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ESCENA INEXISTENTE

(Antífolo de Siracusa, Adriana & Luciana)

Sala de la casa de Antífolo de Efeso

Antífolo: (Para sí mismo) ¿Estaré entrando en la boca del lobo o en el mismísimo paraíso?
Luciana: ¡Antífolo, hermano, apresúrate!
Antífolo: ¡Allá voy! (Aparte) Diré lo que digan ellas, lo sostendré con perseverancia y en esta
niebla me dejaré llevar a todas las aventuras…
Luciana: ¿De cuales aventuras hablas?
Antífolo: De las que no permiten apartarse de la voz de una sirena, de una bella dama.
Adriana: ¿A cúal bella dama aludes esposo mío?
Antífolo: Por supuesto a…
Luciana: A ti hermana. La lengua vacila si se intenta razonar con hambre ¿seguimos?
Adriana: Cuanta razón, pasemos a la mesa, ya es tarde.
Antífolo: (Vacilante) Claro, con gusto… Emm… (corriendo una silla)
Adriana: (Extrañada) Antífolo, amor ¿acaso confundiste la cabeza de Dromio con la tuya y
te golpeaste?
Luciana: O acaso el sol de medio día hizo estragos en tu razón.
Antífolo: ¿Disculpen?
Adriana: Pues que esa no es tu silla.
Antífolo: Ah… claro, no lo es…
Luciana: Esa tampoco.
Antífolo: Sí, tampoco…
Luciana: Ni esa.
Antífolo: Y esta…
Adriana: ¡Antifolo para tus juegos y siéntate donde te corresponde; junto a tu esposa!
Antífolo: ¡Claro! disculpa, querida Gloria...
Adriana: ¿Gloria?
(Se empiezan a oír a lo lejos golpes fuertes del piso inferior de la casa)
Antífolo: Quiero decir… Ana
Adriana: ¡Ana!
Luciana: (susurra) Adriana…
Antífolo: ¡Lucia!
Adriana: ¡Lucia!
Luciana: ¡Lucia ve a ver que ruido es ese! Hermana...
Dromio: (A lo lejos) ¡Amo!
Antífolo: ¡Dromio! tengo que ir…
Adriana: Tú no te mueves de ahí. Luciana, querida, será mejor que alguien baje a poner
orden.
Luciana: Cuanta razón hermana, aquí te esperamos…
Adriana: ¡No, baja a ver qué sucede, porfavor!
Luciana: Está bien… Aunque, he de recordarte que de los criados sólo Lucia nos sirve a las
dos, y que si me ven abajo solucionando los disturbios de la casa los vecinos empezarán
sus habladurías como suelen hacerlo, ya los oigo decir cosas como que ya no eres la dueña
de ésta casa o algo así (ríe) pero no te preocupes hermana, si lo consideras propicio yo iré
presurosa a…
Adriana: ¡Espera! Tienes razón, es mejor que yo atienda el asunto, con permiso.
Luciana: Sigue… (A Antífolo) ¿Qué sucede hermano? ¿por qué te comportas tan extraño,
como si fueras un extranjero?
Antífolo: Si así logro llamar tu atención con gusto me imagino ajeno de estas tierras…
Luciana: ¿Qué dices? (en voz baja) Calla…
(Empiezan a acercarse poco a poco)
Antífolo: Por favor, permíteme retratarte, así podré conservar tu imagen cuando las horas en
su afán gentil modelen lejos de aquí...
Luciana: Hermano, lo que dices está muy, muy mal (voz baja) pero continua…
Antífolo: Déjame tomar tu mano y cobra el interés a quien alegre la contrajo en buen
préstamo...
Luciana: Tal usura no está prohibida del todo...
Antífolo: Y juro que diez veces más feliz serás de lo que ya eres.
Luciana: Seremos y entonces… (Entra Adriana) ¡Hermana!
Adriana: ¿Qué pasa?

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