Curso de Sagrada Escritura 2021-2022

AÑO 1 Lectura del Antiguo Testamento

21 Sabiduría de Salomón
Sabiduría 7, 7Supliqué y me fue dada
la prudencia, invoqué y vino a mí el es-
píritu de sabiduría.
8
La preferí a cetros y tronos y a su lado
en nada tuve la riqueza.
9
No la equiparé a la piedra más precio-
sa, porque todo el oro ante ella es un
poco de arena y junto a ella la plata es
como el barro.
10
La quise más que a la salud y la belle-
za
y la preferí a la misma luz, porque su
resplandor no tiene ocaso.
11
Con ella me vinieron todos los bienes
juntos, tiene en sus manos riquezas in-
contables.
12
Disfruté de todos, porque la sabiduría SABIDURÍA FORMA PARTE DE LA BIBLIA
los trae, aunque yo ignoraba que ella
era su madre. El libro es canónico ya que así lo declaró el
13 concilio de Trento de forma definitiva. Sin embargo
Sin engaño la aprendí, sin envidia la
comparto y no escondo sus riquezas; se incluye entre los llamados deuterocanónicos por-
14 que las dudas sobre su canonicidad fueron frecuentes
porque es un tesoro inagotable para
los hombres: los que lo adquieren se en la antigüedad como pasó con todos los libros que
ganan la amistad de Dios, pues los do- no formaban parte del canon hebreo de la Sagrada Es-
nes de la instrucción los recomienda. critura. Los judíos no lo admitieron como canónico
por no conservarse en lengua hebrea y por saber que
su antigüedad no se remontaba a los tiempos de Es-
dras, sino que era muy tardío. San Jerónimo que acep-
Este libro sólo se encuentra en la tradición tó el canon hebreo tampoco lo aceptó y los protestan-
griega. En los códices de la LXX se tula tes que siguieron a san Jerónimo lo incluyeron entre
“Sabiduría de Salomón”. los apócrifos.
En la tradición lana ha sido conocido como
La canonicidad del libro Se apoya en el uso que
Libro de la Sabiduría o simplemente como Sabi- de él hace el N. T. (o al menos en las coincidencias
duría, si bien algunos códices añaden el nombre temáticas con algunos escritos de san Pablo), y en la
de Salomón: Libro de la Sabiduría de Salomón o fortísima tradición patrística a su favor Es curioso
Sabiduría de Salomón. que algunas listas antiguas como la del canon de Mu-
La traducción siria conocida como Peshia lo ratori el libro está inscrito entre los libros del N. T.
llama Libro de la gran Sabiduría de Salomón AUTOR
hijo de David y la versión árabe Libro de la Sabi- Supuesta la unidad de la obra, hay que sostener
duría de Salomón, hijo del Rey (o del Profeta) que hay un solo autor de toda la obra, aunque tal vez,
David que reinó sobre los hijos de Israel haya utilizado fuentes previas. En cuanto a quién sea
El Libro de la Sabiduría es cronológica- el autor, escribe Morla:
mente el úlmo libro del A. T. Su cercanía con “Hoy por hoy resulta imposible, aparte de irre-
el N. T. no es sólo temporal sino también ideo- levante, pretender identificar al autor. Las propuestas
lógica. La inteligencia del N. T., por tanto se ve- de Onías y del nieto de Ben Sirá, o las de Filón, Apolo
(Cf. Hech 18,24-28) o algún esenio, pueden resultar
rá facilitada por el conocimiento de esta obra
curiosas, pero carecen de fundamento.”
