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La pérdida de realidad en la neurosis y la psicosis (sustituto de realidad) 1924

- Sigue ideas de “Neurosis y Psicosis”


- El texto que le sigue sobre esta temática es “el fetichismo” de 1927, que
problematiza estos dos textos

La pérdida de realidad en la neurosis acontece en dos tiempos. En el primero, solo se


reserva al conflicto del yo con el ello: se reprime una moción pulsional. Para satisfacer
las demandas del ello, las formaciones del inconsciente, como el síntoma, se instalan
y muestran el fracaso de la represión, el retorno de ella y un fragmento de la realidad,
vinculada a los reclamos del ello (neurosis = represión fallida)

[Manuscrito K y en neuropsicosis de defensa (1896) se expresa el “fracaso de la


defensa” o “retorno de lo reprimido” como la “enfermedad propiamente dicha”]

Elisabeth Von R. “Ahora el queda libre y puede casarse contigo” es el mensaje


Inconsciente y el dato objetivo. Pero se reprime la exigencia pulsional (amor por el
cuñado) y se inicia el proceso de regresión que lleva a los dolores histéricos. En la
reacción psicótica habría una desmentida del hecho de la muerte de la hermana.

La pérdida de realidad en la psicosis acontece en dos tiempos. El primero arranca al


yo de la realidad, y el segundo indemniza los prejuicios restableciendo el vínculo con
la realidad a expensas del ello. No limita al ello en el vínculo de la realidad, como en la
neurosis. Se crea una realidad nueva, que no presenta el escándalo de la anterior.
Esto tiene el carácter de una reparación.

La diferencia de ambas esta mas ubicada en el primer tiempo que en el segundo,


donde se expresa en ambas estructuras, una rebelión del ello contra el mundo
exterior.

En la neurosis se evita, al modo de huida, un fragmento de la realidad. Se limita a no


querer saber nada de la realidad. Hay obediencia inicial (motivo de represión) y luego
una huida de esa moción (nachtraglich) que se presenta como fallida. El resultado del
conflicto es una formaicon de comrpomiso e incompleto como satisfacción. En la
neurosis la enfermedad recae sobre el segundo tiempo, donde opera el retorno de lo
reprimido, en el fracaso de la represion. Ya que la denegación de la moción logro su
éxito (parcial).

En la psicosis se reconstruye un fragmento de la realidad. Desmiente la realidad y


procura sustituirla. El fragmento de la realidad rechazado se va imponiendo cada vez
mas a la vida anímica (como en la neurosis es la moción reprimida). En la psicosis el
acento recae en el primer paso, que es en si, dice Freud, patológico, y que solo puede
llevar a la enfermedad.

En la neurosis y en la psicosis también juega algo importante, el “mundo de la


fantasias”:

En la neurosis, las fantasias sirven para articular materiales que sirvan a “neo-
formaciones” de deseo, ayudándose del proceso de regresión. Las fantasias se
apuntalan a fragmentos de la realidad, de sentido secreto, significado particular,
diverso del aspecto “desencadenante”, cuyo vínculo es “simbólico”.
En la psicosis, las fantasías son puestas al servicio de remplazar la realidad exterior
por un nuevo mundo fantástico, como espejismos del recuerdo, formaciones delirantes
y alucinaciones.

En las formaciones de las psicosis se acompaña un desarrollo de angustia.

En las formaciones de las neurosis la angustia es la reacción frente a la moción


reprimida que puja hacia adelante.

De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis 1955-56

Hacia Freud. Es en el nivel donde la “síntesis” subjetiva confiere su pleno sentido a la


palabra donde el sujeto muestra todas las paradojas de que es paciente en esa
percepción singular. Oír voces. El otro es el que profiere las palabras. Más notable aun
es la relación del sujeto con su propia palabra, donde li importante esta más bien
enmascarado por el hecho puramente acústico de que no podría hablar sin oírse.

Para que la irrupción en lo real de lo simbólico sea indudable, basta con que este real
se presente, bajo forma de cadena rota.

El síntoma esta articulado en la estructura (alucinaciones verbales en Schreber). El


proceso sintomático psicótico se define por los determinantes más radicales de la
relación del hombre con el significante.

Si consideramos únicamente el texto de las alucinaciones, se establece en ellas de


inmediato una distinción entre fenómenos de código y fenómenos de mensaje.

Los fenómenos del código serian las voces que hacen uso de la lengua-basica, que
traducimos como lengua-de-fondo y que Schreber describe como “un alemán un tanto
arcaico, pero siempre riguroso, que se señala muy especialmente por su gran riqueza
en eufemismos”. También como “forma autentica por sus rasgos de noble distinción y
de sencillez”.

Es el significante mismo y no lo que significa lo que constituye el objeto de la


comunicación.

Se podría hacer referencia a la cuestión del metalenguaje pero se demuestra esta


impropiedad de la nocion si se apunta a definir elementos diferenciados en el lenguaje.
Osea, si se remite a la lógica significante.

El texto mismo de la alucinación es una reducción del mensaje. Entre el código y el


mensaje, el significante muestra una predominancia notable frente al código. Un
código constituido de mensajes sobre el código, o un mensaje reducido a lo que en el
código indica el mensaje, etc.

Después de Freud. En su trabajo sobre el presidente Schreber, Freud hace un trabajo


notable sobre los problemas lógicos en base a una deducción gramatical para
presentar en ella el empalme de la relacion con el otro en la psicosis: los diferentes
medios para negar la proposición: Lo amo.

El “no lo amo” se estructura en 2 tiempos:


1- Inversión del valor del verbo: lo odio, o de inversión del genero del agente o del
objeto: no soy yo, o no es el, es ella (o al revés).
2- Intervención de los sujetos: el me odia, es a ella a quien ama, es ella quien me
ama.

Luego hay que tener en cuenta la introducción del narcisismo. Dando la primera teoría
del modo según el cual el yo se constituye a partir del otro en la nueva economía
sujetiva, determinada por el inconsciente.

En “la perdida de realidad en la neurosis y en la psicosis” Freud dice que el problema


no es el de la perdida de la realidad, sino del resorte de lo que la sustituye.

Destaquemos de Freud los aportes centrales:

La equivalencia de la función imaginaria del falo en los dos sexos.

El complejo de castración encontrado como fase normativa del acto de asumir el


sujeto su propio sexo.

El mito del asesinato del padre, necesario por la presencia constituyente del complejo
de Edipo en toda historia personal.

El efecto de desdoblamiento que lleva a la vida amorosa la instancia misma repetitiva


del objeto reencontrable siempre en cuanto único.

También la pulsión diferente de todas normas de tendencia, dirección y objeto y su


implicación en una sistemática conceptual en las teorías sexuales de la infancia.

Recordemos que el episodio psicótico en Schreber es una fantasía en estado de


ensoñación, que sería bello ser una mujer que está sufriendo el acoplamiento.

Ninguna formación imaginaria es específica, ninguna es determinante ni en la


estructura, ni en la dinámica de un proceso. Recordemos que es la articulación
simbolica que Freud descubrió al mismo tiempo que el inconsciente la que nos
significa en su referencia metódica al Edipo.

Definir la división entre la neurosis y la psicosis a la responsabilidad del yo para con la


realidad es lo que deja el problema de la psicosis en el statu quo.

