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Carrera de Derecho
(0000-0003-0646-8360)
LIMA – PERÚ
2021
1
Índice
PRESENTACIÓN ……………………………………………………………..…… 4
I. CAPÍTULO I ……..……………………………………………………….…….. 5
SÍNTESIS DEL PROCESO …………………….………..………………….….…. 5
1.1. Principales piezas procesales y de la forma como se ha llevado
el proceso …………………………………………………………….……... 5
1.1.1. Demanda ……………………………………………………………….……. 5
1.1.2. Inadmisibilidad de la Demanda ……………..…………….….……....……... 6
1.1.3. Auto admisorio de la Demanda .…….………………..……………….….…. 6
1.1.4. Contestación de la Demanda ………………………….…………...……..…. 6
1.1.5. Medios probatorios extemporáneos presentados por
la parte Demandante .…………………………………………………….… 8
1.1.6. Saneamiento Procesal ……………………..…………….…………….......... 8
1.1.7. Sentencia de Primera Instancia ……….....….….…………………….....….. 9
1.1.8. Recurso de Apelación contra la Sentencia de Primera Instancia por
parte de la Demandante ……………………………..…………….…..…..… 9
1.1.9. Sentencia de Segunda Instancia (Sentencia de Vista) ……………..…..….…10
1.1.10. Nueva Sentencia en Segunda Instancia
(Reemplaza a la Sentencia de Primera Instancia) ………..……….……….. 10
1.1.11. Recurso de Apelación contra la Nueva Sentencia expedida en
Segunda Instancia ………………………………….………………….…… 11
1.1.12. Sentencia de Vista en Segunda Instancia ……………...………........……… 12
1.1.13. Recurso de Casación …………………………...……………….…...……... 12
1.1.14. Casación ……………………..……………………..……………....………. 13
1.2. Opinión critica de las piezas más relevantes del proceso ……….………..... 13
1.2.1. Demanda ………..…………………………………...….………....……..… 13
1.2.2. Contestación de la Demanda …………………………....………..….….….. 15
1.2.3. Sentencia de Primera Instancia……….…………...……………....…….….. 16
1.2.4. Nueva Sentencia de Segunda Instancia ………………………..…..………. 18
2
1.2.5. Casación …………………….……………….………….…..….……........ 18
II. CAPÍTULO II …………………………….………………..….…….....…….. 19
MARCO TEÓRICO ………………………..….……………………...…….……. 19
2.1. Antecedentes legislativos ………………….…...……….………......….…... 19
2.2. Análisis doctrinario de figuras jurídicas presentes en el expediente
y afines nacionales y/o extranjero ……………….……………...…....….… 21
III. CAPÍTULO III ……...……………...……………...……………...……….…. 34
Análisis jurisprudencial ……………………………….………….………….….….. 34
CONCLUSIONES ………………………………...…..….….……...……….….… 41
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ………..……………….…..……….….… 42
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PRESENTACIÓN
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CAPÍTULO I
SÍNTESIS DEL PROCESO EN ETAPAS
Fundamentos de hecho:
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1.1.2. Inadmisibilidad de la demanda
La Demandada niega en todos los extremos la demanda interpuesta por la Demandante, por
lo cual, solicita se declare IMPROCEDENTE, ya que no se ha expresado en la demanda la
causal de nulidad en la que se sustenta la impugnación de acuerdo societario y por haber sido
interpuesta por la Demandante, quien carece de legitimidad para demandar.
Fundamentos de hecho:
En ese sentido, al no haber sido nunca accionista, no le asiste derecho alguno que
reivindicar.
- ETUPSSA señaló que no se vulneró el debido proceso, ya que, toda vez que la
Demandante no es accionista de la empresa, no tenía que ser convocada o comunicada.
Además, la empresa realizó las publicaciones correspondientes y la JGA se celebró de
acuerdo con las normas vigentes.
- Asimismo, no hay obligación de cara a la Demandante sobre la JGA de fecha 14 de
noviembre de 2013, ya que lo que se discutió fue la exclusión de su vehículo de la
flota y de ETUPSSA. Ello, debido a que estaba transitando sin habilitación en las rutas
de ETUPSSA.
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- Según la Demandada, la carta notarial de fecha 29 de noviembre de 2013, que
ETUPSSA envió a la Demandante no la excluye de ETUPSSA como accionista,
simplemente comunica la exclusión de su vehículo de la flota de la empresa.
- El acuerdo que se tomó en la Junta General de Accionistas fue debido a que la
Demandante no cumplía con los requisitos para seguir en la empresa, entre estos, tener
unidades a su nombre.
- En el acta de la Junta General de Accionistas aparece claramente que ETUPSSA lo
único que hace es adquirir sus propias acciones, a fin de amortizarlas y no reducir su
capital social.
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1.1.6. Saneamiento procesal
El Segundo Juzgado Mixto de Paucarpata emitió sentencia en primera instancia, con fecha 18
de junio de 2015, mediante Resolución N° 18, con la que declaró INFUNDADA la demanda,
de acuerdo con los siguientes puntos:
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1.1.8. Recurso de Apelación contra la Sentencia de Primera Instancia por parte de la
Demandante
- La sentencia de primera instancia no advirtió que el artículo 26° del estatuto social
sobre el cual se sustenta la exclusión de la Demandante fue modificado en la misma
fecha que se celebró la Junta General de Accionistas realizada el 14 de noviembre de
2013, mediante la cual se procede con la exclusión de la Demandante.
- Cabe precisar que, dicha modificación fue realizada el mismo día de la celebración de
la JGA de fecha 14 de noviembre de 2013, se modificó el artículo 26° del estatuto
social de ETUPSSA, referido al retiro de flota vehicular como causal de exclusión de
accionistas, por lo tanto, esta causal no podía ser aplicada a la Demandante al haberse
incorporado recién al estatuto social de ETUPSSA.
- No aplica exclusión de accionistas para las sociedades anónimas, sino únicamente para
las sociedades anónimas cerradas.
Comentario:
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- En ese sentido, un argumento válido en la apelación de la Demandante pudo ser que,
para garantizar el derecho de defensa de la Demandante, se le debió aplicar la
notificación personal como vía supletoria, respaldado por un debido proceso
corporativo que asegure una vía procedimental correcta con respecto a sus etapas y
plazos.
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En lo que concierne a las causales de exclusión, se indicó que: (i) respecto a la causal del
literal “d” que indica, “servirse de la empresa en provecho propio o de terceros”, no fue
acreditada; (ii) en lo que respecta a la causal del literal “g” que indica, “realizar acciones que
perjudiquen o pretendan perjudicar a la empresa”, el Juzgado considera que sí está acreditada,
dado que la posibilidad de perder una ruta podría generar un perjuicio a ETUPSSA; y (iii) en
lo que respecta a la causal del literal “h” que indica,” formar parte de otra sociedad que tenga
intereses contrarios a esta”, sí está acreditada, dado que formar parte de una empresa
competidora confirma ello.
Finalmente, se dispuso el archivo del expediente, imponiendo el pago de costas y costos que
deberá efectuar la Demandante a favor de la Demandada, más el 5% de los costos a favor del
Colegio de Abogados de Arequipa.
