquiera me dijeron nada y a los días en la
vía a la Cordialidad, cogieron al que me iba a llevar
a la camioneta y estaba pedido en extradición, era
paramilitar, más narcotraficante. Entonces ahí qué
puedo deducir yo, o los que saben del caso, ¿qué
pasó? Y desde ahí yo digo que sí son paramilitares
y pedido en extradición, a ese lo cogieron y lo ex-
traditaron entonces, ¿ahí qué? Yo por ejemplo soy
negra, desplazada y mujer, no pasa nada en los
casos. (María, GDSA 092, Bogotá)
Dentro de los patrones que pueden suponer victimiza-
ción hay que señalar la inoperancia de la justicia, tanto
en la prevención como en el esclarecimiento de estos
hechos, lo cual además de mantener al GDSA 092 en
condiciones de vulnerabilidad, le dificulta el acceso,
como Sujeto de Reparación Colectiva, a los derechos
de justicia y verdad.
Pues mire, esto fue una tarea bastante dura. Nos
organizamos pues por la necesidad, por la pro-
blemática que se venía presentando en Bogotá,
porque desafortunadamente este sistema ha
sido bastante difícil, porque se nos han vulnerado
muchos derechos y vimos la necesidad de
podernos unir, de empezar como a visibilizar todo
lo que nos ataja, o sea todo lo que nos pasaba
en ese momento; entonces debido a eso y debido
también a las amenazas, pues vimos que de esa
manera podríamos sentirnos rodeadas, cobijadas y
pues sin dejar a un lado de estar presente y apo-
yándonos la una a la otra. (…) es algo que hay que
resaltar porque no es fácil, un proceso organiza-
tivo genera riesgo, complejidades y pues también
genera el disfrute en algunos momentos, pero esto
es normal en todos los procesos y ahí pues hemos
ido batallando y efectivamente sí se considera que
sí tenemos que ser reconocidas como sujetos,

pues por toda esa ruta que nos tocó pasar, lo que
nos tocó vivir, los hechos victimizantes, todo lo
que hemos venido soportando. (Lorena, GDSA
092, Bogotá)
Los hechos victimizantes aquí consignados fueron
suministrados por la delegada del Grupo Distrital de
Seguimiento e Incidencia al Auto 092 Mujer y Despla-
zamiento Forzado, en el Registro Único de Victimas,
mediante declaración a la Defensoría del Pueblo de
Bogotá́ D.C. En la Resolución de Inscripción del GDSA
092 en el Registro Único de Víctimas, consta que
con relación a la violación grave y manifiesta de los
derechos individuales de sus integrantes, el Sujeto de
Reparación Colectiva identificó los siguientes hechos:
Delitos contra la Libertad e Integridad Sexual; Lesiones
Personales; Tortura o Tratos Crueles, Inhumanos o
Degradantes; Secuestro; Amenazas a la Vida, a la
Integridad y a la Seguridad Personal, Desplazamien-
to Forzado y Discriminación. El detalle de algunos
de estos hechos: Amenazas, Violencia sexual a tres
lideresas, sus agresores hacen referencia al Auto 092.
Desplazamiento intraurbano, tortura; Panfletos ame-
nazantes por parte de diferentes grupos armados;
Amenazas puntuales contra la secretaria técnica del
Grupo, ocurre en la sede de CIASE, a partir de ahí́ se
refuerza la seguridad de la sede. La lideresa de nombre
Yolanda, tiene que exiliarse en otro país fronterizo;
Golpizas en la calle contra las lideresas, esto hace que
se suspendan las reuniones del grupo. También hay
ataques contra hijos e hijas de lideresas, con acciones
específicas como intento de secuestro, amenazas,
llamadas, violencia sexual; Asesinato del hermano de
lideresa Claudina García; Amenazas recibidas telefó-
nicamente por Carmenza Morera, e interceptaciones
de llamadas y robos. Intento de secuestro contra hija
de lideresa; Amenazas y golpizas contra las bases de
las organizaciones que representan; el 5 de agosto
de 2011, se hace solicitud de medidas cautelares para
María Esperanza Ramírez y Claudina García, integran-
tes de la Asociación de Desplazados para la Conviven-
cia Pacífica; Se anexan amenazas contra ADESCOP,
específicamente contra Esperanza y Claudina. Pos-
Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
teriormente, las dos lideresas se exiliarán; Violencia
institucional por parte de funcionarios de la Fiscalía
(45); Amenazas contra lideresas, zozobra y miedo en
todo el grupo; Ataques en Transmilenio, toma de fotos,
amenaza con armas. Ataque e intimidación a hijos
e hijas de lideresas; Violencia institucional; El 28 de
noviembre de 2012, el frente séptimo de las FARC-EP
mediante panfleto, amenaza a Maritza Buitrago y a
Yolanda Guzmán, por esta amenaza solicitan ingreso al
Programa de Protección.
En este marco de análisis, un movimiento político tras-
cendental en la historia de Colombia y de la capital
es la Unión Patriótica (UP). La Unión Patriótica surgió
como una convergencia de fuerzas políticas a raíz del
proceso de negociación adelantado a mediados de
la década de 1980 entre el gobierno del presidente
Belisario Betancur y el estado mayor de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC-EP.
En 1984, y como fruto de esos diálogos, las partes
pactaron varios compromisos sellados con la firma
de los llamados “Acuerdos de La Uribe”. En ellos se
estipuló el surgimiento de un movimiento de oposición
como mecanismo para permitir que la guerrilla se in-
corporara paulatinamente a la vida legal del país. Las
condiciones que permitirían ese tránsito a la legalidad
consistían en un compromiso oficial para garantizar
plenamente los derechos políticos a los integrantes
de la nueva formación, y la realización de una serie de
reformas democráticas para el pleno ejercicio de las
libertades civiles.
No obstante, desde sus mismos inicios, la Unión Pa-
triótica fue sometida a toda clase de hostigamientos
y atentados. En 1984, se presentaron los primeros
asesinatos y desapariciones forzadas. Tras las agresio-
nes, se percibía la actuación de agentes estatales o
de integrantes de grupos paramilitares. Las constan-
tes violaciones a los acuerdos firmados, hicieron que
se rompieran las negociaciones entre el Gobierno y la
guerrilla. Los miembros de la nueva coalición quedaron
en una situación de alto riesgo, pues al ser acusados
abiertamente de ser portavoces de la insurgencia 47
armada, los organismos estatales no les brindaron
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
ninguna protección efectiva. Así comenzó un proceso
de exterminio que se ha prolongado por más de 20
años. Tres rasgos centrales configuran la especificidad
de esta persecución sistemática: en primer lugar, la in-
tencionalidad de los autores de la cadena de acciones
criminales ha sido acabar con el grupo político, o al
menos, expulsar de la vida pública a sus sobrevivien-
tes y a las bases sociales que han resistido la ola de
violencia. Por esta circunstancia, los familiares de las
víctimas directas y los sobrevivientes del movimien-
to han reclamado que el caso sea tipificado como un
genocidio por razones políticas; en segunda instancia,
es notorio que se trata de un proceso de exterminio de
una fuerza política legal en condiciones de un Estado
considerado democrático y en el que se supone la
existencia de una institucionalidad ajustada a las
normas del derecho. La perpetración del genocidio en
sí misma pone en duda tal condición democrática, y
cuestiona seriamente esa institucionalidad toda vez
que las modalidades de persecución utilizadas han
conjugado tanto formas legales -a través de dispo-
siciones de carácter jurídico y administrativo- como
medidas ilegales -“guerra sucia”-, operaciones encu-
biertas, campañas de estigmatización oficial, acción
paramilitar, etc. En tercer lugar, cabe destacar que
los graves hechos de persecución se han llevado a
cabo durante un prolongado período que abarca dos
décadas y seis gobiernos de diferente filiación política,
lo que demuestra que la intencionalidad persecutoria
ha perdurado en el tiempo, y ha tenido unas conse-
cuencias determinadas para el grupo político y para
la convivencia social en Colombia. (Cepeda Castro,
2006)
En 1985 nace la Unión Patriótica. Y esa Unión
Patriótica nace con liberales, conservadores, con
gente independiente, con periodistas, con amas
de casa, con (sic); en esa época no se hablaba
mucho de ambientalistas, etc. Pero todo eso llega
a la Unión Patriótica porque había una enorme in-
conformidad por el Frente Nacional que ustedes
ya me imagino que lo han estudiado al derecho y
48 al revés. Entonces, ese Frente Nacional, la pauta
es prácticamente el nacimiento de la Unión Patrió-
tica; cuando se rompe el Frente Nacional, entra un
tercer partido. Y ese tercer partido, en las eleccio-
nes de 1986 tiene, como ustedes saben, catorce
parlamentarios. Era un jurgo de parlamentarios que
no iban a dar el cambio y que no iban a volver este
país al revés y empieza la matanza. ¿A quienes
matan? Pues en todo el país mataron. ¿Qué pasa
en Bogotá? Entonces, en Bogotá, como vemos,
llegan los paramilitares tienen que venir a sesionar
en el salón elíptico, tienen que venir a sesionar en
Bogotá. Entonces, la capital es el centro de todo
lo que sucede en Colombia. Entonces, llega gente
de todas partes, pero claro, las intendencias y las
comisarías pues eran renegadas del parlamen-
to. Eso se soluciona realmente en 1991. ¿Cómo
repercute lo que hicimos en Bogotá a todo el
país? Entonces, todo el país en este momento son
departamentos, todos pueden elegir en igualdad
de condiciones los representantes a la cámara,
pueden contribuir también a elegir los senadores
que son de nivel nacional y el representante a la
cámara es a nivel regional.
Ahora, ¿qué pasa con la violencia en Bogotá? A
nosotros nos asesinan aquí mucha gente impor-
tante que además no era de aquí. Por ejemplo,
cuando nos asesinan al compañero presiden-
te de la Federación Nacional de Trabajadores de
la Construcción, la Madera, y el Cemento. Este
compañero venía de un atentado en el Valle, ra
un compañero muy destacado, era el presidente
de (sic), y lo matan aquí en Bogotá saliendo de la
sede del sindicato. Es decir, Bogotá no se escapó.
Bogotá se convirtió en un centro de las matanzas,
bueno, de lo que ellos llaman magnicidios; nos
mataron a todos los candidatos presidenciales
en Bogotá. ¿Eso es una característica del resto
del país? No. Pero no es insular, hacía parte de la
gran violencia que se instaban en ese momento.
Cuando matan a Galán, pues él era un hombre
joven que era del Nuevo Liberalismo, ni siquiera
era un hombre de izquierda, ¿qué les tocó para que

lo mataran? Les tocó el problema del narcotráfico
con la cual estaba unida eso que llaman burguesía
que yo nunca volví a hablar de burguesía en este
país porque a mí lo que me parece es que aquí hay
una élite corrupta, una élite que es completamente
dependiente. Esos sí son los atenidos de la doctora
Martha Lucía Ramírez. Ella no se da cuenta que es
una atenida. Pero claro que toda la vida ha ganado
del Estado; absolutamente toda. Pero además está
la élite. Además de atenidos, además de parásitos,
son una élite corrupta y una élite mafiosa, unidos
con la mafia. Yo por eso de burguesía no volví
a hablar nunca porque yo considero que ni los
Santos son burguesía. Ellos recibían plata de
Carranza para financiar El Tiempo. Cuando tenían
(sic) económicas, Carranza les prestaba la plata.
Y yo no sé si se la devolvían, digamos que sí, que
se la devolvían; pero aquí todo lo que llamaban
burguesía se abrazó con el narcotráfico. Y en este
momento quienes están en el Congreso, el que no
tiene plata del narcotráfico pues somos en últimas
la gente que estamos en los alternativos. El resto,
que entre el diablo y escoja. Pero yo considero
que entre todos los partidos hay algunos que
realmente son buenos, incluyendo los del Centro
Democrático, hay algunos que tienen votos de
opinión, pero no es la mayoría. La mayoría están
unidos con dineros de la corrupción, del narcotrá-
fico y todo eso.
¿Qué pasa en Bogotá? La violencia en Bogotá yo
creo que fue tan feroz como fue en cualquier otra
parte. A ver, aquí, por ejemplo, nos matan a diri-
gentes sindicales muy cualificados, Julio Alfonso
Poveda, por ejemplo, era un hombre que perte-
necía a la Federación Sindical Agraria; lo matan
en la Caracas entre 16 y 17. Iba con su mujer, lo
matan por la espalda. Era un campesino raso,
porque fuera de los magnicidios, aquí nos matan
a todos los candidatos presidenciales, mataron a
Galán aquí saliendo en Soacha. Eso es zona me-
tropolitana de Bogotá, mataron a Galán. Luego,
en Bogotá, en el Puente Aéreo, matan a Bernardo
Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
Jaramillo, y al mes, en un avión saliendo del
puente aéreo, matan a Pizarro. Es decir, Bogotá
era un centro también de la violencia, tal vez una
violencia súper sofisticada. En Bogotá nos matan
a José Antequera, y era en ese momento Samper;
Samper estaban hablando los dos (sic), lo que
supimos años después, oigan bien muchachos, la
escolta que llevaba Samper en ese momento del
aeropuerto está toda muerta, a todos los inten-
taron asesinar, pero uno se salvó. Los mataban
en Choachí, los hacían rodar loma abajo, y hasta
ahí llegaban, hay uno vivo, y ese vivo, ese vivo
contó a su compañera que resultó… él huyó llano
adentro. Se enamoró de alguien que simpatizaba
con la UP y él le contó que habían recibido en ese
momento… esto yo también se lo conté a Samper,
era Presidente además de la República, y habían
recibido además una orden: que no reaccionaran
frente a algo que iba a ocurrir en el aeropuerto. Lo
que él no sabe es si eran la muerte o los disparos
de Antequera, o era un atentado contra Samper.
Extraña coincidencia porque ellos recibieron esa
instrucción, a todos los mataron. Cuando fue
presidente Samper, ya casi en vísperas de irme,
tuvimos una reunión y yo le pedí dos minutos
para comentarle esto, nadie hizo nada porque
todo era peligroso, era tan difícil la situación en
Bogotá como la situación en cualquier otra parte.
El atentado mío lo hicieron en Bogotá. (Aida, UP,
Bogotá)
Otro actor fundamental es la Red Nacional de Ini-
ciativas Ciudadanas por la Paz y contra la Guerra
-Redepaz, red que articula las experiencias y prácticas
que múltiples agentes sociales desarrollan en las
dimensiones local, interlocal, regional y nacional.
Fruto de la decisión de articulación de más de 400
delegados y delegadas participantes del “Encuentro
Nacional de Iniciativas contra la Guerra y por la Paz”,
realizado en noviembre de 1993. Redepaz ha sido
escenario abierto para el encuentro y cooperación
49
entre personas, grupos, sectores y organizaciones que
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.

construyen paz; proceso dinámico para el fortaleci- es que se produzcan los cambios en la situación
miento y posicionamiento coordinado de expresiones política, social e institucional del país, porque eso
civiles de reconciliación; y propuesta plural de reflexión es lo que significa la paz negociada: concederle
y acción para el mutuo reconocimiento como sujetos un mínimo de razón a los insurgentes y aceptar
de derechos y la transformación democrática de la que a raíz de que ellos dejan las armas, la sociedad
sociedad. Se destaca a sí mismo como organización se reorganiza de alguna manera en medida más o
que articula procesos como el Movimiento Nacional de menos grande, en unos aspectos concretos, quizá
Mujeres Constructoras de Paz, el Movimiento de Niñas no en toda la generalidad universal inmensa de
y Niños por la Paz, la Red de Jóvenes por el Desarme, toda la vida social, pero sí en aspectos importan-
la Coordinación Nacional de Asambleas Constituyen- tes. (Luis, REDEPAZ, Bogotá)
tes Locales, el Movimiento de Madres por la Vida, las
Redepaz es también un sistema sociopolítico que ha
veedurías ciudadanas al proceso de reparación integral,
logrado en más de dos décadas consolidar una sensibi-
entre otros. (Muñoz Sánchez, 2019)
lización en contra de la guerra y en favor de la paz y la
Redepaz es una iniciativa ciudadana para superar reconciliación del país, mediante un proceso dinámico,
el conflicto por la vía política, nosotros asumimos permanente y sostenido por fortalecer y posicionar
que en Colombia ha habido durante décadas un de manera coordinada expresiones civiles de recon-
conflicto armado de naturaleza política y eso fue ciliación. Además, una propuesta plural de reflexión y
lo que quisimos defender después de la Constitu- acción para el mutuo reconocimiento como sujetos
ción del 91, que todo mundo entrara al pacto de de derechos y para la transformación democrática
paz que fue la Constitución. Pero, fue un pacto de la sociedad colombiana, manifestada en acciones
de paz incompleto e inconcluso la Constitución sociopolíticas como las constituyentes municipales, la
misma del 91. Entonces había que generar un mo- Semana por la Paz, el voto de los niños y niñas por la
vimiento ciudadano, o mejor, propiciar que se de- paz, entre otras iniciativas que le han valido reconoci-
sarrollara porque ya venía existiendo una cantidad miento nacional, internacional y territorial, y convertir-
de dinámicas de movimientos de paz en todo el se en un referente en el imaginario colectivo a favor de
país y en todas las regiones, pero muy desarti- la paz y en contra de la guerra. (Luna Navarro, 2018)
culadas, muy sueltas, sin ninguna conexidad, sin
ninguna capacidad de incidencia mayor en el de-
sarrollo más general y estructural de los acon-
tecimientos. Entonces Redepaz cumplió ese
papel de ser un aglutinador y un catalizador,
asumir, sostener, defender que Colombia tenía
un conflicto político armado interno y que ese
conflicto político armado interno tenía que tra-
mitarse mediante una salida política, es decir,
mediante diálogos y negociaciones de paz entre
el Estado y los movimientos insurgentes y que por
supuesto, y esto es quizá lo más importante que
hay que decir ahora, es que sí hay un conflicto
político y ese conflicto político armado tiene una
salida política dialogada y negociada, lo más im-
50 portante después de la firma de un acuerdo de paz
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.

