Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
cuenta con una amplia gama de variedades, la cuales se cultivan en gran parte del territorio
nacional.
En México existen alrededor de 100 variedades de chiles que se dividen en frescos y secos, de
los cuales los más importantes son el chile serrano también conocido como chile verde, el chile
habanero, el jalapeño, el poblano y el pimiento morrón, entre otros.
El chile se puede producir durante todo el año siempre y cuando se cumplan los
requerimientos que las plantas necesitan para su crecimiento, ya que esta especie vegetal sólo
se puede desarrollar en temperaturas cálidas; asimismo, es importante mencionar que el
cultivo a campo abierto de este fruto disminuye durante los meses de abril y junio.
Se dice que hay tantas fórmulas de nutrición para un cultivo determinado a campo abierto,
como tipos de suelo y regiones climáticas. Si ello es cierto, México – dada su amplia diversidad
– posiblemente cuente con un sinnúmero de recetas diferentes en cada zona productora de
chiles y pimientos. Sin embargo, existen ciertas recomendaciones que pueden aplicarse a la
mayoría de condiciones de cultivo.
pH del suelo. Los chiles se desarrollan bien en un amplio rango de pH del suelo, de 5.5 a 7.5. Si
su suelo es acídico debería agregar cal agrícola o dolomita para subir el pH a un rango de 6.0 a
6.5, empleando las recomendaciones extraídas de una prueba de suelos. La dolomita es más
adecuada cuando el suelo requiere magnesio.
N, P, K. Las recomendaciones de fósforo (P) y potasio (K) están varían de acuerdo al contenido
de dichos elementos, obtenido en su prueba de suelo, mientras que los requerimientos de
nitrógeno (N) son de 200 kg/ha para toda la temporada.
Mg, S, Ca. El magnesio (Mg) y el azufre (S) son móviles en suelos arenosos, por lo cual no se
acumulan hasta niveles apreciables, pero la situación podría ser diferente en suelos más
pesados. De nuevo, la prueba de suelos determinará este aspecto. Para los suelos bajos en Mg,
se recomienda agregarlo a razón de 45 kg/ha mediante la aplicación de sulfato de potasio-
magnesio o de sulfato de magnesio. Tengan en cuenta que los requerimientos de Mg podrían
estar satisfechos si han agregado dolomita para enmendar el pH de su suelo.
Se recomienda agregar azufre (S) a razón de 45 kg/ha para la mayoría de hortalizas. El S puede
proceder de varias fuentes y generalmente se incluye en la mezcla de fertilizante en la cama de
cultivo o vía fertirrigación a lo largo de la temporada.
El calcio (Ca) es necesario para toda hortaliza para el crecimiento normal y desarrollo de los
frutos, pero los chiles son particularmente sensibles a la escasez de Ca, la cual conduce a
Pudrición apical o del extremo floral. Si el suelo contiene 300 ppm de Ca, no es necesario
preocuparse. El desafío consiste en asegurarse de que habrá Ca en cantidad suficiente cuando
se estén desarrollando los frutos. El Ca se mueve principalmente con la corriente del agua en la
planta así que los frutos no reciben generalmente su parte justa del Ca cuando las plantas
están bajo estrés hídrico
Micronutrientes. Los chiles necesitan micronutrientes tales como boro (b), cobre (Cu),
manganeso (Mn), y zinc (Zn) en cantidades muy pequeñas, de manera que cantidades
excesivas podrían ser toxicas para el cultivo. Los micronutrientes se deben aplicar al suelo con
el fertilizante de presiembra puesto que podría producirse precipitación en la cinta de riego
por goteo. Los fungicidas de uso general para el control de las enfermedades de chiles pueden
aportar cantidades importantes de algunos micronutrientes tales como Cu, Mn, y Zn. El boro
puede lixiviar por lo que suelen aplicarse no mas de 2 kg/ha con el fertilizante de presiembra si
los resultados de las pruebas del tejido de la planta han indicado carencias potenciales de B.
Irrigación por goteo. Con la irrigación por goteo, todo el P y micronutrientes se deben aplicar al
suelo en presiembra junto con el 20% de N y K. Aunque Mg y S se pueden aplicar con el
fertilizante en presiembra, el S también se podría aplicar a través del sistema de goteo.
Las cantidades de N y K restantes se deben inyectar a través del sistema del goteo
(fertirrigación) a medida que se desarrolla el cultivo. El fertilizante puede ser inyectado a diario
o con menos frecuencia (cada 3 o 4 días, o una vez por semana). La opción depende del
manejo del agua y del potencial de lixiviación. En situaciones en las que sea bajo el potencial
de lixiviar, la inyección semanal es aceptable.
La eficacia del fertilizante se relaciona estrechamente con el manejo del agua. N y K son
altamente solubles en suelos arenosos y se pueden lixiviar con el agua cuando la capacidad de
retención de agua del suelo es excedida por la irrigación excesiva. Para cultivos regados por
subsuperficie, la cantidad de agua se debe supervisar y mantener cercanas a 45 o 60 cm
debajo de la superficie de la cama. La tensión del agua del suelo medida por los tensiómetros a
15 o 20 cm de profundidad debe ser cerca de -8 a -12 centibares.
Los tensiómetros también se deben utilizar con los cultivos irrigados por goteo, manteniendo
la galga del tensiómetro a -8 a -12 centibares para el suelo a profundidad de 15 a 20 cm. El
agua no mueve lateralmente más de unos 20 a 25 cm del emisor del gotero. Cuando los
requerimientos de agua son altos, entonces se debe programar las sesiones de riego en varios
ciclos por día. Cada ciclo no debe exceder 1.5 horas para un sistema que aplique unos 6 litros
por minuto cada 100 metros.
Prueba de la savia del peciolo. En ocasiones los análisis de hoja completa toman demasiado
tiempo, de manera que cuando se consiguen los resultados ya es demasiado tarde para aplicar
medidas correctivas.