singular en tantos aspectos. En este tema pre-
tendemos dar las claves que faciliten su lectura. El libro ha sido atribuido por la tradición a Sa-
lomón pero lo único que se pretende con ello es colo-
car el libro entre los libros sapienciales. También
Pro. Qoh, y Cant son atribuidos a Salomón por la
misma causa. Pero el autor no es Salomón ya que la
obra refleja con suma claridad un estilo griego y una
mentalidad propia de los judíos de la diáspora de los
tiempos de Cristo. Destaquemos en este sentido una
serie de rasgos que definen la personalidad del autor
como un típico judío piadoso, orgulloso de la tradi-
ción en la que ha sido educado:
La fe en el Dios de los antepasados (9,1)
Las ideas sobre el don de la Sabiduría (9,17)
El profundo conocimiento de la historia del
pueblo elegido (Cf. cc 11-19)
El deseo de que Israel se constituya en el por-
tavoz de la luz incorruptible de la Ley (18,4)
FECHA DE COMPOSICIÓN
No hay nada que diga
directamente la fecha
de composición del
libro pero una serie
de datos indirectos
sacados del mismo
libro apuntan hacia la
época de Cristo, poco
antes o poco después.
La obra manifiesta
cierta dependencia de
la LXX por lo que no
pudo escribirse antes
del 200 a. C. Por otra
parte parece que in-
fluye en la carta de
san Pablo a los Ro-
manos y en Efesios, si no es que tanto Sabiduría co-
mo san Pablo dependen de una misma obra previa,
pero en cualquier caso, parece anterior a estas cartas
por lo que se debió escribir antes del año 70 d. C.
Por otra parte dado que no se detecta en esta obra
ningún influjo de Filón ni de su método alegórico
parece que debe ser anterior a este autor del s. I d. C.
Los autores proponen diversas fechas entre el
100 a. C. y el 100 d. C. Quizás la más probable sea
la que propone Vílchez:
“Nuestra tesis es que el libro de la Sabi-
duría fue escrito con mucha probabilidad en tiempos
de Augusto, es decir, entre el 30 a. C. y el 14 d. C.
Esta proposición concuerda perfectamente con el
análisis del libro mismo: probables alusiones a situa-
ciones históricas del tiempo del autor, influjos filosó-
ficos y literarios, vocabulario, etc..
Al comienzo de la dominación romana la
comunidad judía estaba ya bien asentada en Egipto y
su organización interna no tenía nada que envidiar a
cualquier otro grupo étnico, incluido el de los grie-
gos. En cuanto a la producción literaria de los judíos
alejandrinos de esta época debemos hablar de una
“fermentación intelectual” cuyos frutos principa-
les son, sin duda, el libro de la Sabiduría y la in-
gente obra de Filón”
Los argumentos sobre los que se basa Víl-
chez para mantener esta afirmación parten de las
características de la personalidad del autor, que
supone una ciudad como Alejandría en una época
de esplendor como la de Augusto y en el ambien-
te sereno de la comunidad que no estaba en época
de persecución, como lo estuvo antes y después
de este Emperador, y en el análisis del vocabula-
rio, que muestra que es de la época de Augusto.
DESTINATARIOS
¿Para quién escribe nuestro autor? La res-
puesta no es fácil dado que “el autor en efecto, no
parece dirigirse en todas partes a los mismos des-
tinatarios o tener a la vista las mismas personas”
Según unos autores los destinatarios son
únicamente judíos. Es evidente que el autor le
habla a los judíos. Esto no lo ha puesto nadie en
duda. Algunos autores, sin embargo, opinan que
el autor sólo piensa en los judíos cuando escribe.
Cornely dice que de hecho el libro sólo lo puede
entender bien una persona que conozca la Ley
judía y acepte la Biblia como Palabra de Dios
revelada. Los discursos a los reyes son meros re-
cursos literarios escritos pensando en los lectores
judíos y no en auténticos gobernantes de la tierra.
El libro estaría destinado a la formación de líde-
res judíos y el autor sabe que ningún soberano se
va a molestar en leer su obra.
