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Había una vez un gallito que se llamaba Tunky, que tenía como lugar favorito unas

rocas junto a un río en la Amazonía del Perú. Le gustaba ver su reflejo en el río y
un día notó que todo su cuerpo era gris. El gallito era muy bondadoso y valiente.
Siempre conversaba con muchas aves y veía que la mayoría de aves tenían
muchos colores. Luego, pensó que sería maravilloso tener más colores en su
plumaje. El gallito descubrió que su color favorito era el rojo.

Un día el gallito vio que un nido con pajaritos se cayó al río. Entonces, el gallito
decidió rescatarlos, los cogió uno a uno y los llevó a la orilla. La mamá de los
pajaritos le agradeció mucho al gallito. El dios de la Montaña observó este acto de
valentía y bondad. Le dijo: toma estas semillas de sandía, aguaymanto, camu
camu y comételas. Al día siguiente, como todos los días, el gallito fue al río para
beber agua y se asombró al ver que tenía su plumaje con el rojo más hermoso que
había visto.

Finalmente, el gallito obtuvo el color rojo anaranjado para siempre, con una
increíble belleza de su plumaje y eso lo puso muy feliz. Es así cómo se originó el
gallito de las rocas en nuestra Amazonia peruana.

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