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‘ics pot a nee 6 pci ‘tubal nnn prt eco echo tee ay 8.783 Bont, Jane tera ibrar, Un ecliptic de as ass {aed -Cdad htinoma de Bones Nes (aja Neg, 2022, 268 ps 2030 en, (tars Prins, 48) “eaucin de Maxine Gone SQN 97-987 4822600 4. FlasfaContanpriea 2. Plc. 3. Eso 1. Gonet, axiitiano, a ul. 0753 “Titulo onal: int Hater. A obi Eeogy of Thing (Duke Unive Press) © Duke University ress, 2010 © Caja Negra Editora, 2022 Caja Negra Editora Buenos Aires / Argentina ‘nfo@cajanegraeditora.com.ar wwwa.cajanegraeditora.com.ar Direcci6n editorial: Diego Esteras / Ezequiel Fanego Produecién: Malena Rey Coordinacin: Sofia Stel Diseiio de coleccién: Consuelo Parga Disefto de tapa: Emmanuel Prado Maquetacion: Cecilia Loidi Correccign: Yasmin Fardjoume JANE BENNETT MATERIA VIBRANTE Una ecologia politica de las cosas Traduccién / Maximitiano Gonnet eal EUNUROS. PROXIMOS, inpIce 9 | Prefacio 4. La fuerza de las cosas 2. La agencia de los ensamblajes, 105 | 3, Materia comestible 131 | 4, Una vida del metal 151 | 5, Nivitalismo ni mecanicismo 6, Las células madre y la cultura de la vida 7. Feologias polticas 8. Vitalidad e interés propio Agradecimientos LA FUERZA DE LAS COSAS ‘ras la muerte de Michel Foucault en 1984, hubo una ver~ dadera explosion de investigaciones en torno al cuerpo Y su construccién social, a las operaciones del biopoder. Tstos estudios genealégicos (en el sentido nietzscheano) ponian de manifiesto las miltiples técnicas micropoliticas y macropoliticas a través de las cuales el cuerpo humano ha sido disciptinado, normalizado, acelerado y desacele- rado, dotado de un género, sexuado, nacionalizado, glo- balizado, descartado 0, por lo demés, producido. La idea inicial era revelar cémo las practicas culturales engendran quello que es experimentado como lo “natural”, pero mu hos tebricos también insistieron en la tenacidad material de tales producciones culturales.' Aunque el géner0, por ejemplo, era un efecto corporal coagulado de normas y repeticiones historicas, su estatus de artefacto no implica dad a la comprensin, a la reforma o Tal como observa W.J.T. Mitchell, un suet es decir, con an nombre, una identiad, una gestalt o patron estereotipico [...]-. Las cosas, por. otra, Parte, [...] [sefialan] el momento en el que el objeto se EL PODER-COSA, 0 EL A-FUERA Spinoza le atribuye a los euerpos una peculiar vitalida: ‘Cada cosa [res], en cuanto esta en ella, se esfuerza [co- natur] pot perseverar en su ser’? Conatus designa un “impute activo" o una tendenciaa pest S ben Sp- istingue el cuerpo humano respecto de los otros cuerpos sefialando que su “virtud” no coniste en “ot cosa que vivir bajo la sola guia de la azén",® cualquier cuerpo no-humano tiene en comin con cualguie cuerpo hhumano una naturaleza conativa (y, por lo tanto, una virtud” acorde a su configuracion material). El conatus iesigna un poder presente en todo cuerpo: “Una cosa funlquiera, sea mas perfecta o menos, siempre podra pet- ar en la existencia con la misma fuerza con que cO- Jonz6 a existir, de tal suerte que en esto todas son igua- low" Incluso una piedra que cae, escribe Spinoza, “se ofverza, cuanto puede, por seguir moviéndose’.’ Como pbserva Nancy Levene, “Spinoza acentia una y otra vez festa continuidad entre los seres humanos y los otros se- 9", pues “no solo los seres humanos no constituyen por mismos un imperio separado; ni siquiera estén al man- tto det imperio, de la naturaleza de la que son parte’.® La idea del poder-cosa tiene un aire de familia con el conatus de Spinoza, asi como con aquello que Henry David Thoreau denomin6 “lo Salvaje” o esa misteriosa pre sencia con la que se encontr6 en los bosques de Concord y en la cima del Monte Katahdin, y que habitaba tam- bien en/como ese engendro llamado ferrocarril y ese ser extrao Uamado su Genio. El salvajismo era una fuerza no-exactamente-humana que pudria y alteraba los cuer~ pos humanos y otros cuerpos. Designaba una dimension tte la materia irreductiblemente extrafia, un a-fuera. EL poder-cosa también es afin a lo que Hent de Vries lam, fn el contexto de la teologia politica, “lo absoluto” 0 esa ‘intangible o imponderable” tenacidad.” Si bien a menudo se equipara lo absoluto con Dios, en especial en las teolo- sias que enfatizan la omnipotencia divina o su alteridad radical, De Vries lo define mas indeterminadamente como i je sus nexos con los con- <3. Tealiza el 7 agencia divina que libera a los pecados de su vinculo con tun alma en particular: los pecados ahora estén separados, son extranjeros desplazados que viven una vida extraa 6 a nocién de lo absoluto en De Vries, al igual que el poder-cosa que intentaré describir, procura reconocer es0 que se resiste a ser disuelto por completo en el medio del conocimiento humano. Pero también hay una diferencia de énfasis. De Vries concibe esta exterioridad, este a-fuera, principalmente como un limite epistemalégico: en presen- cia de lo absoluto, no podemos conocer. Es del pensamien- to humano que lo absoluto se ha separado; lo absoluto lesplazaré desde et Tenguaje de Ta epistemologia hacia el de la ontologia, desde el foco en una elusiva tenacidad que flota entre la inmanencia y la trascendencia -lo absoluto~ hacia el foco en una capacidad activa, terrenal y no-exac- tamente-humana -la materia vibrante-. Intentaré dar voz a una vitalidad inherente a la materialidad, absolviendo a la materia, entretanto, de la larga historia de sus asocia- ciones con el automatismo o el mecanicismo."