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Para entrar en contexto

A partir de 1955, en Uruguay empezó a agotarse el modelo económico y político de


crecimiento hacia adentro. La desigualdad social se hizo más evidente. La idea de
Uruguay como un país más desarrollado que el resto de América Latina empezó a ser
cuestionada por la realidad. Los distintos gobiernos del período no pudieron resolver
los problemas económicos y sociales que se les presentaban y ante el miedo de una
rebelión social se volvieron más censuradores y represivos.

La década de 1960 fue un período de crisis y cambios en el Uruguay y en el mundo; el


Estado de bienestar empezaba a desmoronarse. El rock, la cultura hippie, el Mayo
francés, la Revolución cubana daban cuenta de que el mundo estaba cambiando. Por
entonces, en Uruguay terminaba el tiempo de crecimiento económico y de bienestar
social del período batllistas y era difícil encontrar alternativas.

Surgieron cambios en lo político: el Partido Colorado perdió las elecciones y los


blancos gobernaron entre 1958 y 1962 derribando la política batllistas y creando un
Estado más liberal. La crisis económica obligó al gobierno a firmar los primeros
acuerdos con el FMI a cambio de préstamos para cubrir los gastos del país.

En lo económico, el problema principal fue la disminución de las exportaciones de


materia prima; en consecuencia, entraban menos dólares al país y el Estado no tenía
dinero para ayudar a la industria nacional. Los obreros y la clase media fueron los que
más sufrieron la crisis: desempleo, baja de salarios y suba de precios de los productos
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básicos .

Los sindicatos y los grupos de izquierda se movilizaron: en 1964 se fundó la CNT y se


formaron varias agrupaciones de izquierda con la idea de lograr una revolución
popular por las armas como en Cuba; una de estas agrupaciones fue el grupo
guerrillero MLN-T.

En 1967 se reformó la Constitución y se le dio al presidente más poder de decisión. Ese


año ganó las elecciones el general Óscar Gestido, quien falleció a los pocos meses de
asumir y quedó en el poder su vicepresidente, Jorge Pacheco. Junto con sus ministros,
que integraban los grupos económicos más importantes del país, Pacheco gobernó
aplicando represión policial y censura política, redujo los salarios y congeló los precios
para intentar detener la inflación. Se estaba gestando el principio del final de la
democracia.
Cuando Bordaberry asume la presidencia el primero de marzo de 1972, en medio de
un escenario de gran tensión social y política. Por un lado, enfrentaba la movilización
de los trabajadores reunidos en la convención nacional d trabajadores C.N.T, mientras
que por el otro, las actividades de los grupos guerrilleros. Al igual que Pacheco Areco
busco el apoyo de los militares, el ejercicio del poder lo hacía cada vez más
inconstitucional

Las fuerzas armadas y el poder político, aceptaron el uso de la tortura física y


psicológica en contra de los supuestos enemigos, faltaba poco para que la democracia
llegara definitivamente su fin

El marte 26 de junio de 1973 un grupo d empresarios influyentes se reunió en


Montevideo con representantes de las fuerzas armadas, a puertas cerradas
manifestaron su inquietud, había que controlar a los obreros politizados y privatizar el
sector público. Un día después Bordaberry anuncio la disolución del parlamento 2 un
día después Bordaberry anuncio la disolución del parlamento y prohibió la actividad de
los partidos políticos, se iniciaba formalmente la dictadura en Uruguay la única en su
historia.

A diferencia de otros gobiernos militares de la región las FF-AA dejaron el cargo de


presidente en manos de un civil. Juan María Bordaberry quien llego al poder gracias al
voto popular en 1972 y en el 73 se vuelve el primer dictador de su país.

