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La escritura es tecnología.

La más poderosa que la humanidad ha conseguido


desarrollar para recopilar, almacenar y difundir información. Pero su origen aún es un
misterio. Según varios estudios, hasta cuatro sistemas de escritura fueron inventados a
la vez en diferentes lugares del mundo: en Mesopotamia (actual Irak), se usó la
escritura cuneiforme alrededor del 3300 a.C y en Egipto alrededor del 3200 a.C.
También hay registros de un sistema en pleno funcionamiento en China. Y sobre el 900
a.C apareció la escritura en Mesoamérica, con los olmecas.

Por otro lado, la escritura con tinta utilizando pinceles y lápices se localiza por primera
vez en Egipto. En tierra de faraones, esta tenía dos funciones: una ceremonial (tallada
y pintada en las paredes como los jeroglíficos) y otra al servicio de las administraciones
reales y del templo (escrita). Es a partir de esta escritura egipcia que se desarrollaría
por primera vez un alfabeto desde el 1850 a.C en adelante.

Paralelamente, en China, los primeros ejemplos de escritura se encontraron cerca de la


actual Anyang, a 500 km al sur de Pekín. Aquí, los reyes de la dinastía Shang (1300 a.
C.) llevaron a cabo rituales con huesos de animales. En estos se grababan inscripciones
con preguntas que se le hacían a los antepasados sobre temas como la rotación de
cultivos, la guerra, el parto e incluso el dolor de muelas. Hasta la fecha, se han
encontrado casi 150.000 ejemplares, que contienen más de 4.500 símbolos.

Investigaciones recientes sugieren otro tipo de escritura en el área de Mesoamérica,


que se extiende desde el sur de México hasta Costa Rica, cerca del 900 a.C. Esta sería
usada por los mayas, mixtecos y aztecas. Todavía quedan muchas preguntas sobre el
alcance y la complejidad de su uso en la Mesoamérica precolonial ya que gran parte de
los materiales que sobrevivieron fueron quemados por los conquistadores españoles.

Y la primera evidencia de un alfabeto como el que conocemos hoy fue el alfabeto


fenicio. El sistema usaba símbolos para representar consonantes y los comerciantes lo
extendieron por el Mediterráneo y lo usaron para llevar registros y contabilidad. De
este alfabeto provino la escritura aramea y el alfabeto griego, lo que condujo al latín
que usamos hoy en día que presenta símbolos tanto para consonantes como para
vocales.

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