Está en la página 1de 1

La medicina como el resto de las ciencias requiere de un método científico para

abordar el estudio de los fenómenos y los problemas particulares que atañen a su


dominio. El método clínico representa el método científico aplicado esta vez a la
práctica diaria en la medicina, es decir a la atención individual de un paciente. Cada vez
que un médico clínico se enfrenta al diagnóstico en un paciente está haciendo una mini
investigación y aplicando el método científico común a todas las ciencias. 2 De esta
forma se puede afirmar que este deterioro del método clínico está indisolublemente
ligado a un creciente deterioro de las habilidades clínicas en relación con el desarrollo
de la tecnología disponible.

La crisis del método clínico ha generado otra crisis, la de la enseñanza del método
clínico, lo que provoca el aprendizaje insuficiente de las habilidades de dicho método
en la etapa de formación profesional. El método clínico es ante todo un programa
basado en la adquisición de habilidades. Su enseñanza necesita de una metodología
dirigida a la formación de las habilidades necesarias y no como en otras materias
donde el énfasis fundamental se ejerce en la obtención de conocimientos. La medicina
adquiere una dimensión verdaderamente científica con la «Revolución científica» del
siglo XVI2.

La ciencia transitará por este camino oscilando entre «Empirismo» y


«Racionalismo» , que serán finalmente conciliados por Kant, desembocando en el
«Positivismo» del siglo XIX2. Existe una radical separación entre observador y
fenómeno observado. Además, el tiempo es inmutable y no varía en función del
observador. Las matemáticas serían el arquetipo de ciencia que opera con categorías.

Sin embargo, a inicios del siglo XX, esta concepción entrará en crisis, iniciándose así la
etapa del «Probabilismo científico». Debido a lo anterior, se colige la extraordinaria
importancia que ha adquirido la estadística, como rama del conocimiento encargada
de manejar la incertidumbre inherente a la investigación científica. La medicina no fue
ajena a la nueva ola epistemológica, y en 1937, el médico y epidemiólogo Bradford Hill
publicó «Principios de estadística médica» 7. Sin embargo, habría que esperar hasta la
década de 1990 y la irrupción de la «Medicina basada en la evidencia» 8, para que la
utilización de información derivada de «Ensayos clínicos» se generalizase en la práctica
habitual.

En conclusión, lógica y evidencia no son términos intercambiables. «Medicina basada


en la evidencia» es una traducción deficiente de la expresión inglesa «Evidence-based
medicine» . Por consiguiente, la «Medicina basada en la evidencia» se correspondería
con la práctica de la medicina basada en un uso juicioso de los mejores datos
disponibles, especialmente provenientes de «Ensayos clínicos» .

También podría gustarte