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Steve Jobs.

Administración y gestión en enfermería


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enfermería
Cruz ElenaTovarRodriguez
Comenzando con la película la Imagen que se ha impuesto de Steve Jobs es la de
que se trataba de un visionario que supo introducir innovaciones que han
cambiado el panorama tecnológico para siempre con el ordenador personal (a
través de sus modelos Siendo ello cierto, no es menos verdad que no es tan
conocido que en la trayectoria de Jobs existe un corte radical a partir del conflicto
surgido en 1985 en el seno de la propia empresa que él fundó.

Lo peculiar de esta historia viene después. Tras la salida de Jobs, Apple entró en
una dinámica de lenta decadencia que acabó provocando la salida de Sculley y su
sustitución por Michael Spindler, primero, y por Gil Amelio, después, hasta que en
1997 se vio en la reincorporación de Jobs como única salida a la casi segura
bancarrota. Y su retorno a la cúpula de la empresa no tuvo nada que ver con su
primera etapa. Esta vez, todo fue distinto. Siendo capaz, como en los años 80, de
continuar encadenando innovaciones que proporcionaron a la marca toda una
legión de fieles incondicionales, al mismo tiempo supo dirigir la empresa con
sólidos criterios de gestión que llevaron a que Apple haya llegado a ser la firma
con mayor capitalización bursátil de la historia Para entender qué había cambiado
de una época a otra, sería conveniente describir la marcha de una empresa como
el resultado de la interacción de tres fuerzas muy distintas que no siempre operan
coordinadamente siguiendo lo de a continuación:
1.- LA CREATIVIDAD.
2.- LA BUROCRACIA.
3.- EL LIDERAZGO.

comenzando con la creatividad permite innovar, crear


nuevos productos, descubrir nuevas formas de
fabricar, vender y comercializar los productos ya
existentes, encontrar mercados que no habían sido
identificados con anterioridad, hallar nuevos modos de
organizarse y actuar. La creatividad es la fuerza
esencial para que una empresa se mantenga viva y
logre irse adaptando a las cambiantes circunstancias del entorno. Sin embargo, la
creatividad, por sí misma, no es capaz de llevar a una empresa a buen puerto. Por
su propia condición, la creatividad nace del caos, de la improvisación, del azar y,
por tanto, le resulta difícil poner orden en todo aquello que genera.

Para conciliar estas dos fuerzas que tienden a estar en contradicción es


fundamental el liderazgo. El liderazgo ha de aportar la visión, la estrategia y la
dirección para dar a cada una de las restantes fuerzas el lugar que tiene que
ocupar en el seno de la empresa. No puede dar un peso excesivo a una de ellas
ni, lo cual es el mayor peligro a evitar, provocar que el propio liderazgo acabe
devorando a la empresa de modo que cualquier paso, trámite o decisión deba
pasar previamente por la dirección o que la misma se acabe aislando de la
realidad y acabe imponiendo criterios caprichosos, arbitrarios o puramente
personales.

El inicio de Apple ejemplifica a la perfección la importancia de la creatividad para


que una empresa consiga el éxito. Con escasos recursos, la idea central que
propició que la marca fuera adquiriendo renombre y prestigio en el mercado fue la
de convertir el ordenador en una herramienta accesible al usuario doméstico. Este
concepto puede parecer simple hoy en día, pero a principios de los ochenta se
pensaba que el ámbito de la informática quedaba reducido al de las grandes
empresas y los grandes usuarios sin que fuera a ser una pieza de importancia en
el consumo de los hogares. Todo ello cambió y fue contra la opinión generalizada
del sector por lo que no cabe pensar que la estrategia de Jobs fuera obvia sino,
más bien, todo lo contrario.

Sin embargo, ese torrente de creatividad que se


convirtió en rasgo identificativo de Apple no fue canalizado de forma sensata y
racional cuando la empresa adquirió mayor volumen y complejidad. El gasto
excesivo de recursos para desarrollar nuevos modelos y (algo que no aparece en
la película pero que tiene gran importancia) la incompatibilidad entre los distintos
modelos que Apple fue introduciendo en el mercado lastraron la posición de la
empresa y forzaron la salida de Jobs.

Pero cuando Jobs se fue, la capacidad de innovación de Apple quedó fulminada y


entró en un proceso de decadencia del que, obviamente, los burócratas que
ocuparon su lugar no fueron capaces de corregir. Resulta ilustrativo, a este
respecto, que, en las dos ocasiones en que se destituye a un director general en la
película, los miembros del Consejo de Administración dicen exactamente lo
mismo: “Y, ahora, ¿qué hacemos?”. La burocracia puede saber cómo hay que
hacer las cosas, pero no suele tener tan claro qué cosas son las que hay que
hacer. 
Cuando Jobs volvió a Apple en 1997 y aprovechando, en gran medida, su
experiencia acumulada en la compañía de animación Pixar y en la de informática
Next, supo rectificar los errores de su primera etapa y, a la vez, sin perder los
rasgos de creatividad permanente e innovación continua, hacer de la empresa un
ejemplo de buena gestión. Y, lo que era aún más difícil, creo que su liderazgo se
ejerció dando suficiente aire a la empresa para que el mismo no la acabara
ahogando. Que, tras su retirada como primer ejecutivo de Apple y su posterior
fallecimiento el año 2011, la empresa haya continuado en primera línea del sector
es muestra de que la misma está impregnada de una cultura corporativa que ya
tiene su propia dinámica y que no depende exclusivamente de la persona que esté
al mando.

Hay un segundo aspecto que me interesaría destacar de la película. Tal como


hemos escrito la conjunción de fuerzas que operan en una empresa, es fácil
deducir que es sumamente complejo el mantener una senda continua de éxito.
Igual se consigue el equilibrio entre las fuerzas en contradicción, incluso por un
largo período de tiempo, que se pierde el mismo por cualquier hecho o
circunstancia.

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