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EXAMINACIÓN RECTAL

1. MATERIALES
 Base anatómica

 Soporte lateral

 Perineo normal

 Perineo patológico

 Kit de tacto:

o Próstata normal

o Próstata unilateralmente agrandada

o Próstata bilateralmente agrandada

o Próstata con carcinoma unilateral

o Próstata con carcinoma bilateral

o Masa de materia fecal

 Libro de ilustraciones de condiciones externas

1.1 Material fungible

 Lubricante
 Papel

2. PREPARACIÓN
1. Colocar la base anatómica en el soporte lateral.

2. Encajar el perineo en la base anatómica con la pinza blanca.

3. Por la parte interior blanca, enganchar la pieza deseada en el lugar adecuado:

- La próstata va en el encaje más alejado del final del tubo de piel del perineo.

- La masa de materia fecal va en el encaje próximo al final del tubo de piel. Para colocarla inicialmente se debe
lubricar la pieza e introducirla en el tubo de piel.

4. Realizar la exploración rectal, con guantes y lubricante.

5. Se puede apretar el esfínter anal apretando la bomba de mano que va unida al perineo.

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3. LIMPIEZA
1. Retirar las piezas, limpiarlas y guardarlas.

2. Limpiar la superficie de la piel y el interior del tubo de piel con un paño húmedo o agua corriente, si hace falta junto con
jabón suave.

4. PROCEDIMIENTOS [1]
1. Lavarse las manos y ponerse un guante en la mano no dominante y dos en la mano dominante para evitar la
contaminación si se rompe el guante externo.

2. Explicar al paciente el procedimiento y solicitar su colaboración.

3. Ayudar al paciente a colocarse en la posición deseada.

4. Separar las nalgas del paciente y enfocar la fuente de luz sobre la zona.

5. Examinar la zona perianal y sacrococcígea para evaluar la presencia de tumoraciones, orificios fistulosos, sinus
pilonidales y procesos agudos que puedan contraindicar el tacto rectal.

6. Lubricar abundantemente el ano y el dedo índice de la mano dominante y comunicar al paciente que va a proceder al
tacto rectal.

7. Con el dedo lubricado, ejercer presión contra la comisura anterior del orificio anal hasta que el esfínter ceda para evitar
posibles lesiones e introducir el dedo lentamente hasta la máxima penetración posible.

8. Valorar el canal anal:

- Tono del esfínter: normal, reducido o aumentado.

- Abombamientos del canal por procesos perianales o isquiorrectales.

9. Valorar la ampolla rectal:

- Pared rectal: irregularidad o estenosis, si es normal las paredes son lisas.

- Contendido: vacía, heces, otras masas.

10. Valorar estructuras extrarectales:

- Próstata: tamaño, consistencia, si es dolorosa o no.

- Cuello uterino: con el dedo hacia adelante se palpa la prominencia que produce el cérvix. Su movilización puede
ser dolorosa o no.

- Fondo de saco de Douglas: con el dedo hacia delante se puede palpar si está vacío u ocupado.

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- Cóccix: con el dedo hacia atrás, pinzar el cóccix entre el dedo índice dentro del recto y el dedo pulgar en la piel
y comprobar si hay dolor o movilidad.

11. Comunicar el fin de la exploración y extraer el dedo lentamente.

12. Inspeccionar el dedo por si sale limpio o manchado con heces, moco, pus o sangre, así como el color de estas substancias.

13. Quitarse el guante externo de la mano dominante y dar papel al paciente para que se limpie.

14. Quitarse los dos guantes restantes y lavarse las manos.

5. PATOLOGÍAS REPRESENTADAS
5.1 Fecaloma [2]

El fecaloma o impactación fecal es la acumulación de heces endurecidas en el recto y/o colon que el paciente no
puede expulsar de forma espontánea. Es una de las complicaciones principales del estreñimiento y puede ser causada por
motivos funcionales, alimentación inadecuada, inmovilidad, deshidratación, fármacos, debilidad, etc. Suele localizarse en la
ampolla rectal (70%), pero también puede formarse en el colon sigmoide (20%) o colon proximal (10%).

