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En la neurosis, las fantasias sirven para articular materiales que sirvan a “neo-
formaciones” de deseo, ayudándose del proceso de regresión. Las fantasias se
apuntalan a fragmentos de la realidad, de sentido secreto, significado particular,
diverso del aspecto “desencadenante”, cuyo vínculo es “simbólico”.
En la psicosis, las fantasías son puestas al servicio de remplazar la realidad exterior
por un nuevo mundo fantástico, como espejismos del recuerdo, formaciones delirantes
y alucinaciones.
Para que la irrupción en lo real de lo simbólico sea indudable, basta con que este real
se presente, bajo forma de cadena rota.
Los fenómenos del código serian las voces que hacen uso de la lengua-basica, que
traducimos como lengua-de-fondo y que Schreber describe como “un alemán un tanto
arcaico, pero siempre riguroso, que se señala muy especialmente por su gran riqueza
en eufemismos”. También como “forma autentica por sus rasgos de noble distinción y
de sencillez”.
Luego hay que tener en cuenta la introducción del narcisismo. Dando la primera teoría
del modo según el cual el yo se constituye a partir del otro en la nueva economía
sujetiva, determinada por el inconsciente.
El mito del asesinato del padre, necesario por la presencia constituyente del complejo
de Edipo en toda historia personal.
Freud habla de ese Otro sitio. Como el lugar presente para todos y cerrado a cada
uno, allí descubrió que sin que se piense en él, ello piensa. Construcción sin sujeto,
impersonal. Ello piensa mas bien mal, pero piensa duro. Freud nombro el lugar del
inconsciente con el termino de otro escenario u Otra Escena.
La cadena subsiste en una alteridad respecto del sujeto. Radical como la de los
jeroglificos todavía indescifrables en la soledad del desierto. Solo allí puede aparecer
sin ambigüedad su función de inducir en el significado la significación imponiéndole su
estructura.
Esquema L y esquema R.
El asesinato del padre es el momento fecundo de la deuda con la que el sujeto se liga
para toda la vida con la Ley. El Padre simbolico en cuanto que significa esa Ley es por
cierto el Padre muerto.
La significación del falo debe evocarse en lo imaginario del sujeto por la metáfora
paterna. La metáfora del Nombre-del-Padre sustituye el lugar primeramente
simbolizado por la operación de la ausencia de la madre, por este Nombre.
Hay que saber distinguir el ser y tener. En el campo de lo imaginario se instala una
hiancia que responde al defecto de la metáfora simbólica, la que se resuelve en el
cumplimiento de la emasculación. No es por estar precluido del pene, sino por deber
ser el falo por lo que el paciente estará abocado a convertirse en una mujer.
Hay regresión topica del sujeto al estadio del espejo. Allí acontece esa hiancia
mortífera.
Hay que tener presente que la voluptuosidad bendecida se convierte en la beatitud del
alma. Es un viraje esencial.
Es preciso que ese Un-padre venga a ese lugar adonde el sujeto no ha podido llamarlo
antes. Un-padre se situa en posición tercera en alguna relacion que tenga por base la
pareja imaginaria a-a· yo-objeto o ideal-realidad, interesando al sujeto en el campo de
agresión erotizado que induce. Búsquese en el comienzo de la psicosis esta coyuntura
dramática.
Freud observa que el perseguidor designado, el doctor Flechsig, había sido antes
objeto de amor de Schreber y emite la hipótesis de un empuje de libido homosexual
(empuje a ser mujer) como punto de partida de toda la enfermedad. Se apoya en el
hecho de que Flechsig fue para el paciente un sustituto de sus objetos de amor
infantiles, del padre y el hermano, ambos muertos ya en el momento del delirio. “el
fondo mismo del fantasma de deseo se convierte en el contenido de la persecución”.
Los paranoicos tienen la fijación libidinal en el estadio del autoerotismo, del narcisismo
y de la homosexualidad, etapa obligada en toda construcción libidinal en la que el niño
toma como objeto de amor a aquel que detenta órganos genitales similares a los de él,
pues se ha amado primero a si mismo con sus propios órganos genitales. Freud
agrega que lo mismo ocurre en la esquizofrenia: los psicóticos tienen en esencia una
libido vuelta sobre el propio cuerpo.