Con Freud. El deseo, el hastio, el enclaustramiento, la rebeldía, la oración, la vigilia, el


pánico, dan testimonio de la dimensión de ese Otro sitio, dimensión que se hace sentir
como la de Otra-cosa. Considerado como principios permanentes de las
organizaciones colectivas, fuera de las cuales la vida humana no puede mantenerse
mucho tiempo.

Freud habla de ese Otro sitio. Como el lugar presente para todos y cerrado a cada
uno, allí descubrió que sin que se piense en él, ello piensa. Construcción sin sujeto,
impersonal. Ello piensa mas bien mal, pero piensa duro. Freud nombro el lugar del
inconsciente con el termino de otro escenario u Otra Escena.

La relacion de ese otro con el sujeto se llama Esquema Lambda. La condición de


sujeto S (neurosis o psicosis) depende de lo que tiene lugar en el Otro A. eso es
articulado como un discurso (el icc es el discurso del Otro). Tal como Freud define
mediante la sintaxis de trozos de sueños o algo asi.

¿Qué soy ahi? Referente a su sexo y su contingencia en el ser. Que es hombre o


mujer y anudando en los símbolos de la procreación y de la muerte. La pregunta por la
existencia baña al sujeto, lo sostiene, la invade, incluso lo desgarra por todas partes.
Es a titulo de elementos del discurso particular como esa pregunta en el Otro se
articula. Los fenómenos sintomáticos se ordenan en las figuras de ese discurso, por lo
que son legibles y se resuelven cuando son descifrados.

La cadena subsiste en una alteridad respecto del sujeto. Radical como la de los
jeroglificos todavía indescifrables en la soledad del desierto. Solo allí puede aparecer
sin ambigüedad su función de inducir en el significado la significación imponiéndole su
estructura.

Esta lógica del Otro no encuentra sus lineamientos en el plano narcisista-imaginario.


Freud rechazo est amantica, ella desatiende a la función directora de una articulación
significante que toma su efecto de su ley interna y de su material sometido a la
pobreza que le es esencial.

Esquema L y esquema R.

El asesinato del padre es el momento fecundo de la deuda con la que el sujeto se liga
para toda la vida con la Ley. El Padre simbolico en cuanto que significa esa Ley es por
cierto el Padre muerto.

Por el lado de Schreber. Después de recalcar la importancia del significante y de la


estructura en el campo del lenguaje y en la función de la palabra pasamos a
considerar la subjetividad del delirio de Schreber.

La significación del falo debe evocarse en lo imaginario del sujeto por la metáfora
paterna. La metáfora del Nombre-del-Padre sustituye el lugar primeramente
simbolizado por la operación de la ausencia de la madre, por este Nombre.

Nombre del padre deseo de la madre  nombre del Padre (A/Falo)

Deseo de la madre significado al sujeto

Retomemos el termino Verwerfung para distanciarlo del mecanismo de represion e


instalar la carencia del significante mismo. Esta es considerada como preclusión del
significante. Cuando la metáfora paterna es necesaria para dar lugar a la significación
fálica esto no sucede. El Otro responde un puro y simple agujero lo cual produce una
carencia del efecto metaforico.

En el delirio tenemos lo Creado, el Creador y la Criatura.

Lo Creado lo situamos en I (Imaginario). Asume el lugar en P que ha quedado vacante


de la Ley. El lugar del Creador se construye a partir de la primordial simbolización M
de la Madre. La Criatura se concibe rodeando el agujero excavado en el campo del
significante por la preclusión del Nombre-del-Padre. El soporte de la cadena
significante falta al sujeto, en ese agujero es donde se desarrolla toda la lucha en que
el sujeto se ha reconstruido.

Hay que saber distinguir el ser y tener. En el campo de lo imaginario se instala una
hiancia que responde al defecto de la metáfora simbólica, la que se resuelve en el
cumplimiento de la emasculación. No es por estar precluido del pene, sino por deber
ser el falo por lo que el paciente estará abocado a convertirse en una mujer.

Lacan retoma la idea que pone Schreber en el periodo de incubación de su segunda


enfermedad, la que dicta “seria hermoso ser una mujer que está sufriendo el
acoplamiento”, eso muestra el sentido del fantasma. A falta de poder ser el falo que
falta a la madre, le queda la solución de ser la mujer que falta a los hombres.

Hay regresión topica del sujeto al estadio del espejo. Allí acontece esa hiancia
mortífera.

Hay que tener presente que la voluptuosidad bendecida se convierte en la beatitud del
alma. Es un viraje esencial.

Esquema I, estructura del sujeto en el proceso psicótico. Goce narcisista de la imagen.


Alienación de la palabra, donde el Ideal del yo ha tomado el lugar del Otro.

Al reconocer el drama de la locura, la razón está en lo suyo, porque es en la relación


del hombre con el significante donde ese drama se sitúa. Se trata de un mensaje, de
una palabra más allá del sujeto.

Post-scriptum. El Otro es el lugar de la memoria del inconsciente, donde habitan


deseos. La interrogamos mediante la concepción de la cadena significante. Es en un
accidente de este registro y de lo que en el se cumple, la perclusion del Nombre-del-
Padre en el lugar del Otro y en el fracaso de la metáfora paterna, donde designamos el
defento que da a la psicosis su condición esencial, con la estructura que la separa de
la neurosis. Esta consideración se aporta como cuestión preliminar a todo tratamiento
posible de la psicosis.

Para que la psicosis se desencadene es necesario que el Nombre-del-Padre,


percluido, verworfen, sea llamado allí en oposición simbolica al sujeto. Es la falta del
Nombre-del-Padre en ese lugar la que, por el agujero que abre en el significado, inicia
la cascad de los retoques del significante de donde procede el desastre creciente de lo
imaginario, hasta que se alcance el nivel en que significante y significado se
estabilizan en la metáfora delirante. El Nombre-del-Padre es llamado por el sujeto al
lugar donde deveria advenirle pero que nunca ha estado, mediante un padre real, Un-
padre.

Es preciso que ese Un-padre venga a ese lugar adonde el sujeto no ha podido llamarlo
antes. Un-padre se situa en posición tercera en alguna relacion que tenga por base la
pareja imaginaria a-a· yo-objeto o ideal-realidad, interesando al sujeto en el campo de
agresión erotizado que induce. Búsquese en el comienzo de la psicosis esta coyuntura
dramática.

El Nombre-del-Padre redobla en el lugar del Otro el significante mismo del ternario


simbolico. Constituye la ley del significante.
La referencia a la posición tercera a donde es llamado el significante de la paternidad
en el caso Schreber pueden ser:

- Sus esperanzas de paternidad


- Su fracaso de su candidatura al Reichstag
- Su acceso a la Suprema Corte

La figura del profesor Flechsig logro suplir el vacio bruscamente vislumbrado de la


Verwerfung inaugural. Él designa en la transferencia que el sujeto ha operado sobre la
persona de Flechsig el factor que ha precipitado al sujeto en la psicosis.

Neurosis y Psicosis – Sigmund Freud 1923

La neurosis seria el resulado de un conflicto entre el “yo” y su “ello” y en cambio, la


psicosis, el deselace de un conflicto de la perturbación de las relaciones entre el “yo” y
el mundo exterior.

