El comercio internacional participa en una estrategia más amplia para incrementar
la capacidad productiva de un país y para aumentar la prosperidad de sus ciudadanos. Facilita la disponibilidad de tecnología, los conocimientos técnicos, los productos y los servicios. Aumenta las opciones de productos y servicios a costos más bajo. Pero los mercados abiertos requieren inversiones paralelas en capital humano (educación, salud y nutrición) y en infraestructura física acceso al crédito y asistencia técnica, así como redes de protección social y políticas para promover la estabilidad.
Las corrientes en la evolución del comercio dieron pie a la continua interacción de
los mercados, para que posteriormente a las guerras mundiales, sentar las bases de la mayor integración e interdependencia de los mercados que los países hayamos vivido en la historia; hoy en día, y gracias a las herramientas telemáticas de comercio electrónico, en segundos conseguir lo que a veces tardaba meses, acortando los tiempos y las distancias,
El gran reto es la armonización de los mercados laborales y regulatorios para que
también logremos transferir los mecanismos de organización social que han logrado generar bienestar en los países más aventajados tecnológicamente. La relación entre mayor libertad económica y desarrollo es irrefutable.