Todos los delirios que se constituyen se remitían a contradecir una proposición: “yo, un
hombre, lo amo a él, un hombre”. Hay 3 contradicciones, del objeto, del sujeto o del
verbo.
El delirio de persecución opera una inversión del verbo: “yo no lo amo, el me odia, lo
odio porque me persigue”.
La proposición puede ser rechazada en bloque: “no amo a nadie, solo me amo a mi”.
Se trata del delirio de grandeza.
La metáfora paterna sustituye los significantes ligados al deseo de ser el falo materno
por los significantes de la ley del orden simbólico (el Otro). Así quedara asegurada la
perpetuación del deseo. Hay represión originaria. Si hay fracaso de la represión
originaria, hay forclusion. Rechazo de lo simbólico, que resurgirá en lo real en el
momento en que el sujeto se vea confrontado con el deseo del Otro dentro de una
relación simbólica. Tanto el Otro como el semejante serán arrojados dentro del juego
especular.
El perseguidor, no es sino una simple imagen de otro con el cual la única relacion
posible es la agresividad o el erotismo, sin mediación de lo simbolico. Lo que no ha
sido simbolizado en Schreber es el significante padre, la relacion con la mujer en el
símbolo de la procreación y bien puede ser porque el padre real de Schreber se haya
instaurado como figura de la ley del deseo y no como representante de esa ley,
bloqueando asi toda sustitución significante.
La estructura psicótica se deriva de los sucesivos fracasos en los distintos momentos
evolutivos del psiquismo humano, previos al advenimiento del complejo de Edipo. El
sujeto no alcanza una adecuada inserción en la triangularidad edipica, no puede
reconocerse a si mismo ni reconocer a los que lo rodean. En la primera tópica, Freud
considera a la psicosis como una enfermedad narcisista. La energía psíquica se retira
del mundo de los objetos y se acumula en el Yo, produciéndose un incremento de la
libido narcisista, luego comienzan los intentos de reconexión con los objetos. Desde la
segunda teoría del aparato psíquico, en la psicosis ocurre una ruptura entre el yo y la
realidad que deja al yo bajo el dominio del ello. Luego, a partir de la construcción del
delirio, el yo establecerá una nueva realidad, conforme a los deseos de ello.
Los síntomas se entienden como fenómenos restitutivos. Hay 3 etapas del camino
libidinal en las psicosis:
A su vez, lo inconsciente no esta tan solo reprimido, desconocido por el sujeto luego
de haber sido verbalizado, sino que detrás del proceso de verbalización, hay que
admitir una Bejahung primordial, una admisión en el sentido de lo simbolico, que
puede a su vez faltar. Hay un fenómeno de exclusión para el cual el terino Verwerfung
parece valido y se distingue de la Verneinung. Es cuando el sujeto rehusa el acceso, a
su mundo simbolico, de algo que sin mebargo experimento, que es la amenaza de
castración. Nada quiere saber de ella. Todo lo rehusado en el orden simbolico, en el
sentido de la Verwerfung reaparece en lo real.
Ej. Escena del caso Hombre de los Lobos. Caso con tendencias y propiedades
psicóticas. Demuestra una breve paranoia al final del traamiento de Freud. Rechaza
todo acceso de la castración. En la infancia encontramos una escena de breve
alucinación: jugando con su cuchillo, se había cortado el dedo, que solo se sostenia
por un pedacito de piel. Se resalta la impresión de la vivencia. El presente se detiene
por un momento. Luego se sienta en un banco, junto con la aya, quien juega el papel
de confidente de sus primeras experiencias y no se atrevio a decírselo. Se suspende
la posibilidad de hablar. Justo a la persona que le contaba todo. Hay un abismo, una
picada temporal, un corte de la experiencia, después de la cual resulta que no tiene
nada, todo termino, no se habla mas de ello. No saber nada de la cosa, ni siquiera en
el sentido de lo reprimido. Lo que es rehusado en el orden simbólico, vuelve a surgir
en lo real. En la Verwerfung reaparece en lo real lo rehusado por el sujeto en forma de
alucinación. En el fenómeno alucinatorio encontramos la historia del sujeto en lo
simbólico.