* Las cosas extrafiamente vitales con las que nos toparemos en este capitulo -una rata muerta, una tapa de plastico, un carrete de hilo- son personajes en un onto-relato especulativo. Este relato arriesga una ex- plicacién de la materialidad, aun cuando esta sea a la vex muy extrafia y muy familiar como para que la vea- mos con claridad, y aun cuando los medios lingiiisticos resulten inadecuados para la tarea. El relato destacaré ‘el grado en que el ser humano y la cosidad se solapan, el {grado en que el nosotros y el ello se deslizan uno hacia el otro. Una de las moralejas es que somos asimismo no fambién las cosas juegan un papel cru- PODER-COSA I: DESECHOS En la soleada mafiana de un 4 de junio, en la refila det desagiie pluvial de la bahia de Chesapeake que se en- cuentra frente al Sam's Bagels de la calle Cold Spring de Baltimore, habia lo siguiente: tun guante de trabajo de plastico para hombre de tamatio grande tun tupido felpudo de polen de roble tuna inmaculada rata muerta tuna tapa de botella de plastico vuna vara de madera lisa Guante, polen, rata, tapa, vara. Mientras me iba to- pando con ellos, estos articulos se movian de un lado al otro, entre el desecho y el objeto: entre su presencia, por un lado, como cosas a ser ignoradas, excepto en la a3 -38- medida en que dieran cuenta de la activi sefuerzee dl Cable ol vrtido de baru, 2 del enverenader'de la ma), y, po etzo lado, como tas que lamaban la atencion por si misma, en cuanto cxistnas que exceian su asocaion con significados, ibitos o proyectos humanos. En el segundo ‘momento, 3s cosas exhibian su poder-cosa: hacfan un llamado, aun cuando yo no entendiera del todo qué estaban dicien- Me impresioné eso que Ste] E so que Stephen Jay Gould lamé insoportable complefidad e insolubilidad” de los euen S| no huimanos, pero, al verme impresionada, me di cuen. bs Re la botella y de la vara comenzaron a relucir te cuadro que esas materialidades a a otras, asi como con la calle, con el clima de esa maiiané : conmigo. Porque si el sol no se hubierareflejedo en el cee yo no podria haber visto la rata; si la rata a ubiera estado ahi, yo no podria haber advertido la rapa de la botella, etc. Pero todas estas cosas estaban ahi vigorosa vitalidad dentro de cada una de esas cosas qué yo por lo general concebia como inertes. En este ensam- (ramet agetadas pou smite: ry mene won la boca de la alcantarilla de fa calle Cold Spring pude tiatrover una cultura de las cosas irreductible a ta cultura fe los objetos.” Logré, por un momento, eso que Thoreat ve habia propuesto como la meta de su vida: ser capaz de tomo lo formula Thomas Dumm, “ser sorprendido por lo que vemos’. {sta ventana hacia un a-fuera excéntrico fue posible jacias al cardcter fortuito de ese particular ensamblaje, revo también gracias a una cierta disposicion anticipato- vin de parte de mi a-dentro, a un estilo perceptual abierto tia apariciOn del poder-cosa. Pues legué al guante-po- ten-rata-tapa-vara con Thoreau en mente, quien me habia tstimulado a practicar “la disciptina de mirax siempre lo fue hay para mirar"; con la afirmacion de Spinoza segin lh eual todas las cosas, “aunque en diversos grados, son nimadas"; y con Maurice Merleau-Ponty, cuya Fenome- wrologia de ta percepcién me habia revelado “un sentido nmanente o incipiente en el cuerpo vivo, [el cual] se ex- tiende [...] atodo el mundo sensible”, y me habla mostra tle como "nuestra mirada, advertida por la experiencia del propio cuerpo, reencontrara en todos los dems ‘objetos’ cl milagro de la expresion”.” ‘Como ya he sefialado, los articulos que estaban en el ‘atorios, revelindose en un momento ‘como presencias vi- ia inerte, luego hilo suelo ese dia eran vibr como cosas muertas y al siguiente ‘Meadowlands, un diario de viaje det siglo XX por las montafas de basura en las afueras de 39 <4 Manhattan, Robert Sullivan describe la vitalidad que per- siste incluso en los desechos: Las [...] montaflas de basura estén vivas [...]. Hay bi- Uones de organismos microscépicos floreciendo subterré- neamente en comunidades oscuras y sin oxigeno [...]- Luego de haber ingerido la més diminuta porcién de las sobras de Nueva Jersey 0 Nueva York, estas eélulas exhalan enormes columnas subterraneas de diéxido de carbono y de metano himedo y caliente, gigantes vien- tos tropicales mortinatos que se fltran por el suelo para alimentar las llamas de Meadowlands o se elevan hacia la atmésfera, donde corroen el [...] ozone [...]. Una tarde [...] caminé por el filo de una montafia de basura, un sepng qu conan aia son ne ita verte, ya meg maeve materi aa srs vos el hes, x elcome si ca habia servido como sustrato para mundo mineral, que =e el surgimiento de seres biolbgicos, se estuviera rea mando a si mismo.” La mineralizacin designa ta agencia creative por io de la cual se gener6 el hueso, y més tarde este “hizo posibles nuevas formas de controlar el movimient ar de os animales, Ueréndolos de mips eseionesy Seramente empondoias a moveseycongustr todos ls nics aimenticios dipoles en eae, el agua y ta era’ Aa pues, en ef ago lento tiempo de la even, ol materi miner aparece como el agen que inp y ast, como el poder activ, ments que res humans, con su muy elogiada capacidad para Taaccin autodetermnads apuece como su Saareal ervadsy vecunda eta iden en su desrpion dl géne ro humano como una combinacién de mi 4 pREEE CL jon de minerales particu- lage re lan tein ey ee Se algal eel ae leaden eee yea eee ees fleet pene aya rpedecin y cect ; congoneydeconpene itr elt apn en ply nedletayen'y coment el ergen [od yoo Steentae de Ua crtera terete en formas eee a eal te eee demi era att tne inne ma nessa eerie dela Nera, Som meal tes, hablantes.