No obstante, a raíz de las actividades de incidencia entero, comienza a tener dificultades cada órgano
política de la organización, en diversas regiones del país para cumplir sus funciones etcétera y el talante
en favor de la paz y en contra de la guerra, diferentes mismo de la persona. (Luis, REDEPAZ, Bogotá)
grupos armados ilegales consideraron a la organiza-
Entonces en un país en guerra es imposible un de-
ción como objetivo militar11. Las sistemáticas violacio-
sarrollo democrático a plenitud y es imposible, o no
nes de los derechos humanos a los integrantes de la
imposible, sino que hace que todas las personas,
organización, materializadas en homicidios, atentados,
todos los ámbitos sociales, estén en riesgo de ser
intimidación y amenazas contra sus miembros, impac-
afectados por esa realidad del conflicto interno.
taron profundamente a nivel personal y colectivo en
Entonces en Bogotá hubo afectaciones concretas
lo nacional, regional, departamental, municipal y loca12.
derivadas de eso. Por ejemplo, acciones de los
Uno decía, mucha gente percibía “eso está por allá grupos armados y reacciones del Estado, por
lejos en las montañas, eso a nosotros no nos toca, supuesto que las hubo en la ciudad, hubo muertes
eso es una cosa, que pobrecitos los campesinos”, de personalidades políticas, y hubo muertes de
pues como que en las ciudades como que no personalidades militares y hubo cosas de los
se sentía que el conflicto fuera un conflicto que grupos tratando de obtener armas en el cantón
afectara a toda la sociedad. Eso está por estu- norte y otras cosas y sabemos lo del Palacio de
diarse mucho más y por analizarse, y seguramente Justicia tan monumental. Todas estas cosas son
el trabajo de la Comisión va ayudar a dilucidarlo. afectaciones de la sociedad en el ámbito urbano,
Pero, yo quiero poner una premisa general: una inclusive secuestros, por ejemplo. A los activistas
sociedad en guerra como la colombiana, un país de la paz los afectaban también de manera directa:
con un conflicto armado interno como el colom- amenazas, atentados, estigmatización, porque en
biano, es un país que tiene por el mismo hecho el establecimiento muchos leían, en las elites tradi-
de la guerra, tiene unas instituciones deformadas cionales, que los que teníamos el discurso de la paz
y tiene un ejercicio del poder político condiciona- éramos como aliados de las guerrillas. Entonces
do a la existencia de la guerra y toda la dinámica comenzaba a haber un discurso estigmatizante
social, la dinámica social rural y la dinámica social también de señalamiento al activismo por la paz,
urbana y todos los ámbitos de la vida del país se o sea que no era un ambiente fácil, no era una
ven afectados por la realidad de tener un conflicto cosa que estuviera, sino que todo el ambiente de
armado interno. Eso es como un organismo vivo, la vida social queda viciado por la existencia de
una persona que tiene un cáncer, si tiene cáncer ese conflicto. (Luis, REDEPAZ, Bogotá)
una persona se afecta su vida y su organismo
11. Plan Integral de Reparación Colectiva. Existen varios municipios y departamentos en los que las actividades de REDEPAZ han cesado
como consecuencia del daño. Sin embargo, su trabajo ha tenido un impacto en todo el territorio nacional, en momentos coyunturales
de transición en Colombia. Bajo el fortalecimiento a la ciudadanía y la construcción de paz territorial, REDEPAZ tiene líderes y lideresas
trabajando en red por todo el territorio nacional. A pesar del daño e impacto, la organización ha dejado en la sociedad colombiana una
capacidad instalada de una cultura de no violencia (Redepaz, 2013, p. 23).
12. Plan Integral de Reparación Colectiva. Los asesinatos, los atentados, la intimidación y amenazas continuadas a líderes y activistas
vinculados con la organización han tenido y tienen impacto a nivel personal y colectivo. Al igual que con las amenazas y las intimidaciones,
el mayor de los daños 74 ocasionados por los asesinatos fue la ruptura de procesos en el territorio y el cierre de las oficinas de REDE-
PAZ en las regiones. Sus integrantes viven una constante presión psicosocial por el inminente riesgo a su integridad personal y la de sus
familias. De otro lado, la falta de respuesta efectiva de las autoridades ha generado relaciones de desconfianza entre los activistas y las
instituciones. A nivel colectivo, estos tipos de victimización tienen efecto en cuanto han contribuido a la desarticulación de los grupos o
la desmotivación para continuar, pues con la agresión se reduce la capacidad de ser y hacer. La presión que ejercen diferentes actores
armados y en algunos casos los representantes del gobierno local, regional y nacional a los miembros de REDEPAZ continúa siendo un
obstáculo para el desarrollo de las actividades. Varios de los procesos que REDEPAZ venía adelantando tuvieron que suspenderse debido
a los temores colectivos sobre la posibilidad de asesinatos y atentados. Adicionalmente, esto tuvo un impacto en las relaciones de REDE-
PAZ con las comunidades en el territorio. (Redepaz, 2013, p. 39).
51
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
(…) Recibimos amenazas de las Águilas Negras,
por ejemplo, Ana Teresa Bernal, Coordinado-
ra Nacional de Redepaz tuvo que exiliarse en
un momento dado por las amenazas. El nombre
mío apareció en una amenaza de las Águilas
Negras, había seis nombres y uno de los seis
nombres fue una persona asesinada en un lugar
escondido de la ciudad. Entonces eran amenazas
reales, disparos en algunas oportunidades, y por
supuesto, lo que ya les expliqué el tema de la es-
tigmatización y el bloqueo. Por ejemplo, toda la
red informática de Redepaz en algunos sitios de
la ciudad donde hemos estado, por ejemplo, en la
Soledad en Teusaquillo había un saboteo perma-
nente, cortaban la línea del teléfono físicamente
en el poste; bueno una cantidad de cosas que son
efectivamente un saboteo y un entorpecimiento
de la labor ciudadana por la paz, o sea que aún
en la ciudad sentimos eso. Piensen ustedes, qué
no sería en las regiones; en las regiones vimos
muertes en muchas partes, líderes y lideresas muy
importantes fueron asesinados y fueron amena-
zados y fueron desplazados, o sea que la estig-
matización de Redepaz está documentada, en la
memoria de Redepaz está y uno encuentra en
detalle, entre otras cosas preparamos un libro de
memoria transformadora, en el cual creo yo están
esas cosas y en la memoria de Redepaz existe una
línea de tiempo y un recuento general de todas
esas actividades, de todas esos hechos victimi-
zantes. (Mélida, REDEPAZ, Bogotá)
(…) Si ocurren todas esas cosas tan absolutamen-
te negativas, irracionales, contrarias al ejercicio de
derechos y a las garantías ciudadanas normales
en cualquier país del mundo se ve lesionado un
movimiento en su capacidad. Cuando amenazan
a la gente y alcanzan inclusive a asesinar a líderes
de un movimiento, pues el movimiento se ve
diezmado, se ve frenado, se ve disminuido en su
capacidad de acción, o sea se ve frustrada su
existencia y su objetivo y su razón de ser en la
52 sociedad y como lo has dicho bien en la pregunta
no es un movimiento en abstracto, cuando uno
dice eso es porque hubo personas concretas
de carne y hueso que se pueden mencionar con
nombre propio que sufrieron esa victimización y
en ese caso pues aquí las hay en la memoria de
Redepaz están. Nuestra coordinadora fue víctima
en muchas oportunidades, pero todos los que
hemos tenido responsabilidades nacionales, en el
equipo central de Bogotá hemos tenido dificulta-
des, unos más, otros menos y eso por supuesto
ha frenado nuestra capacidad. (Luis, REDEPAZ,
Bogotá)
(…) El siguiente gobierno o los siguientes gobiernos
que ya fueron los dos gobiernos de la seguridad
democrática con el presidente Álvaro Uribe Vélez,
fueron supremamente negativos porque ahí en
ese período de esos gobiernos de la seguridad
democrática, no hablemos del Centro Democrá-
tico porque no era el que existía para esa época,
sino la seguridad democrática, en esos gobiernos
hubo un desconocimiento, hubo una estigmatiza-
ción, hubo una injerencia abusiva en las dinámicas
de la sociedad y hubo el estigma de que quienes
trabajábamos por la paz prácticamente éramos
personas ligadas y dependientes del movimiento
armado.(Luis, REDEPAZ, Bogotá)
Las violencias producidas por los aparatos de represión
estatal contra aquellos sectores que abogaban por la
resolución del conflicto se ve inmersa en un proceso
de “violencia integral”, en donde el conflicto armado
es uno de sus componentes centrales. Así, la capital
reúne diferentes violencias causadas por una serie
de actores agrupados en estructuras con bajo nivel
de organización paralelo al Estado. El problema de
fondo en la definición de “violencia integral” apunta al
modo como la fuerza legítima se ha desarrollado en los
últimos decenios y cómo estas deben ser redirigidas
para superar las violencias urbanas.
Sí, de alguna manera sí, puede haber una manera
directa y puede haber una manera refleja. La
manera directa es que existan grupos armados

dentro de la propia ciudad y por supuesto que
los hay, hay grupos armados de distinta índole,
de criminalidad común, mafias, redes de narco-
tráfico y de comercio de estupefacientes y otras
cosas. La ciudad es la mayor concentración de
población y por supuesto que en concentraciones
de población tan supremamente grandes y con
una complejidad tan grande como la que hay en
nuestra sociedad, pues se dan todo tipo de violen-
cias y se dan todo tipo de problemas, no solo del
conflicto armado político, ¿no?, ahí hay que tener
en cuenta eso también.
Entonces te puedo responder de manera entera-
mente positiva de que el conglomerado urbano,
cualquiera que sea, en este caso el de Bogotá, sí
se vio afectado y está afectado hoy por hoy por
las múltiples violencias existentes en el país, una
de ellas ha sido estructural de más de medio siglo,
pues ha sido la violencia política a raíz de todo el
conflicto, de que se ha hecho memoria de más en
estos días, memoria de todo lo que ha ocurrido en
el país desde los años 60’s por ejemplo, dejándolo
De la misma manera, otros miembros de Redepaz pro-
en ese terreno. Entonces sí hay afectación de
fundizan algunas de las características de la violencia
la ciudad por parte del conflicto armado interno
represiva estatal e ilegal en la ciudad:
político y por parte de las otras formas de violen-
cias, que se alimentan, además, las violencias se
retroalimentan unas a otras. nuestros teléfonos de forma evidente y descarada,
(…) A ver, Bogotá tiene focos de conflicto armado,
de conflicto armado de violencias urbanas.
Las violencias urbanas tienen sus característi-
cas propias ¿no?, violencias que surgen en las
ciudades por las condiciones de conformación de
la vida urbana que es de mucho desplazamien-
to del campo a la ciudad, que es de precariedad,
de grandes conjuntos suburbanos, precariedad
en sus condiciones de vida, de trabajo, etcétera.
Precariedad en el acondicionamiento de servicios
para poblaciones muy grandes, todos esos son
fuentes, el hecho del desempleo también tan alto,
la informalidad enorme que hay en la ciudad. O
sea, la ciudad es fuente de conflictos, de con-
flictos sociales que tienen expresiones violentas,
Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
yo no diría tanto que de conflicto armado interno
político, en el sentido de que haya ejércitos in-
surgentes en la ciudad, no, no los hay porque de
todas maneras en la ciudad el Estado tiene una
presencia mayor, ¿no?, y el Estado no tanto como
Estado garante de derechos, sino el Estado como
presencia física, militar y policiva, la presencia
represiva del Estado. Entonces se concentra la
fuerza del Estado, también la fuerza dijéramos
armada del Estado, su capacidad de contener las
expresiones sociales y entonces pues no hay un
conflicto armado interno abierto en las ciudades.
Hay violencias urbanas, y como he dicho antes,
las violencias se retroalimentan, eso es una
cosa muy importante para entender lo que pasa
y para entender el enfoque de Redepaz que es
un enfoque integral para la paz, nosotros todo
el tiempo pensamos desde su construcción que
la paz tiene que dar cuenta de las múltiples vio-
lencias que hay en la sociedad. (Luis, REDEPAZ,
Bogotá)
(…) varios hemos sido víctimas de las chuzadas de
también cuando hemos hecho grandes acciones
como en su momento el Refugio, íbamos grupos
de personas y veíamos que nos perseguían, que
nos vigilaban. También de robos de computadores
de personas de nuestra organización, donde está
toda nuestra información, a nuestras oficinas han
llegado personas como en la calidad de víctimas
preguntando y pidiendo información muy espe-
cífica y llegan a preguntar con nombres propios,
no me acuerdo si fue este año o el año pasado
llegaron a preguntar por mí y yo estaba ocupada
en ese momento, entonces la otra persona dijo
como no lo puede atender y entonces empezaron
a hacer un discurso y luego salí y eran personas
53
que yo no conocía, entonces eran como pidiendo
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
información. (…) En Bogotá sucedió algo hace ya
varios años y es que llegó un ataúd a nuestra
sede con la amenaza, por lo tanto, el tener una
sede en su momento fue difícil porque había per-
secución al punto de que te llega un ataúd con
amenazas. Ellos saben dónde estás, dónde viven
las personas que lo integran y cada vez que hay
un llamado grande, masivo a la movilización llegan
las amenazas, entonces particularmente Luis Emil
las recibe para el 21 de septiembre, ahorita recien-
temente a la movilización que se estaba convo-
cando, entonces siempre coincide con hechos de
movilización social. (Mélida, Redepaz, Bogotá)
Definitivamente como país vivimos un conflicto
armado. Bogotá es un epicentro para maquinar,
si se quiere dar un gran golpe pues se piensa en
la capital, si piensas en falsos positivos judiciales
también está sucediendo en Bogotá, si tú dices de
dónde están mandando las chuzadas pues sucede
desde el nivel central (...) Hay lados donde todavía
están estas fronteras invisibles que uno a veces
creería que es algo lejano o de otras ciudades y
en Bogotá sucede, y en municipios muy cercanos
como Soacha el paramilitarismo es latente, así
como en muchos barrios de Bogotá. Acá se sufre
el conflicto armado de diferentes maneras, pero
también en piel propia, es decir, aquí también
hay desplazamientos intrabarriales, por ejemplo,
personas que se tienen que ir de su barrio, de su
casa, por persecuciones, por expresarse, por ser
parte de un movimiento social, o se tienen que ir
a otra ciudad y eso de pronto no es tan mediático
y sigue sucediendo (…) A nosotras y nosotros
nos estigmatizan, hay amenazas contra varios de
nuestros integrantes, chuzadas, hay seguimien-
tos… (Adriana, Redepaz, Bogotá)
(…) en Bogotá directamente lo que sí recibimos
mucho y personalmente recibí amenazas, varios
sufragios, pues yo era la persona como que filtraba
toda la correspondencia o me llegaba antes de re-
partirla, entonces a través de la recepcionista y
54
eso pero pues digamos la primera que nos llegó,
nos llegó un sufragio tamaño carta, morado, pero
venía en un paquete muy extraño y la recepcio-
nista me dijo: llegó este paquete para Ana Teresa
Bernal, y yo lo recibí, entonces me atreví a des-
taparlo y en ese momento fue muy tenaz porque
fue muy impresionante lo que decía y digamos el
paquete; desde ahí empezaron muchas llamadas,
las llamadas telefónicas amenazándonos y todo
eso. Después viene todo el proceso como de
participación en cursos y talleres de protección,
mucha zozobra que nos cuidáramos y todo eso, y
ya pues uno pierde la confianza en muchas cosas,
ya no era lo mismo, digamos recibir la corres-
pondencia con tranquilidad. Entonces había que
todos los paquetes como raros saberlos manejar
y aprender todas estas cosas y pues también uno
se siente tanto afectado como individualmente
como colectivamente. (Mélida, Redepaz, Bogotá)
(…) digamos yo desde la parte administrativa
muchas veces no se entera de esa parte política
y todo lo que manejan los directivos; pues yo lo
que podía alcanzar a entender o lo que a uno le
decían es que, y nosotros entendimos al principio
que las amenazas eran del paramilitarismo (…); o
sea, las amenazas realmente eran procedentes
de dónde ¿si?, eso sí ya digamos los directivos,
políticamente ellos sí pueden decir y sabían de
dónde procedían. Pero como te digo las afec-
taciones no solo eran digamos en Bogotá como
tal, pero también digamos las amenazas a ellos
constantemente, los panfletos que nos llegaban
y casi siempre lo que podía mirar y observar era
que eran como mucho de las Águilas Negras y
de otros digamos actores que hasta donde tengo
entendido era de ese grupo paramilitar. No sé si
también pudo haber otros, tal vez, pero lo más
concreto y lo que uno podía visualizar era que
eran de ahí.
(…) lo que me acuerde en Bogotá sí hubo una
persona que asesinaron, que asesinaron en
Bogotá y era un muchacho que trabajaba, él
trabajaba con los recicladores y todo eso, no sé si

alguien te ha mencionado a Alex Ortiz, creo que
le decían “el loco”, y él hacía parte de Redepaz, él
era de Santander, se vino de Santander y se vino
a trabajar a Bogotá y eso para nosotros también
fue muy duro porque pues realmente era un
muchacho que trabajaba y hacía muchas cosas
con la parte con los recicladores y todo eso. Eso
para nosotros fue durísimo, pues también digamos
duro la zozobra con la que vivían las personas que
también estaban amenazadas por lo menos y todo
pues toco como modificar, hubo un momento y en
algún momento una de las sedes de Bogotá que
nosotros tuvimos cuando tuvimos la oficina que
fue ahí en Teusaquillo o eso es parte de Teusa-
quillo, la Soledad, que fue una oficina que tuvimos
ahí en toda la 39 con 17, esa oficina a cada ratico
la afectaban, nos robaban el contador de la luz, el
contador del agua, cada ratico querían entrarse,
esos siempre fueron unos tiempos muy complica-
dos. (Mélida, Redepaz, Bogotá)
C. Organizaciones Sindicales
Este acápite da cuenta de la incidencia del conflicto
armado colombiano en la desarticulación del mo-
vimiento sindical. El propósito de lo abordado no es
profundizar sobre todas y cada una las causas que
originaron el debilitamiento en fuerza y presencia del
movimiento sindical en Colombia. Al respecto se de-
sarrolla una acercamiento desde diferentes sindica-
tos y su perspectiva con relación a las dinámicas del
conflicto armado y las políticas estatales en la ciudad
de Bogotá.
Entre los sindicatos más representativos se encuentra
la Central Unitaria De Trabajadores De Colombia –
CUT constituida en 1986 y considerada como una de
las centrales de trabajadores más poderosas e impor-
tantes del país. Este sindicato tiene como principal
objetivo la defensa de los derechos de los trabajadores
colombianos y, además, la obtención de mejores con-
diciones de vida para ellos, sus familias y la sociedad
Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
en general. Es importante mencionar que la CUT
está conformada principalmente por los trabajadores
afiliados a la Central de Trabajadores de Colombia
CTC (1935), la Unión de Trabajadores de Colombia
UTC (1946), la Confederación Sindical de Trabajadores
de Colombia CSTC (1946) y la Confederación General
de Trabajadores CGT (1946). La unión de los trabajado-
res y la consolidación de la CUT ha representado uno
de los logros más importantes para el sindicalismo en
Colombia ya que fue la primera vez que los empleados
lograron unificarse luego de un largo y difícil proceso
entre las diferentes filiales. (Gerdts, 2009)
En el marco de la perspectiva de esta organización
frente a la existencia del conflicto armado en Bogotá,
muestra que la lucha por la obtención de los derechos
de los trabajadores desde la creación de la CUT ha
dejado un saldo de 2.733 miembros asesinados con
un índice de impunidad del 96,8%, presentando las
mayores cifras de asesinatos y persecución en el
gobierno de Álvaro Uribe Vélez a manos de grupos pa-
ramilitares (Gerdts, 2009). Este sindicato ha liderado y
ha participado en importantes eventos que marcaron
la historia del país como, por ejemplo el paro nacional
de 1993, el paro agrario de 2013 y el paro nacional del
21 de noviembre de 2019.
(…) pero seguimos con el trabajo del sindicato como
el más representativo y el más organizado en la
localidad donde estoy en este momento, estoy
allá desde el 2000 en Barrios Unidos, localidad
12. Ahí también hay una problemática muy grande,
tenemos zonas de tolerancia y son los hijos de
ellas y ellos los que nosotros atendemos, como
en un 50% pero además tenemos la desventa-
ja que hay que hacer trabajo con los niños que
son rechazados en las localidades de Engativá y
Suba por el mal comportamiento, esos compor-
tamientos son precisamente por las condiciones
sociales y económicas que viven estas familias (…),
atendimos también, inclusive muchos paramilita-
res que defendían a Álvaro Uribe, o sea eso me
tocó a mí, cuando hicimos el referendo yo estaba 55
haciendo un trabajo para que la gente votara,
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
entonces imagínate que un padre de familia me
dice: -profe a mí me gusta lo que usted dice y
hace pero tenga cuidado porque yo vengo del
Urabá antioqueño y yo soy escolta de un general
de la República-, eso sí no me dijo quién, -él fue el
que me trajo de allá porque nos mandaron a matar
a fulanos y fulanos de ciertas fincas- y no sé qué,
entonces digamos que la cuestión es grave.
En el 2000 a raíz de todo ese trabajo político que
se estaba haciendo allá en ese colegio, fui más
señalada que en la localidad del 20 de Julio junto
con otra compañera que en este momento está
fuera del país porque no aguantó la presión y se
fue. Los mismos paramilitares, porque allá toca
recibir al que pida el cupo, dijeron que eran re-
insertados inicialmente, pero cuando nos dimos
cuenta eran los que estaban detrás de nosotros
haciendo el trabajo de ver en qué otra cosa uno se
metía. Entonces cuando estábamos organizando a
unas madres prostitutas y a unos padres vende-
dores de estupefacientes, al parecer ese negocio
era de algún militar y primero nos dijeron que
-pilas con eso- que no nos podíamos meter para
que esa gente no siguiera en el negocio y que
los dejáramos tranquilos, pero como seguimos
haciendo el trabajo después nos amenazaron y
por lo menos me amenazaron a mí, a mi esposo
y a mis hijos.
Por el discurso lo tildaban a uno de guerrillero y
de auxiliador porque eso fue lo que nos dijeron ahí
ellos mismos. En ese tiempo estaba el compañero
Vanegas en la CUT y con Derechos Humanos se
le comentó el problema y todo, pero no pasó nada.
La compañera mía que digamos era la que más
tenía madres de ese tipo le dio miedo, ella sí se fue
del país, yo no y digamos que gracias a dios, como
dicen las abuelas, hasta el sol de hoy estamos con
el trabajo que estamos haciendo en la CUT y esa
etapa quedó quieta ahí porque se hizo una charla
con la gente que estaba amenazando y yo soy un
poco más de ayudar en la sana convivencia entre
56
todos los actores de una comunidad, digamos que
eso me generó un poco de respeto allá y reco-
nocimiento, pero finalmente terminó eso porque
uno de los padres que lideraba terminó siendo
escolta de un general Naranjo, creo, y se fue de la
localidad porque él vivía allí y los niños estudiaban
ahí, entonces sacó a su familia de allá y digamos
que hasta cuando ingresé yo a la CUT comenzó
a disminuir la amenaza y todo, en este momento
esa parte está un poco calmada. (Celmira, CUT,
Bogotá)
El sindicalismo colombiano, como toda la sociedad,
ha sido vulnerado por los tres actores más incidentes
activamente en el conflicto: el Estado, los paramilita-
res, entre esos las AUC, y las FARC-EP. Sus filas han
mermado a causa del silenciamiento, pues ha regido
la ley del más fuerte mediante la imposición de armas
aplicadas al que clama y exige el cumplimiento de
derechos adquiridos. (Zúñiga Romero, 2012)
(…) tú sabes que digamos que a la CUT han llegado
los panfletos, pero no allá a la oficina, no, pero
sí digamos que han llegado por otros medios
panfletos amenazando a todos los de la CUT y
pues digamos que todos somos de ahí, no espe-
cifican si son a nivel nacional, solo los de Bogotá
o a los sindicatos y pues tú sabes que en este
momento yo soy la presidenta, yo me desplazo y
estoy en contacto por todos y dentro de algunos
de esos, hemos sabido por ejemplo que hay infil-
trados con la intención de acabar con la organi-
zación y pues mirar a ver cómo acaban con los
derechos de los trabajadores, porque esos infil-
trados no se ponen del lado del trabajador, inde-
pendiente que está afiliado o no, sino del lado del
patrón y en este momento la cosa es más grave,
de todas maneras uno tiene prevención porque
este gobierno lo único que ha hecho es atacar al
movimiento social, político y sindical.
Al que denuncia o al que defiende lo matan, si
asesinan a los jóvenes digamos que por escar-
mentar a otros que están hablando o que están
cuestionando pues a cualquiera que esté or-

