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Trabaj o present ado en el 4° Encuent ro Lat inoam er ica no de Terapeut as Ericksonianos

Mayo de 2003, Cuernavaca, México

La Te r a pia Er ick son ia n a En Un M u n do Posm ode r n o:


H a cia Un a Psicot e r a pia Er ick son ia n a I n t e gr a t iva

Ps. Mario Pacheco León


I nst it ut o Milt on H. Erickson de Sant iago de Chile
Cent ro Para el Desarrollo de la Psicot erapia Est rat égica Breve

La convocat oria para est e 4° Encuent r o fue “ La Psi cot erapia Ericksoniana en Am érica
Lat ina, hoy. ¿Qué est am os haciendo?” En est a Conferencia expondré el m arco concept ual en el
cual se encuadra el t rabaj o docent e y clínico que est am os realizando en nuest ro I nst it ut o en
Sant iago.
Al igual que com o puede haberles sucedido a m uchos de ust edes, a m ediados de la
década de los años ’80, conocim os el t rabaj o de Milt on Erickson a t ravés de las hist orias de
t erapia narradas por el prim ero de sus difusores, Jay Haley, en su ya legendaria Terapia No
Convencional. 1 En ese volum en, el narrador se encarga de m ost r arnos cóm o Erickson desarrolló
una t erapia inusual: inusual por los m ét odos usados y la brevedad de los t rat am ient os.
En esa t erapia, el t erapeut a asum e un rol act ivo en un proceso t erapéut ico dirigido hacia
m et as ( propuest as por el m ism o Erickson) , y en donde ést e se las ingenia para influenciar de
dist int os m odos a esos client es para el alcance de esas m et as. Ent re esos m edios ingeniosos,
Haley- el- narrador dest aca el uso de la hipnosis; y aunque Haley no explica cóm o se consigue
esa hipnosis, se hace obvio en esas hist orias que ése es un ingredient e que hace una diferencia
que posibilit a el alcance del éxit o t erapéut ico.
Es evident e que Haley, com o narrador, t uvo suficient e éxit o com o para m ot ivar a un
sinnúm ero de t erapeut as para que se int eresaran en aprender esa “ nueva” t erapia. En Sant iago
de Chile –form ados en la t radición t erapéut ica propia de los años ’70 y los ’80, que deposit a el
éxit o de la t erapia en un t erapeut a expert o, sus t eorías y sus t écnicas– nos abocam os al est udio
sist em át ico de la “ hipnosis indirect a” de Erickson y a la replicación de sus t écnicas. Nos
fam iliarizam os con la j erga y las “ t écnicas ericksonianas” a t ravés del est udio de las
publicaciones de la segunda generación de difusores de Erickson: Ernest Rossi, Jeffrey Zeig,
Carol y St ephen Lankt on, St ephen Gilligan y Michael Yapko, ent re ot ros.