** Nandan __ Kafka, De Landa y Vernadsky sugieren que los indi- viduos humanos estén compuestos ellos mismos de mi teriales vteles, que nuestros poderes constituyen un po- det gs Heras Wales wo-sostiono uh extn diferencia ents has ye taetoa sing solo que no hay neesiad de describ ests diferencias le un modo tal que site a los humanos en el centro ontolisicoo en ta cumbrejerirguca. En agar de el, Ue hunanidad puede ser enecterizad, cone propne deanna Lyotard, como uma clcion de mate icularmente riea y complea: “El género humano anal oeat er aieos eee CT eonciencia, como un efecto del lenguaje; y el lenguaje, tomo un sistema material altamente complejo" De ma- fora similar, Richard Rorty define a los humanos como viaimales sumamente complejos, y no como animales “do- fados de un rasgo caracteristico adicional, llamado ‘en- jondimiento’o~alma xacional”,” Tl temor es que, al no conseguir afirmar la singularidad humana, este tipo de perspectivas avalen el tratamiento de las personas como meras cosas; en otras palabras, (0 fque se necesita es una distincion fuerte entre sujetos ¥ Abjetos para impedir la instrumentalizaci6n de los huma- tos, En efecto, continGan tales criticas, los objetos tienen \in cierto poder de accion (como cuando las bacterias 0 jos farmacos desencadenan procesos hostiles o simbioticos dentro del cuerpo humano), y, en efecto, algunas obje- tivaciones de un sujeto sobre otro son admisibles (como ‘cuando las personas consienten usar y ser usadas como un tnedio para el placer sexual), pero la division ontolégica tentre personas y cosas debe mantenerse ya que, de lo con- trario, uno carece de todo fundamento moral para privi- legiar al hombre por sobre el germen, 0 para condenar [as formas pemiciosas de instrumentalizacién de los humanos por parte de los humanos (como cuando los humanos po Herosos explotan a tos humanos ilegales, pobres, joventes 0 débiles en cualquier otro sentido). {émo puede el materiaista vital responter « estz im portante preocupacién? En primer lugar, reconociendo que Ti marco de sujeto vs. objeto en ocasiones efectivamente ha servido para prevenir 0 mitigar el sufrimiento humano yy para promover la felicidad y el bienestar humano. En segundo lugar, advirtiendo que los éxitos de ese marco de feferencia se producen a costa de una instrumentalizacion de la naturaleza no humana que, por su parte, puede ser poco ética e ir en contra de los intereses humanos 2 largo plazo. En tercer lugar, sefalando que el imperativo kan iano de tratar siempre a la humanidad como un fin en st aoa =50- ‘mismo no ha teni smo no ha tenido grandes éxitos en cuanto a prevent Tialista Yala bala de promover a salud y de postr instru entalizaones anes que de watar ls personas como fines en mismos, yn gue hacer fete le aaturaleza tads para dar sentido at nodtn dea tnes feo tates pe a nocién de un tnico fin en si enn ur eel, he tenes ante nso on enambre de Ses contsapuests ue extn sino ereoglds simultneanente en cada individu, algunas de los cules con saludables para el todo, mientras que otros no; Agu ol materialist tl sguend el ejenpo elas tas de Ntsc Spina, privela os dsp toe Slgins por sabe ls moras, en la medida en aque el propio moralismo pueda convertise en objetos, en la medida en que los poderes-cosa de resis- tencia y a¢ i cia y agencia proteicas adquieren un relieve mas niti propésito ético pasa a ser el pe istribuir el valor de manera més generosa, atribu: Yinloselo alos cuerpos en cuanto tales. Este nusve EES We stencion a la materia y a sus poderes no resolverd el Joblema de la explotacién o la opresion humanas, pete Juede estimular una mayor conciencia acerca de hasta [We punto todos los cuexpos son parientes, en él sentido fhe que estan inextricablemente inmersos en una densa fed ue relaciones. Y en un enredado mundo de materia Vibrante, daar un tramo de ta red bien puede significar anatse a uno mismo. Tal noci6n ilustrada o expandida iio interés propio es buena para los humanos. Como axgu- fnentaré con més detalle en el capstulo 8, el materialismo ital no rechaza el interés propio entendido como una Vrotivaein para el comportamiento ético, aunque sf bus- aweultivar una definicién més amplia del yo y del interés. PODER-COSA V: EL PODER-COSA ‘7 LA NO-IDENTIDAD DE ADORNO de Theodor Adorno, no constituye esta ide: nas de esa impetuosa arrogancia de la filosofia occiden- fal una tradicion que una y otra vez ha pasado por alto la brecha entre concepto y realidad, entre objeto y cosa? Para Adorno, esta brecha es inextirpable, y lo méximo que se puede decir con certeza acerca de la cosa es que se resiste a ser capturada por el concepto, que hay siempre ‘na “no-identidad” entre ella y toda representacion: Y, fin embargo, como habré de argumentar, incluso Adorno sigue buscando un modo de acceso -sin importar cuén ‘ano, rodimentario o efimero- a este