Diana Alejandra Zúñiga Orantes

Migración. Introducción -resumen-

La movilidad migrante es también un desafío ontológico sobre lo que es y lo que no debería

ser una vida vivible. El cambio en el patrón migratorio regional es consistente con un
momento histórico en el que las contradicciones del capitalismo neoliberal se han
agudizado globalmente, haciendo que la pobreza, desigualdad y violencia aumenten; que
conflictos ya sean políticos, religiosos y bélicos empeoren. Es por estas varias razones que
llegan migrantes de cualquier edad, género y nacionalidad, pidiendo asilo o refugio,
buscando un mejor lugar para subsistir.

Sin embargo, ante esta multiplicación de migrantes, algunos países actúan en favor del
control fronterizo más que a la protección de la vida migrante. Estos países introducen
barreras fronterizas para regular el paso migrante y limitar el refugio y movilidad libre.

Y, por otro lado, han escaseado regionalmente las políticas de protección social focalizadas
en la población migrante. Si bien muchos obtienen refugio, una gran mayoría queda a
espera de la resolución de sus casos, mientras enfrentan circunstancias adversas y la
xenofobia.

La hostilidad estatal frente a la población migrante ha tenido implicación social. Tomando

como ejemplo las sociedades latinoamericanas, receptoras y de tránsito, haciendo caso
omiso a su propia historia migrante, han redoblado el rechazo, la discriminación, prácticas
xenófobas y racistas creando violentas fronteras sociales inmateriales y temporales que
ponen al límite la experiencia migrante contemporánea en nuestro continente ya de por sí
bastante inseguro y pobre.

Finalizando, los migrantes encarnan una lucha contestataria frente a las extremas
condiciones de desigualdad sistémica, la violencia del régimen de control fronterizo y
migratorio contemporáneo y el terreno extremadamente hostil en el que se mueven.
Construyen moral y políticamente otras formas posibles de vivir de manera plena.