1
Haley, J. ( 1980a) Terapia no convencional. Las t écnicas psiquiát ricas de Milt on H. Erickson. Am orrort u
Edit ores, Buenos Aires
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Tam bién com enzam os a est udiar las t erapias fam iliares desarrollada por el m ism o Haley,
y por el MRI de Palo Alt o, las cuales est aban em parent adas con el t rabaj o de Erickson; aunque
era ext raño que esos aut ores no hicieran referencia a la fam osa “ hipnosis ericksoniana” .
Dedicam os m uchas horas al desarr ollo de habilidades en el lenguaj e indirect o de
Erickson, probam os diversas form as para llevar a los pacient es a la ex periencia hipnót ica,
experim ent am os con los fenóm enos hipnót icos y asum im os resuelt am ent e un rol direct ivo en los
procesos de t erapia; puest o que nos est ábam os convirt iendo en t erapeut as est r at égicos.
Sin em bargo, y a m edida que nos avent urábam os cada vez m ás en las t erapias breves
que habían recibido la influencia del pensam ient o de Erickson –MRI y Terapia cent rada en
soluciones de Milwaukee–, ese m undo era aj eno respect o al m undo de la “ hipnosis” que ya nos
era fam iliar.
Era evident e, ent onces, que la renuencia a sist em at izar del propio Erickson y que al
parecer había cont agiado t am bién a la segunda generación de narradores, se nos había
convert ido en un problem a.
Problem a, porque en nuest ro I nst it ut o se produj o un verdadero cism a respect o a los
obj et ivos y m ét odos que dist inguían a una t erapia en la t radición ericksoniana. Nos dividim os en
aquellos que est ábam os m ás enfocados en el m undo de la “ hipnosis” , y los que sent ían una
afinidad personal por el aspect o est r at égico o, com o lo habían definido Nardone y Wat zlawick 2 , la
“ hipnot erapia [ ericksoniana] sin t rance” .
No cabe duda que en nuest ro dev enir por el m undo de las narraciones acerca de
Erickson nos est aba ocur riendo un fenóm eno sobr e el cual de Shazer escribió en 1991 3 , “ Gran
part e de las descripciones del t rabaj o de Erickson exam ina con excesivo det allism o est as
herram ient as [ t rance e hipnosis] , de m odo que la consideración at ent a de la cort eza del árbol le
hace per der de vist a los principios im plícit os en la t ot alidad del bosque. El int erés por las
t écnicas hipnót icas de Erickson oscurece su em pleo de la hipnosis. La hipnosis se parece m ás a
la novocaína que a la ext racción de una m uela. La novocaína sola no desprende la m uela, y por
ot ra part e la m uela podría ext raerse sin ut ilizar novocaína.” ( p. 31)
Algunos de nosot ros, y especialm ent e quien les habla, nos int eresam os en la segunda
m it ad de los años ’90 en sist em at izar lo que sabíam os, int egrándolo con las sist em at izaciones de
la segunda generación de narradores de Erickson. El obj et ivo que anim ó ese t rabaj o fue la
búsqueda de crit erios que nos guiaran en la elección de enfoques –hipnót ico o no hipnót ico
form al ( hipnot erapia sin t rance) – para el abordaj e de los diversos problem as de nuest ros
consult ant es. La lect ura sist em át ica de las narraciones t erapéut icas del m ism o Erickson y de sus
narradores de prim era y segunda generación no fue de gran ayuda en esa t ar ea; puest o que er a
realm ent e difícil encont rar paut as que guiaran el proceder del t erapeut a. Tam poco fueron de