Aparece en mayor frecuencia en personas mayores incapacitadas o institucionalizados y en personas enfermas de


cáncer terminal (prolongación del tiempo de estancia del bolo alimentario en el colon que genera una mayor absorción del
agua).

Se manifiesta como estreñimiento crónico y puede producir anorexia y deterioro del estado general acompañado
de diarrea por rebosamiento con incontinencia fecal y/o urinaria. El diagnóstico se basa en la anamnesis y exploración física
por palpación abdominal y tacto rectal, aunque si la impactación es alta y no se encuentra en la ampolla rectal puede ser
necesaria una radiografía simple de abdomen.

Los fecalomas que no se encuentren al alcance del tacto rectal, el tratamiento se hará con un enema de limpieza
para ablandar la masa fecal. Mientras que los fecalomas al alcance del tacto rectal se tratan con enemas de limpieza en
combinación con laxantes si son de masa no muy dura; mientras que si son de masa muy dura se realiza una extracción
manual del fecaloma.

5.2 Hiperplasia benigna de próstata [3]

La hiperplasia benigna de próstata es un aumento del tamaño de la próstata causado por el aumento de los
componentes del estroma principalmente, aunque también de las células epiteliales y glandulares, que puede conllevar
inflamación. Esta hiperplasia aparece en la zona de transición de la próstata o periuretral, por lo que puede dificultar el
vaciado de la vejiga.

Tiene una alta prevalencia, ya que se encuentra en un 8% de los pacientes de 31-40 años, en un 40-50% de los de
51-60 años y en un 80% en mayores de 80 años. Es más común en pacientes obesos.

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Los factores imprescindibles para el desarrollo de la hiperplasia son la edad avanzada y la presencia de andrógenos,
pero otros factores importantes son los estrógenos, la inflamación, la obesidad y el síndrome metabólico. También hay
indicios de que influyen factores genéticos.

Para el diagnóstico se requiere anamnesis detallada con antecedentes familiares de cáncer de próstata, aparición
de síntomas, disfunción sexual y eréctil, consumo de fármacos, presencia de enfermedades sistémicas y diario miccional de
mínimo 3 días evaluando la ingesta de líquidos, frecuencia miccional, volumen total, volumen nocturno y urgencia miccional.
Además, se requiere un examen físico con palpación abdominal para descartar globo vesical, exploración de testes y uretra
para descartar posibles obstrucciones, y tacto rectal para la exploración prostática.

En el tacto rectal inicialmente de debe inspeccionar la presencia de patologías anorrectales y neurológicos y el tono
del esfínter. Posteriormente, al realizar la exploración prostática, se debe evaluar la consistencia, superficie, movilidad y
tamaño. En condiciones normales, la próstata tendrá el tamaño de una castaña y será firme y elástica. En una hipertrofia la
próstata se encontrará fibroelástica, lisa y regular, móvil y agrandada.

De forma complementaria, se puede realizar un sedimento de orina para descartar la presencia de infección o
hematuria, una analítica para evaluar la función renal (creatinina, filtrado glomerular, glucosa, PSA y sedimento), o un análisis
de PSA (antígeno prostático específico), ya que existe una relación linear entre el volumen de la próstata y el valor de PSA.

El tratamiento comienza por modificar el estilo de vida, pero en pacientes que tengan síntomas moderados o graves
pueden tratarse con fármacos como alfabloqueantes, inhibidores de la 5-alfa-reductasa, anticolinérgicos, inhibidores de la
fosfodiesterasa y fitoterapia. Además, en determinados casos puede estar indicado el tratamiento quirúrgico.

5.3 Cáncer de próstata [4]

El cáncer de próstata es el más frecuente en varones de edad avanzada, aumentando rápidamente pasados los 50
años de edad y con una media de diagnóstico a los 72 años. Actualmente, la mortalidad asociada al cáncer de próstata
representa el 8% de las muertes por cáncer en varones.

