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2 timoteo 2:21

Instrumento para honra.


La diferencia entre los utensilios del hogar a los que se les da un uso "vil" y los miembros
de iglesia "viles", es que los miembros de iglesia pueden cambiar su naturaleza y llegar a
ser preciosos 349 para Dios y dignos de la vida eterna.
santificado.
Mediante la santificación, la vida se asemeja progresivamente más a Dios, el cual es
"santo" (ver com. 1 Ped. l: 16). La vida del miembro de iglesia se consagra a Dios en cada
detalle a fin de honrarlo en todo; de esa manera se convierte en un "instrumento para
honra".

Util al Señor.
Es decir, es usado por Jesucristo. El Señor desea los servicios de los cristianos genuinos,
pues solo de esa manera podrá ver el mundo el valor supremo de la forma de vida
trazada por Dios (ver com. 2 Cor. 2:14; 1 Tim. 4:16). Mediante la vida de hombres y
mujeres semejantes a Cristo, el mundo finalmente escuchará el último llamamiento de
misericordia de Dios (ver com. 2 Ped. 3:12). Los miembros de iglesia que no revelan la
integridad moral de Jesucristo, son utensilios "viles" (2 Tim. 2:2ó) y se convierten en un
tropiezo para los no cristianos.

FE 360; HAp 45;


El día siguiente al de la curación del cojo, Anás y Caifás, con los otros dignatarios del
templo, se reunieron para juzgar la causa, y los presos fueron traídos delante de ellos. En
aquel mismo lugar, y en presencia de algunos de aquellos hombres, Pedro había negado
vergonzosamente a su Señor. De esto se acordó muy bien al comparecer en juicio.
Entonces se le deparaba ocasión de redimir su cobardía.
Los presentes que recordaban el papel que Pedro había desempeñado en el juicio de su
Maestro, se lisonjeaban de que se lo podría intimidar por la amenaza de encarcelarlo y
darle muerte. Pero el Pedro que negó a Cristo en la hora de su más apremiante necesidad
era impulsivo y confiado en sí mismo, muy diferente del Pedro que comparecía en juicio
ante el Sanedrín. Desde su caída se había convertido.
Ya no era orgulloso y arrogante, sino modesto y desconfiado de sí mismo. Estaba lleno del
Espíritu Santo, y con la ayuda de este poder resolvió lavar la mancha de su apostasía
honrando el Nombre que una vez había negado.

3JT 425;
Cuando un obrero es elegido para un puesto, ese puesto de por sí no le confiere las
capacidades que no poseía antes. Un puesto eminente no basta para impartir al carácter
las virtudes cristianas.
El que se imagina poder por sí solo trazar los planes para todos los ramos de la obra,
demuestra una gran falta de sabiduría. Ninguna mente humana es capaz de desempeñar
las numerosas y variadas responsabilidades de una asociación que incluye a miles de
miembros y a muchos ramos de actividad.
Pero se me ha señalado un peligro aún mayor, a saber una idea que se ha ido difundiendo
entre nuestros obreros, según la cual los predicadores y otros empleados de la causa
deben dejar a algunos jefes el cuidado de definir sus deberes. No debe considerarse la
inteligencia y el juicio de un hombre como suficientes para dirigir y modelar una
asociación. Tanto el individuo como la iglesia tienen cada cual sus obligaciones. Dios ha
dado a cada uno el uso de uno o varios talentos. Al hacer uso de esos talentos, uno se
vuelve más útil para servir. Dios ha dado entendimiento a cada individuo, y quiere que sus
obreros empleen y desarrollen ese don. El presidente de una asociación no debe pensar
que su juicio personal ha de regir el de los demás.
En ninguna asociación deben introducirse precipitadamente proposiciones sin dejar a los
hermanos el tiempo de examinar atentamente cada uno de los aspectos del asunto. Se ha
pensado algunas [425] veces que por haber sugerido el presidente algunos planes, no
había lugar para consultar al Señor al respecto. De este modo, se aceptaron proposiciones
que no eran para el bien espiritual de los creyentes, y entrañaban consecuencias de mayor
alcance que el aparente en el primer examen. Tales maniobras no son conformes al orden
divino.
Se han presentado y votado muchísimos asuntos que implicaban mucho más de lo que se
anticipaba y de lo que los votantes hubiesen concedido si se hubiesen tomado el tiempo
de examinar el asunto bajo todas sus fases.
En este tiempo, no podemos ser descuidados o negligentes en la obra de Dios. Cada día
debemos buscar al Señor con fervor, si queremos prepararnos para las pruebas que nos
esperan. Nuestros corazones deben ser limpiados de todo sentimiento de superioridad,
y los principios vivos de la verdad deben ser implantados en el alma.
Los jóvenes y los ancianos, así como las personas de edad madura, deben practicar ahora
las virtudes del carácter de Cristo. Cada día deben desarrollarse espiritualmente para
llegar a ser vasos de honra en el servicio del Maestro.