2
Nardone, G. y Wat zlawick, P. ( 1992) El art e del cam bio. Manual de t erapia est rat égica e hipnot erapia sin
t rance. Ed. Herder, Bar celona
3
de Shazer , S. ( 1991) Claves para la solución en t erapia breve. Ed. Paidós, Bar celona
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ayuda los crit erios diagnóst icos desar rollados por Zeig y Yapko 4 para la form ulación de una
t erapia hecha a m edida.
Aunque sabíam os que había paut as en el t rabaj o de Erickson, y que habían sido
desent rañadas por los narradores de prim era y segunda generación; el m ism o Erickson nos
confundía al abordar problem as sim ilares con abordaj es t erapéut icos t ot alm ent e dist int os.
A part ir del año ’97, com enzam os un nuevo proyect o en un gr upo de est udios: ¿cóm o
int egrar coherent em ent e los aport es del m undo de la hipnot erapia de Erickson, con los aport es
de la t erapia est rat égica del MRI y la t erapia cent rada en soluciones del grupo de Milw aukee? En
esas conver saciones acer ca de la t eoría de la t erapia breve, y el est udio y supervisión de casos
clínicos, com enzam os a percat arnos que t ant o desde el enfoque del MRI y del grupo de
Milwaukee, podíam os ext raer guías út iles para la const rucción de conver saciones t erapéut icas,
las cuales nos apart aban de las t écnicas para cent r arnos en variables com o la m ot ivación de los
client es que buscaban t er apia, y sus est ilos personales para el diseño y la ent rega de t areas
t erapéut icas. Sin em bargo, ese t rabaj o que se prolongó hast a principios del año 2000, t am poco
nos ent regó t odas las pist as que necesit ábam os.
El result ado de nuest ro esfuerzo fue present ado prelim inarm ent e en el 1er Encuent ro
Ericksoniano efect uado en Mendoza en Mayo del año 2000, baj o el t ít ulo “ Sist em at ización de una
Modalidad de Terapia Est rat égica en un Cent ro de Salud Ment al en Pudahuel, Sant iago de Chile:
Report e de una Experiencia Clínica, Años 1997- 1998.” 5
En esa m ism a época t am bién se nos hizo evident e que la form a en que veníam os
enseñando el enfoque de Erickson a nuest ros alum nos en Sant iago –y que era concordant e con
el Proyect o pat rocinado por la Milt on H. Erickson Foundat ion para hom ologar la form ación de
t erapeut as en los dist int os I nst it ut os Milt on H. Erickson en el m undo– no posibilit aba que
nuest ros alum nos int egraran las habilidades desarr olladas en el aprendizaj e de la hipnosis con el
diseño de una t erapia individualizada para cualquier t ipo de pacient e o problem a. Asim ism o, si
acept am os la visión que t enía Erickson de la form ación de problem as hum anos –la cual es
sim ilar a la asum ida en el MRI 6 –, ¿cóm o vinculábam os esa post ura con los t rabaj os de aut ores
post eriores com o Rossi que han privilegiado la m irada de las variables int rapersonales por sobr e
las int erpersonales en el t rabaj o t erapéut ico?
El análisis de nuest ro pr ogram a de form ación, al igual que el enviado a los dist int os
I nst it ut os, m uest ra que ést e est aba cent rado fundam ent alm ent e en el desarr ollo de habilidades
para la inducción y m ant ención del t rance hipnót ico, y su aplicación a algunos problem as clínicos
m ás frecuent es. Sin em bargo, ese Program a er a carent e de fundam ent os epist em ológicos,
principios unificadores e int egración con los desarrollos recient es de la invest igación en
