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Cuando un grupo de
revolucionarios patriotas se rebeló en
una organizada hazaña. Al siguiente día,
luego de los desgastantes combates,
recibieron refuerzos de criollos e
indígenas. Fortalecidas las filas, tomaron
la Plaza Central (hoy Parque Calderón) y
luego el cuartel que había sido
abandonado por el ejército real en
retirada.
Con el fin de obtener libertad se hicieron luego dos intentos, pero ambos
fracasaron, hasta que el 3 de noviembre de 1820 el Dr. José María Vásquez
de Noboa como gobernador de la ciudad mandó a publicar unas Reales
Ordenes Españolas, acompañado de la escolta militar; mientras se leía dicho
mando en una esquina de la ciudad, nueve patriotas en complot con Vásquez
se echaron sobre la escolta y la desarmaron a la fuerza.
Los nueve estaban comandados por el Teniente Tomás Ordóñez, quién fue
herido cuando se hallaba trabado en una lucha con un soldado y una bayoneta
le atravesó la pierna de un golpe. Los patriotas se reunieron en la Plaza de San
Sebastián. Allí con un numeroso grupo de ciudadanos cuencanos proclamaron
la libertad e Independencia de Cuenca. Ordóñez a pesar de encontrarse herido,
recorría las calles, animando y entusiasmando las multitudes; luego se unen
dos sacerdotes: José Peñafiel y Juan María Ormaza, quién fue el principal
orador, manifestó con elocuencia los sacrificios que todos debían hacer por la
libertad e independencia. El jefe militar llamado Antonio García Trelles
originario de España al ver este ataque, da la orden a sus 109 soldados para
que salgan del cuartel e iniciaran la pelea entre la gente del pueblo y los
militares.