Las neurosis nacen a consecuencia negativa del yo. El yo reprime la tendencia


pulsional. Lo reprimido entonces alcanza una satisfacción sustitutiva – el síntoma –
que se impone al yo como una transacción. Ahora lucha contra el síntoma que
amenaza su integridad. El yo procede según lo indicado por el super-yo para la
represión. El yo entra en conflicto con el ello en servicio del supero-yo y de la realidad.

El yo se procura independientemente un nuevo mundo exterior e interior y surgen dos


hechos: el nuevo mundo es construido de acuerdo con las tendencias optativas del
Ello y que la causa de esta disociación del mundo exterior es una privación impuesta
por la realidad y considerada intolerable. (amencia de Meynert, demencia aguda
alucinatoria). En la amencia queda excluida la acogida de nuevas percepciones y su
significación (carga) se sustrae al mundo interior.

Encontramos afecciones cuya base este en un conflicto entre el yo y el super-yo


(quien reúne influencias del ello y otras del mundo exterior) en un enlace aun
impenetrado, consituyendo un modesto ideal hacia el cual tienden las aspiraciones
del yo. Estos cuadros son los de la melancolía, que conforma el grupo de
“psiconeurosis narcisistas”.

La etiología común a la explosión de una psiconeurosis o una psicosis es siempre la


privación. El incumplimiento de deseo.

El mundo exterior domina al yo en dos sentidos: mediante las percepciones actuales


continuamente posibles y por el acervo mnémico de percepciones anteriores, que
constituyen el “mundo interior”.

Acerca de las Psicosis


Organización subjetiva en la que Freud ve una forma específica de perdida de la
realidad con regresión de la libido sobre el yo y con, eventualmente, la constitución de
un delirio como tentativa de curación. Para Lacan, el mecanismo constitutivo de la
psicosis es la forclusion del Nombre-del-Padre.

Freud discute con Kraepelin. No acepta la organogénesis que se le supone a la


psicosis. Se esfuerza a partir de su teoría de la libido, en poner en evidencia el
fundamento sexual de toda psicosis. Fue en el análisis de las Memorias de un
neurópata, publicadas en 1903 por el presidente de la Corte de Apelaciones de Saxe,
el dotor en derecho P. D. Schreber, donde Freud encontró los fundamentos de su
teoría de las psicosis (1911), cuando acababa de explorar la libido infantil (1907-1910)
y justo antes de elaborar su concepción del narcisismo (1914).

La psicosis del presidente Schreber se desencadeno al ser nombrado presidente de la


Corte de Apelaciones. Se ha mencionado de su vida el verdadero terrorismo
pedagógico ejercido por su padre. Creador de la “gimnasia terapéutica”, que exige un
riguroso enderezamiento postural. Tuvo un hermano que se suicido a los treinta y ocho
años. Su vida conyugal feliz, se vio empañada por ausencia de hijos. Estos elementos
presentan un gran interés en la lógica de su proceso mórbido.

La enfermedad de Schreber comienza en 1893, con algunos sueños donde algunos


síntomas experimentados nueve años antes (hipocondría grave) se repiten, y donde
se impone la idea súbita e insolita de que “seria hermoso ser una mujer en el momento
del coito”. Los malestares físicos son interpretados como persecuciones ejercidas por
el doctor Flechsig, el mismo que lo había tratado y curado anteriormente, que es
acusado de “asesinato del alma”. Schreber permanece einternado hasta 1902 y su
sistema delirante se puede resumir del siguiente modo: se consideraba llamado a
procurar la salvación del mundo y devolverle la felicidad perdida, pero solo podría
hacerlo tras haberse transformado en mujer”. Schreber estimaba para el mismo un
papel redentor que cumplir. Convirtiéndose en la mujer de Dios y procreando un
mundo schreberiano, al precio de su emasculación. Pues ese Dios, sustituto de
Flechsig, solo estaba rodeado de cadáveres.

Freud observa que el perseguidor designado, el doctor Flechsig, había sido antes
objeto de amor de Schreber y emite la hipótesis de un empuje de libido homosexual
(empuje a ser mujer) como punto de partida de toda la enfermedad. Se apoya en el
hecho de que Flechsig fue para el paciente un sustituto de sus objetos de amor
infantiles, del padre y el hermano, ambos muertos ya en el momento del delirio. “el
fondo mismo del fantasma de deseo se convierte en el contenido de la persecución”.

Los paranoicos tienen la fijación libidinal en el estadio del autoerotismo, del narcisismo
y de la homosexualidad, etapa obligada en toda construcción libidinal en la que el niño
toma como objeto de amor a aquel que detenta órganos genitales similares a los de él,
pues se ha amado primero a si mismo con sus propios órganos genitales. Freud
agrega que lo mismo ocurre en la esquizofrenia: los psicóticos tienen en esencia una
libido vuelta sobre el propio cuerpo.

Todos los delirios que se constituyen se remitían a contradecir una proposición: “yo, un
hombre, lo amo a él, un hombre”. Hay 3 contradicciones, del objeto, del sujeto o del
verbo.
El delirio de persecución opera una inversión del verbo: “yo no lo amo, el me odia, lo
odio porque me persigue”.

El erotomaniaco rechazara el objeto: “no es a el a quien amo, es a ella a quien amo”,


que se transformara en un “es a ella a quien amo porque ella me ama”.

El delirio de celos no reconocerá al sujeto y transformara la proposición en: “no soy yo


quien ama al hombre, es ella quien lo ama; no soy yo la que ama a las mujeres, él las
ama”.

La proposición puede ser rechazada en bloque: “no amo a nadie, solo me amo a mi”.
Se trata del delirio de grandeza.

En la psicosis una percepción interna es sofocada y en su lugar aparece una


percepción venida del exterior. Lo abolido del adentro vuelve del afuera. Después de
haber elaborado su segunda tópica, Freud deslindara el campo de la psicosis en un
conflicto entre el yo y el mundo exterior. La pérdida de realidad, consecuencia de este
conflicto, sería un dato inicial en la psicosis, donde un sustituto de la realidad ha
venido en lugar de algo forcluido. Se retiran los investimentos libidinales colocados en
las personas u objetos antes amados y la producción mórbida delirante sería una
tentativa de reconstrucción de estos mismos investimentos, una tentativa de curación.
Esto lo vemos en la escena de “inminencia del fin del mundo”, convicción paranoica.

En la base de todo proceso psicótico encontramos el fracaso de la metáfora paterna.


El narcisismo no es solo la libido investida sobre le propio cuerpo, sino también una
relación imaginaria central en las relaciones interhumanas: uno se ama en el otro. Es
allí donde constituye toda identificación erótica y donde se juega toda tensión agresiva.
Hay lucha erótica o agresiva que provoca la colusión no mediatizada de otro con otro,
donde la única elección posible es “él o yo”. Se necesita de un tercero reconozca para
diferenciar su propia imagen de la del otro. Hablamos de una inestabilidad
fundamental de todo equilibrio imaginario con el otro. Este tercero simbólico Lacan lo
llama “Nombre-del-Padre” y por ello la resolución del complejo de Edipo tiene una
función normativa.

La metáfora paterna sustituye los significantes ligados al deseo de ser el falo materno
por los significantes de la ley del orden simbólico (el Otro). Así quedara asegurada la
perpetuación del deseo. Hay represión originaria. Si hay fracaso de la represión
originaria, hay forclusion. Rechazo de lo simbólico, que resurgirá en lo real en el
momento en que el sujeto se vea confrontado con el deseo del Otro dentro de una
relación simbólica. Tanto el Otro como el semejante serán arrojados dentro del juego
especular.