ganizado con más razones le van a dar en la
cabeza, digamos que ahí tenemos dos problemas
nosotros, como maestros que somos porque nos
están tildando en este momento, por ejemplo, el
Centro Democrático cree que nosotros estamos
volviendo comunistas a los niños, es la argucia que
hay en este momento. Nos señalan de adoctrina-
dores cuando nosotros jamás hemos sido adoc-
trinadores, nosotros enseñamos tanto a padres
como estudiantes a pensar, a cuestionar, a analizar
y a criticar en el buen sentido de la palabra; crítica
constructiva para avanzar y que la gente aprenda
a elegir porque por eso es que estamos con estos
gobiernos tan arrasadores de derechos como el
que tenemos en este momento.
(…) muy cerca a Bogotá también siguen ocurriendo
cosas graves como en Soacha, por ejemplo, matan
a los jóvenes, matan a las mujeres, persiguen a
los maestros, digamos que aquí donde yo estoy
no se evidencia tanto como se evidencia en otras
localidades como Ciudad Bolívar, Bosa e inclusive
en Fontibón, pero digamos que aquí muy cerca
nosotros estamos viviendo una violencia y una
masacre indiscriminada especialmente la desa-
parición de gente, han pasado 10-15 años y no
sabemos dónde están. (Celmira, CUT, Bogotá)
Digamos, que este tipo de amenazas obviamente
uno las atribuye a grupos armados ilegales y se
atrevería uno a decir que más exactamente a las
BACRIM. (…) Actores que se identifican detrás de
todo esto para nosotros las BACRIM. Empezando
desde los panfletos, las llamadas, los mensajes.
Todo esto, pues, se ha denunciado ante la Fiscalía
y los diferentes entes, pero realmente nunca surge
un efecto como uno quisiera. Y esto, pues, es algo
más de fondo, uno se atreve a pensar que aquí hay
personas de mucho poder y que están conforma-
dos directamente por los mismos empresarios y
gobierno, porque tienen un poder impresionante
y es muy difícil que nosotros podamos de alguna
forma, porque es que la mayoría de los crímenes
o de las amenazas nunca son solucionadas, o sea,
Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
mueren ahí y se quedan en investigación. Muchas
personas solicitan los esquemas de seguridad
o algún tema y pues siempre dicen: -no, es que
son auto amenazas porque quieren un grupo de
seguridad-. Y lo que nosotros siempre hemos
dicho, los líderes sociales y dirigentes de aquí del
municipio, es que a nosotros no nos interesa eso.
Lo que nosotros queremos es movilizarnos tran-
quilamente y poder hacer nuestro trabajo, que
no es un trabajo de generar mal ambiente sino,
al contrario, de mejorar las condiciones de las
personas. (Julián, CUT, Bogotá)
En los diferentes relatos la impunidad, acompañada
de la cada vez más generalizada situación de violencia
es una constante. Se refleja en informes como el
siguiente, realizado por la Escuela Nacional Sindical
(ENS): “Sobre el movimiento sindical pesa una grave
crisis humanitaria que se expresa en los 2.515 sindi-
calistas asesinados en veintiún años, en el hecho de
que en promedio anualmente más de la mitad de los
asesinatos contra sindicalistas en el mundo ocurren en
Colombia, y en la permanencia de una cultura antisin-
dical que sigue catalogando al sindicalismo colombiano
como connatural a la insurgencia y como un estorbo
para el progreso económico de las empresas y el país.
Estas afirmaciones se corroboran contundentemente
con los reportes anuales de derechos humanos de la
Confederación Internacional de Organizaciones Sin-
dicales Libres, CIOLS, que muestran que durante los
últimos siete años (1999 - 2005) Colombia ha presen-
tado el mayor índice de violaciones contra los derechos
de los sindicalistas en el mundo”. (Sindical, 2008)
(…) estamos hablando de aquí de Cundinamar-
ca, de Bogotá y, pues, se vive un temor porque
Soacha, siendo el municipio más grande de
Colombia, abarca el mayor número de despla-
zamiento y adicionalmente hay muchas bandas.
Hay bandas delincuenciales como también hay
muchas bandas de paramilitarismo. Lamenta-
blemente, había lugares donde uno debe ir pero
teniendo la precaución porque no sabemos qué 57
puede suceder, y hoy la mayoría de las personas
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
como dirigentes sindicales, sociales, populares,
estamos siendo amenazados en el municipio de
Soacha. No sé si ustedes tienen conocimiento,
hace muy poco hubo unos panfletos donde tenían
como objetivo militar aquellas personas que les
estaban intentando hacer un control político a la
alcaldía de Soacha. Y, o sea, se vuelven como un
obstáculo; podemos decirlo así. Entonces, cuando
intentamos acercarnos a la población para hacer
un trabajo social, es allí donde empiezan a llover
las amenazas.
(…) este conflicto armado nos tocaba constante.
Y, aun así, con el proceso que se llevó a cabo
que obviamente retomaron y se volvieron fue
bandas criminales, no se deshicieron, por decirlo
de alguna forma. Continuaron y, pues, vivíamos a
diario no solo el asesinato de personas, también,
apostándole digamos al tema de microtráfico que
allí estaban incluidas las autodefensas, sino que,
también, empezamos a ver el asesinato de los
jóvenes cuando se destapa todo lo de los jóvenes
de los falsos positivos que como usted sabe se
empieza a destapar desde Soacha. Y hubo un
número bastante importante de jóvenes, muchos
que, como sabemos, fueron engañados y asesi-
nados. Entonces, ese dolor, esas madres de esos
familiares que, sin importar las circunstancias de
esos muchachos, obviamente no merecían que les
hubieran hecho esto. (Julián, CUT, Bogotá)
Otro de los sindicatos representativos es la Asociación
Distrital de Trabajadores y Trabajadoras de la Educación
– ADE. La ADE surge en 1957 y, durante el primer
gobierno del Frente Nacional, se muestra decisiva en
la creación de FECODE y sus primeras luchas salaria-
les. La ADE se ubica en la edad dorada del sindicalismo
colombiano y participa activamente de los paros de
1972, 73, 76, y el Paro Cívico de 1977. El logro más
significativo derivado de este ciclo de protesta fue el
Estatuto Docente en 1979. En la década de 1980, la
ADE encabeza la lucha de FECODE que daría como
resultado la creación del Fondo Nacional de Prestacio-
58
nes del Magisterio en 1989. Los años 90 registran un
estancamiento en los logros originados de la protesta
alcanzando la Ley General de Educación, pero sin
obtener la plena profesionalización del magisterio,
aunque esta ley fuese un avance en esta dirección. Las
primeras décadas del siglo XXI han visto un avance de
las políticas neoliberales y un retroceso en materia de
política magisterial y la ADE ha mantenido una postura
de oposición (ADE, 2009).
De la mano con la ADE se encuentra la Federación
Colombia de Educadores – FECODE, esta se constitu-
yó en marzo de 1959 en el marco del Primer Congreso
Nacional de Educadores, realizado por la Universidad
de América, su objetivo principal radica en la recupe-
ración y utilización de la pedagogía como medio para
la reivindicación del quehacer docente y por ende para
la mejora de la educación en el país (Pulido, 2008).
Es importante destacar que el movimiento sindical ha
defendido la educación pública y ha dedicado gran
parte de sus esfuerzos a la construcción de un Estado
Social de Derecho a través de la pedagogía.
A pesar de que escasean los estudios especializados
sobre la ADE en el marco del conflicto armado en el
país, algunas tendencias históricas sobre el magisterio
pueden ser sustraídas de la literatura sobre FECODE.
Históricamente, los maestros y maestras han sido
señalados de ser colaboradores de estructuras insur-
gentes. Estas etiquetas han sido usadas sistemáti-
camente para justificar la persecución y violación de
derechos humanos contra miembros del magisterio
(United Nations Development Programme (UNDP),
2013). El magisterio ha sido uno de los sectores sin-
dicales más perseguidos y con mayores índices de
victimización en la historia del país. Por ejemplo, solo
para el año de 2002, 97 miembros de FECODE fueron
asesinados, siendo la mayor cifra anual registrada en
las tres últimas décadas. Si bien estos números repre-
sentan la situación a nivel nacional, se desprende de
las entrevistas que, al menos, una parte significativa de
estas víctimas fueron ultimadas en Bogotá.
En Bogotá la situación (…) bueno, Bogotá tiene

algunas particularidades. Si bien es cierto que
no ha habido asesinatos en la última década, sí
podemos decir que las amenazas han aumentado,
fundamentalmente por las Águilas Negras y
acciones de persecución, amedrentamiento, se-
guimiento, por grupos que uno podría decir es-
cuadrones de la policía o del ejército; sí se han
manifestado bastante fuerte. Eso ha implicado
que varios maestros se hayan desplazado, salir de
la ciudad o cambiar de localidad. En solo este año
podríamos hablar casi que de cincuenta amenazas
directas a docentes en Bogotá. Bueno, situaciones
muy complejas que fundamentalmente por parte
de las Águilas Negras, con hombres amenazando
a la familia. Es de conocimiento público que toda
la Federación, todos los representantes sindica-
les de la Federación están amenazados. Este año
a todos les llegó su (sic); las diferentes comuni-
caciones de amenaza de las Águilas ha sido una
permanente acción. Amedrentamiento a las sedes,
hostigamiento a las sedes. O sea, uno podría decir
que la FECODE y la ADE, en este momento, son
las organizaciones más amenazadas realmente.
Acá, a algunos dirigentes de la ADE, directamen-
te una moto “a usted lo vamos a matar”, o llega
un comunicado, etc. El nivel de hostigamiento de
la ADE yo diría que ha aumentado, fundamental-
mente hacia los docentes ya que ellos están en
zonas más marginales y en zonas más difíciles.
Hasta el extremo que hasta hacer un acto peda-
gógico público da para una amenaza. Entonces,
por ejemplo, algunos ejercicios sobre la memoria
en algunos establecimientos dieron para que las
Águilas Negras amenazaran a maestros. En el
caso de unos (sic) en Ciudad Bolívar, en Fontibón,
en Bosa, de Usme, donde los maestros estaban
haciendo una labor de memoria histórica y el tener
fotos o publicar situaciones que han pasado en los
barrios sobre violación de los derechos humanos,
sobre el conflicto armado, han dado para amenazar
maestros. (Arturo, FECODE/ADE, Bogotá)
(…) FECODE va a entregar un informe este año
Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
a la CEV (Comisión para el Esclarecimiento de la
Verdad la Convivencia y la No Repetición) y hay
unos datos que han sorprendido. ¿Qué es lo que
va a decir el informe?, que entre el 1 de enero de
1986 y el 1 de diciembre de 2016 los afiliados de
FECODE fueron víctimas, al menos unos seis
mil ciento diecinueve (6.119) fue por violacio-
nes a la vida durante el período de 1986 al 2016,
que se clasifican en: novecientos noventa (990)
fueron homicidios, (sic) desapariciones forzadas,
cuarenta y nueve (49) atentados contra la vida,
y mil quinientos cuarenta y nueve (1.549) des-
plazados forzosos. Es decir, que entre 1986 y el
2016, el magisterio y FECODE, va a ser la organi-
zación que más va a tener situación de derechos
humanos complejos, muy complejos. Porque
estamos hablando de novecientos noventa ase-
sinatos. (…) Uno cuando ve todo el informe, pues,
uno puede decir casi que es una situación siste-
mática. No ha habido un momento más fuerte, un
momento más duro, sino que a través del tiempo
se ha ido desarrollando esta situación. Y hay unas
razones muy obvias: el convertirse la ADE en el
sindicato más grande y FECODE en la federación
más grande. Pero también hay una situación: es
la cercanía de los docentes con el pueblo, con
las clases humildes. Está en todos los municipios,
en todas las veredas, la presencia de la Federa-
ción, la presencia de los profesores. Entonces, esa
realidad de estar junto al pueblo, estar desde la
lectura de las necesidades, de las comunidades,
desde el contacto a diario de las situaciones que
vive cada comunidad. Y el ser líderes naturales, el
ser docente es un líder natural, es alguien que de-
sarrolla procesos con una comunidad a diario. Eso
lo ha colocado en que sea la organización más
amenazada, pues, del país. (Arturo, FECODE/ADE,
Bogotá)
Un poco, ¿quiénes amenazan?, ¿quiénes atentan?,
¿quiénes han estado en contra de estos procesos
de desarrollo desde la educación? Entonces, uno
59
va a encontrar que en gran medida es el mismo
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.

Estado. Uno podría decir que hay un terrorismo de 47 años, siete de cada diez son hombres y el 80%
Estado que ha atentado contra la Federación. Si pertenece a los sindicatos Sintrateléfonos y/o Alteca.
nosotros miramos lo que ha pasado en los últimos (Erazo Arias, 2018)
dos años, tres años, directamente encontramos
No obstante, según la información que sumi-
que el mismo gobierno y algunos senadores del
nistra la CIOSL (Confederación Internacional de
Centro Democrático directamente amenazan a
Organizaciones Sindicales Libres) respecto de la
la Federación. Entonces, claro, hay una situación
violencia sindical, específicamente para los homi-
muy compleja. Eso no excluye a otros actores
cidios, las cifras de asesinatos oscilan entre el 57
armados. Eso no excluye a bandas. Eso no
y el 88% de todos los asesinatos de sindicalistas
excluye a elementos de algunas comunidades que
en el mundo, lo cual ubica al Estado colombiano
pretenden un control local tanto en Bogotá como
como el tercer país más peligroso en el mundo
en muchas regiones. Entonces, vamos a encontrar
para ejercer la actividad sindical (Zúñiga Romero,
que la principal amenaza a la Federación y al
2012)
sindicato viene de parte del establecimiento, del
Estado, en sus múltiples comunicados, en sus Yo ingresé a la ETB en el año 78, salgo pensiona-
múltiples formas de tratar la protesta social, en do en el año 94. Pero el mismo inicio de la vincula-
sus acciones propias. Y podemos también decir ción laboral mía, primero ingresé a la Organización
que los grupos paramilitares a partir de que el Nacional ATELCA, un gremio de técnicos en te-
maestro es un líder social y que el maestro de una lecomunicaciones y posteriormente pasamos a la
u otra forma es un líder en sus comunidades y organización de base, Sindicato de Trabajadores
ha denunciado y ha mostrado lo que ha pasado de Sintrateléfonos, en donde fundamentalmente
en muchas regiones. Eso es un poco como la cumplí varios roles. Primero estar en las juntas
situación. (Arturo, FECODE/ADE, Bogotá) directivas, posteriormente en las juntas directi-
vas y ambos sindicatos, llegué a ser el presiden-
Finalmente, para este apartado, es importante destacar
te. Fundamentalmente en Sintrateléfonos estuve
al Sindicato de trabajadores de ETB (Sintrateléfo-
desde el año 97 hasta el año 2013 como presi-
nos), este se ha caracterizado como una organización
dente y obviamente hay unas historias muy ricas
solidaria, propositiva, argumentativa, comprometida y
de luchas y resistencias por causas que nosotros
leal con las bases de un sindicato democrático y plu-
asumimos más allá de lo que tenía que ver con
ralista para que los compañeros de trabajo, afiliados,
ese sindicalismo corporativo o reivindicativo y
no afiliados, tercerizados, en general, todas y todos los
asumimos que deberíamos entrar en la línea de
trabajadores de ETB valoren el acompañamiento, en
la defensa más allá de porqué nos pagan unos
tramites como la obtención de respuesta a sus reque-
salarios o tuviésemos un puesto, de mirar qué tipo
rimientos, quejas, solicitudes, respetando los tiempos
de servicio estábamos prestando allí, en qué con-
demostrando con ello el respaldo, aprecio y respeto al
diciones se lo íbamos a prestar a la comunidad,
colectivo cuando acuden a su organización amiga. Con
qué tipo de tecnologías debemos apropiarnos
más de 90 años de lucha este sindicato ha defendido
para dar un servicio eficiente y qué tipo de tarifas
los derechos adquiridos y derechos laborales de todos
y qué íbamos a hacer con los excedentes o ren-
sus trabajadores y trabajadoras (SINTRATELÉFO-
tabilidades que generaba esa empresa en función
NOS, 2021). Con más de un siglo de trayectoria, ETB
de poder abordar la satisfacción de algunas nece-
ya ha incorporado en sus filas a unos 2,700 trabaja-
sidades sociales de la ciudad. (Manuel, Sintratelé-
dores, aproximadamente. De ellos, el 97% cuenta con
fonos, Bogotá)
60 30 años o más en donde el promedio de edad es de
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.