MJ 151;
Quien contemple a Cristo en su abnegación y en su humildad de corazón, no podrá menos
que decir como Daniel: “Quedé sin fuerza y desfallecí”.4 El espíritu de independencia y
predominio de que nos gloriamos se revela en su verdadera vileza, como marca de
nuestra sujeción a Satanás. La naturaleza humana pugna siempre por expresarse; está
siempre lista para luchar. Mas el que aprende de Cristo renuncia al yo, al orgullo, al amor
por la supremacía, y hay silencio en su ser. El yo se somete a la voluntad del Espíritu
Santo. No ansiaremos entonces ocupar el lugar más elevado. No pretenderemos
destacarnos ni abrirnos paso por la fuerza, sino que sentiremos que nuestro más alto lugar
está a los pies de nuestro Salvador. Miraremos a Jesús, aguardaremos que su mano nos
guíe y escucharemos su voz que nos dirige. El apóstol Pablo experimentó esto y dijo: “Con
Cristo estoy crucificado, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Y lo que ahora vivo en
la carne, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a sí mismo por
mí”.5
TM 248,
La tarea de los siervos de Dios
La tarea de los siervos de Dios consiste en presentar a Jesús. La obra de los ministros de
Cristo consiste en lograr que las almas indefensas dependan de sus méritos. Los hombres
que se apartan del sendero de la obediencia y le dan a la transgresión de la ley de Dios el
carácter de virtud, están inspirados por el archiengañador. Están cegados por su poder.
Necesitan verificar lo que puede hacer la verdad para capacitar a los hombres a mantener
un carácter semejante al de Cristo cuando los asalta la tentación a imponerse o
impacientarse.
Los enemigos de la verdad quieren provocar a los que enseñan la [248] vigencia de los
requerimientos de la ley de Dios. Si les pagamos con la misma moneda, triunfarán las
huestes de Satanás. Encontrará una falla en la armadura. Por medio de su conducta
desconsiderada, los instrumentos de Satanás tratan de tentar a los defensores de la
verdad para que digan y hagan cosas no recomendables.

Cómo tratar a los que se oponen


Deben cultivarse la sensibilidad y la nobleza de alma; el espíritu de verdad y justicia debe
dominar nuestra conducta, nuestras palabras y nuestra pluma. “El hombre natural no
percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede
entender, porque se han de discernir espiritualmente”. Si el ministro, cuando está frente a
su congregación, ve una sonrisa de incredulidad en el rostro de los opositores, debe actuar
como si no la viera. Si alguien fuera tan descortés como para reírse y manifestar
desprecio, no refleje el ministro el mismo espíritu ni en su voz ni en su actitud.
Mostrad que vosotros no manejáis tales armas. Muy a menudo escribe la pluma palabras
hirientes, y al repetir las declaraciones de los defensores del error, nuestros hermanos a
veces difunden el error. Esto es una equivocación. Presente vuestra pluma la verdad
avanzada.
El Espíritu Santo no obra por medio de hombres que se complacen en ser ásperos y
criticones. Ese espíritu se cultiva al enfrentar a los polemistas, y algunos se han habituado
a estar siempre listos para combatir. Esto deshonra a Dios. No déis estocadas; no
aprendáis la estrategia de Satanás en su escuela. El Espíritu Santo no inspira las palabras
de censura. Un tiempo de angustia está ante nosotros, y toda alma honesta, que no ha
tenido la luz de la verdad, se decidirá entonces por Cristo. Los que creen la verdad tienen
que convertirse [249] de nuevo cada día. Entonces serán vasos de honra.