Vílchez opina que el autor tiene constante-
mente presentes a las comunidades judías egip-
cias de la época de Augusto y que quiere consolar
y confortar a sus compatriotas asediados por mu-
chos peligros. Pero en un mundo abierto donde la
difusión literaria era muy grande no se puede ex-
cluir que el autor pretendiese llegar también a
otros ambientes no judíos. El libro tiene algo de
escrito de propaganda al ser un elogio de la sabi-
duría judía. Las apologías eran frecuentes en el
mundo helenístico. El autor lanza al viento su
palabra que es semilla para que caiga en cual-
quier tierra donde pueda germinar, sea o no sea
judía, sin excluir siquiera a los más altos dignata-
rios.
CONTENIDO
Parte primera (1,1-6,21)
Dos puntos destacan en esta primera parte:
la doctrina sobre la inmortalidad y la relación de
los gobernantes con la Sabiduría.
En 1,4 se afirma que el ser humano es un
compuesto de alma y cuerpo. Además, se afirma
que el hombre ha sido creado para la inmortali-
dad (2,23). La inmortalidad se afirma en el contexto de
la persecución y en el contexto del problema de la
muerte prematura del justo. Hay que destacar que no
se afirma ni se niega la resurrección corporal. Lo que
interesa es afirmar la inmortalidad de los justos no su
forma concreta de realización. Si se obra bien se está
en manos de Dios, si se obra mal se va a la destruc-
ción.
Tanto el c. 1 como el c. 6 empiezan con la men-
ción de los gobernantes de la tierra, pero en el c.6 se
extiende en consideraciones relativas al cumplimiento
de la Ley y a la adquisición de la Sabiduría como ga-
rantes de la justicia y de una vida santa. El autor de
Sabiduría es heredero de la tradición relativa a la sabi-
duría regia que tanta importancia tuvo en la época de
la monarquía pero si allí la Sabiduría era un don para
la vida de la nación aquí se carga de contenidos éticos
y prácticamente se identifica con la justicia.
Parte segunda (6,22 - 8,21)
Toda esta parte de la obra gira en torno al tema
de la relación entre Salomón y la Sabiduría y nos ex-
plica los secretos de su adquisición, de su naturaleza y
los bienes que procura. La Sabiduría es un tesoro
inagotable que comunica un conocimiento enciclopé-
dico de todo lo creado tanto de lo oculto como de lo
manifiesto. Los atributos de la sabiduría son 21 en
7,22-23 y la muestran como espíritu que penetra por
todas partes y lo conoce todo, pero a la par es trascen-
dente y santo por lo que participa de la naturaleza divi-
na. La sabiduría otorga las cuatro virtudes cardinales
de prudencia, justicia, fortaleza y templanza (8,7) y
eleva el prestigio social de quien se desposa con ella
(8,10-12)
La oración de Salomón (9,1-18)
La oración de Salomón solicitando la Sabiduría
está claramente estructurada en tres estrofas: 9,1-6; 9,7
-12; 9,13-18. En cada una de ellas la petición de la Sa-
biduría constituye el punto central (4.10.17).
Parte tercera (10,1-19,22)
En esta parte lo esencial es el tema de la provi-
dencia de Dios en la historia, y se centra en el tema del
éxodo y en concreto sobre las plagas de Egipto. Otro
tema importante es la crítica al paganismo.
La Sabiduría es salvadora porque ha librado y
preservado a los justos y ha causado la liberación de
Egipto. Dios sabe aprovechar el castigo del opresor de
su pueblo para liberar a los justos. En el pecado está el
castigo. Pero el castigo mismo es figura del acto salva-
dor
Hay en esta obra una fuerte crítica a las religio-
nes paganas se condena decididamente la idolatría. El
autor no trata de demostrar la existencia de Dios, que
es algo obvio en el mundo antiguo, sino de poner de
manifiesto el error de identificar a Dios con la natura-
leza. Además, se burla con dureza de los ídolos y de
su incapacidad para valerse por sí mismos.