En las últimas décadas comenzamos a ver qué un corte del servicio en el país como respuesta
aparte de lo que íbamos a hablar, comenzamos de los trabajadores y el Estado en ese momento
a mirar todas las demás problemáticas que la comete uno de los crímenes más horrorosos que
comunidad tenía distinto al tema que manejába- inclusive no sé por qué o hasta dónde esté reivin-
mos cada quien desde nuestro sector. Entonces dicado por lo menos en la memoria nuestra, el de
comenzamos a generar grupos de trabajo, José Joaquín Caicedo un ingeniero negro que es
sinergias y la misma aplicación del modelo del asesinado quemándolo vivo en un lote por allá en
Estado cuando no se hace por las buenas, lo Soacha en pleno paro.
comienza a hacer por las malas cuando comienza
(…) En este país ya es una verdad notoria que
a ver hechos de resistencia, de paros, de huelgas,
el Estado no se bastó ya por sí mismo con su
de tomas, de tomarse unas calles, de tomarse la
aparato coercitivo, represivo tanto desde lo militar,
catedral, de tomarse un ministerio, de tomarse el
hasta lo judicial porque inclusive los trabajadores
Congreso y demás cosas hasta llevar a los traba-
en esa época de resistencia nos consideraban te-
jadores a la calle acompañados de los usuarios.
rroristas, es decir, nos aplicaron y a los compañe-
Entonces obviamente ya vino un mecanismo
ros nuestros en esta lucha de distintos sectores,
superior que comenzó escalando desde despidos
nos aplicaron la llamada justicia sin rostro, que
y posteriormente persecuciones y amenazas, y
Eduardo la llamaba sin rostro de justicia, en donde
posteriormente incluso asesinatos ya de personas
los compañeros fueron por un lado, muchos ase-
que se vincularon a nuestro proceso, unos como
sinatos, llevados a juicio a través de ese tipo de
el caso de Eduardo Umaña como abogado, otros
“justicia” , otros exiliados y todo este tipo de cosas;
como el caso Lombana que eran trabajadores
y comienza a aparecer lo que todos ya sabemos:
del sector cafetero que por allá en el año 95. (…)
la ligación entre el Estado y quién iba a hacer el
Entonces comienza ya una lucha no reivindicati-
trabajo sucio, el paramilitarismo, es decir, dentro
va, una lucha política y una lucha política contra
de los paramilitares habían ciertas fuerzas de in-
un modelo que se implementa por las buenas, o
teligencia que perfilaba, ubicaban, hacían la lista,
por las malas. Obviamente también está metido
después hacían los seguimientos y después les
ahí el caso TELECOM que es muy importante, el
pasaban esa carta, ese tipo de estudio consen-
caso de compañeros por ejemplo de Sintrainagro
suado con la fuerza pública, consensuado con
cuando empiezan a asesinar porque nos comen-
los paramilitares porque el paramilitarismo es la
zamos a juntar. Ya los trabajadores de teléfonos
versión privatizada de la misma fuerza pública, que
no hacíamos parte de la defensa de teléfonos,
hace parte en últimas de una única fuerza simple-
hacíamos parte de colectivos más grandes de la
mente una con rostro legal y una realmente ilegal
defensa del seguro social de la lucha de la Ley 100
pero como equipo trabajando en lo mismo, para
que estaba en ese momento en discusión. El caso
lo mismo, para los mismos objetivos simplemente
de ECOPETROL que era brutal en la década del
determinando quién hace el trabajo ya de mate-
80 y 90 frente a asesinatos de muchos dirigen-
rialización de la ejecución de este tipo de com-
tes, entre otras cosas aquí reivindicando a Manuel
pañeros. Esto lo hicieron en todo el país, aquí en
Gustavo Chacón que es asesinado finalizando la
Bogotá nosotros estuvimos inclusive con estudios
década del 80. (Manuel, Sintrateléfonos, Bogotá)
de la Unidad de Protección de riesgo alto.
(…) A partir del intento de Gaviria en el año 92 de
El Bloque Capital obviamente a nosotros panfletos
vender TELECOM se genera una respuesta, un
era lo que nos llegaba; de Águilas Negras, Bloque 61
paro muy importante, una huelga muy importante,
Capital con nombres, apellidos, pero en el caso
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
nuestros no alcanzaron a ejecutarnos por la vía
material fundamentalmente por una cosa: porque
el único instrumento que nosotros encontramos
de protección real que no era la Unidad de Pro-
tección y todo este tipo de cosas que no creemos
en esto, no creíamos en el DAS por supuesto… es
mantener a la gente en movilización. Nosotros
fuimos un sindicato que mantuvo la moviliza-
ción más o menos durante 10 años muy alta y la
mejor forma de proteger a un líder social es estar
dentro de un movimiento y estar dentro de una
movilidad social importante, cuando esto se baja
usted quedó expuesto, esto fue lo que nos salvó
en esa época.
(…) Otro caso fue el de Jaime Gómez, a él lo
matan en el Parque Nacional, esa es una cosa
que también…, Jaime fue presidente también de
Sintrateléfonos, un luchador pues muy reconoci-
do desde la etapa sin neoliberalismo, pero dentro
de una estructura de intervencionismo de Estado
corrupta dentro de la estructura de intervencionis-
mo de Estado clientelar y obviamente él marcó una
época en el sindicato. (…) ya en el caso personal
obviamente, yo tengo un dossier de amenazas
simplemente que por la calentura del momento
y además le dimos un manejo muy distinto a lo
que muchos sindicatos hicieron con la protección
especial cuando desde allí es que viene en últimas
el aprieto y la lectura de nosotros y todo este
tipo de cosas. Obviamente sí, nosotros tuvimos
amenazas riesgosísimas, supimos y desmontamos
y abordamos atentados claros en determinados
espacios de la ciudad. (Manuel, Sintrateléfonos,
Bogotá)
D. Movimientos y liderazgos estu-
diantiles
A lo largo de la casi centenaria historia del movimien-
to estudiantil en Colombia se han registrado múltiples
acciones y transformaciones. Del tiempo en que unas
minorías selectas exigían la reforma universitaria,
62
mientras pugnaban por mayor democracia, se pasó
cada vez más a movimientos estudiantiles masivos que
querían cambiar no solo la universidad sino el país en
un sentido más incluyente, democrático y nacionalista.
En ese largo recorrido, el discurso radical de algunos
sectores estudiantiles alineados con la izquierda del
momento los alejó parcialmente del pueblo con quien
querían hacer el anhelado cambio, llevando temporal-
mente al movimiento estudiantil a una crisis organi-
zativa y a una dispersión en su acción sociopolítica.
La responsabilidad no solo es suya o de las izquier-
das; también al Estado y los sectores dominantes les
corresponde una parte de la responsabilidad al querer
destruir o criminalizar a las organizaciones estudianti-
les en aras de apagar su protesta. (Archila, 2012)
En primer lugar, se requiere mencionar el Movimien-
to por la Constituyente, hecho histórico nacional que
transformó al país en una nación más democrática,
más participativa y más pluralista. El movimiento es-
tudiantil de comienzos de los años noventa, impulsó
la “séptima papeleta”, envolviendo toda una genera-
ción que luchó por encontrar respuestas distintas a lo
propuesto por generaciones anteriores. Los espacios
que abrió esta simple papeleta (la cual entró clandes-
tinamente a las urnas el 11 de marzo de 1990), marcó
un hito en la historia constitucional colombiana; la di-
ferencia sustancial de este hecho radica en que esta
nació de un proceso eminentemente participativo.
La Constitución de 1991 fue el punto de llegada de uno
de los procesos participativos de mayor dimensión que
ha vivido Colombia en muchas décadas; como bien se
sabe, tras el asesinato del candidato a la presidencia
de la República, Luis Carlos Galán el 11 de marzo de
1990, los colombianos estaban convocados a votar
para elegir sus representantes en los cuerpos cole-
giados: Senado, Cámara, Asamblea Departamental,
Concejos, Alcaldías y Juntas Administradoras Locales.
Es decir, seis papeletas, pero, el movimiento estu-
diantil consideró la inclusión de una séptima papeleta.
Papeleta que marcó un importante cambio para la
historia democrática en Colombia.
No obstante, la “Generación de la Constituyente”, cuya

acción política se desarrolló desde las aulas univer-
sitarias le ha tocado sufrir tanto la violencia que ha
golpeado al país como el cambio cronológico y material
del siglo (Forero, 2006).
(…) el movimiento estudiantil heredó muchas cosas
de los movimientos político militares de la década
del 70, fue muy comprometido dentro de la uni-
versidad, pero muy hacia afuera también, hacia los
sectores populares, hacia las formas educativas
diversas que se iban dando y por esa influencia
también de los movimientos insurreccionales en
Centroamérica que desciende la revolución nica-
ragüense, la revolución salvadoreña, que decir de
la fuerza también acá de la fuerza guerrillera en
esa década del 80.
Fue un movimiento que vivió muchas violencias
de todo tipo que quizás no se han sanado porque
la impunidad sigue viva, también la impunidad
ahorita con el movimiento estudiantil pero yo
creo que muchos de los que conformamos este
movimiento estudiantil muchos se vendieron sí y
otros muchos yo creo que seguimos muy com-
prometidos con la universidad, con la exigencia,
con otras formas democráticas o sea personas
que se tuvieron que ir de nuestro país, ‘El Baile
Rojo’ yo creo que paradójicamente digo, un buen
documental que muestra cómo fue la situación
en aquel momento donde muchas personas se
tuvieron que ir del país y muchas otras volver a la
clandestinidad. Entonces sí valoro mucho que este
movimiento estudiantil donde a pesar de las debili-
dades y las marcas de una sociedad patriarcal y un
feminismo que no estaba fuerte en aquella época
o sea no se daba allí; pero sí mucha responsabili-
dad, a lo que nos comprometíamos lo hacíamos y
era en un sentido de hermandad y demás; no se da
la creatividad que se da luego en la MANE o que
se da en el movimiento estudiantil que tú sabes
yo soy docente y he liderado junto con el movi-
miento estudiantil y con algunos maestros ya en
mi calidad como educadora lo que fue el 21N, todo
lo que ha sido la Universidad Distrital. (Adriana,
Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
lideresa estudiantil, Bogotá)
La ausencia de una organización gremial de carácter
nacional desde 1966 hizo que los líderes y lideresas
estudiantiles se adhirieran a los aparatos juveniles
de las organizaciones de izquierda, entre las que se
destacaban la JUCO (Juventud Comunista), la JUPA
(Juventud Patriótica, del MOIR), el FES o CES (Frente
y Centro de Estudios Sociales) de tendencia maoísta,
y los sectores socialistas que se acercaban al trots-
kismo. Se reproduce así en el seno del estudiantado
la típica división de la izquierda entre reforma y re-
volución. El sector llamado revolucionario, entre otras
cosas también por su cercanía a las organizaciones
guerrilleras.
A raíz de tanta persecución, este movimiento
realmente en parte fue diezmado y a partir del año
80 más o menos se inicia un nuevo proceso organiza-
tivo estudiantil a través de diferentes organizaciones,
en el movimiento universitario y el movimiento de se-
cundaria. De fondo estaban las políticas de izquierda
en ese momento, estaba en pleno auge el M-19,
estaban sectores del ELN, estaban sectores del EPL
y la Juventud Comunista y había en general un mo-
vimiento estudiantil fuerte que se empezaba a notar
por las organizaciones, entonces se fortalecen en ese
año 80 a raíz de esa reforma que pretendía realizar el
Gobierno.
(…) del 76 en adelante muchos dirigentes estu-
diantiles terminaron yéndose para la guerrilla, por
ejemplo Alfonso Cano que fue dirigente de las
FARC estuvo en el proceso de negociación, alguna
gente como Carvajalito que fue negociador de
paz. Había un compañero que me acuerdo Nicolás
Estrada, que era de la Universidad del Atlántico
también terminó yéndose para allá, mucha gente
que uno conocía y otra gente que se fue para el
M, por ejemplo estuvo Petro en esa época, era
dirigente de la Universidad del Externado, hubo un
problema de esa doble militancia que estaban en
la guerrilla pero también en el M, entonces hubo
63
una discusión de cómo los estudiantes termina-
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
ban involucrados en esos procesos porque había
mucha gente que se ponía las capuchas del M-19,
se tomaban las asambleas y en ese tipo de cosas
después se quitaban las capuchas y seguían diri-
giendo las asambleas, es decir como si nadie se
diera cuenta del doble juego, entonces eso en
el movimiento estudiantil digamos causó mucho
daño, mucha estigmatización, mucha persecución
por lado de los militares y mucha gente terminó
desaparecida a raíz de todo este proceso. Los de
inteligencia se dieron cuenta que mucha gente
estaba en el movimiento estudiantil y también
predominaban varias teorías como que el movi-
miento estudiantil era el eje de una revolución.
Entonces este movimiento estudiantil pues estaba
en medio de una situación de persecución hacia el
movimiento sindical, hacia al movimiento obrero,
estaba en plena preparación el Paro Cívico
Nacional, habían asesinado un estudiante dirigente
estudiantil y digamos que en ese marco es que
existía una gran movilización, en ese tiempo era
el Gobierno de Turbay Ayala y estaba el tema del
Estatuto de Seguridad en plena vigencia y en el
marco de eso, es que hubo un primer auge del
movimiento estudiantil en los años 70s más o
menos al 80, con la construcción de las primeras
organizaciones estudiantiles. (Fernando, líder es-
tudiantil, Bogotá)
Al respecto, si bien el ciclo de la lucha estudiantil
en Colombia no ha terminado, ya ha dejado algunas
lecciones que es bueno resaltar: la renovación del
repertorio de protesta con acciones lúdicas y sim-
bólicas, la combinación de las acciones institu-
cionales y no institucionales, la convergencia de
estudiantes de instituciones públicas y privadas
así como de los de secundaria, la posibilidad de
acción unitaria por parte de diversas corrientes
políticas juveniles y estudiantiles, la participación
de profesores y padres de familia; y, sobre todo, la
capacidad de convocar a la sociedad en su apoyo.
(Archila, 2012)
64
De otra parte, dentro de los movimientos estudiantiles
que queremos destacar se encuentra la Mesa Amplia
Nacional Estudiantil, más como conocida como MANE.
La MANE fue creada por estudiantes de instituciones
de educación superior en el 2011, como parte de las
protestas y movilizaciones en contra de la reforma a
la educación superior dictada por la Ley 30 de 1992.
Las principales objeciones de los estudiantes frente a
esta reforma, presentada por el Gobierno Nacional con
el liderazgo del Ministerio de Educación, estuvieron re-
lacionadas con la privatización y endeudamiento para
poder acceder a la educación superior. Como protesta,
los estudiantes de la gran mayoría de universidades
públicas y privadas realizaron un paro estudiantil con
múltiples marchas que duró cerca de un mes, con el
apoyo de diferentes organizaciones y colectivos estu-
diantiles y sindicatos. Finalmente, el Gobierno accedió
a retirar del Congreso el proyecto de ley que planteaba
la reforma. A continuación, los universitarios se con-
gregaron en la MANE con el fin de trabajar en una
propuesta alternativa al proyecto de ley para mejorar
la calidad de la educación en el país, a partir de una
discusión con todos los sectores, incluido el Gobierno.
Yo llego a la MANE siendo activista estudiantil de
la Universidad Nacional, siendo representante del
Consejo Superior Universitario de la Universidad
Nacional y terminando mi período como secreta-
rio general de la FEU (Federación de Estudiantes
Universitarios).
La MANE realmente es producto de un proceso que
venía de tiempo atrás por consolidar un referente
unitario del movimiento estudiantil, la historia del
movimiento estudiantil en Colombia ha estado
siempre marcada por la aspiración de construir un
referente unitario de carácter nacional que articule
el conjunto de las expresiones organizadas que lo
componen. (David, MANE, Bogotá)
Una etapa importante para este movimiento fue entre
marzo y noviembre de 2011, en donde la sociedad co-
lombiana fue sacudida por la protesta. El movimien-
to estudiantil desarrolló grandes movilizaciones para

oponerse al proyecto de reforma de la Ley 30 de 1992,
que regula el sistema de educación superior, consiguió
articular a su lucha diversos sectores, planteó un
programa mínimo, se ganó el respaldo de la opinión
pública, venció los argumentos del Gobierno y logró
que retirara su propuesta y se dispusiera a construir
una reforma concertada (Cruz Rodríguez, 2012). Pero,
no todo fue “color de rosa” para el movimiento estu-
diantil y en particular para la MANE. Esta tuvo que
soportar momentos de descalificación por parte del
gobierno y aun de las directivas universitarias que
la tacharon de radical e ignorante, acusaciones que
rebatió lúcidamente. También debió soportar una sig-
nificativa represión estatal, especialmente por parte
de los Escuadrones Antimotines, habiendo detenidos,
heridos y hasta muertos durante las refriegas. (Archila,
2012)
(…) antes de la MANE estuvo la CNU -la Coor-
dinadora Nacional de Estudiantes Universitarios-,
antes la fundación del ACEU pero digamos que
después de la CNU, estoy hablando el año 2005,
después de que la CNU no prospera pues empieza
a darse una atomización muy grande del movi-
miento estudiantil a nivel nacional, también atra-
vesada por la profunda represión que significaron
los dos gobiernos de Álvaro Uribe Vélez para el
movimiento estudiantil en general y particular-
mente para el movimiento universitario. Muchos
dirigentes estudiantiles desplazados, exiliados,
algunos asesinados, encarcelados y eso por
supuesto pues tuvo consecuencias organizativas
entre ellas la dispersión del movimiento estudiantil;
la MANE es producto de un esfuerzo grande por
reconstruir ese referente estudiantil unitario que
pasa por, en primer lugar yo diría que en el año
2009 más o menos llegamos a un acuerdo entre
las principales organizaciones estudiantiles para
que se impulsara la construcción de coordinado-
ras estudiantiles en las universidades.
(…) También el proceso de estigmatización, de
construcción del enemigo interno, de la cons-
trucción de subjetividad de la guerra, las univer-
Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
sidades públicas en particular y el estudiantado
pues ha sido el arquetipo del enemigo interno, el
arquetipo del guerrillero, del terrorista y eso pues
ha generado consecuencias tanto para las univer-
sidades en sí mismas, en sus financiaciones, en
sus posibilidades investigativas, en sus desarrollos,
pero también para los estudiantes en términos de
persecución.
Ya en términos más concretos, por supuesto sobre
el movimiento estudiantil en ese momento una
estigmatización general. Recordemos que aunque
en la MANE ya estábamos como en los albores
del comienzo de la discusión del proceso de paz
pues no había comenzado del todo y esta idea de
que el movimiento estudiantil estaba infiltrado por
la guerrilla era permanente y esa estigmatización
que provenía de agentes del Gobierno Nacional,
que provenía de parte de integrantes del Ejército
y también de los grandes medios de comunica-
ción, también se hizo presente en la MANE, lo que
pasa es que la masividad, la estrategia de movili-
zación de carnaval y colorida y demás, pues logró
un poco desviar la tensión de esos elementos,
pero que eso estuvo presente tanto en la MANE
como antes de la MANE sin duda. Allí uno puede
encontrar elementos claros de discurso en torno
a ligar al movimiento estudiantil como una estra-
tegia a la insurgencia para desestabilizar al país.
También la presencia previa a la MANE y no tanto
ya en el período de la MANE, pero sí muy previo,
la relación de las autodefensas o los paramilitares
con las directivas de las universidades. Recorde-
mos que en la Universidad de Córdoba, la Univer-
sidad del Cesar, en la Universidad del Magdalena,
en varios lugares pues hay pruebas en algunos
casos hasta sentencias e indicios muy fuertes
de que eran los paramilitares quienes ponían a
las directivas de las universidades. Se conocieron
audios, por ejemplo, recuerdo mucho del rector de
la UIS hablando con un paramilitar, dando listas
de los estudiantes, hubo una discusión muy fuerte 65
y un pedido fuerte previo a la MANE pero que
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.