El perseguidor, no es sino una simple imagen de otro con el cual la única relacion
posible es la agresividad o el erotismo, sin mediación de lo simbolico. Lo que no ha
sido simbolizado en Schreber es el significante padre, la relacion con la mujer en el
símbolo de la procreación y bien puede ser porque el padre real de Schreber se haya
instaurado como figura de la ley del deseo y no como representante de esa ley,
bloqueando asi toda sustitución significante.
La estructura psicótica se deriva de los sucesivos fracasos en los distintos momentos
evolutivos del psiquismo humano, previos al advenimiento del complejo de Edipo. El
sujeto no alcanza una adecuada inserción en la triangularidad edipica, no puede
reconocerse a si mismo ni reconocer a los que lo rodean. En la primera tópica, Freud
considera a la psicosis como una enfermedad narcisista. La energía psíquica se retira
del mundo de los objetos y se acumula en el Yo, produciéndose un incremento de la
libido narcisista, luego comienzan los intentos de reconexión con los objetos. Desde la
segunda teoría del aparato psíquico, en la psicosis ocurre una ruptura entre el yo y la
realidad que deja al yo bajo el dominio del ello. Luego, a partir de la construcción del
delirio, el yo establecerá una nueva realidad, conforme a los deseos de ello.

Los síntomas se entienden como fenómenos restitutivos. Hay 3 etapas del camino
libidinal en las psicosis:

1- En la primera etapa, la investidura libidinal que recae sobre los objetos es


desligada. El mundo se torna vacio y sin significado, aparecen los sentimientos
de desrealizacion y despersonalización y la vivencia del fin del mundo.
2- En la segunda etapa, la libido vuelve al yo, que pasa a ser el objeto mas
investido. Todo el interés y la preocupación están centrados sobre si mismo.
Pueden aparecen efectos hipocondriacos o de megalomanía.
3- La tercera etapa es restitutiva. El sujeto intenta reconectarse con el mundo,
restaurar el lazo objetal. Tiempo de aparición de los síntomas (delirios y
alucinaciones).

Seminario Lacan Las Psicosis 1955-1956

Introducción a la cuestión de las psicosis

La psicosis es una cuestión, no un tratamiento. Freud hablo de manera alusiva. Las


psicosis no son las demencias. Son las locuras. Freud procede con Schreber tomando
su libro y descifrándolo del mismo modo que un jeroglífico. La identificación que hace
Freud de los pájaros del cielo con las jovencitas, por ejemplo. Si la aplicación del
método analítico solo proporcionara una lectura del orden simbólico, se mostraría
incapaz de dar cuenta de la distinción entre ambos campos (el de la psicosis es más
imaginario). Si bien estamos con el discurso del alienado, estamos en el orden
simbólico, el material mismo de ese discurso no es del todo simbólico, el material es el
propio cuerpo. La relacion con el cuerpo caracteriza lo imaginario. Cuerpo erógeno. En
el límite de lo simbólico. No es correcto decir: el inconsciente en la psicosis está en la
superficie. Traduciendo a Freud: el inconsciente es un lenguaje.

A su vez, lo inconsciente no esta tan solo reprimido, desconocido por el sujeto luego
de haber sido verbalizado, sino que detrás del proceso de verbalización, hay que
admitir una Bejahung primordial, una admisión en el sentido de lo simbolico, que
puede a su vez faltar. Hay un fenómeno de exclusión para el cual el terino Verwerfung
parece valido y se distingue de la Verneinung. Es cuando el sujeto rehusa el acceso, a
su mundo simbolico, de algo que sin mebargo experimento, que es la amenaza de
castración. Nada quiere saber de ella. Todo lo rehusado en el orden simbolico, en el
sentido de la Verwerfung reaparece en lo real.
Ej. Escena del caso Hombre de los Lobos. Caso con tendencias y propiedades
psicóticas. Demuestra una breve paranoia al final del traamiento de Freud. Rechaza
todo acceso de la castración. En la infancia encontramos una escena de breve
alucinación: jugando con su cuchillo, se había cortado el dedo, que solo se sostenia
por un pedacito de piel. Se resalta la impresión de la vivencia. El presente se detiene
por un momento. Luego se sienta en un banco, junto con la aya, quien juega el papel
de confidente de sus primeras experiencias y no se atrevio a decírselo. Se suspende
la posibilidad de hablar. Justo a la persona que le contaba todo. Hay un abismo, una
picada temporal, un corte de la experiencia, después de la cual resulta que no tiene
nada, todo termino, no se habla mas de ello. No saber nada de la cosa, ni siquiera en
el sentido de lo reprimido. Lo que es rehusado en el orden simbólico, vuelve a surgir
en lo real. En la Verwerfung reaparece en lo real lo rehusado por el sujeto en forma de
alucinación. En el fenómeno alucinatorio encontramos la historia del sujeto en lo
simbólico.

El origen de lo reprimido neurótico no se sitúa en el mismo nivel de historia en lo


simbólico que lo reprimido en juego en la psicosis. En neurosis hay lagunas, lapsus,
sueños, recuerdos encubridores, etc. En la psicosis hay exceso de contenido,
incontinencia en lo que respecta a la significación.

La significación del delirio. En el delirio hay una fuerza estructurante, ya sea en sus
partes o en su totalidad. Fenómenos elementales. La noción de elemento no debe ser
entendida de modo distinto que la de estructura. Este fenómeno elemental está a nivel
de la interpretación. La dificultad de abordar el problema de la paranoia se debe
precisamente al hecho de situarla en el plano de la comprensión. El sujeto en su delirio
dice que hay significación. No se sabe cual pero ocupa el primer plano, se impone y
para él es perfectamente comprensible. Y justamente porque se situa en el plano de la
comprensión como un fenómeno incomprensible, por asi decirlo, la paranoia es tan
difícil de captar, y tiene también un interés primordial. Lo importante es que el delirio
es inaccesible, inerte, estancado en relacion a toda dialéctica. ¿Quién habla? Debe ser
el índice del problema de la paranoia. El sujeto articula lo que dice escuchar. En el
caso Schreber podemos captar por vez primera ociones estructurales cuya
extrapolación es posible a todos los casos. Permite también esclarecer y rehacer una
clasificación de la paranoia sobre bases completamente inéditas. Encontramos en el
texto mismo del delirio una verdad que en este caso no esta escondida como en las
neurosis sino explicitada y teorizada.

El Otro y la psicosis. El psicoanálisis explica el caso del presidente Schreber y la


paranoia en general, por un esquema según el cual la pulsión inconsciente del sujeto
es una tendencia homosexual. Se habla de defensa contra la supuesta irrupción de la
tendencia homosexual. En 1886, hacia su primera crisis, había presentado su
candidatura al Reichstag. Caso 8 años después, el joven Schreber toma el cargo
elevado de presidente de la Corte de apelaciones de Leipzig (esperanza de
paternidad). Hay una relación entre esta promoción y el desencadenamiento de la
crisis. Schreber no pudo satisfacer su ambición y la misma se vio colmada desde el
exterior que se presenta como inmerecido. Se hace notar que el presidente Schreber
no tuvo hijos, se asigna a la noción de paternidad un papel primordial. Pero se afirma
simultáneamente que el temor a la castración renace en él, con una apetencia
homosexual correlativa, porque accede finalmente a una posición paterna. Esto
desencadena los espejismos, distorsiones y deformaciones que desencadenan hacia
un delirio. también están sus cuidadores (que reservan su título de lo contrario) que
son todos hombres médicos. El contenido del delirio se lo llama: el decir psicótico.