404;

No hay terreno neutral


Los que tienen alguna relación con la obra de Dios en cualquiera de nuestras instituciones
deben tener comunión con Dios y deben comprometerse a hacer lo recto bajo toda
circunstancia a fin de que sepan dónde serán hallados en el día de la prueba. Nadie que
esté relacionado con la sagrada obra de Dios puede permanecer en terreno neutral. Si un
hombre, hasta que esté seguro de que no perderá nada, está vacilante, indeciso,
inestable, revela que es un hombre a quien Dios no puede usar. Pero muchos trabajan de
esta manera. No han sido llamados por Dios, o bien no han permitido, definidamente, que
los gobernara el poderoso agente del Espíritu Santo.
El Señor usará a los hombres cultos si su supuesto conocimiento no los induce a querer
manejar al Espíritu Santo y a tratar de enseñar [404] al Señor que el procedimiento
humano es mejor que los planes divinos, porque se aviene mejor con la opinión popular.
Todos los que están en el servicio de Dios se hallan en la obligación de mostrarse firmes y
hacer frente al prejuicio, a la oposición y a la pasión humana. Deben recordar siempre que
son siervos de Dios y que están a su servicio.*

4TS 156

El ejercicio de la voluntad
La religión pura tiene que ver con la voluntad. La voluntad es el poder que gobierna la
naturaleza humana, sometiendo todas las otras facultades a su dominio. La voluntad no es
el gusto o la inclinación, sino el poder que decide, que obra en los hijos de los hombres
para obedecer a Dios, o para desobedecerle.
Vd. es un joven inteligente; desea ordenar su vida de manera que le haga idóneo para
entrar en el cielo al fin. Se desanima con frecuencia hallándose débil en fuerza moral,
esclavizado por la duda, y regido por los hábitos y costumbres de su antigua vida de
pecado.
Encuentra que su naturaleza emotiva le es infiel, y falta a sus mejores resoluciones, y a sus
más solemnes compromisos.
Estará en constante peligro hasta que comprenda la verdadera fuerza de la voluntad.
Puede creer y prometer todas las cosas, pero sus promesas o su fe no tendrán valor hasta
que ponga su voluntad de parte de la fe y la acción. Si pelea la batalla de la fe con toda su
fuerza de voluntad, vencerá.
A Vd. le toca entregar su voluntad a la voluntad de Jesucristo; y al hacerlo, Dios tomará
inmediatamente posesión, y obrará en Vd. El querer y el hacer su beneplácito. Toda su
naturaleza quedará entonces bajo el dominio del Espíritu de Cristo; y aun sus
pensamientos le estarán sujetos. Vd. no puede dominar sus impulsos, sus emociones
según lo desee, pero puede dominar la voluntad y puede realizar un cambio completo en
su vida. Entregando su voluntad a Cristo, su vida quedará oculta con Cristo en Dios, y
aliada al poder que está sobre todos los principados y potestades. Obtendrá de Dios
fuerza que le mantendrá firme en su fuerza; y una nueva luz, aun la luz de la fe viva, le
será posible. Pero su voluntad debe cooperar con la voluntad de Dios, no con la voluntad
de asociados por medio de quienes Satanás está obrando constantemente para
entramparle y destruirle.
¿No quiere Vd., sin dilación, ponerse en la debida relación con Dios? ¿No quiere Vd. decir:
“Daré mi voluntad a Jesús, y lo haré en seguida,” y desde ese momento estar totalmente
del lado del Señor?