a-fuera, Uno puede Uetectar un rastro de este anhelo en el siguiente pasaje ose os ae Diltnnegatv: Logue cosa misma pueda Sign car no esta positiva, inmediatamente dado; quien quiera conocerlo debe pensar més, no menos’.” Adorno rechaza claramente la posiblidad de cualquier aprehensi6n direc- ta, sensible ("lo que la cosa misma pueda signifcar no esté positiva,inmediatamente dado"), pero no rechaza to- das tas modaliaes de experiencia pues hay una moda 3d prometedora, “pensar mas, no menos” En esta seccion exploraré algunas de las afinidades entre la no-identidad 8 Aro y mi poder cosas con, en tine nas ge nerales, entre lo “especificamente materialista” Gagereieee Toridentidad es el nombre que Adorno le da a aquello que no esta sujeto al conocimiento, sino que, por el con- trario, es “heterogéneo" a todos los conceptos. Esta fuerza elusiva, sin embargo, no esta totalmente al margen de la experiencia humana, pues Adorno describe la no-identidad como una presencia que ata Sobre nosats: « nosotie ls concert nos azeha un dloesoeingustantese- imiento de que algo esta siendo olvidado o excluido. Esta desconcertante conciencia de lo inadecuado de la repre- Utieamente precsos Uieguen a ser nuestios concepts. La dialéctica negativa” es el método que Adorno disefa para Gin cio dare un sent. Cuando sa patie cone mente, la dialéctica negativa transformard el zunbido estatico de la no-dentidad en un poderoso recordatorio. de que "Ios objetos no se reducen a su concepto” y de que por to tanto, la vida siempre estaré mas allé de nuestzo conocimiento y control. El proyecto ético por excelencia tal como Adorno lo concibe, es el de insistir en recordar estoy amener a aceptato, Slo entoncs somos capace de dear de protestar conta un mundo que se ress a rindarnos esa "reconciliacién” que, segé torandame (argo ee Para el materialista vital, no obstante, el punto de partida de la ética no es tanto ta aceptacién de la impo- Mibilidad de la “reconeciliaciOn” como el reconocimiento si-layparticipacion humana: ehuna,comén,materialidad ital, Somos materialidad vital y estamos rodeados de ila, aunque no siempre lo veamos asi. La tazea ética es sul la de cultivar Ta Rabitidad para éiseernie Ue vitali® {lid no-humana, para abrirnos perceptualmente a ella. De tanera andloga, el “materialismo especifico” de Adomo ambien recomienda una serie de técnicas practicas tondientes a entrenarse a uno mismo para detectar mejor y para aceptar la no-identidad. La dialéctica negativa es, 1 Potras palabras, la pedagogia implicita en el materia- lismo de Adorno. sia pedagogia incluye ejercicios intelectuales a la vez que estéticos, La practica intelectual comsiste en el inten to de hacer del proceso mismo de conceptualizacion un objeto explicit del pensamiento, La meta aqut es adquiriz mrayor conciencia de que la conceptualizacion antomati- Tamente oculta la inadecuacién de sus conceptos. Adorno ree que la reflexiOn critica €8 Capaz de desenmascarar teste mecanismo de encubrimiento, y que el desenmasca- amientovintensificardelapexperiencia de la no-identidad. Tl tratamiento es homeopdtico: debemos desarrollar un concepto de no-identidad a fin de curar la arzogancia de {a conceptualizaci6n. El tratamiento puede funcionar por- ‘que, sin importar cuan dstorstonantes sean, 10s coneeptoe saeaban en to no-conceptual” Esto se debe a que los con- ceptos “son por su parte momentos de ta realidad, [a cual necesita [...] de su formacion” (DN, 22-23). Los conceptos munea pueden proporcionar una imagen nftida de las cosas en si mismas, peto quien esta “diferenciado”, quien “en Ta cosa y en el concepto de esta sabe distinguir aun lo rminimo y 10 que escapa al concepto” (DN, 52) puede cum- lit mejor la tarea de sefialar en direcciOn a ellas. Notese que el individuo “diferenciado” (versado en la dialéctica 53 oa negativa), a la vez. que somete sus conceptuatizacion tna refleion de segundo orden, pest espeilatncion estética a los “momentos cualitativos” (DN, 50), pues es- tos momentos abren una ventana a la no-identidad, __ Una segunda técnica de la pedagogia consiste en ejer- citar nuestra imaginacién ut6pica. El dialéctico negativo deberia recrear de manera imaginativa lo que ha sido ocul- tado por la distorsin de ta conceptualizacién: “Aquello con que la dialéctica negativa penetra sus endurecidos ei ae ade ara ee engatiado y que sin embargo se ve en cada uno de ellos” (3rd nie on shia ne sgadas, en el ambito invisible que x impri reo Una tercera técnica es la de admitir un “momento de Juego” inherente a nuestro pensamiento y estar dispuesto a hacerse el tonto. El dialéctico negativo “sabe cudn lejos esta” de conocer la no-identidad, “y sin embargo debe siempre hablar como si la tuviera completamente. Esto lo aproxima a la payasada. Los rasgos de esta puede negarlos tanto menos cuanto que son lo dnico que le abre la espe- ranza alo que le esta vedado” (DW, 25). La autocritica de la conceptualizacién, una atencién sensorial a las singularidades cualitativas del objeto, el ejercicio de una imaginacion poco realista y el coraje de un payaso: por medio de tales practicas uno puede reem- plazar la “furia” contra la no-identidad por un respeto hacia ella, un respeto que corrige nuestra voluntad de dominio. Esa furia es para Adomo la fuerza impulsora que esta por detrés de los actos interhumanos de eruel- dad y