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La rebelión de Manco Inca

En 1536 Manco Inca, habiendo visto cuáles eran las verdaderas intenciones de los
españoles, comenzó una sublevación en su contra que duraría 37 años. El primer
enfrentamiento, en Sacsayhuamán, culminó con el triunfo español.
Pizarro primero y sus seguidores después, fueron logrando aliados entre distintos
pueblos del imperio. En 1538, con sus tropas agotadas y diezmadas, Manco Inca se
refugió en Vilcabamba, donde estableció la sede de la monarquía inca, mientras los
españoles seguían avanzando y dominando las ciudades del imperio.
También entre los españoles había enfrentamientos. Diego de Almagro, habiendo
fracasado en la conquista de Chile, se dirigió a Perú en busca de oro, donde se enfrentó
a Gonzalo Pizarro y Alfonso de Alvarado primero, y a Hernando Pizarro después, quien
lo venció. El grupo denominado "almagrista" fue el que asesinó a Francisco Pizarro en
1541.
El Virreinato del Perú se estableció en 1542 y Cusco pasó a ser la ciudad más
importante, después de Lima.
La rebelión inca terminó en 1572, cuando fue ejecutado en Cusco el Inca Tupac
Amaru I, hijo de Manco Inca, por orden del virrey Francisco de Toledo. Sus
descendientes fueron exiliados a lugares distantes para impedir nuevas rebeliones.
Sin embargo, en 1780 se produciría un nuevo levantamiento, la llamada "Gran
Rebelión", esta vez por la independencia del Perú, liderado por un descendiente de
Tupac Amaru, el caudillo José Gabriel Condorcanqui, conocido como Tupac Amaru II.
Condorcanqui fue apresado y luego torturado y ejecutado por los españoles, junto con
su esposa e hijos y seguidores, en la Plaza de Armas de Cusco, en 1781. La
independencia de Perú llegaría, finalmente, en 1821.

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