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El relativo posesivo cuyo

Cuyo, pronombre adjetivo, que es a un tiempo posesivo y relativo, equivale a de que o de


quien, en el sentido de posesión o pertenencia; como suyo equivale a de él, de ella, de ellos,
de ellas, de ello: «El árbol, cuyo fruto comimos; a cuya sombra estábamos sentados; cuyos
ramos nos defendían del sol; cuyas flores perfumaban el aire». «Lo más alto a cuya
consecución nos es dado aspirar». «¿Cúyos eran los versos que se recitaron en la clase?».

Esta práctica es extremadamente limitada, ya porque cuyo debe referirse a personas, y ya


porque (según el uso corriente) sólo tiene cabida en predicados que modifiquen al verbo ser,
como en los ejemplos anteriores. No creo que sean aceptables en el día las construcciones:
«¿Cúyo buque ha naufragado?», «¿Cúya casa habitas?», «¿A cúya protección te acoges?»,
sin embargo de recomendarlas su precisión y sencillez, y la autoridad de nuestros clásicos.
«Tu dulce habla ¿en cúya oreja suena?». «¿A cúyo servicio está (un hijo) más obligado que
al del padre que le engendró?».

Cúyo se emplea asimismo en interrogaciones indirectas: «Entre la cena le preguntó don


Rafael que cúyo hijo era» (Cervantes). Ésta es una regla general para todas las palabras
interrogativas, por lo que no la repetiremos sino cuando haya algo especial que notar.

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