Este régimen impuso el terrorismo de estado para evitar cualquier tipo de oposición
hacia su modelo económico y político, secuestros prisión prolongada tortura
violaciones, asesinato desapariciones y robos de niños formaron parte del sistema
represivo de la dictadura de este país. el gobierno también declaró ilegales a los
partidos políticos disolvió la C.N.T y reprimió la actividad sindical e instauro la censura
y cerro los medio de prensa independientes . La justicia militar acuso a hombres y
periodistas de la cultura como por ejemplo el escritor Juan Carlos Onetti y el director
del semanario Marcha Carlos Quijano.
NO ES DICTADURA

Fue lo que expresó la célebre tapa del semanario Marcha que se burló de la
disposición de la dictadura uruguaya respecto a que no podía calificarse como
dictadura al régimen de facto que se había iniciado en el país.

La misma madrugada del golpe de Estado del 27 de junio, el dictador Juan María Bordaberry
firmó un decreto que prohibía “todo tipo de noticias y comentarios que afecten negativamente
el prestigio del Poder Ejecutivo y las Fuerzas Armadas o que atenten contra la seguridad o el
orden público”

Quijano se veía venir el golpe, lo había dicho muchas veces en los meses. ¡Sabía que se
venía!

La nota en su página 4, afirma: “Nadie puede sorprenderse. Esto ominosa caída del 27
de junio, es el resultado de un proceso que se inició hace tiempo y que se cumplió, paso
a paso, a la luz del día. Durante este último año escribimos en repetidas oportunidades
sobre el tema. Nada agregamos, nada quitamos ahora, a cuanto dijimos. Era
obligación prever y, de antemano, juzgar y condenar. Era obligación también, disipar
equívocos, adelantarse a los manidos sofismas y a las despreciables razones que en
circunstancias semejantes siempre manejan loa actores de turno —nada nuevo ni
siquiera bajo el sol de esta tierra— y esforzarse por impedir la funesta ejecución. Todo
se consumó; pero algo se h ganado de todos modos. Va rasgado está el velo y caída la
máscara.” Pag4

—La percepción queda demostrada por el informe publicado entre la páginas 4 y 9,


titulado: “La era de los militares. Sin velos y sin máscara”, que por su profundidad y
calidad de información debió estar preparado con anticipación.

El informe evoca artículos publicados en Marcha desde agosto de 1972 hasta mayo de
1973. Los títulos señalados en la frecuencia: Tiempos difíciles, Los dados se han
echado a rodar, Confusiones peligrosas, Tanto va el cántaro al agua, La carreta
fantasma, La soledad de las armas.

—La cobertura de la última sesión Asamblea Legislativa previa a la disolución del


Parlamento (páginas 8 y 9), iniciada en la tarde del 26 de junio y finalizada en la
madrugada del 27, fue titulada: Documentos para una historia.

—El informe finaliza con una exhortación escrita por Carlos Quijano: “Ahora comienza
otro capítulo de la historia. La aventura se inicia con sus colgajos habituales: Consejo
de Estado, Reforma de la Constitución, ahora es la soledad de las armas. Ahora, más
que ayer, el dilema es: resistir o someterse. Ahora, como siempre, creemos en nuestra
tierra y en nuestra verdad. La batalla no terminó, apenas empieza.” Pag 9

.
Conclusiones

En este contexto se buscó reprimir prácticas que se alejaran de la visión que el gobierno
intentó imponer en su relato fundacional, siendo el control de las instituciones culturales una
evidencia de esto. Encontramos en el cierre de los museos y la Facultad de Bellas Artes, entre
otros, claros signos de censura. La misma siempre venía acompañada de un relato oficial que
se buscaba consolidar un orden social en los que se denomina “un nuevo Uruguay” .La
clausura del semanario se enmarca en un complejo plan de actividades que apuntaba a
desactivar todo tipo de actividades sociales que no estuviera en sintonía con el régimen civil-
militarBibliografia
BIbliografia

Ref 2 semanario Marcha nº 1649 con fecha 30 de junio 1973

http://bibliotecadigital.bibna.gub.uy:8080/jspui/handle/123456789/1498

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