Los principales síntomas que presenta el cáncer de próstata son síntomas de prostatismo como disuria, polaquiuria,
sensación incompleta de vaciado, urgencia miccional, etc. que pueden estar causados por la neoplasia en sí o por otras
patologías coexistentes como la hiperplasia benigna prostática. En tumores avanzados localmente puede aparecer
hematuria y hemospermia, y en tumores diseminados pueden aparecer linfedemas, anemia y dolor por afectación ósea.

El diagnóstico se realiza principalmente por tacto rectal, análisis de PSA y ecografía transrectal, y se confirma por
biopsia de próstata. En el tacto rectal se detectan alteraciones del tamaño, consistencia y uniformidad de la próstata,
detectando una próstata pétrea, irregular e inmóvil. En el análisis de PSA, un incremento anual de 0.75 o mayor del 20% o un
porcentaje de PSA libre menor del 24% sugiere cáncer de próstata.

Los distintos tratamientos disponibles se clasifican en tratamiento conservador, tratamiento con intención curativa
si se encuentra organoconfinado, y tratamiento metastásico (no organoconfinado). El conservador consiste en la vigilancia
activa del tumor hasta el momento en que sea indicado pasar al tratamiento con intención curativa, que consiste en la
extirpación quirúrgica de la próstata y de las vesículas seminales (prostatectomía radical) y en la aplicación de radioterapia

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externa y braquiterapia. Por otra parte, el tratamiento del cáncer metastásico se basa en un tratamiento hormonal de
deprivación androgénica.

5.4 Prostatitis [5] [6]

La prostatitis consiste en la inflamación de la próstata. Esta puede ser aguda o crónica, y la prostatitis crónica puede
ser bacteriana, abacteriana o no inflamatoria.

Prostatitis aguda

La prostatitis aguda es siempre de causa bacteriana y conforma el 1-5% de los casos, principalmente en pacientes
de 40-60 años. En el tacto rectal causa dolor, el cultivo fecal es positivo y responde rápidamente a los antibióticos. Suele ser
secundaria a instrumentación urológica, obstrucción vesical o diseminación de otra infección (urológica generalmente). La
etiología principal son bacterias gramnegativas, especialmente Escherichia coli, aunque también puede ser causada por
especies de Klebsiella y Pseudomonas; ocasionalmente puede ser causada por grampositivos como Staphylococcus aureus,
especies de enterococos y anaerobios como Bacteroides spp.

La sintomatología asociada suele ser: afectación del estado general, fiebre alta y escalofríos, taquicardia,
artromialgias y sintomatología urinaria como disuria, polaquiuria y urgencia miccional, dolor genitourinario, y próstata
congestiva, dolorosa y caliente al tacto rectal.

Para el diagnóstico se valora la presencia de síntomas típicos de prostatitis y se realiza un tacto rectal. Además, se
puede hacer un urocultivo para determinar el patógeno y una analítica de sangre para evaluar los marcadores VSG y PCR, así
como el PSA.

El tratamiento se realiza con la administración de antibióticos adecuados al patógeno de la infección y teniendo en


cuenta la resistencia antibiótica local. Los antibióticos de primera elección son las quinolonas (ciprofloxacino, ofloxacino y
levofloxacino) y cefalosporinas de 3ª generación (cefixima). De forma complementaria se puede administrar paracetamol o
AINEs para tratar la fiebre y el dolor.

Prostatitis crónica bacteriana

La prostatitis crónica bacteriana conforma el 5-10% de los casos, principalmente en pacientes de 50-80 años,
causándoles infecciones recurrentes. En el tacto rectal se nota aumentada, el cultivo fecal es positivo y responde lentamente
a los antibióticos.

Su duración suele ser de más de tres meses, se caracteriza por las infecciones recurrentes del tracto urinario y
además puede causar síntomas de prostatitis. Suele ser consecuencia de una complicación de prostatitis aguda, por lo que
la etiología es prácticamente la misma añadiendo Chlamydia trachomatis.

