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MEDITA Y ALCANZA TU LIBERTAD FINANCIERA

En el encuentro circunstancial con mi amigo Juan Carlos del colegio, después


de escucharlo largamente, momentos más tarde empecé a meditar y me dije
a mismo: Me educaré financieramente, y esa idea fue un impulso de
pensamiento determinante que albergué en mi mente como propósito
importante y definitivo para lograr un cambio en mi vida financiera.
Después que comencé con mi educación financiera y a medida que iba
transcurriendo el tiempo, no me dije a mi mismo: Bueno, ¿y para qué?
Supongo que en algún momento cambiaré de idea y seguiré conformándome
como empleado público desempeñándome como auxiliar de educación, sino
por el contrario me dije: Me educaré lo más que pueda y llegaré salir de la
pobreza, aunque me muera en el empeño. Estaba obsesionado que deseaba
con tal fuerza cambiar mi vida financiera que a la postre lo logré,
demostrándome a mí mismo que la persona puede meditar y salir de la
indigencia si así lo desea.
Como ya lo dije antes, tu mayor inversión es el conocimiento, y ese
conocimiento definitivo de cómo salir de la pobreza lo adquirí de que un
invisible impulso del pensamiento puede transformarse en recompensas
materiales mediante la aplicación de principios conocidos. Siendo empleado
público empecé a copiar el modo de pensar de la gente rica, me imaginaba a
menudo poseedor de un gran patrimonio y una gran holgura económica,
pero en realidad no tenía nada excepto la capacidad de saber lo que quería y
la determinación de ceñirme a mi deseo hasta conseguirlo.
En el camino a la obtención de mi independencia financiera tuve muchos
fracasos y estuve derrotado temporalmente que me sentí tentado a
“abandonar” no obstante ese impulso de pensamiento y firme propósito de
querer cambiar mi detestable realidad financiera impidió que abandonara.
Como podrás darte cuenta amigo lector, un ardiente deseo y la
persistencia son elementos imprescindibles para alcanzar propósitos que se
quieren lograr en la vida.

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