también lo afecto del paramilitarismo instituciona- dolorosos que al día de hoy no han sido aclarados
lizado por así decirlo, a las directivas de la univer- y que por parte del movimiento estudiantil se plan-
sidad cooptadas por paramilitarismo. En el caso tearon, como asesinatos. (David, MANE, Bogotá)
de Bogotá esto no se dio, sin embargo, de directi-
La MANE es un espacio de encuentro amplio que
vas cooptadas por paramilitarismo no, pero sí una
hasta el momento cuenta con una estructura horizon-
discusión muy fuerte.
tal, alimentada por las plenarias, en las que funcionan
Recuerdo sobre el año 2009-2010 sobre las bases tres mesas: de movilización, organizativa y programá-
de datos y la información del movimiento estu- tica. Entre encuentro y encuentro trabajan un Comité
diantil, ya que en varias ocasiones la Fiscalía en in- Operativo - conformado por dos delegados de cada
vestigaciones contra el terrorismo pidió bases de proceso organizativo- y las comisiones de comunica-
datos de los estudiantes y algunas universidades ciones, Derechos Humanos y académica. La MANE
públicas dieron incluida toda su base de datos, por pretende reproducirse en espacios similares en las
ejemplo, el caso de la Universidad Distrital hecho regiones e incluso por universidades. (Archila, 2012)
que por supuesto era una violación fragante a los
En un primer lugar, en la práctica la MANE funcio-
derechos humanos, al habeas data en general.
naba mediante las asambleas de las universidades,
Además de eso amenazas a nivel nacional, entre
mediante un espacio de coordinación de las or-
esas en Bogotá también vía panfletos, vía llamadas,
ganizaciones estudiantiles de carácter nacional en
panfletos en las casas, se había asimilado por
un principio, porque se estaba más en una etapa
parte del movimiento estudiantil en esa época de
de carácter organizativo, en la etapa de agitación
que todos los períodos de movilización coincidan
y de movilización. Las tres primeras grandes dis-
o iban a coincidir con amenazas, pero estaba su-
cusiones de la MANE no fueron organizativas,
ficientemente aprendido que eso era así tanto
fueron en primer lugar si el Paro Nacional contra
a nivel nacional como en el caso de Bogotá. (…)
el proyecto de modificación de la Ley 30 debía
Durante el período de la MANE fueron detenidos
ser antes de que se radicara el proyecto, o en
dirigentes estudiantiles acusados de rebelión, de
el momento en que se radicara el proyecto, o
terrorismo, todos esos procesos finalmente termi-
después. Eso demoró 2 o 3 encuentros naciona-
naron en vencimiento de términos y absoluciones,
les, asambleas multitudinarias y demás, finalmen-
eso también tenía unas implicaciones sobre el
te se decantó porque el día mismo que radicara
conjunto del movimiento estudiantil, hostigamien-
el Gobierno Nacional la propuesta, ese día se
tos de carácter personal en la ciudad Bogotá sí se
convocaba al Paro Nacional.
hicieron presentes, ese período previo a la MANE.
Otra discusión muy grande fue si la táctica por
Durante la MANE se hicieron visibles, estoy
así decirlo iba a hacer entrar a negociar artículo
hablando de seguimientos, de empujones, de
por artículo, porque había quienes lo plantean
gritarle cosas, como todas estas dinámicas de
así en el Congreso de República o si la idea del
linchamientos y de infundirle temor a ciertos in-
movimiento estudiantil sería el rechazo total, eso
tegrantes de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil.
también demoró un debate importante. Final-
Yo diría eso uno, pues una relación institucional
mente, la decisión mayoritaria fue que había que
de paramilitarismo-universidades; dos, una lógica
rechazar de plano el proyecto. El tercero fue la
muy fuerte de amenazas y hostigamientos; tres,
construcción de lo que se llamó en un principio
el tema de judicializaciones, esas no se dieron
como el programa mismo, que tenía que ver no
en Bogotá, pero sí estuvieron presentes en el
66 solamente con el rechazo del proyecto sino con
contexto nacional de la MANE y algunos hechos

mayor financiación para las universidades, con la
exigencia del respeto a la autonomía universitaria,
con propender por los medios de bienestar estu-
diantil, por una relación diferente entre la universi-
dad y la sociedad en donde había particularmente
dos temas relevantes, el tema del rechazo a las
consecuencias que tenía la educación, la firma
de los tratados de libre comercio y también la
apuesta por la solución política, entendiendo que
el conflicto armado también tenía enormes con-
secuencias en las universidades y sobre el movi-
miento estudiantil. (David, MANE, Bogotá)
De la mano con la Mesa Amplia Nacional Estudiantil,
se encuentra la Unión Nacional de Estudiantes de la
Educación Superior – UNEES, espacio estudiantil que
busca diferentes elementos de la educación para for-
talecer, incentivar y sobre todo generar un empodera-
miento como jóvenes en la temática de la política, la
economía, la nación y sobre todo en la educación. La
Unión Nacional de Estudiantes de Educación Superior
ha sido una plataforma que reúne a más de 400.000
alumnos quienes buscan, entre otras cosas que la
educación sea la herramienta fundamental para zanjar
la abismal desigualdad social, moral e intelectual de la
nación. (Voz, 2018)
Unión Nacional de Estudiantes de la Educación
Superior que están como organización a nivel
nacional estudiantil y para mí es la fuerza mayor
del movimiento estudiantil después de la MANE,
es decir los errores que cometió la MANE no se
querían cometer en la mesa, entonces represen-
tantes estudiantiles de todas las instituciones de
educación superior o sea no solamente de las
32 universidades públicas, sino de los institutos
técnicos y tecnológicos también. (Adriana, lideresa
estudiantil, Bogotá)
(…) en el paro de la UNEES, en el 2018 logramos
sacar algunas personas de las movilizaciones que
no eran de la comunidad estudiantil, no eran de
la comunidad universitaria y que perjudicaban la
integridad misma de la comunidad, los tuvimos
Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
que sacar de las movilizaciones porque no solo
lograban tomar fotos de personas sino que
también empezaron a agredir gente del pueblo,
empezaban a agredir a otro tipo de personas o
incluso a los transmilenios cuando la moviliza-
ción se estaba dando una forma muy tranquila,
eso pasó en algunos casos. También ocurrió, que
yo me acuerde, bastantes infiltraciones al movi-
miento estudiantil al interior de las organizaciones
y también ocurrió en el paro del 2019, personas
externas a la comunidad universitaria dentro de la
universidad que estaban incentivando actos más
allá de los normales y eso lo logramos identifi-
car porque curiosamente a uno de ellos le cayó
una aturdidora y tuvimos que atenderlo, pero no
era una persona de la comunidad estudiantil, ni
conocido, ni cercano, entonces sí ocurre bastante.
(Cristian, UNEES, Bogotá)
También hemos tenido casos de personas ame-
nazadas, a los gestores de Derechos Humanos los
han perseguido, se han sentido hostigados incluso
dentro de los medios de transporte masivos como
el Transmilenio, la fuerza pública ha venido agre-
diendo a los gestores de Derechos Humanos y a
los estudiantes, tienen varias estrategias sistemá-
ticas de represión y de terror, por ejemplo una es
la de apuntar a los ojos para dejar ciegos a los
compañeros y eso ha pasado varias veces con el
ideal de asustarlos, de que no hayan protestas y
eso no es un accidente, no es casualidad porque
ha pasado varias veces y se nota el entrenamiento
para lograrlo hacer. (Cristian, UNEES, Bogotá)
E. Movimiento Campesino – Sumapaz
Históricamente la región del Sumapaz ha sido escenario
de confrontaciones por tierra, adjudicación de baldíos,
intereses de colonos y hacendados. El impacto en la
región de las contiendas bipartidistas y las prácticas
violentas de la guerra irregular y regular convierte a
esta parte del país en un mosaico donde se alcanza a
vislumbrar el desarrollo del conflicto armado en tem-
67
poralidad sumamente amplia (Pabon, 2020).
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
Sumapaz es la localidad número 20 de Bogotá, este te-
rritorio es considerado como Localidad y Región, pues
se encuentra ubicado sobre un macizo de la Cordillera
Oriental de Los Andes colombianos, al extremo sur del
casco urbano de Bogotá. Sus condiciones naturales y
límites fronterizos son respuesta a la hora de entender
por qué esta región ha sufrido el conflicto de manera
directa: como localidad, al norte limita con Usme y
Ciudad Bolívar; al sur con el Huila, y al oriente con el
departamento del Meta. Como región pertenece a
Cundinamarca, en su territorio se encuentra el páramo
de Sumapaz, el páramo más grande del mundo y cuyo
territorio ha servido de ruta y “corredor estratégico”
para los diferentes grupos armados legales e ilegales,
llamado así por las posibilidades tanto militares, como
de entrada y salida de productos ilegales o de toma del
poder, dentro de las dinámicas del conflicto armado
en el país.
El campesinado sumapaceño ha tenido que subsistir
entre las batallas más intensas de los actores armados
del país, puesto que allí se gestaron una de las primeras
resistencias campesinas hacia los terratenientes en la
década de los cincuenta, hechos que estigmatizaron
la región como zona guerrillera, y trajeron consigo la
intervención del Ejército Nacional que ha generado
disputas con los mismos pobladores por los desmanes
contra la naturaleza y contra la comunidad (Lozano,
2007).
Uno de los principales grupos subversivos con
presencia casi permanente en la región de Sumapaz
fueron las FARC-EP, quienes durante las décadas de
los años setenta y ochenta tuvieron un accionar latente
dentro de la región. La falta de presencia del Estado
en los municipios que hacen parte de ella permitió
que este grupo se convirtiera en un estado paralelo,
brindando seguridad, realizando acciones judiciales y
de policía, lo mismo que cobrando impuestos para su
financiación. (Pabon, 2020) Aunado a eso, el avance
de esta guerrilla hacia las ciudades puede entenderse
como seguimiento del mandato de la VII Conferen-
68
cia Nacional Guerrillera del movimiento, llevada a cabo
entre el 4 y 14 de mayo de 1982. Esto hizo que su
crecimiento en número de hombres y frentes fuera
exponencial durante la década de los años ochenta,
hasta que en los noventa aumentó su presencia en
varias regiones. Por esta y otras razones, son estos
años y, por ende, los 2000, los más violentos del
conflicto armado interno colombiano. En el 2001 en el
marco del Plan Colombia el Ejército Nacional instaló el
batallón de Alta Montaña No. 1 de Alto de las Águilas,
en el municipio de la Cabrera, y el puesto de control
en Santa Rosa, en Sumapaz; lo que se ve traducido
en Sumapaz en “una ampliación de su presencia en el
territorio y en un incremento de los hostigamientos,
emboscadas y los actos terroristas” (Echandia, 2000).
Esta descripción histórica, permite entender que
Sumapaz, como localidad y como región, nació en medio
del conflicto armado y violencia política, generando una
serie de consecuencias tanto físicas como emociona-
les del pueblo sumapaceño. No obstante, lo anterior, y a
pesar del continuo conflicto en la región, la comunidad
campesina sumapaceña, organizada territorialmen-
te por tres (3) corregimientos (San Juan, Nazareth y
Betania) y veintiocho (28) veredas, ha demostrado la
potencialidad comunitaria, al gestionar sus espacios
internos y ser ejemplo de lucha y resistencia dignifi-
cante del proyecto campesino. Es por medio de planes
de desarrollo propios y de un gran número de experien-
cias organizativas en torno al Sindicato de Trabajado-
res Agrícolas del Sumapaz (Sintrapaz) y de las Juntas
de Acción Comunal, que han venido creando redes y
nodos donde fluye información, trabajo y energía en
pro de la comunidad.
Dentro de las experiencias organizativas latentes en el
territorio se destacan las Juntas de Acción Comunal
(JAC), conocidas como una corporación cívica sin ánimo
de lucro compuesta por los vecinos del lugar, que aúnan
esfuerzos y recursos para procurar la solución de las
necesidades más sentidas de la comunidad sumapa-
ceña. Así mismo, las Juntas de Acción Comunal (JAC)
son uno de los principales espacios de encuentro que
dinamizan los procesos participativos para fortalecer y
consolidar los planes de desarrollo local toda vez que
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.

constituyen una base social amplia y un derrotero en en el momento en el que llegó Uribe fue cuando
materia de participación ciudadana y gestión local. De ya empezaron aquí por el páramo a llegar mucha
allí parte su relato frente a la experiencias del conflicto: tropa del Ejército y en ese tiempo la guerrilla era la
que vivía en la localidad. Entonces al llegar, pues
(…) aquí en Nazareth cuando en ese tiempo la
lógico, ya venían a azotar y a los combates y en
organización que había acá era la guerrilla, eso
ese tiempo mientras la guerrilla vivió acá, vuelvo
estamos hablando como en el año 2000, 2001, en
y digo, hubo aquí muchos casos: uno porque re-
el momento en el que les acabaron por allá casa
clutaron muchos jóvenes para esa subversión, los
verde, desde ahí en adelante toda la subversión,
convencieron, mucho joven se fue para la guerrilla,
no todos, pero sí la mayoría, estos han sido los co-
en ese momento nosotros supimos que se habían
rredores de ellos, para el Huila, para el Tolima, para
ido para el monte, pero sí mucho joven en ese
el Meta, entonces esta parte de acá era como
tiempo cuando la guerrilla estaba aquí y vuelvo y
el corredor de ellos, aquí en ese tiempo, era de
digo, para nadie es un secreto, nosotros vivimos
vez en cuando, una vez cada diez años pasaba
con la guerrilla acá, algunos pues les gustaba o
por aquí la policía, eso era muy raro, aquí en ese
otros no les gustaba pero nos tocaba por obli-
tiempo estaba prácticamente que muy abando-
gación porque pues esta es nuestra tierra y aquí
nado. Aquí pasaba el ejército no sé a dónde y la
nosotros no podíamos salir e irnos porque pues
guerrilla en ese tiempo llegaron y se concentraron
a dónde nos íbamos a ir, porque si nos íbamos a
acá, nosotros tuvimos que convivir con ellos, aquí
Bogotá en ese tiempo era muy raro la familia que
hubo muchos casos, matanzas, tanto de civiles
tuviera una casita en Bogotá, de resto acá todo
como de enfrentamientos que ellos hicieron acá
mundo, toda una vida. El ejército me señalaba, es
con el Ejército, cuando llegó en su momento se
más, yo salí en unos panfletos que rodaron aquí en
encontraban se cogían era a plomo y entre eso
Sumapaz, en los 3 corregimientos, en la localidad
la población campesina era los que quedábamos
y creo que en toda la región Sumapaz donde cir-
en la mitad de todo. Entonces aquí hubo varias
cularon unos panfletos y entre esos panfletos
cosas: hubo asesinatos, de pronto también hubo
estaba mi nombre. Entonces, pero eso ya fue
acá mucho asesinato por envidia. En ese tiempo
por parte del Estado y por parte del ejército de
la guerrilla tenía la costumbre que no investiga-
nuestro país colombiano, tuve esas amenazas, a
ba bien sino que llegaba a una casa y hablaban
mí me señalaban.
de mala manera de fulana de tal y no investiga-
ban sino que de una vez llegaban hacer esto, a (…) cuando yo le digo en el mandato de Uribe y ahí
secuestrarlo, según el tema o según las quejas o fue cuando se empezaron a generar todos estos
los comentarios de esa persona y llegaban hasta problemas, a hacer estos falsos positivos que es
quitarle la vida o llegaban a decirle -oiga no lo lo que hoy en día están peleando las comunidades
queremos ver más acá en la localidad, tiene que de tanta matanza, de tantas cosas, donde salieron
irse de acá- entonces aquí hubo casos en esta falsos positivos. Entonces eso fue como lo que
localidad terribles, no solo aquí en Nazareth sino a mí me sucedió. En el tema de falsos positivos
en toda la localidad 20 de Sumapaz. pues acá yo lo único que puedo dar fe es ese
caso que fue con esa familia porque de pronto
(…) yo le hablo aproximadamente como en el 2001
acá que fueran matando, hasta el momento no sé,
– 2002 y sobre el 96 y 97, por ahí en esos años
yo sé que hubo sí casos de que, inclusive vuelvo y
fue la lucha armada que hubo acá, sobre todo lo
digo, que también la guerrilla mató gente acá por
último cuando llegó las FARC, para decir mejor 69
muchos comentarios, por muchas cosas y ellos
dicho eso fue en el primer mandato que tuvo Uribe,
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
tomaban esa. El ejército fue esa vez que mató
acá, pero eso sí fue el ejército que mató a esa
familia y que mataron ahí al señor y al hijo que
estaba ahí ordeñando una vaca y los mataron y
dijeron que los habían matado porque eran gue-
rrilleros, cuando eso era una mentira. (Pedro, JAC
Nazareth-Sumapaz, Bogotá)
Relatos como los de Pedro, dan cuenta de una alta
presencia de grupos armados en el territorio suma-
paceño, donde los principales protagonistas de la
violencia vivida son las FARC-EP y la Fuerza Pública.
En su relato, se pueden vislumbrar hechos victimizan-
tes que ha vivido la comunidad, especialmente accio-
nados por parte del Ejército colombiano, quienes, en
varias ocasiones, amenazaron, intimidaron y asesinaron
a campesinos del territorio.
Por otro lado, las mujeres campesinas del Sumapaz
han tenido un papel relevante dentro del entorno
organizativo de la localidad. A lo largo de la historia
se han creado en la localidad 24 comités veredales
de mujeres, actuando autónomamente a través del
Consejo Local de Mujeres. Dentro de sus funciones
se encuentra la participación en movimientos a favor
de defender su páramo, la realización de quehaceres
del hogar y el trabajo no remunerado; han demostrado
a los hombres las potencialidades que tienen, que no
solo se reúnen para tener un espacio de ocio y otros
aspectos de la vida social, sino que sus encuentros
son con propósitos, visiones y decisiones que giran en
torno de la defensa de su territorio y comunidad, lo
que ha facilitado que en varios casos hayan detenido
las intenciones del Estado (Guerrero Arciniegas, C. 04
de enero del 2017. Campesinas de Sumapaz sanan
heridas de guerra con la escritura. El Espectador). La
participación de las mujeres sumapaceñas es diversa,
puesto que participan en espacios políticos institucio-
nales y no institucionales, a pesar de que todas son
organizaciones comunitarias, hay unas que son respal-
dadas por entes institucionales como son las JAC y
Sintrapaz, pero, aun así, todas las acciones que realizan
estas organizaciones son en la defensa de su territorio
70
y por los derechos de sus pobladores.
Nosotros en la organización de mujeres pues yo
ahorita en el momento me desempeño en ese
organismo como tesorera de esa organización
(Comité de Mujeres Veredal de San Juan). El
objetivo de nosotras ha venido luchando, mejor
dicho, hemos venido luchando como con, ¿cómo
se llama esto?, como con el fin de buscar los
derechos de las mujeres, pues digamos no digamos
para cogerlo, es decir, como de liderar con mujeres
porque hemos trabajado en conjunto de la mano
con los hombres, con nuestros compañeros que
nos han venido, es como hacer digamos sentir
nuestros derechos como mujeres, como hacerlo
sentir como la voz femenina porque nosotros sí
hemos venido siendo violentadas en ese sentido
y bastante, por lo menos nosotras hemos venido
siendo discriminadas como mujeres. (…) digamos
desde el gobierno hemos venido siendo violentadas
que nosotras pues por la oligarquía será porque,
entonces pues sí, nuestro deber de conocer más
nuestros derechos y pues hemos logrado y hemos
avanzado más en eso porque a raíz de nosotros
tener esta fuerza de lucha hemos tenido y hemos
logrado conseguir el apoyo de orientación por la
cuenta de los Derechos Humanos, hemos tenido
talleres, hemos tenido el logro de conseguir
nuestra organización de mujeres, nos considera-
mos que nos han dado digamos el tema de psico-
logía, el tema de los abogados y todo eso que nos
ha ayudado a nuestros derechos.
Frente a Sumapaz como territorio de conflicto
armado ha sido toda la vida mi amor. Pues yo
realmente ya le digo en los años que llevo pues
más antes sí ha habido la guerra donde acá
dice que Sumapaz la golpeó mucho, eso solo
lo cuentan nuestros abuelos, nuestros padres
de los 50, 51 que hubo la guerra que acá en el
Sumapaz murió muchas familias. Pero pues ahí se
ha venido manteniendo un poco la calma. Luego
en el 90 donde hubo el conflicto entre las Fuerzas
Armadas con la FARC, ahí fue donde nos afectó
bastante a nosotros que yo ya ahí ya tengo uso

