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Salsa de Ajo

Un poco de historia

El origen de las salsas se asocia con los romanos, ellos utilizaban “garum”, la salsa reina de la
cocina romana, en todas sus propuestas gastronómicas, ya que tenía una particularidad en la
época: se preparaba con intestinos de pescado, y una fusión de especias que se fermentaban al
sol, dejando como resultado una mezcla de sabores indescriptibles. Historiadores gastronómicos
cuentan que las salsas eran las favoritas del emperador Domiciano, quien utilizaba las charlas
políticas del momento para elegir la salsa más conveniente para los banquetes que ofrecía en
diferentes épocas del año.

Se caracterizan por ser una mezcla líquida que contiene ingredientes fríos o calientes, y sirve como
acompañante de platos fuertes o comidas rápidas como hamburguesas, pizzas, o perros calientes.
Algunas son espesas y funcionan a la perfección como “condimentos líquidos para los alimentos”.
Es importante resaltar que las salsas son la primera “prueba” para estudiantes de cocina, teniendo
en cuenta que es una de las habilidades que deben desarrollar para ofrecer a los comensales
diferentes opciones de texturas, olores, colores, sabores y sensaciones. Existe la salsa de ajo,
pesto, napolitana, carbonara, putanesca, amatriciana, roja, tártara, rosada, y de tomate, por
mencionar algunas.

Ingredientes:
1 cabeza de ajo
1 huevo
1 puñado de cilantro o perejil
Sal y pimienta al gusto
Pizca de azúcar
Zumo de ½ limón (50ml aprox)
Aceite de Oliva (150ml aprox)

Preparación:
1. Pelar los ajos y licuar junto con el huevo
2. Agregar el huevo, la sal, pimienta y azúcar y volver a licuar.
3. Mientras se continúa licuando, ir vertiendo de a poco en forma de hilo el aceite de oliva
hasta obtener la consistencia deseada (similar a una mayonesa)
4. El paso final es agregar el cilantro/perejil y licuar hasta que se desmenuce por completo.
5. Pasa la mezcla a un recipiente, refrigera por 30 minutos y disfruta con lo que más te guste.

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