violencia. Adorno va todavia mas lejos al sugerir que la dialéctica negativa puede transmutar la angustia de la no-identidad en una voluntad de accién politica paliativa: la cosa frustra nuestro deseo de dominio con- ceptual y prictico, y esta denegacin nos enfurece; pero también nos proporciona un mandato ético, de acuerdo con el cual “el sufrimiento no debe ser (...], las cosas leben cambiar. ‘El dolor habla: pasa’. Por eso lo espe- cificamente materialista converge con lo critico, con la praxis socialmente transformadora” (DN, 191). ‘Adorno funda su ética en una atencion intelectiat cestética que, si bien siempre fracasard en el intento de ver siaxameniersisobjeton-tiene,.con todo,,efectos saludables fen los cuerpos que se esfuerzan por ver. Adorno de buena igana se hace el tonto al perseguir lo que yo lamaria el po- der-cosa, pero que él llama ta “primacia'® del objeto” (DN, 174). Los humanos experimentan un mundo en el cual las materialidades no-humanas tienen poder, un poder que el yo burgués" -con sus pretensiones de autonomia~ nie~ ga Es en este punto que Adorno identifica la dialéctica negativa como un materialismo: es solo “con el paso a la prelacién del objeto” que “la dialéctica se convierte en rmaterialista” (DN, 182). ‘Adomo se atreve a afirmar algo asi como el poder- cos pero mo quiere hacerse el tonto por mucho tiempo. Se apresura demasiado, desde el punto de vista del mate- rialista vital- a recordarle al lector que los objetos estan entrelazados” con la subjetividad humana, y que él no tiene ninguna intencién de “procurar al objeto el trono vacio del sujeto, en el que el objeto no seria nada més que un idolo” (DN, 172). Adorno se muestra reacio a decic demasiado acerca de la vitalidad no humana, pues cuanto mas se dice, mas se la pierde de vista. No obstan- te, si intenta dar cuenta de esta escurridiza realidad por medio de una dialéctica negativa. La dialéctica negativa tiene cierta afinidad con la teologia negativa: respeta la no-identidad tal como uno respetaria a un dios incog- noscible; el “materialismo especifico” de Adorno encietra la posibilidad de que haya una divinidad detras o den: tro de la reatidad que se sustrae. Adorno rechaza toda ‘imagen ingenua de Ta trascendencia, como por ejemmo la de un Dios amoroso que habria disefiado el mundo (“la 5 metafisica no puede ciertament itar” (DN, je ciertamente resucitar” (DN, 369] después de Auschwitz), pero el anhelo de trascenden- Adomo se esfuerza por describir una fuerza que es ‘material en su resistencia a los conceptos humanos, pero espiritual en la medida en que puede representar la incier- ta promesa de un absoluto por venir. El materialismo vital LALINGENUA AMBICION DEL MATERIALISMO VITAL Per, al decir que incluso los concepts dstowsionantes siguen refriendo a "lo no-coneeptual, pues son por st parte momentos de la realidad, la cual necesita de su for macion’ (DH, 22), Adorno reconoce a su vez qu la ex riencia humana incluy ae escuchamos la voz negadora del demonio de Sécrates, 0 cuando nos conmueve lo que Lucrecio describid como ese ‘algo en nuestro pecho” capaz de oponérsenos y ser un taculo.t® Entre los humanos modemos, seculares y bien educados existe una tendencia a remitir tales cosas a una igencia humana entendida como su fuente dltima. Este impulso hacia un constructivismo cultural, lingitistico 0 nist6rico, que interpreta toda expzesion del poder-cosa como un efecto de la cultura y del juego de los poderes juumanos, politiza las apelaciones moralistas y opresivas 1 la “naturaleza’. Y eso es algo bueno. Pero la respue ta constructivista al mundo también tiende a desdibujar cualquier poder-cosa que pueda existir. Por lo tanto, hay ilgo que decir con respecto a los momentos de ingenuidad R na critica genealégica 1e en esos momentos durante los cuales se sienten fasci nnados por los objetos, considerandolos como indicios de la vitalidad material que estos objetos comparten con ellos. Puede que esta sensacion de una extraiia e incompleta homogeneidad con el a-fuera conduzca a los materialistas vitales a tratar a los no-humanos los animales, las plan- tas, la Tierta, incluso los artefactos y las mercancias~ de manera més cuidadosa, més estratégica, mas ecologica. Pero zcomo desarrollar esta capacidad para la ingenuidad? Una téctica podria consistir en revisitar y dejarse infec~ 1 temporariamente por filosofias de la naturaleza caidas cen descrédito, exponiéndose a “la macula de la supersti- cién, del animismo, del vitalismo, del antropomorfismo y de otras actitudes premodemas’” Me aventuraré en el vitalismo en los capitulos 5 y 6, pero permitanme aqui detenerme por un instante en el antiguo atomismo de Lucrecio, el devoto romano de Epicuro. Lucrecio habla de cuerpos que caen en un vacio, de cuerpos que no son cosas sin vida sino materia en mo- vimiento, entrando y saliendo de ensamblajes, desviando- se unos a otros: Los corpulsculos [...] se desvian un poco, en un ti indet dios del espa m6 su movimiento. Pero si no estuvieran acostumbrados a dectinar, todos ellos hacia abajo, como las gotas de lluvia, caerian a través del vacio profundo, y no habria nacido el choque ni habria sido creado el golpe para los primeros elementos: asf, la naturaleza no habria creado mpo 1 por lo comin, y en lugares no determi fa, tanto que podrias decir que se transfor- munca nada.