Con fecha 24 de mayo de 2016, la Demandante apela la sentencia y solicita que se revoque y
se declare fundada, bajo los siguientes argumentos:
- En lo que se refiere a la formalidad de los avisos para la convocatoria, la Demandante
insiste en que el Tribunal Constitucional ha indicado que se debe interpretar que esta
obligación no es necesaria cuando se trate de una Junta General de Accionistas para
asuntos de interés de la misma empresa; sin embargo, tratándose de una Junta General
de Accionistas donde se dilucidará la exclusión de un accionista, debe garantizarse el
derecho de defensa y, en vía supletoria, debe aplicarse la notificación personal. Por lo
tanto, para garantizar el derecho de defensa, debía realizarse la comunicación
personal.
- Por último, el hecho que la Demandante pertenezca a otra empresa como accionista,
no quiere decir que tenga intereses contrarios a ETUPSSA.
- Finalmente, el Juzgado está contradiciendo una norma de la LGS al señalar que aplica
una causal de exclusión de accionista en una sociedad anónima, cuando ello solo
aplica en una sociedad anónima cerrada.
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1.1.12. Sentencia de Vista en Segunda Instancia
Con fecha 29 de agosto de 2016, la Tercera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de
Arequipa revocó la sentencia de primera instancia, reformándola y declarando FUNDADA la
demanda que presentó la Demandante, bajo los siguientes argumentos:
- La referida Sala explicó que, de la valoración conjunta de los medios probatorios
admitidos, no se aprecia documento o instrumento alguno mediante el cual se acredite
que a la Demandante se le haya comunicado los cargos que se le imputaban con
relación a las causales de exclusión como accionista de ETUPSSA. En base a ello, no
se le habría dado la oportunidad de absolución, ni de defensa.
ETUPSSA, presenta Recurso de Casación con fecha 20 de octubre de 2016, solicitando que
se revoque la Resolución de la Tercera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de
Arequipa y se declare infundada la demanda, sobre la base de los siguientes argumentos:
- El Demandado alega que, existe una infracción al artículo 8° de la LGS, así como al
literal “b” del artículo 55° de la misma norma societaria.
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- De igual manera, el artículo 55° de la LGS, en cuyo literal b) prescribe que: “el estatuto
social debe contener obligatoriamente los convenios societarios que obliguen a los
accionistas para con la sociedad.” Al respecto, la Demandada concluye que, en
cumplimiento del artículo mencionado, se señaló como causal de exclusión de accionista
el artículo 26° inciso g) del estatuto de ETUPSSA, el cual establece la causal de retiro de
flota vehicular ante el incumplimiento del estatuto y en este caso la Demandante ha
incumplido con dicho artículo ya que es accionista de otra empresa del mismo rubro
contraponiendo los intereses de ETUPSSA.
- Por otro lado, a los argumentos de la Demandada se suma que cuando existe una
convocatoria con contenido que no se especifique los accionistas a excluirse, deberán
concurrir el 100% de accionistas para ejercitar su derecho de defensa; sin embargo,
señalan que como la Demandante ya pertenecía a otra empresa no acudió a la junta general
de accionistas celebrada el 14 de noviembre de 2013.
1.1.14. Casación
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requiere contar con vehículo propio, el cual deberá tener autorización para la prestación
del servicio de transporte y por cada una acción nominativa, el accionista tendrá derecho a
operar el vehículo de su propiedad en las rutas autorizadas a ETUPSSA.
Dicho lo anterior, estaría acreditada la condición de accionista de la Demandante, ya que,
haciendo un recuento de las pruebas ofrecidas, se tiene lo siguiente:
- Con fecha 25 de octubre 2013, varios accionistas de la empresa ETUPSSA, incluyendo a
la Demandante, firman una carta que fue dirigida al señor Edgardo Mamani, director de
ETUPSSA, en la cual se le reclama la mala gestión de ETUPSSA respecto a las rutas que
utilizan los transportistas. Resulta lógico determinar que si la Demandante firma el
documento junto con los demás accionistas se le atribuiría la condición de accionista;
además, esa carta fue dirigida al director, quien la recibió y se informó de lo redactado en
la misma, teniendo que verificar el remitente de la carta.
- Posteriormente, con fecha 29 de noviembre de 2013, el Gerente de ETUPSSA cursa una
carta notarial a la Demandante en la cual le informan que, mediante Junta General de
Accionistas de fecha 14 de noviembre de 2013, se acordó su retiro y exclusión definitiva
de la flota y de la empresa, por haber incurrido en las causales d), g), y h) del artículo 26°
de los estatutos de ETUPSSA.
- Es así que, en el título del artículo 26° del estatuto social, describe que se determinará el
retiro de la flota vehicular autorizada a la empresa, cuando el accionista incurra en alguna
de las infracciones de dicho artículo.
- Por lo expuesto, la Demandante cuenta con legitimidad para obrar en el proceso al
acreditarse que se le ha considerado desde la firma del documento de transferencia de
acciones como accionista de ETUPSSA.
- Otro punto importante que debió incluirse en la demanda, es el inciso e) artículo 26° del
estatuto social, el cual menciona que, ante el incumplimiento reiterado hasta tres veces del
estatuto social o lo acordado mediante JGA, previo requerimiento notarial, ante el
accionista infractor daría lugar al retiro de la flota de accionista más no de su exclusión de
accionista, acto que no sucedió para con la Demandante, ya que se le envió una sola carta
notarial en la cual se le informaba de su exclusión, sin lugar a efectuar sus descargos.
- Además, se debe tener en cuenta que el mecanismo de exclusión de accionistas sólo está
previsto en la LGS como una regla por defecto para la sociedad anónima cerrada. Así lo
señala el artículo 248°:
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derecho subjetivo por cuánto se le concede al accionista dicho derecho para formular su
pretensión en base a su apreciación personal, la misma que debe compatibilizarse con el
interés social, esto último de acuerdo con el profesor Hundskopf Exebio.” (Hundskopf
Exebio, 2019, p. 20).
1.2.2. Contestación de la demanda
La Demandada sostiene que el contrato de transferencia de acciones de fecha 9 de agosto
de 2018, suscrito entre la Demandante y el señor Ccalla, ofrecido como medio probatorio
para acreditar la calidad de accionista de la Demandante carece de efecto para ETUPSSA,
teniendo únicamente efectos jurídicos entre quienes lo suscribieron, citando el:
Son válidos ante una sociedad y le son exigibles en todo cuanto le sea concerniente, los
convenios entre socios o entre éstos y terceros, a partir del momento en que le sean
debidamente comunicados.
(…)”
Además, en lo que atañe la obligación de que todo convenio sea informado a una
sociedad del análisis al artículo 8° de LGS de manera concordada con lo dispuesto en los
artículos 92° y 93° de LGS, establece que:
“En la matricula -de acciones- se anotan también (…) las limitaciones a la transferencia
de las acciones y los convenios entre accionistas entre accionistas o de accionistas con
terceros que versen sobre las acciones o que tengan por objeto el ejercicio de los
derechos inherentes a ellas”
“Los actos a que se refiere el segundo párrafo del artículo anterior, deben comunicarse
por escrito a la sociedad para su anotación en la matrícula de acciones”.
