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Índice
1.- Presentación del Adviento 2022
2.- San Mateo, evangelista del ciclo A, evangelista de los “sueños”
3.- La Mesa del Altar y los adornos
4.- La Imagen de la Virgen, la corona o tronco de Adviento en la
parroquia y en los hogares
5.- Bendición de los Niños Jesús en la parroquia
6.- Sugerencias para cada domingo de Adviento
7.- Tiempo oportuno para ofrecer el Sacramento de la Reconciliación.
celebración comunitaria.
8.- Modelos para la Bendición de la Cena o comidas de Navidad
También, ha soñado Jesús, con hacer en todo la voluntad del Padre (Jn
4,34), con que todos conozcan al Padre (Jn 17,3) y que todos estemos
unidos para que el mundo crea (Jn 17, 21).
Y antes, soñó Abraham tener una tierra e hijos, y Jacob, Moisés, los
profetas… todos soñaron desde su realidad y vocación en medio de
muchas dificultades, y se cumplieron sus sueños más allá de lo
esperado.
Y, a esa multitud de soñadores esperanzados, se sumó María, soñando
ser siempre la “esclava del Señor”, san José en custodiar de la mejor
manera a la sagrada familia…
Pero también hoy sueña el papa Francisco con una Iglesia sinodal, de
discípulos misioneros atentos a las periferias, a los pobres,
evangelizadora y solidaria…
Y sueña el Obispo con una diócesis…
Y sueña cada niño, cada joven, adultos y anciano con…
Y sueña cada sacerdote y consagrado/a con…
Y sueñan los padres y abuelos con…
Y sueñas tú también con…
Nos dice San Pablo VI, en la carta Marialis Cultus, que el tiempo del
Adviento es un tiempo mariano por excelencia, ella nos enseña a
esperar en las promesas de Dios. Ella es modelo de “soñar las
promesas de Dios en esperanza de un mundo mejor”. Es el personaje
principal del Adviento, pues nadie esperó y preparó como ella la
venida del Salvador.
NOTA: Las dos páginas siguientes valen para distribuirlas en una hoja, y
animar la oración en familia entorno a la corona de Adviento. La
oración destacada en cursiva y negrita vale para encender en la
parroquia cada domingo la corona o tronco de Adviento.
para orar en familia
PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO
Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
+Amén
Oremos.
La tierra, Señor, se alegra en estos días, y tu Iglesia desborda de gozo ante tu
Hijo, el Señor, que se avecina como luz esplendorosa, para iluminar a los que
yacemos en las tinieblas de la ignorancia, del dolor y del pecado.
Lleno de esperanza en su venida, tu pueblo ha preparado esta corona con
ramos del bosque y la ha adornado con luces.
Ahora, pues, que vamos a empezar el tiempo de preparación para la venida de
tu Hijo, te pedimos, Señor, que mientras se acrecienta cada día el esplendor
de esta corona, con nuevas luces, a nosotros nos ilumines con el esplendor
de aquel que, por ser la luz del mundo, iluminará todas las oscuridades.
Él que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
Un miembro de la familia enciende la primera vela.
Y ahora rezamos juntos diciendo: Padre Nuestro…
SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo+ Amén.
Escuchemos el Evangelio: Mateo 3, 1-12.
Oremos:
Los profetas mantenían encendida la esperanza de Israel. Nosotros, como un
símbolo, encendemos esta segunda vela.
El viejo tronco está rebrotando, florece el desierto. La humanidad entera se
estremece porque Dios se ha sembrado en nuestra carne.
Que cada uno de nosotros, Señor, te abra su vida para que brotes, para que
florezcas, para que nazcas y mantengas en nuestro corazón encendida la
esperanza.
¡Ven pronto, Señor! ¡Ven Salvador!
Un miembro de la familia enciende la segunda vela.
Y ahora rezamos juntos al diciendo: Padre nuestro…
Oremos.
En las tinieblas se encendió una luz, en el desierto clamó una voz. Se anuncia
la buena noticia: el Señor va a llegar.
Preparen sus caminos, porque ya se acerca. Adornen su alma, como una
novia se engalana el día de su boda.
Ya llega el mensajero, Juan Bautista no es la luz, sino el que nos anuncia la
luz. Cuando encendemos esta tercera vela, cada uno de nosotros quiere ser
antorcha tuya para que brilles, llama para que calientes.
¡Ven, Señor a salvarnos! ¡Envuélvenos en tu luz, anímanos en tu amor!
Oremos.
Al encender la cuarta vela, en el último domingo, pensamos en Ella, la Virgen
que con gran amor te llevó en su seno y que podemos llamar Madre.
Nadie te esperó con más ansia, con más ternura, con más amor. Nadie te
recibió con más alegría.
Te sembraste en ella como el grano de trigo se siembra en el surco. En sus
brazos encontraste la cuna más hermosa.
También nosotros queremos prepararnos así: en la fe, en el amor y en el
trabajo de cada día.
¡Ven pronto, Señor! ¡Ven a salvarnos!
Bendice esta mesa símbolo del compartir que tú quieres realizar con
todos los seres humanos. Gracias por los dones que nos has hecho a
través de tu generosidad y del trabajo de este año, abre nuestro
corazón siempre a compartir con los necesitados.
Que esta noche y siempre nos visites tú, Jesús recién nacido, con tu
Buena Noticia y abre nuestro espíritu a la gratitud por el regalo de la
Fe.
Bendice con tu paz a todas las familias de nuestro mundo, visita a todos
los que te invocamos como el Salvador y el Dios con Nosotros, para
que ésta y todas las noches sintamos tu bendición y cuidado.
SEGUNDO MODELO:
Bendición para la Noche Buena o Navidad
domingos antes de la Navidad se enciende la primera vela. Cada d
En el centro de la mesa se colocará una vela adornada y encendida, o
la Luz de Belén, o la corona de adviento con la imagen el Niño Jesús en
medio. Toda la familia, de pie, se reúne alrededor de la mesa.
Santiguándose dicen:
Y todos responden:
Gloria a Ti, Señor Jesús, que hoy has nacido de la Virgen María.