“* LouiStMUESSER¥ escribi6 esto como un “materialismo del encuentro”, de acuerdo con el cual los acontecimientos B politicos nacen a partir de encuentzos casuales entre los, la retérica de De rerum natura es realista, hablando con el tono normativo de quien pretende describir una naturaleza que preexiste y sobrevive a nosotros: estas son las partes mas pequefias de las que se compone el ser (“primordia”) y estos son los principios de asociacién que las gobiernan.® Es facil criticar este realismo: Lucrecio busca la cosa en si, pero no hay ningiin alli-afuera -o, al menos, no hay ningin modo en que podamos aprehender- lo 0 conocerlo, pues la cosa ya esta siempre humanizada; su estatus de objeto surge en el preciso instante en que viene a nuestra conciencia-. Adorno dirige esta ‘cign contra la fenomenologia de Martin Heidegger, ‘la cual interpreta como un “realismo” que pretende jesar la capa intermedia de las posiciones subjeti- convertidas en segunda naturaleza, los muros que | pensar ha construido en tomo a si’. La intencion de ‘er de “filosofar por asi decir sin forma, puramer es para Adorno estéril “furia” contra la Heide te a partir de las cosas” (DN, 83) as que a una violenta no da luga no-identidad.? ero el poema de Lucrecio -al igual que los cuentos el diario de viaje de Sullivan, las especulacio~ je Kaka, : mo a la alcantarilla nes de Vernadsky y mi relato en ries de este capitulo aparecieron previamente como “The 1, Alguras pa es seo Ting: Steps Toward an Enya ater’ : 0 -abajos importantes -sobre 32, n* 3, 2004, Hay una gan cantiad de ona feminist, estudlos quer yextudios culturales que se podsian citar tamona Naddaff y Nadia Taz Nueva York, Zo gut, Los tres vollmenes de Michel Feher, (eds), Papment for HI 6 F ‘mapa del terreno. Ver tambiém Momim Rahman y 999, ofecen un buen ‘Anne Witz, “What Really Matters? The Elusive Quality of the Material in Feminist Thought", ponencia lelda en et Congreso Anual de la Canadian Sociology and Anthropology Assocation, Universidad de Toronto, 28-32 ‘de mayo de 2002, 2, WT, Mitchell, ¢Qué quieren las imagenes? Una critica de la cultura visual, Vitora-Gasteiz, Sans Solel, 2017, pp. 200-201. [Traduecién. ‘odifcada la cita de Michel Foucault etd tomada no literalmente de Lae ‘Palabras y las cosas, Buenos Aires, Siglo XX, 2007, p. 240.) 23. Baruch de Spinoza, ftca, op. ct, Tercera Parte, Proposcin 6, p. 122, 4. Freya Mathews, For Love of Matter: A Contemporary Panpaychism, Albany, State University of New York Press, 2003. 5. Baruch de Spinoza, fice, op. cit, Cuarta Pate: “De ta eslavitud humana o de la fuerza de los afectos’ Proposicion 37, Escalio 1, p. 208. 6. Thi, p. 186. 7. En esta famosa cata, Spinoza vincla su teria del conatue con una critica a la nocion del libre albedo humano: “Sin duda esa pieda, como tan solo es consciente de su conato no es de ningin modo indiferente, creerd que es totalmente libre y que la causa de perseverar en el ‘movimiento no es sino que ast lo quire. ¥ esta es esa famosa Ubertad ‘humana, que todos se jactan de tenes, y que tan solo consiste en que los ‘hombres son conscientes de su aptitoe ignorantes de las causas por las ‘que son determinados" (Spinoza, Correspondence, Madd, Alianza, 1988, ‘arta 58, p. 337) Hasana Sharp sostiene que la analogia entre los humanos yy las piedras “no es tan hiperbélica como parece 2 primera vista, Para Spinoza, todos los seres, incluidas las psdras, ..]contienen una potencia ‘de pensamiento que se corresponde exactamente con la potencia que sus ‘cuerpos tienen para disponerse de diferentes maneras, para acconary ser accionados [..]- Asimismo, todo ser, en la medida en que preserva si ‘ntegrdad en medio de otros infinitos sees ~como una pladra sin dda {wo hace-, esta dotado de[..] un deseo de [..] preserva y potenclar su vida hasta donde se Yo permita su naturaleza" (Hasana Sharp, “The Force ‘of Ideas in Spinoza", Politial Theory, vol. 35, n® 6, 2007, pp. 732-756), £8, Nancy K Leven, Spinaza’s Revelation: Religion, Democracy, and Reason, Cambridge, Cambridge University Press, 2006, p. 3. Yitshak Melamed vv todavia mis lejos, legando a decir que, “dado que la doctrina del ‘onatus[..] proporcona los fundamentos para la teorla moral de Spinoza, rece plausble que podamos incluso consruir una teora moral para los higopétamos y las cas” (Vitshak Melamed, “Spinoza's Ant-Humanis: ‘hn Outline”, en Carlos Fraenkel, Dario Prinetiy Sustin EH. Smith (eds), ‘The Rationaists: Between Tradition and Innovation, Pases Bajos, Springer, 2011, pp. 147-166). 9, tent de Vis, Introduction", en Hent de Vries y Lawrence Sullivan (eds), Political Teologies: Publi Religions ina Post-seculer World, Nueva York, Fordham University Press, 2006, p. 42 10, i, p. 6 11, De Wiis parece reafirmar esta asociacin cuando se pregunta sila imagen spinoziana de everposinteractuantes movios por el conatus podria ‘erentualmente explicar el surgimientocrativo de lo nuevo: "Peeceria set aque el exceso, el don, el acontecimiento ...] no tlenen lugar aqui” (bid, . 22). 2Por qué? Porque el nico locus plausible de la ceatividad es, para De Weies, un Tocus que sea “cuasiespsitual; de ah et segundo atributo ‘de Dios/Naturaleza en Spinoza, esto es, el pensamiento 0 as ideas Pro, 2 31 hubieravtaidadereadora en la propia materaidad? 