Teniendo en cuenta lo indicado en los párrafos anteriores, debe concluirse que el artículo
93° de la LGS menciona que: “para que un convenio de accionistas sea anotado en la
matrícula de acciones, debe ser comunicado por escrito a la sociedad”.
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En otras palabras, no todo convenio tiene que ser inscrito en el libro societario de
matrícula de acciones, ya que, en caso se decida que éste sea anotado en la referida
matricula -siempre que cumpla con los requisitos del artículo 8° de la LGS, que señala:
“Cualquier convenio debe ser comunicado por el interesado para su respectiva
anotación, siendo dicha comunicación una potestad y no una obligación”.
Por lo cual, considero que existe una contradicción en el supuesto que el Demandante
alega sobre la falta de legitimidad para obrar de la Demandante y por lo cual se
desestimaría el amparo de su defensa en la falta de legitimidad para obrar de la
Demandante, ya que la Demandada aceptó haberle enviado una carta informándole a la
Demandante de su exclusión vulnerando los incisos d), g), y h) del artículo 26° del
estatuto social de ETUPSSA y sucede que este artículo indica que se procederá a la
exclusión cuando el accionista incurra en alguna de las infracciones previstas en
mencionado artículo. Esto afirma, el vínculo entre el accionista y ETUPSSA.
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Por otro lado, sostengo que se debió profundizar en la sentencia de primera instancia que
no procede el petitorio sobre exclusión de la Demandante:
1) Conforme al inciso e) del artículo 26° del estatuto social, el cual menciona que, ante el
incumplimiento reiterado de hasta tres veces de los estatutos o acuerdos de la Junta
General de Accionistas, previo requerimiento notarial, ante el accionista daría lugar al
retiro de la flota del accionista, mas no de su exclusión como tal.
2) El artículo 26° del estatuto social hace referencia al retiro de la flota del accionista si es
que incumple con lo estipulado en el propio estatuto social o en los acuerdos de la Junta
General de Accionistas, pero no hace referencia a la posibilidad de la exclusión del
accionista de ETUPSSA, por lo cual no configuraría una causal de exclusión de accionista.
Además, resulta relevante mencionar que, según el artículo 22° de la LGS, aplicable para
todas las sociedades, únicamente procedería la exclusión contra un socio moroso, tal es así
que la sociedad puede exigir el cumplimiento de la obligación mediante el proceso
ejecutivo o excluir a dicho socio por el proceso sumarísimo.
Por lo tanto, del artículo 22° de la Ley General de Sociedades se puede concluir que sería
procedente la exclusión del socio por la afectación de una cuestión meramente capitalista
(como es el aporte al capital social), mas no por una cuestión personalista (como se
pretende en el presente caso).
Asimismo, en el artículo 55°, inciso a) de la Ley General de Sociedades se indica que el
estatuto de una sociedad puede contener pactos lícitos que se estimen convenientes para la
organización de la sociedad.
Pues la Ley General de Sociedades es clara cuando se refiere a pactos lícitos, siendo que la
exclusión en la sociedad anónima por causales estatutarias que no estén conformes a lo
establecido en LGS es un pacto ilícito, que va en contra de la naturaleza jurídica de la
sociedad anónima debido a que no se pueden desnaturalizar las figuras jurídicas.
En ese sentido tenemos que la sociedad anónima, es una sociedad capitalista (prima el
“intuito pecuniae”) y no se puede incluir un pacto que la desnaturalice, teniendo en cuenta
que la LGS no ha determinado específicamente las causales de exclusión aplicables a la
Sociedad Anónima, salvo la antes mencionada que vale reiterar es aplicable a todas las
sociedades.
3) Además, conforme al artículo 248° de la Ley General de Sociedades, el pacto social o el
estatuto de la SOCIEDAD ANONIMA CERRADA pueden establecer causales de
exclusión de accionistas. Es decir, este artículo seria inaplicable para la exclusión de la
Demandante como accionista de ETUPSSA ya que, ETUPSSA es una SOCIEDAD
ANÓNIMA, que no configura bajo la categoría de sociedad anónima cerrada, no
siendo siquiera aplicable por analogía, ya que, según el artículo IV del Título Preliminar
del Código Civil, la analogía no se aplica para norma que restringen derechos, y una
norma que posibilita la exclusión del accionista es, a todas luces, restrictiva de los
derechos del accionista.,
4) Por lo expuesto, no procedería la exclusión de la Demandante por las causales que alega
la Demandada debido a que no se hallaron causales determinantes conforme a ley para
proceder con su exclusión.
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1.2.4. Nueva sentencia de Segunda Instancia
Me encuentro de acuerdo en cómo se han interpretado las pruebas ofrecidas en esta
instancia ya que, mediante acta de fecha 14 de noviembre de 2013, se procedió a modificar
el estatuto social señalando de que el retiro de flota sería equivalente a la perdida de la
calidad de accionista en cuanto se incumpla lo dispuesto en el artículo 26° del estatuto
social de ETUPSSA, configurándola como una causal de exclusión atribuible a la
Demandante.
Sin embargo, no es posible atribuirle mencionada causal, debido a que en esa misma JGA
de fecha 14 de noviembre 2013, se procedió con la exclusión de la Demandante, no
siendo, pues, posible modificar una cláusula del estatuto social el mismo día en que ella se
aplica, más aún sobre un asunto de tal magnitud, como es la exclusión de la Demandante y
atribuírsela como causal para su exclusión como accionista cuando ni siquiera es conforme
a la LGS.
Por otro lado, el juzgador hizo hincapié sobre el derecho de defensa de la Demandante y
señaló que, ante la celebración de la JGA de fecha 14 de noviembre de 2013, no ha sido
suficiente el procedimiento que han tomado para la convocatoria ya que, las publicaciones
hechas en los diarios no garantizan el derecho de defensa de la Demandante, considerando
de suma importancia el acto de la agenda por el que tuvo lugar la exclusión de la
Demandante.
Sobre el punto anterior, considero que se hubiera reforzado que la Demandada no cumplió
con hacerle llegar las notificaciones previas por incumplimiento de estatuto social,
estipulado en el artículo 26) inciso e) y por lo cual se debatiría su exclusión en la Junta
General de Accionistas de fecha 14 de noviembre 2013.
En ese sentido, la Demandada habría incumplido con la formalidad de cursar
comunicación notarial a la Demandante por incumplimiento de las normas estatutarias.
Finalmente, mi desacuerdo con el fallo en esta nueva sentencia de segunda instancia
también se basa en lo que ya he mencionado, pero que resulta preciso abordar aquí, no
existe mecanismo de exclusión para la sociedad anónima abierta, salvo contra el socio
moroso caso en donde conforme al artículo 22° de la LGS, la sociedad puede exigir el
cumplimiento de la obligación mediante el proceso ejecutivo o excluir a dicho socio por el
proceso sumarísimo. Tener en cuenta que mencionada exclusión no es solo para la
sociedad anónima sino es aplicable para todas las sociedades así lo indica el Libro Primero
de la LGS.
Cabe resaltar que, mediante esta sentencia, el juzgador ordenó la reposición de la
Demandante en su condición de accionista de ETUPSSA.
1.2.5. Casación
Entre otros argumentos, la Demandada alega la infracción normativa del literal b), artículo
55° de la LGS, el cual hace referencia al contenido del estatuto social.
