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Buenas tardes. Permítanme contar mi historia, aun sin ser un buen narrador.

Desde que recibí


la invitación para estar aquí este día, he pensado mucho en cómo abordar esto que estoy por
contarles; sin embargo, he dado con que lo mejor sea contarlo tal como lo recuerdo. Desde la
mirada de mi “yo” niño, el de hace ya más de 30 años.

El primer recuerdo del señor Andrés, si se me permite llamarle así, no podría tenerlo con
claridad; su cara amable, su persona y sus historias, fueron una presencia recurrente y cálida
en las primeras etapas de mi vida. Sueño y recuerdo se mezclan entre charlas y narraciones de
sobremesa y esos años de imaginaciones.

El señor Andrés fue el padrino de bodas del señor Evaristo y la señora Lilia, quien a su vez,
fueron los padrinos de bodas de mis padres, Susana y Jesús y unos abuelos para mí.

El señor Evaristo, era hijo del conocido General Charis del istmo oaxaqueño, por lo que, a lo
largo del año, ofrecían comidas y cenas a sus familiares y allegados donde siempre las
anécdotas del general, eran uno de los temas predilectos de los asistentes, anécdotas del cual
el señor Andrés era un gran conocedor y un extraordinario contador.

Una de las pocas ocasiones en que crucé palabra con él, yo habría de tener unos 10 u 11 años,
él charlaba frrr

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