Desprecie la costumbre, y el fuerte clamoreo del apetito y la pasión.
No dé a Satanás oportunidad de decir: “Eres un miserable hipócrita.”
Cierre la puerta de manera que Satanás no pueda acusarle así y desalentarle. Diga:
“Quiero creer, creo que Dios es mi ayudador,” y hallará que triunfa en Dios. Manteniendo
constantemente la voluntad de parte del Señor, toda emoción quedará puesta en
cautiverio a la voluntad de Jesús. Entonces encontrará que sus pies están sobre la roca
sólida. A veces ello requerirá toda partícula de la fuerza de voluntad que posea, pero es
Dios quien obra por Vd., y saldrá del modelamiento como vaso para honra.
Hable con fe. Manténgase de parte de Dios. No ponga el pie sobre el terreno del enemigo,
y el Señor le ayudará. Hará por Vd. lo que Vd. no puede hacer por sí mismo. Como
resultado vendrá a ser como un cedro del Líbano. Su vida será noble y sus obras se
realizarán en Dios. Habrá en Vd. un poder, un fervor y una sencillez que lo harán
instrumento pulido en manos de Dios.
Necesita beber diariamente en la fuente de la verdad, para poder comprender el secreto
del placer y gozo en el Señor. Pero debe recordar que la voluntad es el resorte de todas
sus acciones. Esta voluntad, que constituye un factor tan importante del carácter humano,
fué en ocasión de la caída, entregada al dominio de Satanás; y desde entonces él ha
estado obrando en el hombre para expresar y ejecutar su propia voluntad, pero para
completa ruina y miseria del hombre. Sin embargo, el sacrificio infinito de Dios al dar a
Jesús, su Hijo amado, como expiación por el pecado, le habilita para decir, sin violar un
solo principio de su gobierno: “Entregaos a mí; dadme esa voluntad; quitadla del dominio
de Satanás, y yo tomaré posesión de ella; entonces podré obrar en vosotros para querer y
hacer mi beneplácito.” Cuando él nos da el ánimo de Cristo, nuestra voluntad viene a ser
como su voluntad, y nuestro carácter se transforma para ser como el carácter de Cristo.
¿Es su propósito hacer la voluntad de Dios? ¿Desea Vd. obedecer las Escrituras? “Si alguno
quiere veniren pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.” 1
Uno no está siguiendo a Cristo a menos que se niegue a satisfacer las inclinaciones
propias, y resuelva obedecer a Dios. No son nuestros sentimientos, nuestras emociones, lo
que nos hace hijos de Dios, sino el cumplir la voluntad de Dios. Una vida de utilidad está
delante de Vd., si su voluntad viene a ser la voluntad de Dios.
Entonces podrá subsistir con la virilidad que Dios le dió, como ejemplo de buenas obras.
Entonces ayudará a mantener las reglas de la disciplina, en vez de contribuir a
quebrantarlas. Entonces ayudará a mantener el orden, en vez de despreciarlo, e incitar a
la vida irregular por su propia conducta. Le digo en el temor de Dios: Yo sé lo que Vd.
puede ser si su voluntad es puesta de parte de Dios.
“Coadjutores somos de Dios.” 2 Vd. puede hacer su obra para el tiempo y la eternidad de
tal manera que resista la prueba del juicio.
¿Lo probará? ¿Realizará un cambio completo? Vd. es objeto del amor y la intercesión de
Cristo. ¿No quiere entregarse ahora a Dios, y ayudar a los que están puestos como
centinelas para proteger los intereses de su obra, en vez de causarles tristeza y
desaliento?
Marcos

