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FACULTAD DE CIENCIAS DE LA CONSTRUCCION

Y ORDENAMIENTO TERRITORIAL
ESCUELA DE INGENIERIA CIVIL EN OBRAS CIVILES

TRABAJO INVESTIGACION
PLANTAS DESALADORAS

INDICE
I. Introducción

Históricamente el agua se nos ha presentado como un recurso escaso y a la vez fundamental


para el desarrollo del ser humano y de las actividades que este ejecuta tanto en el plano
doméstico como productivo. La razón fundamental de dicha escasez radica en que pese a que
tres cuartas partes del planeta están cubiertas de agua, solo un 2,5% del total de dicha agua
corresponde a agua dulce y, más aún, el 70% de esa agua dulce se encuentra en estado de
congelación. De lo anterior se sigue que solo un porcentaje muy reducido del total de agua
disponible sea útil para el consumo humano y para la actividad productiva, el uso de la
mayoría del recurso hídrico debe descartarse por encontrarse congelado o por contener altas
concentraciones de sal y otros minerales que no permiten su consumo ni en la mayoría de los
casos, la posibilidad de ser utilizado en la actividad productiva industrial. Con el inicio del
proceso de industrialización y formación de las grandes ciudades, el agua pasó a ser una
variable fundamental de las políticas de estado de toda nación, con el paso de los años, la
situación no ha variado sustancialmente y toda política seria y responsable de sustentabilidad
y desarrollo considera el agua como un elemento esencial para la existencia del ser humano
y el desarrollo de actividad productiva e industrial. Como era de esperar, Chile no ha estado
exento de la problemática de la escasez de agua, cuestión que ha llegado a niveles críticos si
se considera el hecho que gran parte de la zona norte de nuestro país está cubierta por el
desierto más árido del planeta, pero a la vez, el más rico en recursos minerales, que
necesariamente requieren de agua para la aplicación de los procesos que permiten su
explotación. El surgimiento de la minería como una de las principales actividades industriales
de Chile, ha desencadenado en un creciente y sostenido desarrollo económico y social en la
zona norte del país. Ciudades como Antofagasta, Calama y Copiapó han visto incrementar
su densidad demográfica de manera directamente proporcional a la implementación de
grandes proyectos mineros. En definitiva, la principal actividad industrial de nuestro país se
ha encontrado con un escenario adverso en donde no se ha logrado resolver ni garantizar el
suministro de un elemento esencial para la actividad minera como lo es el agua, prueba de
esto es que los principales ríos del norte grande y sus afluentes han sido declarados como
agotados por la Dirección General de Agua, impidiendo que sobre ellos se pueden constituir
nuevos derechos de agua. En este contexto, el uso y manejo del recurso hídrico en la zona
norte del país se ha posicionado como un elemento fundamental en la tarea de continuar con
la actividad minera y proyectar su desarrollo de manera eficiente y responsable.

I. Introducción

Históricamente el agua se nos ha presentado como un recurso escaso y a la vez fundamental


para el desarrollo del ser humano y de las actividades que este ejecuta tanto en el plano
doméstico como productivo. La razón fundamental de dicha escasez radica en que pese a que
tres cuartas partes del planeta están cubiertas de agua, solo un 2,5% del total de dicha agua
corresponde a agua dulce y, más aún, el 70% de esa agua dulce se encuentra en estado de
congelación. De lo anterior se sigue que solo un porcentaje muy reducido del total de agua
disponible sea útil para el consumo humano y para la actividad productiva, el uso de la
mayoría del recurso hídrico debe descartarse por encontrarse congelado o por contener altas
concentraciones de sal y otros minerales que no permiten su consumo ni en la mayoría de los
casos, la posibilidad de ser utilizado en la actividad productiva industrial. Con el inicio del
proceso de industrialización y formación de las grandes ciudades, el agua pasó a ser una
variable fundamental de las políticas de estado de toda nación, con el paso de los años, la
situación no ha variado sustancialmente y toda política seria y responsable de sustentabilidad
y desarrollo considera el agua como un elemento esencial para la existencia del ser humano
y el desarrollo de actividad productiva e industrial. Como era de esperar, Chile no ha estado
exento de la problemática de la escasez de agua, cuestión que ha llegado a niveles críticos si
se considera el hecho que gran parte de la zona norte de nuestro país está cubierta por el
desierto más árido del planeta, pero a la vez, el más rico en recursos minerales, que
necesariamente requieren de agua para la aplicación de los procesos que permiten su
explotación. El surgimiento de la minería como una de las principales actividades industriales
de Chile, ha desencadenado en un creciente y sostenido desarrollo económico y social en la
zona norte del país. Ciudades como Antofagasta, Calama y Copiapó han visto incrementar
su densidad demográfica de manera directamente proporcional a la implementación de
grandes proyectos mineros. En definitiva, la principal actividad industrial de nuestro país se
ha encontrado con un escenario adverso en donde no se ha logrado resolver ni garantizar el
suministro de un elemento esencial para la actividad minera como lo es el agua, prueba de
esto es que los principales ríos del norte grande y sus afluentes han sido declarados como
agotados por la Dirección General de Agua, impidiendo que sobre ellos se pueden constituir
nuevos derechos de agua. En este contexto, el uso y manejo del recurso hídrico en la zona
norte del país se ha posicionado como un elemento fundamental en la tarea de continuar con
la actividad minera y proyectar su desarrollo de manera eficiente y responsable.