La significación del delirio. En el delirio hay una fuerza estructurante, ya sea en sus
partes o en su totalidad. Fenómenos elementales. La noción de elemento no debe ser
entendida de modo distinto que la de estructura. Este fenómeno elemental está a nivel
de la interpretación. La dificultad de abordar el problema de la paranoia se debe
precisamente al hecho de situarla en el plano de la comprensión. El sujeto en su delirio
dice que hay significación. No se sabe cual pero ocupa el primer plano, se impone y
para él es perfectamente comprensible. Y justamente porque se situa en el plano de la
comprensión como un fenómeno incomprensible, por asi decirlo, la paranoia es tan
difícil de captar, y tiene también un interés primordial. Lo importante es que el delirio
es inaccesible, inerte, estancado en relacion a toda dialéctica. ¿Quién habla? Debe ser
el índice del problema de la paranoia. El sujeto articula lo que dice escuchar. En el
caso Schreber podemos captar por vez primera ociones estructurales cuya
extrapolación es posible a todos los casos. Permite también esclarecer y rehacer una
clasificación de la paranoia sobre bases completamente inéditas. Encontramos en el
texto mismo del delirio una verdad que en este caso no esta escondida como en las
neurosis sino explicitada y teorizada.
Uno puede hablar al otro y presentar la parte sana de la personalidad, pero hablar de
si y delirar. Tomar al yo como objeto. El yo humano es el otro, y al comienzo el sujeto
está más cerca de la forma del otro que del surgimiento de su propia tendencia. La
primera síntesis del ego es esencialmente alter ego, esta alienada. El sujeto humano
deseante se constituye en torno a un centro que es el otro en tanto le brinda su unidad
y el primer abordaje que tiene del objeto es el objeto en cuanto objeto del deseo del
otro.
La psicosis, ¿de qué nos habla? Nos habla de algo que le habló. Es la prolongación
de una dialéctica dual. Algo adquirió forma de palabra y le habla. El asunto es saber
cuál es la estructura de ese ser que le habla. Lo que habla es lo inconsciente en el
sujeto. ¿Cómo eso habla? ¿Cuál es la estructura de ese discurso paranoico?. Freud
dice al respecto que el enunciado es: yo (je) lo amo y tú me amas. Hay tres modos de
negar esto.
- No soy yo quien lo ama, es ella (el sujeto hace que su mensaje lo lleve otro-a el
ego habla por medio del alter ego, quien en ese intervalo cambio de sexo) / no
es a él a quien amo, es a ella / yo no lo amo, lo odio (hay alienación convertida.
Las perturbaciones imaginarias llevadas al máximo. Falta la proyección) / el me
odia (delirio de persecución por proyección).
-
“Vengo del fiambrero”. Para Freud la diferencia entre neurosis y psicosis con
respecto a la realidad es estructural. En la neurosis hay un papel de huida, de
evitación, la nocion de traumatismo juega un papel en la realidad en tanto es el
desencadenamiento. En el sujeto se produce cierta ruptura con la realidad psíquica.
Esa es la realidad sacrificada en la neurosis. Escotomiza una parte de su realidad
psíquica, de su id. La realidad elidida intenta volver a surgir presentando un significado
secreto, simbolico. A ello se opone la psicosis donde en un momento hubo ruptura,
agujero, desgarro, hiancia, pero con la realidad exterior. La realidad misma es la que
esta provista de un agujero, que luego el mundo fantasmatico vendrá a colmar.
En la palabra verdadera, el Otro, es aquello ante lo cual se hacen reconocer. Pero solo
pueden hacerse reconocer por él por qué él está de antemano reconocido. Se lo
instituye en la realidad porque es un absoluto irreductible, del cual depende la
existencia como sujeto en tanto depende el valor mismo de la palabra en la que se
hacen reconocer. En otros términos, cuando una marioneta habla, no habla ella sino
alguien que está detrás. El asunto es saber cuál es la función del personaje que
encontramos en esta ocasión.
No tiene sentido preguntarnos por lo tocante a la vivencia real del psicótico. Sino situar
el discurso.
Luego, a fin de cuentas Dios solo tiene una relación completa, autentica, con
cadáveres. Dios no comprende a los seres vivos y solo percibe las cosas desde
afuera, nunca desde adentro. El mundo, tal como venía desarrollándose en el discurso
del sujeto, se transforma en lo que llamamos una fantasmagoría, pero que para el es
lo más cierto de su vivencia, se debe al juego engañoso que mantiene, no con otro
semejante, sino con ese ser primero, garante mismo de lo real.