42, Stephen Jay Gould, The Structure of Evelutionary Theory, Cambridge, Belknap, 2002, p. 1338. [Exite tra. cast: La estructura dela teoria deta voluién, Barcelona, Tusquets, 2006.) 13, Sobee la efectvidad de la basura, ver el fascinante artculo de Tim densor, “Waste Matter: The Debus of Industrial Rains andthe Disordering ofthe Material World" Journal of Material Culture, vol. 10, n° 3, 2005, PP. 4311-382; y Gay Hawkins, The Ethics of Waste: How We Relate to Rubbish, Sidney, University of New South Wales Pres, 2008, 14, Para un sutilajuste de cuentas con el “oscuro poder de lo dinars", ‘ver Thomas L. Dum, A Polite of the Ordinary, Nueva York, New York University Press, 1999, p. 7. Mi intento de hablar en nombre de tas casas” es un proyecto complementario al esfuerzo de Dum por expotar to ordinario como un sito potencial de resistencia frente a las prcticas convencionales y normatizadors. 415, Henzy David Thoreau, Walden o Za vida en el Bosque, Buenos Aires, ‘osada, 2013, . 103 (Thoreau entrenaba su mirada en las cosas com la fe en que “a percepcin de ls eupericies siempre tendré el efecto de ‘un milagro para una mente sana" (The Journal of Henry David Thoreau, Nueva York, Houghton Mifflin, 1949, ol. 2, p. 313. (Exise tad. cast. divi (1927-1861), 2 wos, Madi, Capitan Swing, 2013, 2007.) yp nm Pet, “eat ofthe Deodand:Acused Objects and the Money Baruch de Spinoza, Htc, op. it, Segunda Parte, Proposiion 13, sli, lve of Human Life, en Fanceso Peli (ed), “The Ajeet’ Res, w* 87; Maurice Merteas-Ponty, Fenomenolgia de la perepelin,Bacelon goon: 07 308 Bupslacta Aewetlay TIER Bae 19. John Frow, “A Pebble, 2 Camera, a Man", Critical Ina 45, Para un buen anlsis de las imlicancias de a cultura de la basa y sons, p. 270-288; : el deaecho pala democrai, ver John Buell y Tom DeLuca, Sustainable Jo. Manuel De Landa, Milas de historia no nel, op. ct Democracy: Individuality andthe Poles ofthe Brvronmert, Thousand PPaducin modicala] aks, california, Sage, 1996 Beczinesis 117, Robert Sullivan, The Meadowlands: Wilderness Adventures on the Bége We, Pese a que, como argumentaréen el capitulo 2, es ms exacto decir of a City, Nueva York, Doubleday, 1998, pp. 96-97. ue sta efcaciapertenece menos alos minerales ens isos que 21s 1 Manuel De Landa, Miao de historian neal. Una deeonstrucin de Madea cojuntas e una variedal de cuerpos y fuera que actian 1a nocin ocdental del progres y dela temporada, Barelona, Geis, Be, coven eee 2017, p14. [raduccién modifica) 33, yan Mazglis y Dorion Sagon, What Zs 19, Frans Kafe, “Laz preocupacones de un padre de fami", en Relatos erat completo, Maid, Losada, 2006, pp. 24-226 i. Jeanrangols Lyotard, Moaidades posmoderas, aon 1996, p. 72, [radueciém modificada.] 2b. Jp, Bihard Rot, Flosfay futuro, Bacelons, dis, 2002p. 18 22. Gilles Deleuze, £1 bergsonismo, Buenos Altes, Cactus, 2017, p. 91. 46, También argumentaré, hacia el final del capitlo 2, que la eficacla 23, Lynn Margulis y Dorion Sagan, What Ts Life?, Berkeley, University ht moraismo de cara a los problemas socales esta sobrevalorada, que constituye una de las implicancias de cierto ry, vol. 28, pas. setii ife2, op. lt, v.49; mh Masi, Teenos, (of California Press, 1995, p. 50. [Bxste trad. cast: 2Gué es la vida? 1h antimoralismo Barcelona, Tusquets, 1996.) inateraismo vital es un juego peligroso de jogat, yo uno que yo desee 24, Bruno Latout, “On ActorNetwork Theory: A Few Clarifications”, tegur hasta su extrem ico, No pretendoeliminar la pritica del juicio Sorte eh relia rh 06 oma trol, sin ncrementar a fein con ele morlzate, 25. Bruno Latour, Pitas de la naturale, op ct ap theodar W. Adamo, Dilétcanepativa, op. ct, p. 179, De agus en 26, Manuel De Landa, Intensive Sconce and Vital Philsoply, Londres, stant se ita como DV entre paréntess en el cuerpo del teto. Coattap ee Pade $8, Romand Coles afrece una sostenida interpretacion de Adorno como tn Vail ATE te SUN 70 Elo ae ‘an tebico de la ica: la dlaléetica negativa es una “moraided del Obscuity’, Cita Inquiry, vl. 28° 1, 200, p. 74, BL autor tara una pensarento” qu puede favorce la generosda hacia os tos y hacia analgia entre os enigmasy la materaidd per se: ambos estinsuspenios to neidéntico en uno mismo, Coles argument que Adora busca un mode de reconocery, por consiguiente,mitiga la violencia ocasionada por la conceptuaizacén y el suftimiento impuesto por el afin de ‘onocer ycontolarl todo. Romand Coles, Rethinking Generosity Critical Theory and the Poitics of Carta, Whaca, Corell University Pres, 1937. entre el sujeto y el objeto y patiipan de “transubstanciaciones’ desde To crginico hati lo inorgénico y desde lo terrenal hacia lo divino, Al desanolla su materialsmo partiendo de un andliss dels formas Uteraias, ‘ifany cuestiona la norma de larga data que cancibe a la cenca como “el “chitzoabsoluto en la determinacin de la materia" (bid, p. 75). autor pretende abrir “la cenadua que le impide al cxtco literavio abordar el problema de la sustancia material” (id, p. 77). capitulo 2. So. Adomo deserbe asimismo este dolor como “ta culpa de ta vida ‘que en cuanto puro factum roba el alent a ota vids” (DN, 333-334) 64 Coles lo Tama el “persstente malestar que demanda nuestros esfuerz05 ceaitcos” (Romand Coles, Rethinking Generosity, op. ci. p- 88). Adorno no desarzolla ni defende su afirmacién segin la cual el dolor dl fracaso conceptual puede provocar 0 motivar una voluntad ética de remediar el olor de la