El sfumato es una de las técnicas bien representativas del momento
más brillante del Renacimiento: el Alto Renacimiento (que es cuando están activos al mismo tiempo Leonardo, Miguel Ángel y Rafael).
Es la técnica que desarrolla Leonardo y que consiste en difuminar
contornos. Difuminar significa eliminar el borde bien delimitado, volviéndolo borroso, nublado, como visto a través del humo, y para esto se utilizan finísimas capas de pintura que se transparentan y se aplican una sobre otra, llamadas “veladuras”. Sobre esas veladuras luego se hacen retoques muy delicados.
Al dejar difuminados los contornos, los bordes, fundiendo también
luces y sombras, se alcanza un mayor realismo, una mayor profundidad, y una belleza nunca antes lograda por la suavidad de los gestos en los retratados.
Sfumato.
Sfumato viene del italiano “fumo” (humo).
Es la técnica que consiste en difuminar los contornos a partir de
suaves gradaciones de tonos. Al mismo tiempo se funden luces y sombras.
Como resultado se logra dar mayor realismo a las figuras
representadas y se obtiene también una sensación de mayor profundidad. Leonardo es quien desarrolla esta técnica y la inmortaliza con su Gioconda, el cuadro más conocido de la historia de la Pintura. Estudiando la obra, se ha descubierto que el artista utiliza hasta 30 superposiciones de pintura para conseguir las gradaciones.
El propio Leonardo define el efecto buscado de esta manera:
“brumoso, sin líneas ni contornos, a la manera del humo”.
Con la sutileza, la textura y el realismo que aporta el sfumato, la
pintura entra en una nueva etapa, dejando atrás un pasado de rigidez y “dureza” en las escenas representadas y retratos (en los que se logran gestos suaves y dulces) .
Imagen: Retrato de una Dama (1515). Bernardino Luini.