psicot erapia.
Un art ículo que nos aport ó pist as y sir vió aun m ás com o fundam ent o para la revisión de
nuest ro program a docent e, fue “ Hipnosis Ericksoniana: Una revisión de los dat os em píricos” , de

4
Yapko, M.D. ( 1988) When Living Hurt s. Dir ect ives for Treat ing Depression. New York: Brunner/ Mazel
5
José Miguel Cort és, Juan Pablo Díaz, I t alo García, Luis Muñoz y Mario Pacheco
6
Nardone, G. y Wt azlaw ick , P. ( 1992) Ob cit .
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Mat t hews, Cont i y St arr 7 , publicado en 1998 en la publicación oficial de la Milt on H. Erickson
Foundat ion. En ese art ículo los aut ores concluyen su revisión afirm ando que «la efect ividad, la
creat ividad y la ingeniosidad de Milt on Erickson [ respect o a la hipnosis] puede ser com prendida
en t érm inos de su aparent e int uición de la im port ancia de la expect ación, creencia y m ot ivación
del client e y el t erapeut a»; lo cual im plica m irar a la t erapia de Erickson desde un punt o de vist a
de la influencia social, al m ism o t iem po que dem ist ifica a la “ hipnosis ericksoniana” com o un
elem ent o clave en un enfoque ericksoniano.
A principios del año 2000, en el grupo de est udios decidim os que para cont inuar nuest ra
labor de int egración necesit ábam os conocer en profundidad el enfoque orient ado a la solución,
pero a t ravés de la conversación direct a con alguno de los m iem bros del I nst it ut o de Terapia
Fam iliar Breve de Milwaukee. Puest o que Sant iago de Chile est á bast ant e lej os de Milw aukee, le
solicit am os a I nsoo Kim Berg que viaj ara hast a el sur de Am érica del Sur a dict ar un sem inario.
Sin em bargo ella lam ent ó no poder acept ar la invit ación y sugirió que nos cont act áram os con
ot ro m iem bro de su equipo par a que fuera a Sant iago. En esa época est ábam os est udiando el
volum en de Berg y Miller 8 acerca de la aplicación del enfoque de Milwaukee al t rat am ient o del
beber problem a; de m odo que escribim os a Miller y le solicit am os que viaj ara a Chile, y
acordam os que vendría al 2° Encuent ro Ericksonia no que se realizaría en Sant iago en el año
2001.
Acicat eados por la idea de t ener elem ent os para la discusión y que Miller nos sirviera de
aport e, est udiam os el art ículo “ Una Terapia Com ún No Convencional: Enfocándose en lo que
Funciona” , de Duncan, Miller y Hubble 9 publicado t am bién en el año 1998 en el m ism o volum en
en que se encuent ra el art ículo de Mat t hews y sus colaboradores. Fue por prim era vez que
t uvim os conocim ient os respect o a la invest igación cuant it at iva de Lam bert respect o a la eficacia
en t erapia y los fact ores com unes de eficacia t erapéut ica.
Había ahí un elem ent o nuevo que aport aba una m irada radicalm ent e dist int a a nuest ro
problem a de la int egración de la hipnot erapia de Erickson y los enfoques de t erapia ( est rat égica)
breve. Est o nos llevó al est udio del volum en de Duncan y Miller publicado ese m ism o año, El
Client e Heroico 10 .
Para aquellos no fam iliarizados con las invest igaciones acerca de los fact ores com unes de
eficacia t erapéut ica, los m encionaré brevem ent e. Lam bert , en sus est udios cuant it at ivos de
m et a- análisis encont ró los siguient es fact ores com unes de eficacia t erapéut ica en t odas las
t erapias:

7
Mat t hews, W.; Cont i, J., and St arr , L. ( 1998) Ericksonian Hypnosis: A Rev iew of t he Em pirical Dat a. I n W.
Mat t hew s and J. Edget t e ( Eds.) , Current Thinking and Research in Brief Therapy. Solut ions, St r at egies,
Narrat ives. Vol. 2. New York: Brunner/ Mazel
8
Berg, I . y Miller, S. ( 1996) Trabaj ando con el problem a del alcohol. Orient aciones y sugerencias para la
t erapia breve de fam ilia. Ed. Gedisa, Barcelona
9
Duncan, B.; Miller , S.; and Hubble, M. ( 1998) An Uncom m only Com m on Therapy: Focusing on What Works.
I n W. Mat t hew s and J. Edget t e ( Eds.) , Current Thinking and Resear ch in Brief Therapy . Solut ions, St rat egies,
Narrat ives. Vol. 2. New York: Brunner/ Mazel, 1998, p. 203- 235
10
Duncan, B. and Miller, S. ( 2000) The Her oic Client . Doing Client ed- Direct ed, Out com e- I nfor m ed Therapy.
San Francisco: Jossey- Bass
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Ü Fact ores ext rat erapéut icos, definidos com o t odos los aspect os del client e y de su
am bient e que facilit an la recuperación, con independencia de la part icipación
form al en la t erapia. Lam bert asigna un 40% en la varianza de result ados a est os
fact ores.
Ü Fact ores de la alianza t erapéut ica, con un 30% en la varianza de result ados,
Ü Fact ores placebo, expect iva y esperanza, con un 15% en la varianza, y
Ü Fact ores de los enfoques t eóricos y las t écnicas, el rest ant e 15% de la variación de
result ados.