injustica social. Pero indudablemente se necesita algn tipo de defensa, pues la historia ha demostrado que incluso sls tormentos de a no-identidad suscitan en el yo la idea de que “las cosas eben cambiar" este despertar moral no siempre da lugar a una “praxis socialmente ‘ransformadora’ En otras palabras, ademas de la brecha entre concepto ¥y cosa parece haber una segunda brecha que necesita ser atendda: la ‘recha entre reconocer el suftimiento de los otros y comprometerse con ‘una aci6n de mejora, En otra parte he argumentao que una fuente de la ‘energia que se requiere es el amor por et mundo o un encantaniento con ‘L mundo de ta materialidad vita; Adorno vio un mayor potencial ico cen el sufrimientoy en la concianca dela pérdida, Desde “l paso a la afimacion, soateniendo que la experiencia dela “plentud dela vida [..] ro puede separarse de [...] un ansia que comporta un acto de violencia y ‘una subyugacion [.]. No existe ninguna plenitad sin bravuconeri” (DN, 353, 346-347). La no-identidad es sombia y tactuma, déndose a conocer con la menor distorsin alli donde adguere la forma de un inarticulado sentimiento de resistencia, sufsimiento o dolor. Desde la perspectiva del ‘materialist vital, Adorno vacilaen el umbral de toque Thomas Dumm ha eserto como “la agobiante sensacion de pérdida que podria hundirnos ‘ada ver que nos aproximamos a la incognoscble vastedad (dela cosa” (Thomas Dumm, Potties ofthe Ortinary, op. ct, p. 163). 40. La palabra alemana que usa Adorn es Vorrang, que se traduceasimismo ‘como “preponderancia", “preeminencia’, “priridad", “prelacion” “precedencia™. En la versin inglesa que cita Bennett se la traduce como preponderance. [W. det] 41, “En una filosofia con pretersiones, el pensamlento de ta pretacion Adel objeto es sospechoso [..]. La asoeracion de lo contri [..] quiere ‘conjurar la lacerante sospecha de que lo heterénomo es més poderoso que la antonomia, que ya seg la doctrina kantiana no debe poder ser dominada ‘ores preeminencia, Ta subjetivsmo filosicoacompafa ideoligcemente ‘ala emancipaion del yo burgués” (DN, 179; traduecin mostficada). 42. La brecha entre el concepto y la cosa nunca puede cerrarse y, de {a TuEREA BE LAS COSAS uverdo con Albrecht Wellner, Adorno cree que esta ausencia de foconeltiacin solo puede ser sobrellevada “en nombre de un absoluto fin certament ext velad en negro pero que es algo mas que nada hte e ser yet no-ser de to absoluto queda una rendia infinitamente lgoda, por la que penetra un debilrasto de luz ta luz de un absolute tue tiene que empesat convitiéndose en absluto™ (Albrecht Wallet, Tiles de partda: la modernidad irreconcilable, Madrid Cétedra, 1996, 1.230; mi subrayado). 1s, Agtadezcoa Taz Tnder por alertanme acerca dea dimensin mes.nica he pensaniento de Adorno, Uno puede apreiar aqu la admiaciin de ‘Adorno hacia Kant, a quien lee como alguien que ha encontrado wa forma de atsbur ala trascendencia un papel central, haciéndola al mismo tiempo inaccesible por principio: “Lo que la esencia finita dice sobre la tumacendencia es la apaiencia de esta, aunque, como bien advistio Kent, es una aparencia necesaria, De ahi la incomparable relevancia vnetafisica que tiene la salvai6n de laapariencia, objeto de la estética” (OV, 360; traduccion modiicada) Para Adorno, “[a} eso empua la ide de ‘yendad, entre las metafisca la suprema. Quien cree en Dios no puede por Tanto no creer en él La posblidad a que se refise el nombre divino la retiene et que no cree” (DH, 367). De acuerdo con Coles, para Adorno no porta sel eno trasendenteefectivamente exist; 10 que importa es ta exigencia [..] depsitada en el pensamento” por su promesa (Remand Coles, Rethinking Generosity, op. cit. p. 114). ‘a, Por supuesto, no hay forma concuyente de probar ni wna ni otro maginario ontslgico. Morton Schoolman sostiene que el enfoque de ‘Adorno, que explctamente deja aierta la posbtdad del poder diving de a trascendencia, por tanto preferible a un materlalismo que parece tlaurorar la pregunta. Ver Morton Schoolman, Reason and Horror: Cite! ‘Theory, Democracy, and Aesthetic Inviduaity, Nueva York, Routledge, 200 ‘5, Luteo, De rerum natura: acerea de ta naturalera de las eosas, Buenos Aires, Las Cuarenta, 2020, p. 259. “gs. tn respuesta la afsmacion de Foucault segin la cual “acasé un dia el siglo ert deleuziano’,Delexze escribio su propio trabajo como ‘ingenuo “Foucalt} ied quisiera decir que yo era ot mis ingenuo de os fildsofos de nuestra generac6n, En todos nosotros se encuentran temas como la multiplicidad, la diferenca, la repeticion. Pero yo 8 E N N E 1 1 ss gras socloecondmieas so consania en ta materia sino en las extractura 5 de poder humano. | jae sel Balance que Bill Brown Soci Life of Things: Commodities i ridge University Press, 1986) en 5 ‘ok 28, n° 2, 2001, PP. 6-7- ‘propongo conceptor casi en bruto, mientras que otzostraajan con ‘mediaciones. Nunca mea preocupado lasuperacin de a metafisia[. Nunca he abandonado wn cierto empirismo (.... Quza fuera esa la Foucault queria decir: yo no era el mejor, sino et mas ingenuo, al ‘que hace una especie de art brut, por as decir no el mas profundo, el mis inocente” (ills Deleuze, onversciones 1972-1990, Valencia, Textos, 2006, p. 76; traduccion modifada). Ageadezco a Paul Patton cesta referencia. 47. WALT Mitchell,

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