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GUERRA Y PAZ EN LA ALDEA GLOBAL

McLuhan regresó a Toronto en el otoño de 1968, en medio de una gran irrita-


ción por las secuelas del Concilio Vaticano 11, que -según él- habían
protestantizado a la Iglesia Católica al desacentuar doctrinas como el purgato-
rio y la evocación de los santos. El profesor canadiense pensaba que el XXI
Concilio Ecuménico había devastado la misa al obligar al sacerdote a aban-
donar el latín, colgarse un micrófono álrededor del cuello y encarar a la con-
gregación. El latín -decía McLuhan- no era el foco central de los participantes
en la misa, sino una especie de fondo de sonido que actuaba como un elemen-
to subliminal y daba una expresividad mágica a la celebración. 1 Para el pen-
sador de Toronto, el micrófono y el lenguaje vernáculo habían transformado
un medio (misa) "fríd' en un medio "caliente".

Ese mismo año de 1968, muchos católicos de línea progresista asociaron a


McLuhan con Pierre Teilhard de Chardin, innovador teólogo francés. El científi-
co jesuita consideró que el cosmos entero está envuelto en un proceso emergente
de estados superiores, ninguno de los cuales es reducible o degradable: de la
materia a la vida, de la vida al hombre y del hombre a Dios (de la biosfera a la
noosfera para culminar en determinado punto omega). El día del triunfo llegará-
según Teilhard de Chardin- cuando se logre la unidad de la humanidad, la gran
expansión de la conciencia, la absorciÓn del hombre dentro de Dios (punto omega)
gracias a la rendición que hizo Cristo del género humano. 2 La cosmogonía de
Teilhard de Chardin llamó poderosamente la atención de McLuhan; de hecho,
en una carta escrita a John Snyder en 1963, el profesor canadiense reconoce

'Philip Marchand, op. cit., p. 206.


2Roland N. Stronberg, After euerything. Westem intelledual history since 1945, Nueva York, St. Martin's
Press, 1975; Ramón Xirau, Introducción a la historia de la filosofía, México, Universidad Nacional
Autónoma de México, 1971.

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118 MarshaU de la torre de marfil a la torre de control

que la idea de que la tecnología electrónica es una extensión del sistema nervio-
so central se la debe al científico y teólogo francés: 

Que el electromagnetismo es una extensión del sistema nelVÍOSO 
central, un tema persistente en el fenómeno humano de Teilhard 
de Chardin.3 

Precisamente, McLuhan selecciona el rasgo de la tecnología electrónica como 
momento primordial de su argumento cosmológico para ir del mundo al Cristo 
cósmico que es, al final,  la extensión última del hombre. 4  Como señala Alejan-
dro Tomasini en su libro Filosofía de la religión,5 los rasgos elegidos a lo  largo 
de la historia para elaborar argumentos cosmológicos de la existencia de Dios 
han sido de lo  más variado: van de los más simples (como el  de la belleza del 
mundo, que no puede explicar sin un "creador­artista") hasta los más comple-
jos (como los de Santo Tomás de Aquino),  pero ninguno tan original como el 
de las condiciones electrónicas, que convierten a Dios en un  "grandioso inge-
niero  electrónico".6 

Los revolucionarios culturales de la época, como Abbie Hoffman y Timothy 
Leary,  habían  sido  seducidos  por las  ideas  de  McLuhan.  Hoffman pensaba 
que la izquierda se había inclinado mucho hacia Marx y no lo suficiente hacia 
McLuhan, por su parte,  Leary argumentaba que no era necesario persuadir a 
McLuhan para que tomara LSD, ya que el profesor se ponía high con su yoga 
artística  favorita:  el  discurso. 7 

En medio de esa atmósfera apareció publicado ­en septiembre de 1968­ War
and peace in  the global village, 8 segundo libro  que realizara McLuhan con el 
diseñador gráfico Quentin Fiare, bajo la coordinación de Jerome Agel.  War and
..   peace in  the global village es una colección de sondeos,  fotografías  y extensas 
notas marginales {la mayoría de Finnegans Wake),9 que tiene como trama prin-
cipalla idea de que cada nueva tecnología . .. 

3  Carta de Marshall McLuhan a John J.  Snyder,  fechada el14 de  diciembre de 1963, en el  libro de Matie 


Molinaro,  Connne McLuhan y William  Toye  (eds.),  op.  cit., p.  292. 
4  "A  dialogue­Marshall McLuhan y Gerald Emanuel Stearn",  en el  libro  de Gerald Emanuel Steam (ed.), 

op. cit., p.  26l. 


'Alejandro Tomasini Bassols,  Filoso/fa de la religión,  México,  Colofón,  1992. 
'Carta de  Marshall  McLuhan  a  Jacques Maritain,  fechada  el  6  de  mayo de  1969,  en el libro  de  Matie 
Molinaro,  Corinne  McLuhan y William  Toye  (eds.).  op. cit., pp.  369­370.  
7  Philip  Marchand,  op. cit.

• Marshall McLuhan y Quentin Fiore,  War and peace in the global village, Nueva York, Touchstone,  1989. 