Al est udiar esas invest igaciones11 com prendim os que nuest ra dificult ad para la
int egración que buscábam os radicaba en el hecho que, concordant em ent e con nuest ra for m ación
universit aria en psicot er apia, est ábam os operando para nuest ra int egración en base a las
diferencias o concordancias a nivel del fact or de los enfoques t eóricos y las t écnicas. Es decir,
est ábam os cent rados en las denom inadas variables “ específicas” de la t er apia –t eoría y t écnica–,
m ient ras que prest ábam os at ención a las variables “ inespecíficas” –fact ores del client e, alianza,
expect at ivas– sólo en función de cóm o podíam os influenciar a los client es para aplicar las
variables específicas. 12
Est a dificult ad ya había sido dest acada en 1996 por Miller y sus colaboradores en el
volum en Manual de Ter apia Breve Orient ada a la Solución 13 , en donde analizan un est udio
cualit at ivo acerca de los fact ores que dan cuent a del éxit o de la t erapia orient ada a la solución.
Al ser ent revist ados los client es, ést os asignaron un m ayor peso a la relación con su t er apeut a
com o la responsable del cam bio, que a las t écnicas usadas en ese enfoque, y que t eóricam ent e
se suponía que eran las m ayores responsables del éxit o de la t erapia.
Esos hallazgos t am bién eran congruent es con los result ados del est udio de eficacia
t erapéut ica efect uada por el Consum er Report s, y que fue analizado en 1995 por Mart in

11
Asay, T. and Lam ber t , M. ( 1999) The Em pirical Case for t he Com m on Fact ors in Therapy: Quant it at iv e
Findings. I n M. Hubble, B. Duncan and S. Miller ( Eds.) The Heart and Soul of Change: What Works in
Therapy. Washingt on: Am erican Psy chological Associat ion, p. 33- 56
Duncan, B., Hubble, M., and Miller, S. ( 1997) .Psychot herapy wit h “ I m possible Cases” The Efficient Treat m ent
of Therapy Vet erans. New Yor k: Nort on.
Duncan, B.; Miller, S.; and Hubble, M. ( 1998) An Uncom m only Com m on Therapy: Focusing on What Works.
I n W. Mat t hew s and J. Edget t e ( Eds.) , Current Thinking and Resear ch in Brief Therapy . Solut ions, St rat egies,
Narrat ives. Vol. 2. New York: Brunner/ Mazel, 1998, p. 203- 235
Duncan, B. and Miller, S. ( 2000) The Heroic Client . Doing Client ed- Direct ed, Out com e- I nfor m ed Therapy.
San Francisco: Jossey- Bass
Hubble, M.; Duncan, B., and Miller, S. ( 1999) Direct ing At t ent ion t o What Works. I n M. Hubble, B. Duncan
and S. Miller ( Eds.) The Heart and Soul of Change: What Works in Therapy. Washingt on: Am er ican
Psychological Associat ion, p. 407- 447
Miller, S.; Duncan, B., and Hubble, M. ( 1997) Escape from Babel. Toward a Unifying Language for
Psychot herapy Pract ice. New York: Nort on
12
Seligm an, M. ( 1995) The Effect iveness of Psychot herapy . The Consum er Repor t s St udy. Am er ican
Psychologist , Decem ber , Vol. 50, No. 12, 965–974, ht t p: / / www.apa.org/ j ournals/ seligm an.ht m l
13
Miller . S.; Hubble, M. and Duncan, B. ( Eds.) ( 1996) Handbook of Solut ion- Focused Brief Therapy. San
Francisco: Jossey- Bass Publishers
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Seligm an 14 ; y que im plican m irar desde un nuevo punt o de vist a las invest igaciones acer ca de la
eficacia de la t erapia.
Est os hechos nos llevaron a replant earnos nuest ra com prensión del legado de Erickson a
la psicot erapia, y el rol que la t radición de la t erapia ericksoniana le asigna al t erapeut a.
Después de volver a est udiar m uchas de las narraciones de t erapia de Erickson, y de sus
difusores de prim era y segunda generación, así com o t am bién los art ículos fundacionales del
MRI y del grupo de Milwaukee, y sus obras m ás recient es, llegam os a la conclusión que t odos los
difusores de Erickson, t ant o los de prim era com o segunda gener ación, en su int ent o por
sist em at izar la obra de Erickson, lo habían hecho desde sus propios m arcos epist em ológicos y
áreas de form ación e int erés en la psicot erapia 15 ; y t odos ellos habían dest acado el rol del
t erapeut a en la t erapia por sobre el rol de los client es.
Asim ism o, y t al com o había escrit o de Shazer en 1991, el int erés por los fenóm enos de
la hipnosis y las ingeniosas t écnicas de Erickson, habían hecho perder de vist a a esos difusores
los aport es fundam ent ales de Erickson, de quien puede afirm arse que es el padre de la
psicot erapia breve.
Concluim os que Erickson, en form a int uit iva, había encont rado paut as que fom ent an el
rol de los fact ores com unes de eficacia t erapéut ica, a saber 16 :
• Desde el punt o de vist a de los fact ores ext rat erapéut icos, Erickson aport a paut as
para que los t erapeut as opt im icen su desem peño profesional y cont ribuyan a una
t erapia eficaz: foco en los problem as, un enfoque t erapéut ico no pat ologizant e,
orient ación t em poral en el present e y hacia el fut uro, el rol act ivo del client e en el
proceso t erapéut ico, y el principio cent ral de la ut ilización t erapéut ica.
• Respect o a la alianza t erapéut ica, Erickson poseía una experiencia y una
capacidad de observación que le perm it ía percat arse de qué t ipo de relación t enía
que est ablecer con sus client es, siendo m uy direct ivo en algunos casos, r udo y
grosero en ot ros, o delicado y perm isivo.
Pueden dist inguirse t res elem ent os cent rales en la habilidad de Erickson para
est ablecer una buena alianza t erapéut ica:
( 1) La acept ación y ut ilización de t odos los com port am ient os del client e, proceder
derivado de sus experim ent os en la inducción de t rance hipnót ico y cuyo obj et ivo
era conseguir la m ayor cooperación del pacient e;
( 2) La com unicación con el client e haciendo uso del lenguaj e de ést e, y operando
desde la propia visión de m undo del consult ant e. Erickson aprendió
t em pranam ent e est e act uar en sus experim ent os de inducción de t rance,
especialm ent e en el m anej o de la “ resist encia” al t rance t erapéut ico y luego,
obviam ent e, generalizó est a paut a a la psicot erapia, ya fuera que se auxiliara con
el recurso del t rance hipnót ico o no.