1JT 439
Si las iniquidades de los hebreos hubiesen sido omitidas del relato sagrado, y se hubiesen
relatado solamente sus virtudes, su historia no nos habría enseñado la lección que nos
enseña.
Los incrédulos y los que aman el pecado disculpan sus delitos citando la perversidad de
hombres a quienes antiguamente Dios dió autoridad. Arguyen que si esos santos cedieron
a la tentación y cometieron pecados, no es de admirar que ellos también hagan el mal; e
insinúan que no son tan malos al fin y al cabo, puesto que tienen delante de sí tan ilustres
ejemplos de iniquidad.
Los principios de la justicia exigían una narración fiel de los hechos para beneficio de todos
los que hubiesen de leer el relato sagrado. En esto discernimos evidencias de la sabiduría
divina.
Se nos pide que obedezcamos a la ley de Dios, y no sólo se nos instruye en cuanto a la
penalidad de la desobediencia, sino que se narra para nuestro beneficio y amonestación la
historia de Adán y Eva en el paraíso, y los tristes resultados de su desobediencia a los
mandamientos de Dios. El relato es completo y explícito.
La ley que fué dada al hombre en el Edén está registrada juntamente con la penalidad que
la acompañaría en caso de que fuese desobedecida. Luego sigue la historia de la tentación
y la caída, y el castigo infligido a nuestros padres cuando cayeron. Su ejemplo nos es dado
como advertencia en lo que respecta a la desobediencia, a fin de que sepamos con
seguridad que la paga del pecado es la muerte, que la justicia retributiva de Dios no se
elude, y que él exige de los seres que ha creado una estricta obediencia a sus
mandamientos.
Cuando la ley fué proclamada en el Sinaí, ¡cuán definida fué la penalidad incluída, cuán
seguro fué el castigo que había de seguir a la transgresión de aquella ley, y cuán claros
fueron los casos registrados como evidencia de este hecho!
La pluma inspirada, fiel a su tarea, nos habla de los pecados que vencieron a Noé, Lot,
Moisés, Abrahán, David y Salomón, y hasta nos cuenta que aun el enérgico espíritu de
Elías se abatió bajo la tentación durante su terrible prueba. Están fielmente registradas la
desobediencia de Jonás y la idolatría de Israel. La negación de
Pedro, la aguda contienda que hubo entre Pablo y Bernabé, las flaquezas de los profetas y
los apóstoles, todo queda revelado por el Espíritu Santo, que descorre el velo del corazón
humano. Ante nosotros se expone la vida de los creyentes, con todos sus defectos e
insensateces, que están destinados a ser una lección para todas las generaciones que los
habían de seguir. Si hubiesen sido perfectos, habrían sido sobrehumanos, y nuestra
naturaleza pecaminosa nos haría desesperar de llegar jamás a tal punto de excelencia.
Pero al ver cómo lucharon y cayeron, cómo cobraron nuevamente ánimo y vencieron por
la gracia de Dios, cobramos aliento para avanzar contra los obstáculos que la naturaleza
degenerada coloca en nuestro camino.
Marcos 14:14, 51 y 52
Aposento Alto:
Cierto hombre
Según Mar. 14: 13- 14 y Luc. 22: 10-11 los discípulos debían encontrarse con uno que
llevaba un cántaro; según Mateo, Jesús los envió a casa de "fulano". Por lo que dice Hech.
12: 12 (cf. Hech. l: 13), la tradición afirma que el padre de Juan Marcos era el dueño de la
casa en cuyo "aposento alto" estuvo por un tiempo el domicilio de los doce y el centro de
actividades de la iglesia de Jerusalén (ver com. Mar. 14: 5 l).
El Maestro dice
Estas palabras sugieren que el dueño de la casa conocía a Jesús y simpatizaba con él.
Quizá -al igual que Simón de Betania (DTG 511), Nicodemo (Juan 19:39; DTG 148) y José
Joven Desnudo:
Cierto joven.
Este incidente, en apariencia baladí, pareciera no tener ninguna relación especial con los
sucesos de la noche; con todo, la Inspiración debe haber tenido alguna razón para incluirlo
en el relato. Se ha sugerido que Juan Marcos, el autor del Evangelio (Hech. 12: 12), aquí se
refiere, sin nombrarse, a su relación con el arresto de Jesús. Este "joven" difícilmente
puede haber sido uno de los discípulos, pues ellos ya habían abandonado a Jesús y habían
huido (Mar. 14: 50). Sin embargo, debe destacarse que cualquier sugerencia acerca de la
identidad del joven no es más que una conjetura, aunque parezca muy razonable.
52.
Desnudo.
Quizá del todo, o más probablemente sólo vestido con su ropa interior, o túnica (ver com.
Mat. 5: 40; Juan 21: 7).