Esto carece de fundamento debido a que al hacer referencia al literal b) del artículo 55° de
la LGS: “Los convenios societarios entre accionistas que los obliguen entre sí y para con
la sociedad” no estaría fundamentando la infracción normativa, toda vez que se limita a
exponer que procedería la exclusión debido a que en el estatuto, en su artículo 26° , tiene
como causal, el retiro de flota vehicular y reiterando que es sobre el retiro de flota
vehicular y que para el debido procedimiento de mencionado retiro se cumplió con el
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artículo 13° del estatuto, aludiendo a las publicaciones de la convocatoria en los diarios de
mayor circulación.
Además, el literal b) del artículo 55° de la LGS, está referido al contenido del estatuto
social de la empresa, por lo cual, no procedería infracción normativa. Debido a que los
convenios societarios entre accionistas se obligan entre sí y para con la sociedad, lo cual
en el presente caso es inviable debido a que a) el eje central de la controversia es la
exclusión de accionista de una sociedad anónima y la referida norma citada como
infractora por parte de la Demandada, no guarda relación con la controversia, b) recordar
que se está tratando de una sociedad anónima y la LGS en lo referido a sociedad anónima
no plantea causales de exclusión con excepción de afectaciones al capital de la sociedad
por parte de los accionistas, pero no es el caso.
Por otro lado, estoy de acuerdo con el fallo de la casación en la cual se declaró
IMPROCEDENTE el recurso de casación, sin embargo, no estoy del todo de acuerdo con
los argumentos de improcedencia. Sin bien es cierto, la casación señala que la
improcedencia de la impugnación se fundamentó concretamente en que a la Demandante
no se le notificó los cargos atribuidos que sustentarían su exclusión de la empresa
Demandada y que, por tanto, no se le brindó la posibilidad de hacer valer su derecho a la
defensa, vulnerándose el principio del debido proceso.
Desde mi posición, considero que, la IMPROCEDENCIA de la casación también debió
basarse en la viabilidad o no de la exclusión de un accionista en una sociedad anónima
conforme a la LGS y según los hechos mencionados en el presente caso.
Finalmente, no quitaría el argumento en el fallo de la casación, en referencia a la
notificación personal por parte de la Demandante a la Demandada, es más, como ya lo he
mencionado alegaría a modo complementario que pudo haberse aplicado supletoriamente
el debido proceso corporativo, sin embargo, le restaría un poco de fuerza al hecho de no
haberle notificado a la Demandante sobre las causales de exclusión como parte de la
solución a la controversia, ya que, finalmente, la controversia se centra en si es válida la
exclusión o no de un accionista por los hechos mencionados en el presente caso, además
considero preciso mencionar que la viabilidad de la exclusión o no de accionista tampoco
tuvo el papel protagónico en la sentencia de última instancia.
CAPÍTULO II
MARCO TEÓRICO
19
Ley General de Sociedades es de suma relevancia para el adecuado manejo de los
negocios en nuestro país.
Así las cosas, hurgando en los antecedentes de la LGS, “se conoce que el 27 de julio de
1966, se expidió la Ley de Sociedades Mercantiles, aprobada mediante Ley Nº 16123, la
cual era concordante con el entonces vigente Código Civil de 1936. Años después se
promulga la Ley General de Sociedades a través del Decreto Legislativo Nº 311 de 1984,
posteriormente modificada por el Decreto Supremo Nº 003-85-JUS del 13 de mayo de
1985 que da origen al Texto Único Concordado de la LGS; ambos dispositivos legales
repiten prácticamente lo ya esbozado en 1966”. (Echaiz, 2005).
Por lo cual, es necesario que la ley de Sociedades Mercantiles N° 16123 desarrolle por
primera vez en nuestro país un sistema referido a impedir que las mayorías excedan los
límites de sus facultades, obligándolas a que desenvuelvan su acción dentro del marco de
la ley y del estatuto social; sin embargo, es importante precisar la necesidad de equilibrar
los poderes, manteniendo siempre el derecho de la mayoría de dirigir la marcha de la
sociedad, pero asignándole a la minoría un supuesto rol de control de la vida societaria.
(Echaiz, 2005).
Por otro lado, el Profesor Echaiz Moreno coincide con el Profesor Hundskopf Exebio,
sosteniendo que la Ley General de Sociedades de 1984 y 1985 transcribe literalmente lo
articulado en la Ley 16123; sin embargo, es el Código Procesal Civil que introdujo
modificatorias relevantes para llevar a cabo un proceso en materia societaria (2005, p.17).
Asimismo, Hundskopf mencionada que: “Es interesante además conocer cómo
funcionaba la impugnación de acuerdos societarios antes del hoy vigente Código Procesal
Civil. Había dos vías procedimentales para el trámite dependiendo de la pretensión de la
demanda; si se sustentaba en vicios de carácter mercantil el trámite era el proceso de
menor cuantía (ahora podría llamarse abreviado). Si se trataba de vicios sustentado en las
causales del Código Civil la demanda debía tratarse en la vía ordinaria (proceso de
conocimiento), pues la naturaleza de la pretensión exige plazos mayores para su
probanza. Sin embargo, con las modificaciones del Código Procesal Civil se incluyó en
ese momento la vía del proceso sumarísimo, siendo utilizable cuando las impugnaciones
se funden en defecto de convocatoria o falta de quórum, por ejemplo”(2019, p. 25).
Es así, que después de más de dos años de intensa labor, la referida Comisión: “Realizo
la entrega correspondiente del Anteproyecto de Ley al Ministro de Justicia el 31 de
diciembre de 1996. A través del Oficio Nº 017-97-PR de fecha 3 de febrero de 1997, el
Poder Ejecutivo envió al Congreso de la República el Proyecto de Ley signado con el Nº
2491/96-CR y, durante la sesión del 26 de febrero de 1997, la Comisión Permanente del
Congreso de la República acordó nombrar la Comisión Revisora del Anteproyecto de la
Ley General de Sociedades, la que estuvo integrada por los congresistas Carlos Torres y
Torres Lara (presidente), Javier Alva Orlandini, Jorge Avendaño Valdez, Jorge Muñiz
Ziches y Jorge Trelles Montero, siendo luego incorporados los congresistas Ricardo
Marcenaro Frers y Lourdes Flores Nano” (Echaiz, 2005).
El 2 de marzo de 1997 se publicó el texto del Anteproyecto de Ley elaborado por la
Comisión Redactora. Posteriormente, con fecha 10 de mayo de 1997 se hizo lo propio con
el Proyecto de Ley aprobado por la Comisión Revisora. Asimismo, con fechas 3 de
octubre y 28 de octubre de 1997 se publicaron los respectivos Proyectos de Ley
aprobados por la Comisión Permanente (Echaiz, 2005).
20
Finalizando este recuento por la trayectoria de la LGS, el 9 de diciembre de 1997, fue
publicado el texto de la Ley General de Sociedades N° 26887, actualmente vigente.
Lográndose una amplia difusión sobre los trabajos preparatorios, con la finalidad que
pudiesen expresar sus comentarios, críticas o sugerencias de todos aquellos involucrados
con la materia (Echaiz, 2005).
