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Lima, Perú
21/11/2022
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Se dice que Moritz von Jacobi fue el primero en descubrir este resultado, también conocido como "Ley de
Jacobi".
Hay que señalar que el enunciado se aplica a una fuente cuyas características son fijas con una carga de
características variables. Es aplicable mayormente en problemas que se basan en los teoremas de Thévenin y de
Norton.
El teorema fue originalmente malinterpretado (notablemente por Joule) para sugerir que un sistema que consiste
de un motor eléctrico comandado por una batería no podría superar el 50% de eficiencia pues, cuando las
impedancias estuviesen adaptadas, la potencia perdida como calor en la batería sería siempre igual a la potencia
entregada al motor. En 1880, Edison (o su colega Francis Robbins Upton) muestra que esta suposición es falsa,
al darse cuenta que la máxima eficiencia no es lo mismo que transferencia de máxima potencia. Para alcanzar la
máxima eficiencia, la resistencia de la fuente (sea una batería o un dínamo) debería hacerse lo más pequeña
posible. Bajo la luz de este nuevo concepto, obtuvieron una eficiencia cercana al 90% y probaron que el motor
eléctrico era una alternativa práctica al motor térmico.
Potencia transferida en función de la adaptación. Solo se tiene en cuenta la parte resistiva. Se supone que las
reactancias están compensadas.
Cuando la impedancia de la fuente es una resistencia pura (sin parte reactiva), la adaptación se hace con una
resistencia y es válida para todas las frecuencias. En cambio, cuando la impedancia de la fuente tiene una parte
reactiva, la adaptación solo se puede hacer a una sola frecuencia. Si la parte reactiva es grande (comparada a la
parte resistiva), la adaptación será muy sensible a la frecuencia, lo que puede ser un inconveniente.
Adaptación de impedancias
La adaptación de impedancias es importante en dos situaciones. La primera ocurre en bajas potencias, cuando la
señal recibida en la entrada de un amplificador es muy baja y próxima del nivel del ruido eléctrico del
amplificador. Si la transferencia de señal no es óptima, la relación señal/ruido empeorará. Encontramos esta
situación, por ejemplo, en la recepción de bajas señales radioeléctricas. Es interesante que el cable que conecta
la antena al receptor esté adaptado en las dos extremidades para maximizar la potencia transferida de la antena
al cable y luego del cable al receptor.
Otra situación en la cual la adaptación de impedancias es trascendental ocurre en sistemas de alta frecuencia.
Por ejemplo en un transmisor operando a frecuencias de microondas, constituido (entre otros elementos) por un
generador, una guía de ondas y una antena. Si la guía de ondas y la antena no están adaptadas, una parte de la
potencia incidente en la antena se reflejará y creará una onda estacionaria en la guía. Si la desadaptación es
apreciable, y la potencia transmitida es suficientemente alta, la fuente puede dañarse por la onda reflejada. En la
práctica se utilizan adicionalmente protecciones entre la fuente y la guía de ondas, de modo que señales
reflejadas desde la carga sean atenuadas.
No se debe pensar que, en todas las situaciones, lo ideal es que las impedancias de la fuente y de la carga estén
adaptadas. En muchos casos, la adaptación es perjudicial y hay que evitarla. La razón es que, como se ha
explicado antes, cuando hay adaptación, la potencia disipada en la carga es igual a la potencia disipada en la
resistencia de la impedancia de la fuente. La adaptación corresponde a un rendimiento energético máximo de
50%. Si se quiere un buen rendimiento hace falta que la resistencia de la fuente sea despreciable respecto a la
resistencia de la carga. Un ejemplo es el de la producción y la distribución de energía eléctrica por las compañías
de electricidad. Si los generadores de las compañías estuviesen adaptados a la red de distribución, la mitad de la
potencia generada por las compañías serviría solo a calentar los generadores... y a fundirlos. También, si su
lámpara de escritorio estuviese adaptada a la red, consumiría la mitad de la potencia generada por la compañía
de electricidad.
Tomemos otro ejemplo menos caricatural: el de un emisor de radio conectado a la antena a través de un cable.
Si la adaptación del cable a la antena es deseable (para que no haya ondas reflejadas), es mejor evitar la
adaptación del cable al emisor. Si el emisor estuviese adaptado, la mitad de la potencia generada por el emisor
se perdería en la resistencia interna de este último. Lo mejor es que la resistencia interna del emisor sea lo más
pequeña posible.
Hay otros casos en los cuales la adaptación es simplemente imposible. Por ejemplo, la resistencia interna de una
antena de automóvil en ondas largas y ondas medias es muy pequeña (unos miliohmios). No es posible adaptar
ni el cable ni el receptor a la antena. Pero eso no impide el funcionamiento de los auto-radios.
Otro caso corriente en el cual la adaptación de la antena al receptor y al emisor es imposible es el de los
teléfonos celulares. Como la impedancia de la antena depende la posición de la cabeza y de la mano del usuario,
la adaptación en todas circunstancias es imposible, pero eso no les impide funcionar.
FUENTE DE ALIMENTACION
CABLES DE CONECCION
1 SIMULACIÓN
Se trabajó con una fuente de voltaje DC de 12 v., una resistencia fija de 14.9 Ω y un
potenciómetro de valor máximo de resistencia de 100 Ω.
3.000
2.500
2.414 2.398
2.404
2.323 2.345
2.236
2.104 2.141
2.000
1.936
1.821
Potencia (w)
1.500
1.000 1.008
0.500
0.000
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45
Resistencia (Ω)
PL
n=
Pj
❑
❑
= POTENCIA
POTENCIA ENTREGADA POR RL
ENTREGADA POR LA FUENTE
rl vs n
90
80 79.43 78.97
70 70.64 70.96
63.21
60
50 50.15 52.08
40 39.98 39.37
30 28.32
20
15.29
10
0
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45
BIBLIOGRAFÍA