de razón que fue cuando por ahí uno, dos, tres
días por acá todo eso del Sumapaz donde fue con
helicópteros, que fueron más de 25 helicópteros
fue una cosa muy traumatizante para nosotros,
para nuestros abuelos, ancianos y jóvenes que
habíamos en este tiempo. Pues prácticamen-
te en ese tiempo sufrimos mucha humillación
por la Fuerza Pública, digamos por el ejército, en
estos casos fue por el ejército, de humillación, de
violarnos nuestros derechos de una y otra manera.
Prácticamente ellos no respetaban a las mujeres
ni a los hombres, sino que a todo mundo trataba
por igual, a todo mundo; fue una cosa horrible que
no podía andar uno tranquilo en su territorio como
lo hacía antes, por el miedo. Yo por lo menos acá
en este caso, en el sitio donde yo vivo duramos
atemorizados digamos por la Fuerza Pública
viviendo más de lo que fue, porque todavía uno
vive con temor y susto, pero más que todo atemo-
rizado viviendo más de unos 3 años cuando a mí
me tocaba pasarme todos los días por medio de
carpas de 2000 hombres o 100 y para mí fue una
cosa muy traumatizante.
Para mí la violencia vino realmente fue de las
fuerzas militares porque realmente pues las
FARC la conocía, yo en mi conciencia la empecé
a conocer cuando que le digo en el año 90, que
fue cuando prácticamente para mi comenzaron a
salir de por allá de sus escondites o no sé dónde
estaría esa gente escondida, bueno no sé. Pero lo
que sí lo sufrimos fue con la fuerza militar, más
que todo con los militares, pues por parte del
gobierno porque ya los que carguen armas son
militares de todas formas, pero fue por parte del
gobierno. Yo viví mucha humillación por cuenta
del ejército, personalmente y mi familia también
lo vivió, digamos como mi esposo, mi niña que la
tenía muy pequeña en esas, la mayor que era la
que estaba, digamos los otros sufrieron menos
pero sí de todas formas han visto cosas que no
son adecuadas para ellos (…), por lo menos cuando
supuestamente habían esos enfrentamientos,
Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
mataban que supuestamente guerrilleros, pero yo
no sé si eso era cierto y hay una cancha grande de
fútbol a donde juegan fútbol la gente, ahí llegaban
y botaban los cuerpos y pasaban hasta tres,
cuatro, cinco días ahí botados y le tocaba a uno
pasar por medio de ellos, pasar uno a toda ahora
casi por el lado de ellos. Entonces esos son cosas
muy atemorizantes para uno.
(…) frente al tema de falsos positivos. Pues mire
que ellos no los mataron en enfrentamientos, ellos
los cogían por cogerlos y matarlos y hacerlos
pasar por guerrilleros, digamos a otro compañero
que nos lo mataron en el 2011, del 10 de enero
exactamente del 2011, a él lo mataron por el lado
de Granada en una parte que se llama la Granada
por allá de San José y también a él si lo desapa-
recieron que supuestamente lo hicieron pasar por
guerrillero a él si lo fueron a rescatar en Villavi-
cencio y fue muy duro (...) y pues ellos llegaron y
lo mataron y cuando pues se dio cuenta por ahí
unos amigos o compañeros se dieron cuenta le
avisaron a la familia. Eso fue un trauma también
bastante duro para la comunidad. Son cosas así
que le dejan traumatizado a uno. (Dora, San Juan
de Sumapaz, Bogotá)
F. Grupos Armados
En las décadas del 80 y del 90, diversas estructu-
ras insurgentes hicieron presencia en Bogotá; tal
es el caso del M-19, las FARC-EP, el ELN, la AUO-
DEFENSA OBRERA –ADO–, el FRENTE RICARDO
FRANCO y el FRENTE PEDRO LEÓN ARBOLEDA del
EPL, entre otros. En el presente acápite se presentan
diferentes grupos armados que jugaron un papel im-
portante dentro de las dinámicas del conflicto armado
en Bogotá, por medio de relatos de sus experiencias
desde el movimiento armado en la ciudad.
Ejército Popular de Liberación (EPL). El EPL surgió en
1967 como expresión armada del Partido Comunista
Colombiano Marxista Leninista (PCC-ML). En sus
inicios, el EPL se guió por la teoría del foco, un estilo de 71
acción insurgente que privilegió la creación de zonas
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
guerrilleras en Santander y el Sur de Bolívar, en el Valle
del Cauca (en Guacarí), Chocó y Risaralda. La estrate-
gia consistió en instalar núcleos o focos en cada una
de estas zonas alrededor del cual se generaría un mo-
vimiento revolucionario insurreccional.
En los años 70s hubo un movimiento estudiantil
muy politizado, incluso lo hablo en el buen sentido,
había muchísimas corrientes socialistas diversas,
el Bloque Socialista, el Partido Obrero Socialista,
había corrientes anarquistas, tenía mucha fuerza
el PCC-ML (Partido Comunista de Colombia
- Marxista Leninista) en muchos grupos estu-
diantiles que se fueron configurando, tenía una
fuerza importante también el ELN y aparecían
como comandos con vertientes camilistas y había
mucha fraternidad y mucha confluencia, incluso
en grupos conjuntos entre simpatizantes del EPL
y del ELN. Me atrevo a decir que había grupos
revolucionarios propiamente estudiantiles, hasta
llegó a haber guerrillas propiamente estudiantiles,
el caso del ADO (Alianza Democrática Oriental),
son activistas de barrio y militantes universita-
rios de universidades públicas que conforman
una guerrilla urbana, para poner un ejemplo, que
digamos no es único, algunos con historia incluso
tristes y a la vez es un momento de altísima
represión, yo lo recuerdo, vi morir compañeros
ahí como Darío Castañeda, el compañero Palma,
estoy hablando a mediados de los años 70.
Doy fe de concentraciones en la Plaza Che donde
nos cogieron a bala, doy fe de una concentración,
yo era estudiante de Sociología en la Universidad
Nacional, en un aniversario por la muerte del padre
Camilo Torres que era una manifestación pacífica
con profesores, con estudiantes exaltando que
Camilo había sido capellán de la universidad y
había estado en la Facultad de Sociología, y nos
cogieron a bala, un compañero que estaba al lado
mío activista igual que yo, cayó en ese momento
herido grave en la facultad. Era una represión
bastante violenta, Yesid Castañeda y Darío Palma
72
mueren en una manifestación.
Había una consigna muy fuerte, inclusive el sector
EML del Partido Comunista Marxista y de otros
grupos ML (Marxista-Leninistas) cercanos que
eran muy fuertes, yo creo que hasta se exageraba
un poco la nota, en el sentido que casi se volvió
consigna central del movimiento estudiantil la
vinculación a las luchas populares. (…) Toda esa
época en donde además de estar estudiando
unas carreras, algunos resultamos más allá del
activismo y del compromiso social-político y de
la solidaridad, algunos resultados de hecho con-
vertidos en militantes revolucionarios, incluso para
salir del movimiento estudiantil y luego pasar dos
décadas en la lucha revolucionaria con el Partido
Comunista Marxista-Leninista y con el EPL.
(Álvaro, EPL, Bogotá)
En los años 70, en Bogotá el trabajo del EPL era
discreto, más orientado al apoyo a lo rural. Si bien la
reorientación urbana del EPL no tuvo las dimensio-
nes de la efectuada por las FARC-EP en la década de
1980, ya para este período esta estructura hizo uso
sistemático de mecanismos relativamente similares
-aunque con propósitos diferentes-, a los empleados
por estructuras contemporáneas. Los “comandos es-
peciales” eran grupos urbanos creados por integran-
tes del EPL que servían una función estratégica, más
que de reguladora de mercados legales e ilegales.
En efecto, los “comandos especiales” sirvieron para
expandir la base social de su estructura en la capital,
especialmente en barrios marginales en las localidades
periféricas. Si bien, estos grupos de menor complejidad
subordinados a la estructura nacional sí tuvieron como
objetivo el control de las entradas a la capital, estos
nunca lograron los niveles de control de los flujos de
materiales legales e ilegales que lograrían las FARC-EP
o los paramilitares. Interesa, por otra parte, cómo estos
grupos servían como plataformas para la educación
política de jóvenes, en su mayoría estudiantes, quienes
serían enviados a las regiones como refuerzos militares
con formaciones políticas más sofisticadas. Este
hecho brinda la oportunidad de señalar otra de las
características del conflicto armado en Bogotá. Los

proyectos nacionales de estructuras con altos niveles
de organización no hicieron de la capital un ente pasivo
que vio la expansión del conflicto. La ampliación de
las bases sociales de muchas estructuras sirvió para
continuar la confrontación en las regiones, en tanto
las bases urbanas funcionaban como plataformas para
el despacho de materiales y personal con formación
política avanzada. De esta manera, Bogotá y sus alre-
dedores fue clave para el desarrollo y sostenimiento
del conflicto armado en el resto del país. El siguiente
relato brinda testimonio de este rol estratégico:
En Bogotá, en el EPL el trabajo era discreto, porque
era un trabajo en los años 70s más orientado al
apoyo a lo rural, a mí me tocó hacer parte tanto
de la parte política como pronto también estuve
en el frente urbano del EPL, nos llamábamos
Comandos Especiales, pero no éramos comandos
especiales, era más como pequeños comandos
de operatividad para conseguir recursos, para
conseguir algunas armas, el regional de Bogotá
no era el regional de Bogotá, era simpático, era
regional de medio país, pero la verdad era como
un medio país de debilidades porque eran como
grupos pequeños. (Álvaro, EPL, Bogotá)
Se predicaba que no se podía caer el terroris-
mo, ataques indiscriminados ni uso de explosivos o
sabotajes en gran escala sino unos propósitos muy
específicos en las acciones. Refería que digamos esta
digresión, mostré un poco como lo que era el EPL
para decir, surge el grupo PLA que toma el nombre de
Pedro León Arboleda ha muerto. Pero hay un cuadro
militar que viene de la zona de guerra de noroeste que
le decíamos el “mono bomba”, no hacía sino poner
bombas, era Jorge Franco su seudónimo y su tesis fue
generalizar la guerra y con acento en Bogotá, empezó
a reclutar en masa especialmente en militantes de la
Universidad Nacional y otras universidades y algunos
de los trabajos sociales, porque él al principio estuvo
en una estructura militar y política regional. Pero él
deriva en fracción y adopta una política y rompe y su
tesis es: “no, el PCC-ML no está afectado de izquier-
dismo, está afectado es de derechismo, hay que hacer
Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
ya la guerra”, y monta grupos operativos de guerra
y empieza a matar primero celadores, a quitarle las
armas a los celadores y si resistían los mataban.
(…) Un hecho que duele en el alma fue lo sucedido
con lo de Tenjo, eso está documentado, segura-
mente conoces versiones porque ahí murieron
varios, desde luego varios de los que murieron eran
enemigos, los míos, camaradas, compañeros mili-
tantes y también integrantes del EPL, muy queridos
y queridas y eso fue una canallada lo que hicieron
ahí. Te contaba ese contexto de ese desafío que
tenía al frente de despegar con acciones militares
de cierto impacto y lamentablemente fue el hecho
de Tenjo, una toma que se dio en esa población,
pero no calcularon los riesgos, las comunicacio-
nes en una zona tan central a pocos kilómetros de
Bogotá, con fincas, con comunicaciones de radio
y con presencia operativa en helicóptero a pocos
minutos de Bogotá, y como este comando logra
replegarse del Fernando Lalinde, salen de Tenjo
pero son interceptados por la Policía, se van a un
cerro, resisten allí, finalmente son fusilados. Sus
cadáveres son exhibidos en la forma violatoria al
Derecho Humanitario, los han violado asesinándo-
los y el comandante operativo allí se resiste y al
final con el último tiro que queda se pega un tiro,
el comandante de este operativo tortura a quien
va conduciendo una camioneta, dos sobreviven a
la manera vietnamita, se meten entre una pequeña
laguna, se meten dentro del agua y logran sobrevi-
vir allí un par de días en casi frío de páramo.
Lo que se quiso hacer como un hecho de alto
impacto político militar con una toma cercana a
Bogotá con cierto pie de fuerza, con el reforza-
miento de fusiles que se habían conseguido en la
toma de la FAC, terminó frustrado y convirtiéndo-
se en un grave episodio con responsabilidad de la
policía, de grave violación al Derecho Internacio-
nal Humanitario, fue un golpe militar y psicológico
supremamente fuerte contra el frente Fernando
Lalinde que tenía ciertos trabajos también en Suba, 73
en zonas de la ciudad y cierta capacidad operativa,
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
y algunos integrantes hombres y mujeres creo de
una moral y de un compromiso a prueba y de una
formación política valiosa.
Sí había una estructura, yo diría que sin exagera-
ción como un complejo de estructuras porque el
Partido Comunista Marxista-Leninista, cosa que
después se autocriticó (…), era un partido exage-
radamente clandestino, exageradamente selectivo
y era un partido de cuadro revolucionario; entrar a
militar propiamente era ya ser revolucionario pro-
fesional y que te enviaran a cualquier región del
país a un frente guerrillero, a un frente de masas
o actividades clandestinas, propagandistas, lo que
fuera. A la vez, eso se construía en un sentido de
exaltación, llegar allá ya era una cosa muy especial,
ya ultra cualificado, es ese esquema ya de un
partido excluyente, exclusivo, lejano. Digamos que
había una especie de militancias intermedias en
los distintos sectores, pero más mucho más en
el sector estudiantil donde había tanto activismo
y una dinámica tan intensa de organización de
grupos, etcétera. Eso llevó a que teóricamente,
o como línea política del Partido Comunista Mar-
xista-Leninista llamaba las estructuras del Frente
Popular de Liberación, pero que realmente eran
como redes de apoyo al propio partido y al EPL,
eran como redes paralelas. Se consideran estruc-
turas del EPL, eran unas estructuras grandes que
tenían militancia en los barrios y los sindicatos,
entre los maestros y en un número mucho mayor
entre estudiantes, especialmente de universida-
des, pero también de colegios.
A título de estas estructuras del FPL, ahí se
llegaban a dar hasta comités de pre-militancia,
pero de la militancia ya había que salir de la uni-
versidad y ya era un revolucionario o revoluciona-
ria probada que lo podían enviar a cualquier frente
guerrillero, sector sindical o a cualquier ciudad,
cualquier región a hacer trabajo ya profesional
de tiempo completo; dentro de esas estructuras
había también digamos como unas configuracio-
74
nes propias. Por ejemplo, en Bogotá, en los 70s
cogió mucha fuerza una estructura de ese nivel
que digo de FPL, como los Comandos Patrióticos
Juveniles, los CPJ, que eran como una especie
de partido estudiantil clandestino, incluso tenían
su comité central, su comité ejecutivo, incluso
tenía su equipo militar, tenía presencia en todas
las universidades públicas y en muchos colegios y
algunas universidades privadas.
Muy al inicio de los 70s hubo un grupo muy grande
que se llamó “Testimonio”, y era una mezcla de pro
Elenos y pro EPL. Incluso varios de los dirigentes
del grupo Testimonio, por respeto a su clandesti-
nidad, no doy los nombres propios, pero llegaron a
ser rectores de universidades públicas y llegaron a
ser altos funcionarios, o líderes sociales o políticos
importantes, algunos llegaron a hacer cuadros
como en mi caso del partido, pero por ejemplo,
el grupo Testimonio luego se parte y da origen
a un grupo que se llama “Unión Proletaria”, y da
origen a otros grupos como: Comité Democráti-
co y Popular y Revolucionario. (…) Entre el 73-77,
había un grupo paralelo con cierto ribete semi
clandestino que se llamó Brigada José Antonio
Galán, paralelamente existió la brigada Manuela
Beltrán de mujeres. Éramos simpatizantes del EPL
y del ELN y le tributábamos militancia y apoyos
directos y llegábamos incluso a hacer acciones
militares a nombre de las dos guerrillas y no
solamente pilatunas en la universidad de propa-
ganda, de murales, sino que adquirimos armas, se
las quitamos a los agentes infiltrados de la policía
secreta en las concentraciones. El 7 de agosto,
llegamos a tomar una estación de la Defensa Civil
con presencia de la policía a nombre del EPL y del
ELN y dejamos consignas, armas, bombas molotov
y hay un conato de incendio. (Álvaro, EPL, Bogotá)
Así también, en los años 80, estudiantes se vincula-
ban a estructuras militares del ELN, M-19, EPL o a la
Ricardo Franco, una incidencia del sexto frente de las
FARC-EP.
Yo me coloqué al frente de todo el proyecto

