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ALMACENAR PRODUCTOS HORTOFRUTICOLAS TIENE SU

CIENCIA
Nuestro acelerado ritmo de vida nos obliga a comprar frutas y verduras
para una y hasta dos semanas por anticipado. Sin embargo, muchas veces
estas se echan a perder o están inmaduras cuando deseamos
consumirlas; por eso, Miguel Ángel Martínez Téllez, académico del Centro
de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), nos da consejos
para superar estos obstáculos.
Comprar lo necesario
Es recomendable no acostumbrarse a tener mermas, pues a veces por la
falta de tiempo para ir a la tienda, compramos frutas y verduras de más y
un porcentaje de estas terminan descomponiéndose y van a la basura.
Considerando el gran problema que representa el desperdicio de
alimentos en nuestro planeta, podemos ayudar a combatir esta
contrariedad haciendo un consumo responsable.
No lavar antes de guardar
Una vez que llegamos a casa y desempacamos los alimentos, las frutas y
verduras deben guardarse en el refrigerador o a temperatura ambiente sin
lavarse, ya que la humedad puede acelerar la descomposición o el
crecimiento de microorganismos. El lavado o desinfección debe de
realizarse en el momento justo antes de consumirse, utilizando de 10 a 15
gotas de cloro comercial por cada litro de agua y sumergiéndolas durante
2 a 3 minutos.
Temperatura ambiente y refrigerador
Existen frutas climatéricas, como plátanos, manzanas, mangos, que
pueden seguir madurando lentamente a temperatura ambiente. No
obstante, hay otras que no maduran a temperatura ambiente y requieren
resguardarse en el refrigerador para su conservación. A medida que baja
la temperatura se reduce la actividad metabólica de las frutas y verduras,
por lo que es aconsejable que los alimentos que estén más “verdes” se
dejen a temperatura ambiente en un frutero y los que se encuentren en
una fase de mayor maduración se almacenen en el refrigerador.
Los niveles del refrigerador
Las frutas y hortalizas deben de depositarse en los cajones inferiores del
refrigerador, a una temperatura promedio de cuatro grados Celsius, que
es la temperatura a la que funcionan los refrigeradores caseros, además
de que la condición de hermetismo de los cajones propicia la mejor
conservación de los alimentos en casa. Si no contamos con suficiente
espacio, debemos procurar poner el resto en el estante inmediato superior
a los cajones. Es importante subrayar que el frío excesivo daña el tejido
celular de estos alimentos, por lo que deben de evitarse temperaturas que
reduzcan su calidad, sabor y textura.
Estibar apropiadamente
Como sabemos, un tomate y una papa tienen diferente nivel de firmeza,
por lo que, al guardar las diferentes frutas y verduras en el cajón del
refrigerador, debemos evitar estibar las de menor firmeza debajo de las de
mayor peso, ya que esto podría acelerar su deterioro.
Atmósfera controlada
Al ser máquinas con diferentes condiciones de funcionamiento y desgaste,
los frigoríficos pueden producir diversas condiciones de humedad, por lo
que un buen consejo es guardar las frutas y verduras en recipientes
herméticos o bolsas de plástico (esta última no debe ser la primera opción,
por cuestiones de sustentabilidad) con el fin de crear una atmósfera
modificada que les ayude a conservar su turgencia (nivel de humedad) y
que, a la vez, propicie la acumulación de CO2 liberado por el propio
alimento y este ayude a extender su vida útil, debido a su efecto inhibidor
del crecimiento de algunos microorganismos relacionados con el deterioro
de las frutas y hortalizas.
Frutos secos y especias
Estos deben de almacenarse fuera del refrigerador a temperatura
ambiente y en un lugar seco. Es relevante que se encuentren en
recipientes o empaques sellados para evitar que absorban humedad del
ambiente y que se contaminen por microorganismos o fauna nociva.
Almacenamiento mezclado
Existen frutas como la manzana, mango, guayaba y plátano, entre otras,
que son productoras de etileno, el cual, al ser liberado, acelera la
maduración de frutos próximos. Por ello, debemos evitar el
“almacenamiento cruzado”. Al menos, claro, que lo que se desee sea
lograr que una fruta madure más rápido de lo normal. Por ejemplo, si
tenemos un aguacate que aún está “verde” y lo queremos comer al día
siguiente, podemos guardarlo en el mismo recipiente junto a un plátano o
una manzana a temperatura ambiente. En veinticuatro horas podremos
notar un gran cambio.
Congelar para después
Algunas frutas como el mango, plátano y durazno, entre otros, así como
verduras tales como el brócoli, coliflor y ejotes pueden ser congelados para
comer después sin que esto afecte su consistencia y sabor, aunque sí
pierden ligeramente su calidad nutricional. En el caso de los frutos solo es
necesario cortar, almacenar en un empaque sellado y guardar en el
congelador.
En el caso de las verduras, se puede realizar la técnica llamada
“escaldado”, la cual consiste en sumergir dichas hortalizas en agua
hirviendo por alrededor de un minuto o dos, enfriar con rapidez, escurrir y
posteriormente empacarlas y congelarlas. Este proceso brinda un mejor
gusto, color y sabor que si se guardan sin escaldar.

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