Hechos 12:12
María. Esta María era parienta de Bernabé (cf. Col. 4: 1 0, donde se llama a Juan
Marcos "sobrino de Bernabé", aunque la palabra griega significa más bien
"primo"). Puesto que no se menciona al padre de Marcos, se podría suponer que
María era viuda. Al igual que Bernabé (Hech. 4: 36-37), parece que tenía ciertos recursos,
ya que disponía de una casa suficientemente grande que servía como lugar de oración de
la iglesia.
Juan.
Pedro llama "hijo" a Marcos (1 Ped. 5: 13), por lo tanto, es posible que el joven hubiera
sido un converso del apóstol. El nombre latino Marcus sugiere que había alguna relación
con romanos o judíos romanos.
Reunidos orando.
Estas reuniones probablemente eran comunes en la casa de María. En el mismo momento
en que Pedro era liberado de la cárcel, el grupo estaba orando fervientemente (vers. 5)
por su vida,

Hechos 12:25
Llevando también consigo a Juan.
Ver com. vers. 12. Esta elección se explica, en parte, por el parentesco de Juan Marcos con
Bernabé (Col. 4: 10); pero también demuestra que Juan Marcos entraba de lleno en la
obra de convertir a los gentiles. Evidentemente, hasta este momento había estado
viviendo en su casa en Jerusalén.
Ayudante.
Lucas emplea este término dos veces más para designar a ministros del Evangelio (Luc. 1:
2; Hech. 26: 16). No se mencionan los deberes específicos de Marcos, pero evidentemente
era un ayudante general en el ministerio de los dos apóstoles.
Juan... volvió.
Es decir, Juan Marcos (ver com. vers. 5). No se dice cuál fue la razón por la cual Juan
Marcos se fue. Probablemente temía los peligros y las dificultades que se presentarían en
el interior de Asia Menor.
Es probable que Juan Marcos sea el que escribió el segundo Evangelio. Más tarde se
convirtió en un ferviente obrero de Cristo. Pablo habló más tarde con afecto acerca de él
(Col. 4: 10), y deseó verlo durante su último encarcelamiento (2 Tim. 4: 11). Si Lucas sabía
la razón por la cual Juan
Marcos se fue, es posible que el respeto por el éxito de sus labores

Hechos: 15:36-41
Quería.
La relación familiar de Bernabé con Juan Marcos fue, sin duda, lo que lo indujo a querer
llevar al joven en otro viaje misionero, con el fin de darle la oportunidad de demostrar su
aptitud para el servicio (cf. Col. 4: 10).
Reconoció, a no dudarlo, a diferencia de Pablo, que había circunstancias que explicaban,
por lo menos en parte, el hecho de que Juan hubiera desertado ante una tarea difícil (ver
com. Hech. 13: 13). Posiblemente, para Pablo, fervoroso y valiente guerrero de Cristo,
cualquiera que se hubiera echado atrás no parecía ser "apto para el reino de Dios" (Luc. 9:
62), y necesitaba ser disciplinado, dejado de lado -por lo menos por un tiempo-, con el fin
de prepararlo para realizar otros trabajos.