iniciado en los barrios, Ciudad Bolívar, Kennedy,
Bosa, Centro Oriente Sur, Oriente de Suba y con-
centramos la mayor parte de la estructura en Suba.
Muchos de los combatientes del Fernando Lalinde
salieron de allí, esa era una organización nutrida
con muchos universitarios, por eso es que los
muchachos que mueren en Tenjo son casi todos
de la Nacional, muy pocos obreros o populares,
pero las milicias tenían una fuerza muy importan-
te en el sector popular, y Suba empieza a arrojar
mucho joven para diferentes frentes. Nace una
idea de Ernesto Rojas para construir las columnas
urbanas. Había que construir zonas de retaguar-
dia estratégica urbana, pero para eso se tenía que
construir una organización social y popular, de esa
necesidad nace la Corporación Cometa. (Henry,
EPL, Bogotá)
Además, es importante destacar en este proceso el
Movimiento 19 de abril, más conocido como M-19.
Este movimiento colombiano se convirtió en una or-
ganización político-militar, patriótica, antioligárquica,
antiimperialista, que buscó cambios sociales del país
por medio de la lucha de los obreros, campesinos y
trabajadores en general. La intención de esta amplia
lucha es que todos los explotados puedan lograr la
destrucción del actual estado oligárquico, generando
con ello, la liberación de la patria y la instauración del
socialismo. El M-19 fue conformado por miembros de
la ANAPO, el partido de Rojas Pinilla, y del Partido
Comunista y las FARC-EP. Este movimiento nació
como respuesta a las acciones de las oligarquías tales
como el fraude y la violencia desarrollada sobre el mo-
vimiento político Alianza Nacional Popular (ANAPO)
en el período electoral donde le robaron las elecciones
al general Gustavo Rojas Pinilla; el M-19 nace de una
facción de la ANAPO. Su creación busca represen-
tar la frustración de las masas y su objeto inicial fue
respaldar por medio de las armas la voluntad popular.
En pocas palabras, el M-19 se presentó como “el brazo
armado del pueblo anapista” (Narváez Jaimes, 2012).
Sobre el origen del M, pues el M surge como una
fuerza principalmente urbana y eso hace pues de
Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
mi ejercicio en mi militancia que es principalmen-
te urbano, yo fui a los campamentos del M-19 en
momentos, yo no estuve allí en combates en los
campamentos digamos en el área rural, mi mili-
tancia, operación, conflictos, combates y los tiros
fueron en Bogotá, entonces pues eso hace que
sienta que soy muy urbana. El M surge como esa
fuerza urbana y que empieza a hacer una operación
con grupos pequeños, inicialmente el M es una
fuerza casi de comandos y tiene una presencia
que va creciendo en el movimiento sindical, no
propiamente en el sector en donde yo me movía,
sino en otros sectores sindicales del país, empieza
a tener una presencia, su presencia más grande
en esos momentos la tienen en Pereira, Cali sobre
todo es una presencia enorme, pero el M es muy
Bogotá, es como un sitio de donde todas las es-
tructuras hacen presencia, porque es como un
sitio obligado, de todos modos la operación que
se hace en Bogotá tiene mucha contunden-
cia, el hecho de que sea la capital, se cruzaban
en Bogotá las estructuras, pero en ese inicio en
Bogotá hubo una estructura de comandos.
(…) Entonces en esa construcción primera es
un ejercicio de pluralidad muy importante para
nosotros, porque agrupa compañeros que tienen
distintos orígenes en las estructuras y organiza-
ciones armadas revolucionarias que ya existían
en Colombia. Hay compañeros que vienen de las
FARC, compañeros que vienen del ELN, compa-
ñeros que vienen del EPL, compañeros indepen-
dientes, marxistas independientes, artistas; o sea
tiene una composición y tiene una composición
también alta de mujeres. Entonces eso hace que
esa pluralidad tratemos de rescatarla, a pesar de
que digamos que en muchos momentos eso es
un ejercicio como que hay que hacerlo con per-
manencia para que se mantenga la pluralidad que
traemos, pero eso hace que esos discursos que se
han creado y cultivado en otros espacios de com-
pañeros revolucionarios también tengan cabida y
75
también sean nuestros, de alguna manera somos
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
el resultado de todo ese esfuerzo de otras gene-
raciones previas a nosotros, porque nosotros de
todos modos somos una guerrilla que surgió luego,
entonces esa pluralidad es una de las característi-
cas del trabajo nuestro. (Alix, M-19, Bogotá)
En un inicio su propósito y una de las características era
la propaganda armada. Hacen operativos de robo de
alimentos, presencia en asambleas sindicales, recintos
religiosos, corporaciones públicas y se retienen buses de
fábricas. Un trabajo publicitario. Reparten el boletín del
M19, enarbolan la bandera, dejan consignas en las paredes.
Mi esfuerzo principal es la construcción de la
estructura en Bogotá y una tarea que me tocó
a mí, a veces lo digo en modo de broma, fue la
inducción en el M-19. Contarle a los que llegaban
qué somos, qué hacemos, cómo lo hacemos. En
alguna ocasión alguien decía: -bueno y a la larga,
¿qué es el M-19? - Entonces hubo una respuesta
que me pareció muy válida: -el M19 es una ini-
ciativa política y un estilo de trabajo- y yo creo
en eso. Entonces cuidar el M, era cuidar mucho
el estilo y eso era difícil. Había unas cosas que
eran prioritarias. Por ejemplo, Bateman decía -de
todo trabajo que hagamos, de toda acción nos
tienen que quedar amigos-. Para eso toca llegar
con respeto, que la gente quede contenta, que los
tratemos con cariño, que expliquemos las cosas
bien, era un trabajo muy limpio.
Buscamos muchas estrategias para integrar
personas. Al principio nos poníamos a buscar en
los barrios, a hablar con el señor de la esquina,
dedicamos mucho tiempo a esa gente y no des-
pegaban. Hubo un momento de esa lucha, jus-
tamente en Bogotá, en donde hacíamos las
operaciones de recuperación de alimentos y había
unos comportamientos que nos llaman la atención
y volvíamos por esa gente. Cuando se repartía
un carro de leche, las personas que se suben a
ese carro y se dedican a darle a todo el mundo,
empujan las canastas pa’ afuera, o sea hacen un
76 trabajo en bien del colectivo, eso se veía, el que
se sube allá y no piensa en él, sino en que el carro
se desocupe rápido y en que la gente tenga el
alimento. (Alix, M-19, Bogotá)
Así mismo, hay un impacto político-militar de las
acciones realizadas por el M-19, tales como el robo de
la espada de Simón Bolívar (1974), el robo de las armas
del Cantón Norte (1978), la Toma de la Embajada de
República Dominicana (1980) o la Toma al Palacio de
Justicia (1985); estas producciones a partir de los
hechos, hacían la caracterización de esta organización
insurgente en comparación con las FARC-EP, el ELN
y el EPL, que eran las guerrillas de primera generación
(Narváez Jaimes, 2012).
(…) una operación como la operación del Cantón
Norte estaba en manos del comandante, o sea
digamos Bateman está al frente, ahí esa es una
acción que se hace en Bogotá pero es una acción
que requiere de una planeación, de un trabajo,
de un nivel de los compañeros que no se puede
hacer por una estructura cualquiera digamos, más
bien que junta de distintas estructuras para hacer
esa tarea, son tareas como esas que es una tarea
excepcional y en donde hay que llenar unas ca-
racterísticas muy especiales. Los compañeros
que alquilan la casa, eso no es que se vistieron de
empresarios, esos eran empresarios antes, tienen
todo el perfil, todo el lenguaje, toda la formación
pa´ pasar como empresario, eso no es que llegó
fulanito a hacerse el empresario, eso no es posible.
Entonces esas son operaciones especiales. Con
los años se crearon las fuerzas especiales, pero
con los años, ahora digamos que en los momentos
en que el M operaba en sus primeros años incluso
10 años, 15 después había operaciones especiales
que se construían de los aportes de distintas es-
tructuras por las condiciones de los compañeros
requeridos para la operación.
(…) operaciones por ejemplo como la Embajada de
la República Dominicana también junta a compa-
ñeros de distintos perfiles. Entonces se requiere
que los compañeros que son buenos fierreros, se

requieren los que tienen la capacidad publicitaria,
se requiere el que hace un servicio de salud; o sea
es un equipo. Entonces se construye el equipo
para la acción, pero hay acciones que hicimos
nosotros en la estructura Bogotá, entonces por
ejemplo yo soy el segundo mando del bogotano,
entonces la acción del bogotano era publicar un
periódico y teníamos que entrar a tomar las ins-
talaciones y llevábamos parte del trabajo hecho, o
sea nosotros habíamos hecho ya la parte de la tec-
nomecánica que era el cómo hacer las planchas,
en ese tiempo había que hacer las planchas, los
negativos esos y tenerlos listos (…), entonces son
operaciones que son grandes y que requieren de
un trabajo digamos de información política y de
condiciones militares para hacerlas, pero que se
hacen con concepción de equipo.
Frente al interrogante, si desde Bogotá preparaban
combatientes para fortalecer otros frentes del M-19
en el país, Alix argumenta que la gente quería irse, más
que sacarla, que el M se sostuviera, eso es lo que luego
sale como las milicias.
Yo fui el segundo mando de milicias en Bogotá (...),
para algunos, las milicias eran unos militantes de
baja categoría, o sea más chiquitos, para otros el
miliciano era una persona que tenía que escalar a
la condición de militante más o menos, y yo digo el
miliciano tenía una característica, la fue teniendo
al menos en el proceso que nosotros adelanta-
mos como milicias y es la primera vez que lo voy
a decir, porque a veces no hay ni con quién hablar
estas cosas, entonces el miliciano era el que se
quedaba permanente (…) La milicia era como esa
fuerza social que era un respaldo enorme, sin tener
como un nexo que lo comprometiera, entonces,
¿qué pasaba? Una vez pues se escribieron unos
documentos sobre milicias porque lo primero que
trabaja el tema de milicias es Afranio y las milicias
bolivarianas y entonces hacíamos como el trabajo
de milicias en Cali, pues tuvo una fuerza y nace
con los campamentos de paz, porque la gente se
empezó a agrupar cuando empezamos a hacer
Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
el trabajo político del diálogo, la gente comenzó
a agruparse y entonces un día montaron una
carpa allá en Cali para reunirse y la gente se fue
quedando en esa carpa y eso se fueron volviendo
unos campamentos. (Alix, M-19, Bogotá)
Entonces surgieron campamentos allá y acá. A mí
me tocó la responsabilidad, yo era comandante en
el campamento de Patio Bonito, entonces tocaba
hacer el campamento y bueno me acuerdo de
eso, qué cosa tan tremenda para hacerlo, pero allí
tenía yo 82 milicianos. Entonces esas simpatías
que tenía el M venían por distintas razones,
porque eran personas también no reconocidas,
entonces ahí llegaba el gamín del pueblo, del
barrio, ahí llegaba la muchacha que no tenía donde
quedarse, ahí llegaba… y todos y todas eran bien-
venidos, pero la formación política de ellos que era
el desafío, era muy difícil de lograr porque es que
había que partir de cero pollos, para arrancar con
la política de esa gente; podía tener un corazón
enorme por el M pero tocaba darle elementos
políticos (…), por ejemplo allá hacíamos patrulla por
la noche porque Patio Bonito no tenía servicio de
policía ni nada y eso la gente bregaba mucho y
había un poco de desórdenes, entonces nosotros
dijimos que hacer un patrullaje, entonces se hacía
un patrullaje y fórmelos para el patrullaje para que
vea, que no hagan esto, que no hagan lo otro, que
es de esta manera.
(…) Hubo muchas experiencias para sostener esas
milicias, por ejemplo hubo un sitio en donde nos
dieron en una casa un cuarto para que los compa-
ñeros se quedaron y una panadería que nos daba
el pan y el chocolate todos los días, entonces eran
como esos apoyos buscados así para hacer una
acción en donde el señor de la panadería decía :-yo
no puedo hacer más sino darle el pan-, entonces
eran como esos arreglos, en algún momento
tuvimos un negocio pero fracasó el negocio
porque para eso nosotros fuimos malos, pero hoy
se hicieron esas cosas y alrededor de todo eso la 77
formación de la gente (Alix, M-19, Bogotá)
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.

El trabajo político y militar del M-19 en los barrios de
Bogotá estaba dividido en cuatro áreas urbanas de
trabajo: Suroriente (barrios Guacamayas, Malvinas,
San Martín de Loba, Quiroga, Restrepo, Molinos, entre
otros), Ciudad Bolívar (abarcando buena parte de dicha
localidad, aunque su tamaño en 1984 no era el mismo
que en la actualidad), Suroccidente (todo el territorio
de las localidades de Bosa y Kennedy) y la localidad
de Suba. Cada una de estas áreas tenía un mando y,
a su vez, existía un comando regional encargado no
solamente del trabajo en Bogotá sino en Cundina-
marca y algunas regiones de Tolima y Santander. La
cabeza de este comando era Jaime Bermeo Cruz,
“Simón”, detenido y desaparecido en 1988, su cuerpo
fue hallado tiempo después en Tena con signos
visibles de tortura. Igualmente, el Movimiento 19 de
Abril (M-19), desarrolló junto con reconocidos “urba-
nizadores piratas”, una intensa actividad proselitista,
política y organizativa entre las comunidades, a través
de actividades asociadas a la urbanización ilegal y
toma de barrios para el levantamiento de las primeras
casas, la instalación de servicios públicos domiciliarios
(agua, luz, alcantarillado) y la apertura de las primeras
vías que comunicaban a Cazucá con la autopista sur.
A la par de la gestión y búsqueda de soluciones a si-
tuaciones materiales concretas, los primeros grupos
armados ilegales sumaron la prestación de servicios de
seguridad, protección ante hurtos y demás conductas
que podían eventualmente afectar la convivencia co-
munitaria (Narváez Jaimes, 2012).
Dado que yo estudiaba en la Nacional entonces
me vincularon a la estructura estudiantil del M-19
que era una estructura amplia recuerdo muy bien,
se llama “Empujemos” que era un frente estudian-
til liderado por la gente del M-19 sin permiso, que
tenía presencia en la Nacional y allí estuvimos
haciendo trabajos políticos durante un par de
meses mientras me vinculan a una estructu-
ra militar y bueno la primera etapa o la primera
campaña que me tocó asumir en condición ya
de guerrillero fue en la decisión de Bateman de
78 sabotear las elecciones de 1982 que fue tan
complejo, ahí entonces en una de estas operacio-
nes que era justamente dinamitar y tumbar el plato
del satélite de Telecom para impedir la transmi-
sión de datos electorales del día de las elecciones
82-86, cuando se va a elegir a Belisario Betancur,
ahí mueren por una situación dos comandos
completos, casi ocho personas jóvenes estudian-
tes todos ellos de la Nacional, de la Javeriana y de
los Andes, el famoso carro bomba de Chocontá.
(José, M-19, Bogotá)
(…) Estuvimos en el proceso de la toma de residen-
cias y todas las actividades gremiales que tenía
ese proceso organización con los estudiantes y al
mismo tiempo de día fungía como dirigente univer-
sitario, de noche estaba dedicado a las actividades
clandestinas. Hasta que en el año 83 caí preso en
un operativo aquí en la ciudad de Bogotá, recu-
perando unas armas concretamente en el colegio
del INEM de Kennedy, ahí fui preso, torturado; dos
tiros en el cuerpo, uno en el pulmón, otro en la
cadera, que me destrozó la cadera y nos fuimos
a modelar, íbamos por una condena que era la
máxima en ese momento de 20 años y logramos
finalmente salir indultados en el Gobierno de Be-
tancourt.
Como la discusión nacional era si el M-19
entregaba o no las armas, y perdón es Andrés
Almarales que hace el discurso y convierte esa
gigantesca manifestación, es más bien un plebis-
cito a favor de la no entrega de armas en el que el
M-19 se mantiene en armas y eso pues radicaliza
los procesos, obviamente el paramilitarismo ataca
el proceso de paz e intenta asesinar a Navarro
en Cali y de inmediato se rompen los diálogos de
paz con el M-19. El Paro Cívico Nacional del 21
de junio y ahí ya la orientación de fallar porque
ya había sido relevado Jhon Marín Ospina, es que
vamos a radicalizar la guerra en las ciudades a
través de las estructuras milicianas, esas estruc-
turas milicianas ya la habíamos creado a lo largo
del año que estuvimos en la tregua, de tal manera
que en el caso de Bogotá donde nos concentra-

mos, nos concentramos en el cinturón del Oriente
de la ciudad, del Centro Oriente hacia allí pasando,
estamos hablando de los Laches, estamos
hablando San Cristóbal, Usme, Ciudad Bolívar,
ese fue el corredor que quisimos construir desde
el punto de vista de la organización guerrillera
miliciana. Ya habíamos logrado pues como le digo
a lo largo de todo ese período del año organizar
bases populares muy fuertes, nos hicimos muy
fuertes en Kennedy concretamente en la Bodega
Popular de Corabastos, teníamos una presencia
muy importante en Kennedy a partir de la plazoleta
de la Central de Abastos, obviamente tenía una in-
cidencia muy fuerte en Bosa y todo este corredor
del centro oriente hasta desembocar exactamente
en Ciudad Bolívar y Usme, luego también tenemos
una presencia importante y significativa en Suba
con un proceso de vivienda popular que habían
adelantado a través de Corinto una urbanización
del BCH que había quedado en una situación
muy complicada porque los deudores del BCH
se habían declarado sin posibilidad de pago y se
habían acogido al proceso organización miliciana
popular del M-19.
Más o menos ese era el mapa de organización
popular miliciana, rota la tregua en el año 85 ya
entramos en planes de acción operativa, yo estuve
relativamente cerca sin estar directamente en la
coordinación de todo este proceso que termina en
esta situación tan lamentable que fue el asesinato
de 11 compañeros en el sur oriente de la ciudad, pre-
cisamente teníamos una presencia significativa que
entre otras cosas la fortalecimos en la en la tregua
en una invasión ahí cerca a Guacamayas, se llamaba
Malvinas, era un enclave nuestro un enclave muy
importante en la estructura miliciana, de la estructu-
ra política y social de la guerrilla de M-19.
(…) La presencia de la fuerza guerrillera nuestra,
relativamente era cercana a menos de 45 minutos
incluso en términos logísticos, transportar material
de guerra, transportar explosivos, transportar
armas de largo alcance, era mucho más fácil que
Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
en una ciudad como Bogotá. Sin embargo para
cualquier proyecto político, Bogotá es demasiado
importante en ese sentido se pidió que pasáramos
a replicar la experiencia de Agua Blanca y de Siloé
que consistía en hacer actos de gobierno, por decir
algo recuperar 10 camiones de leche y llevarlos,
mientras se repartía se hacía un ejercicio de
gobierno con los procesos de juntas populares de
gobierno, con las asociaciones, con la gente, pues
había un dispositivo guerrillero allí listo, dispuesto
y con toda la capacidad militar para responder a
las intenciones de la policía de recobrar el control
y efectivamente en esta experiencia miliciana en
Siloé y en Agua Blanca eso se logró.
Bueno, yo le voy a contar una historia que
además lo va terminar comprometiendo, después
de noviembre del 85 con el tiestazo del Palacio
de Justicia, se crea una instancia dentro de la
guerrilla del M-19 que es para pensar cómo todo
el derrotero político y social del país, después de
semejante tiestazo es evidente que quedamos
diezmados o sea como quedó diezmado emocio-
nalmente el país; digamos esa guerrilla que tenía
a su haber todos los logros de lo que llamaría
uno el romanticismo guerrillero, la toma de la
embajada, yo recuerdo que cuando salen los gue-
rrilleros nuestros en las naves hacia La Habana,
en un acto absolutamente romántico ingenuo
porque quién va a ver a qué es lo que pasa en
las azoteas de la gente cuando está arriba del
avión pues no ve nada, pero eran miles y miles
de personas allí arriba en las terrazas despidiendo
a los guerrilleros del M-19. Esas operaciones tan
bien planeadas que tuvieron unas salidas incruen-
tas fueron cinematográficas, lo del Cantón Norte,
por ejemplo, pues eso se quiebra de alguna manera
ese mito de esa guerrilla que hacía cosas especta-
culares y todo terminaba perfecto, se rompe con
el Palacio de Justicia, como parte de eso se crea
una instancia como parte de la guerrilla diseñada a
crear estrategias políticas de cómo volver a cogerle
79
el pulso al país, después de semejante tiestazo la
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.

primera tarea que surge allí, camino hacia el primer su insistencia en la democratización del país, se logró
aniversario del Palacio de Justicia, es organizar promover -a partir de su desmovilización en 1990-
un movimiento por la vida y ya usted sabe a qué cambios políticos que contrajeron mayores garantías
me voy a referir yo y entonces con ese combo de civiles al conjunto de la población (Narváez Jaimes,
gente donde estaba Vera entre otras cosas y otros 2012).
comandantes, se organiza la propuesta de realizar
justamente el 6 y 7 de noviembre de 1986 un
concierto gigantesco por la vida, que va a ser, entre
otras cosas, exactamente como el fundamento y
el antecedente más importante del surgimiento
del Movimiento Nacional por la Vida que después
se va a convertir en la Red Nacional de Iniciativas
para la Paz y en la Semana por la Paz, eso hay
que decirlo, obviamente ese primer concierto fue
financiado por el M-19, esa fue nuestra primera
gran respuesta política. (José, M-19, Bogotá)

En ese sentido, el contexto en el que surgió el M-19

permitió evidenciar las complejidades políticas, sociales
y económicas que se vivieron en el país durante la
década del setenta y la década de los ochenta; las
cuales se comprenden a partir de: 1) la implementa-
ción de las políticas neoliberales que impactaron ne-
gativamente a los sectores sociales más vulnerables
de la población, 2) el profundo descontento ciudadano
que se tradujo en grandes movilizaciones populares
y diversas formas de organización civil o armada, 3)
la acción represiva estatal, que respaldó la consolida-
ción de las economías ilegales del contrabando y del
narcotráfico, invisibilizó la consecuente corrupción del
sistema político colombiano, y dio vía libre a la acción
de las fuerzas oscuras paraestatales encargadas de
desaparecer, asesinar y torturar a los dirigentes y mili-
tantes de la oposición, al tiempo que -paradójicamen-
te- posibilitaba escenarios de diálogo con la guerrilla,
en la búsqueda de paz. Por último, el M-19 desarrolló
su guerra revolucionaria en tres fases: 1) De la guerra
urbana al foquismo rural, período de lanzamiento y
consolidación de la organización insurgente (1974-
1981), 2) De la guerra rural, período de repliegue y de
creación de acciones ofensivas rurales (1982-1984), y
3) De agotamiento de los modelos de guerra revolu-
80 cionaria y de transición a la legalidad (1985-1989). Con
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.