Cabe mencionar que, según el profesor Echaiz “en el año 1994, aún se continuaba con
una legislación societaria cuya antigüedad superaba los 28 años, por lo que el Profesor
Echaiz Moreno la consideraba obsoleta por los cambios sucedidos en la realidad
empresarial y en el contexto económico” (2005, p.16).
Como bien lo señala, Montoya (1967), “a diferencia del Código de Comercio de 1902 que
no contenía ninguna norma sobre el particular, la Ley de Sociedades Mercantiles No.
16123 de 1966 estableció un mecanismo para que los accionistas puedan impugnar los
acuerdos de las Juntas Generales que consideren contrarios a la ley o a sus estatutos y, en
general, lesivos a los intereses de la sociedad. El hecho de que dentro del Código de
Comercio no se hubiere contemplado el derecho de impugnación de acuerdos de las
Juntas Generales, no impidió que, en la práctica, entre 1902 y 1966, se demande
judicialmente la impugnación a través del procedimiento ordinario, pero por lo dilatado
del trámite, el accionista se desalentaba de iniciarlo, o tan sólo lograba ver los resultados
cuando la decisión judicial resultaba ineficaz siendo por tanto un derecho ilusorio. Para el
doctor Montoya Manfredi este fue uno de los hechos que originó el retraimiento o el
alejamiento de inversionistas como socios de sociedades anónimas” (1967, p. 260).
- Para empezar, tenemos que, el profesor, Hundskopf menciona que: “Si bien es cierto, en
artículo 95° de la nueva LGS que nombra los derechos mínimos del titular de acciones
con derecho a voto, no incluye el derecho a la impugnación de acuerdos societarios, ya
que, en la propia LGS en su artículo 139° identifica puntualmente los acuerdos de juntas
de accionistas susceptibles de impugnación, reconociendo y precisando en su artículo
140° que son los accionistas quienes en determinadas circunstancias pueden impugnar los
acuerdos de la junta general de accionistas. Es, pues, un derecho potestativo ya que el
accionista tiene la facultad o no de ejercitarlo. Es además un derecho personal porque es
21
inherente a la condición de accionista, condición que, no solamente debe ostentarse al
momento de tomarse el acuerdo materia de la impugnación, sino que debe mantenerse
durante todo el proceso y, finalmente, es un derecho subjetivo por cuanto se le concede al
accionista dicho derecho para formular su pretensión en base a su apreciación personal, la
misma que debe compatibilizarse con el interés social” (2012, p. 78).
El texto del artículo 139° de la LGS establece que pueden ser impugnados judicialmente
los acuerdos de la junta general de accionistas cuyo contenido sea contrario a esta ley, se
opongan al Estatuto o al Pacto Social; o que lesionen beneficio directo o indirecto de uno
o varios accionistas los intereses de la sociedad, señalando además que los acuerdos que
incurran en causal de anulabilidad previstos en la LGS o en el Código Civil también serán
impugnables en los plazos y formas que señale las normas correspondientes señalen. En
lo sustancial, adviértase que la LGS no establece un trato diferenciado entre acuerdos
nulos y acuerdos anulables, no entrando a precisar cuáles de esos acuerdos son nulos y
cuáles anulables, como si lo hace la nueva ley de sociedades anónimas de España,
aprobada por real cédula número 1564 del año 1989. El artículo 115° de dicho cuerpo
legal que considera como acuerdos nulos, los acuerdos contrarios a la ley, señalando que
los demás acuerdos, es decir, los contrarios al Estatuto o que lesionen los intereses de la
sociedad son anulables, distinción que acarrea, importante diferencia respecto a la
legitimación activa, respecto a los plazos de caducidad y también en lo concerniente a las
vías procesales (2012, p. 80).
- Para debatir en el tema, el profesor Hundskopf “recoge la opinión del profesor español de
derecho Mercantil, Rafael Jiménez de Parga, quien hace mención al artículo 115° de la
ley española que constituye la base sobre la que se asienta el sistema vigente de
impugnación de acuerdos, adicionándose a este artículo, el contenido del artículo 143°
que por primera vez el ordenamiento jurídico español abre a los administradores
(directores) la posibilidad de impugnación de acuerdos nulos o anulables adoptados por el
Consejo de administración o cualquier otro órgano colegiado de administración” (2017, p.
66).
- Según Garrigues y Uría (1976) “En nuestro marco legal, el hecho de que no exista una
diferencia expresa no nos impediría considerar como acuerdo nulo, al igual que lo hace la
actual ley española como el que es contrario a la ley y cómo acuerdo anulable, el que
atenta contra el Estatuto, el Pacto social o el interés social. Sin embargo, sustento de la
postura asumida por nuestra ley de no hacer ninguna diferencia entre ambos supuestos
está la opinión de Garrigues y Uría para quienes es conveniente evitar las distinciones
entre acuerdos nulos y anulables y hacer de toda validez de los acuerdos sociales causa
simples de impugnación, para de esa manera excluir la posibilidad de situaciones
divergentes y apartar la amenaza indefinida de la acción de nulidad respondiendo a la
necesidad que tienen las sociedades anónimas de ser dinámicas y de dar seguridad a sus
accionistas y terceros” (1976, p. 80).
- Como sostiene Román, la doctrina nacional ha contemplado dos posiciones netamente
disímiles sobre la manera en la que debería entenderse y aplicarse el régimen de invalidez
de los acuerdos societarios. Estas posiciones deben su origen a la existencia de una
22
situación antinómica en el ordenamiento jurídico societario. Efectivamente, la antinomia
aludida se verifica por la presencia de 2 condiciones, a saber: a) la existencia de normas
contradictorias (artículos 38°, 139° y 150° de la LGS) que al parecer se refieren al mismo
supuesto de hecho, y b) las consecuencias jurídicas asignadas por las normas
involucradas, que son a su vez incompatibles entre sí (2019, p. 82).
Así, según Román, la inconsistencia normativa dio lugar a que en el medio jurídico
nacional se postulen, dos posiciones interpretativas, que son los siguientes:
Cualquiera de las dos posiciones expuestas; a adoptarse no solo deben ser consistentes
con las normas del ordenamiento sino además resultar coherentes y ello supone
desarrollar un razonamiento atento a los valores implícitos que unificarían el
ordenamiento, logrando un mejor entendimiento de la norma (Román, 2019).
A tenor de Román, así las cosas, el derecho de impugnación, se entendería que constituye
en esencia una declaración de voluntad que tiene por propósito invalidar un acuerdo
societario determinado, y qué es realizado por un sujeto de derecho investido de tal
atributo por la ley (legitimado), siendo que la declaración es formulada ante un juez - o
ante un árbitro - y debe dirigirse necesariamente contra la sociedad emisora del acuerdo
cuestionado. En tal sentido, consideramos indiscutible el carácter procesal del derecho de
impugnación, pues es allí donde encuentra su real y efectiva manifestación, es decir, en
los tribunales de justicia (2019, p.193).
Además, es propio de señalar que el carácter procesal de este hecho obedece a que no
deriva de algún derecho sustantivo en particular -derecho de voto o de fiscalización como
23
algún sector doctrinario sostiene -. antes bien, a través de él se garantiza la vigencia y
eficacia de todos los derechos individuales y colectivos que han podido ser violentados a
través de una decisión societaria (Román, 2019).
