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1. El tigre- Musicanimal
El tigre sarnoso
En Bucaramanga
Con los días, se hizo notoria la sarna que padecía el Tigre. Y no era
ciertamente un Tigre viejo, sino joven, fuerte, buen cazador, magnífico
proveedor. Antes, salía todas las mañanas y no retornaba a su cubil mientras
no traía consigo una buena presa para los suyos.
Pero ahora, el Tigre no salía. Con la sarna, una fiebre intensa lo estaba
consumiendo. Además, tenía dignidad. No quería que lo vieran los otros
animales de la selva en ese estado lamentable. Y la sarna avanzaba. El Tigre
se rascaba y gruñía. Su compañera también empezó a gruñir de un modo
hostil y a enseñarle los colmillos. Sus hijos buscaban el sitio más apartado de
la cueva, lejos del padre, que se rascaba, se rascaba y se lamía, y se lamía.
Cuando el hermoso pelo del Tigre empezó a caerse, junto con costras
blanquecinas y aparecieron muchos puntos de sangre en su cuerpo, la
compañera montó en cólera e increpó al sarnoso:
Muy pronto, la selva entera se dio cuenta de que el Gran Tigre estaba enfermo
de sarna. ¡Sarna! Los monos fueron los primeros en propalar la noticia de
árbol en árbol. Luego las garzas alzaron el vuelo y también gritaron desde lo
alto:
Su compañera tuvo que salir a cazar para los hijos y los animales
cuchicheaban:
-II-
El Tigre, ya casi pelado y sangrante, yacía al tercer día lamiendo
pacientemente sus llagas purulentas, cuando se le presentó el Creador, en
medio de dos inmensas rocas.
–Tigre –le dijo con su voz potente–, yo puedo curarte, si tú lo quieres. Eres
valiente y sabes sufrir la adversidad. Mereces ser curado de tu sarna.
Este "¡Yo lo quiero!" lo pronunció el Creador con voz que resonó en las
montañas y se proyectó hacia la jungla como un trueno. Luego desapareció,
entre un relámpago enceguecedor.
La noche cayó y el Tigre durmió aliviado. Al día siguiente, con el sol luminoso,
el cielo azul y el verde de mil tonos de la selva, el Tigre, curado, descendió,
paso a paso, de la rocosa montaña. Sus manchas negras, rojas y amarillas
brillaban hermosas en su abundante pelo, otra vez lustroso. Sus bigotes
estaban erectos y su mirada brillaba. Proyectaba las orejas hacia atrás,
desafiante, sereno.
-III-
La selva en masa asistió al espectáculo de un "nuevo" Tigre, que, ágil como
nunca, asechó y apresó una cervatilla, rompiéndole el frágil cuello. La dejó a
un lado y enfrentó a un orgulloso toro salvaje, que no creía que el Tigre,
convalesciente, pudiese vencerlo. El Tigre le rompió la yugular de una sola y
fuerte dentellada y el toro salvaje agonizó, desangrándose sorprendido.
Después, el Tigre fue al abrevadero. Bebió agua hasta saciarse y sacó con sus
garras tres grandes peces. Rugió hacia la selva y se volvió a todos los
animales, que, congregados y muy juntos, le miraban atónitos y paralizados
por el temor y la sorpresa.
Desde entonces, el Tigre, que había tenido sarna y curó en tres días, fue Rey,
aun sobre el mismo León. fue Rey, porque representaba a Su Majestad el
Miedo.