El significante es la materialidad del lenguaje y no existe el significado o el significado


no son los objetos. Hablamos de significación, que refiere siempre a otra significación.
San Agustin y Benveniste. A nivel del significante, en su carácter material, el delirio se
distingue en la forma especial de discordancia con el lenguaje común que se llama
neologismo. La significación de esas palabras detienen en discurso, tiene como
propiedad remitir esencialmente a la significación en cuanto tal. Una significación que
no remite mas que a si misma, irreductible.

Hay dos tipos donde se dibuje el neologismo: la intuición y la formula. La intuición


delirante es otro fenómeno pleno que tiene para el sujeto un carácter inundante, que lo
colma. En Schreber es la lengua fundamental. Es la palabra (la mas plena). En el otro
extremo, es lo que remite la significación en tanto ya no remite a nada. Es la formula,
que se repite, se reitera, se machaca con insistencia estereotipada. Es el estribillo (lo
más vacío). Juntas, detienen la significación. Son una especie de plomada en la red
del discurso del sujeto. Característica estructural. Permite reconocer la rúbrica del
delirio. eso es lo que permite distinguir que se trate de un delirio. la significación deja
de remitir a otra significación.

Recordemos que el delirio gira en cuestiones psiquiátricas con paradigmas


fenomenológicos, psicogenesis u organogénesis. El abordaje conforme al
descubrimiento freudiano es formular la pregunta en el registro mismo en que el
fenómeno aparece, vale decir en el de la palabra.

La estructura de la palabra es que el sujeto recibe su mensaje del otro en forma


invertida. La palabra plena, esencial, la palabra comprometida, esta fundada en esta
estructura. La palabra que habla al otro, y también habla del otro en tanto objeto.

Uno puede hablar al otro y presentar la parte sana de la personalidad, pero hablar de
si y delirar. Tomar al yo como objeto. El yo humano es el otro, y al comienzo el sujeto
está más cerca de la forma del otro que del surgimiento de su propia tendencia. La
primera síntesis del ego es esencialmente alter ego, esta alienada. El sujeto humano
deseante se constituye en torno a un centro que es el otro en tanto le brinda su unidad
y el primer abordaje que tiene del objeto es el objeto en cuanto objeto del deseo del
otro.

En el objeto está incluida una alteridad primitiva, porque primitivamente es objeto de


rivalidad y competencia. Solo interesa como objeto de deseo del otro (a). Esta rivalidad
y competencia que encontramos en el fundamento del objeto es lo que es superado en
la palabra, en la medida en que concierne al tercero (A). La palabra es siempre pacto,
acuerdo, nos entendemos, estamos de acuerdo.

La psicosis, ¿de qué nos habla? Nos habla de algo que le habló. Es la prolongación
de una dialéctica dual. Algo adquirió forma de palabra y le habla. El asunto es saber
cuál es la estructura de ese ser que le habla. Lo que habla es lo inconsciente en el
sujeto. ¿Cómo eso habla? ¿Cuál es la estructura de ese discurso paranoico?. Freud
dice al respecto que el enunciado es: yo (je) lo amo y tú me amas. Hay tres modos de
negar esto.

- No soy yo quien lo ama, es ella (el sujeto hace que su mensaje lo lleve otro-a el
ego habla por medio del alter ego, quien en ese intervalo cambio de sexo) / no
es a él a quien amo, es a ella / yo no lo amo, lo odio (hay alienación convertida.
Las perturbaciones imaginarias llevadas al máximo. Falta la proyección) / el me
odia (delirio de persecución por proyección).
-

“Vengo del fiambrero”. Para Freud la diferencia entre neurosis y psicosis con
respecto a la realidad es estructural. En la neurosis hay un papel de huida, de
evitación, la nocion de traumatismo juega un papel en la realidad en tanto es el
desencadenamiento. En el sujeto se produce cierta ruptura con la realidad psíquica.
Esa es la realidad sacrificada en la neurosis. Escotomiza una parte de su realidad
psíquica, de su id. La realidad elidida intenta volver a surgir presentando un significado
secreto, simbolico. A ello se opone la psicosis donde en un momento hubo ruptura,
agujero, desgarro, hiancia, pero con la realidad exterior. La realidad misma es la que
esta provista de un agujero, que luego el mundo fantasmatico vendrá a colmar.

Un agujero en la realidad del mundo exterior es colmado por el fantasma psicótico. El


enfermo no quiere saber nada de ello en el sentido de la represión. Lo que fue
rechazado de lo simbólico reaparece en lo real.

Freud: “es incorrecto decir que la sensación interiormente reprimida es proyectada de


nuevo hacia el exterior. Deberíamos decir más bien que lo rechazado retorna del
exterior. La distinción de ambos mecanismos, verneinung y Bejahung es
absolutamente esencial.

Lo importante no es comprender, sino alcanzar lo verdadero. Comprender es entrar en


el juego del paciente: es colaborar con su resistencia. La resistencia del paciente es
siempre la de uno, y cuando una resistencia tiene éxito, es porque están metidos en
ella hasta el cuello, porque comprenden.

Quien habla? Ya que hay alucinación, es la realidad la que habla.

En la palabra verdadera, el Otro, es aquello ante lo cual se hacen reconocer. Pero solo
pueden hacerse reconocer por él por qué él está de antemano reconocido. Se lo
instituye en la realidad porque es un absoluto irreductible, del cual depende la
existencia como sujeto en tanto depende el valor mismo de la palabra en la que se
hacen reconocer. En otros términos, cuando una marioneta habla, no habla ella sino
alguien que está detrás. El asunto es saber cuál es la función del personaje que
encontramos en esta ocasión.

El Otro está excluido verdaderamente en la palabra delirante, no hay verdad por


detrás, hay tan poca que el sujeto mismo no le atribuye verdad alguna. Al que luego le
intenta restituir ello con el orden delirante. Estando verdaderamente excluido el Otro, lo
que concierne al sujeto es dicho realmente por el pequeño otro, por sombras de otro.
El pequeño otro presenta un carácter irreal, tendiende a lo irreal.
Hay que preguntarnos como se entra al delirio y la historia de la fase pre-psicotica.
Pero hay que verlas tal como nos son dadas en la observación de Freud.

Tematica y Estructura del fenómeno psicótico

De un Dios que engaña y de uno que no engaña. No decimos que la psicosis es un


puro y simple hecho de lenguaje. Señalamos simplemente que es muy fecunda en
cuanto a lo que puede expresar en el discurso. El primer brote de lo psicótico se llama
pre-psicotica y luego le sigue el apogeo de estabilización. Entre estas, Schreber
comenta un fantasma que se expresa: sería algo hermoso ser una mujer sufriendo el
acoplamiento. Subraya el carácter de imaginación de este pensamiento que lo
sorprende y lo experimenta con indignación. Hay una suerte de conflicto moral. Se
situa el sueño de castigo en relación a que eso es un deseo preconsciente.

El mecanismo psicótico es imaginario e iría desde una identificación y captura en la


imagen femenina hasta el florecimiento de un sistema del mundo donde el sujeto esta
absorbido completamente en su imaginación de identificación femenina.