El fenómeno psicótico y su mecanismo. Hay por parte del loco una certeza: que lo
que esta en juego, desde la alucinación hasta la interpretación, le concierne. Esta en
juego la certeza, no la realidad. La índole del objeto de su certeza es ambigua, puede
ser benevolente a malevolente. Pero significa para el algo inquebrantable. Esto
constituye lo que se llama fenómeno elemental o creencia delirante. En Schreber esto
seria el asesinato del alma. A pesar de su certeza, conserva por si mismo un carácter
enigmático. Todo se arregla en la reconciliación que lo situa como la mujer de Dios.
¿Como se construye este fenómeno? Algo que fue rechazado del interior reaparece en
el exterior. Previa a toda simbolización (lógica) hay una etapa, donde puede suceder
que parte de la simbolización no se lleve a cabo. Esta etapa precede toda la dialéctica
neurótica, ya que la neurosis se funda en una palabra que se articula, en tanto lo
reprimido y el retorno de lo reprimido son una sola y única cosa. Puede suceder que
algo primordial en lo tocante a ser del sujeto no entre en la simbolización, rechazado.
En relacion al sujeto con el símbolo, existe la posibilidad de una Verwerfung primitiva,
que algo no sea simbolizado, que se manifestara en lo real.
Lo que caracteriza al mundo de Schreber es que el él esta perdido y que solo subsiste
el tú. La nocion del sujeto es correlativa a la existencia de alguien de quien pienso: el
fue quien hizo eso. No una persona sino él, el que no esta aquí. Ese él es el que
responde de mi ser, sin ese él mi ser ni siquiera podría ser un yo (ke). El drama de la
relacion con el él subyace a toda la disolución del mundo de Schreber, en la que
vemos al él reducirse a un solo partenaire, ese Dios a la vez asexuado y polisexuado.
Momento crepuscular del mundo. Relacion particulares con las almas (seres humanos
muertos), intrusiones, intercambios corporales, inclusiones. Se sufre mucho. Hay
intrusión y fragmentación somatica. Nervios impuros.
Momento de transformación, las almas con las que tienen intercambios son sustituidas
por los llamados Reinos divinos posteriores. En forma desdoblada, Ormuz y Ahriman.
Aparecen los rayos puros. Hay intención divina. Estos rayos puros hablan, también
son los nervios de Dios.
Hay que remarcar que las alucinaciones verbales (o alienaciones verbales) son
utilizadas para el psicótico. Tienen un uso. Le brindan una certeza.
Al igual que todo discurso, un delirio ha de ser juzgado en primer lugar como un
campo de significación que ha organizado cierto significante, de modo que la primera
regla de una buena investigación de la psicosis, podría ser la de dejar hablar el mayor
tiempo posible.
El delirio de Schreber es un modo de relacion del sujeto con el conjunto del lenguaje.
Al comienzo del delirio está en juego la inminencia de una violación, de una amenaza
contra su virilidad. Al final se establece una efusión voluptuosa donde se supone que
Dios encuentra una satisfacción aun mayor que Schreber.
Del significante en lo real, y del milagro del alarido. El caso Schreber permite una
aproximación mas cercana a lo que significa verdaderamente el yo. No es una función
de síntesis. La síntesis no llega nunca.
En Schreber se trata de algo que esta siempre a punto de sorprenderlo, que nunca se
descubre pero que se situa en el orden de sus relaciones con el lenguaje, de esos
fenómenos de lenguaje a los que el sujeto permanece ligado por una compulsión muy
especial, que constituyen el centro en que al fin culmina la resolución de su delirio.
puede haber un significante inconsciente ¿Cómo ese significante si situa en la
psicosis? El sujeto esta vinculado a ella por una fijación erotica.
Recordemos que Freud dice que ese término alude cuando el sujeto no quiere saber
nada de la castración, ni siquiera en el sentido de la represión. En el sentido de la
represion, uno sabe algo sobre eso mismo sobre lo que nada quiere saber, todo el
análisis consiste en mostrar que uno lo sabe muy bien. Si hay cosas sobre las que el
paciente nada quiere saber, incluso en el sentido de la represión, esto supone otro
mecanismo. Verwerfung. Se trata del rechazo, expulsión, de un significante primordial
a las tinieblas exteriores, significante que a partir de entonces faltara en ese nivel.
Proceso primordial de exclusión de un interior primitivo, que no es el interior del
cuerpo, sino el interior de un primer cuerpo de significante.