En efecto, según Elías se tiene que:
El derecho de impugnación no deriva de un derecho material o sustantivo previsto en la
LGS, es más, el propio derecho de impugnación no constituye en sí mismo un derecho
material, como sí lo son el derecho a la suscripción preferente, el derecho al voto coma el
derecho a estar informado, el derecho a la separación, etc. Esto en la medida que no
resulta jurídicamente posible sostener la existencia de un derecho subjetivo a nulificar una
situación jurídica. Antes bien su naturaleza se ajusta más a una potestad conferida por el
ordenamiento jurídico. Es decir, el derecho subjetivo se caracteriza por tener su origen en
una relación jurídica concreta, a recaer sobre un objeto específico y determinado, consiste
en una pretensión concreta y corresponde con un deber atribuible a un sujeto pasivo, que
es, En este sentido, un sujeto obligado. En cambio, la potestad no se genera en la relación
jurídica alguna, ni en pactos, negocios jurídicos o actos o hechos singulares, sino que
procede directamente del ordenamiento. En segundo término, no recae sobre ningún
objeto específico y determinado, sino que tiene un carácter genérico y se refiere a un
ámbito de actuación definido en grandes líneas o direcciones genéricas. (1999, p. 35).
Así las cosas, resulta erróneo asignar el derecho de impugnación un contenido de origen
material, o incluso accesorio derivado de algún derecho societario en particular. El
derecho de impugnación constituye en esencia una manifestación en sede Mercantil del
24
derecho a la tutela jurisdiccional efectiva previsto en el artículo 139° de la Carta Magna
coma como se verá a continuación (Elías, 1999).
Como no puede ser de otra manera, la tesis de que en el Perú contamos con un deficiente
régimen normativo de invalidez en materia societaria, requiere de precisiones
conceptuales e interpretativas. En cambio, una situación distinta se presenta en otros
escenarios normativos, como por ejemplo el Derecho español, en el que resulta plausible
la claridad que al respecto evidencia la norma contenida en el artículo 115° de la ley
societaria española, en cuanto al recogimiento de estas categorías jurídicas de invalidez
(Montoya, 1967).
25
Después de todo lo expuesto y siguiendo la línea sobre el presente trabajo, ya que se ha
tratado de dilucidar lo concerniente a la impugnación de acuerdo societarios, relacionados
con su nulidad y anulabilidad es las sociedades anónimas en general, resulta necesario
abordar específicamente si la LGS permite que se expulsen socios de las sociedades
anónimas.
Es en tales casos se deben explorar otras opciones por las cuales se pueden llegar al
objetivo de “separar” a ese accionista no deseado.
Asimismo, el autor argumenta que: “constituye un caso de separación forzosa del socio,
un acto realizado contra su voluntad, por el cual se extingue su condición de tal y la
26
sociedad prosigue su existencia con los socios que permanecen en ella. ante el choque
entre los intereses de la sociedad y los del socio, la ley arbitra un medio idóneo para que
la primera expulse de su seno al transgresor, a quién se le paga el valor de su inversión”
(Mercado, 2002).
Sin embargo, “existen supuestos, en las sociedades anónimas, donde los socios de manera
voluntaria adoptan compromisos firmes, por encima de su obligación fundamental de
contribuir con los aportes, asumiendo las denominadas prestaciones accesorias o las
obligaciones adicionales al pago de las acciones, que amplían sustancialmente el lado
pasivo del socio; situación que ha llevado a un cierto sector de la doctrina a plantearse la
posibilidad de que los estatutos regulen la exclusión de accionistas ante el incumplimiento
de las prestaciones accesorias y obligaciones adicionales” (Mercado, 2002).
El inciso c) del artículo 55° de la LGS señala que el Estatuto de la sociedad anónima
podrá contener coma cuando corresponda, “… el régimen de prestaciones accesorias o de
obligaciones adicionales “, con lo cual se revela el carácter facultativo de ellas, buena
decisión de incluir las o no en los estatutos se deja a la autonomía privada (Mercado,
2002).
Por otro lado, el profesor Echaiz argumenta que “la legislación societaria peruana cuenta
con una regla general para la exclusión del socio y con reglas específicas para lo mismo
en cuanto a diversas formas societarias (sociedad anónima cerrada, sociedad colectiva,
sociedad comercial de responsabilidad limitada y sociedad civil), pero no así para la
sociedad anónima” (2012, p.75).
Cada socio está obligado frente a la sociedad por lo que se haya comprometido a aportar
al capital. Contra el moroso la sociedad puede exigir el cumplimiento de la obligación
mediante el proceso Ejecutivo o excluir a dicho socio por el proceso sumarísimo.
Para las formas societarias distintas a la sociedad anónima, la mencionada norma legal
cuenta con regulación específica respecto a la exclusión del socio.
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En ese orden, se concluyó que la normativa societaria peruana posee una regla general
para la exclusión del socio según el artículo 22° de la LGS y con reglas propias en cuanto
a distintas formas societarias conforme el artículo 248° de la LGS, relacionada a la
sociedad anónima cerrada, el artículo 276° de la LGS, para la sociedad colectiva, el
artículo 293° para la sociedad comercial de responsabilidad limitada y artículo 303°
inciso 3) para la sociedad civil), pero no así para la sociedad anónima.
Finalmente, es menester precisar que la norma resulta aplicable a las sociedades sin
perjuicio de la forma societaria que hubiesen adoptado porque aquella se encuentra
ubicada en el libro primero titulado, precisamente reglas aplicables a todas las sociedades
(interpretación por método sistemático) (Echaiz, 2005).
Por lo demás, nada impide que la sociedad pueda actuar de una forma distinta a las
previstas en el artículo 22 de la LGS: por ejemplo, exigiendo el cumplimiento fraccionado
del aporte según un cronograma de pagos (Echaiz, 2005).
A tenor de Elías Laroza la partida nacimiento de una sociedad es el pacto social, que
incluye al Estatuto. El contenido del pacto social y, por ende, del Estatuto, es de
observancia obligatoria, siempre que no transgredan la LGS, las normas de orden público
29
o atente contra las buenas costumbres; sin embargo, es posible modificarlo en la medida
en que se siga el procedimiento establecido para tal efecto (1999, p. 281).
De esta manera, los pactos, acuerdos o convenios de accionistas predeterminan las pautas
y lineamientos cómo funcionará la sociedad en todos aquellos aspectos en los que las
partes deben ponerse de acuerdo (ejercicio del derecho de voto, políticas de
administración de la empresa, limitaciones de la transferencia de acciones y derechos
inherentes a las mismas, entre otros). Por tales motivos, los convenios o pactos de
accionistas constituyen hoy una aplicación práctica de la teoría del buen Gobierno
corporativo, siendo estos acuerdos actualmente reconocidos por la mayoría de los códigos
de buen Gobierno corporativo (Velarde y Gonzales, 2000).
Así, como muchas sociedades cometen errores al realizar sus juntas, desde la forma en
que son convocadas, la forma en que se realizan las votaciones de los acuerdos y la forma
en que dichos acuerdos deben ser formalizados, es decir, sí basta con que consten en el
libro de actas o si se deben inscribir en los Registros Públicos (Echaiz, 2005).