14
Seligm an, M. ( 1995) Ob cit .
15
Pacheco, M. ( 2002) Psicot er apia Ericksoniana: El Legado de Milt on H. Er ickson a la Ter apia Act ual ( I nédit o)
16
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( 3) Su foco en el problem a act ual del client e, lo cual le t ransm it ía a ést e que
est aba realm ent e int eresado en su problem a.
• Con relación a los fact ores de la expect at iva, opt im ism o y placebo, Erickson t enía
una concepción de la t erapia que alent aba las expect at ivas para el cam bio, la
esperanza y el opt im ism o en sus pacient es. Adem ás del carism a personal de
Erickson y la fam a que llegó a adquirir com o un t erapeut a que “ cam biaba
rápidam ent e” a las personas, el uso de la hipnosis form al en el t rat am ient o
psicológico posee un valor rit ual y placebo en si m ism a.
• Es con respect o a los aport es de Er ickson al fact or del m odelo t eórico y las
t écnicas, donde sus aport es han sido em pañados por el énfasis que se ha colocado
en las t écnicas, hecho que nos había confundido durant e bast ant e t iem po.

La denom inada post ura “ at eórica” de Erickson es en relación a la ausencia de una t eoría
del aj ust e o desaj ust e psicológico, que guía el proceso de la t erapia en la m ayoría de las t erapias
t radicionales. Erickson m ás bien t enía una t eoría del cam bio en t erapia, y que ha sido
sist em at izada por el MRI y el grupo de Milwaukee.
Sin em bargo, en las narraciones de t erapia del m ism o Erickson y de sus difusores, el
client e queda relegado a segundo plano puest o que se ha colocado el énfasis en la genialidad del
t erapeut a para influenciar al client e para el alcance de las m et as.
Concluim os, ent onces, que la segunda generación de los difusores de Erickson, aunque
est aba t r abaj ando y prom oviendo un enfoque t erapéut ico en el cual se supone que el client e era
el héroe cent ral de la t erapia, t am bién habían perdido de vist a a ese héroe.
Al prest ar at ención a las m ot ivaciones del client e para buscar t erapia, y que t ienen
relación con la alianza t erapéut ica, encont ram os una ausencia not able acerca de est e aspect o en
el discurso ericksoniano. A lo m ás, se r efiere a est a variable con el concept o de “ resist encia” y al
m ovim ient o del t erapeut a para rodear o burlar t al resist encia; es decir, se la concibe com o un
fact or int rapsíquico que dificult a la t erapia.
Nos pregunt am os, ent onces, acerca de la ausencia not able de fracasos t erapéut icos en
los report es de t erapia de Erickson. ¿Acaso Erickson y sus difusores de prim era y segunda
generación escogieron cuidadosam ent e la casuíst ica para m ot ivarnos a apr ender el enfoque?
¿Los client es que at endía Erickson acudían a su consult a en dem anda espont ánea o m ayor m ent e
eran derivados por ot ros t erapeut as o m édicos? ¿Serían t an dist int os los client es en la época de
Erickson a com o lo son ahora?
Era evident e que los escrit os acerca del enfoque ericksoniano serían de poca ayuda par a
respondernos esas int errogant es; y al parecer la segunda generación de los difusores de
Erickson fue negligent e en est e aspect o. Sin em bargo, en los enfoques est rat égicos que
recibieron la influencia de Erickson, la m ot ivación del client e para ent rar a t erapia es un fact or
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esencial para los siguient es m ovim ient os en el proceso de la t erapia. Al decir de Pr ochask a 17 , es
com o si la lit erat ura ericksoniana supusiera que t odos los client es est án preparados par a
cam biar, aunque sabem os que eso no es así.
Asim ism o, la lit erat ura er icksoniana t am poco ha cent rado su at ención en los cam bios
pre- t rat am ient o del client e, que form an part e de los fact ores del client e que pueden aport ar a la
eficacia de la t erapia.
A finales del año 2001 decidim os que debíam os enfocar de un m odo nuevo nuest ro
t rabaj o en la t radición de la t erapia breve, dando a los client es el lugar cent ral de la t erapia y re-
sit uarnos com o facilit adores de su proceso de cam bio. 18,19 Com prendim os ent onces que
t eníam os que favorecer el desarrollo de conversaciones t erapéut icas, de las cuales em ergieran
nuest ras t écnicas20 ; y fom ent ar en nuest ro t rabaj o y el de nuest ros alum nos el desarrollo de
habilidades para hacer uso y acrecent ar los fact ores com unes de eficacia t erapéut ica.
Act ualm ent e creem os que por fin hem os encont r ado las pist as que nos falt aban para
nuest ra int egración: la hipnot erapia de Erickson y la de algunos neo- ericksonianos21 , la t erapia
breve del MRI , de Milwaukee, y el enfoque de Narrat ivas, son enfoques com plem ent arios,
pot encialm ent e út iles a nuest ra disposición, que podem os usar en form a individualizada con
nuest ros client es para aum ent ar la pot encia de los dem ás fact ores com unes de eficacia
t erapéut ica. 22
En el últ im o volum en publicado por la Milt on H. Erickson Foundat ion, El Manual de la
Psicot erapia Ericksoniana, se publica un art ículo de Geary 23 acerca de la evaluación en
psicot erapia ericksoniana, que prom ueve una m irada int egradora en el proceso de diagnóst ico-
int ervención; y que a nuest ro j uicio es un indicador del rum bo que necesit a t om ar el enfoque
ericksoniano en est a época posm oderna.
Sabem os que nos queda m ucho cam ino por const ruir, pero por lo pront o sent im os que
nos hem os revit alizados con est e nuevo hacer en nuest ro t rabaj o cot idiano, libres de las
at aduras a un enfoque en part icular, y con herram ient as nuevas para evaluar nuest ros éxit os y
fracasos t erapéut icos…

17
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