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A lo largo de 3 miles de años, se desarrolló a orillas del enorme flujo de agua Nilo una de las culturas más

brillantes de la antigüedad. Las fértiles riberas del Nilo, que daban frutos sin apenas esfuerzo, han permitido a
los de Egipto desarrollar otras ocupaciones más allá del trabajo agrícola.

A partir de la unificación de los pequeños reinos que habían en el Nilo alrededor del 3100 a.C., Egipto vivió
gobernado por la figura semidivina del faraón.

Las fronteras del Antiguo Egipto se extendieron más allá del Nilo, alcanzando el Éufrates y el sur de la
presente Turquía.

Pirámides, tumbas y templos

Aunque las pirámides son, posiblemente, el componente arquitectónico más habitual de Egipto, no fueron
comunes en su instante de máxima plenitud.

La religión era un aspecto que permeaba en todos los puntos de la vida en el Antiguo Egipto.

Más allá de inmuebles funerarios como las tumbas y las pirámides, la arquitectura de Egipto resaltó por sus
gigantes templos.

En varios de dichos templos pudimos encontrar otro de los aspectos más peculiares de la cultura del Antiguo
Egipto, la escritura jeroglífica.

Los jeroglíficos, aunque fueron en origen la primera forma de escritura en Egipto, terminaron siendo
sustituidos en la vida diaria por otros sistemas más primordiales y quedaron reservados para las iglesias y los
monumentos.

Agricultura y comercio

El Antiguo Egipto basó su economía en la agricultura, valiéndose de la extraordinaria fertilidad de su


territorio.

El negocio de estas materias primas y productos manufacturados, además del tráfico de esclavos, fueron otro
de los pilares de la economía del Antiguo Egipto.

Desde el siglo VII a.C., Egipto irá perdiendo poder y va a ser invadido por diferentes imperios, aunque
seguirá conservando sus construcciones clásicos y el poder del faraón.

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