Textos complementarios
LOS JUDÍOS EN ALEJANDRÍA
En Alejandría había una fuerte comunidad
judía desde la fundación de la ciudad ya que mu-
chos judíos fueron mercenarios en el ejército de
Alejandro Magno y se asentaron allí cuando la
ciudad se fundó. Quizás por esto en Egipto se
llamaba a veces, tal vez con algo de humor,
“macedonios” a los judíos. A finales del s. I en la
época de Calígula eran unos cien mil y ocupaban
dos barrios de los cinco de la ciudad constituyen-
do un 30 o 40 % de la población.
En Egipto entero la población judía dicen
que superaba el millón de habitantes. Los judíos
de Egipto estaban fuertemente helenizados
Los judíos gozaban de una gran autonomía
ya que constituían un politeuma o grupo social
con leyes propias. La comunidad era gobernada
por un etnarca y una gerusía, que era un consejo
de notables formado por 70 senadores.
Tenían muchas sinagogas y había judíos en
todos los ámbitos sociales de la ciudad. Hablaban
griego y en gran parte habían asumido la legisla-
ción griega pero simultáneamente mantenían sus
costumbres judías y exigían sus privilegios. Estos
privilegios como la exención del servicio militar
y la exención de colaboración en determinadas
actividades religiosas, así como la autonomía de
la comunidad, y la imagen de sociedad compacta
cerrada provocaban una fuerte reacción de recha-
zo en los conciudadanos.
Las relaciones de la comunidad griega y la
judía en Alejandría estaban muy deterioradas, los
choques eran constantes y las envidias y rencillas
iban acumulando rencores que podían estallar en
violencia abierta en cualquier momento.
Filón de Alejandría
Hemos citado ya un par de veces a este im-
portante personaje y debemos decir algo sobre él
más detenidamente.
Filón nació hacia el año 15 a. C. y de su
vida apenas sabemos que fue un personaje impor-
tante de la comunidad de Alejandría, bien rela-
cionada con la nobleza Palestina y con los roma-
nos. Su hermano fue alabarca, o sea primer ma-
gistrado de la comunidad judía en su ciudad. Un
sobrino suyo, Marco Julio Alejandro, se casó con
Berenice la hija de Agripa. Otro de sus sobrinos
Tiberio Alejandro apostató del judaísmo y estuvo
 al servicio de Roma lle-
gando a desempeñar im-
portantes cargos.
La importancia de Filón
consiste en que fue un co-
mentador profundamente
original de la S. E. Su
método alegórico fue la
base conceptual para la
teología cristiana alejan-
drina, por eso se le ha lla-
mado “el primer teólogo
cristiano”, pero el nunca
dejó el judaísmo.
Afirma que en la Biblia más allá de la letra del
texto bíblico hay que buscar su sentido profundo que
se alcanza por la fe y la contemplación usando los
instrumentos gramaticales y lingüísticos que había
adquirido como herencia cultural de su ciudad.
Es uno de los comentadores más importantes de
la Ley, pero por su influencia en los cristianos ha sido
olvidado por los judíos y eso que fue un apologista
muy destacado que defendió a los judíos con entu-
siasmo y entrega tanto por escrito, respondiendo a los
ataques que circulaban contra ellos, como comprome-
tiéndose en misiones peligrosas.
El antisemitismo
La vida de los judíos de la Diáspora se veía en
múltiples ocasiones sujeta a ataques. Conocemos mu-
cho de los continuos problemas de las ciudades hele-
nísticas con esas comunidades de judíos un tanto alta-
neros que vivían relativamente apartados del trato
común con los demás mortales. Eran muchas y fre-
cuentes las acusaciones que se propalaban contra los
judíos. Estas iban desde las quejas por el desprecio
israelita hacia el resto del género humano, hasta la
mofa por la práctica de una religión con extrañas
prácticas, como la circuncisión, pasando por calum-
niosas y truculentas historias que los denigraban.