Tal como lo indica el artículo 111°de la LGS: “La junta general de accionistas es el
órgano de más alto nivel en la sociedad anónima y está compuesto por todos los
accionistas”.
Ahora bien, como ya lo conocemos en las sociedades anónimas es posible que existan
acciones con y sin derecho a voto, por lo cual, en las reuniones de la junta general de
30
accionistas, no participan los titulares de acciones sin derecho a voto, con la excepción de
los casos en los que la LGS requiere de juntas especiales para tomar determinados
acuerdos, como la modificación de los derechos de una clase de acciones (Cieza, 2009).
En todo caso, los acuerdos de la junta general de accionistas se adoptan por mayorías,
considerando para el cómputo el porcentaje de participación de cada accionista en el
capital social (Cieza, 2009).
En ese sentido para una sociedad capitalista, los votos no se computan por personas sino
por capitales. Esta es una de las diferencias con otros tipos societarios como la sociedad
colectiva, en la que los votos si se computan por personas, es decir, cada socio tiene un
voto y todos los votos tienen el mismo valor (Echaiz, 2005).
En las sociedades anónimas, el peso del voto de cada socio depende de la cantidad de
acciones que posee y del porcentaje que ellas representen en el capital social, y esta regla
se aplica debido al carácter capitalista de las sociedades anónimas (Cieza, 2009).
Debe tomarse en cuenta que los acuerdos adoptados por la junta general de accionistas
son obligatorios para todos los accionistas, incluso para aquellos que hubieran votado en
contra o para los que no asistieron a la reunión en la cual se adoptó (Cieza, 2009).
Ahora bien, ¿quién convoca la Junta? la ley dispone que dicha facultad le corresponde al
directorio. Pero, como ya hemos mencionado, cuando se trata de una sociedad anónima
cerrada sin directorio, dicha facultad le corresponde al gerente (Cieza, 2009).
Según la LGS la convocatoria se efectúa mediante avisos publicados en los diarios, las
publicaciones deben realizarse en el diario oficial “El Peruano” y en otro diario de
circulación en la respectiva provincia. Si se trata de una sociedad con domicilio fuera de
las provincias de Lima o el Callao, la convocatoria se publica en el diario local encargado
de los avisos judiciales. Tratándose de una sociedad anónima cerrada, la convocatoria no
se realiza mediante la publicación de avisos en los diarios, sino mediante comunicaciones
cursadas por carta, fax o correo electrónico, según lo indicado en el estatuto. La diferencia
entre las dos formas de comunicación prevista para las sociedades anónimas ordinarias y
para las cerradas, se sustenta en los límites en la cantidad de accionistas que existe para
cada forma societaria (Echaiz, 2005).
31
Es importante además del medio por el cual se difunde la convocatoria, establecer cuándo
se debe comunicar. A tal efecto, Cieza señala que:
“La LGS dispone que cuando se trate de la convocatoria a la Junta obligatoria anual y la
junta señaladas en el estatuto, la convocatoria deberá realizarse con una anticipación no
menor de 10 días a la fecha de celebración. Si se trata de otras juntas distintas, la
convocatoria debe realizarse con no menos de 3 días de anticipación, aunque el Estatuto
puede señalar plazos mayores” (2009, p.23).
Claro está, asisten los accionistas de la sociedad. Pero ¿Cómo se determina quiénes son
los socios? El artículo 121° de la LGS dispone que pueden asistir a la Junta los
accionistas que figuren como tales en la matrícula de acciones como una anticipación no
menor de 2 días a la fecha de la celebración de la Junta (Cieza, 2009).
- Como regla general, el poder puede otorgarse a cualquier persona, pero el Estatuto
puede restringir esta posibilidad para que solo se pueda designar a otro socio, un
director o al gerente. En el caso de la sociedad anónima cerrada, la representación
está limitada por el artículo 243 de la LGS:
Con respecto al quórum, es común que en las sociedades cometan confusiones cuando
deben computar el quórum para instalar la Junta y cuándo deben computar los porcentajes
para establecer las mayorías necesarias para la adopción de un acuerdo (Hundskopf,
2019).
Por ello, es preciso señalar en este y los porcentajes de votación para determinar las
mayorías en la adopción de un acuerdo son dos figuras completamente distintas el
quórum es la cantidad límite mínimo de presencia que se requiere para instalar la Junta y
declararla válida para la toma de acuerdos. Los porcentajes de mayoría para la opción de
un acuerdo se computan luego de que la Junta ha sido instalada y se determinan para cada
acuerdo pudiendo ocurrir que algunos socios se retiren de la sesión, sin que ello invalide
la toma de acuerdos en la medida que se cuente con la mayoría requerida coma según el
tipo de acuerdo (Hundskopf, 2019).
32
DE LA DOCTRINA JURISPRUDENCIAL
Finalmente, la conclusión plenaria se dio en los siguientes términos: “El Pleno adoptó por
mayoría que «Si bien la Ley General de Sociedades no prevé este tipo de pretensiones, sin
embargo, no la prohíbe, en consecuencia, tal pretensión sería viable si no existe
posibilidad alguna que la Junta General de Accionistas pueda pronunciarse sobre los
cuestionamientos -impugnación o nulidad- de algún socio contra las decisiones del
Directorio que afectan a la sociedad o a los derechos de los socios. Sería de aplicación la
regla general prevista en los artículos 38° y 49° de la Ley General de Sociedades. En
consecuencia, sí resulta procedente la impugnación o nulidad de acuerdos de
Directorio»”.
33
“Sociedad Anónima”). La impugnación de acuerdos de la Junta General se Accionistas
procede cuando: i) su contenido sea contrario a la Ley General de Sociedades; ii) su
contenido se oponga al estatuto social o al pacto social, iii) su contenido lesione, en
beneficio directo o indirecto de uno o varios accionistas, los intereses de la sociedad; iv)
incurran en causal de anulabilidad prevista en la ley; v) incurran en causal de anulabilidad
prevista en el Código Civil; vi) se sustente en defectos de convocatoria; y, vii) se sustente
en falta de quórum. Por su parte, la nulidad de acuerdos de la junta general de socios será
viable respecto a acuerdos: i) contrarios a normativas imperativas; ii) que incurran en
causales de nulidad previstas en la Ley General de Sociedades; y, iii) incurran en causales
de nulidad previstas en el Código Civil”. (2012, p. 28).
CAPITULO III
34
acuerdo puede ser cuestionado en la vía ordinaria y a través del proceso de impugnación
de acuerdos societarios, previsto en el artículo 248° de la Ley General de Sociedades.
Dicho procedimiento constituye una “vía procedimental específica” para la remoción del
presunto acto lesivo de los derechos constitucionales invocados en la demanda y, a la vez,
resulta también una vía “igualmente satisfactoria”, respecto al “mecanismo
extraordinario” del amparo, razón por la cual la controversia planteada debió ser
dilucidada en el referido proceso.