En el delirio se les hace hacer esto. Comienza a partir del momento en que la iniciativa
viene de otro, en el que la iniciativa está fundada en una actividad subjetiva. En la
psicosis se trata de un impasse con respecto al significante. Todo trascurre como si el
sujeto reaccionase a el mediante una tentativa de restitución, de compensación. Es a
nivel del entre-yo vale decir del otro con minúscula, del doble del sujeto, que es y no
es a la vez su yo, donde aparecen palabras que son una especie de comentario
corriente de la existencia. El Otro queda excluido en tanto portador de significante.
Falta el registro del padre en función significante. Esta situación entraña para el sujeto
la imposibilidad de asumir la realización del significante padre a nivel simbolico. Le
queda la imagen a la que se reduce la función paterna. Es una imagen que no se
inscribe en ninguna dialéctica triangular, pero cuya función de modelo, de alienación
especular, le da pese a todo al sujeto un punto de enaganche, y le permite
aprehenderse en el plano imaginario. Es desposesión primitiva del significante.
Secretarios del alienado. Esta problemática se inserta entre la imagen del yo y esa
imagen sobrelevada, ecumbrada con respecto a la primera, la del Otro con mayúscula,
la imago paterna, en tanto instaura la doble perspectiva, dentro del sujeto, del yo y del
ideal del yo. En tanto no adquirió, o bien perdió a ese Otro, que se encuentra con otro
puramente imaginario, el otro disminuido y caído con quien solo son posibles
relaciones de frustración. Este otro lo niega, literalmente lo mata. Este otro es lo mas
radical que puede haber en la alienación imaginaria.
El delirio del presidente Schreber parece depender pues de un vértigo del éxito mas
que del sentimiento de fracaso. Esta rodeando un acceso a funciones paternas, estaba
colocado en una posición de autoridad que parecía exigirle asumir verdaderamente
una posición paterna, ofrecerle un apoyo para idealizar esa posición y referirse a ella.
La melancolía se singulariza por una cancelación del interés por el mundo exterior, la
perdida de la capacidad de amar, la inibicion de toda productividad y una rebaja en el
sentimiento de si que se exterioriza en autorreproches y autodenigraciones y se
extrema hasta una delirante expectativa de castigo. Lo que lo distingue del duelo es la
perturbación del sentimiento de si. Hay rebaja en su sentimiento yoico. Un
empobrecimiento del yo. Es la reacción frente a una pérdida de un objeto amado
(como en el duelo) peor es de naturaleza más ideal. El objeto se perdió como objeto
de amor. No se atina a discernir con precisión lo que se perdió. La melancolía es una
pérdida de objeto sustraída de la conciencia, inconsciente. En el duelo el mundo se ha
hecho pobre y vacío, en la melancolía eso le ocurre al yo mismo.
El yo es moralmente despreciable, indigno, estéril. Se hace reproches, se denigra y
espera repulsión y castigo. Se humilla ante los demás. Extiende su autocritica al
pasado. Hay un delirio de insignificancia moral. Falta la vergüenza en presencia de los
otros. Hay complacencia en el desnudamiento de si mismo.
En realidad las querellas que el paciente se dirige se adecuan muy poco a su propia
persona y muchas veces se ajustan a otra persona a quien el enfermo ama, ha amado
o amaría. Los reproches se dirigen a un objeto de amor, que reboto sobre el yo propio.
Todo eso rebajante que dicen de si mismos en el fondo lo dicen de otro.
El lazo libidinoso con el objeto sufre un sacudimiento, una afrenta real o un desengaño
y la libido se retira sobre el yo. Pero sirvió para establecer una identificación del yo con
el objeto resignado. La sobra del objeto cayó sobre el yo. Luego este será juzgado por
una instancia particular como un objeto. La pérdida del objeto se muda en una pérdida
del yo. El conflicto entre el yo y la persona amada pasa a una bipartición entre el yo
crítico y el yo alterado por identificación.
Esto se debe a una elección de objeto sobre una base narcisista. La identificación
narcisista con el objeto se convierte en el sustituto de la investidura de amor. El
vínculo de amor no se resigna pese al conflicto con la persona amada. Se sustituye el
amor de objeto por identificación. Corresponde a la regresión desde un tipo de
elección de objeto al narcisismo originario.
Acerca de la melancolía