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Japón

Ocupación de Japón
La ocupación de Japón se dio al finalizar la Segunda Guerra Mundial por las fuerzas aliadas, lideradas por los
Estados Unidos con contribuciones de parte de Canadá, Australia, el Reino Unido y Nueva Zelanda. Esta presencia
de ocupación extranjera constituyó la primera vez que la nación-isla era ocupada por una potencia extranjera
desde su unificación. El Tratado de San Francisco, firmado el 8 de septiembre de 1951, marcó el fin de la
ocupación aliada, entrando subsecuentemente en vigor el 28 de abril de 1952, cuando Japón se convirtió de nuevo
en un Estado, ahora condicionalmente independiente.

Durante la guerra, las potencias aliadas habían planeado dividir Japón entre ellas a los efectos de la ocupación,
como fue realizado para la ocupación de Alemania; sin embargo, al final, se concedió al comandante supremo de
las Potencias Aliadas el control directo sobre las islas principales de Japón (Honshū, Hokkaidō, Shikoku y
Kyūshū) y las islas inmediatamente circundantes, mientras que las posesiones periféricas se dividieron entre las
fuerzas aliadas como sigue:
● La Unión Soviética mantuvo a Corea del Norte (no como una ocupación completa), la isla de Sajalín y las
islas Kuriles.
● Los Estados Unidos mantuvieron a Corea del Sur, Okinawa, las islas Ogasawara y las posesiones
japonesas en la Micronesia.
● La República de China mantuvo a Taiwán y las islas Pescadores.
Artículo 9 de la Constitución de Japón

El Artículo 9 de la Constitución de Japón es una cláusula en


la Constitución japonesa que prohíbe actos bélicos por
parte del estado. La Constitución se aprobó el 3 de mayo
de 1947, inmediatamente después de la Segunda Guerra
Mundial. En su texto, el estado renuncia formalmente a la
guerra como derecho soberano y prohíbe la resolución de
disputas internacionales a través del uso de la fuerza. El
artículo también señala que, para cumplir estos objetivos,
no se mantendrán fuerzas armadas con potencial bélico,
aunque Japón mantiene fuerzas armadas de facto,
conocidas como las Fuerzas de Autodefensa de Japón
Constitución de Japón
La Constitución de Japón es el documento legal re-estructurador del Estado japonés,
tras la rendición militar y el desmantelamiento de su imperio colonial en la Segunda
Guerra Mundial en 1945.

La constitución proporciona un sistema parlamentario de gobierno y garantías de


ciertos derechos fundamentales. En este marco, el Emperador de Japón es "el
símbolo del Estado y de la unidad de la nación", y tiene un rol puramente
ceremonial, sin tener ninguna soberanía. A diferencia de otros monarcas, no es el
jefe de Estado, aunque reciba el tratamiento como si lo fuese.

La constitución, también denominada la Constitución de la Paz es famosa por la


renuncia del derecho a la guerra que figura en el artículo 9 y, en menor medida, por
la disposición de jure de la soberanía popular en relación con la monarquía.

La constitución fue redactada por un equipo de unos veinte estadounidenses durante


la ocupación aliada que siguió a la Segunda Guerra Mundial, en una misión que se
mantuvo en secreto hasta los años 1970. Se pretendía que reemplazase el sistema de
la monarquía absoluta militarista por una forma de democracia liberal. Actualmente,
es un documento rígido y no se ha hecho ninguna enmienda desde su adopción.
Tratado de Cooperación y Seguridad Mutuas entre Estados Unidos y Japón

El Tratado de Cooperación y Seguridad Mutuas entre los


Estados Unidos y Japón , es un tratado que permite la
presencia de bases militares estadounidenses en suelo japonés
y compromete a las dos naciones a defender entre sí si uno u
otro es atacado. Con el tiempo, ha tenido el efecto de
establecer una alianza militar entre Estados Unidos y Japón .

El tratado actual, que entró en vigor el 23 de junio de 1960,


revisó y reemplazó una versión anterior del tratado, que se
había firmado en 1951 junto con la firma del Tratado de Paz de
San Francisco que puso fin a la Segunda Guerra Mundial en
Asia y la ocupación de Japón dirigida por Estados Unidos
(1945-1952). La revisión del tratado en 1960 fue un proceso
muy polémico en Japón, y la oposición generalizada a su
aprobación llevó a las protestas masivas de Anpo, que fueron
las protestas populares más grandes en la historia de Japón.
Tratado de San Francisco
El Tratado de San Francisco o Tratado de Paz de San
Francisco entre las Fuerzas Aliadas y Japón, fue
oficialmente firmado por 49 naciones el 8 de
septiembre de 1951 en San Francisco, California. Este
entró en vigor el 28 de abril de 1952. Su nombre en
español es Tratado de Paz con Japón.

Este tratado sirvió para terminar oficialmente la


Segunda Guerra Mundial, acabar formalmente con la
posición de Japón como una potencia imperial, asignar
compensación a civiles aliados y antiguos prisioneros
de guerra que habían sufrido crímenes de guerra
japoneses, terminar la ocupación militar aliada y
devolver la soberanía a Japón. Este tratado hizo uso
extenso de la Carta de Naciones Unidas y la Declaración
Universal de Derechos Humanos para articular los
objetivos de los Aliados
Economía antes de la guerra
Antes de la Segunda Guerra Mundial, Japón construyó un extenso
imperio que incluía Taiwán, Corea, Manchuria y partes del norte
de China. Los japoneses consideraban esta esfera de influencia
como una necesidad política y económica, impidiendo que los
estados extranjeros estrangularan a Japón bloqueando su acceso
a las materias primas ya las vías marítimas cruciales, ya que Japón
poseía muy pocos recursos naturales y mineros propios,
cantidades de carbón procedentes de Corea, Manchukuo y
algunas regiones de la China ocupada. La gran fuerza militar de
Japón era considerada esencial para la defensa del imperio.

El rápido crecimiento y el cambio estructural caracterizaron los


dos períodos de desarrollo económico de Japón desde 1868. En el
primer período, la economía creció sólo moderadamente al
principio y dependió en gran medida de la agricultura tradicional
para financiar la infraestructura industrial moderna.
Economía tras la guerra
La guerra aniquiló muchas de las ganancias que Japón
había hecho desde 1868. Alrededor del 40% de las
plantas industriales y la infraestructura de la nación
fueron destruidas, y la producción volvió a los niveles de
unos quince años antes. La gente se sorprendió por la
devastación y se puso en acción. Las nuevas fábricas
estaban equipadas con las mejores máquinas modernas,
dándole a Japón una ventaja competitiva inicial sobre
los estados vencedores, que ahora tenían fábricas más
antiguas. A medida que comenzó el segundo período
económico de Japón, millones de exsoldados se unieron
a una fuerza de trabajo bien disciplinada y altamente
educada para reconstruir Japón. Las colonias de Japón
se perdieron como resultado de la Segunda Guerra
Mundial, pero desde entonces los japoneses habían
extendido su influencia económica a través de Asia y
más allá.
Política
Japón es una monarquía constitucional con un parlamento bicameral. El poder ejecutivo lo ejerce
un Gabinete, responsable ante la dieta y compuesto por el primer ministro y ministros de estado,
debiendo ser todos civiles. El primer ministro debe ser un miembro de la Dieta y elegido por la
misma. Tiene el poder de nombrar y despedir a los ministros, de los que la mayor parte debe
consistir en miembros del parlamento. La constitución atribuye la soberanía, que anteriormente
recaía en el emperador, al pueblo japonés, quedando el emperador como símbolo del Estado.

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