9  Matie  Molinaro,  Connne McLuhan y William  Toye,  op. cit., p.  348. 
Carlos Femández Collado y Roberto Hemández Sampieri 119

...crea un nuevo ambiente que altera la vida perceptual de toda


población. Como la violencia es el medio inevitable para buscar la
nueva identidad cuando la vieja imagen, privada o corporativa, se
oscurece por la nueva tecnología, la guerra es el medio automático
para recuperar la identidad. !O

Para McLuhan,

Cada nueva tecnología necesita una nueva guerra, 11 porque cuan-


do las personas o las corporaciones sienten que peligra su identidad 
por el cambio físico o psíquico que produce una nueva tecnología, 
se  crean  heridas  cuyo  dolor  rebota  como  furioso  azote  de 
autodefensa. En ese momento se experimenta el mandato de la 
guerra para recuperar la antigua imagen a  cualquier costo,12  pero 
como las nuevas tecnologías crean una especie de añoranza cultural, 
la reacción típica es asirse al periodo inmediato anterior, cuando las 
imágenes resultan gratas,  cómodas y familiares.  De esa manera se 
crea un efecto de espejo retrovisor en el que las personas ven el 
presente en términos del pasado, en vez de poner atención a  la 
realidad que los confronta. 

Según McLuhan, el intento por recuperar las antiguas imágenes y formas de 
hacer las cosas es lo que produce el  desplome (slump),13la guerra, por ejem-
plo:  la  Primera  Guerra  Mundial,  la  guerra  del  ferrocarril,  se  originó  en  el 
desbalance psíquico que sintieron los alemanes por el desarrollo de los países 
atrasados,  como  Hungría,  Polonia  y Rusia.  El  ferrocarril,  acompañante  inci-
dental  de  la  industrialización,  fue  fundamental  en  la  búsqueda  de  materias 
primas y  de mercados,  extendiendo el alcance de la industria y  el crecimiento 
de las  ciudades.  Todas las características industriales se extendieron a  la gue-
rra,  haciendo que el  control militar de este medio de transporte se convirtiera 
en el  factor más importante de la estrategia bélica. 

La segunda guerra mundial fue ­según McLuhan­la guerra de la radio. Este 
medio  electrónico de comunicación,  argumenta el  pensador canadiense,  sir-
vió para despertar las energías tribales de los  europeos y  desatar la contienda 
de  1939­1945. 14  A diferencia de Europa ­señala McLuhan­,  Estados Unidos 
no tenía pasado tribal  y,  por tanto,  ninguna imagen distante de unidad grupal 
y fortaleza; sin embargo, la radio tuvo un fuerte impacto en la sociedad estado-

10  Carta de Marshall McLuhan a  Philip y  Molly Toye  (eds.),  Ibídem.


II Marshall McLuhan  y Quentin Bore,  War and peace in  the global vi/lage, op. cit.,  p.  98.  
¡'Ibídem, p.  97.  
13  Carta de Marshal! McLuhan a  Philip  y Molly  Deane, véase  supra.

l' Marshall McLuhan  y Quentín Fiore,  War and peace in  the global village,  op. cit.,  p.  132.  
120 Marshatl McLuhan, de la torre de marfil a la torre de control

unidense: la cambió de una cultura de objetivos visuales muy concretos, a una


de objetos múltiples y multiplicidad de imágenes, ocasionando con ello la gran
depresión de 1929-1939 y, al mismo tiempo, la enorme fuerza para reconstruir
la economía desplomada. 15 Hoy, argumenta McLuhan en War and peace in
the global village, estamos en medio de la Tercera Guerra Mundial, la de la
televisión. Para él, el ambiente invisible de la TV ha alterado cada fase de la
visión e identidad estadounidense, como se vio durante la Guerra de Vietnam,
que hizo obsoleta para siempre la dicotomía civil/militar, al provocar que la
guerra se peleara lo mismo en las salas de los hogare:> de los ciudadanos esta-
dounidenses que en la selva de Vietnam. 16 En ese contexto, el artista es el úni-
co que no se contrae o se acompleja al adaptarse al nuevo umbiente ...

.. .se exalta con las novedades producidas por la innovación. El dolor


que la gente ordinaria siente al percibir la confusión, el artista 10
carga de emoción viva al descubrir las nuevas fronteras y tenitorios
del espíritu humano. Él glorifica la invención de nuevas identidades. 17

En War and peace, McLuhan propone que la paz llega finalmente porque el
arte ejerce una función de ajuste "hombre-ambiente", que también se encuen-
tra implícita en la tecnología;18 sin embargo, ese saber crítico que ~ólo era
provincia del artista se ve pronto forzado por el nuevo ambiente de la informa-
ción electrónica, como extensión del sistema nervioso central a ser imperativo
para todos, debido a que es la única manera de ajustarse al vasto ambiente
global. Como años más tarde escribiría B.R Powers en el prefacio de La aldea
global, 19 los cambios se producen tan rápidamente que el espejo retrovisor ya
no funciona. La humanidad ya no puede gastar tanta energía en traducir todo
lo nuevo en algo viejo, sino que debe hacer lo que hace el artista: desarrollar el
hábito de acercarse al presente como una tarea, como un medio por ser ana-
lizado, discutido y tratado, para que pueda vislumbrarse el futuro con mayor
claridad. 20

15 Ibídem, p. 134.
16 Ibídem, p. 135.
,7 Ibídem, p. 12.
.. Donald E Theall, Understanding McLuhan, op. cit., p. 164.
.. B.R. Powers, "Prefacio a La aldea global", en el libro de Marshall McLuhan y B.R. Powers, La aldea
global, Barcelona, Gedisa, 1990, p. 14.
zOIbidem.

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