CONCLUSIONES

81
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.

El informe ´Construcción Transformadora de la Verdad en armado no solo se desplazó hacia la capital, sino que sirvió de
Bogotá´, recogió las experiencias de una serie de personas plataforma estratégica para la continuación del conflicto en
que experimentaron diferentes clases de violencia en la capital otras regiones del país.
y sus alrededores. Debido a que las muestras son transver-
Los relatos de exintegrantes del EPL dejan ver que el conflicto
sales, la tipología de violencia tiende a señalar manifestacio-
armado no solo se desplazó hacia Bogotá, sino que funcionó
nes locales y actores con niveles de organización intermedios.
como centro estratégico para continuar la confrontación en
En algunos relatos barriales la existencia del conflicto armado
las regiones. Uno de los líderes del EPL, en Suba, asegura que
en Bogotá se diluye en las dinámicas delincuenciales de la
a mediados de la década de 1980 su estructura abandona
ciudad; esto apunta a la mimetización de diferentes formas
momentáneamente el trabajo en el campo y direcciona sus
de violencia que, debido al modo en que las experimentan las
objetivos a la construcción de “columnas urbanas”, siguiendo
poblaciones -en el día a día-, se perciben y conceptualizan
en esta línea a otras estructuras insurgentes (Bromberg, 2018).
como manifestaciones locales y espontáneas de delincuen-
No solo se organizan grupos armados al interior del EPL en di-
cia, sin conexión con el proceso histórico del conflicto armado
ferentes barrios de la ciudad, sino que se crean organizaciones
del resto del país. De esta manera, construcciones mediáti-
sociales, culturales, y políticas para expandir la base social de
cas, académicas y oficiales sobre la violencia que niegan la
este GAI. La convocatoria tiene especial éxito entre jóvenes
intervención de actores organizados y el desplazamiento del
universitarios donde estos grupos satélites operaban. Muchos
conflicto armado del campo a la ciudad (Torres Aranguren,
de estos jóvenes serían movilizados a otras regiones del país
2011), son fácilmente interiorizadas por la población capita-
como refuerzos con una formación política más avanzada.
lina, en tanto experimentan diferentes tipos de violencia en
sus barrios o contra sus organizaciones, en su mayoría por
Además, Bogotá fue considerada estratégicamente como la
parte de grupos y bandas con un nivel de organización simple.
“retaguardia urbana” del EPL donde insumos y combatien-
tes podrían ser enviados a los frentes rurales. Este uso es-
Como tal, el conflicto armado en Bogotá se caracterizó por
tratégico no solo coincide con otras guerrillas, sino también
ser de baja intensidad, lo que significa que ninguno de los
con las tácticas de las franquicias paramilitares de los llanos
actores involucrados movilizó grandes contingentes en la
y el Caquetá (Ávila & Núñez, 2010; Bromberg, 2018; Torres
capital (con excepción de las Fuerzas Armadas). Al contrario,
Aranguren, 2011). De esta manera, las “columnas urbanas” del
los diferentes GAI controlaron bandas con niveles de orga-
EPL no funcionaron solo para ejercer presión en el centro
nización más simples para avanzar sus objetivos económicos
político del país, sino que estas organizaciones fueron vitales
y políticos, además de ampliar su base social. De la misma
para la continuación del conflicto en las regiones. Aunque en
manera, grupos de carácter local que no fueron coaptados y
este espacio solo es posible delinear hipótesis basadas en
forzados a ser satélites de las grandes estructuras, ejecutaron
los relatos de exintegrantes del EPL, futuras investigaciones
acciones violentas individualmente; el conflicto en Bogotá se
podrían ahondar en el papel de Bogotá para la continuación
dio paralelamente a las dinámicas delincuenciales típicas de
del conflicto por otros GAI en el país (no solamente insurgen-
una ciudad de grandes dimensiones. Miles de víctimas del
tes).
conflicto armado identifican estas organizaciones intermedias
como las directas responsables de la violencia en la ciudad, El desplazamiento desde las regiones a la capital es proba-
desconociendo proyectos de carácter nacional avanzados blemente una de las áreas más estudiadas sobre el conflicto
por estructuras complejas, debido a cómo experimentan las armado en Colombia. Sin embargo, es común señalar a
relaciones violentas con estos grupos menos complejos. Este actores locales como los directos responsables de la perse-
hecho empírico fortalece las tesis negacionistas del conflicto cución y desplazamiento a civiles, lideresas, y líderes sociales.
armado en la capital, sin embargo, como se deja en evidencia En el relato de la UP recogido en este informe, se puede evi-
en varios de los relatos recogidos por este informe, el conflicto denciar que la persecución a sus miembros en las regiones no
82
se entiende sin incorporar en el análisis las relaciones entre las
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.

comandancias nacionales y las estructuras locales; el flujo de la expansión del conflicto armado característico de la ciudad
información y la sofisticación de las persecuciones cuestiona y confirman su constitución decididamente en los años 80.
la responsabilidad única de las estructuras regionales durante Esta afirmación no niega la existencia de violencias anteriores
el genocidio de dicho partido político. Este relato plantea que a esta década. La evolución histórica del conflicto armado en
es en Bogotá desde donde se despachan las órdenes contra el país desde los años 50 puede entenderse como la antesala
miembros de la UP, así como la información pertinente para la donde se dieron las condiciones imprescindibles para su des-
puesta en marcha de las operaciones, con complicidad de la plazamiento hacia las ciudades.
inteligencia de las fuerzas del Estado. Así, el desplazamiento
El conflicto armado en la capital ha presentado cambios
a la ciudad puede ser entendido no solo como un fenómeno
drásticos en algunas de sus características. El cambio más
de origen regional, sino como una manifestación violenta or-
notorio ha sido el retroceso del sentido político del proceso,
questada en la capital con repercusiones directas en el resto
se abandonaron grandes proyectos de transformación
del país. Esta hipótesis apenas puede ser esbozada en este
estatal por parte muchos de sus actores, lo cual no sugiere
estudio, se requieren futuras investigaciones que profundicen
que la violencia política haya desaparecido del escenario, al
el tema.
contrario, la expansión estatal y la irrupción de la globalización
Por otra parte, el presente informe logra dar algunas luces hacen de sus críticos los blancos predilectos de las fuerzas
sobre dinámicas violentas contra ciertos sectores específicos del estatus quo. Sin embargo, la evolución del conflicto en la
de la población capitalina. Los relatos de la comunidad trans- última década y media presenta similitudes con las “nuevas
género alcanzan a esbozar violencias dirigidas por parte de guerras” o “guerras postnacionales” (Torres Aranguren, 2011).
actores diversos, incluyendo la Fuerza Pública y paramilitares
del sector. Es imperativo identificar cuáles dinámicas explican
En esencia, las “nuevas guerras” se caracterizan por la priva-
por qué esta comunidad ha sido históricamente el objetivo de
tización e informalización de la violencia organizada (debido
actos victimizantes. En la práctica, se requieren más investiga-
a la erosión del monopolio legítimo de la violencia), así como
ciones dirigidas a entender cómo las violencias generadas por
de la asimetría bélica entre los beligerantes, la importancia
el conflicto en la capital han sido dirigidas a grupos específicos,
de los proyectos económicos sobre los políticos (sin un total
más allá de explicaciones simplistas que apelen a la delincuen-
abandono de estos) y la prolongación de la economía de
cia común, el microtráfico, o la intolerancia. En esta misma
guerra, la sustitución de los objetivos contra la sociedad civil,
línea deben ser incluidas las comunidades afrodescendientes
en lugar de las fuerzas adversarias, y por ser fenómenos pri-
e indígenas. Es perentorio aclarar las características de las vio-
mordialmente urbanos (Vásquez, 2008). No obstante, estas
lencias a las que estos grupos han sido sometidos y cómo
tesis deben ser revisadas mediante investigaciones, especial-
se insertan en el desarrollo histórico del conflicto armado en
mente examinando la evolución del Estado colombiano y su
Bogotá. Aunque sectores como el sindicalismo, organizacio-
relación con la privatización de la violencia. En este punto
nes barriales, sociales, y estudiantiles, han sido estudiadas en
es notoria la necesidad de emprender investigaciones con
otros espacios (Torres Aranguren, 2011; United Nations Deve-
datos longitudinales; aún es un tema debatido en el ámbito
lopment Programme (UNDP), 2013), el estado de conocimien-
académico el carácter del conflicto armado en Bogotá y
to sobre cómo el conflicto afectó sus dinámicas en la capital
las herramientas teóricas para analizarlo. Los beneficios de
es aún incipiente.
una labor científica de estas características para la cons-
Por último, esta investigación, recopiló experiencias y testi- trucción de un relato más congruente con la realidad son
monios de diferentes tipologías de violencia en Bogotá y sus evidentes en el presente contexto de postconflicto.
alrededores en las últimas tres décadas -en su mayoría-. Esto
se debe al hecho patente de una selección de entrevistadas
y entrevistados cuyas experiencias están limitadas a años 83
más recientes. Aun así, dichos relatos ofrecen evidencia de
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.
BIBLIOGRAFÍA
• ADE. (2009). Reseña Histórica de la ADE. Bogotá D.C.: ADE.
Obtenido de https://www.adebogota.org/index.php/quienes-so-
mos/historia
• Archila, M. (2012). El movimiento estudiantil en Colombia. Una
mirada histórica. Revista del Observatorio Social de América
Latina, 35.
• Ávila, A., & Núñez, M. (2010). Bogotá Cercada. Revista Arcanos.
• Bejarano, C. M. (2018). CRISIS Y TRANSFORMACIONES DE
LA CENTRAL NACIONAL PROVIVIENDA (CENAPROV) (1995-
2017). Fusagasugá – Cundinamarca: Universidad de Cundina-
marca.
• Benítez, M. L. (2006). El M-19 en el contexto de las guerrillas en
Colombia. Sociedad y Economía, 10, 157–188.
• Bromberg, P. (2018). Bogotá, del preconflicto al postconflicto:
violencia urbana (1980-2012). In Violencia en Cinco Ciudades
Colombianas, a finales del siglo XX y comienzos del siglo XXI
(Primera ed, p. 811). Universidad Autónoma de Occidente.
• Centro Nacional de Memoria Histórica. (2018). Todo pasó frente
a nuestros ojos. El genocidio de la Unión Patriótica 1984-2002.
• Cepeda Castro, I. (2006). Genocidio político: el caso de la Unión
Patriótica. Revista Cejil Debates sobre Derechos Humanos y el
Sistema Interamericano, 12.
• Charria, A. (2017). Bogotá y el conflicto armado | EL ESPECTA-
DOR. https://www.elespectador.com/opinion/bogota-y-el-con-
flicto-armado-columna-714193/
• Corporación Nuevo Arco Iris, (. (2008). 2008 EN QUÉ ESTA LA
GUERRA. Revista Arcanos, 100.
• Corporación Nuevo Arco Iris. (1996). https://www.arcoiris.
com.co/. Obtenido de DESDE SUS INICIOS EN 1996, NUEVO
ARCO IRIS: https://www.arcoiris.com.co/quienes-somos/
• Cruz Rodríguez, E. (2012). La MANE y el paro nacional universi-
tario de 2011 en Colombia. Bogotá D.C.: Universidad Nacional.
• Duncan, G. (2005). Del campo a la ciudad en Colombia: la infil-
tración urbana de los señores de la guerra. Uniandes.
• Duncan, G. (2015). Los señores de la guerra. Debate.
• Echandia, C. (2000). El conflicto armado colombiano en los
años noventa: cambios en las estrategias y efectos económi-
cos. Revista Colombiana Internacional, 121.
• Erazo Arias, N. (2018). Valoración de Empresa de Telecomunica-
ciones de Bogotá. Bogotá D.C.: Universidad de los Andes.
• Forero, C. (2006). De las aulas a las urnas: la Universidad del
Rosario, la séprima papeleta y la constituyente de 1991. Bogo-
toá D.C.: Universidad del Rosario.
• Gallego, C. M. (2008). FARC-EP Notas para una historia po-
lítica 1958-2006. Universidad Nacional de Colombia, Bogotá:
Universidad Nacional de Colombia.
• Gerdts, A. (2009). Actividad sindical en Colombia,sinónimo de
muerte, exilio y desarraigo. Bogotá D.C.: Papeles de relaciones
ecosociales y cambio global, N.º 108 2009, pp. 101-107.
84 • Gómez, G. S. (1990). Guerra y política en la sociedad colombia-
na. Análisis Político, 11, 7–27.
• Grajales, J. (2017a). Gobernar en medio de la violencia. Editorial
Universidad del Rosario.
• Grajales, J. (2017b). Private Security and Paramilitarism in Co-
lombia: Governing in the Midst of Violence. Journal of Politics in
Latin America, 9(3), 27–48.
• Grupo de Memoria Histórica, G. M. H. (2013). ¡ Basta ya!
Colombia: Memorias de guerra y dignidad. Centro Nacional de
Memoria Histórica Bogotá.
• Guerrero, F. C. (2014). Corriente de Renovación Socialista: 20
años de un proceso de reinserción política. Bogotá D.C.: Corpo-
ración Nuevo Arco Iris.
• León Palacios, P. C. (2018). El M-19 y la subversión cultural bo-
gotana en los setenta: el caso de la revista Alternativa. Anuario
Colombiano de Historia Social y de la, pp. 189-211.
• Luna Navarro, I. M. (2018). REPARACIÓN COLECTIVA ESTU-
DIO DE CASO DE LA RED NACIONAL DE INICIATIVAS CIU-
DADANAS POR LA PAZ Y CONTRA LA GUERRA “REDEPAZ”.
Bogotá D.C.: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS.
• Medina, M. (1989). BASES URBANAS DE LA VIOLENCIA EN
COLOMBIA: 1945-1950 1984-1988. Historia Crítica, 1, 20–32.
• Muñoz Sánchez, C. M. (2019). Redepaz y la cooperación des-
centralizada en la construcción de la paz sostenible. Bogotá
D.C.: Universidad de la Salle.
• Naranjo Botero, M. E. (2014). Provivienda: protagonista de la
colonización popular en Colombia. Bogotá D.C.: Universidad
Nacional de Colombia.
• Naranjo Botero, M. E. (2017). Colonos, comunistas, alarifes y
fundadores en Colombia: una historia de la Central Nacional
Provivienda CENAPROV (1959-2016). Bogotá D.C.: Universidad
Nacional.
• Narváez Jaimes, G. (2012). La Guerra Revolucionaria del M-19.
Bogotá D.C.: Universidad Nacional de Colombia.
• Neira, M. A. (1997). El Frente Nacional: una historia de ene-
mistad social. Anuario Colombiano de Historia Social y de La
Cultura, 24, 189–215.
• Neira, M. A. (2003). Idas y venidas, vueltas y revueltas: Protes-
tas sociales en Colombia 1958-1990. CADERNOS IPPUR, 141.
• Neira, M. A. (2006). Los movimientos sociales y las paradojas de
la democracia en Colombia. Revista Controversia, 186, 10–32.
• Ocampo Gaviria, J. A., & Romero Baquero, C. A. (2018). La
Búsqueda, Larga e Inconclusa, de un Nuevo Modelo. In J. A.
Ocampo Gaviria (Ed.), Historia Económica de Colombia (Cuarta
edi, pp. 293–372). Fondo de Cultura Económica.
• Ocampo Gaviria, J. A., Bernal Ramírez, J., Avella Gómez, M., &
Errázuriz Cox, M. (2018). Industrialización e Intervencionismo
Estatal. In J. A. Ocampo Gaviria (Ed.), Historia Económica de
Colombia (Carta edic, pp. 231–292). Fondo de Cultura Econó-
mica.
• Pabon, W. (2020). La Región de Sumapaz y la Guerra Irregular
en Colombia. Violencia Política 1948-2008. Revista de Historia
y Política, Ciencia Nueva., 133-149.
• Peña, C. (1997). La guerrilla resiste muchas miradas: el creci-
miento de las Farc en los municipios cercanos a Bogotá: caso
del Frente en Cundinamarca. Análisis Político, 32, 81–101.
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.

• Piñeros Santamaría, D. C. (2010). TRANSFORMACIONES DEL

BARRIO SANTA FE EN LA CIUDAD DE BOGOTÁ. Bogotá D.C.:
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA.
• Pulido, O. (2008). La Federación Colombiana de Educadores
(FECODE) y la lucha por el derecho a la educación. El Estatuto
Docente. Buenos Aires: Laboratorio de Políticas Públicas.
• Restrepo, C. M. P. (2013). Resituar la ciudad: conflicto violento y
paz. Análisis Político, 26(77), 3–38.
• Rojas, S. M. (2010). LOCALIDAD USME DIAGNÓSTICO LOCAL
DE SALUD CON PARTICIPACIÓN SOCIAL . Bogotá D.C.: Alcal-
dia Mayor de Bogotá.
• Romero, M. (2014). Desplazamiento Forzado Intraurbano y
Soluciones Duraderas Vol. II Bogotá, Cúcuta y Quibdó. Bogotá
D.C.: CODHES.
• Sindical, E. N. (24 de agosto de 2008). https://verdadabierta.
com. Obtenido de https://verdadabierta.com/21-anos-de-asesi-
natos-a-sindicalistas/
• SINTRATELÉFONOS. (8 de febrero de 2021). Sintrateléfonos,
una organización sindical de puertas abiertas. SINTRATELÉFO-
NOS, pág. 2.
• Tobón Sanín, G. (2020). Estado, Política y Economía en Colom-
bia (Tercera ed). Librería Señal Editora.
• Toro, J. J. (2016, March 16). Así fue el paro de 1977, el más gran-
de (y violento) de la historia de Colombia. PACIFISTA https://
pacifista.tv/notas/asi-fue-el-paro-de-1977-el-mas-grande-y-
violento-de-la-historia-de-colombia/
• Torres Aranguren , I. (2011). Conflicto Armado, Crimen Organi-
zado y Disputas por la Hegemonía en Soacha y el Sur Bogotá.
- Pontificia Universidad Javeriana.
• Torres Carrillo, A. (2013). La ciudad de la sombra: Barrios y lu-
chas populares en Bogotá 1950-1977. Bogotá D.C: Universidad
Piloto de Colombia.
• United Nations Development Programme (UNDP). (2013). Ac-
knowledging the Past, Building the Future. Report on Violence
Against Trade Unionists and Unionized Workers, 1984-2011.
United Nations Development Programme (UNDP).
• Voz, S. (2018). Declaración del primer encuentro nacional de la
Unión Nacional de Estudiantes de Educación Superior, Unees.
VOZ, 4.
• Zúñiga Romero, M. (2012). El declive del sindicalismo en Colom-
bia y sus consecuencias frente al conflicto colectivo. Revista
de Derecho Universidad del Norte, pp. 189-213.

85
 Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.

NOTAS

86
Construcción Transformadora
de la Verdad en Bogotá D.C.

87
I n f o r m e p a r a l a C o m i s i ó n d e l a Ve r d a d s o b r e l a s ex p e r i e n -
cias del conflicto armado en la ciudad de Bogotá, D.C. y
sus alrededores.

© Redepaz es la Red Nacional de Iniciativas Ciudadanas

por la Paz y contra la Guerra que articula las experiencias
y prácticas que múltiples agentes sociales desarrollan en
las dimensiones local, interlocal, regional y nacional.
Somos un escenario abierto para el encuentro y coopera-
ción entre personas, grupos, y organizaciones para propo-
ner iniciativas, desarrollar prácticas y acompañar proce-
sos para contribuir a la construcción de una paz estable y
duradera en Colombia. Así como el proceso dinámico para
el fortalecimiento y posicionamiento coordinado de expre-
siones civiles de reconciliación. https://redepaz.org.co/