No había ido.
Estas palabras sugieren que Pablo se quejaba de que Marcos al regresar a Jerusalén había
abandonado la parte del trabajo misionero que le correspondía hacer.
39.
Desacuerdo.
Gr. paroxusmós, "irritación", "arranque de ira". "Paroxismo... exaltación extrema de los
afectos y pasiones" (Diccionario de la lengua, española). La cálida y antigua amistad entre
Pablo y Bernabé, confirmada por el apoyo que éste le prestó al apóstol cuando más
necesitaba de un amigo (ver com. cap. 9: 27), además de su mutuo esfuerzo en una gran
obra y de su éxito en asegurar una importante decisión en Jerusalén, hizo que la ruptura
entre ambos fuera más dolorosa. Esta es la última vez que se menciona a Bernabé o a
Marcos en el libro de los Hechos. Este desacuerdo dio como resultado que se iniciaran dos
viajes misioneros, y no uno solo. Aunque los apóstoles no concordaban en cuanto a quién
era digno de unirse con ellos para hacer esa obra, no había desacuerdo en cuanto a cuál
era la obra que demandaba el Evangelio. El nombre de Bernabé aparece en las epístolas
paulinas en 1 Cor. 9: 6; Gál. 2: 1, 9, 13; y Col. 4: 10. Cuando escribe a los Corintios (1 Cor.
9: 6), el apóstol afirma que Bernabé había dado el mismo noble ejemplo de trabajar con
sus propias manos, para no ser sostenido por las iglesias donde predicaba. En Col. 4: 10 se
ve que Pablo recibió de nuevo a Juan Marcos como colaborador (cf. File. 24).

Pablo reconoció que Juan Marcos le era "útil para el ministerio" (2 Tim. 4: 11). Después de
haber trabajado Marcos con Bernabé en Chipre, parece que regresó donde estaba Pedro y
estuvo con éste en Roma (1 Ped. 5: 13).
Posiblemente fue durante esa permanencia en Roma cuando Marcos trabajó de nuevo
con Pablo.
Navegó a Chipre.
Bernabé era oriundo de Chipre y era natural que él y Juan Marcos comenzaran allí su
trabajo.

Colosenses 4:10
Una diferencia de opinión acerca de Juan Marcos hizo que Pablo y Bernabé se separaran
una vez (Hech. 15: 36-40); pero después de esa separación, Bernabé, primo de Marcos, lo
tomó bajo su cuidado. "Bajo la bendición de Dios y la sabia enseñanza de Bernabé, se
transformó en un valioso obrero" (HAp 138). Pablo reconoció con alegría el gran cambio, y
después aceptó a Marcos como a uno de sus "colaboradores" (File. 24; cf. 2 Tim. 4: 11).

Filemon 1:24
2 timoteo 4:11
Marcos.
Este versículo revela que Marcos, un hombre que Pablo pensó antes que había fracasado,
desempeñó un ministerio de éxito; y también revela el espíritu magnánimo del apóstol,
que no quedó resentido con Marcos debido a su fracaso anterior (ver com. Hech. 13: 13;
15: 37). Algún tiempo después del infortunado episodio de Perge (Hech. 13: 13), Marcos
tomó un nuevo rumbo para responder a las exigencias del ministerio, y el registro sagrado
revela que fue útil como uno de los fieles colaboradores de Pablo (Col. 4: 10; File. 24). En
este momento, era el ayudante de Timoteo en el Asia Menor. Había estado con Pablo
durante el primer encarcelamiento del apóstol en Roma, esta experiencia lo capacitó en
forma especial para esta última y final prueba del apóstol.

Útil.
La última oración del vers. 11 podría traducirse: "Es útil en el servicio para mí" Después de
la muerte de Pablo, Marcos trabajó con Pedro en Roma (ver t. VI, pp. 35-37). Durante ese
tiempo quizá escribió el Evangelio que lleva su nombre (ver t. V, p. 552).1 ped 5:13
En cuanto a Marcus, la forma latina del griego Markos, ver t. V, pp. 551-552.
Algunos sostienen que Marcos era realmente hijo de Pedro, y ven en este versículo una
referencia a su estado civil, que era casado. Pero la mayoría de los comentadores
interpretan metafóricamente "mi hijo", pues consideran que Marcos era hijo espiritual de
Pedro y compañero del apóstol en la última parte de su ministerio. Compárese esto con
referencias similares de Pablo en cuanto a Timoteo y Tito en 1 Tim. 1: 2 y Tito 1: 4.

