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CHAUTARD
ABAD DE LA ORDEN CISTERCIENSE
"A nuestro amado hijo D. Juan Bautista Chautard, Abad de la Trapa de Nuestra
Señora de SeptFons.
Le felicitamos de todo corazón por la excelente publicación de su libro titulado
EL ALMA DE TODO APOSTOLADO, donde demuestra la necesidad de la vida
interior para todas aquellas almas que, aplicadas a la acción exterior, se
proponen obtener una asombrosa fecundidad en su ministerio.
Deseando que esta obra, en la cual se hallan reunidas las enseñanzas
doctrinales y los consejos prácticos apropiados a las necesidades de nuestros
tiempos, se propague prodigiosamente y produzca mucho bien.
Damos de todo corazón a su piadoso autor nuestra afectuosa bendición
apostólica.
En el Vaticano, 18 de marzo de 1915.
BENEDICTUS PP. XV."
El Emmo. Cardenal Vico añade al envío de la carta del Soberano Pontífice las
siguientes líneas:
"Me apresuro a enviar a V. R. el Pergamino adjunto, que nuestro Stmo. P. el
Papa Benedicto XV me ha encargado transmitirle. En este augusto autógrafo
leerá V. R. los elogios que hace su Santidad del precioso libro de V., titulado EL
ALMA DE TODO APOSTOLADO, que el Padre Santo ha leído con suma
satisfacción.
Pío X, de santa memoria, me había encargado ya transmitirle sus más
cordiales felicitaciones al Piadoso prelado español que tradujo vuestra obra a
su idioma nacional".
PRIMERA PARTE
DIOS QUIERE LAS OBRAS Y LA VIDA INTERIOR
SEGUNDA PARTE
UNION DE LA VIDA ACTIVA y DE LA VIDA INTERIOR
1. Prioridad de la Vida interior sobre la activa a los ojos de Dios
En Dios se encuentra toda la Vida, porque Él es la Vida. Pero el Ser infinito no
manifiesta su vida del modo más intenso en sus obras exteriores, como por
ejemplo la creación, sino en lo que la Teología llama operaciones ad intra, o
sea en esa actividad inefable cuyo término es la generación perpetua del Hijo y
la procesión incesante del Espíritu Santo. Allí se halla, por excelencia, su obra
esencial y eterna.
La vida mortal de Jesucristo es la perfecta realización del plan divino.
Considerémosla: Treinta años de recogimiento y soledad y cuarenta días de
retiro y penitencia, son el preludio de su corta carrera evangélica. Y cuántas
veces durante sus correrías apostólicas le vemos retirarse a las montañas o al
desierto para orar: Secedebat in desertum et orabat (46) o pasar la noche en
oración. Pernoctans in oratione Dei (47). Pero hay algo más significativo y es la
escena en la cual Marta desea que el Señor desapruebe la pretendida
inactividad de su hermana, proclamando así la superioridad de la vida activa.
Pero la respuesta de Jesús es: Maria optimam partem elegit (48), y así declara
la preeminencia de la vida interior. ¿Qué demuestra esto sino el designio bien
premeditado de hacernos sentir la preponderancia de la oración sobre la vida
activa?
Los Apóstoles, fieles a los ejemplos del Maestro, se dedicarán a la oración, y a
fin de consagrarse al ministerio de la predicación, encomendarán a los
TERCERA PARTE
LA VIDA ACTIVA, LLENA DE PELIGROS SIN LA VIDA
INTERIOR, ASEGURA CON ELLA EL PROGRESO EN LA
VIRTUD
1. Las Obras, Medios de santificación, para las almas interiores, son
un peligro para la salvación de las que no lo son
a) MEDIOS DE SANTIFICACIÓN.- Nuestro Señor exige a aquellas criaturas
suyas que se digna asociar a su apostolado, que se conserven en la virtud, y
que progresen. Pruebas abundantes de esto tenemos en las epístolas de San
Pablo a Tito y a Timoteo y en los apóstrofes del Apocalipsis a los Obispos de
Asia.
Por otra parte, sabemos que Dios quiere las obras. Por consiguiente, es una
injuria y una blasfemia contra la Sabiduría, la Bondad y la Providencia divinas,
decir que las Obras, como tales, son un obstáculo para la santificación, y que,
aunque emanadas de la voluntad divina, retardan forzosamente nuestra
marcha hacia la perfección.
Porque podemos formular el siguiente dilema: O el apostolado en cualquiera de
sus formas, practicado porque Dios lo quiere y CON LAS CONDICIONES
DEBIDAS, constituye para el apóstol un medio de santificación.
O si no, al pedírsele cuentas al apóstol en el tribunal de Dios, tendrá el derecho
de presentar su actividad y las fatigas y preocupaciones de su obra (mandada
por Él) como excusas legitimas del abandono de su santificación.
Consecuencia de este raciocinio: Dios TIENE CONTRAÍDA CONSIGO MISMO
LA OBLIGACIÓN de dar al apóstol escogido por Él las gracias necesarias para
el cumplimiento de sus obligaciones, no sólo con la seguridad de su salvación,
sino además, con la tranquilidad de poder adquirir las virtudes que se le exigen
para llegar a ser un hombre santo.