I. Introducción

Históricamente el agua se nos ha presentado como un recurso escaso y a la vez fundamental


para el desarrollo del ser humano y de las actividades que este ejecuta tanto en el plano
doméstico como productivo. La razón fundamental de dicha escasez radica en que pese a que
tres cuartas partes del planeta están cubiertas de agua, solo un 2,5% del total de dicha agua
corresponde a agua dulce y, más aún, el 70% de esa agua dulce se encuentra en estado de
congelación. De lo anterior se sigue que solo un porcentaje muy reducido del total de agua
disponible sea útil para el consumo humano y para la actividad productiva, el uso de la
mayoría del recurso hídrico debe descartarse por encontrarse congelado o por contener altas
concentraciones de sal y otros minerales que no permiten su consumo ni en la mayoría de los
casos, la posibilidad de ser utilizado en la actividad productiva industrial. Con el inicio del
proceso de industrialización y formación de las grandes ciudades, el agua pasó a ser una
variable fundamental de las políticas de estado de toda nación, con el paso de los años, la
situación no ha variado sustancialmente y toda política seria y responsable de sustentabilidad
y desarrollo considera el agua como un elemento esencial para la existencia del ser humano
y el desarrollo de actividad productiva e industrial. Como era de esperar, Chile no ha estado
exento de la problemática de la escasez de agua, cuestión que ha llegado a niveles críticos si
se considera el hecho que gran parte de la zona norte de nuestro país está cubierta por el
desierto más árido del planeta, pero a la vez, el más rico en recursos minerales, que
necesariamente requieren de agua para la aplicación de los procesos que permiten su
explotación. El surgimiento de la minería como una de las principales actividades industriales
de Chile, ha desencadenado en un creciente y sostenido desarrollo económico y social en la
zona norte del país. Ciudades como Antofagasta, Calama y Copiapó han visto incrementar
su densidad demográfica de manera directamente proporcional a la implementación de
grandes proyectos mineros. En definitiva, la principal actividad industrial de nuestro país se
ha encontrado con un escenario adverso en donde no se ha logrado resolver ni garantizar el
suministro de un elemento esencial para la actividad minera como lo es el agua, prueba de
esto es que los principales ríos del norte grande y sus afluentes han sido declarados como
agotados por la Dirección General de Agua, impidiendo que sobre ellos se pueden constituir
nuevos derechos de agua. En este contexto, el uso y manejo del recurso hídrico en la zona
norte del país se ha posicionado como un elemento fundamental en la tarea de continuar con
la actividad minera y proyectar su desarrollo de manera eficiente y responsable.

I. Introducción

Históricamente el agua se nos ha presentado como un recurso escaso y a la vez fundamental


para el desarrollo del ser humano y de las actividades que este ejecuta tanto en el plano
doméstico como productivo. La razón fundamental de dicha escasez radica en que pese a que
tres cuartas partes del planeta están cubiertas de agua, solo un 2,5% del total de dicha agua
corresponde a agua dulce y, más aún, el 70% de esa agua dulce se encuentra en estado de
congelación. De lo anterior se sigue que solo un porcentaje muy reducido del total de agua
disponible sea útil para el consumo humano y para la actividad productiva, el uso de la
mayoría del recurso hídrico debe descartarse por encontrarse congelado o por contener altas
concentraciones de sal y otros minerales que no permiten su consumo ni en la mayoría de los
casos, la posibilidad de ser utilizado en la actividad productiva industrial. Con el inicio del
proceso de industrialización y formación de las grandes ciudades, el agua pasó a ser una
variable fundamental de las políticas de estado de toda nación, con el paso de los años, la
situación no ha variado sustancialmente y toda política seria y responsable de sustentabilidad
y desarrollo considera el agua como un elemento esencial para la existencia del ser humano
y el desarrollo de actividad productiva e industrial. Como era de esperar, Chile no ha estado
exento de la problemática de la escasez de agua, cuestión que ha llegado a niveles críticos si
se considera el hecho que gran parte de la zona norte de nuestro país está cubierta por el
desierto más árido del planeta, pero a la vez, el más rico en recursos minerales, que
necesariamente requieren de agua para la aplicación de los procesos que permiten su
explotación. El surgimiento de la minería como una de las principales actividades industriales
de Chile, ha desencadenado en un creciente y sostenido desarrollo económico y social en la
zona norte del país. Ciudades como Antofagasta, Calama y Copiapó han visto incrementar
su densidad demográfica de manera directamente proporcional a la implementación de
grandes proyectos mineros. En definitiva, la principal actividad industrial de nuestro país se
ha encontrado con un escenario adverso en donde no se ha logrado resolver ni garantizar el
suministro de un elemento esencial para la actividad minera como lo es el agua, prueba de
esto es que los principales ríos del norte grande y sus afluentes han sido declarados como
agotados por la Dirección General de Agua, impidiendo que sobre ellos se pueden constituir
nuevos derechos de agua. En este contexto, el uso y manejo del recurso hídrico en la zona
norte del país se ha posicionado como un elemento fundamental en la tarea de continuar con
la actividad minera y proyectar su desarrollo de manera eficiente y responsable.

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