Bernabe
Hechos 4:36
Marcos 14:51 y 52

Enviados así por el Espíritu Santo, Pablo y Bernabé, después de su ordenación por los
hermanos de Antioquía, “descendieron a Seleucia: y de allí navegaron a Cipro [Chipre].”
Así empezaron los apóstoles su primera gira misionera.
Chipre era uno de los lugares a los cuales los creyentes habían
huído de Jerusalén por causa de la persecución que siguió a la muerte de Esteban. Y era
desde Chipre de donde habían ido ciertos hombres a Antioquía, “anunciando el evangelio
del Señor Jesús.” Hechos 11:20. Bernabé mismo era “natural de Cipro” (Hechos 4:36); y
ahora él y Pablo, acompañados por Juan Marcos, un pariente de
Bernabé, visitaron ese país isleño.
La madre de Marcos se había convertido a la religión cristiana, y su casa en Jerusalén era
un asilo para los discípulos. Allí estaban siempre seguros de ser bienvenidos y de gozar de
un período de descanso. Fué en una de esas visitas de los apóstoles a la casa de su madre,
cuando Marcos propuso a Pablo y Bernabé acompañarlos en su viaje misionero. Sentía la
gracia de Dios en su corazón, y anhelaba dedicarse enteramente a la obra del ministerio
evangélico. …
Pablo y sus compañeros continuaron viaje a Perga de Panfilia. Su camino era penoso;
afrontaban adversidades y privaciones, y estaban acosados por peligros por doquiera. En
los pueblos y ciudades por los cuales pasaban y a lo largo de los caminos solitarios,
estaban rodeados de peligros visibles e invisibles. Pero Pablo y Bernabé habían aprendido
a confiar en el poder libertador de Dios. Sus corazones estaban llenos de ferviente amor
por las almas que perecían.
Como fieles pastores que buscaban las ovejas perdidas, no pensaban en su propia
comodidad y conveniencia. Ovidándose de sí mismos, no vacilaban frente al cansancio, el
hambre y el frío. No tenían sino un objeto en vista: la salvación de aquellos que se habían
apartado lejos del redil.
Allí fué donde Marcos, abrumado por el temor y el desaliento, vaciló por un tiempo en su
propósito de entregarse de todo corazón a la obra del Señor. No acostumbrado a las
penurias, se desalentó por los peligros y las privaciones del camino. Había trabajado con
éxito [138] en circunstancias favorables; pero ahora, en medio de la oposición y los
peligros que con tanta frecuencia asedian al obrero de avanzada, no supo soportar las
durezas como buen soldado de la cruz.
Tenía todavía que aprender a arrostrar el peligro, la persecución y la adversidad con
corazón valiente. Al avanzar los apóstoles, y al sentir la aprensión de dificultades aun
mayores, Marcos se intimidó, y perdiendo todo valor, se negó a avanzar, y volvió a
Jerusalén.
Esta deserción indujo a Pablo a juzgar desfavorable y aun severamente por un tiempo a
Marcos. Bernabé, por otro lado, se inclinaba a excusarlo por causa de su inexperiencia.
Anhelaba que Marcos no abandonase el ministerio, porque veía en él cualidades que le
habilitarían para ser un obrero útil para Cristo. En años ulteriores su solicitud por Marcos
fué ricamente recompensada; porque el joven se entregó sin reservas al Señor y a la obra
de predicar el mensaje evangélico en campos difíciles. Bajo la bendición de Dios y la sabia
enseñanza de Bernabé, se transformó en un valioso obrero.
Pablo se reconcilió más tarde con Marcos, y le recibió como
su colaborador, También lo recomendó a los colosenses como
laborador “en el reino de Dios,” y uno que me ha “sido consuelo.”
Colosenses 4:11. De nuevo, no mucho antes de su muerte, habló de
Marcos como uno que le era “útil para el ministerio.” 2 Timoteo
4:11.

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