Recordemos los tres planos: simbólico (significante), imaginario (significación), real


(discurso pronunciado en su dimensión diacrónica).

Su delirio comienza en la teoría de los nervios y de la inmortalidad del alma. Luego se


plantea el dilema con Dios, ¿Quién atraerá hacia si más rayos, el o ese Dios con el
que tiene una perpetua relación erótica? ¿va Schreber a conquistar el amor de Dios
hasta poner en peligro su existencia, o va Dios a poseer a Schreber, y luego dejarlo
plantado? Habla del Dios que tiene relaciones como si fuese un organismo viviente, el
Dios viviente.

No tiene sentido preguntarnos por lo tocante a la vivencia real del psicótico. Sino situar
el discurso.

Luego, a fin de cuentas Dios solo tiene una relación completa, autentica, con
cadáveres. Dios no comprende a los seres vivos y solo percibe las cosas desde
afuera, nunca desde adentro. El mundo, tal como venía desarrollándose en el discurso
del sujeto, se transforma en lo que llamamos una fantasmagoría, pero que para el es
lo más cierto de su vivencia, se debe al juego engañoso que mantiene, no con otro
semejante, sino con ese ser primero, garante mismo de lo real.

El fenómeno psicótico y su mecanismo. Hay por parte del loco una certeza: que lo
que esta en juego, desde la alucinación hasta la interpretación, le concierne. Esta en
juego la certeza, no la realidad. La índole del objeto de su certeza es ambigua, puede
ser benevolente a malevolente. Pero significa para el algo inquebrantable. Esto
constituye lo que se llama fenómeno elemental o creencia delirante. En Schreber esto
seria el asesinato del alma. A pesar de su certeza, conserva por si mismo un carácter
enigmático. Todo se arregla en la reconciliación que lo situa como la mujer de Dios.

¿Como se construye este fenómeno? Algo que fue rechazado del interior reaparece en
el exterior. Previa a toda simbolización (lógica) hay una etapa, donde puede suceder
que parte de la simbolización no se lleve a cabo. Esta etapa precede toda la dialéctica
neurótica, ya que la neurosis se funda en una palabra que se articula, en tanto lo
reprimido y el retorno de lo reprimido son una sola y única cosa. Puede suceder que
algo primordial en lo tocante a ser del sujeto no entre en la simbolización, rechazado.
En relacion al sujeto con el símbolo, existe la posibilidad de una Verwerfung primitiva,
que algo no sea simbolizado, que se manifestara en lo real.

Lo sometido a la Bejahung, a la simbolización primitiva, sufrirá diversos destinos, lo


afectado por la Verwerfung primitiva sufrirá otro. Recordemos que partimos de una
bisxualidad constitucional y el Edipo, comple su función normativizadora, mediante la
Ley. La sexualidad debe realizarse a través de ella. Esta Ley es una ley de
simbolización. Allí es donde se articulan los principios de placer y realidad y el sujeto
comienza su relacion con el objeto por via fantasma, y su realidad se trata de “volver a
encontrarlo”.

El fenómeno psicótico es la emergencia en la realidad de una significación enorme que


parece una nadería, no se la puede vincular a nada ya que nunca entro en el sistema
de simbolización, pero que puede amenazar todo el edificio.

La significación rechazada esta en relacion con la bisexualidad primitiva, al que


Schreber no integro en modo alguno, ninguna forma femenina. Se trata de la función
femenina en su significación simbolica esencial. Algo aparece en el mundo exterior
que no fue primitivamente simbolizado, el sujeto se encuentra absolutamente inerme,
incapaz de hacer funcionar la Verneinung con respecto al acontecimiento. En el delirio
se encadenan significaciones y el despliegue de lo imaginario. Hablamos del estadio
del espejo como la estructura del mundo imaginario. En la psicosis la encontramos en
su estado desarrollado. El delirio muestra el juego de los fantasmas en su carácter
desarrollado de duplicidad. Los dos personajes a los que se reduce el mundo para
Schreber están hechos el uno en referencia al otro. Hay que remarcar como esto
responde a la demanda, indirectamente realizada de integrar lo que surgió en lo real.
Que representa para el sujeto ese algo propio que nunca simbolizo. Una exigencia del
orden simbolico que no pudo ser integrada acarrea una desagregación en cadena que
se llama delirio.

La disolución imaginaria. Narcisismo. Tomar al cuerpo como objeto. También la


relación del otro semejante. La relación del narcisismo como la relación imaginaria
centrar para la relación interhumana. Relación erótica y también base de la tensión
agresiva. Para eso sirve el estadio del espejo. Evidencia la naturaleza de esta relación
agresiva y lo que significa. Si la relación agresiva interviene en la formación del yo, es
porque le es constituyente, es porque el yo es desde el inicio por si mismo otro, porque
se instaura en una dualidad interna al sujeto. La ambigüedad, la hiancia de la relación
imaginaria exige algo que mantenga relación, función y distancia. Es el sentido mismo
del complejo de Edipo. Hace falta una ley, una cadena, un orden simbólico, la
intervención del orden de la palabra, del padre, para que el ser humano pueda
establecer la relación del macho a la hembra. Que intervenga un tercero, que sea la
imagen de algo logrado, el modelo de una armonía. El orden que impide la colisión y el
estallido de la situación en su conjunto está fundado en la existencia de ese nombre
del padre.

Hay una dominancia realmente impactante de la relación en espejo, una impresionante


disolución del otro en tanto que identidad. El sujeto mismo no es más que un ejemplar
segundo de su propia identidad. Hay literalmente fragmentación de la identidad. Y el
sujeto encuentra chocante este menoscabo de la identidad de si mismo. Y la identidad
imaginaria fragmentable del otro estructuralmente está claramente manifestado en el
delirio. También está el caleidoscopio que se produce de esas imágenes entre sí.
Encontramos las identidades múltiples de un mismo personaje, también esas
pequeñas identidades enigmáticas, diversamente punzantes y nocivas en su interior,
los hombrecitos. El insulto es muy frecuente en las relaciones que la pareja divina
mantiene con Schreber, como en una relación erótica en la que uno de los dos se
niega a entregarse desde el principio y ofrece resistencia. Aquí hay injuria aniquilante,
el punto culminante de las cumbres del acto de la palabra.

Lo que caracteriza al mundo de Schreber es que el él esta perdido y que solo subsiste
el tú. La nocion del sujeto es correlativa a la existencia de alguien de quien pienso: el
fue quien hizo eso. No una persona sino él, el que no esta aquí. Ese él es el que
responde de mi ser, sin ese él mi ser ni siquiera podría ser un yo (ke). El drama de la
relacion con el él subyace a toda la disolución del mundo de Schreber, en la que
vemos al él reducirse a un solo partenaire, ese Dios a la vez asexuado y polisexuado.

La frase simbolica. Recordemos que la explicación de Freud es que el enfermo pasa


a una economía esencialmente narcisista. Explica el delirio por una regresión
narcisista de la libido, cuyo retiro de los objetos culmina en una desobjetalizacion, en
el punto donde el deseo que ha de ser reconocido en el delirio se situa en el
narcisismo, muy distinto al del deseo que ha de hacerse reconocer en la neurosis.