Por lo cual, se argumenta que los hechos expuestos permiten establecer que los artículos
274° del Decreto Supremo N° 003-85-JUS relativo al capital social, 276° sobre las
normas aplicables a los aportes, 286° es relativo a la transmisión de las participaciones
sociales en cuyo cuarto párrafo se establece que son nulas las transmisiones a persona
extraña a la sociedad que no se ajusten lo establecido en la escritura social, y 296°,
asimismo, sobre la exclusión y del socio gerente por inobservancia de la prohibición de
competencia prevista en la parte final del artículo 279° no es aplicable al presente caso
por ser posterior al acuerdo de exclusión, guardan relación y resultan pertinentes para
35
dilucidar el objeto de esta controversia sobre impugnación de acuerdo societario
[Casación Civil N° 663 – Tacna - 2002, 2002].
En lo que respecta al artículo 189° del Código Procesal Civil relativo a la oportunidad
en que deben ofrecerse los medios probatorios es una norma de derecho procesal que no
puede ser cuestionada mediante una causal de casación destinada a normas materiales
por expresa prohibición del artículo 386° inciso 2° del Código Procesal Civil, resultando
improcedente este extremo [Casación Civil N° 663 – Tacna - 2002, 2002].
Por lo expuesto, se concluyó que el Recurso de Casación por las causales de aplicación
indebida del artículo 144° de la Ley N° 26887 (LGS) e inaplicación de los artículos 274°,
276°, 286° y 296° del Decreto Supremo 003-85-JUS resulta fundado, debiendo resolverse
como corresponde al conflicto de intereses [Casación Civil N° 663 – Tacna - 2002,
2002].
En ese sentido, en la presente Casación se determina que los procesos sobre exclusión de
socio gerente no es materia de discusión la transferencia de participaciones sociales,
sino el cuestionamiento a la gestión gerencial. Asimismo, no resulta amparable la
denuncia formulada por la recurrente si ésta afirma que las sentencias emitidas en el
proceso no han sido debidamente sustentadas y que la plataforma fáctica de éstas se
apoya en supuestos que no acreditan fehacientemente los hechos con los cuales el actor
pretende fundamentar su demanda; con ello lo que pretende la impugnante es que la Sala
36
Casatoria efectúe un nuevo examen de los medios probatorios, lo cual es ajeno a sus
funciones [Casación Civil N° 3685- Sullana - 2002, 2002].
Al respecto, debe indicarse que este extremo del recurso no resulta amparable, ya que no
es materia de discusión en los presentes autos la transferencia de participaciones
sociales, sino el cuestionamiento a la gestión gerencial funciones [Casación Civil N°
3685- Sullana - 2002, 2002].
Por otro lado, se alega que el Colegiado Superior ha aplicado indebidamente los
artículos 190 y 288 de la Ley General de Sociedades, normas que establecen las
obligaciones especiales y propias de los gerentes y su responsabilidad ante la sociedad,
accionistas y terceros. Sin embargo, debe indicarse que la denuncia formulada no puede
ser amparada, ya que en el basamento expuesto por la recurrente, ésta afirma que las
sentencias emitidas en el presente proceso, no han sido debidamente sustentadas y que la
plataforma fáctica de éstas, se apoya en supuestos que no acreditan fehacientemente los
hechos con los cuales el actor pretende fundamentar la demanda; coligiéndose en tal
sentido, que lo que pretende la impugnante es que esta Sala Casatoria efectúe un nuevo
examen de los medios probatorios, lo cual es ajeno a sus funciones Por las razones
expuestas y haciendo uso de la facultad prevista en el artículo 392 del Código adjetivo:
declararon IMPROCEDENTE el recurso de casación de fojas trescientos veintiocho,
interpuesto por doña María Corona Benítez Ponce; en los seguidos por don Jonny Falla
Zapata, sobre exclusión de socio gerente; CONDENARON a la recurrente al pago de la
multa de tres Unidades de Referencia Procesal, así como de las costas y costos
originados en la tramitación del recurso; DISPUSIERON la publicación de la presente
resolución en el Diario Oficial "El Peruano", bajo responsabilidad [Casación Civil N°
3685- Sullana - 2002, 2002].
37
Finalmente, dentro del análisis jurisprudencial resulta necesario conocer algunas
incógnitas relevantes al contexto del presente caso:
Sobre las normas que contienen la LGS
Según Echaiz, “La LGS contiene normas imperativas, a las que necesariamente debe
ceñirse la sociedad y normas dispositivas contra las que se puede pactar en el estatuto; en
algunos casos, la propia ley señala que se está ante una norma contra la que se puede
pactar, como ocurre con el artículo 21° la cual señala, salvo estipulación expresa en
contrario del pacto social o del estatuto; entre otras, la norma establece que contra lo
dispuesto en ella no se puede pactar, como el artículo 200° que dispone que es nulo todo
pacto que excluya el derecho de separación; asimismo, en ocasiones la norma está
redactada en términos mandatarios o prohibitivos de modo que queda claro su carácter
imperativo” (2012, p.20).
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¿Es posible la exclusión del socio en la sociedad anónima?
Como explica Echaiz, “En esta clase de personas jurídicas (la sociedad anónima) el
elemento contractual más importante lo constituye el aporte de los socios representados
por las acciones y no la persona del socio; en consecuencia, no es posible excluir a un
accionista que aporte capital por cuanto ello implicaría separar acciones del capital social.
Por lo cual, la exclusión de un accionista sólo procede en el casi de demora en el pago del
aporte, caso especialmente previsto por el artículo 100° de la LGS” (2012, p.15).
Además, se concluye que “Al no existir norma que prohíba pactar la exclusión de
accionistas en la sociedad anónima ordinaria, la exclusión de accionistas no es una
característica esencial de las sociedades anónimas cerradas y no existe inconveniente en
incluir en el estatuto de sociedades anónimas ordinarias disposiciones previstas para las
sociedades anónimas cerradas que no contravengan la regulación de la sociedad anónima
ordinaria, se concluye que pactar causales de exclusión en las sociedades anónimas
ordinarias es licito” (Echaiz, 2012).
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CONCLUSIONES
1) El estatuto social tiene como finalidad especificar como se regirá el funcionamiento de una
sociedad, lo cual se encuentra respaldado estrictamente por la LGS, en ese sentido, el
estatuto social se tendría que celebrar de manera clara y específica para la correcta
interpretación entre los miembros de la sociedad ante controversias.
5) Tener en cuenta que el artículo 26° del estatuto social hace referencia al retiro de flota más
no específicamente a la exclusión del accionista de la sociedad cuando el accionista
infrinja el estatuto social, previo requerimiento notarial al accionista infractor ante el
incumplimiento reiterado de hasta tres veces de los estatutos o acuerdos de la Junta
General de Accionistas, tendrá que retirar su flota de las rutas.
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Siendo así, cuando nos encontremos en situaciones en las cuales los accionistas no desean
que otro socio permanezca como tal, no tendrán a disposición un mecanismo para
expulsarlo, sin importar los porcentajes de participación que posean.
Sin embargo, en tales casos se debe explorar otras opciones por las cuales se puede llegar
al objetivo de “separar” a ese accionista no deseado, como, por ejemplo, la transferencia
de acciones.
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Referencias Bibliográficas
43
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aplicación del articulo 1365 del Código Civil. Ius et Veritas, 16.
Veritas, I. E. (2017). Derecho Societario . Lima: Ediciones Legales .
44