La base del antisemitismo se halla en el ámbito
de las razones políticas, coloreadas, es verdad, de tin-
tes religiosos. Era funesto para los judíos el que no se
parecieran como grupo a otros círculos de extranjeros
de las ciudades helenísticas. Poseían notables privile-
gios y gozaban de exenciones de deberes ciudadanos.
De hecho, los judíos no podían integrarse plenamente
en la ciudadanía, tanto griega como romana, puesto
que ello era incompatible con una lealtad plena a su
religión. Los judíos eran, pues, sentidos como un
cuerpo extraño.
Ante los ataques que sufrían no es nada extraño
que en la literatura de la Diáspora judía se refleje de
vez en cuando ese triste sentimiento de vivir de pres-
tado, fuera de la verdadera patria, y el anhelo por vol-
ver a ella. Pero al mismo tiempo existían otros judíos
(como Filón o F. Josefo) que consideraban la vida en
la diáspora como algo normal, e incluso beneficioso
porque así se contribuía a la expansión de la verdade-
ra religión con la conquista de prosélitos. En general
puede afirmarse que a pesar de las afirmaciones nos-
tálgicas de que anhelaban la vuelta desde la Diáspora
a la tierra las comunidades judías preferían vivir don-
de tenían más fácil el sustento, es decir, fuera de Is-
rael.
Enrique Cabezudo Melero. Residencia sacerdotal. Jaén. ecm.jaen@gmail.com
Apologética
El contacto continuo con el mundo pagano
y, en concreto, con los ideales helenísticos mar-
có profundamente la vida religiosa del judaísmo
de la diáspora. Buena parte de los escritos del
judaísmo de la diáspora se caracterizan por una
marcada tendencia apologética. En ellos se in-
tenta probar que los judíos no son inferiores, a
los otros pueblos, ni han llegado más tarde a la
civilización, sino que han hecho contribuciones
notables a la misma; que no son en modo alguno
«ateos», sino que su negativa a participar en los
cultos paganos nace de la superioridad de su
monoteísmo; que si no participan en el culto al
emperador, esto no se debe a falta de lealtad pa-
ra con el Estado (como lo prueba el sacrificio
diario que se ofrece en el templo por el empera-
dor), sino a una exigencia puramente religiosa;
y que los preceptos concretos de la ley que más
se prestaban al ridículo, como la circuncisión,
las normas de pureza o las prescripciones ali-
mentarias, tienen una justificación de orden su-
perior que hace de la ley mosaica el más puro y
elevado ideal humano.
ORACIÓN
Sabiduría 91 «Dios de los padres y Señor de
la misericordia, que con tus palabras hiciste todas
las cosas, 2 y en tu sabiduría formaste al hombre,
para que dominase sobre las criaturas que tú has
hecho, 3 y para regir el mundo con santidad y jus-
ticia, y para administrar justicia con rectitud de
corazón. 4 Dame la sabiduría asistente de tu trono
y no me excluyas del número de tus siervos, 5
porque siervo tuyo soy, hijo de tu sierva, hombre
débil y de pocos años, demasiado pequeño para
conocer el juicio y las leyes. 6 Pues, aunque uno
sea perfecto entre los hijos de los hombres, sin la
sabiduría, que procede de ti, será estimado en na-
da. (…)
9
Contigo está la sabiduría, conocedora de tus
obras, que te asistió cuando hacías el mundo, y
que sabe lo que es grato a tus ojos y lo que es
recto según tus preceptos.
10
Mándala de tus santos cielos, y de tu trono
de gloria envíala, para que me asista en mis traba-
jos y venga yo a saber lo que te es grato.
11
Porque ella conoce y entiende todas las co-
sas, y me guiará prudentemente en mis obras, y
me guardará en su esplendor.
TAREA. LA PRÓXIMA CLASE vamos a ha-
blar del Cantar de los Cantares y de las La-
mentaciones. Leer: Cant 2 y 4; Lam 1 y 5.