En la neurosis, lo reprimido aparece donde fue reprimido, osea en el elemento mismo


de los símbolos, donde es agente y actor. Lo reprimido en la psicosis reaparece en
otro lugar, en lo imaginario y lo hace sin mascara. El deseo se realiza en lo simbolico
en la neurosis y en el plano imaginario en la psicosis.

Momento crepuscular del mundo. Relacion particulares con las almas (seres humanos
muertos), intrusiones, intercambios corporales, inclusiones. Se sufre mucho. Hay
intrusión y fragmentación somatica. Nervios impuros.

Momento de transformación, las almas con las que tienen intercambios son sustituidas
por los llamados Reinos divinos posteriores. En forma desdoblada, Ormuz y Ahriman.
Aparecen los rayos puros. Hay intención divina. Estos rayos puros hablan, también
son los nervios de Dios.

Hay que remarcar que las alucinaciones verbales (o alienaciones verbales) son
utilizadas para el psicótico. Tienen un uso. Le brindan una certeza.

Del sin-sentido y de la estructura de Dios. La psicosis en un periodo primario y


fecundo tiene lugar la vivencia, lo originario, lo primitivo, inefable e incomunicable.

Al igual que todo discurso, un delirio ha de ser juzgado en primer lugar como un
campo de significación que ha organizado cierto significante, de modo que la primera
regla de una buena investigación de la psicosis, podría ser la de dejar hablar el mayor
tiempo posible.

El delirio de Schreber es un modo de relacion del sujeto con el conjunto del lenguaje.
Al comienzo del delirio está en juego la inminencia de una violación, de una amenaza
contra su virilidad. Al final se establece una efusión voluptuosa donde se supone que
Dios encuentra una satisfacción aun mayor que Schreber.

Del significante en lo real, y del milagro del alarido. El caso Schreber permite una
aproximación mas cercana a lo que significa verdaderamente el yo. No es una función
de síntesis. La síntesis no llega nunca.

Freud propone la designación de parafrenico, nombre que Freud propone apra la


demencia precoz, la esquizofrenia de Bleuler. Schreber dice que no es el quien refiere
todo a si mismo, sino es el otro, él, Dios quien habla sin aprar en su interior mediante
agentes y prolongaciones.

Toda esa gama de fenómenos se caracterizan por un estallido de la significación.


Tiene la convicción de que todos lo del exterior se produce no por azar, sino con un
sentido humano, dirigido hacia él.

En Schreber se trata de algo que esta siempre a punto de sorprenderlo, que nunca se
descubre pero que se situa en el orden de sus relaciones con el lenguaje, de esos
fenómenos de lenguaje a los que el sujeto permanece ligado por una compulsión muy
especial, que constituyen el centro en que al fin culmina la resolución de su delirio.
puede haber un significante inconsciente ¿Cómo ese significante si situa en la
psicosis? El sujeto esta vinculado a ella por una fijación erotica.

Del rechazo de un significante primordial. En la psicosis habla el yo ideal. Una


fantasía hablada. Ese personaje hace eco a los pensamientos del sujeto. Interviene, lo
vigila, nombra a medida que se suceden la serie de sus acciones, las prescribe. Este
“mellizo” esta preñado de delirio. tal como lo muestra el hombre ideal moderno.

La alienación es constituyente en el orden imaginario. La alienación es lo imaginario


en tanto tal. Pero lo imaginario da la forma de la alienación psicótica. No la dinámica.
La realidad está marcada de entrada por el anonadamiento simbólico. Existe una
etapa primitiva, entre el autoerotismo primitivo y la relación nió-madre, en la cual
aparecen en el mundo significantes en cuanto tales. En el campo de la articulación
simbólica, entre la presencia y la ausencia, se produce la Verwerfung.

Recordemos que Freud dice que ese término alude cuando el sujeto no quiere saber
nada de la castración, ni siquiera en el sentido de la represión. En el sentido de la
represion, uno sabe algo sobre eso mismo sobre lo que nada quiere saber, todo el
análisis consiste en mostrar que uno lo sabe muy bien. Si hay cosas sobre las que el
paciente nada quiere saber, incluso en el sentido de la represión, esto supone otro
mecanismo. Verwerfung. Se trata del rechazo, expulsión, de un significante primordial
a las tinieblas exteriores, significante que a partir de entonces faltara en ese nivel.
Proceso primordial de exclusión de un interior primitivo, que no es el interior del
cuerpo, sino el interior de un primer cuerpo de significante.

Freud dice que la primera aprehensión de la realidad por el sujeto es el juicio de


existencia, que lo hace decir, esto no es un sueño o una alucinación sino un objeto.
Eso indica que ya se está puntuando el mundo de la realidad, ya se encuentra
estructurado en términos significantes.
En la carta 52 freud admite que la Verneinung (negación) primordial conlleva una
primera puesta en signos. Admite la existencia de ese campo que llamo del
significante primordial. Es lo que llamo para ustedes Verwerfung.

En el fetichismo, Freud introduce una revisión esencial en la distinción entre neurosis y


psicosis. Diciendo que en las psicosis, la realidad es reordenada una parte de la
realidad es suprimida y nunca es verdaderamente escotomizada. Se refiere a un
agujero de lo simbolico.

Los psicóticos aman su delirio como se aman a si mismos.

Del significante y el significado

La pregunta histérica. Analizando la estructura del delirio de Schreber, en el


momento en que se estabilizo en un sistema que vincula el yo del sujeto a ese otro
imaginario, ese Dios que nada comprende, en el delirio, supimos reconocer que hay,
en la psicosis, exclusión del Otro, donde el ser se realiza en la palabra que confiesa. El
discurso lo invade, lo parasita. El sujeto se reconstituye en la alusión imaginaria.

La pregunta histérica (II) ¿Qué es una mujer? Recordemos la travesia


fundamentalmente simbolizada, la del Edipo, que entraña una posición que aliena al
sujeto, que le hace desear el objeto de otro, y poseerlo por procuración de otro. Donde
se realiza toda posición sexual normal, acabada, es por medio del dominio simbolico
en esta instancia. La realización genital esta sometida a la simbolización. Que el
hombre se virilice, que la mujer acepte su función femenina. Al mismo tiempo, la
relacion de identificación a partir de la cual el objeto se realiza como objeto de rivalidad
esta situada en el orden imaginario. En la histeria habita la pregunta por la
procreación, pregunta que es inabarcable por lo simbolico, como un ser salga de otro
ser. Schreber se plantea la procreación femenina.

El significante, el cuanto tal, no significa nada. Es necesario que el sujeto adquiera


el rodeo del significante, lo conquiste, sea colocado respecto a el en una relacion de
implicación que lo afecte en su ser, lo cual culmina en la formación del superyó. El
Edipo introduce el funcionamiento del significante. En la psicosis hay algo que no se
realiza en determinado momento en el dominio del significante. Había sido Verworfen.
Lo que asi fue objeto de una Verwerfung reaparece en lo real. hay compensación
imaginaria del Edipo ausente. Da la imagen paterna.

En el delirio se les hace hacer esto. Comienza a partir del momento en que la iniciativa
viene de otro, en el que la iniciativa está fundada en una actividad subjetiva. En la
psicosis se trata de un impasse con respecto al significante. Todo trascurre como si el
sujeto reaccionase a el mediante una tentativa de restitución, de compensación. Es a
nivel del entre-yo vale decir del otro con minúscula, del doble del sujeto, que es y no
es a la vez su yo, donde aparecen palabras que son una especie de comentario
corriente de la existencia. El Otro queda excluido en tanto portador de significante.