En el diagnóstico es complicado diferenciarla de la hiperplasia benigna de próstata puesto que frecuentemente


comparten la sintomatología. En el tacto rectal se puede encontrar hipertrofia o edema prostático, pero generalmente la
exploración es normal. Por estas razones, la principal técnica de diagnóstico es la prueba de los 4 vasos o de Stamey-Meares
mediante masaje prostático. Esta técnica consiste en recoger 3 muestras de orina (al comenzar la micción, en mitad de la
micción, justo después del masaje prostático) y una muestra de secreción prostática tras el masaje prostático y realizar un

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cultivo. Los principales inconvenientes de esta prueba es que el cultivo puede generar un falso negativo, que el masaje
prostático frecuentemente no provoca secreción prostática, y que es una técnica difícil de realizar y que genera molestias al
paciente.

El tratamiento se basa en la administración de antibióticos como ciprofloxacino y levofloxacino durante 6-8 semanas,
aunque existen alternativas como alfa-bloqueantes. En pacientes infectados con especies de Chlamydia, el tratamiento
debería ser con tetraciclinas o macrólidos.

Prostatitis crónica abacteriana y crónica no inflamatoria (prostatodinia)

La prostatitis crónica abacteriana conforma el 40-65% de los casos, principalmente en pacientes de 30-50 años,
causándoles disconfort genitoutrinario. La palpación en el tacto rectal es variable, el cultivo fecal es negativo y
ocasionalmente responde a los antibióticos.

La prostatitis crónica no inflamatoria o prostatodinia conforma el 20-40% de los casos, principalmente en pacientes
de 30-40 años, causándoles dolor. En el tacto rectal se nota de forma normal, el cultivo fecal es negativo y no responde a los
antibióticos.

Ambas se caracterizan por dolor en el periné o suelo pélvico durante al menos 3 meses a menudo acompañado con
síntomas del tracto urinario y de disfunción sexual; estos síntomas pueden persistir o fluctuar durante años. En ocasiones se
denomina “síndrome de dolor pélvico crónico” debido a que la implicación de la próstata no está del todo clara.

La etiología no está clara, las principales teorías son que están causadas por patógenos poco comunes, que son
consecuencia de un problema inflamatorio e inmunológico, o incluso que está causada por problemas psicológicos como
somatizaciones y depresión.

Por todo esto, este tipo de prostatitis se diagnostica por exclusión mediante tacto rectal y analítica urinaria con
urocultivo que debe dar negativo. Para el tratamiento no hay ningún fármaco o indicaciones ideales, por lo que se
recomiendan terapias individualizadas y multidisciplinares, principalmente basadas en alfa-bloqueantes, antibióticos y AINEs.

6. BIBLIOGRAFÍA

[1] Fisterra, «Tacto rectal,» 16 septiembre 2011. [En línea]. Available: https://www.fisterra.com/ayuda-en-
consulta/tecnicas-atencion-primaria/tacto-rectal/. [Último acceso: febrero 2020].
[2] Fisterra, «¿Cómo se extrae un fecaloma?,» 13 septiembre 2011. [En línea]. Available: https://www.fisterra.com/ayuda-
en-consulta/tecnicas-atencion-primaria/como-se-extrae-fecaloma/. [Último acceso: febrero 2020].
[3] Fisterra, «Hiperplasia benigna de próstata,» 4 marzo 2018. [En línea]. Available: https://www.fisterra.com/guias-
clinicas/hiperplasia-benigna-prostata/. [Último acceso: febrero 2020].
[4] Fisterra, «Cáncer de próstata,» 20 julio 2018. [En línea]. Available: https://www.fisterra.com/guias-clinicas/cancer-
prostata/. [Último acceso: febrero 2020].
[5] Fisterra, «Prostatitis aguda,» 17 marzo 2017. [En línea]. Available: https://www.fisterra.com/guias-clinicas/prostatitis-
aguda/. [Último acceso: febrero 2020].
[6] Fisterra, «Prostatitits crónica,» 18 abril 2017. [En línea]. Available: https://www.fisterra.com/guias-clinicas/prostatitis-
cronica/. [Último acceso: febrero 2020].

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