Por consiguiente, al más modesto de los obreros evangélicos, al más humilde
de los Hermanos dedicados a la enseñanza y a la Religiosa más olvidada de
CUARTA PARTE
FECUNDIDAD DE LAS OBRAS POR LA VIDA INTERIOR
1. La vida interior es para las Obras la condición de su fecundidad
Prescindiendo de la fecundidad que las obras pueden adquirir de lo que los
teólogos llaman ex opere operato, hablamos aquí de la que reciben ex opere
operantis y a este propósito recordamos que si el apóstol realiza el Qui manet
in Me et Ego in eo, la fecundidad de su obra está asegurada por Dios: Hic fert
fructum multum (123). Este texto es la prueba más convincente: huelga,
después de su Autoridad, probar la tesis. Nos limitaremos a corroborarla con
ejemplos.
Durante más de treinta años hemos seguido, aunque de lejos, la marcha de
dos instituciones de huérfanos dirigidos por dos Congregaciones distintas. Las
dos tuvieron épocas de crisis manifiestas. ¿Por qué no decirlo? De dieciséis
huérfanas recogidas en idénticas condiciones, que dejaron los asilos a su
mayor edad, tres de la primera y dos de la segunda pasaron, en el período de
ocho a quince meses, de la comunión frecuente a la mayor abyección de la
escala social. De las once restantes, una sola sigue siendo sólidamente
cristiana, a pesar de que a todas, a su salida, se las colocó en casas serias.
QUINTA PARTE
ALGUNOS PRINCIPIOS Y AVISOS PARA LA VIDA INTERIOR
1. Consejos a los hombres de obras para la vida interior
CONVICCIONES
El celo no es eficaz sino en la medida en que se le agrega la acción de
Jesucristo.
Jesucristo es el agente principal; nosotros somos sólo los instrumentos.
Jesucristo niega su bendición a las obras en que el hombre confía únicamente
en sus propios recursos.
Jesucristo no bendice aquellas obras sostenidas por sola la actividad natural.
Jesucristo no bendice las obras en que el amor propio reemplaza al amor
divino (1).
Desgraciado el que resiste, cuando Dios le llama a determinadas obras.
Desgraciado quien se entrega a las obras sin asegurarse de la voluntad de
Dios.
Desgraciado el que pretende gobernar las obras con independencia de Dios.
Desgraciado aquel que en el ejercicio de las obras no toma sus medidas para
conservar o recobrar la vida interior.
Desgraciado quien no sabe poner orden en sus vidas interior y activa, para que
no se perjudiquen mutuamente.
PRINCIPIOS
Primer principio. — No lanzarse a las obras llevado exclusivamente de la
actividad natural, sino consultar a Dios, para llegar al convencimiento de que
Epílogo
Este modesto trabajo queda depositado a los pies de María.
Nuestro deseo es meditar siempre el ideal perfecto del apostolado en el
Corazón de la Santísima Virgen.
La Virgen lleva en su pecho al Verbo encarnado, rodeado de un círculo
luminoso. Como el Padre eterno, ella conserva siempre consigo el Verbo que
dio al mundo.
Según la expresión de Rohault de Fleury, "el Salvador brilla en medio de su
pecho como una Eucaristía, de la que se han desgarrado los velos". Jesús vive
en Ella, siendo su corazón, su respiración, su centro y vida: imagen de la vida
interior.
Pero el divino adolescente está allí, ejerciendo su apostolado. Su actitud, el
Evangelio que tiene enrollado en la mano izquierda, el gesto de su mano
derecha y su mirada... todo indica que está enseñando. Y la Virgen se une a su
palabra. La expresión de su rostro parece decir que ella también va a hablar.
Sus grandes ojos, enteramente abiertos, buscan almas que comunicar a su
hijo: imagen de la vida activa por la predicación y la enseñanza.
Sus manos, extendidas como las de las Orantes de las catacumbas o las del
sacerdote al ofrecer la Víctima divina, nos recuerdan que la oración y la unión
al sacrificio de Jesús, harán más que nada profunda nuestra vida interior y
fecundo nuestro apostolado.
Ella vive de Jesús y por Jesús; de su vida, amor y unión a su sacrificio. Y Jesús
habla en Ella y por Ella. Jesús es su vida y Ella es la Portadora del Verbo; su
portavoz, la Custodia de Jesús.
De la misma manera, el alma consagrada a la obra por excelencia, que es el
apostolado, ha de vivir en Dios, para poder hablar de El con eficacia; y la vida
activa, repitámoslo una vez más, no debe ser otra cosa que el desbordamiento
de la Vida interior.
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(1) Ad communemn legem id pertinet qua Deus Providentissimus, et homines plerumque fere
per homines salvandos decrevit... ut nimirum quemadmodum Chrysostomus ait, per homines a
Deo discamus. (Carta de León XIII al Card. Gibbons, 22 de enero de 1899).
(2) Yo de muy buena gana daré la mía y me daré a mí mismo por vuestras almas (II Cor. XII,
15).
(3) Ay de mí si yo no evangelizare. (I Cor. IX, 16).
(4) ¿Qué le aprovecha al hombre ganar el mundo si pierde su alma? (Mt. XVI, 25).
(5) Por Cristo Nuestro Señor.- Por Él, con Él y en Él. (Liturg.).