Acerca de los significantes primordiales y de la falta de uno. Recordemos que el


significante debe primero concebirse como diferente de la significación. Se distingue
por no tener en si mismo significación propia. La psicosis consiste en un agujero, en
una falta a nivel del significante. En el estado pre-psicosis esta al sensación del sujeto
de haber llegado al borde del agujero. La pregunta viene de allí donde no hay
significantes, cuando el agujero, la falta, se hace sentir en cuanto tal.

Falta el registro del padre en función significante. Esta situación entraña para el sujeto
la imposibilidad de asumir la realización del significante padre a nivel simbolico. Le
queda la imagen a la que se reduce la función paterna. Es una imagen que no se
inscribe en ninguna dialéctica triangular, pero cuya función de modelo, de alienación
especular, le da pese a todo al sujeto un punto de enaganche, y le permite
aprehenderse en el plano imaginario. Es desposesión primitiva del significante.

El padre aparece desmesurado, en potencia y no en el del pacto, aparece la relacion


de agresividad, de rivalidad, de temor, etc. La relacion permanece en el plano
imaginario, dual, desmesurado, no tiene la significación de exclusión reciproca que
conlleva el enfrentamiento especular, sino la de captura imaginaria. La imagen
adquiere la función sexualizada. El sujeto adopta la posición intimidada que se
observa en el pez o en la lagartija. La relacion imaginaria se instala sola,
deshumanizante, no deja lugar a la relacion de exclusión reciproca que permite fundar
la imagen del yo en la órbita que da el modelo más logrado del otro.

Secretarios del alienado. Esta problemática se inserta entre la imagen del yo y esa
imagen sobrelevada, ecumbrada con respecto a la primera, la del Otro con mayúscula,
la imago paterna, en tanto instaura la doble perspectiva, dentro del sujeto, del yo y del
ideal del yo. En tanto no adquirió, o bien perdió a ese Otro, que se encuentra con otro
puramente imaginario, el otro disminuido y caído con quien solo son posibles
relaciones de frustración. Este otro lo niega, literalmente lo mata. Este otro es lo mas
radical que puede haber en la alienación imaginaria.

El delirio del presidente Schreber parece depender pues de un vértigo del éxito mas
que del sentimiento de fracaso. Esta rodeando un acceso a funciones paternas, estaba
colocado en una posición de autoridad que parecía exigirle asumir verdaderamente
una posición paterna, ofrecerle un apoyo para idealizar esa posición y referirse a ella.

La conquista de la realización edipica, la integración y la introyección de la imagen


edipica se hace a través de la relacion agresiva. La integración simbolica se realiza a
través de un conflicto imaginario. El acento recae sobre la realización simbolica del
padre a través del conflicto imaginario.

Duelo y melancolía – Sigmund Freud 1917 – 1915

La melancolía se singulariza por una cancelación del interés por el mundo exterior, la
perdida de la capacidad de amar, la inibicion de toda productividad y una rebaja en el
sentimiento de si que se exterioriza en autorreproches y autodenigraciones y se
extrema hasta una delirante expectativa de castigo. Lo que lo distingue del duelo es la
perturbación del sentimiento de si. Hay rebaja en su sentimiento yoico. Un
empobrecimiento del yo. Es la reacción frente a una pérdida de un objeto amado
(como en el duelo) peor es de naturaleza más ideal. El objeto se perdió como objeto
de amor. No se atina a discernir con precisión lo que se perdió. La melancolía es una
pérdida de objeto sustraída de la conciencia, inconsciente. En el duelo el mundo se ha
hecho pobre y vacío, en la melancolía eso le ocurre al yo mismo.
El yo es moralmente despreciable, indigno, estéril. Se hace reproches, se denigra y
espera repulsión y castigo. Se humilla ante los demás. Extiende su autocritica al
pasado. Hay un delirio de insignificancia moral. Falta la vergüenza en presencia de los
otros. Hay complacencia en el desnudamiento de si mismo.

Conciencia moral, examen de realidad y la censura de la conciencia son las grandes


instituciones de una parte del yo. De la instancia critica escindida del yo.

En realidad las querellas que el paciente se dirige se adecuan muy poco a su propia
persona y muchas veces se ajustan a otra persona a quien el enfermo ama, ha amado
o amaría. Los reproches se dirigen a un objeto de amor, que reboto sobre el yo propio.
Todo eso rebajante que dicen de si mismos en el fondo lo dicen de otro.

El lazo libidinoso con el objeto sufre un sacudimiento, una afrenta real o un desengaño
y la libido se retira sobre el yo. Pero sirvió para establecer una identificación del yo con
el objeto resignado. La sobra del objeto cayó sobre el yo. Luego este será juzgado por
una instancia particular como un objeto. La pérdida del objeto se muda en una pérdida
del yo. El conflicto entre el yo y la persona amada pasa a una bipartición entre el yo
crítico y el yo alterado por identificación.

Esto se debe a una elección de objeto sobre una base narcisista. La identificación
narcisista con el objeto se convierte en el sustituto de la investidura de amor. El
vínculo de amor no se resigna pese al conflicto con la persona amada. Se sustituye el
amor de objeto por identificación. Corresponde a la regresión desde un tipo de
elección de objeto al narcisismo originario.

La identificación narcisista se resigna la investidura de objeto. En la identificación


histérica persiste la investidura de objeto y se exterioriza un efecto que está
circunscripto a ciertas acciones e inervaciones singulares. La identificación narcisista
es la mas originaria.

Dada la ambivalencia constitucional, si el amor por el objeto no se resigna a la par del


objeto mismo, este amor se refugia en la identificación narcisista, y entonces el odio se
ensaña con ese objeto sustitutivo insultándolo, denigrándolo, haciéndolo sufrir y
ganando en este sufrimiento una satisfacción sadica. Por eso, una parte de la libido
regresa a la identificación, y la otra a la etapa del sadismo.

En la melancolía la libido opera en el sistema inconsciente, en el reino de las huellas


mnémicas de representación-cosa. El conflicto es de ambivalencia.

Acerca de la melancolía

En la mania hay puro deseo. En la melancolía hay puro goce.

El síntoma patognomónico de la crisis maniaca es la fuga de ideas. La expresión


escrita o verbal esta acelerada, es brillante, pero parece haber perdido toda resistencia
y toda orientación, como si el pensamiento solo estuviese organizado por puras
asociaciones o conexiones literales. Extrema capacidad para distraerse. Las acciones
son inadecuadas y esteriles: gastos ruinosos, empresas excesivamente audaces que
ponen de manifiesto la perdida del sentimiento de lo imposible.

La mania se estudia en su relacion con la melancolía: ambas figuras dependen del


mismo complejo, al que el yo ha sucumbido en la melancolía, mientras que en la
mania lo ha dominado o apartado. En el maniaco, yo e ideal del yo han confluido. El
maniaco triunfa sobre la castración: el ignora las coerciones de lo imaginario (el
sentido) y de lo real (lo imposible).

Freud propone en 1924 la designación de neurosis narcisistas. Donde el conflicto


patológico surge entre el yo y el superyó. En la melancolía y la mania, el crimen es
perpetrado a intervalos en el plano psíquico, del mismo modo como es realizado
ritualmente en el curso de las fiestas totémicas de los primitivos.

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